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Manual de Formación Básica: Primer Nivel
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PRESENTACIÓN
Con gran alegría y agradecimiento al Señor, dador de todos los bienes, presento este
manual del Primer Nivel de Formación Básica del Instituto de Formación para Laicos
Mercedarios.
Luego de un proceso largo, pero lleno de riquezas y experiencias, laicos y religiosos de la
Provincia Mercedaria de México, logramos consolidar el INFOLAM, como respuesta a las
peticiones de formación que nuestros hermanos pertenecientes a las Fraternidades Laicales
venían manifestando.
Nadie ama lo que no conoce, reza el dicho popular, pero el testimonio de los laicos
mercedarios es la excepción a la regla, pues ellos, fieles a la Merced, aún con una
formación intermitente, son amantes de nuestra Orden y se han identificado con ella
estrechamente. Es precisamente el amor que ellos profesan a la Orden Mercedaria el que les
ha despertado el deseo conocerla a profundidad, para amarla más plenamente.
Este material lleva tras de sí espacios de reflexión y diálogo, momentos de análisis y
planeación, trabajo arduo que espera rendir frutos abundantes en nuestra fraternidades
laicales y en la proyección carismática de servicio a los cautivos de hoy. Este manual del
Primer Nivel abre el conjunto de manuales de los otros niveles del Plan General de
Formación del INFOLAM que, Dios mediante, estarán viendo la luz en los años por venir.
Hago un vivo llamado a los religiosos responsables de animar a las FLM en cada
comunidad, a incentivar y animar la participación de sus miembros y a cuidar de cerca el
desarrollo del curso en este año piloto. Exhorto a los destinatarios de este trabajo, los
miembros de las FLM y todos cuantos se sienten interesados por conocer el ser y quehacer
de nuestra Orden, a aprovechar el material que tienen en sus manos, y a hacer de él un
medio por el que conociendo la historia, la espiritualidad, el carisma y los retos de nuestra
familia, alcancen un grado mayor de amor a aquella que es origen y sustento de la Merced,
Nuestra Santísima Madre, siguiendo las huellas de Pedro Nolasco, traduciéndolo en
compromiso liberador con los cautivos y oprimidos de nuestra sociedad.
Pongo en las manos de Nuestra Madre de la Merced el aprovechamiento de este manual y
el desarrollo del curso piloto 2016-2017 del INFOLAM, y pido al Señor que derrame la luz
de su Espíritu en todos cuantos fungirán como facilitadores y en quienes participaran
recibiendo el curso.
24 de septiembre de 2016
Solemnidad de Nuestra Santísima Madre de la Merced
En el año dedicado a ella
y en el jubileo del 4º Centenario de la Provincia Mercedaria Mexicana.
Fraternalmente
Fr. Fernando Díaz Aguirre O. de M.
Director del Secretariado Provincial de Pastoral Mercedaria
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INSTITUTO DE FORMACIÓN PARA LAICOS MERCEDARIOS (INFOLAM)
OBJETIVO Desarrollar el plan de formación integral, los programas y los subsidios para la formación
de las Fraternidades Laicales Mercedarias y los agentes de pastoral liberadora y coordinar
su aplicación.
MISIÓN El INFOLAM tiene por misión ser la instancia que planee y coordine la formación de los
laicos mercedarios en México.
VISIÓN Ofrecer formación integral y de calidad, que abarque las dimensiones humana, cristiana,
mercedaria y pastoral.
ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN DEL INFOLAM
Coordinación general: Secretariado Provincial de Pastoral- Visitador de FLM.
Secretaría General: Laico designado por el Secretariado Provincial de Pastoral.
CEFOLAM (Centro de Formación para Laicos Mercedarios). Se establece uno en cada comunidad local
mercedaria y en él convergen todas las FLM de la misma comunidad, rectoría o parroquia.
Establece horarios y días comunes por cada nivel. Puede abrir varios horarios para un
mismo nivel, si el caso lo amerita.
Equipo de CEFOLAM: Encabezado por un Responsable de Centro, encargado de coordinar
todas las actividades de formación.
Facilitadores: Laicos mercedarios, adecuadamente capacitados, responsables de coordinar las
sesiones de aprendizaje y ayudar a sus hermanos para la comprensión del contenido.
Responsable de nivel: Facilitador a quien le corresponde desarrollar de manera directa las
actividades de cada sesión de aprendizaje del nivel, y con quien pueden colaborar otros
facilitadores.
Consejo de CEFOLAM: Cada CEFOLAM cuenta con un consejo, integrado por el equipo y por
los maestros de formación de cada FLM de la comunidad local.
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Es requisito indispensable que el responsable de centro y el responsable de nivel, hayan
cursado previamente el nivel y el curso de facilitadores del INFOLAM. Para los auxiliares
basta que hayan cursado el nivel.
ESTRATEGIAS DE COORDINACIÓN: Orientadas a dar formalidad a las actividades del
INFOLAM, como una herramienta más de formación.
- Cada responsable de CEFOLAM, dos semanas antes de iniciar el semestre, notifica a la
secretaría general del INFOLAM el nombre de sus responsables de centro y de nivel, así
como sus horarios y días de clase por nivel.
- Cada participante llena la ficha de inscripción semestral, misma que se entrega el
responsable de CEFOLAM. El responsable de CEFOLAM las archiva adecuadamente.
- Cada CEFOLAM envía a la secretaría general del INFOLAM una lista con los nombres de
cada alumno inscrito, señalando su edad y nivel, dentro de las dos primeras semanas del
curso).
- Control de asistencia: El responsable de nivel lleva un control de asistencia, en la que
registra la presencia de cada uno de sus alumnos. Para que un alumno reciba la constancia
de acreditación del nivel, deberá cubrir al menos el 80% de asistencia en cada semestre.
- Control de evaluaciones: El responsable de nivel lleva un control de evaluaciones por cada
alumno, a través del cual sondea el nivel de comprensión que el alumno tiene de los temas,
dándose la oportunidad de reforzar aquello que no se haya asimilado correctamente. Las
evaluaciones no se califican, solo se certifica que se realizó.
- Certificados por nivel. Cada CEFOLAM solicita, un mes antes de concluir el nivel, los
certificados de acreditación para cada alumno que esté por concluir el nivel, siempre que
haya cursado los dos semestres que lo componen, haya cumplido con el 80% de asistencia y
haya realizado las evaluaciones de cada bloque. Al terminar los tres niveles, se solicita el
certificado de conclusión de la formación básica del INFOLAM.
- Es deseable que cada semestre inicie y termine con una celebración eucarística.
TAREAS DEL FACILITADOR
Son tareas del facilitador, ayudador por los auxiliare:
- Preparar la sesión con suficiente anticipación.
- Iniciar y terminar la sesión en el tiempo acordado por el respectivo CEFOLAM.
- Asentar la asistencia de cada participante en la lista correspondiente.
- Marcar cada uno de los pasos de la sesión, dando suficiente espacio a cada uno de
ellos.
- Revisar la tarea de cada uno de los participantes.
- Diseñar, aplicar y evaluar los ejercicios de reforzamiento al final de cada bloque.
- Asentar la calificación de cada participante en la lista correspondiente.
- Notificar al responsable de CEFOLAM el avance y culminación del nivel.
- Animar a los participantes con caridad y humildad, procurando que los contenidos
sean bien comprendidos por todos,
- Promover un ambiente de fraternidad y respeto en el grupo.
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PLAN DE FORMACIÓN
El plan de formación básica se orienta a ofrecer formación integral y despertar el
compromiso de los laicos mercedarios, atendiendo a cuatro dimensiones:
Conversión
Formación (en cuatro áreas)
- Cristiana
- Humana
- Mercedaria
- Pastoral
Integración
Servicio
Las áreas del plan se formación se expresan e incluyen en planes semestrales. El plan de
formación básica comprende tres niveles organizados en seis semestres, en los que se
abordan las siguientes temáticas:
Primer Nivel
- 1º y 2º semestre : Formación mercedaria básica
Segundo Nivel
- 3º semestre: Formación Bíblica: conocimiento básico de la Sagrada Escritura
- 4º semestre: Formación doctrinal: teología fundamental, cristología, mariología.
Tercer Nivel
- 5º semestre: La vida de la Iglesia: eclesiología, el magisterio reciente, sacramentos,
liturgia y pastoral.
- 6º semestre: Formación mercedaria específica: profundización en la historia,
espiritualidad, carisma y pastoral mercedaria.
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DESARROLLO DE LAS SESIONES DE APRENDIZAJE
Corresponde la coordinación de las sesiones a facilitadores adecuadamente preparados. Los
subsidios están conformados por sesiones agrupadas en bloques temáticos.
Es conveniente que la primera sesión sea de encuadre, es decir, sirva para que el facilitador
se presente a sí mismo, dirija una dinámica de presentación en la que los participantes digan
sus datos generales, su motivación para asistir al curso y sus expectativas sobre él. En esta
sesión el facilitador exponga los objetivos, el plan y el calendario del curso, establezca las
reglas de puntualidad y respeto y organice la manera de distribuir el material a los
participantes.
Todos los participantes deben de tener físicamente el manual del nivel. Puede entregarse
íntegro al inicio del curso o el correspondiente a cada sesión. El facilitador ha de promover
la solidaridad con los participantes que no puedan costear el manual, de manera que nadie
que desee tomar el curso se quede fuera por razones económicas. Las FLM colaboren en lo
posible para este fin.
Las sesiones se desarrollaran de manera calendarizada y uniforme en todas las zonas de la
Provincia, cada dos semanas y siguen el esquema siguiente:
-Oración y lectura bíblica. El facilitador prepara la oración inicial, o solicita con tiempo de
anterioridad, al auxiliar o a uno de los participantes que la realice. Se sugiere una lectura
bíblica para cada sesión, pero el facilitador puede sustituirla por otra que crea más
conveniente.
- Resonancia del tema anterior. Cada miembro comparte la tarea de la sesión previa.
- Lectura temática. La sesión se introduce con una lectura alusiva al tema, tomada de algún
documento magisterial o de alguna obra mercedaria; cada participante debe leerla como
tarea de preparación a la sesión. El facilitador decide si se lee en grupo o se da por sentado
que cada participante ya la leyó con anterioridad.
- Desarrollo del tema. Expone de manera detallada la temática. Corresponde al facilitador
presentar mediante una exposición clara el contenido ofrecido en el manual, echando mano
de medios visuales como láminas, dibujos, proyecciones digitales, etc., cuidando siempre
de cubrir todo el contenido del tema y no desviar la atención de él. De vez en cuando puede
también invitar a los auxiliares y participantes a exponer este contenido.
- Preguntas de reforzamiento y/o diálogo. Los participantes, coordinados por el facilitador,
comparten y dialogan las ideas centrales de la lectura bíblica, de la lectura introductoria y
del tema, se responden dudas y se elabora a nivel grupal un lista de los puntos más
importantes de la sesión.
- Ejercicio de asimilación (tarea para casa: elaboración de síntesis, ideas principales,
resúmenes).
- Oración y canto final. El facilitador prepara la oración final o pide con suficiente
anticipación a alguno de los auxiliares o participantes que la dirija. El canto final viene
sugerido en cada tema. La música de todos los cantos mercedarios sugeridos se encuentra
en la página web de la Provincia Mercedaria Mexicana (www.mercedariosmexico.org) en
el apartado ―galería – música mercedaria‖; el resto de los cantos se encuentran con mucha
facilidad en Youtube. Pueden sustituirse los cantos, preferentemente mercedarios.
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PLAN DEL PRIMER NIVEL (PRIMER Y SEGUNDO SEMESTRE)*
Objetivo general: Formar la identidad del laico mercedario desde la espiritualidad,
historia y carisma de nuestra Orden.
Objetivos particulares:
- Ubicar la vida mercedaria como una manera de seguir a Jesús en el conjunto de la Iglesia.
- Afianzar la identidad del laico con los valores y tradiciones mercedarios.
- Generar en el laico mercedario un genuino compromiso con la fraternidad laical y con la
labor carismática.
BLOQUE I Somos discípulos del Señor en la Iglesia
1. Jesús nos muestra a su Padre y nos anuncia el Reino.
2. La Iglesia: comunidad de discípulos al servicio del Reino.
BLOQUE II LA Historia de la Merced
3. Historia de la Orden de la Merced I: La península Ibérica en la Alta Edad Media. La
cautividad medieval.
4. Pedro Nolasco: el piadoso mercader.
5. Historia de la Orden de la Merced II: La fundación de la Orden y sus primeros años.
6. Historia de la Orden de la Merced III: El desarrollo y expansión de la Orden.
BLOQUE III: La Merced, don de la Trinidad.
7. Espiritualidad y carisma de la Orden de la Merced
8. Los santos mercedarios
9. El escudo y el escapulario de la Merced
10. La Familia Mercedaria
BLOQUE IV: El laicado mercedario
11. Los laicos mercedarios
12. Estatutos de las FLM
BLOQUE V: La Pastoral liberadora
13. La libertad, don de Dios
14. Pastoral liberadora
*El Primer Nivel del plan de formación básica del INFOLAM pretende identificarse con el año de noviciado
para los novicios de la Orden Tercera o con el año de prueba en el caso de las otras FLM.
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CALENDARIO CURSO 2016-2017: PRIMER NIVEL TEMA FECHA
Misa de inauguración de curso Sábado 1 de octubre 2016
BLOQUE I Somos discípulos del Señor en la Iglesia
Sesión de encuadre Del 1 al 15 de octubre 2016
1. Jesús nos muestra a su Padre y nos anuncia el
Reino.
Del 16 al 29 de octubre 2016
2. La Iglesia: comunidad de discípulos al servicio
del Reino.
Del 30 de oct. al 5 de nov. 2016
Evaluación bloque I Del 6 al 19 de noviembre de
2016
BLOQUE II LA Historia de la Merced
3. Historia de la Orden de la Merced I: La
península Ibérica en la Alta Edad Media. La
cautividad medieval.
Del 20 de nov. al 3 de dic. 2016
4. Pedro Nolasco: el piadoso mercader. Del 4 al 17 de diciembre 2016
VACACIONES DE NAVIDAD (del 18 de diciembre al 2 de enero)
5. Historia de la Orden de la Merced II: La
fundación de la Orden y sus primeros años.
Del 3 al 14 de enero de 2017
Del 15 al 21 de enero de 2017
6. Historia de la Orden de la Merced III: El
desarrollo y expansión de la Orden.
Del 21 de enero al 4 de febrero
de 2017
Evaluación bloque II Del 5 al 18 de febrero de 2017
BLOQUE III: La Merced, don de la Trinidad.
7. Espiritualidad y carisma de la Orden de la
Merced
Del 19 de feb. al 4 de marzo
2017
8. Los santos mercedarios Del 5 al 18 de marzo de 2017
9. El escudo y el escapulario de la Merced Del 19 de marzo al 1 de abril
10. La Familia Mercedaria Del 2 al 8 de abril de 2017
VACACIONES DE SEMANA SANTA Y PASCUA (del 9 al 23 de abril)
Evaluación bloque III Del 24 de abril al 6 de mayo de
2017
BLOQUE IV: El laicado mercedario
11. Los laicos mercedarios Del 7 al 20 de mayo de 2017
12. Estatutos de las FLM Del 21 al 27 de mayo de 2017
Evaluación bloque IV Del 28 de mayo al 10 de junio
de 2017
BLOQUE V: La Pastoral liberadora
13. La libertad, don de Dios
14. Pastoral liberadora Del 11 al 24 de junio de 2017
Evaluación bloque V Del 25 de junio al 8 de julio
2017
Misa de fin de curso y entrega de certificados Del 9 al 15 de julio 2017
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BLOQUE I: Somos discípulos del Señor en la Iglesia
1. Jesús nos muestra a su Padre y nos anuncia el Reino
a) Oración inicial y lectura bíblica (Mc 1, 14- 15)
b) Lectura introductoria
De la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, del Papa Paulo VI, 1975, nn.7, 8-10.
Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un reino, el reino de Dios, tan
importante que, en relación a él, todo se convierte en "lo demás", que es dado por
añadidura. Solamente el reino es pues absoluto y todo el resto es relativo. Como núcleo y
centro de su Buena Nueva, Jesús anuncia la salvación, ese gran don de Dios que es
liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo liberación del pecado y
del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por El, de verlo, de
entregarse a Él. Todo esto tiene su arranque durante la vida de Cristo, y se logra de manea
definitiva por su muerte y resurrección; pero debe ser continuado pacientemente a través de
la historia hasta ser plenamente realizado el día de la venida final del mismo Cristo, cosa
que nadie sabe cuándo tendrá lugar, a excepción del Padre. Este reino y esta salvación —
palabras clave en la evangelización de Jesucristo— pueden ser recibidos por todo hombre,
como gracia y misericordia; pero a la vez cada uno debe conquistarlos con la fuerza, "el
reino de los cielos está en tensión y los esforzados lo arrebatan", dice el Señor, con la fatiga
y el sufrimiento, con una vida conforme al Evangelio, con la renuncia y la cruz, con el
espíritu de las bienaventuranzas. Pero, ante todo, cada uno los consigue mediante un total
cambio interior, que el Evangelio designa con el nombre de metanoia, una conversión
radical, una transformación profunda de la mente y del corazón.
c) Desarrollo del tema
- Dios, en su sabiduría infinita, ha trazado un
plan de salvación para los seres humanos, a
los que con amor ha creado a su imagen y
semejanza y para los que ideó un destino de
felicidad. Sin embargo, el ser humano,
creado por Dios con el don de la libertad, se
alejó de ese plan original y buscó la
felicidad por una ruta distinta de la marcada
por su Creador.
- Pero el Señor, rico en misericordia, no
abandonó a sus creaturas en medio del error,
y diseñó un ―Plan B‖ para reorientar la
historia humana hacia su cometido original.
- Dios mismo, haciéndose ser humano como
nosotros, Jesucristo, se introdujo en nuestra
historia para ofrecernos el don de la
reconciliación con él y también la
reconciliación entre nosotros mismos.
- Jesús, Dios con nosotros, se ha hecho
nuestro hermano para mostrarnos con su
propio testimonio de vida el camino para
llegar al Padre. Jesús es la presencia plena
de Dios en medio de la humanidad que
busca transformar la historia de mal y de
muerte que los hombres hemos tejido en
perjuicio propio y abrirnos al horizonte de la
vida plena.
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- En Jesús se nos muestra cómo es Dios,
cómo se comporta con nosotros y qué estilo
de vida nos propone. En los gestos
realizados por Jesús durante su vida pública
y narrados en los cuatro evangelios, se nos
deja ver que Dios es ante todo Padre,
es decir, cuida con cariño y ternura de cada
uno de nosotros sus hijos, nos conoce
individualmente y nos da a cada uno las
mejores cosas, como un pastor conoce a
cada una de sus ovejas y las conduce a
pastos buenos y fuentes de agua fresca. En
Jesús hemos descubierto que ese Dios-Padre
es siempre misericordioso y comprensivo,
que no rechaza a quien lo busca
sinceramente y tiene un cuidado muy
especial por sus hijos más necesitados. El
Dios de Jesús es cercano a nosotros y se
interesa por nuestros problemas y
necesidades, personales y comunitarios; es
un Padre que no está de acuerdo con los
abusos y atropellos de algunos de sus hijos
sobre otros más débiles, sino que quiere que
todos vivamos en plenitud y gocemos de
todo cuanto el ha creado para nosotros, sin
privilegios ni distinciones, pues a todos nos
ama por igual.
- ¿Qué pasaría si ese Dios-Padre reinara sobre
la humanidad entera? En su predicación
pública, Jesús nos va contando cómo sería la
historia de la humanidad si en lugar de que,
los seres humanos actuáramos llevados por
nuestro egoísmo, viviéramos bajo la
inspiración de Dios. A esta historia humana
renovada que nos propone como alternativa
ante la historia de muerte y dolor que nos
hemos hecho, Jesús le llama ―reino de
Dios‖. El reino será el centro de la
predicación de Jesús sus acciones y
milagros servirán para enseñarnos cómo se
construye y cómo es el reino.
- El reino no es una realidad que se alcance
después de la muerte ni tampoco es en
exclusiva una realidad política o social para
esta vida terrena. El reino acontece desde
esta vida, se va construyendo, se va
realizando paulatinamente pero tendrá su
consumación total cuando el Señor
transforme todas las cosas en Cristo.
- El reino es la propuesta de salvación que el
Dios de Jesús nos ofrece. El reino es
liberación del pecado, que arraigado en el
corazón humano provoca muerte,
aislamiento, indiferencia y egoísmo.
- El reino tiene lugar cuando los hombres
abren su corazón a Dios, y sintiéndose
amados por él, transforman su mente, sus
sentimientos, aspiraciones y actitudes y
pasan del egoísmo a la caridad y al
compartir, del poder al servicio, de la
opresión a la justicia, del rencor al perdón,
de la discriminación a la inclusión, del
rechazo a la acogida, de la condena y el
juicio a la misericordia, de la indiferencia a
la solidaridad, del aislamiento al encuentro,
de la soberbia a la humildad, de la
arrogancia a la sencillez, de las ventajas y la
búsqueda de ganancias a la generosidad y el
desprendimiento, de la venganza a la
reconciliación, del individualismo a la
comunidad. Esta conversión individual y
comunitaria profunda nos llevará también a
buscar a Dios, a descubrirlo en el pobre y
desamparado y a adorarlo y servirlo curando
sus llagas y saciando el hambre.
- Jesús nos invitó incansablemente a acoger el
reino que en él ha llegado (Cambien su
manera de pensar y crean porque el reino
ya está cerca), a buscarlo (Busca primero el
reino de Dios y su justicia), a pedirlo a su
Padre con insistencia (Que venga tu reino) y
a construirlo, abriendo el corazón a Dios,
dejándonos trasformar por él y obrando en
consecuencia. Jesús dedicó toda su vida al
anuncio del reino de Dios mediante sus
palabras y obras.
- El reino de Dios no es compatible con las
injusticias humanas y no tiene cabida en los
corazones soberbios y abusivos, por ello, la
predicación de Jesús no gustó a muchos de
los que la escuchaban, pues afectaba a sus
intereses individuales sustentados en los
abusos a los pobres, la indiferencia ante los
marginados y en una idea de Dios vengador
que castiga con la enfermedad y la pobreza a
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los pecadores y bendice con la abundancia a
los que cumplen con exactitud los
mandamientos y preceptos de la ley.
- Aquellos que se sintieron amenazados por la
propuesta del reino, determinaron matar a
Jesús para acabar así con su predicación y
testimonio tan convincente. Jesús, sabiendo
que su tarea era predicar e instaurar el reino
de su Padre, no temió ofrecer su vida por
esta causa. Jesús murió por obediencia y
fidelidad a Dios que lo envió para anunciar
el reino. Jesús desgastó y ofreció su vida por
el reino.
- La confianza de Jesús en su Padre no quedó
defraudada. Dios lo resucitó de entre los
muertos para mostrar su gloria y otorgarle el
premio a su fidelidad por el reino. En la
resurrección de Jesús encontramos el destino
de la humanidad que habiendo recibido a
Dios, desgastando su vida por la
construcción del reino es trasformada, y
recibe del Padre la plenitud eterna de la vida
gloriosa junto a él.
d) Diálogo de asimilación y reforzamiento
e) Tarea 1. Explica cuál fue la misión de Jesús. Identifica cuáles son las características y
valores del Reino de Dios.
2. Lee la lectura introductoria del tema siguiente.
f) Oración y canto final (Un cierto galileo)
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2. La Iglesia: comunidad de discípulos al servicio del Reino
a) Lectura bíblica (Mt 28, 16-20) y oración inicial
b) Resonancia del tema anterior (momento de compartir la tarea 1 del tema anterior).
c) Lectura introductoria
De la Constitución Dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano II,
no. 9.
