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8/18/2019 (Livro) Hall 1977
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3 Pluralismo, raza y clase
en
la sociedad caribe
por
Stuart
Hall
I.
El
presente
trabajo
se refiere exclusivamente al Caribe no hispá
nico.
H e resumido
en él una argumentación
m á s
pormenorizada y
extensa.
Su
finalidad
básica
consiste
en
complementar
los
trabajos
m á s
exhaustivos
y
detallados
de Henriques y
M a n y o n i
(1972) y
de
A
Kuper (1974) con una
visión
m á s
directa
y m á s
tipológi-
ca de la función que desempeñan la raza y su símbolo, el co
lor de la
piel
( M .
G
Smith,
1965)
en la
estructuración
de las re
laciones entre
grupos en la sociedad
caribe. C o m o
se observa ya
de m o d o universal, estas
sociedades nos
ofrecen
una
perspectiva
de
complejas (y cambiantes)
estructuras sociales,
con diversos
grados de
pluralismo cultural
y de
diversidad étnica.
E n una subdivisión general con arreglo a pautas de estrati-
ficación,
Lowenthal
(1972) ha propuesto el
siguiente
somero es
q u e m a
descriptivo
1.
Sociedades homogéneas sin
distinciones
de
clase/color
de la
piel
por ejemplo, Cariaco, Barbuda, Caicos.
2 . Sociedades que se
diferencian
por el
color
de la
piel,
pero
n o por la
clase:
por ejemplo, Saba, Anguila, Deseada.
3.
Sociedades
estratificadas
por la
clase/el
color de la
piel:
se
trata
de la mayoría de los
territorios,
de m u y diverso tamaño
(Jamaica, Trinidad,
Barbados, S a n
Vicente, Granada,
S a n
Cris
tóbal,
Martinica,
etc.).
4 . Sociedades en las que no hay minorías criollas: por ejemplo,
Granada, Santa Lucía,
Dominica.
5.
Sociedades
estratificadas
que
tienen
agrupaciones étnicas
adi
cionales
de cierta importancia:
Trinidad, G u y a n a , Surinam,
Honduras.
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Relaciones
interétnicas en el Caribe
L a s islas
de los
grupos
1 y 2 son
m u y pequeñas
de
t a m a ñ o ,
y
su
composición
étnica y de clase es prácticamente
h o m o g é n e a .
L a s
del grupo 4 se diferencia de las del gr u p o 3 por el h ec h o
de
no tener una
m inor ía
criolla
blanca;
sin
e m b a r g o ,
al igual
q ue
las del grupo 3 están estratificadas por la clase/el color de la
piel. S i n g h a m (1968) observa
q u e
N o
hace
falta
q u e
h a y a
un a
minoría blanca para
q ue exista
esta pauta ;
c o m o
ocurre en G ra
n a d a , la clase m e d i a m u l a t a m a n t i e n e sus vínculos con la po
tencia metropolitana al igual que sa propia
sociedad criolla.
A h o r a
bien,
a la
m a s a
negra
le resulta difícil,
c u a n d o
no im
posible, cruzar
la
barrera
de clase/color de la
piel... .
Los
terri
torios del
grupo
5 son singulares en el sentido de que hay en
ellos
sectores étnicos importantes y
diferenciados, distintos
de los
q ue
existen
t a m b i é n
en otros
lugares,
en los sistemas
d o m i
nantes
de clase/color de la piel.
Trinidad
y
G u y a n a ,
en
d o n d e
h a y
grandes grupos
de indios orientales, están
t a m b i é n
plena
m e n t e
estratificadas
con
arreglo a la clase/el color de la piel.
P r e s u p o n e m o s ,
pues ,
q u e
se trata de un
sistema
de estrati
ficación
c o m p u e s t o
de
m o d o complejo
por elementos de clase
y
color de la piel, que es
m o d a l m e n t e
apropiado a todas las
sociedades
insulares, salvo las
m á s
pequeñas . E n lo
q ue
se
refiere
al color de la piel,
este m o d o
está integrado por
u n a
diferenciación
g ra d ua d a
en clases, s u m a d a a
un a
diferenciación
graduada
entre
blancos
y
africanos
en
u n a cierta c o m b i n a c ió n . T o d a s
las socie
d a d e s
del Ca ribe ,
con
la
excepción d e
las
m u y pequeñas , pertenecen
a este
tipo
m o d a l . L a s sociedades
del
grupo
4
correspon den fun
d a m e n t a l m e n t e
a él,
a u n q u e representen
versiones
truncadas
del
m i s m o :
el
elemento blanco,
en el
ex tremo superior
de la
g a m a ,
n o
existe literalmente, si
bien,
en
cierto
sentido, sigue
estando
simbólicamente
presente , es decir, por extrapolación y
pro
yección. L a s sociedades
del
quinto
tipo pertenecen
t a m b i én
a
este
tipo,
pero
tienen
un a considerable
variación de sectores étnicos
de
t a m a ñ o estimable.
C a b e señalar, sin
e m b a r g o , q ue sociedades
c o m o
J am aica ,
q ue corresponden claramente
al tipo
m o d a l,
tienen
t a m b i é n
pequeño s enclaves étnicos que no son los clasificados
en
la
g a m a blanco-negro:
de
m o d o
tal que quizá sean esencial
m e n t e
el
t a m a ñ o
y el c o m e t i d o histórico de los sectores étnicos
d e Trinidad,
S u r i n a m ,
G u y a n a y
H o n d u r a s
los q u e constituyen
su
singularidad.
F un d a m e n t a lm e n t e ,
el contraste pivotai se da,
pues ,
entre
las
sociedades
estratificadas
según
el color de la
piel/
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Pluralismo,
raza y clase en la sociedad
caribe
la clase y las sociedades que, aun estando estratificadas por el
color de la
piel/la
clase ,
tienen
también grupos
étnicos,
con lo
que
quizá
quepa
describir c o m o una relación sectorial con
respecto
al m o d o de
estratificación
dominante
en función de la
clase/el color de la
piel.
L as
preguntas que cabe formular son las siguientes: ¿qué es
lo que distribuye esencialmente a la población de esas sociedades
en ese
tipo
de la
relación entre
grupos?; ¿cuál es especialmente
la función de la
raza/el color
de la
piel
en la
distribución
de
los grupos y en el mantenimiento del orden social?;
¿ c ó m o
han
evolucionado
estas
estructuras
y qué papel ha desempeñado en
esa transformación el elemento
raza-color
de la
piel?
Por último,
¿ c ó m o h e m o s de entender la
relación
que tienen con esos
facto
res las sociedades en las que hay grandes sectores
étnicos?
En
definitiva, se trata de intentar determinar cuál es el cometido
específico
del elemento
raza/color
de la piel en
relación
con
la
clase
en la matriz de
estratificación.
Y también, ¿de qué
m o d o repercute
en esa matriz lo que podríamos llamar, para
nuestra
presente finalidad, el
elemento étnico ,
en contraposición
al de la
raza/el
color
de la
piel?
II. En el contexto inglés, este debate ha estado dominado en
los últimos años por el concepto de sociedad
plural .
Este
concepto, derivado de la obra de Furnivall (1948), ha quedado
considerablemente ampliado y
desarrollado,
en
particular
por
G .
Smith (1955 y 1965), con una amplia referencia al Caribe,
y más recientemente, una
cierta
extrapolación
a las sociedades
africanas
(1969). Por consiguiente, es indispensable exponer bre
vemente
el concepto de sociedad plural . ¿En qué
medida
cabe
decir que el tipo m o d a l de
estratificación
del Caribe engendra
unas sociedades
plurales ?
Entre
otros
autores, L . K u p e r ha señalado recientemente
que desde el primer m o m e n t o , el concepto de sociedad
plural
ha
padecido las consecuencias de su confusión con las teorías de
la escuela
pluralista
norteamericana (L.
K u p e r ,
1972).
