Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular! 1 Colección Emancipación Obrera IBAGUÉ-TOLIMA 2015 GMM

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La Dama Pálida. Dumas, Alejandro. Biblioteca Emancipación Obrera. Guillermo Molina Miranda.

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Coleccioacuten Emancipacioacuten Obrera IBAGUEacute-TOLIMA 2015

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La Dama Paacutelida

Alejandro Dumas

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Soy polaca nacida en Sandomir vale decir en un paiacutes donde las leyendas se tornan

artiacuteculos de fe donde creemos en las tradiciones de familia como y -acaso maacutes que- en

el Evangelio No hay castillo entre nosotros que no tenga su espectro ni una cabantildea

que no tenga su genio familiar En la casa del rico como en la del pobre en el castillo

como en la cabantildea se reconoce el principio amigo y el principio enemigo

A veces estos dos principios entran en lucha y se combaten Entonces se escuchan

ruidos tan misteriosos en los corredores rugidos tan horrendos en las antiguas torres

sacudidas tan formidables en las murallas que los habitantes huyen de la cabantildea como

del castillo y aldeanos y nobles corren a la iglesia en procura de la cruz bendita o de

las santas reliquias uacutenicos resguardos contra los demonios que nos atormentan Pero

otros dos principios maacutes terribles auacuten maacutes furiosos e implacables se encuentren alliacute

enfrentados la tiraniacutea y la libertad

Habiacutea venido a encerrarse en nuestro castillo con la intencioacuten de sepultarse bajo sus

ruinas Mientras no temiacutea nada por eacutel temblaba por miacute Y en efecto para eacutel era uacutenico

riesgo la muerte porque estaba seguriacutesimo de no caer vivo en manos del enemigo pero

a miacute me amenazaba la esclavitud el deshonor la verguumlenza Mi padre escogioacute diez

hombres entre los cien que le quedaban llamoacute al intendente le hizo entrega de cuanto

dinero y objetos preciosos poseiacuteamos y recordando que -en ocasioacuten de la segunda

divisioacuten de Polonia- mi madre casi nintildea auacuten habiacutea encontrado un asilo inaccesible en

el monasterio de Sabastru situado en medio de los montes Caacuterpatos le ordenoacute

El antildeo 1825 vio empentildearse entre Rusia y Polonia una de esas luchas en las cuales

creyeacuterase agotada toda la sangre de un pueblo como a menudo se agota la sangre de

una familia entera Mi padre y mis dos hermanos rebelados contra el nuevo zar habiacutean

ido a alinearse bajo la bandera de la independencia polaca postrada siempre siempre

renacida Un diacutea supe que mi hermano menor habiacutea sido muerto otro diacutea me

anunciaron que mi hermano mayor estaba mortalmente herido y por fin despueacutes de

una jornada angustiosa durante la cual yo habiacutea escuchado aterrorizada el tronar

siempre maacutes cercano del cantildeoacuten vi llegar a mi padre con un centenar de soldados de a

caballo residuo de tres mil hombres que eacutel comandaba

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conducirme a aquel monasterio que abririacutea a la hija como haciacutea tiempo a la madre sus

hospitalarias puertas

A despecho del gran amor que mi padre alimentaba por miacute nuestros saludos no fueron

largos Seguacuten todas las probabilidades los rusos debiacutean llegar el diacutea siguiente a la vista

del castillo por lo que no habiacutea tiempo que perder Me puse de prisa un vestido de

amazona con el que soliacutea acompantildear a mis hermanos en la caza Me trajeron ensillado

el mejor caballo de la cuadra mi padre me puso en los bolsillos del arzoacuten sus propias

pistolas obras maestras de las faacutebricas de Tula me abrazoacute y dio la orden de partida

Durante aquella noche y el diacutea siguiente recorrimos veinte leguas costeando uno de

esos riacuteos sin nombre que desembocan en el Viacutestula Esta primer doble etapa nos habiacutea

sustraiacutedo al peligro de caer en manos de los rusos El sol se dirigiacutea al tramonto cuando

vimos brillar las nevadas cimas de los Caacuterpatos

Hacia la noche del diacutea siguiente llegamos a su pie al fin en la mantildeana del tercer diacutea

comenzamos a avanzar por una de sus gargantas Nuestros Caacuterpatos no se parecen a

los feacutertiles montes del occidente de ustedes Cuanto la naturaleza tiene de

extraordinario y grandioso se presenta alliacute en toda su majestad Sus tempestuosas

cumbres se pierden en las nubes cubiertas de eternas nieves sus inmensos bosques de

abetos se inclinan sobre el terso espejo de lagos que por su vastedad semejan mares y

de aquellos lagos jamaacutes navecilla alguna ha surcado sus ondas jamaacutes redes de

pescadores turbaron su cristal profundo como el azul del cielo apenas de tiempo en

tiempo resuena alliacute la voz humana haciendo escuchar un canto moldavo al que

contestan los gritos de los animales selvaacuteticos y cantos y gritos van a desvelar alguacuten

solitario eco atoacutenito de que un ruido cualquiera le haya revelado su propia existencia

Por millas y millas se viaja alliacute bajo la umbriacutea boacuteveda de los bosques entrecruzados de

las inesperadas maravillas que la soledad nos descubre a cada instante y que hacen

pasar nuestro aacutenimo del estupor a la admiracioacuten Ahiacute doquiera hay peligro y el peligro

se compone de mil riesgos diversos pero no se tiene tiempo para atemorizarse tan

sublimes son aquellos riesgos Aquiacute hay alguna cascada a la que dio origen

imprevistamente la licuefaccioacuten de los hielos y que saltando de roca en roca invade

de pronto el angosto sendero que se recorre trazado por el paso de las fieras en fuga y

del cazador que las persigue alliacute hay aacuterboles minados por el tiempo que se desprenden

del suelo y se derrumban con horrible estreacutepito semejante al de un terremoto en otra

parte en fin son los huracanes los que nos envuelven de nubes en medio de las cuales

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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada

Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos

tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos

vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus

tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin

liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda

melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten

por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o

descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado

al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos

solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece

inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no

encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana

morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten

melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un

barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las

cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y

discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros

descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que

hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre

disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la

regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y

descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes

rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la

sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el

tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve

serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde

lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas

de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de

un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y

lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos

Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido

sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre

toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el

convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al

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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada

muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del

atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos

a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea

Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza

de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas

Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas

forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de

frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo

cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor

era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para

poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su

profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes

iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de

guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute

Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un

yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan

Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la

palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis

De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten

quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su

caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del

precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires

un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de

bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un

arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos

soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo

misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa

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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a

toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban

de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean

fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan

habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se

allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a

caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de

frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y

cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes

La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra

pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres

vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de

flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil

turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la

cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes

antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las

espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja

con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura

reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que

pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de

sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra

boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez

haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos

haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro

los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi

alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y

pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe

dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia

nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo

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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos

todos aquellos largos mosquetes

Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo

murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender

sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que

dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano

hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se

volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute

de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le

habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera

pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima

de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan

diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los

sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un

hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el

cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el

joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros

-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres

se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven

-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que

pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el

castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy

todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme

-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el

bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de

los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando

-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados

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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de

nuestras torres si no me obedecen al instante

-Bien intenta darles una orden

Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi

cabeza sobre una piedra

Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute

decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando

desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de

alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en

los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio

de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel

circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa

desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de

velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un

gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de

caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido

a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute

imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las

cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez

habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de

amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor

contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los

bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros

-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer

no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he

conquistado yo y la quiero yo

Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos

-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo

mi protector

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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava

Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura

pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la

silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos

montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo

de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al

flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos

caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista

un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus

cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y

precipicios

Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute

Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada

devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante

siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me

punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la

Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y

cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de

ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era

el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV

Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por

raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el

castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con

ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y

Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran

para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua

moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel

gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos

despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste

a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes

hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal

verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina

un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro

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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la

escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los

Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre

los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus

servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi

tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba

con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios

necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta

-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben

casi una segunda lengua materna

Entroacute Gregoriska

-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes

-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he

podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En

esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo

la expresioacuten de mi sincero reconocimiento

-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que

se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi

oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un

asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en

teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado

atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como

eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes

-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra

contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo

sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos

aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre

en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

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La Dama Paacutelida

Alejandro Dumas

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Soy polaca nacida en Sandomir vale decir en un paiacutes donde las leyendas se tornan

artiacuteculos de fe donde creemos en las tradiciones de familia como y -acaso maacutes que- en

el Evangelio No hay castillo entre nosotros que no tenga su espectro ni una cabantildea

que no tenga su genio familiar En la casa del rico como en la del pobre en el castillo

como en la cabantildea se reconoce el principio amigo y el principio enemigo

A veces estos dos principios entran en lucha y se combaten Entonces se escuchan

ruidos tan misteriosos en los corredores rugidos tan horrendos en las antiguas torres

sacudidas tan formidables en las murallas que los habitantes huyen de la cabantildea como

del castillo y aldeanos y nobles corren a la iglesia en procura de la cruz bendita o de

las santas reliquias uacutenicos resguardos contra los demonios que nos atormentan Pero

otros dos principios maacutes terribles auacuten maacutes furiosos e implacables se encuentren alliacute

enfrentados la tiraniacutea y la libertad

Habiacutea venido a encerrarse en nuestro castillo con la intencioacuten de sepultarse bajo sus

ruinas Mientras no temiacutea nada por eacutel temblaba por miacute Y en efecto para eacutel era uacutenico

riesgo la muerte porque estaba seguriacutesimo de no caer vivo en manos del enemigo pero

a miacute me amenazaba la esclavitud el deshonor la verguumlenza Mi padre escogioacute diez

hombres entre los cien que le quedaban llamoacute al intendente le hizo entrega de cuanto

dinero y objetos preciosos poseiacuteamos y recordando que -en ocasioacuten de la segunda

divisioacuten de Polonia- mi madre casi nintildea auacuten habiacutea encontrado un asilo inaccesible en

el monasterio de Sabastru situado en medio de los montes Caacuterpatos le ordenoacute

El antildeo 1825 vio empentildearse entre Rusia y Polonia una de esas luchas en las cuales

creyeacuterase agotada toda la sangre de un pueblo como a menudo se agota la sangre de

una familia entera Mi padre y mis dos hermanos rebelados contra el nuevo zar habiacutean

ido a alinearse bajo la bandera de la independencia polaca postrada siempre siempre

renacida Un diacutea supe que mi hermano menor habiacutea sido muerto otro diacutea me

anunciaron que mi hermano mayor estaba mortalmente herido y por fin despueacutes de

una jornada angustiosa durante la cual yo habiacutea escuchado aterrorizada el tronar

siempre maacutes cercano del cantildeoacuten vi llegar a mi padre con un centenar de soldados de a

caballo residuo de tres mil hombres que eacutel comandaba

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conducirme a aquel monasterio que abririacutea a la hija como haciacutea tiempo a la madre sus

hospitalarias puertas

A despecho del gran amor que mi padre alimentaba por miacute nuestros saludos no fueron

largos Seguacuten todas las probabilidades los rusos debiacutean llegar el diacutea siguiente a la vista

del castillo por lo que no habiacutea tiempo que perder Me puse de prisa un vestido de

amazona con el que soliacutea acompantildear a mis hermanos en la caza Me trajeron ensillado

el mejor caballo de la cuadra mi padre me puso en los bolsillos del arzoacuten sus propias

pistolas obras maestras de las faacutebricas de Tula me abrazoacute y dio la orden de partida

Durante aquella noche y el diacutea siguiente recorrimos veinte leguas costeando uno de

esos riacuteos sin nombre que desembocan en el Viacutestula Esta primer doble etapa nos habiacutea

sustraiacutedo al peligro de caer en manos de los rusos El sol se dirigiacutea al tramonto cuando

vimos brillar las nevadas cimas de los Caacuterpatos

Hacia la noche del diacutea siguiente llegamos a su pie al fin en la mantildeana del tercer diacutea

comenzamos a avanzar por una de sus gargantas Nuestros Caacuterpatos no se parecen a

los feacutertiles montes del occidente de ustedes Cuanto la naturaleza tiene de

extraordinario y grandioso se presenta alliacute en toda su majestad Sus tempestuosas

cumbres se pierden en las nubes cubiertas de eternas nieves sus inmensos bosques de

abetos se inclinan sobre el terso espejo de lagos que por su vastedad semejan mares y

de aquellos lagos jamaacutes navecilla alguna ha surcado sus ondas jamaacutes redes de

pescadores turbaron su cristal profundo como el azul del cielo apenas de tiempo en

tiempo resuena alliacute la voz humana haciendo escuchar un canto moldavo al que

contestan los gritos de los animales selvaacuteticos y cantos y gritos van a desvelar alguacuten

solitario eco atoacutenito de que un ruido cualquiera le haya revelado su propia existencia

Por millas y millas se viaja alliacute bajo la umbriacutea boacuteveda de los bosques entrecruzados de

las inesperadas maravillas que la soledad nos descubre a cada instante y que hacen

pasar nuestro aacutenimo del estupor a la admiracioacuten Ahiacute doquiera hay peligro y el peligro

se compone de mil riesgos diversos pero no se tiene tiempo para atemorizarse tan

sublimes son aquellos riesgos Aquiacute hay alguna cascada a la que dio origen

imprevistamente la licuefaccioacuten de los hielos y que saltando de roca en roca invade

de pronto el angosto sendero que se recorre trazado por el paso de las fieras en fuga y

del cazador que las persigue alliacute hay aacuterboles minados por el tiempo que se desprenden

del suelo y se derrumban con horrible estreacutepito semejante al de un terremoto en otra

parte en fin son los huracanes los que nos envuelven de nubes en medio de las cuales

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada

Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos

tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos

vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus

tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin

liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda

melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten

por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o

descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado

al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos

solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece

inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no

encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana

morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten

melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un

barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las

cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y

discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros

descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que

hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre

disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la

regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y

descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes

rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la

sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el

tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve

serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde

lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas

de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de

un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y

lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos

Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido

sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre

toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el

convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al

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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada

muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del

atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos

a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea

Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza

de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas

Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas

forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de

frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo

cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor

era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para

poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su

profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes

iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de

guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute

Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un

yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan

Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la

palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis

De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten

quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su

caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del

precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires

un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de

bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un

arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos

soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo

misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa

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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a

toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban

de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean

fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan

habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se

allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a

caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de

frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y

cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes

La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra

pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres

vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de

flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil

turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la

cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes

antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las

espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja

con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura

reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que

pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de

sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra

boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez

haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos

haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro

los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi

alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y

pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe

dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia

nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo

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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos

todos aquellos largos mosquetes

Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo

murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender

sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que

dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano

hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se

volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute

de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le

habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera

pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima

de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan

diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los

sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un

hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el

cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el

joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros

-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres

se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven

-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que

pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el

castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy

todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme

-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el

bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de

los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando

-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados

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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de

nuestras torres si no me obedecen al instante

-Bien intenta darles una orden

Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi

cabeza sobre una piedra

Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute

decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando

desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de

alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en

los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio

de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel

circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa

desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de

velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un

gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de

caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido

a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute

imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las

cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez

habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de

amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor

contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los

bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros

-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer

no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he

conquistado yo y la quiero yo

Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos

-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo

mi protector

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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava

Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura

pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la

silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos

montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo

de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al

flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos

caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista

un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus

cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y

precipicios

Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute

Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada

devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante

siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me

punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la

Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y

cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de

ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era

el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV

Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por

raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el

castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con

ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y

Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran

para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua

moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel

gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos

despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste

a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes

hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal

verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina

un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro

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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la

escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los

Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre

los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus

servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi

tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba

con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios

necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta

-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben

casi una segunda lengua materna

Entroacute Gregoriska

-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes

-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he

podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En

esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo

la expresioacuten de mi sincero reconocimiento

-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que

se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi

oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un

asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en

teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado

atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como

eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes

-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra

contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo

sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos

aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre

en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 3: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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La Dama Paacutelida