En todo tiempo y en todo pueblo es grato a Dios quien le teme y practica la justicia
(cf. Hch 10,35). Sin embargo, fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no
aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo, que le
confesara en verdad y le sirviera santamente. Por ello eligió al pueblo de Israel como
pueblo suyo, pactó con él una alianza y le instruyó gradualmente, revelándose a Sí mismo y
los designios de su voluntad a través de la historia de este pueblo, y santificándolo para Sí.
Pero todo esto sucedió como preparación y figura de la alianza nueva y perfecta que había
de pactarse en Cristo y de la revelación completa que había de hacerse por el mismo Verbo
de Dios hecho carne. «He aquí que llegará el tiempo, dice el Señor, y haré un nuevo pacto
con la casa de Israel y con la casa de Judá... Pondré mi ley en sus entrañas y la escribiré en
sus corazones, y seré Dios para ellos y ellos serán mi pueblo... Todos, desde el pequeño al
mayor, me conocerán, dice el Señor» (Jr 31,31-34). Ese pacto nuevo, a saber, el Nuevo
Testamento en su sangre (cf. 1 Co 11,25), lo estableció Cristo convocando un pueblo de
judíos y gentiles, que se unificara no según la carne, sino en el Espíritu, y constituyera el
nuevo Pueblo de Dios. Pues quienes creen en Cristo, renacidos no de un germen
corruptible, sino de uno incorruptible, mediante la palabra de Dios vivo (cf. 1 P 1,23), no
de la carne, sino del agua y del Espíritu Santo (cf. Jn 3,5-6), pasan, finalmente, a constituir
«un linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo de adquisición..., que en un
tiempo no era pueblo y ahora es pueblo de Dios» (1 P 2, 9-10). Este pueblo mesiánico tiene
por cabeza a Cristo, «que fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra
salvación» (Rm4,25), y teniendo ahora un nombre que está sobre todo nombre, reina
gloriosamente en los cielos. La condición de este pueblo es la dignidad y la libertad de los
hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo. Tiene por
ley el nuevo mandato de amar como el mismo Cristo nos amó a nosotros (cf. Jn 13,34). Y
tiene en último lugar, como fin, el dilatar más y más el reino de Dios, incoado por el mismo
Dios en la tierra, hasta que al final de los tiempos Él mismo también lo consume, cuando se
manifieste Cristo, vida nuestra (cf. Col 3,4), y «la misma criatura sea libertada de la
servidumbre de la corrupción para participar en la libertad de los hijos de Dios» (Rm 8,21).
Este pueblo mesiánico, por consiguiente, aunque no incluya a todos los hombres
actualmente y con frecuencia parezca una grey pequeña, es, sin embargo, para todo el
género humano, un germen segurísimo de unidad, de esperanza y de salvación. Cristo, que
lo instituyó para ser comunión de vida, de caridad y de verdad, se sirve también de él como
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de instrumento de la redención universal y lo envía a todo el universo como luz del mundo
y sal de la tierra (cf. Mt 5,13-16).
d) Desarrollo del tema
Discípulos, servidores y misioneros del
reino. A lo largo de su vida pública, Jesús
congregó en torno a sí a un grupo de
discípulos, hombre y mujeres, a los que
instruyó y con los que vivió en
comunidad, haciendo realidad con ellos lo
que predicaba acerca del reino de Dios.
Este grupo de discípulos recibió de Jesús
una doble tarea: la primera consistió en
vivir ellos mismos de acuerdo a los
valores característicos del reino, siendo
así levadura, ejemplo provocador que
despertara en cada ser humano el interés
por asumir ese estilo de vida; la segunda,
extender el reino de Dios mediante el
anuncio y la enseñanza en todos los
rincones del orbe. Así pues, Jesús
transmitió a sus discípulos la propia
misión de extender el reino del Padre.
Jesús dejó en claro que seguirlo a él es
servir al reino y hacer vida sus valores,
sin buscar intereses o ventajas personales,
dispuestos a las incomodidades y a los
riesgos, con determinación y estabilidad,
en una profunda relación de amistad con
Dios.
El primer grupo de discípulos de Jesús
llevó a cabalidad los mandatos recibidos
del Maestro, y a su vez los transmitió a
quienes se sentían seducidos por su
testimonio y se sumaban a la comunidad;
de generación en generación, los
discípulos del Señor Jesús se han
transmitido la enseñanza y el mandato,
haciendo más discípulos que extienden en
todas partes y en cada época el reino de
Dios.
Jesús Resucitado, con la fuerza de su
Espíritu, está presente a lo largo de los
siglos en medio de los suyos, los guía y
acompaña en la tarea del reino que les
entregó.
Así, todos los que llevados por el
encuentro con el Señor Jesús Resucitado,
vivo en medio de su comunidad,
deseamos seguirlo, nos convertimos en
sus discípulos, pues él nos instruye y nos
hacemos también servidores y misioneros
del reino, pues él nos manda a hacerlo
vida y extenderlo con el anuncio.
La Iglesia es comunidad. Jesús no quiso
que sus seguidores actuaran de forma
individual y aislada, sino que estableció
una comunidad, en la que viviendo como
familia, todos los discípulos son
hermanos entre sí, y tienen por único
Padre a Dios.
Precisamente, la palabra iglesia proviene
de un vocablo griego, ekklesía, que
significa ‗pueblo reunido‘. Los discípulos
de Jesús conformamos un pueblo, una
familia de hermanos reunidos en torno a
nuestro Padre común. Por el bautismo nos
hacemos hijos de Dios, miembros de la
Iglesia-pueblo y familia, comunidad de
los discípulos de Jesús, que tiene por
tarea extender el reino.
Iglesia es cuerpo. La Iglesia, comunidad
de los discípulos de Jesús se organiza
como si fuese un cuerpo: tiene distintos
órganos, distintos miembros, y cada uno
de ellos cumple una función específica
orientada a un fin común; así como en el
cuerpo humano cada órgano trabaja en
una tarea particular siempre con la
intención de mantener vivo y sano al
individuo, en la iglesia cada uno de
nosotros, sus miembros, desarrolla
también una labor propia, orientada a la
extensión del reino. Estas tareas se llaman
carismas y ministerios. Carisma es una
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palabra griega que significa ―don o
regalo‖, ministerio viene del latín y
significa ―servicio‖; los carismas y
ministerios son para un don de Dios para
servir a la comunidad y a los necesitados
del mundo, no son para uso o beneficio
individual. Así como en el cuerpo ningún
miembro es más importante que otro, y en
cambio, todos son necesarios para el buen
funcionamiento del cuerpo, en la Iglesia
ninguno de sus miembros tiene una
dignidad o importancia mayor que los
demás; todos tenemos una única
dignidad, la der ser hijos de Dios por el
bautismo; lo único que nos distingue al
interior de la Iglesia es nuestro carisma o
ministerio, es decir no somos diferentes
en grado, importancia o dignidad, sino
que somos diferentes por nuestra función
en la comunidad. Todos los bautizados
estamos llamados a formar parte activa de
la Iglesia asumiendo un ministerio o
viviendo un carisma para el servicio de la
comunidad.
Así pues, el Espíritu Santo ha suscitado
en el seno de la Iglesia distintos estados
de vida que asumen la diversidad de los
ministerios y carismas:
Ministerio Ordenado: son los
hermanos, que elegidos de entre la
comunidad, por el sacramento del
Orden, tienen la función de
enseñar, guiar y santificar al
pueblo de Dios. Hay tres grados
del ministerio ordenado: diáconos,
presbíteros y obispos.
Vida Consagrada: hombres y
mujeres que viviendo en castidad,
pobreza y obediencia, realizan
algún apostolado para extender el
reino de Dios.
Vida laical: los hombres y mujeres
que bautizados, realizan su
apostolado desde su estado de
soltería o matrimonio, como
madres y padres de familia y en el
ejercicio de su oficio o profesión,
haciendo presente el reino de Dios
su vida cotidiana.
La Iglesia es católica. La Iglesia, que es el
cuerpo de Cristo, tiene muchos y
diferentes miembros, de ahí que se le
llame ―católica‖. En griego, católica
significa ‗universal‘. La Iglesia,
comunidad de discípulos de Jesús, es
católica, (universal) porque está abierta a
todos los seres humanos, sin importar su
procedencia o condición y porque todos
esos miembros, distintos entre sí,
conviven en la unidad de la familia de los
hijos de Dios y trabajan en comunión para
extender el reino.
e) Diálogo de asimilación y reforzamiento
f) Tarea 1. Con tus palabras, explica qué es la Iglesia y cómo se organiza.
2. Lee la lectura introductoria del tema siguiente.
g) Oración y canto final (Sois la semilla)
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
15
BLOQUE II: La Historia de la Merced
3. Historia de la Orden de la Merced I:
La cautividad medieval y la península Ibérica en la Edad Media
a) Lectura bíblica (Lv 25, 35-55) y oración inicial
b) Resonancia del tema anterior (momento de compartir la tarea 1 del tema anterior).
c) Lectura introductoria
Instituto Histórico de la Orden de la Merced, Síntesis histórica de la Orden de la Merced
1218-1992, Roma 1997, pág. 13-17.
La Europa medieval, abanderaba del cristianismo, se halla, entre los siglos VIII y XV en
situación de guerra permanente con el mundo musulmán en expansión. Los seguidores de
Jesucristo y su Cruz se ven forzados empuñar las armas para defender las personas y los
lugares cristianos ante el avance conquistador de los discípulos de Mahoma. Los árabes a
golpe de espada, en su autodenominada guerra santa, subyugan el norte de África, gran
parte de España, el sur de Francia y se apoderan de Sicilia. De suerte que en el
Mediterráneo tomo carácter de lago musulmán. En las contiendas cotidianas de esta secular
lucha, los sarracenos saqueaban, en tierras cristianas, entorno todo lo transportable:
animales, víveres, res y niños, que serían vendidos a buen precio. El curso y la piratería en
el mar Mediterráneo fueron medios agresivos y violentos usados por los musulmanes para
hostigar a sus enemigos cristianos, y, sobre todo, para procurarse considerables y fáciles
ganancias. Estos constantes enfrentamientos armados, a través de más de 600 años,
produjeron numerosísimos prisioneros de guerra que ambas partes. Dichos prisioneros,
todos creyentes, de Cristo o de Alá, recibían el nombre, reconocido en derecho, de cautivos,
como consta en la ley primera del título XXIX de las siete partidas, de Alfonso X el sabio.
La cautividad como problema social: es evidente que tanto la sociedad cristiana como la
sociedad musulmana en las tierras de la España gótica, con tolerancia e intolerancia
recíprocas y con escaramuzas continuas por reconquistar, los unos, y por mantenerlo
conquistados los otros. El fenómeno de la cautividad, con los trabajos usados, canjes,
compras y ventas de cautivos. En todos los territorios bajo su dominio, Lo sarracenos hacen
un gran contingente de cautivos para obligarlos a hacer los trabajos más penosos y usarlos
como moneda de cambio en sus transacciones comerciales. La cautividad con un problema
religioso: el verdadero problema de los cristianos en poder de los sarracenos en el siglo
XIII, la persecución y hostigamiento a causa de la fe, y normalmente ni se daba, como lo
demuestra el hecho históricamente probado de la convivencia, de ordinario pacífica, entre
las comunidades musulmanas, cristiana y judíos en España. No le resultaba
económicamente a los moros hacer mártires cristianos, pues perdías el cautivo y el posible
rescate. Para la sociedad cristiana medieval tampoco era el problema fundamental del
cautiverio la pérdida de la libertad ni los sufrimientos físicos o morales que los patrones
infringían a sus esclavos. El auténtico riesgo del cautivo para un cristiano cautivo en poder
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
16
de sarraceno era el peligro de renegar de la verdadera fe. Por eso el cautiverio fue un
problema fundamentalmente religioso. Las circunstancias mismas del cautiverio eran una
tentación real, constante y grave para la fe no siempre robusta del cristiano. Pues, la vida
del cristiano cautivo en poder de moros no era ciertamente confortable, porque, aparte de la
pérdida de la libertad, estaban todas las penalidades inherentes a la esclavitud: trabajos
forzados, en la construcción y el campo, el infernal suplicio del remo en las galeras, la
escasez de alimentos, las enfermedades.
d) Desarrollo del tema
El Espíritu Santo da a la Iglesia la asistencia adecuada para poder solucionar cada una de
sus necesidades, en cada época de la historia. La Orden de la Merced es un carisma, un don
de Dios para la Iglesia, destinada a remediar una problemática concreta padecida por
muchos de sus hijos, llamada ―cautividad‖.
La Orden de la Merced nace hace ocho siglos, en la época histórica llamada Edad Media,
en la Península Ibérica, el territorio que hoy conocemos como España y Portugal, pero que
en ese entonces estaba organizado en varios territorios: Castilla, León, Aragón y Portugal
(reinos cristianos) y el Imperio Almohade, que correspondía al sur de la península, invadido
desde el siglo VII por los musulmanes y que buscaba expandirse al norte, intentando
conquistar a los reinos cristianos.
México
Península Ibérica
La Península Ibérica en la actualidad
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
17
El Islam. El Islam (significa sumisión), fue fundado por Mahoma en el siglo VI después de
Cristo; es un sistema religioso, político y social, que llama a Dios ―Alá‖, y que considera
que Mahoma es el profeta enviado por Alá. Su libro sagrado es el Corán. A las personas
que pertenecen al Islam se les llama también musulmanes, árabes, sarracenos,
mahometanos o moros. Los musulmanes creen en un solo Dios, que se identifica con el
Dios de Abraham en el que también creemos los judíos y cristianos. El Islam surgió en
Arabia y empezó a expandirse por la Tierra Santa y pasó luego a conquistar grandes
territorios cristianos del norte de África y de la Península Ibérica, sometiéndolos a su
religión y cultura. A la cultura islámica le debemos muchos aportes científicos y artísticos,
como los números que utilizamos, conocimientos de matemáticas, medicina, astronomía y
filosofía. En la actualidad el Islam es junto con el cristianismo, la religión con más
miembros en el mundo. Distinción entre cautividad y esclavitud. Aún cuando ambas
condiciones implican la privación de la libertad, no son lo mismo. En las sociedades
antiguas, era algo normal que existieran esclavos, es decir, hombres
mujeres, niños o familias enteras que eran propiedad de otras personas a las que servían sin
más retribución que el alimento, la viviendo y el vestido en el mejor de los casos. Los
esclavos eran personas que se habían vendido por no tener con qué pagar sus deudas o bien,
sus padres eran esclavos y ellos heredaban esa condición. Los esclavos constituían un grupo
más en la organización social; generalmente eran de la misma cultura y religión de sus
amos.
España Portugal
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
18
Por su parte, los cautivos eran personas que habiendo nacido libres, fueron capturados en
una batalla o en el asalto a una ciudad por el ejército enemigo; llevado a ciudades lejanas
eran obligados a vivir en otra cultura y renunciar a sus creencias, siento sometidos a
torturas inimaginables, en condiciones deplorables, lejos de sus familias y de su tierra,
obligados a trabajos forzados, vendidos luego en los mercados, como cualquier mercancía,
para convertirse en esclavos.
Los esclavos y los cautivos recobraban su libertad mediante una ―redención‖, es decir, un
rescate. En el caso de los esclavos, algunas veces el mismo amo le devolvía la libertad en
agradecimiento por sus buenos servicios a lo largo de mucho tiempo o bien, el mismo
esclavo reunía con ahorros el precio que debía pagar a su amo para volver a ser libre; era
raro, pero no imposible, que una persona de buena voluntad pagara el precio de un esclavo
por mero altruismo. En cambio, los cautivos recobraban la libertad mediante el pago de una
redención (rescate), cuyo precio era fijado por los captores; también la obtenían fugándose
(aunque ello ponía en peligro su vida), o mediante el canje de rehenes, es decir, que los
bandos contrarios intercambiaran entre sí a los cautivos que había obtenido del enemigo.
En la Edad Media, en las frecuentes guerras entre los musulmanes que deseaban invadir
toda la Península Ibérica y los cristianos que defendían sus territorios, uno y otro bando
capturaba soldados y gente del grupo contrario, haciéndolos cautivos. Los cristianos que
eran capturados por los musulmanes eran llevados lejos de sus ciudades, trasladados a
tierras árabes del sur de la Península o del norte de África, alejados de sus familias y
obligados a asumir otra cultura y otra fe. Estos cautivos podrían recobrar su libertad,
además de los medios arriba dichos, renegando de su fe católica y convirtiéndose al Islam.
La cautividad de los cristianos en la Edad Media era un gran problema que debilitaba a las
sociedad, rompía familias, las dejaba en bancarrota por intentar juntar el dinero para la
redención de su familiar cautivo, enfrentaba aún más a los bandos contrarios y sobre todo,
denigraba la dignidad y ponía en peligro la fe de los cautivos, quienes en su desesperación
por volver a ser libres, no tenían más opción que renegar de Cristo.
Los cautivos, además del drama que suponían los maltratos que recibían, sufrían el olvido
de sus familias y de su sociedad, pues su redención era una situación muy cara y
complicada, por lo que quedaban marginados y olvidados por los suyos. Algunos reyes,
órdenes militares o personas piadosas promovían la solidaridad con los cautivos, ofreciendo
su dinero para redimir a algunos cuántos de ellos.
Existía en la Edad Media, un oficio dedicado a redimir cautivos, se llamaban ―exeas‖. Los
exeas recibían de la familia o de los reyes, la cantidad de rescate de un cautivo en
específico y el dinero de los viáticos para emprender el viaje a las ciudades árabes, y a
cambio de realizar esa expedición, cobraban un sueldo, lo que aumentaba el costo del
rescate de un cautivo y lo hacía casi imposible.
e) Diálogo de asimilación y reforzamiento
f) Tarea 1. Explica la distinción entre un esclavo y un cautivo. Explica también las formas en
las que un cautivo podía recobrar su libertad.
3. Lee la lectura introductoria del tema siguiente.
g) Oración y canto final (Seguimos a Nolasco)
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
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4. Pedro Nolasco, el piadoso mercader
a) Oración inicial y lectura bíblica (Ex 3, 7-10)
b) Resonancia del tema anterior
c) Lectura introductoria
Instituto Histórico de la Orden de la Merced, Síntesis histórica de la Orden de la Merced
1218-1992, Roma 1997, pág. 21-23.
La primer referencia escrita de lugar de nacimiento de San Pedro Nolasco lo encontramos
en el códice Speculum Fratum (1445) de Nadal Gaver, Maestro General de la Orden de la
Merced, hombre relevante cultura humana y eclesiástica. La frase, fielmente copiada del
códice es en su traducción castellana la siguiente «… ciertamente como el devotísimo
varón Pedro Nolasco de Mas de las Santas Puellas, diócesis de San Pablo, vecino de
Barcelona, a la que había trasladado su domicilio…». En esta frase del Speculum Fratum,
la tradición mercedaria ha entendido que Nadal Gaver se refiere a la población ubicada en
el condado de Tolosa, sur de Francia entre las ciudades de Carcasona y Tolosa en el bajo
Langüedoc. Lo mismo dice el padre Pedro Cijar en su Opusculum tantum quinque, del
1446. Esta noticia la ratifica el padre Francisco Zumel, Catedrático de Salamanca en su De
vitis Patrum. Y todos los escritores, mercedarios o no, que desde entonces se han ocupado
de este tema, han sido siempre unánimes en sostener que aquel lugar es la patria de Pedro
Nolasco. Últimamente, sin embargo, ha surgido una opinión, basada más en
interpretaciones de textos que en fuentes fidedignas, según la cual Pedro Nolasco habría
nacido en una masía situada en los alrededores de Barcelona. Respecto al año de su
nacimiento, no existe con certeza una fecha exacta. Se deduce que el fundador de los
mercedarios, para poder estar empeñado en semejante empresa en 1203, debía tener una
edad madura y un espíritu emprendedor nacido del impulso de su juventud. Por eso no es
arriesgado afirmar, con muchos historiadores fidedignos, que Pedro Nolasco nació entre los
años 1180-1182.
Avecindada la familia de Nolasco en Barcelona, aprendió este de su padre Bernardo, desde
muy joven, el arte de mercader. El padre Cijar lo llama mercader óptimo. Desde su mayoría
de edad se manifiesta ya en él su próxima misión carismática dentro del iglesia y de la
sociedad. Seguirá siendo mercader, pero no comprará mercaderías , sino dedicará su vida a
comprar seres humanos. Se asoció a algunos compañeros, partícipes de sus inquietudes en
pro de los cautivos, y, como relata Zumel «… Perseverando primero en la oración de Dios,
se dedicaron, después, cada día, recoger limosnas de los piadosos fieles, por la provincia de
Cataluña y por el reino de Aragón para llevar a cabo la santísima obra de la redención. Lo
cual se hizo así para que cada año se realizaran en adelante por el santísimo varón y sus
compañeros, no pequeñas liberaciones y redenciones… Todas estas cosas acaecieron el año
de 1203».
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
20
d) Desarrollo del tema
Pedro Nolasco nació hacia el año 1180,
en Mas de las Santas Puellas, una
localidad cercana a Barcelona, capital del
reino de Aragón. De sus padres sabemos
poco: su padre fue Pedro Bernardo
Nolasco, mercader de telas y de su madre
apenas conocemos que fue una piadosa
mujer, quienes le educaron en la fe
cristiana, inculcando en él la amorosa
devoción a la Virgen Madre de Dios y un
despierto sentido de la caridad al prójimo.
A muy temprana edad, Pedro Nolasco se
muda a vivir a Barcelona y queda
huérfano durante su juventud, heredando
los bienes y el oficio de su padre,
convirtiéndose así en un mercader.
En la Edad Media, los mercaderes eran
personas con amplias posibilidades
económicas, inteligentes y astutas para
negociar, conocían varios idiomas y
ejercía su oficio yendo de ciudad en
ciudad y de puerto en puerto, vendiendo
mercancías traídas de tierras lejanas.
Pedro Nolasco ejercía con alegría su
trabajo y a la par vivía intensamente su fe,
siendo un hombre de constante oración y
de corazón sensible a las necesidades de
su prójimo. En sus viajes por los puertos
del Mar Mediterráneo apreció de cerca el
drama de cientos de cristianos, de todo
género y edad, que eran vendidos en los
mercados como cualquier otra mercancía,
sometidos a duros tormentos e impedidos
de profesar libremente su fe en Jesucristo,
y aún más tentados por los musulmanes a
rechazar la fe católica a cambio de la
libertad.
Nolasco supo que no podía permanecer
quieto ante tal atrocidad; esta era la
oportunidad de poner en práctica la fe y
hacer realidad el evangelio que tantas
veces había oído: estuve en la cárcel y
viniste a verme…lo que hacen a estos mis
hermanos más pequeños, a mí me lo
hacen (Mt 25, 31- 47).
Como Abraham, que llamado por Yahvé
dejó su tierra y estuvo dispuesto a
sacrificar a su propio hijo, Nolasco se
sintió inquietado por Dios: el Señor le
pedía dejar de lado su proyecto personal y
emprender un camino nuevo, sacrificando
sus bienes y su tiempo. Como Moisés,
Pedro Nolasco escuchó la voz del Dios de
los patriarcas que le decía: He visto la
opresión de mi pueblo y sus lamentos han
llegado hasta mí, yo te envío para que lo
saques del cautiverio (Cf Ex 3, 7-10). El
amor de hijo que sentía hacia la Madre
del Cielo fue determinante, sentía que ella
le pedía con la insistencia que dirigió a
Jesús en Caná, ¡No tienen vino! (Jn 2,
11), hacerse cargo del oprobio de sus
hermanos.
Y Pedro Nolasco escuchó el llamado. En
1203 inició la redención de cautivos,
empleando en ello sus propios recursos,
convirtiéndose a partir de entonces en un
profeta de la misericordia, despertando en
la población de Barcelona la conciencia
solidaria con los pobres y olvidados
cautivos; varios conocidos suyos de
sumaron a la labora redentora, iniciando
así un grupo de laicos, coordinado por
Nolasco, haciendo lo alcanzable por
acabar con el horror del cautiverio.
