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DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO 28 Mensajero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. Muchas gracias por vuestra amable atención, amables amigos y hermanos presentes, y pasen todos muy buenas noches. “EL MENSAJE QUE VIENE DEL CIELO”. EL MENSAJE QUE VIENE DEL CIELO Lunes, 8 de marzo de 1999 (Segunda actividad) Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina

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Dr. William Soto Santiago28

Mensajero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. Muchas gracias por vuestra amable atención, amables amigos y hermanos presentes, y pasen todos muy buenas noches. “EL MENSAJE QUE VIENE DEL CIELO”.

EL MENSAJEQUE VIENEDEL CIELO

Lunes, 8 de marzo de 1999(Segunda actividad)

Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina

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NOTA AL LECTOR

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estaría hablando por medio del mensajero de cada edad: estaría colocando Su Palabra en el corazón y en la boca de ese mensajero; y por medio de ese mensajero estaría hablándole a Sus ovejas, y las estaría llamando y colocando en Su Redil; y el Redil es la Iglesia del Señor Jesucristo; y las ovejas son los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Ahora vean cómo, de etapa en etapa, Cristo estaría llamando y juntando a todas Sus ovejas, porque le conviene traerlas al Redil; y habla por medio de Sus mensajeros; y en este tiempo final estará hablando por medio de Su Ángel Mensajero. De etapa en etapa hemos tenido el Mensaje que viene del Cielo por medio del mensajero enviado del Cielo; y para este tiempo, Jesús identifica al Enviado del Cielo: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Nadie podrá comprender estas cosas, excepto aquellos que estarán escuchando la Voz de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero; por eso lo envía a Su Iglesia. Y es la primera ocasión que envía a Su Iglesia un profeta dispensacional, con el Mensaje que viene del Cielo, para todos los hijos e hijas de Dios que viven en este tiempo final. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “EL MENSAJE QUE VIENE DEL CIELO”, el Mensaje que viene del Cielo para este tiempo final. Que las bendiciones de Cristo nuestro Salvador sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y nos abra el entendimiento y el corazón para entender el Mensaje que viene del Cielo, de parte de Jesucristo a través de Su Ángel

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es el Mensaje del Evangelio del Reino; y con ese Mensaje son llamados y juntados todos los escogidos de Dios, y son enseñados de Dios en este tiempo final: enseñados de Dios en todas estas cosas que deben suceder pronto. Y así es como viene el Mensaje del Cielo para todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida, para todas las ovejas de Dios; y el que es de Dios, la Voz de Dios oye en el tiempo que le toca vivir: “Mis ovejas oyen mi Voz, y me siguen”, dice nuestro amado Señor Jesucristo. Y donde Él esté y a través de quién Él esté hablando, las ovejas de Dios, de Cristo, lo escucharán. Él dice también… Él dice: “Yo soy el buen pastor…”, vamos a ver (ya para terminar), porque no solamente es importante saber que hay un Mensaje que viene del Cielo, sino que es importante saber que hay personas en la Tierra que estarán escuchando ese Mensaje. San Juan, capítulo 10, verso 14 al 16, dice: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del redil hebreo, sino que son de los gentiles); aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”. ¿Y cómo van a escuchar la Voz de Cristo, si Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo, y se ha sentado en la diestra de Dios, a la diestra de Dios en el Cielo, haciendo intercesión como Sumo Sacerdote? Es que Cristo en Espíritu Santo estaría de etapa en etapa en el mensajero de cada etapa, de cada edad, y

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Dr. William Soto SantiagoLunes, 8 de marzo de 1999

Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina

Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio grande estar

con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios, que es la Palabra más importante para todo ser humano. No hay otra Palabra más importante que la de Dios. “Los Cielos y la Tierra pasarán, mas mi Palabra no pasará”1, dice el Señor. Quiero leer en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, donde nos dice: “Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”. Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.1 San Mateo 24:35, San Marcos 13:31, San Lucas 21:33

