LOS VERTEBRADOS FOSILES - DIGITAL.CSIC:...

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  • LOS VERTEBRADOS

    FOSILES DE LA COMUNIDAD

    DE MADRID

  • LOS VERTEBRADOS

    DE LA COMUNIDAD DE MADRID

    COmEJmlL # L B l l C U L N U v BLWUIrnA DlRECClOH BENEUL D R MEDlO lMUL SEIWICIO on mmo wrmu

    Texto: Enrique Soto Rodrguez.

    Carmen Ses Benito.

    Ilustraciones: Miguel Garca Ramos.

  • Edita CC'!JS8JE"rta de Acncuuura y Oanaderta Servicio del Medro Natural

    'reao Enrque Seto. Carmen Sese

    llustraciones Miguel GRamos

    Disee cubierta y rnequetacron Miguel G Pernos

    Foto ccbiena Enrique Soto

    Director da la ecli.ci6n: Javier Lerma.

    Potccomposcjn: Linegral; soc. Coop, LIcia.

    Imprime: _QrficasDccna S.A1.

  • Presentacin, 7.Introduccin, 9.Un poco de historia, 11.Los fsiles y su estudio, 13.La Era Cenozoica, 41.

    1: Terciario, 43.11: Cuaternario, 71.

    Bibliografa, 97.Glosario, 99.Apndice, 103.Relacin de fsiles descritos, 106.Indce temtico, 107.

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    PRESENTACION DE LA Sf'RIE DE LOS CUADERNOS MADRI"EOS

    DE NATURALEZA

    A le largo de los ltimos aos han ido viendo la luz diversas pubceciones de lE Conseierte de Agricultura y Geneerle. re-lativos al medio neturel de nuestra Comu-nidad, continuando la linea abierta tiempo etres por la extinta Diputacin Provincial Las suces/vcs monoqrettes. gulas de la Na-turaleza, carteles de Ecosiuemes, temines de especies, guias de sendas ecolgicas etcterA han encontrado UD" gran deman-da reflejada en la rapidez con que han sido agotadas las existencias

    El territorio que configura naesre Co-munidad cuenta con una amplia variedad de ecosistemas y con una ms qU'2 spre-cieble riquezs de especies de flora y fauna silvestres. Por otra parte, la alta eccesiblli-dad del mecho natural madrileo y la exis-tencia de cuatro Uruversidedes. han propi-ciado ia realizacin de gran nmero de es-tudios e investigaciones sobre el m.smc

    Nace con sta una nueva serie de publi-caciones cuyo objetivo es poner al alcance del publico, de una forma cnvulqenve. di-versos estudios y trabajos realizados sobre la naturaleza mecriee.

    El contenido de estas publcectones sera tan amplio en cuanto a los temas tra-tados y tan diverso cerno lo es la misma Naturaleza, sin mas limitacin que la pro-v'a conc-ecccni de la materia treteae.

    Confiamos en que la utilidad de esta nueva serie sea grande para tantos? tan-tes eticoneoce y profesionales, cuya /lnah-dad es el mantemmienlO y el' uso, lo ms racional posible, de los recursos naturales de nuestre Comunidad,

    Todas la criticas y sugerencias sern bien recibidas de manera que pueda ir 10-orendose un ajuste en/re la cetded ceriu-Iics. el carcter divulgativo y las necesida-des del pblico al que se dingen.

    Luis MaestTe Muii!

    Consejero de AgTic;ultuTa y GanadeTia,

  • Introduccin

    Seguramente a muchos sorprender sa- ber que Madrid, hace unos 30.000 aos, es- tuvo poblado por mamuts, rinocerontes la- nudos y bisontes, o que unos 200.000 aos atrs los elefantes e hipoptamos frecuen- taban las aguas d e los ros Jarama y Manza- nares. O aun antes, en la era Terciaria, hace ms d e 15.000.000 d e aos, una figura d e primitivos y extraos ciervos, jirafas, osos- perro o tortugas gigantescas, habitaban en el territorio d e nuestra Comunidad Aut- noma.

    Este libro pretende explicar, sencilla y brevemente, cmo los paleontlogos, autn- ticos exploradores del tiempo, cientficos que estudian los seres antiguos, han podido conocer estos habitantes extraordinarios d e nuestra provincia a travs d e sus restos f- siles. Veremos qu es un fsil, cmo s e for- ma y en qu medios puede formarse; dn- d e se buscan y encuentran y qu datos nos proporcionan. As iremos conociendo tam- bin cmo desde el simple fsil llegamos a reconstruir el aspecto que tendran los ani- males en vivo, las comunidades faunsticas que formaban y, a travs d e ellas, e l clima y el paisaje d e cada edad y cmo se determi- na su antigedad.

    En una segunda parte pasaremos revista, a modo d e catlogo, a los principales tipos

    d e animales vertebrados que durante el Terciario y Cuaternario han poblado nues- tra provincia. Naturalmente toda esta infor- macin proviene del trabajo d e los paleon- tlogos que desde hace poco ms d e un si- glo han ido pacientemente estudiando los fsiles y sin cuyo trabajo este libro no po- dra haberse realizado.

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    Un poco de historia...

    Las primeras referencias escritas sobre la fauna fsil de los yacimientos de Madnd, ciatan de mediados del siglo XIX. Posible mente, y al igual que sucedi en otras par-tes, hubiera anquamenre noticias sobre la existencia de esqueletos de qiqantos o dreqones en la provincia de Madrid; en cualquier caso ninguna tradicin autctona oral o escnta en este sentido nos ha llegado a nuestros das,

    Desde mediados del siglo pasado hasta comienzos del SIglo XX las not-cias escritas consisten en trabajos realizados por natura-ustas y que generalmente son cataoqos de fauna o estudios sistemticos de un grupo de fsiles entre los que se incluye algn ejemplar madrileo. En la mayoria de los casos la fauna fsil de Madrid es meramen-te citada sin entrar en detalle No obstante. la importancia de esta euna hace que algu-nos autores extranjeros. entre los qUA des-tacan el alemn Kaup. el ingls F'alconer y los francesas Lertet, Oervais y Vemeun, to-dos ellos eminentes paleontlogos de la poca. se interesen por los fsiles de Ma-drid. Jos Ezqucrra del Bayo y Casiano del

    Prado san los primeros autores espaoles que entre 1840 y 1864 publicaron diversos estudios sobre las faunas del Terciana y Cuaternario madriteos.

    Ya en el siglo XX arquen escaseando los trabajos descrptrvos de las faunas fsiles madrileas. Destaca, sin embarqo, durante los aos del segundo decenio, la labor de Hemandez Pacheco por sus estudios de las faunas terciarias y cuaternarias. Lo. pros-peccin de nueves yacimientos durante el primer terete del sigla corre a cargo de destacados arquelogos, como Obcrrncier. Prez de Barradas y Wernart, que descru-bren numerosos yacimientos arqueolgicos en las Orillas del Manzanares, muchos de ellos con fauna fsil: pero, dada su forma-cin arqueclqica, realizan una descripcin exhaust:va de la industria elaborada por el hombre primitivo, hmitndose. en el mejor de 103 casos, a citar simplemente la fauna encontrada.

    A partir de los aos cincuenta aparecen alquncs trebejos geolgicos centrados fun-damentalmente en la problemtica de .as terrazas del Manzanares en los que, igual-

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    mente, los hallazgos peleontolqicos son citados sin mayor estudio, Por esta poca los profesores Crusafont y Villalta estudian las faunas terciarias de los yacimientos de Vallecas y Paracuellos del [arama. Por otra parte Melndez y Aguirre describen el hallazgo de un esqueleto casi completo de elefante del Cuetemano en Villaverde.

    Slo en los ltimos aos setenta y ochenta

    se realiza el estudio sistemtico de los fsiles que van siendo encontrados en la provincia de Madrid, Las investiqacicnes corren a cargo de los equipos de paleontlogos * del Museo Nacional de Ciencias Naturales del eSle de Madrid y de la Facul tad de Geologa de la Universidad Complutense de Madrid, que son plasmadas en diversas publicaciones cientficas.

  • LOS FOSILES

    y SU ESTUDIO

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    QUE SON LOS FOSILES y PARA QUE SIRVEN

    Un fsil es, en sentido estricto, un resto o huella de actividad de un antiguo organismo vive. Es oecr, que los fsiles no son slo los restos del propio organismo, como esqueletos, caparazones, plumas, hojas de plantas, etc., sino tambin los excrementos, pisadas, mordeduras, etc. Los fsiles son, por tanto, documentos muy valiosos y fidedignos de la vida en el pesado, hace miles y millones de aos, que cuidadosamente estudiados e mterpretadcs por 103 palecr.tlogas nos informan de 1" historia de la vida

    El pnmer aspecto de inters de un fsil es el biolqico Los fsiles son restos de organismos que estuvieron tan vivos en el pasado como cualquier animal o planta actuales. Nos ayudan a reconstruir la mstona de la fauna y la flora, pues nos dar. informacin acerca de cmo era el animal o planta en vida, qu form y aspecto tenia, de qu se alimentaba, en qu medio se desarrollaba, etctera.

    Otro aspecto de inters de los fsiles es el geolgico, ya que proporcionen al cientfico informacin acerca de la edad de las rocas que los contienen y del ambiente en que se han formado dichas rocas.

    Reumendo todo los datos obtenidos en una misma regin podremos llegar a conocer las relaciones que haba entre los dis

    tintos tipos de seres vivos y su entorno. Del mismo modo, al conocer su distribucin en el espacio y en el tiempo, podremos llegar a saber la historia de sus orgenes, su evo lucin y las causas y poca ce su desaoancin.

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    LA FOSILIZACION

    QU: sucede cuando un vertebrado actual muere? En circunstancias normales ser atacado por bacterias putrefactivas qUE: descompondrn el cadver rpidamente y, adems, ser despedazado por los carroeros que destruyen y dispersan sus huesos. incluso si los huesos se libran del ataque de los carroeros quedarn sometidos a la accin del clima (lluvia, sol, heladas), arrastre mecnico y procesos de disolucin por el agua que en un plazo ms o menos largo acaban por desintegrar los esqueletos,

    Para que la fcstlizecin tenga lugar se necesitan condiciones especiales, en particular, que los restos orgnicos queden incluidos en un material que los proteja de los agentes externos. Por ejemplo: un elefante muerto en un ro puede ser atacado por algunas aves o peces carroeros que probablemente causarn poco dao en su esqueleto; estos restos podrn ser recubiertos por sedimentos aportados por el propio ro o afluentes, con 10 que la primera fase previa a la Ioeibzacin quedar concluida, La verdadera fosilizacin. sin embargo, es un lento proceso de transformacin qumica cuyo agente principal suele ser el agua de iniltracin Los compuestos orgnicos del esqueleto van siendo reemplazados poco l

    poco por otros compuestos minerales (calcita, slice. carbono, etc.).

    La conservaci6n final de los restos de un ser VIVO durante miles y millones de aos, es decir, el hallazgo de un fsil, es, sin embargo, un hecho excepcional en la naturaleza por la gran cantidad de agentes destructivos que actan en circunstancias normales. Y, aun as, si tenemos en cuenta la dificultad de que se conserve un fsil. es sorprendente la gran cantidad de ellos que encontramos. No obstante conviene tener presente Siempre que los fsiles que encontramos son una mnima parte, una pequea muestra, por as decirlo, de todos los animales y plantas que han vivido en la Tierra.

