Lucio Anneo Séneca
-
Upload
billy-will-willi -
Category
Documents
-
view
21 -
download
2
description
Transcript of Lucio Anneo Séneca
LUCIO ANNEO SÉNECA
Lucio Anneo Séneca (Latín: Lucius Annæus Seneca), llamado Séneca el
Joven (Corduba, 4 a. C. – Roma, 65 d. C.), fue
unfilósofo, político, orador y escritor romano, conocido por sus obras de carácter moralista.
Hijo del orador Marco Anneo Séneca, fue Cuestor, Pretor y Senador del Imperio
Romano durante los gobiernos de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además deministro,
tutor y consejero del emperador Nerón.
Séneca destacó tanto como pensador, intelectual y político. Consumado orador, fue tanto
una figura predominante de la política romana durante la era imperial como uno de los
senadores más admirados, influyentes y respetados, y fue objetivo tanto de enemigos como
de benefactores, a causa de este extraordinario prestigio.
De tendencias moralistas, Séneca pasó a la historia como el máximo representante
del estoicismo y moralismo romano tras la plena decadencia de la república romana. La
sociedad romana había perdido los valores de sus antepasados y se trastornó al buscar el
placer en lo material y mundano, dando lugar a una sociedad turbulenta, amoral y antiética,
que al final la condujo a su propia destrucción.
Índice
Grabado de Séneca según Rubens. Rubens disponía de una copia de un busto en bronce
descubierto en Roma en el Renacimiento, que la tradición asoció con Séneca. Dicha copia
aún hoy es visible en la fachada de la casa del artista, en Amberes. Muchos de los cuadros
que muestran al filósofo, algunos de Rubens, lo hacen siguiendo sus rasgos. Sin embargo,
en la actualidad se sabe que el rostro que aparece en dicho busto es en realidad una
representación ficticia del poeta Hesíodo.
Aunque su familia era oriunda de Corduba —actual Córdoba—, en la Bética, no existe
ningún documento que permita afirmar con seguridad que nació en dicha ciudad. Sin
embargo, la tradición ha situado su nacimiento en Corduba en torno al año 1 (se barajan
tres posibles fechas para su nacimiento, los años 1, 4 y 5 d. C.), y por ello, sobre todo en el
mundo hispanohablante, Séneca ha sido considerado como nacido en la moderna Córdoba.
El padre de Séneca, Marco Anneo Séneca, era un procurador imperial que se convirtió en
una auténtica eminencia de la retórica, el arte de la oratoria y del debate. Además de Lucio,
Marco tuvo otros dos hijos que a su manera también alcanzaron cierta relevancia. El
primero, Novato, más conocido como Galión, fue el gobernador de Acaya que declinó
ejercer su jurisdicción sobre San Pablo, y lo envió a Roma. El segundo, Mela, aunque
menos ambicioso, fue un hábil financiero famoso por ser el padre del poeta Lucano,1 quien,
por ello, era sobrino de Lucio Séneca. De toda la vida de Lucio Séneca previa al año
41 d. C. no se sabe gran cosa, y lo que en general se sabe es gracias a lo que el propio
Séneca dejó por escrito en sus obras. Sea como fuere, es claro que provenía de una familia
distinguida, perteneciente a la más alta sociedad hispana en una época en que la provincia
de Hispaniaestaba en pleno auge dentro del Imperio romano.
Parece ser que pasó los primeros años de su vida en Roma bajo la protección de la
hermanastra de su madre, su tía Marcia. Se afirma que en ese tiempo vivió con humildad en
una habitación en el piso de arriba de un baño público, algo probablemente falso, ya que
Marcia era una persona acaudalada. Durante este tiempo, parece que le fue enseñada
laretórica y fue introducido en el estoicismo por el filósofo Atalo.
Marcia estaba casada con un équite (caballero) romano que en el año 16 fue nombrado
gobernador de Egipto por el emperador Tiberio. Séneca acompañó al matrimonio
aAlejandría, en Egipto, donde adquirió nociones de administración y finanzas, al tiempo
que estudiaba geografía y etnografía de Egipto y de la India, y desarrollaba su interés por
lasciencias naturales, en las que, a decir de Plinio el Viejo, destacaría por sus
conocimientos degeología, oceanografía y meteorología. Por influjo de los cultos místicos
orientales que había en Egipto, al principio demostró una cierta inclinación hacia el
misticismo pitagórico enseñado por Sotión, y los cultos de Isis ySerapis, que por aquel
entonces ganaban gran número de adeptos entre los romanos. No obstante, posteriormente
se inclinó hacia el estoicismo, filosofía que adoptaría hasta el fin de sus días. Su formación,
pues, fue muy variada, rica y abierta: además de formarse en Egipto, parece ser que ya en
Roma había estudiado gramática, retórica y filosofía; es posible, además, que viajara en
algún momento a Grecia para continuar formándose en Atenas, algo muy común entre
los patricios de su tiempo. Sea como fuere, dejó escrito haber estudiado con Sotión, un
filósofo ecléctico-pitagórico, con el estoico Atalo y con Papirio Fabiano. Más adelante, fue
amigo íntimo del cínico Demetrio.
Primera carrera política
Busto de Séneca, parte de una doble herma (Antikensammlung, Berlín).
Séneca siempre tuvo una salud enfermiza, especialmente debido al asma que padecía desde
su infancia. Tanto es así que llegó a escribir que lo único que le impedía suicidarse era la
incapacidad de su padre de soportar su pérdida.