Alejandro Dumas

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Soy polaca nacida en Sandomir vale decir en un paiacutes donde las leyendas se tornan

artiacuteculos de fe donde creemos en las tradiciones de familia como y -acaso maacutes que- en

el Evangelio No hay castillo entre nosotros que no tenga su espectro ni una cabantildea

que no tenga su genio familiar En la casa del rico como en la del pobre en el castillo

como en la cabantildea se reconoce el principio amigo y el principio enemigo

A veces estos dos principios entran en lucha y se combaten Entonces se escuchan

ruidos tan misteriosos en los corredores rugidos tan horrendos en las antiguas torres

sacudidas tan formidables en las murallas que los habitantes huyen de la cabantildea como

del castillo y aldeanos y nobles corren a la iglesia en procura de la cruz bendita o de

las santas reliquias uacutenicos resguardos contra los demonios que nos atormentan Pero

otros dos principios maacutes terribles auacuten maacutes furiosos e implacables se encuentren alliacute

enfrentados la tiraniacutea y la libertad

Habiacutea venido a encerrarse en nuestro castillo con la intencioacuten de sepultarse bajo sus

ruinas Mientras no temiacutea nada por eacutel temblaba por miacute Y en efecto para eacutel era uacutenico

riesgo la muerte porque estaba seguriacutesimo de no caer vivo en manos del enemigo pero

a miacute me amenazaba la esclavitud el deshonor la verguumlenza Mi padre escogioacute diez

hombres entre los cien que le quedaban llamoacute al intendente le hizo entrega de cuanto

dinero y objetos preciosos poseiacuteamos y recordando que -en ocasioacuten de la segunda

divisioacuten de Polonia- mi madre casi nintildea auacuten habiacutea encontrado un asilo inaccesible en

el monasterio de Sabastru situado en medio de los montes Caacuterpatos le ordenoacute

El antildeo 1825 vio empentildearse entre Rusia y Polonia una de esas luchas en las cuales

creyeacuterase agotada toda la sangre de un pueblo como a menudo se agota la sangre de

una familia entera Mi padre y mis dos hermanos rebelados contra el nuevo zar habiacutean

ido a alinearse bajo la bandera de la independencia polaca postrada siempre siempre

renacida Un diacutea supe que mi hermano menor habiacutea sido muerto otro diacutea me

anunciaron que mi hermano mayor estaba mortalmente herido y por fin despueacutes de

una jornada angustiosa durante la cual yo habiacutea escuchado aterrorizada el tronar

siempre maacutes cercano del cantildeoacuten vi llegar a mi padre con un centenar de soldados de a

caballo residuo de tres mil hombres que eacutel comandaba

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conducirme a aquel monasterio que abririacutea a la hija como haciacutea tiempo a la madre sus

hospitalarias puertas

A despecho del gran amor que mi padre alimentaba por miacute nuestros saludos no fueron

largos Seguacuten todas las probabilidades los rusos debiacutean llegar el diacutea siguiente a la vista

del castillo por lo que no habiacutea tiempo que perder Me puse de prisa un vestido de

amazona con el que soliacutea acompantildear a mis hermanos en la caza Me trajeron ensillado

el mejor caballo de la cuadra mi padre me puso en los bolsillos del arzoacuten sus propias

pistolas obras maestras de las faacutebricas de Tula me abrazoacute y dio la orden de partida

Durante aquella noche y el diacutea siguiente recorrimos veinte leguas costeando uno de

esos riacuteos sin nombre que desembocan en el Viacutestula Esta primer doble etapa nos habiacutea

sustraiacutedo al peligro de caer en manos de los rusos El sol se dirigiacutea al tramonto cuando

vimos brillar las nevadas cimas de los Caacuterpatos

Hacia la noche del diacutea siguiente llegamos a su pie al fin en la mantildeana del tercer diacutea

comenzamos a avanzar por una de sus gargantas Nuestros Caacuterpatos no se parecen a

los feacutertiles montes del occidente de ustedes Cuanto la naturaleza tiene de

extraordinario y grandioso se presenta alliacute en toda su majestad Sus tempestuosas

cumbres se pierden en las nubes cubiertas de eternas nieves sus inmensos bosques de

abetos se inclinan sobre el terso espejo de lagos que por su vastedad semejan mares y

de aquellos lagos jamaacutes navecilla alguna ha surcado sus ondas jamaacutes redes de

pescadores turbaron su cristal profundo como el azul del cielo apenas de tiempo en

tiempo resuena alliacute la voz humana haciendo escuchar un canto moldavo al que

contestan los gritos de los animales selvaacuteticos y cantos y gritos van a desvelar alguacuten

solitario eco atoacutenito de que un ruido cualquiera le haya revelado su propia existencia

Por millas y millas se viaja alliacute bajo la umbriacutea boacuteveda de los bosques entrecruzados de

las inesperadas maravillas que la soledad nos descubre a cada instante y que hacen

pasar nuestro aacutenimo del estupor a la admiracioacuten Ahiacute doquiera hay peligro y el peligro

se compone de mil riesgos diversos pero no se tiene tiempo para atemorizarse tan

sublimes son aquellos riesgos Aquiacute hay alguna cascada a la que dio origen

imprevistamente la licuefaccioacuten de los hielos y que saltando de roca en roca invade

de pronto el angosto sendero que se recorre trazado por el paso de las fieras en fuga y

del cazador que las persigue alliacute hay aacuterboles minados por el tiempo que se desprenden

del suelo y se derrumban con horrible estreacutepito semejante al de un terremoto en otra

parte en fin son los huracanes los que nos envuelven de nubes en medio de las cuales

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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada

Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos

tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos

vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus

tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin

liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda

melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten

por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o

descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado

al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos

solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece

inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no

encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana

morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten

melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un

barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las

cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y

discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros

descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que

hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre

disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la

regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y

descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes

rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la

sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el

tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve

serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde

lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas

de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de

un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y

lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos

Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido

sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre

toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el

convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al

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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada

muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del

atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos

a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea

Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza

de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas

Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas

forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de

frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo

cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor

era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para

poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su

profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes

iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de

guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute

Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un

yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan

Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la

palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis

De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten

quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su

caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del

precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires

un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de

bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un

arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos

soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo

misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa

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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a

toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban

de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean

fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan

habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se

allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a

caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de

frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y

cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes

La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra

pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres

vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de

flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil

turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la

cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes

antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las

espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja

con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura

reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que

pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de

sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra

boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez

haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos

haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro

los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi

alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y

pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe

dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia

nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo

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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos

todos aquellos largos mosquetes

Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo

murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender

sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que

dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano

hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se

volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute

de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le

habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera

pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima

de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan

diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los

sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un

hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el

cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el

joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros

-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres

se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven

-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que

pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el

castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy

todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme

-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el

bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de

los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando

-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados

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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de

nuestras torres si no me obedecen al instante

-Bien intenta darles una orden

Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi

cabeza sobre una piedra

Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute

decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando

desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de

alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en

los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio

de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel

circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa

desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de

velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un

gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de

caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido

a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute

imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las

cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez

habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de

amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor

contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los

bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros

-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer

no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he

conquistado yo y la quiero yo

Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos

-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo

mi protector

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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava

Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura

pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la

silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos

montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo

de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al

flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos

caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista

un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus

cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y

precipicios

Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute

Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada

devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante

siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me

punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la

Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y

cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de

ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era

el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV

Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por

raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el

castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con

ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y

Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran

para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua

moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel

gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos

despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste

a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes

hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal

verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina

un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro

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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la

escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los

Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre

los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus

servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi

tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba

con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios

necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta

-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben

casi una segunda lengua materna

Entroacute Gregoriska

-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes

-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he

podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En

esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo

la expresioacuten de mi sincero reconocimiento

-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que

se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi

oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un

asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en

teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado

atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como

eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes

-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra

contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo

sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos

aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre

en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

23

Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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24

La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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25

-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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27

aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

38

Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 4: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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Soy polaca nacida en Sandomir vale decir en un paiacutes donde las leyendas se tornan

artiacuteculos de fe donde creemos en las tradiciones de familia como y -acaso maacutes que- en

el Evangelio No hay castillo entre nosotros que no tenga su espectro ni una cabantildea

que no tenga su genio familiar En la casa del rico como en la del pobre en el castillo

como en la cabantildea se reconoce el principio amigo y el principio enemigo

A veces estos dos principios entran en lucha y se combaten Entonces se escuchan

ruidos tan misteriosos en los corredores rugidos tan horrendos en las antiguas torres

sacudidas tan formidables en las murallas que los habitantes huyen de la cabantildea como

del castillo y aldeanos y nobles corren a la iglesia en procura de la cruz bendita o de

las santas reliquias uacutenicos resguardos contra los demonios que nos atormentan Pero

otros dos principios maacutes terribles auacuten maacutes furiosos e implacables se encuentren alliacute

enfrentados la tiraniacutea y la libertad

Habiacutea venido a encerrarse en nuestro castillo con la intencioacuten de sepultarse bajo sus

ruinas Mientras no temiacutea nada por eacutel temblaba por miacute Y en efecto para eacutel era uacutenico

riesgo la muerte porque estaba seguriacutesimo de no caer vivo en manos del enemigo pero

a miacute me amenazaba la esclavitud el deshonor la verguumlenza Mi padre escogioacute diez

hombres entre los cien que le quedaban llamoacute al intendente le hizo entrega de cuanto

dinero y objetos preciosos poseiacuteamos y recordando que -en ocasioacuten de la segunda

divisioacuten de Polonia- mi madre casi nintildea auacuten habiacutea encontrado un asilo inaccesible en

el monasterio de Sabastru situado en medio de los montes Caacuterpatos le ordenoacute

El antildeo 1825 vio empentildearse entre Rusia y Polonia una de esas luchas en las cuales

creyeacuterase agotada toda la sangre de un pueblo como a menudo se agota la sangre de

una familia entera Mi padre y mis dos hermanos rebelados contra el nuevo zar habiacutean

ido a alinearse bajo la bandera de la independencia polaca postrada siempre siempre

renacida Un diacutea supe que mi hermano menor habiacutea sido muerto otro diacutea me

anunciaron que mi hermano mayor estaba mortalmente herido y por fin despueacutes de

una jornada angustiosa durante la cual yo habiacutea escuchado aterrorizada el tronar

siempre maacutes cercano del cantildeoacuten vi llegar a mi padre con un centenar de soldados de a

caballo residuo de tres mil hombres que eacutel comandaba

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conducirme a aquel monasterio que abririacutea a la hija como haciacutea tiempo a la madre sus

hospitalarias puertas

A despecho del gran amor que mi padre alimentaba por miacute nuestros saludos no fueron

largos Seguacuten todas las probabilidades los rusos debiacutean llegar el diacutea siguiente a la vista

del castillo por lo que no habiacutea tiempo que perder Me puse de prisa un vestido de

amazona con el que soliacutea acompantildear a mis hermanos en la caza Me trajeron ensillado

el mejor caballo de la cuadra mi padre me puso en los bolsillos del arzoacuten sus propias

pistolas obras maestras de las faacutebricas de Tula me abrazoacute y dio la orden de partida

Durante aquella noche y el diacutea siguiente recorrimos veinte leguas costeando uno de

esos riacuteos sin nombre que desembocan en el Viacutestula Esta primer doble etapa nos habiacutea

sustraiacutedo al peligro de caer en manos de los rusos El sol se dirigiacutea al tramonto cuando

vimos brillar las nevadas cimas de los Caacuterpatos

Hacia la noche del diacutea siguiente llegamos a su pie al fin en la mantildeana del tercer diacutea

comenzamos a avanzar por una de sus gargantas Nuestros Caacuterpatos no se parecen a

los feacutertiles montes del occidente de ustedes Cuanto la naturaleza tiene de

extraordinario y grandioso se presenta alliacute en toda su majestad Sus tempestuosas

cumbres se pierden en las nubes cubiertas de eternas nieves sus inmensos bosques de

abetos se inclinan sobre el terso espejo de lagos que por su vastedad semejan mares y

de aquellos lagos jamaacutes navecilla alguna ha surcado sus ondas jamaacutes redes de

pescadores turbaron su cristal profundo como el azul del cielo apenas de tiempo en

tiempo resuena alliacute la voz humana haciendo escuchar un canto moldavo al que

contestan los gritos de los animales selvaacuteticos y cantos y gritos van a desvelar alguacuten

solitario eco atoacutenito de que un ruido cualquiera le haya revelado su propia existencia

Por millas y millas se viaja alliacute bajo la umbriacutea boacuteveda de los bosques entrecruzados de

las inesperadas maravillas que la soledad nos descubre a cada instante y que hacen

pasar nuestro aacutenimo del estupor a la admiracioacuten Ahiacute doquiera hay peligro y el peligro

se compone de mil riesgos diversos pero no se tiene tiempo para atemorizarse tan

sublimes son aquellos riesgos Aquiacute hay alguna cascada a la que dio origen

imprevistamente la licuefaccioacuten de los hielos y que saltando de roca en roca invade

de pronto el angosto sendero que se recorre trazado por el paso de las fieras en fuga y

del cazador que las persigue alliacute hay aacuterboles minados por el tiempo que se desprenden

del suelo y se derrumban con horrible estreacutepito semejante al de un terremoto en otra

parte en fin son los huracanes los que nos envuelven de nubes en medio de las cuales

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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada

Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos

tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos

vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus

tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin

liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda

melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten

por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o

descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado

al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos

solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece

inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no

encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana

morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten

melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un

barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las

cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y

discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros

descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que

hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre

disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la

regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y

descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes

rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la

sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el

tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve

serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde

lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas

de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de

un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y

lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos

Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido

sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre

toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el

convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al

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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada

muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del

atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos

a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea

Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza

de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas

Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas

forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de

frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo

cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor

era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para

poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su

profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes

iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de

guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute

Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un

yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan

Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la

palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis

De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten

quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su

caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del

precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires

un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de

bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un

arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos

soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo

misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa

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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a

toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban

de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean

fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan

habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se

allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a

caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de

frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y

cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes

La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra

pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres

vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de

flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil

turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la

cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes

antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las

espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja

con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura

reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que

pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de

sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra

boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez

haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos

haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro

los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi

alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y

pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe

dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia

nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo

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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos

todos aquellos largos mosquetes

Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo

murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender

sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que

dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano

hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se

volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute

de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le

habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera

pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima

de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan

diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los

sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un

hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el

cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el

joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros

-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres

se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven

-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que

pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el

castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy

todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme

-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el

bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de

los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando

-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados

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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de

nuestras torres si no me obedecen al instante

-Bien intenta darles una orden

Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi

cabeza sobre una piedra

Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute

decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando

desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de

alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en

los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio

de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel

circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa

desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de

velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un

gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de

caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido

a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute

imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las

cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez

habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de

amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor

contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los

bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros

-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer

no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he

conquistado yo y la quiero yo

Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos

-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo

mi protector

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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava

Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura

pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la

silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos

montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo

de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al

flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos

caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista

un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus

cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y

precipicios

Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute

Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada

devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante

siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me

punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la

Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y

cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de

ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era

el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV

Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por

raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el

castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con

ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y

Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran

para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua

moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel

gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos

despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste

a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes

hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal

verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina

un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro

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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la

escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los

Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre

los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus

servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi

tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba

con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios

necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta

-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben

casi una segunda lengua materna

Entroacute Gregoriska

-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes

-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he

podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En

esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo

la expresioacuten de mi sincero reconocimiento

-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que

se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi

oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un

asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en

teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado

atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como

eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes

-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra

contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo

sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos

aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre

en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

27

aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

28

juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 5: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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Soy polaca nacida en Sandomir vale decir en un paiacutes donde las leyendas se tornan

artiacuteculos de fe donde creemos en las tradiciones de familia como y -acaso maacutes que- en

el Evangelio No hay castillo entre nosotros que no tenga su espectro ni una cabantildea

que no tenga su genio familiar En la casa del rico como en la del pobre en el castillo

como en la cabantildea se reconoce el principio amigo y el principio enemigo

A veces estos dos principios entran en lucha y se combaten Entonces se escuchan

ruidos tan misteriosos en los corredores rugidos tan horrendos en las antiguas torres

sacudidas tan formidables en las murallas que los habitantes huyen de la cabantildea como

del castillo y aldeanos y nobles corren a la iglesia en procura de la cruz bendita o de

las santas reliquias uacutenicos resguardos contra los demonios que nos atormentan Pero

otros dos principios maacutes terribles auacuten maacutes furiosos e implacables se encuentren alliacute

enfrentados la tiraniacutea y la libertad

Habiacutea venido a encerrarse en nuestro castillo con la intencioacuten de sepultarse bajo sus

ruinas Mientras no temiacutea nada por eacutel temblaba por miacute Y en efecto para eacutel era uacutenico

riesgo la muerte porque estaba seguriacutesimo de no caer vivo en manos del enemigo pero

a miacute me amenazaba la esclavitud el deshonor la verguumlenza Mi padre escogioacute diez

hombres entre los cien que le quedaban llamoacute al intendente le hizo entrega de cuanto

dinero y objetos preciosos poseiacuteamos y recordando que -en ocasioacuten de la segunda

divisioacuten de Polonia- mi madre casi nintildea auacuten habiacutea encontrado un asilo inaccesible en

el monasterio de Sabastru situado en medio de los montes Caacuterpatos le ordenoacute