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Nuestro tema para esta ocasión es: “EL MENSAJE QUE VIENE DEL CIELO”. En este pasaje Juan dice que vio una puerta abierta en el Cielo, y dice: “… y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”. Esta voz como de trompeta (o sea, no es una trompeta literal, sino una voz como de trompeta: la voz de una persona), vamos a ver la voz de quién es, esta voz como de trompeta. Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, dice Juan el apóstol: “Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”. ¿Quién es el Alfa y Omega? Nuestro amado Salvador Jesucristo. Y aquí Su Voz es como Gran Voz de Trompeta; Su Voz como Gran Voz de Trompeta en el Día del Señor, al cual fue transportado el apóstol San Juan, fue transportado en el espíritu. Esta voz como de trompeta, siendo la Voz de Cristo, es una Voz celestial: que trae un Mensaje del Cielo para todos los creyentes en nuestro amado Señor Jesucristo. ¿Y qué Mensaje trae, y qué cosas estará dando a conocer con ese Mensaje del Cielo? ¿Y quién, y a través de quién estará Cristo manifestado en el Día del Señor, en el Día Postrero (que es el séptimo milenio), hablándonos con esa Gran Voz de Trompeta, esa Voz celestial con un Mensaje celestial? Vamos a ver en quién y a través de quién nos estará hablando Cristo con esa Gran Voz de Trompeta, y qué

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sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos…”. Es —la Gran Voz de Trompeta— el Mensaje que viene del Cielo para la Iglesia de Jesucristo por medio de la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final. Ahora, hemos visto el misterio de: “EL MENSAJE QUE VIENE DEL CIELO”; y el que es de Dios, la Voz de Dios oye en el tiempo que le toca vivir. Y ahora nos ha tocado vivir a nosotros en este tiempo final, ¿para qué? Para escuchar el Mensaje que viene del Cielo, para escuchar la Voz de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final. Para eso es que Dios nos ha enviado a vivir en este planeta Tierra: para escuchar EL MENSAJE QUE VIENE DEL CIELO, para escuchar la Voz de Cristo, esa Gran Voz de Trompeta, esa Trompeta Final, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final, en el Día Postrero. Hemos visto claramente EL MENSAJE QUE VIENE DEL CIELO, y hemos visto que es el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, el Mensaje del Evangelio del Reino, para este tiempo final; el Mensaje con el cual son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Y viene por medio del Espíritu Santo a través de un hombre, de un profeta, del cual Cristo dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Ese es un profeta dispensacional, el profeta de la séptima dispensación, con el Mensaje séptimo dispensacional, que

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De los tres días postreros, el séptimo milenio es el tercero, o sea, de Cristo hacia acá el séptimo milenio es el Día Postrero delante de Dios; y de Adán hacia acá el séptimo milenio es el Día Postrero delante de Dios. Ahora, vean lo sencillo que es todo en la Biblia, ¿pero cuántos lo habían entendido?, ¿cuántos habían entendido lo que eran los días postreros? No lo habían entendido, pero ahora sí lo entendemos; y podemos ver que no se habían equivocado los apóstoles San Pedro y San Pablo al decir que aquellos eran los días postreros; porque ya habían comenzado los días postreros delante de Dios, que para los seres humanos son los milenios postreros, los cuales comenzaron con el quinto milenio. Y el séptimo milenio es el Día Postrero delante de Dios, en donde Él resucitará a los muertos en Cristo y nos transformará a nosotros los que vivimos. ¿Pero en qué año del séptimo milenio? No sabemos. Ahora, antes de la resurrección de los muertos en Cristo y transformación nuestra, dice San Pablo que sonará la Trompeta Final, esa Trompeta de Dios, que es la Gran Voz de Trompeta en el Día del Señor, en el Día Postrero, en el séptimo milenio; que es la Voz de Cristo dándonos el Mensaje que viene del Cielo y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final. Ese Mensaje es esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final de la cual habla San Pablo28; y de la cual habla el libro del Apocalipsis como la Gran Voz de Trompeta, o Trompeta, en Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, y Apocalipsis, capítulo 4, verso 1. Y es la misma Gran Voz de Trompeta de San Mateo, capítulo 24, verso 31, de la cual Jesús dijo: “Y enviará 28 1 Corintios 15:51-52

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cosas nos estará diciendo. En Apocalipsis, capítulo 22, versos 6 en adelante, nos dice: “Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. ¿A quién ha enviado? A Su Ángel. ¿Para qué lo ha enviado? Para dar a conocer, para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto; las cosas que deben suceder pronto, luego de las que ya han sucedido durante estos dos mil años que han transcurrido. Si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya han transcurrido de Cristo hacia acá dos mil años, porque el calendario está atrasado. Y por eso, si tomamos los años de atraso que tiene, ya estamos en el séptimo milenio, séptimo milenio de Adán hacia acá y tercer milenio de Cristo hacia acá. Y así como el día sábado, siendo el séptimo día de la semana es el día postrero de la semana… Por cuanto “un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día” (nos dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y el Salmo 90, verso 4, que es un salmo del profeta Moisés), un día delante del Señor, para los seres humanos es un milenio, o sea, mil años; y cuando Dios nos habla de los días postreros, los días postreros delante de Dios para los seres humanos son los milenios postreros. ¿Y cuándo comenzaron los días postreros? Si tomamos la Biblia y leemos la Biblia sin profundizar en ella, obtenemos un conocimiento superficial de lo que la Biblia dice; pero si profundizamos en ella, entonces podemos obtener un conocimiento profundo de la Escritura.

