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LOS PARADIGMAS MESOAMERICANOS QUE UNIFICARON
LA RECONSTRUCCIÓN DEL PASADO: EL MITO DE LA CREACIÓN
DEL COSMOS; LA FUNDACIÓN DEL REINO MARAVILLOSO (TOLLÁN),
Y QUETZALCÓATL, EL CREADOR DE ESTADOS Y DINASTÍAS
Enrique FLORESCANO Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
Los ESTUDIOSOS DE M ESO AMÉRICA desde hace t iempo mostrar o n interés en las concepciones históricas de los pueblos de esta r e g i ó n , en sus formas de registrar los asuntos humanos y en los valores y significados que le a tr ibuyeron al pasado. Unas veces esos análisis proyectaron la t radic ión occidental al pasado mesoamericano y deformaron la naturaleza de éste. Otras se preocuparon por discernir las característ icas propias del pensamiento histórico nativo. Este ensayo analiza esas disquisiciones y propone una nueva interpretac ión de la c o n c e p c i ó n del pasado y la recons t rucc ión de la historia que se desarro l ló en Mesoamér i ca .
9 VIENTO Y LA CREACIÓN DEL COSMOS Y LOS REINOS MIXTECOS
En la tradición mixteca del posclás ico, 9 Viento aparece vinculado con la creación de u n nuevo orden cósmico y humano. Una de sus primeras manifestaciones en el Códice de Vienalo s itúa en lo alto del cielo, a c o m p a ñ a d o por los dioses creadores (véase la f igura 1 ) , quienes lo dotan de sus s ímbo-
Fecha de r e c e p c i ó n : 23 de mayo de 2002
Fecha de a c e p t a c i ó n : 27 de mayo de 2002
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Figura 1
E n la parte super ior de esta l á m i n a d e l Códice de Viena, 9 V i e n t o recibe en e l c ie lo n o c t u r n o los a tav íos que l o i d e n t i f i c a r á n c o m o el h é r o e c u l t u r a l m á s i m p o r t a n t e de la c o s m o g o n í a y la h i s tor ia mixteca , y luego se manif ies ta e n la t ierra , vestido c o n todos sus o r n a m e n t o s y s í m b o l r D i b u j o basado en K J N G S B O R O U G H , 1 9 6 7 , l á m i n a V .
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los e indumentar ia y lo instruyen sobre las tareas que debe realizar en el m u n d o terrestre. Luego de este p r ó l o g o en el cielo, como lo l lama Alfonso Caso, 9 Viento desciende a la Tierra investido de poderes sobrenaturales y ornado con los atributos que lo dist inguirán en los códices mixtéeos y en los relatos y la iconograf ía nahua de tiempos posteriores. 1
En estas i m á g e n e s se advierte que los dioses creadores (Señora 1 Venado y S e ñ o r 1 Venado) son quienes conciben la fundac ión y el ordenamiento del cosmos, pero en ese gran d i seño , 9 Viento cumple una tarea trascendente. A l bajar a la T ierra carga en sus espaldas la b ó v e d a celeste colmada de agua, que en varios relatos c o s m o g ó n i c o s se dice que se h a b í a desplomado en el ú l t imo di luvio y pegado a la superficie terrestre (véase la figura 2 ) . Luego procede a repart ir las aguas fertilizadoras en distintos lugares, que el códice enumera a lo largo de nueve láminas , hasta formar con esa descr ipc ión una suerte de bautizo y elogio de la tierra mixteca. 2
9 V i e n t o carga u n a parte de la b ó v e d a celeste co lmada de agua en el Códice de Viena. D i b u j o basado en KINGSBOROUGH, 1967, l á m i n a V I .
1 Los p r i m e r o s estudios r igurosos sobre 9 V i e n t o y su s imbol i smo los debemos a NOWOTONY, 1948, p p . 156-200; NICHOLSON, 1957, y CASO, 1977-
1979, v o l . i , p p . 44-63, v o l . n, p p . 60-64. 2 Sigo a q u í la o b r a Origen, 1992, p p . 81-111. V é a s e t a m b i é n N I C H O L
SON, 1976, p p . 35-47.
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A este reconocimiento del á m b i t o mixteco en los cuatro rumbos cardinales sigue el nacimiento de los seres humanos, que brotan de la abertura de u n árbol prodigioso, situado en la reg ión de Apoala. E n este lugar, 9 Viento concierta matr imonios entre hombres y mujeres nobles, quienes dan or igen a los linajes m i x t é e o s . 3 Más adelante el códice relata la intervención de 9 V iento en la fundac ión de los reinos y señor íos en los cuatro rincones de la t ierra mixteca. Narra luego la pr imera salida del sol, que le in funde vital idad al m u n d o inanimado y pone en m o v i m i e n t o el transcurrir i n cesante del t iempo. Las úl t imas l áminas describen la delimi tac ión precisa de la t ierra y el á r e a donde se levantaron los centros ceremoniales, los templos, los palacios y los barrios de los artesanos y campesinos. Luego se procede a encender el Fuego Nuevo, el r i t o consagratorio de esas fundaciones primordiales . La ceremonia del Fuego Nuevo es el acto que enuncia la fundac ión del reino, el nacimiento de la dinast ía y el comienzo de una nueva era. Es el acto fundacional por excelencia y 9 V i e n t o su pr inc ipa l ejecutor (véase la figura 3) .
Así termina el anverso del Códice de Vierta. Las trece láminas que f o r m a n el reverso de este documento relatan la historia de las dinast ías que gobernaron el re ino de Ti lan-tongo, desde el siglo X al X V I . Esta historia se registra también en los códices Bodley, Nuttally el Mapa de Teozacualco. Con los datos acumulados en estos documentos Alfonso Caso e l aboró su famosa recons t rucc ión de los Reyes y reinos de la Mixteca. Como se advierte, el Códice de Viena se caracteriza por ser u n relato que comienza con la creación del cosmos y concluye con la historia de los reinos terrestres. El p ropós i to de estos libros era entonces afirmar que los reinos fueron procreados p o r los dioses, si así puede decirse, y que los linajes gobernantes d e s c e n d í a n directamente del car i smát ico 9 Viento , el dios cuyo simbolismo re sumía los valores m á s admirados p o r el pueblo mixteco . 4
3 ANDERS, JANSEN y PÉREZ JIMÉNEZ, 1 9 9 2 , pp. 1 1 3 - 1 2 8 . 4 FLORESCANO, 1 9 9 9 , p. 2 9 .
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C e r e m o n i a de l Fuego Nuevo . 9 V i e n t o enciende el p r i m e r fuego el d í a 3 Lagarto de l a ñ o 6 Conejo . D i b u j o basado en el Codex Vindobonensis Mexi-canusl, l á m i n a 32.
L A FUNDACIÓN DE LOS REINOS MAYAS EN EL POSCLÁSICO
El Popol Vuh de los k' iché es u n l i b r o semejante al Códice de Vierta. Las cinco partes que lo dividen integran u n con
j u n t o armonioso, cuyo contenido resume el canon elaborado p o r los mayas de l p o s c l á s i c o para relatar la h i s tor ia de l m u n d o desde la c r e a c i ó n p r i m o r d i a l hasta la aparic i ó n del pueblo k ' iché, cuando la historia se convierte en u n recuento de las hazañas protagonizadas p o r el pueblo
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k iché . ; ) En la pr imera parte narra el enfrentamiento entre los dioses celestes (representados por J i m J u n a j p ú y los Gemelos Divinos) y las potencias del in f ramundo (representadas por los señores de X iba lbá ) (véanse las figuras 4 y 5) . Esta contienda concluye con el surgimiento de la superficie terrestre (la tierra fértil) y el nacimiento del dios del maíz . A part ir de ese momento esos protagonistas formidables, en lugar de persistir en su enfrentamiento, unen sus poderes fecundadores y germinales para reproducir la vida en la tierra y de ese m o d o crean las condiciones para el desarrollo de la existencia civilizada, fundada en la agricultura. 6
Figura 4
Vaso f u n e r a r i o maya l l a m a d o de los Siete Dioses. E n el e x t r e m o derecho, sentado e n u n t r o n o de j aguar , el p r i n c i p a l dios de X i b a l b á , e l llam a d o Dios L , pres ide u n acto que antecede a la c r e a c i ó n d e l cosmos. A q u í se le ve a c o m p a ñ a d o de seis s e ñ o r e s de X i b a l b á . D i b u j o basado en COE, 1973, p . 109.
3 FLORESCANO, 1998, p p . 231-241; d e l m i s m o autor , FLORESCANO, 1998a, pp . 217-234 y 1999, p p . 30-53.
6 FLORESCANO, 1999a. M i l ec tura d e l Popol Vuh e s t á basada en la e d i c i ó n de TEDLOCK, 1985.
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J u n a j p ú y X b a l a n k é ( i zqu ierda ) sa ludan al s e ñ o r d e l i n f r a m u n d o , I t -z a m n á (derecha) , en u n vaso maya de la é p o c a c lás ica . D i b u j o basado en Schatten uit de Nieuwe Wereld, 1 9 9 2 , p . 2 4 3 .
