Lea y medite estas 4 declaraciones

21
Lea y medite estas wl DECLARACIÓN Ef del Directorio General •de la Unión Republicana Diciembre 1935—Abril 1936. «Organizar una mayoría de opinión disciplinada y tuerte, que a un Go bierno popular reprasenta- ti-fo la indüpenaable au- , loridad e independencia : púa afrontar con energía loe problemas nacional*»)». : —Del programa lie la U. R. ; Foflcto No. 9 Valparaíso íes a

description

Lea y medite estas 4 declaraciones. Unión republicana. 1936.

Transcript of Lea y medite estas 4 declaraciones

Page 1: Lea y medite estas 4 declaraciones

Lea y medite estaswl

,d-i'.?"-

DECLARACIÓNEf

del Directorio General

•de la Unión Republicana

Diciembre 1935—Abril 1936.

«Organizar una mayoríade opinión disciplinada y

tuerte, que dé a un Go

bierno popular reprasenta-ti-fo la indüpenaable au-

,

loridad e independencia :

púa afrontar con energíaloe problemas nacional*»)». :

—Del programa lie la U. R. ;

Foflcto No. 9

Valparaíso

íes a

Page 2: Lea y medite estas 4 declaraciones

»•

Lea y medite estas

4 DECLARACIONES

del Directorio General

de la Unión Republicana

Diciembre 1935—Abril 1936.

«Organizar una mayoríade opinión disciplinada y

fuerte, que dé a un Go

bierno popular «presenta .

tivo la indispensable au

toridad e independenciapara afrontar con energíalos problemas nacionales».—Del programa de la U. R

Folleto No. 9

Page 3: Lea y medite estas 4 declaraciones

Diciembre, 1935

Veamos y procedamos.

jj Nuestras declaraciones recientes con motivo del despa

ja cho por el Congreso, a fardo cerrado, de los presupuestos fis

cales de 1936, han sido recibidas por las gentes de trabajo

independientes, con general y hasta entusiasta aprobación.La actitud de la Unión Republicana reTlcja exactamente una

vez, más, el sentir de la opinión consciente y desinteresada.

En algunos círculos ha causado sorpresa el tono de

esa censura, más claro ahora y más rudo que el empleado en

los estudios y proyectos de nuestra organización. Creemos

que la entonación y los vocablos deben corresponder a la

situación y al fin que los provocan; un capitán de buquetiene que emplear, en el puente, durante un temporal," expresio-

-

nes muy distintas de las que usa ante las damas, en ¡a ter

tulia del salón.

Nuestra organización se ha formado con elementos re

sueltos a actuar en buena orientación, y con fines de mover

al país por camino justo y conveniente. Desde ella, estamos

riendo con claridad la desorientación y los errores; con fran

queza y energía tenemos que exponerlos, tratando de mos

trar un rumbo —aunque modesto—, definido y firme, que

reemplace el navegar a la deriva de la nación.

Miremos fríamente el conjunto. Los partidos de repre-- ser.tación parlamentaria y las Cámaras, demuestran colecti

vamente una incapacidad y una ceguera aterradoras: ningún■ plfüi de acción; ninguna acción coordinada. Los componen-

íes de las mayorías —parte con la mejor intención, parte? por inmediata conveniencia—, siguen sólo una norma: soste-*

ner al Gobierno. No puede censurarse esa reacción, natural

y justa después de los violentos atropellos de siete años;

t 3

Page 4: Lea y medite estas 4 declaraciones

pe.-o vsas mayorías se limitan a un apoyo ciego, que puede* -

resultar de peores consecuencias que los agrios ataques dt

las rninuna?. Un Gobierno débil y complaciente como el nues

tro, necesita aún más que el apoyo de una mayoría par

lamentaria, de una cooperación amigable, firme y consciente 3

que le dé rumbos y le cree prestigio. í

En conjunto, partidos, Congreso y Gobierno, dan al país jla impresión desoladora de organismos que viven al día, ■

que actúan solamente en el afán de amanecer vive* al día

siguiente. Si -en negocios privados es de toda necesidad

un plan de trabajo para un futuro de tres o cinco años,

con cuánta mayor razón es indispensable en los nqgocios

nacionales —económicos, sociales, educacionales, administra-

tivos, etc.— . guiarse por un plan definido siquiera en U- !

neas generales, que permita ubicarnos y saber a dónde vamos.

