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INSTITUTO DE ESTUDIOS EDUCATIVOS Y SINDICALES DE AMÉRICA, IEESA Los movimientos de mujeres y su incidencia en la participación sindical en México 2012

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INSTITUTO DE ESTUDIOS EDUCATIVOS Y SINDICALES DE AMÉRICA, IEESA

Los movimientos de mujeres y su incidencia en la participación

sindical en México

2012

1

Resumen

La lucha de las mujeres por la igualdad ha existido desde hace siglos, a finales del siglo XIX las mujeres se organizan y exigen sus derechos políticos; durante el siglo XX los movimientos de mujeres se enfocaron en la obtención tanto de sus derechos humanos como sociales y laborales, logrando un muy lento pero significativo cambio en la sociedad. El sindicalismo mexicano ha contado con la participación de las mujeres desde sus inicios, sin embargo la documentación de esta participación femenina ha sido escasa y poco estudiada, de aquí que esta investigación pretenda hacer una aportación a la historiografía del movimiento feminista y sindical.

Abstract

The struggle of women for equality has been around for centuries, in the late nineteenth century women organized and demanded their political rights; during the twentieth century women's movements focused on getting their human, social and labor rights, making a slow but significant change in society. From the beginning Mexican syndicalism has counted with the participation of women, however the documentation for this female participation has been limited and poorly studied, hence this research aims to make a contribution to the historiography of the feminist movement and its influence on syndicalism.

2

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos la colaboración de las profesoras: Ana Bertha Guzmán Alatorre,

Lucila Garfias Gutiérrez, Ma. Irma Pérez Cruz, Olga Haydee Flores Velázquez,

Sonia Rincón Chanona y Yolanda Martínez Mendoza, quienes formaron parte de

Mujeres en Acción por México A.C., por las entrevistas, información y materiales

otorgados para realizar este documento.

Así mismo queremos agradecer el tiempo y la disposición de Margarita de la Cruz

Jasso y Carolina Ledezma, integrantes del Centro de Investigaciones Laborales y

Asesoría Sindical A.C. (CILAS), quienes también compartieron su experiencia en los

movimientos sindicales, así como en organizaciones de mujeres sindicalistas.

3

Índice Página

Los primeros movimientos de mujeres a nivel mundial 4

México y la lucha por la igualdad 5

Las mujeres y sus derechos después de la Segunda Guerra Mundial 8

Comisión Nacional Coordinadora de Acción Femenil 10

La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra

la mujer, y sus repercusiones 11

Los sindicatos y las mujeres 14

Los esfuerzos del Estado a partir de 1995 17

Conclusiones 20

BIBLIOGRAFÍA 23

4

Los primeros movimientos de mujeres a nivel mundial

La lucha de las mujeres por la igualdad ha existido desde hace siglos, sin

embargo fue hasta finales del siglo XIX con el movimiento sufragista que las mujeres se

organizaron colectivamente para exigir sus derechos políticos. Durante el siglo XX esta

lucha tuvo varios momentos, en donde se persiguió distintos derechos tanto humanos

como laborales logrando un muy lento pero significativo cambio en la sociedad.

La lucha de las mujeres por el derecho al voto inició durante el siglo XIX

tomando fuerza sobre todo en los Estados Unidos y en Inglaterra. Creando en 1897 la

Unión Nacional de Sociedades por el Sufragio de las Mujeres (National Union of

Women's Suffrage Societies), que reunió a las activistas de las ciudades inglesas que

pedían el voto para las mujeres.1

Este primer movimiento feminista organizado fue liderado por mujeres educadas

de la clase media y sectores de la clase alta, que buscaban la obtención de los derechos

políticos plenos. En cada país el sufragismo se dio de distinta manera, el caso de

Inglaterra es relevante pues las mujeres realizaron actos de inobediencia que impactaron

a la sociedad victoriana de la época. El primer país en otorgar el voto a las mujeres fue

Nueva Zelanda en 1893; luego Australia en 1902; la URSS en 1917; Inglaterra en 1918;

Estados Unidos en 1920, sólo a las mujeres blancas; y México fue hasta 1953.2

Revisando esta cronología de la obtención del voto por las mujeres en el mundo vemos

que las mujeres mexicanas logran su ciudadanía plena sesenta años después que Nueva

Zelanda, que es el primer país en otorgarla.

A este primer movimiento organizado de mujeres se le conoce como feminismo

de la primera ola; la concesión del voto en diversos países desarticuló en cierta medida

el movimiento de las mujeres que se había sostenido principalmente en la lucha por la

obtención del sufragio. Aunque el movimiento feminista continuó con una baja

intensidad, no sería hasta principios de la década de 1960 que las mujeres alzarían

nuevamente la voz para exigir igualdad de derechos.

1 Página web de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona: http://www.upf.edu/materials/bib/expo/igualtat/cast/sufragistes.html [consultado el 16 de agosto de 2012]. 2 Enriqueta Tuñón, ¡Por fin ya podemos elegir y ser electas!: El sufragio femenino en México 1935- 1953, México, INAH, Plaza y Valdés, 2002, pp. 20-23.

5

México y la lucha por la igualdad

En México las mujeres comienzan a alzar la voz a principios del siglo XX; en

1910 Carmen Serdán apoya la campaña anti-reeleccionista de Francisco I. Madero y

secunda en Puebla, el Plan de San Luis que llamaba a los mexicanos a levantarse en

armas; desconocía la reelección presidencial del general Porfirio Díaz y declaraba la

anulación de las últimas elecciones convocando a nuevos comicios.3

En el aspecto laboral las mujeres no se quedaron inmóviles, algunas de ellas,

pertenecientes a diversos sindicatos integrados a la Casa del Obrero Mundial

constituyeron, en 1915, brigadas sanitarias y de auxilio en los campamentos, con el

nombre de Grupo Sanitario Ácrata; según las memorias de Álvaro Obregón, se

incorporaron así en México nueve mil sindicalistas a su ejército. 4

Para enero de 1916 se llevó a cabo en Mérida, Yucatán, el Primer Congreso

Feminista de México y segundo de América Latina, con el apoyo del gobernador

Salvador Alvarado. En este primer congreso se dieron cita 620 delegadas; entre algunos

temas que se discutieron estuvieron la moral sexual, el problema de la educación

femenina, la necesidad de lograr equilibrio entre los sexos y las reformas al Código

Civil de 1884. A pesar de que dentro del Congreso hubo división entre liberales y

conservadoras, su realización significó una influencia en la legislación federal, aunque

los beneficios para las mujeres a nivel legal se alcanzaron tiempo después.