El cl imax de este episodio es la re surrecc ión de J i m Ju-na jpú , el Primer Padre, la planta del maíz , que en las vasijas mayas de la é p o c a clásica asume la forma esplendente del dios del maíz , H u n Nal Ye, renaciendo del in ter ior de la tierra. Numerosos testimonios celebran este pasaje exultante, que se convirtió en s ímbo lo de la victoria de las fuerzas creativas sobre las destructivas, en a legor ía del recambio anual de la naturaleza y en m e t á f o r a de la regenerac ión i n cesante de la vida (véanse las figuras 6 y 7) .
H u n N a l Ye renace d e l i n t e r i o r de la t i e r ra , representada en esta escena p o r u n carapacho de to r tuga . L o r e c i b e n X b a l a n k é (derecha) , q u i e n d e r r a m a u n c á n t a r o de agua e n la h e n d i d u r a de la t ierra , y Junaj-p ú ( i z q u i e r d a ) . D i b u j o basado e n ROBICSEKy HALES, 1 9 8 1 , vaso 1 1 7 .
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Figura 7
La r e s u r r e c c i ó n de H i m N a l Ye p in tada en o t r o vaso maya. E n esta escena X b a l a n k é , a la derecha, y J u n a j p ú , a la i zquierda , le prestan ayuda para salir d e l i n t e r i o r de la t ierra . D i b u j o basado en ROBICSEK y HALES, 1 9 8 1 , p . 1 5 5 .
La cuarta parte del Popol Vuh narra c ó m o los dioses creadores descubrieron el lugar donde se encontraba la m o n taña de los mantenimientos y extrajeron de su in te r io r las semillas preciosas del maíz , las m o l i e r o n finamente y con esa masa for jaron el cuerpo de los primeros cuatro seres humanos: Jaguar Quitzé, Jaguar Noche, Mahuacutah y jaguar Oscuro, cabezas del l inaje de los k ' iché . 7
O t r o episodio crucial describe el viaje de los fundadores del l inaje k' iché a la fabulosa T u l á n Zuyuá, una representación tardía de To l l án-Teot ihuacán , la capital del re ino legendario donde se investía y legitimaba a los gobernantes. El l i b ro dice que en T u l á n Zuyuá (que en este t iempo es probablemente C h i c h ó n I t zá ) , 8 los jefes k' iché recibieron
7 FLORESCANO, 1999, p p . 30-39. 8 FLORESCANO, 1999, p p . 43-45. La idea de que la T u l á n Z u y u á d e l Popol
Vuh es C h i c h é n Itzá se apoya e n los siguientes datos. E n e l p o s c l á s i c o la capita l p o l í t i c a m á s i m p o r t a n t e d e l sureste maya era C h i c h é n Itzá, que e s t á situada al o r i e n t e de los Al tos de Guatemala . Por ú l t i m o , e l Memorial de Solóla que relata la visita de los jefes kakchiqueles a T u l á n Z u y u á ,
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los s ímbolos del poder real y narra que ahí les fueron dados sus dioses patronos y el d o n del fuego.
E n la última parte del Popol Vuh se advierte una disminución de los dioses y el ascenso s imultáneo de los jefes militares, los gobernantes y el grupo étnico. Esta parte describe la consol idación del poder ío k'iché en la tierra invadida, el establecimiento de nuevos poblados, las hazañas de sus capitanes, la fundación de su capital, Q'umarkah (Utatlán en náuatl) , y los altos méritos de sus diligentes. Las últimas páginas del l ibro son una apología de la expans ión del reino, los tributos, el poder militar, la multiplicación de los linajes, las ceremonias que festejaban a sus dioses y la creación de los cantos y libros pintados que enaltecían la historia del pueblo k'iché.
Como se advierte, el Popol Vuh repite la estructura narrativa del Códice de Viena, Comienza con la c reac ión y ordenamiento del cosmos, sigue con el brote de la t ierra y el origen de los seres humanos, el ma íz y el sol, y concluye con la relac ión en forma de anales de la fundac ión del reino y las hazañas del pueblo k'iché.
E l descubrimiento de estas semejanzas me llevó a comparar la estructura narrativa de l Códice de Viena y del Popol Vuh con lo relatos c o s m o g ó n i c o s mayas de la é p o c a clásica ( m i t o c o s m o g ó n i c o grabado en los templos de la Cruz de Palenque en 692 d .C.) , 9 y con los mitos de creac ión de los ñ a u a s contenidos en la Historia de los mexicanos por sus pintu
ras (1531) y la Leyenda de los Soles (1558) . 1 0 Como puede verse en el cuadro 1 y en las figuras 8, 9 y 10, el resultado de este ejercicio es sorprendente. E l análisis comparado de estos mitos muestra que los cuatro ref ieren la misma histo-
dice que a h í los r e c i b i ó e l s e ñ o r Naxc i t , q u i e n los i n t r o d u j o en su casa c o n las co lumnas de p i e d r a en e l v e s t í b u l o , y les o t o r g ó las insignias de l s e ñ o r í o y las flores de c e m p o a l x ó c h i t l . A d r i á n Recinos ident i f i ca esta casa de N a c x i t c o n la p i r á m i d e de K u k u l k á n de C h i c h é n Itzá, famosa p o r sus co lumnas de p i e d r a e n f o r m a de Serpiente E m p l u m a d a . V é a s e Memorial de Solóla, 1950, p p . 48-68, notas 8, 33, 84 y 86.
9 L i n d a Schele t r a d u j o p o r p r i m e r a vez este tex to . V é a s e SCHELE y FREIDEL, 1 9 9 0 , p p . 244-257.
1 0 L a Historia de los mexicanos por sus pinturas y la Leyenda de los Soles est á n contenidas en GARIBAY, 1965.
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ria y se concentran en los siguientes temas, presentados en la misma secuencia narrativa: i) c reac ión del cosmos, seguida por su ordenamiento espacial y el surgimiento de la superficie terrestre; ii) c reac ión de los seres humanos, las plantas cultivadas y el nacimiento del Sol, y iii) fundac ión del re ino, establecimiento de los linajes y las dinastías gobernantes y relato c rono lóg ico de los acontecimientos que te j ieron la historia del r e i n o . 1 1
El análisis de los episodios que conforman este relato muestra que su mensaje es político. En los diagramas adjuntos (véanse las figuras 8,9 y 10), se aprecia que los acontecimientos que ahí se narran siguen una trayectoria lineal que comienza con el ordenamiento del cosmos, el surgimiento de la tierra y la creación de los seres humanos y concluye con la fundación del reino y el establecimiento de las dinastías gobernantes.
Podemos decir entonces que los mitos de creac ión grabados en los templos de Palenque, en el Códice de Viena, en el Popol Vuh y en los relatos ñ a u a s fueron los textos donde estos pueblos acumularon y acendraron su ident idad pa-lencana, mixteca, k'iché o mexica, la síntesis de los valores que los hab ían formado y el medio privi legiado para transm i t i r ese legado a sus descendientes. Este es el mensaje que se lee en los códices y en los mitos c o s m o g ó n i c o s , y también en el trazo del centro ceremonial de sus ciudades, o en los ritos y ceremonias fijados en los calendarios. Estos variados artefactos memoriosos estaban unificados en el cometido de narrar el or igen del cosmos y el p r i n c i p i o de los reinos.
L o sorprendente es que todos los reinos adoptaron ese modelo . De los olmecas a los mexicas, las i m á g e n e s visuales, los ritos y ceremonias y los mitos pintados en los códices propagaron el mismo relato acerca de la creac ión del cosmos y el p r inc ip io de los reinos. Esta persistencia en la estructura narrativa y en el contenido del relato d o t ó de u n i d a d a las distintas versiones sobre el or igen del cosmos y el p r inc ip io de los reinos que se d i fund ieron en Mesoamé-rica. For jó u n canon, u n arquet ipo universal . 1 2
1 1 FLORESCANO, 1 9 9 9 , p p . 1 1 3 - 1 1 6 . 1 2 FLORESCANO, 1 9 9 9 , p p . 1 1 3 - 1 1 8 .
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El arquetipo del héroe cultural y del fundador de reinos en elposclásico
He resaltado el carácter a rquet íp ico del m i t o que narraba la creac ión del cosmos y el p r inc ip io de los reinos, porque estos rasgos son t ambién característ icos de la figura del héroe cul tura l y del gobernante sabio que predomina en los anales y relatos históricos del posclás ico. Así, varios textos narran que a fines del siglo I X u n jefe chichimeca llamado Mixcóat l o Camaxtle i r rumpió con sus seguidores en el México central e inició una serie de conquistas que remataron en la fundac ión del re ino de Tula-Xicocot i t lán, en el actual estado de Hida lgo . Quizá porque esta Tu la fue la p r i mera organ izac ión pol í t ica que le impuso u n freno a la des integrac ión de los estados, provocada por el desmoronamiento de To l l án-Teot ihuacán , la gesta de Mixcóat l adquirió el b r i l l o de las hazañas memorables: se convirtió en u n canon que posteriormente serviría para narrar otras migraciones en el centro y sur de M e s o a m é r i c a . 1 3 Para legit imar la f u n d a c i ó n de este nuevo re ino, su capital, Tula-Xicocot i t lán , fue bautizada con el prestigioso n o m b r e de la To l l án-Teot ihuacán pr imera .