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Vean lo que nos dice San Pablo hablándonos en su carta a los Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 2; dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas…”. ¿Cómo habló Dios a los padres en el Antiguo Testamento? Por medio de los profetas; porque a los profetas es que viene la Palabra de Dios de edad en edad y de dispensación en dispensación. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”. Amós, capítulo 3, verso 7. Y Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 al 19, también nos habla de estas cosas, y dice el profeta Moisés: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis…”. ¿Y por qué el profeta Moisés dice “a él oiréis”? ¿Por qué Moisés dice que hay que escuchar a ese profeta que Dios levanta de en medio del pueblo? Verso 18 al 19 dice la causa; dice… Ahora, está Dios hablando, y Moisés está diciendo lo que Dios le dijo: “Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú (o sea, como Moisés); y pondré mis palabras en su boca…”. ¿Dónde encontramos las palabras de Dios? En la boca del profeta que Él levanta de en medio del pueblo, y lo envía al pueblo con esa Palabra que Dios ha colocado en la boca de ese profeta. “… y él les hablará todo lo que yo le mandare”. Ahí podemos ver el por qué Dios ha enviado profetas tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Dios levantó profetas en el Antiguo Testamento; y Cristo en el Nuevo Testamento dice que Él coloca en Su Iglesia apóstoles, profetas, evangelistas,

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estaban recibiendo en los días postreros. Entonces, ¿qué son los días postreros? Les dije que un día delante del Señor, para los seres humanos son mil años, o sea, un milenio. Y siendo que ya cuando Jesús estaba aquí en la Tierra los días postreros ya habían comenzado, nos muestra claramente que los días postreros delante de Dios (siendo los milenios postreros para la raza humana) son el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio. Los días posteriores delante de Dios, para los seres humanos son los milenios postreros: quinto, sexto y séptimo; y cuando Jesús tenía de 4 a 7 años de edad comenzó el quinto milenio. Y ahora, de esos tres milenios postreros, ¿cuál es el postrero? El Día Postrero delante de Dios es el séptimo milenio, séptimo milenio de Adán hacia acá. Y cuando Cristo dice, hablando de los creyentes en Él, dice: “… y yo le resucitaré en el día postrero”27, el Día Postrero delante de Dios es el séptimo milenio. Y ahora, hemos visto lo que son los días postreros. Así que cuando hablamos de este tiempo, podemos identificar claramente este tiempo como el Día Postrero, si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene; y si no, pues solamente falta 1 año con 9 meses y algunos días para terminar el siglo XX, y para terminar por consiguiente el sexto milenio, y comenzar el séptimo milenio; y el séptimo milenio es el Día Postrero delante de Dios. ¿Pero se le habrá atrasado a Dios el calendario? Esa es una buena pregunta para todos nosotros. Si no se le ha atrasado, entonces ya estamos en el séptimo milenio, y por consiguiente en el Día Postrero delante de Dios.27 San Juan 6:40, 6:44, 6:54

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juntas; y por eso escucha de Dios y habla la Palabra de Dios; y ese es el Mensaje del Cielo para el pueblo en ese tiempo. Y ahora, este Ángel del Señor Jesucristo viene dando testimonio, dando a conocer las cosas que han de suceder pronto, o sea que viene con un Mensaje profético. Es un profeta enviado por Cristo a Su Iglesia, y viene profetizando las cosas que han de suceder, dándoselas a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo. A Juan se las dio en estos símbolos apocalípticos; y para el Día Postrero, el Ángel de Jesucristo viene a la Iglesia de Jesucristo, viene en carne humana, dando a conocer todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final. Y ahora, veamos algo de los días postreros. Luego de Dios hablar por los profetas del Antiguo Testamento, dice: “… en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…”. (Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 2). Ahora, San Pablo dice que Dios habló por medio de Su Hijo, por medio de Jesucristo, en los postreros días; y ya han transcurrido dos mil años de Cristo hacia acá. ¿Se equivocaría San Pablo diciendo que aquellos eran los días postreros? No se equivocó. También el apóstol Pedro dice en el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 14 al 20, que lo que ellos estaban recibiendo allí el Día de Pentecostés era el Espíritu Santo; lo cual Dios lo había prometido para los creyentes, lo cual había prometido para derramar sobre toda carne en los días postreros26. O sea que los discípulos de Jesucristo, 120 personas allí en el aposento alto recibiendo el Espíritu Santo, lo 26 Joel 2:28

