Los Intelectuales y La Politica en La Argentina

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Intelectuales argentinos y kirchnerismo: De cómo hemos llegado a estas batallas Héctor Pavón En el principio fue el descreimiento y la desconfianza. Se apostaba a cuánto tiempo iba a durar Néstor Kirchner, el nuevo presidente que había sacado menos votos que Illia en 1963: tan sólo un 22,24 por ciento; y que había sido elegido presidente luego de la deserción de Carlos Menem a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2003. Kirchner venía del Sur, con todo lo que ese lugar geográfico implica para un país que se encuentra al fin del continente y del mundo. Había gobernado Santa Cruz, una provincia de la que poco se sabía y que poco repercutía en el panorama nacional. O al menos así parecía a juzgar por la escasa presencia que tenía en los medios salvo para los temas referidos al petróleo. Una provincia donde el viento derrota a los indefensos y fortalece a los obstinados. Que hubiera sido un gobernador de una provincia sureña entre 1991 y 2003 lo ubicaba a Néstor Kirchner dentro de una bolsa de caudillos regionales que manejaban su feudo como mejor les convenía.Todavía sobrevivían clanes como el de los Rodríguez Saá, los Sapag y tantos otros basados en personalismos como el del mismo Carlos Menem. Hasta los futuros seguidores de Kirchner desconfiaban, o directamente le negaban credibilidad a su plan político. Muchos de los que van a acompañarlo después del año 2003 han votado en esas elecciones por Carrió, la izquierda obrera y Adolfo Rodríguez Saá, entre otros. La falta de confianza tenía sus fundamentos. La Argentina venía de ser gobernada por cinco presidentes en cuatro años por lo que, y a pesar de la estabilización institucional que había logrado el gobierno de Eduardo Duhalde, la sociedad todavía desconfiaba de sus presidentes y legisladores. El grito colectivo: “¡Qué se vayan todos!” todavía tenía eco. Años después Duhalde va a decir que le dejó a Kirchner un gobierno y un país en funcionamiento. El sociólogo Marcos Novaro adhiere a esa idea y sostiene que Kirchner fue el primer Presidente en décadas en recibir como herencia presidencial un programa económico en pleno auge, cuentas públicas en orden, una inflación controlada y en baja, y un PBI en acelerada expansión. “Durante su presidencia, el crecimiento económico y la concentración de poder político se conjugaron aún con mayor firmeza que en los años noventa” (145), refuerza. (145) Novaro, Marcos, Historia de la Argentina 1955-2010, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2010. Carlos Altamirano analiza ese momento de cambio, de transición:“Vinieron las elecciones de 2003, voto por Kirchner y te diría que en los primeros tres años no soy kirchnerista pero miro con simpatía lo que está ocurriendo en el gobierno. Comienzo a tener cierto malestar con lo que se ha dicho mucho: un estilo de gobierno que no me gustaba, que multiplicaba los enemigos, no obligadamente, sino que su modo de gobernar generaba más y más frentes de conflicto. Eso me fue apartando porque el kirchnerismo produjo demasiadas dicotomías con las que amplió el campo de sus

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Intelectuales argentinos y kirchnerismo: De cómohemos llegado a estas batallas

Héctor Pavón

En el principio fue el descreimiento y la desconfianza. Se apostaba a cuántotiempo iba a durar Néstor Kirchner, el nuevo presidente que había sacadomenos votos que Illia en 1963: tan sólo un 22,24 por ciento; y que habíasido elegido presidente luego de la deserción de Carlos Menem a la segundavuelta de las elecciones presidenciales de 2003. Kirchner venía del Sur, contodo lo que ese lugar geográfico implica para un país que se encuentra al findel continente y del mundo. Había gobernado Santa Cruz, una provincia dela que poco se sabía y que poco repercutía en el panorama nacional. O almenos así parecía a juzgar por la escasa presencia que tenía en los mediossalvo para los temas referidos al petróleo. Una provincia donde el vientoderrota a los indefensos y fortalece a los obstinados.

Que hubiera sido un gobernador de una provincia sureña entre 1991 y 2003lo ubicaba a Néstor Kirchner dentro de una bolsa de caudillos regionales quemanejaban su feudo como mejor les convenía.Todavía sobrevivían clanescomo el de los Rodríguez Saá, los Sapag y tantos otros basados enpersonalismos como el del mismo Carlos Menem. Hasta los futurosseguidores de Kirchner desconfiaban, o directamente le negaban

credibilidad a su plan político. Muchos de los que van a acompañarlo después del año 2003 han votado en esaselecciones por Carrió, la izquierda obrera y Adolfo Rodríguez Saá, entre otros.

La falta de confianza tenía sus fundamentos. La Argentina venía de ser gobernada por cinco presidentes en cuatro añospor lo que, y a pesar de la estabilización institucional que había logrado el gobierno de Eduardo Duhalde, la sociedadtodavía desconfiaba de sus presidentes y legisladores. El grito colectivo: “¡Qué se vayan todos!” todavía tenía eco.

Años después Duhalde va a decir que le dejó a Kirchner un gobierno y un país en funcionamiento. El sociólogo MarcosNovaro adhiere a esa idea y sostiene que Kirchner fue el primer Presidente en décadas en recibir como herenciapresidencial un programa económico en pleno auge, cuentas públicas en orden, una inflación controlada y en baja, yun PBI en acelerada expansión. “Durante su presidencia, el crecimiento económico y la concentración de poderpolítico se conjugaron aún con mayor firmeza que en los años noventa” (145), refuerza.

(145) Novaro, Marcos, Historia de la Argentina 1955-2010, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2010.

Carlos Altamirano analiza ese momento de cambio, de transición:“Vinieron las elecciones de 2003, voto por Kirchner yte diría que en los primeros tres años no soy kirchnerista pero miro con simpatía lo que está ocurriendo en el gobierno.Comienzo a tener cierto malestar con lo que se ha dicho mucho: un estilo de gobierno que no me gustaba, quemultiplicaba los enemigos, no obligadamente, sino que su modo de gobernar generaba más y más frentes de conflicto.Eso me fue apartando porque el kirchnerismo produjo demasiadas dicotomías con las que amplió el campo de sus

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adversarios y redujo el campo posible de sus aliados. Eso es algo que motivó a que yo tenga una relación distante conun gobierno, muchas de cuyas medidas he apoyado, me parecen que están bien, pero otras no”, concluye Altamirano(146).

(146) Entrevista con el autor.

Primeros pasos

Tan pronto como asumió, Kirchner exhibió un discurso duro y con advertencias para quienes podían ser un escollo enel proyecto de gobierno que la mayoría desconocía. Cuando asumió dijo (147):“No he llegado hasta aquí para pactarcon el pasado. No voy a ser una presa de las corporaciones. No dejaré mis convicciones, en nombre del pragmatismo,en la puerta de la Casa Rosada”.Tuvo un primer año positivo y de máxima actividad: removió la cúpula del Ejército yla Policía Federal, impulsó y logró el juicio a tres integrantes de la Corte Suprema; planteó un debate para conseguiruna quita del 75% de la deuda; reestatizó empresas de servicios públicos; inauguró el Museo de la Memoria en laESMA; ordenó a Bendini, el jefe del Ejército, que descolgara los cuadros de los dictadores Videla y Bignone en elColegio Militar; incentivó a que la Marina realizara una autocrítica; logró que las leyes de Punto Final y ObedienciaDebida fueran derogadas. El periodista José Natanson continúa con este listado: “se peleó y se amigó con lospiqueteros, se peleó y se amigó con Lula, se peleó y se amigó con Eduardo Duhalde, coqueteó con la formación de unafuerza transversal y progresista, aniquiló políticamente al vicepresidente, impulsó la renovación y luego descabezó a lacúpula de su partido, designó a una extrapartidaria al frente de la mayor caja de la política argentina, lanzó unambicioso plan de seguridad, le dijo al mundo que los argentinos somos hijos y nietos de las Madres y las Abuelas dePlaza de Mayo” (148).

(147) Según Sandra Russo, en la biografía La Presidenta, fue Cristina quien redactó el discurso de asunción deNéstor Kirchner.

(148) Natanson, José, El Presidente inesperado, Editorial Homo Sapiens, Buenos Aires, 2004.

Pero antes de asumir, Kirchner conoció de cerca lo que era la presión de las corporaciones. En este caso expresadas porel subdirector del diario La Nación, Claudio Escribano, quien el 5 de mayo desayunó con Kirchner en la casa del jefe decam paña de Kirchner,Alberto Fernández.Allí le transmitió a Kirchner un virtual ultimátum: en el Council of Americas(149) había recogido la impresión de que cualquiera fuera el candidato electo en la segunda vuelta, no duraría más deun año.

(149) Organización comercial con sede en los Estados Unidos que brega por el libre comercio, la democracia y ellibre mercado. Fue fundado en 1965 por David Rockefeller.

Según Horacio Verbitsky, que publicó el cruce de mensajes entre ambos en Página/12, Escribano dijo que considerabanecesario imponer a Kirchner de lo que ceremoniosamente llamó “los postulados básicos” de La Nación porque“seremos inflexibles en su defensa”. A continuación enumeró su pliego de condiciones, con parecidos muy sospechososa aquel que el ex dictador Alejandro Lanusse trató de imponerle a Juan D. Perón en 1972:

• “La Argentina debe alinearse con los Estados Unidos. No son necesarias relaciones carnales, pero sí alineamientoincondicional. Es incomprensible que aún no haya visitado al embajador de los Estados Unidos”.

• “No queremos que haya más revisiones sobre la lucha contra la subversión. Está a punto de salir un fallo de la CorteSuprema de Justicia en ese sentido. Nos parece importante que el fallo salga y que el tema no vuelva a tratarsepolíticamente. Creemos necesaria una reivindicación del desempeño de las Fuerzas Armadas en el contexto históricoen el que les tocó actuar”.

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• “No puede ser que no haya recibido a los empresarios. Están muy preocupados porque no han podido entrevistarsecon usted”.

• “Nos preocupa la posición argentina con respecto a Cuba, donde están ocurriendo terribles violaciones a los derechoshumanos”.

• “Es muy grave el problema de la inseguridad. Debe generarse un mejor sistema de control del delito y llevarsetranquilidad a las fuerzas del orden con medidas excepcionales de seguridad”. Inmediatamente el diario La Nación yKirchner presentaron armas y comenzó una batalla que hasta el presente no ha terminado.

Las declaraciones de principios de Néstor Kirchner tuvieron efectos muy importantes en la sociedad. Poco despuésllegó la aprobación de Hebe de Bonafini, que antes había visto en Kirchner a un Presidente más, y finalmente admitió“haberse equivocado al considerar que el presidente Néstor Kirchner iba a resultar igual a todos los políticosrechazados por la sociedad”.Y en un fuerte respaldo al nuevo mandatario, manifestó tener “‘grandes expectativas’ en lagestión que se inició el 25 de mayo” (150).

(150) Clarín, 3 de junio de 2003.

Poco después, Kirchner dio forma a otro adversario: la llamada “mayoría automática” de la Corte Suprema de Justiciade la Nación.“Separar a uno o varios de sus miembros de la Corte Suprema no es tarea que pueda concretar el PoderEjecutivo. No es nuestro deseo contar con una Corte adicta, queremos una Corte Suprema que sume calidadinstitucional y la actual dista demasiado de hacerlo.”(151)

(151) La Nación, 4 de junio de 2003.

La politóloga Paula Biglieri plantea en su libro En el nombre del pueblo (compilado junto con Gloria Perelló) unapregunta, una cuestión sobre el origen del Kirchner que va a llegar al poder en 2003: “¿Cuál fue la inmediataconsecuencia de la construcción de estos dos lugares de enunciación (el ‘pueblo argentino’ vs, los ‘enemigos del puebloargentino’)? Fundamentalmente que el presidente Kirchner se erigiera como el gran lector de la crisis desatada en laArgentina de 2001.”

La crisis de 2001 se inscribió como un trauma en la subjetividad argentina. Esto hizo que pronto se asumiera esemomento como el más hondo de la historia reciente: a partir de entonces todo se construía sobre las cenizas de unproyecto de país que había fracasado. El gobierno de Kirchner tomó ese momento como punto de partida. Ahora todopodía ser mejor, dado que el pasado caótico era eso: caos.Y peor no se podía estar.

Sin embargo, hay quienes sostienen que el kirchnerismo va a edificar su poder en, por los menos, tres momentos clavede la historia reciente. Uno es el que acabamos de mencionar, otro es la dictadura (1976-1983) y el tercero es la décadade los 90. Al respecto, en una nota muy crítica del politólogo Vicente Palermo donde explica la aplastante victoria deCristina Kirchner en las elecciones primarias de agosto de 2011, toma en cuenta, sin embargo, aquellos signos de losnuevos tiempos. Allí dice: “el kirchnerismo (?) fue eficaz en la creación de un clima de época, de tiempos de cambio. Eneste caso, la creencia en que la Argentina es otra, que dejó atrás los males que la afligieron en los 90, el neoliberalismoy la entrega del patrimonio, pero también llagas de largo plazo, como la exclusión y la decadencia, el sometimiento dela política a las corporaciones, etc.”. (152) Es decir que el kirchnerismo llegaba con un discurso de un cambio demodelo, todavía faltaba llevar a la práctica ese planteo teórico.

(152) Palermo,Vicente,“Cristina reactualiza el poder de suma cero”, Clarín, 23 de agosto de 2011.

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El pensamiento kirchnerista

Hubo un hombre de la filosofía que probablemente haya sido uno de los pioneros, de los primeros que avizoraron elfenómeno Néstor Kirchner cuando la mayoría de sus colegas lo resistían. Nicolás Casullo, según el testimonio de suamigo y colega Ricardo Forster, lee pronto en el kirchnerismo “algo insólito, anómalo, interesante, excepcional, con lasreticencias de Nicolás, que era un tipo extremadamente crítico, muy sutil en su visión de la realidad política,ideológica, cultural de la Argentina. Me parece que Nicolás estaba entusiasmado, teniendo al mismo tiempo unasensibilidad critica respecto al tiempo civilizatorio. Esto es difícil de explicitar porque, durante un tiempo no menor, seprodujo una suerte de separación entre el universo de la especulación filosófico teórica, la reflexión crítica sobre elestado de la época y el mundo de la política.”

