Legarra, Martin - De Mi Acontecer Misionero 03

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    **s5^sfte^v F R . M A R T I N L E G A R R A

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    FRAY MA RTIN LEGARR A, O. A. R.

    DE MI ACONTECERMISIONEROTomo

    EDIT. REV. AVGVSTINVSGeneral Dvila, 5M A D R I D1 9 8 6

  • 7/27/2019 Legarra, Martin - De Mi Acontecer Misionero 03

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    ISBN: 84-85096-08-8 Impreso en Espaa Depsito Legal: S. 324-1986Imprenta Calatrava. Polg. El Montalvo. Telfono 21 41 18. - Salamanca, 1986

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    PRTICOQu dolor y qu gozo en la despedida, hermano MartnLegarra, pastor y gua!Te despedimos en la Catedra l, con el alma adolorida.El Todo Panam all presente: obispos, todos; sacerdotes,cun tos?; seminaristas, jvenes de colegios, universitarios,viejicas y camp esinos y damas de sociedad y monjas declausura; indios bocatoreos con cholos veragenses, militares de alto rango, polticos en ejercicio del poder o en laoposicin. Y tus herma nos Agustinos Recoletos, sin faltaruno.Todos con mil recuerdos a flor de piel, sorbindonos laslgrimas. Y con una congoja apretada aqu adentro que,de pronto, cuando tus herma nos cargbamos tu fretro, sehizo aplauso, desbordando el templo hasta inundar la plaza. Aplauso cerrado, que hizo de tu entierro una marchatriunfal. Hu man sima mezcla de dolor, de afecto, de solidaridad por cosas que t sabes. Adis y despedida hastael Padre; tamb in accin de gracias por tu vida y tu testimonio.Y signo de fe y de gozo, entre cantos de esperanza y devictoria: Resucit, aleluya. Muerte: dnde est la muerte?Dnde su victoria?. Esperanza y alegra, como en la Vigilia Pascual, que con una vida y una muerte como las tuyas no hay muerte que valga, que es la vida la que no tienelmites.

    * * *Otra vez tus cartas, hermano Martn Legarra. Otra vez

    tus palabras, tus gestos. Y tu risa. Otra vez t mismo entre nosotros.

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    8 P R T I C OTu acontecer misionero en Panam y ms all. Tus buenas noticias a la comu nidad cristiana, que no slo a las comunidades de Agustinas Recoletas en su clausura. T m ismo, hermano Martin Legarra , en tus cartas presente.Tus ojos, como de nio, que nunca perdieron la capaci

    dad de asombro, ni la trasparencia. Tus ojos, siempre descubriendo mun dos, siempre haciendo nuevas las cosas, presentes en tus cartas.Y tu voz. Voz de energa, corno de roca enhiesta. Voz paternal, como de madera de roble envejecida. Voz entera,siempre clida; voz que penetra, que llega, presente en tuscartas.Tambin tu pa labra . Toda llena de vida, de esperanza,acogedora. Palabra tuya; como la de un profeta o de unherma no que sufre o que re, que comparte el dolor y laalegra porque ha vivido todo, presente en tus cartas.Y t us manos . Tus manos expresivas, entre el revoloteode la risa o la ternura del abrazo . Tus manos sin barreras,abiertas siempre a todos, presentes en tus cartas.Tu voz clara de padre. Tu palabra abundan te y floriday hermosa. Tus ojos abiertos y expresivos. Tus manos fuertes y fraternas. Y tu alegra contagiosa y tu carcajadalimpia.

    Eso son tus cartas, hermano Martn Legarra. Son tu estilo, tu talante. Y el estilo no es la persona?* * *

    Qu dolor y qu gozo en la despedida, hermano MartnLegarra, pastor y gua!Y qu alegra y qu emocin en el encuentro contigo entus cartas, hermano Martn Legarra, pastor y gua!Bocas del Toro, 25 de enero de 1986.Cum pleaos de monseor Ma rtn Legarra.

    * J O S AGUSTN GAMUZA, OARObispo Prelado de Bocas del Toro.

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    PRESENTACINEn el portentoso sepulcro que Balduccio di Giovanni dePisa labr en la iglesia de San Pedro de Pava para contener los res tos de San Agust n , bajo una bveda de mrmolque representa un cielo tachonado de es t rel las , e l santo,vestido de pontifical , yace majestuoso, leyendo para la poster idad un l ibro que resume su obra. Augustinus adhuc lo-quitur: Agust n s igue hablando a la humanidad.Tambin a monseor Mart n Legarra, hi jo espir i tual deAgust n , me lo imagino dictando su mensaje, ansioso deconectar, a travs de su palabra escri ta, con los suyos. Cuando en su enfermedad, ya en sus post reros das , vea tocarlas playas de la eternidad, an sac fuerzas de flaquezapara dictarme una cuart i l la para la que l soaba defini t ivacarta a las contemplat ivas . Quera que su informacin, recogida con i lus in por Estados Unidos, Japn y Fi l ipinas ,no se perdiese. Amor con amor se paga, y el las bien se merecan ese gesto de cario y delicadeza.Cmo no t ra tar de cumpl i r ese t es tamento no escr i to?Redact, como mejor pude, lo que l quiso decir y ah es tla l t ima carta . Pero tambin es taba tomada mi decis in:hara todo lo posible por completar la edicin de su correspondencia. Era una obl igacin moral hacia l . Pero era,igualmente, un homenaje a quienes le quis ieron y encont raron en sus cartas la imagen ms viva del autor: contemplat ivas agust inas recoletas y descalzas, carmel i tas , dominicas , clar isas . . . Y una atencin hacia quienes , vida, golosamente, abrevaron su espr i tu en los dos tomos anter iores : rel igiosos , sacerdotes , periodis tas , campesinos, pol t i cos, amas de casa, funcionarios . . .Aqu las tenis . Vuestras son. Sus dest inatar ias di rectasse ven gozosas de compart i r la nt ima vibracin de mon-

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    10 P R E S E N T A C I Nse, del Padre Obispo que desvelaba car ta a car ta , l nea al nea, su ser enamorado de Cris to, su tota l vivir sacerdotal .Al comentar le que la pr imera car ta de este tomo, enviada en la Na vida d d e 1983, da ra, por su extensin, p ar auna buena par te de un hipott ico tercer tomo, me responda ya el 2 de febrero de 1984: Es como ir trabajando enel tercer tomo. Efectivamente, la idea de hacerlo ha sidosuger ida por var ios. Habr que esperar , dejar que e l Seory e l t iempo nos vayan aconsejando, pero s in miedos. Esbueno pienso yo t razarse una meta y encaminarnos hacia ella.Se ofrecen en este volumen las cartas de dos aos, deNavidad del 83 a la Pascua del 84 esta lt ima escrita pre-visoramente antes de su via je a Fi l ipinas. Se completancon las cartas que fui escribiendo a las religiosas con motivo de su enfermedad y entrega al Seor. As se cierra elciclo vital de una comunicacin l levada a cabo a almaabie r ta .Le era grato pensar que como Pablo o Francisco de Javier su correspondencia abr a cauces a Cr is to. Y quinduda que e l madr inazgo espir i tual de las monjas de c lausura fue fecundo? Qu tesoros ar rancaron al c ie lo para suapostolado, viviendo el dogma de la Comunin de los santos? Misterio del gran Rey. Aqu y ahora, en tus manos, loque monseor ofreci, con apostlica impaciencia, con grat i tud reconocida, a sus madr inas. Toma y lee . Fr . Mart nadhuc loquitur, todava s igue hablando.

    JAVIER LEGARRA

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    CARTA

    Panam, Navidad 1983Muy queridas hermanas agust inas recoletas y descalzas:Que sus corazones, y hasta los muros ms sl idos de sus monasterios, queden penetrados de la paz, el gozo y la bendicin del Seor.Soy incorregible, tenaz e ins is tente. Me t ienen de nuevo l lamando a lapuer ta . Ayer lo haca en compaa de Jav ier o de Paco , mis sobr inos .Hoy lo hago a larga d is tancia, solo. En tonc es y ah ora sonrien do defelicidad. Dios nos quiere alegres. Por qu no aceptar la invitacin?Inicio es ta carta con un poco de temor. Ignoro cmo i rn l lenndose las pginas , s in poder ant icipar hasta dnde l legarn o dnde

    acabarn. Que no acaben con su paciencia, amables lectoras . Anteesta inseguridad, ped colaboracin a mis sobrinos , pero a la hora deredactar , an me t i enen en preocupante espera de sus apor tes . I remos brindando lo que hay en la despensa de la informacin, condimentndolo discretamente con salsa que a nadie perjudique y, en loposible, a todos agrade y aproveche.PASEANDO CON EL NGEL

    Sonre la primaveraSo que mi ngel de la guarda, que tengo as ignado a t iempo comple to , s in concesiones de pluriempleo, me invi taba a recorrer los monas ter ios de agust ina s recoletas y descalzas con tem plat ivas espa rcidaspor la geografa de Espaa. Ninguno quedara excluido de la vis i ta .Durante nues t ro recorr ido de ensueo d iv i samos , a d i s tancia , unmonas ter io en cons t ruccin , de grandes e imponentes proporc iones .Hal lbase ubicado en un apacible y fr t i l val le , de eterno verdor vest ido . El val le era semejante en hermosura al Araqui l que me vio nacer . El ngel me expl ic que la perspect iva de incremento de vocaciones a l a v ida contempla t iva femenina era prometedora : que se haca

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    12 D E M I A C O N T EC E R M I S I O N E R Ourgente tomar medidas opor tunas para no se r sorprendidas ante laavalancha s in tener lugar preparado para recibir las . Mi socio pregunt s i recordaba la parbola de las vrgenes prudentes que habanhecho las necesar ias provisiones, y las otras que, por descuidadas, sequedaron a la luna de Valencia al l legar el esposo. Le respond ques, la recordaba. Dijo entonces: Estas hermanas nuestras son cautelosas . No quieren verse metidas en apuros, a la hora de la gran cosecha de vocaciones. Magnfico!, respond, no esperaba menos deellas. Gracias a Dios, la primavera sonre de nuevo.Dentro del mismo val le me pareci percibir e l t int ineo bucl icode una campana l lamando a profesas, novicias y postulantes a rezarlaudes. Me sorprendi e l taido que era semejante a la campanita dela iglesia de mi pueblo que pona una nota de gran belleza en el conjunto del incomparable valle. Advert esto al ngel, quien solt unacarcajada armoniosa, y aclar: Te equivocas, te equivocas. Lo queoyes no es una campana. Es la esquila (en tu pueblo lo l lamabais cencerro) de a lgn ganado que, suel to y a sus anchas, anda por estoscontornos pastando. Me cal l , un tanto confundido. El odo me haba t ra ic ionado.

