Lipovetsky-Culturamundo

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BIBLIOTECA Lipovetsky, Gilles y Serroy, Jean (2010): La cultura-mundo Mediaciones Sociales, NÀ 7, II semestre 2010, pp. 165-170. ISSN electrónico: 1989-0494. 165 BIBLIOTECA La cultura-mundo LIPOVETSKY, Gilles y SERROY, Jean (2010): La cultura-mundo. Respuesta a una sociedad desorienta- da. Barcelona: Anagrama. Gilles Lipovetsky (París, 1944) es considerado, con razón, uno de los más agudos pensadores de la socie- dad de consumo contemporánea, caracterizada, según su punto de vista, por el imperio de lo efímero, como así lo expusiera hace ya casi treinta años en una de sus principales obras: La era del vacío (1983). En España, la editorial Anagrama ha venido publicando buena parte de la producción literaria de este destacado filósofo y sociólogo francés, profesor en la Universidad de Grenoble. Por su parte, Jean Serroy es crítico de cine, autor de una obra de referen- cia sobre el cine de los años 1985- 2005: Entre deux siècles. 20 ans de cinéma contemporain, además de ser autor de diversas obras sobre litera- tura y teatro del siglo XVIII. Junto con Lipovesky ha publicado también La pantalla global (Anagrama, 2009). En La cultura-mundo, como indica con claridad el subtítulo, los autores tratan de dar Respuesta a una sociedad desorientada. Parafraseando a la prin- cipal obra de Arthur Schopenhauer (Danzig, 1788 - Fráncfort del Mane, 1860), El mundo como voluntad y repre- sentación (1819), los autores exponen sus análisis a través de cuatro capítu- los: “La cultura como mundo y mer- cado”, “El mundo como imagen y comunicación”, “La cultura-mundo como mitos y desafíos” y “La cultura- mundo como civilización”. En la Introducción los autores co- mienzan con una frase contundente: “Con el nuevo ciclo de modernidad que

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    Mediaciones Sociales, N 7, II semestre 2010, pp. 165-170. ISSN electrnico: 1989-0494.

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    BIBLIOTECA

    La cultura-mundo

    LIPOVETSKY, Gilles y SERROY, Jean (2010): La cultura-mundo. Respuesta a una sociedad desorienta-da. Barcelona: Anagrama.

    Gilles Lipovetsky (Pars, 1944) es considerado, con razn, uno de los ms agudos pensadores de la socie-dad de consumo contempornea, caracterizada, segn su punto de vista, por el imperio de lo efmero, como as lo expusiera hace ya casi treinta aos en una de sus principales obras: La era del vaco (1983). En Espaa, la editorial Anagrama ha venido publicando buena parte de la produccin literaria de este destacado

    filsofo y socilogo francs, profesor en la Universidad de Grenoble. Por su parte, Jean Serroy es crtico de cine, autor de una obra de referen-cia sobre el cine de los aos 1985-2005: Entre deux sicles. 20 ans de cinma contemporain, adems de ser autor de diversas obras sobre litera-tura y teatro del siglo XVIII. Junto con Lipovesky ha publicado tambin La pantalla global (Anagrama, 2009). En La cultura-mundo, como indica con claridad el subttulo, los autores tratan de dar Respuesta a una sociedad desorientada. Parafraseando a la prin-cipal obra de Arthur Schopenhauer (Danzig, 1788 - Frncfort del Mane, 1860), El mundo como voluntad y repre-sentacin (1819), los autores exponen sus anlisis a travs de cuatro captu-los: La cultura como mundo y mer-cado, El mundo como imagen y comunicacin, La cultura-mundo como mitos y desafos y La cultura-mundo como civilizacin. En la Introduccin los autores co-mienzan con una frase contundente: Con el nuevo ciclo de modernidad que