"Una desorganización interna total,- presenta a los par

tidos como al Cid en su última etapa: muertos forrados en -;Í

vistosas armaduras, cabalgando en artificial equilibrio, e im- ,1

presionando todavía, desde lejos, a las muchedumbres. Sus di

rigentes no dirigen nada, y toda su labor se reduce a man-'

tener apariencias de cohesión. La juventud de esos partí- jdos, descontenta, inquieta como nunca, quiere rumbos, ac- .

rión definida, conexión activa con esta época, tan diversa de

la que vivieron sus jefes; encuentra solamente palabras ra- \

sonables que no pueden satisfacer a esos jóvenes, cons-^

cicntes ya de la necesidad de cambios fundamentales en :

la organización y en la acción de los partidos.

Y los hombres de negocios, engolfados en barajar difi-

cuitarles y en aumentar sus ganancias, se declaran general- „

mente sin tiempo para atender a los negónos del país.

También ellos están ciegos ante los daños comunes que pue

den convertir en ilusorias todas las ganancias mdmdualM^Es un conjunto admirable para llevarnos —fuera «

toda lógica— ,a una catástrofe social y económica, quizás a

u'i trastorno

'

sangriento. Nuestro medio actual es como un

-aldo de cultivos excelente para que prospere la infección <fejfllos picaros, y para que surjan y manden los simplemente.»

audaces.

Todavía un hecho más, que parece un contrasentido

y que cuesta aceptarlo y decirlo. Con buena intención, í

4 í

el

Page 5: Lea y medite estas 4 declaraciones

duda, nuestra «buena gente» y la prensa seria, salvo pocas

excepciones, impensadamente preparan y atizan la revuel

ta. Desean sinceramente orden y constitucionalidad, pero a

su manera, y lo quieren por tan ingenuos o antiguos méto

dos, que no hacen más que el juego de los revoltosos, jusrdficando constantemente las censuras de los más descontentos1.

Esperamos que nadie pueda, de buena fé, confundir a

L Unión Republicana con tales descontentos. Dos factores

principales nos apartan totalmente de ellos: el hecho de

que nos mueven sólo fines de bien nacional, y no intere

sas políticos, personales, ni afanes de revancha, y el he

cho comprobado también de que si atacamos lo malo del

sistema actual, defendemos las bases constitucional y de

mocrática, reconociendo lealmentc Tas cualidades personales'

de muchos hombres que en él actúan.

Muchas veces hemos expresado nuestra opinión de que

en el Gobierno, en las Cámaras y en los partidos, hay nume-

msijs het<*nbres individualmente capaces, honorables y jjieninspiradot. Aún más, hemos afirmado que dentro y fuera

ife los partidos, nuestra pequeña República úepe un conjuntode hombres más que suficiente para manejar y solucionar con

atiene 1< s diversos prohlemas del país. Pero esos hombres

; expertos en administración, en economía, en educación^ en

labores técnicas, etc.; esos hombres cuya rectitud y patrio^■ tisi.i.i inspiran general confianza, están metidos dentro del

marco rígido de los partidos tradicionales, o asqueados de la

politiquería, rehusan intervenir en cualquier acción ciudada

na. V asi, o les ata las manos la disciplina nominal del par-'

tidj —empleada solamente para esterilizar toda acción útil—

o les quebranta la voluntad el temor a. verse envueltos en las

odiosidades de la politiquería.

Pero el país no puede continuar así. Es indispensablequr previniendo y evitando trastornos, actuemos unidos en

un programa social, económico y administrativo que eontempleexclusivamente las necesidades nacionales, sin subordinarlas

a previas ideologías, ni a conveniencias personales o de

grupos. El país clama por un manejo desinteresado, prudentey eficiente, que sólo es posible alcanzar cpn la unión de los

bv.enos elementos, alejados ahora de toda organización o-di-

i seminados todavía en tiendas políticas que esterilizan la ac-

Page 6: Lea y medite estas 4 declaraciones

;ión útil en nombre de ideología;Debemos hacerlo ahora, o tendremos que realizar esa unión

'

lie los buenos ciudadanos, a escape y obligados por nuevas

y duras experiencias.

i. Persistirán los dirigentes de los partidos tradicionales'

en seguir haciendo equilibrios, en postergar indefinidamente

su obligación de afrontar los problemas y de buscarles solu- -

don con sano sentido patriótico?¿No l)astárá la estetrilidad de la labor de esos partidos

-;n estos últimos años, el desprestigio cada vez mayor de esos

organismos y del Congreso que ellos mueven, para conven

cerlos de que están manejando una máquina ya mohosa, ,

descompuesta e inútil?

La inteligencia y el buen sentido que debemos suponer!en esos hombres ¿no les dice que su empecinamiento esjinútil, y que es fatal para el país?