    Ni mapas ni gasolinerasLa l legada a los monaster ios resul taba interesante , pr imero porla velocidad con que se realizaban nuestros traslados. Yo, cerca del

    ngel con sus a las extendidas a veces me parecan paracadas, mesent a suavsimamente impulsado. Al l legar , no tenamos que indagardnde estaba la por ter a , ni e l torno. Tuve la impresin de que miguardin haba andado por e l los ms de una vez. En mi sospecha,pensaba yo si l no har a a lguna escapator ia durante mi sueo, porque no necesi taba mapas, ni preguntar en gasol ineras. Todo resul tabafamiliar .El carisma del gracioso hablarAl enterarse las religiosas acerca de nuestra presencia (y lo hacanpronto, como si tuvieran odos de l iebre) , e l habi tual s i lencio solemnese rompa en explosin de voces. Se observaba un rebul l i r de colmena.Se a lborotaban.Coment e l custodio: Ellas son siempre as . Ya vers cuando salgan a l locutor io. Efect ivamente , iban entrando medio a t ropel , perocuidando mucho de no rozarse y mantener la compostura . Tras e l pr i m er desah ogo, h ar to bul l ic ioso, el ngel , co n su ad em n y su voz, lesrogaba cal lar . Y el s i lencio se haca , aunque en los monaster ios delsur . . . s iempre se tardaba ms en lograr lo. Oh, e l car isma del graciosohab la r !

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    PASEANDO CON EL NGEL 13La bombonera de cristalAsegurado el sos iego, mi cus todio mandaba a las hermanas formar en grupos como para par t ic ipar en orfen. Todas , segn el t imbre de su voz, tendran que cantar. Con el f in de evitar excusas de

    ronquera u o t ra afeccin cualquiera de garganta , mi guardin sacuna bombonera de cr is ta l de Venecia , de la que iba repar t iendo unaspas t i l l i tas mgicas , de color azul t ras lcido, de sabor mentolado. A mno me regal. Era slo para contemplat ivas, quienes las di luan en suboca con gran fe en su eficacia y con ilusionada esperanza.De nuevo hab l el nge l: Todas t ienen que can tar, y ca nta r bien.Las pas t i l las harn maravi l las en sus gargantas . No habr te laraaque se resista a su poder. Mientras l deca esto, se not un suavecarraspeo en el grupo. El Padre-Obispo, cuya difci l custodia personal me ha sido confiada por el Seor, part icipar en el canto. Paral no hay past i l las . Necesi tar algo ms fuerte. Sugiero que tome tressorbos lentos de agua bendita mezclada con tres gotas de astringosol.Por supuesto, s in repetir la dosis . El actuar de sol is ta.

    Celos profesionales?Cmo? Sol is ta e l Padre Obispo? pregunt inquis i t iva una delas ms jvenes que, antes de ent rar en el monaster io , haba tomadocursos de bel canto en el conservatorio.S, hermana, l ser sol is ta .(En esto el ngel , con mucho y fino disimulo, me coment: Seguramente que la monji ta esperaba ser la sol is ta. Esta vez no ha de seras . Que no sea vanidosa.)ngel , todava no has d icho qu vamos a in terpretar sealcon autosuficiencia una monja de maravil losos trmolos, de cantatriz de pera.El ngel, siempre con la respuesta a flor de labios, explic que el

    g rupo genera l can ta r a :Te damos gracias, oh Dios, invocando tu nombre.Es el Seor quien lo ha hecho.Ha sido un milagro patente.Casi todas comenzaron a tararear e l canto por v a de ensayo, hasta que se oy una voz:Y qu le t ra va a cantar e l Padre-Obispo?Haca la pregunta la hermana encargada de las abejas . Aunque el la

    es de buen ver y graciosi l la, actualmente l leva el ojo izquierdo muyhinchado. Resul ta que sus dulci f icantes protegidas se haban declara-

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    14 DE MI ACONTECER MISIONEROdo en huelga de alas cadas. Cuando ella las quiso motivar a regresaral t rabajo, la agui jonearon con furia , dejndola como la veamos. Vocrea que mi custodio le dara alguna vaselina angelical para la hinchazn, pero no. La dej como estaba, seguramente para que no presumiera de guapa. Mi ngel sabe mucho y conoce las debi l idades hum a n a s .Contestando a la pregunta de la hermani ta de las abejas , el ngelexpl ic que el Padre-Obispo tena ms mot ivos que nadie para dargracias a Dios, sobre todo en su jubileo sacerdotal . Por lo que se haba elegido para su canto:

    Alaba, alma ma, al Seor!Alabar al Seor mientras viva.Taer para mi Dios mientras exista.Para Ti es mi msica.Todas consideraron excelente la seleccin del texto. Sonri el guardin; hasta me dio la impresin de que se haba sent ido halagado.Ser que tampoco el los son impermeables a la vanidad?Todo por el arteFormado e l coro , no muy numeroso , mi guard in d io unas ins t rucciones prct icas entre las que recuerdo s tas :1. Cuando ustedes canten en derroche de gorgori tos , hganlo elevando s imul tneamente sus ojos al cielo , en act i tud de mst ico arrobo.2. Cuando el Padre-Obispo inicie su parte, todas bajarn levemente sus cabe zas, afinando el odo . Y, p o r su pu esto , todas a ca llar! Si ,por casual idad o quiz por costumbre, l desafine, no exter ior icen sudesencanto. Esperen a hacerlo con mayor l ibertad a la hora (de la recreacin, cuando y donde l ni las vea ni las oiga. La prudencia aslo p ide .En el anfiteatroContinu soando y. . . gozando. Qu dulce soar con ngeles all ado . Y pas al segundo estadio, donde cambi el escenario. En adelante los sucesos no ocurr i rn en lo reducido de cada monaster io , s inoen un anfi teat ro inmenso. Todas las hermanas agust inas recoletasy descalzas se haban congregado en l , dando un tes t imonio ejemplar de fraternidad. Formaban entre todas la Coral de la AlabanzaO.A.R.. Como cada grupo haba tenido previos ensayos, el resultado

    de su canto promet a rayar , por su bel leza y ar te , a gran al tura. Faltaba todava algo por decidir : quin l levaba la batuta?

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    P A S E A N D O C ON E L N G E L 15Reparto equitativoHay por ah manifes t e l ngel una hermana que sabe armonizar el ruido de ol las, sartenes y platos con val ientes acordes quearranca al rgano. Invito a que se presente y suba al podio. Sin tar

    danza, a l l es taba la hermana que, de manera d is imulada, se despojde manguitos y mandil . Tras leve incl inacin al ngel , hizo el la sonarsuavsimo y sugerente al diapasn. La Coral entr en accin bien concertada. Qu voces! Qu arte! Sobresal a quiz demasiado la voz delos t rmolos. Se lo indic la directora que se haba dado cuenta, l is taque era! El grupo de las andaluzas miraba un tanto airado a la deltrmolo que las opacaba. Como luego explicara una de el las , nosotras somos tan poquiyas. . . ! Algo semejante ocurra con las de Le-queit io. El concierto iba adelante. En uno de los espacios, mi guardin me sopl al odo: Esta Coral es formidable! Lo que ms l lamala a tencin es su unidad. En el conjunto , no hay nota d isonante. Sinembargo, yo haba observado una fal la que s in duda haba escapadoa la atencin de mi socio. Al fondo, haba unas tres religiosas que apenas abr an la boca. Reconocindolas , pens para mis adentros : Serque les hace mal la cercana de las r as y el gusto de los meji l lones?

    Un pellizco nada angelicalPersonalmente sent ame ent re absorto y embobado cuando, de re

    pente , mi guardin me propin un soberano pel l izco, nada angel ical ,avisndome preocupado: Preprate , l lega tu par te , e l so lo . Has tomado el agua bendi ta con gotas de as t r ingosol?. Al l mis apr ie tos .Haba olvidado todo: el agua bendita, el astringosol y las grgaras.Reson solemne, prolongado, inmenso, e l caldern del coro , en el ques haban par t ic ipado a todo pulmn has ta las hermanas de la r a ylos meji l lones.Apuros de un mal solistaAprovech e l momento de mayor sonor idad para car raspear condisimulo, cubriendo mi boca con un finsimo pauelo regalo de la Su-per iora de la Federacin. Levant la cabeza como s in t indome dueode la s i tuacin, que saba cuan del icado era mi papel . Ergu el cuel lo,abr la boca, me esforc por d isparar a p leno pulmn el Alaba, almama, al Seor. Imposible. La voz se negaba a sal ir . Mir suplicanteal ngel , esperando que, compadecido de su protegido, me diera unamano, o a l menos la nota . Volv a mirar lo , y qued muy t r i s te , cas idesengaado. Me pareci leer en su rostro aquello de frai le mostn /

    t lo quisiste / t te lo ten. Continuaba mi angustia, hasta que, l iberndome de la pesadi l la , desper t .

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    16 DE MI ACONTECER MISIONERODnde estaba el ngel?Cerca de rci no enc on tr m on jas can tora s ni recoletas ni descalzas.Tampoco estaba, a l menos de manera vis ible , mi ngel de la guarda.Pero s estaba presente , muy presente y vivo, e l deseo de cantar a la

    banzas a l Seor y la segur idad de que ustedes tambin haban de asociarse a mi accin de gracias.Aqu termin el sueo. Bajemos ahora , como en paracadas, de lanube a la t ier ra , pues a e l la nos per tenecemos todava .Se lo haba informadoLos sueos, segn dicen, reflejan, casi siempre de manera dispara tada, a lguna exper iencia o vivencia previa del durmiente . Si anal i

    zamos e l mo, se palpar a su re lacin con la celebracin del jubi leosacerdotal . En mi carta de Navidad 1982 notif icaba a ustedes acercadel mismo, invi tndolas a unirse en la accin de gracias a l Seor . Lesescr ib a textua lmente :Desde ahora ansio que el 1983 sea un ao de gratitud al Seor y a los hombres.Aydenme a conseguirlo, hermanas.

    La recuerdan? Con eso por delante , ser fci l acer tar la interpretacin, aun sin ser adivinos profesionales .No hay soledad sino amorHe odo repet i r a ms de uno que c ier tas fechas sealadas en lavida de un re l igioso, digamos jubi leo de pla ta , de oro, de diamante ,deben conmemorarse en un c l ima de s i lencio y espir i tual idad, de manera ms cal lada que bul l ic iosa . Lo importante , dicen los defensoresde esta teor a , es la preparacin personal tanto remota como prxima, en int imidad con el Seor dador de todo bien.Mi sent i r a l respecto es diferente . Me gusta ms pensar en trminos de la comunidad a la que nos per tenecemos. Si en e l hogar , lafamil ia , se vive en comunicacin espontnea y s incera , por qu noha de buscarse eso mismo en la famil ia re l igiosa? Si en aqul la lasalegr as , igual que las t r is tezas, son compar t idas por todos sus miemb r o s , por qu no ac tuar de manera semejante ent re nosot ros? Enconsecuenc ia , nunca se r jus to de ja r a un hermano solo en sus d as ,fueren estos sombros o luminosos. La sol idar idad f ra terna en comu-

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    PASEANDO CON EL NGEL 17nidad obl iga a mucho. Frecuentemente suelo recordar aquel lo que rezamos en la Liturgia de las Horas:

    All donde va un cristianono hay soledad sino amor;pues lleva toda la Iglesiadentro de su corazn,y dice nosotrosincluso si dice yo.