El
con
cepto de pluralismo supone un amplio consenso y cohesión
social,
adaptación y
reajuste entre
los distintos grupos, y la apari
ción de un sistema
central
de
valores integrador;
en
cambio,
el
concepto de sociedad plural hace hincapié en la diferenciación
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Relaciones interétnicas
en el
Caribe
y el carácter separado y en el
m a n t e n i m i e n t o
de instituciones
paralelas
pero
que no se
entrecruzan,
presupone la función de
los conflictos entre los sectores, y señala que el orden
social
es
m a n t e n i d o
m e d i a n t e
el
m o n o p o l io
del
poder
político
ejercido por
u n o de los sectores y su imposición a todos los d e m á s m e d i a n t e
el ejercicio de actividades de control y de coacción. Y sin e m b a r
go, el sentido de
unidad
en la diferenciación sigue gravitando
sobre
la idea de sociedad plural , incluso en sus fo rma s m á s
tardías.
E n su exposición clásica, M . G . S m i t h
(1965)
alude a la c o m
plejidad racial, ecológica y en función del color de la
piel,
de la
sociedad
j a m a i c a n a .
Señala
que las cuartas quintas partes de la
m i s m a son negros ,
n ue ve
d é c im o s del resto, m u l a t o s con una
ascendencia mix ta , y que hay
pe que ña s
minor ías blancas, chi
na , de la Indias Orientales,
siria,
judía y portuguesa .
Esto entraña
un a considerable
com plejidad
racial. Pero al
afirmar
que los
conceptos de raza son h e c h o s culturales, y su significación
varía
según
las condiciones
sociales ,
S m it h
opta
por un
análisis
de las
instituciones
c o m o p u n t o central y básico de su análisis:
Las
instituciones
básicas de un a población
d a d a
son el núcleo
de la cultura popular . Por
esta razón ,
se
o c u p a
tras
ello
de
la estructura institucional, m u y variada en el
p lano
cultural, de
la sociedad
j a m a ic a n a .
Su ra z o n a m i en t o es que, con respecto a
c a d a subsistema institucional de la sociedad
ja m a i ca n a
— p a r e n
tela, familia, sistemas mágico-religiosos, educación y em p l eo ,
etcétera— hay diversas variantes , y que las
tres
secciones
culturales principales
— b l a n c a ,
negra y m u l a t a — tienen
pautas
de
c o m p o r t a m i e n t o
m u y
distintas.
S e prefiere la
base
institucional-
cultural a un análisis de sociedad de clases
ja m a ic a n a ,
sin una
a r g u m e n t a c i ó n m u y
am plia .
A u n q u e suele describirse c o m o clase
social,
el m ej or
m o d o
de describir una población que practica
un a serie singular de instituciones consiste en
calificarla
de sec
ción cultural o
social.
L a gran virtud del
concepto
de sociedad plural consiste
en que centra la atención en la extraordinaria com plejidad y di
ferenciación de la sociedad Caribe . N o obstante, tiene ciertos
p u n t o s
débiles m u y importantes .
P a r a
nuestra presente finalidad,
resultan pertinentes las tres
críticas
siguientes:
1. Las
pautas
d e estratificación
según
la
raza
o el color de la
piel,
de estratificación cultural y de estratificación laboral y de clase
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Pluralismo, raza y clase en la sociedad caribe
se entrecruzan. Esta es la
característica
a b s o l u t a m e n t e singular
de
la sociedad
Caribe.
Sus sistemas de estratificación y las
rela
ciones entre los
grupos
sociales están m a s i v a m e n t e superdeter-
m i n a d o s .
Esta
complejidad
super
de t er m inada
es la que constituye
la originalidad del p r o b l e m a y que requiere el análisis corres
pondiente.
A este respecto, no sirve de n a d a rebajar ciertos facto
res de dicha matriz
— p o r
ejemplo , la raza/el color de la piel,
la
clase—
en favor de otros
— p o r
ejemplo , la cultura— y
tras
ello,
analíticamente, s u b s u m ir
aquéllos en
éstos,
ya
que
es precisa
m e n t e la
especificidad
generativa de
c a d a
uno de
ellos, m á s
la
complejidad superdeterminada
del
conjunto,
lo que
suscita
el
p r o b l e m a .
T o d a s
las sociedades de
clase
tienen una
e n o r m e
complejidad cultural entre las fracciones y sectores de
clase:
es
posible que no h a y a una distinción tan radical c o m o la que se
observa en la sociedad Caribe , pero
i n d u d a b l e m e n t e
no existe
un a
unidimensionalidad cultural entre, por
ejem plo,
la
clase
tra
bajadora,
la
clase
m e d i a y los sectores
aristocráticos
en la
sociedad
inglesa. Así
pues ,
el ejemplo del
Caribe
es
distinto,
n o p orq u e
h a y a
un a
diferenciación cultural de
clase,
sino p orq u e :
a
dicha
diferenciación es
especialmente
a g u da ,
y
b)
p orq u e
coinci
de en alto gr ado con la estratificación
según
la raza/el color de la
piel.
2 . E n s e g u n d o
lugar,
el m o d e l o d e
sociedad
plural
difumina
la distinción entre la s e g m e n t a c i ó n paralela u horizontal y la
vertical
o jerárquica. Las sociedades en las que hay una
gran
diferenciación cultural,
quizás en
función
de
criterios étnicos, entre
u n o s
sectores que son paralelos (pero en los cuales el
poder
político
está
m o n o p o l i z a d o
por
u n o s
de
ellos)
son
radicalmente
distintas d e las
sociedades
cultural y
racialmente
diferenciadas, pero
en las cuales los sectores están organizados jerárquicamente, con
arreglo a u n a
p irámide
única de
d o m i n a c i ó n ,
c o m o quien dice.
E n
el
primer
caso, podría
h a b e r
dos
fo rma s
de
m a t r i m o n i o
institucional,
por ejemplo , c a d a una de ellas con
la
m i s m a
categoría
en
la estructura global de valores y que tuvieran un
verdad ero
paralelismo. E n el caso de que existan,
podría
decirse que las
sociedades
de
este
último
tipo
se ajustan al
tipo
plural.
P er o
n o son plurales en
este
sentido. Es cierto que las tres clases
o
grupos — p o r
ejemplo , blancos, negros y m u l a t o s — p u e d e n
sentir
un a
preferencia cultural por
tres
variantes de la situación
marital. Pe ro ,
del
m i s m o m o d o que
los
grupos q u e d a n clasificados
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Relaciones interétnicas en
el
Caribe
jerárquicamente, e n lo q u e se
refiere
a su categoría social y a su
poder económico
y
político, así también las instituciones maritales
estarán ordenadas jerárquicamente
c on
arreglo a la estructura de
legitimación.
Esta
consideración
nos
obliga
a prestar
atención
a
la característica pivotal de las sociedades caribes
q u e ,
por lo
d e m á s ,
queda
reprimida y rebajada por el m o d e l o plural , a saber
¿qué es lo q u e mantiene la estructura dominante de legitimación
a través de esta complejidad aparente, q u é es lo q u e produce las
estructuras d e estas sociedades c o m o estructuras e n dominación ?
(Althusser,
1969
y 1970.)
D a d a esa estructura de dominación y legitimación, u n a
pre
gunta estrechamente
relacionada
c on la anterior es la siguiente:
¿ c ó m o
surgieron las pautas culturalmente divergentes? E n efecto,
el
m o d e lo
de la
«sociedad
plural
también
tiende a desplazar la
historicidad de la estructura (aunque en sus detalles, esté
m u y
atento a las variaciones históricas).
P o d e m o s
exponer esto d e la siguiente
forma.
E l matrimonio
hindú ,
que persiste en
ciertas comunidades
étnicas de indios
orientales
d e Trinidad y G u y a n a , es una
forma cultural heredada.