    Generalmente slo se conservan las partes duras de un organismo (por ejemplo, huesos, dientes, etc.), aunque a veces tambin quedan preservadas sus partes blandas (por ejemplo, piel, msculos, etc) en el hielo, momificadas en betn, o quedan Impresiones del organismo en sedimento fino. En el caso de los vertebrados los fsiles suelen consistir en huesos y dientes generalmente sueltos y ms raramente en esqueletos completos.

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    DONDE SE FORMAN LOS FOSILES

    Hemos visto que para la formacin de un fsil es necesano que quede recubierta rpidamente por sedimentos para evitar que los restos se destruyan; por tanto, es necesario que los esqueletos se acumulen en un rea sedimentaria.

    Muchos vertebrados habitan en la proximidad de ros, lagos, etc., que les proporcionan bebida o bao. Algunos van a morir all o sus restos son arrastrados hasta ellos Unos viven en cuevas, donde mueren; otros son presas de carnvoros que acumulan sus restos en sus guaridas; por fin, algunos caen en trampas naturales, pozos, cinagas. aludes, etc.

    Pasemos revista a algunos de los ms importantes medios sedimentarios * en la formacin de fsiles de vertebrados.

    Depsitos de ro

    Sin duda los depsitos ms importantes de fsiles de mamferos del Cuaternario en Madrid son las terrazas fluviales * existentes en las orillas de los ros Manzanares, ]arama y Tajo. a veces a gran altura sobre sus caudales actuales.

    Los sedimentos de las terrazas varan en su constitucin desde cantos. gravas o arenas gruesas depositados en condiciones to

    rrenciales, a limos y arcillas cuando el agua est prcticamente remansada A menudo estos sedimentos no slo conllenen restos de mamferos, sino tambin acumulaciones de moluscos y plenes, ms raramente Impresiones de plantas e incluso huellas de pisadas que proporcionan una valiosa mormacin acerca de las condiciones ambientales, clima. vegetacin, etc, en las que los arumales vivan.

    Depsitos lacustres

    Muchos de los conjuntos faunsticos del Terciario madrileo han sido encontrados en depsitos de lagos actualmente inexistentes. Los lagos constituyen un ambiente especialmente favorable para la fosilizacin. ya que no slo los restos de animales acuticos son rpidamente cubiertos por los sedimentos, sino, tambin, los restos de animales terrestres,

    Depsitos en marismas y zonas pantanosas

    Tanto los lagos como los ros. y algunas zonas costeras, estn frecuentemente bordeados por zonas pantanosas o de inundacin. Algunos animales, sobre todo los vie

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    jos y enfermos, pueden quedar atrapados en el fango de esas zonas, La dificultad de los amrnales al rr.overse en este medio puede dar lugar a cue los hombres pnmitivos aprovecharan la circunstancia para darles muerte, como parece haber sucedido en el yacimiento de ridos, cerca de Arganda.

    Depsitos de cuevas Las cuevas a menudo contienen grandes

    cantidades de restos de mamferos fsiles como resultado de diversos acentes de acumulacin. As, por ejemplo, puede suceder la cada inadvertida en pozos naturales, en cuyo caso la cueva hace de trampa natural. En otros ClSOS las cuevas son uulizedes como alojamiento por los propios animales que mueren en ellas por enfermedades o por la edad; estos animales. qeneralmente carnvoros, transportan a su guarida los restos de los herbvoros que capraran. produciendo una acumulacin de huesos con frecuencia Iracturados y con huellas de descamacin.

    Este tipo de depsitos, muy abundantes en 10:-:; reqiones calcreas de Espaa, no os frecuente en Madrid dada la naturaleza de las rocas que conforman nuestro territorio, pero abunda en las zonas lirrutro'es de Seqovia y Cuadelajare, con numerosos yacimientas cuaternarios en Pedraza de la Sierra y Coqolludo. respectivarnerre. El primor yacimiento de este tipo del que se tiene ncncia en Madrid es el de Pinilla del Valle

    Depsitos en hielo Hemos pasado revrsta a los principales

    medios sedimen.anos en los que se producen acumulaciones de fsiles en la Comunidad Au-noma madrilea. No por ello debemos dejar de citar algunos medios, no

    slo espectaculares, sino verdaderamente interesantes desde el punto de vista ciennfreo, ya que en algunos casos nos han perm.tido tener un mejor conocimiento de la er.atome y sonom.a del en.mal vivo.

    Quiz uno de Jos procesos ms conocidos popularmente sea el de los anima.es conservados en el hielo durante decenas de m.les de aos en Siboria y Alaske como si se tratara de una cmara frigorfica, algunes con la carne en condiciones de comestibilidad. Esto ha permitido conocer no slo e1 aspecto exterior de animales como el mamut lanudo o el rinoceronte lanudo, sino que incluso ha sido posible analizar el contenido de SUb estmaqcs. con lo que conocemos su rqimen alimenticio y cules eran algunas de las plantas existentes en su hbitat ". lo rUA nos ayuda e formarnos una idea del paisaje y clima de su poca.

    Los depsitos de animales congelados probablemente se formaron al ser atrapados stos por corrientes de sohfluxin * que consiste en coladas de barro con bloques sueltos que fbyen como si fuera un lquido, y que se producen por algn factor que proveca su desequilibrio, de manera semejante a lo que sucede con los aludes de nieve enlas montaas.

    Depsitos de turba ", y sustancias bituminosas *

    En zonas bajas, encharcadas, con ebundancia de plantas, Ja falta de oxgeno debida al metabolismo de las propias plantas, impide la descomposicin de los restos de orgamsmos Generalmente estos depsitos son interesantes por su contenido en plantas, pero ocasionalmente tambin aparecen restos de ammales vertebrados. Casos excepcionales de conservacin en la turba sen los de ms de 150 cuerpos humanos de

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    la Edad del Hierro (ms de 2,000 aos) que han Sido encontrados en Dinamarca en Jos ultimes 100 aos y que en la mayora de los casos conservan hasta la ropa y el cabello, quedando momificados de forma natural.

    De manera similar se conservan enteros, restos de organismos en materiales tales como el asfalto, Tambin excepcionales son los hallazgos de los rinocerontes lanudos conservados en Cahtzia (Polonia, Crpatos orientales) en una cera natural denominada ozokerita. En estos casos tambin ha podido estudiarse el contenido estomacal y, a juz

    gar por el tipo de plantas, parece que exisri una tundra *, con un clima ms fro que el actual.

    Obviamente estos tipos de fsiles, tanto los conservados en sustancias bituminosas como los conservados en hielo, no se encuentran en la provincia de Madrid, pero es mteresente nombrarlos no slo por su curiosidad, sino porque son los que han permitido conocer en muchos casos el aspecto externo de algunos animales en vida, cosa que raramente sucede con fsiles de vertebrados.

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    DONDE ENCONTRAR LOS FOSILES

    Las preguntas que un profano formula al paleontlogo son: Dnde se buscan los fsiles), o Se puede saber previamente si en determinado luqar hay 'siles? y Ia respuesta es: Se puede saber dnde no hay fsiles con casi absoluta seguridad y se sabe dnde puede haber fsiles. Es decir, se pueden reconocer terrenos de ongen sedimentanc que por .sus caractersticas pueden contener fsiles y terrenos que no pueden contenerlos. En un caso hablemos de facies * Iavorebles o fosilferas y en otro de facies no favorables o no fasilferas.

    Facies no fosilfferas son, por ejemplo, 13. mayora de las rocas metamrficas *, que, aunque tienen un ongen sedimentario, han sufrido rondes modificaciones debido a altas presiones y temperaturas; aun en el caso de conservar fsiles los habran hecho desaparecer con muy raras excepciones. En caso de erupciones volcnicas a veces se conservan moldes de los seres atrapados por la erupcin.

    Facies potencialmente fosilferas son, en general, todas las rocas sedmenteras *, Ya sabemos que para que un fsil se conserve es necesario que sea entenado por un sedimento; as, pues. los fsiles pueden encontrarse en arenas, limos y arcillas, calizas, etc. Naturalmente hay unos sedimentos

    ms favorables que otros. Por eso dicilmente encontraremos fsiles en conglomerajas * de cantos gruesos o en yesos; en el primer caso la energa necesaria pare transportar los cantos no dejaran un hueso intacto, y, en el segundo, en las condiciones ambientales necesarias para su formacin, raros son los organismos que pueden vivir

    En el C2.S0 de la Comunidad Autnoma madrilea podemos desechar. por consiguiente, tedas las rocas gneas * y metamrficas de la sierra del Guadarrama y los yesos de la zona sur. Queda, de esta manera restrincida la zona toshtera a la cuenca del. TaJO, con sus afluentes [arama y Manzanares.

    Sabemos, por tanto, dnde puede y dnde no puede haber fsiles; lo que no sabemos, aun en el caso ms favorable. es si realmente hay fsiles. Dnde excavar, pues? Excavar en un sitio indetermmado con la intencin de encontrar fsiles sera como buscar una aguja en un pajar. As. pues, las excavacicnes se realizan generalmente all donde existan indicios de fsiles, restos de huesos, pequenas esquirlas, etc., es decir, on los afloramientos o sitios eH los que los plegamientos tectnicos *, la erosien e incluso las obras publicas. carrete

  • ras, canteras, ferrocarriles, etc., har; puesto al descubierto un yacimiento fosilfero.

    'I'amcin pueden efectuarse prospecciones metdicas, Para encontrar fsiles de mamferos necesitaremos prospectar. por lo dicho. en rocas sedimentarias, prefenblemente de origen fluvial o lacustre y de una edad detorminedc (mediante correlacin estratigrfica *), terciaria o cuaternaria. Esta informacin generalmente la proporcionan los gelogos en sus estudios de campo, que con frecuencia necesitan de la ayuda del paleontlogo para la datacin de los estratos *,

    Actualmente las prospecciones paleontolqicas son de larga duracin y, por tanto, caras. Son llevadas a cabo por equipos

    cientficos compuestos por vanas personas con la ayuda econmica de instituciones pblicas o pnvadas. All donde aparecen los indicios anteriormente expuestos se inicia la excavacin,

    Los descubrimientos accidentales son realizados por todo tipo de gentes, operanos de canteras y excavaciones mdustnales, peones camioneros, obreros de la construccin al efectuar pozos de cimentacin, aficionados y gelogos en su trabajo de campo En este sentido resulta encomiable la labor que la Brigada de Rescate del Museo Arqueolgico Mumcrpal destacada en las graveras del Manzanares que oportunamente dan noncia de cualquier nuevo hallazgo.

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    LA BUSQUEDA DE RESTOS FOSILES EN LA PROVINCIA DE MADRID

    La mayora de Jos restos fsiles, como ya vimos anteriormente, deben su conservaC16n Iundarnemelme.ite dI hecho de haber sido enterrados, a veces a gran profundidad, permaneciendc fuera del alcance de la vista hasta que son expuestos por la erosin o por la excavacin accidental (pozos, graveras. canteras) o intencional. En el rea de Madrid se han dado los dos tipos de ha llazqos.

