Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey...
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8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman
1/156
iseminario
reúne las
co-
municaciones que sobre
la desconstrucc1ón pre
sentaron en Montevideo
Jacques Derrida Emir
Rodríguez Monegal Ha
roldo de Campos J. Hillis
Millery
eoHrey
Hartman.
Denomina las peripecias
de un sem
1nario
que no
fue uno stno vanos pro
gramados para la difusión
de prácticas y reflexiones
desconstructivas enten
diendo la necesidad de
una diseminación
que
se
gún Derrida consiste en
la multiplicación y disper
sión del sentido una pro
piedad - la propiedad del
término no deja de ser
diS-
cutible - que afecta la con
dicion textual.
Se renueva así la inten
ción de la iniciativa: intro
ducir
en nu
estro medio
uruguayo rioplatense la
tinoamencano hispa
nohablante distintos as
pectos de una dirección
teórica postestructuralis
ta que se define difícil
mente ya que la descons
trucción evita desde el
principio - como principio
las definiciones tanto
como
no
evita las dificulta
des que semejante renun
cia plantea.
DISEMINARlO
L DESCONSTRUCCION
OTRO
DESCUBRIMIENTO DE AMERICA
Presentación
Jacques errida
Emir Rodríguez
Monegal
Haroldo de
ampos
Lisa Block de Behar
J
Hillis Miller
Geoffrey Hartman
-
8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman
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Distribución en la Argentina
CATALOGO s r l
Avda Independencia 1860
Buenos Aires
DISEMIN RlO
-
8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman
3/156
@ XYZ
Editore
s 1987
Coordinación : Lisa Block de Behar
Diagra mación de tapa : F . A lvarez Cozzi
Dibujo de tapa : Jorge Da
miani
Editado
y di s
tribuId
o
por XYZ Comunicaciones S.R.L
Tacuare
mb
ó 1479 escr . 1
7
Mo ntevi
de
o - Uru
guay
INDI E
1ntrodu
cc ión. Lisa lock de Behar
. . . . . . . . . . . . . . . . 5
Jacques
errida
Presentación de Derr ida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Nacionalidad y Nacionalismo Filosófico. . . . . . . . . . . . 27
Psyché: 1nvenciones del Otro . .
.
. _ . . . 49
Emir Rodríguez
Monegal
Pr
esentació n. Em ir R. Monega l, por fuera y
por
dentro. Homero Alsina Thevenet
.
109
Bor
ges
y Emir. Jor
ge
Lu is
Bo
rges 117
Borges de Man Derrida Blo
om
:
La Desconstrucción A va nt et Apres la Lettre . . 119
Prólogo a Blanco Branco . . . . 125
Haroldo
de ampos
Presentación de H. de Campos. Carlos Pellegrino 133
Más Allá d
el
Principio de la Nostalgia Sehnsucht) . . . . 135
T ransb lanco: Refle
xi
ón Sobre la Transcreación
de Blanco de Octa
vio
Paz con una Digresión
Sob
re la Teoría de la Traducción del Poeta
Me
xi
cano . • . . . . . . 1
47
-
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J Hillis Miller
Present ac ión de J. H Miller. Lisa
lock
e Behar . .
159
La Figura en La Muerte y la Brújula de Borges:
Red
Sc
harlach como Herramienta . . .
.
. . 163
Lectura de Escritura: George
Eliot.
. . . 17
lE x iste
un
a Etica de la Lectu ra ? . . . .
. . 197
Geoffrey H Hartman
Pr
ese
ntación de G. Hartman.
Hugo R Vechini
. 229
La Lu cha por
el
T exto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
233
La Elación
en
Hegel y Wordsworth . . 253
El Discurso de la Figura:
Habla
Si lenc io
de
Blak
e en
la Historia Lit
eraria .
275
Introducción a un diálogo con Geoffrey
Hartman
Creatividad, Idea y Método en
Virginia Woolf
La
Casa
de
la
Ficción
como
una
Casa
de Caracol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293
INTRODU ION
Buscarle ausencias
al
idioma es como buscar
espacio en el cielo .
