Mapa de la distribución mundial de la población*

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Mapa de la distribución mundial de la población* Daniel Noin** y Geneviève Decroix*** * Este trabajo apareció publicado originalmente en la revista La naturaleza y sus recursos de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), volumen 34, número 2, abril- junio de 1998, copublicada con Mundi-Prensa Libros S.A. La traducción fue realizada por Nela Melega y el equipo editorial de la Gaceta Ecológica realizó adecuaciones para esta edición. ** Daniel Noin es geógrafo, especializado en demografía. Profesor emérito de la Universidad de París l desde 1996, fue de 1988 a 1996, Presidente de la Comisión sobre Geografía Humana de la Unión Geográfica Internacional. Su dirección es: La Closerie, 27, rue Marcille, 41100 Vendome, Francia. Fax: (33) (0) 254739499. *** Geneviève Decroix es cartógrafa y geógrafa en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia. Se ha interesado especialmente en la geografía física. Su dirección es: Laboratoire de Cartographie du CNRS, Institut de Géographie, 191, rue Saint-Jacques, 75005 París, Francia. Como muchas otras especies vivas, los seres humanos se encuentran irregularmente distribuidos en la superficie del planeta y así lo reflejan los datos del censo del año de referencia 1990 y la ubicación de unos 76,000 puntos y símbolos en un mapa de la población mundial a escala de 1:15 millones. Más de las tres quintas partes de la población mundial están reunidos en apenas un décimo de su superficie terrestre, con un poco más de la mitad concentrada en tres áreas principales de densa población: el este de China, la franja Pakistán-India-Bangladesh y Europa occidental. Aproximadamente tres décimos de la totalidad de los seres humanos viven hoy en ciudades con poblaciones de más de cien mil personas.

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Mapa de la distribución mundial de la población* Daniel Noin** y Geneviève Decroix*** * Este trabajo apareció publicado originalmente en la revista La naturaleza y sus recursos de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), volumen 34, número 2, abril-junio de 1998, copublicada con Mundi-Prensa Libros S.A. La traducción fue realizada por Nela Melega y el equipo editorial de la Gaceta Ecológica realizó adecuaciones para esta edición. ** Daniel Noin es geógrafo, especializado en demografía. Profesor emérito de la Universidad de París l desde 1996, fue de 1988 a 1996, Presidente de la Comisión sobre Geografía Humana de la Unión Geográfica Internacional. Su dirección es: La Closerie, 27, rue Marcille, 41100 Vendome, Francia. Fax: (33) (0) 254739499. *** Geneviève Decroix es cartógrafa y geógrafa en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia. Se ha interesado especialmente en la geografía física. Su dirección es: Laboratoire de Cartographie du CNRS, Institut de Géographie, 191, rue Saint-Jacques, 75005 París, Francia. Como muchas otras especies vivas, los seres humanos se encuentran irregularmente distribuidos en la superficie del planeta y así lo reflejan los datos del censo del año de referencia 1990 y la ubicación de unos 76,000 puntos y símbolos en un mapa de la población mundial a escala de 1:15 millones. Más de las tres quintas partes de la población mundial están reunidos en apenas un décimo de su superficie terrestre, con un poco más de la mitad concentrada en tres áreas principales de densa población: el este de China, la franja Pakistán-India-Bangladesh y Europa occidental. Aproximadamente tres décimos de la totalidad de los seres humanos viven hoy en ciudades con poblaciones de más de cien mil personas.

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El tema de la distribución espacial de la población, antes ocultado por las consideraciones acerca del crecimiento de la población está tomando, después de la Segunda Guerra Mundial, cada vez mayor importancia. En más de la mitad de los países del mundo se la juzga insatisfactoria y es uno de los problemas de la política de desarrollo del territorio que se sitúa casi siempre entre los prioritarios. En la mayor parte de las naciones la distribución espacial de la población presenta un verdadero desequilibrio. En general se observa una tendencia a la concentración, causada en gran medida por la rápida urbanización y "metropolización" ocurrida en las últimas décadas. La movilidad ha aumentado grandemente. Por un lado se han desarrollado grandes megalópolis, mientras por otro algunas áreas desfavorecidas han ido declinando y se encuentran hoy prácticamente desiertas. Si bien los mapas generales del mundo dan una idea de conjunto de la distribución de la población, su formato los hace imprecisos. Muchos no hacen sino reproducir los documentos más fiables ya existentes, como los que se encuentran en los mejores atlas. En el otro extremo, los mapas detallados preparados por numerosos países son exactos pero no pueden ser comparados debido a las diferencias de escala y diseño. Hasta hoy, sólo un mapa ha llegado a combinar la generalidad con la precisión: el diseñado por el geógrafo sueco A. Söderlund en 1960,1 a una escala de 1:16,000,000. A pesar de su valor, este mapa fue trazado en una época en que las estadísticas demográficas contenían grandes lagunas. En efecto, el mapa se basa en los datos de 1950-1953 y en esa época numerosas poblaciones no habían sido siquiera censadas. En este contexto, un nuevo mapa de la distribución mundial de la población,2 a una escala de 1:15,000,000 (Figura 1) , intenta dar una imagen exacta de la ocupación humana sobre la superficie de la Tierra, para permitir así el estudio de la distribución y de sus características e irregularidades. El mapa aprovecha los progresos realizados en los años setenta en lo que respecta al conocimiento de las estadísticas relativas a las poblaciones. Los últimos veinte años han estado marcados por la generalización de los estudios y una cierta normalización de la periodicidad en las operaciones censales. Alrededor de 1990, por primera vez se realizaron encuestas en muchos países, particularmente en los diez más poblados de la Tierra (China, India, Estados Unidos, Indonesia, Brasil, Rusia, Pakistán, Japón, Bangladesh y Nigeria). El año 1990 coincidía con el deseo de las Naciones Unidas de que de ahí en adelante se llevaran a cabo operaciones censales cada diez años (en los años calendario que terminaran en 0 ó 1). El año 1990 fue entonces elegido como el año de referencia para comparaciones mundiales, aun cuando haya datos más recientes referidos a ciertos países. Este artículo presenta una introducción a la metodología utilizada en la preparación del mapa y describe algunas de sus variantes principales, reflejadas en la representación gráfica de los asentamientos y la concentración de población. Figura 1. Distribución de la población mundial en 1990 El mapa fue trazado para dar una idea precisa de la presencia humana en la superficie de la Tierra mediante la utilización de 73,800 puntos y 2,647 símbolos y basándose en las estadísticas oficiales de muchos países. El año de 1990 fue elegido como año de referencia para la comparación de los datos, en razón de que muchas encuestas censales habían sido llevadas a cabo en ese año o a comienzos de los noventa. El mapa fue preparado por Daniel Noin (geógrafo y profesor en la Universidad de París I, Instituto de Geografía) y Geneviève Decroix (cartógrafa y geógrafa del Centro Nacional de la Investigación Científica, París), con la participación de los miembros correspondientes de la Comisión sobre Geografía Humana de la Asociación Geográfica Internacional, particularmente A. Ahmad (Nueva Delhi), Y., Kormos (Brujas), M.T. Gutiérrez de McGregor (México, D.F.) y M. Siryana (La Mecca). El mapa de base, a una escala media de 1:15 millones, fue preparado por R. Ghirardi (París) a partir de la reducción fotográfica del mapa de 1:5 millones de la Sociedad Geográfica Americana de Nueva York, con contracción de las áreas oceánicas. Para las Américas, se utilizó la proyección conforme oblicua bipolar; para el resto, la proyección estereográfica de Miller, modificada en tres zonas conformes. La presentación de los datos en el mapa no implica en absoluto por parte de la UNESCO la expresión de una opinión respecto del estatuto legal de ningún país, territorio, ciudad o área, ni tampoco sobre sus autoridades o la delimitación de sus fronteras o demarcaciones. Véase el texto para más explicaciones.

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Métodos Elección del método trazado del mapa Una vez establecido el año de referencia del mapa (1990) y una vez compilada la información, quedaba todavía por determinar, entre las diversas maneras posibles, aquella en la que los datos podrían representarse en un mapa.3 El método de la intensidad fue dejado de lado, en razón de la gran variedad de subdivisiones administrativas del área y del número de habitantes. Habría sido arbitrario que, por privilegiar las entidades de las dimensiones convenientes, hubiéramos elegido un país entero en algunos casos y una subdivisión de primera o segunda clase en otros. El método de la densidad habría también limitado la gama posible de campos de colores y no habría podido dar un reflejo satisfactorio de la extrema diversidad de las densidades. Los métodos de las isolíneas, la anamorfosis o el "relieve estadístico" resultaban también inadecuados para un estudio refinado, ya que tienden a simplificar extremadamente las imágenes de la distribución espacial de la población. Teniendo en cuenta todo esto, sólo el método del punto y el símbolo parecía compatible con los objetivos buscados, ya que era el que mejor se prestaba para mostrar los detalles de la distribución y el más fácil de utilizar, por el tipo de datos colectados. La representación de las poblaciones urbanas Las grandes ciudades fueron tratadas aparte, teniendo en cuenta las mayores concentraciones de población. Puesto que es imposible mostrar cada ciudad en particular, sólo se incluyeron las que tienen más de cien mil habitantes, representadas con círculos rojos de tamaño proporcionalmente distinto. En total, se muestran en el mapa 2,647 ciudades, de las cuales sólo se inscriben los nombres cuando sobrepasan el millón de habitantes.4

En el caso de las ciudades con más de cuatro millones, los nombres correspondientes aparecen escritos en letras mayúsculas. Las ciudades no podían ser inteligentemente representadas sin una definición común para el mundo entero. Los servicios estadísticos de diferentes países utilizan términos muy variables. La definición adoptada fue la de la base de datos urbanos Géopolis5 una aglomeración morfológica con un espacio construido casi continuo, pero con la exclusión del área periurbana. Esta definición es, por otra parte, la que recomiendan las Naciones Unidas. Representación del resto de la población El resto de la población, que vive en el campo o en las ciudades de menos de cien mil habitantes, está representado bajo la forma de puntos negros, cada uno de los cuales simboliza cincuenta mil personas. Como primer paso, el número de puntos por país o territorio fue calculado por múltiplos de cincuenta mil (redondeando hacia la cifra más cercana). Los pequeños estados con menos de veinticinco mil habitantes fueron ignorados. El total de la población de algunos países o territorios pequeños pudo mostrarse con un único punto, por ejemplo el Principado de Andorra (53,000), las Islas Faroe (47,000), Groenlandia (56,000). En otros casos, se necesitaron cientos e incluso miles de puntos para los países más poblados. En la etapa siguiente, se calculó el número de puntos para las subdivisiones administrativas de primera y segunda clase, teniendo cuidado de que el total se acordara con las cifras del país en su totalidad. La ubicación de los puntos se determina entonces lo más exactamente posible, utilizando un calco de las diecisiete hojas (escala 1:5,000,000) del mapa mundial publicado por la American Geographical Society de Nueva York. El trabajo de ubicar los 73,800 puntos exigió mucho esfuerzo y paciencia, pero no resultó más difícil que de costumbre con este tipo de mapa. En las áreas muy escasamente pobladas, los puntos se ubicaron en los centros con mayor índice de habitación. Groenlandia fue al respecto un caso extremo, ya que su población está

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repartida en una serie de pequeños asentamientos, en su mayor parte, situados a lo largo de la costa marítima occidental, donde el clima es menos duro que en otros lugares del territorio. El único punto de Groenlandia se inscribió en la capital Nuuk (Godthá) que, a pesar de tener sólo 13,000 habitantes, es el lugar donde vive la mayoría de la población. En los lugares del mundo densamente poblados (de los cuales Bangladesh es el primer ejemplo) los puntos están, por el contrario, muy apretados, de tal manera que pueden llegar a ennegrecer el papel y a ocultar los círculos rojos indicadores de las ciudades. En estos casos se ha eliminado el borde negro que rodea los círculos rojos, de modo que puedan verse los símbolos que representan las ciudades. El único problema real es evitar los puntos referentes a ciertos países africanos como Angola, la República Democrática del Congo, Liberia, Mozambique y Sierra Leona, por ejemplo, donde el material actualizado sobre la distribución detallada de la población es a menudo inexistente. Proyección y escala del mapa El mapa de base, con sus rasgos principales (costas, ríos, lagos y fronteras) ya ha sido utilizado para otros mapas, entre ellos el Mapa de la Distribución Mundial de las Regiones Áridas publicado por la UNESCO en 1979. Sólo se necesitaba completarlo y actualizarlo. Se sombrearon los contornos de las alturas de más de dos y cuatro mil metros. Una leve modificación en la manera de unir las hojas permite limitar el espacio ocupado por los océanos y aumentar el de los continentes, lo cual lo hace más apto, evidentemente, para su uso como base para un mapa de distribución de población. Las proyecciones utilizadas (bipolar cónica para las Américas, estereográfica de Miller para el Viejo Mundo) se prestaban también perfectamente a los fines buscados: representan las superficies terrestres de los diferentes territorios de la manera más fiel posible y no distorsionan la percepción visual de las densidades mostradas en el mapa. La escala elegida para el mapa fue de 1:15,000,000, que permitía un poco más de detalle que el mapa de población mundial de A. Söderlund de 1960. Variaciones en la distribución de la población La escala y la forma de presentación elegidas para el mapa mundial ofrecen una imagen detallada de la distribución geográfica de la población. La desigualdad de esta distribución resulta evidente de inmediato. Hay tierras "vacías" y tierras "llenas". Hay grandes áreas inhabitadas y otras donde se hacinan millones de personas en un espacio reducido. Las grandes líneas de la distribución de la población han sido a menudo destacadas, ilustradas por mapas bastante generales, en manuales de geografía humana donde se incluyen las altas densidades de población en Asia, la fuerte asimetría entre los hemisferios Norte y Sur y entre el Viejo y el Nuevo Mundo (Cuadros 1 y 2).6, 7 La media clásica de la variación distributiva es la densidad. Cuando este principio fue adoptado en el siglo XIX, el mundo era todavía predominantemente rural. El número de habitantes por kilómetro cuadrado revelaba de un solo golpe de vista la relativa capacidad de las diferentes regiones para nutrir y sustentar la vida humana. Durante buena parte del siglo este siguió siendo el punto de partida de todos los estudios de la distribución espacial de la población. Hoy las cosas han cambiado. La Tierra ya no es un mosaico de áreas más o menos fértiles, sino más bien una gigantesca red de ciudades que desembocan en categorías cada vez más amplias, dominadas por las megalópolis. El crecimiento del sistema de ciudades es en su mayor parte independiente de los recursos naturales que las rodean. Por estas razones, la noción de densidad ha perdido importancia. Todavía sigue siendo útil como punto de partida para estudiar la geografía poblacional, siempre y cuando las cifras correspondientes sean tomadas en cuenta solamente por su valor descriptivo, sin ninguna implicación con respecto a los recursos. Esto no significa de ninguna manera que un área determinada esté sub o superpoblada.

Cuadro 1. Datos sobre la población mundial, 1990ª

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Región África América del Norte y Central América del Sur Asia Europa Oceanía Total mundial

Población (en millones)b

629.4 427.1 292.8 3,184.3 722.3 26.4 5,282.3

Densidad (habitantes por km2)

21 17 17 100 31 3 39

a. Tomado de Noin (1997)6, que incluye información tabulada, país por país, sobre las poblaciones en 1990, 1995 y 2015 y las poblaciones urbanas como porcentaje del total de población.

b. Cifras redondeadas basadas en World Population Prospects: The 1996 Revision (Naciones Unidas, 1997).7

Contrastes de densidad Los vívidos contrastes de densidad dan una buena idea de la distribución de la población en el mundo. Hay algunos países y territorios donde la densidad es muy baja. En 1990, el promedio era de tres personas por kilómetro cuadrado en Canadá, Islandia y Libia; de dos personas en Australia, Botswana y Mauritania; de 1.3 en la Guyana Francesa y de 1.4 en Mongolia. El promedio de densidad era de menos de uno (0.7) en el Sahara Occidental y aún menor en algunos territorios: dieciséis habitantes cada cien kilómetros cuadrados en algunos lugares de Groenlandia no cubiertos por el hielo y cinco en el Archipiélago Svalbard (Spitzberg). Al otro extremo del espectro, la densidad es muy alta en algunos lugares. En 1990 excedía los 4 600 por kilómetro cuadrado en Gibraltar, 4 800 en Singapur, 5 400 en Hong Kong, 19 900 en Mónaco y 20 600 en Macao. Todos estos lugares están amplia o totalmente urbanizados y tienen economías de base industrial o terciaria. En países con economías predominantemente agrícolas, se observa el asentamiento cercano a los campos: Mauricio (518 por km2), Barbados (598), Maldivas (724) y, particularmente, Bangladesh (762). Las cifras de 1990 para la Franja de Gaza (1,659) reflejan la aglomeración derivada de una situación política específica. El mapa no muestra las cifras propiamente dichas, pero da una idea fidedigna de ellas según la cercanía o lejanía de los símbolos entre sí, en comparación con varias poblaciones de la superficie de la Tierra.