E n estos textos, Mixcóat l , Serpiente de Nubes, es u n guerrero formidable que al penetrar en el México central s u m ó una victoria tras otra e hizo conquistas en los cuatro r incones del m u n d o . En sus correr ías c o n o c i ó a una mujer aborigen, Ch ima lman , a qu ien c o m b a t i ó y venció . Del enlace entre el aguerrido chichimeca y la mujer nativa emparentada con los civilizados toltecas nac ió Ce Acatl T o p i l t z i n Quetzalcóatl . E n esta saga, Mixcóat l fue u n precipi tador de nuevas realidades, pues f u n d ó u n re ino en C u l h u a c á n , poblado p o r chichimecas y antiguos descendientes de Tol lán-T e o t i h u a c á n . Poco m á s tarde su h i jo , Ce Acat l T o p i l t z i n Quetzalcóatl , a c o m e t i ó guerras y conquistas y se estableció en Tula , que l legó a ser la capital de una poderosa confederación formada por C u l h u a c á n y el señor ío o t o m í de O t u m -ba. Cuando esta confederac ión fue destruida por luchas
1 3 GRAULICH, 1974, p p . 311-354.
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intestinas, c o m e n z ó o t r o ciclo de migraciones que s igu ió el m o d e l o de la d i á s p o r a que e s t r e m e c i ó a M e s o a m é r i c a cuando se d e r r u m b ó la p r imera T o l l á n ( T e o t i h u a c á n ) .
Este segundo ciclo narra la vasta d i spers ión de los tol-tecas que sal ieron de T u l a - X i c o c o t i t l á n a fines del siglo X I I . Cuentan estas historias que u n grupo, d i r ig ido por Mix-técatl, u n descendiente de Mixcóat l -Camaxt le , se asentó en la Mixteca baja, en la reg ión comprendida entre Acatlán y Tututepec , entre las tierras altas de Oaxaca y la costa sur del Pacífico. S e g ú n unas fuentes, del nombre de este conquistador del centro de M é x i c o se derivó el gentil icio que dis t inguió al pueblo mixteco y a su lengua . 1 4
O t r o grupo, l lamado nonoalca, a b a n d o n ó Tula bajo la d i recc ión de Xe lhua y se a sentó en Cholula , que más tarde fue la capital pol í t ica de esta reg ión y el santuario más i m portante en el área central de M e s o a m é r i c a , cé lebre por su ded icac ión a Ehécatl-Quetzalcóatl , el dios del viento y arbitro supremo de los cultos religiosos. El edificio más notable de Tol lán Cholo l lan era la p i r á m i d e consagrada a Quetzalcóatl , una de las m á s altas que se edif icaron en Mesoamér i ca (véase la figura 11). Dice una crónica que este m o n u m e n t o se construyó para hacer h o n o r a " u n capitán que trajo [a] la gente de esta ciudad, antiguamente, a poblar en ella, de partes m u y remotas hacia el poniente [ . . . ] y este capi tán se llamaba Quetzalcóatl, y muer to que fue, le h i c i e ron templo" . Ahí res id ían los m á s altos gobernantes y los sacerdotes dedicados al culto de "la imagen de Quetzal-coatí que estaba [ . . . ] en el templo grande, hecha de bul to y con barba larga". A esta imagen del dios "rogaban les diera buenos temporales, salud y sosiego de paz en su repú [b l i -] ca " . 1 5 Como se advierte en estos relatos, Quetzalcóatl fue el fundador del re ino de Cholula , el creador del linaje de la Serpiente Emplumada , el arquet ipo del gobernante sabio , el dios protector de la c iudad y el sacerdote encargado de su p rop io culto.
1 4 TORQUEMADA, 1975-1983, vo l . i , p . 49; Relaciones geográficas, 1985, vo l . i i , p p . 35-36, y P O H L , 1994, p . 145.
lo Relaciones geográficas, 1985, p . 130.
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I m a g e n tomada de B O O N E , 2000, p . 175.
Otra variante de la migrac ió n chichimeca está narrada en la Historia tolteca-chichimeca. Este l ib ro sigue el modelo de los anales o "cuenta de los a ñ o s " y relata las conquistas y fundaciones realizadas por los tolteca-chichimecas en la reg ión sur del actual estado de Puebla. Para for tuna del historiador, una serie de cuatro mapas a c o m p a ñ a n a esta Historia, los llamados Mapas de Cuauhtinchan, que describen con detalle la ruta seguida por los tolteca-chichimecas desde su lugar de or igen hasta su posterior asentamiento en las regiones de Tlaxcala, Puebla, T e h u a c á n y Coixtlahuaca, en el norte de Oaxaca. 1 6
La Historia tolteca-chichimeca y los Mapas de Cuauhtinchan trazan u n cuadro idealizado de los ancestros chichimecas y de sus relaciones con la p o b l a c i ó n que habitaba las tierras que invadieron, que seguramente d e s c e n d í a de Teotihua-cán y de Tula . Este l i b r o narra la migrac ión chichimeca des-
1 6 V é a s e KIRCHHOFF, GÜEMES y REYES GARCÍA, 1976.
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de el lejano Chicomoztoc hasta su asentamiento en las tierras de Puebla y Tlaxcala, donde fundaron el señor ío de Cuauhtinchan. Pinta a sus ancestros como verdaderos cazadores-recolectores, vestidos con pieles toscas y armados con arcos y flechas deambulando solitarios por u n terr i tor io que sabemos estaba densamente habitado por agricultores tradicionales, quienes vivían en poblados donde sobresal ían las casas de cal y canto y los templos dedicados a los fundadores del pueblo y a los dioses protectores (véase la figura 12). La Historia tolteca-chichimeca cuenta c ó m o los chichimecas que salieron de las siete cuevas de Chicomoztoc se asentaron en la t ierra poblana, se mezclaron con las mujeres toltecas y fundaron ciudades que apel l idaron To-llán, en recuerdo de la antigua capital tolteca, y er ig ieron el señor ío de Cuauht inchan (véase la figura 13). Este l i b r o
Figura 12
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ofrece in formac ión precisa sobre cada grupo, susjefes, m i graciones y pleitos por la t ierra. Y deja b ien claro que desde el siglo X I I hasta el X V los pueblos de Cuauht inchan viv ieron sometidos al re ino de Cholula , a cuya capital pagaban t r ibuto y era el lugar donde sus dirigentes polít icos rec ib ían la investidura real (véase la figura 11). Los pobladores de Cuauht inchan proc lamaron que en Cholula sus ancestros rec ibieron los emblemas del poder y las tradiciones históricas de T o l l á n . 1 7
O t r a serie importante de lienzos, mapas y "cód ices " descr iben la migrac ión de los chichimecas en la Mixteca Al ta y la fundac ión del s e ñ o r í o de Coixtlahuaca. E l Lienzo de Tlapiltepec (véase la figura 14) y otros documentos relatan
1 7 REYES GARCÍA, 1988; LEIBSOHN, 1992, v o l . i , p p . 64-76; de la m i s m a au
tora , 1994, p p . 161-167, y YONEDA, 1991.
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F u n d a c i ó n d e l s e ñ o r í o de Co ix t l ahuaca s e g ú n el Lienzo de Tlapiltepec. Este Lienzo se lee de abajo hacia arr iba . E n la parte i n f e r i o r se n a r r a la salida de la cueva de C h i c o m o z t o c , en cuyo i n t e r i o r se advierte la cabeza de 9 V i e n t o . Sigue luego u n a p e r e g r i n a c i ó n p o r varios lugares hasta c u l m i n a r c o n la escena de la f u n d a c i ó n . I m a g e n tomada de BOONE, 2 0 0 0 , p . 148.
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mediante pinturas la peregr inac ión desde las cuevas de Chicomoztoc hasta la gloriosa f u n d a c i ó n de su señor ío en el t e r r i to r io del actual estado de Oaxaca. Otras escenas representan la ceremonia del Fuego Nuevo, que simboliza el establecimiento del gobierno tolteca-chichimeca en el á rea de Coixtlahuaca. El Lienzo de Tlapiltepec destaca la figura de Atona l , el fundador del re ino , y registra su larga dinastía, que se extiende por 19 generaciones, así como la alianza entre Coixtlahuaca, situada en la Mixteca Alta , y la casa real de Cuauht inchan, en el sur de Puebla. 1 8 Como se advierte, estos mapas y los relatos de Cholula y Cuauhtinchan celebran la migrac ión de los chichimecas, sus conquistas en tierras ajenas y la fundac ión de nuevos poblados, que hacen descender de la antigua Tol lán, el p r imer reino. El héroe de estos relatos es siempre el conductor de la migrac ión: Mixcóat l , Mixtécatl , Xe lhua , 9 Viento , Quetzalcóatl o Ato-na l . Es decir , cont ra la tesis de la e x p a n s i ó n durante el e p i c l á s i c o de u n e x t e n d i d o cu l to re l ig ioso centrado en Ouetzalcóat l , sostengo que en esta é p o c a y en el posclás ico asistimos a la e x p a n s i ó n de una t radic ión pol í t ica centrada en el emblema de la Serpiente Emplumada y el héroe cultura l Quetzalcóat l . 1 9
LA MIGRACIÓN DE LOS CHICHIMECAS DE X Ó L O T L
Y LA FUNDACIÓN DEL REINO DE T E X C O C O
La d i spers ión de los toltecas fue a c o m p a ñ a d a por migraciones de cazadores y recolectores procedentes del norte que modi f i ca ron el poblamiento de M e s o a m é r i c a . U n testimonio extraordinar io , el Códice Xólotl, da cuenta de la migrac ión de u n grupo de chichimecas comandados por Xólot l en el M é x i c o central y describe su asentamiento en la parte or ienta l y sur del valle, donde f u n d a r o n el reino de Tex-
1 8 P O H L , 1 9 9 4 , pp . 1 5 0 - 1 5 3 . U n re la to deta l l ado de estas migraciones puede verse en BYLAND y P O H L , 1 9 9 4 , cap. 4 y B O O N E , 2 0 0 0 .