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pastores y maestros2. Cristo coloca en Su Iglesia, vean ustedes, profetas también. Y se podrá preguntar cualquier persona: “Pero ¿no dijo el mismo Cristo que los profetas hasta Juan profetizaron?”. Eso es correcto: los profetas del Antiguo Testamento profetizaron hasta Juan3; y ahora aparece Jesucristo, un profeta mayor que Juan el Bautista; y los profetas profetizaron hasta Juan. ¿Y qué de Jesús, siendo un profeta mayor que Juan, el profeta de Nazaret? Un profeta mayor que Juan, o sea, un profeta dispensacional, el Profeta de todos los profetas. Dios tiene mensajeros, tiene profetas para diferentes edades; pero cuando Dios tiene en Su Programa una Obra mayor para llevar a cabo, envía un profeta mayor, y eso es un profeta dispensacional. Y profetas dispensacionales, ¿saben cuántos Dios tiene? Solamente Dios tiene siete profetas dispensacionales, porque son siete dispensaciones. La Dispensación de la Inocencia, y el profeta dispensacional fue (¿quién?) Adán. La segunda dispensación, la Dispensación de la Conciencia, y el profeta para esa dispensación fue Set. La tercera dispensación, la Dispensación del Gobierno Humano, y el profeta dispensacional para esa dispensación tercera fue Noé. Ahora, vean, cuando Dios envía un profeta mayor, no todas las personas creen en él. ¿Cuántos creyeron en Noé y en su Mensaje, un Mensaje de parte de Dios, un Mensaje del Cielo para la humanidad? Noé y su familia; y el resto no creyó, y pereció cuando vino el juicio divino.2 Efesios 4:11-133 San Mateo 11:13, San Lucas 16:16

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Y recuerden que Jesucristo refiere los días de Noé cuando habla de la Venida del Hijo del Hombre para este tiempo final. Dice que será como en los días de Noé la Venida del Hijo del Hombre4, y también dice que será como en los días de Lot5. En los días de Lot hubo un profeta dispensacional también, el cual fue Abraham; porque después de Noé (que fue el tercer profeta dispensacional, para la tercera dispensación), luego viene la cuarta dispensación, que es la Dispensación de la Promesa, y su profeta dispensacional fue Abraham. Y en los días de Abraham fue destruida Sodoma y Gomorra, en donde estaba Lot; por eso dice que “como en los días de Lot”. Y ahora, en los días de Lot, vean, un profeta dispensacional estaba en la escena. Luego viene la quinta dispensación, la Dispensación de la Ley, ¿y su profeta dispensacional fue quién? El profeta Moisés. Luego viene la sexta dispensación, y su profeta dispensacional es nuestro amado Señor Jesucristo, allí presente. Y ahora, estos profetas dispensacionales vienen al final de la dispensación que ha llegado a su final, y vienen para ese entrelace dispensacional. Y el último mensajero de la dispensación que está llegando a su final, habla de uno que vendrá después de él: Miren ustedes cómo Juan el Bautista habló de uno que vendría después de él, el cual sería mayor que él, y del cual Juan el Bautista dijo que Él los bautizaría con Espíritu Santo y Fuego6; y del cual Juan el Bautista dijo que era primero que él, o sea, el que vendría después de

4 San Mateo 24:37-39, San Lucas 17:26-275 San Lucas 17:28-306 San Mateo 3:11, San Lucas 3:16

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las revela a la Iglesia del Señor Jesucristo; y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, es el que envía Su Ángel Mensajero. Y Apocalipsis 22, verso 16, dice: “Yo Jesús he enviado mi Ángel…”: “Yo Jesús he enviado (¿a quién?) mi ángel (¿para qué?) para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Jesucristo envía Su Ángel Mensajero para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto; lo envía a las iglesias. Por lo tanto, el Enviado de Jesucristo con el Mensaje que viene del Cielo, dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, vean ustedes, el Enviado es el Ángel del Señor Jesucristo, que es el profeta de la séptima dispensación, el profeta de la Dispensación del Reino, con el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Viene dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Ahora, ¿cuántos saben lo que son los días postreros? Vean, Pablo (donde estábamos leyendo al principio) nos dijo que Dios habló por medio de los profetas a los padres. Hemos visto esta verdad divina: Dios habla por medio de Sus profetas, coloca Su Palabra en la boca de Sus profetas. Un profeta es un hombre con las dos consciencias juntas, y por eso puede ver y escuchar en otra u otras dimensiones; y puede ver en la dimensión de los ángeles y puede escuchar también la Voz de Dios. Esa es la diferencia que hay entre las personas comunes y un profeta. Las personas tienen las dos consciencias separadas una de la otra, pero un profeta viene con las dos consciencias

