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    Jean-Claude J11aleval

    Identificaciones imaginarias y estructurapsictica no desencadenada

    La psicosis es aquello ante lo cual unpsicoanalista no debe retroceder en ningncaso!. Aunque esta afirmacin de Lacanexpresa ms bien una exigencia didcticaque un consejo tcnico, no es menos ciertoque, segn l, la cura analtica no debe conocer contraindicacin diagnstica. Son las caractersticas de la demanda del paciente lasque deciden el compromiso de un anlisis osu rechazo. Sin embargo, discernir la estructura del sujeto constituye una de las apuestasmayores de las entrevistas preliminares:condiciona de manera decisiva la conduccin de la cura. La confianza ingenua en lahisterificacin del psictico no es de recibo: hoy sabemos que las intervenciones adecuadas para atemperar el goce desbocadodeben ser netamente distinguidas de lasorientadas hacia el anlisis de lo reprimido.

    Si el sujeto demandante ha hecho ya episodios claramente psicticos, o si se presenta psicotizado en el actual, la identificacin de su estructura en el momento de lasentrevistas preliminares no plantea mayorproblema -con la condicin de no confundir psicosis con histeria crepuscular". La dificultad para el analista aparece al ser confrontado con demandas de sujetos que notienen ningn pasado psiquitrico, que noson delirantes, ni alucinan, ni son melanclicos, y para los que, a pesar de todo, seplantea la cuestin de si presentan un funcionamiento psictico. Pues bien, esta si-

    LACAN, J., Ouverture de la section clinique?,Ornicar? Revue du Champ Freudien. abril 1977, 9.p.12.

    MALEVAL, J.-c., Les hystries crpusculaires, Confrontations psychiatriques. 1985, 18,25, pp.63-97.

    tuacin parece darse hoy da con renovadafrecuencia. Una de las razones principalesdebe buscarse, sin duda, en la atenuacinde los sntomas debido al creciente empleode quimioterapia. Por consiguiente, sorprende constatar la gran escasez de artculos dedicados a la identificacin de la estructura psictica no desencadenada: entrelas dificultades principales planteadas porla prctica psicoanaltica, se trata indudablemente de una de las menos estudiadas.

    Una estructura precozmente identificablePor otra parte, hay ciertos clnicos que

    discuten la existencia misma de tal cosa, obien la posibilidad de su distincin respectoa la psicosis declarada. Los dos ejemplossiguientes, por el contrario, nos incitan aconsiderar heurstica su hiptesis. Uno delos ms clebres locos escritores franceses,Fulmen Cotton3, que disfrut del triste privilegio de ser examinado por los ms reputados alienistas de su tiempo, segunda mitad del s. XIX, tuvo una idea fija desde elmomento en que hizo su primera comunin, a los ocho aos de edad: llegar a serPapa. Sin embargo, los signos patentes depsicosis no apareceran hasta veinticincoaos ms tarde 4 La emergencia precoz de

    El abad Xavier Cotton firmaba sus obras con elnombre de pila Fulmen, quiz adoptado, segn Hulakpor analoga con el fulmicotn (cordn detonante) yen referencia a la palabra latina rayo." HULAK, F., Fulmen Cotton. D'un cas d'cole al'archologie du sinthome, en La mesure des irrguliers. Symptme et cration, F. Hulak (dir.), Niza,Z' ditions, 1990, pp. 53-69.

    Rev. Ame. Esp. Neuropsiq., 1996, vol. XVI, n.o 60, pp. 629-646.

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    una llamada apremiante a la funcin paterna no sugiere con fuerza que su forclusinya estaba presente en el comulgante? Parece confirmarlo el que uno de los temas desu delirio haya sido querer ser Papa en lugar de Len XIII. No se trata de un casoaislado anecdtico: Srieux y Capgras comunican otro parecido en 1909. La infanciade Arsenio, anotan, casi no presenta particularidades, exceptuando que en su pueblole haban puesto un mote a raz de una respuesta memorable que dio al obispo, el dade su primera comunin, a la edad de nueveaos: Qu quieres ser de mayor? le pregunt el preste. Monseor, quiero ser Papa,contest sin titubeos'. Quince aos mstarde oy unas voces que le anunciaron quesera Papa. Escribi a Po IX ordenndoleabdicar en su favor. A la muerte de ste,present acta de candidatura ante el Cnclave. En pocas palabras, desarroll un delirio paranoico cuyo tema principal ya estaba presente desde su infancia. Lo mismoque Fulmen Cotton, Arsenio experimentapues muy precozmente la fascinacin poruna figura paterna lo bastante apta para sugerir en lo imaginario lo que falta en losimblico, a saber: la funcin paterna forcluida.Tambin los modos de compensacinque dan especificidad a la estructura psictica no desencadenada se distinguen a veces desde la infancia del sujeto. El funcionamiento como si de Madame T. fue percibido tempranamente por su padre, muchoantes de que se manifestase su psicosis enla edad adulta. Desde su infancia, atestigua el padre, me di cuenta de que era muyinfluenciable, se adhera fcilmente al menor contacto [... ] Siempre la vi muy en fun

    , SRIEUX, P.: CAPGRAS, J., Les folies raisonnantes. Pars, Alean, 1909, p. 124.

    COLABORACIONES

    cin del ambiente, de los amigos que tuviese, yo lo notaba. Tuve que vigilarla. Cuando andaba con buenas compaas, entoncesera formidable, valiosa, pero cuando andaba con malas... hubiese sido capaz deecharse a la calle. Cuando tiene un buencontacto tiene posibilidades, siendo gentehonrada... pero si son gente retorcida se har como ellos. No tiene un comportamientopropio. Le ocurre esto porque carece de criterio personal. Ms an, es mitmana.Cuenta las cosas agrandndolas, adornndolas. Sigue la trayectoria de las personascon las que trata: cuando era muy pequea,con seis aos, tuvo en la escuela una compaera mayor, muy mala. Haca como ella:sisaba, la imitaba. Hablar con ella no basta:son las compaas (hace el gesto de ponersus manos r...] una frente a la otra, en espejo, y dice:) as sigue ella a los dems. Consu primer amante fue tan mentirosa y desequilibrada como l. Es decir, hablar conella no es bastante, el problema es el mode106. El sndrome aislado por H. Deutsch enlos aos 30, que a menudo percibi en losantecedentes de esquizofrnicos, quedabien ilustrado por esta notable observacin.Nos confirma sobradamente que el funcionamiento como si puede detectarse muchos aos antes del desencadenamiento dela psicosis, incluso a veces desde la infancia.

    Por qu tales sujetos que disponen deformas de compensar la forclusin delNombre-del-Padre vienen a veces en buscadel analista? La experiencia muestra unagran diversidad de demandas; sin embargo,las principales parecen ser: un episodio depresivo, inhibicin en los estudios o en eltrabajo, trastornos psicosomticos, llegar

    CZERMAK, M., Sur quelques phnomnes lmentaires de la psychose, en Passions de l'objet,Pars, J. Clims, 1986, p. 151.

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    a ser analista, y hasta porque cualquiera leshaya hablado de ello. Ocurre con frecuencia que se presenten con una sintomatologa de apariencia neurtica. Obsesiones, fo-bias, e incluso conversiones, no son incompatibles con la estructura psictica. Lacanobservaba en 1956 que nada se parece tanto a una sintomatologa neurtica como unasintomatologa prepsictica7Anotaba ya Lacan la existencia de parapsicosis: una que se aferra a identificaciones meramente conformistas8, otra quese orienta hacia una identificacin mediante la cual el sujeto ha asumido el deseode la madre9. Sin embargo, no tuvo la ocasin de desarrollar estas breves directrices.Antes de estudiar la clnica de tales trastornos, detengmonos sobre aquello en que sufalta se manifiesta.