Cuadro 2. Algunas cifras sobre la población mundial en 1990

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� La población mundial estimada era de cinco mil millones doscientas ochenta y dos mil personas.

� La densidad media de la población mundial era de treinta y nueve personas por kilómetro cuadrado.

� Tres quintos de la población mundial se concentraba en cerca de un décimo de su área terrestre.

� Nueve sobre diez personas de la población mundial vivían en el hemisferio norte. � Cerca del 85% vivían en el Viejo Mundo (África y Eurasia), 15% en las Américas. � Los marcados contrastes de densidad van de 19 900 personas por km2 en Mónaco y 20,600 en

Macao a <1 en el Sahara occidental y ciertos territorios (Groenlandia, Svalbard, por ejemplo). � Las densidades regionales eran de 21 en África, 17 en América del Norte y Central, 17 en

América del Sur, 100 en Asia, 31 en Europa y 3 en Oceanía. � Más de la mitad (51%) de la población mundial se concentraba en tres áreas de gran densidad,

en el este de la China, en una banda que cubre el subcontinente Pakistán-India-Bangladesh y en Europa (sin los países de la antigua Unión Soviética).

� Un 45% de la totalidad de la población mundial vivía en un medio urbano, con 29% en 2 647 ciudades de más de cien mil habitantes y 18% en 325 metrópolis de más de un millón de habitantes.

Figura 2. Las tres áreas más densamente pobladas del mundo, tal como puede verse por la ocupación casi completa del espacio y las altas densidades demográficas en áreas de gran superficie y por la textura cerrada de las grandes ciudades. A) En el este de Asia, el área china de alta densidad cubre toda la China oriental y se extiende sobre la península coreana y Vietnam. Con mil doscientos millones de habitantes en 1990, el rasgo sobresaliente es la alta densidad demográfica (>_600 por km2) sobre llanuras rurales muy extensas. B) El área del subcontinente indio, que se extiende a lo largo de 3,500 km desde Karachi en Pakistán, a través de la llanura del Indo y del Ganges hasta Dhaka en Bangladesh, alberga mil cien millones de personas, con poblaciones rurales que a menudo exceden los ochocientos habitantes por kilómetro cuadrado sobre vastas extensiones de territorio. C) El área europea de alta densidad es más extensa que las áreas asiáticas: 5,000 km desde la desembocadura del Tajo a los Urales, 1,800 km desde el Báltico a Sicilia. Esta área es marcadamente menos poblada (alrededor de 650 millones de habitantes), pero considerablemente más urbanizada. Principales áreas con población densa Tres áreas principales resultan inmediatamente evidentes al mirar el mapa, debido a la casi completa ocupación del espacio en grandes extensiones, a las altas densidades y a la textura cerrada de las grandes ciudades. En el Asia oriental, lo que salta a la vista es la dimensión del área china, que cubre todo el este del país y se extiende sobre la península de Corea y Vietnam. Se observa una cadena casi continua de altas densidades desde Seúl hasta Hanoi sobre 4,000 km y desde Chengdu hasta Shanghai sobre 1,500 km. En 1990 esto significaba mil doscientos millones de personas que ocupan apretadamente llanuras y cuencas e incluso alturas medias, especialmente en el sur de la China. Si bien hay relativamente pocas grandes ciudades, algunas se extienden ampliamente (Beijing, Guangzhu, Shanghai, Tianjin). La cifra más destacada es el grado y la extensión de las altas densidades. No es raro allí que en las áreas rurales se excedan los 600 habitantes por kilómetro cuadrado sobre inmensas llanuras, como en el bajo valle del Yangzijiang. Estas regiones tienen una gran población agrícola que cultiva el trigo o el arroz según las precipitaciones y una población bastante vasta dedicada ahora a la industria. También se observan altas densidades en áreas menos hospitalarias, como las colinas de Shandong. Las densidades son especialmente altas en las regiones costeras, donde los recursos son más variados (Figura 2a). En el sur de Asia, el área del subcontinente indio presenta características semejantes. Esta región, que desde Karachi y a través de los valles del Indo y del Ganges se extiende sobre una distancia de alrededor de 3,500 km, es una de las más densamente pobladas de la Tierra. En 1990, la población (mil cien millones) era casi tan numerosa como en el área china, pero con la diferencia de que está aumentando mucho más rápidamente y que

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pronto será la región más poblada del mundo. Allí también el grueso de la población se concentra en las llanuras, sobre todo en el valle del Indo y del Ganges. La urbanización es moderada, si bien algunas ciudades se han extendido enormemente y siguen creciendo a ritmo acelerado (Bombay, Calcuta, Delhi, Dhaka, Karachi, Madrás). Como en el caso del área china, el aspecto más notable es el grado y la extensión de las altas densidades de las zonas rurales, que a menudo exceden los 800 habitantes por kilómetro cuadrado en vastas franjas de territorio (Figura 2b). El tramo más densamente poblado es el delta del Ganges y el Brahmaputra, intensamente explotado para el cultivo de arroz, legumbres, yute y camarones, pero presa también de catástrofes naturales, periódicamente devastado por tifones e inundaciones. El área europea no se presenta igual. Más extensa que las áreas asiáticas (5,000 km desde la desembocadura del Tajo hasta los montes Urales, 1,800 desde el Báltico a Sicilia), es una región marcadamente menos poblada (alrededor de 650 millones de personas), con densidades más bajas y límites menos definidos que las áreas asiáticas, pero considerablemente más urbanizadas. Al margen de extensas áreas en Europa, no es raro que la densidad de población exceda los 300 habitantes por km2. Por otra parte, la red urbana es muy densa. Además de las grandes áreas metropolitanas (Londres, Moscú, París, el Ruhr), hay muchas ciudades de todas las dimensiones, incluidas pequeñas y medianas. A diferencia del Asia, las densidades en las áreas rurales no son nunca muy altas (rara vez exceden los cien kilómetros cuadrados). La periurbanización es, sin embargo, preponderante y forma amplios cinturones alrededor de las ciudades. Por otra parte el área europea presenta diferencias. Hay una "cresta" curva de altas densidades que se extiende desde las Midlands inglesas hasta la llanura del Po e incorpora todo un sistema de antiguas regiones industriales y una red de grandes centros urbanos ricos (Figura 2c). Al este y al oeste de la "cresta" se extienden vastos espacios moderadamente habitados. La región sur tiene una población menor y bastante dispersa. En suma, las tres grandes áreas de alta densidad concentran algo más de la mitad de todos los seres humanos: 51% si se cuenta la China, el subcontinente de Pakistán-India-Bangladesh y Europa sin los países de la antigua Unión Soviética (53% si se incluyen, además, la península de Corea y el norte de Vietnam). Otras áreas densamente pobladas Existen otras pocas áreas pequeñas pero densamente pobladas, menos extensas por diversas razones físicas o históricas. Su población es, en consecuencia, menor. Todas se encuentran en el Viejo Mundo. En Asia hay focos insulares como el Japón, donde ciento veinte millones de habitantes se concentran en planicies costeras de un pequeño archipiélago montañoso. La urbanización está altamente desarrollada. Tokio, cuya población alcanza los veintiocho millones es, por mucho, la metrópoli más extensa del mundo. Las Filipinas, otro archipiélago montañoso, tiene una población de sesenta millones, en su mayor parte establecida en las planicies. La isla montañosa de Taiwán alberga veinte millones de personas, apiñadas en una estrecha banda de tierras bajas que bordean la costa occidental. La isla de Java, con sus montañas, sus volcanes y sus diminutas zonas planas, tiene una población que sobrepasa los noventa millones, una urbanización moderada y una densidad rural extremadamente alta que a menudo excede las ochocientas personas por kilómetro cuadrado. Otro foco (menos denso) se ha desarrollado en el sudeste asiático, en las planicies y los deltas con frecuencia bordeados por regiones montañosas y tierras altas: las del Mekong en Viet Nam, Chao Fraya en Tailandia e Irawaddy en Myanmar. En África, el foco poblacional se destaca de manera tajante, dado que el continente en su conjunto no está densamente poblado. El caso más asombroso, desde muchos puntos de vista, es el de Egipto, donde más de cincuenta millones de personas se encuentran estrujadas en un área reducida: el valle del Nilo y su delta (Figura 3). Nigeria presenta tres focos de alta densidad, cada uno correspondiente a un grupo étnico diferente (hausas en el norte, yorubas en el sudoeste e igbos en el sudeste). Los tres focos totalizan sesenta y cinco millones de habitantes, con un crecimiento demográfico rápido. Sólo en el foco del sudoeste está bastante urbanizado: es allí donde se encuentra la muy extensa ciudad de Lagos. La región de los Grandes Lagos en África tiene algunos focos densamente poblados (dos en Kenya, uno en Uganda y otro repartido entre Rwanda y Burundi) pero todos de pequeñas dimensiones. Etiopía se destaca por el hecho de que la mayoría de sus cuarenta y cinco millones de habitantes se agrupan en los contrafuertes montañosos. En términos generales, las pequeñas y grandes áreas densamente pobladas son las más notables de la distribución humana en el mundo. Allí se concentran más de los tres quintos de la población mundial en sólo un

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décimo de su superficie terrestre. Su densidad promedio es de alrededor de los doscientos treinta habitantes por kilómetro cuadrado: seis veces más alta que la densidad poblacional media en el mundo entero. Estos focos varían en cuanto a los usos del espacio. Mientras por un lado las poblaciones de algunos de ellos viven principalmente de las actividades agrícolas y están escasamente urbanizadas, otras viven en una economía avanzada y está fuertemente urbanizadas. Cabe aclarar que la alta densidad no debe ser confundida con la superpoblación. Si bien a menudo suelen observarse signos de superpoblación (sistemas de microagricultura, emigración) en las áreas rurales del Sur —en particular en las tierras altas del África, en Nigeria, en el valle del Nilo y en ciertos focos asiáticos—, no puede decirse lo mismo del Japón o de Europa. Áreas moderadamente pobladas En el resto del mundo no se observan otros focos de densa población, exceptuadas las zonas urbanas. Sólo se encuentran áreas moderadamente pobladas que cubren superficies más o menos extensas. La mayor de estas áreas moderadamente pobladas se encuentra en el norte de América, donde doscientos sesenta millones de personas viven en las provincias del San Lorenzo en Canadá y en la vasta zona de los Estados Unidos situada al este del centésimo meridiano. La densidad es baja o mediana pero, sin embargo, la región está muy urbanizada ya que cuenta con ciento treinta ciudades de más de cien mil habitantes, veinticinco con más de un millón y varios grandes complejos urbanos como Boston, Chicago, Nueva York y Washington. A diferencia de los focos del Viejo Mundo, este sistema se ha desarrollado en tiempos recientes. Al oeste del continente, California forma otra entidad populosa y altamente urbanizada de treinta millones de habitantes, espacialmente limitada a causa del paisaje montañoso del estado. En América Latina, la distribución geográfica de la población comparte algunas similitudes con la de América del Norte, si bien es más claramente periférica. Al este se extiende desde la desembocadura del Amazonas hasta la del Río Colorado una vasta zona de modesto asentamiento con una población de ciento ochenta millones. La densidad poblacional es en su mayor parte moderada, pero la urbanización es intensiva y se han desarrollado algunas grandes metrópolis como Buenos Aires, Río de Janeiro y San Pablo. Al oeste del continente predominan los asentamientos del tipo archipiélago, con una historia bastante larga y algunas notables concentraciones al sur de México, el istmo entre las dos Américas, algunas islas caribeñas y los valles andinos y las cuencas de Venezuela y Colombia hasta el centro de Chile. La región totaliza doscientos cuarenta millones de habitantes. En África aparte de los focos poblacionales ya mencionados, las densidades son magras o moderadas. En muchos países son inferiores a los veinticinco habitantes por kilómetro cuadrado (Madagascar veintidós, Mozambique dieciocho, la República Democrática del Congo dieciséis) y a veces inferior a diez (Angola siete, Gabón tres). Proporcionalmente, sin embargo, no se dedica mucha tierra a la agricultura y la urbanización es escasa, con excepción de las pequeñas islas y archipiélagos que rodean el continente (Cabo Verde, Comoras, Mauricio, Reunión y Seychelles), algunas llanuras irrigadas y regiones montañosas del norte de África (Kabilia, Mitija, Rharb, Rif) y los complejos mineros industriales y urbanos de Witwatersrand en Sudáfrica. En Asia, al margen de las áreas ya mencionadas, el modelo poblacional es en su mayor parte el archipiélago. Pequeñas concentraciones de moderada densidad cubren áreas limitadas, como en las montañas yemenitas, la costa oriental del Mediterráneo, los valles del Tigris y el Éufrates, las montañas y cuencas del este de Irán, la ribera sur del Mar Caspio y las llanuras en las estribaciones de las montañas de Asia central, en particular la cuenca irrigada del Fergana que se extiende en su mayor parte en el Uzbekistán. Sólo raramente el asentamiento es continuo o casi continuo sobre un vasto territorio, como sucede en Turquía. Figura 3. El valle del Nilo y su delta albergan más de mil quinientas personas por km2 si se considera la población en su totalidad y mil si se toman en cuenta sólo las comunidades rurales. A pesar de los esfuerzos de planificación territorial, la relación de la tierra cultivable y la población ha declinado fuertemente, de 2,200 m2 a 500 m2 en el curso del siglo XX. Ha habido una cierta intensificación y se han desarrollado extensamente actividades no agrícolas. La urbanización es todavía moderada a pesar del aumento y una fuerte concentración de población se ha acrecentado dentro y alrededor de El Cairo. (Al-Qahirah).