En 1918 Hermila Galindo, secretaria particular del presidente Venustiano

Carranza, envió al Congreso Constituyente una carta solicitando el reconocimiento de

los derechos políticos de las mujeres. Como resultado de los trabajos realizados por

estas mujeres el gobernador de Yucatán, Felipe Carrillo Puerto, reconoció el derecho de

las mujeres a participar en las elecciones municipales y estatales, llegando así Elvia

Carrillo Puerto, Raquel Dzib y Beatriz Peniche a ser las primeras mujeres electas para

diputadas al Congreso del mismo estado.5

3 Página perteneciente al Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, http://www.inehrm.gob.mx/pdf/cronologia_mujer.pdf [Consultado en línea el 1 de agosto de 2012]. 4 Adolfo Gilly, La Revolución Interrumpida, México, Era, 2007, p. 214. 5 Alma Rosa Sánchez Olvera, “El feminismo en la construcción de la ciudadanía de las mujeres en México” en Itinerario de las miradas, Nº63, FES Acatlán, Abril 2006. p. 10.

6

Durante la década de 1920 se formaron dos organizaciones femeniles que

buscaban la obtención del sufragio: el Consejo Feminista Mexicano dirigido por Elena

Torres y Refugio García quienes se desempeñaban como maestras comunistas; y la

Unión de Mujeres Americanas dirigida por Margarita Robles de Mendoza. Diversas

organizaciones fueron creadas en años posteriores, hasta que en 1935 se constituyó el

Frente Único Pro Derechos de la Mujer mismo que llegó a contar hasta con 50 mil

afiliadas entre las que hubo intelectuales, profesionistas, obreras, mujeres pertenecientes

a sindicatos y partidos políticos. 6

Las trabajadoras no se quedaron atrás en medio de esta efervescencia de

creación y conformación de grupos de mujeres; en 1931 y en 1933, en el Distrito

Federal se llevaron a cabo el Primer y Segundo Congresos Nacionales de Obreras y

Campesinas, en los que las participantes propusieron la creación de agrupaciones

sindicales propias, creadas por y para mujeres, para resolver sus problemas particulares,

también demandaron la protección de las trabajadoras y el voto para las mujeres, así

como guarderías infantiles, hospitales pediátricos y salarios mínimos igualitarios.7

En 1931 se expide la primera Ley del Trabajo “la cual colocaba a los sindicatos

en una situación de absoluta dependencia del Estado, generando convenios colectivos

que podrían y pueden celebrarse sin conocimiento de los trabajadores, como

instrumento de protección para las empresas”.8 Desde la creación de esta ley se hizo

mención de los derechos sociales de las madres trabajadoras, aunque en la práctica estos

derechos no fueron reglamentados, hasta mucho tiempo después.

Es así como el Partido Comunista Mexicano un año después de la expedición de

la ley, impulsa la lucha por los derechos de las mujeres trabajadoras a través de la

constitución de las Ligas Femeniles Campesinas y los Centros Femeniles

Revolucionarios.

6 Enriqueta Tuñón, op. cit. pp. 36-42. 7 “Mujeres soñadoras del infinito. Primer Congreso Nacional de Obreras y Campesinas”, en Desacatos, Núm. 011, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, México, 2003, pp. 164-173. Nestor de Buen, El sistema laboral el México, UNAM Instituto de Investigaciones Jurídicas. pp. 131. Consultado en línea en: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/5/2458/10.pdf el 22 de agosto de 2012. 8 Adelina Zendejas, “Ellas y la vida. Lucha y conquista de los derechos femeninos” en Debate feminista, año 4, vol. 8, Septiembre 1993. pp. 408. Consultado en línea en: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/5/2458/10.pdf el 20 de agosto de 2012.

7

Siendo el Partido Nacional Revolucionario la plataforma política mexicana más

fuerte, muchas organizaciones de mujeres se sumaron a sus filas, por ejemplo: la Liga

Orientadora de acción femenina creada en 1927; el Bloque Nacional de Mujeres

Revolucionarias creado en 1929; Partido Feminista Revolucionario creado en 1929 y la

Confederación Femenil Mexicana creada en 1931. El presidente del PNR Carlos Riva

Palacio convoca a estas organizaciones a formar el sector femenino del partido.

En 1937 el presidente Lázaro Cárdenas envió a la Cámara de Senadores la

iniciativa para reformar el artículo 34 constitucional como primer paso para que las

mujeres obtuvieran la ciudadanía, solo faltaba su publicación en el Diario Oficial de la

Federación, pero el proceso legislativo paralizó la iniciativa: “como razón política se

arguyó que no era el momento político para reconocer ese derecho por que las mujeres,

tradicionalmente católicas e influidas por la iglesia eran una fuerza política de suma

importancia que podía revocar el poder masculino del partido oficial, y en su lugar

llevar al poder a Juan Andrew Almazán (opositor de Ávila Camacho).”9 Un año

después el Frente Único desplegó una intensa campaña para reformar el artículo 34

constitucional –dándole continuidad a la obtención y reconocimiento de los derechos

políticos de las mujeres-, logrando la reforma en 21 estados, pero el Congreso de la

Unión no aprobó dicho proyecto. El 17 de febrero de 1947 se publicó en el Diario

Oficial la reforma al artículo 115 con la cual las mujeres podían ejercer el voto a nivel

municipal. Fue hasta 1953 con Adolfo Ruíz Cortines como presidente, que en sesión

ordinaria de la Cámara de Diputados se declara reformados por unanimidad los artículos

34 y 115, fracción I, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,

publicándose el 17 de octubre en el Diario Oficial de la Federación.10 Así se reconoció

el voto de las mujeres a nivel nacional, quiénes ejercieron este derecho por primera vez

en 1955.11

Como parte de los progresos alcanzados por las mujeres sindicalistas para 1937

catorce mujeres eran Secretarias Generales de varios sindicatos textiles del país; y 24

eran delegadas en los consejos de la Confederación Revolucionaria de Obreros y

9 Alma Rosa Sánchez Olvera, op. cit. pp. 11. 10 Página perteneciente al Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, http://www.inehrm.gob.mx/pdf/cronologia_mujer.pdf [Consultado en línea el 1 de agosto de 2012]. 11 Alma Rosa Sánchez Olvera, op. cit. pp. 13.