    El signo del espejoA este respecto, conociendo el lugar preponderante dado en la enseanza de Lacanal estado del espejo en tanto que conformador del yo, es sorprendente que el signo del espejo haya sido objeto de tan pocos estudios por parte de sus alumnos. Laescuela francesa de psiquiatra lo identificen los aos treinta como importante signoprodrmico de la demencia precoz. La expresin signo del espejo se debe a Ably.Este trastorno no consiste, como suelecreerse, en el no reconocimiento de la imagen especular. Es importante distinguirlode un fenmeno de despersonalizacin: elLACAN. J., Les psychoses [19561. Pars. Le

    Seuil, 1981, p. 216.bid., p. 231.LACAN, J., D'une question prliminaire a tout

    traitement possible de la psychose, en crits, Pars.Le Seuil, 1966, p. 565.

    valor diagnstico de ste ltimo sera nu10

    10 El signo del espejo consiste fundamentalmente en que el sujeto se muestra tanpreocupado por su imagen que se examinalarga y frecuentemente ante superficies re

    flectantes. Puede encontrarse en diversaspatologas, pero Delmas 11 y Ably lo describen sobre todo en episodios melanclicos e inicios de demencia precoz.Karim atrajo mi atencin sobre este sntoma. Durante varios meses, en su adolescencia, lleg a estar cuatro y cinco horasdiarias ante el espejo de su cuarto. Diezaos ms tarde, la cura analtica ha aportado una cierta atenuacin de los sntomas,pero sigue llamativamente preocupado porsu imagen. Al final de las clases, me confa, me apresuro a ir a los lavabos para mirarme al espejo. Y aade con una pizca dehumor: Me doy cuenta de que no hay nadie como yo, si no aquello estara abarrotado. En la calle, necesita observarse en losescaparates. Tiene la impresin de estar adherido a su imagen. Estoy encerrado, dice,en un mundo donde mi imagen est por todas partes.... En una ocasin tuvo una visin horrible en el espejo: haba algo espantoso all dentro, y no era otra cosa quel mismo. Perdi literalmente todo apoyo,teniendo en el acto que echarse en la camapresa de una intensa angustia.Dos rasgos distinguen netamente estefenmeno de un sentimiento de despersonalizacin: por una parte, el aspecto reiterativo de recurrir al espejo; por otra, se conserva el reconocimiento de la propia imalO MALEVAL. J.-c.. La destructuration de 'ima-

    ge du corps dans les nvroses et les psychoses, enFolies hystriques et psychoses dissociatives, Pars.Payot, 1981.

    11 DELMAS, A., Le signe du miroir dans ladmence prcoce, Annales mdico-psychologiques,1929. l, pp. 83-88.

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    gen. Esto ltimo tiende sin embargo a debilitarse al evolucionar el trastorno. Hay quesubrayar -como se ha hecho recientemente,y como muestra Karim- que el signo delespejo atraviesa a menudo diversos estados. Slo recordaremos dos: la observacin incesante y el rechazo de la autoscopia. Colette Naud distingue un tercero, quellama estado de reaccin elstica, caracterizado por la ruptura del espejo. Se trataevidentemente de una exacerbacin del rechazo de la autoscopia, de forma que no parece justificado, a mi entender, hacer de esoun estado suplementario. Ms tarde, segnAbly, el fenmeno de la autoobservacindesaparece cuando se desarrolla la psicosisJ 2Las opiniones divergen en cuanto a la interpretacin que hay que dar a la observacin incesante. Algunos sujetos indican quebuscan reconocerse, o controlar alguna cosa, pero es manifiesto que tales explicaciones no les satisfacen. El sntoma no deja deposeer para ellos mismos un carcter enigmtico. Notan que se ha producido un cambio, sin que estn en condiciones de decirlo que tiene de desacostumbrado o de anormal. Es en suma, segn Ably, una respuesta a la extraeza ms o menos inquietante que el enfermo experimenta a propsito de un cambio que ocurre en l. Tras eldescubrimiento lacaniano del estado delespejo, todo muestra, segn F. Sauvagnat,que el desconocimiento constitutivo de laimagen del yo en el espejo se vuelve imposible para el sujeto. Se encuentra brutalmente enfrentado a la facticidad de su

    ABLY. F., Le signe du miroir dans les psyehoses et plus speialement dans la dmenee preoee,Annales mdico-psychologiques, 1930,1, pp. 28-36." SAUVAGNAT, F., La double leeture du signe dumiroir, Cahiers de Cliniques Psychologiques, Universidad de Rennes n, 1992, 15, p. 45

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    constitucin". Adems, se le hace difcilaprehenderse a s mismo como separado deesa imagen: Karim nos dice sentirse pegado a ella. Aade que en el mundo exteriorla encuentra por todas partes, es decir, quese muestra entonces incapaz de encontrarcualquier apoyo ms all de ella. El sujetose pega a su yo. El movimiento de las identificaciones imaginarias est bloqueado, deforma que hasta el mismo funcionamientocomo si no es compatible con esta posicin. Para que el sujeto pueda existir porfuera de lo que percibe, para que puedasepararse de la realidad, es necesario que elefecto de la castracin se haya producido.Cuando se no es el caso, la imagen puedeciertamente hacerse fascinante, por colusin del ideal y del objeto, pero este ltimo,al no estar barrado por el significante, amenaza con borrarse.Lacan nos ha enseado a considerar laimagen especular no slo como matriz delyo, sino como urdimbre del ser. Eso quehay bajo la ropa, seala en Encare, y quellamamos el cuerpo, quiz no es sino eseresto que denominamos objeto 'a'I4, deforma que iCa) es el ropaje de ese resto.Segn eso, cuando el sujeto se encuentrapegado a su yo se arriesga a ver su sertransparentarse en la imagen. La carenciaradical de la funcin del rasgo unario[unaire], que sostiene el ideal del yo, le expone a no estar en condiciones de diferenciar el lugar donde se ve de aquel desdedonde se mira. Es lo que Jean-Pierre expresa como la sensacin de haberse cadodentro del espejo. Depresivo y toxicmano, no presentaba signos de psicosis clnica, pero se senta pseudo, tena la impresin de que su cabeza estaba descentrada,

    l' LACAN, J., Encore. Sminaire XX, Pars. LeSeuil. 1975, p. 12.

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    experimentaba sus ropas como una piel ysu cuerpo como ajeno. Permaneca largashoras mirndose en el espejo de su habitacin. Confes que observaba sobre todosu jaula. Al preguntarle qu entenda portal, precis que el hueco de los ojos. Coneste trmino neologstico quiere sin dudadesignar el objeto mirada, que se confundeen la imagen con el ojo al hacerse presente.En efecto, lo asocia con que, poco antes decaer dentro del espejo, haba pintado uncuadro soberbio en el que se haba dejadohasta el hueco de los ojos. Intuicin ya deque una presencia innombrable deja de faltar dentro de la imagen especular. Esta imagen no incluye para Jean-Pierre el punto denegatividad a partir del cual ella se sostienecuando da al cuerpo una consistencia imaginaria estable. Lo que hace sostenerse ala imagen, observa Lacan, es un resto15.

    Cuando el objeto a se adhiere a ella deforma ms acentuada, surge un horror angustioso. Esto es lo que caracteriza al segundo estada del signo del espejo: el rechazo de la autoscopia.