Ricardo Forster es un hombre de la filosofía que poco a poco va a entender a su amigo y va a empezar a ver señales deun gobierno deseado en un contexto complicado. Integró las cátedras deHistoria del Arte y de Principales Corrientes del PensamientoContemporáneo (más conocida como PCPC), que estaban a cargo de Casulloen la carrera de Ciencias de la Comunicación, en la Facultad de CienciasSociales de la UBA. Aquí explica lo que era el mundo político e ideológicocuando llegaba Néstor Kirchner a la política nacional: “El mundo de lapolítica parecía un mundo devastado, vaciado, envilecido, corrompido, pocointeresante, sobre todo en el proceso que se abre con la desilusiónalfonsinista, el menemismo y la Alianza. Al mismo tiempo estaba la otraesfera, la de la reflexión crítica, que era una esfera en donde un rasgo fuertede época era el pesimismo civilizatorio. De repente, las cosas comienzan acambiar, es decir el ámbito de la política vuelve a ser un ámbito deinterpelación, vuelve a producir interés y entusiasmo, pero eso no quita queel otro marco, la otra matriz, que es clave, que es la matriz de la críticacultural, de la lectura más amplia del tiempo civilizatorio, de la lógica deconstrucción de subjetividad en la época, del papel —que para Nicolás erafundamental— de los medios de comunicación en la nueva travesía deépoca, jugase un poco en relación a este redescubrimiento de la políticaseñalando sus tensiones. Creo que Nicolás leía la época como de ciertarestitución de lo dañado, de cierta recuperación de la politicidad, de cierta posibilidad de reinstalar en la sociedadargentina debates que parecían clausurados” (153).

En el año 2007 Casullo expresaba su opinión sobre el posible proceso de desperonización del PJ, es decir, algo quecontinuaría lo que planteaba la renovación peronista sobre la muerte del peronismo: “Creo que Kirchner intenta porun lado, una desperonización, pero por el otro, peroniza brutalmente la escena. El peronismo se hace mucho másinsoportable cuando es de centroizquierda que cuando es de centroderecha. Cuando es de centroderecha, la sociedad,que es básicamente conservadora, tiende a correrse hacia la derecha, el ejemplo máximo lo puede haber representadoMenem. Cuando el peronismo se corre hacia la centroizquierda, ahí es cuando empieza a alterar la escena como conaquel peronismo del 73.Y Kirchner tiene, en ese sentido, algo de esas variables de centroizquierda. En ese sentido, loanticipó.Y al mismo tiempo, él tiene que dar cuenta de una crisis muy profunda en el peronismo.Y como respuesta enestos últimos tiempos he visto la reaparición del “gorila” como no lo había visto durante la época de Menem”(154).

(153) Entrevista con el autor, 2010.

(154) Entrevista con el autor, 2007.

Esa reaparición de los “gorilas” surgía como una respuesta al discurso setentista de Kirchner. Para Casullo: “Kirchnersorprende a todos, es como una marca que la sociedad no tenía prevista, que desde la Casa Rosada apareciese un tipo

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diciendo ‘Yo soy de esa generación’.Y creo que eso tiene un procesamiento muy traumático como todo lo que sea de los70. Donde uno no sabe hasta qué punto la sociedad no se siente culposa de haber sido videlista y que la reaparición delos 70, le reconstituye una escena ingrata donde además, previamente a eso, uno podría decir, de manera grosera, queen el 73 la sociedad fue pro liberación. La sociedad está viviendo cómo resituarse frente a estos dos grandesacontecimientos: haber aplaudido las largas columnas de JP, a las que les tiraban flores en las calles del centro ydespués haber dicho ‘menos mal que vino Videla’”.

La investigadora Paula Biglieri encuentra un importante viraje en la política con dos aspectos no menores para laciudadanía argentina, dada la experiencia muy cercana de la crisis del 2001. En primer lugar, señala Biglieri, se habíainstalado en la Casa Rosada un presidente con la suficiente autoridad como para saber imponerla y llevar adelante lainiciativa política del país. Este aspecto contrastaba claramente con la experiencia vivida con el ex presidente Fernandode la Rúa, quien se había ganado el mote de débil, dubitativo, sin autoridad ni capacidad de mando y dependiente deun pequeño círculo de colaboradores liderado por uno de sus hijos. En segundo lugar, subraya la profesora de laUNSAM, al plantear a la política como un espacio primordial y privilegiado, Kirchner cambió drásticamente uno de lospreceptos centrales que operaron a lo largo de la “hegemonía de los noventa”, a saber: privilegiar al mercado por sobrela política. En otras palabras, la noción extendida de que nada podía cambiar el rumbo de las cosas porque nada podíahacerse en contra de las leyes del mercado; cualquier tipo de intervención política era considerada ficticia porqueprovocaba distorsión y resultaba a largo plazo nociva ya que actuaría en contra de la naturaleza del libre juego de laoferta y demanda. En este sentido, debían ser respetadas a rajatabla las instituciones y los preceptos básicos delmercado.

Más frentes abiertos

El primer año de gobierno siguió con su ritmo frenético de cruces y quejas y posteriores consecuencias. Entonces llegóel turno por el debate energético, en particular el del petróleo. Comenzó una nueva disputa con la empresa petroleraShell, que había aumentado sus precios al público a pesar del claro mensaje del Gobierno respecto de la necesidad deno subir los costos a los usuarios. Como consecuencia, Kirchner llamó a un boicot contra la empresa y dijo que “elpueblo tiene que contestar sin violencia, no hay que comprarle ni una lata de aceite”.

Un día más tarde Esso se sumó al aumento. Los piqueteros neokirchneristas (155) acompañaron al gobierno ycomenzaron a protestar contras las petroleras o directamente a bloquear las estaciones de servicio. Hasta el FMI seinmiscuyó en el conflicto cuando salió a respaldar a las empresas reclamando al gobierno que “respete la iniciativaprivada”. Pero las ventas de ambas compañías petroleras cayeron hasta un 60% con el boicot y, en abril de 2005,tuvieron que dar marcha atrás con los aumentos.

(155) Las agrupaciones piqueteras que adhirieron al proyecto kirchnerista son básicamente cuatro: el MovimientoEvita, el Frente Transversal y Popular, la Federación Tierra y Vivienda, y ahora también la Tupac Amaru. Entretodas reúnen aproximadamente a 115 mil militantes. A su vez, los grupos piqueteros ligados a Libres del Sur yBarrios de Pie rompieron con Kirchner cuando el ex mandatario asumió en el PJ.

Aquí apareció otro actor que iba a ser blanco predilecto del kirchnerismo: el FMI. Hacia fines de junio de 2003, alcumplir un mes en la presidencia, Kirchner recibió la visita del número no del FMI, Horst Köhler.A él le dijo:“Ustedeslo pasearon a Menem por el mundo y lo mostraron como el modelo que había que seguir, mientras en Argentina laeconomía se concentraba y la exclusión amenazaba con llevar al país a un quiebre institucional.Tanto que usted noesperaba estar sentado frente a este presidente (…) No vamos a firmar nada que no podamos cumplir. No queremosdar un salto al vacío”(156).

(156) La Nación, 24 de junio de 2003.

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Por otro lado, Kirchner y su canciller, Rafael Bielsa, trabajaron por una posición latinoamericana que se caracterizó porser opuesta a la alineación automática con Estados Unidos basada en: la decisión de abstenerse de condenar a Cubaante la ONU en materia de derechos humanos; la alianza estratégica con Venezuela y la elección del Mercosur porsobre cualquier posibilidad de que se concretara el ALCA. En los tres casos iba en contra de la posición clásica deEstados Unidos que años atrás había sido aceptada sin cuestionamientos oficiales en la Argentina.

Sostiene Biglieri que Kirchner ha gobernado porque logró delimitar el campo de acción de sus enemigos. Acotó susposibilidades de actuar e imponer decisiones.Y además, de alguna manera, invirtió las relaciones de fuerza queimperaron a lo largo de la ‘hegemonía de los noventa’.Aquellos que gobernaron durante aquel período se toparon conun campo de acción limitado.“Hay un nuevo gobernante, un nuevo liderazgo que vino a ocupar el eje vertical enrelación con una nueva articulación equivalencial. Hay una nueva hegemonía en Argentina porque se ha configuradoun ‘pueblo argentino’ que a través de su líder salió a delimitar los espacios de acción de enemigos y, con ello, a intentarinstalarse como un pueblo soberano. No dependiente. Nacional y popular. Kirchnerista.”

Reacomodamientos

El peronismo kirchnerista provocó automáticamente un realineamiento del campo ideológico de la política argentina.Yesto ocurrió básicamente con los partidos políticos. Este peronismo, más allá de algunas discusiones que le niegan elespacio, ocupó el sitio de la centroizquierda y, por momentos, el de la izquierda. De este modo el radicalismo, el restodel peronismo y el ARI, entre otros, quedaron automáticamente situados en el ala derecha del espectro político.Almismo tiempo el kirchnerismo empezó a dirigirse a cada uno de sus opositores como representantes del amplioespectro de la derecha, del que sólo podían salvarse los partidos de la izquierda clásica como el PO y afines. Sinembargo, las críticas de la izquierda o del partido de Pino Solanas iban a ser entendidas, de ese modo, como las dequien le hacía el “juego a la derecha”.

Eduardo Jozami explica cómo se fue conformando la “nueva derecha”. Ocurría en un espacio donde la evolución deElisa Carrió durante el período 2004-2008 mostraba la reubicación de la oposición al kirchnerismo en la derecha delespectro político. “Esto puede resultar sorprendente si se recuerda que el ARI en sus inicios convocó a un espectroamplio de peronistas, socialistas y ex militantes del Frepaso, buena parte de ellos identificados con las luchas de losaños 70.”(157) En la reunión constitutiva de la fuerza —noviembre del 2001 en San Nicolás— abundaron lasinvocaciones a Evita y al Che Guevara, mientras los principales dirigentes bailaban en el escenario junto a Carrió, alritmo cubano de Carlos Puebla. Más tarde, la dirigente del ARI fue aliada de Kirchner, a fines del 2002, en el reclamopor una renovación completa de los cargos legislativos, acompañado por la música de fondo del “que se vayan todos”.

(157) Jozami, Eduardo, “Entre el antiperonismo y el futuro”, en Dilemas del peronismo, publicado a su vez en el N° 21de la revista Pensamiento de los confines, en diciembre de 2008.

Esos encuentros que tenían mucho de retiro espiritual iban a ser repetidos en la carrera de los partidos políticos deCarrió. Convivencias, charlas, debates en los que participaban Fernando Iglesias o Samuel Cabanchik y hasta la mismaBeatriz Sarlo. Iglesias fue un intelectual muy cercano a Carrió y en 2007 fue elegido diputado por la Coalición Cívica.De todos modos Lilita Carrió siempre prescindió del asesoramiento de pensadores a su alrededor. Quienes la hanfrecuentado le reconocen la capacidad de nutrirse a sí misma de lecturas, ideas, conceptos y la generación deandamiajes intelectuales para sus proyectos políticos. Sarlo ha opinado muchas veces que Carrió le parecía la mejoranalista política del país por su capacidad, entre otras visiones, para anticiparse a los escenarios políticos que se ibansucediendo.

También en 2007, Cabanchik fue elegido senador por la Coalición Cívica. Cabanchik venía de la carrera de Filosofía dela UBA donde había sido decano y profesor. Pero un año y medio después abandonó a Carrió:“Di por agotadas las

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posibilidades de contribuir dentro del espacio de lo que era entonces la Coalición Cívica. Porque no tenía ningúnespacio. Es un grupo que se cierra mucho sobre sí mismo, que no cuida a la gente, que no crece con la gente que seincorpora al proyecto. Era muy difícil para cualquiera, y lo prueba el devenir de las cosas, porque no es que haya otraspersonas que se sumaron al espacio y que hoy contribuyan de un modo decisivo a las políticas de la CoaliciónCívica”(158) .A continuación, Cabanchik creó su bloque Proyecto Buenos Aires Federal y comenzó a acercarse y aapoyar al kirchnerismo.

Durante 2003, muchos pensaban que Carrió se constituiría en aliada de Néstor Kirchner y, por eso, se produjeronsondeos desde la Casa Rosada para ver si su incorporación al gobierno era posible. Sin embargo, mientras la mayoríade los dirigentes conocidos de su partido se acercaba gradualmente al kirchnerismo, Carrió consideró que debíaenfrentar decididamente al presidente, a quien calificó como corrupto y autoritario, llevando su énfasis opositor hastala desatinada identificación entre el gobierno de Kirchner y el régimen nazi de Adolfo Hitler, según explica Jozami.

En 1998 Kirchner lanzó junto a otros dirigentes el Grupo Calafate con la idea de organizar un espacio progresistadentro del peronismo con políticos e intelectuales y que tenía como horizonte primero las elecciones de 1999 cuandoiban a apoyar a Duhalde.Allí convergieron políticos e intelectuales como Alberto Fernández quien coordinaba lacampaña de Duhalde, Miguel Talento, Julio Bárbaro y Eduardo Valdés. El otro grupo era el de los llamados“pingüinos”, es decir, el entorno antiguo de Kirchner: Cristina Fernández, Dante Dovena, José Salvini y Francisco“Paco” Larcher, entre otros. También participaba Oscar Parrilli. A la primera reunión de Calafate también fue invitadoMiguel Bonasso, quien mantenía una buena relación con Kirchner. Su libro El Presidente que no fue va a fascinar aMáximo Kirchner y de algún modo va a ser el inspirador de la creación de la corriente La Cámpora.

(158) “El Acuerdo Cívico es un desacuerdo”. Entrevista con Jorge Fontevecchia en Perfil, 7 de febrero de 2010.