8

Campesinos (CROC), la Confederación de Trabajadores de México (CTM), y la

Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM).12

Las mujeres trabajadoras tuvieron reconocimiento a la igualdad de derechos y

prestaciones de maternidad en el Estatuto Jurídico de los Trabajadores al Servicio del

Estado de 1938, lucha que fue encabezada por maestras, empleados de la Secretaría de

Hacienda y de Gobernación.13

Las mujeres y sus derechos después de la Segunda Guerra Mundial

La Segunda Guerra Mundial toma un papel central en los procesos que se

gestaban en las sociedades, en particular, para los movimientos feministas significó un

breve receso que, aunque no los diluyó, permitió que se reconfiguraran, persiguiendo no

solo la lucha por los derechos políticos, sino además derechos humanos y laborales. Una

vez concluida la Segunda Guerra Mundial algunos líderes del mundo decidieron

complementar la Carta de las Naciones Unidas, con la Declaración Universal de

Derechos Humanos en 1948 tratando así de “garantizar los derechos de todas las

personas en cualquier lugar y en todo momento”.14

En el mismo año, se realizó la Convención Interamericana sobre concesión de

derechos políticos a la mujer, con el objetivo de equilibrar a los hombres y a las mujeres

en el goce y ejercicio de dichos derechos, sin embargo México no firmó, lo que podía

demostrar el rezago en el que se encontraban las mujeres y la necesidad de replantearse

las acciones necesarias para lograr el reconocimiento de sus derechos.

Para 1951 la Organización Mundial del Trabajo establece la igualdad de

remuneración: “Todo Estado ratificante deberá promover y garantizar la aplicación de

igualdad de remuneración por trabajo de igual valor”, mediante el Convenio 100. El

cuál entró en vigor en México el 23 de agosto de 1953.15

12 Adelina Zendejas, op cit. pp. 409. 13 Ídem. pp. 410 14 Declaración Universal de Derechos Humanos, consultada en línea en: http://www.un.org/es/documents/udhr/history.shtml el 23 de agosto de 2012. 15 Convenio (no. 100) relativo a la Igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de Igual valor. Consultado en: http://www.catedradh.unesco.unam.mx/SeminarioCETis/Documentos/Doc_basicos/1_instrumentos_universales/4%20Convenios%20OIT/27.pdf el 23 de agosto de 2012

9

En un intento de favorecer los derechos de las mujeres trabajadoras, se expide en

1961 el primer reglamento para guarderías infantiles, pensando en que las demandas

versaban en la falta de apoyo en los quehaceres domésticos y cuidados de los hijos, ya

que esto impedía el ascenso de las mujeres a puestos directivos y de toma de decisiones.

Sin embargo, el contenido de dicho reglamento era limitado y no consignaba obligación

del Seguro Social para dar asistencia a los hijos de las obreras.16

A final de los años sesenta y principios de la década de los setenta, en el mundo

se añadía una nueva demanda a las movilizaciones femeninas, la cual iba en contra de la

presentación de las mujeres como objetos sexuales estereotipados, realizándose una

manifestación en 1968 en protesta contra la celebración de Miss América en Atlantic

City17. No obstante en México esta demanda quedaba muy lejos de la situación en la

que se encontraba el país, por un lado se vivía la efervescencia de los Juegos Olímpicos

de México 68; y por otro un movimiento estudiantil fuertemente reprimido el 2 de

octubre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, lo que reveló un gobierno

represor y autoritario incapaz de negociar con los estudiantes para la resolución del

conflicto.

Este movimiento estudiantil representó un cambio de paradigma, tanto en los

trabajadores como en las mujeres; los primeros dotaron de un nuevo significado a sus

luchas y fortalecieron sus agrupaciones, tomando conciencia de que su trabajo era la

base de la economía nacional, misma que era un agente principal en los cambios

políticos. Por otro lado, las mujeres dentro del movimiento estudiantil a pesar de haber

tenido una fuerte presencia, no fue reconocida su labor, lo que les permitió darse cuenta

de su condición subordinada al hombre, obligándolas a organizarse en grupos y

alianzas influidos por los movimientos internacionales de mujeres feministas.

Iniciándose de alguna manera la segunda oleada feminista en México.

Una de las primeras agrupaciones feministas conformadas en México fue

Mujeres en Acción Solidaria, este colectivo se creó en 1971 y entre sus filas estaban

Martha Acevedo, Elena Poniatowska y Antonieta Zapiain, entre muchas otras, y en

1972 convocaron a una protesta contra el mito de la madre, misma que se convirtió en la

16 Adelina Zendejas, op cit. pp. 411 17 Mary Nash, Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos, Madrid, Alianza editorial, 2004. pp. 182.

10

primera manifestación de la segunda ola del feminismo en nuestro país. A esta primera

agrupación le siguieron muchas otras, por ejemplo: Movimiento Nacional de Mujeres

(1973); Movimiento de Liberación de la Mujer (1974); y de éste último se

desprendieron Colectivo La Revuelta (1975) y el Movimiento Feminista Mexicano

(1976).18 Más tarde, algunos de estos grupos se unificaron en la Coalición de Mujeres

Feministas que incluyó en su agenda política la lucha por el aborto legal y gratuito y

contra la violencia hacia las mujeres.

