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Universidad Nacional de Cuyo(Mendoza, Repblica Argentina)RectorIng. Agr. Arturo Roberto SomozaVicerectoraLic. Silvia PersioSecretario de Extensin UniversitariaLic. Fabio Luis ErreguerenaEdiuncEditorial de la Universidad Nacional de CuyoDirectoraLic. Pilar PieyraLa publicacin de esta obra ha sidorecomendada por el Comit Editorial(Ediunc, Universidad Nacional de Cuyo).

Nazareno Bravo (editor)Mariano SalomoneGabriel Liceaga

Bravo, Nazareno(Re)inventarse en la accin poltica / Nazareno Bravo;Mariano Salomone; Gabriel Liceaga; edicin literaria a cargo deNazareno Bravo. 1 ed. Editorial de la Universidad Nacional deCuyo, Ediunc, 2012.160 p: il. ; 25 x 18 cm (A contrapelo; 2)isbn 978-950-39-0284-41. Estudios Sociales. 2. Problemas Social. 3. Bibliotecas Populares.i. Mariano Salomone ii. Liceaga, Gabriel iii. Bravo, Nazareno, ed.lit. iv. Ttuloccd 361.1

Fotografa de tapa: mural colectivo realizado por nios y nias de la bibliotecajunto a integrantes del colectivo Pocho Lepratti de Rosario.(Re)inventarse en la accin polticaNazareno Bravo (editor), Mariano Salomone, Gabriel LiceagaPrimera edicin, Mendoza 2012Coleccin A contrapelo n2isbn 978-950-39-0284-4Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723Ediunc, 2012http://[email protected] en Argentina - Printed in Argentina

Dedico este trabajo a mi familia, en cualquiera de sus formatos, porque hubiera sidoimposible realizarlo sin su apoyo y paciencia.Nazareno Bravo

Dedico este trabajo a Don Leal, trabajadorferroviario que supo ser iel al deseo de transmisin de su experiencia vivida, esa frgilinstancia gracias a la cual an permaneceabierto nuestro futuro.Mariano Salomone

A la memoria de Vctor Quiroga,productor caprino del norte de Lavalle,a quien conoc brevemente y que me dejun recuerdo imborrable.Gabriel Liceaga

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Introduccin

Captulo i Nazareno BravoEl barrio como razn de ser y hacerLa Biblioteca Popular Pablito Gonzlez, del estigma a la organizacin

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Captulo ii Mariano SalomoneEl derecho a la ciudad en MendozaPoltica, memoria y espacializacin de la lucha de clases (2006-2008)

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Captulo iii Gabriel LiceagaLas luchas campesinas en MendozaRelexiones a partir de la accin colectiva de la Unin de TrabajadoresRurales sin Tierra

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Los textos que componen este volumen son el resultado de investigaciones cienticas desarrolladas para la elaboracin de tesis de gradode Sociologa y posgrados en Ciencias Sociales a partir de las herramientas que ofrecen las ciencias sociales en general y la Sociologaen particular para el anlisis y el conocimiento de la realidad. Delos tres casos analizados que conforman el libro, dos pertenecenal rea urbana de Mendoza: la coordinacin entre organizacionessociales para resistir la privatizacin de los terrenos ferroviarios de laex Estacin General San Martn en Ciudad y el surgimiento y desarrollo de la Biblioteca Popular Pablito Gonzlez en el barrio La Gloria,Godoy Cruz. El tercero la accin de la Unin de Trabajadores RuralesSin Tierra (ust) se desarrolla en una zona rural de la provincia.Esta combinacin permite destacar las particularidades queadquiere la accin colectiva local en diferentes mbitos, al tiempoque habilita a establecer comparaciones con producciones nacionalese internacionales (especialmente con trabajos situados en AmricaLatina).El libro busca contribuir al conocimiento sobre procesos de organizacin, accin colectiva y construccin de identidad de sectoressubalternos a partir de profundizar el anlisis de la relacin entreconstruccin de identidades sociales y prcticas polticas.Respecto de la metodologa utilizada en las pesquisas, cabemencionar la opcin por una perspectiva cualitativa de investigaciny la apelacin al estudio de caso como estrategia para profundizarel conocimiento sobre cada una de las experiencias estudiadas yobtener elementos para comprender las relaciones y los procesossociales que intervienen. Dicha opcin metodolgica supone extensos trabajos de campo en contacto directo con los y las integrantes delos colectivos en sus mbitos de accin y organizacin. Las tcnicas

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de investigacin social que se utilizaron surgen de la importancia quese les da a los discursos y las prcticas de los propios involucrados:entrevistas en profundidad, grupos focales, observaciones de campoy anlisis documental. Se apunta a reconocer la signiicacin quelos propios participantes dan a sus prcticas y a un abordaje crticode las mismas, lo que se complementa con el anlisis de contenido de publicaciones periodsticas y documentos de las propiasorganizaciones.El abordaje analtico de casos recientes de organizacin y movilizacin social en Mendoza, se asienta en la preocupacin sociolgicapor las caractersticas y los procesos que intervienen en la emergenciade fenmenos colectivos en sectores populares en la actualidad.Cmo impact el neoliberalismo en la formacin de espacios departicipacin poltica? Desde dnde se obtienen elementos paraefectivizar la organizacin? Cules son las posibilidades de interveniry modiicar la realidad que tienen dichas experiencias? Qu caractersticas posee la organizacin de sectores populares en la actualidad?Estas preguntas, que orientan las investigaciones presentadas, seenmarcan en las indagaciones sobre las particularidades que adquieren la accin colectiva y la construccin de identidad en una nuevafase de acumulacin de capital.El desembarco de esta nueva etapa de desarrollo del sistema capitalista el neoliberalismo se asent, primeramente, en la represinque la ltima dictadura militar (1976-1983) llev a cabo sobre losmovimientos sindicales, polticos y sociales, lo que facilit la implementacin de polticas econmicas ultraliberales, que tuvieron suexpresin ms cruda y evidente, ya en democracia, durante la dcadade 1990. Las transformaciones estructurales que impuso el neoliberalismo implicaron un enorme impacto en los procesos sociales queintervienen en la construccin de colectivos de identiicacin y en laposibilidad de organizacin y politizacin de la sociedad, especialmente en los sectores populares.La cada de los marcos de referencia vinculados al mundo deltrabajo en el contexto de las polticas de lexibilizacin laboral y privatizacin de empresas pblicas que derivaron en ndices siderales dedesempleo, pobreza y marginalidad condicion las posibilidades decimentar un nosotros (los trabajadores, el pueblo) con capacidad de accin. Este panorama, caracterizado por la individualizacinde lo social, las urgencias cotidianas y la crisis de representacin poltica, ha sido abordado por la sociologa atendiendo, por lo general,dos frentes: por un lado, el del anlisis de los efectos de la crisis lo

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que los sectores populares ya no son, la prdida de certezas, y porotro, el del estudio de las respuestas surgidas desde esta crisis laemergencia de experiencias de organizacin, nuevas estrategias desobrevivencia.El riesgo de perder la mirada crtica sobre estos procesos se vinculatanto a la postulacin de una crisis sin posibilidades de transformacin como a la celebracin per se de las respuestas dadas a la misma.Las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 resultan un acontecimiento poltico fundamental para referir las descarnadas imposiciones del modelo neoliberal y a la resistencia social que trabajosamente se fue elaborando durante los aos anteriores. A partir de esemomento, result ms viable la visualizacin de buena parte de lasexperiencias de organizacin y participacin que se producan desdeantes, relacionadas muchas veces a la resolucin comunitaria dedemandas sociales como respuestas de la sociedad a la crisis polticay econmica del pas. Esto permiti a los sectores movilizados tenderespordicos puentes interclasistas (en principio, a travs de los clubes de trueque, pero fundamentalmente a partir del surgimiento delas asambleas barriales de 2001 y 2002 y el ensayo de acercamientoscon el movimiento piquetero), verdadera novedad en un contexto demarcada polarizacin social y de vaciamiento de la poltica.Sin embargo, lo que podra postularse como una paulatina recomposicin de la institucionalidad a partir de 2003 dej en evidencialos lmites de transformacin de aquellas experiencias en ocasiones, ms evidentes para los analistas que para los propios involucrados y de la capacidad de revitalizarse de parte del sistema polticoinstitucional. Ms all de los debates que se abren sobre la relacinentre organizaciones sociales y Estado a partir de los gobiernos kirchneristas, es necesario reconocer la importancia que poseen experiencias como las analizadas, tanto para enmarcar la situacin actual delos sectores populares como para orientar un anlisis sobre polticaspblicas y estrategias polticas gubernamentales.Los trabajos que aqu se presentan fueron realizados bajo lapremisa de reconocer la capacidad de los sectores populares dedar respuestas colectivas a problemticas comunes e identiicar, endichas experiencias, vas de politizacin novedosas sus caractersticas, posibilidades y lmites. En este sentido, se apunta a una deinicin de poltica que no se limita a su expresin ms formal (partidos, sindicatos, Estado), sino que se extiende a aquellas prcticas ydiscursos elaborados en forma conjunta por los colectivos analizadossobre temas y problemticas referidas al bien comn, el lugar del

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Estado, los modos de establecer relaciones entre pares y dems, esdecir, vislumbrar la politicidad que poseen las prcticas colectivasanalizadas, ms all de su acercamiento, rechazo o negociacin conla poltica institucional.En tal sentido, es posible distinguir una serie de ejes que uniican,ms all de sus particularidades, la mirada sobre las experiencias depolitizacin analizadas. La pregunta por las caractersticas y capacidades de la accin colectiva de las organizaciones sociales puede serencarada a partir de distinguir y vincular la temporalidad y la espacialidad de aquellos fenmenos. Ubicarse en tiempo y espacio, es decir,elaborar una mirada comn sobre el presente, el pasado y el futuroy, paralelamente, construir signiicados sobre un territorio desde yhacia el que se dirige la accin resultan aspectos centrales para lasdeiniciones identitarias que los colectivos ensayan en sus prcticas, en tanto cosmovisiones que guan la accin. Concretamente, laposibilidad de una accin conjunta depende de la ediicacin de uncolectivo que la lleve a cabo, de un nosotros situado y suicientemente ligado como para ensayar una intervencin en la resolucin deproblemticas compartidas y la postulacin de demandas uniicadas.Estos son los ejes que, por ejemplo, sirven para ubicar la accinde la ust, relejada en el trabajo Las luchas campesinas en Mendoza.Reflexiones a partir de la accin colectiva de la Unin de TrabajadoresRurales sin Tierra, de G. Liceaga. En l es posible reconocer la importancia que posee la temporalidad histrica para la construccin deuna visin del pasado desde la cual postular un sujeto colectivoindgena-campesino contemporneo. Dicha deinicin temporal,entonces, se instala a partir de hacer visible la conlictividad socialque atraviesa la historia provincial y que no posee referencias concretas en el relato idealizado del modelo vitivincola que sirve de baseidentitaria local.En este sentido, el trabajo El derecho a la ciudad en Mendoza.Poltica, memoria y espacializacin de la lucha de clases (2006-2008),de Mariano Salomone, resalta la amalgama espacial y temporal quese pone en juego en el devenir de la lucha de clases. En cuanto a ladimensin espacial, el conlicto por los terrenos de la Estacin dacuenta del proceso de territorializacin de la poltica, que ubica enel lugar central la disputa entre lo pblico y lo privado. Se trata delproceso de espacializacin de la lucha de clases teorizado hoy comoacumulacin por desposesin, que contina la tendencia especicade la lgica capitalista: la privatizacin paulatina de todo lo pblico ycomn, incluido el territorio.