L o s
trabajadores de las Indias Orientales importados se trajeron
esta
forma
marital de su patria, en donde está
m u y
difundida,
tiene carácter autóctono y es la preferida: y en cierta m e d i d a , se
ha mantenido tal pauta (si bien dejando de ser la
forma
del
matrimonio exclusiva de este grupo étnico) en la época de los
contratos
de trabajo y después de ella. Así pues, el matrimonio
hindú
existe e n virtud d e sus formas y antecedentes, su importa
ción y preservación, y
c o m o característica
de una continuidad
cultural
propia,
junto y
paralelamente
al
matrimonio dominante
del
tipo occidental y a otras variantes (es decir,
independiente
mente
d e q u e
estén sancionadas o
n o
por la observancia religiosa
o por el
código
civil). A condición d e q u e e n los sistemas populares
d e una sociedad, se considere que ese matrimonio hindú tiene
tanta categoría —si bien diferente—c o m o el matrimonio de tipo
occidental
podríamos
calificar
esta
forma
de matrimonio
hindú
d e
forma cultural plural .
D e
hecho, la
mayoría
de los autores que se han
ocupado
d e
este tema parecen reconocer que únicamente en el caso de
los indios orientales cabe decir que existan instituciones cultu
rales plurales , en este sentido estricto, en el Caribe, es decir:
á allí
donde
la minoría étnica es numerosa, diferenciada y étni-
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Pluralismo, raza y clase en la sociedad caribe
c a m e n t e identificable, b)
procede
de un a tradición cultural sólida
y bien articulada, que c) no ha q u e d a d o rota
o
destruida, c o m o
q u edaron destruidas las tradiciones culturales africanas en
el
sis-
t e m a
de
la
esclavitud,
y d la
m inoría
étnica
se
incorpora
tar
d í a m e n t e al
sistema socioeconómico, una vez
f or m a d a s
sus
es-
tructuras
básicas, y e) no se ha visto obligada por
la
ley
o
por
la
coacción a adaptarse o a aculturarse a las
fo r m a s
d o m in a n t e s, sino
que
f) vive
y
trabaja en u n a s condiciones tales que
la
continui
da d
cultural y la
h o m o g e n e id a d
étnica
permiten m a n t e n e r ,
trans
mitir, honrar y practicar activamente las
pautas
culturales
hereda
das. (Crowley , 1 9 6 0 ; Klass , 1 9 6 0 ; Despres , 1 9 6 7 ; M . G . S m i t h ,
1 9 6 2 y
1 9 6 6 . )
Allí d o n d e
los indios
orientales
son
p o c o
n u m e r o s o s
(por
ejemplo , en Jamaica) ,
las
instituciones
y
pautas del
plura
lismo
cultural están m á s diferenciadas que en
n ingú n
otro
sitio.
P or otra parte, m u ch o s podrían argüir (por
ejemplo ,
Crowley) ,
que un n ú m e r o considerable de indios
orientales
han asimilado
las pautas criollas;
y
que,
allí
d o n d e
existen instituciones
indias
por
separado , no son ya hindúes puras sino versiones criolliza-
das de
la institución india-hindú y
que,
desde el p u n t o
de
vista
del sistema principal de valores
(es
decir,
el
que define
la
inte
racción de los
grupos
blanco ,
negro y m u l a t o
en
la
g a m a
criolla)
se
estima que una gran
proporción
de las
diferencias
reales son inexistentes o están
desapareciendo
pese a la resisten
cia que o p o n e n
los
indios
orientales a la
criollización (Klass).
Se ejercen fuertes presiones para asimilar
la
pauta cultural plu
ral en
el
sistema global de valores criollo
y
asignarle
un a
cate
goría en su seno .
Y ,
por supuesto, incluso allí
d o n d e
es fuerte
e intenso
el
pluralismo cultural
y
ha
e n c o n t r a d o
una expresión
activa hasta
en el
c a m p o político (por
ejemplo , en
G u y a n a ) ,
m u c h a s relaciones sociales entre
los
distintos sectores étnicos
están articuladas por
instituciones
intermediarias ( c o m o , por
ejemplo , los m e d io s de c o m u n i c a c i ó n social, los sindicatos, las
organizaciones
laborales,
los
o r ga n i s m o s de servicios públicos,
las asociaciones religiosas y étnicas
y
los partidos políticos)
( D e s
pres, 1 967 ) .
E n
las
sociedades que son culturalmente plurales
en el
sentido m á s débil de esta expresión —es decir, c u a n d o
las
rela
ciones sociales entre los blancos,
los
m u la t o s
y los
negros están
diferenciadas y estratificadas
pero
pertenecen a
un m i s m o
sistema
político
y
socioeconómico—
se
ha
o b s e r v a d o a m p l i a m e n t e
que
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Relaciones interétnicas en el Caribe
hay
m u y grandes diferencias sectoriales de organización de la
familia y... de pauta
marital .
L a pequeña sección d o m i n a n t e [blanca] observa las n o r m a s de matr imonio
vigentes
actualmente
en
E u r o p a
occidental... La sección intermedia
[mulata]
practica
un a versión criollizada del
m a t r i m o n i o Victoriano...
La tercera sección
[negra] se
em pareja
típicamente fuera de un contexto m atrim onia l. M . G . S mi t h ,
1965 . )
A h o r a
bien, la
variante
marital de la sección intermedia [mulata],
por ejemplo,
no es una
forma
diferente, conservada y
diferenciada
( c o m o ocurre en las comunidades de indios orientales)
sino
una
versión modificada de la pauta dominante, c o m o lo reconoce
el propio
Smith:
una versión criollizada del matrimonio Victo
riano
es
diferente
de la pauta dominante , pero
constituye
al
m i s m o tiempo
una transformación de
ésta;
mientras que, en las
sociedades que tienen grandes sectores étnicos , la forma matri
monial
hindú
sería a la vez diferente y original en sus raíces
y en su origen, en
relación
con
cualquiera
de las variantes del
tipo
dominante, la
forma
típica marital y de emparejamiento en
la
tercera
sección [negra] es, por supuesto, radicalmente
distinta.
Esta última es predominante y típicamente la preferida por el
m u y numeroso grupo negro africano. A h o r a bien, pocos
histo
riadores
pretenderán que se trata de una
forma
de empareja
miento conservada y
transmitida,
con
unas
modificaciones nulas
o insignificantes, desde el pasado tribal africano. Es evidente
mente el producto y la herencia del período de la esclavitud
y la
subsiguiente
historia de este grupo en una sociedad de
plantación.
Así pues,
aunque
la
variante
negra
está
m u y diferen
ciada, ha
sido formada
y configurada en
relación
con las institu-
ciones dominantes
[blancas]
no cabe
explicar
su persistencia al
m a r g e n de la unidad compleja y diferenciada de la sociedad en
su conjunto, c o m o formación histórica. N o es una institución
plural ,
en el
sentido
en que h e m o s
calificado
así
antes
al
matrimonio hindú ;
si bien, por supuesto, el
hecho
de que existan
tres formas maritales y de emparejamiento m u y diferentes en
una
m i s m a
llamada sociedad, y el hecho de que se distribuyan
al igual que la
mayoría
de las d e m á s formas culturales, en la
sociedad con
arreglo
a una pauta que se
ajusta casi
exactamente
a las
tres
grandes categorías de
clasificación
en función de la
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Pluralismo,
raza
y
clase
en la
sociedad
caribe
clase y de la raza/el color de la piel, reviste el m á x i m o interés
y requiere
ulteriores
aclaraciones.
A sí pues, de un m o d o
curioso,
hay un
cierto
rastro del
m o d e l o
pluralista
q ue
ha persistido
después
de
todo
—siquiera
sea
negativamente,
por su
ausencia—
en el
m o d e l o
plural .
E n efecto,
parece
ya aceptarse c o m o una premisa tácita del
m o d e l o
plural q u e , de hecho, las
sociedades
son o
bien
m u y
h o m o g é n e a s
y unificadas en sus
sistemas
de creencias, actitudes,
costumbres
y
formas
culturales e institucionales, o bien están
culturalmente fraccionadas
y son plurales . E n realidad,
m u y
pocas sociedades
— o
incluso ninguna—
son culturalmente h o m o -
géneas
de este
m o d o .