    A este respecto, he aqu las explicaciones que da un joven de veintin aos, casocomunicado por Ostancow. Se haba entregado, durante varios aos, a un minucioso examen de su cara permaneciendo horasenteras ante un espejo. [...1Crea notar quelas personas de su entorno advertan que tena un aspecto cmico, la cabeza muy pequea, la frente estrecha, la misma estructura craneal de un pollo. Pretenda haberodo decir, refirindose a L que no tenanariz, y cuando de vuelta a casa se mirabaen el espejo, le pareca en efecto que su nariz haba cambiado de forma y que su frente se haba vuelto muy estrecha. Estas sensaciones hacan que el enfermo evitase el

    bid.

    trato social. Le pareca que los viandantesse burlaban de l, se apartaban a su pasopara no rozarse, se tapaban la boca y la nariz cuando l se acercaba. Crea tambinque alguien propalaba el rumor de que seentregaba al onanismoJb. En este pacienteel horror del objeto ha invadido la imagenespecular: surgi por mediacin de una cabeza de pollo y muy pronto el sujeto enterose percibe como un animal ridculo, maloliente y masturbador. Algn tiempo mstarde este sujeto entr en psicosis clnica yno present ya el signo del espejo.

    No obstante, puede ocurrir que se observe un fenmeno parecido en el curso de unapsicosis melanclica. Doctor, se lo ruego,se lamentaba un paciente de Ably, lbremede este martirio (sic); a mi pesar, me sientoobligado a mirarme la cara y es muy penoso ver en qu me he convertido; cuanto msme examino, ms me parece que tengo lacabeza como un pato. Este pato, como elpollo precedente, es una cosa horrible quesurge cuando falla la funcin protectora dela imagen especular.

    Antes que verla, algunos sujetos prefieren volver el espejo contra la pared o cubrirlo con un trozo de tela. Una esquizofrnica, comunica Colette Naud, fue inesperadamente enfrentada al espejo al caer el chalcon que lo haba cubierto. Se contemplcon una expresin de espanto, dio un grito,se abalanz sobre un despertador y lo lanzcon todas sus fuerzas contra el cristal, rompindolo 17 Cuando la funcin de urdimbredel ser atribuida a la imagen especular estan drsticamente insuficiente, cuando elobjeto a se hace presente con tanta insis

    11. OSTANCOW. P., Le signe du miroir dans la dmenee preoee. Annales Mdico-Psychologiques.1934. n, pp. 787-790.

    17 NAUD, c.. propos de certaines volutions rores du signe du miro ir, tesis. Pars, 1962, p. 13.

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    tencia, lo ms frecuente es que el sujeto haya entrado ya en la psicosis clnica.Pero tambin puede producirse el fenmeno de forma temporal sin desencadenamiento. Karim lo pone en evidencia. Paral, cuando el objeto se hace presente laimagen especular se ha disipado, de manera que tiene que tumbarse en la cama, sinser capaz de sostenerse y sintindose aplanado. Tuvieron que pasar varias horas antesde que pudiese levantarse.Confrontados a estos fenmenos angustiosos, algunos sujetos llegan a desarrollardefensas ms o menos afortunadas. Recurren entonces a uno de los mtodos msfrecuentemente utilizados para llevar el goce disruptivo al semblante: el empuje-a-Lamujer. ste puede ya observarse en las primeras descripciones del signo del espejo.Ably comunica el caso de un joven deveintin aos que no poda trabajar sin tener un espejo a su lado: es, deca, para estar acompaado. En los trenes se encerraba en los lavabos para contemplarse en elespejo. No poda entrar en un saln sin precipitarse hacia la luna ms cercana. Pasabahoras en el cuarto de bao frotndose enrgicamente las mejillas ante el espejo, segndijo, para darles color, como hacen lasmujeres. En este momento el empuje-a-Lamujer qued slo esbozado. No por eso tiene menos valor diagnstico cuando apareceunido a la autoscopia incesante. Dos aosms tarde, este joven se haba vuelto ausente, hostil e impulsivo. Sin embargo, entonces el signo del espejo haba prcticamentedesaparecido.Sauvagnat observa, con razn, que haymotivos para poner en duda la opinin clsica segn la cual los trastornos que caracterizan a este signo clnico seran ms ostensibles antes del desencadenamiento dela psicosis. No obstante, cuando lo encon-

    COLABORACIONES

    tramos en una psicosis declarada se presenta bajo aspectos especficos: bien en la forma melanclica del rechazo de la autoscopia, bien bajo una forma delirante en la queel empuje-a-La-mujer aparece ms conformado. Sabemos que Schreber, segn sumdico, tena la tendencia a desnudarsems o menos completamente y mirarse enel espejo emperifollado con cintas y bandasmulticolores a la manera de las mujeresJ8.l mismo da una de las razones que puedenjustificar en tales circunstancias la autoscopia iterativa: una observacin llevada a cabo con descuido no hubiese bastado paraconvencerle de su feminizacin. El observador, escribe, deber tomarse la molestiade permanecer mirando al menos diez minutos, un cuarto de hora. As, todos podranpercibir la tumescencia y detumescencia alternativas de mis senos. Evidentemente,prosigue, el vello, aunque modestamentedesarrollado en mi caso, se conserva en losbrazos y el epigastrio; los pezones siguensiendo pequeos, como es usual en el varn; pero esto aparte, estoy lo bastante seguro como para afirmarlo, cualquiera queme vea de pie ante el espejo, con el torsodesnudo -sobre todo si la ilusin se ayudade algunos accesorios del ornato femenino-, se convencer de que tiene ante s unbusto de mujerJ9. La duracin de la autoscopia tiene sus orgenes en los esfuerzosdel s1Jjeto para llegar a ajustar la imagen especular a los significantes del delirio, siendo el trabajo de ste ltimo convertir ensignificantes el goce incorporado a estaimagen.En un esquizofrnico estudiado porAbly, estos fenmenos adoptan formas algo ms truncadas. Pasaba gran parte del da

    lK SCHREBER. D. P.. Mmoires d'un nvropathe[19031. Pars, Le Seuil, 1975. p. 307.'9 [bid., p. 228.

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    observndose. Un da, comunica el mdico, durante nuestra visita, tuvimos no pequea sorpresa al encontrarle acurrucadoen un rincn, horriblemente maquillado,cubierta su cara por el yeso que habaarrancado de la pared del dormitorio, sombreados los ojos con la mina del lpiz queusaba para escribir, los labios espantosamente teidos de rojo mediante una sustancia que no pudimos determinar, quiz conuna barra que hubiese mendigado el da anterior en el locutorio a alguna visita. Estepierrot de carnaval no estaba en absolutoc o n t e n t o ~ pareca preocupado, taciturno yclaramente hostil. Despus de esto, escribiinnumerables cartas a perfumeros parisienses solicitndoles los ms heterclitos productos de belleza. Cuando retiramos el espejo de su cuarto intentaba contemplarse enlos vidrios de la ventana y en un vaso metlico lleno de tisana2o.Aunque el signo del espejo constituyaaparentemente un trastorno de la identidad,habremos comprendido que su origen esten una deslocalizacin del goce y en unacarencia de la funcin del rasgo unario1unaireJpara llevar su marca sobre el objeto a.El funcionamiento como si

    Aunque Schreber confiesa en sus Memo-rias haber consentido en su feminizacin,afirma conservar entero su antiguo amorpor su mujer21 . Indicacin preciosa, sealaLacan, testimonio de que la relacin conel otro en tanto que su semejante, inclusouna relacin tan elevada como la de laamistad en el sentido que Aristteles hace

    2(1 ABLY. P.. OfJ. cit., p. 30SCHREBER. D. P.. OfJ. cit., p. 152.

    de sta la esencia del vnculo conyugaL sonperfectamente compatibles con el desequilibrio de la relacin con el gran Otro22. Loque pone de manifiesto, por lo tanto, queincluso en la psicosis declarada la dimensin imaginaria posee cierta autonoma enel psictico. Esta propiedad parece una delas ms utilizadas en la conceptualizacinde las parapsicosis.