En el año 31, Séneca volvió a Roma donde, a pesar de su mala salud, de su origen
provinciano y del hecho de provenir de una familia comparativamente escasa en
influencias, fue nombrado Cuestor, con lo que inició así su cursus honorum, en el que
pronto destacó por su estilo brillante de orador y escritor. Para cuando, en el año 37, el
emperador Calígula sucedió a Tiberio, Séneca se había convertido en el principal orador
del Senado y había levantado la envidia y los celos del nuevo y megalómano César, el cual,
de acuerdo con el historiadorDión Casio, ordenó su ejecución. Según el mismo historiador,
fue una mujer próxima al círculo más íntimo de Calígula la que consiguió que éste revocara
la sentencia al afirmar que Séneca padecía tuberculosis y pronto moriría por sí mismo. A
consecuencia de este incidente, empero, Séneca se retiró de la vida pública.
En el año 41, a la muerte de Calígula y con la entronización de Claudio, Séneca, que
continuaba siendo una persona relevante dentro del estamento político romano, fue de
nuevo condenado a muerte, si bien la pena se le conmutó por el destierro a Córcega. Las
causas de esta condena se ignoran. La sentencia oficial lo acusaba de haber cometido
adulterio con Julia Livilla, hermana de Calígula, hecho bastante improbable. Más
probablemente, se ha apuntado que la esposa de Claudio, la célebre Valeria Mesalina, lo
consideraba peligroso ahora que Calígula había muerto. La entronización de Claudio se
había producido contra la oposición del Senado y Séneca, que debido a su prestigio como
orador era probablemente uno de los senadores más influyentes, podría haber sido un
enemigo político en potencia para Claudio.
Exilio en Córcega y retorno a Roma
Su exilio en Córcega duró 8 años. Durante ese tiempo escribió un ensayo de consolación a
su madre Helvia, a raíz de la muerte de su padre Marco, y que destaca por propugnar
actitudes estoicas muy diferentes a las que, por ese mismo período, se muestran en
la Consolación a Polibio, nombre de uno de los libertos imperiales de Claudio y que
ostentaba un gran poder e influencia sobre el emperador. En esta carta, que probablemente
nunca estuviera destinada a publicarse, se muestra abyectamente adulador mientras busca el
perdón imperial.
El destierro duró hasta el año 49 cuando, tras la caída de Mesalina, la nueva esposa de
Claudio, la también célebre Agripina la Menor, consiguió para él el perdón imperial. Se le
llamó a Roma y, por indicación de Agripina, se le nombró pretor en la ciudad. El favor
imperial no acabó ahí, pues en el año 51, a instancias de nuevo de Agripina, se le nombró
tutor del joven Lucio Domicio Ahenobarbo, futuro Nerón, quien era hijo de un matrimonio
anterior de Agripina. Tan drástico cambio en su suerte se debió, según el historiadorTácito,
a que Agripina, aparte de buscar un tutor ilustre para su hijo, creía que la fama de Séneca
haría que la familia imperial ganara en popularidad, además de considerar que un Séneca
agradecido y obligado a ella serviría como un importante aliado y un sabio consejero en los
planes de alcanzar el poder que albergaba para su hijo Nerón.
En el año 54, el emperador Claudio murió (según la mayoría de las fuentes históricas,
envenenado por la propia Agripina) y su hijastro Nerón subió al poder. Aunque no hay
evidencia alguna de que Séneca estuviera involucrado en el asesinato de Claudio, sí que se
mofó del viejo emperador en su obra satírica intitulada Apocolocyntosis divi
Claudii(«Calabazificación del divino Claudio»), en la que éste, al ser deificado, acaba, tras
una serie de vicisitudes, como un mero burócrata en el Hades. Con la subida al poder del
joven Nerón, que por aquel entonces contaba con 17 años, Séneca fue nombrado consejero
político y ministro, junto con un austero oficial militar llamado Sexto Afranio Burro.
Busto de Séneca en mármol, Museo del Prado
Gobierno del Imperio romano[editar]
Durante los ocho años siguientes, Séneca y Burro, a quienes todos los historiadores
romanos consideraron las personas de mayor valía e ilustración del entorno de Nerón,
gobernaron de facto el imperio romano. Dicho período destacaría, a decir del propio
emperadorTrajano, por ser uno de los períodos de «mejor y más justo gobierno de toda la
época imperial». Su política, basada en compromiso y diplomacia más que en innovaciones
e idealismo, fue modesta pero eficiente: se trató en todo momento de refrenar los excesos
del joven Nerón, al tiempo que evitaban depositar gran poder real en manos de Agripina.
Así, mientras Nerón se dedicaba, siguiendo las instrucciones de Séneca, a un ocio
moralmente «aceptable», Séneca y Burro se hicieron con el poder, en el que promovieron
una serie de reformas legales y financieras, como la reducción de los impuestos indirectos;
persiguieron la concusión (corrupción de los gobernadores provinciales); llevaron a cabo
una exitosa guerra en Armenia, que instituyó el protectorado romano en aquel país y se
mostró, a la larga, fundamental para la salvaguarda de la frontera oriental del imperio; se
enviaron, a instancias de Séneca, expediciones para dar con las fuentes del río Nilo... Vale
notar que ni Burro ni Séneca ocuparon, durante este período, cargo institucional alguno,
más allá del de senadores, por lo que ejercieron el poder desde detrás del solio imperial,
como meros validos y consejeros del joven César, que al parecer tenía en alta estima a su
tutor.