    La estrofa viene como anil lo al dedo para nosotros l lamados a lav ida en comunidad . Qu sab iamente in terpre t nues t ro Padre SanAgust n es te pensamiento en su Regla.Creo, y as es, que lo primero para el rel igioso, en estas y otrasci rcunstancias , es bsicamente su preparacin espir i tual , y su reconocimiento a la gracia del Seor. Pero en es to nase la comunidadde hermanos, a f in de que la alabanza sea ms resonante y amplia. Nose pretende honrar tanto a la persona en s como, a t ravs de el la , a lSeor .Porque ustedes lo han pedidoEste encabezamiento corresponde a un programa de televis in queactualmente se presenta en Panam. De creacin gringa, t iene intersporque versa precisamente sobre temas sugeridos o pedidos por los

    televidentes .Aqu ha br de hac er algo pare cido: escribi r sobre dete rm inad ossucesos porque us tedes lo han pedido. Recordarn que durante l areciente vis i ta a sus monaster ios , inform acerca de temas que interesaban , pensando que con aquel lo bas taba . Parece que no . He rec i bido carta de cier to 'monaster io de Levante que dice:Disfrutamos tanto con su venida! Algunas de las monjas de Levante tuvimos lasuerte de ser visitadas por ustedes hasta dos veces. El permiso de Roma, para queustedes pudieran entrar en clausura, es muy de agradecer, y el hecho de que entraran nos gust mucho. Hermoso testimonio de fraternidad el que ustedes nosdieron. Nos hicieron mucho bien.

    Ahora queremos pedirle que, aunque ya nos cont de palabra tantas cosas, noslas repita en la carta que esperamos para Navidad. Cuntenos, sin falta, acerca dela visita del Papa a Panam, sobre la publicacin del segundo tomo de nuestrolibro, la celebracin de las bodas de oro, su ida a Estados Unidos... Que no se lequede nada en las teclas.Estamos convencidos de que usted va a preparar el tomo tres De mi acontecermisionero, y queremos que all est recogido todo, todo para la historia.Ya ver que las monjas somos muy avispadas, aunque algunas veces resultemospedigeas tambin. En eso de avispadas, todava son mucho ms usted y su so-

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    8 DE MI ACONTECER MISIONERObrino Padre Javier. Con uno solo, se puede hablar, pero cuando estn los dos, nosganan. Perdone, Padre Obispo, nuestra confianza.

    Hasta aqu , tomado de la car ta .Listas y avispadasLa monja que, en nombre de la comunidad, escr ib i la mencionadacarta, nada t iene de menguada. Pero s mucho de vista larga. Miraque pensar ya en el tomo tercero , cuando apenas acaba de sal i r e lsegundo! Ustedes deben saber que los materiales hay que ir compilndolos poco a poco, en base a las cartas que envo a ustedes; y tambin, en parte, con lo que de sus monasterios escriben y l lega. De ahla importancia de sus mis ivas . De modo que. . . a tener en cuenta es tol t imo. Por lo dems, agradezco a la corresponsal sus buenos deseos

    de vida provecta y tranquila. Qu el la lo vea!Me place eso de que las monjas son avispadas. S , ms de lo quemuchos op inan , porque no han t en ido opor tun idad de t ra ta r l as y conocer en di recto sus grandes valores humanos . Deberan recordar losnombres de tantas f iguras de rel igiosas que, aparte de su gran tal lain telectual , moral y espi r i tual , han s ido tambin expert s imas en relaciones humanas . Acaso no las hemos conocido en nues t ra propiacasa? Y el las no son figuras precisamente de siglos pretri tos, s ino denues t ro p resen te , de nues t ro hoy .Mantengan su identidadPuesto en el tema como sobre r ie les , y por e l los en pat ines , harunas g losas .Sea cual fuere el juicio de quienes las conocen o desconocen, s iganustedes s iendo las mismas. No pierdan jams su ident idad de personas consagradas . El l lamado del Seor a la v ida contemplat iva es t tu lo s ingular de nobleza por su per tene ncia m s n t im a al Seor . Nobusquen ms ciencia que la que anhelaba para s e l apstol Pablo , lade conocer ms profundamente cada da a Cris to y v ivi r su v ida deen t rega y amor .Por o t ro lado, recuerden que tambin la cul tura y la c iencia sondones preciosos de Dios a t ravs de los cuales podemos ir a El . Mantengan en esto y en todo el equil ibrio sereno, s in olvidar que la prudencia es necesar ia para una vida recta y ordenada. S que no preci san es tos consejos ; pero s iempre es bueno tener reservas para cuandollegue la necesidad.

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    LIBRO VIAJERO 19Un viejito y sus chistesMi imaginacin resulta en ocasiones traviesa. Me l leva a recordarexperiencias del pasado que, con un poco de esfuerzo, pueden ponerseen s intona, nunca perfecta, con hechos o cosas de hoy. Al mencionaraquel lo de gente avispada, he recordado a un viej i to , ms r ico en aosque en chispa y gracia para contar las cosas. Entre sus polifacticasmanas estaba la de ir recopilando cuanto chiste l legaba a su conocimiento. Los anotaba en su vieja l ibreta de puntos de perfeccin, ensu l t ima parte . Por supuesto, jams sal a de su boca nada de subidocolor , en lo cual era ejemplarmente cuidadoso. Nosotros , es tudiantestodava, lo buscbamos picaronamente para que nos ref i r iera algunode su coleccin. Cier to da nos cont uno tan archisabido que paranosotros ol a a alcanfor . No obstante, se lo celebramos como s i fuerarecin salido del horno. Haba que dejarlo contento. Ya deca yo quese iban a rer mucho, comentaba l , que ganaba a todos en el goce.Cuando le preguntbamos cul era la fuente de su inspiracin, sel levaba la mano a la frente y deca: De aqu, de aqu sale todo eso.Y como colofn, conclua: Yo no soy tan tonto como parezco.El viejo sent a hacia nosotros mucho cario y deca admirarnospor nuest ra intel igencia (perdn, hermanas) , pues , segn l , fuera dedos o t res de sus chis tes , comprendamos los dems en el sent ido msgenuino.

    LIBRO VIAJEROLo que cuesta ser papEn octubre de 1982 vino a vis i tarme un amigo en representacinde otros varios , para conversar , segn deca, muy privadamente. Elseor me ref i r i cmo l y varios compaeros ms se haban enteradode la proximidad de mi jubi leo de oro sacerdotal . Queran saber cules eran los planes para su celebracin. Y entramos en dilogo:Cules son los planes?, pregunt l .Que yo sepa, contest , hasta ahora ninguno definido.Nosotros , sus amigos, tenemos uno muy concreto. Quis iramos. . .Qu se t raen en t re manos?Mire, monseor, es tamos pensando que con tal mot ivo se publ i que un nuevo tomo de su l ibro De mi acontecer misionero.Qued sorprendido de la propuesta, s i bien record que das antesme haba escri to mi sobrino P. Javier sugir iendo exactamente lo mis

    m o. Reflexion unos instantes; vi que haba ya suficiente material parao t ro tomo. El problema era o t ro .

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    20 D E M I A C O N T EC E R M I S I O N E R OCmo se va a financiar la obra?No h abr p roblem a. A eso vengo prec i samen te . Es tamo s d i spuestos a sufragar los gastos en su total idad, como un obsequio.Pero cmo?S, tal como lo oye. Dnos ese gusto.Bien, si es as . . .Tamal calienteEn el curso de la conversacin mi amigo deca que, a juzgar porel xi to de cr t ica y l ibrer a del pr imer tomo, podamos es tar opt imistas con relacin al segundo. Idea que no l legaba a convencerme. Enel pr imero abundaban vivencias misioneras personales en relacin conel t rabajo pastoral en Bocas del Toro y Veraguas. Adems, aquel contena el tamal caliente del caso del P. Gallego que tan fuertemente

    haba sacudido al pas . Quiz se debi a es to part icularmente que enPanam hubiera que publ icarse una segunda ed ic in , respondiendoa la demanda.Es te segundo, com entab a yo , proba blem ente no tendr a l a gar radel pr imero, pues su material ser a , en parte considerable, sacado delbal de los recuerdos.No impor ta , monseor . Queremos que e l l ib ro se publ ique parabeneficio de tantos que lo leern con inters y gusto. Nos dice lo quecueste la publ icacin y adelante con la obra! Esperamos nos mantenga informados .Al or esto, impulsivamente, me levant de la si l la, le di un fuerteabrazo extensivo al res to del grupo cuya generosidad me confunda.Hermanas, demos un entusias ta viva a la amistad. Gracias a el laiba a ser por segunda vez pap de un l ibro.

    Vuelos y revueloNo poda defraudar a mis amigos. De inmediato, un equipo de se

    cretar ias de la parroquia inici la t ranscripcin de todo el material .Entrevis t a varias casas edi toras de la capi tal , consul tando precios ,que me parecieron prohibi t ivos . Viaj a la Repbl ica Dominicana, esperando condiciones ms halageas. Luego, a Costa Rica, donde aterr ic con buena fortuna. Entre ot ras ventajas , contar a con la de tenera cohermanos que con cario colaboraran, en especial en la revis inde pru eb as . A pa rt i r de aqu , pr ct ica m en te los prob lem as y dif icultades desaparecieron .

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    LIBRO VIAJERO 21En el trabajo y el brindisDurante el perodo de impresin, vol repet idamente a San Josde Costa Rica, gracias a Compaa Panamea de Aviacin que mehonra con el t tulo de Obispo Capelln de COPA. Uno de los viajes

    coincidi con el da de mi cumpleaos. Desde la maana a la tarde,permanec metido en los tal leres, dando los toques semifinales a lost raba jos . A m edia m aa na, o brero s , of iciales y obispo-cliente hicimo suna t regua para un br indis donde hubo v ino de marca y pas te les .Oportunamente se dio la consigna de no degustar ms el f ruto de lavid, tan pronto como las minsculas comenzaran a parecer maysculas. Fue para todos un acontecimiento fel iz. Cunta alegra, y a tanbajo precio!La criatura sale a la calleEra en la tarde primaveral del 2 de marzo de 1982, en San Jos deCosta Rica. Imposible olvidarla . El padre de la cr iatura De mi acontecer misionero, y como padrino del mismo el P. Aurelio Lerena, sal amos a la cal le con el l ibro que l levbamo s car ios am ente al homb ro , en la cuna de sendos paquetes . Ambos compart amos el gozo,como habamos compart ido las di f icul tades y preocupaciones . Dbamos por bien empleadas las horas , tediosas y largas , pasadas en lostal leres de la Imprenta Metropol i tana. Tenamos el f ruto en un grue

    so volumen de quinientas cincuenta y nueve pginas n t idamente impresas , con o t ras m s de i lus trac iones . A nue s t ro ju ic io cmo nospodemos engaar padre y padr ino! el muchacho era guapetn , rollizo. Nos gustaba hasta el t rajeci to de su portada. Lo que otros juzgaran chi l ln y puebler ino, nos pareca de al ta costura. Un primor,vamos ....Y se me te entre obisposAquel la misma tarde, los Obispos de Panam nos reunamos enel seminar io jun tamente con los de o t ros pa ses cent roamer icanos ,para recibi r a Su Sant idad el Papa Juan Pablo II . Su l legada es tabaconfirmada para el da siguiente.Entregu a los prelados panameos sendos ejemplares que agradecieron. Uno de el los sugiri entregar al Santo Padre algn ejemplar, cuando l nos visi tara. La idea, al principio, me pareci exagerada en su propsi to . Francamente, pensaba yo que el l ibro, en sumodest ia , no mereca tanto honor. Mas, como los papas tenemos uncorazn tan t ierno, pronto di je que s . As veramos a la cr iatura andar no solamente entre obispos, sino recibiendo las caricias del mismo Papa .