L a
mayoría
de las
sociedades
que tienen
estructuras sociales complejas logran su unidad por m e d i o de
unas relaciones de dominación/subordinación entre estratos cul
turalmente diferentes y diferenciados en punto a la clase. En lo
q u e h e m o s de pensar es en el carácter de la diferencia que
constituye la
complejidad
y la unidad específicas de toda for
mación social. L a unidad de u na formación social no es nunca
u na unidad simple e indiferenciada. U n a v e z q ue aprehendemos
los
d os
extremos,
c o m o
quien
dice,
d e
esta
cadena
—especificidad
diferenciada/unidad
compleja—,
advertimos que tenemos que
explicar
n o solamente la existencia de pautas e instituciones
cul
turalmente
distintas, sino también lo que garantiza la unidad,
cohesión y estabilidad de este
orden
social en sus diferencias
y a través (pero no a pesar) de ellas. El hecho de ocuparnos
sobre
todo de las diferenciaciones plurales nos obliga a
concen
trarnos en unas instituciones plurales; en cambio, la complejidad
y
unidad
nos
obliga
a centrarnos en los
mecanismos
de
poder,
legitimización y
dominio,
es decir,
d e
hegemonía (Gramsci, 1972).
3. Así pues, nuestro tercer argumento está estrechamente
relacionado con el segundo: se
trata
de que la concepción en
el m o d e l o de
sociedad
plural , que sugiere que la cohesión
global de la
sociedad
se logra
mediante
la
dominación
de un
sector, coactivamente, e n el
orden institucional
político, au n reco
nociendo con razón el carácter central de los
aspectos
de
poder
y
de conflicto,
concibe
estos
asuntos
de un
m o d o
demasiado
limitado y
sectorial.
En tales
sociedades,
no se logra exclusiva
mente la
coordinación imperativa
empleando exclusivamente los
medios
de institucionalización
política.
Se logra por m e d i o de
la dominación
hegemónica
de un sector sobre todos los d e m á s ,
157
-
8/18/2019 (Livro) Hall 1977
10/33
Relaciones
interétnicas
en el Caribe
en
todas las
características
de la vida
social organizada.
El m o d e l o
plural centra nuestra atención en los valores culturales plu
rales,
pero no en la estructura de legitimación. C u a n d o los grupos
de
colonos blancos
p r e d om in a b a n
en la
esfera
política,
sus valores,
cos tumbres ,
lenguaje, pautas sociales, etc., m o n o p o l i z a b a n t a m
bién la
esfera
de la legitimación: un orden de d o m in a c i ón actual
e histórica... el revés exacto de su fuerza nu m ér i ca relativa
M . G .
S m it h ,
1 9 6 5 ) . D e
h e c h o ,
c o m o en
ciertos
aspectos
estos
grupos
siguen ejerciendo un profund o poder econ óm ico m u c h o
después de h aber q u e d a d o políticamente
desplazados,
c a b e du dar
que
incluso a h o r a ,
después de la descolonización y de la indepen
dencia
se
p u eda
decir
que las
instituciones
políticas,
c o m o sector
propio, ejerzan algo parecido al papel rector que se le reserva en
el m o d e l o de la sociedad plural . A
este
respecto, nuestra crítica
concreta es que toda la concepción del poder cultural, la legiti-
m a c i ó n , la
d o m i n a c i ó n
y la
h e g e m o n í a ,
en su sentido
ampl io ,
q u eda
g ravemen te m e n g u a d a por el m o d o en que se teoriza el
m o d e l o de la sociedad plural .
N o deb e
pensarse que n a d a de lo que h e m o s dicho hasta
ah o ra
implique
q u e
el
grado
a m p l i a m e n t e
diferente
de pluralismo
social y
cultural
que caracteriza a las sociedades caribes del
tipo m o d a l no s u p o n g a u n a s
características
significativas de
tales
sociedades. A h o r a bien, un m o d e l o que explica y tiene en
cuenta
esa diversidad, pero que no
p u e d e
explicar su estructura
en d o m i n a c i ó n ha errado el
tiro,
en cierto sentido
fundamental .
C o m o observa
L o w e n t h a l
(1972),
la
forma
y la estructura de las sociedades de las Indias Occidentales
d e p e n d e n
de tres e lementos básicos: jerarquía de
clases,
pluralismo
social y
pluralismo
cultural. La rigidez de la
estratificación
varía de un p u n t o a otro, pero la
pirámide
social
es casi siempre idéntica: una pequeña clase superior controla
el acceso al
poder
y a las
r ec om p en s a s ; u n a s
clases
m e d i a
e inferior sucesiva
m e n t e
má s n u m e r os a s tienen una categoría, una riqueza y una estima de sí
m i s m a s cada vez
m á s
m e n g u a d a s .
P a s a r e m o s ahora a o c uparn o s de la intersección de la clase,
la raza, el color de la
piel
y la etnicidad en relación con la
creación, el
m a n t e n i m i e n t o
y la modificación de esa
pirámide .
III. La historia ha
sido
absolutamente decisiva en lo que se
refiere a la construcción del
tipo
m o d a l de la estructura social
158
-
8/18/2019 (Livro) Hall 1977
11/33
Pluralismo, raza y
clase
en la sociedad
caribe
caribe en su f orm a m á s
rigida,
simplificada y dicotómica. A u n q u e
todas estas sociedades tienen una larga historia anterior a la
conquista, en
gran
parte sin descubrir todavía, la sociedad ante
rior
a la conquista había desaparecido prácticamente en todas
partes al
c a b o
de un
siglo
de colonización europea. E n ciertas
islas, h u b o un m o m e n t o en el cual la producción e c o n ó m i c a de
pendió
en
gran
parte de trabajadores contratados i m p o r ta d o s , pe
ro
la necesidad de
m a n o
de obra en las plantaciones de a l g o d ó n
y
azúcar
suscitó casi i n m e d i a t a m e n t e
la trata de esclavos. En
las sociedades esclavistas o, m á s exac tamente , en las sociedades
de plantación b a s a d a s en la
esclavitud
es en d o n d e se estableció
por
primera
vez el
p a r a d i g m a
de las estructuras
sociales
caribes.
T o d a fase
o evolución subsiguiente constituye, a nuestro juicio,
un a
modificación y transformación
pero
no una
ruptura
estruc
tural, en
relación
con ese
m o d e l o
generativo. N o
h a c e
falta
repetir
ah o ra cuáles son las estructuras de las sociedades esclavistas
del Caribe. F u n d a m e n t a l m e n t e , distribuyen a la población en dos
grandes grupos
dicotómicos con arreglo a principios
basados
rígidamente en
factores
de raza,
color
de la piel y categoría:
propietarios y administradores blancos, y
m a n o
de
o bra
negra
esclava no
libre .
C o m o la línea de d e m a r c a c ió n entre los escla
vos
y los
a m o s
q u e d a b a de terminada por el
derecho,
la separa
ción y la coacción
física
y
social,
había una movilidad
social
nula
entre
esos
grupos , semejantes a castas. Ya
h e m o s
dicho que el
contexto formativo de dicha estructura social es la sociedad
de plantación b a s a d a en la
esclavitud ,
d a d o
que sus
caracterís
ticas
m á s
tipicas han de considerarse en los
m u n d o s
separados
de
las plantaciones, que
establecieron
a la vez la
pauta
predo
m i n a n t e
de las relaciones
sociales para
el resto de la sociedad
y sirvieron para mantener la y conservarla —y, en
definitiva,
para
modificarla—.
F u n d a m e n t a l m e n t e , la producción e c o n ó m i c a es lo que
po n e
a estos dos grupos sociales en un a
relación
de d o m in a c i ó n /s u b o r
dinación, la conquista y las instituciones de la esclavitud lo que
define las relaciones y la composición extrínseca de los dos
grupos
(ninguno de los cuales pertenece étnicamente a la región)
y la eliminación de la población y la sociedad anteriores a la
conquista lo que da a esa estructura
u n o s
orígenes tan clara
m e n t e
delimitados. N i n g u n a sociedad se ajusta p l e n a m e n t e , du
rante
m u c h o t i e m p o ,
a
este
e s q u e m a
tipológico , pero
práctica-
159
-
8/18/2019 (Livro) Hall 1977
12/33
Relaciones interétnicas
en el
Caribe
m e n t e
todas las sociedades, cualesquiera que sean su t a m a ñ o y
su complejidad social,
se acercan m u c h o a él. En vez de una
descripción detallada de la estructura
social
d o m i n a d a por la
plantación
b a s a d a
en la
esclavitud
(Patterson,
1 9 6 7 ;
G o v eia ,
1 9 6 5 ;
Hall, 1962 y 1964; Braithwaite, 1967 y 1971; Curtin, 1969;
Beckford, 1 972 ) ,
c o m p e n d i e m o s
un
cierto
n ú m e r o de considera
ciones
q ue gu ar dan
u n a relación directa con nuestro t em a actual.