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Mural: reproduccin de Guayasamn realizada por el artista y vecino Carlos Muoz.

Ahora bien, en cuanto a su dimensin temporal, la espacializacinde la lucha de clases deja marcas territoriales sobre las que se producen signiicaciones histrico-sociales que dan sentido a ese procesode territorializacin. Un entramado simblico que no puede pensarsecomo mero efecto o relejo de aquel, sino como parte constitutivade la dinmica y la coniguracin singular que adquiere el conlictosocial en cada momento y lugar particular. De all que el conlictopor la recuperacin de la Estacin se apoye en las signiicacionespoltico-culturales que las paredes de la Estacin, como lugar de la

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memoria, portaban: los procesos de remembranza movilizados porla prctica poltica ocuparon un lugar central en la constitucin de lossujetos, su experiencia de lucha y la construccin de la Estacin delferrocarril como bien comn.La importancia del territorio, cobra una nueva dimensin en laexperiencia de la Biblioteca Popular Pablito Gonzlez, del barrio LaGloria (El barrio como razn de ser y hacer. La Biblioteca Popular PablitoGonzlez, del estigma a la organizacin). El barrio como espacio desocializacin y de una politizacin particular, en detrimento delmundo laboral en el que se formaron las generaciones anteriores elpasaje de la fbrica al barrio, implica tambin una perspectiva histrica ms acotada, asentada en experiencias en primera persona, enque las vivencias personales, familiares y vecinales resultan centralespara signiicar su situacin, pergear acciones conjuntas y elaborarvisiones politizadas de la realidad (el Estado y sus funciones, la poltica como prctica, el rol de las organizaciones sociales).En este territorio inmediato es donde se tejen relaciones quepermiten elaborar el impacto en las subjetividades de las transformaciones estructurales, las respuestas a las urgencias y las estrategiasde accin, a partir de una lectura sobre lo que en el barrio ocurre ylo que signiica ser vecino de un espacio estigmatizado. En deinitiva,el territorio como mbito desde el que surge parte importante delos elementos con que se cuenta para actuar y crear una perspectivaparticular.El territorio, por su parte, tambin forma parte de los insumos queexplican las experiencias organizativas de la ust y de las organizaciones nucleadas en torno a la Estacin de trenes. En el primer caso, apartir de la construccin cotidiana de un modo de signiicar la tierra(como fuente de trabajo y recursos compartidos por la comunidad)que posee races en sistemas precolombinos de organizacin peroque se renueva y actualiza histricamente como resultado del choquede intereses sociales en pugna, proyectos estatales y luchas populares. La idea de territorio, en este caso, debe resquebrajar el sentidocomn, muchas veces ligado a prejuicios sociales (respecto de laexistencia e importancia de lo indgena y hasta de lo campesino enla cultura mendocina) y a estrategias de mercado que naturalizan laprivatizacin de los recursos naturales como el agua y la tierra.En deinitiva, los trabajos que aqu se presentan buscan ser unacontribucin a los debates tericos en relacin a los escenarios dondese maniiesta la conlictividad social contempornea a partir de unamirada crtica sobre fenmenos de organizacin, construccin de

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identidad y accin colectiva de sectores populares ubicados en laprovincia de Mendoza. En otro nivel, aunque tan destacado comoel anterior, se apunta a reforzar las vas de comunicacin entre losmbitos acadmicos y las organizaciones sociales, con la certeza deque el dilogo entre los saberes y las prcticas populares y el registro,sistematizacin y anlisis propios de las ciencias sociales posibilitanpuntos de vista creativos y transformadores de la realidad social.

Nazareno BravoEditor

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El barrio como razn de sery hacer. La Biblioteca PopularPablito Gonzlez, del estigmaa la organizacin.Nazareno Bravo

No podremos cambiar el mundo,pero por lo menos cambiemos el barrioAriel, integrante de la biblioteca, 2006

Agradezco a vecinos y vecinas que integranla Biblioteca Popular Pablito Gonzlez porpermitirme tomar contacto con su experienciay facilitarme el trabajo en el barrio.A mi directora, la doctora Estela FernndezNadal, por el acompaamiento constante y latransmisin de conocimientos.

Pgina anterior: mural de Carlos Muoz, realizado juntoa nios y nias de las manzanas a, b y c del b La Gloria.

Este captulo busca ofrecer al lector un anlisis de los procesos departicipacin comunitaria que pueden ser postulados como propiosde los sectores populares contemporneos. Lo que se pretende essealar la relacin que existe entre identidad y accin colectiva, especicamente, los procesos sociales que intervienen en la construccinde un proyecto comunitario encabezado por jvenes de un barrioestigmatizado.El texto est estructurado en tres bloques. En un primer apartado se detallan brevemente las caractersticas centrales del casode estudio la Biblioteca Popular Pablito Gonzlez y del escenariodonde tiene lugar su accin, el barrio La Gloria. En segundo lugar, sepresentan los aspectos tericos que resultan centrales para desarrollar el estudio. En tanto, en la tercera parte se profundiza el anlisisde los procesos que se quiere desentraar y, inalmente, se ensayanalgunas conclusiones.

El caso de estudio: caractersticas principales y contexto de accinLa Biblioteca Popular Pablito Gonzlez1 fue fundada el 25de mayo de 2002 por un grupo de vecinos, en su mayorajvenes de entre 20 y 30 aos, del barrio La Gloria deGodoy Cruz, en la provincia de Mendoza.Ya en sus inicios, la bp se plante como un espacio de participacin para la comunidad, trascendiendo ampliamente la funcinhabitual de una biblioteca. Adems de ofrecer talleres de guitarra,cermica, dibujo, murga y teatro, esta se encarga de organizar otrasactividades, como festivales de msica, encuentros de arte y campa-

1. En adelante, la Biblioteca PopularPablito Gonzlez puede ser referidacomo bp.

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mentos. Por lo general, estas actividades son realizadas por vecinosdel barrio La Gloria y de otros linderos.Desde su fundacin, la biblioteca funciona en un aula satlite queposee en su patio la Escuela Padre Pedro Arce, del mismo barrio,cedida por la direccin de esta y que tiene unos 20 metros cuadrados,distribuidos en forma rectangular. De esta supericie, aproximadamente unos nueve metros cuadrados de la parte norte del aula estnocupados por los libros (ms de 10.000 al momento del trabajo decampo). A la vez, esta aula es utilizada durante el horario de clasescomo taller de manualidades. Los grandes biblioratos que sirvencomo organizadores de las tareas de tipo administrativo dan cuentade ms de 1.000 asociados no todos activos, en su gran mayoravecinos del La Gloria, y en menor medida de los barrios aledaos.Si bien es difcil establecer el nmero exacto de los integrantesque posee la bp, este puede estimarse entre 15 y 20 personas ijas,pero puede alcanzar la cifra de 50 colaboradores en algunas pocas,especialmente cuando se aproximan fechas de actividades especiales.En esto tiene mucho que ver la dinmica grupal de la biblioteca: losgrupos de murga, por ejemplo, que surgieron a partir de los talleresofrecidos all, poseen cierto nivel de independencia, aunque no dejande ser parte de la bp. Internamente, los integrantes de la bibliotecarealizan reuniones en las que las personas ms activas se informan,discuten y determinan los pasos a seguir.Durante los primeros aos, la biblioteca no contaba con ms iguras legales que la de la personera jurdica, pero en 2005 fue reconocida por la Comisin Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip).Los integrantes de la bp deinen el espacio como horizontal y airman que toman las decisiones por consenso, aunque tcnicamenteposea una estructura formal (exigida legalmente por la Conabip),conformada por la comisin directiva, el presidente, el secretario y eltesorero.Los recursos fsicos y econmicos con que cuenta la bibliotecaprovienen de dos fuentes principales. Por un lado estn los que gestan los propios integrantes a partir de, por ejemplo, la organizacinde rifas o la venta de empanadas, adems del aporte de los vecinos(libros, materiales de construccin, comida para los encuentros dearte, entre otros). Por otra parte estn los que le son destinados desdela Conabip (material bibliogrico y algo de dinero). Ninguno de losintegrantes de la bp cobra sueldo o retribucin alguna por las tareasque desarrolla, y los talleres, festivales, encuentros o campamentosson, sin distincin alguna, gratuitos para el pblico en general.