Esta obra fue absorbiendo el tiempo, los
bienes materiales y la pasión de Nolasco;
pronto no tuvo más proyecto propio que
el de la liberación. Cuando la fortuna
paterna se gastó toda en las redenciones,
él y sus amigos inicia la recolección de
dinero, pidiendo la colaboración de
ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, de
iglesia en iglesia.
La misericordia de Nolasco alcanzó fama;
los reyes de Aragón y el clero barcelonés
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
21
quedaron admirados de tal obra y la
apoyaban constantemente.
Los cautivos eran muchos, el dinero y las
fuerzas de Nolasco y los suyos parecían
insignificantes ante el monstruo del dolor
ajeno. Algo falta para que la obra fuera
más eficaz. Pedro Nolasco oraba con
insistencia al Señor para que llevará
adelante sus empresas redentoras; y desde
luego, no se cansaba de recurrir a la
intercesión de la Madre de Dios, visitando
con frecuencia el santuario de la Virgen
de Montserrat, aledaño a Bercelona: hacia
el año 1215, Nolasco, determinado a
ofrecer su vida a ella para el servicio de
su prójimo, subió a dicho recinto mariano
y en oración intensa y larga consagró en
privado su vida a la Señora del Cielo.
Pedro Nolasco había madurado ya su
proyecto: toda su vida era de Dios y de
María para los cautivos, no había marcha
atrás.
Pero las crisis, que purifican las
intenciones, no se hicieron esperar. Para
1218 se había agudizado la escasez de
recursos para el rescate de los cautivos.
La noche del 1 al 2 de agosto de ese año
1218, Nolasco entró en una profunda
oración, implorando la ayuda de Dios y la
gracia del discernimiento para decidir si
continuar o no en la tarea liberadora.
La respuesta llegó de inmediato por las
manos de aquella a quien Pedro Nolasco
amaba con ternura. Esa noche, Nolasco
vivió una experiencia mística en la que la
Madre de Dios en persona le habló para
transmitirle el deseo de la Santísima
Trinidad: fundar una orden religiosa
dedicada en exclusiva al rescate de los
cautivos, pues no basta ya con un grupo
de laicos, la obra tendría que tomar
formalidad y universalidad. De acuerdo a
la tradición, aquella noche, además de
ordenar la fundación, la Virgen Madre de
Dios pidió a Pedro Nolasco que la Orden
estuviera dedicada a ella, usando por
tanto el hábito blanco en honor a su
pureza inmaculada (de ahí que al hábito
mercedario se le llame ―hábito blanco de
Santa María‖).
Nolasco puso manos a la obra y comunicó
el deseo de la Madre Santísima al rey
Jaime I y al obispo de Barcelona, don
Berenguer de Palou, quienes quedaron de
acuerdo con hacer lo necesario para
cumplir el mandato del Cielo. Eligieron la
fecha del 10 de agosto, fiesta de san
Lorenzo, para realizar la ceremonia
fundacional.
Y el día esperado llegó: el 10 de agosto
de 1218, en la Catedral de la Santa Cruz
de Barcelona, Pedro Nolasco fundó la
Orden de la Merced, tomó el hábito
blanco e hizo profesión de los votos
religiosos de castidad, pobreza y
obediencia, junto con diez compañeros,
añadiendo un particular promesa de
quedar en rehenes a cambio la libertad de
de los cautivos que más peligraran en
renegar de la fe. Pedro Nolasco quedó
constituido en el primer mercedario y
primer Maestre de la Orden.
Nolasco continuó guiando la tarea de la
redención de cautivos, ahora como fraile,
y fue incrementando el número de
jóvenes de se sumaban a su Orden,
llegando pronto la expansión a otras
ciudades.
En 1235, Pedro Nolasco recibió la
confirmación de su Orden por parte del
papa Gregorio IX. En 1237 acompaña al
rey Jaime I a la conquista de la ciudad de
Valencia, que había sido arrebatada por
los árabes años atrás. El rey Jaime y su
ejército logran la victoria y reconquistan
Valencia gracias a la oración de Pedro
Nolasco. En reconocimiento a su
intercesión, el rey obsequia a Nolasco una
colina (en valenciano colina se dice puig),
en la que había una antigua ermita; cerca
de la ermita, Nolasco encontró una vieja
campana derrumbada y bajo ella, una
imagen de la Virgen María de los
Ángeles. El santo patriarca construyó en
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
22
la colina un convento para sus frailes, el
monasterio del Puig. A la imagen de la
Virgen se le conoce como Nuestra Señora
del Puig y aún es conservada y venerada
en ese monasterio mercedario como un
bello recuerdo de la devoción mariana de
Pedro Nolasco.
Nolasco, cansado por el peso de los años
murió el 6 de mayo de 1245, en la casa
madre de su Orden, el convento de
Barcelona, rodeado de sus hijos
mercedarios, abrazado a un crucifijo,
siendo sus últimas palabras “El Señor
envió la redención a su pueblo”, del
salmo 110.
Desde el momento de su muerte la gente
le reconoció como santo, pero fue
canonizado oficialmente en el año 1628.
Su fiesta ha sido trasladada de día en
varias ocasiones, siendo en la actualidad
el 6 de mayo, aniversario de su muerte.
En el siglo XIX, san Antonio María
Claret, fundador de los Misioneros del
Inmaculado Corazón de María, se
confesaba gran devoto de nuestro padre
Nolasco, y escribió su biografía, la que
ttituló ―El egoísmo vencido”.
La tradición mercedaria nos legó varias
leyendas sobre la vida de Nolasco, que
nos ayudan a entender su gran talante
espiritual. Una leyenda no es una mentira,
sino una forma de contar algo que sí
ocurrió, adornándolo con hechos
fantásticos.
Leyenda de las abejas. Reposaba el bebé Pedro Nolasco en su cuna y vino un
enjambre de abejas buscando lugar para hacer su panal, posándose en la mano
abierta del pequeño Pedro, quien miraba lleno de alegría a los insectos volar y
trabajar sobre su mano y luego derramarse la miel del panal. El panal de abejas en la
mano de Nolasco anuncia lo que será ese bebé: una vida de caridad derramada para
endulzar a tantos desventurados. La virtud de la caridad fue un pilar de la vida de
Nolasco.
Leyenda del olivo. Una de tantas noches, vencido por el cansancio del trabajo
redentor, Nolasco oró como acostumbraba hacerlo siempre y cayó luego en un
profundo sueño, en el cual tuvo una peculiar visión: en el atrio de una iglesia estaba
plantado un árbol de olivo; aparecieron luego unos hombres que con saña intentaban
derribarlo a hachazos, pero vio el santo patriarca con asombro que entre más golpes
de el hacha recibía el olivo, antes que debilitarse, se fortalecía y le brotaban retoños
que crecían y llegaban a ser fuertes ramas. Nolasco entendió que el olivo era la
Orden que había fundado en el seno de la Iglesia, y que ella se fortalecería y
rendiría por medio del sacrificio y la entrega y que al ser una obra de Dios, todo
quedaba en sus manos y bajo su amorosa guía. La virtud de la fe que nos hace
confiar en Dios en medio de las dificultades sostuvo la vida de Nolasco.
Leyenda del coro. El fraile campanero del convento de Barcelona no despertó a
tiempo y no sonó las campanas para despertar a los frailes para la oración matutina.
Pedro Nolasco despertó repentinamente y consciente de que era tarde, corrió hacia
el coro para llegar aún al final de la oración. Grande fue su sorpresa al entrar al coro
cuando en la silla del comendador (que le correspondía a él) se hallaba sentada la
Madre de Dios, vestida con el hábito mercedario y con el libro de la liturgia de las
horas en la mano, y en las sillas de los demás frailes se encontraban ángeles
igualmente vestidos de mercedarios que cantaban a Dios la alabanza matutina. Esta
leyenda del coro recuerda que María es el motor de la vida de Nolasco y de toda la
Orden Mercedaria: ella inspira, guía y sostiene la oración, la vida y la acción
redentora de Pedro Nolasco y de sus hijos. Por esta leyenda, se hizo tradición que en
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
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los coros de los conventos mercedarios, la silla central, reservada para el padre
comendador (superior del convento), se colocará una imagen de la Madre de la
Merced sentada con el breviario en mano (estas imágenes de nuestra Madre se
conocen como Madre de la Merced comendadora), o bien se dejara la silla vacía,
considerando que ella está siempre presente animando la oración y la alabanza de
sus hijos mercedarios al Padre.
Leyenda del viacrucis. Como cada noche, Pedro Nolasco rezaba el viacrucis por los
claustros del convento de Barcelona, cargando en hombros una cruz. Una noche,
mientras que hacía el piadoso ejercicio, sintió que alguien la ayudaba a cargar la
cruz; al voltear, vio que era Jesús mismo quien le ayudaba a llevar el madero.
Nolasco, sorprendido y extasiado, preguntó: ―Señor, ¿Qué haces?‖. Y Jesús con
voz dulce le contestó: ―Ayudarte, Nolasco, pues si tu llevas la cruz de los cautivos,
es justo que te ayude yo con la tuya‖. Esta leyenda nos recuerda que Jesucristo
Redentor fue el centro y modelo de la vida y de la espiritualidad de Pedro Nolasco.
Leyenda de la visión de la Jerusalén celestial. Pedro Nolasco desgastó su vida en la
redención de cautivos. La preocupación por rescatar el mayor número de cautivos
posible y acabar de una vez por todas con el lastre del cautiverio le quitaban por
muchas noches el sueño. En una de tantas noches en vela, un ángel enviado por
Dios consoló a nuestro Padre mostrándole la Jerusalén Celestial, para animar al
patriarca a continuar con su obra de misericordia y develarle el premio a todos sus
esfuerzos: la ciudad santa de Dios, la gloria y la felicidad de los justos. Esta leyenda
nos deja ver que la esperanza fue una virtud propia de Pedro Nolasco: la esperanza
que pone manos a la obra para construir el Reino de Dios, confiando en que el
Señor hace su parte y recompensa a los que trabajan por la paz.
e) Diálogo de asimilación y reforzamiento
f) Tarea 1. Elige cinco actitudes o rasgos de la vida de Pedro Nolasco que te hayan llamado
la atención.
¿Cómo propondrías a los cristianos de hoy el ejemplo de Pedro Nolasco?
2. Lee la lectura introductoria del tema siguiente.
g) Oración y canto final (Hombre de Dios)
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
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5. Historia de la Orden de la Merced II:
La fundación de la Orden y sus primeros años
a) Lectura bíblica (Sal 110: Aleluya, dad gracias al Señor…) y oración inicial b) Resonancia del tema anterior
c) Lectura Introductoria
Instituto Histórico de la Orden de la Merced, Síntesis histórica de la Orden de la Merced
1218-1992, Roma 1997, págs. 27 y 28.
Tres 15 años de admirable misericordia de redimir cristianos cautivos, Pedro Nolasco y sus
amigos, veían con preocupación que día a día los cautivos, no sólo no disminuyen, sino que
su número se acrecentaba desmesuradamente. El líder animoso, de fuerte personalidad, de
ideas claras, de soledad y equilibrada devoción a Cristo y a su bendita Madre, de corazón
misericordioso, de serena y decidida confianza en Dios, como era Pedro Nolasco, no se
sintió agobiado ante la magnitud de la misión iniciada y su pequeño personal. Buscó en su
fervorosa oración inspiración divina para poder continuar la obra de Dios iniciada por él.
La noche del 1 de agosto de 1218, ocurrió la intervención especial de María Santísima en la
vida de Pedro Nolasco: una experiencia personal mariana sorprendente, que iluminó su
inteligencia y movió su voluntad para que convirtiera su grupo de laicos redentores en una
Orden Religiosa Redentora que, con la aprobación de la Iglesia y la protección y amparo
del rey de Aragón, continuara la gran obra de misericordia comenzada. Pedro Nolasco, al
día siguiente se dirigió al palacio Real para exponer al joven monarca Jaime I y a sus
consejeros, el primero de los cuales era el obispo de Barcelona, don Berenguer de Palou, su
proyecto, inspirado por Dios a través de María, de fundar una Orden Religiosa Redentora,
bien estructurada y estable, bajo el patrocinio de María Santísima. La propuesta agradó al
rey y a sus consejeros, pues así se hacía realidad la noble aspiración de la casa Real de
Aragón de tener una Orden Redentora propia, después del intento fallido de Alfonso II, con
la Orden del Santo Redentor que no prosperó. El 10 de agosto de 1218 se constituyó
oficialmente la nueva Orden Religiosa Redentora de Cautivos, con toda solemnidad y
notoriedad, en el altar mayor, erigido sobre la tumba de San Eulalia, de la catedral de la
Santa Cruz de Barcelona. El obispo Berenguer de Palou dio a Pedro Nolasco y compañeros
la vestidura blanca que llevarían como propia de la Orden; les hizo entrega de la Regla de
San Agustín, como norma de vida en común, y dio lo autorización para que en el hábito de
la orden figurara el signo o señal de su catedral, la Santa Cruz. Luego Pedro Nolasco y los
primeros mercedarios emitieron allí mismo, delante del obispo, la profesión religiosa. Por
su parte, el rey Jaime I, el Conquistador, constituyó a la Orden como institución reconocida
por el derecho civil de su reino. El monarca, en el acto mismo de la fundación, como rito
importante del ceremonial, entregó a los frailes de la Merced el hábito, que en el lenguaje
de la las Órdenes militares, es el escudo, con las cuatro barras rojas en campo de oro, signo
del propio monarca. En aquel memorable día, Jaime I dotó a la orden, de la que se
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25
consideraba fundador, con el Hospital de Santa Eulalia de Barcelona, que sirvió de primer
convento a los mercedarios y casa de acogida de los cautivos redimidos.
d) Desarrollo del tema
Sólo un hombre lleno de Dios pudo ser
capaz de emprender una empresa tan
demandante como la redención de
cautivos. Gracias al testimonio que data
del año 1203, sobre la disputa que Pedro
Nolasco encabezó por unos bienes que
habían sido legados para redimir cautivos,
sabemos que ya a principios del siglo
XIII, Nolasco se encontraba enrolado la
obra liberadora, la cual llevó adelante
como laico, junto con otros compañeros
laicos, durante 15 años, usando en primer
momento sus propios bienes y luego
colectando limosnas.
Nolasco cambió su oficio de mercader de
telas por el de mercader de libertad.
Pronto se vio totalmente dedicado a la
liberación de los cautivos, que había
iniciado como una obra de misericordia y
que luego se había convertido en la
pasión a la que dedicaba toda su vida. Y
se percató de que los ánimos y el
compromiso flaqueaban y que era
necesario dar un paso más adelante, más
formal y comprometido; y le daba vueltas
en el corazón, en la cabeza y en la
oración; y se preguntaba si sería mejor
dejarse ganar por el desanimo o seguir
picando piedra. Y en este proceso de
maduración, la noche del 1 al 2 de agosto
de 1218, se hizo presente la Madre de
Dios, su gran amor y su gran motor, y fue
ella la que lo llenó de valor y le hizo dar
el paso, pidiéndole dejar atrás el grupo de
laicos inestable y convertirlo en una
Orden de frailes, consagrados en totalidad
a la redención de cautivos. El gran literato
hispano Lope de Vega, basado en los
datos históricos dados por el padre
Remón, escribió en verso las palabras que
María dirigió a Nolasco aquella noche:
Yo soy la oliva del campo;
tú para defensa mía,
quien ha de tomar las ramas,
de una celestial milicia.
Con mi nombre y mi favor
una religión fabrica,
que por mi blanca pureza
hábito blanco vista.
El nombre de Redentor,
de Jesús, mi Hijo, imita
en rescatar los cristianos
que los bárbaros cautivan.
Hazme este santo servicio, Pedro,
pues tanto a mi amor te inclinas,
y funda este templo santo
de tantas columnas vivas.
Nolasco no opuso resistencia a la
voluntad de Dios que María le había
manifestado e inicio las gestiones
necesarias para trasformar su pequeño
grupo de laicos en una Orden Religiosa.
Comunicó el suceso y el mandato divino
al rey Jaime y al obispo don Berenguer, y
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ello estuvieron de acuerdo en apoyarlo.
Acordaron que la ceremonia de fundación
se realizar en fiesta de san Lorenzo, ya
próxima. Y llegó el día, 10 de agosto de
1218, la ceremonia se realizó en la
catedral de Barcelona, ante el altar mayor
construido sobre la tumba de santa
Eulalia, con la presencia del rey Jaime y
del obispo y también con la asistencia de
toda la sociedad barcelonesa. Nolasco
hizo la profesión de votos y el obispo
Berenguer le impuso el hábito blanco;
luego hicieron lo mismo sus compañeros,
que con él formaron la primera
comunidad mercedaria: Fr. Pascual de
Perpiñan, Fr. Juan de Laers, Fr. Bernardo
de Corbaria, Fr. Guillermo de Bas, Fr.
Juan de Verdera, Fr. Bertrando, Fr.
Bernardo de Cassoles y Fr. Carbó de
Llagostera. Todos añaden a los tres votos
tradicionales una promesa especial de
quedarse en rehenes por los cautivos.
Nolasco fue investido Maestre de la
nueva Orden.
El rey obsequió a Nolasco con el Hospital
de Santa Eulalia, pequeño edificio anexo
a la catedral, en el que se daba atención y
albergue a los pobres de la ciudad, para
fuera el primer convento de la nueva
Orden Religiosa; también les concedió
usar su escudo de armar. El obispo de
Barcelona hizo la concesión de que los
fraile redentores usaran la cruz blanca,
escudo de su catedral.
Ahora, vinculados ya oficialmente por la
consagración religiosa, los nuevos frailes
llevaron con mayor empeño la redención
de cautivos.
En 1227 se funda el segundo convento de
la Orden, en Perpiñán. En 1232,
Raymundo de Plegamans obsequió a
Nolasco un terreno a las orillas de la
playa, fuera de la ciudad. Al santo
fundador le parece el lugar ideal para
trasladar su sede, pues ahora podría gozar
de un espacio propio y privado para el
recogimiento y la organización; allá se
mudan en 1234, convirtiéndose este lugar
en el Convento de Barcelona, Casa Madre
y Cabeza de toda la Orden y Basílica de
Nuestra Madre de la Merced.
1235 es el año de las confirmaciones:
Llega la confirmación pontifica: el
Papa Gregorio IX aprueba la
existencia de la Orden mediante la
bula Devotionis Vestrae, emitida
el 17 de enero de 1235. Mediante
este documento, el Papa concede a
Nolasco y a sus frailes, que vivan
la regla de san Agustín como
norma de vida religiosa.
En el lenguaje de la vida religiosa,
se le llama ―Regla‖ a un conjunto
de normas y disposiciones que
sirven de guía para la correcta
vivencia de la consagración; entre
otras, son famosas la Regla de san
Benito, la Regla de san Basilio, la
Regla de san Agustín y la Regla
de san Francisco.
Llega la confirmación vocacional
por la sangre: en este año la Orden
gana a su primer mártir: Fr.
Raymundo de Blanes, que fue
martirizado en Granada, donde
había quedado como rehén a
cambio de la libertad de un grupo
de cautivos.
Durante sus primeros años, la Orden
estuvo compuesta en su mayoría por
frailes laicos, es decir, hombres
consagrados por los votos de castidad,
pobreza y obediencia, viviendo en el
convento, vistiendo el hábito, pero que no
eran sacerdotes. La Orden de la Merced
no fue una orden de caballeros militares,
sino una orden de frailes redentores que
adoptó algunas prácticas de las órdenes
militares, como la organización y los
títulos que se les daba a los superiores,
pero no tuvo nunca la finalidad de
combatir en guerras; es más, sus primeras
constituciones prohíben que los frailes
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mercedarios porten armas con punta y
filo.
A la cabeza de toda la Orden y como su
máxima autoridad, se encontraba el
Maestre, quien desempeñaba el oficio de
por vida. El Maestre debía ser un fraile
laico; para las cuestiones sacramentales y
espirituales, le asistía un fraile sacerdote
que recibía el título de Prior. El Maestre
contaba con un consejo de cuatro frailes,
dos de los cuales debían de ser laicos y
dos más, sacerdotes. Las casas
mercedarias eran llamadas conventos o
encomiendas. El superior de cada
encomienda recibía el nombre de
―Comendador‖.
¿Cómo se realizaban las redenciones?
Durante todo el año, los frailes y los
laicos que colaboraban con ellos
(llamados cuestores), recolectaban las
limosnas, yendo de pueblo en pueblo y de
ciudad en ciudad. Los fondos económicos
llegaban también mediante donaciones de
terrenos o herencias. A principios de
mayo, todos los comendadores se reunían
en Barcelona para celebrar el Capítulo
General; en él entregaban al Maestre el
dinero colectado en su convento a lo largo
de todo el año; el Maestre decidía en qué
ciudad musulmana se haría la redención
ese año y elegía a dos o tres frailes para
redentores, es decir, los encargados de
dirigirse al lugar designado para hacer la
compra de cautivos. Los frailes
redentores eran elegidos de entre los más
doctos (habían de hablar varios idiomas y
saber matemáticas), astutos (para hacer
buenas negociaciones), disciplinados
(para no gastar el dinero de la redención
en cosas innecesarias como comida de
más) y de probada fe y devoción (para
cumplir el cuarto voto den caso de que
fuera necesario).
Reunido el dinero y designados los frailes
redentores, se organizaba y se emprendía
la expedición. Llegados a la ciudad árabe,
los frailes identificaban a los vendedores
de cautivos y a los cautivos más
desesperados, a las mujeres, ancianos y
niños e iniciaban el regateo, para poder
comprar el mayor número de cautivos a
cambio de una menor cantidad de oro. Si
el numero de los cautivos desesperados y
a punto de renegar de la fe cristiana
superaba el dinero de los mercedarios,
uno de ellos se veía obligado a entregarse
a cambio de varios cautivos. Su
compañero regresaba a Barcelona con los
cautivos redimidos. Llegados a
Barcelona, se llevaba a los cautivos en
una gran procesión desde el puerto hasta
la iglesia del convento mercedario, en
donde se agradecía a la Madre Santísima
por su libertad; luego se les recibía en el
mismo convento, se les alimentaba y
curaba, se les aseaba y se les ofrecía ropa
nueva; los cautivos liberados permanecía
en el convento por tres meses, con la
finalidad de acompañar a los frailes a
colectar la limosna, para que sirvieran
como testimonio y la gente colaborara
con confianza. Luego de este tiempo se
les daba el dinero necesario para que
volvieran a sus pueblos y ciudades.
Si algún mercedario había quedado como
rehén, se realizaban colectas
extraordinarias para pagar su rescate. En
muchos casos, el dinero no se reunía en
los plazos establecidos por los mercaderes
árabes, quienes asesinaban al fraile
cautivo; más de una centena de nuestros
religiosos sufrieron el martirio en estas
condiciones, cumpliendo heroicamente el
cuarto voto.
Nuestro Orden no siempre tuvo el mismo
nombre. En sus primeros años era
conocida como Frailes de Santa Eulalia
(por el Hospital en el que vivían), Frailes
de los Cautivos o Casa de la Limosna de
los Cautivos. Pero pronto fueron
conocidos por dos aspectos que los
caracterizaban: el amor a María y la
misericordia con los cautivos y pobres,
que era su marca inigualable; por ello,
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
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empezaron a ser llamados Frailes de
Santa María o Frailes de la Merced
(merced es sinónimo de misericordia).
Ellos mismos se autonombraban con esos
títulos, mismo que se fusionaron para
crear el que se convertiría en su nombre
oficial: Orden de Santa María de la
Merced de la Redención de los Cautivos,
como ya aparece en las Constituciones
más antiguas que datan de 1272. Por
siglos, su título oficial fue ―Celeste, Real
y Militar Orden de la Bienaventurada
Virgen María de la Merced de la
Redención de los Cautivos de Santa
Eulalia de Barcelona‖; se consideraba
celeste por haber sido fundada por la
Madre del Cielo, Real por el apoyo del
rey Jaime y Militar por la organización
que le dio Pedro Nolasco, parecida a la de
las órdenes militares.
e) Diálogo de asimilación y reforzamiento
f) Tarea 1. Enlista los acontecimientos de los primeros años de la Orden que consideres
más importantes.