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    I> E M I ACONTECER M I S I O N E R O

    Viajero internacionalMs proezas de nues t ra cr ia tura . En breves d as , De mi acontecermisionero tomo 2 haca arreglos de viaje . No sera su tendenciaa viajar , herencia declarada del pap? Un nuevo padrino, en la persona del P . Jess Doncel , experto en relaciones humanas, logr unboleto de cortes a para el infant i to . En Espaa ser a recibido por misobrino Javier , quien el da 19 de marzo lo es tar a repart iendo. Mient ras en Panam nos preparbamos para l a so lemne Eucar i s t a jub i lar ,Javier recorr a paseos, cal les y avenidas del gran Madrid, entregandoa cada una de las cuatro casas provinciales de la Orden cinco ejemplares cor tes a t ambin del tomo 2 De n acontecer misionero.Desde aqu rei tero las gracias a aquel los reverendos Provinciales quetan galan temente escr ib ieron y generosamente correspondieron .Mimos y pastelesAh, y p o r sup ue sto, el infante tena pr isa de l legar a las casa s delas hermanas. Pronto aprendi que en el las haba de ser recibido conpasteles de miel y merengue y, lo pr incipal , con mimo. No se olvidJavier de este detal le, y en la misma ronda que a los Provinciales l levejemplares a los monaster ios de Santa Isabel y La Encarnacin. Losdis tantes de la capi tal espaola, lo recibi r an s in tardanza.Panam, canal abiertoUna vez ms Panam ha demost rado que sabe acoger con amor loque con cario se le ofrece. El canal abier to a la bondad pude exper imentar lo con la publ icac in del tomo pr imero De mi acontecer misionero, y lo he vuel to a comprobar con el segundo. El pbl ico lector ha t ra tado de consegui r lo en l ib rer as , farmacias y par t i cu larmente aqu en la pequea casa del autor. Hay quienes valoran la dedica

    toria o autgrafo de quien lo escribi. El Minis ter io de Educacinobtuvo un al to nmero de ejemplares para bibl iotecas de escuelas of i ciales . En uno de los bolet ines informat ivos de la Embajada de Panam en Madrid se aluda a la celer idad con que se haba agotado la edicin del tomo 2 De mi acontecer misionero, aadiendo este comentar io : Es to prueb a q ue Pan am t iene m uy bue n gus to y sabe escogerpara su lectura lo mejor. Desde aqu les digo: Gracias!Regando viveros vocacionalesAunque la edicin fue su fragada totalm en te p or amigos, los donantes opinaron que debera ponerse a la venta a un precio razonable

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    GRACIAS, PANAM 23y justo. Estuve de acuerdo y me at rev a sugeri r les que las ut i l idadesde su venta se dest inaran al fomento de vocaciones hispanoamericanas a la Orden de Agustinos Recoletos. La sugerencia hall un respaldo total .

    El agua cantarna correHoy puedo decir que se han remit ido ya ms de cuatro mil (4 .000)dlares , repart idos a partes iguales entre el Centro Vocacional SanAgust n en Repbl ica Dominicana y su homlogo de Rivera de Beln,Costa Rica, pertenecientes a las Provincias de la Consolacin y SanNicols .Que este hil i l lo de agua ayude a hacer ms fecunda la t ierra vocacional .

    GRACIAS, PANAMBienvenido, mensa jero de la paz!Por un instante he dudado qu t tulo dar a es te apartado relacionado con la venida del Santo Padre. Qued con s te referente a la paz.La necesi tamos tanto en es ta parte de la geografa centroamericana!Juan Pablo II , incansable peregrino de la paz, vena a t raernos con

    su deseada presencia las bendiciones del Seor. Todos los obispos delrea cent roamer icana y Panam lo esperar amos en e l aeropuer to Santa Mara, de San Jos de Costa Rica, donde dara el mensaje especf ico para los Pastores .As fue. El 3 de marzo en la tarde, los Prelados, vestidos en atuendo y color de solemnidad y f ies ta , ponamos una nota casi l i trgicaen el aeropuerto. La gigantesca aeronave aterr iz con maravi l losasuavidad y prec i s in . Un temblor de emocin no conten ida penet rabaa las personas . Todos esperbamos que se abr iera l a puer ta de l av in .De pronto, nos fue dado contemplar la f igura blanca, esbel ta y gal larda, de ancha sonrisa, extendiendo sus brazos en al to . Era el Papa.Seguidamente, el gesto que hace aos es t renara Pablo VI en Colombia, y al que Juan Pablo II ha querido imprimir obl igante cont inuidad: besar el suelo y en ese gesto abrazar a todos cuantos lo habi tan.La emocin se desahoga en aplausos , vivas , hurras . Es un repet i rclamoroso del bbl ico bendito el que viene en el nom bre del Seor.Eli Pap a es t en tre noso tros . Con noso tros . E n n ue st ros corazone s yante nues t ros o jos .

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    Aqu ello de los ltimosCuando mencionan Cent roamr ica , aaden como un apndice inseparable , y Panam. Nosotros venimos a ser los l t imos; no obstante , en e l caso del recibimiento a l Papa, los obispos panameos

    fuimos los pr imeros. Cumplise a cabal idad lo del evangel io graciasa la vista larga, cuerpo gil y f ino tacto de fray Agustn Ganuza. Elno es egosta . De eso, nada. Pero t iene arrastre como para l levarsedetrs de s a su hermano f ray Mart n colocndolo junto a l en lalnea de recepcin.Como de costumbre, los dos obispos agust inos recoletos de Panam estbamos juntos. Lo cual movi a a lgn Prelado a repet i r su vie japregunta: Quin de ellos es el rbol y quin la sombra?. Yo reiter la respuesta : Aqu no hay sombra que valga. Y si esto le agrada,gracias.Maestro de la verdad y dciles discpulos

    Casi inmediatamente despus del ar r ibo del Santo Padre , se inic isu encuentro con los obispos de Centroamrica y Panam, en e l seminar io de San Jos , con una solemne Eucar is t a presidida por l . A lahora de la homil a dio su mensaje sobre nuestra responsabi l idad pastor al , lo que el m u nd o, la Iglesia esperan de sus pas tor es , la f idelidadal magister io, e tc .Los obispos, dciles discpulos de primera l nea, recibamos agradec idos sus enseanzas opor tunas , luminosas , a l tamente or ientadoras . Este encuentro invi taba a recordar aquel los otros de que hablael Evangel io. Aportndose de las mult i tudes, e l Maestro acogase a lasoledad para dar a sus apstoles una formacin doctr inal y espir i tualms intensiva y sJida. Haba que formar a quienes Juego seran env iados como pas to r e s y maes t ros .Prtense bien!Dudar a Juan Pablo I I de l buen compor tamiento de los obispos ,cuando nos d i jo tan car iosas pa labras? Terminada la santa misa ,nos t rasladamos a l comedor del seminar io para la cena. No en vanola Eucar is t a se haba inst i tuido a lrededor de una mesa. En este caso,la bendicin correspondi a su Sant idad. Al sentarnos, con sent ido dehumor s impt ico y humano, d i jo : Ahora , a por ta r se b ien como buenos seminar is tas. Y lo hic imos as , emulando en apet i to a l de losmejores t iempos .

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    Hombre de signosNo cabe duda. Juan Pablo II es un convencido del valor y la eficacia de los s ignos. Y es prdigo en darlos . En su viaje a es tas lat i tudes ,Su Sant idad tuvo a bien obsequiar a cada uno de los obispos con una

    casul la de gran bel leza y sobriedad, uniformes en su confeccin. Eracomo una l lamada a la unidad. Record el gesto del Papa Pablo VIcuando, al final del Concil io Vaticano II, regal un anil lo a cada unode los obispos par t i c ipantes . Personalmente , es t imo tan to e l mo que ,por t emor a perder lo , suelo usar lo nicamente en los encuent ros deobispos .Te luciste, PanamEl viejo refrn por la vspera se conoce el da, sigue teniendovigencia. En Panam, s in embargo, en la l legada del Santo Padre alpas , el refrn cumplise a medias . Muy a medias , porque no todo fuefiesta y gozo. El aperi t ivo de la vspera haba sido cido, amargo.Como las noticias hoy se divulgan con la velocidad del rayo, elmundo entero conoci los incidentes ocurr idos a la l legada del SantoPadre a Nicaragua. Compadecimos a ese pueblo profundamente re l i gioso, hoy vct ima de ideologas dest ructoras . El incidente vino a serpgina negra, muy negra, escri ta en el l ibro de oro de la visi ta delPapa a es ta regin del Cont inente de la esperanza.Podremos decir aqu aquel lo de que no hay mal que por bien novenga? En real idad, la aparente pasividad que en Panam tanto preocupara a los responsables de los preparat ivos se convir t i en entusiasmo y euforia: vena el Papa, y haba que t r ibutar le un recibimientoadecuado. Haba que dar tes t imonio pbl ico, nacional , de nuest ra fecris t iana. En Nicaragua, su gobierno se haba equivocado.Esto es un cieloSon palabras que con toda espontaneidad me di jo Mons. Mart nezSomalo , Sus t i tu to de la Secre tar a de Es tado y miembro d i s t inguidode la comitiva pontificia en sus viajes de la geografa universal . Lasdi jo en el momento en que los concelebrantes nos disponamos a subir al templete donde es taba el al tar . Mons. Mart nez l levaba todavaclavada en el corazn la espina del incidente del da anterior en Managua. Ahora l era tes t igo del entusiasmo desbordante con que lospanameos recibamos al Papa. De ah su frase, a la que hice es te comentario: Excelencia, us ted dice que es to es un cielo. Supongo que

    en el cielo que esperamos no habr tanto calor , o tendremos ai re acondicionado central. En real idad, el calor era achicharrante, pero nadie

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    26 DE MI ACONTECER MISIONEROpareca sent i r lo. Era contrarrestado por otro calor de fuerza superior: la fe.

    Oleo de suavidad-Durante la eucarist a, Mons. Marcos G. McGrath, arzobispo de Panam, en improvisada y sentida alocucin, expres el dolor y sentimiento de la Iglesia panamea ante los incidentes de Managua, lesi vos a Su Sant idad y a l pueblo de los creyentes . Panam quer a reparar la ofensa. Situado a corta distancia del Santo Padre, pude observar cmo, al or aquellos conceptos de solidaridad, sus ojos se humedecan.Jams Panam, a lo largo de su his tor ia , haba conocido una manifestacin de fe como la del 5 de marzo de 1983 en Albroock Field.

    Un gracias con lgrimasSilenciar los diversos encuentros del Santo Padre con diversosgrupos de campesinos, jvenes, ancianos. Pero re la tar e l especia l encuentro personal del que escribe con l . Ustedes lo leyeron en O.A.R.al habla. Lo escucharon de mis labios cuando las vis i t . Pero, porqueustedes lo han pedido lo t ranscr ibir textualmente del bolet n informativo de la Provincia de San Nicols.