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El barrio La Gloria se encuentra al sur del Gran Mendoza, en eldepartamento de Godoy Cruz, y dista unos 15 kilmetros del microcentro. Tiene una poblacin de ms de 10.000 personas, las quehabitan las 1.400 casas que lo componen, lo que supone un promedio de unos siete ocupantes en viviendas de dos y tres dormitorios.Parte de esta poblacin habit inicialmente un asentamiento precarioen las cercanas del Cerro de La Gloria (de all el nombre del nuevocomplejo habitacional), en la ciudad capital de Mendoza, que fueerradicado meses antes del Mundial de Ftbol de 1978. La decisindel traslado se debi a que su cercana con el estadio mundialistaplanteaba un problema para la imagen que el gobierno de facto quera ofrecer, especialmente ante la prensa y los visitantes extranjeros.Las fallas de planiicacin, la corrupcin y el desinters hicieronque el nuevo barrio fuera construido violando varios requisitos habitacionales, ya que se erigieron muchas ms casas (y ms pequeas)de las inicialmente propuestas y se eliminaron las calles internas, quefueron remplazadas por pasillos angostos que caracterizan la geografa del La Gloria.Desde su nacimiento, el barrio fue escenario de la puesta en marcha de numerosos proyectos sociales impulsados por el Estado (tantomunicipal como provincial o nacional), de instancias de participacinpromovidas por grupos religiosos y polticos de diversa raigambre e,incluso, de prcticas profesionales de trabajadoras sociales, maestrasy dems. En este mismo sentido, la creacin de espacios participativos o de integracin para los vecinos result un aspecto muy difundido, ms all de la calidad y extensin en el tiempo de estos. Enparalelo, puede sealarse el proceso de adquisicin de un renombrenegativo vinculado a la delincuencia y la ilegalidad en trminos generales, asunto que se profundiz marcadamente en los ltimos aos(Bravo, 2008). Ambos aspectos, quedan retratados en las palabras deun funcionario municipal que, al ser consultado por las caractersticas del vecindario, indic:

Esa zona y el barrio en particular tienen problemas como cualquierotro barrio de esas caractersticas, inclusive ms all del departamento (de Godoy Cruz). Pero, al mismo tiempo, tiene particularidades. El barrio tiene una importancia enorme que se basa, fundamentalmente, en su historia. Cuando digo su historia estoy pensandotanto en el renombre que fue adquiriendo, por la delincuencia o laviolencia, pero tambin porque siempre tuvo mucha gente que seorganiz para distintas cosas. Es un barrio que, a diferencia de otros

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con poblacin similar, posee un alto grado de organizacin, convarias de esas organizaciones que son muy importantes. [] Eso loconvierte, tambin, en un lugar con gran peso poltico, el partido(poltico) que tiene al barrio de su lado es el que tiene. no te digoque asegurada la eleccin, pero tiene una importancia en estesentido, enorme.Entrevista al director de Accin Solidaria dela Municipalidad de Godoy Cruz durante elperodo analizado.En deinitiva, tanto el renombre que fue adquiriendo el barrio yla existencia de varias organizaciones, ayudan a explicar el intersde parte de un amplio nmero de organismos, partidos polticos yparticulares por desarrollar tareas all. Como se ver, ambos aspectosson tiles para comprender el caso que se presenta, ya que resultanelementos centrales del escenario donde desarrolla su accin la bp.

Identidad y accin colectiva: estigmatizacin, territorialidady organizacin barrialAntes de iniciar el recorrido analtico del caso de estudio, se realizar una breve referencia a aquellos aspectos tericos que resultantiles para la presente investigacin, especicamente los vinculadosa la temtica de la identidad y su relacin con la problemtica de laaccin colectiva.La nocin de identidad como construccin referida como posicional (Hall y DuGay, 1996) o nominalista (Dubar, 2000), segn algunosde los principales referentes en la materia es la que se seguir eneste trabajo, ya que permite comprenderla como un proceso dinmico en el que los individuos no son postulados como portadores deuna esencia identitaria, sino, en todo caso, como destinatarios activosde atribuciones que son procesadas en la interaccin social.De all surge la pregunta acerca del modo en que se produce estaconstruccin, la capacidad de intervencin de los diversos actores(ancladas en condiciones de existencia e intereses diversos) y lasestrategias que despliegan para imponer su visin al resto.Esta intervencin en el proceso de ediicacin identitaria estcondicionada por los discursos y las prcticas de poderosos agentes oespacios dadores de sentido, como el Estado a travs de sus polticas pblicas, la educacin o la elaboracin de leyes, entre otras, los

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medios de comunicacin o, en otro nivel de complejidad, la tradiciny la cultura.Para analizar el proceso de construccin identitaria se distinguendos niveles analticos. Por un lado se considera un plano relacional,que permite el anlisis de la interaccin de los actores con su contexto y de donde se obtiene una suerte de fotografa de las relacionesque se dan en un momento dado entre aquellos y diversos otros. Esen esta dimensin que las identidades aparecen bajo la impronta dela atribucin, es decir, como identidades que son dadas a los sujetosa partir de sus relaciones con otros. En este plano, adquiere especial importancia el carcter conlictivo y desigual de las relacionessociales, ya que los actos de atribucin operan mayormente en unnivel discursivo que adquiere eicacia a partir del poder simblico desus enunciadores y de su articulacin con el poder material. Puedenmencionarse como ejemplos al Estado y a los medios de comunicacin masiva.En forma complementaria debe tenerse en cuenta un plano biogrico, el cual posibilita el anlisis de la trayectoria personal y socialde los atribuidos, a in de dar cuenta de la dinmica de construccinidentitaria. En este plano se puede aprehender el proceso de interiorizacin activa de las distintas atribuciones de parte de los sujetos queparticipan as de la ediicacin de una deinicin identitaria. Ser fundamental aqu el acercamiento a los propios sujetos para dar cuentade los recursos y las caractersticas con que cuentan a la hora deprocesar activamente las mltiples interpelaciones de (los muchos)otros, particularmente de aquellos que estn en interaccin directacon el individuo.De este modo se pretende poner de maniiesto la relacin deretroalimentacin existente entre individuo y sociedad en la construccin de la identidad colectiva y superar los planteamientos centradossolo en motivaciones personales o, en el otro extremo, en explicaciones en las cuales lo estructural lo deine todo.La identidad se presenta como una forma de subjetivacin constituida en el proceso de socializacin en el que se construyen tanto lossigniicados sociales de pertenencia como las categoras a partir delas cuales recrear estos signiicados.

2. Traduccin propia.

Desde este punto de vista, la identidad no es otra cosa que el resultado, a la vezestable y provisorio, individual y colectivo, subjetivo y objetivo, biogrico yestructural, de los diversos procesos de socializacin que conjuntamente construyenlos individuos y deinen las instituciones sociales.2 (Dubar, 2000, p. 109).

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Estos aspectos tericos son centrales para abordar la crisis de losespacios que resultaban tiles para la construccin de identidad.El desarrollo y la profundizacin de la etapa neoliberal produjo unimpacto en las posibilidades de construir niveles colectivos de identiicacin para los distintos sectores sociales (cfr. Svampa, 2000). Sernlos sectores populares los que experimenten de manera ms marcadala crisis de los marcos de referencia que haban resultado tiles paraconstruir identidades sociales y polticas, vinculados centralmenteal mbito del trabajo. El pasaje de la fbrica al barrio que implicla interrupcin de la principal va de integracin y ciudadanizacinsocial vinculada a las relaciones laborales, marca el derrotero por elque grandes sectores de la poblacin tuvieron que transitar y desdedonde fue posible, en algunos casos, articular vas de politizacinnovedosas.As, la revalorizacin del territorio inmediato (el barrio e inclusive una calle o una esquina de l) aparece como un nudo centralpara comprender los procesos de construccin de identidad y accincolectiva en la actualidad. Por qu esta vuelta a lo local? Varios sonlos tems que en forma conjunta ayudan a responder la pregunta. Lacrisis de la idea de Nacin, de la mano con las reestructuraciones delas funciones del Estado acorde a los intereses de los sectores msconcentrados de la economa en el marco del denominado neoliberalismo, resulta central al respecto. As, las polticas de ciudadanizacin fueron remplazadas por el asistencialismo aplicado en formafocalizada a partir de la descentralizacin de los recursos nacionales(cfr. Masseti, 2009). Lo local-municipal cobr as una dimensinhasta entonces desconocida y, junto a ello, la importancia de losintermediarios locales-barriales que hacan de nexo entre los vecinosy el Municipio o entre aquellos y cualquier otra fuente de recursos,como en el caso de las ong nacionales o internacionales. Utilizandouna expresin exagerada que debe matizarse, puede decirse que dealguna forma ya no era necesario salir del barrio para resolver problemticas de algn tipo, sino establecer aceitadas vas de comunicacin (contactos personales, en muchos casos ms eicientes, segnlos nuevos parmetros de gestin de lo poltico) con representantesdel Estado o punteros polticos a nivel local, ante la imposibilidad odiicultad de apelar a colectivos con capacidad de representacin,resolucin de problemas y estructuracin de proyectos polticos alargo plazo (partidos y sindicatos).Lo local adquiere as el status de mbito ms seguro (por serms conocido), pero tambin, en gran medida, obligado para los

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sectores populares que, a partir de la polarizacin social y el debilitamiento de las redes de vinculacin interclasistas existentes (sostenidas en el espacio laboral, la educacin, las organizaciones polticas ydems), encuentran en el barrio un espacio desde donde se ensayarn respuestas a las urgencias cotidianas que atraviesan.Si la manera de pensarse como conjunto cambi en forma drstica,la forma de actuar colectivamente debi, necesariamente, modiicarse. La pregunta por el lugar que ocupa la identidad en los procesosde movilizacin y participacin puede ser respondida a partir deconsiderar aquellas propuestas tericas que resaltan la importanciade la conformacin de un nivel colectivo, un nosotros que lleve acabo dicha accin.Entre el anlisis de los determinantes estructurales y el de las preferencias individuales falta el anlisis del nivel intermedio relacionado con los procesos mediantelos cuales los individuos evalan y reconocen lo que tienen en comn y decidenactuar conjuntamente. [.] Lo que se da por sentado en muchos anlisis de la accincolectiva, esto es, la existencia de un actor relativamente uniicado, es, en estaperspectiva, un problema que tiene que ser explicado. El fenmeno colectivo es, dehecho, producto de procesos sociales diferenciados, de orientaciones de accin, deelementos de estructura y motivacin que pueden ser combinados de maneras distintas. El problema del anlisis se centra, de esta forma, en la explicacin de cmoesos elementos se combinan y unen, de cmo se forma y se mantiene un actorcolectivo. (Melucci, 1999, p. 66).