¿Qué te llamó la atención de este tema? ¿Por qué?
2. Lee la lectura introductoria del tema siguiente.
g) Oración y canto final (Salve Mercedaria)
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
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6. Historia de la Orden de la Merced III:
El desarrollo y expansión de la Orden
a) Lectura bíblica (Sal 107 1-14: Dad gracias a Yahvé porque es bueno) y oración inicial b) Resonancia del tema anterior
c) Lectura Introductoria
Proemio de las Constituciones Primitivas de la Orden de la Merced (1272)
Así como Dios, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo y dador de alivio en toda
tribulación, por su gran misericordia, envió a Jesucristo, su Hijo, a este mundo para visitar a
todo el humano linaje que se hallaba como en cárcel, cautivo, en poder del diablo y del
infierno, y para visitar y librar a todos los amigos que le estaban esperando en la cárcel del
Limbo, en poder del antedicho enemigo, y llevarlos a su gloria: a ellos y a otros que, por su
gracia, subirían a ocupar los puestos de los ángeles que, por orgullo, cayeron del cielo y se
convirtieron en diablos; por semejante manera, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, entre
cuyas obras no hay distinción, por su misericordia y por su gran piedad, determinaron
fundar y establecer esta Orden, llamada «Orden de la Virgen María de la Merced de la
Redención de los cautivos de Santa Eulalia de Barcelona», de la cual disposición
constituyeron servidor, mensajero y fundador y adelantador a fray Pedro Nolasco. El poder
y entender de Fray Pedro Nolasco y de todos los otros maestres que le han sucedido, el
esfuerzo y la obra de los frailes de toda la Orden
se ha encaminado siempre a esto: a que el maestre y los frailes que han hecho profesión en
esta Orden, con la fe de Jesucristo, con esperanza de su salvación y con verdadera caridad
de Aquel que, tomando carne de la gloriosa Virgen Santa María, verdadero Dios y hombre
verdadero en una sola persona, y sufriendo por nosotros muerte y pasión, visitó pues
siempre visita a sus amigos y libró a los que estaban en el infierno, trabajen de buen
corazón y de buena voluntad y con toda obra buena en visitar y librar a los cristianos que
están en cautividad y en poder de sarracenos o de otros enemigos de nuestra Ley, según la
determinación y buena voluntad del maestre de esta Orden. Por la cual obra de misericordia
o merced, es decir: para seguir y para anticiparse y para visitar y para librar a los cristianos
del poder de los enemigos de la Orden de Jesucristo, todos los frailes de esta Orden, como
hijos de verdadera obediencia, estén siempre alegremente dispuestos a dar sus vidas, si es
menester, como Jesucristo la dio por nosotros; a fi n de que en el día del juicio, sentados a
la derecha por su gran misericordia, sean dignos de oír aquella dulce palabra que con su
boca dirá Jesucristo: Venid, benditos de mi Padre, a recibir el reino que os está preparado
desde el comienzo del mundo: porque estaba en la cárcel y vinisteis a mí, estaba enfermo y
me visitasteis, tenía hambre y me disteis de comer, tenía sed y me disteis de beber, estaba
desnudo y me vestisteis, no tenía posada y me recibisteis. Todas estas cosas ha ordenado
Jesucristo que se cumplan en esta Orden, a fi n de mantener y hacer prosperar obra de tan
gran misericordia como es visitar y redimir cautivos cristianos del poder de los sarracenos y
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de otros que militan contra nuestra Ley, para lo cual propiamente ha establecido Dios esta
Orden.
d) Desarrollo del tema
Para 1245, año en que murió Pedro
Nolasco, la Orden contaba con 16
conventos y cerca de 100 frailes.
A la muerte del fundador, se celebró
capítulo general para elegir a su sucesor,
siendo electo Fr. Guillén de Bas, que
gobernó a la Orden hasta 1260, año que
renunció, sucediéndole Fr. Bernardo de
San Román, que murió en 1267;
nuevamente fue electo Fr. Guillén de Bas,
que fue Maestre hasta su muerte en 1270.
En 1271 fue electo Fr. Pedro de Amer.
El servicio heroico de los mercedarios
atraía a muchas personas que deseaban
sumarse, entre ellas varias mujeres. María
de Cervellón, una joven barcelonesa, se
sintió plenamente identificada con la obra
de Nolasco, por lo que solicitó vestir el
hábito mercedario y ser aceptada como
hermana de la Orden, pero los frailes se
negaron a ello, pues consideraban que el
trabajo de la recolección de limosnas y
más aún la redención en sí, no era apto
para mujeres. Pero la joven Cervellón no
desistió, hasta que ella y cuatro
compañeras (Sor Eulalia Pinós, Sor Isabel
Berti, Sor María de Requesens y Sor
Colagia) fueron aceptadas como
hermanas en la Orden, vistiendo el hábito
y haciendo su profesión religiosa el 25 de
mayo de 1265. El acuerdo con los frailes
fue que ellas se encargarían del cuidado
de los cautivos liberados que llegaban a
Barcelona y colaborarían con su oración y
sus penitencias para el éxito de las
redenciones.
En 1272, el Maestre Fr. Pedro de Amer
promulgó las primeras Constituciones
mercedarias, es decir, el primer cuerpo de
normas que establecía la finalidad de la
Orden y regulaba la disciplina de los
frailes y la forma de llevar a cabo las
redenciones. A estas primeras
Constituciones se le llama ―Amerianas‖,
por el apellido del Maestre que las
promulgó.
A la muerte de Fr. Pedro de Amer en
1301, fue electo Maestre Fr. Arnaldo de
Amer; durante varios años los frailes
sacerdotes intentaron gobernar la Orden y
nombraron Maestres a algunos de ellos,
pero en 1308 el Papa Clemente V
sancionó esas acciones y nombró Maestre
al fraile laico Arnaldo de Rosiñol, que
falleció en 1317. El Capítulo General
eligió al fraile sacerdote Raymundo
Albert, terminando así con el régimen de
la Orden en manos de frailes no clérigos.
Fr. Raymundo Albert publicó unas
nuevas constituciones en 1327, en las que
se establecía que el gobierno de la Orden
solo podría ser ejercido por religiosos
sacerdotes, con lo que la Merced dejó de
ser una Orden Laical y se convirtió en
una Orden Clerical.
A pesar de estas desventuras, la Orden no
descuidó la tarea redentora y siguió
creciendo en número y extendiéndose por
Europa, llegando a toda la Península
Ibérica, Francia e Italia.
Con la llegada de los europeos a tierras
americanas, el Papa pidió a los reyes que
dominaron esos territorios, que enviaran
misioneros para evangelizar a las gentes
que los habitaban; varias órdenes
religiosas fueron requeridas para esa
tarea, entre ellas la Merced. Los
mercedarios fueron insignes misioneros
por las tierras americanas, siendo los
primeros religiosos en pisar suelo y
celebrar la misa en México, Chile, Perú,
Venezuela, Costa Rica, Ecuador y
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extendieron el Evangelio en Colombia,
Argentina, República Dominicana, Brasil,
Bolivia y Paraguay.
Los mercedarios fundaron conventos por
todos los rincones de América,
difundiendo así el amor e nuestra Madre
de la Merced, y creando nuevas
Provincias, aumentado así el número de
miembros de la Orden, que para el siglo
XVII superó los 6000 frailes.
A lo largo de los siglos crecieron en el
seno de la Merced grandes teólogos
(como Francisco Zumel), obispos,
cardenales (como Antonio Caxal, quien
fue considerado candidato al papado),
literatos (como Tirso de Molina),
científicos (como Diego de Rodríguez,
astrónomo mexicano), y místicos (como
Juan Bautista del Santísimo Sacramento,
reformador de la Orden), que pusieron en
alto el nombre de la Orden por todo el
mundo.
Las revoluciones y leyes contrarias a la
Iglesia y las persecuciones de sus
miembros que tuvieron lugar en muchos
países de Europa y de América en el siglo
XIX, hicieron meya en el número de
miembros de nuestra Orden, llegando a
un estado crítico a principios del siglo
XX.
e) Diálogo de asimilación y reforzamiento
f) Tarea 1. Haz una línea del tiempo en la que señales los hechos históricos más relevantes
de la vida de la Orden de la Merced a partir del 1301.
2. Lee la lectura introductoria del tema siguiente.
g) Oración y canto final (Camino con Nolasco)
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BLOQUE III: La Merced, don de la Trinidad
7. La espiritualidad y el carisma de la Merced a) Oración inicial y lectura bíblica (Lc 4, 16-21)
b) Resonancia del tema anterior
c) Lectura introductoria
Fr. Ignacio Vidondo O. de M. Espejo de la Caridad con los Cautivos, Ed. Pamplona 1658,
1, 3 cap. 5.
En prueba de su amor y misericordia, Dios Padre entregó a su Hijo unigénito por nuestra
libertad y rescate. Y como las entrañas de caridad y misericordia del Padre y del Hijo son
unas mismas, san Pablo nos las descubre para total consuelo nuestro en todos los trabajos
nacidos del cautiverio: Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las
misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en todas nuestras
tribulaciones, Y así también su Hijo unigénito, enviado por Redentor nuestro, como tal las
usó con nosotros; que en el Señor se halló misericordia y la copiosa redención de los
cautivos y de esto blasonó en la cruz.
El vulgo, viéndole clavado, le dijo: Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz. Y los príncipes de
los sacerdotes: Si es Rey de Israel, que baje ahora de la cruz, y creeremos en él. Y vemos
que no baja.
Seño, ¿no buscabas que creyesen que eres Hijo de Dios? Sí, pero porque era Hijo de Dios
misericordioso, no bajaba de la cruz, porque vino a redimirnos y a morir en ella, para, con
esa muerte, librarnos del cautiverio y esclavitud del demonio. Era Hijo de Dios y Redentor
nuestro, no buscaba su libertad, sino la nuestra. Quería redimir, y quiso que en la cruz lo
reconociesen por verdadero Redentor nuestro. Bien se conocieron en la muerte de Cristo
las entrañas de Madre nuestra en María Santísima. Escribe san Juan lo que los demás
evangelistas nos callan: Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre. Habiéndose ausentado
los discípulos, la Madre estaba mirando con piísimos ojos las heridas crueles que tenía su
santísimo Hijo. Señora, ¿qué hacéis ahí, mirando el despojo de la muerte? Retiraos, volved
los ojos a otra parte, apartad la vista de tan doloroso espectáculo. ¿Qué miráis en aquellas
santísimas llagas? ¿La muerte de vuestra querida prenda? No, por cierto, sino la redención
del género humano, obtenida por medio de la muerte de su Hijo. Y eso la hacía estar firme
y piadosamente constante, como Madre de las misericordias de la redención que hizo su
Hijo. Por eso los santos Padres, con gran propiedad, le dieron varios títulos, llamándola:
Madre de la misericordia, Madre de piedad, fuente de caridad, redención de los cautivos,
consoladora de los afligidos, Madre de la divina clemencia. Como Madre de tal Redentor,
llena de caridad y misericordia, suscitó esta familia y religión de redentores, para consuelo
y libertad de los cautivos cristianos, inspirando la norma de redimir a imitación de Cristo,
es decir, aun dando la vida, si fuera necesario y la ocasión se presentara. También le viene a
esta Orden el ser misericordiosa con los pobres cautivos cristianos, por nacer del espíritu
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
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del santo patriarca Pedro Nolasco, primer superior y maestro general de esta religión de
redentores, discípulos de Cristo e hijos de María, elegido por la Virgen Madre para padre
de misericordias.
d) Desarrollo del tema
Espíritu y espiritualidad y carisma.
Llamamos espíritu a lo que le da vida a
algo. La palabra hebrea ruah significa
aliento, y en el Antiguo Testamento se
utiliza para referirse al Espíritu Santo y
también al espíritu humano. En la
traducción griega del Antiguo Testamento
se utiliza la palabra pneuma, que significa
viento. Podemos decir que el espíritu es
lo que anima, da vida, guía y empuja. La
espiritualidad es una forma de vida
suscitada y animada por el Espíritu Santo,
que incluye todos los esfuerzos por vivir
de acuerdo a un modelo; la espiritualidad
básica es la cristiana, es decir, aquella que
nos ayuda a seguir a Jesús de Nazaret, a
relacionarnos con Dios como él, a abrazar
sus proyectos y sentir sus motivos, a vivir
todo esto con su misma intensidad y con
su misma intención. A lo largo de la vida
de la Iglesia, el Espíritu Santo ha
desarrollado muchas espiritualidades
particulares para seguir a Jesús, es decir,
formas más concretas vida cristiana que
responden a necesidades específicas. La
espiritualidad nos ayuda a vivir el
ministerio o el carisma que el Señor nos
ha dado, pues nos permite desempeñarlo
desde el proyecto de Jesús y en comunión
con la Iglesia. Espiritualidad y carisma
son aspectos íntimamente ligados: el
Espíritu Santo regala a la comunidad
carismas para resolver sus necesidades y
al mismo tiempo, capacita a aquellos que
vivirán ese carisma ofreciéndoles un
camino de vida espiritual. La vida
espiritual no se reduce a la oración o a las
prácticas de piedad, sino que abarca toda
la vida: el camino de la vida espiritual
implica los esfuerzos por asemejarse a
Jesús, venciendo todo aquello que en
nosotros lo impida, echando mano de las
herramientas que nos ayuden a lograrlo.
El Espíritu Santo regaló a la Iglesia y al
mundo el carisma mercedario: visitar y
liberar a los cristianos cautivos en peligro
de perder la fe; al mismo tiempo, suscitó
en la comunidad una espiritualidad
mercedaria que capacitara a muchos
hombres y mujeres para vivir el carisma
redentor.
La espiritualidad mercedaria se basa tres
ejes: Cristo Redentor, María de la Merced
y Pedro Nolasco.
Cristo Redentor. En las sociedades
antiguas, la esclavitud era una práctica
usual; la sociedad hebrea no fue la
excepción, sin embargo, el libro del
Levítico pone una serie de condiciones:
un hebreo no puede hacer esclavo a otro
hebreo; solo los extranjeros que viven
entre el pueblo de Dios pueden hacer
esclavos o ser hechos esclavos; si por
extrema necesidad un hebreo no podía
pagar una deuda, se ofrecía así mismo
como paga, quedando al prestamista la
obligación de tratarlo como hermano, no
como esclavo, preocupándose por él y
haciéndolo parte de la familia; los
esclavos tenían que ser liberados en el
año de jubileo. El libro del Levítico prevé
que cuando alguna persona tiene que
venderse para pagar su deuda, le queda la
esperanza de que su pariente más cercano
pague el monto debido; a este pariente se
le llama Go‟el, que traducido literalmente
significa rescatador o redentor. El Go‟el
tenía que ser un pariente de sangre varón
muy cercano (hermano o primo) y pagar
con sus propios bienes la deuda de su
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
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familiar. El Go‟el tenía entonces tres
características: familiaridad (parentesco
de sangre), solidaridad (interés por
solucionar la necesidad de su pariente) y
radicalidad (echar mano de todo lo que
estuviera a su alcance, incluso sus bienes
más preciados, para pagar la deuda).
Cuando el pueblo de Israel experimentó
al Señor cercano y solidario en medio de
sus dificultades y cuando sintió su auxilio
en esas ocasiones, consideró que Dios se
comportaba como si fuera un Go‟el,
dispuesto a todo para defender y rescatar
al pueblo de los peligros o castigos que lo
acechaban por lo que a lo largo del
antiguo testamento a Dios se le llama con
el título de el Redentor (Go‟el) de Israel.
La comunidad cristiana otorgó a
Jesucristo el título de Redentor porque
vio en su obra de salvación los tres rasgos
de un Go‟el: El Verbo de Dios se
encarnó, haciéndose así hermano de toda
la humanidad (familiaridad); su vida, su
misión y sus gestos estuvieron orientados
a remediar el mal del mundo y evitar el
sufrimiento de sus hermanos los hombres
(solidaridad); entregó toda su vida, sin
temor y sin restricciones para llevar a
cabo la misión que el Padre le
encomendó, entregando su propia vida en
la cruz (radicalidad).
Pedro Nolasco vivió una profunda
identificación con Jesucristo Redentor,
que clavado en la cruz se ofreció como
rescate de la humanidad; contemplando la
imagen del Redentor crucificado entendió
que la vida sirve solo en la medida en que
se ofrece por los demás y decidió imitarlo
ofreciendo también sus bienes y su vida
para el rescate de los cautivos.
La espiritualidad redentora mercedaria
supone vivir la familiaridad, es decir,
hermanarse con los cautivos, haciéndose
uno más de ellos; en solidaridad,
interesándose por ellos, compartiendo con
ellos el dolor y buscando soluciones a su
situación; y siendo radicales en el uso de
los bienes y en el desgaste de la vida para
liberar a los cautivos: sin guardarse nada
para sí mismos, en la Merced todo es de
los cautivos y para los cautivos: bienes,
vida, tiempo y esfuerzos, así como Cristo
Redentor no escatimó en nada y se
ofreció totalmente por nosotros en la cruz.
Redimir al cautivo es una de las 14 obras
de misericordia recomendadas por la
Iglesia. La espiritualidad redentora es la
vivencia de la misericordia (misericordia
significa inclinar el corazón a la miseria
ajena; misericordia y merced son
sinónimos).
María de la Merced. Lo poco que por
los evangelios sabemos de María, nos
permite descubrirla como la mujer de la
misericordia y de la libertad: en el
cántico gozoso de Lc 1, 46ss, se confiesa
creyente en el Dios misericordioso que no
permanece inerte ante el sufrimiento de
los débiles, que rechaza la soberbia y los
abusos de los poderosos y que está pronto
a obrar con su pueblo la gran liberación;
así mismo, ella se ofrece como medio
para que el Señor actué y rescate a su
pueblo ―He aquí la esclava del Señor‖
(Lc 1, 46). En las bodas de Caná, María
se muestra interesada por la angustia de
los que están tristes y avergonzados y
ofrece al pueblo a su Hijo, que trae la
alegría del vino nuevo. Y al pie la cruz
María, Madre del Redentor, se convierte
en Madre de todos los crucificados de la
historia, hermanos de su hijo crucificado.
Al inspirar a Nolasco la fundación de la
Orden para el rescate de los cautivos,
María manifiesta nuevamente los rasgos
que los evangelios nos cuentan de ella: es
la Hermana solidaria que se preocupa por
la necesidad de su prójimo; es la Madre
solícita, leal y adolorida al pie de la cruz
de los crucificados en el cautiverio; es la
Mujer que se ofrece como vehículo para
que el Dios misericordioso libere a su
pueblo. María es la Madre de la
Misericordia.
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
35
Así como María fue el medio del que
Dios se valió para que el Redentor naciera
y luego muriera por toda la humanidad,
ella es también el medio por el que Dios
hizo nacer la Orden Mercedaria en el
mundo, cuyos hijos ofrecen su vida por el
rescate de sus hermanos. María es la
Madre de la Redención.
Pedro Nolasco consideró que era ella, la
Madre de Dios, la auténtica fundadora de
su Orden, pues ha sido ella quien la
inspiró; de ahí el nombre que los
seguidores de Nolasco han dado a su
comunidad: ―Orden de Santa María…‖,
pues ella es la fundadora y protectora, es
la motivación y sustento, es su principio y
cabeza, rechazando algún título referente
al patriarca (petrinos, nolasquinos, etc.)
como lo han acostumbrado otros
institutos religiosos.
La advocación mariana de la Merced
surge a partir de la devoción que los
frailes de Nolasco le rendían a la Madre
de Dios y de la misericordia que por esa
devoción se sentían motivados a realizar.
La advocación de la Merced está
íntimamente ligada al carisma redentor
mercedario.
Para honrarla como se debe, los
mercedarios nos dirigimos a ella con el
hermoso título de ―Nuestra Madre‖, pues
consideramos que ella ha engendrado y
dado a luz esta Orden Redentora, así
como dio a luz a Jesucristo Redentor.
Evitamos referirnos a ella como ―la
Virgen‖, ―nuestra Señora‖, ―María‖ u
otros títulos que no reflejen la
profundidad de lo que significa ser una
Orden fundada por ella. María de la
Merced es Madre de los redentores, al ser
la fundadora de la Orden, y es madre de
los cautivos, a los que cuida y libera por
medio de su familia mercedaria.
El hábito mercedario es blanco en honor a
la pureza de nuestra Madre Santísima, por
ello se le conoce como ―hábito blanco de
Santa María‖.
Su fiesta se celebra solemnemente el 24
de septiembre, por mandato de la Santa
Sede, sin embargo, cada año, el 1 de
agosto por la noche, recordamos el
momento en que bajó a Barcelona para
pedir a Nolasco la fundación de nuestra
Orden.
En la Orden de la Merced todos los
sábados del año, excepto el sábado santo,
son días dedicados a nuestra Madre, por
ello, los miembros de la familia
mercedaria nos reunimos cada semana
para honrarla con el ejercicio sabatino de
la recitación de laudes y la misa en su
honor así como con el canto solemne de
la Salve.
Los miembros de la familia mercedaria
procuramos honrar a nuestra Madre de la
Merced colocando su imagen en un lugar
privilegiado de nuestro hogar y
difundiendo su devoción a toda persona y
en todo lugar, pero sobre todo, nos
proponemos venerarla con la fidelidad a
su hijo, el esfuerzo por cumplir nuestras
obligaciones cristianas y mercedarias y en
el servicio a sus hijos cautivos.
Nuestra Madre Santísima de la Merced es
patrona de los reclusos y de todos los
privados de libertad, así como de los
cristianos perseguidos. Es patrona
principal y princesa de Barcelona, titular
de la arquidiócesis de Barcelona y de su
provincia eclesiástica, patrona de la
República Dominicana, de la costa de
Ecuador, Gran Mariscala del ejército
peruano y Generala del ejército argentino,
es patrona de muchas ciudades y diócesis
a lo largo de todo el mundo.
“Honra a María, como a Madre y
Fundadora nuestra:
Graba su modelo como un sello
en tu corazón, para que nada
haya en tu boca,
en tu mente y en tu conducta que
no respire amor a ella. ”
San Pedro Nolasco. No puede entenderse
a la Orden de la Merced sin la figura de
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
36
padre y fundador, Pedro Nolasco; no
puede haber un mercedario que no tenga
por ejemplo primordial la vida de
Nolasco, que no sea su devoto y que no lo
invoque en la oración. Pedro Nolasco es
el instrumento del que Dios se ha valido
para ofrecer a la Iglesia un nuevo carisma
(visita y liberación), una nueva
espiritualidad (redentora), una nueva
orden religiosa y familia (La Merced),
una nueva advocación mariana (María de
la Merced), una nueva forma de servicio
(la entrega incondicional) y una nueva
manera de usar el dinero (sin tacañerías,
sin interese personales, todo para los
necesitados). Por medio de Pedro
Nolasco, de su Orden y de su
espiritualidad, el Señor nos ha querido y
nos ha llamado y por él nos ha llegado
este modo de seguimiento de Jesús; para
ser buenos mercedarios no hay más que
imitar a Nolasco en su intimidad con el
crucificado y en su tierno amor a María.
La figura de Pedro Nolasco es única, es
titánica y lamentablemente desconocida
por muchos en la Iglesia y en el mundo.
Pedro Nolasco no es el santo de la mística
sublime y perfecta que se eleva y se
extasía en revelaciones y en poemas
cargados de romance divino; por el
contrario, Nolasco es el santo de la
mística del evangelio de Jesús, aquella
que descubre a Dios en el que está herido
y moribundo en la orilla del camino,
aquella mística del buen samaritano que
cuida con amor del necesitado, que lo
toma como propio y está dispuesto a
pagar por él cuanto se requiera, sin medir
ni calcular, esa mística que despoja de sí
mismo. La mística de Nolasco es la clave
de la vida espiritual mercedaria: el amor
al Crucificado y a los crucificados y la
relación filial con María, aspectos que le
han permitido salir de sí mismo y
entregarse sin reservas al proyecto de
Dios y al servicio de sus hermanos más
débiles.