1. E n
esa fase de
crisol
fue
c u a n d o
se
estableció
la
identi
ficación absoluta entre la
raza,
el color de la
piel
y la categoría
d e
casta . Es
m u y importan te observar q u e esto
se
aplica t a m b i én
a la estructura de legitimación.
D e s d e
el p u n t o de vista de la
sociedad
de plantación
d o m i n a d a
por los blancos, la casta de
los esclavos es no
libre ,
está integrada por mercancía , y no
por personas, negras ,
africanas e impotentes.
T o d o
el
m a r c o
idiomático de las degradaciones normat iva s
q u e d a
forjado en la
síntesis
de la sociedad
esclavista.
U n a vez dicho todo lo imagi
nable
sobre el prejuicio relativo a los blancos (de los negros
con respecto a la sociedad europea-blanca) ,
h a b r e m o s
de señalar
las manifestaciones
m u y
generalizadas de prejuicio relativo a los
negros
(negativo, de los blancos
para
con la sociedad de los
esclavos). E n la
m e d i d a
en que no se
e m p l e ó
una coacción
directa para m a n t e n e r este
sistema interno de castas
(Smith ,
1 9 6 7 ) , la estructura de autoridad
q u e d ó
m a s i v a m e n t e configurada
por las legitimaciones derivadas de esa superdeterminación de
la
secundariedad d e
la población esclava a
juicio
de los blancos.
2 .
L a sociedad de plantación
b a s a d a
en la
esclavitud
trans
fo rma
y
quiebra
las
formas
culturales
africanas
heredadas .
L o
que
se
conserva
de la
pauta heredada sólo
persiste m e d ia n t e su a d a p
tación a las condiciones de una sociedad esclava. Se discute
todavía en qué
grado
se logró esa conservación africana, pero
la may o r ía de los autores discrepan sobre el grado en que se
conservaron
los africanismos en
u n a s
formas
socioculturales n u e
vas
de sociedad esclavista, y no sobre su conservación absoluta.
A sí pues,
la cultura y las instituciones de la población esclava
q u e d a n
rígidamente
diferenciadas
de
las de la
clase
de los
a m o s ;
y
hay rastros africanos que se
incorporan
a la estructura de
esas
instituciones.
Sin e m b a r g o, no
c a b e
calificarlas de plurales
en
el sentido m á s
a m p l i o
de
esta palabra,
ya que su contexto
formativo
es la
adaptación
y aparición en el contexto de la socie
d a d
esclava. Se
trata
de las instituciones y de las pautas cultu-
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-
8/18/2019 (Livro) Hall 1977
13/33
Pluralismo, raza y
clase
en la sociedad
caribe
raímente diferenciadas de los desposeídos, de los
sometidos
a la
esclavitud,
no de las instituciones de un sector
racial
y cultu-
ralmente diferenciado. Podríamos decir que, si bien tanto los
propietarios
y
contramaestres
europeos
blancos
c o m o
la
m a n o
de
obra
agrícola africana negra proceden de culturas heredadas
distintas,
la diferenciación entre las instituciones culturales que
surgen en la sociedad esclavista es una diferenciación de ella
m i s m a .
La adaptación y criollización de las culturas tanto
europea
c o m o africana es una característica destacada y persis
tente de estas sociedades
desde
la esclavitud.
P o r
supuesto ,
en
las Indias Occidentales los
negros
y
los
b l a ncos
eran
inicialmente
distintos étnica
y culturalmente a la vez
q ue
socialmente, pero los
esclavos
africanos
fueron
despojados
de su identidad étnica, y
sólo
les
q u eda r on
restos
dispersos de su
pa t r im oni o
cultural
y se les i m p u s o
por
la fuerza la
criollización.
L a
cultura esclavista
pasó
a ser en
gran
parte
un a fo r m a criollizada
de la
cultura
europea . (Lowenth a l ,
1972 . )
S o m e r a m e n t e , cabe
afirmar que el
m u n d o
del
pueblo
y la
casa
de los esclavos y el m u n d o de la casa
grande
de la plantación son
dos m u n d o s
socioculturales que constituyen partes diferen
ciadas de un
m i s m o sistema
socioeconómico: no son sectores
plurales
de unas
culturas paralelas pero diferentes.
Dicho
de otro
m o d o , la unidad de la sociedad de plantación basada en la
esclavitud exigía la diferenciación entre el
m u n d o
del
esclavo
y el
del a m o . L o que cuenta no es simplemente la pluralidad de sus
estructuras internas sino la relación articulada entre sus diferen
cias. En el
sistema socioeconómico
de la esclavitud caribe, el
esclavo
es
una
persona no
libre porque
los a m o s son libres
(y también
con objeto de que los
a m o s puedan
ser libres): lo
u n o
es la
condición
para que pueda
realizarse
lo otro. Las dos
vertientes
de
u n
sistema socioeconómico basado en
la
explotación
del
trabajo no depende,
c o m o
lo
demostró convincentemente
M a r x ,
de la identidad inmediata entre los
términos
sino de la
articulación de las diferencias
que
los convierte en una
unidad
diferenciada : en una
formación
social estructurada
compleja
mente, y no en una totalidad
simple, unitaria
y expresiva
(Hall,
1974).
E n la
sociedad basada en
la esclavitud,
c o m o en
la
sociedad
colonial que la sucedió, y en cierto
grado
en la actual sociedad
descolonizadora, la relación entre los
términos
de este par se
articula
siempre
en la forma dominación/subordinación.
161
-
8/18/2019 (Livro) Hall 1977
14/33
Relaciones interétnicas en el Caribe
P o d e m o s
ver
esto
claramente y
v o l v e m o s
a recordar nuestro
ejemplo de las pautas familiares y de em pare jam ien to .
E n t r e
ellos,
los
esclavos
carecían de un
m o d o
aceptable en general de
establecer
relaciones permanen t e s de emparejamiento . . . E n sus regiones de origen, había
u n a s relaciones
perm anen t e s de em parejami en t o marital en función de su ascen
dencia o
vínculos
de parentela, que variaban, por su tipo y
constitución,
de
un a tribu
a otra... Es evidente que semejantes agrupaciones heterogéneas de
individuos, transportados
c o m o esclavos
a las Indias Occidentales, no podían
crear
u n o s
procedimientos
c o m u n e s
para
establecer
el
m a t r im o n io ,
ya
que
carecían
de
agrupaciones de ascendencia y
familia...
...
C o m o institución legal,
el
m a t r i m o n i o
no tenía cabida en una sociedad
de
esclavos...,
d a d o
que se prohibía a
éstos
que forjaran
u n a s
relaciones
legales
de
m a t r i m o n i o que pudieran ir en detrimento o restringir los derechos de
pro
piedad de sus
a m o s . . .
D e
ahí que
el emparejami en t o de los
esclavos
fuera típicamente inestable... Se practicaban
a m p l i a m e n t e asociaciones de em parejami en t o poligámico... La inexistencia de un
procedimiento
formal para
establecer
las uniones...
corría
parejas con el carácter
n o
formal con el que se
disolvían éstas...
P r e d o m i n a b a n
los
hermanastros. . .