En medio de la movilización y organización de las feministas se realizó la

primera Conferencia Mundial sobre la Mujer en la Ciudad de México, convocada por la

Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la que se aprobó la declaración México

que vinculó la discriminación y la desigualdad con el subdesarrollo; así mismo, se

discutió la igualdad en los ámbitos político, laboral y civil; y la violencia se abordó

como un problema del ámbito privado. Este mismo año -1975- fue establecido por la

ONU como el Año Internacional de la Mujer.

Comisión Nacional Coordinadora de Acción Femenil

A partir de las entrevistas contenidas en el artículo de Regina Cortina Poder y

cultura sindical: la mujer en el Sindicato de Trabajadores de la Educación en el

Distrito Federal “… antes de la administración de López Portillo (1976-1982), se daban

muy pocas oportunidades a la mujer para manejar los asuntos educativos. Por el

contrario, al referirse a una política más abierta e incrementar las oportunidades para las

mujeres, después de la Conferencia Internacional de la Mujer de 1975… No obstante

esta política solo repercutió en un grupo extremadamente pequeño de mujeres con

puestos directivos. Durante la administración de López Portillo de 45 direcciones

generales, solo siete estuvieron ocupadas por mujeres; hubo también una subsecretaria

que es el rango más alto que haya tenido una mujer en la educación mexicana”. 19

De acuerdo a los Estatutos del Sindicato Nacional de Trabajadores de la

Educación de 1976, en el Capítulo XIV, Artículo 146 la Comisión Nacional

18 Ana Lau, “El nuevo movimiento feminista mexicano a finales del milenio”, en Feminismo en México, ayer y hoy, 2ª ed., México, Molinos de Viento, pp. 20. 19 Regina Cortina, “Poder y cultura sindical: la mujer en el Sindicato de Trabajadores de la Educación en el Distrito Federal” en Orlandina de Oliveira (coord) Trabajo poder y sexualidad, México, COLMEX, 1989. pp. 256.

11

Coordinadora de Acción Femenil tenía entre sus atribuciones y obligaciones: planear y

realizar, previo acuerdo del Secretario General del SNTE, actividades tendientes a

incrementar la participación consciente y eficaz de las compañeras, tanto en las tareas

del sindicato, como en las de carácter político-social del país, en que participe el

organismo sindical; promover y organizar seminarios, conferencias, mesas redondas y

cursos, etc., que tuvieran por objeto fortalecer la preparación sindical de las trabajadoras

de la educación; promover y organizar la solidaridad de las compañeras del sindicato

con las compañeras de organismos sindicales burocráticos, obreros, campesinos,

asociaciones revolucionarias, populares, juveniles y estudiantiles del país; pugnar en

coordinación con la Comisión Nacional Política, porque las compañeras miembros del

SNTE, ocupen cargos de responsabilidad administrativa o política.20Resulta importante

señalar que dentro de las atribuciones y obligaciones de la Comisión Nacional

Coordinadora de Acción Femenil aparece el mandato de luchar por el posicionamiento

de las mujeres en puestos directivos al interior del sindicato, sin embargo, esto no quiere

decir que en la práctica se ejecutara de tal forma, ya que revisando el documento de La

Historia Mínima del SNTE entre los miembros de los Comités Ejecutivos Nacionales

electos en 1974 y 1977 solamente aparecen 2 mujeres: la profesora Rosa Ma. Martínez

Denegri, encargada de la Comisión Nacional Coordinadora de la Acción Femenil y la

profesora Alicia Alfaro Villamil, encargada de la Secretaría de Trabajo y Conflictos de

Preescolar.21

A pesar de estos avances en cuanto a la participación de las mujeres dentro de la

Secretaría de la Educación Pública, dentro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la

Educación en 1977 se disolvió la Comisión Nacional Coordinadora de la Acción

Femenil, argumentándose que como la mayoría de la base sindical estaba constituida

por mujeres éstas no necesitaban un despacho separado. 22

La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra

la mujer, y sus repercusiones

Gracias a la presión ejercida por los movimientos feministas a nivel mundial la

Asamblea General de la ONU llevó a cabo la Convención sobre la eliminación de todas

20 Estatutos y Reglamento General de Asambleas, Segunda Ed., SNTE, 1976. pp. 136-138. 21 Historia Mínima del SNTE. 45 años de lucha permanente, 1989, pp. 88-91. 22 op.cit. pp. 262.

12

las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), en 1979, la cual es un

instrumento jurídicamente vinculante mediante el cual todos los Estados parte deben

rendir un informe, lo que permite evaluar programas y acciones realizadas por los

gobiernos a favor de la igualdad entre hombres y mujeres. Simultáneamente, en México,

muchas de las diferentes agrupaciones feministas coincidieron en la constitución del

Frente Nacional por la Liberación y los Derechos de la Mujer (FNALIDM), cuyo plan

de acción giraba en torno a cuatro ejes: la maternidad voluntaria; la implementación de

guarderías; una campaña contra la violencia sexual; y los problemas de las trabajadoras

discriminadas por la Ley Federal del Trabajo, como las trabajadoras domésticas,

maquiladoras, costureras a domicilio, etc. 23

También en nuestro país, en respuesta a la Convención sobre la eliminación de

todas formas de discriminación en 1980 se creó el Programa Nacional de Integración de

la Mujer al Desarrollo con el objetivo de promover iniciativas al mejoramiento de la

condición social de las mujeres, el cual dependía del Consejo Nacional de Población. 24

A inicios de la década de los setenta en México surge el sindicalismo

independiente enfrentándose a los controles burocráticos, haciendo notar su necesidad

de defensa frente a la situación de explotación, pauperización y represión estatal. Entre

las principales demandas de este sindicalismo independiente se encontraban el aumento

salarial, el contrato colectivo y el reconocimiento sindical, este último pretendía romper

la estructura corporativa mediante la cual los trabajadores eran controlados. Ya que

creían que en un sindicato dónde la democracia se ponderara como principal elemento,

podrían legitimar sus derechos y acciones, buscando alternativas de organización.25 En

la década de los ochenta las movilizaciones dentro de los sindicatos reflejaron este

descontento, algunos ejemplos fueron: la protesta realizada por las obreras de las plantas

maquiladoras de Reynosa, Tamaulipas, quienes “se movilizaron unificadamente en

demanda de democracia sindical y en contra de la represión”26 (1983); las enfermeras