Una acción coordinada, potente y patriótica, tendrá

que unir a los mejores ciudadanos independientes y a los

elementos sanos de los distintos partidos, obligados ahora o

más tarde a enfrentarse con los problemas que el tiempo

y la dejación van sumando, agravando y complicando. Esa^

acción vendrá, y mientras más pronto se prodifcca, la obra .

será menos difícil.

Nuestra única duda es saber si tal acción indispensable

3erá impulsada por la visión superior de nuestros políticM,!o si se impondrá por la fuerza de la necesidad, derriban*»!

y hundiendo en el olvido a los dirigentes que no supieron i

.oír el clamor nacional, ni proceder con miras a las superio

res conveniencias del país.

iJ

Page 7: Lea y medite estas 4 declaraciones

Enero, 1936.

II.

Así debemos hacerlo.

«Organizar una mayoría de opinión, disci

plinada y fuerte, que dé a un Gobierno po

pular representativo la indispensable autoridad

c independencia para afroniar con energía los

problemas nacionales». —Del programa de la

U. R.

En nuestras declaraciones anteriores hemos descrito la

situación actual del Congreso, del Gobierno y de los partidos

tradicionales, situación que después de tres años de nuevas

experiencias, justifica plenamente una de tas principales di

rectivas de la Unión Republicana, copiada en el epígrafe,

Falta en el país una mayoría de opinión disciplinada y fuerte; falta un gobierno efectivamente popu lar- repre

sen :ativo; falta a nuestros gobernantes autoridad e independencia, y falta resolución y energía para afrontar los ma

yores problemas nacionales.

Como ya hemos dicho, tenemos la certeza de que se

'- producirá forzosamente un acercamiento y unión de la gente .sana, bien inspirada, la que se verá obligada por las cir

cunstancias, a cargar con el fardo de nuestros problemas y

a buscarles solución como mejor pueda. Esos elementos ten

drán que actuar «unidos en un programa social, económico y

adininietrativo que contemple exclusivamente las necesidades

nacionales». — Veamos cuáles debieran ser las líneas prin-

, cipales de ese programa.

Los hombres experimentados están diciendo que ya no

:n en en programas. Ksa incredulidad es natural producto'. de las listas de propósitos abstractos, interesados o fantásti-'

eos, que tantas veces han circulado como propaganda de

Page 8: Lea y medite estas 4 declaraciones

ya de aban- ^ffijarnos rum- 3lleve a la si- \

afaties partidistas o personales.. — Es tiempo ya

donar tales programas; pero es indispensable fijarnosbos que sean como itinerario mínimo i.

tuaciór; social y económica correspondiente a las necesidadesJ

y medios de la nación. Seguramente, el país no pretende una*fl

ruta óptima o .brillante: estará contento si es mediana, y 1

se conformará con tal de que no feea mala. Pero necesita 1

una ruta clara, recta, y mantenida con firmeza y constancia, »

Necesita también conocer algunos puntos

camino que se le propone, puntos indicados y garantiza!

por gente honrada, habituada a organizar, a construir y

cumplir sus promesas.

La ideología de esc programa debe estar inspirada en

nuestras verdaderas necesidades espirituales y materiales: tie

ne que moldearse en la idiosincrasia nacional, y fundamentar

se en la justicia y én los preceptos morales indestructibles.

Debemos afirmar nuestro respeto consciente y positivo

a la Constitución y a las Leyes. Pero no basta declamarlo;

hay que inculcarlo v cumplirlo. Además, hay que mantener

sólo preceptos legales que puedan cumplirse, que correspondan

a nuestro medio, desterrando leyes decorativas o absurdas

para nuestro país.'

Tenemos que batallar por el ihejoramiento material de

nuestro pueblo, por su educación y su elevación moral. Hay

que deshacer el ciegn egoísmo patronal y la incomprensión de

los asalariados; con esto terminará la influencia nefasta de

los que utilizan los males del pueblo como pedestal de am

biciones.

Queremos dar al pueblo educación que oriente sanamen-jte. que anime y enseñe a vivir; no palabrería abstracta qt<

confunde, desalienta y amarga.

Fs preciso acércanos a una justicia social efectiva: ajra-

da a 'os buenos trabajadores y consideración para los bueno»

patrones. Difundirentendimiento entre todos los que trabaja^

deiande* la hostilidad sólo para los zánganos; propagarü.