El antildeo 1825 vio empentildearse entre Rusia y Polonia una de esas luchas en las cuales

creyeacuterase agotada toda la sangre de un pueblo como a menudo se agota la sangre de

una familia entera Mi padre y mis dos hermanos rebelados contra el nuevo zar habiacutean

ido a alinearse bajo la bandera de la independencia polaca postrada siempre siempre

renacida Un diacutea supe que mi hermano menor habiacutea sido muerto otro diacutea me

anunciaron que mi hermano mayor estaba mortalmente herido y por fin despueacutes de

una jornada angustiosa durante la cual yo habiacutea escuchado aterrorizada el tronar

siempre maacutes cercano del cantildeoacuten vi llegar a mi padre con un centenar de soldados de a

caballo residuo de tres mil hombres que eacutel comandaba

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conducirme a aquel monasterio que abririacutea a la hija como haciacutea tiempo a la madre sus

hospitalarias puertas

A despecho del gran amor que mi padre alimentaba por miacute nuestros saludos no fueron

largos Seguacuten todas las probabilidades los rusos debiacutean llegar el diacutea siguiente a la vista

del castillo por lo que no habiacutea tiempo que perder Me puse de prisa un vestido de

amazona con el que soliacutea acompantildear a mis hermanos en la caza Me trajeron ensillado

el mejor caballo de la cuadra mi padre me puso en los bolsillos del arzoacuten sus propias

pistolas obras maestras de las faacutebricas de Tula me abrazoacute y dio la orden de partida

Durante aquella noche y el diacutea siguiente recorrimos veinte leguas costeando uno de

esos riacuteos sin nombre que desembocan en el Viacutestula Esta primer doble etapa nos habiacutea

sustraiacutedo al peligro de caer en manos de los rusos El sol se dirigiacutea al tramonto cuando

vimos brillar las nevadas cimas de los Caacuterpatos

Hacia la noche del diacutea siguiente llegamos a su pie al fin en la mantildeana del tercer diacutea

comenzamos a avanzar por una de sus gargantas Nuestros Caacuterpatos no se parecen a

los feacutertiles montes del occidente de ustedes Cuanto la naturaleza tiene de

extraordinario y grandioso se presenta alliacute en toda su majestad Sus tempestuosas

cumbres se pierden en las nubes cubiertas de eternas nieves sus inmensos bosques de

abetos se inclinan sobre el terso espejo de lagos que por su vastedad semejan mares y

de aquellos lagos jamaacutes navecilla alguna ha surcado sus ondas jamaacutes redes de

pescadores turbaron su cristal profundo como el azul del cielo apenas de tiempo en

tiempo resuena alliacute la voz humana haciendo escuchar un canto moldavo al que

contestan los gritos de los animales selvaacuteticos y cantos y gritos van a desvelar alguacuten

solitario eco atoacutenito de que un ruido cualquiera le haya revelado su propia existencia

Por millas y millas se viaja alliacute bajo la umbriacutea boacuteveda de los bosques entrecruzados de

las inesperadas maravillas que la soledad nos descubre a cada instante y que hacen

pasar nuestro aacutenimo del estupor a la admiracioacuten Ahiacute doquiera hay peligro y el peligro

se compone de mil riesgos diversos pero no se tiene tiempo para atemorizarse tan

sublimes son aquellos riesgos Aquiacute hay alguna cascada a la que dio origen

imprevistamente la licuefaccioacuten de los hielos y que saltando de roca en roca invade

de pronto el angosto sendero que se recorre trazado por el paso de las fieras en fuga y

del cazador que las persigue alliacute hay aacuterboles minados por el tiempo que se desprenden

del suelo y se derrumban con horrible estreacutepito semejante al de un terremoto en otra

parte en fin son los huracanes los que nos envuelven de nubes en medio de las cuales

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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada

Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos

tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos

vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus

tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin

liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda

melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten

por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o

descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado

al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos

solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece

inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no

encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana

morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten

melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un

barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las

cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y

discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros

descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que

hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre

disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la

regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y

descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes

rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la

sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el

tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve

serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde

lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas

de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de

un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y

lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos

Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido

sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre

toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el

convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al

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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada

muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del

atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos

a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea

Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza

de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas

Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas

forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de

frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo

cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor

era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para

poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su

profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes

iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de

guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute

Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un

yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan

Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la

palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis

De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten

quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su

caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del

precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires

un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de

bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un

arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos

soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo

misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa

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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a

toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban

de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean

fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan

habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se

allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a

caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de

frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y

cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes

La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra

pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres

vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de

flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil

turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la

cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes

antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las

espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja

con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura

reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que

pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de

sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra

boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez

haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos

haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro

los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi

alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y

pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe

dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia

nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo

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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos

todos aquellos largos mosquetes

Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo

murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender

sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que

dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano

hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se

volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute

de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le

habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera

pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima

de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan

diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los

sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un

hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el

cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el

joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros

-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres

se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven

-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que

pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el

castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy

todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme

-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el

bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de

los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando

-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados

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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de

nuestras torres si no me obedecen al instante

-Bien intenta darles una orden

Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi

cabeza sobre una piedra

Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute

decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando

desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de

alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en

los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio

de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel

circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa

desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de

velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un

gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de

caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido

a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute

imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las

cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez

habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de

amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor

contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los

bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros

-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer

no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he

conquistado yo y la quiero yo

Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos

-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo

mi protector

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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava

Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura

pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la

silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos

montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo

de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al

flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos

caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista

un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus

cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y

precipicios

Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute

Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada

devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante

siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me

punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la

Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y

cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de

ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era

el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV

Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por

raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el

castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con

ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y

Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran

para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua

moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel

gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos

despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste

a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes

hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal

verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina

un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro

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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la

escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los

Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre

los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus

servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi

tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba

con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios

necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta

-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben

casi una segunda lengua materna

Entroacute Gregoriska

-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes

-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he

podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En

esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo

la expresioacuten de mi sincero reconocimiento

-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que

se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi

oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un

asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en

teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado

atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como

eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes

-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra

contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo

sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos

aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre

en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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30

-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 6: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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conducirme a aquel monasterio que abririacutea a la hija como haciacutea tiempo a la madre sus

hospitalarias puertas

A despecho del gran amor que mi padre alimentaba por miacute nuestros saludos no fueron

largos Seguacuten todas las probabilidades los rusos debiacutean llegar el diacutea siguiente a la vista

del castillo por lo que no habiacutea tiempo que perder Me puse de prisa un vestido de

amazona con el que soliacutea acompantildear a mis hermanos en la caza Me trajeron ensillado

el mejor caballo de la cuadra mi padre me puso en los bolsillos del arzoacuten sus propias

pistolas obras maestras de las faacutebricas de Tula me abrazoacute y dio la orden de partida

Durante aquella noche y el diacutea siguiente recorrimos veinte leguas costeando uno de

esos riacuteos sin nombre que desembocan en el Viacutestula Esta primer doble etapa nos habiacutea

sustraiacutedo al peligro de caer en manos de los rusos El sol se dirigiacutea al tramonto cuando

vimos brillar las nevadas cimas de los Caacuterpatos

Hacia la noche del diacutea siguiente llegamos a su pie al fin en la mantildeana del tercer diacutea

comenzamos a avanzar por una de sus gargantas Nuestros Caacuterpatos no se parecen a

los feacutertiles montes del occidente de ustedes Cuanto la naturaleza tiene de

extraordinario y grandioso se presenta alliacute en toda su majestad Sus tempestuosas

cumbres se pierden en las nubes cubiertas de eternas nieves sus inmensos bosques de

abetos se inclinan sobre el terso espejo de lagos que por su vastedad semejan mares y

de aquellos lagos jamaacutes navecilla alguna ha surcado sus ondas jamaacutes redes de

pescadores turbaron su cristal profundo como el azul del cielo apenas de tiempo en

tiempo resuena alliacute la voz humana haciendo escuchar un canto moldavo al que

contestan los gritos de los animales selvaacuteticos y cantos y gritos van a desvelar alguacuten

solitario eco atoacutenito de que un ruido cualquiera le haya revelado su propia existencia

Por millas y millas se viaja alliacute bajo la umbriacutea boacuteveda de los bosques entrecruzados de

las inesperadas maravillas que la soledad nos descubre a cada instante y que hacen

pasar nuestro aacutenimo del estupor a la admiracioacuten Ahiacute doquiera hay peligro y el peligro

se compone de mil riesgos diversos pero no se tiene tiempo para atemorizarse tan

sublimes son aquellos riesgos Aquiacute hay alguna cascada a la que dio origen

imprevistamente la licuefaccioacuten de los hielos y que saltando de roca en roca invade

de pronto el angosto sendero que se recorre trazado por el paso de las fieras en fuga y

del cazador que las persigue alliacute hay aacuterboles minados por el tiempo que se desprenden

del suelo y se derrumban con horrible estreacutepito semejante al de un terremoto en otra

parte en fin son los huracanes los que nos envuelven de nubes en medio de las cuales

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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada

Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos

tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos

vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus

tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin

liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda

melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten

por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o

descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado

al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos

solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece

inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no

encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana

morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten

melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un

barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las

cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y

discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros

descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que

hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre

disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la

regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y

descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes

rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la

sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el

tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve

serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde

lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas

de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de

un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y

lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos

Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido

sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre

toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el

convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al

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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada

muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del

atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos

a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea

Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza

de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas

Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas

forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de

frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo

cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor

era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para

poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su

profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes

iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de

guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute

Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un

yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan

Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la

palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis

De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten

quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su

caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del

precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires

un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de

bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un

arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos

soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo

misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa

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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a

toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban

de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean

fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan

habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se

allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a

caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de

frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y

cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes

La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra

pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres

vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de

flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil

turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la

cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes

antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las

espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja

con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura

reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que

pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de

sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra

boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez

haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos

haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro

los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi

alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y

pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe

dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia

nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo

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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos

todos aquellos largos mosquetes

Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo

murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender

sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que

dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano

hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se

volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute

de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le

habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera

pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima

de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan

diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los

sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un

hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el

cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el

joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros

-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres

se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven

-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que

pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el

castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy

todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme

-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el

bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de

los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando

-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados

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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de

nuestras torres si no me obedecen al instante

-Bien intenta darles una orden

Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi

cabeza sobre una piedra

Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute

decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando

desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de

alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en

los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio

de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel

circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa

desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de

velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un

gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de

caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido

a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute

imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las

cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez

habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de

amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor

contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los

bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros

-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer

no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he

conquistado yo y la quiero yo

Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos

-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo

mi protector

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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava

Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura

pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la

silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos

montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo

de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al

flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos

caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista

un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus

cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y

precipicios

Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute

Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada

devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante

siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me

punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la

Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y

cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de

ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era

el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV

Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por

raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el

castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con

ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y

Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran

para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua

moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel

gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos

despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste

a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes

hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal

verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina

un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro

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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la

escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los

Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre

los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus

servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi

tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba

con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios

necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta

-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben

casi una segunda lengua materna

Entroacute Gregoriska

-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes

-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he

podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En

esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo

la expresioacuten de mi sincero reconocimiento

-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que

se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi

oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un

asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en

teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado

atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como

eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes

-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra

contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo

sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos

aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre

en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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22

designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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23

Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 7: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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se ve centellear extenderse y contorsionarse el relaacutempago como sierpe inflamada

Luego tras de haber superado aquellas moles agrestes aquellos bosques primitivos

tras de encontraros en medio de gigantescas montantildeas y bosques interminables nos

vemos ante inmensos paacuteramos como mares que tienen tambieacuten sus ondas y sus

tempestades aacuteridas y gibosas estepas donde la vista se pierde en un horizonte sin

liacutemite Entonces no es terror lo que experimentamos sino una triste y profunda

melancoliacutea de la cual nada hay que pueda distraernos porque el aspecto de la regioacuten

por lejos que se alargue nuestra mirada es siempre el mismo Ascendamos o

descendamos las cien veces iguales pendientes buscando en vano un camino trazado

al hallarnos tan perdidos en aquel aislamiento en medio de desiertos nos creemos

solos en la naturaleza y nuestra melancoliacutea se convierte en desolacioacuten Nos parece

inuacutetil caminar maacutes adelante porque no vemos una meta para nuestros pasos no

encontramos una aldea ni un castillo ni una cabantildea ni en suma vestigio de humana

morada Soacutelo de cuando en cuando como una tristeza maacutes en aquella regioacuten

melancoacutelica un pequentildeo lago sin cantildeas sin arbustos dormido en el fondo de un

barranco casi otro mar Muerto nos cierra el camino con sus verdes aguas sobre las

cuales se levantan al acercarnos algunas aves acuaacuteticas de gritos prolongados y

discordantes Rodeamos ese lago trasponemos el collado que estaacute delante de nosotros

descendemos a otro valle superamos otra colina y asiacute sucesivamente hasta que

hayamos llegado a los comienzos de la cadena de montes que van siempre

disminuyendo maacutes Pero si al concluir esa cadena nos volvemos hacia el mediodiacutea la

regioacuten recobra un caraacutecter majestuoso se nos presenta una naturaleza maacutes grandiosa y

descubriremos otra cadena de montantildeas maacutes altas de forma maacutes pintoresca de maacutes

rica vegetacioacuten toda cubierta de espesos bosques toda surcada de arroyos con la

sombra y con el agua renace tambieacuten la vida en aquella comarca se escucha ya el

tantildeido de la campana de una ermita y sobre el flanco de aquella montantildea se ve

serpentear una caravana Por fin a los uacuteltimos rayos del sol poniente se perciben desde

lejos a guisa de bandada de paacutejaros blancos apoyaacutendose las unas en las otras las casas

de una aldea que parece que se hubieran agrupado en cierto modo para defenderse de

un asalto nocturno pues con la vida ha vuelto el peligro aquiacute no se lucharaacute con osos y

lobos como en aquellas altas montantildeas sino con hordas de bandidos moldavos

Entretanto nos acercaacutebamos a nuestra meta Diez diacuteas de camino habiacutean transcurrido

sin ninguacuten incidente Ya distinguiacuteamos la cumbre del monte Pion que se eleva sobre

toda aquella familia de gigantes y sobre cuya vertiente meridional estaacute situado el

convento de Sabastru al cual yo me trasladaba Tres diacuteas maacutes y nos hallaacutebamos al

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teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada

muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del

atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos

a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea

Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza

de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas

Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas

forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de

frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo

cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor

era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para

poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su

profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes

iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de

guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute

Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un

yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan

Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la

palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis

De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten

quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su

caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del

precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires

un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de

bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un

arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos

soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo

misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa

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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a

toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban

de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean

fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan

habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se

allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a

caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de

frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y

cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes

La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra

pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres

vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de

flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil

turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la

cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes

antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las

espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja

con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura

reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que

pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de

sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra

boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez

haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos

haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro

los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi

alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y

pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe

dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia

nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo

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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos

todos aquellos largos mosquetes

Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo

murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender

sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que

dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano

hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se

volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute

de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le

habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera

pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima

de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan

diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los

sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un

hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el

cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el

joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros

-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres

se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven

-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que

pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el

castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy

todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme

-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el

bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de

los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando

-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados

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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de

nuestras torres si no me obedecen al instante

-Bien intenta darles una orden

Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi

cabeza sobre una piedra

Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute

decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando

desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de

alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en

los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio

de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel

circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa

desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de

velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un

gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de

caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido

a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute

imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las

cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez

habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de

amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor

contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los

bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros

-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer

no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he

conquistado yo y la quiero yo

Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos

-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo

mi protector

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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava

Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura

pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la

silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos

montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo

de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al

flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos

caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista

un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus

cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y

precipicios

Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute

Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada

devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante

siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me

punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la

Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y

cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de

ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era

el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV

Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por

raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el

castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con

ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y

Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran

para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua

moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel

gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos

despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste

a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes

hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal

verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina

un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro

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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la

escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los

Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre

los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus

servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi

tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba

con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios

necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta

-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben

casi una segunda lengua materna

Entroacute Gregoriska

-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes

-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he

podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En

esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo

la expresioacuten de mi sincero reconocimiento

-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que

se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi

oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un

asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en

teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado

atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como

eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes

-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra

contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo

sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos

aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre

en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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28

juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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29

Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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30

-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 8: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

8

teacutermino de nuestro viaje Eran los uacuteltimos diacuteas de julio Habiacuteamos tenido una jornada

muy caacutelida y hacia las cuatro respiraacutebamos con ansioso deleite las primeras brisas del

atardecer Habiacuteamos dejado atraacutes haciacutea poco las torres ruinosas de Niantzo Bajaacutebamos

a una llanura que empezaacutebamos a ver a traveacutes de una hendidura de la montantildea