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Rupturas y discontinuidades en el asentamiento El mapa de poblamiento muestra frecuentes rupturas en la textura de los puntos, lo cual indica contrastes más o menos pronunciados en las condiciones que enfrenta la ocupación humana. Las rupturas asociadas con los cambios en la topografía son los más tajantes, ya que siempre implican fronteras agrícolas. Las densidades de población varían marcadamente a ambos lados de los principales rasgos morfológicos. Esto es lo que ocurre en el borde de la intensamente cultivada llanura del Indo y el Ganges, por ejemplo, donde se encuentran las estribaciones mucho menos continuadamente cultivadas del Himalaya y la altiplanicie de Dekkan. Hay otros ejemplos claros de contrastes tajantes entre las llanuras bajas y las tierras altas vecinas en el Asia monzónica, por ejemplo, entre el delta del Song Hong (Río Rojo) y las colinas y montañas que lo rodean. En otras partes del mundo, las áreas de las estribaciones montañosas a menudo muestran rupturas en el asentamiento, ya que poseen mayores recursos que las montañas. Este es el caso en el Piamonte italiano, en el norte de África (Tadla, Haouz de Marrakech) en Argentina (las llanuras de Mendoza y Tucumán) y en las estribaciones irrigadas del Asia central. Las discontinuidades asociadas con fronteras climáticas son menos definidas, ya que casi siempre son más graduales. Aquellas que son visibles en el mapa están también relacionadas con fronteras agrícolas. Este es el caso del límite norte para el cultivo de cereales. El único lugar donde puede verse esto claramente es en Canadá, especialmente en el borde de la pradera y el bosque al norte. Lo mismo ocurre en el borde de las zonas áridas, donde el cultivo de cereales de secano se vuelve problemático. Esto puede observarse fácilmente en la vertiente sur de las montañas del Magreb, dado que el cambio de clima está vinculado al cambio en la topografía. También puede detectarse, de menor manera, en el borde norte del Sahel. Las fronteras de la ecumene no son evidentes en el mapa, si bien representan una discontinuidad mayor. Están ubicadas en lugares donde la población humana es sumamente espaciada. La ecumene era el "mundo habitado" de la antigüedad, un concepto utilizado por los geógrafos griegos y retomado en el siglo XlX por los alemanes. Solía describir la línea demarcatoria de las sociedades campesinas, que vivían fundamentalmente de la agricultura, pero entonces no se refería (como lo hace hoy) al límite extremo de la ocupación humana. Más allá algunos pequeños grupos viven de la caza, la pesca, la colecta, la cría de animales o la minería.8 Hoy en día la situación es aún más compleja, ya que las comunidades viven en condiciones extraordinariamente inhóspitas, especialmente cuando se trata de la perforación petrolera o de la extracción de minerales. Los seres humanos, en realidad, habitan la Tierra entera, a tal punto que la idea de una ecumene parecería haber perdido significado.9 Queda, sin embargo, una línea divisoria que todavía sigue siendo válida: la que separa los lugares en que la presencia humana es permanente de aquellos donde la gente va temporalmente para trabajar en la explotación minera, en puestos militares o científicos o para realizar alguna hazaña deportiva. Las áreas implicadas son las calotas polares, las latitudes más altas, ciertos desiertos y cadenas de altas montañas. A pesar del hecho de que algunos asentamientos humanos existen en medios asombrosamente rigurosos (como la estación esquimal de Qaanaaq, más conocida con el nombre de Thule, en Groenlandia, a 77° N), algunos no son ocupados de manera permanente. Esas áreas podrían llegar a un quinto o un sexto del total de las áreas terrestres continentales y se encuentran especialmente en las regiones polares. Concentración urbana Otro rasgo esencial de la distribución geográfica de la población (la concentración en las ciudades) puede ser fácilmente observado en el mapa, que muestra las principales áreas metropolitanas definidas en iguales términos para todos los países. El tema ha sido extensamente tratado en diversas publicaciones recientes,10 por lo cual bastará señalar aquí algunos puntos importantes basados en las estadísticas colectadas para confección y en la observación del propio mapa. Según la base de datos Geópolis, en 1990 la población urbana era de cerca de dos mil trescientos millones, lo cual representa el 42.5% del total de la población mundial.11 Cabe señalar, sin embargo, que la definición de la base de datos, con su límite inferior de diez mil habitantes, es más restrictiva que muchas definiciones nacionales. Esto hace que se subestime levemente el total de la población urbana. En lo que respecta a la ciudades más grandes (aquellas que tienen una población de más de cien mil habitantes), su población alcanzaba los mil quinientos millones: dos tercios del total de la población urbana y 29% del total de la población mundial. Las áreas urbanas están distribuidas de manera muy desigual. Dejando de lado las tasas de urbanización, la densidad espacial de las ciudades es alta donde su densidad también lo es. Esto es verdad en Europa, donde las

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ciudades no están muy espaciadas, y también en China y el subcontinente indio. Las tres principales áreas poblacionales del mundo contienen el 52% de las ciudades. Las ciudades están poco espaciadas también en los focos secundarios, ya se trate del centro de México, el valle del Nilo o la isla de Java. En áreas menos pobladas, las ciudades están distribuidas de manera más espaciada. Esto es así en América del Norte, a pesar del grado elevado de urbanización, y en Australia, donde la mayoría de la población vive en una decena de localidades urbanas periféricas muy separadas unas de otras. Los países que cuentan con la mayor parte de las ciudades son los más densamente poblados. En lo alto de la lista figuran, como era de esperar, la China, los Estados Unidos, la India y el Japón. Para cada país, las tasas de urbanización y la estructura del sistema urbano son factores importantes, dado que la urbanización de los países del mundo es muy desigual. En los países densamente poblados, la mayoría de la población vive en las grandes ciudades. Esto es obvio en Japón, donde el 72% de la población vive en aglomeraciones urbanas de más de cien mil habitantes, y mucho más en la República de Corea y en Taiwán, con 74 y 79% respectivamente. Este también es el caso, aunque de manera menos marcada, de los Estados Unidos (60%) y Australia (64%). La situación es diferente en Europa, a pesar de su elevado índice de urbanización. El porcentaje de población que vive en las grandes ciudades es del 51% en el Reino Unido, 45% en Francia, 44% en Alemania y 42% en Italia, debido a la existencia de una rica textura de ciudades pequeñas y medianas.12 En el otro extremo, en los países menos desarrollados, el índice de urbanización es bajo y sólo una pequeña proporción de la población vive en grandes centros urbanos. En 1990, la fracción que vivía en las entidades urbanas de más de cien mil habitantes era del 10% en la República Unida de Tanzania, 8% en el Chad, 5% en Uganda, 4% en Etiopía y 3% en Ruanda. Como el mapa lo muestra claramente, las poblaciones de estos países están representadas casi enteramente por puntos negros. Estas diferencias se encuentran no sólo entre los países, sino también entre los territorios dentro de países muy grandes. En la China, por ejemplo, hay mayor asimetría entre el norte y el sur y entre el interior y el borde del mar. En Brasil, igualmente, hay una clara diferencia entre las regiones interiores que tienen pocas ciudades y las costas, que tienen muchas. Es interesante ver como el medio ambiente puede influir en la urbanización. En lugares donde las condiciones naturales son severas, gran parte de la población puede concentrarse en las grandes ciudades, mejor equipadas para enfrentar los elementos que los pequeños asentamientos. Esto puede verse en el Sahara occidental, un territorio en el cual una única ciudad (El Aaiún) alberga la casi totalidad de sus habitantes. El fenómeno resulta particularmente pronunciado en áreas ocupadas recientemente, como el norte de Rusia, donde desde la era soviética la población ha vivido en ciudades portuarias (Murmansk, Arcángel) o mineras (Vorkuta, Noril´sk). La distribución de las megaciudades refleja sólo parcialmente la distribución general de la población. Las metrópolis de más de un millón de habitantes (325) concentran 18% del total de la población mundial, pero este promedio oculta grandes diferencias. El porcentaje de población que vive en grandes ciudades es más elevado en proporción al grado de desarrollo. En África es de algo más del 10%, mientras en América del Norte alcanza al 42%. Esta proporción depende también de la manera en que se haya producido el desarrollo. Varía según este último se haya extendido equitativamente por todo el sistema urbano (como en Europa, 19%) o haya quedado restringido a unos pocos grandes centros, como en América Latina (45%). Cabe recordar que las grandes ciudades, que fueron alguna vez el atributo exclusivo de los países desarrollados, están ahora ampliamente distribuidas en el mundo entero. Los países del sur contienen dos tercios de las ciudades "millonarias" y siete décimos de aquellas con más de cuatro millones de habitantes. Conclusiones La actual distribución de los seres humanos de todo el mundo es el resultado de una compleja combinación de factores. Las consideraciones ambientales contribuyen a explicar algunas de las discontinuidades y desigualdades observadas con respecto a la importancia, que en su origen, tuvieran la agricultura y la cría de animales para determinar los asentamientos humanos, en razón de su extremada sensibilidad a las diferencias climáticas, topográficas y pedológicas. Sin embargo, los factores físicos son de primera importancia sólo donde la altitud, el frío o la aridez constituyen un obstáculo para el asentamiento humano.

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Los factores humanos son más importantes. La organización social, las estructuras políticas y los sistemas económicos adoptados y los estilos y modelos de vida practicados por los diferentes grupos han ejercido una influencia sobre los cambios demográficos y han generado migraciones en una dirección u otra. Durante varios decenios la distribución geográfica de la población ha mostrado signos de estabilidad. La distribución de territorios "vacíos" y "llenos" ha permanecido por lo general estable desde la Segunda Guerra Mundial y, con toda probabilidad, desde el comienzo del siglo XIX. Es más que probable que no haya cambiado significativamente desde el nacimiento de los "nuevos mundos" en América del Norte, América Latina y Oceanía. Si bien es verdad que las poblaciones están creciendo en proporciones diferentes en distintos lugares y se ven afectadas por las olas migratorias de variadas magnitudes, estas fuerzas no modifican profundamente la distribución geográfica en el mundo entero. El único cambio mayor real (que de hecho se produce en el mundo entero) es la masiva concentración en las grandes ciudades. Estas han sido, en efecto, el sujeto de un extraordinario crecimiento desde el comienzo de la Revolución Industrial. Las cifras disponibles, aun donde son aproximadas, ofrecen amplias pruebas de esto. La población urbana del mundo creció siete u ocho veces durante el siglo XIX y al menos desde el comienzo del siglo XX. En 1800, no más de treinta millones de personas vivían en ciudades. En 1900, los habitantes urbanos llegaban a setecientos cincuenta millones, y en 1990 la cifra alcanzó los dos mil trescientos millones. Aun las ciudades que existen desde hace miles de años mantuvieron dimensiones modestas hasta la época moderna. Desde entonces, se inició una tendencia masiva hacia la concentración, que se ha acelerado entre los años 1950-1980 y continúa a un ritmo de 2.6% anual, lo cual es mucho más elevado que el índice de crecimiento de la población mundial total. A partir de las tendencias observadas y de las proyecciones demográficas calculadas por la División de población de las Naciones Unidas, puede imaginarse una evolución probable. A pesar de la ralentización de la dinámica poblacional en la mayor parte del mundo, el ritmo de crecimiento de la población va a continuar durante un cierto tiempo. El umbral de los seis mil millones de personas será muy pronto alcanzado, probablemente en 1999, y cabe pensar que en el 2012 se llegará a siete mil millones y en el 2025 a ocho mil millones. En cuanto a la distribución geográfica, no cabe esperar otros cambios substanciales, salvo una mayor concentración en megalópolis. En Europa y Japón, especialmente, la estabilización de la población debería excluir los cambios de alguna importancia. La disminución de la población debería continuar en las viejas regiones industriales y un crecimiento en las áreas dedicadas a nuevas actividades, como las mediterráneas y el corredor Tokio-Osaka-Kitakyushu. En América del norte y Australia, se producirá un cierto crecimiento debido sobre todo a la inmigración, en su mayoría a las ciudades y al "cinturón soleado" de los Estados Unidos. En los países industrializados, los problemas más serios se encontrarán probablemente en los grandes complejos urbanos, que recibirán una gran y creciente proporción de población. Sus sistemas de producción exigirán que se preste particular atención al medio ambiente. En América Latina, el Caribe, el mundo árabe y el sur, sudeste y este de Asia, la población continuará aumentando durante algún tiempo, ya que la transición demográfica aun está lejos de completarse. Desde un punto de vista geográfico, es probable que se produzcan pocos cambios mayores. La urbanización seguirá sin duda en acelerado desarrollo, en particular a lo largo de las costas. La población aumentará de manera marcada en el África al sur del Sahara. El número de habitantes se ha triplicado desde 1950 y se verá al menos doblado entre este y el año 2025. También es aquí donde se verificará el crecimiento urbano más rápido. La distribución geográfica de la población se verá alterada, con traslados hacia plantaciones, áreas mineras, ciudades industriales y portuarias. En estos países en desarrollo, la carga demográfica de los focos de alta densidad, que es muy fuerte e incluso crítica a veces, se volverá inevitablemente más intensa. En las áreas rurales, donde los sistemas de producción ya han alcanzado un alto nivel de intensidad, el problema de los recursos se volverá obligatoriamente más agudo. En las ciudades podría muy bien producirse una agravación de los problemas sociales y ambientales, que podrían volverse difíciles de manejar debido a un gran aumento previsible de la población. En suma, la distribución de la humanidad en la superficie de la Tierra, con sus grandes áreas de densa población y sus concentraciones urbanas elefantiásicas, será indudablemente uno de los problemas clave del siglo XXI. Notas y referencias

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1 A. Söderlund, 1960. Jordens Befolking [Poblamiento de la Tierra], Estocolmo, Escuela de Economía de Estocolmo. Tres hojas. 1:16,000,000. 2 D. Noin, 1997. People on Earth. World Population Map. París, Ediciones UNESCO. El mapa y el cuadernillo analítico que lo acompaña fue encargado y preparado como parte del proyecto interdisciplinario de la UNESCO sobre Educación para un Futuro Durable, en cooperación con el Fondo de las Naciones Unidas para la Población, el Laboratorio de Cartografía del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS, Laboratoire Prodig. Unité Miste de Recherche 183) y el Instituto de Geografía de París (Institut de Géographie). 3 W. Witt, 1974. Bevolkerungs kartographie, Hanover, Janecke Verlag. D. Noin; P. J. Thumerelle, 1995 (segunda edición). L'étude géographique des populations, París, Masson. 4 Para confeccionar el mapa, los nombres de las ciudades de más de un millón de habitantes han sido tomados del New International Atlas (Rand McNally, 1993). La ortografía empleada respeta la utilizada en los países repectivos (London, Roma, Warszawa) o, para el caso de los lugares en que no se usa el alfabeto latino, se ha elegido la transliteración más fiel (Moskva, Beijing, Al-Qahirah), de acuerdo con los usos adoptados de manera creciente en los atlas más importantes. 5 F. Moriconi-Ebrard, 1994. Geópolis, pour comparer les villes du monde, París, Anthropos. 6 Noin (1997), véase nota 2. 7 Naciones Unidas, 1997. World Population Prospects: The 1996 Revision, Nueva York, Naciones Unidas. 8 R. Gajda, The Canadian ecumene, inhabited and uninhabited areas, Geographical Bulletin (Ottawa), n° 1, pp. 5-18. L. E. Hamelin, Typologie de l´écouméne canadien. Mémoire de la Société Royale du Canada, vol. 4, n° 1, pp. 41-54. (4a. serie.) 9 R. Brunet; O. Dollfus, 1990. Mondes nouveaux, París, Belin/Reclus. 10 F. Moriconi-Ebrard, 1993. L´urbanisation dans le monde depuis 1950. París, Anthropos, 1993. F. Moriconi-Ebrard (1994), véase nota 5. Naciones Unidas, 1995. The Challenge of Urbanization: The World´s Largest Cities, Nueva York, Naciones Unidas. Naciones Unidas, 1996. An Urbanized World: Global Report on Human Settlements, Oxford, Oxford University Press. 11 F. Moriconi-Ebrard, 1993. Véase nota 8. 12 Naciones Unidas, 1997. Véase nota 7.

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Ampliaciones de La tragedia de los comunes* Garrett Hardin**

Hardin revisa y corrige su texto clásico, La tragedia de los comunes. A 25 años de publicada, la ruina que, según este autor, entraña la relación entre recursos comunes no administrados y crecimiento poblacional sigue siendo un nexo problemático que requiere explicaciones interdisciplinarias e imaginativas. Publicado originalmente en Science, vol. 280, 1° de mayo de 1998 bajo el título Extension of "The Tragedy of Commons". Traducción: Raúl Marcó del Pont Lalli. ** Profesor emérito de Ecología Humana en la Universidad de California en Santa Bárbara. Autor de una docena de libros, muchos de ellos basados en trabajos cortos, siendo los más conocidos "The Tragedy of the Commons" (publicado en la Gaceta Ecológica 37, diciembre de 1995, pp. 49-57) y "Living on a Lifeboat". University of California, Santa Barbara, 399 Arboleda Road, Santa Barbara, CA 93110. Correo electrónico: [email protected].

