Leyendas Potosinas

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Nombre del alumno: Braulio Sebastin Macias Ordaz.Grado: 1.-B CQ.No. Del proyecto: 1

El Duendecillo del Edificio Ipia

Cuentan que unos nios estaban jugando a la pelota cerca del estacionamiento de dicho edificio, cuando en un momento determinado se les escapa la pelota y se les va lejos, uno de los nios corre a buscarla cuando de repente se topa en su camino con un pequeo y extrao nio que rea traviesamente, este pequeo nio misterioso corre hacia la pelota y la patea an ms lejos, por lo que el nio dueo de la pelota se resuelve a regaarlo por su actitud, cuando de pronto se sorprende al ver al extrao pequeo desaparecer frente a sus ojos, atravesando la puerta cerrada del estacionamiento. Los nios se asustaron mucho ante este suceso y no volvieron a jugar all.

Cuentan tambin que las cmaras de vigilancia han captado a este pequeo nio corriendo por all, as como tambin lo han visto parado junto a la caseta de pago, segn aseguran es el mismo duendecillo que fue visto anteriormente por otros testigos como los nios de la pelota.

Lo cierto es que una aparicin tan extraa como la del duendecillo solo ocurre en el estacionamiento del edificio Ipia, no se sabe exactamente a qu se debe su aparicin, pero muchos son ya los que aseguran haberlo visto

LA MALTOS

Los siguientes hechos ocurrieron en la ciudad de San Luis Potos, por el ao de 1700.

Los habitantes de aquel viejo San Luis era gente sencilla, cuyas ropas era hechas de manta o cuero, asimismo haba seores de costosos trajes, los cuales eran bsicamente hacendados o personas del gobierno, por aquel tiempo ya existan los templos de Tlaxcala, Santiago, Montecillo y dicen que el ro Santiago llevaba un enorme caudal.

En lo que hoy es el Edificio Ipia, ubicado en la avenida Venustiano Carranza esquina con Damin Carmona frente a la plaza de los fundadores, antes de su construccin (1903) era un lugar donde recluan a personas que la inquisicin interrogaba y torturaba por hereja, brujera y hechicera.

Una mujer que tuvo su residencia oficial en el edificio antes mencionado conocida como la Maltos, se deca que practicaba magia negra, bujera y espiritismo, por irnico que parezca, la maltos era inquisidora, ella aplicaba el tormento a todas las personas que se deca practicaban las artes obscuras, aplicndoles tormentos, y algunas veces esas personas eran asesinadas en las mazmorras del edificio a causa de la crueldad de la Maltos, la gente de renombre, polticos, personas de la iglesia y la poblacin en general, le tenan mucho temor y respeto, ya que tena el poder de perjudicar a quien ella quisiera, era mejor no ser enemigo de ella.

Se cuenta que sola salir por las calles de la ciudad a horas altas de la noche en un carro tirado por dos enormes caballos, embrujados que obtena dibujando en el muro de su habitacin un coche tirado por dos enormes caballos negros, pronunciaba hechizos y ordenaba a los caballos arrancar, estos cobraban vida, carruaje y corceles salan a merodiar por la empedradas calles de la ciudad de San Luis, sacando chispas de fuego envueltos en llamas.

Un da la Maltos asesin a dos personas de mucha influencia poltica y econmica.El alto orden inquisidor dio orden de arrestarla rodeando la casa donde viva la Maltos, las autoridades entraron a capturarla, nada poda hacer que escapara de aquella sentencia nadie; la encontraron un jefe de la polica acompaado de dos subalternos, la Maltos no tuvo ms remedio que entregarse diciendo:

Ha llegado la hora de perder, no puedo resistirme ante la fatalidad, aunque mis poderes no se han menguado, pues cuento con facultades que me han otorgado los dioses y esta en mi mano destruirlos en este momento, si as fuesen mis deseos; no obstante debo obedecer los mandatos de fuerzas superiores y me entrego a vosotros. Puedo pedirles un ltimo favor, una gracia?

El Jefe de Polica contesto que no era culpa suya que ellos solo obedecan ordenes superiores para que se cumpliera la sentencia a la que se haba hecho acreedora.No teman nada y no se preocupen por mi -Dijo la Maltos-, no cobrar venganza contra ustedes. Solo cmplanme este ltimo deseo: quiero dejar aqu, en este saln, un recuerdo imperecedero, har un hermoso dibujo.

El jefe accedi, la hechicera, con el dedo ndice de la mano derecha, trazo en la pared primero los contornos de una carroza, luego las ruedas, la portezuela y dos grifos gigantescos que la jalaban; al conjuro de unas palabras cabalsticas, la carroza pareca moverse. Sonriendo, la Maltos volte hacia sus aprehensores dicindoles: Os invito a que viajis conmigo por lo ancho y largo de los continentes conocidos. Ante la mirada estupefacta de los hombres armados, que permanecan como clavados en el piso, subi gilmente y la carroza se fue perdiendo en un horizonte sin lmites.

Salieron despavoridos el jefe policiaco y sus ayudante a narrar lo acontecido, pero, por supuesto nadie les crey. Lo cierto es que nunca nadie volvi a saber de la Maltos...