23 Ana Lau, Op. cit., p. 25. 24 Programa nacional para la igualdad de oportunidades y no discriminación contra las mujeres 2001-2006. México. INMUJERES. Consultado en línea en: http://www.oei.es/genero/documentos/mex/Mexico_1.pdf el 27 de agosto de 2012. 25 Leopoldo Alafita Méndez, “1970-1976: lucha política y sindicalismo independiente en México”. Consultado en línea en: http://cdigital.uv.mx/bitstream/123456789/8236/2/anua-II-pag253-288.pdf el 29 de agosto de 2012. 26 Ana Alicia Solís de Alba, “Las trabajadoras y el movimiento obrero en México, 1982-1988”. UAM-Iztapalapa. Consultado en línea en:

13

encabezaron diversas protestas de 1984 a 1988 demandando empleo, aumento salariales,

mejoría en las condiciones de trabajo, democracia sindical y respeto a los derechos

laborales; después de los sismos ocurridos en la Ciudad de México en 1985 las

costureras que laboraban en los talleres y fábricas comenzaron a organizarse, pues

muchos de los edificios donde laboraban se derrumbaron a causa del sismo, quedando a

la luz las precarias condiciones laborales en las que se desempeñaban. Fue entonces

que crearon el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Costura, Confección, Vestido,

Similares y Conexos “19 de septiembre”, tratándose del primer sindicato conformado y

dirigido por mujeres con influencia feminista, rigiéndose por el principio de democracia

e independencia de las centrales oficiales y del Estado; el mismo periodo los

trabajadores de Teléfonos de México se inconformaron con las políticas laborales

impuestas por el Gobierno en aras de la modernización y digitalización del servicio,

estas políticas atentaban contra sus derechos laborales, generando una desconcentración,

reubicación y reducción numérica de los trabajadores así como una pérdida en el control

de la materia del trabajo; entre 1978 y 1987 el Sindicato de Telefonistas de la República

Mexicana realizó cinco huelgas demandando aumento salarial y mejores prestaciones.

La mayoría de los operadores se conforma por mujeres, por lo que la participación de la

mujer en estas huelgas fue importante.

Mientras que en el país y en el sindicalismo se vivían estas manifestaciones

obreras, el movimiento feminista mexicano se revitalizó con la organización del Primer

Encuentro Nacional de Mujeres en 1980 y el Primer Encuentro de Mujeres Trabajadoras

un año después. El objetivo de estas reuniones se concentró en discutir la problemática

que vivían las mujeres de cada sector laboral y cómo les afectaba la crisis económica

del país en su vida cotidiana.

A nivel internacional la Organización Internacional del Trabajo OIT en 1981

expide el Convenio 156 el cual propone medidas para tener en cuenta las necesidades de

trabajadores con responsabilidades familiares, así como desarrollar y promover

servicios comunitarios como estancias infantiles. Sin embargo a la fecha México no ha

ratificado dicho convenio debido a que aún no existen las condiciones jurídicas que

avalen la ratificación del convenio. Diversas organizaciones sindicales y feministas se

http://148.206.53.230/revistasuam/iztapalapa/include/getdoc.php?id=1225&article=1256&mode=pdf el 8 de agosto de 2012.

14

han movilizado para apuntar la necesidad de firmar este convenio que garantiza los

derechos laborales de las mujeres que, por lo general, son las encargadas de los

cuidados familiares.27

Los sindicatos y las mujeres

Para 1986 en un intento por revalorar la profesión magisterial un grupo de

docentes creó la Casa de la Cultura del Maestro Mexicano dentro de la cual un grupo de

mujeres comenzaron a reunirse en el “Taller de la Mujer Maestra” a finales de 1987 con

el fin de analizar su experiencia propia y valorar la situación de desigualdad de las

mujeres maestras frente a los hombres para ocupar cargos sindicales. Las reuniones del

taller se realizaban cada 15 días y en ellas las participantes evaluaban su realidad como

mujeres y maestras, se habló del hostigamiento sexual dentro de las escuelas hacia las

maestras y alumnas, así como de que en el sindicalismo magisterial se reproducen los

roles tradicionales establecidos culturalmente para las mujeres, es decir, que los puestos

que ellas ocupan son por ejemplo: secretaria de actas, de acción social, encargada de

organizar convivios o de escribir las notas que otros discuten; se trata de puestos

secundarios en lo que la mujer no cuenta con la posibilidad de tomar decisiones

concernientes a la política sindical del SNTE. Las actividades del taller fueron

suspendidas a mediados de 1988 debido a la asistencia irregular de las maestras que

tenían que atender dobles jornadas laborales, sin embargo, fue una experiencia que les

permitió tomar conciencia de la situación de las mujeres trabajadoras, concluyendo que

no sabían gran cosas de ellas mismas, “la biografía sobre la maestra es escasa, de ahí la

necesidad de hablar de la autobiografía laboral y personal para comprender la realidad

de ser maestra”. 28

En 1989 Carlos Jonguitud Barrios, presidente del grupo Vanguardia

Revolucionaria del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, presentó su

renuncia debido a las demandas de democratización del Sindicato que se venían

manifestando por parte de los trabajadores de la educación. Ese mismo año Elba Esther

Gordillo es electa a la Secretaría General del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE,

27 Janette Góngora. Género y sindicalismo: en busca de la equidad, V Foro Mundial por la educación de los pueblos, México, Fundación para la Cultura del Maestro, 2005, pp. 22. 28 Ma. Isabel Inclán. “Del mito al hecho…” en Quehacer de Maestra, SNTE. TOMO 1. Nº5, mayo 1990. pp. 12-14.