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Es fácil pedir síntesis interdisciplinarias, pero ¿alguien responderá? Los científicos saben como capacitar a los jóvenes en el trabajo muy focalizado, pero ¿cómo se le enseña a la gente a entrelazar especialidades establecidas que tal vez no debieron haber sido separadas originalmente? A inicios de este siglo la biología y la química estaban juntas bajo la forma de bioquímica, de manera similar, la economía y la ecología están ahora en el proceso de combinarse en la economía ecológica. Mi primer intento por llevar a cabo un análisis interdisciplinario condujo a un ensayo, La tragedia de los comunes. Desde que apareció por primera vez en Science hace 25 años ha sido incluida en antologías de ecología, ambientalismo, cuidado de la salud, economía, estudios de población, leyes, ciencia política, filosofía, ética, geografía, psicología y sociología. Se convirtió en lectura obligada para una generación de estudiantes y profesores que buscaban combinar múltiples disciplinas a fin de obtener (meld) mejores formas de vida en equilibrio con el ambiente. No comencé proponiéndome forjar un vínculo interdisciplinario sino más bien presentar una discurso de retiro como presidente de la División del Pacífico de la American Association for the Advancement of Science. Pero después de seis revisiones, cada una de ellas algo diferente a la anterior, mi resumen de la perspectiva de un ecologista del problema de la sobrepoblación humana parecía no cristalizar. De manera repetida me encontré en falta con mis propias conclusiones. Teniendo como modelo la obra de Adam Smith, supuse que la suma de las porciones separadas de decisión individuales podría ser la mejor para la población en su conjunto. Sin embargo, hoy descubro que coincido mucho más con las conclusiones de William Foster Lloyd en sus conferencias de Oxford en 1833. Citando lo que le sucedió a tierras de pastoreo que fueron dejadas abiertas a muchos rebaños, Lloyd señalaba que frente a un recursos disponibles para todos, los más codiciosos ganarían —durante un tiempo—. Pero la ruina mutua estaba a la vuelta de la esquina. Conforme la demanda crece con la población (manteniéndose fija la oferta) llegaría un momento en el que los pastores, actuando como individuos smithsianos, se hallarían atrapados por sus propios impulsos competitivos. Los comunes sin administración se verían arruinados por el excesivo pastoreo y el individualismo competitivo no sería de ayuda para prevenir el desastre social. Me di cuenta que esto sería también el caso para el aumento de las poblaciones cuando existe un límite para los recursos disponibles. Las ganancias psíquicas directas de la paternidad son compensadas con las pérdidas económicas canalizadas a través de la población en su conjunto. Así era en los días de Lloyd, y lo es más hoy. Volví a escribir el ensayo en lo que pensé sería la definitiva. Pero en la última lectura a mi familia y amigos en una parada camino a la reunión en Utah, fui animado a modificarlo otra vez. Garrapateado en los cambios, destaca la sugerencia de que la forma de evitar el desastre en nuestro mundo global es por medio de una política abierta de "coerción mutua y mutuo acuerdo". Bajo condiciones de escasez los impulsos centrados en el ego imponen de manera natural costos al grupo, y por consiguiente, a todos sus miembros. Un ejemplo tosco sirve para aclarar el asunto: podría desear robar bancos pero no estoy dispuesto a dejar que otros ciudadanos lo hagan. De esta forma, la mayoría de nosotros, actuando en conjunto, nos pronunciamos a favor de las leyes que abusan de la libertad individual para robar los bancos. Para tomar un ejemplo cercano a nuestros hogares, piénsese lo que está sucediendo con la libertad para sacar provecho de los bancos de peces en el océano. En 1625, el sabio holandés Hugo Grotius dijo: "la extensión de los océanos es tan grande que resulta suficiente para cualquier uso de parte de toda la gente para obtener agua, peces y navegar". Hoy los una vez ilimitados recursos de los mares se han vuelto escasos y las naciones están limitando la libertad de sus pescadores en los comunes. De aquí en adelante, la libertad total conduce a la tragedia. (Y aún el lema "la libertad de los mares" interfiere con el juicio racional). Mi discurso fue un éxito y el ensayo fue impreso seis meses después, reducido a la mitad y, presumiblemente, más atractivo por su brevedad para una audiencia más amplia. Los 600 reimpresos se agotaron en cuestión de semanas. Sigo considerando que aún hoy su mensaje es correcto. El individualismo es tratado con ternura porque produce libertad, pero el don es condicional: cuanto mayor es la población que excede la capacidad de carga del ambiente, más libertades deben abandonarse. Conforme crecen las ciudades, la libertad de estacionamiento se restringe a la cantidad de metros de estacionamiento o garages sin cargo. El tráfico se controlad de manera rígida. A escala global, las naciones están abandonando no sólo la libertad de los mares sino de la atmósfera, que actúa como un sumidero común de los desechos aéreos. Aún están por venir muchas otras restricciones conforme la población mundial continue creciendo. La realidad que subyace a todas las privaciones necesarias es siempre la misma: el aumento de la población. Aunque el más tímido intento por limitar las libertades es rápidamente denunciado al grito de ¡Elitismo! ¡Big-Brotherismo! ¡Despotismo! ¡Fascismo! y otras por el estilo. Vamos lentos en reformar nuestros caminos porque los

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especialistas en ética y los filósofos antiguos generalmente no vieron que los números importaban. En el lenguaje de los comentaristas del siglo XX, el pensamiento tradicional fue grandilocuentemente verbal y deplorablemente no numérico. Una de las tareas centrales de hoy es conjuntarla ética literaria de los filósofos con el compromiso de los científicos por el análisis numérico. Las palabras son importantes pero por lo general requieren un molde numérico. De lo que me he dado cuenta leyendo múltiples críticas a la teoría de los comunes es que tanto Lloyd como yo estabamos analizando un subconjunto de recursos comunes —aquellos donde prevalecen las actitudes del tipo "ayúdese usted mismo" o "siéntase libre"—. Este fue el mensaje que los pioneros europeos en Norteamérica pensaron que les había sido dado al llegar a la tierra que escogieron y consideraron deshabitada. Inclusive hoy, las leyes que promueven el acceso privado a los terrenos públicos para realizar actividades mineras, de pastoreo y forestales perpetúan los subsidios que son el sostén del mal funcionamiento de los comunes. La necesidad de números demanda que tomemos en cuenta del crecimiento exponencial de los sistemas vivos, mientras aceptamos que los recursos, cuando son comprendidos a cabalidad, probarán ser definidos por números que son relativamente constantes. Por supuesto, bajo el impacto de nuevas ciencias, los límites aparentes de los recursos pueden ser empujados hacia atrás por un tiempo, pero finalmente lo que E. T. Whittaker (From Euclid to Eddington, Dover, N. York, 1958:59) llama "los principios de impotencia" —por ejemplo, las leyes de la termodinámica— ejercerán su influencia en la política. A juzgar por los trabajos críticos, el error de mayor peso en mi trabajo de síntesis fue la omisión del adjetivo modificador "no administrado". Para corregir esta omisión, uno podría generalizar la conclusión práctica de esta forma: "Un 'recurso común administrado' describe tanto al socialismo como a la propiedad privada de la libre empresa. Cualquiera puede funcionar, cualquiera puede fallar: 'El demonio está en los detalles'. Pero con unos recursos comunes sin administración uno puede olvidarse del demonio: como el uso excesivo de los recursos reduce la capacidad de carga, la ruina es inevitable". Con esta modificación firmemente establecida, "La tragedia de los comunes" está bien diseñada para futuras síntesis interdisciplinarias. Unas palabras final en torno al trabajo interdisciplinario: no hay que subestimar las dificultades. Cuantas más son las especialidades que tratamos de entrelazar conjuntar, mayores resultan las posibilidades de cometer errores, y los más numerosos resultan nuestros críticos siempre tan dispuestos. La ciencia fue definida como un sistema autocorrectivo. En esta lucha, nuestro principal adversario debería ser "la naturaleza de las cosas". Como una cuestión de política, no debemos responderle amablemente a aquellos críticos que se permiten realizar sus críticas ad hominen, quienes son muy numerosos en las tareas interdisciplinarias. Pero los críticos que ignorando a las personalidades se centran en la naturaleza subyacente de las cosas son los verdaderos amigos de la ciencia.

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La vaquita marina y su hábitat crítico en el Alto Golfo de California Juan Pablo Gallo Reynoso*

*Investigador Titular “C” del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C., Unidad Guaymas. Carretera a Varadero Nacional km 6.0. Apdo. Postal 284. Guaymas, Sonora 85480.

Deseo expresar mi agradecimiento a aquellas personas que incondicionalmente han revisado este trabajo y me han dado sus valiosas sugerencias para presentar a ustedes las alternativas planteadas por este diagnóstico. Especialmente quiero agradecer al M. en C. Luis Alberto Hurtado C., por su apoyo durante el análisis de esta información. Este trabajo reconoce y agradece la labor tesonera y fructífera de todos los investigadores y estudiantes tanto de México como del extranjero que han puesto su mejor empeño en profundizar en el conocimiento y la conservación de esta especie.

Presentación El Programa de Conservación de la Vida Silvestre y Diversificación Productiva en el Sector Rural 1997-2000, tiene como estrategias medulares para la conservación de la biodiversidad de México, crear espacios de participación social para proyectos de recuperación de especies prioritarias, busca optimizar los esfuerzos de cooperación nacional e internacional, el fortalecimiento de las capacidades de vigilancia participativa, la adecuación de instrumentos jurídicos y la actualización de la información que harán de la vida silvestre el complemento a las políticas de un desarrollo sustentable en los órdenes del mejoramiento ambiental y de la calidad de vida de la sociedad. Las especies prioritarias son aquellas que presentan algún estatus de riesgo en nuestro país. Se incluyen aquí las que tienen como rasgo el ser carismáticas y, además, que su conservación y manejo produzca un efecto de protección indirecta o paraguas para la conservación de otras especies y sus hábitats. La vaquita marina (Phocoena sinus), es un buen ejemplo de lo anterior, ya que distribución está restringida a la Reservad e la Biósfera del Alto Golfo de California, está en peligro de estinción (NOM-059-ECOL-1994 y Apéndice I de la CITES) y su hábitat presenta una serie de endemismos, donde sobresale el grupo de los peces, los que se verián beneficiados con las acciones de conservación y protección de la vaquita. En virtud de lo anterior, y con el ánimo de actualizar la información y difundir los resultados de las más recientes investigaciones, presentamos este artículo del Dr. Juan Pablo Gallo. Vale la pena destacar aquí que este esfuerzo se ve estimulado por la discusión derivada de la Primera Reunión de Expertos del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina (CIRVA), de la participación entusiasta de los representantes mexicanos ante la Comisión Ballenera Internacional (CBI), a los investigadores del Instituto Nacional de la Pesca (INP) y la Sociedad Mexicana de Mamíferos Marinos (SOMEMMA). Dados estos antecedentes, el INE se suma a las estrategias y acciones que desarrolla la SEMARNAP en cuanto a la conservación y aprovechamiento sustentable de la biodiversidad de áreas naturales protegidas.

Dirección General de Vida Silvestre del Instituo Nacional de Ecología

Introducción

La vaquita (Phocoena sinus Norris y McFarland, 1958) es, tal vez, la especie de cetáceo más pequeño del mundo (Vidal 1996; D’Agrosa et al., 1996). Pero ¿qué significa esto? Primero, que estamos tratando con una especie que ha respondido a los cambios del medio ambiente en donde ha vivido a lo largo de su historia. A pesar de ser una especie “relicto” —aislada geográficamente del área de distribución de la especie parental, en este caso la marsopa de Burmeister o marsopa espinosa, Phocoena spinipinnis (Norris y McFarland, 1958; Rosel, 1992)—, lo que sucedió probablemente durante las oscilaciones climáticas que produjeron los períodos glaciales e interglaciales del Pleistoceno (Norris y McFarland ,1958) se ha visto favorecida por la selección natural (Darwin, 1871). Segundo, que sus adaptaciones fisiológicas y morfológicas al medio ambiente tan dinámico en el que habita han sido exitosas, lo mismo que sus respuestas de comportamiento social y reproductivo a las condiciones impuestas por este medio, lo que le ha permitido sobrevivir hasta hoy (sensu Trivers, 1985). Cuarto, que por estar restringida a un área tan pequeña, son más vulnerables a los cambios del medio ambiente provocados por el

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hombre, ya sea por la modificación directa del hábitat (modificación del volumen de agua vertida por el Río Colorado, transformación del fondo por redes de arrastre camaroneras), a la captura incidental durante la actividades pesqueras en su área de distribución y, en general, a las fuertes presiones humanas por aprovechar todos los recursos de la zona donde ésta habita. Lo anterior nos ubica directamente en el conflicto entre la conservación de esta especie y la explotación de su hábitat. Ahora bien, para poder evaluar adecuadamente la situación de esta especie y poder establecer líneas de trabajo adecuadas, debemos contar con información confiable. Sin embargo, no existen estudios sobre la adaptación de esta especie al medio en el cual vive y mucho menos sobre las características físicas del hábitat de la vaquita que nos respondan ¿qué es la vaquita? A partir de la distribución conocida de la vaquita (Fig. 1) exploramos sus peculiaridades y plantearemos nuevas directrices de investigación que permitan rebazar los estudios poblacionales, que han dado resultados pesimistas y que han descuidado otros aspectos de importancia sobre esta especie y su medio ambiente. Somos de la opinión de que una visión integral de la especie y su hábitat pueden hacer más por la vaquita que los censos poblacionales actuales. Figura 1 Metodología Un primer paso fue construir bases de datos de todos los avistamientos, varamientos y mortandad incidental que aparecen en la literatura sobre el tema, en reportes internos u obtenidos por comunicación personal de los investigadores que han trabajado con la especie. Los datos obtenidos se pusieron en mapas del Alto Golfo de California para identificar su distribución general, estacional, con respecto a la geología, hidrografía y oceanografía de la región (topografía submarina, velocidad de corriente de mareas, masas de aguas, giros, surgencias, etc.). También se analizó la distribución de la frecuencia de avistamientos con respecto a factores como el tipo de fondo, la profundidad, la distribución estacional de la temperatura superficial del agua, los sólidos en suspensión (transparencia), la distancia a la costa, la velocidad de la corriente, etc. La información generada se utilizó para descriminar los factores más importantes que caracterizan el hábitat crítico de la vaquita, el cuál se define como el área mínima que requiere la especie para encontrar sus satisfactores en cuanto a su alimentación, reproducción, socialización, desplazamientos estacionales o alimenticios y demás factores necesarios para su sobrevivencia. Estos datos fueron contrastados con: a) el área utilizada por la especie dentro de la zona de amortiguamiento y de la zona núcleo de la Reserva de la Biósfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, b) el esfuerzo pesquero y las principales zonas de pesca para camarón (zonas tradicionales de arrastre y uso de chinchorro de línea) y escama (tendido de redes agalleras y sus principales áreas de pesca). Por último, se revisó la legislación reciente sobre áreas naturales protegidas en sus categorías de reserva de la biósfera, reserva, refugio, santuario, parque natural, parque nacional, parque marino para presentar una propuesta de conservación para el hábitat crítico de la vaquita. Conjuntados estos datos se realizó un análisis de estadística multivariada (análisis de componentes principales) para aislar los factores más importantes en cuanto a la presencia o ausencia de vaquitas en determinadas áreas y estaciones. Las variables empleadas para caracterizar el hábitat fueron: mes, año, distancia a la costa, profundidad, temperatura superficial del mar, turbidez y tipo de fondo. Las utilizadas para analizar la captura incidental fueron: localidad, mes, año, arte de pesca, profundidad, longitud total, peso y edad de las vaquitas.