    En las terrazas cuaternarias del valle del Manzanares la mayora de los restos han salido a la luz debido a la excavacin sistemtica que de dichas terrazas se hace para la obtencin de ndos * para la construccin: en otros casos la" aparicin de los fsiles se debe a las obras de cimentacin de edicios. La representacin de la fauna fsil, que se obtene en estos casos, est la mayora de las veces condicionada por el tamao que puede ser visible para el operario que maneja, lee enormes rr.quinas excavadoras. De tal manera que slo los grandes huesos y crneos de los mamferos de mavcr talla (uros, caballos, rinocerontes, eleames, etc.) parecen existir en tales yacimientos, En las canteras de ridos los materiales excavados por la' mquina pasan a las tamiaedoras. en donde es dicil que las pequeas piezas puedan ser d.Ierenciadas.

    A menudo se establece una excelente cooperacin entre los propietarios de los terrenos y canteras y los paleontlogos, que, de otra manera, tal vez jams hubieran terudo la posibi.idad de acceso a tales materiales. Sin embargo, un mtundado temor a expropiaciones o retraso en las obras hace que ciertos industriales encubran sus hallazgos ocultndolos o destruyndolos, con lo que se pierde un valiossimo e irrepetible material.

    Los fsiles en s mismos no tienen ningn valor fuera del estrictamente cientfico. Dada la rareza de hal.azqos de fsiles de vertebrados y la transcendencia que tienen para reconstruir la historia de la vida, los paleontlogos necesitan estudiar cada nuevo fsil para completar sus investiqacones. Es por ello impcname que tanto los aficionados como los que realizan un descubrrr.iento casual de un fsil de vertebrado lo comuniquen a los especialistas. para 10 que pueden dirigirse a cualquiera de los museos e instituciones en los que hay fsiles de Madrid que se mencionan al nal dellibro, especialmente los de Ciencias. Ellos les indicarn la relevancia de los fsiles en cuestin que pueden a veces merecer la realizacin de una excavacin de urgencia, As, el fsil que de otra forma tan slo ocu

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    para un lugar en un rincn de una casa panicular, puede pasar a formar parte del patrimonio cultural del pas, enriquecindo el conccirmento de su propia historia. Las donaciones de colecciones paniculares forman una parte Importante de los fondos de los museos, Es de desear la continuidad de esta colaboracin entre el aficionado y el paleontlogo en la tarea de rescatar para la ciencia y la cultura fsiles de vertebrados.

    Los pnmeros haHazgos de fsiles en la provincia de Madrid. realizados a mediados del siglo pasado, fueron, sin embargo, muy posiblemente descubiertos por la erosin fluvial o pluvial. Actualmente la mayora de las excavaciones que se realizan en el Terciario y algunas del Cuaternario de la provincia de Madrid: son el resultado de una bsqueda y prospeccin sistemtrca de yacimientos clsicos y nuevos. Una vez locahzados los restos fsiles de vertebrados se plantea el problema de recogerlos del terreno sin que sufran el menar dao. Para ello es necesario que reinen en la excavacin condiciones de laboratorio, variendo las tcnicas segn el tamao del fsil. La excavacin propiamente dicha debe ser realizada con mtodos manuales: usando piquetas, martillos. pinceles e incluso material quirrgico de precisin, Los restos pequeos son relativamente fciles de extraer. Frecuentemente el fsil necesita una preparacin antes de su extraccin del terreno, que suele consistir en un endurecimiento, mediante impregnacin con resinas sintticas. Si el fsil es grande necesitara una armadura slida para su transporte; escayola o espuma de poliuretano es lo ms frecuente Si el esqueleto est completo puede sacarse en un solo bloque y, si es necesario, fragmentarlo en partes numeradas para facilitar el traslado. Naturalmente toda

    excavacin se complementa con el mayor tipo de informacin posible del Isn mismo y de su entorno con objeto de poder reconstruir posteriormente las condiciones onginales del yacimiento, ya que ste como tal se pierde una vez ha sido excavado. As, se toman todos los datos sobre la exposicin de los restos en el sedimento en que se encuentran mediante anotaciones, medidas, dibujos y fotografas, etiquetndose cada resto con un nmero para su posterior identiicacin en el laboratorio. Adems, toda excavacin debe completarse con un estudio geolgico detallado del terreno y sobre la constitucin del sedimento por su posible gnesis.

    La llegada al laboratorio de restauracin de los ejemplares fsiles marca la siguiente fase del trabajo. Es necesario quitar cuidadosamente las empaquetaduras, separar la parte de ganga * rocosa que venga adherida al fsil por procesos fsicos o qumcos. reparar los pequeos desperfectos y roturas que presente el propio fsil y consolidar los huesos deruuvamente mediante resinas sintticas, armaduras metlicas, etc A partir de este momento comienza el estudio de los fsiles propiamente dicho. Seguidamente se proceder a su acondicionamiento en las salas de exposicin del museo si se considera adecuado, y, si no, se enviaran a lOS almacenes donde convementemente siqlados y protegidos servirn para posteriores estudios y revisiones.

    A pesar de las dificultades, tanto econmicas como adrrunistrsuvas que entraa su realizacin, son muy ilustrativos e interesantes los llamados museos in situ, es decir, aquellos que se construyen en el mismo yacrmento conservando la posicin onginal de todos los fsiles. Es el caso del magnfico Museo del Yacimiento de Ambrona. en la

  • molar supo der.

    MICROMANIFEROS

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    ESTUDIO DE LOS FOSILES

    Como los casos en los que los esqueletos fsiles de vertebrados que aparecen COIT.pletos son excepcionales, lo normal es que al cientfico 18 llequen para su estudio slo huesos y dientes sueltos. Mucho ms faIOS son aquellos casos en los que se tiene acceso a partes blandas del orgamsmo como piel, msculos, vsceras, etc.

    Evidentemente mteresa estudiar no slo el esqueleto, sino qu aspecto tenia el ammal vive, qu coma, cmo viva, qu tipo de nabitat " ocupaba. entorno geogrfico, veqetacin, clima, etc. En resumen, mteresa conocer, a partir de los fsiles, lo mismo que hoy nos plantearramos al estudiar una poblacin de seres vivos.

    El estudio cientfico de los fsiles se rige Iundamontalmcnte por tres principios: 1) Actuahsmo bioloqico: 2) Anatoma comparada, y 3) Correlacin orgnica. A continuaci6n pasaremos a ver en qu consisten. puesto que son el punto de apoyo de la paleontolona.

    Actualismo biolgico: Es el principie fundamental que establece que los seres vivos del pasado deban regirse por las rmsmas leyes biolqices que los seres vivos actuales, es decir, tenan necesidades fisiolgicas anlogas y estaban organizados de manera equivalente a los actuales As. por

    ejemplo. por la estructure que presentan las extremidades fsiles de un ammal se sabe si este animal era volador, nadador o corredor, de igual manera que sucede en la actualidad. Puesto que todo ser VIVO proceje de otro ser vivo que ha vivido con anterioridad, todos los organismos vivos ClCtuales proceden de otros orqansmcs que les han precedido en pocas anteriores. Ana.toma comparada: La comparacin anatmica de los restos fsiles con restos similares de formas vivientes con otros tambin fsiles, pertenecientes a organismos ya conocidos, pcrrn.te determinar las semejanzas y as llegar a identificarlos, aunque se trate muchas veces de restos fragmentanos. Es fcil entender este principio si pensamos por ejemplo en lo diferente que es una pezua de caballo, la garra de un len, la mano de un mono y la pata de una gallina que reccnocerramos perfectamente por comparacin con los animales de dichos grupos que ya conocemos, A veces un solo hueso. si es suficientemente significativo, o un diente, permite reconocer al animal de que se trata. Triceromeryx, del Terciana de Madrid, por ejemplo, tiene los dientes y 10:0 huesos de las extrermdades sirra.ares a los de las jirafas; se ha clesi'icadc como un jirdo. por tanto, aunque en su crneo pre

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    senta una cornamenta bastante curiosa: una protuberancia sea sobre rada ojo y otra en la nuca en forma de y,

    TricL'rll"'l'fVX, del ',' 'arimw, el" ,\,,,Inri, (1'11

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    de errores o inexactitudes que generalmente se van subsanando a medida que se encuentran ms restos fsiles de aquellos animales o partes de los mismos, que ms se desconocan.

    El problema ms difcil es el de reconstruir las partes blandas del animal fsil. Aunque. salvo escasas excepciones, las partes blandas de los fsiles se han perdido para siempre, es posible adaptar la musculatura alrededor del esqueleto que ya conocemos. La anatoma comparada del esqueleto nos permite asimilar el aspecto de un animal a grandes rasgos con el de sus parientes actuales

    Realmente el aspecto extenor de un vertebrado fsil no preocupa mucho al paleontlogo, ya que aporta pocos datos de inters ciennco y dice muy poco acerca de las cualidades del ammal. Por el contrario, la apariencia externa goza de gran inters entre el gran pblico, ya que le proporciona una imagen posible del animal en vida.

    La reconstruccin de un animal presenta su mayor dificultad a la hora de representar los rasgos ms superficiales, Nunca podremos saber SL las orejas de un determina

    do animal eran grandes o pequeas, redondas o puntiagudas, En estos casos, aun fijndonos en especies actuales emparentadas, nos encontramos con grandes variaciones, Lo mismo sucede con el pelaje. Probablemente, de no haberse conservado los mamuts y rinocerontes lanudos congelados en el hielo o pintados en las cavernas prehistricas, los hubiramos reconstruido lampios a semejanza de los elefantes y rinocerontes actuales de Africa y Asia Qu decir del color? Acaso habramos maqmado un pelaJe tan pintoresco como el de la cebra o la jirafa de no haberlos conocido antes en la naturaleza? Lo mismo puede decirse de otras partes blandas, como la joroba, la trompa, la cola, etc.

    Por eso, aunque la reconstruccin se base en la semejanza con las formas actuales y ciertos principios generales, tales como chma fro --pelaje largo, grandes paquidermos -color gris, grandes rumiantes- color pardo, etc., la representacin del aspecto externo de un animal fsil casi siempre ser una mera conjetura ms o menos aproximada a cmo podra haber sido en la realidad,

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  • -------------

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    EL MEDIO AMBIENTE

    Las rocas que forman el estrato nos dan informacin sobre las condiccnes que dieron oriqen a la roca, principalmente condiciones fsicas (forma y tamao de los granos o cantos, composicin qumica y mineralgica) que permiten reconocer el proceso geolgico que las form (medio tluvial *, lacustre *, etc.) ya que, siguiendo el. principio del actualismo geolgico, se comparan los sedimentos que actualmente

  • 30

    TERCIARIO 1

    1:l'll/uri,'" del})III I t sote I (' \ I d ' .

  • 31

    PLEISTOCENO

    ACTUAL 4

  • 32

    FOSILES y TIEMPO

    Puesto que los fsiles estn enterrados en los sedimentos que en su momento cubrieron los restos de cadveres de seres vivos, como ya vimos, dichos fsiles tienen la misma antigedad que los sedimentos que los engloban. Como los sedimentos se depositan en capas, es obvio que las capas inferiores sern ms antiguas que las superiores, siempre que las capas no hayan sido afectadas por fenmenos geolgicos, como movimientos de la corteza terrestre, que produzcan una inversin de las mismas. Este constituye el principio llamando de superposicin estratigrfica.

    Pero en la realidad no es tan sencillo. A menudo surgen problemas de diversa ndole cuando las secuencias de los estratos quedan enmascaradas. En el caso de la pro

    vmcia de Madrid un problema tpico se presenta en las terrazas fluviales * en las que una puede cabalgar sobre la otra y posteriormente solaparse. Estos problemas son resueltos por los estratgrafos * determinando la edad de las capas. Para ello los fsiles constituyen una inestimable ayuda.