1 9 V é a s e la tesis de la e x p a n s i ó n de l culto religioso de Ouetzalcóat l durante el ep i c l á s i co en RINGLE, GALLARETA NEGRÓN y j . BEY I I I , 1 9 9 8 , pp . 1 8 3 - 2 3 2 .
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coco. Se trata de u n documento notable que b r inda una i n formación detallada del poblamiento de esta reg ión y describe los cambios materiales, sociales, pol í t icos y culturales que e x p e r i m e n t ó este grupo desde su entrada al valle hasta el ascenso de Netzahualcóyotl al re ino de Texcoco, que es el señor ío al que se refiere el códice . En este documento se lee que los chichimecas de Xólot l fueron quienes originalmente d o m i n a r o n el valle y favorecieron el poblamiento de los otros grupos chichimecas que se asentaron ahí más tarde . 2 0
La pr imera l á m i n a del cód ice , describe en la parte infer ior izquierda la entrada de los chichimecas, vestidos con pieles toscas y por tando arcos y flechas, dir igidos por X ó l o t l . En otra escena se ve a Xólot l en la punta de u n cerro, quien m i r a la ex tens ión del valle y conversa con su h i jo No-paltzin acerca de la mejor manera de asentarse en él. Las huellas de pies indican el recorr ido que padre e h i jo hacen por el valle, demarcando el á rea donde se es tab lecerán (véase la figura 15) . 2 1 Fernando de Alva Ixtlilxóchitl , el cronista mestizo que en siglo X V I I utilizó éste y otros documentos, presenta esa reg ión como despoblada y describe las antiguas ciudades toltecas en ruinas y abandonadas. I x t l i l xóchitl af irma que Xó lo t l se asentó en esa t ierra dilatada de modo pací f ico , "no qu i t ándose l a a nadie", "pues ya todos los toltecas se h a b í a n acabado". 2 2
A u n cuando el cód ice describe la invasión chichimeca como una acc ión pacíf ica en u n ter r i to r io despoblado, otras evidencias ind ican que se trataba de una reg ión habitada por los antiguos toltecas, cuya presencia y arraigada civilización explican la r áp ida t rans formación chichimeca. El códice p inta lugares y personajes toltecas, representados por medio de u n gl i fo formado en la parte superior por u n manojo de tules y en la in fer ior por una quijada, que un i dos, tul y teca, f o r m a n el pa t ron ímico tolteca (véase la figu-
2 0 BOONE, 2000, p . 184. 2 1 V é a s e u n a d e s c r i p c i ó n p o r m e n o r i z a d a de las l á m i n a s de este códi
ce e n DIBBLE, 1980. 2 2 A L V A I X T L I L X Ó C H I T L , 1972, vo l . i , p p . 295-296.
LOS PARADIGMAS MESOAMERICANOS 333
L á m i n a I d e l Códice Xólotl. E n el l ado i n f e r i o r i z q u i e r d o , arr iba de u n cerro , se ve a X ó l o t l conversando c o n su h i j o N o p a l t z i n . Luego ambos r e c o r r e n la r e g i ó n de los lagos y f u n d a n la c i u d a d de Texcoco , capital de su r e i n o . I m a g e n t o m a d a de DIBBLE, 1980.
ra 16). Los datos que proporc iona el cód ice indican que la lengua náuat l , la cultura y las tradiciones toltecas, fueron los agentes que transformaron a los rudos chichimecas en pueblos agr íco las y sedentarios. De este m o d o , el contacto con la antigua cultura tolteca lleva a los chichimecas a crear organizaciones polít icas complejas, como el re ino de Texcoco. La capital del re ino, la c iudad de Texcoco, gracias a esta simbiosis con la antigua cultura , se convierte en heredera del legado tolteca y su famosa biblioteca, la m á s renombrada de M e s o a m é r i c a , se volvió u n repositorio pre-
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Personajes toltecas representados en el Códice XóloÜ. Se i d e n t i f i c a n c o m o tales p o r e l g l i fo de la parte super ior , compues to p o r la p lanta de l tu le (tul) y la qui jada h u m a n a (teca), que u n i d o s f o r m a n la palabra tolte-ca. Los toltecas e s t á n representados en este c ó d i c e j u n t o a sus antiguas ciudades ( T u l a , C u l h u a c á n ) y se d i s t i n g u e n p o r sus vestidos de a l g o d ó n y el habla n á u a t l , ca rac ter í s t i ca s culturales e x t r a ñ a s a los invasores chi-chimecas. D i b u j o basado en DIBBLE, 1980.
cioso del legado tolteca. 2 3 Por obra de este proceso civiliza-tor io los agrestes chichimecas devienen herederos de la cultura tolteca. Sus relatos históricos son una ce lebrac ión del fundador de la civilización tolteca, Ce Acat l Top i l t z in Quet-zalcóatl y de su capital: Tula-Xicocot i t lán.
2 3 V é a s e u n estudio d e l desarrol lo p o l í t i c o y c u l t u r a l de Texcoco en OFFNER, 1983.
LOS PARADIGMAS MESOAMERICANOS 3 3 5
Los relatos de migrac ión que rematan en la fundac ión de los señor íos de Cholula, Cuauht inchan, Coixtlahuaca y Texcoco t ienen rasgos comunes que conviene resaltar. En p r i m e r lugar, el in ic io de este tumultuoso movimiento de pueblos fue impulsado por el derrumbe del poderoso reino de Tula , cuya ca ída s e m b r ó el desorden y p r o v o c ó el desmembramiento y la d i á spora de innumerables pueblos. A su vez, esta d i á s p o r a se t rans formó en mov imiento fundador de nuevos estados.
As imismo, se advierte que los chichimecas guerreros adquir ieron el rango de pueblo civilizado por medio de casamientos con las mujeres nativas y la a d o p c i ó n de las instituciones toltecas, que estos testimonios v incularon con Teo-t ihuacán y con el reino de Tula en Hidalgo, el continuador de la pr imit iva tradición tolteca. Los textos relatan c ó m o los chichimecas adoptaron las instituciones políticas y culturales de los toltecas. Así, el modo en que los chichimecas ascendían a los rangos nobles era una ceremonia cuyo origen se remontaba a las tradiciones políticas de Tol lán-Teotihuacán. Dice Luis Reyes que esta ceremonia "implicaba comer ritual-mente el maíz para poder hablar el id ioma nahua; ayunar cuatro días y cuatro noches [ . . . ] , perforarles el septun con huesos de águi la y tigre; recibir el asiento y la estera, s ímbolos del poder que a d q u i r í a n " . 2 4
Los reinos fundados por estos migrantes son estados mult ié tnicos , integrados por grupos de dist inta tradición cul tura l , hablantes de lenguas diversas, que al mezclarse entre sí d i e r o n or igen a organizaciones pol í t icas y linajes de nuevo c u ñ o . Luis Reyes advierte que el ascenso político de los tolteca-chichimecas se d e b i ó a sus hazañas guerreras. E n p r e m i o a estas habilidades, los gobernantes de Cholula , con quienes se al iaron, los elevaron al rango de señ o r e s , los do ta ron de tierras y les asignaron macehuales para que las cultivaran. Ta l fue el or igen de los tecalli o casas señor ia le s que se m u l t i p l i c a r o n en la r e g i ó n de Puebla y Tlaxcala en los siglos X I V y X V , hasta que ese desarrollo
2 4 REYES GARCÍA, 1988, p . 76.
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pol í t ico fue i n t e r r u m p i d o por el poder ascendente de Mé-x ico-Tenocht i t l an . 2 5
Vigencia del relato de la creación del cosmos y el principio de los reinos, del mito de Tollón y del héroe fundador de dinastías en los anales históricos del posclásico
Como se habrá advertido, en los relatos históricos del pos-clásico persiste la obsesión por narrar el or igen del cosmos y el p r i n c i p i o de los reinos, de manera semejante al m i t o c o s m o g ó n i c o de la é p o c a clásica grabado en los templos de Palenque en 692. El cordón que une a los relatos de la época clásica con los del posclásico es la narrac ión del origen del reino y los valores identitarios que unen al grupo. En ambos casos se trata de una historia política ensimismada en la construcción del reino y en la forja de identidades comunitarias.