    En esta lnea indica Lacan en 1956 el inters de valorar el funcionamiento comosi entre los antecedentes del psictico. Seala que fueron los trabajos de HeleneDeutsch los que distinguieron este mecanismo de compensacin imaginario al querecurren unos sujetos que no entran jamsen el juego de los significantes, salvo mediante una especie de imitacin exterior23.Es curioso constatar el olvido en que talesindicaciones han cado hoy en da. Ni losvocabularios de psicoanlisis ni los manuales de psiquiatra conocen el concepto. Porlo que s, no ha sido realizado ningn estudio consistente sobre l en el campo delpsicoanlisis de orientacin lacaniana. Porel contrario, la nocin de personalidad como si se tiene muy en cuenta en los artculos de los psicoanalistas dedicados a la psicologa del yo y en los que intentan objetivar la categora de los borderlines. Sloen ese campo y desde esa perspectiva se leha considerado tema digno como para dedicarle un congreso. As, en presencia de Helene Deutsch, la American Psychiatric As-sociation se reuni en diciembre de 1965para tratar acerca de Los aspectos tericosy clnicos del carcter 'como si '. La focalizacin sobre las funciones del yo incitall a algunos a dar tanta amplitud al concepto que su especificidad se perdi al des-

    LACAN. J., D'une question prliminaire toultraitement possible de la psychose, en crits, p. 574.

    LACAN. J., Lespsychoses. pp. 218 Y285.1

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    cribir sntomas como si, mecanismoscomo si, rasgos de carcter como si,pseudo-estados como si, etc. La mayorade los psicoanalistas estim que el sentidode realidad estaba suficientemente conservado en los pacientes de Helene Deutschcomo para no confundirlos con psicticos,a pesar de que, como resea el cronista, unestudio ms riguroso probablemente hubiese confirmado la opinin de Phyllis Greenacre, segn la cual el sentido de realidadse muestra muy debilitado en el carctercomo si. Cuando el funcionamiento psictico se diagnostica esencialmente con laayuda de un criterio de realidad a la vezgrosero e incierto, cuando la estructura psictica no descompensada no es conceptualizable, el cajn de sastre de los horderlines es bien recibido para poder hacer sitioa un poco de psicosis sin psicosis. Sin embargo, las seis principales caractersticas delos estados narcisistas individualizadospor Helene Deutsch, tal como los resumeen 1965, resultan ser rasgos compartidoscon los psicticos: a) estado primitivo de larelacin objetal sin instauracin de la constancia del objeto; b) pobre desarrollo delsuperyo con persistencia del predominio dela angustia ante el objeto; c) prevalencia delproceso de identificacin primaria; d) faltadel sentido de identidad; e) superficialidademocional y pobreza general del afecto, delo cual estos pacientes no tienen conciencia; y f) falta de insight24 Sus sntomas separecen a la despersonalizacin, es cierto,pero se diferencian en que no son percibidos por el paciente como patolgicos.

    La nocin de borderline an no se habaforjado cuando Helene Deutsch introdujo,en 1934. el concepto de personalidad co

    '' WEISS, J., Clinical and theorctical aspects of'as if ' charactcrs, Journal 01 the American Psvchoanlllvtic Association, 1966, 14. 3. p. 569.

    COLABORACIONES

    mo si, por eso destaca ella misma entonces en el ttulo de su artculo ... sus relaciones con la esquizofrenia25. Los sujetosque presenta en su trabajo se caracterizanpor dar una impresin de completa normalidad que resulta no sustentarse ms que encapacidades de imitacin fuera de lo comn. Adhirindose con gran facilidad agrupos sociales, ticos o religiosos, escribe,buscan en la pertenencia al grupo dar contenido y realidad a su vida interior, y establecer la validez de su existencia por mediode una identificacin26. Manifiesta que suspacientes esquizofrnicos le han causado laimpresin de que el proceso esquizofrnicopasa por una fase como si antes de construir la forma alucinatoria. Perspicazmente, percibe en ellos una prdidareal del investimiento del objeto, que sugiere una carencia del fantasma fundamental y una ausencia de introyeccin de la autoridad, lo cual traduce sin duda una ciertaaproximacin a la forclusin del Nombredel Padre. Slo por identificacin con objetos exteriores obtendran un precario acceso a la Ley. En efecto, basta que identificaciones nuevas les orienten hacia actosantisociales o criminales para que se conviertan en delincuentes. Sus relaciones sociales, apropiadas en apariencia, parecenfundadas sobre un proceso meramente imitativo. Presentan, escribe, una actitud totalmente pasiva respecto al ambiente queles rodea, con una rpida plasticidad parareemplazar las seales del mundo exteriory modelarse y modelar su conducta en consecuencia. La identificacin con lo que l o dems piensan y sienten es la expresin deesta plasticidad pasiva, siendo capaz el in

    < DEUTCH, H., Divcrs troubles affcctifs et leursrapport avcc la schizoprnie [1942], en Lu psychanalvse des nvroses. Pars, Payot, 1963.

    ',. [bid.. p. 226.

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    dividuo de la mayor fidelidad y de la msvil perfidia. No importa qu objeto sirva depuente para la identificacin27. H. Deutschrelaciona adems la frecuencia de las conductas perversas en los pacientes comosi con su falta de asuncin de la autoridad.Su funcionamiento genera a veces perversiones transitorias que son abandonadasdesde el momento en que algn personajeconvencional surge como propuesta parauna nueva identificacin. Tales prcticassexuales. errticas. ms sufridas que buscadas. ligadas al azar de los encuentros. norecuerdan para nada a las del sujeto perverso.. ste se caracteriza por estar en relacinde certeza con su goce. sin nada en comncon la fluctuacin propia del como si.Entre los ejemplos clnicos que aporta.H. Deutsch cita una mujer casada. de treinta aos. perteneciente a una familia en laque haba numerosos psicticos, que sequejaba de falta de emociones. A pesar detener una buena inteligencia y una pruebade realidad perfecta, llevaba una existenciaficticia. y era siempre lo que el entorno lesugera ser. Se manifest con toda claridadque no poda sentir nada sino una facilidadpasiva para dividirse en un nmero de identificaciones sin fin. Esto se haba instaurado de forma aguda a raz de una intervencin quirrgica practicada en la infancia sinpreparacin psicolgica. Al despertar de laanestesia pregunt si se encontraba bien. ydespus desarroll un estado de despersonalizacin que dur un ao y se transformen una sugestionabilidad que esconda unaangustia paralizante.Esta ltima paciente. segn HeleneDeutsch. no presenta el sndrome comosi en su forma ms caracterstica. sin dudapor causa del episodio de despersonaliza

    [bid., p. 225.

    clan. De hecho. si nos atenemos a su descripcin princeps, se trata de una patologacasi inhallable en su forma pura. En 1965.H. Deutsch no duda al afirmar: En mi vidaprofesional a partir de 1932. es decir. entreinta aos, no he encontrado ms que unapersona que pudiese considerar del tipo'como si'. Se trata. con seguridad, de lapaciente aristocrtica que constituye laprimera observacin de su artculo. completamente fijada en el estado 'como si'desde los ocho aos de edad. y que olvidcompletamente a su analista ms tarde.quien sin embargo haba sido uno de susobjetos identificatorios2x Desde entoncestodo el mundo est de acuerdo en que elsndrome como si constituye un trastorno sumamente raro.Adems es a veces mal conocido. Unautor lacaniano que describe un notable caso de este sndrome, quiz ms tpico anque los comunicados por H. Deutsch. loalinea bajo la idea de psictico fuera decrisis. ciertamente bastante ms amplia.Se trata de un paciente norteamericano, enla treintena. que hizo un ao de anlisis conC. Calligaris en Pars durante los 80. Militar y ex-combatiente en Vietnam. fue condecorado y abandon con normalidad elservicio al final de su periodo de reclutamiento. Decidi regresar a los EstadosUnidos de la manera ms interesante paral -aunque debemos tener en cuenta que'interesante' no era un trmino que formaseparte de su vocabulario. Cuando vino aanalizarse conmigo. escribe Calligaris. anestaba de regreso pero todava no haba llegado a los Estados Unidos: haba atravesado Birmania y la India. donde permaneciuna larga temporada familiarizndose conlas drogas, y finalmente haba llegado a Eu

    !k WEISS. 1.. op. cit.. pp. 581-582.7

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    ropa, donde conoci a una mujer con la quese cas. Esta mujer era la heredera de unaimportante empresa francesa, y l se queda su lado, en Francia, participando en la direccin administrativa del negocio.