Desde el sitio donde estaacutebamos ya podiacuteamos seguir con la vista el curso del Bistriza

de riberas esmaltadas de bermejeantes vintildeedos y de altas campaacutenulas de flores blancas

Bordeaacutebamos un abismo en cuyo fondo corriacutea el riacuteo que en aquel lugar teniacutea apenas

forma de torrente y nuestras cabalgaduras teniacutean escaso espacio para caminar dos de

frente Nos precediacutea un guiacutea quien inclinado de flanco sobre la grupa de su caballo

cantaba una cancioacuten morlaca cuyas palabras seguiacutea con singular atencioacuten El cantor

era tambieacuten al mismo tiempo el poeta Necesitariacutea ser uno de aquellos montantildeeses para

poder expresarnos la melancoliacutea de su cancioacuten con su salvaje tristeza con toda su

profunda sencillez Las palabras de la cancioacuten eran poco maacutes o menos las siguientes

iexclVean alliacute ese cadaacutever en la palude de Stavila donde corriera tanta sangre de

guerreros No es un hijo de Iliria no es un feroz bandido que despueacutes de haber engantildeado a la gentil Mariacutea roboacute exterminoacute incendioacute

Rauda como el relaacutempago una bala ha venido a atravesar el corazoacuten del bandido un

yatagaacuten le ha tronchado el cuello Pero oh misterio despueacutes de tres diacuteas su sangre tibia auacuten riega la tierra bajo el pino teacutetrico y solitario y ennegrece el paacutelido Ovigan

Sus ojos turquiacutees brillan siempre huyamos huyamos guay de quien pase por la

palude cerca de eacutel iexcles un vampiro El feroz lobo se aleja del impuro cadaacutever y el fuacutenebre buitre huye al monte de calvo frontis

De pronto se oyoacute la detonacioacuten de un arma de fuego y el silbar de una bala La cancioacuten

quedoacute interrumpida y el guiacutea herido de muerte se precipitoacute al abismo mientras su

caballo se deteniacutea temblando y tendiendo la inteligente testa hacia el fondo del

precipicio donde desapareciera su duentildeo Al mismo tiempo se levantoacute por los aires

un grito estridente y sobre los flancos de la montantildea vimos aparecer una treintena de

bandidos estaacutebamos completamente rodeados Cada uno de los nuestros empuntildeoacute un

arma y bien que tomados inopinadamente mis acompantildeantes como que eran viejos

soldados avezados al fuego no se dejaron intimidar y se pusieron en guardia Yo

misma dando el ejemplo empuntildeeacute una pistola y conociendo bien cuaacuten desventajosa

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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a

toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban

de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean

fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan

habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se

allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a

caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de

frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y

cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes

La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra

pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres

vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de

flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil

turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la

cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes

antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las

espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja

con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura

reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que

pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de

sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra

boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez

haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos

haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro

los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi

alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y

pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe

dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia

nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo

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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos

todos aquellos largos mosquetes

Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo

murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender

sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que

dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano

hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se

volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute

de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le

habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera

pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima

de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan

diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los

sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un

hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el

cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el

joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros

-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres

se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven

-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que

pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el

castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy

todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme

-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el

bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de

los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando

-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados

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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de

nuestras torres si no me obedecen al instante

-Bien intenta darles una orden

Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi

cabeza sobre una piedra

Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute

decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando

desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de

alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en

los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio

de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel

circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa

desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de

velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un

gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de

caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido

a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute

imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las

cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez

habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de

amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor

contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los

bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros

-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer

no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he

conquistado yo y la quiero yo

Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos

-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo

mi protector

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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava

Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura

pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la

silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos

montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo

de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al

flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos

caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista

un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus

cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y

precipicios

Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute

Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada

devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante

siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me

punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la

Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y

cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de

ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era

el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV

Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por

raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el

castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con

ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y

Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran

para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua

moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel

gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos

despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste

a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes

hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal

verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina

un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro

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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la

escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los

Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre

los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus

servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi

tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba

con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios

necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta

-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben

casi una segunda lengua materna

Entroacute Gregoriska

-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes

-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he

podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En

esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo

la expresioacuten de mi sincero reconocimiento

-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que

se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi

oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un

asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en

teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado

atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como

eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes

-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra

contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo

sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos

aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre

en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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22

designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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23

Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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39

-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 9: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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era nuestra situacioacuten griteacute iexclAdelante y di con la espuela a mi caballo que se lanzoacute a

toda carrera hacia la llanura Pero teniacuteamos que veacuternosla con montantildeeses que brincaban

de roca en roca como verdaderos demonios de los abismos que aun saltando haciacutean

fuego manteniendo a nuestros flancos la posicioacuten tomada Por lo demaacutes nuestro plan

habiacutea sido previsto En un punto donde el camino se ensanchaba y la montantildea se

allanaba un poco aguardaba nuestro paso un joven a la cabeza de diez hombres a

caballo Cuando nos vieron pusieron al galope sus cabalgaduras y nos asaltaron de

frente mientras aquellos que nos perseguiacutean bajaban saltando en gran cantidad y

cortada de tal modo nuestra retirada nos rodeaban por todas partes

La situacioacuten era grave sin embargo acostumbrada desde nintildea a las escenas de guerra

pude apreciarla sin que se me escapara una sola circunstancia Todos aquellos hombres

vestidos de pieles de carnero llevaban inmensos sombreros redondos coronados de

flores naturales al modo de los huacutengaros Cada uno de ellos manejaba un largo fusil

turco que agitaban vivamente luego de haber disparado dando gritos salvajes y en la

cintura portaba un sable corvo y dos pistolas Su jefe era un joven de apenas veintidoacutes

antildeos de tez paacutelida de ojos negros y cabellos ensortijados que le caiacutean sobre las

espaldas Vestiacutea la casaca moldava guarnecida de piel y ajustada al cuerpo por una faja

con listas de oro y seda En su mano resplandeciacutea un sable corvo y en su cintura

reluciacutean cuatro pistolas Durante la lucha daba gritos roncos e inarticulados que

pareciacutean no pertenecer al habla humana y sin embargo eran una eficaz expresioacuten de

sus deseos pues a aquellos gritos obedeciacutean todos sus hombres ora echaacutendose a tierra

boca abajo para esquivar nuestras descargas ora levantaacutendose para disparar a su vez

haciendo caer a aquellos de nosotros que auacuten estaban de pie matando a los heridos

haciendo en suma de la lucha una carniceriacutea Yo habiacutea visto caer uno despueacutes del otro

los dos tercios de mis defensores Cuatro estaban auacuten ilesos y se apretaban a mi

alrededor no pidiendo una gracia que teniacutean la certidumbre de no conseguir y

pensando soacutelo en vender la vida lo maacutes cara que fuese posible Entonces el joven jefe

dio un grito maacutes expresivo que los anteriores tendiendo la punta de su sable hacia

nosotros En verdad aquella orden significaba que debiacutea rodearse nuestro uacuteltimo grupo

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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos

todos aquellos largos mosquetes

Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo

murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender

sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que

dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano

hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se

volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute

de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le

habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera

pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima

de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan

diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los

sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un

hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el

cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el

joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros

-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres

se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven

-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que

pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el

castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy

todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme

-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el

bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de

los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando

-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados

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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de

nuestras torres si no me obedecen al instante

-Bien intenta darles una orden

Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi

cabeza sobre una piedra

Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute

decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando

desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de

alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en

los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio

de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel

circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa

desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de

velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un

gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de

caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido

a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute

imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las

cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez

habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de

amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor

contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los

bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros

-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer

no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he

conquistado yo y la quiero yo

Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos

-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo

mi protector

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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava

Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura

pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la

silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos

montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo

de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al

flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos

caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista

un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus

cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y

precipicios

Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute

Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada

devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante

siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me

punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la

Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y

cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de

ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era

el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV

Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por

raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el

castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con

ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y

Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran

para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua

moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel

gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos

despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste

a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes

hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal

verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina

un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro

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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la

escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los

Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre

los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus

servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi

tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba

con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios

necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta

-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben

casi una segunda lengua materna

Entroacute Gregoriska

-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes

-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he

podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En

esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo

la expresioacuten de mi sincero reconocimiento

-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que

se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi

oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un

asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en

teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado

atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como

eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes

-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra

contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo

sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos

aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre

en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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30

-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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31

cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

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33

Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 10: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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de un cerco de fuego y fusilarnos a todos juntos pues de un golpe vimos apuntarnos

todos aquellos largos mosquetes

Comprendiacute que habiacutea llegado la hora final Alceacute los ojos y las manos al cielo

murmurando una uacuteltima plegaria y aguardeacute la muerte En ese instante vi no descender

sino precipitarse de pentildea en pena un joven que se detuvo enhiesto sobre una roca que

dominaba la escena semejante a una estatua en un pedestal y extendiendo la mano

hacia el campo de batalla pronuncioacute esta sola palabra iexclBasta Todas las miradas se

volvieron a esa voz y cada uno parecioacute obedecer al nuevo amo Soacutelo un bandido apuntoacute

de nuevo su fusil e hizo el disparo Uno de nuestros hombres dio un grito la bala le

habiacutea roto el brazo izquierdo Se volvioacute al punto para lanzarse sobre el que le hiriera

pero auacuten no habiacutea hecho cuatro pasos su caballo que un relaacutempago brilloacute por encima

de nosotros y el bandido rebelde cayoacute herido por una bala en la cabeza Tantas y tan

diversas emociones habiacutean acabado mis fuerza me desvaneciacute Cuando recobreacute los

sentidos me halleacute acostada sobre la hierba con la cabeza apoyada en las rodillas de un

hombre de quien no veiacutea sino la mano blanca y cubierta de anillos rodeaacutendome el

cuerpo mientras ante miacute estaba parado de brazos cruzados y la espada bajo la axila el

joven jefe moldavo que dirigiera el asalto contra nosotros

-Kostaki -deciacutea en franceacutes y con gesto autoritario el que me sosteniacutea- que tus hombres

se retiren de inmediato Deacutejame al cuidado de esta joven

-Hermano hermano -respondioacute aquel a quien eran dirigidas tales palabras y que

pareciacutea contenerse con esfuerzo- cuiacutedate de no cansar mi paciencia yo te dejo el

castillo deacutejame a miacute el bosque En el castillo tuacute eres el amo pero aquiacute yo soy

todopoderoso Aquiacute me bastariacutea una sola palabra para obligarte a obedecerme

-Kostaki yo soy el mayor lo que quiere decir que soy amo en todas partes asiacute en el

bosque como en el castillo allaacute y aquiacute Como a ti me corre por las venas la sangre de

los Brankovan sangre real que tiene el haacutebito de mandar y yo mando

-Manda a tus servidores Gregoriska no a mis soldados

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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de

nuestras torres si no me obedecen al instante

-Bien intenta darles una orden

Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi

cabeza sobre una piedra

Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute

decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando

desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de

alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en

los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio

de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel

circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa

desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de

velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un

gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de

caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido

a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute

imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las

cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez

habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de

amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor

contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los

bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros

-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer

no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he

conquistado yo y la quiero yo

Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos

-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo

mi protector

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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava

Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura

pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la

silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos

montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo

de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al

flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos

caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista

un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus

cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y

precipicios

Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute

Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada

devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante

siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me

punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la

Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y

cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de

ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era

el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV

Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por

raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el

castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con

ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y

Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran

para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua

moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel

gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos

despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste

a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes

hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal

verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina

un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro

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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la

escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los

Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre

los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus

servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi

tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba

con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios

necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta

-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben

casi una segunda lengua materna

Entroacute Gregoriska

-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes

-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he

podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En

esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo

la expresioacuten de mi sincero reconocimiento

-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que

se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi

oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un

asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en

teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado

atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como

eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes

-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra

contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo

sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos

aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre

en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

28

juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 11: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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-Tus soldados son bandidos Kostaki bandidos que hareacute ahorcar en las almenas de

nuestras torres si no me obedecen al instante

-Bien intenta darles una orden

Sentiacute entonces que quien me sosteniacutea retiraba su rodilla y colocaba suavemente mi

cabeza sobre una piedra

Lo seguiacute ansiosa con la mirada y pude examinar a aquel joven que cayera por asiacute

decirlo del cielo en medio de la refriega y que yo habiacutea podido ver apenas estando

desmayada mientras apareciacutea a punto en escena Era un joven de veinticuatro antildeos de

alta estatura y con dos grandes ojos celestes y resplandecientes como el relaacutempago en

los que se leiacutea una extraordinaria decisioacuten y firmeza Los largos cabellos rubios indicio

de la estirpe eslava le caiacutean sobre las espaldas como los del arcaacutengel Miguel

circundando dos mejillas rubicundas y frescas sus labios realzados por una sonrisa

desdentildeosa dejaban ver una doble hilera de perlas Vestiacutea una especie de tuacutenica de

velludo negro calzones centildeidos a las piernas y botas bordadas en la cabeza teniacutea un

gorro puntiagudo ornado de una pluma de aacuteguila en la cintura portaba un cuchillo de

caza y al hombro una pequentildea carabina de dos cantildeos cuya precisioacuten habiacutea aprendido

a apreciar uno de los bandidos Extendioacute la mano y con ese gesto imperioso parecioacute

imponerse hasta a su hermano Pronuncioacute algunas palabras en lengua moldava las

cuales parecieron causar profunda impresioacuten sobre los bandidos Entonces a su vez

habloacute en la misma lengua el joven jefe y me parecioacute que su discurso estaba lleno de

amenazas y de imprecaciones A aquel largo y vehemente discurso el hermano mayor

contestoacute con una sola palabra Los bandidos se sometieron hizo un gesto y los

bandidos se sometieron hizo un gesto y los bandidos se reunieron detraacutes de nosotros

-iexclBien Sea pues Gregoriska -dijo Kostaki volviendo a hablar en franceacutes- Esta mujer

no iraacute a la caverna pero no por ello seraacute menos miacutea La encuentro hermosa la he

conquistado yo y la quiero yo

Asiacute diciendo se lanzoacute hacia miacute y me levantoacute entre sus brazos

-Esta mujer seraacute llevada al castillo y entregada a mi madre yo no la abandonareacute -dijo

mi protector

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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava

Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura

pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la

silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos

montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo

de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al

flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos

caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista

un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus

cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y

precipicios

Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute

Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada

devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante

siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me

punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la

Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y

cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de

ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era

el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV

Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por

raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el

castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con

ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y

Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran

para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua

moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel

gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos

despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste

a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes

hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal

verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina

un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro

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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la

escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los

Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre

los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus

servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi

tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba

con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios

necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta

-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben

casi una segunda lengua materna

Entroacute Gregoriska

-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes

-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he

podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En

esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo

la expresioacuten de mi sincero reconocimiento

-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que

se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi

oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un

asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en

teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado

atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como

eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes

-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra

contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo

sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos

aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre

en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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23

Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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24

La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 12: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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-iexclMi caballo -gritoacute Kostaki en lengua moldava

Varios bandidos se apresuraron a obedecer condujeron a su sentildeor la cabalgadura

pedida Gregoriska miroacute en torno asioacute las bridas de un caballo sin duentildeo y saltoacute a la

silla sin tocar los estribos Kostaki bien que me teniacutea auacuten apretada entre sus brazos

montoacute en la silla casi tan aacutegilmente como su hermano y partioacute a todo galope El caballo

de Gregoriska parecioacute haber recibido el mismo impulso y fue a ponerse pegado al

flanco y al pescuezo del corcel de Kostaki Extrantildeo de verse eran aquellos dos

caballeros que volaban el uno junto al otro taciturnos silenciosos sin perderse de vista

un solo instante aun cuando aparentaran no mirarse y se entregaban por entero a sus

cabalgaduras cuya impetuosa carrera los llevaba a traveacutes de bosques rocas y

precipicios

Teniacutea la cabeza caiacuteda y esto me permitiacutea ver los bellos ojos de Gregoriska fijos en miacute

Kostaki lo advirtioacute me levantoacute la cabeza y ya no vi maacutes que su teacutetrica mirada

devoraacutendome Bajeacute los paacuterpados pero en vano a traveacutes de su velo veiacutea no obstante

siempre aquella mirada relampagueante que me penetraba hasta las viacutesceras y me

punzaba el corazoacuten Entonces me acaecioacute una extrantildea alucinacioacuten me pareciacutea ser la