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Resultados Análisis de componentes principales. El resultado más sobresaliente es la prioridad de ubicación de los componentes principales. Los factores profundidad (0.8446, P> 0.700000) y turbidez del agua (0.8255, P> 0.700000), forman el primer componente. El factor tipo de fondo fue el que obtuvo el mayor peso (-0.9823, P> 0.700000), dentro del segundo componente; es decir, las vaquitas se encuentran en fondos del tipo arcillo-limoso o arcillo-limoso-arenoso, más que en fondos con predominancia de arenas, areno-limoso a arenosos con conchal. Estos resultados se pueden explicar por la distribución de las variables: mientras que la profundidad y la turbidez presentaron una distribución normal de sus valores, el tipo de fondo tuvo una cargada hacia la izquierda, es decir, la mayoría de las vaquitas fueron encontrada sobre un tipo predominante de fondo. En consencuencia, podemos decir que estas tres variables tipifican el hábitat de la vaquita para la muestra analizada. Distribución general. La vaquita se encuentra distribuida principalmente en el lado oeste del Alto Golfo de California, siguiendo la presencia de fondos del tipo areno-arcillo-limosos y arcillo-limosos (Fig. 2), ubicados a profundidades de entre 20, 50 y hasta los 100 m. Esta zona también se caracteriza por ser la de mayor dinámica de corrientes de mareas (con velocidades de 50 hasta 135 cm/s (Thomson et al., 1969)) sobre la línea de dispersión de los sedimentos aportados por el Río Colorado, por lo que sus aguas tienen una mayor turbidez. Figura 2 Gran parte del hábitat que históricamente se le ha adjudicado a la vaquita no es utilizado con frecuencia por esta especie. Tal es el caso de la zona aledaña a la costa este de Sonora: de Puerto Peñasco hacia la Bahía de Adair, en donde solamente se ha reportado el avistamiento de un grupo de vaquitas vivas (Manzanilla, comunicación personal, octubre de 1996) y de Puerto Peñasco Hacia la Bahía de San Jorge (Fig. 1). De hecho, en esta última sólo se ha avistado una viva y otra fue capturada por un barco camaronero. Profundidad. La mayoría de los avistamientos 82.7% (n= 86) han ocurrido sobre profundidades que van de los 20 a los 50 m. De estos, el 51.9% (n= 54) fue a profundides de 20 a 30 m, mientras que el 30.8% (n= 32) se hizo entre los 30 a 50 m. El 13.5% (n= 14) a profundidades de 10 a 20 m, el 0.95% (n=1) entre los 50 a100 m, y el 0.95% (n= 1) a profundidades de 5 a 10 m (Fig. 3). Por su parte, dos grupos de vaquitas 1.9 % (n=2) fueron vistas a profundidades que van de los 0 a los 5 m. El que en sólo dos ocasiones se haya observado esta especie en aguas costeras tan someras se debe a que fueron observaciones aéreas. La escasez de este tipo de observaciones puede deberse a que los barcos no se pueden acercar a esas zonas y a que no se incluyen en los recorridos de investigación, en buena medida por la dinámica y amplitud de las mareas (Fig. 3). Figura 3

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Turbidez. Conforme esta variable, el 48.04% (n= 49) de las vaquitas observadas se presentó dentro de la zona de mayor turbidez, en aguas con una visibilidad de 0.5 a 1.9 m, el 45.1% en una zona turbia de 2 a 2.9 m de visibilidad y un 4.9% (n= 5) fuera del área con mayor turbidez, en aguas de 5 a 5.9 m de visibilidad. Sólo en dos ocasiones se presentó un 0.98% (n= 1) en zonas con visibilidad de 3 a 3.9 m y de 4 a 4.9 m. La distribución de la turbidez del agua en el alto Golfo de California obedece a la amplitud de las mareas, la profundidad del área, la velocidad de la corriente mareal y al tipo de sedimento en el que se produce. Las vaquitas se encuentran precisamente donde se hallan estos factores. Silber (1991) sugiere que esta turbidez les proporciona a las vaquitas un medio ambiente en el cual es difícil que sean detectadas por sus depredadores naturales, debido a que la longitud de onda que produce en sus vocalizaciones es muy pequeña y se encuentra por arriba de los rangos auditivos de las orcas (Orcinus orca) y de los tiburones. Por esta misma razón, es difícil que sean detectadas por la presa que consumen. Este autor también sugiere que las señales acústicas producidas por los Phocoenidos, incluyendo a P. sinus, están adaptadas para la detección de presas cerca del fondo marino en un medio ambiente turbio, utilizando frecuencias con rangos que minimizan la interferencia del ruido del medio ambiente y la reverberación del fondo. Tipo de fondo. En el 78.8% (n= 82) de los avistamientos las vaquitas fueron observadas sobre fondos con predominancia de arcillas y limos. Si desagregamos esto, nos encontramos que fueron ubicadas en los fondos de tipo areno-arcillo-limosos un 53.9% (n= 56) y un 25% (n=26) en los de tipo arcillo-limosos. Un 10.6% (n= 11) se encuentra distribuido sobre fondos arenosos con predominancia de arenas, el 4.8% (n= 5) sobre un tipo de fondo con predominancia areno-limo-arcilloso con presencia de conchuela y un 5.8% (n= 6) de los avistamientos resultaron indeterminados por la falta de caracterización de los fondos hacia el sur del área de distribución (Fig. 2). Distancia a la costa. La población de la vaquita se distribuye a distancias de la costa que van de los 21 a los 40 km. Un alto porcentaje de los avistamientos, el 34.3% (n= 35), fue realizado a una distancia de costa de entre 21 a 30 km, el 30.4% (n= 31) entre 31 a 40 km, el 25.5% (n= 16), entre 11 a 20 km, el 5.9% (n= 6) a una distancia de costa de entre 1 a 10 km y el 3.9% (n= 4) entre 41 a 50 km (Fig. 3). Temperatura superficial. Con respecto a la temperatura del agua la mayoría de los avistamientos, los resultados fueron los siguentes: el 25.5% (n= 26), ocurrió a temperaturas de 28 a 29°C, el 23.5% (n= 24), de 16 a 17°C, el 21.6% (n= 22), de 18 a 19°C, el 16.7% (n= 17), de 20 a 21°C, el 5.9% (n= 6), de 22 a 23°C, el 4.9% (n= 5), de 26 a 27°C, y el 1.9% (n=2) de 14 a 15°C. Estos datos reflejan más el comportamiento de los observadores que las preferencias de la vaquita. El 41.2% (n= 42) de los avistamientos en temperaturas de entre 15 y 22°C fue durante la primavera, el 29.4% (n= 30) entre 26 y 30°C durante el verano, el 1.9% (n= 2) entre 26 y 18°C durante el otoño y el 27.5% (n= 28) entre 16 a 23 °C durante el invierno. Distribución estacional. El 86.3% (n= 88 de 102) de todos los avistamientos ocurrió a partir de Rocas Consag en dirección suroeste, oeste, noroeste, norte y sur. En la primavera se dio el 90.1% (n= 58 de 64 observaciones), en el verano el 83.3% (n= 25 de 30), en el otoño el 75% (n= 3 de 4) y en el invierno 0% (n= 4). El 100% (n=4) de los avistamientos durante el invierno se distribuyó hacia el noreste (hacia la costa de Sonora (Fig. 4)). Esto tiene un particular interés ya que confirma que la población se concentra alrededor de dicha área, razón que explica la mayor densidad de población de esta especie en la región. También nos indica que es el área en donde se puede proteger efectivamente a la vaquita. Figura 4 Distribución con respecto a la Reserva de la Biósfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado. Esta área natural fue decretada el 10 de Junio de 1993 para proteger el área comprendida del Alto Golfo de California, el Delta del Río Colorado y las áreas terrestres circundantes, que han sido degradadas y enfrentan serias amenzas por:

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a) Flujos reducidos del Río Colorado debido al las presas que se han construido a lo largo de su curso para la producción de energía eléctrica y el control de su flujo para los usos urbanos y agrícolas. b) Contaminación de las aguas con pesticidas y aguas salinas de desecho. c) Sobrexplotación de especies acuáticas como la totoaba y el camarón. d) Sobrexplotación de especies terrestres como árboles en los canales tributarios del Río Colorado. e) Mortalidad incidental de vaquitas en redes agalleras. Desafortunadamente el programa de manejo de la reserva dejó de lado la importancia de la vaquita como especie tope de la cadena alimenticia en el área y como especie endémica de la fauna mastozoológica mexicana. Por ejemplo, la zona núcleo no refleja la distribución real de la vaquita (cuyas áreas con mayor frecuencia de avistamientos no fue analizada y ya existía dicha información en los trabajos de Silber 1988, 1990 y Gerrodette et al., 1993), por lo que a la especie le sirve de muy poco la zona actualmente decretada para este fin. Por el contario, pareciera que la zona núcleo se delimitó para no tocar los intereses económicos pesqueros, ya que sólo abarca las zonas de menor profundidad y quizás sirva para proteger a ciertas aves migratorias, larvas y alevines de especies comerciales, pero que no a los núcleos reproductores de las mismas, incluyendo a la vaquita y a la totoaba. Hasta el momento de la redacción de este trabajo sólo teníamos conocimiento de un avistamiento de un grupo numeroso de vaquitas vivas dentro de la zona núcleo de la reserva (ver Fig. 5), específicamente dentro de los canales de la desembocadura del Río Colorado (Manzanilla, comunicación personal, octubre de 1996). De todas las observaciones de vaquitas vivas, el 0.9% (n= 1) se realizó dentro de la zona núcleo, el 58.7% (n= 61) al interior de la zona de amortiguamiento y el 40.4% (n= 42) fuera de la reserva (Fig. 5). Este resultado es muy significativo, ya que, si bien nos indica que el 59.6% de la población se encuentra protegida por la reserva, el porcentaje fuera de la misma es demasiado alto como para no tomarlo en consideración. Figura 5 Discusión Implicaciones adaptativas. El hecho de que la distribución de la vaquita se encuentre restringida al área conocida como el Canalón, los demás canales provenientes del Delta del Río Colorado, y el área aledaña al Piedrón (Rocas Consag) significa que la especie obtiene de esta zona la mayoría de sus requerimientos, tanto fisiológicos (termorregulación), alimenticios como reproductivos y de comportamiento. El hecho de que la vaquita presenta las aletas pectorales y los lóbulo caudales proporcionalmente mayores a los de cualquier otra especie de la familia Phocoenidae con respecto a la longitud del cuerpo (Fig. 6), sugiere, en primer lugar, que se trata de adaptaciones para controlar el flujo del calor interno durante los meses de verano en que las aguas alcanzan temperaturas de hasta 30°C. En cambio durante el invierno, estos mismo apéndices podrían tener restringido el flujo de sangre, permitiendo un menor enfriamiento de la sangre del individuo. La estructura ósea de las aletas pectorales, con su dígito extra (polidactilia) y los elementos óseos que corresponden al segundo y tercer dígitos, que se encuentran muy alargados, haciendo que las aletas pectorales sean más largas y anchas que las de otros Phocoenidos (Noble y Fraser, 1971; Ortega, 1993; Villa et al., en prensa), sugieren que nos encontramos ante adpataciones para tener una superficie mayor, cuya función sería la de deshacerse de calor (metabólico) con mayor facilidad (Pérez-Cortés, 1996). Por otra parte, el medio en el que vive la vaquita es muy dinámico (Fig. 6), con altas fluctuaciones de velocidad de la corriente (de 50 hasta 135 cm/s (Thomson et al., 1969)) y de altura de las mareas (hasta 10 m), por lo que los individuos deben permanecer en continuo movimiento rheotáxico positivo (en contra de la corriente), es decir, tienen que maniobrar el cuerpo para obtener sus presas, lo que forzosamente requiere de apoyos hidromecánicos

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que no le permiten desarrollar una alta velocidad, pero si una gran potencia en cada movimiento. En virtud de lo anterior se cree que la polidactilia no es una aberración genética sino un carácter fijado y seleccionado a favor, una adaptación similar a la de Neophocaena phocaenoides que es una especie adaptada a nadar en corrientes fuertes de los ríos y sus deltas, y similar también a los delfines de río que presentan aletas pectorales muy grandes, lo que les da un área de impulso muy grande, les permite girar y mantenerse en la misma posición en contra de flujos de alta velocidad. Una aleta pectoral y unos lóbulos caudales grandes y robustos con un superficie de impulso proporcionalmente mayor, otorgarían al individuo un impulso más potente por cantidad de energía empleada, por lo que su posicionamiento en contra de flujos de alta velocidad sería más eficiente. Figura 6 Lo anterior se liga con la movilidad del cráneo —que es el de menor tamaño de todas las especies de Phocoenidos (Norris y McFarland 1958; Noble y Fraser 1971; Torre 1995)—. La posición de éste está inclinada hacia abajo ya que los condilos occipitales se encuentran en una posición oblicua y tirados hacia abajo, con la muesca del foramen magnum mayor en los individuos inmaduros que en los maduros (Torre, 1995). Las vértebras cervicales fusionadas van de 3 a 5 (Noble y Fraser, 1971; Ortega, 1993; Torre, 1995), lo que le dá una mayor movilidad al cuello. Esta característica de P. sinus es compartida con N. phocaenoides, especie que posee fusionadas el mismo número de vertebras y que puede rotar la cabeza libremente (Leatherwood et al., 1983) y que habita en lugares similares a la vaquita como el delta del Río Indo y el Río Yangze así como con los delfines de río. Esta movilidad de la cabeza le permite la búsqueda activa de sus presas en los fondos blandos característicos de gran parte de su hábitat. Alimentación de la vaquita. Los análisis de las dietas a través del contenido estomacal de los individuos obtenidos por la captura incidental indican que la vaquita es oportunista y que se alimenta principalmente de 20 a 21 especies de peces, calamares y crustáceos de agua poco profunda con hábitos demersales y/o bénticos (Findley et al., 1996), asociados a fondos blandos (limo-arcillosos) con hábitos estuarinos y costeros (Pérez-Cortés et al., 1995; Pérez-Cortés, 1996). Dentro del análisis se encontró una dependencia directa mayor de las vaquitas con respecto al tipo de fondo limo-arcillosos que a los arenosos. La invasión, a lo largo de los años, de arenas procedentes del Gran Desierto de Altar de la porción oriental de la zona de reserva, por la ausencia de aportes terrígenos (limos y arcillas) provenientes del cauce del Río Colorado podría reducir significativamente el hábitat de la vaquita. En estudios realizados por Nava (1995) sobre la comunidad bentónico-demersal capturada por la pesquería de camarón en el Alto Golfo de California, específicamente en el área de Islas San Jorge hacia Puerto Peñasco, se constató el cambio de la comunidad bentónico-demersal de la zona. A pesar de esto, no se ha podido encontrar a tres de las especies base de la dieta de la vaquita, la curbinita (Isopisthus altipinnis), el pez sapo (Porichthys mimeticus) y el calamar (Lolliguncula panamensis) (Findley et al., 1996), lo que confirma su afinidad hacia los tipos de fondo arcillo-limoso-arenosos (Fig. 2), de la porción oeste del Alto Golfo de California. Censos de la vaquita. Los cálculos de la población en el área presentados por Gerrodette (1994, véase Barlow et al., 1996) de cerca de 400 individuos fue cuestionado por el Comité Científico de la Comisión Ballenera Internacional durante su 46a Reunión Anual porque no se realizó el mismo esfuerzo de observación en toda el área de distribución potencial de la especie en la porción más norteña del Alto Golfo de California. Estos cálculos deben ser replanteados dado que la especie no ocupa toda el área de distribución que históricamente se había creído. Lo anterior podría traer como consecuencia que la población de la vaquita pudiera ser varias veces mayor de lo actualmente calculado, situándose probablemente alrededor de los 2,000 individuos. No obstante, esto resulta un