15

convirtiéndose en la primera y única mujer en ocupar ese puesto, generando un

ambiente interno que trató de propiciar la organización de las mujeres para ser

reconocidas por sus capacidades, para ocupar y ejercer cargos en los Comités

Ejecutivos. Una de las acciones emprendidas por la nueva dirigencia fue la publicación

de la revista Quehacer de Maestra la cual apareció por primera vez en diciembre de

1989 con el objetivo de “convertir la publicación en un pizarrón-espejo, desde el cual

podríamos mirar la realidad que nos rodea para tratar de modificarla, de incidir en el

curso de los acontecimientos […] Hacer práctico nuestro propósito de oírnos y hacernos

oír, leernos y hacer que nos lean, era, ante todo, un compromiso”.29

Para el mismo año, entre el 9 y 10 de junio, se llevó a cabo el “Primer Encuentro

Nacional de Maestras Dirigentes Sindicales” en la Ciudad de México, entre los

principales acuerdos de este primer encuentro nacional estuvieron: el apoyo a las

delegaciones y secciones para realizar encuentros con mujeres dirigentes; vigilancia del

CEN del SNTE a las comisiones ejecutivas; emitir y difundir material de apoyo al

quehacer sindical, con el fin de estimular la participación de la mujer; impulsar y apoyar

la participación activa de la mujer en la vida pública nacional; y fortalecer la unidad, la

democracia y la autodeterminación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la

Educación.30

En 1993 se reformó la fracción III del artículo 175 del Código Federal de

Instituciones y Procedimientos Electorales que señala que “los partidos políticos

promoverán en los términos que determinen sus documentos internos, una mayor

participación de las mujeres en la vida política del país, a través de su postulación a

cargos de elección popular”. Sin embargo esta reforma se limitó a una mera

recomendación a los partidos políticos.

A partir de la década de los noventa se comienza a institucionalizar el feminismo

a través de la creación de organismos gubernamentales y no gubernamentales –ONG’s-

así como dentro de la academia, por ejemplo en 1993 se crea el Programa Universitario

29 Quehacer de Maestra, Editorial, Tomo II, No. 24, Diciembre 1991, SNTE, pp. 3. 30 Ídem. Tomo I, No. 1, Enero de 1990. pp. 20-22.

16

de Estudios de Género de la UNAM, aunque desde 1983 existía ya el Centro de

Estudios de la Mujer (CEM) en la Facultad de Psicología.31

Desde 1989 un grupo de maestras líderes sindicales convocadas por la maestra

Elba Esther Gordillo se organizaron y crearon una agrupación al interior del SNTE

llamada “Mujeres en Acción por México”, presidida por la Licenciada Maricruz

Montelongo Gordillo, la cual fue creada “con la finalidad de ofrecer un espacio a las

maestras del SNTE para discutir la condición femenina y definir las estrategias y

actividades que logren las reivindicación de los derechos de la mujer”.32 Entre sus

integrantes se encontraban Lucila Garfias, Sonia Rincón, Olga Haydee Flores, Ana

Bertha Guzmán, Yolanda Romero Vázquez, Maricruz Montelongo, entre otras. Desde el

momento de su creación como agrupación hasta su constitución como Asociación Civil

-1993- entre las actividades realizadas destacan por una parte, conferencias de

reconocidas especialistas cuyos contenidos tocan temas en relación con perspectiva de

género, empoderamiento, liderazgo, y salud reproductiva; así como impartición de

diversos talleres con el fin de empoderar a la mujer desde su comunidad y; diversas

actividades. Las mujeres de MAM AC –Mujeres en Acción por México, Asociación

Civil- participaron en tres Encuentros Nacionales de Maestras Líderes Sindicales; en la

IV Conferencia Mundial sobre la Mujer realizada en Beijing; entablaron relaciones con

algunas organizaciones civiles; así como con el Instituto Nacional de las Mujeres. 33

En la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer llevada a cabo en Beijing en 1994

algunos de los temas objetivos planteados fueron: pobreza, educación, salud, violencia

contra la mujer, economía, ejercicio del poder, etc. La Conferencia de Beijing fue un

punto de inflexión sobre los derechos de las mujeres pues se llamó la atención sobre dos

puntos principales: el género y la transversalidad del enfoque de género, lo que significó

que las instituciones gubernamentales y sociales tendrían que incorporar este enfoque en

sus políticas. En el informe que México emitió sobre Conferencia, titulado “Acción por

la igualdad, el desarrollo y la paz” en septiembre de 1995, se destacó una profunda

crisis sindical que inhibió en general la participación de los trabajadores en sus 31 Eli Bartra, “Estudios de la mujer ¿un paso adelante, dos pasos atrás?”, Política y Cultura, Nº 009, UAM, Xochimilco, México, pp. 203-204. Consultado en línea en: http://redalyc.uaemex.mx/pdf/267/26700911.pdf el 16 de agosto de 2012. 32 Isabel Maceiras, “Mujeres en Acción” en Quehacer de Maestra, Tomo III, Nº 28, abril de 1992, pp. 25. 33 Entrevistas realizadas a maestras integrantes de la organización Mujeres en Acción por México en los meses de abril y mayo de 2012, por el Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América.

17

sindicatos, aunque el aumento de la participación femenina en el ámbito laboral

representó un crecimiento en la tasa de sindicalización femenina. Según sus cifras, las

mujeres con trabajo formal para esos años ascendían a 9 millones 500 mil, de las cuales

el 62.6% se encontraban en el sector servicios, y 16.2% en la industria manufacturera.

Entre los sindicatos con mayor incorporación femenina estaban el

Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, los sindicatos de la industria textil

y del vestido, los sindicatos del sector salud y el sindicato de telefonistas. “Un análisis

reciente hecho en trece diferentes ramas de actividad por la organización Mujeres en

Acción Sindical reveló que apenas el 4% de los puestos sindicales de dirección en

distintos niveles, desde Secretarías Generales hasta representación seccional, estaba en

manos de mujeres... No existe una política sobre la problemática femenina en las

grandes centrales. La participación de las mujeres en el nivel de dirigencia, tiene que ver

con una cuota no reglamentada reducida a las Secretarías de Acción Femenil.” 34

Los esfuerzos del Estado a partir de 1995

Durante la década de los noventa el gobierno federal impulsó diversos planes y

programas dirigidos a mejorar la calidad de vida de las mujeres, se puede decir que se

trató de la institucionalización del feminismo. En 1995 en el Plan Nacional de

Desarrollo 1995-2000 se planteó la necesidad de promover una serie de acciones para

garantizar la igualdad de las mujeres en los ámbitos político, social, educativo,

económico y cultural, estableciendo políticas que deberían de estar coordinadas por el