Leonora de la balada de Buumlrger llevada por el caballo y el caballero fantasmas y

cuando sentiacute que se me cerraban abriacute los ojos amedrentada tan persuadida estaba de

ver alrededor miacuteo soacutelo cruces rotas y tumbas abiertas Vi algo un poco maacutes alegre era

el patio interno de un castillo moldavo construido en el siglo XIV

Kostaki me dejoacute resbalar a tierra bajando casi en seguida despueacutes que yo pero por

raacutepido que hubiera sido su acto Gregoriska le habiacutea precedido Como lo dijera en el

castillo eacutel era el amo Al ver llegar a los dos joacutevenes y a la extranjera que llevaban con

ellos acudieron los servidores pero aunque dividieron sus diligencias entre Kostaki y

Gregoriska apareciacutea claro que los mayores miramientos el respeto maacutes profundo eran

para el segundo Se aproximaron dos mujeres Gregoriska les dio una orden en lengua

moldava y con la mano me indicoacute que las siguiera La mirada que acompantildeaba aquel

gesto era tan respetuosa que yo no vacileacute absolutamente en obedecerle Cinco minutos

despueacutes me encontraba en una caacutemara que aun cuando pudiera parecer desnuda y triste

a una persona de menos faacutecil contentamiento era sin embargo evidentemente la maacutes

hermosa del castillo Una gran habitacioacuten cuadrada con una especie de divaacuten de sayal

verde asiento de diacutea lecho de noche Habiacutea tambieacuten alliacute cinco o seis sillones de encina

un inmenso cofre y en un aacutengulo un trono semejante a una gran silla de coro

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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la

escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los

Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre

los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus

servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi

tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba

con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios

necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta

-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben

casi una segunda lengua materna

Entroacute Gregoriska

-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes

-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he

podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En

esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo

la expresioacuten de mi sincero reconocimiento

-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que

se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi

oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un

asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en

teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado

atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como

eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes

-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra

contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo

sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos

aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre

en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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22

designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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23

Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 13: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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No habiacutea que hablar de cortinas en las ventanas y en el lecho A los costados de la

escalera que llevaba a aquella caacutemara se erguiacutean dentro de nichos tres estatuas de los

Brankovan de tamantildeo superior al natural Al poco rato trajeron nuestros bagajes entre

los cuales se encontraban tambieacuten mis maletas Las mujeres me ofrecieron sus

servicios Pero no obstante reparando el desorden que lo sucedido causara en mi

tocado conserveacute mi vestimenta de amazona la cual maacutes que cualquier otra acordaba

con el modo de vestir de mis hueacutespedes Apenas habiacutea hecho los pocos cambios

necesarios en mis ropas cuando oiacute golpear levemente en la puerta

-Adelante -dije en franceacutes siendo esta lengua para nosotros los polacos como saben

casi una segunda lengua materna

Entroacute Gregoriska

-iexclAh sentildeora cuaacutento me complace que hables franceacutes

-Y yo tambieacuten -respondiacute- estoy contenta de saber esta lengua porque de tal modo he

podido gracias a este hecho apreciar toda la generosidad de tu conducta conmigo En

esa lengua me defendiste de los designios de tu hermano y en esa lengua te ofrezco yo

la expresioacuten de mi sincero reconocimiento

-Te lo agradezco sentildeora Era cosa muy natural que me preocupara de una mujer que

se encontraba en tu situacioacuten Andaba de caza por los montes cuando llegaron a mi

oiacutedo algunas detonaciones anormales y continuas comprendiacute que se trataba de un

asalto a mano armada y marcheacute al encuentro del fuego como decimos nosotros en

teacuterminos guerreros A Dios gracias llegueacute a tiempo pero iquestseriacutea tal vez demasiado

atrevido si te preguntara oh sentildeora por cuaacutel motivo una mujer de alto linaje como

eres tuacute se ha visto reducida a aventurarse en nuestros montes

-Soy polaca -contesteacute- Mis dos hermanos sucumbieron no ha mucho en la guerra

contra Rusia mi padre a quien dejeacute yo mientras se preparaba a defender su castillo

sin duda se les ha reunido ya a esta hora y yo huyendo por orden de mi padre de todos

aquellos estragos iba en busca de refugio al monasterio de Sabastru donde mi madre

en su juventud y en circunstancias semejantes habiacutea encontrado asilo seguro

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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21

Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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27

aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 14: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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-Eres enemiga de los rusos tanto mejor -dijo el joven- este tiacutetulo te seraacute poderosa ayuda

en el castillo y nosotros necesitaremos de todas nuestras fuerzas para sostener la lucha

que se prepara Pero ante todo sentildeora pues que ya seacute quieacuten eres debes saber tambieacuten

quieacutenes somos nosotros el nombre de los Brankovan no te es desconocido iquestverdad

sentildeora -Yo me inclineacute- Mi madre es la uacuteltima princesa de este nombre la uacuteltima

descendiente del ilustre jefe mandado matar por los Cantimir los viles cortesanos de

Pedro I Casoacute en primeras nupcias con mi padre Serban Waivady priacutencipe tambieacuten eacutel

pero de estirpe menos ilustre Mi padre habiacutea sido educado en Viena y alliacute pudo

apreciar las ventajas de la civilizacioacuten Decidioacute hacer de miacute un europeo Partimos para

Francia Italia Espantildea y Alemania Mi madre -no le toca a un hijo lo seacute narrarte lo

que te direacute pero ya que por nuestra salvacioacuten es necesario que nos conozcamos bien

reconoceraacutes justos los motivos de esta revelacioacuten- mi madre digo que durante los

primeros viajes de mi padre mientras era yo auacuten nintildeo habiacutea tenido culpables

relaciones con un jefe de parciales (que con tal nombre agregoacute sonriendo Gregoriska

se llaman en este paiacutes a los hombres por quienes fuiste agredida) cierto conde Giordaki

Koproli medio griego y medio moldavo escribioacute a mi padre confesaacutendole todo y

pidieacutendole el divorcio apoyando su demanda en que no queriacutea ella una Brankovan

continuar siendo por maacutes tiempo mujer de un hombre que se tornaba diacutea a diacutea maacutes

extranjero a su patria iexclAy Mi padre no tuvo necesidad de dar su asentimiento a esa

peticioacuten que te podraacute parecer extrantildea pero entre nosotros es cosa muy natural Eacutel habiacutea

muerto de un aneurisma que desde mucho tiempo lo atormentaba y la carta de mi

madre la recibiacute yo A miacute ahora no me quedaba otra cosa que hacer votos sinceros por

la felicidad de mi madre y le escribiacute una carta en la que le comunicaba estos votos

miacuteos junto con la noticia de su viudez En aquella carta le pediacutea tambieacuten permiso para

poder continuar mis viajes que me fue concedido Teniacutea yo la firme intencioacuten de

establecerme en Francia o Alemania para no encontrarme cara a cara con un hombre

que aborreciacutea y que no podiacutea amar quiero decir al marido de mi madre cuando he

aquiacute que de improviso vine a saber que el conde Giordaki Koproli habiacutea sido

asesinado seguacuten decires por los viejos cosacos de mi padre Amaba yo demasiado a

mi madre para no apresurarme a regresar a la patria comprendiacutea su aislamiento y la

necesidad en que debiacutea encontrarse de tener junto a ella en tales circunstancias las

personas que podiacutean serle queridas Aun cuando ella nunca se hubiera mostrado muy

tierna conmigo era su hijo Una mantildeana llegueacute inesperadamente al castillo de mis

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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22

designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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23

Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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39

-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 15: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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padres Alliacute encontreacute a un joven a quien al principio tomeacute por un extranjero pero luego

supe que era mi hermano Era Kostaki el hijo del adulterio legitimado por un segundo

matrimonio Kostaki la indomable criatura que viste para quien son leyes soacutelo sus

pasiones que nada tiene por sagrado aquiacute abajo fuera de su madre que me obedece

como la tigresa obedece al brazo que la ha domado pero rugiendo por siempre en la

vaga esperanza de poder devorarme un diacutea En el interior del castillo en el hogar de

los Brakovan y de los Waivady yo soy auacuten el amo pero fuera de este recinto en la

abierta campintildea eacutel se convierte en el salvaje hijo de los bosques y de los montes que

quiere doblegarlo todo bajo su feacuterrea voluntad Coacutemo hoy eacutel y sus hombres hicieron

para ceder no lo seacute quizaacute por antigua costumbre o por un resto de respeto que me

tienen Pero no quisiera arriesgar otra prueba Permanece aquiacute no salgas de esta

caacutemara del patio del castillo en suma y respondo de todo si das un paso fuera del

castillo no puedo prometerte otra cosa que hacerme matar por defenderte

-iquestNo podreacute entonces -dije yo- seguacuten el deseo de mi padre continuar el viaje hacia el

convento de Sabastru

-Obra intenta ordena yo te acompantildeareacute pero quedareacute en mitad del camino y tuacute tuacute

ciertamente no alcanzaraacutes la meta de tu viaje

-Pero iquestqueacute hacer entonces

-Queacutedate aquiacute aguarda toma consejo de los hechos y aprovecha las circunstancias

Suponte haber caiacutedo en una caverna de bandidos y que soacutelo tu valor podraacute sacarte del

apuro tu calma salvarte Mi madre a despecho de la preferencia que concede a

Kostaki hijo de su amor es buena y generosa Por otra parte es una Brankovan vale

decir una verdadera princesa La veraacutes ella te defenderaacute de las brutales pasiones de

Kostaki Ponte bajo la proteccioacuten de ella seacute corteacutes y te amaraacute Y en realidad (agregoacute

eacutel con expresioacuten indefinible) iquestquieacuten podriacutea verte y no amarte Ven ahora al comedor

donde mi madre te espera No demuestres fastidio ni desconfianza habla polaco aquiacute

nadie conoce esta lengua yo traducireacute a mi madre tus palabras y estate tranquila que

soacutelo direacute aquello que sea conveniente decir Sobre todo ni una palabra de cuanto te he

revelado nadie debe sospechar que estamos de acuerdo Tuacute no sabes auacuten de cuaacutenta

astucia y disimulacioacuten es capaz el maacutes sincero de entre nosotros Ven

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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23

Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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24

La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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25

-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 16: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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Lo seguiacute por la escalera iluminada de antorchas de resina ardiendo puestas dentro de

manos de hierro que sobresaliacutean del muro Era evidente que aquella insoacutelita

iluminacioacuten habiacutea sido dispuesta para miacute Llegamos al comedor Apenas Gregoriska

hubo abierto la puerta de aquella sala y pronunciado en el umbral una palabra en

lengua moldava que despueacutes supe significaba la extranjera vino a nuestro encuentro

una mujer de alta estatura Era la princesa Brankovan Teniacutea cabellos blancos

entrelazados alrededor de la cabeza la cual estaba cubierta de un gorro de cibelina

ornado de un penacho signo de su origen principesco Vestiacutea una especie de tuacutenica de

brocado el corpintildeo sembrado de piedras preciosas sobrepuesta a una larga hopalanda

de estofa turca guarnecida de piel igual a la del gorro Teniacutea en la mano un rosario de

cuentas de aacutembar que haciacutea correr raacutepidamente entre los dedos Junto a ella estaba

Kostaki vestido con el espleacutendido y majestuoso traje magiar en el cual me parecioacute auacuten

maacutes extrantildeo Su traje estaba compuesto de una sobrevesta de velludo negro de ancha

mangas que le caiacutea hasta debajo de la rodilla calzones de casimir rojo y los largos

cabellos de color negro tirando a azulado le caiacutean sobre el cuello desnudo rodeado

solamente por la orla blanca de una fina camisa de seda Me saludoacute torpemente y

pronuncioacute en moldavo algunas palabras para miacute ininteligibles

-Puedes hablar en franceacutes hermano miacuteo -dijo Gregoriska- la sentildeora es polaca y

comprende esta lengua

Entonces Kostaki dijo en franceacutes algunas palabras casi tan incomprensibles para miacute

como las que pronunciara en moldavo pero la madre tendiendo gravemente el brazo

interrumpioacute a los dos hermanos Apareciacutea claro que intimaba a sus hijos que esperaran

a que soacutelo ella me recibiera Comenzoacute entonces en lengua moldava un discurso de

cumplimiento al cual la movilidad de sus facciones daba un sentido faacutecil de explicarse

Me indicoacute la mesa me ofrecioacute una silla cerca de ella sentildealoacute con un gesto la casa toda

como diciendo que estaba a mi disposicioacuten y sentaacutendose antes que los demaacutes con

beneacutevola dignidad hizo la sentildeal de la cruz y pronuncioacute una plegaria Entonces cada

uno ocupoacute su lugar propio establecido por la etiqueta Gregoriska cerca de miacute Como

extranjera yo habiacutea determinado que a Kostaki le tocara el puesto de honor junto a su

madre Smeranda Asiacute se llamaba la condesa Tambieacuten Gregoriska habiacutea mudado de

vestimenta Llevaba eacutel igualmente la tuacutenica magiar y los calzones de casimir pero

aqueacutella de color granate y estos turquiacutees Teniacutea colgada del cuello una espleacutendida

condecoracioacuten el nisciam del sultaacuten Mahmud Los otros comensales de la casa cenaban

en la misma mesa cada uno en el sitio que le correspondiacutea seguacuten el grado que ocupaba

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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18

puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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19

no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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25

-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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26

-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

28

juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 17: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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entre los amigos o los servidores La cena fue triste Kostaki no me dirigioacute nunca la

palabra si bien su hermano tuvo siempre la atencioacuten de hablarme en franceacutes La madre

me ofreciacutea de todo con sus propias manos con ese ademaacuten solemne que le era natural

Gregoriska habiacutea dicho la verdad era una verdadera princesa Luego de la cena

Gregoriska se acercoacute a su madre y le explicoacute en lengua moldava el deseo que yo debiacutea

tener de estar sola y cuaacuten necesario me seriacutea el reposo despueacutes de las emociones de

aquella jornada Smeranda hizo un gesto de aprobacioacuten me tendioacute la mano me besoacute

en la frente como lo hubiera hecho con una hija suya y me deseoacute buena noche en su

castillo Gregoriska no se habiacutea engantildeado yo ansiaba ardientemente aquel instante de

soledad Agradeciacute por eso a la princesa quien me condujo hasta la puerta donde me

esperaban las dos mujeres que antes ya me acompantildearan en mi caacutemara Saludado que

hube a la madre y a los dos hijos volviacute a mi aposento de donde saliera una hora antes

El sofaacute estaba transformado en lecho Otros cambios no se habiacutean hecho Agradeciacute a

las mujeres les hice comprender que me desvestiriacutea sola y ellas salieron en seguida

con mil testimonios de respeto que queriacutean significar tener oacuterdenes de obedecerme en

todo y por todo Quedeacute sola en aquella inmensa caacutemara que mi candela podiacutea alumbrar

apenas en parte Era un singular juego de luces una especie de lucha entre el resplandor

treacutemulo de mi cirio y los rayos de la luna que pasaban a traveacutes de la ventana sin

cortinados Ademaacutes de la puerta por la que entrara y que caiacutea sobre la escalera habiacutean

otras dos en la caacutemara pero sus gruesos cerrojos que se cerraban por dentro bastaban

para tranquilizarme Mireacute la puerta de entrada tambieacuten ella teniacutea medios de defensa

Abriacute la ventana daba sobre un abismo Comprendiacute que Gregoriska habiacutea elegido

aquella caacutemara calculadamente De vuelta por fin a mi sofaacute encontreacute sobre una mesita

puesta junto a la cabecera una tarjeta doblada La abriacute y leiacute en polaco Duerme

tranquila nada tienes que temer mientras permanezcas en el interior del castillo

Seguiacute el buen consejo y como el cansancio venciacutea sobre las preocupaciones que me

teniacutean desazonada me acosteacute y en seguida me dormiacute

Desde aquel momento quedaba fijada mi permanencia en el castillo y teniacutea principio

el drama que voy a narrarles

Los dos hermanos se enamoraron de miacute cada uno seguacuten su iacutendole Kostaki me confesoacute

de improviso al diacutea siguiente que me amaba y declaroacute que seriacutea suya y no de otro y

que me matariacutea antes que cederme a quienquiera que fuese Gregoriska no me dijo

nada pero se mostroacute lleno de amor y de consideraciones conmigo Para complacerme

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 18: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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puso en praacutectica todos los medios de su refinada educacioacuten todos los recuerdos de una

juventud transcurrida en la maacutes nobles Cortes de Europa iexclAy No era cosa tan difiacutecil

pues ya el primer sonido de su voz me habiacutea acariciado el alma y ya su primera mirada

me habiacutea serenado el corazoacuten Al cabo de tres meses Kostaki me habiacutea repetido cien

veces que me amaba y yo lo odiaba Gregoriska auacuten no me habiacutea dicho una palabra de

amor y yo sentiacutea que cuando eacutel lo deseara seriacutea toda suya

Kostaki habiacutea renunciado a sus incursiones Encerrado siempre en el castillo habiacutea

cedido momentaacuteneamente el mando a un lugarteniente quien de cuando en cuando

veniacutea a pedirle oacuterdenes y en seguida desapareciacutea Tambieacuten Smeranda habiacutea concebido

por miacute una amistad apasionada cuyas expresiones me causaban temor Protegiacutea ella

visiblemente a Kostaki y pareciacutea celosa de miacute maacutes auacuten de lo que eacutel lo fuera Pero como

no hablaba polaco ni franceacutes y yo no comprendiacutea el moldavo ella no teniacutea modo de

insistir ante miacute en favor de su hijo predilecto Habiacutea sin embargo aprendido a decir en

franceacutes unas palabras que me repetiacutea siempre cuando posaba sus labios en mi frente