,-ooperación. y establecer la obligación de los mejor dota-^

dos en pro de la masa incapaz de manejarse y de dirigir**.■

Las leve* han fijado hasta ahora obligaciones sociales sókjen dinero- salvo excepciones, falta. todavía

la cuota patro-lM

Page 9: Lea y medite estas 4 declaraciones

más importante: la de interesarse y trabajar por la educación

y el bienestar de empleados y obreros. Esta cuota no puedecobrarse con inspectores ni con multas: hay que hacerla bro

tar pos* convencimiento.

En todo caso, la situación general del pais requiere enca

minarlo a una economía normal, robusta, que reemplace el

incierto e irregular desarrollo actual de los negocios. Es po

sible producir más, distribuir mejor, y dar a todos los tra

bajadores, sin sacrificios ni zozobras, un mínimo de bienestar

que ante la miseria de hoy parecería lujo.

Los hombres de negocios estarán contentos de entregarbuena parte de sus ganancias efectivas (no las ilusorias de

mostradas por las oficinas de Impuestos) con tal de que esos

valores tengan empleo útil y produzcan un mejoramiento real

de W situación de los trabajadores.

A la vez debe establecerse la obligación de trabajar. Elideal del trabajo útil, material o espiritualmente : el respeto

y remuneración equitativa al trabajador en cualquier activi

dad; el aumento de nuestra ínfima cuota media de trabajo

aprovechable, y él estigma al parásito y al inútil, francos o

disimulados. Tan necesario proceder lleva envuelto natural

mente la prohibición y la persecución de los juegos de azar-'

y de todo elemento que procure ganancias que no correspondana un sen-icio conveniente o a un esfuerzo útil.

Un nacionalismo positivo e inteligente, que considere

la interdependencia de las naciones, debe orientar nuestra

poiíu^a, económica. Hay que mirar la necesidad que tenemos

■de hombres, enseñanzas y capitales extranjeros; debemos

atraerlos y arraigarlos en el país, con el fin de transformar

los en chilenos. Previniendo una nueva crisis, debemos im

pulsa r la producción genuinamente nacional ; pero evitando

que se empleen capitales considerables en negocios que la

protección aduanera hace atrayentes, y que serán desastro

sos al regularizarse las relaciones internacionales en el mundo.

La acción del Gobierno debe obedecer a rumbos definidos

y constantes, actuando sobre la producción y el comercio so

lamente para orientar, coordinar e imjiulsar las actividades

[.privadas; debe estimular y fortificar las iniciativas individua

rles; sin pretender jamás'

reemplazarlas o paralizarlas; por

Page 10: Lea y medite estas 4 declaraciones

i?9da. 1

ion 1

i

muchos años todavía, los Gobiernos no podran disponer

un motor más potente, en los negocios, que la rmciat.va privada.

Por otra parte, el Gobierno tiene, con la organización

y manejo de una administración eficiente, un campo vastí

simo para amplias actividades. Desarmar gran parte de nues

tra enorme máquina burocrática; refundir organismos, reda-

ciendo empleados a la ve, que simplificando servicios; es

tablecer normas proporcionadas al país, terminando con ni-

tinas y decoraciones caras, inútiles o absurda. ; hacer con

menos dinero una mejor administración, e invertir en obras

útiles parte de las sumas fabulosas de sueldos, pensiones ,

gastos injustificados, dejarla .1 Gobierno en su verdadero

¡¡apel. A la ve>, permitirla aliviar algo de la carga de las

contribuciones, hoy excesivas.

Por cierto que tan deseada y necesaria transformación

debiera incluir un plan de robustecer activamente 1» vida

de las provincias, cooperandoel Gobierno con efectivo interés

a formar centros regionales importantes, en todo cuanto no.

impida una administración disciplinada y eficiente.

E. urgente incorporar a las clases trabajadoras más mo

destas, a hombres , a mujeres, en las industrias natur.lesM

pais señaladamente en la agricultura, procurándoles des-

de luego, educación congruente, terrenos y útiles de traba-

io- entregarles en suma, seccionalmente, la colonización co-

ec.i.a de las tierras fiscales inexploradas, previa prepara.

ción elemental de sus colonizadores y limpia , acceso de

campos adecuados.

.' Conexión de todos los elementos nacionales.de trans

portes; horariosde trabajo racionales; administración de J»

hela -ecta oportuna y práctica;, castigo rápido y severo

de robos y estafas, serían otros punto, que deben atender»

dentro de un plan de trabajo comp el diseñado,

Er resumen, fijada, las lineas generales de acción. «*

establecerse como base un apoyo efectivo y constante « l«

Sores, a los hombres , mujeres más honrados y mas *

"

más capaces de organizar y de dirigir corree—

cualquier, que sea su filiación política o ri»^*»- "■

pre que no se contrapongan con la. normas sanas jr pan*

lías de este movimiento. No hay éxito posible sin la acción

de esa gente capaz.