Sin embargo, conforme Nerón fue creciendo, comenzó a desembarazarse de la «benigna»
influencia de Séneca, de tal forma que, al mismo tiempo que el ejercicio del poder iba
desgastando al filósofo, comenzaba a perder influencia sobre su pupilo Nerón. Este, que
había demostrado una naturaleza cruel y vitriólica al hacer asesinar a su
hermanastro Británico, pronto comenzó a escuchar los consejos de miembros de la peor
ralea de la sociedad romana, meros arribistas que, como Publio Sulio Rufo, vieron una
oportunidad para desplazar a Séneca del poder. Fue este Rufo el que, en el año 58, acusó a
Séneca, absurdamente según Tácito, de acostarse con Agripina, con lo que dio origen a una
campaña de desprestigio en la que el filósofo fue acusado de crímenes tan peregrinos como
el de deplorar el tiránico régimen imperial, extravagancia en sus banquetes, hipocresía y
adulación en sus escritos (fue en este momento cuando salió a la luz la carta al liberto
Polibio), usura, y, sobre todo, excesiva riqueza. De hecho, la riqueza de Séneca en este
período alcanzó la categoría de proverbial, cuando el poeta Juvenal habla de los grandes
jardines del inmensamente rico Séneca. Es probable que la inmensa riqueza del filósofo
propiciara su caída frente a Nerón, el cual no toleraría que un particular pudiera hacerle
sombra en ese aspecto.
Caída y muerte
Luca Giordano, La muerte de Séneca (1684).
En el año 59, la antiguamente gran valedora de Séneca, Agripina, fue asesinada por Nerón,
lo que marcaría el inicio del fin de Séneca. Aunque posiblemente no estuvieran
involucrados, Séneca y Burro tuvieron que llevar a cabo una campaña de lavado de imagen
pública del emperador a fin de minimizar el impacto que pudiera tener el crimen: Séneca
escribió la famosa carta al Senado en la que justificaba a Nerón y explicaba cómo Agripina
había conspirado en contra de su hijo. Este hecho ha sido muy criticado con posterioridad,
y ha sido germen frecuente de las acusaciones de hipocresía contra Séneca. Cuando, en el
año 62, Burro murió (probablemente asesinado, según algunos), la situación de Séneca en
el poder se volvió insostenible, al haber perdido buena parte de su capital político y de sus
apoyos. La campaña de desprestigio, además, le privó de la cercanía del emperador, el cual,
rodeado de aduladores y arribistas como Tigelino,Vitelio o Petronio, pronto comenzaría a
hablar de desembarazarse de su viejo tutor.
Así, ese mismo año Séneca pidió a Nerón retirarse de la vida pública, y ofreció toda su
fortuna al emperador. El retiro le fue concedido tácitamente, aunque la fortuna no le fue
aceptada hasta años después. De esta manera, Séneca consiguió retirarse de la cada vez más
peligrosa corte romana, y comenzó a pasar su tiempo viajando con su segunda esposa,
Paulina, por el sur de Italia. Al mismo tiempo, comenzó a redactar una de sus obras más
famosas, las Cartas a Lucilio, auténtico ejemplo de ensayo, en las que Séneca ofrece todo
tipo de sabios consejos y reflexiones a Lucilio, un amigo íntimo que supuestamente ejercía
como procurador romano en Sicilia. Esta obra serviría de ejemplo e inspiración aMichel de
Montaigne en la redacción de sus Ensayos.
El suicidio de Séneca, en la Crónica de Núremberg, publicada en 1493.
Aun así, Séneca no consiguió desembarazarse del todo de la obsesiva perversión de su
antiguo pupilo. Según Tácito, parece ser que en sus últimos años Séneca sufrió un intento
de envenenamiento, frustrado gracias a la sencilla dieta que el filósofo había adoptado,
previendo un ataque de este tipo. Sea como fuere, en el año 65 se le acusó de estar
implicado en la famosa conjura de Pisón contra Nerón. Aunque no existieran pruebas
firmes en su contra, la conjura de Pisón sirvió a Nerón como pretexto para purgar a la
sociedad romana de muchos patricios y caballeros que consideraba subversivos o
peligrosos, y entre ellos se encontraba el propio Séneca. Así pues, Séneca fue, junto con
muchos otros, condenado a muerte, víctima de la conjura fracasada.
Sobre la muerte de Séneca, el historiador Tácito cuenta que el tribuno Silvano fue
encomendado para darle la noticia al filósofo, pero siendo aquél uno de los conjurados, y
sintiendo una gran vergüenza por Séneca, le ordenó a otro tribuno que le llevara la
notificación del César: de un patricio como Séneca se esperaba no que decidiera esperar a
la ejecución, sino que se suicidara tras recibir la condena a muerte. Cuando Séneca recibió
la misiva, ponderó con calma la situación y pidió permiso para redactar su testamento, lo
cual le fue denegado, pues la ley romana preveía en esos casos que todos los bienes del
conjurado pasaran al patrimonio imperial.
Sabiendo que Nerón actuaría con crueldad sobre él, decidió abrirse las venas en el mismo
lugar, cortándose los brazos y las piernas. Su esposa Paulina le imitó para evitar ser
humillada por el emperador, pero los guardias y los sirvientes se lo impidieron (otras
fuentes afirman que realmente se suicidó, aunque Suetonio afirma que vivió hasta el
principado de Domiciano). Séneca, al ver que su muerte no llegaba, le pidió a su
médico Eustacio Anneo que le suministrase veneno griego (cicuta), el cual bebió pero sin
efecto alguno. Pidió finalmente ser llevado a un baño caliente, donde el vapor terminó
asfixiándolo, víctima del asma que padecía.
Al suicidio de Séneca lo siguieron, además, el de sus dos hermanos y el de su
sobrino Lucano, sabedores de que pronto la crueldad de Nerón recaería también sobre ellos.
El cuerpo de Séneca fue incinerado sin ceremonia alguna. Así lo había prescrito en su
testamento cuando, en sus tiempos de riqueza y poder, pensaba en sus últimos momentos.
Valoración y reputación
Reputación posterior
Michel de Montaigne (aquí según retrato de Dumonstier) no dejó nunca de reconocer la
influencia de Séneca en su obra magna, los Ensayos.