-iexclKostaki ama a Edvige

Un diacutea recibiacute una noticia horrible que colmoacute mi desventura Los cuatro hombres

sobrevivientes del combate habiacutean sido puestos en libertad y regresado a Polonia

prometiendo que uno de ellos antes de que pasaran tres meses volveriacutea para darme

noticias de mi padre En efecto una mantildeana se presentoacute de nuevo uno de ellos Nuestro

castillo habiacutea sido tomado incendiado destruido y mi padre se habiacutea hecho matar

defendieacutendolo En adelante estaba sola en el mundo Kostaki redobloacute sus insinuaciones

y Smeranda sus ternuras pero esta vez aduje como pretexto mi duelo por la muerte de

mi padre Kostaki insistioacute diciendo que cuanto maacutes sola me encontraba tanto maacutes

necesidad teniacutea de apoyo y su madre insistioacute al par y acaso maacutes que eacutel

Gregoriska me habiacutea hablado del poder que los moldavos tienen sobre siacute mismos

cuando no quieren que otros lean en su corazoacuten Eacutel era un vivo ejemplo de ello Estaba

seguriacutesima de su amor y sin embargo si alguien me hubiera preguntado en queacute prueba

se fundaba tal certidumbre me habriacutea sido imposible decirlo nadie en el castillo habiacutea

visto nunca que su mano tocara la miacutea o que sus ojos buscaran los miacuteos Soacutelo los celos

podiacutean hacer clara a Kostaki la rivalidad del hermano como soacutelo el amor que

alimentaba yo por Gregoriska podiacutea hacerme claro su amor Sin embargo lo confieso

me inquietaba mucho aquel poder de Gregoriska sobre siacute mismo Yo teniacutea fe en eacutel pero

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 19: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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no bastaba necesitaba ser convencida cuando he aquiacute que una noche de vuelta apenas

en mi caacutemara oiacute golpear levemente a una de las dos puertas que se cerraban por dentro

Por el modo de golpear adivineacute que era una llamada amiga Me acerqueacute preguntando

quieacuten estaba alliacute

-Gregoriska -contestoacute una voz cuyo acento no podiacutea engantildearme

-iquestQueacute quereacuteis de miacute -le pregunteacute toda temblorosa

-Si tienes fe en miacute -dijo Gregoriska- si me crees hombre de honor iquestme permites una

pregunta

-iquestCuaacutel

-Apaga la luz como si te hubierais acostado y de aquiacute en media hora aacutebreme esta

puerta

-Vuelve dentro de media hora -fue mi uacutenica respuesta

Apagueacute la luz y aguardeacute El corazoacuten me palpitaba con violencia pues comprendiacutea que

se trataba de un hecho importante Transcurrioacute la media hora oiacute golpear maacutes levemente

auacuten que la primera vez Durante el intervalo habiacutea descorrido los cerrojos no me

quedaba pues sino abrir la puerta Gregoriska entroacute y sin que me dijera cerreacute la puerta

tras eacutel y echeacute los cerrojos Eacutel permanecioacute un instante mudo e inmoacutevil imponieacutendome

silencio con el gesto Luego cuando estuvo seguro de que ninguacuten peligro nos

amenazaba por el momento me llevoacute al centro de la vasta caacutemara y sintiendo por mi

temblor que no habriacutea podido sostenerme de pie me buscoacute una silla Me senteacute o maacutes

bien me dejeacute caer sobre el asiento

-iexclDios miacuteo -le dije- iquestqueacute hay de nuevo o por queacute tantas precauciones

-Porque mi vida que no contariacutea para nada y acaso tambieacuten la tuya dependen de la

conversacioacuten que tendremos

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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27

aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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29

Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

30

-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

31

cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 20: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Amedrentada le aferreacute una mano Se la llevoacute eacutel a los labios miraacutendome como si

quisiera pedir excusas por tanta audacia Bajeacute yo los ojos era un taacutecito consentimiento

-Yo te amo -me dijo con aquella voz melodiosa como un canto- iquestme amas tuacute

-Siacute -le respondiacute

-iquestY consentiriacuteas en ser mi mujer

Llevoacute la mano a la frente con profunda expresioacuten de felicidad

-Siacute

-Entonces iquestno rehusaraacutes seguirme

-Te seguireacute doquiera

-Pues comprenderaacutes bien que no podemos ser felices sino huyendo de estos lugares

-iexclOh siacute Huyamos -exclameacute

-iexclSilencio -dijo eacutel estremecieacutendose- iexclSilencio

-Tienes razoacuten

Y me le acerqueacute toda tremante

-Escucha lo que he hecho -continuoacute Gregoriska- escucha por queacute he estado tanto

tiempo sin confesarte que te amaba Queriacutea yo cuando estuviera seguro de tu amor

que nadie pudiera oponerse a nuestra unioacuten Yo soy rico querida Edvige

inmensamente rico pero como lo son los sentildeores moldavos rico en tierras en ganados

en servidores Ahora bien he vendido por un milloacuten tierras rebantildeos y campesinos al

monasterio de Hango Me han dado trescientos mil francos en muchas piedras

preciosas cien mil francos en oro el resto en letras de cambio sobre Viena iquestTe bastaraacute

un milloacuten

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

22

designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

23

Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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24

La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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25

-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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26

-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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27

aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

28

juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

38

Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 21: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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Le apreteacute la mano

-Me hubiera bastado tu amor Gregoriska juacutezgalo tuacute

-iexclBien Escucha mantildeana voy al monasterio de Hango para tomar mis uacuteltimas

disposiciones con el superior Eacutel me tiene listos caballos que nos esperaraacuten de las nueve

de la mantildeana en adelante ocultos a cien pasos de castillo Despueacutes de la cena subiraacute

de nuevo como hoy a tu caacutemara como hoy apagaraacutes la luz como hoy entrareacute yo en tu

aposento Pero mantildeana en vez de salir solo tuacute me seguiraacutes saldremos por la puerta que

da sobre los campos encontraremos los caballos montaremos y pasado mantildeana por

la mantildeana habremos recorrido treinta leguas

-iexclOh iexclPor queacute no seraacute ya pasado mantildeana

-iexclQuerida Edvige

Gregoriska me apretoacute sobre el corazoacuten y nuestros labios se encontraron iexclOh Lo habiacutea

dicho eacutel yo habiacutea abierto la puerta de mi caacutemara a un hombre de honor pero

comprendioacute bien que si no le perteneciacutea en cuerpo le perteneciacutea en alma Transcurrioacute

la noche sin que pudiera cerrar los ojos Me veiacutea huir con Gregoriska me sentiacutea

transportada por eacutel como ya lo habiacutea sido por Kostaki soacutelo que aquella carrera terrible

espantable fuacutenebre se trocaba ahora en un apuro suave y delicioso al que la velocidad

del movimiento agregaba deleite pues tambieacuten el movimiento veloz tiene un deleite

propio Nacioacute el diacutea Bajeacute Me parecioacute que el ademaacuten con que me saludoacute Kostaki era

auacuten maacutes teacutetrico que de costumbre Su sonrisa era iroacutenica y amenazadora Smeranda no

me parecioacute cambiada Durante la colacioacuten Gregoriska ordenoacute sus caballos Pareciacutea que

Kostaki no pusiera ni la miacutenima atencioacuten en aquella orden Hacia las once Gregoriska

nos saludoacute anunciando que estariacutea de regreso recieacuten a la noche y rogando a su madre

que no lo esperase a cenar despueacutes se volvioacute hacia miacute y me rogoacute quisiera admitir sus

excusas

Salioacute La mirada de su hermano lo siguioacute hasta cuando dejoacute la caacutemara y en ese

momento le brotoacute de los ojos un tal relaacutempago de odio que me estremeciacute Pueden

imaginarse con queacute inquietud paseacute aquel diacutea A nadie habiacutea confiado nuestros

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

31

cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

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33

Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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34

Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

35

-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 22: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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designios a duras penas le hableacute a Dios de ello en mis plegarias y me pareciacutea que

todos los conocieran que cada mirada puesta en miacute pudiera penetrar y leer en lo iacutentimo

de mi corazoacuten La cena fue un suplicio hosco y taciturno Kostaki por costumbre

hablaba raramente esta vez no dijo maacutes que dos o tres palabras en moldavo a su madre

y siempre con tal acento que haciacutea estremecer Cuando me levanteacute para subir a mi

aposento Smeranda como de ordinario me abrazoacute y al abrazarme repitioacute aquella frase

que desde ya ocho diacuteas no le saliera de la boca iexclKostaki ama a Edvige

Esta frase me siguioacute como una amenaza hasta mi caacutemara y aun alliacute me pareciacutea que una

voz fatal me susurrase al oiacutedo iexclKostaki ama a Edvige Ahora el amor de Kostaki me

lo habiacutea dicho Gregoriska equivaliacutea a la muerte Hacia las siete de la noche vi a Kostaki

atravesar el patio Se volvioacute para verme pero me aparteacute para que no pudiera

descubrirme Estaba inquieta pues por cuanto podiacutea yo ver desde mi ventana me

pareciacutea que eacutel iba directamente hacia la caballeriza Me arriesgueacute a correr los cerrojos

de una de las puertas internas de mi caacutemara y pasar a la caacutemara vecina desde donde

podiacutea ver todo lo que eacutel estaba por hacer Se dirigiacutea en efecto hacia la caballeriza y

cuando hubo llegado a ella sacoacute eacutel mismo su caballo favorito ensillaacutendolo de su propia

mano con el cuidado de un hombre que da la mayor importancia a cada detalle Vestiacutea

el mismo traje que cuando se me apareciera la vez primera pero no llevaba otra arma

que el sable Cuando hubo ensillado el caballo miroacute otra vez hacia la ventana de mi

caacutemara No habieacutendome visto saltoacute sobre la silla se hizo abrir la misma puerta por la

que saliera y debiacutea volver su hermano y se alejoacute a todo galope en direccioacuten del

monasterio de Hango Se me apretoacute entonces terriblemente el corazoacuten un fatal

presentimiento me deciacutea que Kostaki iba al encuentro de su hermano Estuve en la

ventana hasta cuando pude distinguir el camino que a un cuarto de legua de distancia

del castillo haciacutea un recodo a la izquierda y se perdiacutea en el comienzo de un bosque

Pero la noche se tornaba cada vez maacutes cerrada y pronto no pude distinguir maacutes el

camino

Me quedeacute todaviacutea

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23

Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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25

-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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26

-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

27

aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

28

juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

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1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 23: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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Finalmente la inquietud que me atormentaba renovoacute precisamente por exceso mis

fuerzas y pues las primeras noticias de uno o de otro hermano debiacutean llegarme en la

sala inferior bajeacute

Mireacute ante todo Smeranda En la tranquilidad de su rostro advertiacute que no teniacutea ninguna

aprensioacuten daba oacuterdenes para la acostumbrada cena y los cubiertos de los hermanos

estaban en los lugares habituales No me atreviacute a interrogar a nadie Por otra parte iquesta

quieacuten hubiera podido dirigirme En el castillo ninguno excepto Kostaki y Gregoriska

hablaban las dos lenguas que yo sabiacutea Me sobresaltaba al miacutenimo rumor Por

costumbre nos poniacuteamos a la mesa a las nueve

Habiacutea bajado a la sala a las ocho y media y seguiacutea con la mirada la aguja de los

minutos cuyo avance era casi visible sobre el amplio cuadrante del reloj La viajera

aguja transitoacute la distancia que nos separaba del cuarto de hora

El cuarto golpeoacute y las vibraciones resonaron profundas y tristes en seguida la aguja

continuoacute su girar silencioso y la vi recorrer de nuevo la distancia con la regularidad y

la lentitud de la punta de un compaacutes Algunos minutos antes de dar las nueve me

parecioacute oiacuter el pataleo de un caballo en el patio Lo oyoacute tambieacuten Smeranda y volvioacute el

rostro hacia la ventana pero la noche era demasiado oscura para poder distinguir objeto

alguno iexclOh Si me hubiera mirado en aquel momento cuaacuten presto habriacutea adivinado lo

que pasaba en mi corazoacuten

Se habiacutea oiacutedo el patalear de un solo caballo y era cosa muy natural pues estaba yo

bien segura de que habriacutea regresado un solo caballero iquestPero cuaacutel Resonaron algunos

pasos en la antecaacutemara pasos lentos como los de un hombre que camina hesitando

cada uno de ellos me pareciacutea transitarme el corazoacuten La puerta se abrioacute y en la

oscuridad vi delinearse una sombra

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 24: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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La sombra se detuvo un instante en la puerta el corazoacuten se me quedoacute en suspenso La

sombra avanzoacute y a medida que entraba en el ciacuterculo de la luz recobraba yo el aliento

Reconociacute a Gregoriska Algunos momentos maacutes y el corazoacuten se me quebraba

Reconociacute a Gregoriska pero estaba paacutelido como un cadaacutever Con soacutelo verle se podiacutea

adivinar que habiacutea acontecido algo terrible

-iquestEres tuacute Kostaki -preguntoacute Smeranda

-No madre miacutea -contestoacute Gregoriska con sorda voz

-iexclAh al fin -dijo ella- iquesty desde cuaacutendo acaacute toca a tu madre esperarte

-Madre miacutea -dijo Gregoriska mirando la peacutendola- apenas son las nueve

Y efectivamente en ese mismo momento sonaron las nueve

-Es verdad -dijo Smeranda- iquestDoacutende estaacute tu hermano

A pesar miacuteo se presentoacute en mi mente el pensamiento de que Dios habiacutea hecho la misma

pregunta a Caiacuten Gregoriska no contestoacute

-iquestNadie ha visto hasta ahora a Kostaki -preguntoacute Smeranda

El vatar o sea el mayordomo fue a informarse

-Hacia las siete -dijo eacutel de regreso- el conde ha estado en las caballerizas ha ensillado

con propia mano su caballo y ha partido por el camino de Hango

En ese instante mis ojos se encontraron con los de Gregoriska No seacute si fue realidad o

alucinacioacuten pero me parecioacute notar una gota de sangre en medio de su frente Me lleveacute

lentamente el dedo a la frente indicando el punto donde creiacutea yo ver aquella mancha

Gregoriska me comprendioacute sacoacute el pantildeuelo y se secoacute

-Siacute siacute -murmuroacute Smeranda- habraacute encontrado alguacuten lobo u oso y se habraacute entretenido

en perseguirlo He aquiacute por queacute un hijo hace esperar a su madre iquestDoacutende le has dejado

Gregoriska

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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37

Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 25: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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-Madre miacutea -respondioacute eacuteste con voz conmovida pero firme- mi hermano y yo no hemos

salido juntos

-Bien -dijo Smeranda- Vamos a la mesa cada uno poacutengase en su lugar y luego

cieacuterrense las puertas quien esteacute afuera dormiraacute afuera

Las dos primeras partes de estas oacuterdenes fueron estrictamente ejecutadas Smeranda

se puso en su lugar Gregoriska se sentoacute a su diestra yo a su siniestra Despueacutes los

servidores salieron para cumplir la tercera parte de las oacuterdenes es decir para cerrar las

puertas del castillo En ese momento mismo se escuchoacute un gran estreacutepito en el patio y

un servidor entroacute espantado diciendo

-Princesa ha entrado en este instante al patio el caballo del conde Kostaki solo y por

entero cubierto de sangre

-iexclOh -murmuroacute Smeranda levantaacutendose paacutelida y amenazadora- de tal modo volvioacute una

noche al castillo el caballo de su padre

Dirigioacute una mirada a Gregoriska no estaba paacutelido ya estaba liacutevido El caballo del

conde Koproli en efecto habiacutea regresado una noche al castillo todo manchado de

sangre y una hora despueacutes los servidores encontraron y trajeron el cuerpo del amo

cubierto de heridas Smeranda tomoacute una antorcha de manos de un criado se acercoacute a

la puerta y abrieacutendola bajoacute al patio El caballo espantado era retenido trabajosamente

por tres o cuatro servidores que haciacutean toda clase de esfuerzos para tranquilizarlo

Smeranda se aproximoacute al animal examinoacute la sangre que cubriacutea la silla y vio una herida

en su testuz

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

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33

Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

35

-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

37

Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

38

Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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39