    Los sedimentos generalmente se depositan capa a capa y stas pueden estar ccnstitufdas por el mismo matenal (limos, arcillas, etc.) o ser diferentes: sin embargo, los animales cambian y evolucionan con el tiempo. Podemos decir, en general, no solamente que cuanto ms separados estn dos estratos en la vertical tanto mayor ser la diferencia de tiempo entre ambos, sino que, adems, tanto ms diferentes sern los fsiles que contienen.

  • 33

    / /

    l'omwriJl de terrazasf1uviak

  • FRANCIA

    terminadas regiones geogrficas de Ingla-terra, Centro Europa, Espaa, etc., estas di-visiones o edades reciben nombres propios generalmente derivados del rea geogrfi-ca en que se determinan (por ejemplo Ara-qoniense, vallesense, Turolense, en el Terciario) y pueden subdividirse en zo-nas de duracin ms corta.

    Todo lo que hasta ahora hemos dicho sir-ve como referencia para la antigedad o cronologa relativa", pero no dice nada acerca de la antiquedad en aos. En con-traste con 'os mtodos de datacin relativa, que son los ms comnmente utilizados en geologa, 13. cronologa absotutev, permite determinar la edad de las rocas en miles o millones de aos, pero, como veremos ms adelante, no siempre se puede realizar.

    la mayora de los mtodos de datacin absoluta se basan en la desintegracin de los elementos radiactivos, alqunos de los cuales, ni siquiera en proporciones mnimas, estaban incluidos en la rocas cuando se or-maron o en los restos de fsiles desde que eran animales o plantas vivos. Por lano si podemos determinar el tiempo que ha du-

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  • 35

    vas y cenizas volcnicas con ms de 100.000 aos de antiquedad. Sin embargo este mtodo no es aplicable universalmen-te, pues depende de la presencie. de rocas volcnicas con gran contenido en potasio. Ha sido de gran utilidad para Ji'! determina-cin de la edad absoluta de los yacimientos de homnidos primitivos en Afriea.

    E! mtodo del Uranio/Torio es de gran importancia, con la ventaja de que puede aplicarse en depsitos de carbonato clci-ca lales como las formaciones traverttni-cas * y estalaqmticas * de las elevas, Pos, por tanto, especialmente til en depsitos de huesos acumulados en este tipo de yac'. miemos. Su intervalo de aplicacin. por ondc, comprende entre los 10,000 y 35Q,Oo:J aos, con lo que queda cubierto el lapso que dejan los mtodos del carbone!" y el potasio/argn,

    Qu hacer cuando no se puede determi-nar la edad absoluta de un fsil? El proceso es la correlacin biostratiqrca * con fau-nas cuyo. cronologa absoluta sea conocida,

    mediante un proceso similar al de la corre-lacin biostratiqrca simple que ya hemos visto. Frecuentemente la datacin absoluta de un fsil es indirecta, SI en un determinado lu-gar conocemos la edad de dos capas entre las cuales hay un estrato fosihfero: pode-mos decir que los fsiles son ms modernos que la capa inferior y ms antiguas que la que las cubre

    Una vez estn datadas de esta forma las faunas A y B de un sitio X par estar situa-das entre los estratos de edad absoluta desconocida, estas cronotoqras podrn ser aplicadas a todos los yacimientos (Y, Z) que puedan correlacionarse biostratigrfica-mente con ellas. As. en el yacimiento Y po-demos estimar la edad del fsil A' entre P y Q aos y en el yacimiento Z el fsil B' ten-dna menos de Q aos, Por ello, cuando ha-blemos de una fauna de Madrid que tiene unos 350.000 aos aproximadamente 12,000.000; la edad ha sido estimada por este procedimiento,

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  • 36

    LA ESCALA DEL TIEMPO GEOLOGICO

    Sabemos ya sucintamente cmo los fsiles ayudan al paleontlogo a determmar la edad de Los estratos que los contienen y tambin de qu manera se puede en algunos casos determinar su edad absoluta en aos. De acuerdo con estos conocimientos se han dividido los tiempos geolgicos en eras: la era primaria o paleozoica (de los animales antiguos), la era secundaria o mesozoica (de los animales intermedios) y la era terciaria o cenozoica (de los animales recientes) la antiqua era cuaternaria o neozcica (de los animales nuevos); se incluye actualmente en la cenozoica. Cada era se subdivide en perodos, estos en pocas y las pocas en edades. Estos trminos corresponden al tiempo qeolqico, son pues, trmmos qeocrcnolqicos. Las capas o estratos que se depositan durante una era reciben el nombre de Eretema durante un perodo, Sistema, durante una poca, Serie y durante una edad, Piso.

    En la provincia de Madrid hasta el presente slo se han encontrado fsiles de vertebrados de la era cenozoica, ms concretamente en los periodos Mioceno inferior y medio, Pleistoceno medio y superior y Holoceno cuya edad absoluta correspondiente puede observarse en la figura que sigue. Qu ocurre, pues, en los perodos en los

    que no se encuentran fsiles en Madnd? Pueden resumirse en dos las causas fundamentales: 1) Ausencia o escasez de animales en el territorio por condiciones ambientales inadecuadas (clima extremado, falla de vegetacin, etc.): 2) Falta de condiciones adecuadas para la fosilizacin de los esqueletos, puesto, que, en general, slo se formaran los fsiles si hay agua o corrientes de agua que pueden enterrar o preservar a los cadveres de la descomposicin, estas condiciones no se dan generalmente en medios muy secos Cuando los animales faltan no quiere decir, por tanto, que la Vida desaparezca; la vida connna, si no en nuestra regin en otras reqiones. La historia de la vida en Madrid no sera comprensible si no conociramos qu ocurre mientras tanto y en otras pocas en las regiones limtrofes, en la Pennsula Ibrica y en Europa,

  • 37

    MAM A

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    CLASIFICACION y NOMENCLATURA

    La vida sobre la Tierra est constituida por muchos tipos de animales y plantas que pueden distinquirse unos de otros por diversos caracteres, como la talla, aspecto. color. etc. Por ejemplo, el caballo, el asno y la cebra, a pesar de tener cierto parecido son tipos diferentes de animales, adems ocupan distintos hbitats * y cuando se cruzan producen una descendencia estril: por tanto no existe una qradecin continua entre estos tres tipos. Cada uno de ellos est constituido por animales que pueden cruzarse entre s produciendo una deseendencia viable, es decir, rl: es lo que se denomina una especie -. Obviamente en los fsiles no es posible constatar la viabilidad gentica de las especies ya extinguidas; por tanto la separacin de tipos de animales y plantas se hace atendiendo a criterios morfolgicos de los restos, criterios que, por otro lado, utilizan los zologos para separar especies actuales, ya que en la naturaleza no se puede comprobar en la mayora de los casos el aislamiento reproductivo de las especies

    Las especies semejantes se agrupan en gneros * (\os tres tipos citados anteriormente pertenecen al mismo gnero) y stos sucesivamente en categoras superiores, de las cuales las bsicas son familia, orden,

    clase, filuro y reino. Cada una de estas cateqorfas recibe el nombre latino o latinizado, pero cada ser vivo particular es denominado nicamente por su nombre genrico y su nombre especfico conjuntamente. As tenemos el caballo, Equus cabaJJus; el asno, Equus asinus, y la cebra, Equus zebra, en los que Equus es el nombre del gnero y caballus, astnus. y zebra son los nombres especficos que deben acompaar al del gnero. Esto es lo'que se denomina sistema de clasificacin binmica. que est regido por una serie de reglas establecidas internacionalmente. La denominacin de las especies fsiles se rige tambin por este cdiqo internacional de nomenclatura.

    El sistema de nomenclatura biolgico surgi en el siqlo XVIII con el En de salvar la barrera que supona la existencia de innumerables nombres vernculos para un mismo animal o planta (pensemos que el caballo, Equus caballus, es cheval en francs, horse en ingls y epferd en alemn, por citar slo algunos de los idiomas ms conocidos), y tambin ante la necesidad de asignar nombres a especies recin descubiertas, desconocidas. por tanto, por la mayora de la gente. En algunos casos ese nombre cientfico va a ser el origen del nombre vulgar (por ejemplo, Equus zebra,

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    la cebra, es zebre en francs, zebre en Inglaterra y zebre en Alemania), y precisemente este caso es el de los fsiles que, al ser desconocidos por la gente comn, carecen de nombre autctono, salvo excepciones, como el mamut. Es, por tanto, necesario asignar a cada especie fsil descubiena un nombre cientfico por el que ser conocida internacionalmente.

    El problema, desde el punto de vista didctico o divulgativo, es asignar un nombre vulgar a los orgamsmos fsiles, que ya tienen un nombre cientfico, para facilitar su denominacin en el lenguaje coloquial, ya que la mayora de los nombres ciencos pueden ser difciles de recordar, pronunciar o escribir. En algunos casos el conocimiento popular a travs de diversos medios de informacin llega a denominar espontneamente a algunas especies fsiles, como, por ejemplo, el rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis) o el oso de las cavernas (Ursus spelasus). En el segundo caso el nombre vulgar da origen a su nombre cientfico En otros casos el propio nombre Cientfico forma parte del acervo popular, como el ma

    mut. (Mammuthus primiqenus), o entre los dinosaurios el diplodocus (Oiplodocus). pero qu sucede cuando los orgamsmos fsiles no son conocidos por la gente comn? Para facilitar la lectura se suele recurrir a varios procedimientos: 1) Traduccin del nombre cientfico', por ejemplo, Dicerortunus tiemitoechus. rinoceronte de nariz tabicada, 2) Castellanizacin del nombre cientfico; Gomphotherium, gonfoterio, y 3) Nombre vulgar mterpretauvo: Palaeoloxodon antiquus, elefante de colmillos rectos o elefante de bosque. En ciertos casos cualquiera de estos criterios es aplicable; a veces ms que clarificar crean confusin, por eso entendemos que para los fsiles debe ser el nombre cientfico el que prevalezca, o en cualquier caso, y siempre que sea posible. inclinarse por el segundo mtodo de la cestellanizecin de los nombres.

    Finalmente, como ejemplo de la clasificacin correcta y completa de un ser V1VO, podemos dar la del caballo, que, de mayor a menor jerarqua, sera: Reino: Animal, Filum: Cardados, Clase: Mamferos, orden: Perisodctilos, Familia: quidos, Gnero: Equus. Especie: E, caballus

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    LOS FOSILES EN EL MUSEO-------'-------

    Para cualquier persona que sienta curiosidad per los fsiles la visita a los museos es siempre interesante, Varios son los museos e instituciones que conservan fsiles de la provincia de Madrid. Las colecciones ms espectaculares son, sin duda, las correspondientes al Cuaternario, de las terrazas fluviales del Manzanares, que se conservan en los Museos Municipales (Servicio Arqueolgico Municipal). Tambin del Cuaternario son importantes los ejemplares del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Especialmente impresionante es el esqueleto casi corr.pleto de elefante antiguo, Palaeoloxodon emiquus. encontrado en Villaverde y que preside Id sala de paleontologa de este museo. Igualmente interesantes son las colecciones del Museo Arqueolgico Nacional, aunque son raros los restos fsiles de la provincia de Madrid que en l se exhiben. Por ltimo, cabe citar el Museo del Instituto Geolgico y Minero y las colecciones que procedentes fundamentalmente del yacimiento de Pinillo. del Valle se conservan en el Departamento de Paleontologa de la Facultad de Ciencias Geolgicas de le Universidad Complutense, En lo que respecta al Terciario, las colecciones son en su mayora fruto de una reciente labor sistemtica de prospeccin ms que el re

    sultado accidental de obras pblicas o privadas de construccin o extraccin de ridos. Por ello las colecciones ms interesantes del Terciana madrileo son l.as del Museo Nacional de Ciencias Naturales, tanto en macro como en micro-fsiles. Son tambin notables a.qunos ejemplares del Museo Municipal, en especial un crneo completo de mastodonte, Gomphotherium engustidens, pieza nica en Europa por su maqmca conservacin, as como la coleccin Rotonda.