Tertuliano, quien consideró que muchas de las doctrinas morales expuestas por Séneca
tenían gran parecido con las expuestas en la Biblia.
Séneca es uno de los pocos filósofos romanos que siempre ha gozado de gran popularidad
(al menos en la Europa continental; en el mundo anglosajón no fue sino hasta el siglo XX
cuando la figura de Séneca se rescató del olvido), como lo demuestra el hecho de que su
obra haya sido admirada y celebrada por algunos de los pensadores e intelectuales
occidentales más influyentes:Erasmo de Rotterdam, Michel de Montaigne, René
Descartes, Denis Diderot, Jean-Jacques Rousseau, Francisco de Quevedo, Thomas de
Quincey, Dante, Petrarca, San Jerónimo, San Agustín, Lactancio, Chaucer, Juan
Calvino, Baudelaire, Honoré de Balzac... todos mostraron su admiración por la obra de
Séneca; aparte de la de Cicerón, la obra de Séneca era una de las mejor conocidas por
los pensadores medievales, y como quiera que muchas de sus doctrinas son compatibles
con la idiosincrasia cristiana, los padres de la Iglesia como San Agustín lo citan a
menudo; Tertuliano lo consideraba un saepe noster, esto es, «a menudo uno de los
nuestros», y San Jerónimo llegó a incluirlo en su Catálogo de santos. Durante la Edad
Media, de hecho, surgió la leyenda de que San Pablo habría convertido a Séneca
al cristianismo, y que su muerte en el baño era una suerte de bautismo encubierto. El origen
de esta leyenda pudo venir de que San Pablo conoció al hermano mayor de
Séneca, Galión (Hechos 18: 12-17) a quien alude posteriormente en la última de las cartas a
los Gentiles (II Timoteo 4:16), por lo cual habría sido escrita una falsa correspondencia
entre el apóstol y Séneca.2 La supuesta conversión al Cristianismo de Séneca fue un tema
recurrente durante el Bajo Imperio romano y la Edad Media, formaba parte de la «Leyenda
áurea», e incluso aparecieron varias cartas espurias entre Séneca y San Pablo en las que
intercambian puntos de vista doctrinales; en una de ellas, fechada en el siglo III o en
el siglo IV, incluso se relata el gran incendio de Roma, aunque probablemente Séneca se
hallase fuera de la ciudad en ese tiempo. Por otro lado, su obra Naturales quaestiones,
tratado de ciencias naturales alabado ya por Plinio el Viejo, fue durante la Edad Media la
obra de referencia inamovible en los asuntos que abordaba; sólo Aristóteles tuvo más
prestigio en ese campo.
Platón, Séneca, y Aristóteles en una ilustración medieval (c. 1325–1335).
Además, la influencia de Séneca se deja ver en todo el humanismo y demás
corrientes renacentistas. Su afirmación de la igualdad de todos los hombres, la
propugnación de una vida sobria y moderada como forma de hallar la felicidad, su
desprecio a la superstición, sus opiniones antropocentristas... se harían un hueco en el
pensamiento renacentista. Erasmo de Rotterdam, por ejemplo, fue el primero en preparar
una edición crítica de sus obras (1515), y la primera obra de Calvino fue una edición de De
clementia, en 1532. Robert Burton lo cita en su Anatomía de la melancolía, y Juan Luis
Vives y Tomás Moro lo tenían en alta estima, y se hacían eco de sus ideas éticas. En la obra
de Montaigne, los Ensayos, las referencias a la obra de Séneca son constantes, tanto en
forma como en opiniones, muchas de las cuales son comunes en ambos pensadores; por
ejemplo, la justificación del suicidio como forma de evitar una muerte peor es análoga en
los dos. Formalmente, muchos ensayos de Montaigne se asemejan a la estructura
desarrollada por Séneca en sus Cartas a Lucilio(planteamiento de un tema, pero no de una
tesis al respecto, un desarrollo más o menos lineal donde se añaden ejemplos pero se
evitandigresiones, y una conclusión final sobre el tema planteado que se deduce de todo lo
anterior), que se han visto como un antecedente claro del ensayo moderno. Y, aunque las
ideas presentadas por Séneca no pueden ser consideradas originales ni sistemáticas en su
exposición, su importancia es capital a la hora de hacer asequibles y populares muchas de
las ideas de la filosofía griega.3
En la actualidad, su obra ha caído en un cierto olvido, propiciado por el moderno abandono
del estudio de las lenguas y disciplinas clásicas. Sin embargo, sigue sorprendiendo por la
vigencia y asequibilidad de muchas de sus ideas y la facilidad de lectura y claridad con que
se muestra en las traducciones vernáculas de su obra: las Cartas a Lucilio han sido
comparadas con un libro de autoayuda, y de hecho, a raíz de la película Gladiator, tanto
éstas como las Meditaciones de Marco Aurelio fueron reeditadas con gran éxito en el
mundo anglosajón.
Valoración[editar]
Desde sus inicios, Séneca abrazó el estoicismo, sobre todo en su vertiente moral, y toda su
obra gira en torno a esta doctrina, de la que llegó a ser, al menos en la teoría, uno de los
máximos exponentes. Sin embargo, aunque en su obra se presenta siempre como estoico, ya
en su propio tiempo fue tachado de hipócrita, al no ser capaz de vivir según los principios
que propugnaba en su obra. En efecto, a lo largo de toda su vida fue acusado de haberse
acostado con mujeres casadas, y si bien es cierto que muchas veces dichas acusaciones no
eran más que meras calumnias, en muchos otros casos parecen haber estado bien fundadas.