    Tras la solemne y multitudinaria expresin de fe del pueblo panameo en laeucarista, el Papa comi con los obispos en la Nunciatura. Fr. Martn Legarrafue situado en la mesa frente a frente de Juan Pablo II. Este feliz, aqul en elsptimo cielo. Pero lo ms inesperado lleg a los postres. Su Santidad recibi deun secretario un paquete y extendiendo el brazo lo entreg a Fr. Martn con estaspalabras: 'Esto se lo doy a nuestro hermano'. Era un pergamino..., escrito de supuo y letra con una efusiva felicitacin y una especial bendicin en sus Bodas deOro. Nada menos. Qu cosquillas interiores sinti en su alma?Apenas pudo balbucir nada, sino besar emocionadamente el pergamino. Slose le ocurri tomar el regalo que haba preparado sin esperar esa sorpresapara entregrselo envuelto y atado con los lazos de los colores pontificios y decir:'Santo Padre, profundamente emocionado he recibido su autgrafo, que para mtiene un valor inmenso; dgnese ahora Su Santidad recibir estos dos tomos De miacontecer misionero. El Santo Padre, en ese momento, le dio un fuerte abrazo,al que Fr. Martn respondi con todas sus fuerzas, mientras los obispos presentesy el Cardenal Casaroli Secretario de Estado y Mons. Martnez Smalo susustituto aplaudan. Emocionante!Aunque el relato es f iel , aadir algunos detalles:1. Al obl igarme Mons. Mart nez Somalo a ocupar en la mesa

    lugar tan dis t inguido, s inceramente me resis t . Era demasiado. Habaotros ms dignos. Al f in, obedec resignado al principio, pero pron-

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    GRACIAS, PANAM 27to me sent feliz . No es cualquier da que uno puede hablar con elPapa as , cara a cara , verdad?2. Al rec ibir de manos de Su Sant idad e l precioso autgrafo, metra ic io naro n las lgr im as. Es un o tan dbi l! O era aqu el lo tan grande! Con el autgrafo en la mano, ciertamente no saba qu hacer. Solamente pude dec i r : Gracias.Uno de los obispos p resen tes , ba t ien do p alm as, se levant de sulugar y se me acerc para darme un fuer te abrazo. Adivinan, hermanas , quin pudo ser l? Ninguna ha dudado. Todas saben que fue FrayAgustn Ganuza, obispo de Bocas del Toro, el ms hermano de imishermanos obispos. El autnt ico espr i tu de hermandad af lora espontneo donde fuere .

    Ustedes estaban allAl entregar a Su Sant idad los dos tomos De mi acontecer misionero, tuve a ustedes muy presentes. Da fe de ello la dedicatoria autgrafa en la obra:

    Santo Padre, esta obra quiere ser expresin de mi fe en el valor de la vida contemplativa como medio muy eficaz para el xito autntico en la vida activa al servicio activo en la evangelizacin. Fray Martn Legarra, O.A.R.Suavidad y aroma de orqudeasEl Papa Juan Pablo I I que haba venido a Centroamrica paracompar t i r e l dolor de los pueblos y dejar una palabra de a l iento yesperanza cumpli plenamente su propsi to . Panam as lo s iente .Y as lo expres l cuando, a la hora de su despedida, dijo:

    Estoy seguro de que este pas aparecer en mi mente como una gran orqudea,vuestra flor nacional, llamada tambin Flor del Espritu Santo. Os deseo fervientemente que ella sea un smbolo vivo de vuestra fidelidad a la fe cristiana, con laayuda del Espritu de Cristo.Panam, Panam, gracias, Panam!Hermanas, una vez ms ant ic ipar sucesos. Tuve e l pr ivi legio depar t ic ipar en la audiencia pbl ica del Santo Padre en Roma e l 1 de junio de este Ao de la Redencin. No lejos de m se hallaba mi sobrinoel P. Paco.Terminada la para l i turgia y la a locucin de Su Sant idad, baj a saludar , pr imeramente a los cardenales , a rzobispos y obispos a l l pre

    sentes en lugares preferencia les . Cada uno de nosotros , a l es trechary besar su mano, tena que mencionar su pas de procedencia. Al l ie-

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    28 DE M I ACONTECER MISIO NE ROgar mi turno, pronunci el nombre de Panam. El Santo Padre sedetuvo, y con un gesto muy significativo de complacencia, di jo:

    Panam... Panam.. . Gracias, Panam!Mensaje que, a mi regreso, hice l legar al pueblo panameo y del

    que se han hecho eco los diversos medios de comunicacin social .CAMPANAS AL VUELO

    Repican a fiestaEn el mes de enero de 1983 se oy la noticia de que el Prroco deSan Francisco de la Caleta, servidor de ustedes, celebrara en marzosu jubi leo sacerdotal de oro para el que t rat de prepajarme unin

    dome a mis hermanos Agustinos Recoletos en ret iro dirigido por elP. Jos Luis Azcona. Los ecos de la noticia, al principio t midos, fueron adquir iendo resonancia debido part icularmente al inters y esfuerzo del P. Antonio Zufa y la secretaria Olga Escudero. Ellos, a veces t ras la mampara, t razaran es t rategias y moveran hi los en tornoa la celebracin. Olga fue, pues, la responsable de la publicacin dell ibri to de la l i turgia que cada una de sus comunidades recibieron ant icipadamente, con una invi tacin. Los medios de comunicacin social abanicaron esos ecos haciendo el suceso de inters ms general .Este es el daLas autoridades del gobierno nacional , provincial y municipal; grupos cvicos y de apostolado, la federacin de rel igiosos y muchos msse interesaran en la celebracin. La fel igresa parroquial pondra enaccin sus recurs os hum an os y ot ros . A la ho ra del alba, la ba nd a debomberos anunciar a con ai res de diana Este es el da...Por diversas rutasEn real idad, es te servidor nunca haba pensado que la celebracindel jubi leo sacerdotal de oro querido por m , repi to atrajera a tantos por rutas diversas como se hicieron presentes , algunos de cuyosnombres mencionar: Antonio Calvo y Teodoro Baztn, provincialesde San Nicols y la Consolacin; el vicario Fr. Aurelio Lerena, de Costa Rica; secretario provincial Carlos Ims; los cohermanos de todoPanam, representacin de comunidades rel igiosas mascul inas y femeninas . Quin ms? Muchos.Destacar la as is tencia de los obispos de Panam, y algo ms part icular todava para m de un significado sin par: l legaron de Co-

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    CA M PA N A S A L V U ELO 29lombia los obispos agust inos recoletos Fr . Rubn Bui t rago, obispode Zipaquir, y Fr . Arturo Salazar , de Pasto.Por ot ro lado, el recin es t renado nuncio de Su Sant idad en Panam, Mons. Sebast in Laboa, se nos unir a en el templo pronunciando al final una alocucin como lo hara de nuevo a la hora del gape.

    Abraham o Moiss?El vicario provincial de Panam y Centroamrica, Fray SalvadorMacaya, pronunci la homil a . Comprendern que soy el menos cal i f icado para apreciar objet ivamente sus mri tos en es te caso. Sin embargo, como nota leve en contras te con la densidad de su contenido,vaya es te comentario tan espontneo como ingenuo de dos jovenci tasque le haban o do .Te has fi jado, Loli ta? El Padre gordito (Macaya) ha dicho enel sermn que Monse (as suelen l lamarme) es como Abraham. Qub a r b a r i d a d !Tienes razn, Anabel . Hubiera s ido mejor que se parece a No.Las dos , Lol i ta y Anabel , quedaron tan sat isfechas , relamiendo elcono de chocolate helado que l levaban en la mano.Te ofrecemos, SeorS, uno, can tando es to con espontaneidad , aadi r a nues t ra juventud , como dice la cancin; mas, por lo que piensan Loli ta y Anabel,ser mejor dejar lo ah .A la ho ra de la ofrendas , ap arte de los dones de r i tual , la ban dejade pl ata iba ca rga da de m ensa jes de fel ici tacin recib idos d e Fil ipinas,Argent ina, Espaa, etc . ; un ar t s t ico y grueso lbum con los saludosde cada uno de los miembros ms prximos de la famil ia de Espaa.Mis entraables sobrinos sor Teresi ta , Javier y Paco se haban encargado de es ta faceta famil iar . Fue igualmente presentado otro l ibrode bel l s ima en cua dem aci n. Er a el repo rtaje m s comp leto del viaje

    del Papa a Espaa. Era el obsequio iganlo bien, hermanas remit ido en nombre de la Federacin de agust inas recoletas contemplat i vas por la misma M. General . Fue el pr imero que recib .La epidemia de la oratoriaHermanas , romper por unos ins tan tes l a secuencia de los acontecimientos , buscando esparcimiento en el relato de algunas vivenciasque guardo entre mis recuerdos del lejano ayer .En Hispanoamrica, y ms an en las Is las Fi l ipinas , suele darseuna af icin casi desordenada al discurseo, la oratoria , sobre todo en

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    30 DE MI ACONTECER MISIONEROlos banquetes . Apenas se concibe una comida de cier to rel ieve s in elcolofn obligado de discursos. Y los hay maestros en el arte.

    Vctimas en el cleroEsta enfermedad es contagiosa y tan ar tera que afecta por igual

    a laicos que a clrigos. Sin que se l ibren de su influencia obispos, arzobispos y cardenales . . .Recuerdo a un benemrito sacerdote fi l ipino, sencil lo, ingenuo, complaciente, vct ima sealada de es te m al . Er a el P . Q ui t e o Sarig um ba.Fuera propicia o no la ocasin, el simptico sacerdote estaba a la cazade el la , a t rapndola en su palabra. En cier ta ocasin servidor es taba presente l se sent a con deseos, al parecer incontrolables , dehacerse o r . Como su nombre no haba s ido anunciado entre los oradores en perspect iva, es taba nerviosi l lo . Val indose de recomendaciones de cierto amigo suyo, al fin dironle luz verde para que soltara el chorro de su elocuencia. Vis iblemente complacido, el PadreSarigumba se levant y, di r igindose a los concurrentes , habl deaques t e modo :

    No esperaba hacer uso de la palabra en ocasin tan solemne como sta. No tengoel don del verbo fluido, armonioso y convincente como los que me han precedido.Siento que debera callar. (Algunos decan a media voz: 'Que calle, que calle!'.Mas el orador, impertrrito, continu explicndose). Con el permiso de ustedes,tratar de improvisar. (Risitas, miradas socarronas, murmullo de comentarios, esperando la improvisacin).Ent re tan to e l reverendo l l evaba len tamente su mano t r iguea a lbols i l lo de su negra sotana extrayendo de l unos papeles amari l lentos por el t iempo. Ley su discurso sin levantar los ojos del papel .Dijo, habl, termin su intervencin sat isfecho. Aceptando, imuy orond o , los at ronadores aplausos merecidos por su labor oratoria e i lust rat iva. Pero no era todo: algunos di jeron que la pieza dicha se lahaban escuchado anter iormente t res veces ya. Para m era solamente

    la segunda. Pero los aplausos eran frvidos. Como de es t reno.Un prlogo y una dedicatoriaEn c ier ta ocas in , nues t ro pro tagonis ta P . Sar igumba decid i ampl iar sus conocimientos y vis i tar la Madre Patr ia . Tuvo la curiosidadde ir recopilando material para un l ibro en el cual se recogeran susimpresiones para i lus t racin de ot ros . Mi buen amigo era hombre devoluntad tenaz y, como tal , l lev a cabo su intento. Lo malo fue queme pidi escribir el prlogo que, en efecto, fue publicado' . El papel

    agu anta to do . Gu ardo todava recortes del mism o. Si lo de l p rlogolo hall fcil , no fue as en cuanto a quin dedicar su obra. Entraba

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    CAMPANAS AL VUELO 31en juego la idea de un Mecenas generoso y abierto. Y lo hizo al Excmo.Sr. Nuncio Apostl ico en Fi l ipinas. Para mala fortuna suya, el Sr . Nunc io fue pronto t ras ladado a ot ra nac in, s in que hubiese podido hacervaler su prest ig io en la promocin de la obra .Qu hacer ante tan imprevis to cont ra t iempo? En la mente de lP. Sar igumba surgi una idea nueva: sust i tu i r la pgina de la dedi catoria original , por otra en la que el personaje beneficiario del honorsera el Sr . Embajador de Espaa en Manila . Con sus influencias en elInst i tu to de Cul tura Hispnica , e l l ibro podr a d i fundi rse ampl iamente . Ignoro la suer te que pudo correr e l comentar io Impresiones deviaje de quien fue autor mi amigo Qui ter io Sar igumba.Com prendo , he rm anas , que he d ivagado much o . Juzgo , empero , queel relato mereca la pena por lo que t iene de pintoresco y por el valorte raput ico de la r i sa .