En su libro El aluvión, el periodista Christian Boyanovsky Bazán cita la aparición de Luis Fernando “Chino” Navarro,un dirigente que se separa de Duhalde cuando Ruckauf, entonces gobernador de la Provincia de Buenos Aires nombraa Aldo Rico como ministro de Seguridad y que se va a transformar en un hombre de absoluta confianza de Kirchner.Cuando Navarro y su grupo se abrieron del PJ formaron la Corriente Peronista Nuevo Espacio y entonces se dedicarona armar debates políticos en el quincho de la casa de Navarro, Esteban Echeverría. El primer invitado fue el historiadorAlejandro Horowicz (159). Luego llevaron a Torcuato Di Tella, Horacio González, Raúl Zaffaroni y Víctor De Gennaro.La siguiente fue Cristina, quien los conquistó inmediatamente y a partir de allí el grupo comenzó a trabajar por lacandidatura de Néstor Kirchner. Navarro conduce un programa de televisión en Canal 26, Chino Navarro y vos.

(159) Periodista, historiador y profesor. Autor de Los cuatro peronismos.

Tormentas de ideas

Néstor Kirchner quiso conocerlos. Poco después de convertirse en presidente de la Argentina, Kirchner comenzó arecibir a algunos intelectuales en la Casa Rosada. José Pablo Feinmann, Carlos Altamirano, José Nun, y hasta a TulioHalperin Donghi y a Beatriz Sarlo.

Hubo una reunión en la Casa Rosada en 2003 donde Carlos Altamirano dialogó con Kirchner junto con José Nun, JoséPablo Feinmann, Mario Wainfeld y Héctor Valle160. Ese encuentro duró una hora y media. Para Altamirano, Kirchner“era el tipo más realista que te puedas imaginar, con mucho sentido de las cifras. Decía eso no es así, ta, ta, ta, a todoslos que lo corrían por izquierda. Con los pies en la tierra, nada inclinado a exaltarse con la utopía.A mí me pareció muybien. Me pareció un político, no un intelectual. Un tipo con un vocabulario limitado, pero yo, para escuchar hablar aprofesores voy a la facultad”. Hubo dos reuniones más pero luego Nun fue convocado para la Secretaría de Cultura y serompió con esta rutina.También quedó diluida la relación de Nun con Kirchner en forma directa, o como intelectual deconsulta. Ahora, el sociólogo ya era un alto funcionario con un mundo propio para la toma de decisiones.

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(160) Economista. Presidente del Fondo Nacional de las Artes. Presidente de la Fundación de Investigaciones para elDesarrollo (FIDE).

Antes de que Nun llegara a la secretaría de Cultura, el que ocupaba el cargo era el sociólogo Torcuato Di Tella, hombrede la academia y también dueño de un humor que abarcaba un amplio espectro de matices que podía comenzar en elhumor inglés y descender a la provocación, al insulto. En noviembre de 2004 ante el posible nombramiento de NachaGuevara al frente del Fondo Nacional de las Artes,Torcuato no ocultó su fastidio y dijo ante la revista TXT:“ElGobierno debe resolver primero el problema de los chicos que se mueren de hambre en Santiago del Estero y no quiénes la pelotuda o la puta que va a dirigir el Fondo de las Artes”(161). De ahí a la despedida sólo quedaron unas horas.Pero el inconveniente era importante, justo estas declaraciones se conocieron un día antes del III Congreso de laLengua que se iba a realizar en Rosario en 2004. Luego la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, integrante delPlan Fénix y director del Indec durante los años 90 y 91.

(161) Entrevista en la revista TXT.

Torcuato relativizó esos términos y aseguró que, en realidad, había dicho que la cuestión era una “puta pelotudez”.

No era la primera vez que ocurría algo así: en una entrevista con Clarín,apenas asumió —en mayo de 2003— Di Tella había dicho que no era “unapersona que tenga una preocupación especial por la cultura”.Y que “medieron esto porque piensan equivocadamente que soy un tipo culto”.

En mayo de 2004, el secretario salió diciendo que la cultura no teníaprioridad para el Gobierno y eso se demostraba en el escaso presupuestoque tenía asignado. Hubo revuelo. Le pidieron la renuncia, lo llamaron paraser interpelado en Diputados y salió airoso.Tiempo después, fuentes delGobierno contaron que en esa ocasión el presidente Néstor Kirchner llegó ainvitarlo a dejar su oficina y que él presentó la carta correspondiente peroque, finalmente, Kirchner decidió dejar las cosas como estaban.

El Fondo Nacional de las Artes estaba acéfalo desde diciembre de 2003,cuando Di Tella apoyó la salida de Amalia Lacroze de Fortabat del cargo.Acomienzos de junio, desde la Casa Rosada se eligió para el cargo a la dupla:Javier González Fraga (162) en el puesto formal y Nacha Guevara como“directora ejecutiva”. Pero Nacha renunció antes de asumir, a causa delescándalo, y el Fondo siguió sin conducción. Algunos sectores de la cultura,

como los del mundo del teatro, hicieron sentir su malestar.

(162) Javier González Fraga nació en 1948, es un economista y ex presidente del Banco Central de la RepúblicaArgentina entre 1989 y 1991. Desde 1974 es asesor económico financiero. Se desempeña como columnista del diarioLa Nación. Tras su paso por la función pública, fue socio fundador y presidente de la empresa láctea LaSalamandra S.A. Entre sus obras en colaboración se pueden mencionar: El mercado de capitales (ADEBA, 1982); Elsistema financiero (ADEBA, 1980 y 1985). Entre sus obras en solitario: Reforma y convergencia; Informe sobre unapolítica para Pymes (Banco de la Nación Argentina, 1999). En 2011 fue candidato a vicepresidente de la Nación juntocon Ricardo Alfonsín.

De esto hablaba con la revista TXT el secretario de Cultura. Además dijo que el área a su cargo era un circo:“Necesitomonos, jirafas, enanos y elefantes. No puedo quejarme si hay estiércol en el piso porque con tantos animales esimposible”.

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La ex secretaria de Cultura de la Ciudad,Teresa Anchorena, reaccionó y dijo que Di Tella “usa el arma de laprovocación y lo único que genera es desprecio”. Anchorena también cuestionó ante la prensa las valoraciones delfuncionario respecto de la mujer que podría nombrarse a cargo del Fondo: “¿Por que una posible candidata tendríaque ser o tener esos dos problemas? Si fuese un hombre, ¿qué tendría que ser?”.

En la entrevista con TXT, Di Tella también habló de política:“Mi modelo es que haya cada vez más grupos peronistasque se aparten del Gobierno”, dijo.Y:“Los Fernández son colegas. Cada uno tiene su pasado. Además, este gobierno esuna cebolla”. Pero no era para sorprenderse: cuando asumió se había despachado con una declaración demoledora:“elperonismo es la barbarie”.

Su proyecto cultural pretendía basarse en la idea de ligar cultura y trabajo. Di Tella quería construir un Museo de laProducción y el Trabajo, con fotos de sindicalistas, en el Gran Buenos Aires, o en Tucumán o en Rosario o en Jujuy.

Después habló de convocar a todos los sectores a debatir sobre la cultura.“Hasta a los piqueteros”, les dijo a losdiputados en aquella interpelación. Efectivamente, bajo su gestión la orquesta de tango oficial Juan de Dios Filibertofue a tocar a Sasetru, una fábrica recuperada.Y siempre aplicaba su inefable cuota de humor:“El sentido del humor esesencial. Usarlo es una función docente para que la opinión pública y la intelectualidad sean más elásticas”.

A raíz de las declaraciones de Torcuato, un grupo de intelectuales —convocados por Josefina Delgado, ex vicedirectorade la Biblioteca Nacional y actual viceministra de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires— reclamó al Gobierno nacional“un inmediato cambio de gestión en la Secretaría de Cultura”. Los 50 firmantes del texto, entre quienes están NinoRamella, Roberto Yahni, Beatriz Sarlo,Virginia Pérez, Miguel Ángel Inchausti, Linda R. Abadi (Donna Caroll), OscarLópez Ruiz, María Susana Azzi, Miguel Rep, Rubén Szumacher, Carlos López Puccio, Gustavo Santa Coloma,Guillermo Martínez, Marcelo Birmajer, expresaron:“Rechazamos el argumento de que se debe postergar la cultura sino se resuelve antes el hambre, toda vez que quienes lo dicen tienen garantizados para sí y sus familias el acceso a losbienes culturales, desamparando a los más desposeídos al quitarles una eficaz herramienta de movilidad social.”

“El secretario de Cultura reitera hasta el cansancio la provocación al mundo de la cultura con sus exabruptosmediáticos —agregaban—. Él se divierte. Los argentinos no nos divertimos. Sus salidas, lejos de hacernos gracia, nospreocupan y entristecen.”

Apenas terminado el Congreso de la Lengua, Di Tella abandonó el cargo. Entonces, el teléfono sonó en la casa de Nunen el barrio de Belgrano. Nun recuerda y revive ese momento en que el Presidente le pidió que fuera su secretario deCultura.“Kirchner tuvo la gentileza de ofrecerme varios cargos.Yo no acepté porque estaba muy metido en el Institutode Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín. No me interesaban ni embajadas ni otros cargosque por lealtad política no quiero enumerar, pero fueron tres o cuatro ofrecimientos que tuvo la generosidad dehacerme. Hasta que un día —en 2004— me llamó a las dos de la tarde y me dijo:‘¿Podés estar en mi despacho a lascinco?’. Y le dije: ‘Claro’. La entrevista fue en el despacho de Alberto Fernández, lo estábamos esperando con Alberto.Entonces llegó Kirchner, se quedó parado en la puerta y me dijo:‘Vos me has dicho varias veces que no; yo pertenezcoa un movimiento reconocidamente autoritario como el peronismo, entonces ahora te ordeno que digas que sí’.Entonces le dije:‘Bueno sí.Ahora me vas a decir a que te dije que sí’.Yo me hacía el tonto, porque hacía 24 horas que lohabía echado a Di Tella.

—A partir de ahora sos secretario de Cultura de la Nación —le dijo el Presidente.

—Néstor, yo te dije que sí, y mantengo el sí. Pero yo quiero poner mis condiciones —le contestó Nun luego de tomaraire.

—Decime tus condiciones.

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—Bueno, la primera está en el presupuesto.

—¿Pero vos creés que yo voy a llamar a una persona como vos y no le voy a dar presupuesto? Desde luego que vas atener mucho más presupuesto del que ha habido hasta ahora. ¿Cuál es la segunda condición?” —preguntó elPresidente.

—Que a todos mis colaboradores los designo yo, nadie más.

—Mirá lo que está planteando. ¿De qué otra manera podría ser? —le dijo Kirchner mirando a Alberto Fernández.

—Néstor, juguemos con las cartas sobre la mesa.Vos sabés que puede ser de otra manera.Yo lo que te digo es que deotra manera no lo hago, no lo acepto.

—Pero por supuesto.

—El que nombra a todos sus colaboradores sos vos.

Nun confiesa: “Y yo tengo que dar mi palabra de honor, de que en cuatro años y medio que estuve al frente de laSecretaría de Cultura, eso fue mantenido a rajatabla. A todos los que trabajaron conmigo los nombré yo, bien o mal,pero los nombré yo. Nunca tuve presión de la Casa Rosada; al contrario, cuando era jefe de Gabinete AlbertoFernández, era un placer que nos reuniéramos una vez por mes más o menos en larguísimas charlas sobre la marchade la Secretaría, sobre las cosas que estaba haciendo y demás.”

Fue entonces cuando el psicoanalista Blas de Santos, también integrante del colectivo en torno de la revista ElRodaballo, escribió críticamente sobre el nombramiento y sobre el papel que estaban jugando los intelectualescercanos al gobierno: “A esta altura es que llamo a leer en forma sintomal en “Contratapa/12” a J. P. Feinmann, quiena su vez llama a cerrar filas en torno al nombramiento de José Nun como secretario de Cultura, entusiasmado de que‘uno de los nuestros’,‘de los mejores’, ‘de los genuinos’, sea llamado por el ejecutivo a colaborar con el Estado. Unacelebración como ésta, que al mismo tiempo traza la línea divisoria con quienes se abstienen de adherir a su euforia,me lleva a devolver la invitación a tamaño amuchamiento por lo que tiene de vaciamiento y privatización de lointelectual.”

Un flaco entre dos barbudos

Un francotirador nocturno, lo definió un amigo. José Pablo Feinmann vive de noche, y es durante el reposo de losdemás cuando él encuentra las condiciones temporales para pensar el país, la cultura y la política de un modoabsolutamente particular.Apenas asumió Kirchner sospechó que alguien cercano a él mismo estaba dando formaconcreta a sus sueños de juventud. Luego provocó, de algún modo u otro, el acercamiento con el presidente ycompartió encuentros que luego recreó en un libro muy exitoso.

“Yo no tenía ni idea de quién era Néstor Kirchner ni de Cristina Kirchner. Una vez había ido a presentar el libro deMiguel Bonasso, Diario de un clandestino, me encontré sentado al lado de Cristina y me pareció una mujer muyinteligente. Tiempo después asume Kirchner y me gustó mucho, vi una foto donde había tres tipos de la JP con barba yél así, todo largo, estirado, tal cual es y se veía que había sido un muchacho de la JP. Fue entonces cuando escribí lanota en Página/12 “Un flaco como cualquier otro”. Es muy gracioso porque Lanata años después, la calificó como lanota más obsecuente al kirchnerismo.Yo la escribí a la semana de haber asumido Kirchner, imaginate qué obsecuenciapodía tener.Yo no quería nada, no pretendía nada, simplemente fue una nota que reflejaba el entusiasmo que tenía enel 2002 y a Kirchner le gustó muchísimo. Entonces, a los 20 días de la nota me llamó, y fui y hablé mucho con él,estuve una hora y media en la Sala de Gabinete, los dos solos.Y lo que yo le propuse es ‘olvidate del peronismo, hacé

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un partido de centro izquierda, nuevo, con otro nombre, que no tenga nada que ver con el peronismo porque hoy elperonismo es un aparato mafioso sólidamente consolidado’, no es nada más que eso, y él lo sabía”.

Una vez más ronda en el debate político cultural la idea de la muerte del peronismo. Peronistas que piensan en buscarun nuevo paraguas donde seguir poniendo en práctica su política. Kirchner lo pensó también, creía necesario trabajarpor un movimiento transversal que dejara de lado lo menos simpático del partido.Y allí, en el PJ entraban losgobernadores enquistados en el poder, los intendentes del Conurbano bonaerense, el aparato.

