Magma de un circo

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MAGMA DE UN CIRCO Darío Di Gregorio

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Magma de un circo es un grito mudo, una guerra de palabras, su interior se agita como un volcán activo. Allí, Darío viste su mameluco de llama y escribe una lluvia de palabras-fuego. Ellas nacen en las profundidades de la corteza terrestre. Si las lees te queman, se enfrían y se solidifican en el tiempo. Cada página es un nuevo acto, un mapa de riesgo para entretenimiento del público. Darío habla en silencio, dialoga con las flores, se mezcla con su reflejo, envuelve el magma. En él conviven el amor y la anarquía. Porque Dari mira al cielo y sabe que no puede ser mejor que las preguntas.

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MAGMA DE UN CIRCO

Darío Di Gregorio

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Darío Di Gregorio

MAGMA DE UN CIRCO

milena caserola

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Darío Di Gregorio Magma de un circo; 2ªed. – Milena Caserola, Buenos Aires, 2015 40 p. 11x17cm. Contacto con el autor: Facebook: Darío Di Gregorio www.facebook.com/dario.digregorio.52 Arte de tapa: Luciano Varela Dirección editorial: Matías Reck Edición y texto de contratapa: Nahuel Ortega

Todos los izquierdos están reservados, sino remítanse a la lista de

libros censurados en las distintas dictaduras y democracias. Por lo que privar a alguien de quemar un libro a la luz de una

fotocopiadora, es promover la desaparición de lectores.

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Magma

Masa de rocas fundidas de la zona más profunda de la corteza terrestre, que se origina debido a la

presión y las altas temperaturas y que se solidifica por enfriamiento.

Circo

Grupo ambulante de artistas y animales que ejecutan un espectáculo de habilidad y riesgo

para entretenimiento del público.

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A mi madre, a las letras y a Nahuel Ortega

por su mano.

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Los amantes Por la noche se acuestan sobre un paraguas, su hermana lee un libro rojo, él ojea el mercurio, ella la miel. Lleva un cortaplumas sin filo, y una hoja de piedra. Ya no tiene cuerpo ni tinta ni alas. Ensaya cantos y gruñidos, imagina la tarde, es el alba. Las magnolias florecen eres tú otra vez. Y es que ya no tienes tiempo. La lengua de plástico, de paja, de fuego, de microscópico entendimiento. De amantes tienen solo el sentido de la palabra amantes, y se muestran los coloquios para sopesar el amor que no se agarra.

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Siempre elijen la arena para que no se los coman los cangrejos, y porque tienen un aire de belleza es que ya no tienen cuerpo ni tintas ni suelo. La sombra de febrero los llueve a mares suspirando su aura de ansia cristalina. Espero seco de risa, como un espejo harto de tiza. Danzo en el tiempo, extraño el barro. Soy Perseo, vos medusa. Y es que todos reclamamos signos para vivir zapateando un polvo. Si al menos tuvieras un cuerpo, tinta o alas olvidarías tu sueño. Nazco, nazco, muero de frío, de asco, de impreciso, de precoz. Caliente como el detergente que podrías usar como enjuague. ¿Ves cómo desde la olla el arroz juega a estar en tu panza?

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¿Y esos estúpidos que no saben que a los gatos sólo se los acaricia con locura? La niña y el libro se vuelven dentro de la cabeza de él, cuando termina de leer vuelve el silencio.

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Ejercicio con espejo Mi reflejo no me habla, mi reflejo no baila, me mira, me hace señas. Infla un globo azul con un nombre que no puedo pronunciar, lo deja ir. Muere de risa, se agarra la panza. Mi reflejo llora y está durmiendo, quiero que baile y se queda sentado, con su cara en las rodillas, mirándome suspira. Me cambio de camisa, él se desnuda. Mi reflejo grita, yo me asusto. Mi cuarto no tiene paredes, tiene sólo espejos, hay música y algunos cuentos.

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Mi reflejo golpea el cristal, una vez y dos veces más, y yo digo: ¿Sí?¿Soy yo? Entonces abro la mano y la apoyo sobre el vidrio, él apoya la suya en un espejo que hay tras de sí, y siento su mano en mi hombro.