El modo en que un grupo de personas se constituye en colectivo ms all, inclusive, del formato que adopte su accin conjunta estvinculado estrechamente a su capacidad de erigir una perspectivacomn, un nosotros. El anlisis de la formacin del colectivo quedesarrolla la accin permite tomar contacto con los procesos en loscuales los involucrados elaboran y negocian signiicados (sobre susexperiencias pasadas, situacin, posibilidades y necesidades) y postulan deiniciones (lo que somos, lo que queremos ser) que condicionan su prctica.La situacin actual de los sectores populares seala serias diicultades para pensarse como un colectivo homogneo del tipo lostrabajadores o el pueblo, lo que explica en parte el surgimiento denovedosos nosotros desde los que actuar: desocupados, piqueteros o vecinos; ms atomizados, efmeros y tambin ms dinmicos. Introducirse en ese nivel intermedio abre la puerta para vincularla reconiguracin de la identidad colectiva de los sectores popularescon las formas de accin emergentes en tanto procesos sociales. Paraello se tendrn en cuenta los medios con que se cuenta para actuar(experiencias de participacin previas, modos de organizarse), el

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escenario donde se desarrolla accin (las caractersticas del ambiente,el rol de los actores sociales con peso en el mismo, las relacionesque se establecen con aquellos) y los ines de la accin (lo que sebusca, los objetivos e intenciones generales). A estos tres elementosanalticos se los puede pensar como un conjunto de vectores interdependientes en estrecha y tirante relacin. La forma organizada dela accin es la manera mediante la cual el actor colectivo busca darleuna aceptable y duradera unidad a ese sistema, que est continuamente sujeto a tensiones (Melucci, 1999).Indagar la accin colectiva como producto construido no implicanicamente considerar que lo que se construye es la accin (organizarse, movilizarse, protestar, planiicar) sino y este es el aportedel italiano el colectivo mismo. La complejidad de la formacin delactor colectivo aparece as en el centro de la explicacin de la accindesde el momento en que son las relaciones sociales que se producenen un contexto especico las que van a darle un peril particular.La centralidad de la construccin del colectivo para el anlisis de laaccin se refuerza en estudios como el presente, en el que los sujetosson interpelados en forma negativa. La ediicacin de un nosotrosque posibilite la accin eje central de la propuesta de Melucciqueda condicionada, en este caso, por la capacidad de cuestionar unamirada estigmatizante (hacia el barrio en particular y hacia los sectores populares en general), lo que complejiza la construccin y obliga adisputar signiicados con diversas y poderosas fuentes de atribucin.Estigma y pobrezaErving Gofman (1963) propone el concepto de estigma para hacerreferencia al caso en que una persona posee un atributo que lovuelve menos apreciable, peligroso o dbil (p. 12). En especial,se detiene a analizar diversos testimonios de casos de hombres ymujeres con capacidades fsicas limitadas o bloqueadas, tales comono videntes o amputados. Lo que marca la existencia y la signiicacindel estigma en el sujeto en cuestin es, inalmente, la mirada externa.Es decir, la presencia de otros normales (sic) que le hacen sentir alestigmatizado su condicin, ya sea a travs de sus acciones (miradas,comentarios, burlas, evasiones) como a partir de su presencia normal. Interesa remarcar que el autor aplica el concepto mayormente arasgos cuya perceptibilidad (p. 64) se da a travs de los sentidos, estoes, captados por la vista (fundamentalmente), el odo o el tacto. Esposible sealar al respecto que, aunque parezca paradjico, los sentidos no perciben como diferente todo lo que es distinto, sino solo

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aquellas caractersticas que socialmente estn establecidas como tales.Esto lleva a pensar en situaciones en las que sujetos que enalgunas oportunidades estn estigmatizados (por ejemplo, en unpaseo por las calles de la ciudad), en otras no lo estn (por ejemplo,al interior de una institucin que albergue a pacientes con casos similares de diicultad).Lo que se propone en este marco es considerar un proceso equiparable respecto de la estigmatizacin de la pobreza. Tal vez, la mayordiferencia que pueda ensayarse en comparacin con los estigmatizados a los que hace referencia el intelectual canadiense sea que cuandose trata de estigmas por condicin social debe destacarse que esta relacin entre normales y diferentes est imbricada en una relacinsocial desigual ms general, propia de una sociedad compleja y asimtrica como la actual. Necesariamente, el surgimiento y sostenimientodel estigma estar vinculado a la visin de un sector de la sociedadque logra imponer (con mayor o menor diicultad, temporariamente yno sin resistencias) sus parmetros de normalidad al resto. Pero aqu elestigma conlleva la postulacin de caractersticas ticas y morales quehacen que los diferentes, tambin sean considerados peligrosos,inferiores, recuperables o incorregibles, segn los casos.Toda clasiicacin implica un condicionamiento para la comprensin y la accin que se dirija hacia el objeto o sujeto clasiicado3. Parael caso que se est analizando, el sealar a alguien como3. Una de las fuentes principalespobre y si se acepta que en la actualidad se trata de unde atribucin de una identidadestigma podra derivar en indiferencia, asistencia oestigmatizante proviene, en este caso,represin, que emergen como soluciones combinablesde los medios de comunicacin. Untrabajo de recopilacin y anlisis depara tratar a los estigmatizados.contenido de las noticias sobre el barrioLo dicho hasta aqu no impide reconocer que el estigmaLa Gloria publicadas en el diario LosAndes hasta 2006 puede consultarse enpor condicin social no sea una referencia destinada enBravo (2008). Versin on line: http://forma exclusiva a los vecinos del barrio La Gloria, sino queredalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=199016835005.alcanza a toda la poblacin que comparta con estos ciertascaractersticas que se tornan centrales para su deinicin.Sin embargo, el hecho de que el nombre del barrio sirva como referente o modelo situacional (Van Dijk, 1990) para sealar una condicinestigmatizante deriva en una doble estigmatizacin: la de ser pobrey, en forma complementaria, la de ser vecino del barrio La Gloria.Esto puede ser vinculado con lo planteado por L. Wacquant, quien dacuenta de la existencia de una dinmica espacial que se caracteriza porla concentracin y ubicacin geogrica en lugares a los que aparentemente ya no se puede ir y estigmatizacin sobre sus residentes(Wacquant, 2001).

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Desde 2002, la Biblioteca organiza talleres artsticos, el Festival La Otra Cara de La Gloria y encuentros de teatro popular.

La postulacin de zonas necesitadas y a la vez peligrosas dalugar a un razonamiento engaoso que deposita en algunos espaciosfsicos concretos las causas de problemticas sociales sumamentecomplejas, como la inseguridad, la violencia o la pobreza. Ello sedebe a que de aquella identidad estigmatizante se desprende quela causa principal del carcter marginal del barrio son sus propiosvecinos, debido a una supuesta ausencia de valores, incapacidad paraprogresar o integrarse, falta de voluntad y de movilizacin o, simplemente, de fortuna.Pero, ms all de los planteos tericos, el doble estigma poseeefectos concretos en los vecinos, asunto que qued retratado desdelos comienzos del trabajo de campo en las mltiples experienciasde discriminacin y marginacin cotidiana que surgen cuando semenciona el barrio: diicultades para inscribir a los hijos en la escuelay comentarios o miradas de compaeros de trabajo, posibles empleadores o conquistas amorosas, por mencionar algunas de las formasde rechazo hacia el barrio y sus habitantes.Cmo signiican los integrantes de la biblioteca su contexto? Qurol juega el estigma en la accin de los vecinos organizados? Con quherramientas se cuenta para actuar? Desde dnde surgen los objetivos que se plantean y de qu modo son trabajados? Y, en general,qu relacin existe entre el proceso de construccin de identidad yla forma que adquiere la accin colectiva? Estas son algunas de laspreguntas que orientan los apartados que siguen y que buscan aden-

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trarse en el anlisis del caso. En lo que sigue, se abordar el modoen que aquella atribucin identitaria es procesada por los vecinosnucleados en la bp.

Anlisis de caso: La Biblioteca Popular Pablito Gonzlez, organizacinbarrial y estrategias frente al estigmaEl proceso de construccin de identidad colectiva implica un mecanismo de seleccin y presentacin de algunos elementos, situaciones,trayectorias y caractersticas que se postulan compartidas por elconjunto y permiten soldar un nosotros que suspende (con menoro mayor efectividad) las diferencias internas. Este dispositivo deborramiento de contrastes intravecinales y uniicacin grupal tiene enel estigma un punto nodal de referencia.Cuando uno de los entrevistados asegura que es comn que laprensa airme que somos un barrio conlictivo, pone de maniiestola dinmica vinculacin que existe entre el barrio como referenciameditica para el tratamiento de ciertas problemticas y sus vecinos,en tanto sujetos aludidos de modo estigmatizante: somos un barrio(ya no se trata puramente de un lugar fsico, sino de un continentesimblico que incluye a todos los vecinos por igual en un plural abarcador) y conlictivo (una caracterizacin que el otro hace del barrioa partir de una lectura parcial de las acciones de sus residentes).En principio, es importante destacar que la gran mayora de las(auto) deiniciones se colocan en relacin a las atribuciones recibidas. Es decir que resulta por dems diicultoso pensarse sin teneren cuenta lo que aquellos otros dicen. Sera viable, sin embargo,distinguir entre posiciones que pueden ser presentadas en referencia con la mirada externa, como independientes, crticas (aceptanparte de la atribucin pero buscan comprenderla y/o complementarla) y reproductoras, en tanto reconoce y conirma la posturaestigmatizante.Una deinicin independiente sirve para realizar una descripcinpropia que, al no hacer referencia directa a la visin atribuida, sepresenta como emancipada de aquella: el barrio se caracteriza por susolidaridad, sus valores, la calidad de su gente o el alto grado de organizacin. La postura crtica, por su parte, puede encontrarse entrequienes incorporan aspectos de la identidad atribuida para desde allrealizar una mirada propia (en el barrio no solo hay delincuentes oconlictos, sino tambin gente capaz, trabajadora, estudiosa, orga-

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nizada); se trata de una rplica de aquella identidad atribuida, yaque se presentan situaciones o acciones que parecen quedar ocultaso que no son mencionadas sobre el barrio y que, para el grupo devecinos, tambin son caractersticas.Finalmente, puede distinguirse una posicin que deriva de laaceptacin y revitalizacin del estigma. All se ubican vecinos quereproducen el discurso sobre el barrio y quienes usufructan su malafama, como en el caso de algunos hinchas de ftbol y de quienesdelinquen, para quienes ser del La Gloria supone ciertoprestigio en sus respectivas actividades4.4. El antroplogo Ariel Gravano realizauna distincin similar para clasiicar laCabe aclarar que estas posturas son distinguidas aopinin de los vecinos de Villa Luganopartir del anlisis pero que en numerosas ocasionesI y II (Buenos Aires) sobre su barrio. Elautor distingue entre imagen positivaconviven en los discursos sobre el barrio que elaboran(aquella que reivindica al barrio por sussus vecinos. En cambio, de parte de la bp, como se veratributos), imagen negativa (aquella quecoincide con la mirada externa que veposteriormente, pueden reconocerse tanto elementos deen esos sitios nicamente delincuencia,una visin independiente como de aquella que complevagancia o falta de valores) e imagencrtica (la que admite los contenidos dementa la atribucin realizada.la imagen negativa para relativizarlosPero, adems de las diferentes maneras de relacionarse o buscar sus causas) (2003, p. 181-182).Para el caso de estudio, lo que Gravanocon una deinicin estigmatizante, resulta necesariodenomina imagen negativa sobre elremarcar la importancia que para desentraar el proceso barrio estara prcticamente ausente enla visin de la bp.de construccin de identidad que se analiza posee el pardicotmico adentro/afuera (del barrio). El mismo, emergi reiteradamente a lo largo del trabajo de campo y puede graicarseen las diferencias que existen entre estar en el barrio o pertenecer al, entrar espordicamente o vivir all, etctera. Si bien el tema de loslmites y las fronteras aparece estrechamente vinculado al estudiode las identidades colectivas (cfr. Grimson, 2000), resulta llamativoen este caso, debido a que se trata de una geografa reducida y sindiferencias evidentes con zonas limtrofes o barrios con caractersticasedilicias o poblacionales similares.La rotunda distincin entre el adentro (base de la construccinde un nosotros colectivo) y el afuera puede ser comprendida apartir de la profundizacin del proceso de polarizacin social y deresquebrajamiento de los canales de contacto entre sectores sociales propios de la etapa contempornea. Tal vez pueda pensarse quede lo que se trata es de un cambio en las formas de relacin msque de su extincin deinitiva. La centralidad que adquiere aqula diferenciacin entre dentro y fuera del territorio compartido escomprensible ante la necesidad de encontrar certezas que sirvan debase estable para la construccin de identidad. En este contexto, losvecinos entrevistados del barrio La Gloria ubican dentro de su barrio