Jorge Luis Borges
Ateniéndose a uno
de
los procedimientos convencionales de
iniciación
textual
, John Barth empieza The Friday Book
por
un epl
grafe. Solo que el epígrafe aparece bajo e l t(tulo de Epigraphs ,
que empieza
por
decir
que
los epígrafes deberían ser evitados y que·
termina por
indicar, tal
como
lo
establece
la
convención, las referen
cias bibliográfitas
de
su cita; pero resulta
que
la cita pertenece a
John
Barth, que es de Epigraphs , y transcrita de The Friday Book
a
convención, por excéntrica, se deroga; la excentricidad,
por
convin
cente, por relativa, también. _ _
Si se menciona desde el comienzo esta ida
y
vuelta textual, este
juego especulativo de inscripciones e inversiones
que da
lugar a una
ocurrente muestra desconstructiva, es con
el
afán de avalar, por la fe
licidad de esa ocurrencia,
una
presentación que, como esta, em pie-za
atendi
éndose a
sí
mi
sm
a
a su
título
un
antecedente-
y
sus ante
cedentes .
Para el lector, la práctica p r o g r r e g r e s i v
que
inicia el tí'tulo
tampoco es extraña.
U
n títu-o es siempre una 'promesa'
,
dice
de
varias maneras Jacques Derrida en
MEMOIRES
for Paul de
Man
Una
promesa tanto como una evocación, un lugar común
donde
coinciden
5
-
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y difieren tiempos y espacios,
donde
se inicia un movimiento anticipa
torio o retrospectivo, una instancia
que
es textual pero anterior
al
tex
to, s i ~ m p r e más allá del c iscurso, al margen y sin embargo interioriza
do, totalmente; el
t{tulo redunda y resume los compromisos de
la
lec
tura,
la
introduce dialécticamente presentándola y penetrándola a
la
vez.
Diseminaría fue
el
término propuesto por Haroldo de Campos
para
denominar
el lfbro
que,
según
lo
qÚe se hab{a
proyectado,
reuni
ría las comunicaciones que, sobre la desconstrucción presentaban en
Montevideo, Jacques Derrida, Emir Rodríguez Monegal, Haroldo
de
Campos, J. Hillis Miller, Geoffrey Hartman. Denominaba también
el
Seminario que
entonces
se venía realizando, denominaba
también
las
peripecias de un seminario que se había previsto simultáneo y fue dis
continuamente consecutivo (desde octubre hasta diciembre de 1985) ,
que
no fue uno sino varios,
que
se hab{a programado para la difusión ·
de prácticas y reflexiones desconstructivas;
entendiendo
la neces idad
de
una diseminación
que
,
de
acuerdo
con
los planteas más afianzados
de
Derrida y
temblando en
el
cuerpo de
su plurivocidad", consiste
en
una multiplicación y dispersión del sentido, una propiedad -la pro
piedad del término no deja de ser
discutible-
que afecta
la
condición
textual.
Al
disponer esta publicación, se renueva la intención
de
esa ini
ciativa: introducir en nuestro medio, uruguayo, rioplatense, latinoa
mericano, hispanohablante, elaboraciones que se afilian
dentro
de
esta corriente desconstructiva, que la conforman, de mane
ra
que pu
dieran darse a conocer ·distintos aspectos de
una
dirección teórica
postestructuralista,
que
se define
difícilmente ya que
la
desconstruc
ción evita desde el principio -como
principio-
las definiciones tanto
como
no evita las dificultades que semejante renuncia plantea.