L a
mujer
actuaba n o r m a l m e n t e
c o m o
el único elemento
p e rm a n e n te
de la familia
esclava, independientemente
de que su
c o m p a ñ e ro
fuera o no polígamo. . . (Smith,
1965 . )
P o d e m o s
entender ya de qué
m o d o
cabe
definir esta
pauta
c o m o
culturalmente
pluralista
en el
sentido
de que contenía sec
ciones que practicaban f o rmas distintas de una m i s m a institu
ción . En
c a m b i o,
resulta
m u c h o m á s
d u d o s o
que
( co m o
lo
dice
S m i t h
en la frase siguiente) p u e d a extenderse
esto
en el sentido
de
decir que se trataba de una sociedad
plural , esto
es, una
sociedad
dividida
en
sectores, c a d a
uno de los
cuales
practicaba
culturas diferentes ; en efecto,
esta
formulación encubre la co
nexión
existente
entre las distintas f orm as
institucionales,
y t a m
bién el papel determinante que d e s e m p e ñ ó la sociedad de los
a m o s
en el desarrollo de las
variantes esclavas ,
e identifica
un a s fo rm as
institucionales
diferentes
con
u n a s
culturas
distintas.
3 . H a y una cierta diferenciación por el tipo de trabajo y la
categoría
social en la sociedad
de
los
a m o s
blancos, por ejem plo,
entre
propietarios
de plantaciones, contramaestres blancos,
a b o
g a d o s
y trabajadores especializados: durante la
esclavitud,
la so
ciedad blanca pro duc e una estratificación que se ajusta a princi-
162
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8/18/2019 (Livro) Hall 1977
15/33
Pluralismo,
raza y clase en la sociedad caribe
píos de
clase.
H a y
distinciones
paralelas en la sociedad escla
va , por ejemplo, entre los esclavos
domés t i cos ,
los braceros
agrícolas, los carpinteros, los albañiles, los caldereros, los esclavos
errantes,
etc. (entre otros, Patterson,
1 9 6 7 ) ;
pero ,
en relación
con la sociedad blanca , los esclavos, c o m o
grupo ,
se
parecen
m á s a una casta que a una clase. Estas distinciones de cate
goría y de posición destacan el
m a r c o
jerárquico en el cual enca
j a b a n las relaciones sociales y culturales entre los distintos grupos
d e
las sociedades de plantación
b a s a d a
en la esclavitud, y por
consiguiente, las conexiones
q u e
en lazaban esas
f o rmas culturales
y de categoría social diferenciadas, en lo que cabría calificar de
sistema
e c o n ó m i c o
y sociocultural
único.
Los dos principales
factores que
modifican
la
estricta
delimitación interna de las
castas en esta sociedad
rígidamente
estratificada y unificada son:
a)
la supresión de la
esclavitud
y el
paso
del trabajo no libre
al trabajo libre , b) el crecimiento de un
grupo social m u l a t o
intermedio
integrado por los esclavos liberados o bien por la
progenitura
de
acop lam ien tos m ixtos
de
a m o s
blancos y esclavas
negras. Es
característico
que
este grupo
intermediario
esté
a
m e d i o c a m i n o
por su categoría
social,
puesto que es
típica
m e n t e un
grupo
a
m e d io c a m i n o
por su compos i c ión racial
y
el color de su
piel
(que, en ciertas
islas,
están uno y otro
c u i d a d o s a m e n t e caracterizados y
clasificados);
y, deb ido a sus
m e c a n i s m o s
de
adaptac ión ,
modificación y aculturación a las
formas
y valores blancos
d o m i n a n t e s ,
resulta ciertamente
m u y
d u d o s o
que que pa definirlo en n ingún sentido c o m o un sector
cultural diferenciado que practica su
propia
cultura, ni siquiera
en
las
fases
iniciales
de su
form ación .
4 .
La
alternativa
cultural m á s
profunda
a la d o m i n a c i ó n
cultural, que
em pieza
al surgir la sociedad de plantación b a s a
d a en la esclavitud y que prosigue en la época de la sociedad
colonial,
es la
criollización .
En la m e d i d a en que surgen un o s
vínculos
culturales
que en cierto grado
q u e d a n
entreverados en
la disposición jerárquica de los grupos y las pautas
institucio
nales, su
forma
m á s auténtica es la cultura
criolla.
Resulta
difícil
definir
esta palabra ,
ya que su
m i s m a a m b i g ü e d a d
indica su
compleja articulación con la forma estructurada de las culturas
y
ciertos
grupos
con los cuales se entrecruza. Se
trata
de una
palabra
española, que
des ignaba
inicialmente a los esclavos
afri
c a n o s nacidos en el N u e v o M u n d o y que se extendió a
163
-
8/18/2019 (Livro) Hall 1977
16/33
Relaciones interétnicas
en el Caribe
todo aquel, blanco o negro, que ha nacido en las Indias Occidentales.
Ulterior
m e n t e se aplicó también a las
cosas,
las costumbres y las ideas, las
plantas
cultivadas, los productos fabricados o las opiniones expresadas . Úl t imamente ,
e l término ha
vuelto
a su primera acepción y, en
ciertas
zonas ,
criollo
es
ahora un eu fem ism o para designar a los negros o a los m ulatos. Sin
e m b a r g o ,
su
sentido
varía según los lugares. E n J a m a ic a, créole designa a todas las per
sonas de origen ja m a i ca n o , salvo los chinos, los cimarrones y los indios orientales...
E n Trinidad y
G u ya n a , q u eda n excluidos
los amerindios y los indios
orientales;
en S u r i n a m ,
designa a la población mulata
civilizada ,
para
distinguirla
de
las tribus q u e tienen su origen en los esclavos
fugitivos...
E n las Antillas fran
cesas,
créole se refiere m á s a los blan cos nacidos en las propias islas que a las
personas mulatas o negras; en c a m b i o , en la G u a y a n a Francesa se emplea úni
c a m e n t e para designar a los blancos . . . (L owen th al , 1 9 7 2 ; y tam bién Braithwaite,
1 9 7 1 , y N e g r e ,
1 9 6 6 . )
E n todas partes,
el hecho de
restringir
la palabra criollo
a u n a c o m b i n a c i ó n u
otra
de la
g a m a
blanco-negro , m á s el
carácter nativo, y la
exclusión
de los grupos
anteriores
a la
conquista o de los grandes grupos de
trabajadores
importados
en su
g a m a
d e significados, es una razón adicional para suponer
que
la escala blanco-negro, europeo-africano,
constituye
una es
cala cultural
d o m i n a n t e , y n o s i m p l e m e n t e u n o s
sectores
cultu
rales
distintos.
IV . E l c a m b i o tipológico
principal
surge con la
supresión
d e
la esclavitud y la aparición de la
sociedad
colonial, basada a
m e n u d o , pero no s iempre , en una economía de plantación, y
casi d e m o d o universal, en el caso de las Indias
Occidentales
británicas en u n a cierta fo r m a d e
administración
c o m o colonia
d e la C o r o n a . E l final de la esclavitud es también el de las
barreras d e
castas,
impuestas por la ley, entre la sociedad d e
los esclavos y la de los a m o s .
Indica
el final de la
m a n o
de
obra no libre y e l comienzo de una
sociedad
d e m e r c a d o
rudimentaria y de una clase campesina en las zonas
rurales
(especialmente
allí
d on d e los ex esclavos crearon pueblos libres
en gran n ú m e r o ; cf.
Hall,
1959) , y de la explotación d e u n a
m a n o de obra
libre.
Así pues, p o d e m o s considerarlo
c o m o
el
p u n t o d e
transición
de la
sociedad
de castas a u n a
sociedad
d e clases en el Caribe. A h o r a
bien,
la existencia d e u n a
m a n o
d e
obra importada de las
Indias
Orientales
constituye
u n a fase
intermedia
diferenciada entre
la esclavitud y la
m a n o
de obra
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8/18/2019 (Livro) Hall 1977
17/33
Pluralismo, raza y
clase
en la sociedad
caribe
libre
y,
c u a n d o
el
desarrollo
de la e c o n o m í a de las plantaciones
de azúcar es relativamente tardía, y no son los
esclavos
negros
sino m á s bien los indios orientales quienes f or m a n un a proporción
considerable de su m a n o de
ob r a
( c o m o
ocurre en Trinidad,
G u y a n a y Su r i n a m) , este sistema constituye una línea divisoria
entre la
casta
y la clase, que ha configurado pro fun d a me n t e
desde entonces las estructuras sociales.