Programa Nacional de la Mujer (PRONAM), el cual se aprobó y se puso en marcha el 8

de marzo de 1996. El PRONAM se encargaría de “impulsar la formulación, el

ordenamiento, la coordinación y el cumplimiento de acciones encaminadas a ampliar y

profundizar la participación de la mujer en el proceso de desarrollo en igualdad de

oportunidades con el varón”. 35 Para el seguimiento del Programa Nacional de la Mujer

en “1998 se creó la Comisión Nacional de la Mujer (CONMUJER) como un organismo

desconcentrado de la Secretaría de Gobernación, encargado de promover la ejecución,

34 IV Conferencia mundial sobre la mujer; Acción por la igualdad, el desarrollo y la paz, Pekin, septiembre de 1995, Informe de México. 35 Dulce María Sauri Riancho, “El Programa Nacional de la Mujer”, pp. 157, consultado en línea en: http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/rap/cont/97/pr/pr12.pdf el 18 de septiembre de 2012.

18

evaluación y seguimiento del PRONAM, tanto en la Administración Pública Federal

como en los programas estatales”.36

Como parte de los programas dirigidos al desarrollo de la mujer,

impulsados por los gobiernos federal y estatal, en 1999 se crea por decreto en el estado

de Puebla el Instituto Poblano de las Mujeres para orientar y coordinar las acciones

dirigidas a promover el desarrollo de las mujeres en los distintos ámbitos de la vida

pública. A nivel federal se crea dos años después el Instituto Nacional de las Mujeres a

partir de la publicación de su Ley en el Diario Oficial de la Federación el 12 de enero de

2001. “Es mediante esta ley que se crea una instancia para el adelanto de las mujeres

mexicanas, como un organismo público descentralizado de la administración pública

federal, con personalidad jurídica, patrimonio propio y autonomía técnica y de gestión

para el cumplimiento de sus atribuciones, objetivos y fines”.37

Uno de los logros más destacados derivados de las movilizaciones de los grupos

feministas y de la institucionalización del feminismo fue la reforma al Código Federal

de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) del año 2002, en la que en el

artículo 219 se dispone que “De la totalidad de solicitudes de registro, tanto de las

candidaturas a diputados como de senadores que presenten los partidos políticos o las

coaliciones ante el Instituto Federal Electoral, deberán integrarse con al menos el

cuarenta por ciento de candidatos propietarios de un mismo género, procurando llegar a

la paridad”.38 Otra de las acciones jurídicas relevantes para la protección de los

derechos de las mujeres fue la promulgación de la Ley General para la Igualdad entre

Hombres y Mujeres, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 2 de agosto de

2006, misma que propone lineamientos institucionales para el cumplimiento de la

igualdad de hombres y mujeres, así como el empoderamiento de estas últimas.

Dentro del sindicalismo las mujeres no se mantuvieron inmóviles ante los

cambios que se presentaron en la administración pública; se siguieron reuniendo y

organizando para promover sus derechos al interior de sus sindicatos. En 1995 se

36 Ana Lau, Op. cit., pp. 39. 37 Portal del Instituto Nacional de las Mujeres: http://www.inmujeres.gob.mx/index.php/ique-es-el-inmujeres/historia, consultado el 18 de septiembre de 2012. 38 Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, pp. 98, consultado en línea: http://normateca.ife.org.mx/internet/files_otros/COFIPE/COFIPE14Ene08yNotaArtInvalidados.pdf el 18 de septiembre de 2012.

19

realizó el Segundo Encuentro de Mujeres Trabajadoras, donde mujeres de distintos

sindicatos reconocieron las problemáticas que compartían en el ámbito laboral y

sindical. En 1997 mujeres del Sindicato de Trabajadores del Sector Automotriz de

Canadá vinieron a México a impartir cursos de liderazgo para mujeres en los que

participaron el Sindicato Mexicano de Electricistas, el Sindicato Nacional de

Trabajadores de la Educación y el sector bancario, entre otros. A partir de estos cursos,

y en el intento de trabajar en equipo, un grupo de mujeres de diferentes sindicatos

mexicanos decidieron formar la Red de Mujeres Sindicalistas, convirtiéndola en

Asociación Civil en el 2002 buscando gestionar recursos; generar e impulsar iniciativas

legislativas; capacitar en liderazgo; salud y empleo; así también, organizaron campañas

para que México ratifique el convenio 156 de la Organización Internacional del Trabajo

–OIT-. Entre sus coordinadoras se encontraron Rosario Ortiz, Norma Malagón y

Margarita de la Cruz, entre otras.

En el periodo de 2008 a 2011 se realizan diversos encuentros de mujeres

sindicalistas, organizados por el Centro de Investigaciones Laborales y Asesoría

Sindical –CILAS- en los que participaron mujeres pertenecientes al Sindicato de

Telefonistas de la República Mexicana, al Sindicato de Trabajadores de la Universidad

Nacional Autónoma de México, al Sindicato Mexicano de Electricistas, a la Alianza de

Tranviarios y, a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Después de

estos encuentros se propuso la creación de una organización llamada Alianza de

Mujeres Trabajadoras en marzo de 2012. La Alianza cuenta con una comisión

coordinadora; comisiones de formación, difusión, finanzas, y de trabajo. Los objetivos

de esta nueva organización son: tener voz pública, apoyar a las mujeres en sus

problemáticas diarias, tener contacto con las asambleas legislativas y, hacer propuestas

de modificación de leyes. La Alianza de Mujeres Trabajadoras se encuentra en proceso

de consolidación y ésta ha sido difícil, debido a que -como desde varios años atrás- las

mujeres están sometidas a una doble o triple carga de trabajo; la del hogar, la de su

centro de trabajo, y la del sindicato –si es que se desempeñan en algún cargo sindical-.39

39 Entrevista realizada a Margarita de la Cruz Jasso y Carolina Ledesma, mujeres sindicalistas fundadoras de la Alianza de Mujeres Trabajadoras y colaboradoras del Centro de Investigaciones Laborales y Asesoría Sindical, el día 17 de agosto de 2012.