-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 26: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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-Kostaki fue muerto de frente -dijo ella- en duelo y por un solo enemigo Busquen su

cuerpo hijos miacuteos maacutes tarde buscaremos al homicida

Asiacute como el caballo habiacutea entrado por la puerta de Hango todos los servidores se

precipitaron afuera por ella y se vieron sus antorchas perderse en la campintildea y entrar

en lo profundo del bosque como en una hermosa noche de estiacuteo se ven centellear las

lucieacuternagas en la llanura de Niza o de Pisa

Smeranda como si hubiera estado segura de que la buacutesqueda no durariacutea mucho

aguardoacute enhiesta en la puerta Ni una laacutegrima humedeciacutea las mejillas de aquella madre

desolada sin embargo se veiacutea que la desesperacioacuten rugiacutea tempestuosa en lo profundo

de su corazoacuten Gregoriska estaba detraacutes de ella y yo cerca de Gregoriska Al

abandonar la sala parecioacute querer ofrecerme su brazo pero no se habiacutea atrevido a

hacerlo De ahiacute en cerca de un cuarto de hora se vio aparecer en el recodo del camino

una antorcha luego una segunda una tercera y finalmente se distinguieron todas Soacutelo

que ahora en vez de dispersarse estaban agrupadas en torno a un centro comuacuten Ese

centro era como bien pronto se pudo advertir unas parihuelas1 con un hombre tendido

sobre ellas El fuacutenebre cortejo avanzaba lentamente pero al cabo de diez minutos

quienes lo llevaban se descubrieron instintivamente la cabeza y taciturnos entraron en

el patio donde fue depositado el cuerpo Entonces con un majestuoso gesto Smeranda

ordenoacute que se le abriera paso y acercaacutendose al cadaacutever puso una rodilla en tierra ante

eacutel apartoacute los cabellos que le formaban un velo sobre el rostro y estuvo contemplaacutendolo

largamente sin derramar una laacutegrima Le abrioacute luego la vestimenta moldava y apartoacute

camisa ensangrentada La herida se hallaba en la parte diestra del pecho Debiacutea haber

sido hecha con una hoja recta y de dos filos Recordeacute haber visto esa mantildeana misma al

costado de Gregoriska el largo cuchillo de caza que serviacutea de bayoneta a su carabina

Busqueacute con los ojos el arma no estaba ya alliacute Smeranda se hizo llevar agua mojoacute en

ella su pantildeuelo y lavoacute la llaga Una sangre pura y tibia todaviacutea enrojecioacute los labios de

la herida El espectaacuteculo que teniacutea bajo los ojos era a un tiempo atroz y sublime

Aquella vasta caacutemara ahumada por las antorchas de resina aquellos rostros baacuterbaros

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

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juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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34

Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

35

-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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38

Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 27: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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aquellos ojos centelleantes de ferocidad aquellos ropajes singulares aquella madre

que a la vista de la sangre aun caacutelida calculaba cuaacutento tiempo haciacutea que la muerte

arrebatara a su hijo aquel profundo silencio interrumpido soacutelo por los sollozos de los

bandidos cuyo jefe era Kostaki todo eso repito teniacutea en siacute algo de atroz y de sublime

Smeranda acercoacute sus labios a la frente de su hijo y se levantoacute en seguida echaacutendose

a las espaldas las largas trenzas de blancos cabellos que se le habiacutean desunido

-iexclGregoriska ndashdijo

Gregoriska se estremecioacute sacudioacute la cabeza y saliendo de su atoniacutea

-Madre miacutea -respondioacute

-Ven aquiacute hijo miacuteo y escuacutechame

Gregoriska obedecioacute temblando pero obedecioacute

A medida que se aproximaba al cuerpo de Kostaki la sangre brotaba de la herida maacutes

abundante y maacutes roja Afortunadamente Smeranda no miraba maacutes hacia aquel lado

pues a la vista de aquella sangre no habriacutea tenido ya necesidad de buscar el asesino

-Gregoriska -dijo ella- bien seacute que Kostaki y tuacute no se miraban con buenos ojos bien seacute

que tuacute eres un Waivady por parte de tu padre y eacutel un Koproli por parte del suyo pero

por parte de madre son ambos de la sangre de los Brankovan Seacute que tuacute eres un hombre

de ciudad occidental y eacutel un hijo de las montantildeas orientales pero por el seno que los

llevoacute a ambos son hermanos iexclPues bien Gregoriska quiero saber si mi hijo seraacute

llevado a yacer junto a la tumba de su padre sin que haya sido pronunciado el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

28

juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

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Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

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-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

34

Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

35

-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

37

Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

38

Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

39

-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

40

las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

41

-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

42

nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 28: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

28

juramento si yo en fin podreacute llorar tranquila como mujer descansando en ti vale decir

en un hombre para el castigo

-Dime sentildeora el nombre del homicida y ordena te juro que dentro de una hora si tuacute

lo exiges habraacute dejado de vivir

-iquestJuras so pena de mi maldicioacuten lo has entendido hijo miacuteo iquestJuras que el asesino

moriraacute que no dejaraacutes piedra sobre piedra de su casa que su madre sus hijos sus

hermanos su mujer o su prometida pereceraacuten por tu mano Juacuteralo y al jurarlo invoca

sobre ti la coacutelera celeste si faltas a la sacra promesa Si faltas a esta sacra promesa

padeceraacutes la miseria la execracioacuten de los amigos la maldicioacuten de tu madre

Gregoriska extendioacute la mano sobre el cadaacutever y

-iexclJuro que el asesino moriraacute -dijo

A aquel singular juramento cuyo verdadero sentido yo sola y el muerto quizaacute podiacuteamos

comprender vi o creiacute ver cumplirse un horrendo prodigio Los ojos del cadaacutever se

abrieron se fijaron sobre miacute maacutes vivos cual nunca los viera y como si aquella mirada

hubiera sido palpable sentiacute penetrarme hasta el corazoacuten un hierro candente No resistiacute

tanto dolor y me desvaneciacute

Cuando recobreacute los sentidos me encontreacute acostada sobre el lecho de mi caacutemara una de

las dos mujeres velaba cerca de miacute Pregunteacute doacutende estaba Smeranda me fue

contestado que velaba junto al cuerpo de su hijo Pregunteacute doacutende estaba Gregoriska se

me dijo que en el monasterio de Hango

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

29

Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

30

-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

31

cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

32

medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

33

Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

37

Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

38

Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

39

-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

40

las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

41

-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

42

nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 29: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

29

Ahora no era preciso huir iquestno habiacutea muerto Kostaki No se debiacutea ya hablar de boda

iquestpodiacutea yo casarme con el fratricida Transcurrieron asiacute tres diacuteas y tres noches en medio

de extrantildeos suentildeos En la vigilia y en el suentildeo veiacutea siempre aquellos dos ojos vivos en

ese rostro de muerto era una visioacuten horrenda Kostaki debiacutea ser sepultado al tercer diacutea

Por la mantildeana me fue traiacutedo de parte de Smeranda un vestido completo de viuda Me

lo puse y bajeacute La casa pareciacutea vaciacutea todos estaban en la capilla Me encamineacute hacia

ella y al tiempo que trasponiacutea su umbral vino a mi encuentro Smeranda a quien no

habiacutea visto desde hacia tres diacuteas

Se hubiera dicho que era la imagen del Dolor Con lento movimiento como el de una

estatua posoacute sobre mi frente sus helados labios y con voz que pareciacutea salir ya de la

tumba pronuncioacute las habituales palabras iexclKostaki te ama No se pueden imaginar

el efecto que produjeron en miacute aquellas palabras Esa protesta de amor expresada en

presente en vez de en pasado que deciacutea te ama y no ya te amaba ese amor de

ultratumba que veniacutea a buscarme en la vida hizo sobre mi corazoacuten una impresioacuten

terrible Al mismo tiempo se apoderaba de miacute un extrantildeo sentimiento tal como si fuera

verdaderamente la mujer de aquel que habiacutea muerto no la prometida del vivo Aquel

atauacuted me atraiacutea a mi pesar dolorosamente como la sierpe atrae al pajarillo por ella

fascinado

Busqueacute con los ojos a Gregoriska lo vi paacutelido y enhiesto contra una columna miraba

hacia lo alto No seacute decir si me vio Los monjes del convento de Hango rodeaban el

cuerpo cantando salmos del rito griego a veces armoniosos con frecuencia monoacutetonos

Tambieacuten yo hubiera querido orar pero la plegaria expiraba en mis labios mi mente

estaba tan confusa que me pareciacutea antes bien presenciar un consistorio de demonios

que una reunioacuten de monjes Cuando fue sacado el cuerpo de alliacute quise seguirlo pero

desfallecieron mis fuerzas Sentiacute doblaacuterseme las piernas y me apoyeacute en la puerta

Entonces Smeranda se me acercoacute e hizo una sentildea a Gregoriska Este se aproximoacute

Smeranda me habloacute en moldavo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

30

-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

32

medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

33

Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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34

Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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35

-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

38

Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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39

-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

40

las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

41

-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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42

nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 30: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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30

-Mi madre me ordena repetirte palabra por palabra lo que va a decir -me expresoacute

Gregoriska

Smeranda habloacute de nuevo cuando hubo terminado

-He aquiacute las palabras de mi madre -dijo eacutel- Lloras a mi hijo Edvige tu lo amabas

iquestverdad Te agradezco las laacutegrimas y tu amor de ahora en adelante tienes una patria

una madre una familia Derramemos las muchas laacutegrimas debidas a los muertos luego

seamos de nuevo dignas ambas de aquel que ya no es iexclyo su madre tuacute su mujer

Adioacutes vuelve a tu caacutemara yo acompantildeareacute a mi hijo hasta su uacuteltima morada cuando

regrese me encerrareacute en mi estancia con mi dolor y me volveraacutes a ver soacutelo cuando lo

haya vencido estate tranquila matareacute este dolor porque no quiero que me mate a miacute

A estas palabras de Smeranda traducidas por Gregoriska no pude responder sino con

un gemido Subiacute a mi caacutemara el fuacutenebre cortejo se alejoacute y lo vi desaparecer en el

aacutengulo del camino El convento de Hango estaba a soacutelo media legua de distancia del

castillo en liacutenea recta pero los obstaacuteculos del suelo haciacutean dar muchas vueltas al

camino de modo que se empleaban dos horas en recorrer aquel espacio Era el mes de

noviembre Las jornadas se habiacutean tornado friacuteas y breves y a las cinco ya era noche

oscura Hacia las siete vi reaparecer las antorchas el cortejo fuacutenebre habiacutea regresado

El cadaacutever reposaba en la tumba de sus padres todo estaba concluido

Les dije ya en queacute singular pesadilla viviacutea presa luego del fatal suceso que nos

sumergiera a todos en el duelo y sobre todo despueacutes que viera reabrirse y fijarse sobre

miacute los ojos cerrados del muerto La noche que siguioacute oprimida por las emociones

experimentadas durante el diacutea estaba auacuten maacutes triste Escuchaba sonar todas las horas

del reloj del castillo y a medida que el tiempo fugitivo me acercaba al momento en

que habiacutea muerto Kostaki me sentiacutea cada vez maacutes desconsolada Sonaron las nueve

menos cuarto Entonces se apoderoacute de miacute una extrantildea sensacioacuten Me corriacutea por todo el

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31

cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

33

Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

34

Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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35

-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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37

Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

41

-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

42

nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 31: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

31

cuerpo un terror un estremecimiento que me helaba luego una especie de suentildeo

invencible entorpeciacutea mis sentidos me oprimiacutea el pecho y me velaba los ojos Tendiacute

el brazo y fui a caer de espaldas sobre el lecho Sin embargo no habiacutea perdido

totalmente los sentidos como para que no pudiera oiacuter como unos pasos acercaacutendose a

mi puerta despueacutes me parecioacute abrirse la puerta en seguida no vi ni escucheacute maacutes nada

Soacutelo sentiacute un vivo dolor en el cuello Luego de lo cual caiacute en profundo letargo

Me desperteacute a medianoche mi laacutempara ardiacutea auacuten intenteacute levantarme pero estaba tan

deacutebil que hube de repetir la tentativa dos veces Finalmente logreacute superar mi debilidad

y como despierta sentiacutea en el cuello el mismo dolor que experimentara en el suentildeo me

arrastreacute apoyaacutendome en el muro hasta el espejo y mireacute Algo que semejaba la

punzadura de un alfiler marcaba la arteria de mi cuello Creiacute que alguacuten insecto me

hubiera picado durante el suentildeo y como me sentiacutea abatida por la extenuacioacuten me

acosteacute de nuevo y me dormiacute A la mantildeana me desperteacute como de costumbre pero

entonces sentiacute una tal debilidad como la experimentara soacutelo una vez en mi vida a la

mantildeana siguiente de un diacutea en que fuera sangrada Me mireacute en el espejo y me sorprendiacute

de mi extraordinaria palidez La jornada transcurrioacute triste y oscura experimentaba yo

una cosa singular cuando me encontraba en un lugar sentiacutea necesidad de quedarme

alliacute cualquier cambio de posicioacuten me fatigaba

Llegada la noche me trajeron la laacutempara mis mujeres seguacuten podiacutea yo comprender por

sus gestos se ofrecieron a quedarse conmigo Se lo agradeciacute y salieron A la misma

hora que la noche precedente experimenteacute los mismos siacutentomas Quise levantarme

entonces y pedir ayuda pero no pude llegar a la salida Oiacute vagamente dar las nueve

menos cuarto los pasos resonaron se abrioacute la puerta pero yo no veiacutea ni escuchaba

nada y como la noche anterior caiacute de espaldas sobre el lecho Como el diacutea anterior

experimenteacute un dolor en el mismo sitio Como el diacutea anterior me desperteacute a

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

32

medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

33

Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

34

Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

35

-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

37

Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

38

Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

39

-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

40

las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

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medianoche pero maacutes paacutelida y maacutes deacutebil auacuten Al diacutea siguiente se renovoacute la horrible

pesadilla

Estaba decidida a bajar a la estancia de Smeranda por muy deacutebil que me sintiera

cuando entroacute en la caacutemara una de mis mujeres y pronuncioacute el nombre de Gregoriska

El joven la seguiacutea Intenteacute levantarme para recibirle pero volviacute a caer en mi silloacuten Eacutel

dio un grito al verme y quiso lanzarse hacia miacute pero tuve la fuerza de tender el brazo

hacia eacutel

-iquestQueacute vienes a hacer aquiacute -le pregunteacute

-iexclAy -dijo eacutel- iexclveniacutea a decirte adioacutes A decirte que abandono este mundo que me es

insoportable sin tu amor y tu presencia a anunciarte que me retiro al monasterio de

Hango

-Gregoriska -le respondiacute- estaacutes privado de mi presencias pero no de mi amor iexclAy Te

amo siempre y mi mayor pena es que este amor sea en adelante casi un delito

-Entonces iquestpuedo esperar que rogaraacutes por miacute Edvige

-Siacute pero no lo podreacute hacer por largo tiempo -repliqueacute yo con una sonrisa

-iquestPor queacute no Pero en verdad te veo muy abatida Dime iquestqueacute tienes iquestPor queacute tan

paacutelida

-Porque Dios tiene ciertamente piedad de miacute y a eacutel me llama

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

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Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

35

-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

37

Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

38

Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

40

las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

42

nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 33: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

33

Gregoriska se me acercoacute me tomoacute una mano que no tuve fuerza de sustraerle

miraacutendome fijo al rostro

-Esa palidez no es natural Edvige -me dijo- iquestcuaacutel es la causa

-Si te la dijera Gregoriska creeriacuteas que estoy loca

-No no habla Edvige te lo suplico estamos en un paiacutes que no se parece a ninguacuten otro

paiacutes en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia Dime diacutemelo todo te lo

encarezco

Se lo narreacute todo la extrantildea alucinacioacuten que me poseiacutea a la hora en que Kostaki debioacute

morir ese terror ese letargo ese friacuteo glacial esa postracioacuten que me haciacutea caer de

espaldas sobre el lecho ese ruido de pasos que me pareciacutea oiacuter esa puerta que creiacutea ver

abrirse y finalmente ese agudo dolor en el cuello seguido de una palidez y de una

debilidad siempre crecientes Creiacutea yo que mi relato pareceriacutea a Gregoriska un

comienzo de locura y lo terminaba con una cierta timidez cuando por el contrario

advertiacute que me prestaba gran atencioacuten

Cuando hube terminado de hablar Gregoriska reflexionoacute un instante

-iquestDe manera -preguntoacute eacutel- que te duermes cada noche a las nueve menos cuarto

-Siacute por muchos que sean los esfuerzos que haga para resistir al suentildeo

-iquestY a esa misma hora crees ver abrirse la puerta

-Siacute aunque eche el cerrojo

-iquestY luego experimentas un agudo dolor en el cuello

-Siacute aunque sea apenas visible la sentildeal de la herida

-iquestMe permites ver

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

34

Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

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-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

42

nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 34: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

34

Dobleacute la cabeza hacia atraacutes Examinoacute eacutel la cicatriz

-Edvige -dijo Gregoriska despueacutes de un momento de reflexioacuten- iquesttienes confianza en

miacute

-iquestMe lo preguntas -contesteacute

-iquestCrees en mi palabra

-Como creo en el Evangelio

-iexclBien Edvige por mi fe te juro que no tienes ocho diacuteas de vida si no aceptas hacer

hoy mismo lo que voy a decirte

-iquestY si consiento

-Si consientes quizaacutes te salves

-iquestQuizaacutes -eacutel se calloacute- Suceda lo que fuere Gregoriska -continueacute diciendo yo- hareacute

cuanto me ordenes hacer

-Escucha entonces -dijo eacutel- y ante todo no te espantes En tu paiacutes como en Hungriacutea y

en nuestra Rumaniacutea existe una tradicioacuten

Tembleacute porque esa tradicioacuten ya habiacutea vuelto a mi memoria

-iexclAh iquestSabes lo que quiero decir

-Siacute -contesteacute- en Polonia vi algunas personas padecer el horrendo hecho