    El sntoma que llev a su mujer a enviarle al analista era el siguiente: casado conella, sin hijos, el marido era amante de lasuegra, lo cual, aparentemente, era un problema para la esposa, quiz para la suegra,no lo s, pero, en cualquier caso, no para l.No obstante, acudi, y permaneci en anlisis durante un ao. La dificultad fue queno tena ni la menor idea del motivo por elque vena [... j. La historia termin as: durante un tiempo no tuve noticias de l -yano vena y yo no saba por qu-; despus,un da me enter de que haba ido a un bar,un bar cualquiera, donde unos gangstersque, al parecer, preparaban un golpe, encontraron, no s cmo, que tena maderapara el asunto y le propusieron unirse aellos. Acept, el golpe sali mal, muri unbandido en el tiroteo y l fue detenido [... j

    Lo extraordinario de esta persona, comenta Calligaris, es que estaba disponiblepara cualquier cosa. No por docilidad, ensentido de que fuese fcilmente manipulable, sino porque cualquier ruta o direccinle pareca siempre posible. De esto da fe elfinal de su historia, pero tambin el iniciode su aventura francesa, por ejemplo. Habiendo estado en Vietnam, con una durahistoria de combatiente de infantera, despus hippy en la India, llegar a instalarse enla mejor burguesa francesa... y todo lo hizoperfectamente [... j. Desde este punto devista, el final de la historia es significativo.Acept -y por qu demonios acept?- tomar parte en el atraco a un banco, l que jams haba cometido ningn acto criminal.La verdad es que acept porque por quno?. Es interesante resaltar que, en el de-

    COLABORACIONES

    sempeo de sus otras actividades, como dirigir el departamento administrativo deuna gran empresa, siempre estuvo perfectamente a la altura de sus responsabilidades.

    Calligaris subraya que nada de lo quedeca presentaba la forma de un significadoelectivo, pero todo tena el mismo significado, en el sentido de que l poda ser elhombre adecuado para la situacin, no importa en qu circunstancias29. El analistaacenta el estilo de errancia [errance ] deeste sujeto a quien todas los significadospodan parecer equivalentes. Tal ausenciade un punto fijo en la diversidad de los significados revela la carencia de un significante-amo apto para organizarlos. A pesarde no estar presentes las manifestacionesfenomenolgicas habitualmente atribuidasa las psicosis, puede deducirse la forclusindel Nombre-del-Padre. Sin embargo, espreciso decir que la especificidad de la clnica psicoanaltica sobre este aspecto sueleser poco conocida, porque el mismo Calligaris no hace ninguna alusin al funcionamiento como si, por un lado, pero, porotro, declara honestamente que en este casonecesit ayuda para diagnosticar psiCOSIS.

    La carencia del significante-amo se manifiesta no slo por una cierta inconsistencia de el significado sino tambin de lasidentificaciones. El sujeto lo traduce a menudo como un sentimiento de vaco. Percibe que no dispone de una referencia segurapara orientar su existencia. Todo puede interesarme, me deca Ariel, pero nada permanece, no hay ningn motor. El goce delsujeto no est localizado, el fantasma fundamental no est en su sitio.Estos fenmenos son descritos con gran

    2" CALLlGARIS. c.. ?our une c!inique difJrenfie!le des psychoses. Point Hors-Ligne. pp. 10-15.

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    finura por Fritz Zorn en una obra autobiogrfica donde relata su lucha contra el linfama que est acabando con su vida. Antesde su aparicin, no presentaba ningn sntoma caracterstico de ninguna patologaconcreta. Su queja reside principalmente enun estado depresivo, no basado en una insatisfaccin del deseo sino en una ausenciadel desear. En la universidad, constata, notuve 'dificultades con las mujeres' ni tampoco problemas sexuales; no haba tenidonada que ver con las mujeres y, sin embargo, mi vida entera era un problema sexualno resuelto. Este no consista en que hubiese estado 'enamorado sin esperanzas', oque algo no hubiese 'ido bien' y la mujer se'marchase con otro', pues jams haba estado enamorado en absoluto y no tena ni lamenor idea de lo que era el amor; era unsentimiento que no conoca, de igual formaque casi no conoca sentimiento alguno 1... 1era la total impotencia del alma3. Elinmovilismo de Zom no tiene nada en comn con el funcionamiento del obsesivoque se mortifica recurriendo a la duda portemor al acto: si ste ltimo no llega a decidirse es porque se muestra impotente paraelegir entre objetos que presentan todos unvalor equivalente. Para Zom los objetos carecen de atractivo. Se trata en su caso deuna deficiencia que l mismo percibe queva mucho ms all de las dificultades psquicas ordinarias. No tena deseos que satisfacer, subraya, puesto que no tena deseos. Era desgraciado sin desear nada. Eldinero no tena sentido para m pues nadade lo que me hubiese permitido comprarme habra causado ningn placer. Por esono era un comprador entusiasta, porque saba que, para m, no haba nada que com

    'lO ZORN, F., Mars [1977], Pars, Gallimard, 1979,p.194.

    prar. As que tena un montn de dinero pero no saba en qu 10 hubiese podido gastan>. Es cierto que tal posicin subjetiva sepuede encontrar transitoriamente en los estados depresivos, incluso en un neurtico,sin embargo, en el caso que nos ocupa setrata de un estado permanente que da al sujeto la sensacin de tener una carencia bsica. Soy desgraciado, afirma, porque nofunciono y jams he funcionado. Cuandoera joven no he sido un joven; como adulto,no he sido un adulto; como hombre, no hesido un hombre; bajo ningn punto de vistahe funcionado31.

    Antes de la eclosin de su linfoma, Zomse sostiene sobre lo que l mismo llama unyo simulado cuyos apoyos describe connotable precisin. Pensaba que deba seguirla opinin de sus padres absolutamente entodo, le pareca que ellos siempre tenan enel fondo la razn. A veces poda ser de0tro parecer sobre algunos detalles, pero,realmente, poner en cuestin sus actos osus ideas es algo que nunca hice. No slofue educado para adaptarse al discurso familiar, sino an ms para adoptar siemprela opinin de los otros, de forma que jamsdeba arriesgarse a decir algo que no tuviese asegurada la aprobacin general.Considera haber perdido as toda aptitudpara la espontaneidad32. Detrs de la fachada de un yo conformista, calcado especularmente de su prjimo, el sujeto semuestra incapaz de hacer elecciones, porque no hay elecciones a falta de fantasmafundamental que las instaure33 . En aquellapoca, precisa, no tena opinin, ni pre

    " bid.. pp. 174 Y267.P bid., pp. 113 Y40.\1 MALEVAL. ] .-c.. Fritz Zom, le carcinome de

    Dieu. Phnomene psychosomatique et structure psychotique, L'Evo/ution Psychiatrique. 1994,59, 2, pp.305-334.