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los profetas del Antiguo Testamento, pero Jesús era el primero de los profetas del Nuevo Testamento, y el profeta dispensacional de la dispensación sexta: la Dispensación de la Gracia. Pero hay siete dispensaciones. La séptima dispensación es la Dispensación del Reino, y su profeta mensajero es el Ángel del Señor Jesucristo, y su Mensaje es el Evangelio del Reino. Y así como el Padre envió a Jesús, y Jesús no hablaba nada de sí mismo sino lo que escuchaba al Padre hablar, el Ángel de Jesucristo es enviado por el Señor Jesucristo, y el Ángel de Jesucristo no hablará nada de sí mismo, sino todo lo que escuche a Jesucristo hablar. Jesucristo coloca Su Palabra en el corazón y en la boca de Su Ángel Mensajero, para que nos hable lo que Jesús coloque en su boca. Por eso es que en el pasaje que leímos al principio, donde dice Juan que la primera Voz que escuchó era como de trompeta, la cual le dijo: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder pronto”; esta Voz, dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, luego la encontramos en el Ángel del Señor Jesucristo: en Apocalipsis 22, verso 6, donde dice: “Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. Ahora, vean dónde estaría la Voz de Cristo, del Alfa y Omega, esa Gran Voz de Trompeta dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto: estaría en Su Ángel Mensajero; pues Cristo pondría Su Palabra en el corazón y en la boca de Su Ángel Mensajero, y él nos hablaría todas estas cosas que deben suceder pronto, las cuales le son reveladas a Su Ángel Mensajero; y Su Ángel

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Juan era primero que Juan7. ¿Cómo lo podemos entender? Porque antes de estar en carne humana Jesús, Él estaba en Su cuerpo teofánico de la sexta dimensión; y era antes que Juan, y era antes que Abraham también. Jesús dijo, Él dijo, hablándonos en San Juan, Él dijo: “Abraham deseó ver mi día; lo vio, y se gozó”. Le dicen: “No tienes cincuenta años todavía, ¿y dices que has visto a Abraham?”. ¿Qué les contesta Jesús? En el capítulo 8, verso 58… La cita que estamos dando es capítulo 8, verso 56 al 59; y ahora, en el verso 58 dice: “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy”. Porque Él es el Yo SoY que le apareció a Moisés. Y cuando Moisés quiso saber Su Nombre, siendo el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová (el cual le estaba hablando a Moisés en esa Columna de Fuego, y Moisés quiere saber Su Nombre), Él le dice: “Yo SoY el que SoY. Y dirás al pueblo: Yo SoY me ha enviado a vosotros”8. Si buscamos en los originales, encontraremos que son cuatro consonantes, las cuales fueron dadas a Moisés allí, que son la Y (o sea, la ye), la H, la W y la H; cuatro letras hay allí. Y ahora, el Yo SoY del Antiguo Testamento es el Jesús del Nuevo Testamento. Por eso cuando le apareció a Moisés en la Columna de Fuego le dijo que era el Yo SoY. Y ahora, cuando Saulo va por el camino a Damasco para buscar cristianos y llevarlos presos, le aparece la Columna de Fuego, el Yo SoY, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y le dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me 7 San Juan 1:15, 1:308 Éxodo 3:13-14

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persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”. Y Saulo (sabiendo que esa luz más fuerte que el sol era el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Yo SoY que le había aparecido a Moisés) le dice: “Señor, ¿quién eres?”, lo reconoció como el Señor. Y ahora, la Columna de Fuego, esa Luz, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, le dice a Saulo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”9. Ahora podemos ver ahí el Yo SoY. Y ahora, el Yo SoY le había aparecido a Abraham, había comido con Abraham también, en el día antes de la destrucción de Sodoma y de Gomorra10; pero aun antes de esa ocasión, también le había aparecido a Abraham como Melquisedec, y le había dado pan y vino a Abraham, y Abraham había pagado sus diezmos a Melquisedec11. Melquisedec, Rey de Salem y Rey de Justicia, Rey de Paz, y Sacerdote del Dios Altísimo del Templo que está en el Cielo; no Sacerdote de un templo terrenal, sino del Templo celestial. Y ahora vean ustedes el por qué Jesús podía decir: “Antes que Abraham fuera, yo soy”. Era antes que Abraham también, y era antes que Noé, y era antes que Adán también; porque Él es el Verbo: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, dice Génesis, capítulo 1. Y ahora en San Juan, capítulo 1,