Por eso, más que las sistematizaciones
de
una escuela o las
pun
tualizaciones de fundamentos doctrinarios,
la
desconstrucCión recla
ma la legitimación
de
esos discursos
que
constituyen una lectura
en -
6
tica una lectura
que
advi"rtiendo (sobr
e)
la indeterminación del
texto
lite:ario, las vacilaciones del sentido,
la
irreductible equivocidad
de
las
contradicciones,
la
indecidibilidad
como
condición de la desconstruc
ción, basándose en
la
capacidad esencial del lenguaje decir lo
otro
y
hablar de sí mismo mientras habla de algo diferente como d ice Derr i
da, las interpreta
en tanto
una repetición del
texto
nunca es tal porque
la desconstrucción entiende
la
iterabil idad como alteridad,
la
iteración
como alteración,
una
repetición que solo puede ser igual cuando difie
re. Precisamente, por la i
nterpretación,
el mismo texto no es simple
mente
el
mismo
texto
sino
el texto
mismo y, válido como continua
ción y consecuencia constituye, como dice Pau l de Man, un proceso
temporal que asume
tanto
la semejanza como la diferencia".
Próxima
al
discurso litera rio, confundida
con
él, la interpreta
ción desconstructiva habilita prácticas
que
guardan una afinidad con
la
poesía, afinidad que va más allá dei est ud io frecuente de un objeto
poético o de la recurrente especificidad poética de sus objetivos teóri
cos: su afinidad es una elección poética, una afinidad electiva que rea
liza un ejercicio discursivo
que co
mprend e y consuma.
Como
Ión, el en
tusiasmado rapsoda del d iálogo
de
Platón,
la
desconstrucción practica
una interpretación poética y teórica: más
de
una interpretación,
al
m
e
nos. Sorteando las reglas impuestas por la retórica trad iciona l o
el
ri·
gor del imitativo
de
las disciplinas, engendra a partir del discurso filosó
fico y literario, un concepto de textualidad apto para
contraer
las d i
ferencias genéricas, desbo rdándolas; las clasificaciones, desart iculándo
las; inventa una especie
de
función meta
po
ét ica"
(valg_a
el cruza
miento termino lógico de las conocidas polarizaciones de R. Jakobson)
que, al describir y referi r la_materia poética, se consolida como tal :
Como en el
cuento
de
Jul
io Cortázar, el narrador,
un
observa
dor
obse
sivo, describe la visión (lve o desvaría?) del axo lotl, da cuenta de una
mirada que identifica (lindividualiza o asimila?) al que mira y es mira·
do.
La
de
sco nstrucción no proporciona técnicas
de
análisis ni instru
mentos metodológicos que puedan aplicarse im
po
sit ivamente, conside-
-
8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman
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rados objetivos, Y por eso válidos; sólo porque pr ocedan
de
un cuerpo
doctrinario anterior y exterior a la obra o porque pretendan la univer-
salidad, para los desconstruccionistas no es suficiente. Quizás estimen
como
Borges, que Los metafísicos
de Tlon
no buscan la verdad ni si:
quiera la verosimilitud: buscan el asombro. Juzgan
que
la metaHsica
es
una
rama
de
la literatura fantástica. Saben que un sistema no es
otra
cosa
que
la subordinación
de
todos los aspectos del universo a uno
cualquiera de ellos. Hasta
la
frase 'todos los aspectos' es rechazable
porque supone
la
imposible adición del instante presente y
de
los
pre
-
téritos.
Sin eludir los riesgos de un escepticismo metodológico,
la
des-
const_ucción inicia un trabajo textual problemático -prácticas que
~ u e s t o n a n la vigencia
de
métodos
que
no son más que medios,
que
Impugnan las definiciones por definitivas, las conclusiones cuando
clausuran el discurso, las leyes porque deben ser leídas , las verdades
que decretan y detentan otras verdades- a fin de averiguar qué especie
de verdad imita
la
ficción y qué espacio de ficción limita
la
verdad.