“Y él estaba totalmente de acuerdo, me dice, hay que hacer un partido de centroizquierda”, recuerda muyentusiasmado Feinmann.“Me pareció un tipo con agallas, inteligente, y lleno de ideas así, que me interesaban. Hablóde la pobreza, dijo cosas locas como: tenés que venir conmigo a Tucumán y nos tiramos sobre los pobres.Yo dije:‘Estetipo está loco’, digo. Pero bueno, era muy vital. Mi propuesta era ésa, basta de peronismo. Seguí hablando con él, meofreció cargos, lógico, que yo no agarré. Y ahí le dije que yo no podía ser asesor de nadie porque iba a perder miidentidad, nadie me iba a creer nada si era asesor de él. Con mucha simpatía aceptó todo eso y el que terminóentrando fue Pepe Nun.Agarré y le llevé a Pepe Nun;‘Aquí tenés, éste quiere’.Y bueno, Pepe fue secretario de Cultura.”

Pero la relación entre Kirchner y su intelectual preferido no siempre fue una luna de miel.También hubocortocircuitos, alejamientos y reconciliaciones.“Yo fui el primero que le pegó a Kirchner, pero duramente, en serio,porque durante dos años nadie le hizo nada a Kirchner, era una luna de miel, pero cuando los vi a Kirchner y aCristina en la tapa de los personajes del año de Gente, escribí una doble página, en Página/12, que se llamaba “Gentees el medio y el mensaje.” (163) donde trazaba la historia de Gente y mostraba que Menem había aparecido en todoslos aniversarios y que un presidente que se dignara ser un político serio no podía aparecer ahí. Bueno, y después leíque Cristina declaró ‘Así es como se nos critica… Bueno, lo respeto mucho a José Pablo’.Y entonces Kirchner me invitóotra vez, fui, y me invitó a viajar con él a Venezuela.Y lo llamé a Pepe, que todavía no era secretario de Cultura. Fuemuy gracioso, porque los dos teníamos fiaca, no teníamos ganas de ir, nuestras mujeres nos dijeron: ‘Son dos cagones,vayan’. No formamos parte de la comitiva, sino que fuimos como dos intelectuales independientes invitados por elpresidente. Fuimos ahí, escuchamos a Chávez, volvimos, y entonces ¿qué pasó. Que Kirchner empieza a adueñarse delPJ, y yo ahí saco una nota que se llama “El factor Barrionuevo” y otra que se llama “El aparatismo”, y le cayeron comoel orto, porque eran dos notas que criticaban por completo la política de aparato que implicaba utilizar a tipos comoBarrionuevo. No le gustó nada y me mandó un mail. Ahí me decía unas cuantas cosas que discutía conmigo, despuésyo le contesté y le dije que esa no era la política que yo le había sugerido. Pero que reconocía que yo era un intelectualy que él era un político, y que muy posiblemente él para conservarse en el poder tuviera que meterse en la mierda yadueñarse del aparato peronista, si no el aparato peronista lo iba a tirar. Kirchner se metió ahí y se apoderó del aparatoperonista. Pero destruyó por completo las ideas que yo tenía de un nuevo partido sin aparato peronista. Entonces ahíse produjo un enfriamiento y hace muchísimo que no lo veo”.

(163) Gente es el medio y el mensaje”, en Página/12, 28 de diciembre de 2003.

En el libro (muy exitoso en las ventas) El flaco, Feinmann reproduce un diálogo con Kirchner en el que le dice que lasbases para el partido de centroizquierda ya están. Se refería a los asambleístas de los años 2001-2002. “Se quedaronhuérfanos porque se jugaron a la política sin conducción. Sin jerarquías. Se entusiasmaron con las huevadas de GillesDeleuze, de Toni Negri, de un boludo escocés que no vale nada, un tal John Holloway. Eligieron el rizoma. Cadamiembro del rizoma es el centro y no hay esquema arborescente. ¿Qué es eso? La verticalidad. La conducción. No haypolítica sin jefes.Ahora vos tenés el Estado. Ellos no querían tomar el poder. Construirlo afuera. Boludeces. Lecturasmal leídas. Pero buena gente. Con esa base y el Estado se puede crear algo nuevo. Una nueva forma de hacerpolítica.Alejada de las mafias. De los mafiosos. Con gente nueva. Con…”

“Eso lo pensé mucho, José. ¿Cómo no lo voy a pensar? Pero no es fácil dejar de lado el peronismo. ¿Vos sabés el poderque tiene?” (164), le contestó Kirchner.

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(164) Feinmann, José Pablo, El flaco, Editorial Planeta, Buenos Aires, 2011.

“Fue el único mail que recibí de él y alguna vez en un nuevo libro de historia seguramente lo publique, pero sería unatraición así que no sé”. Meses después de esta entrevista Feinmann publicó su exitoso libro El flaco que nacía a partirde este mail que le había mandado el entonces presidente de los argentinos.

Una excursión a la Casa Rosada

En julio de 2003 Julio Bárbaro, titular del Comité Federal de Radiodifusión, quería que los Kirchner continuaranconociendo a más intelectuales, y armó un almuerzo con Tulio Halperin Donghi y Beatriz Sarlo en la oficina de AlbertoFernández. Kirchner, como cuentan que solía hacer con sus visitantes, entró y se quedó parado al lado de la mesa delalmuerzo.

Beatriz Sarlo: “Julio Bárbaro quería rodear de otra gente además del Grupo Calafate. Los Kirchner venían de SantaCruz con experiencias internacionales muy pequeñas, entonces de alguna manera, quería abrirles ese mundo derelaciones internacionales, de intelectuales que era muy pequeño. Algo para destacar, era el hecho de que era laprimera vez que Tulio Halperin Donghi, el más grande historiador argentino, entraba a la Casa de Gobierno: ibareconociendo los muebles y las disposiciones de la Casa de Gobierno porque las había leído en las memorias y en losdocumentos”(165).

(165) Entrevista con la autora en 2011.

Sarlo recuerda que en julio de 2003 ella tenía muchas expectativas de que este Presidente pudiera salir adelante.“Asíse lo dije.Y le dije además una frase de una ingenuidad increíble: —Mire, Presidente, a mí hay una sola cosa que mepreocupa: qué va a pasar con usted y el PJ.Y Kirchner me miró, porque él ya sabía que si no lo doblaba por el lado dela transversalidad, lo iba conquistar como se conquista al PJ, es decir, con cachetada y abrazo que es la política quehizo una vez que terminó la transversalidad, una vez que terminó la concertación. Mi frase fue de una enormeingenuidad y además porque no todos sabíamos que él había sido un gobernador de mano de hierro en Santa Cruz, queademás no había recordado nunca la fecha del golpe de Estado del 76. Es decir no sabíamos cuál era ese pasado”.

“Voy a decirlo con una fórmula peronista, casi todo el mundo pensaba que Kirchner entraba a la elección a hacer chapay pintura —continúa Sarlo—. Es decir, venía a preparase para la próxima elección, a calentar motores, venía a hacerseuna figura nacional, —ser candidato nacional, porque aunque vos pierdas ya te convertís en figura nacional.Yo noestaba en la Argentina cuando resultó electo, lo hubiera votado a él o a Carrió, no lo sé, porque eran esos votos ahí quesi yo estaba en Argentina hubiera estado entre uno u otro, hasta el final como mucha gente que conozco que hoy esanti kirchernista o kirchnerista y que estuvo hasta el final con él y Carrió”.

Cuando Sarlo vuelve a la Argentina a mediados de 2003, el diario La Nación la entrevista y allí ella manifiesta susexpectativas: “al mismo tiempo digo que el peronismo parece ser lo único que puede gobernar Argentina, le hagoreconocimientos a Duhalde porque yo creo que fue el tipo que hizo la transición, no le entregó el país a Kirchner nimucho menos, había empezado a hacer la transición, pero más bien tengo una posición de expectativa.Y la renovaciónde la Corte realmente es algo que me parece extraordinario y cuando nombra a Righi de quien soy muy amiga.Tengoexpectativas, me había sorprendido esa renovación de la Corte.”

Las ideas de Néstor Kirchner

“En ese primer giro de época, ese primer kirchnerismo donde la simbólica peronista estaba prácticamente ausente de

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la retórica del kirchnerismo, no había alusiones a Perón, a Evita, la transversalidad aparecía como una figura. Pero fueuna transversalidad fallida porque en realidad no había habido un proceso de reflexión crítica de los propios actoresque confluían en la transversalidad. Me parece que no había terminado de producirse una recomposición de aquelsujeto que tenía que dar cuenta de algo nuevo, anómalo que se estaba produciendo en el interior de la historiaargentina con la llegada de Kirchner al gobierno.” Las palabras son de Ricardo Forster que en ese entonces, todavíamiraba con desconfianza lo que pasaba en la Casa Rosada.

“Me parece que, había como una suerte de asimetría entre lo que generaba, lo novedoso del kirchnerismo en elgobierno y un mundo de actores políticos que no terminaban todavía de entender las nuevas condiciones de época nide realizar su propia historia. Confluencias complejas de movimientos sociales con restos de organizaciones políticas,que hacían difícil la construcción de un espacio compartido por prácticas muy disímiles, porque los movimientossociales en gran medida todavía estaban atravesados por la lógica de la resistencia, y en parte por lo que podríamosllamar la matriz neoliberal en la que se desplegaron históricamente. Las organizaciones políticas en realidad eranescuálidas y no habían terminado nunca de mirar críticamente hacia adentro de su propia historia, entonces latransversalidad era una suerte de encuentro de retazos que no terminaban de cerrar. Creo que la transversalidadexpreso eso, una enorme debilidad, debilidad incluso para ofrecerse como una alternativa electoral fuerte que lepermitiese a Kirchner no tener que recostarse, como en gran medida se recostó en el 2007 sobre el PJ, para garantizarel triunfo de Cristina en ese año. Porque la transversalidad como que había mostrado más ímpetu retórico queconfluencia efectiva de un movimiento social político que tuviese detrás de sí un respaldo popular significativo que meparece que recién comienza a cambiar eso a partir del 2008, creo que ahí hay una expresión. El primer kirchnerismo esun kirchnerismo que aparece incluso bien mirado por clases medias, por actores político-económicos que hoy estánabsolutamente enfrentados al kirchnerismo porque, claro frente a una Argentina desolada, fragmentada, en abismo,logra la recomposición de una parte fundamental de la sociedad. Entonces, frente a eso el kirchnerismo aparece, almenos hasta el 2006, como bien visto entre comillas. Después vendrá claramente el comienzo del distanciamientosobre todo del establishment que arrastrará también de una manera muy significativa a sectores urbanos de clasemedia”.

La pregunta que recorre esta época es cómo se formó el proyecto político dentro de la cabeza de Kirchner, al menos delaño 2003 para adelante.Algunas de las ideas que comienzan a esgrimirse desde el gobierno están encabezadas por trespalabras clave en el discurso presente y futuro de Kirchner: reconstrucción, restauración y reparación. Primero, lareconstrucción del tejido social; luego, la restauración del mundo del trabajo; y también la reparación moral; Kirchnersolía decir al respecto: “Estábamos en el infierno, empezamos el camino para salir del infierno”. En esta primerainstancia no existe un proyecto claro y visible. Sólo queda claro que el gobierno toma como objetivo desarmar laspolíticas de las tres herencias de la historia reciente ya señaladas: las políticas brutales de la dictadura, la matrizneoliberal de los 90 y la crisis del 2001. Forster subraya: “Por otra parte Kirchner dirige su mirada hacia AméricaLatina, se posiciona con firmeza frente al FMI, rechaza el ALCA, la disputa en torno a la ley de servicios audiovisuales,la disputa con Clarín es una disputa acelerada por los tiempos político-económicos, que no estaba en el 2005-2006.Que si uno la veía con cuidado, ya en el 2007 se anticipaba, porque cuando uno recorre el discurso de los actoresconcentrados de los medios de comunicación ya ve primero, por supuesto, el dictum de Escribano. Lo que me parece esque para cierto kirchnerismo, lo que marcaba el ritmo de gobierno entonces era un cierto recostarse sobre: lamacroeconomía, el crecimiento a tasas chinas y la recuperación del trabajo, del mercado interno. Pero no había unalectura o no se había anticipado lo que se guardaba en el interior de la sociedad como demanda crítica.”

El campo de batalla de los derechos humanos

Kirchner también ingresa al terreno de los derechos humanos con todo el ímpetu que lo caracterizaba, lo reinagurabade algún modo.“Queda claro que para la mayor parte de la sociedad, la cuestión de las leyes de impunidad y losindultos eran materia juzgada, cosa terminada y que en realidad no estaba ni disponible ni dispuesta para abrir los

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expedientes de la dictadura y reabrir los juicios y el gesto ese extraordinariamente poderoso y simbólico de Kirchnerordenando que se baje el cuadro de Videla no estaba en la sensibilidad de las clases medias y gran parte de los sectorespopulares en la Argentina”,

Sin embargo, hay un hecho inicial que complicó la credibilidad de la batalla de los derechos humanos que inaugurabaKirchner. El 24 de mayo de 2004, realizó un acto en la Esma para inaugurar un centro dedicado a la preservación de lamemoria.Allí, rodeado de Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto, presidentas de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo,respectivamente, explicó que su objetivo era pedir “perdón de parte del Estado por la vergüenza de haber calladodurante 20 años de democracia las atrocidades cometidas por los represores ilegales de la última dictadura militar”.

Raúl Alfonsín, presente en el acto, se retiró ofendido y dolido.“Siento dolor porque creo que fue injusto y omitió partede la historia de la democracia de los argentinos”, dijo el ex presidente a la agencia DyN y agregó: “Se podrá considerarque se hizo poco o mucho ante tanto horror y dolor. Lo que no puede afirmarse es que durante mi gobierno se hayaguardado silencio. Si queremos alcanzar la verdad y la justicia algún día, será necesario recuperar el valor de laspalabras y no permitir que la emoción borre la diferencia ética que existe entre los indultos y el Nunca Más o el juicioa la junta”, concluyó Alfonsín. A su vez, la UCR emitió un comunicado en el que subrayó: “Tal vez (Kirchner) deberíapedir perdón por haber guardado silencio frente a los injustificables indultos del presidente Menem. Hay que resaltarque también omitió que durante ese período democrático se logró la extradición de López Rega, uno de los promotoresdel terrorismo de Estado, para ser juzgado en nuestro país.Asimismo, se modificó el Código Penal, entre otrassustanciales reformas de la legislación protectora de los derechos humanos fundamentales.