9 Hechos 9:3-510 Génesis 18:1-811 Génesis 14:17-20

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días de Noé, será en la Venida del Hijo del Hombre. Ahora, ¿quiénes lo recibirán en el Día Postrero? Los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Cristo dijo: “Cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la Tierra?”, fe, revelación para creer, entender y recibirlo. “¿Hallará fe en la Tierra?”, esa fue una pregunta clave que Jesús hizo en San Lucas, capítulo 18, verso 8. Ahora, podemos ver que el que es de Dios (esas son las ovejas de Dios), oye la Voz de Dios, o sea, la Voz del Buen Pastor, la Voz de Dios en el profeta, en el mensajero. La Voz de Dios estaba en Jesús. Él no hablaba nada de sí mismo, sino lo que Él escuchaba al Padre hablar; lo que Dios le mostraba, eso era lo que Jesús hablaba. ¿Y dónde estaba Dios? Dios estaba en Él manifestado; era la manifestación de Dios en toda Su plenitud en carne humana. Y en cada profeta Dios ha estado en la porción correspondiente a cada tiempo, a cada edad; y ha colocado Su Palabra en la boca de ese profeta. Y esa Palabra es el alimento espiritual para el alma de las personas; y esa Palabra es la Voz del Cielo, es el Mensaje del Cielo para los seres humanos que viven en esa edad o en esa dispensación. Vean cómo viene la Palabra de Dios a la raza humana, de edad en edad y de dispensación en dispensación. Ahora, les dije que hay siete profetas dispensacionales y hay siete dispensaciones. Nos detuvimos en la sexta dispensación, que es la Dispensación de la Gracia, y en el séptimo mensajero dispensacional, que es nuestro amado Señor Jesucristo. Vean cómo se estaba haciendo un entrelace dispensacional allí: Juan el Bautista era el último de

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también habrá personas que creerán. Cuando Jesús preguntó: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”, los discípulos de Jesucristo dijeron: “Unos dicen que tú eres Elías, otros dicen que tú eres Juan el Bautista que ha resucitado, y otros dicen que tú eres Jeremías o alguno de los profetas”. Y Jesús pregunta: “Y ustedes, ¿quién dicen ustedes que es el Hijo del Hombre?”. Y Pedro dice: “Tú; tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Eso está en el capítulo 16 de San Mateo, verso 13 al 20 (lo pueden leer en sus hogares). Ahora vean ustedes, Pedro le dice: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. ¿Qué le dice Cristo? “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre…”. O sea: “Ningún ministro, ni ningún seminario, ni el sumo sacerdote, ni los escribas, ni los fariseos, ni los doctores de la Ley, ni los sacerdotes; ninguno de ellos te enseñó que yo soy el Cristo, sino mi Padre que está en el Cielo”. Una revelación directa del Cielo vino a Pedro para conocer quién era Jesús. Y ahora, podemos ver que, para poder ver, conocer y recibir al Enviado de Dios para cada edad o para cada dispensación, y recibir su Mensaje, tiene que ser por revelación del Cielo, del Padre celestial. ¿Cuántos recibieron a Noé? Noé, su esposa, sus hijos y sus nueras. Vean, ellos fueron los que se mantuvieron al lado de Noé, y los que trabajaron con Noé para el arca, y los que entraron al arca y los que se salvaron de los seres humanos. De tantos millones que hubo en aquel tiempo y tantas agrupaciones religiosas, y tantos líderes religiosos, vean, solamente Noé y su familia se salvó del juicio divino del diluvio que vino en aquel tiempo. Y como fue en los

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verso 1 al 4, nos da esta descripción del Verbo, que era con Dios y era Dios, el mismo Dios Todopoderoso en Su cuerpo teofánico. Y en el verso 14, de San Juan, capítulo 1, nos dice: “Y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”. El Verbo hecho carne en aquel joven carpintero de Nazaret; el Verbo que era con Dios y era Dios, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová hecho carne, vestido de carne humana. Dentro de ese cuerpo llamado Jesús estaba Dios en toda Su plenitud manifestado; ese era el misterio que estaba manifestado en este joven carpintero de Nazaret. Ahora vean, en un joven, obrero de la construcción, estaba el misterio más grande correspondiente a aquel tiempo del Reino de los Cielos. Era la manifestación de la Divinidad en un cuerpo de carne, en un joven obrero de la construcción. Cuando Dios promete algo grande, lo cumple en forma sencilla, en tal forma que los que esperan ver a Dios cumpliendo las grandes promesas, se les pasa por encima el cumplimiento de esas promesas; porque Dios obra en forma sencilla, en simplicidad, para que no le demos la gloria a la parte humana, sino a la Divinidad. La parte humana siempre será un instrumento sencillo que Dios tendrá en el planeta Tierra. Por eso, para el cumplimiento de la Primera Venida del Mesías, para la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová en carne humana, el velo de carne era sencillo; a tal grado que no había estudiado en los seminarios e institutos religiosos de la religión hebrea; no tenía su doctorado, no tenía sus credenciales de la religión hebrea; era un joven sencillo; pero en Él estaba Dios en toda Su plenitud. Y ahora, cualquier persona podrá decir: “¿Pero y por