El cambio m á s notable entre el canon de la é p o c a clásica y el del posc lás ico es la d i sminuc ión de la figura del gobernante supremo. Mientras en la é p o c a clásica éste preside los actos públ icos y su persona es una referencia ineludible en los registros históricos, en el posc lás ico el protagonista del relato histórico es el Estado, la capital del re ino o el grupo étnico . E l elogio desmesurado que en esta é p o c a se hace de To l l án-Teot ihuacán es una ideal izac ión del Estado. En las fundaciones de reinos del posc lás ico las referencias a To l l án-Teot ihuacán o a la T u l a de Hida lgo son obligadas, pues ambas son el p ro to t ipo de la capital polít ica. La To-llán de estos pueblos peregrinos será siempre una répl ica de la p r i m o r d i a l , y la l eg i t imidad de sus gobernantes dep e n d e r á de su habi l idad para reproduc i r las tradiciones políticas de la To l l án príst ina.
Por o t ro lado, en los relatos que narran la fundac ión del re ino maravilloso de Tula , o del re ino k' iché en los altos de Guatemala, o la fundac ión de Cholula , Cuauhf inchan y los reinos de la Mixteca, el protagonista p r inc ipa l es Ce Acatl T o p i l t z i n Quetzalcóatl , Nacxit , 9 V iento o Kukulkán .
2 5 REYES GARCÍA, 1988, p p . 119-122.
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Como se advierte, el m i t o de la creac ión del cosmos, el mi to de Quetzalcóatl y el m i t o de To l l án son los paradigmas que d o m i n a n el relato histórico mesoamericano. La narrac ión de la c reac ión del cosmos repite incansablemente la misma historia acerca del ordenamiento del m u n d o , el or igen de los seres humanos y el establecimiento de los reinos. Asimismo, el arquetipo de la pr imera To l l án será el modelo sobre el que se construirán todas las capitales posteriores, del mismo m o d o que Quetzalcóatl o c u p a r á siempre el lugar del jefe de pueblos y del gobernante sabio. En estas sociedades las cosas humanas parecen carecer de real idad si no i m i t a n el arquetipo que se es tablec ió en el momento de la c reac ión p r i m o r d i a l del m u n d o . Se trata de una menta l idad que rechaza el acontecimiento, el acto i n dividual y la temporal idad. Su obses ión es la repet ic ión del arquetipo in ic ia l y la anulac ión del t iempo y de la historia mediante el recurso de volver siempre a la beat i tud de los or ígenes , cuando todo fue creado por p r imera vez y estaba i m b u i d o de una vital idad absoluta.
O t r o cambio que se advierte en el posc lás ico es la importancia que adquiere el registro de las migraciones, u n tema que en esta é p o c a se convierte en episodio central del relato histórico. Como se ha visto antes, el Popol Vuh, las crónicas de la fundac ión de Cholula , Cuauht inchan y Coix-tlahuaca, así como el Códice Xólotly los textos mexicas consagran a este per ip lo narraciones extensas y consideran la o c u p a c i ó n de las tierras invadidas, el acto leg i t imador de su nueva s i tuación polít ica. Quizá la migrac ión de los pueblos y su asentamiento en tierras extrañas , habitadas por antiguas poblaciones campesinas, sea el acontecimiento diagnóst ico de esta é p o c a , u n episodio que no puede faltar en las crónicas . E n su l i b r o sobre las formas de escribir la historia desarrolladas por los mexicas y mix téeos , Elizabeth Boone observa que los relatos mexicas de la migrac ión , aun cuando son numerosos, siguen u n modelo estable que hace suponer la existencia de u n canon un i f i cador . 2 6 S e g ú n m i
BOONE, 2000, p . 213.
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interpretac ión, que se apoya en las ideas de Rudol f V o n Z a n t w i j k , el c anon que u n i f o r m a los relatos de migración de los chichimecas, k' iché, kakchiqueles y mexicas se caracteriza por los siguientes rasgos: a) la t ierra de origen es siempre lejana; b) la salida del lugar de or igen obedece a una orden de los dioses; c) el pueblo que abandona el lugar de origen es a c o m p a ñ a d o por otras tribus afines; d) durante la migrac ión uno o varios grupos se separan y estas divisiones dan lugar a otros "mitos de dispers ión" ; e) la salida del lugar nativo ocurre en una fecha que marca el p r i n c i p i o de una nueva era. (1 Técpa t l es la fecha que en la tradic ión mexica inicia la p e r e g r i n a c i ó n o celebra las nuevas fundaciones, el nombramiento del p r imer gobernante, e tcé tera ) ; f) la ruta de la migrac ión es seña lada por el dios patrono, por u n mensajero d iv ino o por l íderes dotados de poderes sobrenaturales, y g) el asentamiento final es anticipado por augurios sobrenaturales. 2 7
Origen del mito de la creación del cosmos, el principio de los reinos y el gobernante sabio
¿ C ó m o explicar las semejanzas entre los mitos de origen de la é p o c a clásica y los del posc lás ico? ¿Cuál fue el origen de estos mitos fundacionales que recorren los m á s diversos pasados y los territorios m á s contrastados de Mesoamér ica? ¿Por q u é , a pesar de los grandes trastornos que dislocan la historia mesoamericana, estos relatos lograron sobrevivir y re vitalizarse?
M i pr imera respuesta a estos interrogantes sostiene que este canon nac ió con el establecimiento de los primeros reinos y que el poder emanado del re ino fue la fuerza que le d io u n i d a d y cont inu idad al relato c o s m o g ó n i c o . Pienso que el relato de la creac ión del cosmos fue escrito cuando se fund ar on los primeros reinos p o i q u e antes de ese acontecimiento no hay registro de esa nar rac ión en n inguna de
2 7 ZANTWIJK, 1 9 8 5 , p p . 2 7 - 2 8 y FEO RESCAÑO, 2 0 0 1 , cap. iv.
LOS PARADIGMAS MESOAMERICANOS 339
sus versiones. Só lo cuando se fundaron los reinos olmecas en Laguna de los Cerros y en La Venta aparec ió por p r i mera vez (1000-400 a.C.) la imagen del origen del cosmos dibujada p lás t icamente en el centro ceremonial de esas ciudades. Sugiero que este modelo arqui tectónico se b a s ó en u n cód ice pictográf ico . El cód ice fue el texto que u n i ó los distintos episodios de la creac ión en u n relato l ineal , ordenado por los acontecimientos que culminaban con el or i gen de la superficie terrestre, los seres humanos, las plantas cultivadas, el Sol y la fundac ión de los reinos (véanse las figuras 8, 9 y 10) . 2 8
Luego de estas creaciones, el tema que domina el relato es la apar ic ión de los distintos grupos étnicos , la descripción de sus o r ígenes y tradiciones, el in ic io de sus migraciones, bajo la gu ía de l íderes tutelares, quienes mant ienen contacto estrecho con los dioses y son los conductores de la migrac ión de su pueblo hacia la t ierra prometida. Algunos textos narran la de sapar i c ión de estos l íderes dotados de poderes sobrenatúra le s , quienes al m o r i r dejan sus restos en forma de envoltorios o bultos sagrados a sus descendientes, y son sustituidos por dirigentes de rasgos plenamente humanos, quienes crean las dinastías , emprenden guerras y conquistas, l legan a la t ierra anunciada por sus ancestros e instauran ah í reinos poderosos. 2 9
En los mitos de creac ión esta parte se convierte en una e n u m e r a c i ó n de las dinast ías que gobernaron a esos pueblos, como es el caso del texto maya escrito en los templos de Palenque, o del reverso del Códice de Viena. En los textos k' iché, kakchiqueles y nahuas, el relato se transforma en una nar rac ión c r o n o l ó g i c a de acontecimientos, donde al lado de la suces ión de los gobernantes se citan los hechos protagonizados por el grupo étnico. Es decir, lo que subrayan estos textos es la cont inu idad entre los o r ígenes de la creac ión y la historia de los reinos surgidos de esa génes i s fundamental . E l v ínculo entre el or igen sagrado y la des-
Desarro l lo esta tesis c o n a m p l i t u d en FLORESCANO, 1999, pp . 113-128. FLORESCANO, 1999, p . 115.
3 4 0 ENRIQUE FLORESCANO
cendencia terrestre es el tema que subrayan los relatos de creac ión (véase el cuadro 1).
Después de registrar estos episodios inaugurales, el m i to deb ió ceñirse a narrar la fundac ión de Tol lán-Teotihua-cán, el reino que inició la edad del Quinto Sol. Los mitos de creac ión posteriores, inspirados en el m i t o cosmogóni co de Tol lán , luego de relatar la apar ic ión del Sol y de una nueva humanidad , se concentran en la exal tación de Tollán. Así, los mitos mexicas de la c reac ión del m u n d o consideran a T e o t i h u a c á n como el re ino inaugural del Quinto Sol y presentan una imagen magnificada de esa ciudad maravillosa, quintaesencia de las creaciones humanas.