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número muy bajo para la viabilidad de una especie, como se ha demostrado por Rosel (1992). Sin lugar a dudas los cálculos poblacionales deben seguirse realizando año con año para conocer las tendencias reales de la población a largo plazo. Pesquerías. Se pueden presentar dos escenarios como resultado del hecho de que la vaquita se encuentre sobre un tipo de fondo (areno-limo-arcilloso y arcillo-limoso) (Fig. 7), que no es ‘eficiente’ en cuanto a la captura por unidad de esfuerzo de camarón de alta mar —ya que la flota arrastrera de estas zonas captura mucha fauna de acompañamiento—); y a que dichos fondos presentan una mayor biodiversidad (Aubert y Zedeño, 1994): 1) Gracias a la pesca de camarón por barcos arrastreros en esa área, no se tienden redes agalleras, además, de que en los últimos 10 años se ha constatado que la captura incidental de vaquita por los barcos arrastreros ha sido de cinco individuos, comparado con los 84 capturados incidentalmente en el mismo tipo de redes durante 1993-1994 (D’Agrosa, 1995) tan sólo en la localidad de El Golfo de Santa Clara. Como esta pesquería opera durante toda la temporada camaronera alrededor de Rocas Consag —rinde un promedio alto de captura de hasta 224 kg/día (Aubert y Zedeño 1994)—, es posible que haya servido para “proteger” de las redes agalleras a la vaquita en la zona de su mayor abundancia. Su remoción sería una invitación abierta a la entrada de redes agalleras y al consiguiente incremento en la mortalidad de vaquitas. 2) Este tipo de pesquería, desde su inicio y desarrollo histórico (hace aproximadamente 40 años) ha modificado la ecología del fondo, lo que resulta difícil o prácticamente imposible medir retrospectivamente, pero muy probablemente ocasionó un impacto importante a la vaquita al inicio de esta pesquería. También es posible que la propia dinámica de la pesquería y su incidencia en el área de distribución de la vaquita hayan modificado sustancialmente al ecosistema, creando uno con una tasa de remoción y renovación mayor, por lo que es poco probable que estos fondos pudieran ser más alterados de lo que ahora lo están. Tales pesquerías pueden ser un competidor directo de la vaquita, ya que es probable que algunas especies capturadas como fauna de acompañamiento por estos barcos, constituya parte de su dieta. Por otra parte, la pesquería de tiburón, chano, curvina y otras especies con redes agalleras “totoaberas” es el factor humano que más daño ha causado a la población de vaquita, debido a que sus redes son puestas en las zonas entre los bajos, en donde se encuentra el tipo de fondo arcillo-limoso, mayor turbiedad, profundidad y velocidad de corriente de marea, condiciones todas que conforman el hábitat de la vaquita. Estas redes agalleras son dejadas durante la noche y revisadas al día siguiente si hay buen tiempo o dejadas allí por períodos más largos cuando hay temporal y no se puede salir a navegar. Su desatención causa la mayor mortalidad, ya que los animales que caen en ellas no pueden ser rescatados, y mueren ahogados. Es sabido que la marsopa (Phocoena phocoena) acude a las redes a “robar” el producto, por lo que se enredan (ver experimentos de Kastelein et al., 1995), y aunque no se sabe si la vaquita tiene un comportamiento similar, podemos asumir que así es. Si esta pesquería se pudiese reconvertir al uso de “cimbra” para el tiburón y otras especies, se garantizaría que la especie sobreviviera por más tiempo, y se le daría impulso a la investigación sobre nuevos artes de pesca que cuenten con excluidores o con flotadores para evitar el enmallamiento y mortandad de la vaquita. Figura 7 Flujo del Río Colorado. El control del flujo del Río Colorado ha afectado al delta y al alto golfo de una manera desconocida (Cisneros et al., 1995). Antes de 1935, dos tercios del flujo principal ocurrían durante la primavera

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hasta principios de verano, con su pico durante junio (Fig. 8). Con la construcción de la presa Hoover en 1928, en el límite sur entre Arizona y Nevada disminuyeron los aportaciones estacionales de nutrientes, sedimentos y de agua dulce al Delta del Río Colorado y Alto Golfo (Sykes, 1937 en Cisneros et al., 1995), lo que ocasionó que el ecosistema no funcione como un estuario, sino como un antiestuario, lo que significa que la salinidad en el delta es muy alta y penetra hacia el lecho del Río Colorado. Si bien desconocemos la abundancia histórica de la vaquita en el área no se puede saber qué efectos directos tuvo esta disminución de agua dulce sobre la población de esta especie, pero podemos presumir que fueron negativos, dada la afinidad de casi todas las especies del género Phocoena por medios ambientes de tipo estuárico. Figura 8 Conclusiones La vaquita seguirá siendo una especie en grave peligro de extinción hasta que no se implementen mejoras tecnológicas que eviten su captura incidental en las redes agalleras y arrastreras y no se ponga en marcha una campaña de educación ambiental e información. También se requiere la creación de un área núcleo o una zona de refugio que pueda garantizar su continuidad como especie al proteger su centro reproductor. Recomendaciones Con base en el diagnóstico aquí presentado se desprende la necesidad de establecer un área natural protegida (anp) con la finalidad de cuidar y restaurar las condiciones ambientales del hábitat de la vaquita. Se determinó un polígono general para el estableciemiento de dicha anp cuya delimitación la realizaría el Instituto Nacional de Ecología de la SEMARNAP junto con una descripción limítrofe analítico topo-hidrográfica. También se propone: - Que se apoye la creación de un anp con el carácter de parque marino nacional para la vaquita (Phocoena sinus) en la zona comprendida de 30 km (16.2 millas naúticas) alrededor de las Rocas Consag —teniendo como radio de Rocas Consag a Punta Estrella, Baja California (Sur de San Felipe), y una extensión de 282,743 ha (Fig. 9)—, frente a las costas del Puerto de San Felipe, Municipio de Ensenada, en el Estado de Baja California, ya que es la zona núcleo del hábitat de la vaquita, de que representa un tipo particular de hábitat con sus propios procesos ecológicos, comunidades biológicas y características fisográficas, además de que el área, cuenta con numerosas especies endémicas, las que son de gran valor para la conservación del equilibrio del ecosistema lo cual le confiere una relevancia a nivel nacional. Es necesario proteger el entorno ecológico del área propuesta, para cuyo efecto se requiere, llevar a cabo estudios y acciones de investigación, que generen los elementos necesarios para su recuperación y den bases para el manejo sustentable del ecosistema. Que esta área, cuenta con numerosas especies endémicas, las cuales son de gran valor para la conservación del equilibrio de este ecosistema. - Es urgente realizar en el área propuesta, estudios poblacionales sobre la especie endémica: vaquita o marsopa del Alto Golfo de California (Phocoena sinus), su distribución general y estacional, y sobre la descripción, caracterización y conocimiento del hábitat crítico para la especie, otras especies de mamíferos marinos como las ballenas, los delfines y los lobos marinos, así como especies de peces endémicos como la totoaba (Totoaba macdonaldi), la curbinita (Isopisthus altipinnis), el pez sapo (Porichthys mimeticus), y otros; el calamar

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(Lolliguncula panamensis y L. diomediae) y otras especies bentónico-demersales que conforman la dieta de la vaquita. - Que se hagan estudios sobre la fisiología y el comportamiento de la vaquita. Lo que permitirá un mayor conocimiento de sus hábitos y de esta manera se le pueda proteger con mayor efectividad. - Que se implementen las medidas necesarias para su protección efectiva, comenzando con el apoyo a las campañas de educación ambiental en las ciudades, pueblos y campamentos pesqueros del Alto Golfo de California, con particular interés en aquellos que se encuentran asentados dentro de la Reserva de la Biósfera y los inmediatamente aledaños hacia el sur (San Felipe y Puertecitos, Baja California, y El Golfo de Santa Clara y Puerto Peñasco, Sonora). - Que se ejerza una vigilancia más efectiva y permanente en la Reserva de la Biósfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado y esta zona de refugio. Se matricule a las embarcaciones que operan dentro de la Reserva de la Biósfera y que se limite el número de embarcaciones que operen dentro de estas áreas protegidas. - Que se haga obligatorio el uso de excluidores de tortugas (TEDs) y excluidores de fauna de acompañamiento en los barcos arrastreros que operan en la zona de amortiguamiento y hacia el sur de la Reserva de la Biósfera para evitar que las vaquitas sean capturadas. - Que se promueva la liberación del flujo de agua dulce (previamente tratada) del Río Colorado para comenzar con el reestablecimiento de los ecosistemas del delta y el incremento de sólidos en suspensión provenientes del Alto Río Colorado. - Que se impulse la investigación sobre diferentes artes de pesca, como trampas de marea (almadrabas) y otras artes que pudieran sustituir el uso de redes agalleras en el área. - Que se impartan cursos a los pescadores del área para hacer de su conocimiento los requerimientos del hábitat para esta y otras especies vulnerables y en peligro de extinción en el Alto Golfo de California. Este curso podría “certificar” sus productos como “sustentables” antes de que por presiones y leyes internacionales se nos haga tomar decisiones de este tipo. Si los pescadores libres, uniones de pescadores, cooperativas pesqueras y empresas pesqueras privadas no toman el curso, entonces no obtendrían el permiso de pesca correspondiente, ni la certificación de sus productos. Figura 9 Bibliografía Álvarez-Borrego, S. 1983. The Gulf of California. Páginas 427-449 in B.H. Ketchum, ed. Estuaries and Enclosed seas. Elsevier Scientific Publishing Co. Amsterdam. Aubert, H. y M. Vásquez-León. 1994. Etnografia de la pesca. pp 55-82 in McGuire, T.R. y J.B. Greenberg. eds Comunidad marítima de la Reserva de la Biósfera: Crisis y Reacción en el Alto Golfo de California. Occasional Papers No. 2. Bureau of Applied Research in Anthropology. University of Arizona, Tucson. Aubert, H. y M.N. Zedeño. 1994. La organización espacial de la pesca de camarón de altamar. pp 83-100 in McGuire, T.R. y J.B. Greenberg. eds Comunidad marítima de la Reserva de la Biósfera: Crisis y Reacción en el Alto Golfo de California. Occasional Papers No. 2. Bureau of Applied Research in Anthropology. University of Arizona, Tucson. Barlow, J. 1986. Factors affecting the recovery of Phocoena sinus, the vaquita or Gulf of California harbor porpoise. NMFS, SFC. Administrative Report LJ-86-37. 19 p.

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Programa de manejo del Parque Nacional La Malinche José Manuel Sáinz Janini*

El autor presenta un resumen de los principales logros del programa de manejo para está área natural protegida del estado de Tlaxcala. * Coordinador General de Ecología del Gobierno de Tlaxcala. En el número 41 de esta Gaceta Ecológica, Adelina Espejel Rodríguez hizo un comentario amplio sobre el volcán La Malinche. Alentados por este artículo nos permitmos ahora dar a conocer las actividades realizadas en esta área natural protegida durante los últimos cuatro años. Para una mejor comprensión de la labor, el actual gobierno del Estado, es conveniente señalar que uno de los cinco principios básicos de su Programa Estatal de Desarrollo tiene como meta “detener el deterioro del ambiente e implementar acciones eficaces para la recuperación del patrimonio ecológico de Tlaxcala”. Con el fin de cumplir con ese compromiso, se creó la Coordinación General de Ecología, como dependencia directa del Ejecutivo, encargada de aglutinar esfuerzos e impulsar los programas y acciones. Asimismo, para que dicha labor se cumpla dentro de un marco jurídico y debido a que se carecía de ella, a propuesta del gobernador, la legislatura local aprobó la Ley de Ecología y de Protección al Ambiente del Estado de Tlaxcala, que fué publicada en el Periódico Oficial el día 2 de marzo de 1994. A tres años y medio de haberse aprobado, ésta se ha complementado con dieciseis reglamentos que norman la materia y están basados en criterios de orden científico, técnico y humano, encaminados a la protección de los recursos naturales. Entre estos reglamentos está el dedicado al Manejo y Administración del Parque Nacional la Malinche, que fue publicado en el Periódico Oficial el día 11 de agosto de 1997. El Reglamento se elaboró tomando en cuenta la política ambiental para el crecimiento sustentable del Plan de Desarrollo y el hecho de que la Federación, a través de la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, así como el Instituto Nacional de Ecología, transfirieron a los Gobiernos de los Estados de Tlaxcala y Puebla la administración del Parque, con el fin de que ambas entidades lleven a cabo la organización, el manejo y el debido aprovechamiento de los recursos naturales. La transferencia se llevó a cabo mediante un acuerdo de coordinación, que fue publicado en el Diario Oficial de la Federac ión el 27 de febrero de 1996 y en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Tlaxcala el día 28 de los mismos mes y año. Los capítulos y artículos del Reglamento se hicieron siguiendo los lineamientos del Programa que realizó la Coordinación General de Ecología para la instalación, el 12 de mayo de 1995, del Comité para el Desarrollo Integral de la Malinche, que es el encargado de supervisar y evaluar las acciones que se llevan a cabo en el Parque. El propósito del mencionado Reglamento es el de obligar al cumplimiento del programa citado, para el que se tomó en cuenta toda la información técnica, jurídica y social disponible respecto a la Malinche. Se buscó que las medidas adoptadas fueran sólidas, para que aunque puedan recibir adiciones o correcciones en el futuro, sean permanentes en su esencia y no sujetas a ideas pasajeras o proyectos temporales. Inicia considerando la importancia que tiene esta montaña para el estado, ya que aunque comparte su extensión con el de Puebla, las tres cuartas partes de ella corresponden a Tlaxcala, lo que representa el 23% de su territorio y dando albergue a la tercera parte de sus habitantes. El 87.5% de la población náhuatl y otomí se encuentra asentada en la Malinche, por lo cual se puede considerar a esta zona como un refugio de los grupos étnicos de la entidad, población que vive en pobreza extrema y que presenta altos niveles de monolingüismo. Esta montaña ha sido tradicionalmente fuente de recursos para la mencionadas comunidades indígenas, ya que de ella extraen leña, carbón, morillos, ocoxal, tierra de monte, hongos comestibles, arena, grava y otros productos naturales. Sin embargo, este uso o aprovechamiento ha seguido, de modo ancestral criterios empíricos y sin regulación alguna; y, cuando en el pasado se daba una participación por parte de las autoridades, tanto federales como estatales, los resultados tendían a reducir la presencia social en la montaña, desencadenándose conflictos con el propio gobierno y un ambiente de rechazo a toda intervención oficial. Como una respuesta concreta a esta situación, el Programa tiene el propósito de regular la actividad social, conociendo y evaluando, en su exacta magniud, el impacto ambiental de la extracción de recursos, ya que sólo cuantificándola es posible tomar las medidas adecuadas al respecto que permitan la conservación y un aprovechamiento racional de los mismos. Para aplicar el Programa de Manejo Integral, se han desarrollado tres subprogramas, que son los siguientes: a) Subprograma de Vigilancia Ecológica:

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El día 1 de agosto de 1995 se puso en operación este Subprograma, cuyo fin es el de un resguardo permanente y eficaz. Para ello, se rehabilitaron tres casetas ya existentes sobre el camino perimetral, en Altamira, Microondas y Axotla del Monte, construyéndose una más en San Isidro Buensuceso. A principios de este año y con base en la experiencia obtenida, se instaló una caseta más en el paraje conocido como “La Caprina”, al noreste de la montaña, para completar un control adecuado. Estas cinco casetas cuentan con los servicios fundamentales como cocineta, baño y luz alimentadas por gas butano o electricidad, un área administrativa y otra para reposo provisional. También cada caseta dispone de un vehículo apropiado para la zona y está dotada de equipop rala la radiocomunicación con el resto de las casetas, los demás vehículos y las oficinas de la Coordinación General de Ecología. Este sistema de vigilancia ecológica funciona con 30 profesionistas capacitados y escogidos por medio de una estricta y cuidadosa selección. Para fines prácticos, la montaña se dividió en 5 sectores, uno por caseta, y cada uno, a su vez, se subdividió en cuadrantes de 100 hectáreas. Tanto a los cuadrantes como a los caminos se les asignó una numeración progresiva, que ha facilitado la operación en la montaña. Adscritos en número de 6 por caseta, los vigilantes ecológicos realizan guardias en parejas de 24 horas por 48 de descanso, cubriendo todos los días del año, labor por la que reciben una retribución adecuda para que cumplan sus labores con honestidad. Cuentan con material cartográfivco actualizado que los apoya en sus labores. El trabajo de estos equipos ha permitido medir con exactitud el flujo de vehículos que van a la zona y los objetivos del viaje así como atención de eventualidades de los visitantes. Un aspecto que vale la pena señalar es el control del pastoreo, que ya está eliminado en las zonas que están por encima de los 2,80 msnm. Un paso previo, fue levantar, por municipio, un padrón del número de cabras, pastoreadas habitualmente en la Malinche. El paso siguiente fue acordar con los propietarios de las localidades de Pilares y Altamira un plazo para el cambio de chivos por borregos, para los que se permite el pastoreo, por no tener estos últimos el hábito destructivo del ganado caprino. El equipo de vigilancia también previene y controla incendios, que, hasta antes de iniciar el programa, arrasaban grandes superficies del bosque. De 1995 a 1997 se han combatido 351 conatos, con una superficie afectada de 1,100 hectáreas, de las cuales 860 fueron de pastizal y sólo 240 de arbustos y de renuevo. Es importante señalar que, en ese lapso, ningún incendio duró más de una jornada de trabajo y que el promedio de áreas afectadas fue de tres hectáreas por siniestro, lo que demuestra una rápida detección y el control adecuado. En su extinción han participado, además de la Coordinación General de Ecología, las comunidades asentadas en la montaña y personal de la SEMARNAP, de la 23 Zona Militar, Cuerpo de Bomberos y de Seguridad Pública del estado. b) Suprograma de Uso Racional de los Recursos Naturales: El artículo 47 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, establece la participación de los habitantes y organizaciones locales en la conservación de los recursos naturales. En atención a este punto y conforme a las atribuciones de la Coordinación General de Ecología se han logrado firmar, en el marco del Programa de manejo, 21 convenios con propietarios y comuneros así como con autoridades ejidales y municipales de 11 municipios. Como resultado de las labores de sensibilización y concertación se han establecido en todas las comunidades Comisiones de usuarios, elegidas por los mismos pobladores, y que constituyen el puente de comunicación permanente con la Coordinación General de Ecología. La meta es regular, mediante mutuos acuerdos, la extracción de recursos naturales, para establecer un sistema permanente de uso y aprovechamiento racional, que sea compatible con los procesos de regeneración, restauración y conservación de los ecosistemas de la montaña, en favor de un mejor nivel de vida para la población asentada en la zona. Potencialmente, cualquier comunidad de la Malinche puede participar en el Programa. Sin embargo, algunas de ellas son prioritarias, si se toma en cuenta a los habitantes que, en extrema pobreza, sólo cuentan con los recursos naturales de la montaña como única alternativa de sobrevivencia, situación que se presenta em el caso de poco más del 4% de la población indígena que allí habita. La metodología seguida en este caso parte, primero de analizar cudadosamente los requerimientos de extracción de los solicitantes para ajustarlos a su nivel socioeconómico. El paso siguiente es discutir con ellos y con la Comisión de Usuatios local, para clasificarlos, y en su caso modificarlos, según los resultados que arroje el estudio global. A la fecha se tiene un 64% de avance en el registro de los usuarios, habiéndose entregado credenciales a 300 que son permanentes y empadronado a otros 203 que son eventuales. Las credenciales son emitidas por el Gobierno del Estado, a través de la Coordinación General de Ecología, llevando fotografía, nombre y firma o huella del usuario; firma del titular de la Coordinación, así como el tipo y cantidad del recurso que está autorizado a extraer

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semanalmente. Las credenciales son intransferibles y su uso queda reservado a los acreditados, que deben avalar su vigencia cada seis meses. Las autorizaciones para el aprovechamiento semanal se hacen mediante un estudio socioeconómico llevado a cabo por la Coordinación, que ha dividido a los usuarios en tres categorías, de acuerdo con los siguientes criterios: a) Personas cuya única actividad de subsistencia es el aprovechamiento de algún tipo de recurso y tienen un número igual o mayor de siete dependientes económicos. b) Personas que de manera alterna y temporal subsisten del aprovechamiento de algún tipo de recursos y tienen de cuatro a seis dependientes económicos. c) Personas que de manera esporádica subsisten del aprovechamiento de algún tipo de recurso y tienen menos de cuatro dependientes económicos. De acuerdo con la clasificación anterior, las autorizaciones, para el aprovechamiento semanal, se otorgan en la forma siguiente:

Tipo de recurso Categoria Cantidad Unidad de medida Carbón A

B C

500 300 200

kg kg kg

Morillo A

B C

8 6 4

pieza pieza pieza

Viga A

B C

8 6 4

pieza pieza pieza

Tabla o polín A

B C

3 2 1

docena docena docena

Material pétreo o tierra de monte

A B C

HASTA 10 HASTA 5 HASTA 3

M3 M3 M3

Como segunda fase del Programa en cuestión, la Coordinación General de Ecología, está promoviendo ante cada comisión de usuarios el establecimiento de pequeños talleres comunitarios en los que se elaboren artesanías a base de madera, para que obtengan un valor agregado al producto. También se han establecido plantaciones de árboles de navidad, que fueron sembradas este año y que ocupan cinco hectáreas en San Francisco Tetlanohcan y San Pablo del Monte. Es oportuno agregar que cuando se autoriza el aprovechamiento de recursos forestales, el usuario debe procesar la madera en el sitio del derribo, con herramientas manuales, y su transporte sólo está permitido durante las horas de luz del día, con animales de carga. A dos años de llevar el registro semanal de los recursos se estimó el impacto ambiental producido al arbolado por la actividades de extracción en la montaña. Para los propósitos de estimación de volumenes de aprovechamiento, se consideró un árbol tipo de 30 cm de diamétro por 15 m de altura y una producción de 0.770 m3rta (metro cúbico, rollo total de árbol), cifra un poco menor a la obtenida en el Inventario Forestal periódico. El volumen acumulado de productos maderables extraidos (carbón, vigas, morillos y tablas) de agosto de 1995 a octubre de 1997 fue de 7,929.57 m3rta. Para obtener ese volumen fue necesario cortar 7,142 árboles, esto es, el 0.21% del bosque de la Malinche, que cuenta con 3,368,765 árboles, de acuerdo con el Inventario Forestal de 1994. El volúmen citado está muy abajo del porcentaje teórico máximo de aprovechamiento forestal, que está calculado en el 2%. Si se asume que esta afectación fué causada por un 50.3% de los usuarios potenciales, el total de los mismos representaría el 0.42% del arbolado,valor todavía distante del máximo teórico del 2%. Bajo otro punto de análisis, si se conoce que el incremento corriente anual (I.C.A.), o crecimiento del bosque por año, es de 6.93% metros cúbicos por hectárea, se puede calcular que la Malinche, produce, en total, 113,889.69

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metros cúbicos de madera por año, cifra que debe considerarse como los intereses del capital representado por la masa forestal de la montaña. Como resultado del ordenamiento de la actividad de extracción de los recursos naturales, es frecuente aún que el Cuerpo de Vigilancia Ecológica detecte irregularidades en el aprovechamiento forestal. Como resultado de esto, de octubre de 1995 a octubre de 1997 se levantaron 560 actas administrativas; de las cuales, en 40 se incorporó a los infractores al Programa; en 338 se firmó un convenio para la reparación del daño; en 134 se tiene resolución condicionada y 48 fueron turnadas a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA). c) Subprograma de Reforestación: En 1993 y 1994 el Gobierno del Estado y la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos canalizaron recursos económicos para plantar, durante el primero de los años citados, 1,100,000 árboles forestales y 300,000 frutales, así como 1,052,000 y 310,000, respectivamente, en 1994. esta plantación se realizó con la participación de empresas privadas, emdiante licitación pública nacional, comprometidas a utilizar mano de obra local y entregar ante notario público, el 90% de los árboles en buen estado y con un crecimiento satisfactorio al año de plantados. Esta labor le valió al gobierno del estado, recibir del gobierno federal, el Premio Nacional Forestal en su categoría de Fomento. De 1993 a 1997, con el apoyo de la Secretaría de la Defensa Nacional y de los usuarios de la montaña, se han plantado 5,014,760 árboles, cifra que representa el 26% de los sembrados en todo el estado durante le mismo lapso. Las especies empleadas fueron, de los forestales, Pinus Gregii, Pinus Ayacahuite, Pinus Teocote, Pinus Montezumae y Pinus Pseudotrobus, así como manzanos, duraznos, chabacanos, ciruelos y nogales. En el marco de las labores de investigación y difusión, se encuentran en marcha los siguientes proyectos:

Titulo de proyecto Institución Inventario faunístico Laboratorio de vertebrados de la Facultad de

Ciencias de la UNAM Aporte de hojarasca al suelo ENEP-IXTACALA Inventario fungístico Laboratorio de Micología de la UAT Inventario florístico Jardín Botánico Tizatlán-Gobierno del Estado Producción de hongos silvestres comestibles INIFAP-Tlaxcala

Por su parte, las autoridades federales en la materia han destadado los logros en esta área natural protegida y han fomentado el conocimiento de esta experiencia para us uso en otras regiones del país. A manera de conclusión La labor realizada, durante la presente administración en el Parque Nacional de la Malinche, ha sido respaldada, ampliamente, por el Gobierno del Estado, no sólo con la erogación de un presupuesto suficiente, sino con el apoyo más amplio a las actividades de un programa dirigido a población en extrema pobreza. Los esfuerzos institucionales son los más consolidados y fructíferos de cuantos se han llevado a cabo hasta la fecha, lográndose que los usuarios, además de beneficiarse, cumplan con las políticas ambientales y sociales dentro de un verdadero desarrollo sustentable.

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Objetivo de las disposiciones normativas sobre el confinamiento controlado de residuos peligrosos1 Dra. Cristina Cortinas de Nava* 1 Esta presentación sólo expresa la opinión de la autora y no representa la posición oficial.

* Directora General de Materiales, Residuos y Actividades Riesgosas. Av. Revolución 1425, nivel 14, Col. Tlacopac, C.P. 01040. México, D.F. Correo electrónico: [email protected]. El propósito de las consideraciones que se exponen a continuación es invitar al lector a participar en un ejercicio de análisis y reflexión acerca de las bases científicas y técnicas en las que se sustentan las normas ambientales. En particular, las relacionadas con el confinamiento controlado de residuos peligrosos, que lleve a identificar oportunidades para mejorarlas con la contribución de sus aportaciones. Al mismo tiempo, se busca resaltar el hecho de que las normas no se susrtentan sólo en consideraciones científicas y técnicas, sino que se incorporan en su elaboración otras de diversa índole, como son las relativas a los contextos en los que se desarrollan, los recursos de los que se dispone para su instrumentación, la factibilidad tecnológica, la aceptación social y la voluntad de pagar el costo que implica su puesta en práctica. Este ejercicio de análisis y reflexión está abierto a todos los sectores de la sociedad, dada la importancia de contar con su opinión durante el proceso de elaboración o de adecuación de las normas y de su participación en la promoción de su cumplimiento. Aspectos generales sobre la normatividad ambiental De manera general, las normas que se desarrollan para prevenir y reducir la contaminación ambiental, son instrumentos de la gestión que buscan orientar conductas para poner en práctica los principios y alcanzar los distintos objetivos de las políticas en la materia; todo ello, a través de especificaciones que constituyen una guía para quienes deben cumplirlas y para los que verifican su cumplimiento. Los sistemas jurídicos de donde surgen las normas tienen una gran influencia, tanto en las características de éstas, como en el sustento de su aplicación. Sobre todo, en los países en los cuales los tribunales basan sus decisiones tanto en las legislaciones vigentes como en la jurisprudencia o el modo en que la ley ha sido interpretada en casos previos, en lo que suele denominarse derecho común. En el caso de los residuos peligrosos, la aplicación del derecho común para definir responsabilidades derivadas de su manejo, es un área legal extremadamente compleja, que no necesariamente encuentra su equivalente en nuestro sistema jurídico basado en el derecho romano. Existen otras diferencias en cuanto a la forma en que se prepara la emisión de las normas en un sistema y otro, que deben ser tomadas en cuenta cuando se está interesado en utilizar como modelo la normatividad de otro país con distinto sistema jurídico. Por ejemplo, mientras las normas que emanan del derecho romano norman el deber ser y no necesariamente se prepara su entrada en vigor tomando como base las consecuencias esperadas de su aplicación, las derivadas de otros sistemas jurídicos requieren que antes de su expedición se cuente con los diversos instrumentos de gestión que harán posible su aplicación (por ej. procedimientos, métodos, esquemas de difusión y capacitación para su puesta en práctica, e incluso presupuestos oficiales para que las autoridades responsables puedan contar con los recursos para verificar su cumplimiento; además de considerar plazos para su cabal cumplimiento). En cualquiera de los sistemas jurídicos en los que se establecen normas, se admite que estas encuentran sustento en el conocimiento científico-técnico disponible en el momento de elaborarlas, por lo que requieren ser revisadas periódicamente y, en su caso, ser adecuadas para que reflejen los avances en dicho conocimiento, así como la experiencia adquirida durante su aplicación. De antemano se acepta la imposibilidad de que puedan establecerse en una norma todas las especificaciones a seguir para atender todos los tipos de situaciones posibles en una materia; de ahí que se parta, por lo general, de la consideración de escenarios. En algunos casos de acuerdo con las condiciones que privan en un país, de sus valores, de sus recursos o de sus prioridades, se analizan los peores escenarios posibles aunque sean improbables, mientras que en otros, se consideran los más probables. Es decir, en un caso se adopta una postura conservadora y en otra, una más realista; ello trae como consecuencia que las medidas que se establecen en la norma para alcanzar su objetivo varíen, tengan casos distintos grados de dificultad para ponerse en práctica y su instrumentación implique diferentes costos. Por lo anterior, para fijar una postura al respecto, se requiere determinar cuál es el contexto en el cual se aplicará la norma, con qué recursos se cuenta para hacerla efectiva y cuánto está dispuesta a pagar la sociedad por

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alcanzar una calidad ambiental dada, a través de la imposición de una norma, pues todo grado de rigor para obtener una calidad mayor cuesta y requiere de una complejidad tecnológica superior o de más recursos. Cabe aclarar que las regulaciones tienen un impacto económico en la sociedad en general, ya que quien está sujeto a cumplirlas buscará hacer pagar el costo de su cumplimiento a otros y en la cadena de quienes pagan siempre se encuentra al consumidor de los productos que terminan convirtiéndose en residuos peligros. A la vez, los costos para las autoridades gubernamentales derivados de la gestión de los residuos peligrosos y de la verificación del cumplimiento de las normas recaen finalmente en los contribuyentes, o sea en la sociedad. La forma y el fondo de las normas han ido cambiando con el tiempo en todos los sistemas jurídicos. Se ha partido, por ejemplo, de normas muy prescriptivas que especificaban a detalle cómo lograr su objetivo e incluso imponían tecnologías a emplear para alcanzar una calidad particular, para llegar ahora al caso de normas que dejan abierta la selección de las medidas a seguir y de cualquier tecnología a usar, siempre y cuando se alcance la meta fijada. También ha cambiado el sustento metodológico para fundamentar las normas relacionadas con la prevención y reducción de la contaminación ambiental, con la introducción de las metodologías para evaluar los riesgos derivados de ella mediante parámetros objetivos y cuantificables. Dichas metodologías permiten estimar la probabilidad de que ocurran efectos adversos en la salud humana, en la flora y en la fauna o deterioro de los materiales y de los diferentes estratos ambientales (aire, agua, suelos), en función de ciertas condiciones de contaminación ya sean súbitas, como consecuencia de un accidente por explosión, incendio, fuga o derrame de sustancias tóxicas, o bien como resultado de la liberación continua de contaminantes al ambiente. Evaluación, dimensionamiento, y priorización de riesgos En lo que se refiere a los residuos químicos peligrosos, se debe de tener presente que su peligrosidad deriva de las propiedades que los hacen corrosivos, reactivos, explosivos, tóxicos o inflamables (características CRETI); en tanto que su riesgo resulta de la forma en que se manejen, lo cual puede crear condiciones de exposición para los seres humanos, la flora y la fauna que provoquen efectos adversos, o bien que deterioren los materiales y la calidad del aire, del agua y de los suelos. Dado lo señalado previamente, es posible concebir un manejo seguro de los residuos peligrosos, siempre y cuando se adopten las medidas adecuadas para prevenir exposiciones inadmisibles y su liberación al ambiente en un forma que pueda ocasionar efectos adversos. La política ambiental en materia de residuos peligrosos está orientada a reducir y minimizar su generación, así como a lograr su manejo ambientalmente adecuado a todo lo largo de su ciclo de vida integral, desde que se generan hasta que se tratan y disponen finalmente. A su vez, la normatividad correspondiente busca desalentar conductas que traigan consigo que los residuos peligrosos se viertan al ambiente sin ningún control, contaminando los cuerpos de agua, alterando los suelos, dañando a los ecosistemas y poniendo en riesgo la salud humana. Aún cuando no exista un método infalible que permita reducir a cero el riesgo en el manejo de los residuos peligrosos, es evidente que el manejo controlado siguiendo las especificaciones normativas contribuye a reducir considerablemente los riesgos que implica su disposición clandestina e inadecuada. También, es importante al adoptar decisiones sobre manejo ambiental de residuos, evaluar y dimensionar los riesgos que se busca prevenir y reducir, poniéndolos en perspectiva con respecto de otros riesgos que la sociedad enfrenta cotidianamente, de manera a establecer prioridades de acción y definir el grado de intervención que será necesaria para reducir dichos riesgos, tomando en cuenta el planteamiento de que toda reducción de riesgos cuesta. Lo cual lleva a poner en perspectiva los riesgos de los residuos peligrosos en diferentes contextos y los beneficios de su control, así como a determinar la relación entre el costo y la efectividad de las medidas a adoptar para reducir los riesgos. Normatividad sobre confinamientos controlados de residuos peligrosos En el caso que nos ocupa, el confinamiento controlado de residuos peligrosos, uno de los riesgos principales que se busca prevenir, es el de la posible migración de las sustancias tóxicas confinadas hacia el acuífero o hacia los cuerpos de agua superficiales y, con ello, la posible exposición de la población o de la flora y fauna vecinas. Por lo anterior, el análisis de la normatividad en la materia se centrará en los aspectos relacionados con la prevención y reducción de riesgos del confinamiento de residuos tóxicos.