10

Page 11: Lea y medite estas 4 declaraciones

Es necesario atender al espíritu, educarnos y elevar

nos. Pero es aún más urgente atender a las indispensablesnecesidades materiales, sacando al* pueblo de su miseria y li

brándolo de sus plagas.

La tarea es inmensa, tan compleja y difícil que jjarece-

ría irrealizable. No pretendemos que pueda hacerse íntegra,ni menos a corto plazo; debemos desconfiar especialmentede los que nos presentan jíanaceas para alcanzar rápidamente

y sin sacrificios, resultados brillantes. No hay más que un

camino, largo y difícil pero seguro: estudiar, orientarse, y

trabajar, trabajar día a día, constantemente, con el' afán

de servir exclusivamente la conveniencia .del país.

Así debemos hacerlo; pero antes es preciso organizaresa «mayoría de opinión disciplinada y fuerte», que respaldee imponga —si fuera preciso— la solución de los problemasnacionales.

Page 12: Lea y medite estas 4 declaraciones

Enero, 1936.

Síntomas decisivos.

«El país está aprendiendo a buscar las realida- J¡

des, y muy pronio la nación entera —que ya. es- U

tá distinguiendo el decir del hacer, los propósi- '■

tos de los hechos — no tolerar:! guías simplemen-"™

No cabe ya ofrecer un programa nuevo, y se

guir caminos viejos».«PROGRESO», 18. XII.* .14

Ha pasado un año desde que alabando francamente las

declaraciones del presidente d?l Partido Radical, recién ele

gido, manifestábamos en estas mismas columnas nuestros_

sinceros deseos hacia la n-ali/ación del programa expuesto

en forma clara y vibrante por don Pedro Aguirre Cerda. Decía

íl c\üc era deber primordial del partido preocuparse de los*

probli-mns económicos y sociales; trabajar intensamente; en

tregar la dirección a la eficiencia; mantener una disciplina

com* i-nte. v dar ejemplo de espíritu público, sacrificando i

¿1 beneficio particular. Y recalcábamos el hecho de que la'J

Junl.L Central Radical, al poner a su cabeza al hombre que

presentaba este programa, demostraba sus firmes propósitos

de «detener a su partido en el despeñadero de errores, de

incomprensiones y de indisciplina, por donde iba cayendo».-

Entre aquellas líneas nuestras iban las que copiamos al J

comienzo de este artículo. Acompañábamos al jefe radical

di sus buenos propósitos; pero queríamos ver loa hecho*. Y

los hechos, desgraciadamente, que se cierran con la renuncia^indeclinable del señor Aguirre, muestran que toda la per

cia, la energía y el prestigio de aquel dirigente, se han e

^

trellado cantra la desorganización profunda, irreparable, -j£¿jña terminado con la vida y la acción de nuestros partidos trarj

12 .. . -

Page 13: Lea y medite estas 4 declaraciones

dicionales. Los hechos resultan opuestos totalmente a los

propósitos de aquel hermoso programa,

V .Caso idéntico el. del Partido Liberal, aunque no con* los

i. contornos vigorosos del que dejamos descrito. Isa renuncia

indeclinable del presidente de los liberales, don Alberto Vial,fué producida también por el convencimiento desolador de

que no puede hacerse labor útil alguna dentro de esos gran

des organismos políticos, al menos mientras conserven la

anticuada estructura y los rutinarios sistemas actuales.

Pero aún más que la estructura vieja y los sistemas in

convenientes, perturba toda acción de esos partidos la he

terogénea mezcla de sus componentes. Hombres de la ex

trema derecha, individualistas cerrados, pretendieion marchar

juntos y «unidos» con socialistas furibundos; gente de trabajo,

productores, personas independientes y sanas, van en esas

agrupaciones mezcladas con politiqueros, dejándose dirigirmuchas veces por audaces . cuyo pedestal es la ceguera de

los electores y cuyo único medio de figurar y de vivir, es

el i ío revuelto. Y la gran masa de buena gente que figurainscrita en los registros de los partidos, contempla inmóvil,atónita unas veces

r y otras veces colérica, la incapacidad y

los errores de su grupo, sin explicarse cómo sea posible que

no hnya hombres capaces de mejorar sus rumbos,

No es culpa de los jefes; no es obra de hombres unir

■fi"' y.hacer trabajar útilmente a los elementos, tan diversos y

1* lauchas veces opuestos, que constituyen los partidos tra

dicionales; es inútil que se busque a los más viejos y pres-

¡je"

tigiosos dirigentes para hacer el milagro. Rehusan ensayar-

f-. lo,' y aunque aceptaran, su sacrificio sería otra vez estéril.