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    ferencias personales ni gusto individual, alcontrario, segua en todo un nico consejoprovechoso, el de los dems, ese conjuntode gente cuya autoridad de juicio reconoca[...] Naturalmente, esta bsqueda constantede la nica opinin justa y salvadora mecondujo rpidamente a una gran cobardaen materia de juicio, as como mi miedo atomar partido, que se haba vuelto excesivo, me impeda tomar conciencia espontneamente sobre cualquier cosa. Ante la mayor parte de las preguntas que me planteaban, tena la costumbre de responder queno saba, que no poda juzgar sobre ello, oque me daba igual; slo poda dar una respuesta cuando saba de antemano que pudiera corresponderse con el canon salvador.Creo que en aquellos tiempos era un autntico pequeo Kant atemorizado, que siempre crey no poder actuar ms que en perfecto acuerdo con la ley general34.Es cierto que si el paciente de Calligarispuede ser considerado como un caso muypuro del sndrome como si, no terminade ocurrir lo mismo con Zom. ste, al lamentarse de su yo simulado presenta unesbozo de sentimientos de despersonalizacin que no son compatibles con el fenmeno delimitado por H. Deutsch en laacepcin estricta con que lo concibi. Tallimitacin es, de todos modos, criticable,como ella misma indic al afirmar en 1965no haber encontrado jams sino una solapersona del tipo como si en treinta aosde prctica. Por restringir demasiado el sndrome, lo hizo casi inobservable. Esta es,sin duda, una de las razones por las que sunotable hallazgo clnico sigui siendo pococonocido.Tal hallazgo merece, a mi entender, serrecolocado en un contexto ms amplio.

    \. ZORN. F., op. cit.. p. 43.

    Constituye un islote espectacular en unvasto campo: el de los modos de sostnimaginarios a los que el sujeto psicticopuede recurrir para compensar la carenciadel significante-amo. El funcionamientocomo si tiende a remediar la inconsistencia del significado, la carencia del fantasmafundamental y, en el terreno de las identificaciones, el defecto del rasgo unario. Mejorque reducirlo al tipo de H. Deutsch, pareceheurstico exponer la amplitud de los mecanismos como si en tanto que modos deestabilizacin frecuentemente utilizadospor el psictico. El mbito de tal clnica estan grande que no podra ser recorrido eneste artculo. Tratemos, sin embargo, de sealar alguna de sus fronteras, por un ladouna especie de ms all del como si, donde se encuentra un sntoma an ms espectacular: la impostura patolgica; por otro,una especie de ms ac, en la cual el comosi se hace discreto, en sujetos cuya inconsistencia o cuya peculiaridad es lo que principalmente se percibe. Ambos fenmenostienen distinta importancia clnica: la frecuencia del segundo no tiene parangn conla escasez de aparicin del primero.Helene Deutsch y Phyllis Greenacre, aquienes debemos hermosos estudios psicoanalticos sobre los impostores, realizadosen los aos cincuenta, percibieron ambasnumerosas semejanzas entre estos sujetos ylas personalidades como si. El punto encomn reside en la llamativa plasticidad delas identificaciones. Un ejemplo fascinantecomunicado por H. Deutsch es el de Ferdinand Damara. Tras escaparse de su casa sehizo pasar sucesivamente por profesor depsicologa, monje, soldado, marino, ciudadano en funciones de jefe de polica bajojuramento de lealtad al gobierno, psiquiatray cirujano, empleando siempre los nombresde otras personas. Con habilidad y arte casi increbles, obtena cada vez un certifica

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    do de experto y haca uso de un saber aprendido ad hoc, con tanta brillantez que era capaz de perpetrar sus supercheras con xitocompleto. Siempre accidentalmente, jams porque cometiese errores, llegaba a serdescubierto como impostor35. Greenacrerefiere una observacin personal menos espectacular pero mucho ms frecuente, porlo que se ve. Se trataba de un paciente queen numerosas ocasiones haba usurpado laidentidad de un mdico. Daba citas y atenda enfermos en el hospital, sin otra cualificacin que la recibida como enfermero durante la Segunda Guerra Mundial. Como,con gran perspicacia, haba entonces presenciado numerosos procesos e intervenciones quirrgicas que era capaz de repetir deforma completamente aceptable, estababien visto por los competentes colegas conquienes trabajaba. Sin embargo, fracas porno tomar precauciones ante aquellos quepodran descubrirle, precauciones que cualquier timador astuto o cualquier buen conspirador seguramente habran tomado. Durante el periodo activo de la impostura estaba despreocupado, plcido, feliz. ApuntaGreenacre que las contradictorias aptitudesde los impostores les hacen a veces desconcertantes: dan la sensacin de combinar habilidad y fuerza persuasiva con locura enestado puro yestupidez36.El artculo de H. Deutsch se centra sobreun paciente llamado Jimmy que tuvo enpsicoterapia de apoyo durante ocho aos.ste no era un impostor extravagante y susdiversas identidades posean un soportefrgil: bast el proyecto de adquirir una

    1< DEuTscH, H., L'imposteur: contribution lapsychologie du moi d'un type de psychopathe,[19551, en La psychanalyse des nvroses, Pars, Payot,1963, p. 278.

    ' GREENACRE, P., The impostor [1958], enEmotionnal growth. lntemational University Press.Traduccin francesa, en L'identification, Tchou, 1978.

    granja para hacer de l un miembro de laburguesa rural, la fundacin de una tertulia literaria le promovi a gran escritor,gast importantes cantidades para tratar deconvertirse en productor cinematogrfico, realiz pequeos inventos para encargarse tarjetas de visita con el calificativo deinventor, etc, De hecho, su pretensinde ser un genio era tan persuasiva que muchas personas se dejaban enredar duranteun tiempo.Las identidades usurpadas por los impostores poseen en comn el estar al servicio de una valoracin narcisista rpida, quenecesite pocos esfuerzos y promueva un yoideal exaltado, paliativo de la carencia deideal del yo. La proximidad de estos fenmenos con la psicosis es percibida por H.Deutsch en el caso Jimmy, ya que seala lacarencia de la libido objetal y la presencia

    de ideas paranoides que la llevan a contemplar la hiptesis de una esquizofreniaincipiente. Por aadidura, Greenacre noslo observa en los impostores una propensin al doble sentido y otros juegos de palabras, sino tambin rasgos paranoides, tales como la fantasa de omnipotencia y lareivindicacin de recobrar la posicinque legtimamente les corresponde. Estaautora considera con perspicacia que laimpostura patolgica tiene dos funciones:llevar a cabo el asesinato del padre y procurar un sentimiento temporal de coronamiento de la identidad. Aprecia un desequilibrio grave de la relacin edpica quepivota sobre el fantasma de haber vencidoal Padre, de suerte que toda posibilidadde identificacin con l estara vedada. Elsujeto, escribe Greenacre, se imagina entonces poder impunemente reemplazar asu padre (las cursivas son mas). A nadiese le escapa que casi no se podra evocarmejor la forcIusin del Nombre-deI-Padre

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    que utilizando frmulas tomadas del mitoedpico. A mayor abundamiento, cuandoobserva la intensidad del vnculo con lamadre subraya una de las consecuenciasmayores de esta forclusin, la reduccin dela relacin con el otro a pura relacin dual,llegando hasta a hacer mencin de unaincorporacin psicolgica del sujeto a ella.La proximidad entre la impostura patolgica y el funcionamiento como si aparece claramente cuando constatamos conGreenacre que la primera participa en la lucha por sostener una identidad precaria.Es absolutamente necesario que el impostor-tipo tenga espectadores. Gracias a ellospuede hacerse una idea positiva, real, de smismo; su valor adquiere tanta importanciaque el sujeto es incapaz de reafirmarse deotra manera. El hecho de que los impostores tengan a menudo una cierta notoriedadsocial se explica por este fenmeno de bsqueda de un auditorio en el cual el (falso)Yo se refleje. Para el impostor, el xito dela superchera tiene tendencia a reforzar ala vez la realidad y la identidad37. El apoyoen una imagen del otro que refleje la del sujeto resulta tan necesario al impostor comoal funcionamiento como si. No obstante,en el primer caso el otro es pasivo, slo esconvocado para confirmar un yo ideal exaltado, mientras en el segundo la dinmicaparece venir del otro, a partir de cuyosideales se orienta el sujeto. En este ltimocaso el proceso es ms complejo: hay unatentativa de abrirse un acceso en el campode las imgenes hacia la instancia simblica del ideal del yo. El sujeto como si semuestra frecuentemente apto para hacer esfuerzos de adaptacin a la imagen ideal sobre la que se orienta. Ningn parecido conel impostor que, como Jimmy, era incapaz

    n GREENACRE. P.. op. cit .. p. 274.