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En primer término, conviene resaltar el hecho de que lo que es fundamental no es la toxicidad de una sustancia contenida en un residuo peligroso, sino prevenir o reducir la probabilidad de que ocurran exposiciones a ella durante su manejo que puedan reunir las condiciones para que se constituya en un riesgo, ya que se sabe que lo que hace a un veneno es la dosis. Para ejemplificar cuales son las condiciones de exposición a una sustancia tóxica que pueden constituir un riesgo, basta con recordar que para que un medicamento químico sea efectivo se requiere que se administre en una cantidad o dosis particular, durante un tiempo dado y con una frecuencia establecida (por ejemplo, cápsulas de 30 mg. durante cinco días, tres veces al día). Lo mismo ocurre con los efectos adversos de las sustancias tóxicas, para que se produzcan se requieren reunir esas tres condiciones: dosis/tiempo/frecuencia. Más aún, un medicamento químico no tan sólo puede ser benéfico, sino que también puede ser tóxico si se rebasan las especificaciones de dosis/tiempo/frecuencia de administración que recomienda el médico. De hecho, un buen número de residuos tóxicos, antes de ser desechados han sido productos de consumo empleados sin mayor problema en el hogar, en el lugar de trabajo, en los servicios o en la industria, de seguirse las especificaciones contenidas en las etiquetas o en las hojas de seguridad que indican como prevenir riesgos y que hacer en caso de intoxicación. De ahí que lo que busque la normatividad es extender las prácticas de protección y manejo seguro, para que cubran todo su ciclo de vida integral, incluyendo cuando se convierten en residuos peligrosos. Así pues, lo que se trata de prevenir o reducir a través de las especificaciones normativas en materia de confinamientos controlados de residuos peligrosos, es la movilización de los residuos tóxicos fuera del lugar en el que se confinan hacia un posible receptor, que pueda verse expuesto en condiciones que signifiquen un riesgo. De manera gruesa se pueden resumir las medidas de prevención y reducción de la probabilidad de que las sustancias tóxicas confinadas migren fuera del confinamiento, en los siguientes rubros: � En primer lugar, se encuentran las disposiciones normativas que limitan el confinamiento a residuos en los

que las sustancias tóxicas contenidas en ellos se encuentran en una forma o consistan en elementos o compuestos con poca capacidad de movilización (no se permite confinar líquidos ni residuos conteniendo sustancias de alto riesgo como los bifenilos policlorados).

� En el caso de que los residuos a confinar se encuentren en una forma que pueda facilitar la movilización de las sustancias tóxicas contenidas en ellos, por ejemplo por ser húmedos (como los lodos), las normas plantean que se les debe someter a tratamiento (por ejemplo, estabilización y encapsulamiento).

� Para evitar la posibilidad de reactividad, explosividad o incendio, que contribuyan a que las sustancias tóxicas salgan fuera del confinamiento, se establecen especificaciones normativas que previenen que residuos incompatibles se confinen en el mismo lugar.

� Las obras de ingeniería de distinta índole que la normatividad plantea, están orientadas a contribuir a crear barreras para prevenir la a migración de los residuos tóxicos confinados, fuera del confinamiento.

� Los confinamientos también deben de estar dotados de redes de tuberías que captan las posibles infiltraciones o escapes de líquidos para evitar que arrastren residuos tóxicos fuera del confinamiento. Además deben contar con pozos de monitoreo para vigilar que no ocurran tales migraciones.

� Para evitar que los gases que se forman en las celdas de confinamiento exploten, se construyen redes de tuberías de venteo.

� Por otra parte, la selección del sitio en el que se ubica un confinamiento también busca que existan otras barreras que dificulten la movilización de los residuos tóxicos confinados, tales como la impermeabilidad o baja permeabilidad de los suelos.

� La ubicación de los confinamientos en zonas en las cuales los mantos freáticos son profundos, agrega una dificultad adicional para que las sustancias tóxicas contenidas en los residuos, en el caso de haber roto todas las barreras antes señaladas, contaminen las aguas subterráneas.

� La distancia de los confinamientos respecto de los posibles receptores (cuerpos de agua superficial, poblaciones, flora y fauna de valor ecológico), constituye un elemento adicional a los anteriores para reducir la probabilidad de exposición a los residuos tóxicos.

Es importante aclarar que, aún cuando una sustancia tóxica lograra movilizarse fuera del sitio en el que está confinada, superando todas las barreras y dificultades antes mencionadas, estará sujeta a otra serie de procesos que pueden impedir su migración o degradarla químicamente, biológicamente o por la acción de la luz solar, por citar algunos ejemplos. Los países que han establecido normas en materia de confinamiento controlados de residuos peligrosos, varían en cuanto a disponer de manera prescriptiva que se cumplan todas las especificaciones señaladas, o en plantear que lo que importa es que se prevenga la movilización de los residuos tóxicos no importa como ni con qué combinación de los elementos señalados.

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Existen países que no consideran una limitante fundamental la distancia de los confinamientos a los centros poblacionales, por lo que aceptan que éstos puedan establecerse a distancias cortas; siempre y cuando se diseñen, construyan y operen de manera a prevenir la diseminación de los residuos tóxicos en el ambiente. Por el contrario, se anticipa que en el caso de ubicar un confinamiento en una zona desértica, sin mantos freáticos que proteger y con poblaciones distantes, las obras de ingeniería puedan ser menores. Normatividad nacional de los confinamientos controlados En México, las normas que establecen las condiciones que deben de reunir los sitios en los que se confinan residuos peligrosos y las relativas al diseño, construcción y operación de los confinamientos controlados, surgieron en 1988, al mismo tiempo que se publicó la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente y su Reglamento en Materia de Residuos Peligrosos. Cabe señalar que antes de 1988, ni los curricula de las Instituciones de Educación Superior habían incluido los elementos de enseñanza para formar los expertos en la gestión de residuos peligrosos que el país necesitaba, ni existía prácticamente experiencia tecnológica ni servicios de manejo en la materia; por lo cual no se disponía de una experiencia nacional en la cual sustentar la normatividad correspondiente. Por lo anterior, la normatividad acerca de los residuos peligrosos, en general, y la de confinamientos controlados, en particular, se inspiró de la de otros países; incorporado en ella los elementos esenciales considerados en otras normas y se trató de que estuvieran a la vanguardia. Sin embargo, la normatividad mexicana en algunos aspectos tiende a ser muy prescriptiva, dejando poco espacio para combinar medidas de prevención de riesgos según convenga. Sobre todo, llama la atención el señalamiento de que los confinamientos controlados deben de ubicarse por lo menos a 25 kilómetros de una población 10,000 habitantes lo que no indican las normas de otros países que sirvieron de modelo (en Estados Unidos cerca del 68% de los residuos peligrosos se confinan y en la unión europea alrededor del 47%, y los confinamientos pueden ser ubicados a distancias hasta de 1 kilómetro de centros de población). Cuando se investigan los criterios que se siguieron para fijar la distancia de 25km. se identifica que estuvieron inspirados por los estudios de riesgo que la legislación ambiental plantea deben de realizarse para evaluar los proyectos de actividades altamente riesgosas en las que se manejan sustancias explosivas, inflamables y tóxicas en las cantidades de reporte que establecen los listados que han sido publicados en el Diario Oficial de la Federación. En este tipo de estudios de riesgo, lo que se evalúa es la probabilidad de que ocurra una explosión incendió nube tóxica en caso de un accidente y la distancia a la cual podrían ocasionar muertes o daños a la salud, a fin de establecer un Zona Intermedia de Salvaguarda (ZIS). Es importante aclarar que aún en las instalaciones más riesgosas, en ningún lugar del mundo se ha llegado a fijar una Zona Intermedia de Salvaguarda de tal dimensión y en México la única que se ha establecido alrededor de una empresa que produce fluor es menor a dos kilómetros. Así mismo, por las características de los confinamientos antes descritas, hasta ahora no ha habido accidentes que produzcan nubes tóxicas de esta índole en ningún país, que hayan sido difundidos por los medios de comunicación y publicaciones especializadas; por lo cual se considera que el escenario que se utilizó para calcular dicha distancia es excesivamente conservador e improbable. Más aún en sentido estricto por sus características, un confinamiento controlado de residuos peligrosos no reúne los criterios para ser considerado como una actividad altamente riesgosa. Además, la mayor preocupación respecto de los confinamientos de residuos tóxicos, no es la contaminación del aire sino la de los cuerpos de agua, lo que se ve reflejado en las disposiciones normativas en la materia. Un segundo criterio que se siguió para establecer la distancia de 25 kilómetros respecto de los centros de población, fue el de prevenir que el crecimiento urbano se acercara demasiado de los confinamientos controlados, dada la experiencia desafortunada de violación de los reglamentos de uso del suelo que ha traído como consecuencia que densos asentamientos humanos se desarrollen en torno de actividades altamente riesgosas, a pesar de que éstas se encuentren en sitios en los que el uso del suelo es sólo industrial. Sin embargo, la solución a este problema trasciende la norma de ubicación de sitios de confinamientos, ya que demanda el ordenamiento del territorio, la planeación de los usos de suelo y el control del respeto de los destinos del suelo. Por lo antes expuesto, la Norma Oficial Mexicana relativa a la selección de los sitios para ubicar un confinamiento controlado de residuos peligrosos, no considera la distancia de 25 kilómetros de los centros de población, ni ninguna otra de sus disposiciones, como elementos sin cuyo cumplimiento no pueda aprobarse un sitio, sino que acepta como equivalente el que se realicen obras de ingeniería que permitan alcanzar su objetivo de prevención de

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la movilización de los residuos confinados. Es importante saber que por la gran dispersión de la población en gran parte del territorio nacional, es sumamente difícil cubrir el requerimiento de distancia al que se hace referencia. Dos aspectos ayudarán a comprender los dilemas que han enfrentado los reguladores al establecer las normas de confinamiento de residuos peligrosos. Uno de ellos es el de la desafortunada experiencia de países en los que se confinaron residuos líquidos de sustancias orgánicas volátiles en sitios sobre los cuales se construyeron asentamientos humanos, como en Love Canal en Estados Unidos; problema que condujo a evacuar a la población cuando se descubrió su exposición a las emanaciones tóxicas de los residuos. Por ello en la normatividad de México se prohibió desde un principio el confinamiento de este tipo de residuos. El segundo aspecto, es el relativo a que ninguna instalación de confinamiento o de otra índole para la disposición final o el tratamiento de residuos peligrosos es cien por ciento infalible, sino que a lo que contribuye es la reducir considerablemente los riesgos y a mantenerlos bajo control, última diferencia de lo que ocurre con la disposición inadecuada y clandestina de los residuos. Para ilustrar esta situación, puede citarse el ejemplo de la normatividad para la construcción de edificios en zonas sísmicas, como en la Ciudad de México en la que ocurren ciento de sismos de diferentes grados de intensidad al año, lo cual es tomado en cuenta para reducir la probabilidad de que en estas condiciones se derrumben los edificios. Perspectivas Este año se cumplen diez años de la entrada en vigor en México de las primeras disposiciones legales en materia de residuos peligrosos, por lo cual es por demás necesario abrir un espacio para evaluar los aciertos e identificar las oportunidades para mejorar los instrumentos normativos, a partir de los avances en el conocimiento científico-técnico y de la experiencia adquirida. En la actualidad, la Ley Federal de Metrología y Normalización requiere que en la elaboración y adecuación de las Normas Oficiales Mexicanas, de carácter obligatorio, participen representantes de las partes interesadas y que los proyectos se sometan a consulta pública en el Diario Oficial de la Federación. Al mismo tiempo, para sustentar las normas se requiere realizar un análisis costobeneficio, así como determinar su impacto regulatorio. Es por todo lo planteado previamente, que se cree oportuno invitar a quienes estén interesados, a contribuir en un esfuerzo de análisis y propuesta de medidas para enriquecer la normatividad sobre los residuos peligrosos de manera que cumpla con su objetivo de ser un instrumento costo-efectivo para poner en práctica la política ambiental en la materia. Para dar una idea de la importancia del desafío que representa para México, contar con una normatividad y una infraestructura para el manejo de los residuos peligrosos que responda a sus necesidades y contextos, es útil resaltar los siguientes aspectos. Mientras que países como Alemania, cuyo territorio es con mucho inferior al de México, cuentan con más de 60 confinamientos en nuestro país solo se encuentran en operación dos, en el norte de el país En 10 años, si bien ha ido creciendo año con año la infraestructura de manejo de residuos peligrosos, solo se han autorizado a la fecha 167 empresas de transporte y 31 de acopio, así como 47 de tratamiento. Sin embargo, la distribución geográfica de la infraestructura muestra que existen numerosos estados que no cuentan con ninguna. Ello significa, por un lado, que generadores que si están cumpliendo con la obligación legal de tratar adecuadamente sus residuos tengan que pagar altos costos de transporte para enviarlos a grandes distancias. Por otro lado, contribuye a que los generadores que no cumplen con la Ley para evitar estos costos, dispongan de sus residuos peligrosos indebidamente en el drenaje, tiraderos de basura, barrancas y otros sitios creando graves riesgos ambientales. Para hacer frente a este desafío, se promueve actualmente la creación de Centros o Sistemas para el Manejo Integral de Residuos Industriales (CIMARI o SIMARI), ubicados estratégicamente en diferentes regiones del país y en los que se incluyan instalaciones para su reciclado, la elaboración de combustible alterno y su confinamiento a partir de lubricantes usados, el tratamiento térmico o físico químico. Al mismo tiempo, se busca crear en cada entidad federativa, una red intersectorial en la que participen los representantes de los gobiernos estatales y municipales, de la industria, el sector académico, las asociaciones profesionales y los grupos de interés social para que contribuyan al diseño e instrumentación de Programas Estatales de Minimización y Manejo Integral de Residuos Peligrosos, que respondan a las necesidades y contextos, estatales y regionales.

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Bibliografía La Grega M.D., Buckingham Ph.L., Evans J.C. Gestión de Residuos Tóxicos. Tratamiento, Eliminación y Recuperación de Suelos Mc. Graw Hill. 1996 World Bank. The Safe Disposal of Hazardous Wastes. The Special Needs And Problems of Developing Countries. Batstone R., Smith Jr. J.E., Wilson D. (Editores),