Los cantos ñauas que celebran la apar ic ión del pr imer reino del Al t ip lano Central son los m á s hiperból icos de la literatura mesoamericana. E n estos relatos el re ino de To l l án es la imagen de la civilización y la riqueza material. Los tol-tecas, como se llama a los pobladores de Tol lán , son los i n ventores del registro del t iempo, la a s t ronomía , la escritura y las artes adivinatorias, los expertos en el conocimiento de las plantas, la religión y los libros pintados. Los habitantes de Tol lán son los renombrados artífices de la escultura, arquitectura, orfebrería , p intura , lapidaria, p lumería , tejido, mús ica . . . En estos relatos, tolteca quiere decir orfebre consumado en las artes refinadas; equivale a sabio, conocedor de los secretos de la vida civilizada. Y Tol lán , la urbe opulenta, ornada por monumentos y edificios magníf icos , como el llamado Templo de Quetzalcóatl , se t ransformó en s inónimo de metrópol i , en arquetipo de la capital del r e ino . 3 0
Esta descripción exaltada de Tol lán y los toltecas se un ió con la imagen que descr ibía al re ino como u n lugar privilegiado por la riqueza material y la abundancia agrícola. U n texto dice que Tol lán tenía "todas las riquezas del mundo , de oro, plata y piedras verdes que se l laman chalchihuites, y otras cosas preciosas". O t r o m á s afirma que
3 0 V é a n s e las descripciones de B e r n a r d i n o de S a h a g ú n sobre los to l tecas y Quetza lcóa t l , en SAHAGÚN, 2 0 0 0 , v o l . i , l i b . p r i m e r o , cap. v; l i b . tercero, caps, in-xrv. L a i m a g e n que los aztecas t e n í a n de la ant igua T o l l á n y de los toltecas puede verse e n LEÓN-PORTILLA, 1 9 8 0 .
LOS PARADIGMAS MESOAMERICANOS 3 4 1
Tollán era un vergel pródigo, donde el algodón germinaba en copos multicolores y el maíz era abundantísimo, y las calabazas muy gordas [... ] y las mazorcas de maíz eran tan largas que se llevaban abrazadas [... ] y los dichos [... toltecas] estaban muy ricos y no les faltaba cosa ninguna, ni había hambre. 3 1
Luego de dibujar la imagen del reino perfecto, el mi to traza el arquetipo del linaje real. Dos textos nahuas refieren que Tol lán fue fundada por Ce Acatl Topi l tz in (nuestro señor U n o Caña) Quetzalcóatl. La Historia de los mexicanos por sus pinturas dice claramente: "y en el treceno sexto [año después del] diluvio c o m e n z ó Ce Acatl a guerrear y fue el p r imer señor de Tula " . 3 2 Por su parte, la Leyenda de los Soles asienta: "El nombre de este Sol es Nao l l in [Cuatro Movimiento] fue el mismo Sol de Topi l tz in de Tol lán , de Quetzalcóhuatl" . 3 3
Estos y otros textos describen a Ce Acatl Topi l tz in Quetzal-coatí como u n conquistador que gracias a sus hazañas guerreras fundó el reino de Tol lán. Otras fuentes encomian sus virtudes de gobernante sabio. Declaran que fue el inventor de los conocimientos especializados (escritura, c ó m p u t o del t iempo y a s t ronomía ) , el pa t rón de las artes refinadas (arquitectura, p intura , escultura, p l u m e r í a y m ú s i c a . . . ) , y el suprem o ejecutor de los oficios religiosos.
N o sabemos con cer t idumbre si estos textos aluden al fundador del linaje de la p r imera To l l án (Teot ihuacán) o al h é r o e , gobernante y dios de la Tula de Hidalgo, la capital que floreció e n los siglos I X - X I y se a p r o p i ó de los prestigios de la pr imera To l l án . Pero lo que sí puede afirmarse con certeza es que la imagen c a n ó n i c a del caudillo conquistador y del gobernante sabio se or ig inó en Teot ihuacán . Varios testimonios procedentes de esta ciudad le atribuyen al gobernante el prestigio m á s alto: la calidad de fundador de la d inast ía real, la simiente que le infundió vital idad duradera al re ino . U n antiguo canto identif ica a los toltecas con el arquet ipo del re ino , el lugar del mando:
3 1 SAHAGÚN, 2 0 0 0 , v o l . i , cap. m, p p . 3 0 8 - 3 0 9 . 3 2 GARIBAY, 1 9 6 5 , p . 3 8 . 33 Códice Chimalpopoca, 1 9 4 5 , p p . 7 - 8 , 1 2 1 y 1 2 4 - 1 2 5 .
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En el lugar del mando, en el lugar del mando gobernamos, es el mandato de mi señor principal. Espejo que hace visible lo que existe.34
Las investigaciones m á s recientes de los a r q u e ó l o g o s en el Templo de la Serpiente Emplumada confirmaron que este m o n u m e n t o era una repre sentac ión del poder pol í t ico . Anter iormente , varios autores le hab ían atr ibuido a La Cindadela, el gran recinto cerrado donde se levanta el Templo de la Serpiente Emplumada , una relación directa con el poder polít ico y la realeza. 3 5 Pero el entierro en este monumento de m á s de 200 guerreros sacrificados para celebrar su erecc ión, el hallazgo de ricas ofrendas consagradas a honrar los restos mortales de u n o o varios personajes y los s ímbolos vinculados con la realeza que ahí se encontraron, condujeron a Sabino Sugiyama a sostener que este m o n u mento se edif icó para conmemorar "la autoridad sagrada de u n gobernante específico que organizó la construcción de esta p i r ámide" . S e g ú n Sugiyama, "la Serpiente Emplumada parece haberse establecido, desde su nacimiento, como una entidad mít ica que legit imaba la autoridad pol í t ica de los gobernantes ante la sociedad. Y como lo indican los conocimientos a r q u e o l ó g i c o s disponibles, el lugar de or igen de este simbolismo singular fue Teot ihuacan" . 3 6
Podría entonces decirse que en la tradición teotihuacana, Quetzalcóatl es el fundador de Tol lán y del linaje que por muchos años g o b e r n ó esa ciudad bajo el emblema de la Serpiente Emplumada, el s ímbolo de la casa real grabado en el Templo de la Serpiente Emplumada desde el siglo I I de la era actual (véase la figura 17). S e g ú n m i interpretación, el símbolo de la Serpiente Emplumada, representado en forma tan vigorosa en ese m o n u m e n t o , no es una "entidad mít ica" n i
3 4 C i tado p o r LEÓN-PORTILLA, 1996, p . 135. 3 5 Ent re estos a r q u e ó l o g o s destacan Pedro A r m i l l a s , Rene M i l l ó n , M i -
chael D. Coe, George L . C o w i l l y e l epigrafista K a r l Taube . V é a s e T A U B E , 1992, p p . 53-87.
3 6 SUGIYAMA, 2000, p p . 117-143 y su estudio de 1998, p p . 147-164.
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R e p r e s e n t a c i ó n de l tablero y t a l u d d e l T e m p l o de Quetza lcóat l en T e o t i h u a c á n . E n el tablero de la parte super ior sobresale la cabeza de u n a serpiente e m p l u m a d a que b r o t a de u n c í r c u l o e m p l u m a d o . A su lad o se ve la r e p r e s e n t a c i ó n de u n tocado re l ac ionado con Cipactli, que s imbol iza la t i e r ra y el p r i m e r d í a d e l ca lendar io , e l comienzo d e l t i e m p o . E n el t a l u d de la parte i n f e r i o r se advierte la figura de la Serpiente E m p l u m a d a n a d a n d o en el o c é a n o p r i m o r d i a l . D i b u j o de J o s é Francisco Vi l l a señor , basado en FUENTE, 1995, p . 12.
u n dios: es el emblema real del gobernante ahí enterrado, que desde entonces se convirtió en representac ión de la casa real de Tol lán. Este emblema adquir ió tal prestigio que desde esos años hasta la ca ída de Tenocht i t lán fue el emblema real más difundido en Mesoamérica , como lo confirma su repetida y exaltada manifestación en Cacaxtla, Xochicalco, Tula , Chichén Itzá, Cholula, Uxmal , Ti lantongo, Coixtlahua-ca, Mayapán, Tenocht i t lán y otras capitales (véase la figura 18), y sus innumerables reapariciones en el escenario político de Mesoamérica . En esta figura se puede observar que los gobernantes de esos reinos, para manifestar su rango, invariablemente se hicieron representar bajo el halo protector de la Serpiente Emplumada, que significaba el poder real y la capital del reino. Como se advierte en estas imágenes , la Serpiente Emplumada l iteralmente envuelve y protege el cuerpo de los gobernantes. El personaje real que gobernó Tollán y e laboró el grandioso programa de legitimación política resum i d o en el Templo de la Serpiente Emplumada, le infundió tal trascendencia al ejercicio del poder que en el futuro su
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Representaciones de la Serpiente E m p l u m a d a c o m o e m b l e m a real de los gobernantes de T e o t i h u a c á n , Cacaxtla, C h i c h é n Itzá, Xoch ica l co , T u l a - X i c o c o t i t l á n , T i l a n t o n g o , Co ix t l ahuaca y M é x i c o - T e n o c h t i t l á n .
LOS PARADIGMAS MESO AMERICANOS 345
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nombre y su emblema adquir ieron el significado de fundación dinástica, linaje real, gobierno sabio y arquetipo del dirigente polít ico.
Epílogo: hacia una nueva interpretación del modo mesoamericano de reconstruir el pasado
Como se advierte, el m i t o de la creac ión del cosmos, el de Tol lán y el de la Serpiente Emplumada o Quetzalcóatl han sido dominantes en la dilatada historia de M eso amér i c a . Sin embargo, su aprec iac ión histórica t o m ó con frecuencia caminos disparatados o se tornó confusa. A fines del siglo X I X y pr incipios del X X , cuando cobraron í m p e t u los estudios mesomericanos, Eduard Seler interpretó el contenido de los cód ices como u n saber a s t ronómico y la figura de Quetzalcóatl como u n s ímbo lo astral. S e g ú n esta visión as-tralista, los personajes nombrados en los códices
[...] no eran individuos históricos, sino dioses, y, como tales, representaciones simbólicas de los planetas y las estrellas, mientras que las fechas y diversos elementos pictográficos [que aparecían en estos documentos fueron interpretados como] parte de una técnica esotérica para calcular sus órbitas y eclipses.