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    reorganiza el mundo aparece un rgi-men de cultura desconocido hasta hoy. A partir de aqu nos sitan ante los rasgos esenciales de la era de la cultura-mundo, cultura del tecnocapi-talismo planetario, de las industrias culturales, del consumismo total, de los medios y de las redes informticas. La hiptesis que se plantea en este libro es que en las ltimas dos o tres dcadas ha aparecido un nuevo rgi-men cultural, el de la hipermodernidad; el cual, segn Lipovetsky y Serroy, se ha constituido en el horizonte de las sociedades actuales en la poca de la globalizacin, una cultura en donde ya no tienen sentido las oposiciones entre alta cultura/subcultura, cultura an-tropolgica/cultura esttica, cultura material/cultura ideolgica, sino una constelacin planetaria en la que se cruzan cultura tecnocientfica, cultura de mercado, cultura del individuo, cultura meditica, cultura de las redes, cultura ecologista: polos que articulan las estructuras elementales de la cultura-mundo. El universo en el que se desenvuelve este nuevo modelo es el de la hiper-trofia del consumismo, en un espacio-tiempo mundial en el que conviven las tendencias homogeneizadoras con la bsqueda activa de diferenciacin, donde uniformizacin globalitaria y fragmentacin cultural van de la mano. La consecuencia de todo esto, a juicio de los pensadores franceses, es una profunda y extensa desorientacin cultural, una inseguridad e inestabili-dad estructurales y crnicas, un

    mundo intensamente ansigeno y depresivo. Este fenmeno es conse-cuencia, entre otros factores, de la disolucin de los referentes colecti-vos que hasta hace poco tiempo or-ganizaban nuestra visin del porve-nir. El desconcierto no surge de la ausencia, sino de lo hiper, en un capi-talismo absoluto en que todo prolife-ra y es competitivo, donde hay que ser cada vez ms modernos y reacti-vos, estar ms informados y ser ms eficaces. Sin embargo, la cultura adquiere una importancia y una centralidad indi-tas, tanto en la vida econmica como en el debate social. Tres fenmenos explican la fortaleza de los problemas culturales en la era hipermoderna: 1) el formidable crecimiento de la di-mensin econmica de la cultura; 2) la dignificacin y la igualacin demo-crtica de los contenidos ms hetero-gneos; y 3) la politizacin y conflic-tivizacin creciente de la cultura, a veces hasta extremos trgicos, como reflejan los fundamentalistos y na-cionalismos exacerbados. No se trata ya de cambiar el mundo como de civilizar la cultura-mundo, implican-do en ello los necesarios compromi-sos polticos, pero tambin los recur-sos -infinitos dicen, literalmente, los autores- de la sociedad civil. La cultura como mundo y mercado Lipovetsky y Serroy escriben acerca de cuatro polos estructuradores que configuran la fisonoma de los nuevos tiempos: el hipercapitalismo, fuerza motriz de la mundializacin econmi-ca; la hipertecnificacin, grado superla-

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    tivo de la universalidad tcnica mo-derna; el hiperindividualismo, que ma-terializa la espiral del tomo indivi-dual ya liberado de las ataduras co-munitarias a la antigua; el hiperconsu-mo, forma hipertrofiada y exponencial del hedonismo comercial. El desarrollo del hipercapitalismo est estrechamente ligado a las polticas neoliberales que hegemonizan las polticas nacionales desde los aos ochenta, desregulando los mercados con la promesa de traer ms prospe-ridad para todos, aunque la sensacin a estas alturas sea justo la contraria, esto es, el crecimiento de las des-igualdades y la prdida del ideal democrtico de justicia social. A su vez, este sistema ha desarrolla-do nuevas formas de organizacin que, cuestionando la validez de los modelos posfordianos y tayloristas, se concentran en la autonoma y la responsabilidad individuales, la im-plicacin subjetiva, la polivalencia, la capacidad de reaccionar y la iniciati-va, colocando el xito y el fracaso bajo responsabilidad exclusiva de individuos sometidos a las presiones del corto plazo, cada vez ms temero-sos de las constantes evaluaciones a las que son sometidos y con miedo a no estar a la altura de las exigencias del mercado y de las empresas. Pero es el universo tecnocientfico el que mejor ilustra la idea de cultura-mundo, pues asistimos a un autnti-co universalismo tcnico. La Tcnica se impone como estilo de vida, modo de pensar y conjunto de smbolos, recuperando su mpetu gracias a los