Por medio de esa lectura poética -tan literaria como filosófica
d e s c ~ n s t r u c c i ó n intenta describir las articulaciones retóricas de la
f1gurac1on, revocando los métodos de interpretación establecidos, tan
to
aquellos
que
pretenden hacer expl (cito
lo que
el
autor
quiso decir
pero ~ u e no dijo o quiso no decir, como aquellos m.étodos que operan
s o m e t ~ ~ ~ a recursos
de in
_eligibilidad normalizada y prescinden,
por
esa sum s 6n a modelos
de
universalidad forzada,
de
la observación
de
las contradicciones del lenguaje que los textos literarios reservan y re-
levan. Como
parte
de contradicciones, la estrategia desconstructiva
c.onstituye una exploración de la condición paradójica del texto litera-
no, su virtualidad irónica que es su manera de ser. Nuevamente la
coincideñcia avala la mencióñ : La creencia se da junto con el d es-
creímlento; como
el libro
de
Tlon,
con
su contralibro .
Tratándose de la escritura, tales contradicciones son inevitables
porque
es en la escritura
donde
se registra la naturaleza contradictoria
8
del lenguaje, su aptitud figurativa gracias a la cual una expresión pue-
. de significar lo que significa, otra cosa, e incluso lo contrario.
A partir
de
los
textos de
Jules Laforgue, era André Gide quien
descubría que no había ningún libro inocente ya que el acto de escri-
bir comportaría necesariamente la reflexión sobre la propia escritura.
Por este desdoblamiento -es la pa labra que había utilizado Baude-
laire para designar esa comprensión como una forma de la ironía- es
posible capta r la distancia constitutiva de
todo acto de
reflexión, el
acto que realizan tanto el filósofo, el artista como quien mantenga
con el lenguaje una relación profesional, quien lo utilice como el
material
de
un oficio por medio del cual se diferencie del mundo, se
distancie
de
él y
de
s l.
Derrida dice que
la
escritu ra comporta estructuralmente, en
ella misma, su proceso
de
abolición y anulam i
ento
. Bajo el signo del
signo, la desconstrucción sigue atenta a los deslizamientos
de
la figu -
ración disimulada
por
la instrumentalidad, del instrumento derogado
por su propia eficiencia, a los olvidos progresivos del discurso que por·-
que se
entiende
no se oye, a
las
obcecadas intransparencias de
la
escri-
tura
que
no deja ver ni se deja ver: la obliteración es literal , una fatali-
dad de la escritura
que
permanece y desaparece a la vez.
La desconstrucción inquiere, a partir de
la
escritura, los mecanis-
mos
de
los sistemas de comunicación, los más corrientes, los más na-
turales que no son los menos culturales, precisamente desconocidos
por sobreentendidos, ya
que
cuanto más se afianzan más se ignoran.
En busca del hilo alógico
con que
el
texto
se entrama, revisa el proce-
so semiótico hasta alcanzar ese nudo
donde
según reconoce Umberto
Eco, el signo
se
vuelve capaz
de
contradecirse a st' mismo (de
otra
manera esos mecanismos textuales denominados 'literatura' no serían
po
si
bles).
De Poe a Derrida , las cartas y las letras (en inglés,
en
francés, se
dicen igual), como los juegos, cuanto menos disimulados más ocultos.
-
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Mi Víbora de Letra b(fida y sagrada a la vez, es la escritura para J.
Laforgue. Para Mallarmé
el mundo
se
hizo
para
acabar en un hermo-
so libro , un
final
poético dado que
el
mundo
y el lenguaje compar-
ten
filosóficamente,
un
mismo problema de 1 mites: lOuién no desea-
ría fugarse
de
la prisión del lenguaje y
detenerse
all
(donde
pudiera
verla desde
afúera?
. La
pr
egunta de Hillis Miller se formuló retórica-
mente porque sabe que
esa fuga imposible
no
pasa de una aspiración
universal,
que
si Dios
mismo tuvo
que consultar
la
8 iblia para
crear
el
mundo ,
según
nos
confía
el Génesis
Rabbah:
la letra es el
orbe
y
el origen . Borges re
cuerda que
en
la
cábala
(que
quiere
decir
recep-
ción, tradición)
se
supone
que
las letras son
anteriores; que
las letras
fueron
los
instrumentos de
Oios,
no
las palabras significadas
por
las
letras.