    Los museos son centros de educacin pblica y proporcionan la posibilidad de observar fsiles, como ya hemos dicho, a personas que Jams Los hubieran visto de otra manera, contrib.ryendo as a su educacin biolgica y geolgica y a veces motivando un mayor inters hacia el estudio de la vida en la Tierra y su historia. Los museos paleontolgicos son algo ms que salas de exhibicin o almacenes de especmenes fsiles; contienen un rico e .nsusutuibe patrimonio que es clave de nuestro corocimiento actual de la vida en el pasado y constituyen la base de mltiples investiqaciones.

    Al final de este libro se da una lista de las museos y otras instituciones que conservan fsiles de vertebrados de la provincia de Madrid.

  • LA ERA CENOZOICA

    Comienza hace unos 65 millones de aos y se subdivide crorolqicamente en dos perodos: Terciario y Cuaternario. Al finalizar el Terciario hace 1,8 rrnllones de aos, tiene su inicio el perodo que actualmente VIVlIDOS', el Cuaternario.

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    1 EL TERCIARIO

    El fenmeno geolgico ms trascendente en el contmente europeo durante el perodo Terciano es la orogenia * Alpina *, que da lugar a cordilleras tan importantes como los Alpes, o, en Espaa, a los Pirineos, sierra Nevada, y afectar a la sierra del Guadatrema.

    A comienzos del Terciario la Pennsula Ibrica se desplazaba girando alrededor de un hipottico eje situado aproximadamente en lo que hoyes Pars. La colisin de Iberia con Eurasia a lo largo del Palegeno, es decir, un perodo de unos 40 millones de aos, da lugar a la cordillera Pirenaica. Anlogamente una aproximacin de las placas atncana e Ibrica dara origen a la sierra Nevada.

    La sierra del Ouadarrame. que ha sufrido plegamientos con la orogema hercnica * al final de la era primaria, es arrasada por la erosin durante gran parte de la era secundaria. Durante el Cretcico el mar invade el territono de Madrid. Al final del Cretacico, y durante el Paleqeno. el mar rctrocede y la sierra queda cubierta por una espesa capa de sedimentes mannos. Con la orogenia Alpina *, al pnncipio del Mioceno, comienza el levantamiento de la sierra. La cobertura cretcica sufre fuertes pleqamientos. es atacada por la erosin y en muchas

    partes llega a desaparecer principalmente en los anticlinales * (cerro de San Pedro) y en las zonas ms elevadas (macizo de la Cabrera y sierra del Guadarrama). Estos materiales erosionados se irn depositando en las zonas ms bajas suavizando al cabo de unos millones de aos el brusco contraste entre la sierra y el llano,

    En el Mioceno Inferior, hace unos 22 rrullones de aos, comienza una edad que los paleontlogos llaman aragoniense y que durar unos 10 millones de aos. Es en esta edad cuando mayor abundancia y vanedad de animales se va a conocer en el rea de Madrid Algunas especies proceden de Africa, la mayora de Eurasia, otras incluso de Amrica, como el quido Anchitherium, a travs del istmo de Bering, que entonces una a los dos continentes.

    Al principio de este perodo exista un lago salino en el sudoeste de Madrid que se adentraba en lo que hoy son las provmcas de Guadalajare, Cuenca y Toledo En los bordes del lago, que se situara aproximadamente en la lnea formada por los actuales Alcal de Henares, Getafe y AranJuez, habra charcas Isebjas) que se evaporaban en las estaciones secas semejantes a las que hoy existen en los pases arbigos. El clima era rido, poco apto para la vida.

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    De la sierra bajaban algunos torrentes que tan s610 estarian activos en las temporadas de lluvia.

    En el Aragoniense medio el clima se hace relativamente ms hmedo. Los lagos y lagunas son menos salinos A nuestras llenas mmigra una variopinta fauna formada por proboscideos, como Gomphotherium, quidos primitivos como Anchitherium, suidos como Bunolistriodon, primitivas jirafas: Triceromeryx, crvidos primitivos, gigantescas tortugas: Geochelone, etc El clima conttna hacindose progresivamente ms hmedo hasta el final del Aragomense y se forman algunos nos que procedentes de la sierra van a desembocar a la cuenca central que hasta el final del Mioceno inundaba lo que hoy son los pramos alcarreos y gran parte de la llanura manchega. Finalmente, durante el Plioceno, el clima se vuelve muy rido, con lo que la erosin y sedimentacin se reducen al mnimo.

    Durante el Terciario las plantas son casi iguales a las actuales. Los bosques caducifollas * van hacindose cada vez ms abundantes, lo que indica una acentuacin de los cambios estacionales. Tambin se desarrollaron praderas con gramneas que proporcionaban alimento a numerosos ungulados que evolucionaran especializndose en la alimentacin a base de tipos concretos de plantas.

    Hemos visto que en todo el Terciario unos pocos niveles nos proporcionan fsiles de vertebrados, concretamente en el Araqonense. Las condiciones ambientales en la reqin fueron con frecuencia poco favorables para la vida, siendo los animales entonces muy escasos En otros momentos no se dan las condiciones sedimentarias adecuadas para la formacin de fsiles, y no hay que olvidar tampoco que muchos sedimentos fueron arrasados para siempre por la erosin del Cuaternario.

  • YAC~NTOSTERCIARIOS

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    1-2 PARACUELLOS 3 dDONNELL 4 CANTERA DEL TRAPE RO 5 PARACUELLOS 6 PUENTE DE VALLECAS 7 ARROYO DEL OLIVAR 8 MDRATlNES 9 PUENTE DE TOLEDO 10 HIDROELECTRICA 11 SAN ISIDRO 12-13 HENARES

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    El limite norte de los sedimentos de edad terciaria en nuestra regin se Sita aproxi-madamente en la lnea Torrelaguna-Col-menar-Valdemorilla Esto es. ms de los dos tercios de la provincia estn ocupados por sedimentos de esta edad. Por tanto todo este territorio) es potencialmente Iosilero. As, no tendra por qu extraar la multi-tud de hallazgos realizados en Madrid ca-prtal como consecuencia de obras de diver-sa ndole. cimetacin de edificios, tneles de metro, coducciones de agua, luz, explo-taciones de arcilla, etc. De este modo se han descubierto yacimientos como los de 'I'etun de las Victorias, Barrio de la Estre-lla, Vallecas, Calle Moratmes, San Isidro,

    Puente de Toledo, etc, que obvtamente hoy san inaccesibles. Fuera de lo ncleos urba-nos los lugares que conservan mayor po-tencia de sedimentos terciarios son los ce-rros testiqo que quedaron a salvo de la ero-sin cuaternaria, Mesa de Paracuellos, Ce-rro de Almodvar, Cerro de San Juan del Viso. El descubrimiento de estos ltimos ya-cimientos ya no se debe a causas fortuitas sino que es el resultado de una labor de prospeccin sistemtica realizada por equipos de gelogos y paleontlogos tras aos de esfuerzo en el campo y que aun hoy han de verse incrementados con el transcurso del tiempo,

  • 47

    LA FAUNA DEL TERCIARIO-MADRILENO

    Durante el Mioceno la comunicaci n en determinados momentos d e Asia con Am -rica y Africa con Europa va a p roducir un impo rtante intercambio de faun as entre los continentes, Los g randes grupos de an ima-les que se establecieron en el Ohqoceno d e sa rrollaron sus potencialidades ev oluti -vas por lo g ene ral anunciando lo que va a ser la fauna actual.

    Al citar los div ersos vertebrados d el Ter-erario lo haremos slo a nivel d e gnero, ya que aunque las especies son mu ch as, las di-er enctas entre las mismas dentro d e un mismo g nero no seran sus tancialmente sig nificativas desde el p unto d e vista morfo-l qico -ext erno, y au nque s ti enen un verda-d ero inters para el cie ntfico, su enume ra-

    Faunas del Aragonen"c Mrdioy S"pcnorde Mndnd. La.(j YIIIM m s mrartcrtstco: del /I ragol1 ienJc JJl cdo 1'11 Madridson: Bunohstriodon, Hispanotcro, T nretoIllCl )'X y Cainoterio En elA ra,~Orli el15l' Superior, aUllo/ist riodMI, es recmplazado por Listriadon, y cnanJtramosf ormasro'no Cap rolra.~ oides. i J(a a/t rio, Rinoceronte de Samn y Palcoinerix, asicomo elCalicotcno. Mucnnsespecies delAra.~ol1 i ellsc M rdc permanecen el1 elA I'lI,~o ml'me Sl lpetjor. Du rante lodoelAra,~ onic l1 se, elclima se caracteriza porsu aridez y cicuodo tempcratum media.

    cin desbordara el prop sito divulgativo d e este libro. A aq ue llos le ctores que estn interesad os en profundizar en e l tema les remitimos a la bibliografa cientfica e X1S-Lente de la que una parte citarnos al final d e este libro.

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  • 50

    VERTEBRADOS NO MAMIFEROS

    Peces, anfibios y aves son desconocidos hasta el momento entre los vertebrados f-siles del Terciario de Madrid. Por lo que se sabe en regiones prximas a nuestra comu-nidad, tanto los peces como los anfibios tie-nen formas anlogas a las actuales.

    Entre los reptiles se desarrollan las ser-pientes y los lagartos, Las tortugas son tam-bin abundantes. Algunos fsiles como Geochelone bolver. tortuga gigante de Bolvar, son caractersticos de esta poca.

    Las aves raramente fosilizan, pero por lo que se sabe de ellas ya deban ser seme-iantes a las modernas.

  • REPTILES SI

    TORTUGAS TERRESTRES DE BOLIVAR Geochelove bolivan

    Las tortugas fueron abundantes en las la-gunas que durante el Aragoniense existie-ron al este de Madrid, Los restos fsiles de tortuga, especialmente piezas del capara-zn, son muy abundantes en la meseta de Paracuellos del [atarna. En tal poca exis-

    I'la'-,1 ~t' ,aparazill(20 x 27 011.1,1" 'ma /(lrJIIga ,~I:~a'll

  • 52

    PEQUEOS~EROS

    Agrupamos aqu a los mamferos de pe-quea talla, como son los roedores (ardi-llas, lirones, hamsters, etc.), quirpteros (murcilagos), insectvoros (erizos, topos y musaraas) y lagomorfos (conejos, liebres y pikas)

    Los roedores son un grupo en expansin floreciente en el Terciario. Algunos de ellos, como los teridorndos. estuvieron muy desarrollados en el Oligoceno en Eu-ropa, pero sucumbieron al comienzo del Mioceno quiz ante la competencia de otros grupos recin llegados de Asia. Otros roe-dores como los crictidos (hamsters) sern abundantes y muy diversificados en el MlO-ceno, lo que tambin suceder con los laqo-morfos qracias a la expansin de las gram-neas. Finalmente en el Plioceno ya estn configurados todos los grandes grupos de roedores actuales

    Los murcilagos, generalmente escasos, slo abundan en yacimientos de cuevas, uno de sus refugios naturales, por lo que no se citan en Madrid hasta ahora. En otras reas geogrficas de Espaa y resto de Eu-ropa, durante el Mioceno, los murcilagos no difieren mucbo de sus parientes actua-les, encontrndose ya entonces los mismos gneros.