Además, la estrecha relación con los excesos de Nerón demuestra las profundas
limitaciones de sus enseñanzas en cuanto a la templanza y la autodisciplina propias de un
estoico. Igualmente, no se explicaría que un verdadero estoico escribiera las cartas que
desde su destierro en Córcega envió a Roma rogando, de la forma más servil y humillante,
por su perdón. En su Calabacificación de Claudioridiculizó algunos comportamientos y
políticas del emperador Claudio que cualquier estoico habría aplaudido, con lo que se
demostró que colocaba sus principios al servicio de Nerón, al denostar a Claudio al tiempo
que proclamaba que Nerón sería más sabio y longevo que el legendario Néstor. En esta
obra presenta una crítica hacia la deificación de los humanos y pone como claro ejemplo el
caso de Claudio y aprovecha la ocasión para criticarlo y ridiculizarlo. La carta al Senado
donde justifica el asesinato de Agripina ha sido siempre vista como algo imperdonable, y
de gran bajeza moral; ante otros actos de Nerón, como el asesinato de Británico o la
repudiación de su primera esposa Octavia, Séneca siempre guardó un silencio que muchos
han visto como cobardía e incluso aquiescencia. Las acusaciones de corrupción que
acompañaron a su gobierno, que bien pudieran sostenerse si se atiende a la fabulosa fortuna
que hizo en ese período, serían una prueba más de la incapacidad de Séneca para llevar a la
práctica los principios estoicos que tanto admiraba.
Estatua de Séneca en Córdoba.
Sin embargo, hay que hacer notar que la inmensa mayoría de las acusaciones que se
vertieron contra Séneca fueron hechas bien por opositores políticos en vida del filósofo, por
lo que su validez debe tomarse con cautela, o con mucha posterioridad a la muerte del
mismo, de manera que muy posiblemente las debilidades de Séneca fueran en realidad
mucho menores que las que en apariencia fueron. Sea como sea, Séneca ha pasado a la
posteridad como uno de los más tristes ejemplos de un hombre que falló en vivir según sus
propios ideales.4
Obras
Las obras que nos quedan de Séneca se pueden dividir en cuatro apartados:
los diálogos morales, las cartas, las tragedias y losepigramas. La filosofía de Séneca se
diluye en estas obras. No escribió una obra sistemática de filosofía; su pensamiento
filosófico, sus ideas estoicas, se expresan a lo largo de toda su obra y llenan el comentario
de todas las situaciones.
Los diálogos son once obras morales conservadas en un manuscrito de la Biblioteca
Ambrosiana. Si se exceptúa el conocido con el nombre de Sobre la ira, son relativamente
cortos. El largo diálogo Sobre la ira está dedicado a su hermano Novato, que le había
pedido que le escribiera sobre el modo de mitigar la ira.
En el exilio escribió el tratado Sobre la providencia, dedicado a Lucilio hijo. De su exilio es
también el diálogo más delicioso y el más lleno de detalles personales, que escribió a su
madre: De la consolación a Helvia. Junto al tratado Sobre la providencia hay que colocar
el De la constancia del sabio, escrito probablemente después del año 47. Vuelto a las tareas
de gobierno redacta el diálogo Sobre la brevedad de la vida, escrito con toda probabilidad
en el año 55. A su suegro Paulino le dedicó el diálogo La vida bienaventurada, una curiosa
defensa de su forma de vida de filósofo estoico.
Durante el período de retiro de la vida política escribió un libro de Cuestiones naturales,
dedicado a Lucilio, que trata de fenómenos naturales, y donde la ética se mezcla con
lafísica.
Escrita en prosa y en verso, pero aislada de sus demás obras, como caso único está
la Apocolocyntosis, una sátira feroz de la deificación de Claudio, con crítica política y
malicia personal.
De toda la obra poética de Séneca, sus diez tragedias son el fruto de una actividad creativa,
independiente, que ejerció a lo largo de su vida, pero especialmente en el periodo
intermedio de la educación de Nerón. Diez tragedias han llegado hasta nosotros. Una, no
obstante, es dudosa en la atribución: Hércules en el Eta; y otra ciertamente
esapócrifa: Octavia.
Lucio Anneo Séneca
Filósofo y pensador español más destacado del Imperio romano.
1. Vida y obras. Fue hijo de Marco Anneo Séneca el Retórico, y nació en Córdoba el año 4 d. de C. Muy pronto marchó a Roma con su familia y allí acabó su formación de retórico, jurista y filósofo. Se dedicó a la abogacía, destacando por sus extraordinarias dotes de orador. Hizo viajes por diversas partes del mundo y fue nombrado pretor por el emperador Claudio. Sufrió destierro en Córcega durante ocho años por motivos aún no suficientemente aclarados y fue nombrado preceptor de Nerón. Acusado ante el emperador por envidiosos de su elevado puesto y su fabulosa fortuna, Séneca abandonó la corte, pero acusado de nuevo de haber participado en una conjuración contra el emperador, fue condenado a muerte. Se suicidó cortándose las venas, y bebiendo la cicuta estoicamente de acuerdo con su doctrina.
Séneca es el más importante representante de la stoa o filosofía estoica en su último período, siendo sus preocupaciones fundamentalmente éticas, hasta el punto de que se ha querido establecer un contacto entre él y el cristianismo naciente, atribuyéndole una correspondencia con el apóstol San Pablo. Es un filósofo práctico más que un teórico o un sistemático. Se aparta en muchos puntos del estoicismo, aceptando elementos tomados del cinismo y del epicureismo, lo que da por resultado en eclecticismo de carácter moralista preocupado por la filosofía en cuanto ésta significa una enseñanza y un consuelo para la vida. Esto es, en suma, el «senequismo».