Es
como
si se pensara
que la
escritura,
contra
toda
experiencia,
fue
anterior
a
la dicción de
las
palabras
.
Previa y al mismo
tiempo
presente, actual y sin embargo posible,
la escritura es
origen de permanencia
y repeticiones,
de dicción
y
con
-
tradicciones. De
ahí que la
escritura invier
ta
y
produzca
el
tiempo
es-
pacializado en el espacio
diferido
. Por la
escritura,
el
tiempo
tiene lu-
gar, un
tiempo
siempre di
st
into . Pendiente de las
aporías
(una d e las
palabras
que
aparecen
con
más frecuencia en los escritos
de
Paul
de
Man) de
la escritura, la desconstrucción
es
la práct
ica
de una crítica
cultural
activa
que ensaya
una probabilidad, hace la
prueba un
a te nta-
tiva o una verificación, ya qu e, según Derrida la escritura prefigura su
propia
lectura
desconstructiva
c e
modo que pueda
propiciar una inver-
sión de jerarqu las,
desarticular
las imposiciones o
imposturas
de una
lógica
que responde
solo a
la razón
(el logos)
con
la que
se explica,
una
razón entre
varias, una
que se pued
e
perder,
o se
puede dar,
preci-
samente
a quien ya la tenga .
A
partir
de la escritura, la interpretación desconstructiva tam-
bien forma parte
de ella, es
una puesta
en
escritura,
una
(a) puesta
tex
-
tual:
un
azar,
un
riesgo, cada vez y siempre a
tiempo,
el te
xt
o
está
en
juego
.
10
Esta publicación
ordena
d
ive
rsas
comunicaciónes ajustándose
a
las circunstancias
de
su respectiva
presentación. La desconstrucción
en el A ío de la Plata
comenzó con
la
conferencia
de Jacques Derrida
Nacionalidad y nacionalismo en filosofía
donde
se considera la vi-
gencia
de la
escritura
como canon
del pensami
ento,
aún
de un
pensa-
miento al
que, como
el filosófico, se le
atribuye
el diseño y designio
de esos
m is
mos
cánones.
Derrida
no atiende
el
tema como un
análisis
de la
noci
ón
de na-
ción
o nacionalidad d esd e
un punto
de vista histórico, social o lingü ls-
tico,
sino a
partir
de los
problemas planteados
por la
condición
idio-
mática
del
discur
so . En general, esta condición
que
es naturaleza y
restricción
de
todo discurso, aparece
atenuada
en
la
apreciación
que
se el
abora
sobre
un ho
r
izont
e d e
conceptualización,
de universal i
dad,
y que se sustraerla
por
eso a las caracterlsticas propias (históricas o
po
éticas, eventuales o íntimas), al rasgo singular, a lo idiomático pro-
piamente dicho
.
De
term
inada por
la
diferencia idiomática y los 1 mites
de la tra-
ducibilidad de lo filosófico,
la
cuestión se agrava drásticame
nte
en una
época en la que la comunicación
entre territorios,
instituciones, gru-
pos, escuelas, se
multiplican por
congresos,
coloquios, intercambios
docentes. Acont
ec i
mientos
de internacionalización
que
se
dan conco-
mitantemente con efectos
de
o p a c i d a ~ ;
(son palabras de Derrida)
que
exasperan la conciencia nacional, la bús
queda
de la idendiad, la
exaltación de
lo p
rop
io y
particular,
inajenable solo
porque
no
es aje-
no
ni puede ser transferido .
Consecutiva
mente, Psyché
: Invenciones d el otro fue
expuesto
en
el curso del seminario
que
se ll evó a
cabo
en el Instituto
de
Profeso-
res Artigas.