    COLABORACIONES

    de un esfuerzo orientado a un fin porqueera incapaz de retrasar el momento de alcanzar el fin esperado.Teniendo en cuenta esta clnica, la indicacin que Lacan dio en 1956, segn lacual el sujeto psictico puede afianzarsesobre una identificacin mediante la cualha asumido el deseo de la madre, parecemenos aplicable a la historia personal que ala estructura. En la problemtica de la poca, el deseo de la madre se refera al falo. Elimpostor muestra claramente que se tratade una imagen flica nunca separada, unaimagen de completud que en absoluto hasido marcada por la castracin. Cuando esta imagen no sea respaldada por otro surgirn entonces las circunstancias favorablesal desencadenamiento de la psicosis.Los sndromes espectaculares del impostor patolgico y del funcionamientocomo si tienen el mrito de servimos para aislar los determinantes esenciales de losmodos imaginarios de compensacin de lospsicticos. Sin embargo, los ms frecuentesson tambin ms discretos.

    Lo que llama la atencin en las primerasentrevistas con Arielle es su elegancia. Estajoven dedica un cuidado extremo a su apariencia. Jams ha presentado ningn sntoma psictico manifiesto. Segn sus conocidos, ejerce su trabajo y sus funciones demadre y ama de casa de forma satisfactoria.Para los dems parece adaptada y feliz, pero para ella nada tiene sentido. Cada momento est bien, dice, sin embargo el conjunto del da no lo est: el uno ms uno nose realiza. No dispone de un significanteamo a partir del cual sustentar el cierre delsignificado. Tambin est obligada a volverse hacia los dems para orientar su existencia. Que la gente se interese por m,manifiesta, me estimula un poco, pero tanpoco .... El cuidado de su imagen apenas

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    se enraza en un deseo de seducir: se tratams bien de enmascarar lo que ella deno-mina el montn de tripas. Segn eso,por qu est tan bien adaptada y por quno presenta el funcionamiento como si?Lo expresa con una frase lapidaria: no meatengo nunca a nada y sin embargo soymuy dependiente respecto a mi marido. Esparadjico. Y aade: no soporto que semetan con l: es como si cortasen una ramasobre la que estuviera sentada. Me alimen-to de sus pensamientos. Todo indica quela estabilidad de la relacin conyugal es loque le impide perderse a la deriva en identi-ficaciones imaginarias. El amor y el deseode su marido permiten a Arielle mantenerun velo flico puesto sobre su ser y contri-buyen a sustentar su capacidad de hacerserepresentar en el terreno del Otro. Por aa-didura, los ideales del marido orientan elcampo del significado e instauran lmites algoce del sujeto.

    Sin embargo, incluso en el seno de unarelacin conyugal aparentemente estable,no siempre se dan esas condiciones. El es-poso de Jaqueline no era tan capaz de ser-virle de apoyo. Mi marido tendra queayudarme, me dijo, tiene mucho poder so-bre m. Necesito de alguien para encontrar-me a m misma, sus palabras tienen muchopeso. Pero me saca de quicio. No me quie-re. Se daba cuenta de que desde haca msde diez aos l constitua su principal sos-tn en la vida, rebelndose contra esa situa-cin. Soy demasiado dependiente de l:no me respeta. Lejos de conferir a su ima-gen un valor agalmtico, el marido parecasiempre dirigir sus golpes contra lo ms n-timo de su ser. Cree que soy nula, me tratacomo a una cosa de su propiedad. De ahque su vida le pareciese incierta y fasti-diosa. A menudo pareca obsesiva, mas laimposibilidad de elegir que la aquejaba no

    era la del neurtico incapaz de decidirseentre varios objetos igualmente atractivos,ya que a ella ninguno de los objetos posi-bles la retena de verdad. Sus escasos pro-yectos, ostensiblemente, no eran realistas.Sus recriminaciones contra el marido casinunca obtenan resultados. Daba ms unaimpresin de inconsistencia que de rever-bero como si. Su nulidad estaba dema-siado presente para ella. Se suicid lanzn-dose desde lo alto de una torre.

    Lo mismo que puede conseguir la rela-cin amorosa, cuando las circunstanciasson favorables, tambin pueden hacerlogrupos sociales fuertemente estructuradosen torno a un ideal. La atraccin que ejer-cen las sectas sobre algunos sujetos cultiva-dos encuentra ah uno de sus motivos. Astambin se explica la seduccin que la vidamilitar o monacal tiene para los psicticos.De hecho, todo indica que muchos de ellos,gracias a identificaciones imaginarias esta-bles, llegan a encuadrar su existencia yconsiguen camuflar la psicosis manifiesta.Desde esta perspectiva, el funcionamientocomo si resulta revelarse no como el msejemplar de estos mecanismos de compen-sacin sino, ms bien, como una forma deextincin de los mismos.No hay motivo para instaurar lmites in-franqueables entre el como si y la des-personalizacin, segn la opinin de H.Deutsch, ni incluso para disociar el signodel espejo de estos ltimos fenmenos.Cuando ocurren en el psictico, convienems bien reunirlos en el seno del amplioconjunto de los trastornos de la identidadsuscitados por la carencia de identificacinprimordial al rasgo unario. Un caso deMinkowski muestra adems que puedencoexistir.

    Se trata de un joven de veintisis aos li-cenciado en una escuela superior. Durante

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    un ao presenta un estado de depresinmuy acusado asociado a severos sentimientos de despersonalizacin. No mesiento, manifiesta. No existo. Cuando mehablan tengo la sensacin de que hablan aun yo [...] Tengo, en mi propio sujeto, lasensacin de personalidad ausente. En resumen, paseo mi sombra. [...] El mdicole pregunta si haba salido la vspera. Responde: En realidad yo no he salido, es como si hubiese salido un tipo cualquiera y noyo [...] Me doy la impresin de ser un tipoque est sentado y que habla, pero que, endefinitiva, no es idntico a m. No me siento con derecho a emplear las expresionesYo y m; no se corresponden con nadaque tenga un sentido preciso para m38. Lasensacin de inconsistencia dada por algunos sujetos psicticos toma aqu una formaextrema. Es cierto que en este caso hay quesituar los sntomas en el ms all del desencadenamiento. Este joven no dispone deningn significante amo para lastrar el ideal del yo. No est en condiciones de pensarse como Uno. No est marcado por la divisin significante que le permitira hacer laprueba de su permanencia, ms all de todaimagen, en una especie de eclipse, de desaparicin, de no-identidad a cualquiera delos significantes. Casi no dispone ms quede algunas seales imaginarias a las que intenta abrochar su ser. Ahora bien, las buscapor mediacin de dos fenmenos ya encontrados. Primero presenta esbozos del signodel espejo. Necesito mirarme, confiesa encierto momento, para asegurarme de quesoy yo. Sin embargo, en ciertas circunstancias no se reconoce en el espejo: no reencuentro mi imagen, no recuerdo habermevisto en un espejo. Slo conserva la sensa

    lX MrNKOWSKY, E., Le temps vcu. tudes phnomenologiques et psychopatologiques [1933]. Blionne,Grard Monfort, 1988, pp. 304-306.