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una serie de valores, creencias y proyectos que les permiten ediicar un tipo particular de identidad (lo que somos, lo que queremosser). El afuera sirve aqu de antimodelo (lo que no somos, lo que noqueremos ser). Puede sealarse, a partir de las entrevistas y el anlisisdocumental, numerosas situaciones que perilan un afuera hostil,engaoso, interesado en asuntos particulares, corrupto y marcadamente estigmatizador. La percepcin de que esos otros tienen unaidea negativa del barrio es vinculada en gran parte con que no sonde all, con que no viven dentro de l.Otra de las aristas a considerar para comprender la importanciadel par adentro/afuera en la cosmovisin de los vecinos que integranla biblioteca se vincula con aquellas situaciones en que el afueraentra al barrio. En esta lnea debern tenerse en cuenta una largalista de proyectos estatales, partidarios, polticos o culturales que hanlogrado o intentan asentarse en ese territorio. A partir de un breverepaso por los espacios participativos por los que transitaron losintegrantes de la bp antes de su surgimiento, se busca tomar contactocon elementos que colaboran en la ediicacin del afuera y de lascaractersticas centrales de aquel. En paralelo, se intentar mostrarcmo el modo de procesar esas experiencias adems de construiresa visin del afuera tiene un correlato efectivo en el surgimiento deuna nueva organizacin.Surgimiento de la organizacin barrial y edificacin de un colectivo deidentificacin; de la Comisin Fantasma a la Biblioteca Popular PablitoGonzlezLas experiencias previas de participacin o contacto con espacios colectivos pueden ser pensadas como redes de reclutamiento(Kornhauser, 1959, citado en Melucci, 1999) en tanto sirven de basepara desarrollar, posteriormente, un espacio propio como la bp.Adems de las instancias formales de organizacin en las que losproyectos de afuera cumplen un rol importante, se tendrn encuenta en este punto aquellas relaciones de vecindad que puedencolaborar en la comprensin del fenmeno. El hecho de habercompartido el tiempo libre en un mbito comn parece ser fundamental para reconocer algunas de las caractersticas que adopta laorganizacin. Si se recuerda que el barrio fue inaugurado en 1978, sepodr graicar que los integrantes del grupo que hoy superan los 30aos de edad se criaron juntos. Es decir, existen vnculos de amistado al menos de vecindad que anteceden en mucho la formacin dela organizacin. En particular, el haber compartido durante aos la

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Al momento del trabajo de campo, la biblioteca ofreca ms de diez mil ttulos, mayormente donados por los propios vecinos.

esquina (espacio fsico que adquiere gran importancia simblica enel imaginario barrial pero que sobre todo resulta til como espacio desocializacin y uso del tiempo libre para los jvenes) se convierte enun asunto a tener en cuenta.

Haba un grupo de gente, de amigos, que nos juntbamos a esquinear por all [seala]. Ah tocbamos la guitarra, ya se habaarmado [la banda de rock integrada por jvenes delbarrio] Placenta, organizbamos partidos, se tomaba5. El barrio cuenta con muchos gruposde rock y de estilos musicales derivados,cerveza Se esquineaba, bah. Y, bueno, como teformados por jvenes vecinos: Placenta,imaginars, no ramos bien vistos. Aunque trabajraRaza Indgena, Nyahbingi y Roa, entremos y todo, pero estbamos ah, jodiendo a los vecinos, otros.chamuyando a los que pasaban Cementerio dechapitas le pusimos a ese lugar, porque cada cerveza que destapbamos, pum, hundamos la tapa en la tierra Cementerio dechapitas.Walter, 2005.Sin embargo, el grupo de amigos y, sobre todo, las bandas de rockque algunos de ellos integran comenzaron a ser convocados por organizaciones del barrio en diversas oportunidades para realizar actuaciones en festivales solidarios. En el transcurso de 1999, a partir deuna iniciativa propia, por las ganas de tocar que tenamos, el grupode jvenes se propone organizar un festival para el barrio. Comoparte de las tareas de organizacin, entran en contacto con referentesbarriales y funcionarios de la Municipalidad de Godoy Cruz.

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Las entrevistas dan cuenta del surgimiento en esta poca de situaciones que cobrarn importancia en el futuro, vinculadas a los modosde llevar a cabo y caracterizar el trabajo colectivo.

Nos habamos organizado haciendo un festival con la intencionalidad de querer colaborar con el barrio. En ese momentoBueno, no estaban tan claras las cosas y recurrimos a gente de laMunicipalidad, de Juventud del Municipio. Ellos haban conseguido el sonido y la publicidad. Entonces logramos poner al padreContreras a la cabeza de esto, para decir bueno, lo que vamos ajuntar es a beneficio del comedor. Y la Municipalidad, de paso,buscaba congraciarse con estos sectores, con el padre Contreras.Entonces, bueno, confiados en que en realidad era un aporte nuestro, como parte de la comunidad hacia la misma comunidad Hastaque aparecieron las publicidades. Leamos los panfletitos, los carteles, y apareca el nombre de la Municipalidad y del padre Contreras,y nosotros no y Entonces eso gener mucha bronca, viste? Comoque siempre los polticos te usan, digamos, te dicen hacelo,hacelo, te conseguimos las cosas, y despus el que aparece es elpoltico Y siempre lo mismo, siempre lo mismo. Viste cmo es?.Leonardo, 2006.Como se ve, la gota que rebals el vaso se vincula con la distribucin en el barrio de folletera irmada exclusivamente por unasecretara del Municipio y por el representante de la Iglesia, asuntoque, segn los entrevistados, no estaba pautado con antelacin. Deall surge la idea de hacer algo en forma independiente, sin la firmade nadie, que sea del barrio y listo!, iniciativa que dar un fuerteimpulso al proceso de creacin de la bp.Si bien aquel festival es el hecho desencadenante ms citadopor los entrevistados, cuando se los consulta por los inicios de labp aparecen tambin otro tipo de situaciones procesadas de modosimilar, vinculadas a la accin de punteros, polticos y organizacionesde diversa extraccin, pero que en todos los casos vienen y se van,pasan las elecciones y si te he visto no me acuerdo o dejaroncolgados a todos los pibes. sin ninguna explicacin. Tanto la malograda experiencia del festival como las expectativas truncas de aquellos proyectos hacia el barrio (fundamentalmente talleres de arte,murga y teatro) resultan una base desde la cual comienza a pergearse la idea de organizar cosas, pero solos. Para esto se conforma

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un grupo que convoca a otros vecinos, cuyo nombre sintetiza granparte de las expectativas y la forma de trabajo a la que se apuesta.

Pero qued la idea de armar algo con ms continuidad. De ah surgela Comisin Fantasma. Qu era esto? Una respuesta a lo que pascon lo del festival y los afiches: No queremos que firme nadie.Quin lo organiz? Nadie, eran todos fantasmas, pero se organiz. Esa fue la idea, y de ah, bueno con todos los aportes de losvecinos se consigue el sonido, se consiguen las bandas, se consigue el patio de la escuela Las bandas traen lo que van pudiendotambin, viste? Y empezamos a organizar el primer festival LaOtra Cara de La Gloria. Luego, finalizado ese festival, seguimos conla intencionalidad de darle continuidad, que no se cortara comotodo.Santiago, 2005.De este modo, la Comisin Fantasma logra ampliar la convocatoria aotros sectores en su mayora, gente joven, que si bien proviene deotras experiencias, comparte en principio las expectativas y acepta laforma de organizarse que se estaba gestando. Adems del grupo de laesquina y de la murga como redes de reclutamiento que conluyen enla gnesis de un espacio propio la Comisin Fantasma, debe mencionarse una tercera vertiente, que se vincula con aquellas vecinasque estn implicadas en tareas sociales, entre las que se encuentran la mayora de las mujeres que participan en la bp y que habandesarrollado actividades de apoyo escolar o talleres de distintasdisciplinas, como cermica, pintura o dibujo. Parte de este trabajo serealizaba en el marco de la contraprestacin que exiga el Municipio acambio de subsidios como el Plan Jefas de Hogar u otros similares.La revisin de la experiencia previa de participacin de los integrantes de la bp permite dirigir la atencin, en primer lugar, haciaaquellos mbitos de asociacin de quienes transitan por diversostipos de vivencias comunitarias (ancladas todas en la cotidianidadde la pobreza) con un denominador compartido: su vinculacin lasms de las veces considerada conlictiva o perjudicial con proyectosdesarrollados en el barrio. Aqu es posible reconocer una serie de elementos que irn moldeando una visin particular sobre el afueracuando se acerca a los vecinos y, por oposicin, las caractersticas queel trabajo comunitario debera poseer en la prctica.Respecto de la emergencia de un nivel grupal de identiicacin,debe sealarse que, especialmente en esta fase, anterior a la for-

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macin de la bp como tal, una parte importante de sus integrantesquienes esquineaban se sienten interpelados por la opinin deotros vecinos que los caliican despectivamente (borrachos, drogadictos, delincuentes o vagos). El nosotros queda, hasta este momento,construido por oposicin a los adultos del barrio, quienes los criticano repudian. Es un nosotros, los de la esquina que va conluyendocon los de las bandas, los de la murga, los de los planes yque derivan en un espacio comn. Si bien se trata de un nosotrosan desagregado, esta etapa es reiteradamente destacada en lo quepodra ser ledo como un acto de autorreivindicacin: nadie tenamayores expectativas sobre el grupo de amigos que se reuna comotantos en una de las esquinas del barrio a tocar la guitarra, tomarcerveza o practicar murga.A partir de ese momento se inicia un proceso que, ms all demomentos de conlictividad entre vecinos, se caracteriza por la paulatina prdida de aquella mala fama y la obtencin de cierto gradode reconocimiento para el grupo de jvenes de parte de los vecinosy del resto de las organizaciones barriales. Como se ver, sern estasagrupaciones de tipo tradicional, en el sentido de los vnculos quemantienen con el Municipio, los partidos o los punteros las quepasarn a ser ese otro que sirve de referente-opositor para el grupo,sealando una nueva etapa en la conformacin de la identidadgrupal.La idea de sostener un trabajo colectivo independiente refuerza lanecesidad de algn tipo de organizacin que permita su continuidad.Algunos hechos fortuitos (como fue la donacin de libros en desuso)ayudaron a deinir el peril de la nueva organizacin como biblioteca,aunque desde un principio se apunta a una variedad de actividadesque trascienden el prstamo de libros.