Beatriz Sarlo también manifestó su desacuerdo con este “olvido”:“El primer momento en el cual yo siento una distanciagrande del gobierno fue con el acto en la ESMA en el 2004. Escribo una nota al día siguiente del acto en Página/12criticando el discurso de Kirchner y tomando una posición muy distante de lo que había hecho, ignorando el peligro yel coraje que había significado hacer el Juicio a las Juntas en el 85”.

Ese mismo día, por la tarde, Kirchner llamó a Alfonsín y le dijo:“Yo nunca voy a olvidar el juicio a las juntas, siemprelo he dicho y quería que usted lo supiera”. Después, le prometió al exPresidente que lo llamaría. Alfonsín se tragó la bronca. En el terreno de losderechos humanos se iba a producir otro conflicto en 2006. Fue entoncescuando se reeditó el Nunca más, aquel manual del horror de la dictaduradonde se detallaba el mapa de los centros clandestinos de detención y dondetambién se establecía, entre muchas otras cosas, el perfil del desaparecido,es decir se presentaban los porcentajes de las víctimas según su profesión uocupación. Cuando se publicó en 1984, el libro contenía un prólogo quehabía sido redactado por el escritor Ernesto Sabato.Allí, muchos leyeron laletra de la “teoría de los dos demonios” cuando decía:“Durante la década del70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde laextrema derecha como de la extrema izquierda, fenómeno que ha ocurridoen muchos otros países”.

Hacia el final del texto introductorio aseguraban: “Se nos ha acusado, en fin,de denunciar sólo una parte de los hechos sangrientos que sufrió nuestranación en los últimos tiempos, silenciando los que cometió el terrorismoque precedió a marzo de 1976, y hasta, de alguna manera, hacer de ellos unatortuosa exaltación. Por el contrario, nuestra Comisión ha repudiadosiempre aquel terror, y lo repetimos una vez más en estas mismas páginas. Nuestra misión no era la de investigar suscrímenes sino estrictamente la suerte corrida por los desaparecidos, cualesquiera que fueran, proviniesen de uno o deotro lado de la violencia. Los familiares de las víctimas del terrorismo anterior no lo hicieron, seguramente, porque eseterror produjo muertes, no desaparecidos”.

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Desde el gobierno, el subsecretario de Derechos Humanos, Rodolfo Mattarollo, trató de justificar ante Página/12 loscambios realizados:“Nos pareció que era muy importante la reedición del Nunca más pero al mismo tiempo era muyimportante ponerlo en la perspectiva del actual proceso de lucha contra la impunidad. El prólogo histórico del Nuncamás está recorrido de un extremo a otro por la doctrina de los dos demonios. Si bien sostiene que hubo un terrorismoque fue más grave que el otro, dice que hubo dos terrorismos y que uno fue la causa del otro: la llamada violencia deabajo fue la que generó la violencia de arriba, que fue peor, más condenable porque se practicaba desde el Estado, perofue en respuesta a una violencia de abajo. Esto nos parece una falsedad” (166).

(166) “De los dos demonios al terrorismo de Estado”, Página/12, 15 de mayo de 2006, por Victoria Ginberg.

El agregado de otro prólogo enojó, entre otros, a la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú:“No sólo es una insolenciahacia Sabato, sino que también es una grave falta histórica creer que el Nunca más constituye una apología de la teoríade los dos demonios”.

Estos dos casos sirven para ilustrar la lucha que desató en el campo de los derechos humanos. El kirchnerismo lograbaponer de su lado a las dos organizaciones principales: Madres y Abuelas iban a aparecer en actos de gobiernorespaldando el trabajo de Néstor y Cristina Kirchner. Se acusó al matrimonio Kirchner de manipular al mundo de losderechos humanos y de cooptar a sus principales organizaciones. Hubo movimientos y dirigentes que se resistieron aesta estrategia.

Según el politólogo y ex docente de la Universidad de las Madres, Néstor Kohan:“Entonces vino el gobierno deKirchner y nuestras discrepancias públicas con el kirchnerismo y su proyecto de ‘capitalismo nacional’, siempremantenidas con respeto. A la primera persona a la que le manifesté mis desacuerdos con las nuevas posturas de apoyototal a ese gobierno fue a Hebe, cara a cara, en una reunión a solas en su propio escritorio, en la casa de las Madres. Lohice con el respeto de siempre pero en forma clara. Hablando lealmente y de frente, como se debe, no por la espalda.Las Madres lo saben. Desde el inicio mismo del gobierno de Kirchner, desde la primera reunión que ellas tuvieron conél (recuerdo, por ejemplo, la pregunta de una madre, cuando todos escuchábamos en la cocina lo que Hebe contaba deesa primera reunión con el actual presidente: “¿Néstor (Kohan): por qué tenés esa cara de culo?”. Mi respuesta textualfue:“Porque no estoy para nada de acuerdo con lo que estoy escuchando”). Este párrafo corresponde a la carta derenuncia a la Universidad y se sumaba a la expulsión de Herman Schiller de ese colectivo, quien se había manifestadocontrario a la política de Néstor Kirchner.

Respecto de lo que Kirchner hizo en el Colegio Militar, todas las miradas se dirigen a un solo posible inspirador:Horacio Verbitsky. En su libro Enemigos íntimos, el periodista Guido Braslavsky cuenta que el ministro de DefensaJosé Pampuro concurrió el 3 de julio de 2003 a una reunión con Verbitsky en el CELS, donde era presidente. Pampurollegó con su viceministro Julián Domínguez. El motivo de la reunión era qué hacer con la ESMA y allí Verbitsky agregóque había que diferenciar a los cuadros en actividad de los militares de la dictadura y aseguró que las Fuerzas Armadassaldrían beneficiadas.

Verbitsky había avanzado sobre dos temas: que el Ejército bajara los retratos de los dictadores Jorge Rafael Videla yReynaldo Bignone en la galería de cuadros de los ex directores del Colegio Militar. Por su parte, la Armada debíadesalojar la ESMA para convertirla en un espacio para la memoria. El general Daniel Reimundes le dijo a Braslavskyque “bajar los cuadros era una vieja idea de Verbitsky, y en los años noventa, cuando Balza era jefe del Ejército, enalguna oportunidad, se lo insinuó”. El 24 de marzo de 2004, en el acto organizado en el Colegio Militar de Palomar,Kirchner le dijo “proceda” al jefe del Ejército teniente general Roberto Bendini para que descolgara los retratos deVidela y Bignone.

En este campo en particular,Verbitsky tuvo un papel destacado, relevante e influyente. Una influencia que tuvo uno desus picos en el hecho ocurrido en el Colegio Militar. Sin embargo,Verbitsky no estuvo entre aquellos que olfatearon a lo

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lejos el plan de Kirchner.Antes de llegar a la presidencia, desde sus largas investigaciones en el diario Página/12, elperiodista lo había cuestionado en varias oportunidades.Algunas de ellas atacaron la política petrolera o la oposición alaumento de las retenciones al campo, “yo lo cuestioné por eso severamente”. Entre otras cosas lo llamó:“Vocero deRepsol”.

Hubo dos personas que le dieron una visión muy positiva de Kirchner. Una fue Miguel Bonasso.“Me habló muycalurosamente de Kirchner, Bonasso me dijo que había sido un compañero… la expresión que uso fue ‘un perejilnuestro’.Yo dije: ‘bueno, pero ¿eso qué tiene que ver? Porque hay mucha gente que estuvo con nosotros en aquellaépoca con la cuál hoy yo no quiero saber nada’”. Bonasso le aseguró que Kirchner tenía una buena posición política.

Otra opinión entusiasta fue la del ex secretario general de la CTA Víctor De Gennaro.“Comimos en la pizzería Güerríny él me hizo una defensa muy calurosa de Kirchner y me dijo: ‘es lo más parecido que en el sistema político hay anosotros’. A mí me sorprendió porque yo realmente no tenía esa imagen para nada; me recordó que Kirchner fue elgobernador que más decididamente había apoyado los planteos del Frenapo, Frente Nacional contra la Pobreza, delcual el CELS formó parte junto con la CTA y con otras organizaciones. Kirchner firmó la propuesta del Frenapo, la hizoaprobar por la legislatura de su provincia y participó activamente en los planteos del Frenapo. Es el antecedente de laAsignación Universal por Hijo”.

A partir de mayo de 2003, cuando Kirchner ya estaba en el Gobierno,Verbitsky se vincula con él, no sólo desde susnotas en el diario sino también a través de la presidencia del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

El CELS venía haciendo planteos respecto del ejercicio de la memoria y de la necesidad de enjuiciar a los militaresresponsables de violaciones de derechos humanos. Le llevaron la preocupación de los gobiernos de Fernando de la Rúay Eduardo Duhalde a través de sus ministros de Defensa: Ricardo López Murphy y Horacio Jaunarena,respectivamente.A ambos se les habló de hacer un Museo de la Memoria en ESMA, de colocar placas conmemorativasen los lugares donde funcionaron centros clandestinos de detención, y el retiro de los cuadros de los dictadores de losinstitutos de formación de militares y marinos. “Las respuestas fueron irónicas, descorteses. En cambio cuandonosotros le llevamos esos planteos a Kirchner, él aceptó inmediatamente; dijo:‘Lo hacemos ya mismo’. La conversaciónfue muy breve,Y el gobierno pidió también que el CELS revisara las listas de militares con posibilidad de ocuparposiciones importantes en las distintas fuerzas”, explica Verbitsky.

Antes de asumir, Kirchner consultó a Verbistky sobre el futuro de las Fuerzas Armadas. El inminente presidente queríasaber más sobre las cúpulas de las Fuerzas Armadas, sus antecedentes. El periodista le dijo:“Tengo información de quese está gestionando una resolución de la Corte Suprema que cierre absolutamente los juicios que nosotros habíamosconseguido reabrir; la verdad es que, si ésa es la política, no tengo nada que decir, no tengo nada que hablar.

—No, yo me comprometo a que en este tema la política de mi gobierno va a ser memoria, verdad y justicia.

—Pero hay gente del gabinete que se está anunciando, y que usted va a tener, que están planteando otra cosa, queestán en esta combinación que yo estoy denunciando.

—¿Quién?

—Rafael Bielsa. Él escribió en La Nación un artículo donde planteaba que ‘había que terminar con el tema de losjuicios porque iba a haber cerca de 5.000 oficiales en actividad que iban a tener que declarar, y que eso erainsostenible para la democracia…’

—Eso es un disparate, la política la decido yo, no Bielsa.Yo no voy a aceptar ninguno de esos planteos.

Pocos días después, Bielsa ya no era el futuro ministro de Justicia, sino que había pasado a ser el futuro Canciller.Según Verbitsky, Bielsa había hablado con Brinzoni y con Julio Nazareno, el entonces presidente de la Corte, y estaba

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armando la estrategia para terminar con los juicios. La nota del diario La Nación decía lo siguiente: “Según RafaelBielsa, eventual ministro de Justicia de Kirchner, si la Corte declarase inválidas las dos leyes —algo que no ocurrirá—,‘podrían ser llevados a declarar ante la Justicia más de 1800 militares de alto rango, de los cuales 300 están enactividad’. En el Ejército sostienen que, indirectamente, podrían ser citados como testigos, además, otros 5000hombres de armas” (167).

(167) Ventura,Adrián, La Nación, 10 de mayo de 2003.

Asumió Kirchner y descabezó la cúpula militar.

El autor de Ezeiza, había publicado una serie de artículos en esos días contando cómo el General Brinzoni estabavolviendo a convertir a las Fuerzas Armadas en un partido militar. “Que no hubiera más partido militar en la Argentinahabía sido un logro de la democracia, en el cual tuvo una gran influencia Alfonsín, pero también Cafiero. Ahora, en lacrisis del 2001, 2002, este general Brinzoni había vuelto a instalar al ejército como un partido militar, desde laSecretaría General estaban haciendo permanentemente contactos políticos. Él elaboró un plan junto con Jaunarena ylo presentaron con Dromi, con la protección del Cardenal Bergoglio, en esa escuela de posgrado Ciudad Argentina quedirige (Roberto) Dromi y que forma parte de la Universidad del Salvador. Allí planteaban volver a fusionar lasfunciones de seguridad y defensa; que habían sido trabajosamente separadas por la democracia argentina, planteabanjuntarlas y darles a las Fuerzas Armadas la supervisión de una pirámide verde-azul donde se fusionaban nuevamenteambas funciones. Por supuesto cuidando un poco más las formas que en el tiempo de la dictadura. Ese proyectoavanzó durante la presidencia de De la Rúa, pero no llegó a concretarse en la época de López Murphy y despuésJaunarena, que fue ministro de De La Rúa y de Duhalde, lo impulsó. En ese momento, yo escribí una nota sobre eltema, denunciando todo esto. El ministro de Justicia y Seguridad de Duhalde, que era Juan José Álvarez le planteó aDuhalde que si ese proyecto era apoyado por él,Álvarez iba a renunciar, que él no aceptaba ese proyecto. Ahí Duhaldedio marcha atrás y no lo hizo”.

“Es así la relación que yo he tenido con Kirchner”, concluye Verbitsky, y al mismo tiempo le quiere bajar lasexpectativas a la idea de que es un hombre de consulta tanto de Néstor como de Cristina. Las sospechas y algunascertezas van a indicar lo contrario.

El primer kirchnerismo en las revistas

Las revistas culturales tuvieron su shock de política real a partir de la crisis del 2001, al igual que el resto de lasociedad argentina. En ese entonces se multiplicaron las publicaciones que abordaban las distintas facetas de lo queocurría.Años después hubo nuevas, otras perduraban de otras épocas, pero se hizo necesario un ejercicio profundopara entender, una vez más, a la Argentina.