    avances de la biotecnologa, la bio-qumica, la nanotecnologa y la mi-croelectrnica. Esto no quita para que, al mismo tiempo se produzca lo que los autores denominan desgaste del progreso, ante los fenmenos que ponen en peligro la vida humana y el ecosiste-ma: radiaciones cancergenas, conta-minacin, agotamiento de los recur-sos naturales..., motivando as el surgimiento de una conciencia mayo-ritaria favorable al consumo respon-sable y a la conciliacin entre econo-ma y ecologa. Pero ese nuevo equilibrio tendr que hacer frente al hiperindividualismo de marcada tendencia narcisista que emerge de la desintegracin de los rdenes colectivos (familia, Iglesia, partidos polticos, moralidad); neoin-dividualismo que a la vez convive con una marcada tendencia al repliegue comunitario, tnico, religioso o infranacional, capaz de recrear el sentimiento de que se pertenece a una colectividad. Sin embargo, dicen los autores, estas tendencias no son sino la respuesta a una fragilizacin del individuo que se despliega sobre el fondo de una creciente soledad. El mundo como imagen y comuni-cacin En el captulo segundo examinan las industrias culturales y el universo del ciberespacio como piezas fundamen-tales de la cultura-mundo. Piezas que no son las nicas, pues en el nuevo capitalismo los bienes comerciales contribuyen al nuevo gnero de cul-

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    tura: en la poca de la cultura-mundo, la cultura se vuelve mundo de marcas y consumo, y el mundo comercial se vuelve ms o menos cultural. En un mundo en el que la cultura es producida por todo el mundo, sin fron-teras de pases ni de clases, las indus-trias culturales no cesan de producir una cultura transformada en artculos de consumo de masas, generalizando la simplicidad, la inmediatez y lo transitorio, en un universo de panta-llas, famoseo y vedettismo, donde el arte ha sido reducido a una experien-cia turstica. De ah que los autores se pregunten: qu mundo se avecina? qu clase de ser humano producir esta civilizacin?; y que respondan apelando a la necesaria elevacin de la educacin y del nivel cultural de los individuos para formar espritus libres en un universo que rebosa informacin. La cultura-mundo como mitos y desafos El proceso globalizador no tiene, sin embargo, un solo rostro. As, ante la cuestin de si caminamos hacia un mundo homogeneizado, explican que, al mismo tiempo que las mismas marcas y productos se difunden por todo el mundo, en cada pas se desarrollan variantes adaptadas a las culturas locales y se ponen en valor los fen-menos particularistas e identitarios. A continuacin, se preguntan si nos dirigimos hacia un mundo americani-zado, y contestan que, si bien los productos estadounidenses se distri-

    buyen globalmente, otras naciones tambin se han convertido en poten-cias exportadoras de cultura (India, China, Japn, Brasil...), configurando una cultura-mundo diversa, como corresponde a un mercado plural y diverso, a imagen del mundo. Ante el interrogante de si vamos hacia un mundo sin alma, sealan que al mismo tiempo que se abre camino a una dinmica neonihilista se produ-ce una revitalizacin de lo religioso y de la espiritualidad, fenmenos orien-tados, eso s, hacia el perfecciona-miento personal o la felicidad mun-dana, ms que a la bsqueda de la salvacin en el ms all. Por otro lado, tampoco se puede decir, segn ellos, que estemos en el nivel cero de los valores, pues son muchos los signos que hablan de la importancia que la poblacin concede a la democracia, los derechos huma-nos, la honradez, el respeto por los nios y el rechazo a la violencia y a la crueldad, entre otros valores comu-nes. Segn los autores: son muchos los fenmenos que revelan que el consumo comercial no ha colonizado toda la vida. Finalmente, a la pregunta de si nos dirigimos hacia un mundo infantiliza-do, responden que, si bien es cierto que la tendencia es preferir lo simple a lo complejo, lo fcil a lo difcil, lo rpido a lo lento, se abre camino con fuerza un consumidor ms problem-tico y reflexivo, lejos del consumismo pueril, un individuo que busca infor-macin, opciones y compara para elegir lo que cree que ms le conviene.

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    Para los autores, se equivoca quien piense que el hipercapitalismo ha conseguido transformar a las personas en puros consumidores pasivos e infantilizados: el hiperindividualismo anuncia menos el reino del ciudadano-nio y la muerte de la democracia que nuevas formas de participacin de los ciudadanos, nuevas formas de solida-ridad colectiva, nuevas formas de interpelar y denunciar al poder (...) una nueva democracia de expresin, observacin y participacin. La cultura-mundo como civilizacin En el captulo cuarto, Lipovetsky y Serroy exponen sus propuestas para civilizar la cultura-mundo, aprove-chando las fuerzas positivas que sta encierra y reduciendo o eliminando si cabe los males que comporta. Para ello, en su opinin, es necesario transformar a fondo la institucin escolar y recuperar tanto la autoridad del maestro como la legitimidad del alumno, estimulando al mismo tiem-po la participacin, el dilogo y la escucha, en una escuela abierta y en contacto con la vida. En el doble caos de la abundancia y la inmediatez, los autores defienden la necesidad de una nueva cultura general, que contribuya a convertir un montn de datos desordenados en un conjunto de conocimientos y valo-res comunes. Incluso, ms que una cultura general, habra que hablar a su juicio de una cultura de la historia, pero no como una mera cronologa plagada de detalles, sino ms bien como una historia de grandes temas