Entonces, cuando decidimos esto, dijimos bueno, estn los libros,tambin vamos a ofrecer talleres, pero con la finalidad de empezar aformar y a formarnos nosotros en algo nuevo y hacer de la comunidad del barrio La Gloria una cuestin nueva. Hasta ac, los polticossiempre nos han forreado, hasta ac no tenemos la posibilidad deun espacio concreto, real de participacin No hay en la comunidad un espacio de participacin cierto. La idea de la biblioteca esunificar, es contribuir a un proyecto de comunidad distinto al quehaba hasta ahora, que ofrezca la posibilidad de participacinDigamos, de democratizar y de hacer ms accesible al vecino elpoder opinar, poder decidir sobre su futuro. La cosa es esa, la cosa es

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vernos distintos, poder mirarnos diferente. Que no sea una cuestinde juntarse una vez al ao o cuando tengamos ganas, sino de poderlaburar y construir un espacio que se sostenga en el tiempo, que nosd la posibilidad de participar en la vida de la comunidad.Claudia, 2006.La decisin de emprender un proyecto ms estable y acorde a unaserie de pautas especicas encuentra en la deinicin del nombre yla fecha de inauguracin de la biblioteca conos signiicativos para elanlisis de caso que se realiza.

Despus haba que tener un nombre, un nombre que nos identificara. Tenamos la idea, los libros, las ganas de inaugurar, pero notenamos nombre. Nos juntamos a ver eso Unos haban propuestoBiblioteca Saber, me acuerdo, cada una de las letras significaba algo.La S era sabidura, la E no me acuerdo Pero no nos terminaba decerrar, era como que nadie quera un nombre as Ycuando sali Pablito Gonzlez dijimos este es el6. Pablo Gonzlez era un joven de13 aos vecino del barrio La Gloria.nombre, este es el nombre para la biblioteca. PorqueAsista al colegio de Bellas Artes enPablito significaba decir cuntos pibes hay que sela Ciudad de Mendoza. Junto a sushermanos particip desde sus inicio enmueren y pasan inadvertidos y a nadie le interesa nada,la murga Los Gloriosos Intocables, unadigamos. Ac, un montn de pibes mueren en el crucede las primeras y ms renombradas dela provincia. Aunque no todos siguierondel Acceso Sur, por cruzar la calle, como perros. Separticipando en dicha murga, siemprequera buscar a una persona que fuera representativa en estuvieron vinculados a esa actividad. Elde diciembre de 1999, Pablo Gonzlezrelacin a lo cultural y lo artstico en el barrio. Que tiene 18participaba junto a otros murguerosque ver con lo que fue Pablito Gonzlez, que era el chico en un encuentro artstico en Rivadavia,del Este mendocino.de la murga. Y, bueno, se acord esto, aparte, porque en departamentoMientras esperaban a un costado della biblioteca tambin participaban sus hermanos,camino que una traffic los viniera abuscar, un auto conducido por Carlosestaban sus hermanos, la mam, que estaba muy malDiego Barossi los atropell y luego huy.tambin en esa poca, porque tampoco tena ningunaCatorce jvenes resultaron heridos ycuatro murieron (Pablito Gonzlez,respuesta de la Justicia. Pasaron muchos aos qu sExequiel Ursa, Daniel Gmez y Pedroyo. Y la respuesta que le dieron tampoco fue muyOjeda). Desde ese momento, familiaresy amigos comenzaron a recorrer lossatisfactoria para ellos. En fin Hacemos la inauguracaminos burocrticos de la Justicia. Encin, donde participan todas las bandas de rock y que,2004, Barossi fue condenado a tres aosde prisin en suspenso (no efectiva) y aadems, tuvo un montn de condimentos muy emotisiete de inhabilitacin para conducir.vos, porque fuimos y hablaron los padres de Pablito,porque habamos elegido el nombre del hijito de ellos.Y elegimos 25 de mayo porque digamos que era una fecha patria,significaba varias cosas, no? Significaba, de alguna manera, unafecha revolucionaria en el sentido de que se haba roto con losintereses imperiales de Espaa y todo eso. Entonces bue nos caba

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mejor eso, porque habamos pensado en el 1 de mayo Perodespus no No. Pensamos que era mucho mejor hacerlo el 25 demayo, por esta cuestin de que tena que ver con una instancia deruptura con algo y nosotros queramos romper con esto, digamos,con las mentiras de los partidos polticos, que todos los aos seinstalan en la comunidad y no hacen ms que engaar a la gente.Entonces, bueno, pusimos como fecha el 25 de mayo yempezamos.Walter, 2005.La reformulacin en el nombre del grupo de vecinos de ComisinFantasma a Pablito Gonzlez resulta til para dar cuenta de losprocesos que intervienen en la elaboracin de una identidad colectiva particular. Si lo que se buscaba en un momento era cuestionarla apropiacin de parte de particulares (organizaciones, partidos,oicinas municipales) de esfuerzos colectivos (Quin lo hizo? Nadie,un fantasma) dirigidos a la comunidad, en una nueva etapa, la adopcin de un nombre y un apellido se asienta en la necesidad de darlecontenido a aquella accin conjunta. Si bien la denominacin PablitoGonzlez aparece soldando una identidad grupal ms especica, eldiscurso y la prctica de la nueva organizacin refuerza concepcionesde la Comisin Fantasma y ensaya nuevos signiicados para la participacin barrial. Pero tambin la eleccin del da de inauguracin dela bp puede aportar elementos que se inscriben en la perspectiva queelabora la biblioteca. El simbolismo que posee el hecho de descartarel Da del Trabajador como fecha de presentacin en sociedad resultarepresentativo del hiato producido en las ltimas dcadas entre lasclases populares y el espacio laboral como dador de sentido y aglutinador de proyectos. Difcilmente ese da sea considerado signiicativoo paradigmtico de la cotidianidad de los sectores ms castigados porel desempleo y la lexibilizacin laboral (en su punto histrico msalto al momento de la inauguracin). De all que la eleccin del 25 demayo como da de ruptura parezca apropiada para el mensaje quese quiere difundir y ms acorde a los preceptos que guan la accinde los vecinos organizados.El escenario de la accin colectiva, relacin con otras organizaciones,militantes y el EstadoComo se recordar, una de las particularidades que posee el escenario donde desarrolla su accin la bp se vincula con la profusapresencia de organizaciones sociales y estatales y su importancia

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como lugar de militancia para partidos polticos. La visin de la bpcomo colectivo puede ser enmarcada a partir de la relacin que susintegrantes establecen (antes y despus de su conformacin) con eseescenario y la bsqueda de un peril particular, libre de algunas prcticas consideradas negativas. Tanto las vinculaciones que se establecen con otras organizaciones como las vas de contacto con el Estadoy la militancia poltica resultan elementos importantes para enmarcarun anlisis del tipo de organizacin que se construye cotidianamente.Respecto de las vinculaciones con otras entidades barriales, debedecirse que son ms bien ocasionales en algunos casos, de colaboracin coordinada, cuando no nulas. En gran medida, de lo quedepende el tipo de relacin que se establece es, segn los entrevistados, de la forma de trabajo, en la que conluyen los objetivoso intenciones que se plantean las otras organizaciones, su gnesis(vinculada a un partido, a un proyecto municipal o autnoma) y, conespecial relevancia, la fuente de recursos. El peso que poseen muchasde esas organizaciones facilita al Estado el contacto con los vecinos.Los distintos grupos de trabajo barrial resultan as una puerta deingreso para que las polticas estatales entren al barrio.Ah, en las organizaciones, es donde nosotros vemos que lospartidos, los punteros, han ido buscndole la vuelta para meterseal barrio. Ellos, desde ah, hacen la suya, y nosotros no queremos(Antonio, 2006). Si a esto le sumamos aquella sentencia que rezabaque el partido que tiene al barrio tiene casi asegurada la eleccinrealizada por un funcionario, se comprender mejor la importanciaque posee el La Gloria y cmo esto deriva en intentos permanentesde sumar a sus vecinos a proyectos o propuestas de diversa ndole.En la misma lnea, el querer colgar banderas por todos lados(tambin nos juntamos con los de la iglesia del otro barrio, perono dio. Queran colgar banderas por todos lados Antonio, 2006)hace referencia a una crtica reiterada de parte de los integrantes dela biblioteca hacia el resto de las organizaciones y que gira en tornoa lo que se consideran intentos de obtener rdito de actividadesque son organizadas por muchos actores pero que, sobre todo, sonpara el barrio (y no para juntar unos votitos o hacerle el juego alMunicipio). Las diferencias se profundizan si se toman en cuenta losmodos de obtener recursos. La apelacin a instancias como el Estadoo fundaciones son avizoradas como algo negativo y totalmentecontrastante con el trabajo de base que plantea la bp. Es decir quela manera de gestionar y utilizar recursos es considerada una variabledeinitoria para establecer instancias de coordinacin.

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Como se anticip, en forma paulatina, el otro signiicativo paralos entrevistados va a ser encarnado por organizaciones e instituciones con trabajo en el mismo barrio. Desde este momento se perilanclaramente los ejes que irn marcando las diferencias con aquellosotros (organizaciones con trabajo en el barrio) y que resultan tilespara la postulacin de un nosotros grupal ms slido (miembros dela bp). Solo una vez que se encuentra conformada la biblioteca se termina de soldar una visin de las caractersticas que se realiza sobregran parte de las organizaciones (politizadas, trabajan para ellosmismos y no para la comunidad, estn detrs del billete, etctera).En este marco, ser comprensible la bsqueda de algn modo deorganizacin que se aleje de todo lo criticado por sus integrantes. Esdecir, los primeros tiempos de la organizacin como tal resultan defundamental importancia para comprender las formas que adquierey los valores que deiende, lo que puede leerse en los modos deentender el trabajo barrial, la participacin en poltica o la visinsobre los jvenes y las esquinas, entre otros.Por su parte, pueden ubicarse en este apartado las referenciassobre la militancia partidaria, que, ms all de su color poltico, paralos miembros de la bp no resulta muy diicultoso uniicarlas bajo elrtulo de la poltica.