    Dijeron en PanamEl da 19 de marzo hubo tambin durante la comida oradores detal la , todos los cuales improvisaron sin el auxil io o recurso de envejecidos papeles. As tuvieron a bien expresar sus sent imientos el Sr.Embajador de Espaa , D. Antonio Serrano de Haro; l Sr . Nuncio deSu Sant idad, Mons. Sebast in Laboa; Mons. Jos Agust n Ganuza y ,f inalmente, la vct ima: Fray Mart n. Conozcan, hermanas, a lgunosconceptos expresados por el P. Provincial Fr. Antonio Calvo:

    . . .Traigo para Mons. Legarra los recuerdos de los religiosos compaeros de China,tanto de la grande, la Continental, como la chiquita que est en Formosia; de loshermanos de Guam, de los hermanos del Brasil a los que l se dign visitar, acompaar y animar; naturalmente de los hermanos de la frontera Costa Rica, Mxico, Estados Unidos, Inglaterra. Le traigo, repito, el cario de todos, porque as melo han encargado. A la vez quiero darle las gracias. Por qu? Porque en todaspartes donde l ha estado, a todas las personas con quienes ha hablado, les hatrado el mensaje de la alegra de 'ser lo que es', de ser obispo, si quieren, de sersacerdote y de ser religioso. Veis que esto no tiene precio... Le ofrezco el cariode todos nosotros y las gracias por el amor, ejemplo de alegra consagrada...Aquilatando valoresComprendern ustedes mi es tado de nimo en aquel las c i rcunstancias . Por un lado comprenda que el P. Provincial Calvo se dejaba l levar por e l l i r i smo y entusiasmo c i rcunstancia l . Por o t ro , lo de mi a legr a permanente , que he t ra tado de i r radiar la a los dems, e ra c ier to .Al menos lo he in tentado. Juzguen ot ros hasta qu grado lo haya conseguido.

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    32 DE MI ACONTECER MISIONEROEl incienso: peligro de alto voltajeA m edid a que voy redac tan do esta car ta , me asa l ta e l tem or deestar cediendo al conjuro de la adulacin. A propsi to de esto suelorepet i r aquel lo de que aun aquel los a quienes no per judica e l humo

    de las velas (porque no se acercan a ellas) puede intoxicar el humo delincienso, es decir , el halago, y la l isonja, los cumplidos. Hay que estaraler ta , no dejarse marear . Slo as evi taremos desi lusiones.Que nunca te faltenEl diccionario de la Lengua Espaola define la palabra brindis, ensu segunda acepcin: lo que se dice al brindar. En el gape del 19 demarzo, correspondi a Mons. Jos Agust n Ganuza pronunciar lo. Lo

    hizo como solamente los grandes maestros saben hacer lo. Reproduzco par te de l mismo:Reunidos contigo en la mesa de la Eucaristahemos celebrado en su fiestala fidelidad de Jos.En tu da, tu fidelidad.La fidelidad del Padrehecha a nuestra medida.Reunidos ahora en esta mesa de fraternidadpedimos a Dios:Que nunca nos faltentu alegra, tu fidelidad, tus ejemplos.Que nunca te faltennuestro amor, nuestra compaa,nuestro esfuerzo por seguirte.

    El nuevo salmoSi, visi tando alguno de sus monaster ios, se me ocurr iera preguntar a ustedes e l nmero de los sa lmos, a coro, jvenes y mayores, inecontestar an que c iento c incuenta . Sin embargo, no se enorgul lezcande ese conocimiento que yo l lamara pr imar io. Eso lo sabe cualquiera .Lo que muchos no sabrn es que, a partir del 19 de marzo de 1983,e l nmero ha aumentado en uno ms . Es to , c la ro es t , so lamente paranosotros, los de la familia. Ahora tenemos el salmo 151 para uso privado nada ms. De modo que las escrupulosas queden t ranqui las . Si

    les parece bien, lo recitan; si su talante no les da por ah, lo dejan.Y todos estaremos dentro de la ortodoxia. El salmo 151 fue inspira-

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    CAMPANAS AL VUELO 33cin y hechura del P. Javier, que me lo remit i para la fecha jubilara,para que lo h iciera mo y rezara con devocin. Est compuesto deveint i t rs es t rofas .

    En el las , Javier va poniendo en mis labios nombres de pases y lugares donde he t rabajado, los acontecimientos ms seeros que en mivida han sucedido, los imprevis ib les caminos por donde el Seor meha ido guiando. Cual corolario de cada estrofa, se repite el bendecidal Seor. El salmo or ig inal , inspi rado en su idea, devoto y oportuno.Un autntico canto de alabanza. Aunque ustedes lo conocen, y la mayor parte de sus comunidades lo han rezado con Javier y conmigo durante nues t ra v is i ta , va e l mismo. Esto , porque ustedes lo han pedido.

    Bendecid al Seor mis cincuenta aos de sacerdocio,bendecid al Seor...Bendecidlo mis manos recin ungidas,an tiernas del crisma santo, en Manila,comenzando a ser pastor por el Pastor.Bendecidlo, sencillas gentes de Calapnque estrenasteis, como un da el del P. Ezequiel,mi sacerdocio, purificado en vuestro crisol.Bendecidlo, desde las marinas aguas de Cavite,soldados y enfermeras del imperio yanqui,a quienes quise dar el Amor por el amor.Bendecidlo, por las rutas del mar, del aire y de la tierra,nefitos de China, nios de Marfa, negros de Caracascuidados por mis hermanos, visitados como heraldo del Seor.Bendecidlo, con el corazn palpitante de esperanzas,temerosos de las blicas dentelladas crueles,filipinos hambrientos de vida bajo la bandera del Sol.Bendecidlo, mis hermanos agustinos recoletos de Intramuros,a quienes no pude salvar de la matanza traidora,acribillados en el bnquer horrendo del terror.Bendecidlo, rosas fragantes de ilusin nueva,mimadas en el plantel del San Jos cebuanoque segus floreciendo de otras manos al mimo y al calor.Bendecidlo, horas transidas de emocin y gratitud,subiendo en Jerusaln, en mis Bodas de Plata, al Calvario,con lgrimas salobres de purificacin.Bendecidlo, seminaristas de Valladolid, de Fuenterraba,gringos de Elizondo, perdidos en mis verdes valles,de cuyo pastoreo, rincn querido, me quiso sacar Dios.

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    34 DE MI ACONTECER MISIONEROBendecidlo, trmula obediencia de la Nunciatura,ingenuo abogado de mi cuidado con cartas de sabios mdicos,que no pararon la ofensiva a tierras tropicales de mi Dios.Bendecid al Seor, las amenazas de anemia,la difcil singladura en perspectiva,el In te Dmine Speravi.Bendecid al Seor. * * *Bendecidlo, tierras de un nuevo mundo, Bocas del Toro.de nuevo mi primer amor, flechazo a un corazn maduro,que no se dej ganar nunca en el amor.Bendecidlo, corrientes aguas de la Laguna y Chiriqu,bananeras de Almirante, orillas de Cricamola y lomas de Canquint,donde el crisma santo de obispo os impregn.Bendecidlo, humo quieto en un volcn, tierras de Veraguas,mi corona y mi pasin, con agua viva de manantial,que en vosotros puse siempre ascuas quemantes del corazn.Bendecidlo, alturas de Santa Fe, donde Hctor Gallegolevant catedrales vivas con sus sencillas gentes,en un acorde martirial que entonamos los dos.Bendecidlo, parroquianos de San Francisco, feligresesde esta hora del poniente de mi vida, frente al mar,que miramos juntos caminando hacia Dios.Bendecidlo en esta hora de mis Bodas de Orocuantos me amis, familiares, amigos, hermanos,que somos todos uno en torno a nuestro Seor.Bendecidlo, a corazn abierto, desde vuestros claustros,mis madrinas recoletas y descalzas agustinas,por el correo de vuestros rezos a nuestro Dios.Bendecidlo, bautizados, confesados, perdonados por mi mano,ungidos, consolados todos, matrimoniados de tres mundos,que nadie puede nunca ganar en amor al Amor.Bendecidlo, bendecidlo, pan y vino, eucarista diaria,bendecidlo, Cuerpo y Sangre de mi Cristo,bendecid al Seor.Bendecidlo, bendecidlo, que son muchas sus graciasy ay! qu pobre se siente siempre el corazn.Bendecid al Seor.En estas Bodas, fiestas de gratitud, don de Dios,para que trasmute mi calderilla en Oro, Bodas de Oro,bendecid, bendecid al Seor.

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    CA M PA N A S A L V U ELO 35Soledad y gozo en el recuerdoEn medio de tanta fe l ic idad, recordaba nostlg icamente a mis padres Nazar io y Mara . El los que tanto haban orado por mi vocacinrel ig iosa, que tanto haban soado en mi ordenacin sacerdotal y en

    la fiesta que habra de celebrarse en nuestra minscula aldea! Dios,s in embargo, p laneaba de di ferente manera. Las c i rcunstancias exigi r an que su hi jo Mart n , prematuramente exi l iado, fuera ordenadoa ocho mil mil las de distancia, en Manila, Fi l ipinas. No haba entonces las faci l idades de comunicacin que hoy son nues t ras . Llamar portelfono a larga distancia de Fil ipinas a Espaa? Era demasiado espera r . Ni pensar lo . Se me permi t i cursar un rad iograma cuyo t ex to e ra :Ordenado sacerdote diecinueve cantar primera misa veintisis bendgales. Martin.Aquello fue todo. Eso s , el corazn arda en amor hacia el los, lamemoria es taba l lena de su recuerdo. Todo unido al gozo espi r i tualde estrenar sacerdocio y la i lusin de servir a Dios y a los hombresms y mejor . No crean, hermanas , que las c i rcunstancias de soledady le jana enturbiaron lo ms mnimo la a legr a de ,mi a lma. El Seorde los consuelos t iene trazas maravil losas para colmar de el los a quienes ama. Por gracia suya, me sent a muy amado. Mi gozo era tan suave y penet rante que has ta las manos , recin ungidas del cr isma sacerdotal , reflejaban en su material idad el delei te y la dicha que l lenaban

    mi esp r i tu .Senderos de amor y luzMi jubi leo sacerdotal ha const i tu ido momento excepcional paracon templar en mi rada re t rospec t iva los caminos por donde nues t roPadre Dios l leva a los suyos. Senderos misteriosos, imprevisibles casisiempre. Reflexiono sobre acontecimientos que cal if ico de hi tos queme hicieron temblar por sus radicales exigencias . En ocas iones , sangrantes . Mas nunca el Seor me abandon. Estaba s iempre a mi lado.La experiencia enr iquecida con los aos , me ha demostrado quecuanto ms negro es el f i rmamento, ms bri l lan las estrel las . Aun enla noche ms oscura, t i t i la, s in cesar, la estrel la de la esperanza, comomirada y sonrisa de Dios . Solamente espera que la busquemos, queno desfal lezcamos hasta encontrarla y asirnos a el la. Su fulgor sersigno de la presencia y del amor del Seor.En esta ocasin, no solamente han lucido las estrel las; el sol mismo ha derrochado inmensas c lar idades . A t ravs de sus rayos , nos hahecho l legar las bendiciones del cielo.