En realidad, la simple agrupación de personas que no

tienen de común —en sus ideas actuales, en su proceder y

en su vida misma— más que una anticuada etiqueta partidista, no puede permitir que esas agrupaciones actúen como

partidos políticos normales; les faltará por completo la orien

tación, la disciplina y la decisión de actuar, que son en esta

época, características exclusivas de los organismos que res-

i. ponden a una necesidad, y que están formados por elementos

realmente afines.

r

13

Page 14: Lea y medite estas 4 declaraciones

Dentro de tal desintegración, es imposible esperar que

los partidos tengan fuenas para transformarse como es ne

cesario; menos aún, para hacer su papel de elementos indi**> -

pensables que deben apoyar, orientar o controlar supcrior-

nutitc el manejo de la República. Mientras tanto, sigue él

país a la deriva; todo chileno consciente sabe que la desor

ganización de * los partidos tradicionales nos lleva a un des

peñadero, y casi todos están esperando que caigamos primero en graves trastornos, en revueltas y ensayos quiméricos

que acaben con las pocas fuerzas que nos quedan, para vei

entonces qué es lo que haremos, y cómo podremos salvarnos.

La Vnión Republicana cree del más elemental buen sen

ado ver venir tales acontecimientos, y tratar de evitarlos,

afrontando desde luego trabajos y sacrificios infinitamente

menores que los considerables y gravísimos en que nos hun-

mdirían trastornos como los que debemos temer. Los proble

mas de Chile y su razonable solución, no dan para dramas;

estudios hechos por nuestra organización y la experiencia

personal que avalora esos trabajos, han demostrado que es

posible mejorar considerablemente la situación del país —me

jorar administración, educación, finanzas, salubridad, econo

mía, vida obrera, etc.— a fuerza de trabajo, buen orden y

constancia. Solamente la desidia y la ceguera pueden con

vertir en drama, y tal vez en drama terrible, lo que en rea-

dad no son mas que dificultades caseras.

Pero el camino para llegar a una solución lógica de or-

'den y de trabajo, librándonos de aventuras disparatadas y

ya conocidas, debe ante todo despejarse del obstáculo inevi

table que opone la actual organización de los partidos his

tóricos, organización estéril que mantiene como enemigos den

tro de partidos distintos, a hombres con ¡deas y anhelos'

idénticos en bien del pais, y que los ata al tutelaje de pro

fesionales de la politiquería extraviados y sectarios, cuando no

aprovechadores e indignos. Esos hombres sanos deben com

prender por fin que con su pasividad y falta de resolución no]

benefician en nada a su partido, a la vez que con tal pro- ^ceder están empujando al país a la catástrofe.

Es preciso que los más avanzados, llámense como s

men, vayan a la extrema izquierda; que los conservadores ejindividualistas se sitúen francamente en la extrema dere-f

14

Page 15: Lea y medite estas 4 declaraciones

cha, y que formemos el gran block central los que busca

mos sanamente el bien de la República, sin que nos aten

viejas doctrinas ni nos extravien dogmas fantásticos,

f?.:- En publicaciones anteriores hemos presentado un cs-

t- quema de organización y de programa, que podrían servir

de lazo de unión a los elementos conscientes y limpios del

país; ahora, ante la nueva crisis de dos partidos grandtes,antfs estos hechos reveladores,* renovamos nuestro llamado

a la unión de esos elementos; que mediten, y sobre tqdo,que se resuelvan a actuar como verdaderos ciudadanos de

nna república.

i. i O es que necesariamente, fatalmente, debemos pasar

f; por un trastorno para comprender nuestros deberes cívicos?

Page 16: Lea y medite estas 4 declaraciones

Observando la batalla política.Entre ambos contendores, el país.

Con dos expresiones simplistas y erróneas, se está pre- \j|tendiendo describir la actual situación política del país, y 1

empujar a una enconada lucha a los elementos de trabajo. J

«El pais está en guerra!» claman muchas respetables i

personas, movidas por un sectarismo que recuerda los tiem- 4jpos de cuando se decía: «El que no está conmigo, está ,

^contra mí». Como un complemento de la afirmación absurda ,

y hasta crimina! de que medio país está en guerra con la

otra mitad, se pretende convencernos de que todos estamos

o debemos estar afiliados en uno de los dos bandosr en el .

partido del orden, o en el del desorden.