Siempre los que vienen por poltica han sido repelidos. Una vezhaba una chica que estaba con una de las listas en una interna,una amiga nuestra, entonces dice bueno, che, vos quers que tepasemos a buscar el domingo para ir a votar?. Y les estaba preguntando eso a los chicos que estaban participando en los talleres.Entonces le digo: Mir, esto hacelo en tu casa o hacelo despus delas 21, cuando cierra la biblioteca. Hacelo, pero ac no. Ac en labiblioteca no se puede, como no se puede fumar, no se puede tomaralcohol, como no se puede fumar marihuana, ac tampoco se permite la actividad partidaria. Ha venido gente de todos los sectores,de todos los colores polticos que te puedas imaginar. Esto nos hatrado discusin.Mariela, 2006.Otro de los modos que punteros y polticos en general han encontrado para acercarse a la bp es el de ofrecer materiales o facilitartrmites. Este asunto es inmediatamente vinculado por sus miembroscon intereses particulares y no con lo que se postula como verdaderas ganas de hacer cosas por el barrio. De all su rechazo, liso y llano.

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La contratacin de la murga para animar un acto o la tarea de reclutamiento de votantes mencionada anteriormente resultan ejemplosde cmo la poltica ensucia y provoca debates ajenos al interiorde la bp. Pero no son solo aquellos intentos de parte de militantes opartidos por establecer un vnculo con la biblioteca lo que tienen enmente sus integrantes para caracterizar a la poltica. La inconstancia de los proyectos o su emergencia en pocas eleccionarias tambinson aspectos referidos en reiteradas oportunidades.

Mir, nosotros partimos con este discurso, partimos con el mismodiscurso, y por suerte est y se sigue manteniendo y se sigue comunicando. Han querido meterse [los polticos] de mil maneras y nohan podido. Porque como que en alguna medida hay un anticuerpocreado a travs de la biblioteca, entonces les salen todos al cruce,y la verdad, les es muy difcil hacer algo. Tal vez haya gente quese confunde, que de alguna manera se siente atrada por ese tipode propuestas, pero despus vuelve. Porque la biblioteca sigue,la biblioteca no tiene estas contradicciones coyunturales, el temade las elecciones Lo que yo puedo ver en mi experiencia en elbarrio es que todas las coyunturas polticas, en todas las pocas deelecciones, llevan a que despus no puedas sostener el discurso enel tiempo. Nosotros no queremos estar vacilando y no queremosestar cambiando el discurso. Y, hasta ac, hace muchos aos quelo mantenemos, y hemos pasado varias coyunturas, y todas lascoyunturas se presentan distintas y en todas los partidos polticosvan buscando distintas maneras de llegar a la comunidad, porquelo que ellos buscan es el voto, no el laburo concreto, que es el quese hace todo los das, eso es lo que es ms difcil. Por qu? Qu syo Por cuestiones de fondo, por cuestiones de falta de convencimiento y porque les conviene tal vez que las comunidades no salganadelante. Este Esas idas y venidas se traducen en desorganizacin,en desmovilizacin en los barrios, en descreimiento, en que la genteno se sienta con ganas ni con fuerza para participar.Santiago, 2005La coyuntura de las elecciones resulta ser una constante cclica queenturbia el panorama barrial y se convierte en una prueba fehacientedel predominio de un inters personal de parte del poltico sobrelos intereses generales de la comunidad, que son los que la bibliotecabusca defender. Que se inicien proyectos o se realicen promesas queluego no tienen continuidad en el tiempo o no se concreten nunca

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La Biblioteca Pablito Gonzlez tom su nombre de un joven vecino murguerofallecido trgicamente.

provoca, para los entrevistados, desconianza en la participacin, elacostumbramiento a formas de asistencialismo (le dan leche, le dancomida, le dan, le dan todo y despus se borran) y la desmovilizacin vecinal.Finalmente, para completar la revisin de aquellas situaciones yactores sociales que dan forma al escenario en el que se desenvuelvela bp, se puede hacer referencia a las deiniciones que existen sobreel Estado y las relaciones que con este se establecen.Debe destacarse, en primer lugar, que las referencias al Estadosurgidas en el trabajo de campo se dirigen, casi en forma exclusiva,a lo que podra considerarse como el Estado inmediato, esto es, elMunicipio y aquellas entidades vinculadas a l con sede en el propiobarrio. El Estado sobre el que se hace mencin es el que se encuentra ms cercano o visible en la geografa barrial, aunque esto noimplique el desconocimiento de la existencia de instancias provinciales o nacionales, sino ms bien que lo que importa es el nivellocal de lo estatal. El hecho de que sea el Municipio el que contrataa las trabajadoras sociales, gestiona los insumos para los comedoreso controle el cumplimiento de las contraprestaciones de los planesasistenciales resulta un elemento de importancia para comprenderesta caracterizacin.La actuacin de los funcionarios y empleados estatales quedesarrollan una actividad directamente relacionada con el barrioadquiere aqu un peso central en la deinicin. Podr graicarse esto

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postulando que el Estado que sirve de referente es el que generainstancias ms visibles para los vecinos. Con este Estado inmediatose establecen relaciones cotidianas de diverso tipo: rechazo, crtica,aceptacin, coordinacin o reclamo. Estas relaciones dependen delcontacto cara a cara con los representantes estatales, lo que redundaen una personalizacin de las vinculaciones con lo estatal, permitiendo entablar buenas conexiones con unos y repudiar a otros,criticar al Estado por su corrupcin e ineiciencia y aceptar inanciamiento de uno de sus organismos, siempre y cuando se respetenciertas pautas. Como se intentar demostrar, este asunto no respondea una estrategia declarada ni a contradicciones internas (aunque enmuchas oportunidades se maniiesten como tales). Antes que eso,parece producto de la diicultad de escapar de un Estado que, enesta etapa y para los sectores populares, lejos de achicarse, parecehaberse multiplicado, o al menos haber extendido sus redes a todaslas reas de la vida cotidiana.

Y con el Municipio, cmo se llevan?No hay definicin sobre el tema de relaciones con laMunicipalidad, hay distintas visiones Algunos somos ms cerrados y las rechazamos, otros tranzan ms Depende de los casos,viste? Nosotros no les pedimos nada de nada, porque sabemos quedespus ellos se suben a lo que hagamos y terminan cambiando labocha.Pero a quines te refers?Y Municipio, Juventud, Accin Solidaria Qu s yo Todosesos. Ya nos pas. Armamos todo y despus caen con un banderncon el logo de ellos y resulta que lo que les pediste es que te prestenuna tarima por dos horasQue sea posible aprovecharse de la situacin en que viven losvecinos del barrio es otra de las imputaciones ms frecuentes cuandose abordan las relaciones con instancias estatales de distinto grado.Segn se desprende del trabajo de campo, al caso de las maestras(que quedar retratado en la siguiente cita) deberan sumarse el delos enfermeros y los trabajadores sociales.

Mir vos hasta dnde llega el inters sobre el barrio La Gloria, quealgunas lo toman por un lado. Uh, La Gloria, el bicho raro, qupeligroso!. Y por otro vienen maestras recin recibidas a hacer sucarrera ac, para que les den un puntaje ms alto. Porque como es

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zona roja, les dan puntaje ms alto, entonces, para cobrar ms ypara que en dos aos les den traslado a la escuela que a ellas lesconvenga. Entonces, por eso te digo, La Gloria vende, de un lado odel otro, vende. Entonces esos son los valores que se manejan. Lasmismas maestras no les ensean a los pibes a cuidar la escuela, noles ensean por qu la tienen que cuidar, porque ni a ellas lesinteresa Imaginate! Hay muy pocas maestras que se hanquedado en el laburo real, y poner huevo y decir a estos pibeslos vamos a sacar en serio. Hay muy pocas, hay algunas que s,pero la mayora no, viste?.7. Aunque estas airmaciones podranRamiro, 2006.7carecer de un fundamento slido o serdemasiado duras o injustas, hay quesealar que en las entrevistas realizadasa funcionario pblicos, algunas de ellasresultaron conirmadas en algn sentido:Seguramente habr maestras, mdicoso trabajadoras sociales que toman supaso por el barrio como algo temporario,que les da cierta legitimidad pero querealmente no les interesa hacer algo ah.Eso pasa. y es muy difcil de controlar.

En deinitiva, a lo largo del trabajo de campo emergieronapreciaciones (sobre hechos, actitudes personales, mtodos de trabajo, modos de obtener y manejar recursos ydems) que han ido conformando una opinin negativasobre quienes realizan algn tipo de intervencin enel barrio. Aquellas caractersticas repudiables puedenser agrupadas bajo el mote de la poltica, particularidad de quienes solo buscan rdito para s y/o parasu agrupacin, organizacin o dependencia. Esto explica en buenamedida que la poltica sea ubicada por los miembros de la bp nosolo en la militancia poltica o la accin del Estado, sino tambinen las organizaciones sociales con labor en el barrio. Es en la crticahacia estas y en el sealamiento de las caractersticas que las mismas poseen (y que diicultan un trabajo conjunto) donde surge unclaro contraste respecto de modos de obtener recursos, formas deorganizarse internamente o deinir el tipo de relaciones con partidospolticos o instancias estatales. Pero tambin es necesario observarque el hecho de cobrar para participar en un taller artstico, irmar unpanleto o embanderar un escenario es ubicado como ejemplo clarode maneras rechazables de llevar a cabo el trabajo barrial. De fondo,lo que parece criticarse no son tales decisiones en s, sino una lgicade intervencin que se considera estrechamente emparentada con laque llevan a cabo punteros, partidos polticos y Estado. La poltica,entonces, no es algo que siempre pueda observarse a simple vista,sino que resulta una matriz compartida por gran cantidad de actores,individuales y colectivos, que segn la visin de la bp restringe elrol de la comunidad al de un medio para obtener bienes (materiales,econmicos) y recursos (polticos, sociales). Esta matriz comn es laque permite uniicar en un mismo conjunto a individuos, agrupa-

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ciones de la sociedad civil, militantes sociales, empleados pblicos,polticos e instancias estatales bajo un mismo techo.Vista as, la poltica es un concepto que resulta til a los integrantes de la bp para resumir todo aquello que como organizacin critican.En deinitiva, la poltica se convierte en el ms evidente contraejemplo de lo que la biblioteca quiere para la comunidad. Este rechazo llevaa buscar formas de posicionarse ante sus personeros y desarrollar formas de organizacin y participacin que se diferencien de aquella. Demodo directo, la poltica sirve para reforzar aquella identidad grupalque fue construyndose al calor de las experiencias de participacinprevias a la bp y que cobrara un estadio ms claro una vez conformada.Modo de organizacin, prcticas y discursos; los fines de la accin puestosen prcticaLos asuntos que se han planteado buscan servir de marco de referencia para comprender, en deinitiva, el tipo de accin colectiva quedesarrolla la bp y los parmetros desde donde es signiicada por susintegrantes.Desde el inicio del trabajo de campo, las palabras horizontalidad(aplicada a la forma general de organizacin) y consenso (para latoma de decisiones) surgan frecuentemente en boca de los entrevistados y en las observaciones de campo. Los estudios sobre movimientossociales o sobre formas actuales de organizacin dan cuenta de la preferencia de los actores por adoptar un modo de organizacin internaque busca ampliar la democratizacin en la toma de decisiones y losposicionamientos. La proliferacin de organizaciones que se deinenhorizontales ha llevado muchas veces a su equiparacin directa con laidea de mayor democracia o participacin amplia. De todos modos,resulta importante preguntarse por la forma en que tales postuladosse llevan a la prctica, asunto que, curiosamente, es dejado de lado enmuchos trabajos dedicados al tema.Resulta entonces oportuno preguntarse qu horizontalidad, quconsenso. En efecto, caracterizar la organizacin como horizontal yoptar por la toma consensuada de decisiones puede ser enmarcado enla necesidad de no estructurar la biblioteca alrededor de un liderazgounipersonal y alejarse de aquellas experiencias barriales que son vinculadas al verticalismo.