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La memoria de las flores Dicen que la tierra existe, que es buena y fértil. Que beben de sus arterias y que han visto su centro, allí en lo profundo, donde no hay luz y se fecunda el magma. Se lo han dicho a otras plantas, y han cortado el aire con sus relatos mientras los puentes de azúcar jamás se derriten y la misma tierra no se llora para escucharlas. ¿Y de qué hablan? De lo invisible, de los trasfondos. Todos sentados a su alrededor las oímos explicar los ciclos del bien, lo vivo y lo inútil, aunque en el fondo sepamos, que las flores no tienen memoria.

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Blues Si ese motor se quemase y se resquebrajara. ¿Qué pasaría si dejara de hablarte ese sueño y te sintieras oscuro como el ladrido de un perro pensando que es a mí a quien induzco a ser ejemplo de los llamados males? Mar de risas, un libro, una tiniebla, la lisérgica. Ramos de flores naranjas decoran el suelo de una mesa sin forma trastornada ya de tanto servir a esos reyes. Ese mármol rayado, con el que ya nadie quiere vivir, porque no va con nosotros.

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Lo antiestético, el nombre verdad, y es cierto que pensamos que está en la cabeza de los seres, la vida de un hombre en su espalda, en el cuello. Porque toda tensión es un lujo para nosotros. Una muñeca va al cielo y vuelve vestida de luna. Infamias, infames pistas. ¿Qué hallarías en el ocio? ¿Qué hallarías en los ojos de un oso? Quizá en un camello hallarías una escoba, un ventilador, una aspiradora, una cerca radioactiva que puede coartar la libertad. Báñate en sus jorobas y en su modorra, házlo hoy pájaro de insignificantes hambres. Somos nidos de estiércol flotando en el sonido, somos todos mutantes, indios que murieron hace doscientos años.

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Este es nuestro mameluco de llama y se llama discurso. Lo comparto lo luzco y lo comercio, otra vez tú, hacia lo indeterminable.

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Taza de mortalidad El tiempo nos lleva como a las olas, el tiempo es el mar de la mente, y si no es el inconsciente el que mira desde una esquina. ¿Quién vierte agua desde lo oscuro en la noche?

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Sobre un tren Y cuando comienza a jugar con las constelaciones es porque adivinó el porqué de todas las cosas perdidas. Son como vagones de voces que la trauman. Por eso el tren nos atraviesa como un pájaro que nos viaja en coma, y sin los pensamientos volados. Por las viejas cajas de botones de una cama que abriga al sueño y no duerme. En el perro que Dios nos dejó en la calle para llegar a vos. Publíquese una revista que podamos llevar a la cafetería, así se es un alguien y no un nadie por estos lados del globo. Rebeldes anhelos, sangrantes e indiferentes, caen maduros del árbol del verdugo. Y se parten los dientes contra el asfalto caliente.

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La calle se colapsa y se sube a mis ojos. Me pregunto ¿Hay lugar para mis incisivos? ¿Un lugar en el cemento para mis colmillos? ¿Y si fuera un elefante, habría lugar para mi memoria?

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Los martillazos Lo que se está por hacer en algún lugar se llora. Sus manos son mariposas, danzantes burbujas que la música evapora. Como a las palabras, antes de llegar a las cosas. Me voy quedando mudo, miento, hablo. Las ninfas que me inspiran mienten, exhalan hálitos de tiempo. Los martillos que anuncian las horas también lo hacen, son las calabazas que el mantel de las verduras jamás cortará. Los martillos que anuncian las horas se vuelven clepsidras y me vuelven al pasado. Donde el niño visita el santuario y la muerte viste de sirvienta. Rojo vive, rojo muere.

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Entre plegarias abandonadas al alba, descubren la cara del niño que no hace sino nada, quizá alguna señal para los allí presentes recuerdos. Las calles se suben a mis ojos recreando la ciudad, alguien te ama, vos no sos vos, sos un dragón. El aire desciende por mi garganta cual si fuera un abismo, como si quisiera entrar para nunca irse. He introducido otro abismo igual. Dentro mío. Modelo un poco de humo, modelo amor en blanco. Muro de células vivas, algunas celdas. Alguien, no sé quién, anhela la detención de la rueda de los saberes, del placer y del mundo.