Procede señalar
ciertas
variantes importantes
;
en los
territo
rios
de las Indias Occidentales, los propietarios de
esclavos libres
toleraban y reclutaban junto a
ellos
a personas
libres
mula ta s
m u c h o m á s fácilmente que en la sociedad norteamericana b a s a d a
en
la
esclavitud.
Esto
o b e d e ce
sin
d u d a
alguna al
gran
desequili
brio existente en el Caribe entre el p e q u e ñ o n ú m e r o de blancos
y la gran ma y o r í a de
esclavos
negros, y a la ausencia relativa
de mujeres blancas. E n todas las sociedades del Caribe, la apari
ción durante la esclavitud, y después de ella, de estratos de
m u l a t o s libres tiene una importancia
crítica.
A h o r a bien, c o m o
el color, la raza y la categoría social siguen teniendo un carácter
de pivote con respecto a la
estabilidad
de la sociedad
colonial
posterior
a la
esclavitud,
y
a u n q u e
abre
la
posibilidad
de
rela
ciones sexuales entre los
grupos
blancos y negros, la
mediac ión
del g rupo de
m u la t o s libres institucionaliza
t a m b i é n , de un m o d o
consuetudinario, c u a n d o
no
oficial,
el simbolismo de la raza, el
color de la
piel
y la categoría social
c o m o
indicador de movili
da d
y de estratificación
social.
Al
irse
desarrollando la sociedad
colonial, hay un
m o v i m i e n t o
a todo lo largo de su estructura
laboral
m á s
diversificada, y lo que Braithwaite ha calificado de
sacudida
de la composición
étnica
de los
grupos
sociales
y de
las clases. Aparecen
ciertas
personas m u la t a s en puestos de
tra
bajo domésticos o en las zonas rurales; algunos negros p a s a n
a ocupar puestos de categoría m e d ia . Estos son los signos de
u n grado de movilidad social a través de las fronteras de raza
y color de la piel. Sin e m b a r g o, sigue siendo cierto que el n ú m e r o
total en cada una de esas categorías no es muy
grande ,
en
c o m p a r a c i ó n con los que se q u e d a n rezagados. D e un
m o d o
típico
y
a b r u m a d o r ,
los blancos (europeos) y quienes
p u e d e n
asemejarse m á s a la plantocracia blanca por su aspecto, el color
de su piel, sus
m o d a l e s ,
el lenguaje, el
m o d o
de vestirse, la
instrucción
y el sistema de valores
o c u p a n
los puestos
m á s altos
en
todas las dimensiones sociales, culturales y e c o n ó m i c a s y
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Relaciones interétnicas en el Caribe
q u e d a n
legitimados
c o m o
tales; los
mula to s , t ambién
de un m o d o
típico
y
a b r u m a d o r ,
o c upa n puestos de trabajo y
sociales inter
m e d i o s
y
q u e d a n
clasificados
en el sistema de legitimación en
función de su cercanía al
g r u p o d o m i n a n t e ;
de un m o d o
a s i m i s m o
típico
y
a b r u m a d o r ,
las
clases pobres
(africanas), o c u p a n los
puestos de trabajo
inferiores
y subalternos de la ciudad y del
c a m p o , y
las posiciones ínfimas
correspond en a
los
negros,
a u n q u e
su
herencia
étnica
h a y a
dejado
de ser
pura.
La
persistencia
de
esta
pauta
a través de los tumultuosos c a m b i os históricos que
convierten la sociedad de esclavitud en una sociedad colonial
y a los esclavos no libres en m a n o de o b r a libre, es m u y nota
ble y da fe de la
profunda
estabilidad
de un sistema de
estrati
ficación, en el cual la raza, el color de la
piel,
la categoría
social, el
tipo
de trabajo, el po der y la riqueza se entrecruzan
y se refuerzan
m u t ua m e n t e
en el plano ideológico.
C o n
esto
no se quiere
negar
la
e n o r m e
diversidad
territorial
que permite esa sociedad paradigmática básica. E n las islas en
las que p r ed o m i n a el sistema de plantación, hay una importante
plantocracia minoritaria blanca, con un
gran
po der político,
e c o n ó m i c o
y
cultural
local,
y el sistema es especialmente
inflexible,
y si bien las personas libres de color
f o r m a n
un grupo distinto
intermedio, las barreras entre
ellos
y la sociedad de los colonos
blancos siguen siendo m u y altas. U n a consecuencia de
esto
es
que dicho
estrato
intermedio se esfuerza todavía m á s por asimi
larse
y por diferenciarse de los pobres blancos que están por
debajo
de
ellos
(Barbad os). E n otras islas, en las que
d o m i n a
la
e c o n o m í a de plantación
pero
hay
t a m b i é n
un c a m p e sin a d o , un
sector
agrícola
independiente y un
f e n ó m e n o
de urbanización
y en
d o n d e
la plantocracia blanca es
poderosa pero
p o c o n u m e
rosa, la categoría de los
m u l a t o s
libres se conquistan un
com et ido
independiente
por sí m i s m o s y son m á s fácilmente asimilados por
la sociedad
selectista,
si bien
n u n c a identificados
con
ella.
La
diversidad laboral es
m a y o r
y, por
ello,
es
t a m b i é n m a y o r
la
progresión
ascendente de los
m u l a t o s
hacia enclaves
sociales
do
m i n a d o s antes por los blancos, y de los negros hacia la cate
goría
social
de los
m u l a t o s
de la
clase
m e d i a
(Jamaica) .
En
otras islas, en las que el
grupo
de colonos blancos es pe que ño
o
inexistente
y la e c o n o m í a no
está p l e n a m e n t e d o m i n a d a
por
las plantaciones, los
m u l a t o s
están
m u y
evolucionados cultural-
m e n t e
y adquieren un papel destacado en la sociedad política,
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Pluralismo, raza y
clase
en la sociedad caribe
ya que,
c o m o decía
Colin M a c Innés hablando de Trinidad,
L os
plantadores no cuentan, los marineros y los soldados no
duran m u c h o ,
la
canalla
blanca es d e m a s i a d o
estúpida
y los
esclavos
negros
están
encadenados. Así que solamente estamos
nosotros ( M a c Innes, 1969) .
L a
descripción clásica
de la estratificación en una sociedad
de clases colonial es el estudio de Trinidad efectuado por Brai-
thwaite, y algunas de sus
características
más
interesantes
para
nuestra presente finalidad se r e s u m e n probablemente de m o d o
ó p t i m o
a d o p t a n d o
algunos de sus diagramas .
P or supuesto, el sistema de estratificación que describe Brai-
thwaite es una
variante
tardía
de lo que
h e m o s
calificado
aquí
de sociedad colonial. Sus fases
sucesivas
se
caracterizan
sobre
todo por la evolución de la categoría política de las sociedades
del Caribe en relación con la potencia metropolitana: en una
primera fase,
una gran parte del poder
político
pasa, localmente,
a las asambleas, en las
cuales
la
plantocracia
blanca y (en
ciertas islas) los plantadores mulatos
libres
están fuertemente
representados; hay un período de
colonia
de la C o r o n a durante
el cual Whitehall y
L o n d r e s
gobiernan en un
sentido
m á s
directo,
pero con u n o s consejos legislativos locales, de atribuciones
limitadas, y
u n o s intereses
poderosos de los plantadores y de la
minoría
(blanca y mul a t a ) ; en el período hacia la indepen
dencia , se ensanchan las atribuciones y se entrega una gran
parte del poder a las minorías políticas locales. E n esta tercera
fase de sociedad colonial es
c u a n d o
se
f o r m a n
y surgen las
instituciones clásicas de la sociedad de clases en el c a m p o político
los
sindicatos,
los
partidos
políticos,
un sistema parlamentario
c o m p l e t o , la administración civil y un aparato administrativo
de gobierno.