Y hay instancias en las que se pueda discutir si vos no ests deacuerdo con algo?Todo, en realidad, todo. Porque ese grupo estable no es eterno,

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cualquiera puede ir a plantear que est todo mal y revisar todo. Engeneral, no pasa, porque el que no viene mucho, medio que quedaflojo criticar as, pero a veces pasa que nos ponemos a revisartodo. Todo lo que hicimos y ver qu se hace para adelante. La ideaes esa. El tema del consenso ha sido as siempre. O sea, con procesos muy difciles vividos, momentos de, digamos, flaquezas muygrandes en cuanto al estar o a la participacin, el consenso se halogrado sostener. En diferencias tambin que hayan tenido entrelas personas que lo componen, pero siempre se ha tenido la actitudde discutir todos los temas y de modificar todo, todo el tiempo.Tambin surgi que uno solo no estuviera de acuerdo, pero todoslos dems s, y no es una cuestin de votar, somos uno, dos, tres,tantos a favor y tantos en contra, sino que se tiene que lograr unconsenso tal que a todos les parezca adecuado. Se tiene que ceder, sihay equivocaciones, la equivocacin es de todos.Ramiro, 2006.El planteo de horizontalidad y consenso emerge como una voluntadcomn de los participantes (especialmente entre quienes iniciaronla experiencia, ya que aquellos que se sumaron luego la adoptan demanera ms natural), en contraposicin con las formas (conocidaspor ellos) que adoptan las organizaciones con presencia en el LaGloria. Esta decisin es en s misma un claro mensaje de posicionamiento al interior del escenario barrial y una forma de expresar lanecesidad de un modo de participacin comunitaria particular. Noparece pertinente buscar all intentos de ponerse a la moda delas nuevas formas de organizacin o intencionalidades subyacentes.Aunque parezca innecesario decirlo, la horizontalidad no implica laeliminacin de liderazgos y mucho menos de conlictos. La bsquedade horizontalidades absolutas parece no tener mucho asidero enel diicultoso panorama en que actan muchos de los colectivos enla actualidad. Tal vez resulte ms apropiado aproximarse al tema dela horizontalidad a partir de comprenderla como un proceso en marcha, es decir, ms que de horizontalidad en estado puro, se tratara desu bsqueda.En este sentido, es necesario destacar que la deinicin de organizacin horizontal acarrea en la prctica ciertas diicultades parael colectivo. Si la accin y organizacin no dependen de una cabezanica (ya se trate de sujetos o comisiones directivas), la necesidadde compromiso personal con la organizacin con sus objetivos,sus modos de llevarlos a cabo y dems de parte de cada uno de los

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miembros salta a la vista. Al mismo tiempo, cada integrante deberposeer cierto nivel de informacin y contar con posibilidades realesde participacin, es decir, debe permitrsele actuar, hablar y/o disentir con cualquiera de los miembros restantes.En muchas oportunidades se ha podido observar, en el caso que seestudia, que una parte importante de las decisiones se deja en manosde algunos de los miembros de la organizacin, por lo general,basndose en la conianza hacia los mismos, la necesidad de resolver algo sobre la marcha o tambin por cierto desinters en trataralgunos temas especicos, por ejemplo, los vinculados a asuntosburocrticos. Es decir que la horizontalidad y el consenso no siempreimplican mayor participacin, sino que a veces deriva en ausencia deresponsabilidades concretas. De todas formas, tambin debe reconocerse que en la prctica cotidiana de la bp no se perciben inconvenientes respecto de decisiones unipersonales o algn tipo de autoritarismo, que son, en todo caso, los aspectos que se busca rechazar.La manera de organizar la accin puede ser leda como el resultadode signiicar experiencias de participacin mediante las que se cuestionan y rechazan formas de establecer relaciones entre pares.Si la bsqueda de evitar a los igurones que bajan lnea sirvepara vislumbrar una crtica al verticalismo de otras organizaciones(histricas, aunque tambin contemporneas y con trabajo en elbarrio), puede comprenderse mejor la apelacin a la horizontalidadcomo prctica. En sentido similar, la bsqueda de consensos parala toma de decisiones implica una forma de llevar a la prctica unmtodo de organizacin que cuestiona la igura de autoridad, msall de la forma que esta adquiera.Para inalizar con esto, se quiere remarcar la importancia que elpropio barrio y lo que ocurre en l poseen para comprender el casoque se analiza. Si bien la horizontalidad y el consenso ya formanparte de los repertorios de organizacin conjunta de muchos de losdenominados nuevos movimientos sociales y son adoptados comoforma de cuestionar el verticalismo, puede asegurarse que la bpa diferencia de aquellos se sirve de referencias particulares paraoptar por esos mecanismos. No se trata de una respuesta crticay/o superadora de los modos de organizacin de las dcadas de los60, 70 y 80 del siglo xx al menos no es posible asegurarlo a partirde las entrevistas y la observacin, sino del cuestionamiento a lasorganizaciones coetneas con trabajo en el propio barrio. No pareceresultado de un dilogo con la historia de las organizaciones popu-

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lares, sino de una disputa con el presente del trabajo barrial (aunqueeste sea consecuencia de procesos histricos, claro est).Una vez analizado el modo de organizacin que adopta la bp yenmarcado el mismo como correlato de las experiencias previas de susintegrantes, el modo de signiicarla y el papel que juega el contextobarrial en el que pueden ubicarse el resto de las organizaciones, lamilitancia partidaria y el Estado, se pretende hacer centro en aquellosines que la organizacin se plantea. Sin embargo, no se busca descubrir en los objetivos la razn explicativa de la accin colectiva, ya queesto sera por dems limitado (desde el momento en que se estaradando por supuesta la uniformidad de criterios entre los participantesy reconociendo nicamente aquellos propsitos que se verbalizan oaparecen redactados).Lo que resulta ms factible y til para el anlisis es considerar queuna serie de propsitos sirve de gua para la accin cotidiana ms quede instancias a alcanzar en el futuro. Son elementos ya presentes en laconcepcin y la prctica de la bp resultado de la interaccin entre lossujetos, su capacidad de elaborar algn tipo de diagnstico que posibilite su accin y la puesta en prctica de mecanismos para desarrollarlos pero que se quieren sostener y/o profundizar. Con esto se buscatomar en cuenta el modo en que los objetivos de la bp se iltran encada una de las actividades y los discursos de sus miembros, es decir,cmo aquello que se quiere lograr cobra forma en la prctica.Para desarrollar este apartado se tendr en cuenta parte de lasobservaciones realizadas en territorio, especicamente respecto delfestival La Otra Cara de La Gloria, principal evento pblico que organizala bp, y los talleres artsticos que se ofrecen semanalmente en la sede.El mencionado festival tiene lugar durante septiembre de cada aoen las instalaciones de la Escuela Padre Pedro Arce y ha logradoestablecerse como uno de los eventos anuales ms8. La observacin en territorio queimportantes que desarrolla la biblioteca8. En l conluyesirvi para la redaccin de este apartadouna amplsima variedad de expresiones artsticas a cargocorresponde al festival del ao 2006,de vecinos del barrio y de la zona. Para este evento seaunque es posible asegurar que resultarepresentativo de lo que ocurre encuenta con sonido y escenario, que aparece adornado porediciones anteriores y posteriores.carteles y banderas hechos en los talleres y que incluyen elnombre del festival y alguna frase alegrica. Los vecinosque participan ofrecen una variadsima gama de habilidades artsticas:folclore cuyano, heavy metal, danzas tradicionales, hip hop, artecircense, caricaturas, poesa y manualidades, entre otras. Las edades delos artistas abarcan un amplio segmento que va de los 5 a los 80 aos.Lo mismo puede decirse del pblico, cuya concurrencia vara a lo largo

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del da (al medioda asisten ms familias y gente adulta, mientras quea la noche el pblico es fundamentalmente juvenil), pero quemantiene un promedio de 200 personas, con picos de 350 en horasde la tarde.

Del festival La Otra Cara de La Gloria, la idea es contraponer al selloque nos ponen los medios: violencia, ladrones Y mostrarle a lapropia comunidad la contracara de esto. Incluso, en esas situacioneshay contracara. Hay muchas cosas que no se conocen para afuera.Experiencias que no se conocen, las habilidades, la experiencia de lafalta econmica La historia era, justamente, movilizar a los artistas del barrio. No era traer artistas de afuera, sino movilizar a losartistas del barrio, que es lo que nosotros buscbamos y buscamos.Y entendemos que el barrio tiene herramientas, el barrio tiene otrascuestiones distintas, pero hay que movilizarlas, estn tal vez tapadas o estn guardadas. Entonces, si vos sabs tocar la guitarra, nohace falta que seas el mejor guitarrista del mundo ni ser discpulode Tito Francia, sino la idea es si vos sabs tocar la guitarra, que loexpongas y lo compartas con tus vecinos. Entonces, ese es el aportea la comunidad, y con esa intencionalidad se arm la biblioteca y seorganiz el festival.Claudia, 2006.Como se ve, la realizacin y el concepto del festival pueden ser fcilmente enmarcados al interior de las preocupaciones, deinicionesy modos de participacin que propone la bp. Se busca cuestionar ocomplementar la mirada externa encarnada en los medios de comunicacin como fuente principal del estigma que viene de afuera apartir de la postulacin de una mirada divergente que tiene encuenta aspectos invisibles para el afuera, como son las habilidadesartsticas o la falta de recursos de los vecino