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Me pregunto ¿No es la soledad el invento de algún solitario? ¿No son estos sus ojos? ¿Es Dios quién me habla? ¿O son los martillazos?

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Magma de un circo Campera de azufre roída por el alma diurna. El príncipe escarlata celebra la película que el viento filma a la sombra del mundo. En mi mente transparencias, metáforas de fuerza y otros elementos. Cualesquiera que estos sean, sólo ante contradicción pulse el rojo. Espero que esta fiesta se salga con la suya.

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Muy cerca Te veo envuelta en luna transparente, metamorfosis sin final, forma desnuda. Sin dientes y sin ganas de comer, sin necesidad ni deseos de principio. Collar de mañanas que te beben y empapelan, con una mirada dentro de la boca. Me aíslo hasta el sueño, solo por los caminos que conozco, y tú me sigues, porque ya estuviste allí. Allí está tu barco de pensamientos también, tu sombrero y los nombres que ya no usás. Esta es la noche de las bengalas. La mente poseída por Morfeo, sus líquidos incendiarios, líquenes y obsidianas. Bienaventurados ellos, los que nos encuentran, soplando botellas por amor al aire, o rompiendo nuestras cadenas para esnifarnos el polvo de acero.

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El faro Si pudieras ir al fin del mundo, entonces, verías el fin de sus relatos. O te cambiarías de margen, como te cruzás de vereda. Los ídolos que nos dejan en el temporal, olvidaron por un segundo el hilo de sus tormentos. Hay cosas que nos son dadas, ellas son las que subsisten. Para que por una eternidad, por fin desaparezcan, esas mismas cosas que son un fin ante las cuales asientes.

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La suerte En noche sin escamas revivo el día y su luz. Escribo sobre un pez que rima con el agua y está cansado de nadar, ciego junto a las distintas formas de ver. Los deseos son como las alas, otras alarmas del cuerpo. Escribo frente a la estatua, me deja en paz, quieto. Existo, aparezco, otros me ven, suficiente. Perduro en la acción que nunca me lleva más allá de la acción, leo el poema y lo voy viviendo. El tacto transfigura todas las imágenes, a mí alrededor todo es tacto. Mi cara es todas las caras y sabe leer y escribir, sin embargo no sabe quién es, ni como se ve.

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Los ojos me arden, tampoco sé cómo lamermelos. Estoy en penitencia por expresarme siempre en pasado. Vivo en la tierra pero este ensueño pasajero moja mis rodillas y me despierta. La noche es mi amante porque se curte a mis sueños, mis neuronas están locas, quieren enseñarme el amor. Esto es la oscuridad, simplemente cambiar de ángulo. Soy amable con todos, me río de los que no están.

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Puerta a la incomunicación Debo detenerme escribe un cuaderno. También detén los cuadernos de los otros, escribe mi cuaderno en sí mismo. Detén las fábricas de cuadernos, detén los sueños, los del búho y de las jirafas. Detén los sueños de todo lo que sea rayado, y por ende sea anormal. No olvides que tú sólo intuyes que el futuro es una piedra cortante, que reflexiona acerca de su condición de piedra mientras se lastima, o se ríe. No olvides que exagero. ¿Dónde estabas cuando se creó el tiempo? Sentado, inquieto en el medio de un inmenso desorden, preguntándote por este día que estás viendo pasar como a un mapa.

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A una ciruja La ciruja siempre bebe de la misma copa, la que está llena de sus cabellos y viene de su nada. La que engendra su belleza y obsequia flores que adoro. Profana de las sombras, la luz que envuelve es adicta al parpadeo. Por eso permanece lejos de los objetos de vidrio, porque la marean. Y porque está cansada de ensuciarse con su misma transparencia. Sus ojos siempre serán huevos en donde aún hay pájaros que quieren nacer como inmortales flores.

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Dos días jueves que toman sol debajo de una palmera madura como el aburrimiento. Vendiéndote la muerte, pero la que viene en una jaula. Con espejos y fotografías de candados, con llaves y hasta perfume. Me calla el viento y me muerde la boca. Si estuviera esposado a una reja, para ser feliz miraría el cielo.