Existe indudablemente una guerra; pero es mentira que

el país esté en guerra. Batallan politicamente dos bandos ex-. 3

tremos, usando cuanta arma se les viene a las manos. Pero M

el país no- toma parte en la contienda; el país sufre, soporta 9

y paga, mientras los combatientes tratan de aniquilarse y se ¡aterran al poder o bregan por conquistarlo.

Tan descomunal, batalla np permite por cierto'

¡

combatientes analizar profundamente nuestros males, ni menos ,-.■

aún formar y poner en práctica el plati completo, coordinado,,

modesto y preciso que necesitamos para salir de la mala

situación e impedir que ella se agrave.

Los que hablan de esta guerra interior, tal vez creen

sinceramente, en ella. Trabados en batalla política, cegados (

por odios y amarguras, harce tiempo que perdieron la visión

de la realidad, y todo lo reducen a obtener ventajas para

su bando y a producir daños al bando contrarío; los de 1

1G u

Page 17: Lea y medite estas 4 declaraciones

derechas en contra de las izquierdas; los de la izquierda,en contra de la derecha.

Pero si se conoce prácticamente al país; si se cxa-

ínina la nación en sus actividades productoras, profesionales, comerciales, etc.; si se mide imparcialmente la calidad y

la cantidad de los que trabajan y se les compara con los que

hacen politiquería, puede constatarse que esta guerra que tan

jo suena se desarrolla entre núcleos insignificantes por su

número y por su Influjo positivo en las conveniencias nacio

nales. La inmensa mayoría de la población en todas las ca

pas sociales, desde humildes obreros hasta los más altos di

rigentes de negocios, contempla atónita —cuando no amargadaL, iracunda— esa pelea entre los dos grupos extremos, gru-

,os que pretenden como indispensable el aniquilamiento to

tal del contrario para salvar a la nación, y que se declaran

poseedores de recursos casi maravillosos para convertir el

3ais en *in paraíso. Entre tanto, ni los quE están en el

poder ni los que batallan por alcanzarlo, consiguen dar al país

siquiera la esperanza de una mejoría estable.

Ei; los programas de ambos bandos hay errores; pero

hay también anhelos de conveniencia indiscutible. El paisnecesita de muchos elementos que la defteha estampa en

:us pendones: solidez de las instituciones; orden público; res

peto y disciplina; estímulo a la iniciativa privada; conside

ración a la experiencia y al prestigio, etc., son factores que

indudablemente ponen a un país en él camino de la pros

peridad y del bienestar. Pero si esos factores se esgrimencomíi elemento político; si en vez de aparecer dentro de un

^lan constructivo, se les pregona en abstracto y en la práctica se les emplea contradictoriamente (como* cuando se abo

mina de la intervención fiscal én la producción; pero se

aprueba el control y el alza del precio del trigo) tales ex

presiones se desacreditan y no sirven mas que para ex

citar a los contrarios. Las exageraciones de las derechas son

el alimento y el. tónico de las izquierdas.

También sobre los pendones izquierdistas resaltan pro

pósitos de alta justicia y de clara necesidad. Entre la pa

labrería y las exageraciones con que el Frente Popular pre

senta un programa para atraerse electores —según ellos mis

mos lo- declaran—'■

ha colocado finalidades que demuestran

Page 18: Lea y medite estas 4 declaraciones

N

visión y buen sentido: sujetar los empréstitosÍes a estrictas normas de realidad y utilidad; reajuste de suel

dos y salarios en proporción al poder adquisitivo de la

neda; caja de salario familiar; represión de la especulado!impuesto a la tierra incultivada: habitaciones para empleados

y obreros; consejo económico consultivo y obligatorio; etc,'

son seguramente medidas que deben formar parte de un plancuerdo de mejoramiento nacional. Pero, están incluidas co

mo "parte de un mero programa de"

batalla social y política,

denf.ro de un movimiento tendiente a destruir los elementos

de s'iperior dirección y de riqueza; todo ello para, dar in-

flue.icia y mando tal vez a algún idealista, pero generalmen

te a los que no han demostrado más que ceguera y odio. Asi

se provoca en los elementos mejor situados socialmente esa

ira y ese temor que suelen dar caracteres grotescos o infan

tiles a la actitud de muchas buenas gentes de las derechas

cuando les nombran a los «comunistas»,

«Nosotros somos el orden —dicen los dirigentes y mili

tantes de las derechas—. Hay que cerrar los ojos y acom

pañarnos con la fé del carbonero. Todo por defender el

orden». Pero desgraciadamente, bajo tan elevado pendón, el «

país divisa los errores, las ambiciones, las ventajas de grupo

o de partido, la elección o reelección del senador o del di-;

putado, la rutina feroz impidiendo la mejoría y el progreso.