El primer número de la revista Lezama apareció en abril de 2004. Aunque nunca fue, ni se lo propuso, ser una revistamasiva, fue el primer proyecto periodístico literario que acompañó, con una leve distancia, el nacimiento delkirchnerismo. La dirigía Luis Bruschtein y Eduardo Blaustein ofició como secretario de redacción. El consejo editorialestaba integrado entre otros por Nicolás Casullo, José Pablo Feinmann, Horacio González, Atilio Borón, JorgeBoccanera, León Ferrari, Laura Bonaparte, Alejandro Isla, Aníbal Ford, Horacio Tarcus y Juan Sasturain.

Lezama fue una experiencia intelectual que surgió gracias al mecenazgo de un alemán que vive cerca del ParqueLezama. Era un personaje muy curioso, un farmacéutico al que le había ido muy bien económicamente en Alemania lefue muy bien en su país, pero un día vendió todo y vino a la Argentina. En algún punto reprodujo la historia deFederico Vogelius con Crisis (168). El mecenas de Lezama conservaba su adhesión a cierto progresismo alemán de lasocialdemocracia de ese país. La revista conjugaba una entonación nacional popular y un progresismo universalista, enpalabras de Horacio González.

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De todos modos, la revista no prosperó en el tiempo. Se publicaron sólo 17 números de frecuencia mensual.

(168) Ver “Introducción”.

En los primeros números, se abordaba el empobrecimiento cultural del país tras treinta años de neoliberalismo. En elnúmero dos, por ejemplo, Horacio Tarcus escribió el artículo “Otra revolución se nos pasó de largo”. Era un análisisdemoledor sobre el papel de los partidos de izquierda en las asambleas durante la crisis de 2001. Claudio Lozanoactualizaba el debate por la distribución del ingreso, que tendía a ser cada vez más regresivo.También había entrevistasa personajes como el mítico Comandante Puma de la precursora guerrilla de Uturunco, Félix Serravalle; o al célebreAhmed Ben Bella, líder legendario de la revolución de Argelia.

Siguiendo con el planteo de la línea editorial de la revista, en el número del 6 de septiembre de 2004 se publica unaentrevista a José Nun, quien, en referencia a la derecha populista, decía: “Y eficiente en su comunicación: Gelblung,Sofovich, etc. Frente a eso hay un silencio ensordecedor de los sectores pensantes de la sociedad. Desde los que sededican a ganar plata publicando manuales de autoayuda a los que hacen historietas sobre la historia. O se quedancolgados. Que se definan. Estamos ante una oportunidad única, que ciertamente no se tuvo en las últimas dos décadas.Sería lamentable y patético que se la malgastara —como hacen algunos— denostando con saña al gobierno mientras seconvierten en columnistas de La Nación o concurren complacidos al programa de Grondona. Hay muchos que sededican a ser críticos pero no hacen nada por cambiar las cosas porque, como explicaba Hegel, extraen su valor de lacrítica y necesitan que las cosas sigan siendo criticables para poder sentirse valiosos. Los intelectuales jugaron unpapel muy importante en este país y ahora es como que hay una baja de la guardia.Y eso no es ponerse al costado, escontribuir al empeoramiento de las cosas”.

En el número 14, de junio, se publicó el artículo “El arte del MeKKano”, una nota de Nicolás Casullo donde el ensayistaanalizaba la construcción del gobierno de Néstor Kirchner “sin auténticos modelos de participación masiva, como hace30 años atrás”.Ante una demanda de mejores modos presidenciales, se cuestiona qué es lo que le vendría bien a una“sociedad despolitizada, miserabilizada y estallada”.

Pero, como explica Horacio González, en el caso de Casullo se puede decir que su revista es Confines: “Un casoextraordinario de posición de varios lenguajes, muy nítidos en su manifestación y que no tienen una relación clara conotros lenguajes en Argentina, el patio de un filósofo romano con una casa en San Telmo, donde se pasa de un lado aotro tocando el timbre. Bueno esas cosas cortazarianas tenía Nicolás”.

Pensamiento de los confines apareció en abril de 1995 y en su primer número presentaba artículos de Oscar del Barco,Héctor Schmucler, George Steiner, Frederic Jameson, Jean-François Lyotard, Casullo y Forster, entre otros.

Según González, que colaboró en los inicios de la revista, la publicación contenía mucho material de la escuela deFrankfurt, del romanticismo alemán, y también cuestiones argentinas.“Como si Nicolás tuviera dos mundos, elrecuerdo de un peronismo mitológico, el de John William Cooke mediante y también la película de Benjamin, deHoffman. Era la mezcla de los románticos alemanes mediando con cierto nacionalismo vitalista, y siempre la vuelta aBenjamin citado a través del flâneur y de los pasajes que provocaron el fastidio de Beatriz Sarlo al punto de que ellaescribió un ensayo: Olvidar a Benjamin. Nicolás estaba forjando ese lenguaje que Forster también fue desarrollandoque aunaba criollismo y peronismo”. Pero ese aura de exquisitez que podría tener Confines era criticada por quienes laacusaban de aristocrática. Luego de la muerte de Casullo (9/10/2008) la dirección de la publicación quedó en manosde Ricardo Forster, Matías Bruera y Alejandro Kaufman.

En 1991 comenzó a editarse la revista El ojo mocho “desarrollada alrededor” de Horacio González, del profesor, dadoque muchos de los que allí van a escribir han sido sus alumnos. La elección del nombre respondía a una respuestachicanera a Punto de vista, lo cual implicaba una definitiva toma de distancia del espíritu de la publicación que dirigía

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Sarlo. Años atrás, la revista La bizca también le había tomado el pelo con el nombre. El nombre surgió de una clasemuy numerosa de González en el aula 310 de la Facultad de Ciencias Sociales, donde se propusieron nombres enrelación a los contenidos posibles y finalmente quien dio con el nombre justo fue Federico Galende, que formaba partede la Cátedra en ese momento. Galende continuó sus estudios en la Duke University y luego recaló en Chile.

En El ojo mocho “reina lo explícito, lo improvisado, lo no profesional en materia de crítica literaria y la idea de que elmundo al que uno pertenece tiene una enorme capacidad de no satisfacerlo. (…) El ojo mocho, paradójicamente,trabajó y sigue trabajando con la gente del grupo “Contorno”, que tendría que haber tenido que ver más con la revistaPunto de vista. Esto no es así, pero Punto de vista la veo que se la puede considerar al margen de Contorno. El ojomocho, en cambio, no se la puede considerar al margen de Viñas y Rozitchner”.

Sobre el 2001 se produce una polémica pública muy fuerte entre las revistas Confines y La escena contemporánea porun lado y El Rodaballo por otro, que dirigían Horacio Tarcus y Blas de Santos y donde también participa EzequielAdamovsky. Fue planteado de un modo tan duro que Eduardo Grüner, que era parte de El Rodaballo, decidiórenunciar. La acusación de El Rodaballo era que ambas revistas eran populistas.Y los dos núcleos que liderabanHoracio González y María Pía López responden llamándolos iluministas, racionalistas tremendos incapaces de teneralgún tipo de sensibilidad hacia lo que eran “las potencias del mundo popular”.

El ojo mocho estaba acusado de populista fundamentalmente. Algunos desus integrantes terminaron en Carta Abierta y otros, como Cristian Ferrer,siguieron con anteriores opciones ideológicas. Ferrer es un ensayista yescritor conocido por ideología anarquista. El sector autonomista de Laescena contemporánea, que después constituyó el colectivo Situaciones(169) no confluyó en el kirchnerismo.Tiempo después, Ezequiel Adamovskyvolvió a publicar en un libro uno de los artículos de la disputa y entoncesaclaraba:“La disputa —cuyos motivos resultan hoy perfectamente olvidables— incluyó sin embargo un valioso intercambio acerca de la legalidad de laIlustración y las potencialidades de la razón, de los mitos y de la pasión a lahora de pensar una política emancipatoria. En ese contexto, HoracioGonzález llamó a considerar el problema de las ‘restricciones culturales dela izquierda’, y a superarlas añadiendo elementos ‘renacentistas,rabelesianos, románticos y muntzerianos’ a una cultura hasta ahoraexcesivamente dominada por la herencia de la Ilustración”.

(169) Es un grupo de investigación militante e impulsores del proyectoeditorial Tinta Limón. Desde antes del levantamiento popular de 2001,

Situaciones ha entablado diálogos e investigaciones conjuntas con algunos de los movimientos sociales e iniciativasmás vivas (Movimiento de Trabajadores Desocupados, Escuelas Libres,Trabajadoras del Sexo,TrabajadoresPrecarios de Telemarketing, Grupo de Arte Callejero, Hijos, etc.). han tenido una proyección nacional e internacionalmuy fecunda.

Una de las animadoras de la revista La escena contemporánea, María Pía López, recordaba tiempo después cómohabían sido esas disputas:“Mi impresión es que los años 2001, 2002, 2003 son como un hervidero ideológico y dehipótesis políticas. Estábamos todos peleándonos, más o menos juntos, y discutiendo qué va a pasar hasta que seproduce algo. Los integrantes de Confines siempre tuvieron una visión muy negativa del 2001; creyendo que eran sóloahorristas de clase media que desestabilizan un orden. Mientras nosotros pensábamos más que lo que evidenciaba esoera la crisis del tipo de ordenamiento, que era un orden neoliberal y que no se podía leer eso que pasaba sin ligarlo altipo de movilización popular que habían producido las organizaciones de desocupados y la CTA en los años anteriores.Pero estabas discutiendo sobre un escenario que había cambiado mucho con respecto a los 90, teníamos actitudes,mucha gente en la calle, con conflictos políticos y sociales; y desde el 2003 en adelante, un intento de una nueva

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estabilización de eso, o una efectiva estabilización de ese orden.Yo tengo la impresión de que eso vuelve a partir aguasen otro sentido, porque algunos vamos a considerar más la idea de que puede haber una gobernabilidad y unaestatalidad de nuevo tipo, con muchas discusiones, mucha desconfianza y compañeros que van a abrir todo el procesomás como una especie de sustracción de las fuerzas populares cooptadas por el Estado. Esto del autonomismo vivemucho más dramáticamente lo que es el ciclo del 2003 en adelante; que los que somos más populistas aceptamos másrápido la restitución de una representación política estatal. Entonces, yo diría que todo el período del primerkirchnerismo es un período de sorpresa y se va a empezar a hacer algo que no se había hecho previamente, que eratrabajar en el Estado. Es una experiencia absolutamente rara digamos, los intelectuales y la política en la argentina yno sé si la querría repetir, y además tengo la impresión de que hay algo generacional ahí, que muchos compañeros demi generación hicieron el mismo proceso, llegaron a trabajar al Estado más o menos alrededor del 2004, 2005, 2006.Lo hicieron a distintos ministerios, a la televisión pública, en mi caso a la biblioteca nacional, a las secretarías decultura y en todos los casos, con un trabajo pendiente, que es desde adentro, es casi percibir hasta qué punto no volvióa ser pensada seriamente la cuestión del Estado. Hasta qué punto en los últimos años hubo como una especie deafirmación ideológica de que se reponía el Estado contra el mercado, pero que si vos lo ves desde adentro del Estadoeso no es cierto”.

Por su parte, la ya clásica revista Punto de vista, dirigida por Beatriz Sarlo, comienza su última etapa. Entonces sevivieron momentos muy agitados. Uno de sus integrantes más ilustres, Carlos Altamirano, introduce aquí la cuña de untema espinoso en la historia de Punto de vista cuando publica aquel artículo, ya referido, sobre Duhalde:“Ahí tuve laprimera discusión interna fuerte. Se hizo explícita una divergencia dentro de Punto de vista. Los que tenían ladirección de la revista: Beatriz, Adrián Gorelik, evidentemente no compartían ese diagnóstico. Me acuerdo quesalieron dos diagnósticos, uno de Hugo Vezzetti, que estaba al comienzo, y el mío que estaba al final. Hacía tiempoque había discusión con lo que podíamos llamar línea editorial de la revista. En la que yo me encontraba, por logeneral, en minoría, y si coincidía con alguien era con Hilda Sabato, dentro de la revista. Esto fue arrastrándose en loque predominaba en mi actitud: privilegiar la amistad por sobre los desacuerdos. Llegué hasta 2004, cuando renunciéa la revista”.

En ese momento se fueron tres pilares de la revista. Después de Altamirano partió Hilda Sabato y finalmente MaríaTeresa Gramuglio. Cada uno de ellos presentó una carta de renuncia al Consejo. En definitiva se estaba poniendo endiscusión el estilo de conducción de Sarlo y la forma en que se encaraba la renovación generacional que se imponíadesde la jefatura de la revista.

“Cuando el cuadro de posiciones está congelado, como ocurre desde hace años en Punto de vista, el debate, portolerante que sea, se vuelve estereotipado: siempre nos encontramos representando la misma pieza”, explicóAltamirano, antes de partir, en una carta abierta.También dijo:“No voy a sorprender a ninguno de ustedes si digo queme encuentro fuera de ambiente, es decir, fuera del círculo de consenso que de unos años a esta parte define la línea dePunto de vista. ¿Necesito recordar una vez más que desde hace rato desempeño dentro del Consejo el papel siempreáspero del eterno desavenido?”.

La historiadora Hilda Sabato dijo en su carta que había decidido renunciar por sugerencia de la directora de la revista.También dijo:“Lamento profundamente que el fuerte vínculo intelectual que me unió a los miembros del Consejo y ala revista durante veinte años termine de esta forma. Es cierto que ya desde hace algún tiempo el diálogo y ladiscusión abierta eran cada vez más difíciles en la revista, pero mientras la tensión crítica fue posible, valía la pena serparte de este esfuerzo intelectual colectivo.Ante la gravísima crisis provocada por el alejamiento de Carlos Altamiranodel Consejo de Dirección, entendí que era nuestra obligación revisar el funcionamiento del grupo y repensar Punto devista. No pudo ser. La directora eligió otro camino, uno que no me incluye y que ella inició con un despliegue de suveta más intolerante. Y si bien no hace falta remarcar hasta qué punto la revista ha sido obra de Beatriz Sarlo, eso no laautoriza a la descalificación de quienes tienen opiniones diferentes a las suyas ni al maltrato de que me hizo objeto. Noquiero seguir integrando una institución regida por esas reglas y presidida por lo que Beatriz definió como su ‘estilo’”.