De Nolasco hemos de imitar su oración
redentora, esa auténtica oración que
podemos llamar de descentramiento, es
decir, aquella que nos arranca a nosotros
mismos del centro de atención y
necesidad para poner en el centro de
nuestro interés a los cautivos. Es la
oración de contemplación del Crucificado
presente en la eucaristía: Cristo
ofreciéndose todo, sin pretextos y sin
reservas por nosotros, nos mueve a
hacernos con él redentores que se
ofrezcan radicalmente.
Hemos de imitar también sus virtudes de
fe, esperanza y caridad y su forma tan
sutil de ver el mundo: con detenimiento,
dejándonos retar por el sufrimiento ajeno,
sintiéndonos obligados a la misericordia.
San Pedro Nolasco es patrón de los
cristianos perseguidos, de los agentes de
pastoral penitenciaria, intercesor para la
buena muerte, patrón de El Puig de
Valencia y de la ciudad de Palma de
Mallorca y de otras muchas localidades
por todo el orbe. En México, hay un
poblado en el estado de Oaxaca que lleva
su nombre, así como una isla en el océano
Pacífico, perteneciente al Estado de
Sonora, también nombrada en su honor.
Los mercedarios honramos a Nolasco con
el título de ―Nuestro Padre‖, y
procuramos difundir su vida y su
devoción, invocándolo siempre en nuestra
oración, estudiando e imitando su vida,
celebrando solemnemente su fiesta el 6 de
mayo y colocando su imagen en un lugar
principal de nuestra casa.
El carisma mercedario. El carisma
mercedario se articula en dos acciones:
visita y liberación. Ambas acciones se
alimentan y al mismo tiempo hacen
realidad la espiritualidad redentora
mercedaria: en solidaridad que mueve a la
misericordia, nos hacemos familiares
cercanos en la visita y con radicalidad
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
37
ofrecemos libertad a los oprimidos en
acciones concretas y contundentes.
El cuarto voto. La más grande expresión
de la espiritualidad mercedaria es el
cuarto voto. Todos los institutos de
religiosos y religiosas profesan tres votos,
que el mismo Jesús vivió, por lo que se
les llama ―consejos evangélicos‖:
pobreza, castidad y obediencia. Los
mercedarios añadimos a esos tres votos
un cuarto, que llamamos voto de
redención o también voto de sangre o
voto de suma caridad, por el que nos
comprometemos a estar alegremente
dispuestos a dar la vida, si fuera
necesario, por un cautivo que esté en
peligro de perder la fe. Este voto brota de
la espiritualidad redentora y se alimenta
de ella, pues exige imitar la disposición
de Cristo Redentor para ofrecer la vida
por los hermanos (radicalidad,
familiaridad y solidaridad). En el cuarto
voto se manifiestan tres actitudes
fundamentales para la vida de los
mercedarios: disposición, alegría y
generosidad sin reservas. El cuarto voto
distingue a nuestra familia en medio de la
Iglesia, presentándola como un instituto
de caridad heroica.
¿Cómo se vive el cuarto voto en la
actualidad? Aún cuando el cuarto voto
tiene su última expresión en el martirio
(dar la vida, si fuera necesario), no se
agota en ello, pues implica ante todo
disposición, es decir, el cuarto voto se
vive cotidianamente cuando los
mercedarios hacemos todos los esfuerzos
y nos desgastamos sin límites en el
trabajo redentor; más que el martirio, el
cuarto voto es el camino de la
espiritualidad mercedaria: la radicalidad,
ejercitar la misericordia sin pretextos y
sin reservas, lo cual dispone el corazón
para darlo todo, aún la propia vida, si
llegase a ser necesario.
e) Diálogo de asimilación y reforzamiento
f) Tarea 1. Explica brevemente los tres pilares de la espiritualidad mercedaria.
Describe cómo vives o como podrías vivir la espiritualidad mercedaria en tu vida
cotidiana.
Si en tu casa aún no tienes las imágenes de Nuestra Madre de la Merced y de san
Pedro Nolasco, puedes entronizarlas en una sencilla ceremonia familia. En el
devocionario mercedario encontrarás cómo hacerlo.
2. Lee la lectura introductoria del tema siguiente.
g) Oración y canto final (Himno del octavo centenario de la Orden de la Merced)
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
38
8. Los santos de la Familia Mercedaria
a) Oración inicial y lectura bíblica (Sal 92: Es bueno dar gracias a Yahvé) b) Resonancia del tema anterior
c) Lectura introductoria
Fr. Melchor Rodríguez de Torres O. de M., Ejercicios de Vida Espiritual, Editorial Juan B.
Varesio, Burgos 1603, Cap. 14.
Nunca género de pobreza llegó a estado que pudiese competir con el cautiverio. Porque si
es pobreza padecer necesidad y tener poco, y gran pobreza no tener cosa alguna, suma
pobreza será no tenerse ni aún a sí mismo. Y a este punto solo llega el cautivo, pues hasta
su persona y libertad goza otro dueño. Como necesitado, padece hambre, sed y frío; como
peregrino, anda fuera de su patria; como esclavo, vive maltratado; y como muerto, en nada
tiene dominio, ni para nada vale.
Por eso, redimir cautivos es el compendio de la misericordia; pues es indudable que, quien
esta ejercita, ejercita todas sus obras. El que rescata al prójimo, le enseña, corrige, viste, da
de comer, y hace cuanto en lo corporal y espiritual abarca la misericordia. Y
consiguientemente puede esperar en su favor la definitiva sentencia: Venid, benditos de mi
Padre. ¿Qué le falta, deseo yo saber, al que vendiendo lo que posee, emplea su caudal en la
mercancía que costó sangre de Cristo, para pedir por suyo el tesoro que nunca desfallece en
el cielo? Mas la grandeza de esta obra se acrecienta por el amor con que se hace. Sólo el
amor de Cristo alimenta esta carga. No interviene interés, ni anda de por medio sangre ni
parentesco, que mueva a padecer y aun a dar la vida por el cautivo; verdaderamente se
descubre que anda Dios aquí, pues cosa tan suya no pudiera hacerse sin él.
Una última razón encarece totalmente el hecho, y es el gran parecido que esta obra tiene
con la que Cristo vino a realizar en el mundo, pues no se halla cosa que así sea copia de
aquel habernos Dios librado del demonio como la libertad que se da a los tiranizados en
poder de enemigos. Y si comparásemos el modo de obrarse la una y la otra, aún luciría
más: No se contentó Cristo con rescatar el mundo así como quiera, sino que para ello
hipotecó su sangre y su vida, rendido a la obediencia de su Padre; y nuestro Patriarca, tras
la hacienda que en los cautivos gastó, ofreció su persona y vida para su libertad,
obligándose con particular voto a la redención: herencia que dejó en testamento de sus
hijos, y piedra sobre la que labró los cimientos de su Orden.
Tan mellizos son estos dos actos, que sólo de una madre pudieron nacer: rescatar el mundo
a cuenta de sangre de Dios, nadie lo puede hacer sino el cielo, ni realizarlo sino Cristo
nuestro Dios, verdadero Hijo de Dios y de la Virgen; y enseñar a liberar a los prójimos a
cuenta de sangre y vida de hombres, nadie sino ese mismo cielo lo pudiera hacer: hijo de
María había de ser quien llevara a término esta empresa. Y así en esta Orden tuvo por
sobrestante a la Virgen, para inspirar y hacer comprender el designio que en obra de tal
primor había Dios pensado. Y aun proveyó de oficiales que la comenzasen con diligencia, y
la continuasen hasta dejarla hecha.
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
39
d) Desarrollo del tema
La espiritualidad mercedaria, a lo largo de
ocho siglos, ha rendido abundantes frutos
de virtud y santidad, la gran mayoría de
ellos han quedado en el anonimato, y solo
un número reducido ha sido reconocido
oficialmente por la Iglesia. Presentamos a
continuación una breve reseña de los
santos y beatos más representativos de
nuestra familia, con la intención que sus
vidas sean testimonio que mueva a la
santidad a los mercedarios de hoy.
SAN RAMÓN NONATO
El Fraile Ramón es conocido
universalmente por su nacimiento fuera
de lo común, por ello es el Nonato, es
decir, no nacido, pues vio la luz gracias a
la incisión que propició el vizconde de
Cardona al vientre de su madre muerta .
Nació en el pueblo de Portell, provincia
de Lérida, a principios del siglo XIII. En
su adolescencia y juventud se dedico al
pastoreo de ovejas. Amante de María y
gran devoto de la eucaristía. Fue enviado
a la redención de Argel, donde
probablemente quedo como rehén, ahí
padeció el tormento de haberle colocado
un candado en la boca, con tal de frenar
su predicación en la mazmorra.
Una vez rescatado por sus hermanos
mercedarios, el papa Gregorio IX lo
nombra cardenal de la Iglesia con el titulo
de San Eustaquio. En el viaje a Roma
para encontrarse con el papa, cae enfermo
en el fuerte de Cardona en 1240 y muere
a los pocos días. Su familia y los frailes
mercedarios disputaron su cuerpo, por lo
que se llegó al acuerdo de atarlo en el
lomo de una mula y al lugar que ella lo
encaminara sería el elegido para la
sepultura. La Mula llegó al pueblo de san
Nicolás, en donde dio tres vueltas y luego
se echó, entendiendo todos que ahí de
habría de enterrar a Ramón.
Su fiesta se celebra el 31 de agosto. Es
patrón de las mujeres embarazadas.
SAN SERAPIO
Nación en el año de 1179 en Irlanda.
Militar en el ejercito del rey Ricardo
Corazón de León, después acompaño en
batallas al duque de Austria, Leopoldo
VI, el glorioso, que se unió al ejercito de
Alfonso VIII para luchar contra los
musulmanes. Trascurrida la guerra
decidió quedarse al servicio del rey de
Catilla y durante este tiempo conoció a
Pedro Nolasco, hombre dedicado a
defender la fe.
Tomo el hábito mercedario en 1222;
realizó varias redenciones, mas en la
última encomienda de redención, quedó
como rehén en Argel junto a su
compañero Berenguer de Bañares. Pronto
urgen una colecta en las comunidades
para liberar a estos frailes pero el dinero
no llega y dan muerte a Serapio,
clavándolo en una cruz en forma de aspa
y desmembrándolo. Muere mártir el 14 de
noviembre de 1240.
Su fiesta se celebra el 14 de noviembre.
Es patrón de los enfermos; en su honor se
bendice el aceite para invocar la salud de
quienes padecen enfermedad.
SAN PEDRO PASCUAL
Nació en Valencia en el año de 1227.
Inició sus estudios en su ciudad natal,
después fue a perfeccionarlos en la
universidad de París. Regresando a su
ciudad lo nombran canónigo de la
catedral valenciana. Pronto abandona
dicha encomienda para tomar el hábito de
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
40
la Orden Mercedaria en el año de 1250.
En 1296 el papa Bonifacio VII lo nombra
obispo de Jaén. Realizando la visita a su
diócesis, es atrapado por una banda de
mahometanos y llevado cautivo a
Granada.
Sus hermanos redentores enviaban la
paga de su rescate pero él prefería que
otros cobraran su libertad, por ello,
trascurrido un tiempo fue decapitado en la
mazmorra el 6 de diciembre de 1300,
inmediatamente después de celebrar la
eucaristía. Fue un prolifero doctor en
sagrada Teología defendiendo
públicamente la Inmaculada Concepción
de María antes que ningún teólogo
occidental, en 1295. En el cautiverio
escribió varias obras de teología, como
Glosa al Padre Nuestro y Glosa de los
diez mandamientos.
Su fiesta se celebra el 6 de diciembre. Es
patrón de los estudiantes.
SAN PEDRO ARMENGOL
Nació en Guardia dels Prats, Tarragona, a
mediados del siglo XIII. Transcurrida su
niñez y adolescencia en el ceno de su
familia, se vio arrastrado por malas
compañías, viviendo de manera disoluta y
bandolera. El rey Jaime I con tal de tener
orden en sus territorios, envía a controlar
los robos y encarcelar a los maleantes. Tal
evento propicio que Pedro Armengol
encontrara frente a sí la propia espada de
su padre Arnaldo, quien fungía como
guardia. Este hecho caló tanto en la vida
de Pedro, que se rindió ante su padre y
enmendó su vida.
Ahora quería dedicarse a las obras de
misericordia, por lo que entra en la Orden
de la Merced, desempeñando dos
redenciones. En su segundo viaje a Bugía,
en 1266, queda como rehén a cambio de
algunos cautivos. Al no llegar el recate a
tiempo, es colgado en la horca, pero no
murió gracias a que fue sostenido por la
protección de María, y se mantuvo vivo
hasta que llegó su compañero con el
rescate. Como secuela de su martirio,
Pedro quedo con el cuello torcido por el
resto de su vida. Muere en el convento de
Santa María dels Prats en el año de 1304.
Su fiesta se celebra el 27 de abril. Se le
invoca por la conversión de los jóvenes
descarriados y que corren peligros.
SANTA MARÍA DE CERVELLÓN
Nació en Barcelona el 1 de diciembre de
1230. La joven barcelonesa atraída por la
importante labor de los redentores
mercedarios, se convirtió en consuelo de
pobres, enfermos y cautivos, en el
hospital de Santa Eulalia. Ante esto,
siendo testigo de la vida ejemplar de
Pedro Nolasco, pide el hábito de la Orden
y el 25 de mayo de 1265 emite su
profesión religiosa como hermana de la
Orden, convirtiéndose en la primera
religiosa mercedaria de la historia.
Sus plegarias se elevaban a Dios para que
sus hermanos redentores tuvieran éxito en
sus encomiendas de liberación en tierras
musulmanas. Su cuenta que en varias
ocasiones en las que el mar embravecí,
fue vista sobre las olas por los frailes
mercedarios que iban en el barco hacia
tierras musulmanas, orando para calmar la
tempestad. Por su gran caridad para los
pobres cautivos se le conoce también
como santa María del Socorro.
Muere el 19 de septiembre de 1290, su
cuerpo se encuentra incorrupto en la hoy
basílica de la Merced de Barcelona. Su
fiesta se celebra el 19 de septiembre. Es
patrona de los navegantes.
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
41
BEATA MARIANA DE JESÚS NAVARRO
Nació en Madrid el 17 de enero de 1565,
Mariana se sintió atraída muy pronto por
la vida religiosa. A la edad de 22 años ya
tenía la firme determinación de ingresar
en un convento, a pesar de la rotunda
oposición de su padre, quien la quería
casar. Por su débil salud no fue admitida a
la vida religiosa. Deseosa de consagrar su
vida al Señor, en 1613 fue recibida en la
Orden de la Merced, tomando el hábito de
terciaria y al año siguiente, el 20 de mayo
de 1614, emitió la profesión, viviendo
una modesta casita al lado del convento
de los mercedarios en Madrid. Fue una
insigne devota de Jesús Eucaristía;
practicaba la caridad con los pobres y
ofrecía oraciones y penitencias por los
cautivos.
Muere a los 59 años el 17 de abril de
1624 en el convento de santa Bárbara,
Madrid, a consecuencia de una afección
pulmonar. Su cuerpo se conserva
incorrupto en el monasterio de madres
mercedarias de Don Juan de Alarcón en
Madrid. Su proceso de canonización está
muy avanzado, en la fase final esperando
la confirmación de un milagro para que
sea declarada santa. Mariana de Jesús es
co-patrona de Madrid y patrona de los
terciarios y laicos mercedarios. Su fiesta
se celebra el 17 de abril.
BEATOS MARIANO ALCALÁ Y
COMPAÑEROS MÁRTIRES
Durante la guerra civil española (1936-
1939), un numeroso grupo de católicos,
entre los que se contaban laicos,
sacerdotes, obispos, religiosos y
religiosas, fue martirizado por odio a la
fe. Entre los mártires de esta guerra, hay
un grupo de casi cuarenta frailes
mercedarios, de los que ya han sido
beatificado 19, pertenecientes a la
Provincia Mercedaria de Aragón, en tanto
que el resto espera a ser reconocidos
como tal por la Iglesia. En este grupo de
19 beatos mercedarios se encuentran un
ex – Maestro General, el padre provincial,
un maestro de novicios, frailes no clérigos
y frailes sacerdotes de todas las edades:
Beato Mariano Alcalá, Beato Mariano
Pina, Beato Tomás Carbonell, Beato
Serapio Sanz, Beato Francisco Mitjá,
Beato Manuel Sancho, Beato Amancio
Marín, Beato Eduardo Massanet, Beato
Francisco Gargallo, Beato Antonio
Lahoz, Beato José Trallero, Beato Tomás
Campo, Beato Francisco Llagostera,
Beato Lorenzo Moreno, Beato Enrique
Morante, Beato Pedro Esteban
Hernández, Beato Jaime Codina, Beato
José Reñé Penafreta, Beato Antonio
González.
Su fiesta se celebra el 16 de septiembre
MARGARITA MARÍA LÓPEZ DE
MATURANA
Nació en Bilbao (España) el 25 de julio
de 1884. A los 19 años, el 10 de agosto de
1903 ingresó al monasterio de
mercedarias de Bérriz. Trabajo por más
de 20 años en el colegio a cargo de su
comunidad. En dicho colegio inició, en el
año 1920, la asociación "Juventud
Mercedaria Misionera". Elegida
comendadora del convento, por su gran
deseo era llevar la buena nueva de la
Redención y liberación hasta el fin del
mundo, motivó al resto de monjas para
dejar la clausura y convertirse en una
congregación misionera, dando origen a
las Mercedarias Misioneras de Bérriz.
Margarita María murió el 23 de julio de
1934, dos días antes de cumplir 50 años.
Su fiesta es el 24 de julio.
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
42
VENERABLE MARÍA DEL REFUGIO
AGUILAR Y TORRES
Nació en San Miguel Allende,
Guanajuato, el 21 de septiembre de 1866,
en el seno de una familia acomodada. El 4
de noviembre de 1886 se casó con Ángel
Cancino Arce, de quien tuvo dos hijos,
uno de los cuales murió a temprana edad.
Quedó viuda con solo 22 años volviendo
a la casa paterna. Ello urgió en el alma de
María dedicar su vida al servicio de Dios.
En 1910 fundó la congragación de
Hermanas Mercedarias del Santísimo
Sacramento, con la finalidad de extender
el reinado de Jesús Eucaristía mediante la
educación de la niñez y la juventud al
amparo de nuestra Madre de la Merced.
Murió el 24 de abril de 1937. Su proceso
de beatificación está en marcha.
e) Diálogo de asimilación y reforzamiento
f) Tarea 1. ¿Qué historia de los santos de la Orden te llamó más la atención?
¿Hubo algo que no sabías sobre algún santo mercedario? ¿Qué fue lo que
descubriste?
Si no conoces la imagen de alguno de los santos mercedarios, búscala y compártela
en la siguiente clase con tus compañeros.
Se sugiere que se asigne como patrón personal a un santo mercedario para cada
participante del grupo; puede hacerse mediante una rifa.
3. Lee la lectura introductoria del tema siguiente.
g) Oración y canto final (Hace ocho siglos)
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
43
9. El escudo y el escapulario mercedario
a) Oración inicial y lectura bíblica (Sal 28: A ti alzo mi voz, Señor)
b) Resonancia del tema anterior
c) Lectura introductoria
Fr. Samuel Montoya O. de M. El escapulario mercedario, México 1980, págs. 9-11.
El escapulario de la Orden de la Merced no de fruto de un vacío misticismo o de una
inspiración fingida; ni es fruto de sueños o de una concepción sentimental subjetiva; ni
mucho menos es efecto de una creación religiosa concebida en el clima medioeval.
El escapulario, a pesar de un árido criticismo dirigido a negar su fundamento histórico y sus
beneficios espirituales, ha sabido resistir las pruebas de la sutileza crítica, porque no está
basada sobre conjeturas sujetas siempre a mil incertidumbres, sino sobre hechos ciertos,
cuya veracidad no puede ser desconocida de quien lo busque de buena fe.
El escapulario está basado en principios sólidos porque la razón justifica su existencia, la
autoridad de la Iglesia lo ha consagrado, la tradición lo ha confirmado y, en fin, el conjunto
de fieles lo ha aceptado y venerado con grande piedad.
El escapulario primitivamente era como una especia de mandil usado entre los monjes y
que servía para no ensuciar la túnica o vestido que ellos usaban para distinguirse de los
demás hombres no consagrados a Dios.
El origen temporal de nuestro escapulario mercedario se remonta al 1 de agosto de 1218,
cuando la Santísima Virgen inspiró la Orden y le entregó el blanco escapulario a san Pedro
Nolasco para que fuera distintivo de su nueva milicia. El mandato de María fue ejecutado
solícitamente, porque el terreno ya estaba preparado. Así, el 10 de agosto de 1218, Pedro
Nolasco recibió el escapulario de manos del obispo e inmediatamente después él mismo lo
impuso a sus intrépidos y valientes redentores.
¿Qué símbolo más propio pudo escoger esta celestial Reina para hacernos ver que Ella es
nuestra Madre y que quería revestirnos con su misma vestidura: su hábito blanco?
Así como no se improvisa arbitrariamente el nombre de una obra, así también no puede
improvisarse la fuerza del símbolo. Si María hizo que la obra de redimir cautivos,
empezada por Nolasco, se convirtiera en la Orden de la Merced, así también ella misma
hizo que su blanca vestidura se transformara en el escapulario y que este fuera el símbolo
de su misma vestidura.
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
44
d) Desarrollo del tema
Sin duda, además de las heroicas gestas
redentoras, lo que más distingue a nuestra
familia es su escudo. En épocas antiguas,
las ―armas‖, es decir una serie de
imágenes pintadas sobre un escudo, eran
la forma de representar a alguien. Las
grandes personalidades como los reyes,
los nobles, los papas, los cardenales, los
obispos y abades y los grandes militares,
así como las familias de renombre, las
ciudades y algunos otros sitios, tenían
derecho a poseer sus armas o escudo.
El escudo mercedario está compuesto a su
vez de dos escudos: el del rey de Aragón
y el de la catedral de Barcelona.
El escudo del rey de Aragón se compone
por cuatro barras rojas sobre un fondo de
color dorado, coronado con la corona real.
El escudo de la catedral de Barcelona,
dedicada a la Santa Cruz, es una cruz de
estilo gamado, de color blanco, en un
fondo rojo.
De acuerdo a la tradición mercedaria, el
día de la fundación de la Orden, el rey de
Aragón don Jaime I, permitió usar su
escudo de armas a Pedro Nolasco, como
una manera de manifestar su apoyo y
respaldo a la nueva familia religiosa. Lo
mismo hizo el obispo de Barcelona, Don
Berenguer de Palou, quien concedió que
Nolasco y sus frailes portaran el escudo
de su catedral, la cruz blanca.
Así pues, nuestro escudo representó en
sus orígenes el patrocinio del rey y la
protección de la Iglesia sobre la Orden.
A lo largo de ocho siglos se han diseñado
una infinidad de formas del escudo
mercedario, presentado en diversas
formas geométricas y con muchas
decoraciones y añadidos,
pero sus elementos básicos
son: en la parte inferior las
cuatros barras rojas sobre el
fondo dorado, en la parte
media la cruz blanca sobre el
fondo rojo y la corona real en
la parte superior.