T a m b i é n
hay variantes de esta pauta
básica
según
las
islas
y territorios: allí d o n d e la colonización
inglesa
fue más
t e m p r a n a ,
y poderosa la clase de los plantadores blancos, las
a s a m b l e a s locales tuvieron muy pronto grandes poderes, y la
plantocracia conserva una gran influencia política en los
consejos
legislativos (Barbados ) ;
c u a n d o
ha
q u e d a d o
asimilado a la m i n o
ría
selecta
local
un gran
n ú m e r o
de mulatos, la composición
étnica de las asambleas
legislativas
es m á s mixta (Jam aica) . A h o r a
bien, en
a m b o s
casos, los
representantes políticos
son
m á s
mixtos,
étnicamente y por el color de su
piel,
que la clase de los planta
dores: los
m i e m b r o s
de la minoría mulata prevalecen sobre los
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20/33
Relaciones
interétnicas en el
Caribe
plantadores blancos en el c a m p o político, aunque
estos
últimos
conserven
poder
económico y social.
A l igual que en todas las sociedades de clase, el carácter,
la
composición
y la
trayectoria
de las
clases
más poderosas
n o pueden deducirse directamente del
carácter
y composición
d e la minoría política que gobierna. Es éste un aspecto decisivo,
q u e ha sido a m e n u d o
pasado
por
alto,
y que debería
preve
nirnos contra la tentación de
leer demasiadas
cosas en el co
metido del sector político, en lo que se refiere a la estructura
global del poder, la autoridad y la
hegemonía
en las sociedades
e n general. Los modelos de Braithwaite se aplican a las últimas
fases
de la sociedad colonial ,
esto
es, a
unas
sociedades que
v an camino de la independencia. U n a vez m á s , es m u y notable
q u e , aunque se
refiere
a Trinidad y, por consiguiente,
presta
gran atención a la posición del grupo indio en el sistema de
estratificación, supone (a nuestro juicio, con razón) que
existe
u n sistema de estratificación nacional
dominante,
y que en él
se entrecruzan
poderosamente
la raza, el color de la
piel
y la
clase. E n su diagrama, por ejemplo, considerando la g a m a
blanco-
mulato-negro,
se
observa
q u e
los
cauces
de
movilidad
étnica
son
u n a representación exacta de la movilidad social.
Y a
h e m o s dicho que, en ese período, las sociedades del
Caribe dejan de ser sociedades de
casta
y se convierten en socie
dades de clase. Tiene m á s interés examinar este tema en
relación
c o n la
tercera
fase (la actual), a saber: la
posterior
a la
indepen
dencia
o lo que llamamos sociedad de descolonización . El
aspecto m á s importante que procede destacar con respecto a la
sociedad
colonial se
refiere,
sin
e m b a r g o ,
al
m e d i o
con
arreglo
al cual queda registrada la estratificación y se lleva a la
práctica
públicamente.
E n esa fase, la raza, el color de la piel y la cate
goría social
forman
una matriz básica de estratificación. En este
sentido hay que considerar
conjuntamente
la raza y el color de
la
piel.
C o m o no existen límites
legales
que
impiden
a los negros
progresar en la
jerarquía social,
y la población es ya étnicamente
mixta,
los mecanismos de movilidad
social
son en gran
parte
d e
carácter
no
formal.
La raza no es una categoría
pura
c o m o
lo es, por ejemplo, en Sudáfrica, en donde está definida jurídica-
mente
de un
m o d o
más genético que social. En el Caribe,
incluso cuando existe una fuerte minoría local blanca, la raza
se define socialmente. Por ello, intervienen los mecanismos de
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Relaciones interétnicas en el Caribe
movi l idad
social y estratificación a través de sus aspectos visibles:
características físicas, p igmentac ión y, en cierto m o d o indeter
m i n a d o ,
cultura. El color de la piel es, de todos
ellos,
el
m á s
visible
y manifiesto y, por consiguiente, el más
m anejable
para identificar los distintos grupos sociales. P er o
t a m b i é n
él
q u e d a definido socialmente, y es t a m b i én un término c o mpue s t o .
L os
negros
que tengan facciones o pelo
bue n o s
(es decir, pelo
liso y...
europeo)
o c u p a r á n un puesto má s alto en la escala
étnica que los
m u l a t o s
de rasgos c laram ente negroides. Así
pues,
el color de la
piel
c o m p r e n d e otras características físicas
rela
c ionadas con la raza, que no consisten ú n i c a m e n t e en la pig
m e n t a c i ó n
de la
piel.
A h o ra
bien, en el
in tercambio
de
insignias
—en el s i m b o l i s m o de la movi l idad social— se tienen en cuenta
otros factores, a d e m á s de la
raza
y el color de la
piel,
cualquiera
que sea la
definición
que se dé de
ellos.
Así, por ejemplo, los
negros de pelo y facciones c laramente negroides que son ricos
o instruidos o que tienen puestos de trabajo propios de la clase
m e d i a
o c u p a n un lugar superior en la escala de estratificación
que los mula to s pobre s o
p o c o
instruidos. Así
pues ,
el e l emento
de
raza
y color de la
piel
se
c o m b i n a
con los
e l ementos
hab i
tuales
de los sistemas de
estratificación
no
étnicos
(instrucción,
riqueza,
profesión, ingresos,
estilo
de vida y valores) para c o m p o
ner la matriz de estratificación.
Cabría argüir
que
no
tiene
interés considerar esto
c o m o
un
sistema social étnico o
b a s a d o
en la raza, o incluso en la
raza
y el color de la piel, sino c o m o un sistema de estratificación
social en el cual los e l ementos de raza y color de la piel de la
matriz
de
estratificación
constituyen el índice
visible
de una
estruc
tura m á s compleja . Por supuesto, c u a n d o coinciden tan fuerte
m e n t e la clase, la categoría social, la raza y el color de la piel,
el sistema de
estratificación q u e d a
superdeterminado
su signifi
cación pública es
m á s explícita que en
las sociedades (por
ejem plo,
las sociedades
europeas
de
clase)
en las que no existe n ingún
índice étnico ; se
trata
de un sistema m á s rígido, ya que todo
m i e m b r o de la sociedad que
mejora
de categoría social tiene
que
negociar
m á s
de un sistema de
s im b o l is m o
social.
El cálculo
de la movi l idad social
resulta
m u c h o m á s complejo . El paso
de una categoría a otra s u p o n e negociar la significación pública
de la estructura social con arreglo a varias d imens iones
la
socie
dad
en su
conjunto
—a la vez quienes pasan y quienes
per
no
-
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23/33
Pluralismo,
raza y clase en la
sociedad
caribe
m a n e c e n estáticos en ella— se dedica a esta actividad de signi
ficación social.
Lo que
h a c e
de la sociedad caribe uno de los
sistemas
sociales
más complejos de la
tierra
es la articulación
doble
o
triple
de los sistemas de simbolización
social.
A h o r a
bien,
esta
complejidad —y especialmente, la función en
este c o m
plejo del significante étnico , o de raza y color de la piel— no
d e b e
autorizarnos a reinterpretarlo c o m o un sistema de plura
lismo
cultural.
E n
efecto,
las posiciones situadas entre lo blanco
y
lo negro
f orm an
una
sola g a m a :
las complejas connotaciones
culturales
de africano y
europeo
y
criollo
son elementos ocultos
d e
este
sistema de notación
social. U n a
vez m á s , c a b e decir que
esos
elementos
culturales
ocultos
n o
son
puros .
Africano
no quie
re decir africano, sino las instituciones, relaciones y pautas cultura
les, m u y modificadas, a d a p t a d a s y transform adas de los negros del
N u e v o M u n d o .
H e m o s
sugerido ya que el contexto formativo de esas
insti
tuciones no es África sino la esclavitud
(incluso c u a n d o
siguen
siendo
profundas
las influencias y la supervivencia africanas).
L o s elementos africanos
h a n q u e d a d o transformados
y reelabora-
d os
—nativizados y naturalizados—
c o m o
for m as
culturales
cari
bes
esencialmente negras y populares. Se p u e d e observar la índole
y
la complejidad de
este
sincretismo
cultural
no solamente en
instituciones c o m o
la parentela y las estructuras
familiares
y
maritales, sino t a m b i é n en la práctica de la
religión
y en la
m ú s ica . A n á l o g a m e n t e
— a u n q u e
esto se h a y a o b s e r v a d o m e n o s
frecuentemente—, el
elemento
europeo ha dejado de ser
puro .