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Y María Teresa Gramuglio sostuvo que “La dinámica del funcionamiento de Punto de vista en los últimos tiempos hizoque en varias ocasiones no todos los miembros del Consejo de dirección conociéramos de antemano la totalidad de losartículos y que no realizáramos la discusión colectiva previa sobre ellos que fue durante años habitual en la revista.Aquí debo introducir una autocrítica severa: la indiscutible capacidad intelectual de Beatriz Sarlo y su dedicaciónconstante al trabajo de la revista, admirablemente complementadas por las cualidades de Adrián Gorelik, me llevaron,en mi caso, a una especie de delegación de responsabilidades, fundada en la confianza cimentada a lo largo de tantosaños de participación en un proyecto compartido”.

El incidente Soriano

El 28 de enero de 2007, Guillermo Saccomano escribió un artículo en el número homenaje a Osvaldo Soriano delsuplemento “Radar” de Página/12 a 10 años de su muerte, donde relataba una anécdota que le contó Osvaldo Bayer, enla que refería que Sarlo había invitado a Soriano a participar en una charla en la carrera de Letras de la UBA y que losalumnos se habían burlado de Soriano. En el suplemento del 4 de febrero Sarlo contesta negando la existencia de esacharla a la que ella habría invitado a Soriano y que habría derivado en el maltrato al escritor por su falta de títulos deeducación formal.

El 11 de febrero de 2007 Bayer y Saccomano le contestan a Sarlo en el mismo suplemento, reafirmando la versión de laburla académica que culminó con la pregunta: “Dígame, Soriano, ¿usted qué estudios tiene?”. “Le respondí la verdad:‘Tercer año nacional’. Esto provocó la carcajada general de los presentes”.

La semana siguiente el “grupo de docentes y alumnos de la cátedra de Sarlo” hacia quien Bayer había derivado laresponsabilidad de la organización de aquella charla, aclara: “Nunca convocamos a Osvaldo Soriano a una actividadorganizada por algún miembro de esta cátedra para después ‘humillarlo’ públicamente, como sostiene Osvaldo Bayeren su nota”.

Finalmente la periodista y escritora Hinde Pomeraniec escribe en “Radar” y cuenta que ella organizó ese ciclo de“Conversaciones en Puán”, en donde Soriano fue parte de un listado de invitados a conversar junto con Aira, Fogwill yBioy Casares, y donde lejos de sufrir a schollars dogmáticos, adictos a Sarlo o a gurúes de las letras academizadas,Soriano se encontró con un público heterogéneo, con gente tanto de la carrera de Letras como de otras carreras,medios periodísticos y “público en general” que lo aplaudió.“Es posible que el gran generador de esta confusiónpóstuma sea el propio Soriano, quien buscaba alimentar su mito de escritor maldito para la mirada miope de losacadémicos, y forjó la leyenda que hoy abonan Osvaldo Bayer y Guillermo Saccomanno, en una secuencia dereproducciones basadas en el afecto y el respeto por la palabra del amigo muerto. (…) La entrevista fue un encanto,porque él era un gran entrevistado, que daba títulos todo el tiempo y buscaba guiños con el público, siempre.‘Yocamino por la cornisa de la literatura’, dijo ese día, cuando se declaró un autor en sintonía con el momento político ysocial. ‘Si el fracaso me llegara, pensaría que el momento pasó y que la sociedad cambió.A los escritores se los puedellevar el viento, en general, en un cambio de sociedad.” Soriano no sólo no fue maltratado, sino que se fue con aplausosde las entre 300 y 400 personas que lo escucharon. Hasta firmó ejemplares de sus libros y salió feliz de allí. Justo esdecir que probablemente esa tarde la mayoría de los alumnos que lo aplaudieron no cursaban la carrera de Letras, endonde efectivamente él no era uno de los autores estudiados. Meses después de ese encuentro, Soriano le dio unaentrevista a Carlos Ares para La Maga en la que habló negativamente de su visita a Filosofía y Letras, y describió alpúblico que lo escuchó y celebró como un “auditorio hostil”. ¿Por qué lo hizo? No lo sé, es más, cuando volví a verlo enuna Feria del Libro posterior y se lo pregunté su respuesta fue vaga, en una evasiva que compensó con bromas y gestossimpáticos que buscaban quitarme el enojo y la ofensa. Final para un acertijo periodístico-académico: Soriano estuvoen Puán y lo aplaudieron. Pero él no pudo o no quiso escuchar”, completó Pomeraniec.

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Polémicas en la biblioteca

Horacio Salas fue el primer director de la Biblioteca Nacional en la era Néstor Kirchner. En junio de 2004 Salasentregó el mando a manos de la dupla que integraban los intelectuales militantes Elvio Vitali y Horacio González.

El 23 de junio de 2004, día de la asunción, hubo unos 300 intelectuales y artistas que se acercaron al comienzo de unanueva era. El entonces secretario de Cultura de la Nación,Torcuato Di Tella, no pudo evitar echar mano de su típicohumor y dijo: “Quiero decirles a Elvio y a Horacio que este es un lugar un poco peligroso porque acá uno puedevolverse loco (…) En estas salas hay un ruido ensordecedor: los autores de cada uno de esos libros, esos folletos, esasrevistas y esos diarios están gritando.Y cada uno quiere hacer escuchar su voz. (…) La Biblioteca es realmente un lugardonde hay una energía particular: saber manejarlo, convertirlo no en un depósito de libros sino en un lugar donde lagente los lea con inteligencia y en buenas condiciones es un reto fantástico que ustedes tienen por delante y espero queles vaya bien” (170).

(170) Educ.ar – El portal educativo del Estado argentino. (http://portal.educ. ar/noticias/educacion-y-sociedad/elvio-vitali-y-horacio-gonzalez.php), 24 de junio de 2004.

A la ceremonia asistieron, entre otros, el titular de la Fundación El Libro, Carlos Pazos, el cineasta Pino Solanas, lapresidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, los filósofos León Rozitchner y EduardoGrüner, la psicóloga Eva Giberti, el poeta Fernando Noy y la actriz Cristina Banegas.

En las elecciones de 2005,Vitali encabezó la lista de legisladores kirchneristas por la Ciudad de Buenos Aires.Asumióen diciembre y entonces renunció al cargo de director de la Biblioteca. En diciembre, José Nun nombró a Gonzálezdirector y a Horacio Tarcus como vice.

Poco a poco las diferencias de estilos de trabajo, y también ideológicas, comenzaron a aflorar entre ambas y tremendaspersonalidades. Exactamente un año después,Tarcus renunciaba y ahí el debate, fuerte, salía a la luz y llenaba laspáginas de las secciones y suplementos de cultura.

Al irse,Tarcus aseguró que “el mal manejo del organismo llevó a una caída del 20% en las consultas y alempobrecimiento intelectual del personal contratado”.También dijo que “Mis desacuerdos con el director respecto delperfil y de la misión de la Biblioteca Nacional no son un secreto para nadie.A González le interesa la actividad culturaly a mí lo bibliotecológico. El presupuesto crece de modo exponencial y al mismo tiempo el patrimonio crece de modovegetativo y la cantidad de lectores cae de modo exponencial”,

Y posteriormente, Tarcus difundió una carta donde expresaba su posición en el conflicto. Allí decía: “El énfasis puestopor algunos de nosotros (…) en la necesidad de modernizar la Biblioteca Nacional incorporando nuevas tecnologíasinformáticas fue reiteradamente resistido por Horacio González.”

“Al asumir como director el Dr. Horacio González, se invirtió la relación de fuerza, perdiéndose el impulso demodernización tecnológica y saneamiento administrativo que Vitali había logrado comenzar a imprimir en la BibliotecaNacional. El proyecto de la Biblioteca como Gran Centro Cultural pasó a ocupar el primer plano.”

“Los objetivos de transparencia y modernizacón encontraron al interior de la Biblioteca apoyos de algunos sectores y laobstinada resistencia de otros.”

“El problema no consistió en estas previsibles resistencias, sino en la defensa teórica y práctica, no tan previsible, quehizo el director de la existencia y del funcionamiento de estos micropoderes y microsaberes.”

“Nuestra Biblioteca cuenta entre su personal con apenas un poco más de 50 bibliotecarios, una docena de informáticosy otra docena de licenciados en Letras y Ciencias Sociales.Aproximadamente el 75% de su personal no tiene

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calificaciones profesionales para trabajar en una biblioteca.”

La renuncia comenzó a cosechar apoyos con nombre y apellido.Algunas de esas firmas le dolieron especialmente aGonzález. Carlos Altamirano, Felipe Pigna, Hilda Sábato, Luis Alberto Romero y Beatriz Sarlo eran las cabezas másvisibles del apoyo al director del Cedinci. Manifestaban estar preocupados por la suerte de la Biblioteca en medio deesta tormenta.Además, firmaron: Gonzalo Aguilar, Martín Bergel, Alejandro Katz, María Teresa Constantín, LuisPriamo, Jorge Gelman,Adrián Gorelik, María Teresa Gramuglio, Mirta Zaida Lobato, Diana Wechsler, GracielaSilvestri, Juan Suriano, Oscar Terán, Sylvia Saítta, Juan Gabriel Tokatlian,Andrea Giunta y José Emilio Burucúa, entremuchos otros. Acordaban en subrayar “el certero diagnóstico sobre el sombrío estado de la Biblioteca Nacional quedetalla Tarcus”.

También basaron el apoyo en sus experiencias “como lectores e investigadores” y destacaron, como Tarcus, lanecesidad de trabajar en la “modernización de la gestión bibliotecológica, inventario e informatización del patrimoniode la Biblioteca”. Asimismo pidieron por una política que apueste a “convertir a la Biblioteca en el centro de unmoderno sistema bibliotecológico nacional y reservorio principal de la producción editorial”.

La historiadora Hilda Sabato, una de las firmantes que hasta el momento integraba el Consejo Consultivo de laBiblioteca, también presentó su renuncia debido a su adhesión al proyecto promovido por Tarcus, que, según expresó,Horacio González “ridiculiza”.“Dado que comparto en buena medida el proyecto institucional que promovía elsubdirector y que usted ridiculiza, encuentro que mi participación en el Consejo Asesor de Investigadores carece desentido.” (171)

(171) Página/12, 4 de enero de 2007.

“No son tiempos de alarma para la Biblioteca, pero de todas maneras agradezco la preocupación de los investigadoresy la justifico plenamente, porque la Biblioteca es un eslabón cultural del que no se puede prescindir; es el sosténintelectual de una gran cantidad de actividades”, señaló González en respuesta al difundido comunicado.

González le dijo a Clarín que contaba con el apoyo de otros tantos especialistas y confesó sentirse dolido porque estegrupo de investigadores, a quienes conoce desde hace tiempo, elaboraran un documento en el que no se lomenciona,“como si en este tiempo no hubiera hecho nada por la Biblioteca, como si fuera un desconocedor de temasque me desvelan”.

Además, observó que quienes firman la carta “pasan por alto que la Biblioteca no está en la sombra, sino que hizomuchos avances que no dependen de una sola persona y que por lo tanto seguirán su curso. Hay un estilo alarmistamuy argentino que en este caso no cabe”, comentó.

A su vez, González recibió el apoyo, también a través de una carta pública, de David Viñas, León Rozitchner, ChristianFerrer, María Pía López, Guillermo Korn,Verónica Gago, Diego Stulwark, Gabriela García Cedro, Susana Cella y DanielFreidemberg. La carta se titulaba “Apoyo a la Biblioteca Nacional”, en la que sostenían que la institución no atravesabaun momento sombrío.“La oposición unilateral entre modernización y tradición empobrece problemáticas mucho másricas y complejas y retrotrae el debate a una dicotomía que no hace justicia al presente de la Biblioteca Nacional”,explicaban.También se publicó una solicitada con numerosas adhesiones de apoyo a González (172).