Dedicado
a Paul
de
Man
y
a su med itación
sobre el
tema
d e
la
alegoría, .entendida
como
la invención del otro, Derrida
parte
de Fá-
bula ( Fabl
e ) d e Francis Ponge, a fin de desconstruir el poema, el
11
-
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análisis, la desconstrucción, el lenguaje. Especula
sobre
el descubr i-
miento
de la identidad
por
la fractura,
de
la dualidad
por
el espejo;
uno
que se
descubr
e
como
otro
cuando
.observa la imagen del espejo
en el espejo que, como la palabra, se muestra a sí mismo
por mostrar
algo más.
Psyché , en
francés, nombra un espejo, un espejo que rota;
en filosofía,
nombra
la un idad de los
atributos pe
rsonales, el alma. Por
la vuelta del espejo, vuelta y f ractura, el otro y el mismo se distinguen
y se identifican.
La invención del otro es un descubrimiento. l
otro
existe a par
t ir de uno,
uno mi
s
mo por
el
otro:
por la palabra
por
/empieza
pues Por la imagen d el espejo (por lo menos d
ob
le), el motivo
(una repetición) y el movimiento (una iniciati
va
) aparecen
como
for
mas de una misma bú squeda del
conocim
ient
o,
una inquisición que no
discrimina entre invención y descubrimiento; ambos son variaciones
de
un ciménto
entre la invención y la
armonía:
la palabra, el habla,
es
un punto de
encu ent ro, el concierto
entre un orden
y la imagina
ción,
el lenguaje y
la
poesía, el
estatuto
y la creación . La fábula resu
me la confabulación entre el
poeta
y el l
ector
que se establece por las
mismas palabras, salvando la diferencia : la verdad se expresa
por
a lego
r ías;
la
fábulá es una alegoría de verdad.
Después de más de diez años d e ausencia, Emir Rodrlguez Mo
negal volvía_ Montevideo a d ictar sus conferencias. Había condiciona
do
su
pre sencia y participación en el Seminario, al restablecimiento de
la democracia en el Uruguay. Hab ía
contra(do
el
compromiso en
Yale
cuando
nada insinuaba la
enfermedad que
se manifestó tan grave algu
nos meses más
tarde.
No quiso faltar a su
prom
esa y via jó
desde
New
Haven sos
pechando
que tal vez disminuiría
así
los p
ocos
días que le
quedaban por
vivir.
Como Jaromir
Hládik, el autor de Los enemigos
en el cuento de Borges, también a él le fue concedido un milagro se
creto : el
tiempo justo
para dar feliz t é
rmino
a· su
drama
. Regresó y
fue objeto del mayor reconocimiento nacional: el Presidente de
la
Repúb
lica le
ofrecía
personalmente el homenaje que requería y repe
tla un público
conmovido
y admirado,
anticipando
la apoteosis qu e
12
esta vez no fue solo póstuma. Para ser leído en esa circunstancia, Bor
ges le dedicaba un texto que recordaba su amistad, la amistad litera
ria, la amistad en la literatura, aquí se incluye.
También
se publica el
Prólogo a Blanco/Branco
sobre
la
traducc
ión la palabra ha sido des
plazada que Haroldo de Campos realiza
sobre
el
poema
de qctavio
Paz y su última conferencia : Borges/de Man/Der rida/Bioom: la des
construcción
'avant
et apres la lettre ' , donde Borges resulta ineludi
blemente
e l
común denominador de
tres
críticos
excéntricos,
que otro
critico
examina.
Una vez más la figura del crítico aparece
entre
espacios contra-
dictorios tra
z
ado
en
eq
uis, el quiasmo literal
donde
se cruzan las (o) po
siciones que
la
crítica atraviesa, entre la lectura y
la
escritura,
la
fic
ción y la verdad, la creación y las
cr
eencias, entre Europa y América,
el
Norte
y el Sur,
entre
los
tiempos
.