    Entre los insectvoros, que son los mam-feros de aparicin ms antigua en el regis-tro fsil, ya estn configurados en el Mioce-no los grandes grupos: enzas, topos y mu-saraas,

    Los lagomorfos son muy caractersticos durante el Aragoniense, representantes primitivos emparentados con las pikas ac-tuales, hoy desaparecidos de nuestro pas.

  • 53 lNSECTlVOROS

    ERIZOS Galenx y Amphechinus

    Los insectvoros no son muy abundantes en la regin madrilea, aunque se encuen-tran dos gneros distintos, Galerix y Amphe-chinus, emparentados con los actuales erizos.

    lOGOMORFOS

    LIEBRE SILVADORA Lagopsis

    Lagopsis se asemeja a las actuales pikas o liebres silbadoras, emparentadas con los conejos y liebres comunes. Tienen una den-ticin especializada para vegetacin dura por lo que se multiplican extraordinaria-mente durante el Mioceno coincidiendo con la evolucin de las gramneas. En Madrid durante esta poca llega a ser el mamfero ms frecuente y abundante,

  • 54 ROEDORES

    ARDIlLA TERRESTRE, LIRN, HAMSTER Heteroxerus, Armantomys, Mcyacricetodon y Tahlbuschia

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    \ Armantomys es un lirn de gran talla, en-~ _,-qdmico * en la Pennsula Ibrica. Es el roe-~'--~_: dor ms abundante en los yacimientos del

    Araqoniense de Madrid, Sus caractersticos dientes con la corona muy alta (hipsodon-tos *) indican que estaba adaptado a una alimentacin a base de vegetacin dura y consecuentemente a un hbitat estepario Su aspecto no deba diferir al de los actua-les lirones. Este gnero que aparece en Es-paa al conuenzo del Mioceno se extingue al final del Mioceno Medio coincidiendo con un enfriamiento general del rea Medi-terrnea, Este lirn de gran tamao convi-vi con otros lirones: Pseudodryomys de ta-lla mediana, y el pequeo Microdyromys, del tamao de un ratn domstico actual, cuyos restos son sin embargo escasos en el rea de Madrid,

    Los harnsteres fsiles o cricetos son muy abundantes en el Mioceno de Europa, con una gran diversidad de gneros y espe-cies, Megacricetodon y Fehlbuschis ten-

    dran un aspecto semejante al de los cnce-tos actuales y como estos seran habitantes de terrenos abiertos de tipo estepa o saba-na. En el rea de Madnd son abundantes sobre todo el primero,

    Heteroxerus es una ardilla terrestre que est adaptada a ambientes ridos con esca-sa cobertura vegetal. Emparentada CDn las actuales ardillas terrestres africanas, su pe-laje sera spero y rajo, con poco pelo en las partes inferiores y cola poblada, pero menos que las ardillas arbcncolas. Seran animales cavadores viviendo en madrigue-ras en el suelo y alimentndose de races y bulbos. Heercxerus aparece en Europa en el Oligoceno Supenor. En Madnd es uno de Jos roedores ms abundantes durante el Aragoniense.

  • 55

    CARNIVOROS

    Los carnvoros se dividen en dos grandes dos que an presentan caracteres caruncs. grupos los emparentados con los perros y De la misma manera surgirn los pnmeros osos (cancideos) y los afines a gatos y hie- felinos de tipo moderno de los que un ejem-nas (feloideos) plo es Pseudeurue y primitivos tuendos.

    En el Mioceno los osos y los perros toma- representados en Madrid por Prouctithe-rn una va evolutiva independiente. Amphi- num, cj-on y Hemicyon por ejemplo son r si-

    CARNIVCH-l..OS

    OSO-PERRO, HEMICION Amphieyoll, Hell1ityoll

    Era un rsido primitivo con un aspecto perruno, Los molares posteriores eran tu-berculosos y muy desarrollados, por lo que posiblemente tendran un hbito alimenticio relativamente omnvoro -. Con la talla de un oso actual. Amphicyon fu un gnero con xito, con una amplia distribucin geogrfi-ca y larga duracin en el tiempo, en Europa desde el final del Oligoceno hasta el Mioce-no Superior. En el rea de Madrid sus res-tos no son muy abundantes.

    Hemicyon era otro rsdo de aspecto ms parecido a un perro que a un oso, ten-dra una constitucin ms grcil que Amp-tncvon y era digitgrado an y no plantgra-do. Probablemente era ms carnvoro que la mayora de los verdaderos osos. Fueron muy comunes en el Mioceno en ambos he-misfenos y perduran hasta el Plioceno en Europa. Sus restos son escasos en Madrid (Paracueltos, Vallecas),

  • 56 CARNIVOROS

    SEUDAILURUS Pseudailurus

    CARNIVOROS

    PROTICTITERIO Protictithenum

    Protictitherium era un pequeo hinido semejante a una gineta grande, Los hini-dos aparecen en el Mioceno pero su mayor

    Pseuceiturus era un felino de talla inter-media entre el lince y la pantera actuales. Su aspecto, con el hOC1CO achatado, sera ms primitivo que el de los flidos moder-nos. Es muy escaso en Madrid durante el Aragoniense.

    prosperidad ser al final de este perodo. En Madrid slo se ha encontrado en Para-cuellos.

  • 57

    HERBIVOROS

    Tres son los principales grupos de gran-des herbvoros: perisodctilos, artiodcti-los y proboscdeos.

    El grupo de los perisodctilos agrupa a los caballos, rinocerontes y tapires, caracteri-zados porque el eje de sus patas pasa por el dedo central, siendo el nmero de dedos impar, con un nico dedo en el caballo mo-derno que no surgir hasta el final del. Ter-erario. Anctnnerum es el primer quido que procedente de Amrica llega a Europa en el Mioceno Inferior. Los nnocerontes, con tres dedos en cada pata, son un grupo en pleno xito que ya tienen representantes con rasgos actuales (Dicerorhinus) en el Mioceno. Los ms extraos perisodctilos fueron los calicoterios. provistos de denti-cin de herbvoro, que tenan garras en las extremidades anteriores pero tambin tres dedos en cada pata.

    Los camellos, Ciervos, toros, antlopes. )1-rafas, hipoptamos, forman el orden de los artiodctilos. El eje de sus patas se sita entre sus dos dedos centrales, Tienen un nmero par de dedos: cuatro los cerdos e hipoptamos y tan slo dos dedos funciona-les los rumiantes y los tilpodos (camellos). Entre los suiformes (jabales e hipopta-mos) encontramos una novedad: el gnero Listriodon, que posee colmillos semejantes a los del jabal El gnero Sus, es decir, el del jabal y el cerdo actuales, estar per-

    fectamente definido al final del Mioceno. Los jirdos. bvidos (toros, antlopes. etc.) y crvidos tienen su origen a partir de un grupo de pequeos mamferos con aspecto de ciervo (traglidos), Al final del Oligoce-no comienzan a diferenciarse las tres fami-las. Los bvidos sern dominantes durante el Mioceno con especies de mediana a pe-quea talla; algunas formas corno Ceprotre-qoiciee anuncian lo que sern las gacelas actuales. Los crvidos son todava primiti-vos y poco diversificados. Los jirfidos ya estn definidos en el Mioceno con especies que recuerdan al okapi. En Madrid el gne-ro Trceromeryx est prximo a la lnea que dar lugar a las jirafas actuales. Por la estructura de sus patas los cainoterios del Aragoniense estn emparentados con los camlidos.

    Finalmente los elefantes y sus parientes fsiles forman el tercer grupo: los probos-cdeos o animales con trompa. Los prime-ros proboscdeos se forman en Africa du-rante el Eoceno y Oligoceno, mientras este continente estuvo aislado. Posteriormente se extendern a travs de Eurasia y alcan-zarn Amrica del Norte El gonfoterio que encontramos en el Aragoniense de Madrid forma parte de las primeras oleadas de proboscdeos que a principios del Mioceno invaden Eurasia.

  • 58 PERISODACTllOS

    ANQUITERIO Anthitherium

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  • 89

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  • 60 PERISODACTILO

    ACERATERIO AcerarneriwlI

    Era U:1 rinoceronte sin cuernos y de talla mediana, Su denticin sugiere una dieta mixta. de plantas herbceas y hojas de ar-bustos. Este gnero estuvo muy extendido en Eurasie y Afnca durante el Mioceno. Casi al final del Terciario ser sustituido por los precursores del nnoceronte neqro afncano

    En Madnd han sido encontrados fsiles de este gnero en el cerro de la Plata y cerca del ro Henares

    PERlSODACT1LO

    HISPANOTERIO Hispanotherium

    Hispanorhcnum: /(illO[('Y

  • 61 PERISODACTILO

    RINOCERONTE DE SANSAN Dicerorhinus sansaniensis

    Esta especie pertenece al mismo gnero rinoceronte moderno del que se tiene noti-que el actual rinoceronte de Sumatra Dice- cia con numerosas espec.es a lo largo del rorhinus sumetrensss. Probablemente no Terciario y Cuaternario. En Madnd se han difera mucho de ste eH su aspecto exte- encontrado restos de Dicerorhinus sansa-nor: de talla grande y provisto de dos cuer- nienss en Parac.iellos nos. Dicerorhinus es el primer gnero de

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  • 62 PERISODACT1LOS

    CALICOTERIO Chalicotherium

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    El calicoteno era un extrao perisodcti-lo emparentado con los caballos y rinoce-rontes provisto de ganas. Su porte recor-daba al de un gigantesco gorila ya que sus extremidades anteriores son mucho ms

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  • 63 ART1DDACT1LOS

    LISTRIODON, BUNOLISTRIODON YCONOHIO Listnodon, Bw",liskiodon y ConoitYliS

    Este animal no fue muy abundante, En Madrid se le ha encontradc en el Mioceno Medo en la meseta de Paracuellos La es-pece pervive hasta el Plioceno en Eurasa. En A.frica se extinquieron curante el Cua-ternario y quiz los hombres primitivos pu-dieron observarlos.

    C,mIIIP in,'nor ,1[' Li.tlri

  • 64 ART10l)ACTIlOS

    CAINOTERIO Cainotherium

    IJ esqueleto de 1'511' rumiante, de apenas ~() (111. de altuYa mxima, IlIue,tra el ~r,lII dcsarr(ll/,> d,' SIlS extrclllidades posteriores 1[1(', p"slh/C!IIel{C, 1(' p1'rmlin'an la IIUMa por- .'a!los,

    Al fmal del Eoceno los rumiantes experi-mentan una gran expansin y pueblan el te-rritorio europeo con numerosas especies, la mayora de pequea talla, entre las cua-les destacan los coinoterios que, sin embar-go, no se extienden ms all de Europa ni sobreviven despus del Mioceno.