(172) “La oposición unilateral entre modernización y tradición empobrece problemáticas mucho más ricas ycomplejas, y retrotrae el debate a una dicotomía que no hace justicia al presente de la Biblioteca Nacional. Sabemosque la Biblioteca Nacional no está atravesando un momento ‘sombrío’ y queremos expresar que sus trabajos deactualización, y su activa y renovada presencia e inserción en la sociedad, alientan a pensar que se superarán suscarencias y se proseguirán los compromisos para recrear la fuerza cultural que debe caracterizarla. Su momentoactual está signado por la continuidad y avance de estas transformaciones. No hay ninguna oposición, al contrario,

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entre biblioteca y actividad cultural, entre atención a los investigadores y apertura a un público amplio, entreexcelencia técnica y mejora de la situación laboral y económica del personal de la institución. Todo esto no dependede una persona, de éste o aquel nombre propio, sino de los acuerdos, discusiones y el trabajo de una comunidadintegrada por lectores, investigadores, bibliotecarios y el conjunto de los trabajadores de la Biblioteca: Adhesiones:David Viñas, Osvaldo Bayer, Gerardo Gandini, Horacio Verbitsky, Juan Sasturain, María Seoane, Pino Solanas,Juana Bignozzi, León Rozitchner, Norberto Galasso,Antonio Dal Masetto, José Pablo Feinmann, JosefinaLudmer,Tomás Abraham, Christian Ferrer, Cristina Banegas, Hebe Clementi, Jaime Sorin, Patrice Vermeren, AlciraArgumedo, Carlos Nine, Daniel Divinsky, Hugo Trinchero, Osvaldo Baigorria, Jorge Laforgue, María Pía López,Alejandro Kaufman, Américo Cristófalo, Alejandro Horowicz, Diego Tatián, Jorge Aulicino, Leopoldo Brizuela,Eduardo Jozami,Ana María Zubieta, Ricardo Forster, Gregorio Kaminsky,Wilbur Ricardo Grimson, ComisiónPermanente de Homenaje a Bibliotecarios Desaparecidos y Asesinados por el Terrorismo de Estado, Juan CarlosVolnovich, Tamara Kamenszain, Stella Calloni, Noemí Ulloa, Nora Dottori, Elsa Drucaroff, Jorge Dubatti, AlbertoSzpunzberg, Jorge Accame, Daniel Freidemberg, Eduardo Grossman, Susana Cella, Liliana Heer, Miguel Vitagliano,Guillermo Korn, Enrique Carpintero, Liliana Lukin, Adolfo Colombres, Aurelio B. R. Narvaja,Alfredo Carlino,Colectivo Situaciones, Lila Pastoriza, Ulises Gorini, Mónica Bueno, Diego Stulwark, María Eugenia Mudrovcic,María Cristina Zuker, Daniel Muxica, Cristian Aliaga, Pablo Montanero, Roberto Retamoso, Sebastián Hernaiz,Guillermo David, Rubén H. Ríos, Juan Carlos Cena,Adriana Imperatore, Pablo A. Pozzi,Adriana Litwin,AlbertoGuilis, Claudio E. Mamud, Cristian Palacios, Daniel Mundo, Alberto Marani, Alcira Bonilla, Blanca Moscato, ChelaGrossman Torterola, Diego Poggiese, Eduardo Bigorri, Elena Bossi, Elsa Kalish, Esteban Vernik, FundaciónBartolomé Hidalgo, Gabriela García Cedro, Gisela Catanzaro, Hugo Rapoport, Graciela Ferrás, Eduardo Vior,Graciela Guilis, Nora Lia Sormani, Cesar Hazaki, Alejandro Vainer, Hernán Brienza, Hernán Sassi, Hugo Echave,Carlos Juárez Aldazabal, Jonás Braguinsky, Jorge Ramos, Juan Carlos Bettanin, Gabriel Erdmann, Juan MarceloWarjchuk, Lisandro Kahan, Marcel Bertolesi, Marcelo Brodsky, Marta Rojzman, Marta Elena Grussac, Miriam Pino,Mónica B. Cragnolini, Nathalie Goldwaser, Nora Strejilevich, Olinda Canetti, Osvaldo Piccardo, Pablo Valle, PerlaSneh, Raquel Angel, Sebastián Artola, Sebastián Carassai, Silvia Yankelevich,Teresa Gatto,Verónica Gago, DanielMassei, Fernando Baez, Fernando Rubio, Pablo Accame, Marcelo Percia, Marcia Scrimini, María Isabel Fernández,Claudio Guevara, Claudio L. Pérez, María Rosa Balducci, Mariana Garber, Hugo García, Diego Molina, Marisa A.Muñoz, María Cristina Belge, Héctor Agnelli, Rafael Calviño, Jorge Ariel Madrazo, Julián Pérez, Ernesto Gutiérrez,Graciela Hidalgo, Jorge Garrido, Fernando Perrone (solicitud pagada con el aporte de los firmantes).”

Tiempo después, González reconocía: “a la distancia uno puede percibir que es inútil una polémica de ese tipo, comono se da la manifestación del núcleo y estilos personales muy fuertes.Tarcus es un investigador muy riguroso,investigador que ha transferido una formación política de izquierda a un modelo de investigación, y de archivo, es unarchivista muy especializado, un amante del papel antiguo, un custodio de la cultura. Ha perdido los rasgos que teníade buen ensayista como lo demuestra en el libro de Milcíades Peña, un gran libro, en este sentido, que esabsolutamente documentado, que no da un paso argumental sin la documentación correspondiente.Tarcus ha dejadocosas importantes en la Biblioteca Nacional.Yo creo que fue un debate sobre el modelo de legislación y escriturafinalmente, y Tarcus creyó que podía ser un debate con aliados vinculados a las altas tecnologías, al modelo deinvestigación académica. Para Tarcus ese tipo de historicismo no era interesante y después las característicaspersonales, bueno éramos muy antagónicos, Tarcus es una especie de leche hervida con esa ortodoxia investigativa, losacuerdos con entidades semejantes en el mundo del archivismointernacional, archivistas sin fronteras. Es decir es un intelectual de laglobalización Tarcus, quería hacer un acuerdo con Google, hoy hasta elpresidente de la Feria de Frankfurt hizo serios reparos al control de Googleen los derechos de autor. Eso lo volvería a discutir con Tarcus.Y yo tengouna perspectiva antiglobalización, antiuniversalista por un lado y al mismotiempo pensando en la vida intelectual con fuertes raíces en la sociedadconcreta, histórica. Ahora todo esto vos dirás, ¿por qué dio un debateescandaloso? Eso es lo que digo, mi tesis es un debate escandaloso, obligó a

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un montón de personas a tomar partido, pero todavía no encontraronpersonas que digan ¿seguís ahí? Y también pensando en renunciar, mepidieron que no renuncie, el gobierno ni intervino, ni sé si se enteraron. Enfin, en lo que a mí me importó tuvo el apoyo de David Viñas, LeónRozitchner, Pino Solanas y Ricardo Piglia. Y Tarcus el de BeatrizSarlo,Altamirano, eso me dolió un poco de Altamirano el cual había sido ungran amigo, leí una entrevista en diario La Nación de Oscar (Terán)diciendo:“Para mí una biblioteca tiene que dar un libro en 30 minutos, sino, no va”. En fin me parece que es una definición… Ese debate se tendríaque rever. Recordarlo me disgusta porque la renuncia de Tarcus originó unvacío grande en la Biblioteca que no fue bien ocupado, y curioso de dos personas que proveníamos de lecturassemejantes, intereses más o menos semejantes aunque estilos no semejantes, podríamos haber convividoperfectamente, pero ya ves cómo es la ironía de la historia.

La polémica dejó heridos y contusos. Se ve claramente el enfrentamiento entre dos grupos intelectuales quepodríamos situar en el campo de la izquierda. Uno, el de Horacio González que convoca los espíritus y materias de Elojo mocho y de La escena contemporánea; y por el otro, el de las revistas El Rodaballo y también de Punto de vista. Elenfrentamiento era previo como ya hemos relatado pero hasta entonces la vida social que unía a ambos grupos semantenía más allá de las disputas. Pero a partir de esta discusión que fue subiendo de intensidad hasta el insulto,provocó la división de aguas sin retorno. “Fue una polémica absurda: para firmar la acusación de populismo, Tarcusescribió que a Horacio González le gustaba hablar con los lúmpenes mozos de La Giralda, el bar de sociales. Éramostodos amigos, gente con la que te juntabas a comer una vez por semana, y sacan una revista ‘puteándote’. Después dela Biblioteca, hubo abrupto corte de relaciones. No sé en qué andará Tarcus ahora”, señala María Pía López. Pocodespués, el colectivo en torno de El Rodaballo se fue deshaciendo.

La Biblioteca tuvo un inexorable mejoramiento en su estructura organizativa y modernización tecnológica como laconstitución de un Centro Bibliográfico Nacional, el mejoramiento del servicio al lector, la formación yperfeccionamiento de los recursos humanos, la cooperación con otras bibliotecas. En el año 2011 amplió su campo detrabajo al inaugurar el Museo del libro y de la lengua dirigido por María Pía López. Pero el trabajo por elmejoramiento del servicio parece infinito. De todos modos, todavía laten las palabras que escribiera Oscar Terán alseñalar en primer lugar la función que, según la Unesco, una biblioteca debe cumplir: seleccionar, catalogar, conservary difundir el patrimonio bibliográfico de un país y de las obras extranjeras representativas. “Si esa función no secumple cabalmente —decía Terán—, aun con la reciente participación en su gestión y asesoría de reconocidosintelectuales, a lo que se han sumado los últimos incrementos presupuestarios, se debe en buena medida a que (comoes un secreto a voces) la Biblioteca padece las lacras de corporativismo, clientelismo y presiones mal llamadas políticasy sindicales que atentan contra los criterios meritocráticos de selección de una parte de su personal. Porque hay quedecir lo obvio: la bibliotecología es una disciplina consolidada, que entre nosotros cuenta con instancias terciarias yuniversitarias de formación y habilitación.” (173)

(173) Terán, Oscar, “Falencias de larga data”, en La Nación, 14 de enero de 2007.

La continuidad

Durante la gestión de Néstor Kirchner estuvo muy de moda calificar el Gobierno como “hegemónico” utilizando laterminología gramsciana all’uso nostro. Elisa Carrió fue una de las principales portavoces de la resignificación de lapalabra al asegurar que el presidente quería adueñarse de todos los espacios y dejar sin terreno propio a la oposición.El sociólogo y asesor de Daniel Filmus, Luis Alberto Quevedo, explicaba en una entrevista que “Kirchner tiene un estilopolítico que consiste en tomar en sus manos todos los temas. En una provincia como Santa Cruz lo podía hacer, en el

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Gobierno nacional es difícil. Pero lo intenta. Se mete en las decisiones muy micro, con un estilo personalista.Trabajacon los ministros, recorre el territorio, se desplaza, muestra su voluntad, toma decisiones, pero no logra instituir todoeso. Por ejemplo, no hace reuniones de Gabinete. La presencia de Kirchner redefinió el espacio político y obligó aredefinir la oposición.A la izquierda le quitó buena parte del espacio” (174).

(174) Natanson, José, “¿Quién es Kirchner?”, El Presidente inesperado, Homo Sapiens ediciones, Rosario, 2004.

Al mismo tiempo el historiador Luis Alberto Romero definía el liderazgo de Kirchner “como forma de continuación delos liderazgos populistas típicos de la historia argentina, dentro de estos márgenes que ofrece el peronismo, que tienecubierto el espacio del oficialismo y de la oposición y hasta de la tercera fuerza. Forma parte perfectamente de lafamilia peronista. El peronismo siempre ha sido un movimiento de jefe” (175).

(175) Idem 23.

El liderazgo apenas se va a correr unos centímetros de eje cuando en 2007 Cristina Fernández de Kirchner gane laselecciones presidenciales como parte de un proyecto de continuidad de la política iniciada por su marido.A partir deentonces, y hasta la muerte del Néstor Kirchner, se ponía en marcha un plan perfecto por el cual uno iba a suceder alotro en la presidencia de la Argentina. Sólo una tragedia podía impedir que esta estrategia durara por lo menos cuatrogobiernos.Y la tragedia llegó.

Los primeros cuatro años de gobierno del kirchnerismo parecían estar acomodados sobre una tormenta con variosfrentes abiertos pero al que todavía, con sus reservas, apoyaban los medios de comunicación.Algo que va a empezar acambiar apenas se decidió la candidatura presidencial de Cristina.

Si bien hubo pensadores, guías, escritores como Verbitsky, Feinmann, Nun, González, ligados al peronismo de unmodo u otro que ya acompañaban el rumbo político, recién con en el segundo año de gobierno de Cristina se van asumar masivamente intelectuales y artistas de todo el país y al mismo tiempo, en la vereda de enfrente, se ubicaránotros hombres y mujeres del pensamiento y las letras que van a mirar críticamente la figura y el trabajo de laPresidenta.

“Kirchner es un personaje intrigante como personaje, hablé un par de veces con él pero no… No sé, es un personajeque se adecuó a la circunstancia, tiene algo del Chacho sin duda, encontró una oportunidad que se brinda muy pocasveces, se abrió una grieta importante en la historia argentina, venía de una formación política tradicional que se notapermanentemente.Y al mismo tiempo el modo de resolución de los conflictos, es una resolución extrémica, tiene quedisparar para algún lado y sospecha que tiene que disparar para el lado supuestamente progresista, pero con unafuerte carga vinculada al peronismo que complejiza todo”, dice Horacio González.

Kirchner disfrutaba de las conversaciones con los pensadores argentinos, gozaba escuchando y discutiendo con ellos,incluyendo el encuentro con Sarlo y Halperin Donghi. Los encuentros con Feinmann, según la óptica del ensayista, soncelebraciones de la polémica en la que, aparentemente, terminan distanciados cuando se produce una nuevaseparación entre ideas y política real.Ambos retoman la vieja idea del fin del peronismo, la de buscar la síntesis políticaque diera salida a la pesada herencia del líder muerto. El camino de la transversalidad, que era una salida posible, talcomo lo había soñado Chacho Álvarez, se desvanece nuevamente cuando se choca con la negociación con losgobernadores y los intendentes del conurbano y el sindicalismo.Todos reclaman conservar la estructura de partidoperonista tradicional, el esqueleto donde los líderes territoriales iban a conservar poder y dinero.Y, finalmente, laelección del vicepresidente de Cristina, Julio Cobos, por sus verdaderos grupos de pertenencia implicó, entre muchasotras cosas, el fracaso de la política de alianzas transversales, la idea del kirchnerismo como conjunto de grupos afinespolíticamente resultó una utopía. Ese “hombre de confianza” iba a ser el Caballo de Troya del kirchnerismo.

Kirchner tomó las decisiones trascendentales lejos de los zumbidos intelectuales.Y así generó la decepción deFeinmann, entre muchos otros. Ese consejo de “rompé con el peronismo” no era posible llevarlo a la práctica.

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Nuevas tormentas se insinuaban en el horizonte (…)

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Héctor Pavón es licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA). Ha trabajado enDiario Popular, La Nación y Clarín. Desde 2003 es redactor de la revista Ñ. Investigópara las editoriales Zeta (España) y Routledge (Gran Bretaña). Fue docente deperiodismo de investigación. Colaboró en Exceso y El Universal (Venezuela), LaVanguardia (España), Agone (Francia), nrc-handelsblad (Holanda), Agencia IPS(Italia) y Gatopardo. Realizó informes para Transparency International, la ComisiónInteramericana de Derechos Humanos (OEA) y la relatoría de Libertad de Expresión(OEA). Produce el programa Vía libro en Radio Nacional y colabora en la revista decultura japonesa Tokonoma. En 2003 escribió El 11 de septiembre… de 1973, editadopor Libros del Zorzal (Argentina) y Danger Public (Francia). En 2010 publicó Sueños,travesuras y realidades, conversaciones con Roberto Domecq (Libros del Zorzal).Participó en los volúmenes colectivos: 10 años de Periodismo.com (2007), SilviaBleichmar: superar la inmediatez (2009, C.C.C.) y Lo mejor del periodismo de América

Latina II (2011, FCE y FNPI).