«Nosotros somos el porvenir —claman las izquierdas—.

No habrá más pobres, pero acabaremos con los ricos; abo

minamos la riqueza, pero repartiremos comodidad y bienestar;

somos la justicia social, autorizando todas las injusticias en ■

íontra de los de arriba». Más, bajo la bandera de las pros.

mesas halagadoras, el país divisa también los absurdos, lo*3

apetitos "de los dirigentes, las torpezas y las envidias.

El Congreso Nacional, aspiración suprema de los pam-

dos tradicionales, es también reflejo exacto de la desorient*-

eión, de los procedimientos pequeños y de la incapacidtf

constructiva de esos partidos. Afirman que la suerte de I

República depende de tener o no tener mayoría, en lasCi-j

maras; quieren mover aj país entero para asegurar un cou*

gresal más. Pero el pais se pregunta qué hicieron, qué c

truveron las mayorías del Congreso en los últimos años;/

18

Page 19: Lea y medite estas 4 declaraciones

modificaron útil y concienzudamente las minorías estruen

dosas y batalladoras. Y no hay respuesta satisfactoria que dar!

La guerra que se pregona, significa exclusivamente una

guerra de clases; las derechas contra las izquierdas, o sea

los ricos contra los pobres, los plebeyos contra los aristó

cratas, los de abajo contra los de arriba. Pero apenas se clasi

fica a los hombres representativos de ambos bandos, el ob

servador se pregunta si él o los contendores están trastor

nados. Gente de extrema derecha entre los radicales, y apo

yando el programa socialista del Frente Popular; un gran

hacendado arrastrando simpatías populares de avanzada; un

millonario, candidato y bandera de las izquierdas; un demó

crata, hijo de sus obras, levantando por las derechas hacia

jui sillón senatorial. Y todos estos hechos extraordinarios

producidos no por asomos de comprensión o espíritu de jus

ticia, sino por la confusión de momentáneas combinaciones

de nuestra politiquería.

El país proporciona a los combatientes el campo y los

recursos para que batallen; el país (lo toma parte en la pe-

íea, y la gran mayoría —desgraciadamente— ni se interesa

por ella. Pero el país paga totalmente los gastos de la guerra; su economía se desangra, su administración se trastorna

y sus problemas sociales se postergan y agravan. Es tiempoya de que el país mire su situación y atienda sus necesidades-.

Nada puede esperarse del actual juego político, ni de losrevueltos y desorientados partidos que ni siquiera manejan ese

juego. Esos partidos son arrastrados por los acontecimientos-

nim.as de la vida diaria, y faltos de disciplina para orientar

su propia acción, resultan incapaces para aportar rumbos al

país.Pasa el tiempo, y todavía no aparecen los signos vigo

rosos que fueran de esperar, poniendo en movimiento al paisentero hacia una acción coordinada, activa, enérgica, que

Jmpie y construya; que reemplace la 'desorganización actual

sucia y estéril. La lucha senatorial del día 26 pudo ser oca

sión para escoger entre numerosos nombres de las provincias o

de Santiago, un hombre que encarnara vigorosamente este

ujihelo nacional. Una vez más se ha dejado actuar y resolver

exclusivamente a los partidos políticos, y la mayoría cons

ciente queda descontenta o indiferente; es el enorme grupo

19

Page 20: Lea y medite estas 4 declaraciones

..nde los que trabajan, de los no contaminados por la .politi-Jquería; son los que no entran en la batalla de los bando»»

extremos, porque saben que esa batalla debe liquidarse cnten- «1

diéndose, comprendiéndose, y no aniquilándose. J

La Unión Republicana señala una vez más estos he- 1

;hos a la gente cuerda y trabajadora, para insistir en

quejes preciso y urgente «organizar una mayoría de opinión &*M

ciplinada y fuerte, que dé a un gobierno popular representa™

tivo H indispensable autoridad e independencia para afronuH

con «¡nergía los prohlemas nacionales». 'J9

Es necesario que en la próxima renovación del Congre-jf

so, esa mayoría haga triunfar en las urnas a genuinoB repre

sentantes de sus anhelos.

El Directorio General de la Unión Republicana.

I

Page 21: Lea y medite estas 4 declaraciones

li:l¡