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qué Jesús no fue al seminario para obtener un doctorado, para que pudiera llevar a cabo Su ministerio y lo recibieran?”. ¿Y en qué seminario podrán enseñar a Dios? Dice la Escritura: “¿Quién conoció la mente de Dios?, ¿y quién fue Su consejero? ¿Quién podrá enseñar a Dios?”12. Y Dios estaba allí, en ese velo de carne. Por lo tanto, a Jesús lo enseñaba el que estaba dentro de Él; y lo enseñaba de acuerdo a lo que estaba escrito. Por eso Jesús siempre decía: “Escrito está”13. Él iba directo a las Escrituras, y conforme a como el Padre que estaba en Él le enseñaba. Porque Él decía que no hacía nada de Sí mismo14, sino como el Padre le enseñaba, le mostraba a Él, así Él hablaba y así Él obraba. Él decía: “Yo no hablo nada de mí mismo; lo que yo oigo al Padre hablar, eso es lo que yo hablo”15. Y en una ocasión, orando por Sus discípulos, dijo: “Padre, la Palabra que me diste, yo les he dado”16. ¿Ven? Dios colocando Su Palabra en el corazón y en la boca de un profeta, y ese profeta dándole al pueblo esa Palabra. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos, Sus profetas”; y allí estaba un profeta: Jesús, al cual la Palabra vino y se hizo carne en Él; y por consiguiente se manifestó, a través de Jesús, Dios en toda Su plenitud; y estuvo hablándole al pueblo y enseñándole al pueblo, ¿quién?, Dios. “Y todos

12 1 Corintios 2:16, Romanos 11:34; Isaías 40:1313 San Mateo 4:4-7, 4:10; San Lucas 4:4, 4:8, 4:10, 4:12 / San Mateo 21:13, San Lucas 19:46 / San Mateo 26:31, San Marcos 14:27 / San Juan 6:4514 San Juan 5:1915 San Juan 12:4916 San Juan 17:8

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la sinagoga? Y leyendo el libro, leyendo en el capítulo 61 de Isaías, leyó donde dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido…”. Y comienza a enumerar para qué había sido ungido, y al final les dice: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”. ¿Y creyeron o no creyeron aquellas personas? No creyeron; más bien se levantaron furiosos y querían despeñarlo por un precipicio que tenía allí - que tenían allí en la ciudad. Y ahora, vean ustedes, cuando Dios envía un profeta, un mensajero para cumplir Su Programa Divino para ese tiempo, no todos van a creer en Él. Vino el profeta más grande de todos: nuestro amado Señor Jesucristo, y no creyeron en Él todos. Ahora, vamos a ver la causa por la cual no creyeron: “… pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho”24. O sea que ya también les había dicho eso. Cuando Él dice: “Mis ovejas oyen Mi Voz, y me siguen”, les está mostrando que son los hijos e hijas de Dios los que escucharán la Voz de Dios, los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero. Dice25: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”. Ahora aquí podemos ver que para cada edad y para cada dispensación habrá personas que no creerán, y 24 San Juan 10:2625 San Juan 10:27-28

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Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo”. Y en el capítulo 10 de San Juan, verso 24 en adelante, dice: “Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente”. Estas personas eran creyentes en la Biblia, en el Antiguo Testamento, eran personas pertenecientes a la religión hebrea; los cuales asistían a la sinagoga o al templo los sábados, y eran cuidadosos en estar guardando la Ley, y escuchaban la predicación del sacerdote o del sumo sacerdote; eran personas muy religiosas. Pero no basta ser un religioso. Miren: “Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí…”. Y ahora, ¿por qué? Cristo ya les había hablado acerca de quién Él era, les había mostrado que Él era el Mesías (Mesías significa ‘el Ungido’, ‘el Cristo’); y no creían que este obrero de la construcción era el Ungido de Dios, el Mesías, el Cristo, el Rey de Israel prometido para venir en aquellos días. Y allí estaba en la primera parte de la mitad setenta, de la semana profética de Daniel23; allí estaba cumpliendo esa profecía e identificándose con las profecías que hablaban de la Venida del Mesías. ¿Recuerdan en San Lucas, capítulo 4, donde Él tomó el libro del profeta Isaías que le fue dado allí en Nazaret para leer, como de costumbre Él hacía, allí en Nazaret, en 23 Daniel 9:24-27