Séneca separa el estudio de la naturaleza: la filosofía natural, del estudio de los hombres, la ética: teñida de religiosidad. La ética ha de servir para buscar el consuelo a los males de esta resignación ante el dolor y la muerte.
Se han perdido algunas de sus obras. Escribió nueve tragedias, una sátira contra el emperador Claudio, Apokolokyntosis; escritos sobre ciencias naturales: Naturalium quaestionum Ubri septem; escritos morales: Ad Lucilium de Providentia, Ad Serenum de constantia sapientis, Ad Novatum de ira, Ad Marciam de consolatione, Ad Gallionem de vita beata, Ad Serenum de otio, Ad Serenum de tranquillitate animi, Ad Paulinum de brevitate vitae, Ad Polybium de consolatione, Ad Helviam matrem de consolatione, Ad Aebutium liberalem de beneficiis y Ad Neronem Caesarem de clementia. Además escribió 124 Epistolae morales a Lucilio.
El estilo de Séneca es vigoroso, rico en sentencias, a veces cortado y siempre expresivo.
2. Filosofía. La filosofía de Séneca es fundamentalmente práctica. Sus doctrinas físicas revelan una gran influencia de Poseidonio y un gran conocimiento de la filosofía griega, así como una aguda observación de la naturaleza.
A Séneca le interesa más la filosofía como forma de vida que como especulación teórica, y gira toda ella en torno a la figura del «sabio», del «sofós». Para Séneca la sabiduría y la virtud son la meta de la vida moral, lo único inmortal que tienen los mortales. La sabiduría consistirá según la doctrina estoica en seguir a la naturaleza, dejándose guiar por sus leyes y ejemplos. Y la naturaleza está regida por la razón. Por tanto, obedecer a la naturaleza es obedecer a la razón, y poder de este modo ser feliz. La felicidad de que es capaz el hombre consiste en adaptarse a la naturaleza, y para ello mantener un temple anímico equilibrado que nos deje a salvo de las veleidades de la fortuna y de los impulsos del deseo que oscurecen la libertad. La libertad consiste en la tranquilidad del espíritu, en la imperturbabilidad del ánimo que hace frente al destino, la ataraxia.
Sólo es feliz el que, dejándose guiar por la razón, ha superado los deseos y los temores. La virtud debe desearse por sí misma, no por otra cosa; el premio de la virtud es la misma vida virtuosa y razonable que nos pone al abrigo de las turbaciones. La moral exige extinguir los deseos desordenados, especialmente la ira. El sabio debe esforzarse por mantenerse impávido. No se le exige una insensibilidad, pues perdería su condición humana, pero debe soportar las adversidades. No ha de tratar de reformar el mundo, que tiene sus leyes necesarias, sino procurar adaptarse a sus exigencias.
Séneca traza un programa de heroísmo pasivo, que exige una reforma de la imaginación y de la mente para que no se impresione por el horror de los dolores, la miseria y la muerte. Los hombres deben prestarse auxilio mutuo, vivir en sociedad profesándose afecto y estima. La naturaleza exige el amor de los elementos que la componen. Hacer daño a otro hombre es algo irracional que va contra la misma esencia de la naturaleza.
La muerte no es un bien ni un mal, puesto que es algo inexistente. Sin embargo, puede ser una liberación cuando las circunstancias de la vida condenan al hombre a una esclavitud incompatible con la libertad. Entonces el hombre tiene el camino abierto para dejar la vida. Nada nos fuerza a vivir en la miseria, en la necesidad. «Demos gracias a Dios de que nadie está obligado a permanecer en la vida», dice en una de sus cartas. Séneca propugna, pues, el suicidio en cualquiera de sus formas que él detalla en De ira como una liberación. Sólo ha de temerse lo incierto, pero la muerte viene con necesidad absoluta y nadie se libra de ella. En el caso extremo el sabio sigue siendo dueño de la vida, dejando voluntariamente la vida sin odiarla.
Séneca oscila, al pretender justificar este desinterés del sabio que busca la virtud por sí misma, entre una naturaleza que lo es todo y un cierto teísmo providencial. Y a veces identifica a Dios con la naturaleza, que está penetrada toda ella por la razón divina. La Naturaleza, la Razón, el Destino son nombres diversos de Dios.
El alma, del hombre es lo que el hombre tiene de racional y divino, y la que ayudada por la filosofía, nos hará resistir a la fortuna y al azar.
Séneca condena la esclavitud y proclama la igualdad de los hombres; pide que se perdone al enemigo y que se haga el bien a todos; exige el dominio de sí mismo y condena los combates de gladiadores. Tal parecido con la moral cristiana ha llevado a algunos a hablar de una correspondencia epistolar de 14 cartas entre el filósofo y el Apóstol, pero evidentemente son apócrifas.
Toda esta doctrina respondía a la misma personalidad de Séneca. Vivió una vida dramática y se vio mezclado en las turbias luchas que se tramaban en torno al poder. Durante varios años la responsabilidad pública de Séneca fue enorme y de él dependía la suerte de muchas personas. Pretendió llevar a la práctica las doctrinas de los teóricos estoicos; pero al tropezar con la realidad se manchó con sus impurezas, y así tuvo, por ejemplo, que excusar los crímenes de Nerón mientras él mismo se enriquecía. Había en Séneca dos personalidades, muchas veces disociadas y enfrentadas. El moralista estoico, severo e idealista, y el hombre [265] público, apasionado por la vida política y ambicioso. El estoicismo llenaba profundamente su corazón, pero las intrigas políticas le hicieron muchas veces olvidarse de las máximas elevadas. El destierro y la desgracia purificaron su alma, y renunciando a cambiar al mundo imponiéndole la felicidad mediante la política, purificó y acendró su vida interior, desligándose de las vanidades del mundo y sometiéndose al orden del cosmos.