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    36 DE MI ACONTECER MISIONERO... Y tambin los hombresAfirmo sinceramente que tambin son buenos los hombres a quienes, como decimos en la l i turgia, ama el Seor. Tengo que decir muchas cosas buenas de ellos. La celebracin jubilar ha sido propicia

    para reaf i rmarme en la vis in opt imista de la vida y de la humanidad.No soy un i luso. Creo que lo he escrito alguna vez en estas cartas:durante mi vida ya longeva he l legado a la conclusin de que la mayora de las personas son buenas. Tienen un corazn y en l una delicada f ibra de sensibil idad y nobleza. Es cuestin de saber pulsar yhacerla vibrar . Cuando esto se logra, ellos son capaces de ir hasta elsacrif icio por una causa noble. Agradezco a Dios por haberme dadola opo r tunida d de conocer y t ra ta r a tantas personas buen as .Pero aclaremos!La bondad de que hablamos puede l legar en a lgunos casos tratndose de amigos hasta la c ima de la exageracin. La exper imentpar t icularmente a l or los discursos de c ircunstancias que diversosoradores pronunciaron. Consciente de esta real idad parecime oportuno repet i r a l f inal , a lgo que ustedes, hermanas, conocen, aunque lamayor parte de los presentes en el gape lo ignorasen todava. A cont inuac in mis pa labras :

    Alabado sea Dios porque me ha dado la oportunidad de conocer a ustedes, dequerer a ustedes y de darme a ustedes y, a travs de ustedes, darme a la Iglesiay al Seor. Se han dicho aqu tantas cosas bellas y grandes. Cuando las oa, record una vieja ancdota que tal vez la hayan odo.Muri Juan... aquel Juan !Sucedi en la catlica Ir landa, donde existe desde antiguo la costumbre de que el sacerdote oficiante en el funeral dedique unas pa

    labras de elogio que el difunto, igual all que aqu, aguanta muy serio.Pues bien, un da muri Juan. . . Juan, uno de esos personajes bienconoc idos en los pue blos : mal t r aba jado r , pendenc ie ro , bor rachn y ,segn malas lenguas, hasta amigo de lo ajeno. Haca sufrir lo indecible a su esposa Rufina y a Marujita, su hija nica.A Juan, como a todo hijo de vecino, le alcanz la muerte. Quizcuando menos la esperaba. Llegado el t iempo del ent ier ro, vinieronlos aprietos del seor cura. Qu poda l decir de las virtudes de Juanel borrachn? Todos lo conocan demasiado para te jer delante de e l losuna corona ni s iquiera de cardos. Mas e l deber es deber . Haba quesal i r del paso. Y se aventur a la empresa .

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    CAMPANAS AL VUELO 37El atad de Juan es taba en el centro, con cuatro hachones encendidos . Semejaban policas que, de darse el intento, evitaran su regreso al mundo. El cura, repi t iendo frases t r i l ladas , se expres de es tem o d o :

    La muerte, hermanos, es inexorable. Nadie se escapa de su afilada guadaa. Hoyla guadaa cay sobre nuestro hermano Juan.Aqu el cura carraspe un poco, y hasta levant, no sin art ificio,sus ojos a lo al to, y continu:

    Aquel Juan que todos conocimos, servicial, sencillo, trabajador, honrado, ejemplode buenos ciudadanos.Las mujeres cuchicheaban indiscretamente. Los hombres se l imitaban a sonre r ; miraban al cura como diciendo: Este no sabe de quest hablando. Entre tanto, envuel ta en lutos de viudez, l lor iqueabasu esposa, quiz de alegra. Cerquita, sollozaba Maruji ta. Segua elcura con su perora ta :

    S, hermanos, aquel Juan modelo de esposos suya preocupacin mayor era la deatender a su esposa y mimar a su hija Marujita.No ser otro?Al or es to , la esposa no pudo aguantar ms y, acercndose condisimulo a su hija, le susurr al odo: Maruja, mira y f jate bien siel muerto de quien habla don Cndido es tu pap, o hemos venido alen t ier ro de o t ro .Aqu termina la ancdota. Ahora las aplicaciones o la moraleja.Me pregunto: no estara el Sr. Nuncio, no estara el P. ProvincialCalvo, no estara el Sr. Embajador de Espaa, no estara el Sr. Alcalde de Panam hablando de ot ro, s , de ot ro que no fuera Fray Mart n?Por eso, a medida que les oa, me pel l izcaba en el brazo preguntndom e: Martn, eres t de quien hablan el los, o es otro?Ahora bien, s i us tedes hablaban de m , y piensan todo lo buenoque han expresado, les perdono. Y aadir: Gracias a Dios y a ustedes .Tome otro la antorchaComo toque f inal , expresin de un anhelo muy hondo, prosegu :

    Me encuentro ya en el poniente de mi vida. Muchos tiemblan ante la realidad dela tercera edad. Yo no. Tengo todava muchas canas para echarlas al aire. Manifiesto, sin embargo, que tengo una preocupacin. Me siento como el apstol Pablo,cuando escriba: Ya estoy llegando al fin, he luchado una buena lucha, una buena

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    38 DE MI ACONTECER MISIONERObatalla. Espero el premio del Seor. Yo espero del Seor misericordia por misfaltas; e spero su misericordia y -ser falta de hum ildad, atrevida presuncin?tambin el premio. El, siendo AMOR, sabr premiar cuanto ste su siervo ha procurado hacer con amor. Finalmente, pido al mismo Seor que cuando, siguiendo suquerer, yo deje la antorcha, haya otros que con mayores bros la empuen. Todopor Dios, por la Iglesia, por Panam.

    Hermanos, amigos: Buen provecho!E N ESTADOS UNIDOS

    Fray Cndido habla de NewtonEn mis t iempos de estudiante de fi losofa en San Milln de la Co-gol la conoc a un hermano coadjutor , muy pintoresco e interesante

    a la vez. Dejaba entrever chispazos de conocimientos de bachi l leratoque , por d iversas c i rcuns tancias , haba de jado a medio camino. Nunca, sin embargo, perdi su oficin a las letras de las que frecuentemente haca gala, part icularmente como cicerone de tur is tas en el histr ico convento. Se l lamaba Fray Cndido Ladrn de Guevara; s , lera de progenie de ar t i s tas que durante muchos aos t r iunfaron enEspaa. El hermano Cndido hablaba de Kant , de Newton. . . Buscando s iempre lo prct ico, nos deca que hombres como los mencionadoshaban entrado en el santuario de la fama por el trabajo y con eltrabajo. Eran personas que se entregaban de l leno a sus disquis iciones e invest igaciones . Terminaba expl icando que el t rabajo haba s ido,como ley de vida, el nico camino que haban recorr ido los pocossabios que en el mundo han s ido.Oamos a l buen hermano con s impat a e in ters . S iempre aprendamos algo t i l . Y como sol a repet i r la misma cant inela, alguno delos es tudiantes pregunt: Cndido, esos sabios no tenan vacaciones?. Inseguro de la respuesta, dud. . . para luego decirnos que s i eltrabajo es necesario, tambin las vacaciones son una de sus exigencias. Y en un momento de entusiasmo, exclam: Jvenes, vivan lasvacaciones!. Exclamacin que fue jubi losamente repet ida como consigna de l iberacin por nosotros que veamos finalizar el curso.Hecha la proclama, Fray Cndido prosigui su lento y vaci lantecaminar, apoyado en el palo de una vieja escoba que le serva de bculo , proyectando su peregrina es tampa por los claust ros del inmensocenobio emil ianense. En su penumbra se perdi aquel frai le ejemplar ,enfermero de oficio, con su taza de t i la para su paciente, el Padre Acha,que lo esperaba en su celda recoleta del claust ro de San Gui l lermo.De Fray Cndido puedo ates t iguar que, s iendo l tan generoso hacia los dems, desendoles vacacin y descanso, nunca lo conocimosocioso u holgando. Hermanas , no es eso amor?

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    E N E S T A D O S U N I D O S 39Quin las invent?En Panam habamos vivido jornadas fuertes, con la l legada delPapa, el jubileo de oro sacerdotal , etc. El xi to haba sido indiscutible . Ahora bien, s i e l t rabajo es derecho y deber ennoblecedor para

    la persona humana, e l Seor tambin nos ha enseado a buscar e ldescanso. Lo hizo con su ejemplo.Juzgando las cosas desde una ptica humana, qu otra cosa signific el Creador cuando, segn las Escri turas, al sptimo da descans?. Y no lo hizo tambin Jess cuando interrumpa su act ividaden aras del descanso con sus apstoles en algn lugar t ranquilo o enla casa de sus amigos? Hombre como nosotros , menos en el pecado,debi sentir nuestras necesidades, una de las cuales es la del ocio repa rado r .Un viaje con propsitoDespus de leer tanta premisa, us tedes han comprendido la conclusin: algn viaje de vacacin en ciernes. Nueva sal ida para romper la monotona del quehacer d iar io , que ayude a res taurar fuerzas ,a poner parches de emergencia donde fuere menester . Al pensar as ,us tedes no se equivocan. Todo es taba consul tado y programado. Ah,y hasta pagado por la Provincia de San Nicols, madre buena, generosa, de cario i l imitado, que nunca olvida a sus hi jos aun los queandamos por la dispora. El viaje incluira paso por Estados Unidos,v is i ta a Roma, y permanencia prolongada en Espaa.Par t icularmente e l v ia je a Espaa impl icaba un propsi to de doble dimensin: visi tar los monasterios de agust inas recoletas y descalzas contemplat ivas y recorrer todas las casas de la Orden de agust inos recoletos. Senta deseos de l levar a unos y otros los ecos de lacelebracin jubi lar a sacerdotal ; dar les un mensaje de fe , opt imismo,de amor a la Iglesia y a la Orden. Lo hara principalmente a nuestrosjvenes, animndoles a lanzarse sin miedos a la divina aventura de

    seguir ms de cerca a Cristo y ser sus test igos de primera l nea. Leshablara de mi alegra de ser lo que soy: cris t iano, rel igioso agust inorecoleto , mis ionero , sacerdote y obispo ms que jubi lado, jubi loso.Vistiendo de cortoLo arriba expresado acerca de la necesidad de descanso, est corroborado por una prct ica muy difundida, la del ao sabtico. Ustedes saben lo que originariamente significaba ao sabtico. Se apli

    caba al spt imo ao que los hebreos dejaban descansar su t ierra , v i as y ol ivares. Ms tarde, la nomenclatura fue aplicada a la vida de