Luego que Zelia Nutta l l publ icó la pr imera interpretación histórica del cód ice que lleva su nombre , donde d io cuenta de las prodigiosas hazañas polít icas del S e ñ o r 8 Venado, Eduard Seler interpretó la serie de fechas que aparecen en la p r imera parte del cód ice como u n complejo mecanismo para calcular el a ñ o bisiesto de 20 días , y vio en el personaj e identi f icado como 9 Viento "una referencia a Quetzalcóatl , y p o r lo tanto, al planeta Venus". Del mismo modo , el personaje 8 Venado que N u t t a l l hab í a identi f icado como u n jefe y gobernante mixteco, "fue visto como el dios Te-peyol lot l y, p o r tanto, como una mani fes tac ión del planeta J ú p i t e r " . 3 7
3 7 V é a s e ANDERS, JANSEN y PÉREZ JIMÉNEZ, 1992, p . 2 1 .
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E n contrapos ic ión con las interpretaciones astralistas y con las corrientes que subvaloran el m i t o y lo califican de tej ido de fábulas, otros autores aceptaron los relatos cosmogónicos , las fantasiosas descripciones de To l l án , las fabulosas migraciones y los textos que ref ieren las hazañas de Oiietzalcóatl , Nacxit o Kukulkán como acontecimientos históricos fidedignos.38 Más recientemente, Michael Coe, apoyado en el desciframiento de la escritura maya que mostró el minucioso registro temporal de los reinos de la época clásica, a f i rmó que la civilización maya era la única verdaderamente histórica de M e s o a m é r i c a . 3 9 Por su parte, Bruce Bayland y J o h n Pohl , basados en la lectura de los códices mixtéeos , a f i rmaron:
L o q u e h a c e a los c ó d i c e s m i x t é e o s t a n i m p o r t a n t e s , a d e m á s d e ser u n a d e las o b r a s d e a r t e m á s r e f i n a d a s d e los p u e b l o s a m e r i c a n o s , es q u e c o n t i e n e n e l r e g i s t r o g e n e a l ó g i c o d e l a n o b l e z a m i x t e c a m á s l a r g o y c o n t i n u o d e M e s o a m é r i c a . Estos re g i s t r o s s o b r e p a s a n los r e l a t o s h i s t ó r i c o s d e lo s mayas , q u e se d e t i e n e n a b r u p t a m e n t e a fines d e l c l á s i c o . L o s c ó d i c e s m i x t é eos s o n las ú n i c a s f u e n t e s e n e l a r t e p r e c o l o m b i n o q u e a p o r t a n u n a e x p l i c a c i ó n i n d í g e n a s o b r e l a t r a n s i c i ó n d e l c l á s i c o a l p o s c l á s i c o . 4 0
Contra esas interpretaciones unilaterales, que se incl i nan p o r uno u otro lado de la balanza, sostengo que el relato mít ico y el relato histórico son dos g é n e r o s de naturaleza diferente. M i argumento, basado en los ejemplos siguientes, es que el relato mít ico se caracteriza p o r ser una narrac ión que falsea la realidad y se esfuerza en transmitir una imagen deformada de ella.
E l relato de c ó m o fueron creados el cosmos, la tierra, el sol, los seres humanos, las plantas cultivadas y el re ino, es qu izá el m á s universal de M e s o a m é r i c a . Pero este relato no da cuenta de las condiciones reales que favorecieron el advenimiento de la vida humana. Declara s implemente que
3 8 V é a s e MARTÍNEZ M A R Í N , 1 9 6 3 , p p . 1 7 5 - 1 8 3 . 3 9 C O E , 1 9 9 3 , p . 1 9 0 . 4 0 BYLAND y P O H L , 1 9 9 4 , p . 2 2 3 .
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el cosmos fue creado por los dioses gracias a la e jecuc ión de actos milagrosos. Asimismo, el or igen del maíz , que estos relatos equiparan al comienzo de la vida civilizada, aparece como una serie de episodios protagonizados por u n h é r o e cul tura l o u n par de seres divinos que descienden a las entrañas de la tierra, donde los dioses del in f r amundo m a n t e n í a n pris ionero al dios del maíz . Cuenta el m i t o que los dioses del i n f r a m u n d o combat ieron con los emisarios de la reg ión celeste y luego de una serie de peripecias estos úl t imos vencieron a los regentes de X i b a l b á y llevaron al dios del maíz a la superficie terrestre, donde renac ió t r iunfa l bajo la fo rma e sp l énd ida del dios j o v e n del maíz . Es decir, el m i t o de la resurrecc ión del dios del maíz oculta deliberadamente la obra de los campesinos de Mesoamé-rica, quienes mediante la observac ión y se lecc ión de las plantas, el análisis de las cualidades de la t ierra, el registro de las variaciones del c l ima y el trabajo colectivo lograron domesticar la planta del maíz y hacer de su cultivo el sostén de los pueblos y las generaciones futuras. Lo mismo ocurre con la invención del fuego, que el m i t o transforma en una dádiva condescendiente de los dioses a los pueblos.
Es decir, mediante el lenguaje del m i t o las creaciones trascendentes de Mesoamér i ca , como el or igen de la agricultura, la escritura o el establecimiento de los reinos y el p r i n c i p i o de la vida civilizada, dejaron de ser obra humana y se transformaron en creaciones divinas. E n estos casos el relato mít ico no sólo oculta la naturaleza humana de esas creaciones, sino que les confiere u n carácter sobrenatural que inhibe cualquier in tento de explicarlas por medios racionales.
En los mitos c o s m o g ó n i c o s y en los de creac ión , la acción humana es siempre suplantada por la actividad de los dioses, la cual es por su propia naturaleza inescrutable e inexplicable. Como dice E d m u n d Leach, "la irracional idad es la verdadera esencia del m i t o " ; 4 1 su comet ido es suspender la duda crítica, i n h i b i r la pregunta que interroga por las
4 1 L E A C H , 1 9 6 9 , p . 7 . Sobre las diferencias en t re m i t o e hi s tor ia , véa se t a m b i é n T U R N E R , 1 9 8 8 , p p . 2 3 5 - 2 8 1 , e n especial p p . 2 4 3 - 2 6 1 .
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causas que promovieron el or igen de las cosas o la acc ión de los dioses. Entonces, puede decirse que el fin úl t imo del m i t o es la negac ión de las acciones humanas como productoras del cambio social, y la a tr ibución de esas acciones a la vo luntad divina, que de este m o d o se transforma en constructora del escenario humano y en rectora del m u n d o sobrenatural . Dice Marcel Detienne que el m i t o no explica, legit ima. "Verdadero, real, con una real idad trascendente e imperecedera, no puede explicar la naturaleza porque está destinado a describir lo sobrenatural . " 4 2
Como se advierte en los ejemplos anteriores, el m i t o transforma la realidad social en una répl ica del cosmos sagrado. Y lo mismo ocurre con el t iempo del m i t o , que en lugar de registrar la temporal idad de los hechos humanos asimila éstos a una temporal idad sagrada. Así, para citar u n ejemplo entre muchos, la fecha ca lendár ica Ce-técpatl, 1 Pedernal , dedicada al dios H u i t z i l o p o c h t l i por ser el d ía de su nacimiento , es la fecha mítica que en los relatos históricos se hac ía co inc id ir con el d ía y el a ñ o de la salida de los me-xicas de Aztlán, con el comienzo de su peregr inac ión , con la f u n d a c i ó n de Tenocht i t l án y con el n o m b r a m i e n t o de su p r i m e r t latoani , Acamapicht l i . De este m o d o la temporal idad real del in ic io de la peregr inac ión , de la fundac ión de la c iudad o de la c reac ión de la m o n a r q u í a a c a b ó sometida a una tempora l idad sagrada, mediante la cual esas fechas quedaron asimiladas a la fecha ca lendár i ca del dios Hui tz i l o p o c h t l i , que es una fecha cargada con toda la fuerza del dios protector de los mexicas. 4 3 El fin de estos procedimientos, como advierte Mircea Eliade, era convert ir la historia real en historia sagrada. El m i t o , dice Eliade:
Cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los "comienzos". Dicho de otro modo: el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de seres sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia [... ] 4 4
4 2 DETIENNE, 1985, p . 138. 4 3 CASO, 1946, p p . 9 3 y s s . 4 4 ELIADE, 1973, p . 12.