En lógica, Séneca, siguiendo a los estoicos, admite la singularidad del objeto conocido y la corporeidad de todo lo existente. No admite, por tanto, las ideas esenciales platónicas situadas en un lugar celeste. Las ideas son realidades físicas dotadas de propiedades activas, de la misma manera que nuestra alma es una partícula del alma universal. El bien, por ejemplo, es un fluido que impregna el alma del sabio. Todo es corpóreo. Nuestros sentidos aceptan estas realidades corpóreas y las aceptan con evidencia. Y como el mundo es en sí racional, está traspasado de racionalidad; nuestras ideas pueden organizarse también en ciencia. La razón es inmanente al mundo y, por tanto, la razón de cada hombre hallará al mundo inteligible, puesto que el alma es una chispa o soplo divino.
El alma es un soplo extremadamente sutil y cálido, spiritus, es una sustancia continua gracias a la cual los cuerpos complejos conservan su unidad. El alma del mundo mantiene también la cohesión de la tierra y sirve de vínculo con el cielo.
La tierra es en cierto modo un ser vivo, orgánico, con funciones corporales, humores y ritmos como el hombre. De este modo explica Séneca los fenómenos de la naturaleza, el rayo, las cavernas, las corrientes de agua.
En la vida psicológica del hombre se contrapesan el impetus, la pasión y el juicio reflexivo. La inteligencia debe analizar y clarificar las pasiones, despejándolas de todo lo oscuro e irracional. Por eso la virtud consiste en una inteligencia que juzga acertadamente de un modo estable. En este aspecto de las doctrinas senequistas es perceptible el influjo socrático, según el cual el error y el mal coinciden. De hecho esta virtud racional es ahogada y oscurecida por múltiples circunstancias que favorecen la perversión. El placer, el dinero, el orgullo, cosas en sí «indiferentes», puesto que no son bienes, se enseñorean del hombre.
La virtud consistirá en el dominio de la racionalidad; pero dado que el mundo «ya» es racional, la virtud es independiente de toda evolución del mundo y de la sociedad. Séneca excluye toda posibilidad de rebelión y protesta. El bien supremo es la sumisión al orden racional del mundo. Aparte de él, no hay bienes ni males, sino cosas indiferentes. En todo caso, el dolor más agudo es el más breve y con la muerte vendrá la felicidad. Las riquezas no son bienes porque están sujetas a veleidades y no dan tranquilidad de espíritu; precipitan al rico, por el contrario, en un torbellino de deseos.
Sólo sobreviven las almas que se han elevado sobre lo bajo de este mundo gracias a la razón. Las demás no han llegado a un grado suficiente de conciencia y no podrán desligarse de lo material.
Séneca rechaza la mitología griega y romana, juzgándola poco digna de la divinidad. El Universo es un conjunto orgánico y debe ser dominado por un solo ser: Dios, Júpiter. Las divinidades no son sino aspectos y caracteres de este ser supremo. La conciencia debe obrar según lo que en cada momento exija de nosotros el orden del Universo. Eso es el Destino. Lo demás es atribuible a la pasión o a la fortuna, al azar.
Séneca no se queda nunca, sin embargo, en un plano de ética teórica o abstracta. Lo que interesa, según él, no son las sutilezas de la lógica ni las profundidades de la física, sino la vida moral. Los tratados de Séneca son cartas o diálogos. Trata de aconsejar, de guiar por el camino del bien, de la razón y de la ascesis, superando lo contingente y azaroso, dominando la pasión y el deseo.
Séneca predica la fraternidad universal y la superación de los límites angostos de la ciudad o la patria. El sabio tiene por patria el Universo y el destierro es un mero cambio de lugar.
No obstante todo lo anteriormente expuesto, las opiniones y doctrinas de Séneca no forman un sistema y son frecuentes las contradicciones. Muestra una decidida preferencia por la ética como ciencia práctica autónoma, desentendiéndose de las grandes cuestiones metafísicas. De ahí la originalidad del senequismo frente al estoicismo antiguo: por su espiritualismo frente al monismo, y por subrayar frente al Todo la dignidad moral de la persona.
Bibliografía: Juan Francisco Yela Utrilla, Séneca, 1947; P. Grimal, Sénèque, 1947; Juan Carlos García-Borrón, Séneca y los estoicos.