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
45
El hábito de los mercedarios, llamado
hábito de santa María, es todo blanco en
honor de la pureza de la Madre de Dios y
se compone de una túnica sencilla, sin
pliegues ni adornos que cae hasta los pies,
ceñida con un cinturón del que cuelga por
el lado izquierdo
hasta el tobillo una
correa de cuero que
representa la regla
de san Agustín, que
es la norma de vida
religiosa de los
mercedarios; sobre
la túnica se coloca el
escapulario, que cae
por delante y por
detrás desde los
hombros hasta arriba
de los tobillos y al
centro del cual, a la
altura del pecho, se coloca el escudo de la
Orden; sobre el escapulario se pone la
capucha, una pieza redonda al frente que
llega al pecho y puntal por la parte trasera
que alcanza el cinturón y que posee una
gorra amplia que cae al frente sobre los
hombros. En épocas pasadas los
mercedarios usaban una capa, del mismo
color del hábito, pero en la actualidad ya
no figura como parte del hábito en las
Constituciones de los frailes mercedarios.
Las religiosas mercedarias usan
igualmente el hábito pero sustituyen la
capucha por un velo de color negro.
La parte más importante del hábito es el
escapulario. Se llama escapulario porque
es una franja de tela que cae sobre los
huesos llamados ―escapulas‖, que se
encuentran en la parte superior de la
espalda. De acuerdo a la tradición
mercedaria, fue Nuestra Madre Santísima
en persona la que la noche del 1 al 2 de
agosto de 1218 entregó el blanco
escapulario de Pedro Nolasco, pidiéndole
que ese fuera el signo de la nueva Orden
que habría de fundar. El escapulario tiene
un triple significado: pertenencia,
protección y compromiso.
El escapulario
significa la
pertenencia de
nuestra vida a
Nuestra Madre de
la Merced, a ella
le entregamos
todo lo que somos
para que lo dirija
como ella lo
desee; y también simboliza la pertenencia
a la Orden mercedaria; de igual modo
significa que si le pertenecemos a ella, es
ella quien nos protege, acompaña y
custodia, como lo reza aquella bella
oración: ―Y ya que soy tuyo, ¡oh, Madre
de bondad!, guárdame y defiéndeme
como cosa y posesión tuya”. Y
finalmente, significa también el
compromiso que en un gesto de amor
recíproco hacemos con Nuestra Madre:
cuidar por sus hijos cautivos, cumplir
nuestras obligaciones cristianas y
nuestros deberes en la vida consagrada o
en la fraternidad laical mercedaria.
Los laicos que forman parte alguna
fraternidad laical mercedaria usan
también el hábito mercedario, pero de una
manera distinta al de los religiosos,
portando solamente el escapulario corto,
el cual guarda el mismo significado que el
escapulario largo de los religiosos:
pertenencia, protección y compromiso.
Ya en las constituciones de 1272 se
establecía que los laicos que ayudaban a
colectar la limosna para las redenciones
vistieran de blanco.
El escapulario de los laicos suele ir
adornado con ricos bordados; al frente
lleva el escudo de la Orden y en la parte
trasera puede llevar el monograma de
María o un signo alusivo a la redención
de cautivos, como los grilletes o cadenas
rotos. El escapulario se bendice y se
impone al hermano terciario el día de su
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
46
profesión en la Orden Tercera al término
de su año de noviciado; o al miembro de
las demás fraternidades, el día de su
promesa al terminar su tiempo de prueba.
Los novicios de la Orden Tercera o los
hermanos que hacen su tiempo de prueba
en las demás fraternidades laicales,
pueden portar un escapulario todo blanco,
sin el escudo y sin adornos, o bien, uno
más pequeño que el de los demás
miembros.
Aunque llevar el escapulario de la Merced
es ya en sí un privilegio porque nos hace
hijos predilectos de María Santísima, ha
sido dotado por los sumos pontífices, con
innumerables privilegios para aquellos
que lo porten, como indulgencias, siendo
la más grande de todas, la indulgencia
plenaria en el momento de la muerte,
concedida por el Papa Alejandro IV.
Nuestro escapulario ha sido portado por
un sinnúmero de importantes
personalidades, como el papa Benedicto
XV, reyes y reinas o grandes santos como
san Alfonso María de Ligorio y san
Antonio María Claret (un gran devoto de
Nuestra Madre de la Merced y de nuestro
Padre san Pedro Nolasco), quienes como
terciarios, cofrades o simples devotos,
honraron a Nuestra Madre portando el
blanco escapulario.
Los miembros de las fraternidades
laicales mercedarias han de tener en gran
estima el uso del hábito mercedario,
portándolo con orgullo y respeto en los
actos de la fraternidad y de una manera
muy singular en los acontecimientos de
trascendencia, tanto de orden eclesial
como de orden civil. Es una bella
costumbre, que no ha de perderse, que los
miembros de las fraternidades laicales, al
morir, sean revestidos con su escapulario,
o bien que sean amortajados con el hábito
completo, al estilo de los religiosos.
Los mercedarios debemos promover el
uso del escapulario mercedario entre los
fieles de la iglesia, bendiciéndolo y
distribuyéndolo en las fiestas más
especiales de la Orden, como la de
Nuestra Madre o en la conmemoración de
su descensión el 1 de agosto; regalándolo
a nuestros familiares y amigos o bien
recomendándolo como signo de ayuda y
protección a quienes están pasando por
alguna tribulación, enfermedad o se
encuentran en peligro de muerte.
e) Diálogo de asimilación y reforzamiento
f) Tarea 1. En diez renglones describe el significado del escapulario mercedario.
Dibuja e ilumina tu propio diseño de escudo mercedario, cuidando de incluir sus
elementos característicos.
2. Lee la lectura introductoria del tema siguiente.
g) Oración y canto final (Sobre nuestro pecho)
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
47
10. La Familia Mercedaria
a) Oración inicial y lectura bíblica (Sal 133: Mirad que gozo y que alegría)
b) Resonancia del tema anterior
c) Lectura introductoria
Del mensaje del Capítulo General de la Orden de la Merced de 2016 a la Familia
Mercedaria, nn. 14-15, 17 y 22.
La Familia Mercedaria ha hecho un camino durante estos últimos años que los capitulares
valoramos muy positivamente, tanto nosotros como las Superioras y Superiores Generales
de los distintos institutos que comparten esta preciosa espiritualidad redentora. En este
sentido, el padre Pablo Bernardo Ordoñe, como Maestro General, pudo expresarlo en
nombre de una Familia Mercedaria que se sentía unida y representada en la audiencia
privada que el Papa Francisco nos ofreció. En efecto: Nos sentimos igualmente invitados a
una profunda conversión redentora y pastoral que nos permita “salir de nosotros
mismos” y, trabajando artesanalmente la unidad, continuar “siendo misioneros de la
redención” en los “márgenes”, donde la vida clama. Oración fiel, servicio entre los
últimos y fraternidad siempre renovada, harán de la Merced la escuela de santidad que
soñaron nuestros fundadores y fundadoras. Las Monjas y Religiosas Mercedarias. Nos hemos sentido muy enriquecidos por todos los
que, formando parte de esta gran familia de la Merced, han orado por nosotros durante este
Capítulo, desde todos los rincones del mundo. Agradecemos muy especialmente la oración
silenciosa, activa, solidaria, que procede de los corazones de todas las monjas mercedarias
que van haciendo camino con nosotros desde la alegre y serena quietud de sus monasterios
y conventos, y nos sentimos especialmente unidas a ellas y arropados como ellas por el
mismo manto de María como Madre de Misercordia y Merced. Del mismo modo, el
encuentro compartido con las Superioras Generales de los diversos institutos de religiosas
mercedaria nos ha abierto preciosos horizontes de redención, caridad, liberación, misión…
al servicio de los nuevos cautivos de hoy. Desde su mirada valiente, decidida y solidaria,
han representado maravillosamente a tantas hermanas que, como el grupo de mujeres que
siguieron a Jesús por los caminos de la tierra y hasta la cruz, testimonian con su vida
felizmente entregada la riqueza de un carisma liberador que se ofrece a los más débiles y
sufrientes, a los más necesitados de calor humano y consuelo. Las distintas experiencias
intercongregacionales que van surgiendo son, asimismo, expresión de esta riqueza que
mujeres y varones de la Merced vamos compartiendo… y disfrutando.
La Merced es fuente de vocaciones martiriales. ¿De dónde tiene que surgir y hacia dónde
nos tiene que llevar la alegría del Evangelio en este trienio Jubilar? Debe brotar del
encuentro con Dios en el rostro del prójimo y nos tiene que llevar a invertir no solo medios
materiales, sino también nuestra propia libertad en conseguir la de nuestros hermanos
cautivos, porque nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos. Así lo vivió
san Pedro Nolasco, nuestro Padre y Fundador, que por la ternura de la Virgen María de la
Merced se dispuso a ser redentor a imagen del mismo Cristo. No es sencillo ni fácil
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
48
compartir el camino de sufrimiento de Jesucristo. Pero intentemos, en la vida nuestra de
cada día, vivir con audacia esa vocación martirial que atraviesa los siglos para alcanzar
nuevas formas de redención en un esperanzador futuro que debe tener como centro a los
nuevos cautivos, regalando a la Iglesia y la humanidad un renovado testimonio de caridad
heroica. Seamos testigos de Jesús en esas fronteras donde los cristianos son mercantilizados
o perseguidos por su fe, y estemos dispuestos a cruzar nuevas fronteras, en diálogo lúcido,
respetuoso, competente, con las diversas culturas contemporáneas y con todas las
religiones, sobre todo con el islam y sus interlocutores válidos.
Por lo tanto, ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos
de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos
resueltamente al combate que se nos presenta Inspirados por la ternura de María de la
Merced, Estrella de la nueva evangelización y Testigo audaz del Magníficat, participemos
en la carrera con los que nos precedieron y que son nuestros santos religiosos y religiosas
mercedarios, conocidos y anónimos. Las sanas tradiciones de nuestra Orden en referencia a
la devoción a Nuestra Madre nos invitan no solo a agradecer un pasado memorable,
marcado por el amor a María; también nos lanzan a un futuro prometedor si seguimos
confiando en su continua intercesión, protección y compañía. Con Ella nos
dejamos cautivar por el amor a los cautivos a ejemplo de su Hijo, que nos amó hasta dar su
vida rescatándonos en la Cruz. Familiarmente unidos, cantamos a María junto a tantos
religiosos que nos precedieron: Tended a estos, vuestros hijos, vuestro manto maternal.
Así, reconfortados por la presencia y la mirada de la Madre tanto redentores como
redimidos caminamos audaces y gozosos hacia la Jerusalén Celestial, que es libre.
d) Desarrollo del tema
El olivo de Pedro ha florecido en el transcurrir de ocho siglos, dando origen a institutos
religiosos masculinos y femeninos de distinta índole y a un gran número de agrupaciones
de fieles laicos que por todo el mundo esparcen las semillas de la libertad y el amor de
Nuestra Madre de la Merced.
Llamamos Familia Mercedaria al conjunto de institutos religiosos masculinos y femeninos
y de agrupaciones laicales que comparten la espiritualidad mercedaria y se sienten unidos
entre sí por el común amor a la Madre Santísima de la Merced.
La familia mercedaria se compone por:
Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced (frailes mercedarios,
fundados por Pedro Nolasco en 1218).
Orden de Descalzos de Nuestra Señora de la Merced (frailes mercedarios descalzos,
reforma hecha a la Orden Mercedaria por el venerable Fr. Juan Bautista del
Santísimo Sacramento en 1603, para vivir con mayor rigor y austeridad la vida
mercedaria; tiene por fundador a san Pedro Nolasco y viven la misma espiritualidad
y el mismo carisma de la Orden Mercedaria; actualmente tienen presencia en
España y República Dominicana).
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
49
La rama femenina de la Orden, que tiene por fundador a san Pedro Nolasco y es
descendiente directa de la iniciativa de Santa María de Cervellón, comparte por
entero el carisma y la espiritualidad de la Orden masculina, y pervivió a lo largo del
tiempo en beaterios y monasterios, que en el siglo XX se reorganizaron en tres
grupos:
- Federación de Monjas de la Orden de Nuestra Señora de la Merced. Son un grupo
de monasterios federados entre sí, en los que se combina la vida de oración,
austeridad y penitencia por los cautivos y el apostolado de la educación y el servicio
a los necesitados. Están presentes en España, Guatemala y Costa Rica.
- Monjas Contemplativas de la Orden de Nuestra Señora de la Merced. Monasterios
autónomos, que en estricta clausura se dedican enteramente a la oración, el silencio,
la penitencia, la mortificación y el trabajo manual, ofreciendo todo ello por los
cautivos y por los redentores. Son los monasterios de Lañomendi y Noja en España,
de Metepec y Villa Victoria en México y el de San Vicente en Colombia.
- Religiosas de la Orden de Nuestra Señora de la Merced. En 1980, algunos
monasterios de monjas mercedarias deciden dejar la vida monástica y asumir el
trabajo apostólico para colaborar en la redención de los cautivos actuales,
retomando el espíritu original de María de Cervellón, por lo que se convierten en un
instituto de vida religiosa activa. Tienen presencia en España, México (Puebla,
Huejotzingo y Veracruz) y República Dominicana, dedicándose a obras redentoras
como la educación de niños pobres, la defensa y rescate de los niños obligados a
trabajar, y el cuidado de niños sin familia, así como la pastoral penitenciaria.
Con la reforma de los descalzos mercedarios, surgieron también las monjas
mercedarias descalzas, que se caracterizan por una clausura total, sin ningún
contacto con el mundo exterior, en la vida de austeridad, oración y trabajo,
desde la espiritualidad y carisma de la Orden Mercedaria. Están presentes en
España y la India.
A partir del siglo XIX, proliferó un número de institutos religiosos femeninos
cuyos carismas se identificaron con la espiritualidad mercedaria y a petición de
sus fundadores fueron agregados a la Orden de la Merced:
- Mercedarias Misioneras de Barcelona. Fundadas en 1860 por Lutgarda Mas i Mateu
con la finalidad de restaurar la presencia de religiosas mercedarias en Barcelona,
que había sido iniciada por María de Cervellón y que llevaba tiempo de ausencia en
esa ciudad.
- Mercedarias de la Caridad. Fundadas por el Beato Juan Nepomuceno Zegrí en 1879,
en Málaga, España.
- Hermanas de Nuestra Señora de la Merced (mercedarias francesas). Fundadas en
1887 por Teresa de Jesús Bacq.
- Hermanas Mercedarias del Niño Jesús. Fundadas en 1887, en Córdoba, Argentina,
por el venerable José León Torres, religioso mercedario.
- Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento. Fundadas en México, en 1910
por la venerable María del Refugio Aguilar y Torres.
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
50
- Mercedarias Misioneras de Bérriz. Fundadas en Bérriz, España, en 1934, por la
Beata Margarita María López de Maturana.
- Mercedarias Misioneras de Brasil. Fundadas en 1938, por el obispo mercedario
Don Inocencio Santa María y la Madre Lucia Etchepare.
- Recientemente se han fundado los Mercedarios de la Caridad, los Hermanos de la
Fratenirdad Mercedaria del Santísimo Sacramento y las Hermanitas de la Merced,
comunidades en procesos de crecimiento y consolidación.
Todos los institutos de la familia mercedaria colaboran entre sí en distintos proyectos
redentores. Todos los superiores y superioras generales de cada uno de ellos se reúnen
anualmente para planear los trabajos de la misión liberadora compartida.
En 2016 dio inicio significativo proyecto de familia mercedaria: se fundó en Cuba una
comunidad religiosa constituida por una mercedaria de la caridad, una mercedaria del Niño
Jesús y una mercedaria misionera de Brasil; mercedarias de distintos institutos congregadas
para compartir la vida y el servicio redentor.
Organización de la Orden de la Merced
La Orden de la Merced (frailes mercedarios), es encabezada por el Maestro General, quien
es el sucesor de san Pedro Nolasco en la tarea de la dirección y unidad de la Orden; al
Maestro General le asisten cuatro frailes llamados ―Consejeros Generales‖, a este equipo de
cinco religiosos se le llama ―Gobierno General‖. El Gobierno General es elegido cada seis
años por una reunión de representantes de toda la Orden llamada ―Capítulo General‖.
Los mercedarios tienen 161 casas en 24 países. Las casas se agrupan en ―Provincias‖, es
decir, grupos de comunidades mercedarias geográficamente cercanas. Cada Provincia es
presidida por el ―Superior Provincial‖, con el que colabora un grupo de cuatro frailes que
ejercen el oficio de ―Consejeros Provinciales‖; a este equipo se le denomina ―Gobierno
Provincial‖; el Gobierno Provincial se elige casa tres años, en una reunión llamada
―Capítulo Provincial‖, a la que asisten representantes de todas las casas de la Provincia. Las
casas más alejadas del centro de la Provincia y cercanas entre sí, se agrupan en Vicarías,
pequeñas regiones que siguen perteneciendo a la Provincia, pero que gozan de cierta
autonomía en su organización. Las Provincias y Vicarías de la Orden de la Merced son:
Provincia de Aragón (España y Mozambique)
- Vicaría de Venezuela
- Vicaría de Centroamérica (Guatemala, Panamá y El Salvador).
Provincia de Castilla (España y Camerún)
- Vicaría del Caribe (Puerto Rico y República Dominicana)
Provincia de Perú (Perú y Bolivia)
Provincia de Chile (Chile y Angola)
Provincia de Argentina
Provincia Romana (Italia e India)
- Vicaría de los Estados Unidos
Provincia de Quito (Ecuador y Colombia)
Provincia Mexicana (México y Cuba)
- Vicaría de Honduras
- Vicaría de México Norte (Norte de México y California)
Provincia de Brasil
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
51
Los laicos mercedarios forman una parte fundamental de la familia mercedaria. Su historia
y actualidad se desarrolla en el siguiente tema. Antiguamente, las familias religiosas se
dividían en tres grupos: la Primera Orden (los frailes), la Segunda Orden (las monjas) y la
Tercera Orden (los laicos). Esa nomenclatura ha caído en desuso, pues no corresponde a la
concepción actual de la Iglesia, de sus miembros y de su misión, que apunta no hacia la
división jerárquica sino a la diversidad de carismas y ministerios. Es recomendable usar el
título de Orden Laical Mercedaria o Fraternidad Laical Mercedaria, sin embargo, es
también permitido continuar usando el de Tercera Orden Mercedaria.
e) Diálogo de asimilación y reforzamiento
f) Tarea 1. Dibuja un árbol de olivo y en sus ramas escribe los nombres de los institutos y
congregaciones que forman la familia mercedaria.
En un mapa mundial, ilumina los países en los que está presente la Orden de la
Merced.
2. Lee la lectura introductoria del tema siguiente.
g) Oración y canto final (Familia mercedaria)
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
52
BLOQUE IV: El laicado mercedario
11. Los Laicos Mercedarios
a) Oración inicial y lectura bíblica (Mc 1, 16-20)
b) Resonancia del tema anterior
c) Lectura introductoria
Orden de la Merced, La Orden de la Merced Espíritu y Vida, Roma 1986, págs. 460-465.
La Merced, desde sus comienzos, ha tenido fieles laicos agregados. Indudables documentos
nos refieren que diversas personas entran a formar parte de la Orden, primero
individualmente y poco después como grupo. En efecto, apenas un año después de la
fundación, el 13 de septiembre de 1219, Guillén de Bas, lugarteniente de Pedro Nolasco,
concedió un testimonio de fraternidad en la Orden a Andrés Plá y a su esposa Juana. Con el
correr del tiempo, la admisión de laicos en la Orden se hacía cada vez más frecuente y estos
eran de todas las condiciones sociales. Por la bula de Inocencio IV, del 3 de abril de 1245,
sabemos que estos fieles asociados a la Orden entraban a formar parte de la fraternidad. La
admisión de estos fieles constituyó una gran ayuda en la realización de la redención de los
cautivos. Ellos no solamente contribuían con sus propios bienes, sino que daban una eficaz
colaboración en la recolección de las limosnas para la redención, supliendo perfectamente
también, en la escasez del personal de la Orden, en el cumplimiento del ministerio
principal; a los fieles que colaboraban en la recolección de las ofrendas para la redención se
les llamaba “cuestores”. Pues, de tiempo en tiempo, un religioso de la Orden pasaba por
las sedes de estas fraternidades de laicos mercedarios a recoger las ofrendas que había
recolectado.
Pero la actividad exterior de las fraternidades laicas mercedarias tenía su base ascética en el
deseo de perfección espiritual. En las motivaciones aducidas por estos fieles, al dar sus
bienes para la limosna de la redención, se encuentran siempre los mismos conceptos: las
ofrendas son dadas para honrar a Dios y a la Beata Virgen, y para el bien de la propia alma.
Por tanto, ser agregados a la Orden equivalía a integrarse en una escuela de perfección y en
una perspectiva de santidad, a lo que contribuían también las innumerables gracias y
beneficios espirituales concedidos por la Sede Apostólica.
En los primeros tiempos de la Orden estos grupos de fieles agregados eran llamados con el
nombre de “fraternidad”. A partir del siglo XVI alcanzaron un gran desarrollo: existían en
muchas ciudades europeas y cada convento de la Orden tenía la suya.
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
53
d) Desarrollo del tema
Historia. Pedro Nolasco, basándose en su
en su experiencia personal y en la de sus
compañeros de grupo, más las luces del
Espíritu Santo, logró crear un mecanismo
de liberación de los cautivos, cuasi
perfecto. Su mayor logro fue haber sabido
inculcar a sus seguidores, agentes de
redención, disponerse personalmente para
acometer con éxito la empresa redentora.
De manera que los frailes mercedarios
estuvieran ―alegremente dispuestos a dar
sus vidas por los cautivos, si fuera
menester, como Jesucristo la dio por
nosotros‖. Todo fraile, en fuerza de su
profesión, quedaba convertido en un
auténtico limosnero de la redención. Se le
asignaba una parte del territorio cercano a
su encomienda, a fin de que sólo el
religioso designado pidiera limosna en
ella. Las limosnas no consistían sólo en
metálico, sino también en especies y otros
medios materiales que hicieran posible la
redención. La orden encontró muy pronto
un original medio de promover la ayuda
popular en favor de los cautivos. El fraile
redentor, con los cautivos redimidos,
recorría ciudades y pueblos predicando la
próxima redención y recogiendo limosnas
por las iglesias. Cumplido este cometido,
a los cautivos se les restauraba la barba,
se les cortaba el cabello, se les proveía de
vestidos, se les entregaba viático para el
camino y se les despedía para que
volvieran a sus tierras ―con gozo y
alegría‖. Pedro Nolasco también canalizó
la colaboración de los seglares en la
recolección de limosnas utilizando
personas sensibilizadas con el problema
del cautiverio que, voluntarios o
contratados, entraban al servicio de la
Orden. Se los llamaba cuestores y durante
el desempeño de sus funciones debían
llevar vestiduras blancas. Otros
colaboradores eficaces en el difícil
ministerio redentor fueron los cofrades
seglares mercedarios que, agrupados en la
Cofradía de la limosna de los cautivos,
instituida también por Pedro Nolasco,
cooperaban con los frailes en el Hospital
de Santa Eulalia y fueron medio auxiliar
eficiente en la colectación de limosnas
para la redención. Estas cofradías,
precursoras de la actual cofradía, se
establecieron en las más importantes
ciudades del reino.
Los Laicos Mercedarios. La misión del
Laico en la historia de la Iglesia y en
nuestra actualidad, ha ido evolucionando
y por lo tanto se va vislumbrando más su
misión en el proyecto de Dios. La Palabra
Laico viene del vocablo griego laos que
significa: ―pueblo‖. En la constitución
Lumen Gentium en su número 31 nos
dice que su vocación consiste en:
“iluminar y organizar todos los asuntos
temporales a los que están estrechamente
vinculados, de tal manera que se realicen
continuamente según el espíritu de
Jesucristo y se desarrollen y sean para la
gloria del Creador y del Redentor". El
laicado en la Iglesia ha ido tomando
mucha importancia, tal es el hecho de que
nuestro mismo fundador y Padre era
laico, un laico comprometido con su
Iglesia y por acrecentar el Reino de Dios.