20

Conclusiones

Durante el siglo XX las mujeres se organizaron en torno a distintas causas; en un

primer momento surgió lo que se ha denominado el feminismo de la primera ola, en el

cual las mujeres buscaron obtener los mismos derechos políticos que tenían los

hombres, específicamente el derecho a votar y ser elegidas. Como se mencionó

anteriormente las mujeres mexicanas obtuvieron este derecho hasta 1953, después de

una lucha intensa en la que diversos grupos de mujeres se manifestaron y se organizaron

para exigir al gobierno la concesión de este derecho.

A nivel mundial el periodo de entreguerras significó una pérdida de fuerza para

el movimiento feminista, el cual resurgió en los años sesenta a la par de los

movimientos por los derechos civiles, adquiriendo un gran impulso en los Estados

Unidos y en la Europa Occidental. Esta segunda ola del feminismo también se conoce

como neofeminismo, y tuvo entre sus principales demandas la liberación de la mujer,

que se encontraba –y podemos decir que en ciertos aspectos aún se encuentra -

subordinada al hombre e imbuida en un sistema patriarcal que no le permitía ejercer sus

derechos de manera libre.

En México esta segunda ola fue la que mayor repercusión tuvo, pues a partir de

ella se comenzaron a organizar las feministas buscando la igualdad entre los géneros;

las mujeres empezaron a reunirse en grupos pequeños en los que compartían sus

experiencias propias, descubriendo que los problemas que las aquejaban eran similares;

estos grupos de autoconciencia les permitieron afirmar la ya famosa frase de “lo

personal es político”. A partir de estos pequeños grupos surgieron diversas

agrupaciones, que posteriormente se convertirían en organizaciones civiles, entre las

que se encontraban “Mujeres en Acción Solidaria”, “Movimiento de Liberación de la

Mujer”, “Colectivo La Revuelta”, “Movimiento Feminista Mexicano” entre otras.

El movimiento estudiantil de 1968 significó un parte aguas tanto para los

trabajadores como para las mujeres; como ya se mencionó los trabajadores tomaron

conciencia de su fundamental papel dentro de la economía nacional y fue en este

periodo que se iniciaron las luchas al interior de los sindicatos en contra del charrismo

sindical y a favor de la democratización. Por otro lado las mujeres se sintieron

21

relegadas de la lucha estudiantil y se concientizaron de la subordinación en la que se

encontraban.

Las mujeres trabajadoras estuvieron influenciadas por el movimiento feminista y

comenzaron a organizarse; una de las más destacadas agrupaciones surgidas por las

mujeres fue el Sindicato “19 de Septiembre” que con el sismo de 1985 se descubren las

precarias condiciones laborales a las que eran sometidas. En el mismo sentido tanto las

enfermeras, telefonistas, electricistas, maestras y maquiladoras se organizaron para

exigir mejores condiciones y oportunidades laborales, así como mejores salarios.

Es así como llega la tercera ola del feminismo, a mediados de la década de los

ochenta y durante todos los noventa se multiplican las organizaciones no

gubernamentales que defendían las causas de las mujeres y el gobierno incorpora e

implementa acciones dirigidas a la defensa de los derechos de las mujeres, el feminismo

se institucionaliza.

La lucha de las mujeres al interior de las organizaciones gremiales no ha sido

nada fácil, los sindicatos son tradicionalmente organizaciones masculinas, pues -más en

la teoría que en la práctica- los hombres salían a trabajar y las mujeres permanecían en

el hogar, encargándose de las tareas “propias de su sexo”. Esto las aparto del trabajo

asalariado, impidiéndoles incorporarse a las organizaciones sindicales. Sin embargo es

importante destacar que siempre han existido las mujeres que trabajan fuera del hogar, y

en los últimos años su participación en el mercado laboral se ha incrementado de

manera sustancial, lo que ha propiciado la organización de las mujeres al interior de los

sindicatos logrando el ascenso de mujeres a puestos de toma de decisiones, aunque esto

ha sido en casos excepcionales.

Siendo un sindicato compuesto en su mayoría por mujeres y aunque presidido

por una –Elba Esther Gordillo Morales- , el Sindicato Nacional de Trabajadores de la

Educación tendría que tener dentro de su estructura una mayor representación femenina

en los Comités Ejecutivos, tanto Nacional como Seccionales.

Hay que destacar las acciones que se han llevado a cabo al interior del SNTE en

beneficio de las mujeres; con la llegada de la maestra Elba Esther Gordillo a la

dirigencia sindical se impulsó la creación de la agrupación “Mujeres en Acción por

México” la cual buscó reunir a mujeres líderes del sindicato, desarrollar diversas

22

actividades y proyectos encaminados a “la acción transformadora, a la participación

decidida; a la proyección y superación de las mujeres desde un espacio propio”40.

En el mismo sentido se logró la publicación de la revista “Quehacer de

Maestra”, la cual contó con la participación de mujeres feministas, filosofas, maestras y

políticas, en dónde se vertían las experiencias vividas, así como las actividades que se

realizaban como: congresos, talleres, entrevistas, información relacionada con salud y

alimentación, etc.

A pesar de los esfuerzos realizados por algunas mujeres, aún en el siglo XXI se

necesita impulsar la participación de las maestras al interior de la organización sindical,

no solamente con la implementación de las cuotas de género sino a partir de la

educación y la transformación de la cultura política y sindical que impera en nuestros

tiempos. Esto significará la obtención de una verdadera democracia.

40 Acta constitutiva de la Asociación Civil Mujeres en Acción por México, 13 de julio de 1993. México D.F. Escritura 43310. Notaria Nº 5 D.F.

23

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Acción por México en los meses de abril y mayo de 2012, por el Instituto de

Estudios Educativos y Sindicales de América.

• Entrevista realizada a Margarita de la Cruz Jasso y Carolina Ledesma, mujeres

sindicalistas fundadoras de la Alianza de Mujeres Trabajadoras y colaboradoras

del Centro de Investigaciones Laborales y Asesoría Sindical, el día 17 de agosto

de 2012.