Filósofo estoico, estadista, escritor, dramaturgo y trágico poeta romano, nacido en Córdoba, España, conocido como Séneca el Joven, cuya obra filosófica y literaria se convirtió en un modelo en el Renacimiento e inspiró el desarrollo de la tragedia de Europa. Fuente ilustre hijo de Lucio Séneca Aneu el Viejo, el famoso orador, fue enviado a Roma para estudiar filosofía y la oratoria (16-19).Lucio Séneca: El pensador mártir de su lealtadEn vida fue una de las figuras más preponderantes de la política romana durante la era imperial, debido a que supo cosechar la admiración y el respecto de sus colegas, y al mismo tiempo el odio de sus enemigos. Es que Lucio Séneca se caracterizaba por ser uno de los más destacados pensadores e intelectuales de la época, con una oratoria brillante y unos
principios políticos y filosóficos que llegaron a revolucionar el mundo, por lo que sigue siendo considerado el máximo representante del estoicismo romano.Lucio Anneo Séneca, conocido también como Séneca el Joven, nació alrededor del año 3 DC en Corduba, región española que en la actualidad conforma la ciudad de Córdoba. Tuvo la fortuna de criarse en el seno de una familia privilegiada, ya que su padre era un profesor muy respetado de la retórica en Roma. Es por ello que Séneca recibió una educación de primer nivel en la escuela romana Sextii, que le permitió desarrollar su talento como orador y retórico.Por supuesto que su fama no se hizo esperar, ya que desde muy joven logró convertirse en una figura popular dentro del ámbito del derecho, al mismo tiempo que ganaba fama como escritor de tragedias.No obstante, en el año 39 DC comenzaron sus problemas, cuando el emperador Claudio lo acusó de cometer adulterio con su sobrina Julia Livila, lo que debió pagar con el exilio. Así fue que en el año 41 DC fue enviado a Córcega.A pesar del exilio, Séneca se mantuvo activo gracias a la escritura, y fue durante ese período que creó sus famosos tres tratados denominados “Consolaciones”, que desarrolló durante los años 40 y 43 DC.Seis años después, Agripina, la esposa de Claudio, le recomendó a su marido que invitara a regresar a Roma al filósofo, lo que permitió finalizar con el exilio. Un año después Séneca contrajo matrimonio con Pompeya Paulina, lo que le permitió conectarse con personajes influyentes de la escena romana, y poco después convertirse en Pretor.Fue en aquella época que Séneca se convirtió en tutor del joven Nerón, por lo que en el momento en que Nerón fue nombrado Emperador, Séneca se transformó en el primer ministro oficial.Mientras tanto, Séneca continuó escribiendo, por lo que muchos historiadores aseguran que fueron de su autoría la mayoría de las políticas implementadas durante la primera mitad del reinado de Nerón.Sin embargo, Nerón fue cambiando lenta y paulatinamente su opinión en torno a Séneca, motivado por las constantes manipulaciones que recibía de algunos de sus amigos más íntimos, que lograron convencer al Emperador de que Séneca era en realidad un enemigo.Nuevamente la desgracia volvió a caer sobre la vida de Séneca, por lo que el filósofo decidió retirarse de la vida pública en el año 62 DC, y se dedicó a escribir las llamadas “Cartas a Lucilio”. Pero aquello no fue suficiente para los enemigos de Séneca, lo que ocasionó que en el 65 DC fuera acusado de conspirar para derrocar a Nerón.Ante esta realidad, el Emperador Nerón le solicitó a Séneca que se suicidara, orden que el pensador cumplió para demostrar su lealtad.Al margen de su vida política, cabe destacar que Séneca ha sido un prolífero autor de diversas obras teatrales, que aún hoy continúan siendo las piezas más elogiadas, entre las que no podemos dejar de mencionar tragedias como “Fedra”, “Agamenón”, “Edipo” y “Medea”, entre otros.Algunas Frases Célebres de Séneca:En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto.Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti.Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella.
No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.La ira: un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte.LA MORAL ROMANA: DOCTRINA DE LOS ESTOICOSLA SOLIDARIDAD CON TODOS LOS HOMBRES: “¿Cómo nos comportaremos con los hombres?… ¿Qué preceptos daremos?… He aquí una fórmula del deber del hombre: todo lo que ves, que abraza lo divino y lo humano, es todo unidad; todos nosotros somos miembros de un gran cuerpo. La naturaleza… nos engendró un mutuo amor y nos hizo sociables… Por su ley, es más mísero realizar el mal que recibirlo. Por su orden, deben estar prontas las manos para ayudar. Y aquel verso: ‘Soy hombre1 y de nada de lo humano me considero extraño’, debemos tenerlo en el corazón y en los labios” (Séneca).LA BONDAD, VIRTUD INVENCIBLE: “Analiza este pensamiento: ¿qué haré si no se me tiene gratitud? Aquello que hacen los dioses…, que comienza, otorgando beneficios a aquellos que los ignoran, continúan con los ingratos… La ruina de la casa no disuadió nunca a nadie de reconstruirla, y cuando el fuego la destruyó, colocamos los fundamentos sobre terreno aún cállenle tan pertinaz es el alma en las buenas esperanzas… Como buen agricultor, con el cuidado y con el trabajo venceré la esterilidad del suelo” (Séneca).LA ACEPTACIÓN DE LA MUERTE: “Cuando llegue el día en que se disgregue esta mezcla de divino y humano, dejaré el cuerpo aquí donde In In encontrado y me restituiré a Dios, y aun ahora no estoy sin él, sino que me hallo prisionero del peso terrenal… Tal como el útero materno nos guarda diez meses…, de la misma manera, por medio del intervalo que transcurre desde la infancia a la vejez, maduramos para otro parto… Espera, por eso, sin temor la hora del destino: no es la última para el alma, sino para el cuerpo… Este día… es el del nacimiento eterno… Se disipará esta oscuridad y la clara luz nos herirá de todas partes…” (Séneca).LA MUERTE DE UN HOMBRE COMO DIVERSIÓN : “El hombre, cosa sagrada para el hombre, es muerto ya por diversión, ya por juego…, y la muerte dada por un hombre es espectáculo” (Séneca).LA DIGNIDAD DE CUALQUIER HOMBRE: “El alma recta, buena, grande…, puede encontrarse en cualquier hombre, en un caballero romano o en un liberto o en un esclavo. ¿Qué son, en efecto, caballero, liberto, siervo? Nombres dados por la ambición o por la injusticia” (Séneca).EL NECESARIO PERFECCIONAMIENTO DEL ALMA: “Lo que verdaderamente se exige del hombre es que beneficie a los hombres: si puede, a muchos, si puede menos, a pocos, si puede menos aún, a los próximos; si menos todavía, a sí mismo” (Séneca).LA VIDA, UN CAMINO HACIA LA MUERTE“No caemos de improviso en la muerte, sino que avanzamos hacia ella paso a paso: morimos cada día. Cada día nos toma una parte de vida, y aun cuando crecemos, la vida decrece….” (Séneca).