Todos por ser Pueblo de Dios estamos
llamados a buscar la forma de hacer
crecer lo que Él mismo nos ha
encomendado, es decir: hacer presente el
Reino de Dios, dando vida a los que no la
tiene, sanando, regresando la libertad y la
dignidad lo que yacen en alguna
cautividad, mostrando con nuestras
obras, el rostro de un Dios lleno de
misericordia. Esto lo entendió muy bien
Pedro Nolasco, él supo desde el inicio
que no podía permitir el comercio de
hijos de Dios, su cautividad y su dignidad
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
54
pisada y quitada por manos de personas
llenas de malicia. Como miembros del
Cuerpo de Jesús, todos tenemos la tarea
de cuidar a los demás que comparten este
cuerpo, no podemos dejar que algunos
enfermen y mueran, o vivan muertos, esta
es la gran labor por hacer. Por tanto, el
Laico Mercedario, es aquel que ha
comprendido que su misión primera es el
servicio al que yace privado de su libertad
y por ende de su dignidad de hijo de Dios.
No sólo es aquel que porta un escapulario
o alguna insignia, y hace alguna devoción
mariana-mercedaria, sino que, aparte de
la devoción, está la acción pastoral, una
misión permanente llena de la donación
total por el hermano que sufre, que clama.
El Laico Mercedario es por excelencia un
hermano lleno de Misericordia, de
servicio (donación), dispuesto a todo y a
todos, no puede darse el lujo de ―no tener
tiempo‖, ya que, los que ayudaban a
Pedro Nolasco, lograron una propagación
de ―ayudas‖ para los hermanos cautivos.
Nunca pusieron algún pretexto, ni alguna
condición, sino que, entendieron que el
ser alguien comprometido con la Merced,
implicaba, disposición total y generosa,
en favor de todos. Esta es la gran clave
para entender la misión actual, de una
Laico Mercedario.
Fraternidades Laicales Mercedarias.
Para la Orden de la Merced, los laicos
siguen teniendo un papel de mucha
importancia, ya que gracias a ellos, en
algunas ocasiones se han logrado nuevas
fundaciones a lo largo de varios países,
por su propagación de la devoción a
nuestra Madre de la Merced, pero sobre
todo, por su actividad pastoral, debido a
que han trabajado de la mano con los
frailes en su misión y servicio liberador.
El no. 85 de la Constituciones de la Orden
la Merced (COM) dice: ―Desde los
inicios de la Orden, los laicos participan
y colaboran en el ejercicio de la misión
redentora, constituyendo diversas
asociaciones laicales y cofradías”.
Las asociaciones que constituyen las
fraternidades laicales mercedarias son:
Orden Tercera Mercedaria, Cofradía
Mercedaria, Juventud Mercedaria,
Infancia Mercedaria, Caballeros
Mercedarios, Esclavitud Mercedaria.
Todas estas asociaciones, son diferentes
entre sí, con un objetivo particular, pero
deben tener muy presente que pertenecen
a una familia por la que deben trabajar en
conjunto y sin divisiones, ni priorizando
por ningún motivo alguna fraternidad,
―varios miembros, diferentes funciones,
pero en un sólo cuerpo‖.
Todas las fraternidades deben tener muy
presente que, una de sus más grandes
finalidades es, el servicio a los hermanos
cautivos, de ver en ellos el rostro de
―Cristo Sufriente‖, el mismo que dio la
vida por nosotros, movido por el amor.
Que la labor de todo miembro sea la
construcción constante del ―Reino de
Dios‖ a través de su quehacer mercedario
cotidiano. Teniendo en cuenta que, todo
es para los cautivos y para su cuidado. No
podemos quedarnos con sólo grupos
devocionales, en ocasiones ―huecos‖,
sino, que cada fraternidad sea en su
esencia un vehículo para hacer cada vez
más presente el carisma mercedario, en
―las periferias de la vida‖, en donde se
encuentran los excluidos y los que no
tienen voz. Son la extensión de las manos
de los frailes, para poder abarcar más sin
descuidar a nadie, sin que nadie se quede
afuera de la Misericordia, que por
excelencia nos debería distinguir como un
estandarte blanco, teñido por el rojo de la
sangre del martirio, prueba más sublime
del amor donado al extremo.
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
55
Orden Tercera Mercedaria
En el no. 85 de las Constituciones
Mercedarias se lee: “La Orden Tercera es
una asociación de laicos integrada a la
Familia Mercedaria, que participa del
espíritu redentor; en ella, el cristiano
realiza su consagración bautismal,
inspirado en los valores espirituales de
San Pedro Nolasco, se centra en el amor
a María de la Merced, busca como fin su
santificación y desarrolla una eficaz
colaboración en la misión de la Orden”.
A través de la profesión de los consejos
evangélicos, se comprometen libre y
voluntariamente para toda la vida al
servicio y cuidado de los cautivos,
llevando a través de su pastoral, el cuarto
voto de nuestra orden.
Cofradía Mercedaria
La cofradía mercedaria en la que los
fieles laicos se asocian a nuestra Orden
viviendo la devoción a nuestra Madre y el
carisma mercedario, y se entregan
voluntariamente al servicio de los
cautivos, y a la pastoral de cada
comunidad y a la propagación de la
Merced en cada momento. Al igual que la
Orden Tercera, reciben el escapulario,
comprometiéndose a un buen desempeño
en su misión liberadora.
Juventud Mercedaria
Agrupación de Jóvenes que viven el
carisma mercedario, animando cada
proyecto pastoral mercedario con su
leguaje y esencia ―joven‖, que al igual
que Pedro Nolasco, trasmiten el mensaje
de amor y libertad, a través de su
testimonio y su alegría a los jóvenes de
nuestros días que viven en cautividades y
son excluidos de la sociedad. Ellos con su
vigorosa entrega, han de suscitar
esperanza en donde no la hay. Y escucha
a los que han sido silenciados.
Infancia Mercedaria
Movimiento de niños y niñas que reciben
formación mercedaria, valores cristianos,
liturgia. Desarrollando su labor en el
servicio del altar, animando la liturgia a
través del canto, y propagando la merced.
Al igual que los jóvenes, los niños con su
inocencia y alegría han de ser medios
para que más niños compartan la fe y
nuestra vida mercedaria.
Caballero Mercedarios
Agrupación de hombres que hacen
juramento a la guarda y propagación de la
orden y servicio a los cautivos, a imagen
de Pedro Nolasco. Viven el carisma
Mercedario, atendiendo a la difusión de
las obras de misericordia a través de la
pastoral de cada comunidad local.
Esclavitud Mercedaria
La esclavitud mercedaria, es una
agrupación meramente devocional,
compuesta por mujeres que se distinguen
por la oración, especialmente por los
cautivos. Su labor es a través de la
difusión de novenas, rosarios, ramilletes
espirituales, horas santas, misas, todo en
honor a las esclavitudes de hoy.
e) Diálogo de asimilación y reforzamiento
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
56
f) Tarea
1. Contesta con una ―V‖ si es verdadero o una ―F‖ si es falso, algunas de las siguientes
afirmaciones:
I. ( ) El fraile redentor, con los cautivos redimidos, recorría ciudades y pueblos
predicando la próxima redención y recogiendo limosnas por las iglesias.
Cumplido este cometido, a los cautivos se les restauraba la barba, se les cortaba
el cabello, se les proveía de vestidos, se les entregaba viático para el camino y se
les despedía para que volvieran a sus tierras ―con gozo y alegría‖.
II. ( ) Otros colaboradores eficaces en el difícil ministerio redentor fueron los
cofrades seglares mercedarios que, agrupados en la Cofradía de la limosna de
los cautivos, instituida también por Pedro Nolasco, cooperaban con los frailes en
el Hospital de Santa Eulalia y fueron medio auxiliar eficiente en la colectación
de limosnas para la redención.
III. ( ) La vocación del Laico consiste en: “No iluminar, ni mucho menos
organizar todos los asuntos temporales a los que están estrechamente
vinculados, para que de tal manera nunca realicen nada y sólo estén al servicio
de los presbíteros y no según el espíritu de Jesucristo".
IV. ( ) El Laico Mercedario, es aquel que ha comprendido que su misión
primera es el servicio al que yace privado de su libertad y por ende de su
dignidad de hijo de Dios. No sólo es aquel que porta un escapulario o alguna
una insignia, y hace alguna devoción mariana-mercedaria, sino que, aparte de la
devoción, está la acción pastoral, una misión permanente llena de la donación
total por el hermano que sufre, que clama.
V. ( ) En el no. 85 de la Constituciones de la Orden la Merced (COM) dice:
―Desde los inicios de la Orden, los laicos participan y colaboran en el ejercicio
de la misión redentora, constituyendo diversas asociaciones laicales y
cofradías”.
2. Lee la lectura introductoria del tema siguiente.
g) Oración y canto final (De Merced)
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
57
12. Estatutos de las Fraternidades Laicales Mercedarias
a) Oración inicial y lectura bíblica (Rm 7, 12-20) b) Resonancia del tema anterior
c) Lectura introductoria
De la Constitución Dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, nn. 39-42.
La Iglesia, cuyo misterio está exponiendo el sagrado Concilio, creemos que es
indefectiblemente santa. Pues Cristo, el Hijo de Dios, quien con el Padre y el Espíritu Santo
es proclamado «el único Santo» , amó a la Iglesia como a su esposa, entregándose a Sí
mismo por ella para santificarla (cf. Ef 5,25-26), la unió a Sí como su propio cuerpo y la
enriqueció con el don del Espíritu Santo para gloria de Dios. Por ello, en la Iglesia, todos,
lo mismo quienes pertenecen a la Jerarquía que los apacentados por ella, están llamados a la
santidad, según aquello del Apóstol: «Porgue ésta es la voluntad de Dios, vuestra
santificación» (1 Ts 4, 3; cf. Ef 1, 4). Esta santidad de la Iglesia se manifiesta y sin cesar
debe manifestarse en los frutos de gracia que el Espíritu produce en los fieles. Se expresa
multiformemente en cada uno de los que, con edificación de los demás, se acercan a la
perfección de la caridad en su propio género de vida; de manera singular aparece en la
práctica de los comúnmente llamados consejos evangélicos. Esta práctica de los consejos,
que, por impulso del Espíritu Santo, muchos cristianos han abrazado tanto en privado como
en una condición o estado aceptado por la Iglesia, proporciona al mundo y debe
proporcionarle un espléndido testimonio y ejemplo de esa santidad. El divino Maestro y
Modelo de toda perfección, el Señor Jesús, predicó a todos y cada uno de sus discípulos,
cualquiera que fuese su condición, la santidad de vida, de la que El es iniciador y
consumador: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto»
(Mt 5, 48). Envió a todos el Espíritu Santo para que los mueva interiormente a amar a Dios
con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas (cf. Mt
12,30) y a amarse mutuamente como Cristo les amó (cf. Jn 13,34; 15,12). Los seguidores
de Cristo, llamados por Dios no en razón de sus obras, sino en virtud del designio y gracia
divinos y justificados en el Señor Jesús, han sido hechos por el bautismo, sacramento de la
fe, verdaderos hijos de Dios y partícipes de la divina naturaleza, y, por lo mismo, realmente
santos. En consecuencia, es necesario que con la ayuda de Dios conserven y perfeccionen
en su vida la santificación que recibieron. El Apóstol les amonesta a vivir «como conviene
a los santos» (Ef 5, 3) y que como «elegidos de Dios, santos y amados, se revistan de
entrañas de misericordia, benignidad, humildad, modestia, paciencia» (Col3, 12) y
produzcan los frutos del Espíritu para la santificación (cf. Ga 5, 22; Rm 6, 22). Pero como
todos caemos en muchas faltas (cf. St 3,2), continuamente necesitamos la misericordia de
Dios y todos los días debemos orar: «Perdónanos nuestras deudas» (Mt 6, 12). Es, pues,
completamente claro que todos los fieles, de cualquier estado o condición, están llamados a
la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, y esta santidad suscita un
nivel de vida más humano incluso en la sociedad terrena. En el logro de esta perfección
empeñen los fieles las fuerzas recibidas según la medida de la donación de Cristo, a fin de
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
58
que, siguiendo sus huellas y hechos conformes a su imagen, obedeciendo en todo a la
voluntad del Padre, se entreguen con toda su alma a la gloria de Dios y al servicio del
prójimo. Así, la santidad del Pueblo de Dios producirá abundantes frutos, como
brillantemente lo demuestra la historia de la Iglesia con la vida de tantos santos. «Dios es
caridad, y el que permanece en la caridad permanece en Dios y Dios en él» (1 Jn 4, 16). Y
Dios difundió su caridad en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que se nos ha dado
(cf. Rm 5, 5). Por consiguiente, el primero y más imprescindible don es la caridad, con la
que amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo por El. Pero, a fin de que la caridad
crezca en el alma como una buena semilla y fructifique, todo fiel debe escuchar de buena
gana la palabra de Dios y poner por obra su voluntad con la ayuda de la gracia. Participar
frecuentemente en los sacramentos, sobre todo en la Eucaristía, y en las funciones sagradas.
Aplicarse asiduamente a la oración, a la abnegación de sí mismo, al solícito servicio de los
hermanos y al ejercicio de todas las virtudes. Pues la caridad, como vínculo de perfección y
plenitud de la ley (cf. Col 3, 14; Rm 3, 10), rige todos los medios de santificación, los
informa y los conduce a su fin. De ahí que la caridad para con Dios y para con el prójimo
sea el signo distintivo del verdadero discípulo de Cristo. Dado que Jesús, el Hijo de Dios,
manifestó su amor entregando su vida por nosotros, nadie tiene mayor amor que el que
entrega su vida por El y por sus hermanos (cf. 1 Jn 3,16; Jn 15,13). Pues bien: algunos
cristianos, ya desde los primeros tiempos, fueron llamados, y seguirán siéndolo siempre, a
dar este supremo testimonio de amor ante todos, especialmente ante los perseguidores. Por
tanto, el martirio, en el que el discípulo se asemeja al Maestro, que aceptó libremente la
muerte por la salvación del mundo, y se conforma a El en la efusión de su sangre, es
estimado por la Iglesia como un don eximio y la suprema prueba de amor, Y, si es don
concedido a pocos, sin embargo, todos deben estar prestos a confesar a Cristo delante de los
hombres y a seguirle, por el camino de la cruz, en medio de las persecuciones que nunca
faltan a la Iglesia.
d) Desarrollo del tema
¿Qué es una Ley y para qué sirve?
La palabra Ley viene del vocablo latino
“Lex”, que se traduce como ‗norma‘ o
´regla‘. En muchos momentos históricos
de la vida del hombre, las leyes han
fungido un papel muy importante, ya que,
eran necesarios puntos de referencia para
regir la vida, siempre en miras para un
bien común. Una ley nace, para dar a
conocer derechos y obligaciones, así
como maneras de proceder o bien de
amonestar ante tal o cual caso.
La ley que nos ha de regir a nosotros en
primera instancia ha de ser la ley Divina,
el mandato de amor que Jesús nuestro
maestro nos dejó: “Ámense los unos a los
otros como yo los he amado” (Jn 13, 34),
ha de ser en primer lugar lo que regirá
nuestra vida en común. Ya que al amar al
otro, valoraré su ser, su trabajo, y por lo
tanto, desempeñaremos un servicio
fundamentado en el amor. Una ley no es
para ejercer un poder ruin o cruel para la
comodidad personal, sino, todo lo
contrario, es para conservar el orden y
sobre todo, cuidar el bien común.
Lay ha de unir nuestro ser con el otro,
puesto que, si el otro está bien, por lo
tanto yo estaré mucho mejor. La
búsqueda del bien común es lo que nos ha
de llevar actuar de una manera libre, es
decir, mi libertad es lo que ayudará a
crecentar las relaciones, el entorno y al
otro, mi libertad en ningún momento
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
59
puede perjudicar al otro, pues al hacerlo,
ya no sería libertad, sino libertinaje. La
ley por tanto, salvaguarda a una
comunidad, conserva el orden, y
construye bases firmes para cualquier
proyecto a realizar, siempre y cuando, no
se manipule para obtener algún beneficio
propio.
Dios al darnos sus mandamientos, no los
da para oprimirnos o someternos a su
voluntad, cuarteando nuestra libertad.
Sino que, nos da los mandamientos, las
leyes, para conservar nuestra dignidad tal
cual es, una esencia humana, que es
limpia de cualquier enfermedad
provocada por la desobediencia o la
ruptura de su alianza. Las ley Dios, nos
ayuda a mantenernos en comunión con
Él, conservar su amistad y su amor. Lo
único que Él quiere de nosotros que
tengamos vida, llena de libertad común y
de felicidad plena. De igual forma, lo que
nos rige, ha de aumentar nuestra unión,
fidelidad, lealtad, no al que nos
representa, sino, a lo que nosotros
representamos, a una familia de
hermanos, con carisma mercedario.
Estatutos de las FLM:
Los Estatutos de las Fraternidades
Laicales Mercedarias son las normas que
rigen y organizan vida y la acción de los
laicos mercedarios, con miras a un bien
común, donde cada uno los miembros,
gozará de derechos y obligaciones,
salvaguardando la integridad de los
demás y sobre todo, acrecentado en el
cumplimiento, la misión liberadora.
Aquel que utiliza la ley para hacer justicia
por su propia conveniencia debe recordar
que, la ley por su propia cuenta cae, por
lo que debe echar mano de estas normas,
para el bien común y el acrecentamiento
de cada agrupación.
e) Diálogo de asimilación y reforzamiento
Se sugiere que en este espacio se lean los estatutos de las FLM y se realice un diálogo de
profundización sobre cada número.
f) Tarea 1. Conteste con una ―V‖ si es verdadero o una ―F‖ si es falso, algunas de las siguientes
afirmaciones:
I. ( ) La palabra Ley viene del vocablo latino “Lex”, que se traduce como
‗norma‘ o ´regla‘.
II. ( ) Una ley no nace, para dar a conocer derechos y obligaciones, así como
maneras de proceder o bien de amonestar ante tal o cual caso. Sino para,
gobernar autoritariamente.
III. ( ) La ley que nos ha de regir a nosotros en primera instancia ha de ser la ley
Divina, el mandato de amor que Jesús nuestro maestro nos dejó: “Ámense los
unos a los otros como yo los he amado” (Jn 13, 34), ha de ser en primer lugar lo
que regirá nuestra vida en común.
IV. ( ) Una ley es para ejercer un poder ruin o cruel para la comodidad personal,
sino, todo lo contrario, es para conservar el orden y sobre todo, cuidar el bien
común.
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
60
V. ( ) La ley por tanto, salvaguarda a una comunidad, conserva el orden, y
construye bases firmes para cualquier proyecto a realizar, siempre y cuando, no
se manipule para obtener algún beneficio propio.
2. Lee la lectura introductoria del tema siguiente.
g) Oración y canto final (Eres tan blanca)
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
61
BLOQUE V: La Pastoral Liberadora
13. La libertad, don de Dios
a) Oración inicial y lectura bíblica (Gn 1, 24-31)
b) Resonancia del tema anterior
c) Lectura introductoria
De la Constitución apostólica Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II, nn. 12-13 y 17.
Creyentes y no creyentes están generalmente de acuerdo en este punto: todos los bienes de
la tierra deben ordenarse en función del hombre, centro y cima de todos ellos. Pero, ¿qué es
el hombre? Muchas son las opiniones que el hombre se ha dado y se da sobre sí mismo.
Diversas e incluso contradictorias. Exaltándose a sí mismo como regla absoluta o
hundiéndose hasta la desesperación. La duda y la ansiedad se siguen en consecuencia. La
Iglesia siente profundamente estas dificultades, y, aleccionada por la Revelación divina,
puede darles la respuesta que perfile la verdadera situación del hombre, dé explicación a
sus enfermedades y permita conocer simultáneamente y con acierto la dignidad y la
vocación propias del hombre. La Biblia nos enseña que el hombre ha sido creado "a imagen
de Dios", con capacidad para conocer y amar a su Creador, y que por Dios ha sido
constituido señor de la entera creación visible para gobernarla y usarla glorificando a Dios.
¿Qué es el hombre para que tú te acuerdes de él? ¿O el hijo del hombre para que te cuides
de él? Apenas lo has hecho inferior a los ángeles al coronarlo de gloria y esplendor. Tú lo
pusiste sobre la obra de tus manos. Todo fue puesto por ti debajo de sus pies (Sal 8, 5-
7).Pero Dios no creó al hombre en solitario. Desde el principio los hizo hombre y mujer
(Gen l,27). Esta sociedad de hombre y mujer es la expresión primera de la comunión de
personas humanas. El hombre es, en efecto, por su íntima naturaleza, un ser social, y no
puede vivir ni desplegar sus cualidades sin relacionarse con los demás. Dios, pues, nos dice
también la Biblia, miró cuanto había hecho, y lo juzgó muy bueno (Gen 1,31).Creado por
Dios en la justicia, el hombre, sin embargo, por instigación del demonio, en el propio
exordio de la historia, abusó de su libertad, levantándose contra Dios y pretendiendo
alcanzar su propio fin al margen de Dios. Conocieron a Dios, pero no le glorificaron como
a Dios. Obscurecieron su estúpido corazón y prefirieron servir a la criatura, no al Creador.
Lo que la Revelación divina nos dice coincide con la experiencia. El hombre, en efecto,
cuando examina su corazón, comprueba su inclinación al mal y se siente anegado por
muchos males, que no pueden tener origen en su santo Creador. Al negarse con frecuencia
a reconocer a Dios como su principio, rompe el hombre la debida subordinación a su fin
último, y también toda su ordenación tanto por lo que toca a su propia persona como a las
relaciones con los demás y con el resto de la creación. Es esto lo que explica la división
íntima del hombre. Toda la vida humana, la individual y la colectiva, se presenta como
lucha, y por cierto dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas. Más todavía,
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
62
el hombre se nota incapaz de domeñar con eficacia por sí solo los ataques del mal, hasta el
punto de sentirse como aherrojado entre cadenas. Pero el Señor vino en persona para liberar
y vigorizar al hombre, renovándole interiormente y expulsando al príncipe de este mundo
(cf. Io 12,31), que le retenía en la esclavitud del pecado. El pecado rebaja al hombre,
impidiéndole lograr su propia plenitud. A la luz de esta Revelación, la sublime vocación y
la miseria profunda que el hombre experimenta hallan simultáneamente su última
explicación. La orientación del hombre hacia el bien sólo se logra con el uso de la libertad,
la cual posee un valor que nuestros contemporáneos ensalzan con entusiasmo. Y con toda
razón. Con frecuencia, sin embargo, la fomentan de forma depravada, como si fuera pura
licencia para hacer cualquier cosa, con tal que deleite, aunque sea mala. La verdadera
libertad es signo eminente de la imagen divina en el hombre. Dios ha querido dejar al
hombre en manos de su propia decisión para que así busque espontáneamente a su Creador
y, adhiriéndose libremente a éste, alcance la plena y bienaventurada perfección. La
dignidad humana requiere, por tanto, que el hombre actúe según su conciencia y libre
elección, es decir, movido e inducido por convicción interna personal y no bajo la presión
de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa. El hombre logra esta dignidad
cuando, liberado totalmente de la cautividad de las pasiones, tiende a su fin con la libre
elección del bien y se procura medios adecuados para ello con eficacia y esfuerzo
crecientes. La libertad humana, herida por el pecado, para dar la máxima eficacia a esta
ordenación a Dios, ha de apoyarse necesariamente en la gracia de Dios. Cada cual tendrá
que dar cuenta de su vida ante el tribunal de Dios según la conducta buena o mala que haya
observado.
d) Desarrollo del tema Dios, la crear al ser humano lo ha hecho a
su imagen y semejanza, es decir, lo ha
creado compartiéndole algo que a él le es
propio. El ser humano no es imagen de
Dios en cuanto una representación
corporal; ser imagen y semejanza implica
haber recibido en participación una
cualidad, una función y una misión, que
son propias de Dios y que él ha deseado
compartir con sus creaturas.