    COLABORACIONES

    cin de pasear su sombra. Manifiesta adems una forma pobre de funcionamientocomo si. Despus de cenar, refiere,cuando los dems se levantan de la mesa lessigo automticamente, arrastrado por susmovimientos. Soy el reflejo de los otros. Ensuma, vibro con la gente, reflejo sus vibraciones; son sus vibraciones lo que me hacevibrar a m, yo no puedo vibrar solo. [... ]En una conversacin, es mi interlocutorquien me hace hablar. Soy como un fantasma, pero un fantasma magntico, atradoautomticamente por los acontecimientosque se desarrollan afuera. Describe asuna especie de difraccin al infinito de loque hace las veces de ideal del yo: ni siquiera dispone de significados privilegiados para detener el flujo de las imgenes.Este sujeto psicotizado muestra con claridad que el signo del espejo y el funcionamiento como si, en este caso asociado ala despersonalizacin, constituyen tentativas para remediar la carencia del rasgo unario, pero que debemos situar del lado de losmodos de compensacin menos rematados.Ciertamente, he dado aqu una extensinmuy amplia al como si, a primera vistapoco compatible con la ms restringida deH. Deutsch, quien afirm en 1965 la extrema infrecuencia de la personalidad comosi pese a haber observado diez aos antestodo lo contrario: El mundo est pobladode personalidades como si y ms an deimpostores y simuladores. Desde que meintereso por el impostor, ste me persiguepor todas partes. Lo encuentro entre misamigos y conocidos tan fcilmente como enm misma39. Si Deutsch oscila as entre dosposiciones, ambas, por otra parte, justificadas, significa que distingue, cuando extiende el concepto, que mediante l describe el

    \

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    proceso de las identificaciones imaginarias,perceptible en efecto en la estructura de pielde cebolla del yo de cualquiera; por el contrario, cuando limita enrgicamente la acepcin objetiva un cuadro clnico, realmentede escassima aparicin en estado puro, pero ejemplar para aprehender ciertos modosde estabilizacin del psictico.Existe un grado entre los mecanismosque intentan remediar la carencia del rasgounario. El ms pobre es la autoscopia delsigno del espejo. El ms alto dota de consistencia a un yo ideal de nuevo en condiciones de orientarse sobre algo que ocupeel lugar del ideal del yo. Es cierto que lossignificantes de este ltimo no estn articulados por el significante-amo al sujeto psictico, de ah su posible variabilidad, peroste puede encontrrselos trados por laimagen ideal de un semejante.

    Cuando la marca del rasgo no ha sidoinscrita sobre el ser de goce, cuando la funcin copulatoria del significante flico esinoperante, la fijacin del ser no est asegurada, de forma que para asentar su identidad slo dispone de mscaras lbiles. El sujeto experimenta la sensacin de falta deconexin estable y slida respecto a ellas.Esto origina frecuentemente un sentimientode inconsistencia ligado a la debilidad delas identificaciones.La clnica de la carencia de identificacin primaria al rasgo unario muestra en elsigno del espejo una de sus formas extremas. La insistencia en la autoscopia debesin duda relacionarse con el carcter enigmtico adquirido en ese momento por unaimagen que est vacindose de significado.sta se vuelve extraa y el sujeto sufre alreconocerla como propia. Al perder todoatractivo flico, la imagen deja percibir todo el horror que enmascaraba. En este momento puede producirse la muerte del suje

    too Para llenar el hueco producido, a vecessurgen significados delirantes. El signo delespejo se sita en los lmites de la estructura psictica no desencadenada. Indica msa menudo una carencia de identificacionesimaginarias que un intento de sostener susignificado flico.En la impostura patolgica el sujeto searticula con un yo ideal narcisista que noconlleva ninguna huella de negativizacinflica. No se orienta en absoluto sobre lossignificados del Otro: la funcin del idealdel yo es completamente inoperante. Losotros slo son convocados para vigorizar laimagen ideal. La mscara est demasiadomal afianzada como para que la imposturapueda durar: la regla es que el sujeto actede forma que sea descubierta y se revele sucaducidad.El funcionamiento como si atestiguaun funcionamiento ms elaborado. Apoyndose en los ideales de un semejante, el sujeto mantiene una abertura a la dimensin delOtro, lo que le da acceso a un sustitutivo delideal del yo. Por eso, al contrario que el impostor, el sujeto como si a veces llega aimponerse esfuerzos y aceptar sujeciones.En funcin del modelo identificatorio adoptado, con igual facilidad ser ciudadano honorable o delincuente. A veces lo uno y lootro, segn las circunstancias. Este funcionamiento, raro en forma pura, puede degenerar a fantasma magntico; pero tambin puede superarse a s mismo gracias auna identificacin que llegue mejor queotras a compensar la funcin paterna. Parece que una de las condiciones principalespara esto reside en el carcter exigente dequien encame lo que ponga lmites al gocedel sujeto. El respeto a estos lmites sostieneal yo ideal en su funcin de mscara puestasobre el horror del ser de goce. Se comprende as que el encuentro con un amo sea muy

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    conveniente para detener el funcionamientocomo si; mientras que la mansedumbrede la esposa del paciente de Calligaris, al tolerar la relacin de su marido con su madre,sin duda precipit la evolucin posterior.Para que una identificacin imaginariallegue a estabilizar de forma duradera a unsujeto psictico es necesario que se cumplan algunas condiciones. Precisarlas necesitara estudios complementarios. Parecesin embargo que tales identificaciones sonportadoras de ideal, de forma que limitan ylocalizan el goce. Adems, la regla es queun sentimiento de amor o admiracin sea elinicio del vnculo que une a estos sujetos asu objeto de identificacin prevalente. Poreso es indudable que los mecanismos imaginarios que dominan la sintomatologa nofuncionan de forma autnoma: estn articulados a la economa del goce. En las formasms elaboradas de estos procesos de estabilizacin, parece que las identificacionesimaginarias se articulan al sntoma. Restauran un anudamiento de la estructura delsujeto? No es sta la hiptesis de Lacancuando estudia la posibilidad de que a lastres paranoicas podra ser anudado a ttulode sntoma un cuarto trmino que se situara como personalidad, distinta respecto alas tres personalidades precedentes y al sntoma de stas40? Esta ltima personalidadno sera en s misma necesariamente paranoica, mientras que la cadena podra com-

    LACAN, J., Le sinthome. Sminaire du 16 dcembre 1975, Ornicar?, 1976,7, p. 7.

    COLABORACIONES

    portar un nmero indefinido de nudos atres. Esta coyuntura podra buscarse en elseno de aquellas comunidades que se prestan ms que otras a proporcionar slidasidentificaciones a sujetos de estructura psictica: sectas, grupos religiosos, militares opolticos. Parece que las identificacionesimaginarias del psictico sean tanto msestables cuanto ms estrecha sea su conexin con el sntoma. Por lo dems, cuandoste se elabora a modo de suplencia conlleva en su actividad la edificacin de identificaciones imaginarias: la escritura de Joycey su ego de artista son indisociables.A la espera de estudios ms profundos,la cura de sujetos de estructura psictica nodesencadenada plantea problemas a menudo poco percibidos. Aumentan ms ancuando se les alinea en el cajn de sastre deestados-lmite, de esquizofrenia latente ode depresin. Estas categoras sindrmicasno permiten establecer una apropiada direccin de la cura. Estn generalmente asociadas a actitudes teraputicas multiuso quedesconocen que el lugar del analista en latransferencia est determinado por la estructura del sujeto. Obturan adems laemergencia de preguntas acerca de la psicosis no desencadenable. Existen las suplencias que conferiran a la estructura psictica esta propiedad?, de forma permanente o temporal? Y, en todo caso, cmocontribuir a que eso ocurra?

    (Traduccin: Ramn Esteban Amiz)

    * Jean-Claude Maleval. Psicoanalista. Profesor de Psicopatologa de la Universidad de Rennes n.Correspondencia: Prof. J.-e. Maleval. Laboratoire de Cliniques Psychologiques, UniversitRennes 2, Haute-Bretagne, 6 avenue Gaston Berger - 35043 Rennes Cdex.

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