    y periodizaciones: que hagan cohe-rente la marcha del mundo, la evolu-cin de fondo de las mentalidades, las artes, las religiones, el derecho, las ciencias y las tcnicas, los sentimien-tos y las costumbres, la vida y la muerte. Por otra parte, tambin la universi-dad debe ser reformada para alejarla de la desorientacin en que se en-cuentra, oscilando hoy entre impartir una ciencia pura y profesionalizar sus enseanzas, incapaz de evitar el de-rroche humano y econmico que comporta la frustracin que genera en personas que son arrojadas al mundo laboral con ttulos que no les sern de utilidad. Para ello lo princi-pal es adaptar la universidad, no tanto para formar en oficios que cambian con rapidez, como para formar a la persona. Para Lipovestky y Serroy se necesita invertir en una poltica de la creati-vidad, que potencie la capacidad de crear, innovar y emprender, ofrecien-do a cada cual la oportunidad de ofrecer lo mejor que tenga y de con-tribuir a su manera a humanizar la cultura colectiva. La poltica cultural debe contribuir a la bsqueda de una buena vida en un marco de solidari-dad con el mundo, en lucha contra las discriminaciones y abierta siempre a generar nuevas oportunidades. En sus conclusiones, exponen tres grandes objetivos sobre los que cons-truir una poltica cultural que ayude a afrontar la Gran desorientacin: rehabilitar la cultura del trabajo y del mrito, reforzar la cohesin social e

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    invertir en capital humano. En pala-bras de los autores:

    La cultura no es enemiga de la pasin: es por el contrario lo que debe alimen-tar las pasiones ricas y buenas de las personas. No slo exaltar la profundi-dad, sino quiz tambin algo ms im-portante para la inmensa mayora: re-ducir la desorientacin y contribuir al respeto por nosotros mismos mediante actividades que estimulen nuestro deseo de superarnos, de ser protagonistas de nuestra vida.

    La cultura-mundo. Respuesta a una sociedad desorientada es un lcido anlisis de la sociedad actual, de sus paradojas y sus tendencias, muy schopenhauriano en el sentido de con-cebir la realidad de forma fluida, insustancial e impermanente y un tanto pesimista, si bien Lipovetsky y Serroy se esfuerzan en ser propositi-vos, sealando un camino entre la niebla, aunque su obra no deja de transmitir un cierto pesimismo. En mi opinin, es una obra a tener en cuenta en el estudio de las mediacio-nes sociales, pues seala fenmenos contradictorios que demandan nue-vos sistemas (mediadores) cognitivos y estructurales capaces de imprimir una misma racionalidad civilizadora a la evolucin cientfico-tcnica, de los mercados, de las relaciones sociales y de las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza. Comparto la importancia que los autores dan a la reforma de los siste-mas educativos y de la formacin profesional. Me parece muy correcto, pero tambin insuficiente, incluso

    demasiado idealista en ausencia de otras propuestas de mayor calado capaces de afectar a la gobernabilidad de sistema econmico y a la reforma de las instituciones polticas.

    Fco. Javier Malagn Terrn Profesor Asociado

    Universidad Complutense de Madrid [email protected]

    Otras obras de Lipovetsky publicadas por Anagrama

    La cultura-mundo: Respuesta a una sociedad desorientada (2010).

    La pantalla global: cultura meditica y cine en la era hipermoderna (2009).

    La sociedad de la decepcin (2008).

    La felicidad paradjica: Ensayo sobre la sociedad de hiperconsumo (2007).

    Los tiempos hipermodernos (2006).

    El crepsculo del deber (2005).

    El imperio de lo efmero: La moda y su destino en las sociedades modernas (2004).

    El lujo eterno: De la era de lo sagrado al tiempo de las marcas (2004).

    La era del vaco: Ensayo sobre el individualismo contemporneo (2003).

    Metamorfosis de la cultura liberal: tica, medios de comunicacin, empresa (2003).

    La tercera mujer: permanencia y revo-lucin de lo femenino (2002).