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Debajo de mi nombre noctámbulo Lloro debajo de mi nombre. Sobre el nombre o los nombres de algún Dios que veo detrás de los ojos domar las lágrimas, sedientas de nuevos rostros. Anhelo un nombre que el silencio, esa llama no incinere, que no pueda olvidarse, que nuevamente sea borrado. Eso sí, jamás lloro, ni bebo los rejuntes, las gotas que hidratan mi máscara. Cuando escucho mi nombre contesto, con otras expresiones de ella la persona. Lloro debajo de mi nombre porque al igual que este, el resto de los rótulos están por encima de mi corona de cabellos.

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Aquí debajo los observo a la vez que me esfuerzo por hacerme amigo. Lloro cuando no puedes contentarme nombre mío, o cuando el contento se da llorando, explicando cómo me das y me quitas el nombre, del que no puedo hallar nuevos sentidos, imaginaciones de este debajo que soy yo. Lloro debajo de mi nombre para que mi esencia, la cual no debe tener paredes lingüísticas, no se seque luz a luz con el llanto de los astros que me gastan la letra.

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Lo que enseñas Lo que amamos de vos es lo que inventás para no desperdiciar el amor que tienes. Mundo que construyes a fuerza de debilidades, futuro, ficción, libertad. Negación esperada o desesperada de una forma, actitud impía, beso. En universo dialógico o escatológico, los cuerpos se deslizan por los úteros, cual si fueran toboganes del tiempo. Desembocando en aquí y ahora, boca del comienzo de ningún fin. Más que un deseo, artista del deseo. Deseo que impulsa la acción, motivo de discurso o abrazo. Lo que amamos de vos es la eternidad que inventás, para no desperdiciar el amor que tienes.

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Niño vuelto cráneo Invierno, manteca de cacao en los labios, sabor del chocolate caliente. Del silencio que te besa al tiempo que soy boca, cuando no estoy besando, mientras me voy perdiendo. Adelantando a la forma, al lenguaje. Serpiente, tú que subes por los torsos desnudos, y llevas tesoros que das en tus colmillos, que abres la boca perpetuando la caza. Fiera venenosa suelta a lo obscuro, con cada uno de tus actos, nuestra más íntima ley promueves. ¿A qué sabe la crítica? Bifurcación, eso eres, camino hecho ceniza, mirada, pueblo.

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Carnaval celeste, de cargas, de intelecto. Esclavo del propio mundo, pero libre del propio entierro. Aún sin alas vuelo a mi destino. Acariciando sí, lo sagrado, que es abanico de número, de piel. Quehacer de un presente estigio. Éxtasis, frasco, inmediatez. Fantasma de un niño. Niño vuelto cráneo. Cristal de paisajes enrramados. Mi mejor tarde.

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Índice

Los amantes /9

Ejercicio con espejo /12

La memoria de las flores /14

Blues /15

Taza de mortalidad /18

Sobre un tren /19

Los martillazos /21

Magma de un circo /24

Muy cerca /27

El faro /28

La suerte /29

-Puerta a la incomunicación- /31

A una ciruja /32

Debajo de mi nombre noctámbulo /34

Lo que enseñas /36

Niño vuelto cráneo /37

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Si el interior existe siempre irá por fuera de nosotros

siempre habrá quien le cante también quien sólo coma de él.

Este libro se terminó de imprimir en Buenos Aires, mayo de 2015.

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Magma de un circo es ungrito mudo, una guerra depalabras, su interior seagita como un volcánactivo. Allí, Darío viste sumameluco de llama yescribe una lluvia depalabras-fuego. Ellasnacen en las profun-didades de la cortezaterrestre. Si las lees tequeman, se enfrían y sesolidifican en el tiempo.

Cada página es un nuevoacto, un mapa de riesgopara entretenimiento delpúblico. Dario habla ensilencio, dialoga con lasflores, se mezcla con sure f l e jo , envue lve e lmagma.

En él conviven el amor yla anarquía. Porque Darimira al cielo y sabe que nopuede ser mejor que laspreguntas.

milena caserola