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

35

-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

37

Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

38

Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

39

-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

40

las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

41

-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

42

nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

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-Quieres hablar del vampiro iquestno es verdad

-Siacute nintildea auacuten me sucedioacute ver desenterrar en el cementerio de una aldea perteneciente

a mi padre cuarenta personas muertas en quince diacuteas sin que se hubiera podido en

ninguna ocasioacuten acertar con la causa de su muerte Diecisiete de esos cadaacuteveres

expusieron todos los signos de vampirismo es decir fueron encontrados frescos como

si hubieran estado vivos los otros eran sus viacutectimas

-iquestY queacute se hizo para liberar de eso a la regioacuten

-Se les clavoacute un palo en el corazoacuten y luego los quemaron

-Siacute asiacute se acostumbra hacer pero para nosotros eso no basta Para librarte de tu

fantasma antes quiero conocerlo y iexclpor Dios lo conocereacute Siacute y si es preciso luchareacute

cuerpo a cuerpo con eacutel quienquiera fuere

-iexclOh Gregoriska -exclameacute espantada

Dijo

-Quienquiera que fuere lo repito Mas para llevar a buen fin esta terrible aventura es

necesario que hagas todo lo que te exigireacute

-Di

-Estate preparada a las siete Desciende a la capilla pero desciende sola es necesario

que venzas a toda costa tu debilidad Edvige Alliacute recibiremos la bendicioacuten nupcial

Consieacutentemelo amada miacutea para velar por ti Luego subiremos de nuevo a esta caacutemara

y entonces veremos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

41

-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

42

nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

Page 36: Libro no 1899 la dama pálida dumas, alejandro colección e o julio 18 de 2015

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36

-iexclOh Gregoriska -exclameacute- iexclsi es eacutel te mataraacute

-No temas amada Edvige Consiente solamente

-Sabes bien que hareacute todo lo que quieras Gregoriska

-Entonces hasta luego a la noche

-Siacute haz lo que creas maacutes oportuno y te secundareacute yo cuanto mejor pueda adioacutes

Se fue Un cuarto de hora despueacutes vi a un caballero precipitarse a toda carrera por el

camino del monasterio era eacutel

Apenas le hube perdido de vista caiacute de rodillas y oreacute oreacute como ya no se reza en

nuestras tierras sin fe y aguardeacute a las siete ofreciendo a Dios y a los santos el

holocausto de mis pensamientos no me levanteacute sino al sonar las siete Estaba deacutebil

como una moribunda paacutelida como una muerta Me echeacute sobre la cabeza un gran velo

negro descendiacute la escalera apoyaacutendome en el muro y me dirigiacute a la capilla sin

encontrar a nadie

Gregoriska me esperaba con el padre Basilio prior del monasterio de Hango Centildeiacutea

una espada santa reliquia de un antiguo cruzado que asistiera a la toma de

Constantinopla con Ville-Hardouin y Baldouin de Flandes

-Edvige -dijo eacutel golpeando con la mano su espada- con la ayuda de Dios eacutesta romperaacute

el encantamiento que amenaza tu vida Aceacutercate pues resueltamente este santo

hombre que ya ha recibido mi confesioacuten recibiraacute nuestros juramentos

Comenzoacute la ceremonia quizaacute nunca otra fue maacutes sencilla y a un tiempo maacutes solemne

Nadie asistiacutea al monje eacutel mismo nos puso sobre la cabeza las coronas nupciales

Vestidos ambos de luto giramos en torno al altar con un cirio en la mano luego el

monje tras pronunciar las sacras palabras agregoacute

Vaacuteyanse ahora hijos miacuteos y el Sentildeor les deacute fuerza y valor para luchar contra el

enemigo del humano geacutenero Armados de la inocencia de ustedes y defendidos por Su

justicia venceraacuten al demonio Vayan y benditos sean

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

37

Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

38

Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

39

-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

40

las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

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Besamos los libros santos y salimos de la capilla Entonces por vez primera me apoyeacute

en el brazo de Gregoriska y me parecioacute que al contacto de aquel fuerte brazo de aquel

noble corazoacuten volviacutea a mis venas la vida Estaba segura del triunfo porque Gregoriska

estaba conmigo subimos a mi caacutemara Sonaban las ocho y media

-Edvige -me dijo entonces Gregoriska- no tenemos tiempo que perder iquestQuieres

dormir como de costumbre para que todo suceda durante tu suentildeo o bien permanecer

desvelada y verlo todo

-Junto a ti nada temo quiero permanecer despierta y verlo todo

Gregoriska extrajo de su pecho un boj2 bendito huacutemedo auacuten de agua santa y me lo

dio

-Toma entonces esta ramita -me dijo- acueacutestate en tu lecho recita las preces de la

Virgen y aguarda sin temor Dios estaacute con nosotros Cuida ante todo de no dejar caer

la ramita con ella podraacutes ordenar aun en el infierno No me llames no des ninguacuten

grito reza confiacutea y aguarda

Me acosteacute en el lecho Cruceacute las manos sobre el seno y puse sobre eacutel la ramita

bendecida Gregoriska se ocultoacute tras del trono de que ya hableacute Contaba yo los minutos

y de seguro mi esposo haciacutea lo mismo Sonaron los tres cuartos Vibraba auacuten el tantildeir

del martillo cuando me sentiacute presa del mismo entorpecimiento del mismo terror y del

mismo friacuteo glacial de los diacuteas precedentes acerqueacute a mis labios la rama bendita y

aquella primera sensacioacuten se desvanecioacute Oiacute entonces muy claro el ruido de aquel

conocido paso lento y medido que subiacutea los peldantildeos de la escalera y se aproximaba a

la puerta Luego la puerta se abrioacute despaciosamente sin ruido como empujada por

sobrenatural fuerza y entonces -La voz se apagoacute a medias casi sofocada en la

garganta de la narradora- Y entonces -continuoacute haciendo un esfuerzo- vi a Kostaki

paacutelido como se me apareciera en las parihuelas2 los largos cabellos negros cayeacutendole

sobre las espaldas goteaban sangre vestiacutea como de costumbre pero teniacutea descubierto

el pecho y dejaba ver su sangrante herida Todo estaba muerto todo era cadaacutever

carne ropas porte solamente los ojos aquellos terribles ojos estaban vivos

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Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

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38

Ante aquella aparicioacuten iexclextrantildeo es decirlo en vez de sentir duplicaacuterseme el espanto

sentiacute crecerme el valor Dios me lo enviaba de seguro para decidir mi situacioacuten y

defenderme del infierno Al primer paso que el espectro dio hacia mi lecho le claveacute

intreacutepidamente los ojos en el rostro y le presenteacute la rama bendita El espectro intentoacute

avanzar pero un poder maacutes fuerte que eacutel lo retuvo en el sitio Se detuvo

-iexclOh -murmuroacute- ella no duerme lo sabe todo

Pronuncioacute eacutel estas palabras en lengua moldava y sin embargo las comprendiacute yo como

si hubieran sido pronunciadas en lengua por miacute sabida

Estaacutebamos asiacute uno frente al otro el fantasma y yo sin que pudiera apartar mis miradas

de las suyas cuando con el rabillo del ojo vi a Gregoriska salir detraacutes del baldaquino

semejante al aacutengel exterminador y con la espada en el puntildeo Se hizo la sentildeal de la cruz

con la mano siniestra y avanzoacute lentamente con la espada tendida vuelta hacia el

fantasma eacuteste al ver al hermano desenvainoacute tambieacuten el sable soltando una horrible

carcajada pero apenas su sable tocoacute el hierro bendito el brazo le cayoacute inerte junto al

cuerpo Kostaki exhaloacute un suspiro de rabia y desesperacioacuten

-iquestQueacute quieres de miacute -preguntoacute al hermano

-En nombre del Dios verdadero y viviente -dijo Gregoriska- te conjuro a que respondas

-Habla -dijo el espectro rechinando los dientes

-iquestTe he tendido yo una emboscada

-No

-iquestTe he asaltado yo

-No

-Te he herido yo

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

39

-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

40

las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

41

-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

42

nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

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-No

-Te arrojaste tuacute mismo sobre mi espada y tuacute mismo corriste al encuentro de la muerte

Luego ante Dios y los hombres no soy culpable yo del delito de fratricidio luego no

has recibido una misioacuten divina sino infernal luego has salido de tu tumba no como una

sombra santa sino como un espectro maldito y volveraacutes a tu tumba

-iexclCon ella siacute -exclamoacute Kostaki haciendo un supremo esfuerzo para apoderarse de miacute

-iexclVolveraacutes allaacute solo -exclamoacute a su vez Gregoriska- Esta mujer me pertenece

Y al pronunciar tales palabras tocoacute con la punta del hierro bendito la llaga viva Kostaki

exhaloacute un grito como si le hubiera tocado una espada de fuego y llevaacutendose una mano

al pecho dio un paso atraacutes Al mismo tiempo Gregoriska con un movimiento que

pareciacutea coordinado con el del hermano dio un paso adelante entonces con los ojos

fijos en los ojos del muerto con la espada contra el pecho de su hermano comenzoacute una

marcha lenta terrible solemne Era algo semejante al pasaje de don Juan y el

comendador el espectro retrocediacutea bajo la presioacuten de la sacra espada bajo la voluntad

irresistible del campeoacuten de Dios que lo seguiacutea paso a paso sin pronunciar una palabra

ambos anhelantes ambos liacutevidos del rostro el vivo arrojando al muerto y obligaacutendolo

a abandonar el castillo su anterior morada para volver a la tumba su morada futura

Lo aseguro a fe miacutea iexclera cosa horrenda de verse Y sin embargo yo misma movida

por una fuerza superior invisible desconocida sin saber lo que haciacutea me levanteacute y los

seguiacute Bajamos la escalera iluminados soacutelo por las ardientes pupilas de Kostaki

Atravesamos la galeriacutea y el patio y luego traspusimos la puerta siempre con el mismo

paso medido el espectro retrocediendo Gregoriska con el brazo tendido yo detraacutes de

ellos

Esta marcha fantaacutestica duroacute una hora pues era necesario volver el cadaacutever a su tumba

pero en vez de seguir el camino acostumbrado Kostaki y Gregoriska atravesaron el

terreno en liacutenea recta cuidaacutendose poco de los obstaacuteculos que para ellos ya no existiacutean

ante ellos el suelo se allanaba los torrentes se secaban los aacuterboles se apartaban las

rocas se abriacutean El mismo milagro se operaba para miacute soacutelo que el cielo me pareciacutea todo

cubierto de un negro velo las lunas y las estrellas habiacutean desaparecido y en medio de

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

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las tinieblas soacutelo veiacutea resplandecer los ojos llameantes del vampiro Llegamos de tal

modo a Hango y pasamos a traveacutes del seto vivo de madrontildeos que serviacutea de cerco al

cementerio Apenas entrada distinguiacute entre las sombras la tumba de Kostaki junto a

la de su padre no sabiacutea que estuviera alliacute y sin embargo la reconociacute Nada me era

desconocido en aquella noche

Gregoriska se detuvo al borde de la fosa abierta

-Kostaki -dijo eacutel- aun no estaacute todo terminado para ti y una voz del cielo me avisa que

puede concebirse el perdoacuten si te arrepientes iquestprometes retornar a la tumba iquestno salir

de ella maacutes iquestconsagrar a Dios el culto que consagraste al infierno

-iexclNo -respondioacute Kostaki

-iquestTe arrepientes -preguntoacute Gregoriska

-iexclNo

-Por uacuteltima vez iquestte arrepientes

-iexclNo

-iexclBien Invoca la ayuda de Satanaacutes como invoco yo la de Dios y veremos quieacuten saldraacute

esta vez auacuten victorioso

Resonaron simultaacuteneamente dos gritos los hierros se cruzaron despidiendo centellas

y la lucha duroacute un minuto que me parecioacute un siglo Kostaki cayoacute vi alzarse la terrible

espada de su hermano introduciacutersela en el cuerpo y clavar ese cuerpo sobre la tierra

recieacuten removida Un uacuteltimo grito que nada teniacutea de humano se alzoacute por el aire Acudiacute

Gregoriska estaba en pie pero vacilante Le di apoyo con mis brazos

-iquestEstaacutes herido -le pregunteacute ansiosamente

iexclPor una Cultura Nacional Cientiacutefica y Popular

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

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-No -me respondioacute- pero en tal duelo querida Edvige la lucha no la herida mata He

luchado con la muerte y a ella pertenezco

-Amigo amigo -exclameacute- aleacutejate de aquiacute y acaso vuelvas a la vida

-No eacutesta es mi tumba Edvige pero no perdamos tiempo toma un poco de esta tierra

impregnada de su sangre y apliacutecala a la mordedura que te hizo es el uacutenico medio que

puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

Obedeciacute temblando Me inclineacute para recoger aquella tierra sanguinosa y al doblarme

vi el cadaacutever clavado al suelo la espada bendita le atravesaba el corazoacuten y una sangre

oscura le brotaba abundante de la herida como si hubiera muerto en aquel momento

Amaseacute un poco de tierra con la sangre y apliqueacute a mi herida el espantoso talismaacuten

-Ahora mi adorada Edvige -dijo Gregoriska con voz semiapagada- escucha bien mi

uacuteltimo consejo Abandona el paiacutes apenas te sea posible Soacutelo la distancia es una

seguridad para ti El padre Basilio recibioacute hoy mi suprema voluntad y la cumpliraacute

iexclEdvige un beso iexclEl uacuteltimo el uacutenico beso iexclEdvige me muero

Y asiacute diciendo Gregoriska cayoacute junto al hermano

En cualquier otra circunstancia en medio de aquel cementerio cerca de aquella tumba

abierta con aquellos dos cadaacuteveres yaciendo uno junto al otro hubiera enloquecido

pero como dije ya Dios me habiacutea inspirado una fuerza igual a los acontecimientos de

los que eacutel me haciacutea no soacutelo testigo sino tambieacuten actriz Mientras miraba a mi alrededor

en busca de ayuda vi abrirse la puerta del monasterio y avanzar los monjes de a dos

conducidos por el padre Basilio llevando cirios ardientes y cantando las preces de

difuntos El padre Basilio habiacutea llegado haciacutea poco al convento y previendo lo

sucedido se dirigiacutea al cementerio con toda la congregacioacuten Me encontroacute viva cerca de

los dos muertos Una uacuteltima convulsioacuten habiacutea retorcido el rostro de Kostaki

Gregoriska en cambio estaba tranquilo y casi sonriente Fue sepultado como lo deseara

eacutel junto al hermano el cristiano junto al maldito Smeranda cuando tuvo noticia de la

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

________________

1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza

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nueva desdicha quiso verme fue a buscarme al convento de Hango y supo de mis

labios cuanto habiacutea acontecido en aquella tremenda noche

Le referiacute todos los detalles de la fantaacutestica historia pero ella me escuchoacute como ya me

escuchara Gregoriska sin mostrar estupor ni espanto

-Edvige -me contestoacute ella despueacutes de un instante de silencio- por muy extrantildeo que sea

lo que me has narrado dijiste soacutelo la verdad La estirpe de los Brankovan estaacute maldita

hasta la tercera y cuarta generacioacuten porque un Brankovan matoacute a un sacerdote El

teacutermino de la maldicioacuten ha llegado pues tuacute aunque esposa eres virgen y en miacute se

extingue el linaje Si mi hijo te ha dejado en herencia un milloacuten toacutemalo Despueacutes de

mi muerte salvo los piacuteos legados que tengo la intencioacuten de hacer recibiraacutes el resto de

mis bienes Y ahora sigue el consejo de tu esposo Vuelve lo maacutes presto que puedas a

aquellas tierras donde Dios no permite que se cumplan tan horrendos prodigios No

necesito de nadie para llorar conmigo a mis hijos Mi dolor quiere soledad Adioacutes no

me tengas ya en cuenta Mi suerte futura me pertenece a miacute sola y a Dios

Y luego de besarme en la frente como de costumbre me dejoacute y fue a encerrarse en el

castillo de Brankovan

Ocho diacuteas despueacutes partiacute para Francia Como lo esperara Gregoriska mis noches no

fueron turbadas ya por el terrible fantasma Se restablecioacute mi salud y de aquel suceso

no me quedoacute otro recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompantildear hasta la

tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro

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1 Parihuelas Utensilio para transportar cosas entre dos personas formado por dos

barras horizontales entre las que estaacute fijada una plataforma o cajoacuten Camilla cama

portaacutetil

2 Boj Arbusto de tallos ramosos con pequentildeas hojas ovales muy utilizado como

planta de jardiacuten y cuya madera es apreciada por su dureza