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serán enseñados de Dios”17. Ahora vean cómo la gente para ser enseñadas de Dios no necesitaban ir a una escuela, sino ir a los pies de Jesús, porque era la persona en donde estaba Dios manifestado y donde había colocado Su Palabra. Cuando Jesús preguntó a Sus discípulos, en una ocasión en que los que seguían a Jesús y habían comido los panes y los peces18, los cuales eran muchos…, cuando Jesús les habla acerca de comer Su carne y beber Su Sangre para tener vida eterna, y les dice que nadie subió al Cielo sino el que descendió del Cielo, el Hijo del Hombre que está en el Cielo19; por cuanto no comprendían esas palabras de Jesús y las interpretaban literalmente (esas palabras de que había que comer Su carne y beber Su Sangre; y ya eso sonaba un poco raro)…; y ahora, dejaron de seguir a Jesús. Y los discípulos, viendo la situación de que ya no le estaban siguiendo la gente como en otras ocasiones, dicen en sus corazones: “Dura es esta Palabra (que Jesús está hablando), dura es esta Palabra; ¿quién la puede recibir?”. Y Jesús conociendo los pensamientos del corazón de ellos, dice a Sus discípulos: “¿Quieren también ustedes irse?”. ¿Y qué… cuál fue la reacción de Sus discípulos? Pues Pedro enseguida dice: “¿Y a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”20. Ahora, ¿no predicaba el sumo sacerdote la Biblia, el Antiguo Testamento?, ¿y no predicaban los demás sacerdotes la Biblia?, ¿y los escribas, y los fariseos, y los

17 Isaías 54:13, San Juan 6:4518 San Juan 6:1-1519 San Juan 6:41-5920 San Juan 6:60-68

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doctores de la ley, no enseñaban la Biblia? Claro que sí. Una cosa es enseñar la letra de la Biblia y otra cosa es traer la revelación divina correspondiente al tiempo en que la persona está viviendo. Y esa revelación divina solamente puede venir a un profeta, a un mensajero enviado por Dios. Y cuando Dios envía a ese mensajero para una edad o para una dispensación: coloca Su Palabra en el corazón y en la boca de ese mensajero, y él habla todo lo que Dios le mande a hablar; y esa es la Palabra de vida eterna para el pueblo. Con esa Palabra siendo hablada Dios cumple Su Programa para esa edad o para esa dispensación, y despierta el alma de las personas, de los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de Dios, en el Libro de la Vida del Cordero; los despierta a la realidad, los vivifica, y surge un despertamiento espiritual en medio de la raza humana, en el pueblo que recibe esa Palabra; y Dios les da esa Palabra abierta, revelada, y les abre el entendimiento y les abre el corazón a la gente para recibir esa Palabra revelada; y las personas dicen: “Pues esto era lo que yo estaba esperando, y ahora sí que puedo entender estas cosas”. Es que Dios está vivificando, trayendo a vida el alma de esas personas, les está alumbrando el alma con Su Palabra. “Lámpara es a mis pies Tu Palabra, y lumbrera en mi camino (o a mi camino)”21. Ahí podemos ver cómo, de edad en edad y de dispensación en dispensación, Dios abre la Palabra prometida para esa edad o para esa dispensación; y el que es de Dios, la Voz de Dios oye22.21 Salmo 119:10522 San Juan 8:47

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Ahora, algunas personas tienen la idea de que todas las personas son de Dios, pero ¿qué dice Jesús acerca de eso? Es muy importante saber lo que dice Jesús; porque si nuestra idea no está de acuerdo a lo que dice Jesús, entonces tenemos que echar a un lado nuestra idea y quedarnos con lo que dice Jesús. En el capítulo 6, verso 44 en adelante, de San Juan, dice: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero”. ¿A quiénes resucitará Cristo en el Día Postrero? A los que han venido a Cristo, han creído en Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido el Espíritu de Cristo, y por consiguiente han recibido el nuevo nacimiento; esas son las vírgenes prudentes. Si su cuerpo físico ha muerto, será resucitado en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio, en algún año del séptimo milenio, en un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo. “Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí. No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; este ha visto al Padre. De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.