    Su talla, de unos 30 cm, y su aspecto, re-cordaran al de una liebre, Sus largas patas posteriores le serviran quiz para moverse tambin a saltos. Por otra parte, el estudio de su crneo demuestra que tenan un odo tan sensible como el de los roedores y un olfato extraordinariamente desarrollado. Pero no hay que olvidar que se trataba de rumiantes, emparentados con camellos y llamas, que tenan dos pezuas en cada pata y que no posean incisivos cortantes, En Madrid son escasos los restos fsiles de este gnero,

  • 66 Al-!..TIODACTILOS

    MICROMERIX Micromeryx

    II..licromc-rl':>'cc Rnrm!llIcid'l de ('.

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    AR TIODACTllOS 66

    TRICEROMERIX y PALEOMERIX Triccrol/lcryx y Palacomcryx

    Tnu:romeT\'x: j'r(lIll/,crmHi" '''''fa! "IIC(llllm,i'l "" (,1 )',l'ill;inllo dI' 1

  • 61 ARTIO])ACTILOS

    HETEROPROX Heteroprox

    Es un crv.dc primitivo de pequea talle una corone de tres puntas). Este animal escomparable a un corzo actual. Su corne taba adaptado a ambientes relativamente menta era distinta de la de los crvidos ac ridos y calurosos con vegetacin tipo satuales. Contaba con un asta recta de la que bena. En vladrd es abundante en Vallecas. salan en su parte ms alta dos puntas e Peracuellos y en e. ro Henares duran-e el carenes diricidos hacia ar nca El asta esta Ar aqoniense. ba rematada por una especie de tridente (o

    ARTlOOACTllOS

    GACELA DE STEHLIN Coprotmgoides

    Se trata de una de las pnmeras qacejas antiguas. Su cornamenta ero. vertical, con una liqera curvatura helicoidal. Su aspecto recordara a alguna de las qacetas actuales. Era un arumal adaptado, como las qacelas de hcy, a un ambiente de temc-eraturas clidas y espacios abiertos, como la actual sabana africana Durante el Araqoniense se le encuentre en Espaa y en Europa Central.

  • 68 PROBOSCll)EOS

    GONFOTERIO Gomphctheriu //1

    El gonfoteno es un proboscdeo como lOS elefantes actuales pero perteneciente a un grupo ms primitivo, el de los mastodontes, A dierer.cia de los elefantes, que slo tiene un par de defensas * en el maxilar supenor, los gonfoterios tenan tambin otro par en la mandbula inferior. Les defensas superiores estaban ligeramente curvadas hacia abajo pero eran ms rectas que en los elefantes y las m-enores ris aplanadas, con punta en bisel. Su alzada en la cruz era aproximadamente de unos dos metros y medio. ms pequeos, pues, que un elefante indio.

    Gomphotberium era un habitante de la sabana, que, procedente de Afnca, se dispersa por Eurasia en el Micceno, llegando hasta Amnca del Norte, El gonfoteno es el antepasado de muchos otros proboscfdeos. Es muy abundante en Madrid durante el Aragomense: Paracuellos, I'etun, Barrio de la Estrella. Vellecas. Moncloa. son algunos de les yecirmentos en los que esta es

    (""lllphothl'TiUlll: b". Plw.'':J1!/ir,> rrmca, '111,' fe halla,lo CHcllllndnkl)O h,r-i(l d,. TCI'lIJl di

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  • 11

    Il EL CUATERNARIO

    El periodo Cuaternario est caracterizado por sus importantes oscilaciones climticas, con perodos glaciales * que han condicionado la evolucin de numerosos animales que ocuparon el. Hemisferio Norte.

    Con los cambios ambientales, muchas especies del Terciario se extinguirn, algunas emigran y otras continan su evolucin. Al comienzo del Cuaternario son numerosas las especies nuevas que llegan a Europa. La fauna de esta poca, con algunas excepciones, es muy parecida a la actual. Este es, adems, el perodo culminante para el desarrollo de la humanidad.

    En la Pennsula Ibrica las qlaciaciones * se manifiestan pnncipalmente en las montaas: en el llano, sin embargo, los cambios climticos sern menos evidentes que en el territorio europeo debido a la baja latitud de nuestro pas,

    En Madrid. a corruenaos del Cuaternario, se forman los principales ros actuales, La erosin ser tan intensa que los sedimentos deposrtados durante el Terciario sern en gran parte arrasados, quedando como testigos algunos cerros aislados, como el de los Angeles, Almodvar, Meseta de Paracuellos, El V1SO, etc, El neto predominio de la erosin explica en cierto modo el que DO existan yacimientos de comienzos del Cua

    ternario en nuestra regin. Los medios sedimentarios fosilercs durante el Cuaternario en Madrid van a ser fundamentalmente dos: las terrazas fluviales y los depsitos en cuevas.

    Las aitemancias climticas ya mencionadas pudieron influir sobre el rgimen de los ros. En los perodos nterqlaciales * el deshielo producira grandes avenidas que depositaran enormes cantidades de sedimentas en los valles de los ros. En las pocas ms fras, al estar gran parte del agua retenida en los hielos, descendera el nivel del mar, con lo que los ros excavaran en su lecho, formado por sedimentos anteriormente depositados, dando lugar a una terraza colgada, y as sucesivamente, produciendo un escalonamiento de terrazas. Las terrazas del Manzanares y del [arama han proporcionado numerossimos restos de animales tales como hipoptamos, elefantes, nnocerontes, ciervos, etc, que vivieron y murieron en o cerca de tales ros

    Otro medio sedimentario son las acumulaciones en cuevas En Madrid no existen grandes macizos calcreos que favorezcan la formacin de tales cuevas. Ya vimos que las calizas formadas durante la Era Secundaria fueron erosionadas en su mayora durante el Terciario. Uno de los escasos ello

  • 72

    rarrnentos cretcicos que nos quedan, situa-do e n le valle del Lozoya, nos proporciona el mco conjunto fosil que conocemos en Madrid procedente de cuevas. Es, adems, especialmente interesante porque en l han sido encontrados los restos humanos ms antiquos de nuestra regln, siendo ade-ms uno de los hallazgos ms relevantes del pas.

    Estranqracamente el Cuaternario se di-vide en do s series: Pleistoceno y Holoceno. A su vez el Pleistoceno tiene tres subdivi-siones: Inferior, Medio y Superior. Durante el Pleistoceno Interior, que comienza hace 1.800.000 aos, no existen fsiles en la re-gln madrilea, predominando en toda la meseta castellana unas condiciones climti-cas de gran aridez. En el Pleistocen o Me-dio, cuyo comienzo se sita hace unos 700.000, tienen lugar las qlaciaciones Min-del y R1SS. Las terrazas del Manzanares y [arama de esta poca han suministrado do-cumentos fsiles muy numerosos asociados generalmente con una abundante industria

    ltica que demuestra mdirectamente la exi s-tencia de humanos pnrrnnvos, La fauna esta-ba formada por elefante annquo, hipopta-mo, rino ceronte de Merck, caballo, uro , ciervo comn, gamo de Clacton, hiena, lobo, oso, et c. El Manzanares era un ro ms im-portante que en la actualidad. En su curso b ajo formaba meandros y charcas frecuen-tados sin duda por los grandes arumale s . El clrma en los interqlaciales era ms benigno que en la actualidad. La vegetacin estaba comp ue sta por bosques de conferas y al-gunos rboles caduciohos, pero, sobre todo, predominaba un medio estepario con abundancia de gramneas.

    El Pleistoceno Superior se caractenza por un enfriamiento notable del clima en la Pennsula Ibnca debido al comienzo de la glaciacin Wurm hace unos 120.000 aos. La fauna templada que exista en el Pleisto-ceno Medio es s us tituid a por una fauna de clima fro con mamut, nnoceronte lanudo, ciervo megacero, bisonte primitivo. La Pe-nnsula Ibnca, como la Itlica, han se rvid o de refugio o callejn sin salida a la s faunas septentnonales europeas durante las po-cas ms rigurosas c llmatolg icame nte . En Madrid los elementos esteparios en la ve-getacIn fueron predominantes durante esta poca. Al final de la glaciacin wr-rmense, hace unos 12.000 aos, sobreviene un cambia chmatico carac te rizad o por su relativa mayor humedad y temperatura. Los bosques se extiend en y proqresiva-mente se reducen las zonas e stepanas, 10 que hace que muchas e species adaptadas a este medio desaparezcan, quedando la composicin de la fauna pr cticamente igual que la actual. Algunas especies, sin embargo, como el castor, el lince y el oso sobreviven en Madrid ha sta que son elimi-nados en tiempos hist ricos por la accin humana.

  • 73

    YACIMIENTOS CUATERNARIOS

    t N_' e PINILlA

    DEL VALLE

    1 SAN ISIDRO 2 VILLAVERDE 3,4 GETAFE 5,6 ARROYO DEL

    CULEBRa 7 ARIDOS IARGM'DAI 8 PINllLA 9 ARANJUEZ

  • Los sedimentos que durante esta poca se depositan en Madrid son de dos ttpos: depsitos fluviales que dan lugar a terrazas en las mrgenes de Jos ros principales, Henares, ]arama y Manzanares, y rellenos de cuevas

    Las terrazas fluviales de las proximidadE'S de Madrid han sido explotadas desde antiguo para la obtencin de materiales para la construccin, Conforme la ciudad se ha ido extendiendo, la edicacion ha ido cubnendo las anllguas explotaciones. En 1925, por citar un ejemplo, se conocan al menas una veintena de yacimientos arqueolqicos y/o paleontoloicos en la calle Antomo Lpez, hoy desaparecidos por completo. El yacimiento de San Isidro, situado en las proximidades del cementerio, yacimiento clsico y pnmero del que se tiene noticia en Mednd. est agotado en la actualidad, Afortunadamente los materiales de inters cientfhco extrados de estos yacimientos han quedado en su mayor parte conservados en los museos,

    " Actualmente los yacimientos del Manza

    nares que proporcionan fauna fsil hay que buscarlos fuera del casco urbano, al sur de Villaverde y ya en los trminos de Getae y Rivas Vaciamadnd. El jararna ha proporcionado diversos restos de fauna. aunque ms escasos que en el Manzanares. cuya expli cacin se debe a la menor intensidad de las explotaciones, En este ro, cerca de Arqanda, se encuentra el yacimiento de Aridos (S,A,) primer yacimiento paleontolgico madrileo que ha sido estudiado de una manera SIstemtica por un equipo cientico mulndisciplinar.

    En lo que respecta a los yacimientos en cuevas ya hemos hablado de lo raros que estos resultan en nuestra regin, El uruco yacimiento encontrado hasta el momento es el de Pinilla del Valle, mteresente no slo por su fauna, SIDO porque proporciona los restos humanos ms antiguos de Madrid, con una antigedad de ms de 200000 aos,

    J..1'1I"1o dd 'IO'i,'/'>'"'' ,It' ,\ .1.1....I: (JI d 'I,ro(clI" ,\ kai,l ri,""'/I /H',:ClF I"-,.~I,,, I

  • 15

    LA FAUNA DEL CUATERNARIO MADRILEO

    1:::1 comienzo de: Cuaternario est caractenzedo pe! la aparicin de tres nuevos grupos de animales: los verdaderos ceballos. los elefantes y los bovinos, que darn lugar al bisonte y al toro. El hombre, por otra parte, aparece en Africa definido como tal, alejndose de los rasgos simiescos que caracterizaban a sus antecesores. Es en esta poca cuando su evolucin se acelerar en Eurasia hasta dar lugar al hombre moderno

    La mayora de los gneros actuales ya existen a comienzos del Pleistoceno y las especies modernas se irn formando a lo largo de estp periodo. Por tanto, al descri bir ms adelante los fsiles del Cuaternario, ser necesano precisar gnero y especie ele cada uno, puesto que la moyor parte de los gneros coinciden CO:1 los actuales. Decir, por ejemplo, cue en Madrid existra Bison no siqr.ica nado. teniendo en cuenta que hoy existen las especies Bison bonesus (bisonte europeo) y Bison bison (bisonte americano): es necesario precisar hasta el nivel de especie: Sisan pnscus o bisonte primitivo, Las especies actuales que tambin cc encuentran fsiles parece innecesario describirlas, aunque muchas de ellas serr citadas para que quede constancia de su existencia.