La cualidad con la que Dios crea al ser
humano es la libertad, y al crearlo libre le
otorga la función de ser su representante
en medio de la creación, para llevar
adelante la misión de conducirla y
administrarla.
Compartir con Dios algo de lo que es
suyo, da al ser humano una dignidad
propia, infinita e inigualable: la dignidad
de creatura, señor, hijo-dueño y hermano-
coheredero.
La libertad es la cualidad que nos hace
imagen y semejanza de Dios,
confiriéndonos una dignidad única. La
libertad no es únicamente el libre
albedrío, es decir, poder elegir entre una
cosa u otra, entre el bien y el mal. Por
libertad entendemos aquella capacidad de
auto-realizarse, de dirigir el propio
destino para alcanzar la felicidad, de
decidir qué hacer con la vida y decidir
hacia dónde dirigirla; libertad tampoco
significa hacer todo lo que se desea.
La libertad de las personas no es absoluta,
nadie es totalmente libre, es decir, una
persona no puede hacer de todo porque no
tiene las capacidades o los medios para
hacerlo, aunque lo quiera (yo deseo volar,
pero no tengo alas), o porque algo externo
a ella se lo impide (yo quiero avanzar por
la calle en sentido contrario, pero eso está
prohibido por la ley), nuestra libertad
tiene límites. La libertad de las personas
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
63
debe de estar garantizada por la sociedad,
es decir, la sociedad ha de buscar respetar
y conducir la libertad individual y
promover el respeto mutuo a la libertad
ajena entre sus miembros.
Además de los límites, existen además
muchas amenazas a la libertad humana,
que nacen de la maldad de muchas
personas: hay quienes se sienten con el
poder de disponer de la libertad de otros,
arrebatándosela y disponiendo de ella;
también hay personas que entregan su
libertad a una serie de situaciones que la
dominan: es entonces cuando hablamos
de esclavitud y cautividad.
La esclavitud es una forma de trabajo, en
la que el amo es dueño de la persona
esclavizada, y esta no puede disponer de
sí misma ni del fruto de su trabajo, ella y
su producción pertenecen al amo.
La cautividad es por su parte, una práctica
de guerra y de odio, en la que las
personas son secuestradas por el único
motivo de pertenecer a un bando enemigo
o tener otra creencia religiosa o
ideológica.
También llamamos cautividad a cualquier
situación en la que una persona no pueda
disponer libremente de sí misma para
vivir en plenitud.
La esclavitud y la cautividad, al negar la
libertad de las personas, atentan contra la
imagen de Dios y contra la dignidad
humana que por ser tal imagen y
semejanza recibimos. También existen un
buen numero de cautividades generadas
por las situaciones de injusticia y
corrupción que se viven en nuestras
sociedades.
Quien promueva, genere o permita la
existencia de las cautividades está
incurriendo en pecado, pues atenta contra
la imagen de Dios en los seres humanos,
yendo en contra de la voluntad del
Creador, que ha querido hacernos libres.
Pedro Nolasco, desde la profundidad de
su mística samaritana, supo descubrir a
Dios sufriente, mutilado y disminuido en
los cautivos. La mística de Pedro Nolasco
es la pasión por Dios que sufre y que está
denigrado. Nolasco es adorador de Dios
en el cautivo, pues sabe que en cada
cautivo está la vida de Dios encadenada.
Su culto al Señor consiste en dar libertad
a los cautivos, es decir, en restaurar la
imagen de Dios en ellos.
Esta colaboración de Nolasco y sus hijos
e hijas para restaurar la creación dañada
por la maldad tiene una novedad: usar de
los propios bienes para el auxilio y
cuidado de los desamparados, poner el
dinero al servicio del prójimo, hacer del
dinero un medio para la libertad y no un
fin que esclavice, hacer realidad la acción
del buen samaritano que puso sus bienes
al servicio del herido del camino. Si los
árabes veían en el cautivo una
oportunidad para obtener recursos, a costa
de su libertad, Nolasco ve en el dinero
una oportunidad para rescatar al cautivo,
a costa de su propia vida. El dinero como
fin es pecaminoso, el dinero como medio
es ayuda y camino de humanidad.
e) Diálogo de asimilación y reforzamiento
f) Tarea 1. Explica en diez renglones en qué consiste que el ser humano sea imagen de Dios.
2. Lee la lectura introductoria del tema siguiente.
g) Oración y canto final (Danos un corazón)
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
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14. Pastoral liberadora
a) Oración inicial y lectura bíblica (Mt 25, 31-46) b) Resonancia del tema anterior
c) Lectura introductoria
Damase Massabo, La Merced en la hora de la globalización y la interculturalidad, Orden
de la Merced, Roma 2013, págs. 100-101.
Desde la espiritualidad del ‗estar – con‘, somos llamados a llevar esperanza a todos
aquellos a quienes el camino del samaritano nos invita a mirar de frente y compasión.
«Ellos son los flagelados de la tierra, que yacen al margen de nuestra historia y piden
compasión creadora que convierta las instituciones tradicionales de caridad en respuesta a
las nuevas urgencias y en testimonio nuevo de proximidad. Ser prójimo quiere decir ver las
situaciones desde la perspectiva del pobre, que es el último de la sociedad y el criterio
determinante en el juicio final (Mt 25, 31-45), desde sus exigencias y desde su proceso de
curación y liberación. El principal desafío hoy consiste en cambiar las prioridades para
promover las dinámicas de la proximidad compasiva».
En los lugares de frontera y de alto riesgo, como el mundo de la cárcel, de la inmigración,
de la persecución por causa del nombre de Jesús, etcétera, nuestra presencia es, ante todo,
una presencia portadora de un mensaje de esperanza en el Dios de la vida, en este Dios de
Jesús que ha creado todo por amor y para la vida. En cada excluido y abandonado a su
propia suerte, independientemente de su condición social, debemos ver el rostro de Jesús,
quien al final de los tiempos, nos juzgará sobre la caridad. Él, que se ha identificado con los
más pequeños, con los marginados y necesitados (Mt 25, 31ss).
Nuestra presencia en la pastoral mercedaria liberadora es fundamental, porque nos sentimos
enviados y porque somos llamados por el Señor para anunciar con nuestras vidas, nuestras
palabras y toda nuestra existencia la presencia de este Jesús, quien al inicio de su misión
apostólica, asumió y encarnó las palabras del profeta Isaías: «El Espíritu del Señor está
sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva, a
proclamar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para anunciar la libertad a los
oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor» (Lc 4, 18-19).
La característica fundamental de este ministerio es la de ser una presencia profética, que
anuncia la voluntad de Dios, quién no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y
que viva. En definitiva, «la liberación universal y escatológica de Jesús, efectuada por el
sistema de redención, ha de expresarse en la redención histórica y parcial de aquellos
cristianos que se empeñan en sacar de las nuevas formas de cautiverio y opresión a los
oprimidos de este tiempo, como han sabido hacerlo, desde antiguo, los cristianos,
especialmente los religiosos de las órdenes redentoras de la Santísima Trinidad y de Santa
María de la Merced. Los hombres y las mujeres de nuestro tiempo y los de este milenio
podrán considerarse de Cristo y llamarse, en verdad, cristianos, si acompañan y liberan a
los encarcelados de la historia».
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
65
d) Desarrollo del tema
Se llama Pastoral al conjunto de estrategias y actividades mediante las cuales se guía,
anima y coordina la vida de la Iglesia en sus distintas dimensiones y también la vida de sus
miembros en sus diferentes necesidades. La pastoral es el cuidado de la Iglesia para que
cumpla con la misión que Jesús le encomendó y es también el esfuerzo por hacer esa tarea.
Los responsables directos de la pastoral son los ministros ordenados, es especial el obispo,
ayudado por sus presbíteros y diáconos, pero es también obligación de los religiosos y
laicos colaborar, en la medida de lo posible desde su particular estilo de vida y bajo la
conducción de los pastores, en la tarea pastoral, asumiendo los carismas y ministerios
necesarios para edificar el cuerpo de Cristo.
La pastoral se organiza en cuatro áreas básicas: el anuncio (kerigma), el seguimiento de
Jesús, la fraternidad y la vida de comunión eclesial (koinonía), el servicio (diakonía) y la
celebración (liturgia). Estas grandes áreas de la vida de la Iglesia se dividen en dimensiones
(como la pastoral profética, litúrgica, sacramental o social) y estas a su vez en sub-áreas
que se encargan de atender aspectos muy específicos (pastoral catequética, pastoral de
enfermos, pastoral penitenciaria, pastoral vocacional, etc.).
Llamamos pastoral liberadora al conjunto de acciones por las que los miembros de la
familia mercedaria llevamos a cabo nuestro carisma, visitando y liberando a los cristianos
cautivos de nuestro tiempo y de nuestro entorno. La pastoral liberadora brota del carisma
mercedario y se alimenta de la espiritualidad mercedaria.
El objetivo de la pastoral liberadora es realizar acciones que conduzcan a la libertad y
restauración de la dignidad humana de quienes sufren en las nuevas formas de cautividad.
La pastoral liberadora se enmarca en la dimensión de la pastoral social pues se orienta a
solucionar problemas originados por las situaciones sociales y económicas generadoras de
cautividades.
Es obligación de los miembros de las fraternidades laicales mercedarias asumir colaborar
en las obras de la pastoral liberadora e incluso siendo creativos y desarrollando las propias,
siempre en comunión, trabajando en equipo, pues sólo de esa manera estarán cumpliendo la
vocación mercedaria a la que fueron llamados por Dios en su vida laical y estarán siendo
fieles al carisma de la Merced. El laico mercedario que no colabora en la pastoral liberadora
hace estéril el amor a nuestra Madre y la riqueza de nuestra espiritualidad.
¿Cómo desarrollar la pastoral liberadora? ¿Qué acciones desarrolla y bajo qué criterios?
Para llevar adelante la pastoral liberadora, el primer paso es identificar las cautividades que
hay en nuestro entorno. ¿Cómo saber si una problemática es una cautividad que como
mercedarios debemos atender? Lo podemos saber si esa situación cumple con los siguientes
puntos:
I. Es opresora y degradante de la condición humana. Daña la imagen de Dios al
impedir que las personas dirijan su vida de manera libre, viéndose obligadas a
vivir en contra de su fe, de sus valores y de sus aspiraciones legítimas,
humilladas y denigradas en su dignidad por el trato que reciben o por las
acciones que se ven obligadas a realizar.
II. Nace de principios o sistemas opuestos al Evangelio. Ha sido originada por la
maldad de quienes se entienden así mismos como dueños únicos de la creación y
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
66
se colocan en el sitio de Dios, tomando arbitrariamente el control de la vida y la
libertad de sus hermanos.
III. Pone en peligro la fe de los cristianos. La situación obliga a que los cristianos
renieguen de su fe o a que la vivan clandestinamente, o bien, la problemática
que sufren les hace pensar que Dios se olvidó de ellos o los está castigando, por
lo que su fe en el queda amenazada, disminuida o con peligro de desaparecer.
IV. Ofrece la verdadera posibilidad de ayudar. Se puede hacer algo concreto para
solucionar o aminorar la situación, más allá de buenos deseos o palabras de
aliento, como lo dice el apóstol Santiago: “¿De qué sirve si uno de ustedes, al
ver a un hermano o una hermana desnudos o sin el alimento necesario,
les dice: „Vayan en paz, caliéntense y coman‟, y no les da lo que necesitan para
su cuerpo?” (St 2, 15-16).
Sin embargo, la pastoral liberadora no se enfoca únicamente en atender las cautividades en
sí mismas, sino que también se esfuerza por prevenirlas y evitar que las personas caigan en
ellas, además de que trabaja en el acompañamiento de quienes han sido liberados de alguna
cautividad, haciendo una pastoral de conjunto en la prevención, la solución y el
acompañamiento posterior.
La pastoral liberadora se desarrolla mediante equipos, a los que se suman y colaboran las
fraternidades laicales mercedarias. Estos equipos trabajan bajo la conducción de los
religiosos mercedarios en cada una de nuestras comunidades.
¿Qué cautividades tenemos identificadas hasta el momento en nuestro entorno?
Trata de blancas y tráfico de personas
Drogadicción y alcoholismo
Explotación laboral
Ignorancia
El mundo de las cáceles plagado de injusticia y corrupción
¿Qué acciones concretas realiza la pastoral liberadora de la Provincia Mercedaria Mexicana
en la actualidad?
Trabajo pastoral en cárceles (evangelización, defensa de la dignidad de los
internos, programas de apoyo para cubrir sus necesidades básicas).
¿Qué acciones llevamos a cabo en el ámbito de la prevención?
Desarrollamos una evangelización orientada a la prevención de las
cautividades en nuestras parroquias y rectorías, ubicadas en zonas de alta
conflictividad social.
Ofrecemos el ambiente de una familia a niños desamparados o provenientes
de situaciones familiares conflictivas en nuestra Casa Hogar Villa Nolasco,
para brindarles educación y afecto, promoviendo su realización humana,
buscando evitar que caigan en los vicios y la delincuencia o que sean presa
para los tratantes de blancas.
Educamos en los valores cristianos de libertad, respeto y solidaridad a los
alumnos de nuestros colegios.
¿Cómo acompañamos a las personas que han salido de alguna situación de cautividad?
Mediante los albergues para ex -internos brindamos a los hermanos que han
salido de la cárcel, un ambiente familiar y posibilidades de empleo y
formación, de manera que afiancen sus herramientas para reintegrarse a la
sociedad.
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Además de esto, hay muchas otras cautividades, escondidas, por lo que nos queda el reto de
estar atentos a la realidad, con los ojos y el corazón de Pedro Nolasco, que nos ayuden a
mirar la necesidad de los cautivos de hoy y que nos haga sensibles y dispuestos para
ayudarles.
Ante el enorme y perverso mundo de la cautividad, nuestros esfuerzos y obras parecen
insignificantes. Los mercedarios hemos de intensificar nuestro compromiso redentor,
desarrollando una mayor sensibilidad ante el sufrimiento ajeno, motivando a la solidaridad
misericordiosa, mirando con mayor detenimiento las problemáticas sociales, conjuntando
esfuerzos mediante el trabajo en común, siendo creativos al proponer acciones de pastoral
liberadora y generar de recursos y movilizando nuestras fuerzas y bienes para llevarlas a
cabo.
e) Diálogo de asimilación y reforzamiento
f) Tarea 1. Busca en periódicos y revistas imágenes de nuevas cautividades y realiza con ellas
un collage del tamaño de una hoja.
Identifica una cautividad en tu entorno próximo, distinta de las que se mencionaron
en el tema.
g) Oración y canto final (Con nosotros está)
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Cantoral
Un cierto Galileo Una mañana, cerca del mar
apareció un joven galileo,
nadie podía imaginar
que otro pudiese amar así
como él amaba.
Era sencillo, al conversar
llegaba al corazón
de quien lo escuchaba.
Y su nombre era
Jesús de Nazaret
y su fama se esparció,
todos querían ver
al profeta que tenía tanto amor
y amaba al pecador.
En esas playas, en ese mar,
en ese río, en casa de saqueo,
en los caminos, bajo aquel sol,
el pueblo iba a buscar
la luz de su doctrina.
Sus expresiones, su caridad,
ungían el corazón
de una fuerza divina.
En esos valles, en ese hogar,
en ese pozo, en casa de simón,
en ese monte, al atardecer
el mundo vio nacer las bienaventuranzas.
y su paciencia al perdonar,
del pueblo el corazón
llenaba de esperanza.
Un cierto día, al tribunal
alguien llevó al joven galileo,
nadie sabía cuál era el mal,
qué crimen cometió,
¿cuál era su pecado?
su claridad, al denunciar
minó la posición
de los privilegiados.
y mataron a Jesús de Nazaret
y en medio de ladrones
él murió en la cruz.
pero el mundo aun no conoce
a Jesús, que ama al pecador.
Sois la semilla Sois la semilla que ha de crecer,
sois estrella que ha de brillar,
sois levadura, sois grano de sal,
antorcha que ha de alumbrar.
Sois la mañana que vuelve a nacer,
sois espiga que ha de granar,
sois aguijón y caricia a la vez,
testigos que voy a enviar.
Id, amigos, por el mundo
anunciando el amor.
Mensajeros de la vida,
de la paz y el perdón.
Sed, amigos, los testigos
de mi Resurrección
Id llevando mi presencia,
con vosotros estoy.
Sois una llama que ha de encender,
resplandores de fe y caridad,
sois los pastores que han de guiar
al mundo por sendas de paz.
Sois los amigos que quise escoger,
sois palabras que intento gritar,
sois reino nuevo que empieza a engendrar
justicia, amor y verdad.
Sois fuego y savia que vine a traer,
sois la ola que agita la mar,
la levadura pequeña de ayer,
fermenta la masa de pan.
Una ciudad no se puede esconder,
ni los montes se han de ocultar,
en vuestras obras que buscan el bien,
los hombres al Padre verán.
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Seguimos a Nolasco Rompiendo olas de mar,
navegando sin descansar.
Pedro Nolasco valiente mercader
Diste tu tiempo, riquezas y tu ser
Al cristiano liberaste
Caridad enseñaste.
Orante caballero que busca redención
Luchando en contra de la claudicación
De la fe de los cristianos
Rescatando cautivos por amor.
Patrocinio real y corte militar
Cruz blanca de orden celestial
De María la inspiración
Y Nolasco su fundador. (2)
Seguimos a Nolasco después de ocho
siglos
Dando la vida en favor de los cautivos
Imitando a Cristo redentor
Trabajando con fe y con fervor.
*Coro (2)
Hombre de Dios Tú que fuiste fiel amigo de Jesús,
tu que amabas a María,
pido tu caridad padre Nolasco
y valor para entregarme como tú.
Pedro Nolasco hombre de Dios,
Testimonio de caridad y amor. (2)
Redimiste al cautivo en la mazmorra
no dejaste que perdiera la fe,
entregaste tu riqueza viviendo en la
pobreza,
y yo quisiera entregarme como tú.
*Coro
Salve Mercedaria ¡Salve, Virgen pura!,
de Mercedes Madre,
¡salve, Redentora
de cautivos!, ¡Salve!
¡Oh clemente!, ¡oh pía!,
vuestro amor alcance
quien de las Mercedes
Virgen Madre os llame.
Y por este nombre
que es tan agradable,
pedid al Señor
que de nos se apiade.
Mientras que nosotros
cantamos amantes,
Virgen de Mercedes
¡Salve, salve, salve!
Salve aquí os decimos,
cariñosa Madre,
salve entonaremos
por eternidades.
Camino con Nolasco Caminare Pedro Nolasco
Por caminos de Amor
*Que con Cristo y con María
Seré yo un redentor (2)
El carisma mercedario
Es la norma de mi vida
Quiero darlo ,darlo todo
Con Cristo y con María
No te canses pregonero
Da tu vida por amor
Que con Cristo y con María
Seré yo un redentor.
Que florezcan nuevos vástagos
Una nueva generación.
Que fecunde a la iglesia.
El carisma redentor.
Que rompamos las cadenas,
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Que demos liberación,
Que con Cristo y con María,
Seré yo un redentor.
Que María, mercedaria,
Recoja mi canción
Que florezca aquel olivo
Signo de liberación.
Yo camino con Nolasco,
Doy mi vida por amor;
Que con Cristo y con María,
Seré yo un redentor.
Himno del Octavo Centenario Con María y Nolasco, seremos
Evangelio, camino y verdad, redentores
de nuevos cautivos, nuevos medios para
liberar.
Ochocientos años contemplan, una
inmensa aventura de amor, un carisma de
Dios en la Iglesia y una obra de
liberación.
Hubo un tiempo de luchas sin tregua, de
cautivos sin patria ni hogar, hubo un
tiempo de sombras y guerras y un carisma
por la libertad
Vamos juntos hermanos y hermanas,
todos juntos para celebrar esta obra de
amor mercedario, hay cautivos para
liberar.
Somos gentes de fe y esperanza, somos
gentes dispuestas a ser, , con María y
Nolasco en camino, mensajeros de amor y
de fe.
Hace ocho siglos Hace ocho siglos en medio del abandono
y la desesperación,
a punto de perder su fe
te diste a conocer como
la Madre de la Merced.
Eran muchos los cautivos
con ansia de libertad,
presos y esclavos buscaban la paz.
San Pedro Nolasco inspirado por ti
Funda una comunidad
Familia mercedaria para ti
Hombres libres para liberar. (2)
Obra arriesgada
y de grandes sacrificios soportaron
a causa de fe, y entrega propia
de la vida por la libertad.
*Coro
Dichoso eres, San Pedro Nolasco,
Santa María de Cervellón,
todos los santos que esta Orden dio
por la libertad.
*Coro
Sobre nuestro pecho Sobre nuestro pecho,
tu blanco hábito llevamos
y solo anhelamos
tu amor alcanzar.
Esos bellos ojos,
estén siempre fijos,
en estos tus hijos,
Madre de la Merced.
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Familia Mercedaria Sube al cerro mensajero,
tu voz se alza como un grito,
la ciudad oiga el anuncio
del Evangelio de Cristo
Familia mercedaria servidora,
Fraternidad evangelizadora.(2)
El Espíritu nos guía
para dar luz a los ciegos,
liberar a los cautivos,
entregarnos sin sosiego.
La familia mercedaria,
una voz, un corazón,
a los hombres de anuncia
de Cristo la salvación.
De Merced De Merced a la Virgen María,
fervorosa le canta mi voz,
porque vuelve mi pena alegría,
solo al verla vestida del sol,
/clara imagen humana de Dios (2)
El Señor es contigo, María, gracia plena
es tu gracia sin par,
es por ello tu ser armonía,
/encarnado en mujer sin igual,
como dice el divino cantar (2)
Eres tan blanca Eres tan blanca, Virgen María,
que en tu blancura se mira el sol
¿Cómo he darte yo el alma mía?
¿Cómo entregarte mi corazón?
Pero si quieres, Madre querida,
si lo recibes, está a tus pies,
yo te consagro toda mi vida,
si tú haces blanco todo mi ser.
Danos un corazón Danos un corazón grande para amar
Danos un corazón fuerte para luchar.
Pueblos nuevos, creadores de la historia
Constructores de nueva humanidad.
Pueblos nuevos, que viven la existencia
como riesgo de un largo caminar.
Pueblos nuevos, luchando en esperanza,
caminantes, sedientos de verdad.
Pueblos nuevos, sin frenos ni cadenas,
pueblos libres que exigen libertad.
Pueblos nuevos, amando sin fronteras,
por encima de razas y lugar.
Pueblos nuevos, al lado de los pobres,
compartiendo con ellos techo y pan
Con nosotros está Con nosotros está y no lo conocemos,
con nosotros está, su nombre es el Señor
Su nombre es el Señor y pasa hambre
y clama por la boca del hambriento
y muchos que lo ven pasan de largo,
acaso por llegar temprano al templo.
Su nombre es el Señor y sed soporta
y está en quien de justicia va sediento
y muchos que lo ven pasan de largo,
a veces ocupados en sus rezos.
Su nombre es el Señor y está desnudo,
la ausencia del amor hiela sus huesos
y muchos que lo ven pasan de largo,
seguros y al calor de su dinero.
Su nombre es el Señor y enfermo vive,
su agonía es la del enfermo
y muchos que lo saben no hacen caso,
tal vez no frecuentaba mucho el templo.
Su nombre es el Señor y está en la cárcel,
está en la soledad de cada preso
y nadie lo visita y hasta dicen
tal vez, ése no era de los nuestros.
Su nombre es el Señor, el que sed tiene.
El pide por la boca del hambriento,
está preso, está enfermo, está desnudo,
pero Él nos va a juzgar por todo esto.
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APÉNDICE I: FICHA DE
INSCRIPCIÓN
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
73
APÉNDICE II: CONTROL DE
ASISTENCIA
Manual de Formación Básica: Primer Nivel
74
APÉNDICE III: CONTROL
EVALUACIÓN