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E n los textos históricos ñ a u a s es constante la presencia de estas concepciones cosmológ icas , religiosas, míticas y sagradas que hac ían coherente el m u n d o . La peregr inac ión mexica en busca de la tierra promet ida , la fundac ión de Te-nochtit lán, las sucesivas conquistas de sus tlatoque, la entronización de cada tlatoani, y todo hecho significativo se remit ía , para tener realidad, a fechas calencláricas simbólicas, a n ú m e n e s y fuerzas sagradas que le asignaban su importancia y significado "verdaderos", pues como hechos profanos parec í an estar desnudos de trascendencia. En esta c o n c e p c i ó n el acto humano por sí mismo no fundaba una realidad histórica, sino que ésta se conformaba por el con junto de s ímbolos y mitos que la enmarcaban. Así, "la historia de los mexicas, antes de establecerse en el valle que m á s tarde d o m i n a r o n , está envuelta en su totalidad por el m i t o que cuenta el nacimiento y la vida del dios tutelar Huiízilopochtli", que es a la vez el relato de la t r i b u misma. 4 5
Otra característ ica que distingue al relato mítico del histórico es que el p r i m e r o transmite sus mensajes por medio de i m á g e n e s fijas y formulas repetidas. E n lugar de explicar los acontecimientos, el relato mít ico los encapsula en una fó rmula narrativa que se repite una y otra vez, hasta que su re i teración convierte esos acontecimientos en verdades socialmente aceptadas. Ta l es el caso de los relatos que narran la d i á spora que s iguió a la c a ída de Teotihua-cán a finales del per iodo clásico, el despoblamiento de Chichón Itzá hacia 1150, o el abandono de Tula-Xicocotit lán d e s p u é s de 1200. En realidad, estos relatos no buscan explicar los acontecimientos que o r i g i n a r o n la d iá spora que sigue a la ca ída de esos reinos, sino p r o p o n e n una fórmula que da cuenta de todas las d i á spora s , con independencia de su historicidad. U n análisis sobre las famosas "peregrinaciones" de estos pueblos, debido a Michae l Graulich, mos t ró que éstas se inspiraron en u n modelo : las invasiones chichimecas que se sucedieron d e s p u é s del derrumbe de T e o t i h u a c á n , al final del per iodo c l á s i co . 4 6
UCHMANY, 1978, p p . 211-237.
GRAULICH, 1974, p p . 311-354.
LOS PARADIGMAS MESOAMERICANOS 351
Entonces, no sorprende que la saga de conquistas, encumbramiento y derrumbe de los reinos que sigue a los relatos de migrac ión , sea también una narrac ión dominada por modelos que predeterminan los hechos narrados en los textos. En los documentos mixtéeos , k' iché, kakchiqueles y ñauas que describen estos acontecimientos percibo las siguientes coincidencias que muestran que no se trata de la narrac ión de hechos históricos, sino de la repet ic ión de modelos o protot ipos establecidos de antemano.
La conquista de las tierras invadidas es d i r ig ida siempre por u n guerrero valeroso, dotado de poderes c h a m á n i c o s y asociado con la f igura de Ce Acatl T o p i l t z i n o Kukulkán . Esta figura no es u n personaje histórico, sino u n modelo o pro to t ipo de dir igente .
Las peripecias que siguen al establecimiento del re ino en tierras extrañas resumen los triunfos y resaltan los valores del pueblo conquistador.
El encumbramiento del pueblo escogido cu lmina con la impos ic ión de u n canon social y cul tural a t r ibu ido a la To l lán o T u l á n Zuyuá legendaria. To l l án es el modelo absoluto de estos pueblos y la m á x i m a asp i rac ión de sus guías es repetir los logros polít icos, el esplendor, los conocimientos y la s ab idur ía que for jaron el aura de To l l án .
El decaimiento y derrumbe de los reinos es propic iado por disensiones internas de los linajes gobernantes (salvo en el caso de México-Tenocht i t lán) , y se anuncia mediante a g ü e r o s ominosos.
La des t rucc ión final del re ino es precedida por una diás-pora masiva de los linajes gobernantes y de los macehuales.
La frecuencia en estos relatos de modelos de acc ión , arquetipos de reinos y l íderes , o de fórmulas narrativas en los relatos de p e r e g r i n a c i ó n , así como la repet ic ión de esos estereotipos en las narraciones sobre el apogeo y el derrumbe de los reinos, indica que no estamos en presencia de u n relato interesado en describir hechos únicos e irrepetibles. Se trata, p o r el contrar io , de relatos canónicos , cuyo formato, temas, fórmulas narrativas y estilo han sido previamente establecidos. El paradigma de estos relatos es el m i t o cosm o g ó n i c o que comienza con la creac ión del cosmos y sigue
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con la apar ic ión de la superficie terrestre, los seres humanos, las plantas cultivadas y el sol, para concluir con el establecimiento del re ino y la c rón ica de sus logros . 4 7 Así como los mitos de creac ión mesoamericanos reproducen la estructura narrativa y el estilo de u n canon preestablecido, así t ambién los relatos de la p e r e g r i n a c i ó n de los diferentes pueblos y las crónicas de la fundac ión y esplendor de los reinos cont inúan el canon discursivo inventado por los primeros reinos de Mesoamér i ca .
Entonces, puede decirse que los mitos cosmogónicos , los relatos de la " p e r e g r i n a c i ó n " de los pueblos y las crónicas sobre el ascenso y ca ída de los reinos son narraciones míticas, relatos que no se p r o p o n e n dar cuenta de la particular idad de los hechos históricos . Su p ropós i to no es destacar el carácter ún ico e irrepet ible de tales hechos, n i t ienen por fin explicar sus causas terrenas. A diferencia con el relato mít ico , desde hace siglos la invest igación histórica se ha obstinado por separar lo falso de lo verdadero, lo que se manifiesta en el ámbi to sobrenatural de lo que ocurre en el m u n d o terreno, lo fantást ico de lo real y comprobable, lo singular e irrepet ible que es p r o p i o de la acción humana de los arquetipos que pretenden determinarla . Quiero decir que la diferencia entre el relato mít ico y el relato histórico es de naturaleza, no de grado o contenido, como argumentan algunos historiadores . 4 8 Contra las tesis que confunden las característ icas del m i t o con las del relato histórico, pienso que la tarea del historiador es mostrar la especificidad de esos g é n e r o s y explicar sus diferencias. Hay que recordar, como d e c í a Fr iedr ich Schelling desde 1857, "que el mi to tiene su prop ia a u t o n o m í a ; es una experiencia humana que debe ser comprendida en sus propios t é r m i n o s " . 4 9
Contra las posiciones asumidas por los detractores radicales del mi to , me apresuro a decir que el relato mítico tiene valores propios que son indispensables para comprender
FLORESCANO, 1 9 9 9 , cap. m.
V é a s e NAVARRETE, 1 9 9 7 , p p . 1 5 5 - 1 8 0 .
BIRREL, 1 9 9 3 , p . 4 .
LOS PARADIGMAS MESOAMERICANOS 353
el pensamiento pol í t ico de los pueblos mesoamericanos, la f o r m a c i ó n de su m e m o r i a de l pasado, sus sistemas de acumulac ión de conocimientos y el papel del m i t o como conservador y transmisor de esos conocimientos. El reconocimiento de la naturaleza del relato mít ico fue la perspectiva que me permi t ió comprender el papel decisivo del mi to en la a c u m u l a c i ó n y transmisión de la memor ia del pasado en el m u n d o mesoamericano. 5 0
Como lo he mostrado en otra parte , 5 1 el canon que esos pueblos f o r m u l a r o n del m i t o c o s m o g ó n i c o fue una consecuencia del establecimiento del re ino, u n resultado de la institución polít ica que al m o m e n t o mismo de nacer tuvo quejustif icar su leg i t imidad . E l m i t o declara que el cosmos, los seres humanos y el re ino fueron obra de los dioses, y afirma que los mismos dioses creadores establecieron la desigualdad entre gobernantes y gobernados. Para inculcar estas ideas en los diversos sectores de la p o b l a c i ó n los fundadores del re ino integraron los múlt iples mitos de creación que antes convivían separados en u n solo cuerpo canónico que daba cuenta de las creaciones fundamentales y situaba el establecimiento del reino como el episodio estelar de los procesos de creac ión. A l comprimirse estos mensajes en el formato sintético del mi to , sus contenidos se transmit ieron ya codificados a los otros conductores de la memoria : el r i t o , los calendarios, las i m á g e n e s visuales, la tradición oral y el cód ice . Ta l fue la obra trascendente del mi to : t ransmit ir a los pobladores del re ino una visión h o m o g é n e a del funcionamiento del cosmos y de las relaciones de los seres humanos con los dioses, el m u n d o que habitaban y los otros pueblos con quienes convivían y compet ían. Como advirtió Mal inowski , el m i t o d e s e m p e ñ ó u n papel decisivo en el desarrollo de las antiguas civilizaciones,
5 0 L a p r i m e r a v e r s i ó n de estas ideas la p r e s e n t é e n FLORESCANO, 1989-1990, p p . 147-194. U n a d i s c u s i ó n sobre las relaciones e n t r e m i t o e histo r i a fue p r o m o v i d a p o r la d i r e c c i ó n de la revista Historia Mexicana, c o n la p a r t i c i p a c i ó n de A l f r e d o L ó p e z A u s t i n , E n r i q u e Florescano, Pedro Carrasco y Georges Baudot ; v é a s e FLORESCANO, 1990, p p . 607-661.
5 1 FLORESCANO, 1999.
354 ENRIQUE FLORESCANO
pues las d o t ó de una g u í a práct ica para enfrentar los misterios del m u n d o y de una sab idur ía fundada en su prop ia pe rcepc ión del desarrollo h u m a n o . 5 2
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