    Pasemos revista a los vertebrados fsiles ms ceractensucos de nuestra regln,

  • 78

    VERTEBRADOS NO MAMIFEROS

    Sabemos que en el [arema. durante el Pleistoceno Medio, haba peces como lucios, barbos, bogas, anguilas y sbalos. La presencia de estos ltimos tan lejos del mar indica que el ro deba ser mucho ms caudaloso que en la actualidad. Algunos ejemplares son de gran tamao y edad, lo que es un indicio de que las condiciones ambientales debieron ser muy favorables

    -

    Anfibios y reptiles son como los actuales: ranas, sapos, lagartos, culebras y galpagos

    Del mismo modo las aves, salvo una forma primitiva de perdiz pardilla, las dems especies san Iguales a las de hoy: nades, cercetas, perdiz roja, palomas, abubillas, coqujadas, qolondnnas, etc.

    PEQUENOS MAMIFER=--=O'---'=S=---- _

    Una corte de rmcromarmferos acompaa a los macromamferos durante el Pleistoceno en las cercanas del Jarama, Lozoya y otros ros de la provincia madrilea Entre los roedores destaca el castor, Castor tber. la misma especie que actualmente sobrevive en otros pases de Europa y Amrica, Entonces era abundante en muchos ros de

    Castor: El caslor o!>illldo epi d 1'/ci,'I

  • 79

    CARNIVOROS

    Los carnvoros son, en general, muy adaptables al medio, lo que ies hace tener xito en sus nnqraciones, y explica su similaridad en distintas partes del mundo. E:1 el Pleistoceno ya es-en totetmeute Iorrnados los gneros actuales.

    Elloho, Cams lupus, ya existe en Madrid en el Pleistoceno Medio, as como el zorro, Vulpes vufocs. aunque no debieron ser muy abundar.tes hasta el Pleistoceno Supenor.

    Durante el Pleis'oceno Medio una forma pnmitiva de oso, Ursus prearctos, debi abundar En las cuevas de la Sierra. No deje confundirse esta forma con el oso de las cavomce, Ursus speleeus, del Plestoceno Superior, mucho ms grande que Ursus preerctos. con una enorme cabeza y abultada frente, cuyos restos han sido encon-rados en la vecina Gr.adalajara y posiblemente merodeara por r.uestra regin. Las crnicas medievales cuentan de la abundancia en Madrid del oso cardo. Ursue erctos, snbolo de la capital.

    Entre :08 elnos, el gato monts, Felis sylvestris. y el lince, Feliz lynx, poblaron los ter-itoroe madrileos al menes desde el Pleistoceno Medio,

    Lo ms destacable entre los cemrvoros es la hiena intermedia, CroCUi8 intermedia,

    rAl.' {"'''''''''V, del ['ld,'folCf'W 'lprnas se d!Jcrfllri~han de,111.1' ,pn,\''''n",.,., a""oJh'f.

    estrechamente emparentada r-on las actuales hienas manchadas de Africa, de las que apenas difera. La principal caracterstica de la tuena mtermedia eran las muelas carniceras. ms desarrolladas que en las hienas actuales y que ya apuntan hacia las enormes muelas que despus poseyeron las hienas de las cavernas del Pleistoceno Superior, de ah el nombre intermedia, La hiena intermedia se ha enccntrucc en Madrid en el yacimiento de Pinilla del Valle, del Pleistoceno Medio. yn que utilizaba las cuevas como refugio Por otra parte, la hiena de las cavernas, Crocue spefaea. existi en las montaas ce Guadalajara limtrofes CD:1 Madrid, y aunque no se ha descubierto todava, ~eSJ uramente vivi tambin aqu durante el Pleistoceno Superior

  • 80

    HERBIVOROS

    Pasemos revista a los principales acontecinuer.tos en .a historia de los herbvoros que durante el Cuaternano poblaron Madrid

    Los quidos del Pleistoceno estn representados por los caballos modernos, con una scia pezua en cada pata. que rpidamente predorr.marn sobre los quidos con tres dedos que se extinquer al principio del Pleistoceno, En Eurasia las pnmeras espccica del gnero Dquus sou de talla muy grande pero proqresrvamente se irn haciendo ms pequeos y qrcrles Los nnocerontes continan floTeciflnrio durante el Pleisrcceno. Numerosas especies del gnero Dicerortnnus poblarn Europa, adaptandose 2 diversos medios ambientales. El rinoceronte lanudo, Coetodonte entiquitetis. es una lnea evolutiva aberrante del mismo grupo. Evoluciona en Asia en el Pleistoceno Inferior y lteqara a Europa al fmal del F'Ieistocenc Medio,

    En el trmino del Phoceno al Pleistoceno surgen formas primitrvas de hipop6tamo en la India y Africa que evolucionan rpidamente, de manera que la forma actual Hipopotemus amphiblUs se encuentra plenamente definida el] el Pleistoceno Med;o poblando las riberas de los ros europeos.

    El jabal. Sus serete, que no ser ebun

    dente en Espaa hasta el Pleistoceno Superior, tiene igualmente sus antecesores inmediatos a comienzos del Cuaternario.

    Tambin en el Plic-Pleistocenc aparece un tipo de bvido que dar lugar a diferentes linajes evolutivos, De uno de ellos surqiron los uros, Bos primiqenius. y sus descendientes actuales, los toros, Bos teutus. De otro, los bisontes, que en el Pleistoceno Supenar alcanzan una forma de grandps proporciones, Bison priscus o bisonte primitivo La tribu de las cabras y las ovejas, los caprinos, es otra innovacin, Al final del Pleistoceno Medio SE harn abundantes las Icrmes actuales, corno la cabra monts. Capra ibex, y el rebeco, Rupicapra rupicapra.

    AsI mismo .os ciervos modernos tienen su oncen a comienzos del Pleistoceno. ::::l ciervo comn, Cervus elaphus del Pleistoceno Superior, tiene su antecesor inmedec en el ciervo del Pleistoceno Medio, Cervus acoronetus. De la misma manera el gamo, Dama dama, procede del gi'lmn de Ctacton. Dama ctectotuene. Otro grupo emparentedo es el de los megaceros, que dar lugar en el Pleistoceno Superior a formas de monstruosas cornamentas.

    Los elefantes se diferencian de sus antecesores, los mastodontes, en la estructura

  • 81

    de SU3 muelas, Los mastodontes tenan molares con cspides redondeadas o crestas transversales. En 103 elefantes las crestas se hacen mas numerosas, formando Imnas P-=,r otra parte. los clccntos carecen d2 defensas * en las mandbulas. A pnncipcs del Pleistoceno llegan a Europa los prime-

    l'ER1S(1)ACfILOS

    CABALLO hC"'IS cab.tllus

    Los caballos del Pleistoceno Medie SOn descendientes de los caballos gigantes que exisueron pn Europa en el Villafrcnquicnss-, a comienzos del Cuaternario, Desde entonces 103 caballos disminuyen gradualmente rle talla, Contemporneo del elea.ne antiguo, existe aun un caballo de talla considerable y muy rotable: el caballo de tipa germnico Equus cabellos germanicus AUnque ms qrcil, su alzada era como la de un perchern. En el Pleistoceno Superior es suttudc por una forma ms li'Jera, el cabello de tipo glico, Equus caballus gallicus. Las pinturas rupestres nos han dejado inor.

    ros elefantes modernos precedentes de Asta, Eran todava pnmtvos pero darn lugar a dos lneas evolutivas diferentes que culrmnarn con el elefante de bosque o elefante anuquo, Elephas (Peteectoxoacii) an/iqUUS, y los marnuta Mammllthus prumqeIi1US,

    lT.acin acerca del aspecto externo de estos caballos: cabeza grande, cuello robusto, lomo y panza u.as curvados cue los caballos actuales, crin corta y e-tuesta, pelo aoundante en el cuerpo durante las estaciones Inas. especialrr.ente notable sobre las pezuas y autnticas barbas en el cuello. Sobre el lomo podra tener un nmero voIable de bandas oscuras, Estos rasgos se dan en los actuales caballos salvajes de Asia Central Equus przewelsii. En las tenazas del Manzanares no son raros les restes de caballos primitivos,

  • 82 PERlSOI)ACTllO$

    RINOCERONTE DE MERCK YDEESTEPA Dicerorhinus mercki y Dicerorhinus hemitoechus

    Dos especies de nnocercntes parecen habitar los perodos interqlaciares en la provincia de Madnd el rinoceronte de Merck, Dicevommus tnerck. y el rinoceronte de estepa, Dcerortiinus hemitoechus. Aunque estaban estrechamente emparentados, las diferencias en su denticin parecen indicar habitats distintos, Dicerorhinus mercki sera una forma de bosque, mientras que Dicerortunus hemitoechus estara adaptado a la estepa. Este, como co

    rresponde a su alimentacin herbcea, tena la corona de las muelas ms altas (hipsodontos) y habitualmente llevara la cabeza gacha con el hocico hacia el suelo, Por el contrario, Dicerorhinus mercky se alimentara de hojas de arbustos pnncipalmente. Sus molares tenan las coronas ms bajas (braquiodontos *) y llevara la cabeza horizontalmente, Algo similar OCurre actualmente en dos especies de rinocerontes africanos: el rinoceronte blanco (Ceratothenum simun) y el rinoceronte negro (Diceros bicorms).

    En Madrid no son muy abundantes los restos de rinocerontes de esta poca (Pleistoceno Medio) y hasta ahora no existen hallazgos espectaculares.

  • ~ERJSODACTILOS B3

    RINOCERONTE LANUDO Cociodonta antiquitatis

    (:ri'lco ,w'lplcrode ri'll'fCTOnrl' lamIdo, encontmdo na de! arro),,' del CPlIt.!ro, en el tnntne dec;etaJe, expuesta en la, vi/n'nas dI'! ,\II1,eo ,1'd"i'

  • 84 AR1'10] MeTILos

    URO Bos primi~enius

    El uro o toro primitivo era un Inmenso animal comparado con sus penentes actuales. Su crneo tena un tamao doble que el de los toros de lid la actuales. Su alzada podra superar los dos metros La robusta cornamenta del uro tena un aspecto diferente a la del toro actual, algo Ms elevada sobre el crneo, pudiendo alcanzar cada asta una longitud total de hasta un metro o ms. Varios ejemplares magnficos de crneos y cornamentas de esta especie pueden con

    templarse en el Museo Nacional de Ciencias Naturales y Museo MUnicipal de Madrid.

    Aunque no se tienen noticias de su existencia en E