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    40 D E M I A C O N TE C ER M I S I O N E R Olos hombres, dentro del contexto de descanso. Conozco inst i tutos re l i giosos que lo observan como una exigencia de la naturaleza y de laley. Per idicamente , un nmero determinado de re l igiosos dejan sutrabajo habitual para dedicarse a la reflexin, el estudio, actividadesdel espr i tu; lo que podramos calif icar de renovacin o actualizacin.En cuanto a m , t ra t de hacer a lgo semejante , aunque reducido ent iempo. No ser a de doce meses s ino de cuatro. Es decir , un miniao.Como si obl igaran a vest i r de cor to.Primera escala: Nueva York

    Nuestra Orden de agust inos recoletos se dis t ingue actualmente porel nmero re la t ivamente a l to de sus miembros e levados a la dignidadepiscopal. Tiene uno en Filipinas, uno en Mxico, tres en Colombia,dos en Brasil , uno en Per, dos en Panam y al presente dos en Estados Unidos. El de ms reciente creacin es Mons. David Arias, obispoauxi l ia r de Newark, Nueva Je r sey, Nor teamr ica . E l nombramientode Fray David Arias trajo gran satisfaccin y gozo a todos, siendo normal que t ra tramos de sal idar izarnos. Recibida la invi tacin con todolujo de or ientaciones sobre da , hora , lugar , hotel a ocupar y d e m stodo tan americano y prct ico el P. Provincia l Teodoro Baztn,Mons . Jos Agustn Ganuza y servidor, tras analizar las posibil idades,acordamos i r a Estados Unidos para e l evento. La consagracin delobispo David Arias tendra lugar el da 7 de abril . El 6 por la tardesa l amos los panameos .Estbamos en ruta abier ta hacia e l aeropuer to cuando fuer tes , repet idos y cercanos bocinazos l lamaban nuestra a tencin. Nos avisaran de algn desperfecto en el coche, de algn peligro quiz? No, erael P. Antonio que vena persiguindonos con el malet n donde yo guardaba la documentacin, pasapor te , boleto de avin, e tc . Me lo habaolvidado en casa . Qu al ivio para m! Y para los compaeros tambin.Quienes me conocen no se sorprendern del despiste : tendrn e l gustazo de sumarlo a los muchos que en e l pasado han hecho histor ia .Yo les aconsejara que, por favor, no cierren la l ista; que dejen ampl ios espacios en blanc o pa ra e l futuro. A de term inad a edad , y a nantes, los hombres no cambiamos. Ser la fuerza del dest ino? Quiz.Por el espacio azul y negroTambin los gr ingos, no obstante su fama de puntuales , hacen vct imas de re traso en sus vuelos, como lo comprobamos en esta ocasin.Volamos por e l espacio azul , mientras dur la luz solar . Cuando ater r izamos en Nueva York, ya era bien adentrada la noche. El azul delf irmamento hab ase torn ad o negro. Los t rm ites de migracin y adua-

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    E N E S T A D O S U N I D O S 41as , giles, corteses. Apenas se ven mozos de cuerda. Cada cual seat iende a s mismo. Muy democrt ico, y ms econmico. Estamos a lapuerta , con nuest ro equipaje. Buscamos algn rost ro que nos sonracomo a conocidos, alguna mano que salude: nada. En esto, el ojoavizor de Fray Agustn not la presencia de un caballero joven, al to,fino, vestido de azul marino, portando en sus manos, a la al tura delpecho, un let rero con los nombres:

    Father BaztnBishop GanuzaBishop LegarraPanam no da seriedad?Era el hombre a quien desebamos encontrar . Nos acercamos, dio-

    nos la b ienvenida muy cabal lerosamente , in tercambiamos palabras decortes a , y nada ms. Quin era aquel hombre? Era alguno de lacomunidad agustino-recoleta de West Orange a quien no conocamos?No l levaba l signo alguno que lo identificara como a clrigo. Sin atrevernos a preguntar di rectamente, pas a pedir algunos datos relacionados con la comunidad, etc. Sacamos en conclusin que los rel igiosos estaban muy ocupados y, no pudiendo salir el los a recibir a la representac in de Panam, cont ra taron a de terminada f i rma para queen su nombre cumpliera tal comet ido.El caballero llev a cabo perfecta y finamente su misin. Sin dificultad alguna, nos dejaba, a las once de la noche del da 6 de abril de1983, a la puerta de nuest ra casa de West Orange. El grueso de losvisi tantes venidos para la ocasin estaba al l : el Rvdmo. P. GeneralJavier Ruiz, los provinciales de S. Nicols, Sto. Toms, Candelaria,San Agustn, delegado de Sta. Rita, a quienes se una ahora el P. Baztn, de la Consolacin. Estaban los obispos de Chota, Casanare y elAuxi l iar de Sacramento de Estados Unidos, a quienes se sumaran losdos de Panam. Algn malicioso dijo que, desde que l legamos los dePanam, haba menos seriedad en West Orange! Qu juzgan de esto,h e r m a n a s ?Los huspedes ramos muchos, pero todo es taba previs to , y solucionadas las dificultades. Los obispos Arana, Olavio, Jos Agustn yLegarra iramos al Quali ty Inn, hotel que tena la ventaja part icularde su cercana a la catedral de Newark, donde tendra lugar al da siguiente la consagracin episcopal .Corr entre los primerosEl Quali ty Inn, aunque no se dist ingue por el nmero convencional de es t rel las , resul taba muy cmodo y digno. Por contras te , me

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    42 D E M I A C O N T EC E R M I S I O N E R Ohizo recordar los bohos de palmas y caa en los que tantas veces busqu cobi jo durante las giras misioneras por la campia, los r os , laselva de Bocas del Toro y Veraguas, como en e l pasado me ocurr ieraen Fi l ipinas. Hay que estar a todo. No hay noche s in da , ni maanasin tarde. Ni tormenta que no est seguida de t ranqui l idad y calma.Creo en e l car isma de la adaptabi l idad; y modesta pero s inceramenteest imo que, a la hora de su repar to por e l Seor , corr entre los pr i meros. Este don es , sobre todo en la vida misionera , un envidiablecapital que da jugosos dividendos de satisfaccin espir i tual.

    Mucho que aprenderPuntua l idad y exac t i tud son dos carac te r s t icas cuidadosamentecultivadas por los norteamericanos. Si as son en la vida de todos losdas , podemos imaginar cmo acentuarn ese espr i tu en acontecimien

    tos de la envergadura de una consagracin episcopal . Repi to: todoest coordinado, todo previsto. S , hasta e l paso ms mnimo, su momento, su dis tancia , qu s yo! En este punto, me permit i r a repet i raqu algo que escrib hace aos sobre el tema refir indome a la l i turgia que tuvo lugar en Nueva York con motivo de la beatif icacin delPadre Ezequiel Moreno: Tanto que aprender! Pero con la sa lvedadde que este r igor ismo puede cerrar la puer ta a la espontaneidad y lacreat ividad. Es cuest in de saber conjugar lo uno y lo otro.Perfil del nuevo ObispoEstando todava en Panam, tenamos en nues t ras manos ta r je tas ,volantes , datos re lacionados con la consagracin de Mons. David Arias ,O.A.R. Al l legar a Estados Unidos nos entregan copias de un interesante suplemento del semanar io catl ico Pueblo de Dios, al serviciode la comunidad hispnica de la arquidicesis . Sus t re inta pginas,profusamente i lustradas, a lgunas de e l las a todo color , const i tuyenun hermoso documental por lo que a l nuevo obispo se ref iere , y porotros aspectos informativos acerca de la Orden, la labor de nuestrosrel igiosos en Estados Unidos, e tc . Ha sido s in duda un instrumentoval ioso y opor tuno de divulgacin agust ino-recoleto.Pueblo de Dios (Vol. 2, N. 7 del 5 de abril de 1983) publica mensajes de Su Eminencia el cardenal de Nueva York, Therence Cocke,felicitaciones, mensajes de prelados, comunidades religiosas, movimientos apostl icos, e tc . Por supuesto, los enviados por e l P. GeneralO.A.R., Provinciales y otros. Y, como es lgico, el saludo del nuevoob ispo a tod os . A juz gar p or e sta pu blicaci n, Mo ns. Arias goza de lapopular idad caracter s t ica de los hombres senci l los , cuyo lema de vidaes servir sonr iendo. Nosotros no lo conocamos con anter ior idad y e lactual encuentro es ocasin de darnos e l abrazo ms fuer te y cordia l .

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    EN ESTADOS UNIDOS 43El hermano habla del hermanoAunque quisiera , Fray David dif c i lmente podr a dis imular su seragustino recoleto. Como si el propio testimonio no fuera suficiente,vienen sus hermanos Padre Jos y Sor Consuelo, a demostrar que e l

    espr i tu agustino recoleto est, muy metido en la familia. Los tres trabajan en los Estados Unidos. Pueblo de Dios publica un ar t culo breve y t ierno, rezumante de aroma de s incer idad, escr i to por Jos , e l hermano. Ninguna pluma mejor para darnos un perf i l de semblanza delnuevo obispo auxi l iar de Newark. Oigmosle en re tazos de su escr i to.Uno de los primeros recuerdos, tal vez el primero en el amanecer de mi vida,y por tanto un poco vago e impreciso, es el de la despedida de mi hermano Davidpara el seminario menor en San Sebastin en un amanecer de 1940, cuando yotena apenas tres aos. Su partida marc una ausencia de doce aos hasta queregres a casa en 1952 ya ordenado sacerdote.Mi hermano David es un hombre y un sacerdote en quien palpita un coraznque sintoniza con las necesidades y aspiraciones de sus hermanos. Es un hombrede fe y esperanza, y por tanto de optimismo, dinmico, creativo, entregado.

    Menudos y gigantesDe cabezudos, nada. De menudos. . . bastante . Los gigantes son dosot ros . Seguimos en Estados Unidos, y se acercaba la hora de la misade consagracin de Mons. David Arias a las 4 en punto, en la catedralde Newark. Pues bien, para las 3,30 ya estbamos revestidos los tresarzobispos y cuarenta y t res obispos. Su Eminencia e l cardenal deNueva York esperar a dentro de la catedral , en su t rono. Desf i lamospor e l exter ior del templo bajo una l lovizna per t inaz. La marcha resultaba impres ionante por e l nmero de par t ic ipantes , e l t amao y bar roquismo de mitras , tan dispares en su confeccin y forma. A la vez,el desfile resultaba gigantesco por la estatura general de los preladospar t ic ipantes , y en sus cabezas la mitra .Esta sensacin de a l tura y gigant ismo acomplejaba s in duda a loscontados menudos que a l l ramos. Aclarar que los agust inos recoletos podamos presumir de convincente representa t iv idad en a l tura ,con la presencia de Mons. Jos M. Arana, obispo de Chota. Digno hijode guardia civil , l mezclbase con garbo y donaire entre los ms encumbra