La figura en cruz, la clave
que
cifra el sacrificio de una llegada
que
fue varias partidas, la gloria
de un
recibimiento
por
despedidas,
de
su ausencia y su
retorno
y su ausencia
otra
vez. l Seminario so
bre
la
descon
str
ucción se realizó bajo
el
signo de A penas . . . , las palabras
con
que
Jacques
Derri
da
recordaba a Paul de Man al iniciar sus
confe
rencias en Y ale. De tantas penas, los textos de Emir, su gesto, rescatan
un pasado cultural
que
es el de
todos.
Los textos de Haroldo de Campos que se publican por primera
vez en español revisan una teor la de la traducción en Más allá del
principio de la nostalgia que se presenta como
una
práctica poética
en
Transblanco:
Reflexiones sobre la transcreación de BLANCO de
Octavio Paz,
con un
excurso sobre la teoría de reducción del poeta
me
xicano .
Ya desde el principio y basándose en los escritos de Walter Ben
jamín, uno de los ensayos de Haroldo pone de manifiesto su preocupa
ción por la peculiar idad filosófica de La tarea del traductor . La
nostalgia de su titulo evoca el sentimiento
qu
e traduce ap roxima-
13
-
8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman
9/156
damente el
portugués
saudade, que a su vez traduce aproximadamente
el
alemán
Sehnsucht.
Atravesando esas diferencias, Haroldo
anima
la
exploración
de
una patria
arquetípica conjeturada
tanto
por
filóso·
fos como po r
traductores,
asimilando
dos
formas de la búsqueda
de un
mismo
conocimiento
original, presumiendo a
pe
sar de las diferencias
teóricas
y
espec ificidades meto dológicas
la
existencia de una lengua
pura o lengua de la verdad , anterior a las crisis de las que las va-
.riantes idiomáticas
son
origen y consecuencia. La rehabilitación
de
la
operación interidiomática
de
la
traducción
y la fundación crítico-
práctica de su ejercicio, compartiría la vocación paradisíaca de la
exégesis,
el
pardés interpretativo de las Escrituras que con vocan ·
cifradamente
tanto
el Jardín del Ed én como
una
pluralidad her-
menéutica,
lecturas diferentes aptas para recuperar, gracias a una
segunda curiosidad, la condición celestial que una primera curios
i-
dad dio por terminada.
Similar a los recursos (medios y recorrido
que
remiten al
princ
ipio). las remisiones
que va
l
en
el apocatástasis, la tra-
ducción
inicia
un
movimiento regresivo y dispensa
las
posibilidades
necesarias para restablecer
la
comunicación
perfecta y feliz
qu
e las en-
tidades tenían en su primitivo principio; a pesar de los descréditos
del consabido alejamiento que se le imputa,
por
el ejercicio
de
la tra-
ducción
se verificarla el regreso a
una
lengua previa, original, un origen
anterior
a la versión
que
se
traduce
, una acción que recupera la nomi-
nación invalidando la arbitrariedad, prescindiendo
de
ella o
confun
-
diéndose míméticamente en
la
revelación
de
semejanzas, una reden-
ción silenciosa de quienes no requieren de acuerdos para esta r de
acuerdo .
La
muerte
y la brújula le ofrece a J . Hillis Miller un te xto par-
ticularmente
apto para examinar
la
irre
ductible
nat uraleza figurada
del lenguaje
,
calidad que reconoce en diversas
oport
un idades y con
la que la desconstrucción cuenta decisivamente. La narración de Bor-
ges es otra alegoria d e esa alegoría que es
la
lectura narrativa, entendi-
da
como
el
tr
abajo
textual
diferente
que
convierte
en
otra cosa la mis-
ma cosa, una en fun
ción
de la
otra. Tambi
én en otros cuentos, en esa
alteridad alegórica, la diferencia
por
la diferancia (es el t érmi no con
14
que Derrida supo
dist
inguir la temporalidad en la diferencia,
otra
for-
ma de diferir)
y
no la identidad literal,
por
otra parte imposible, la que
podría rescatar la validez del
texto
e insinuar la competencia del lector,
aunque habría
que
descartar a los lectores
de
las narraciones, en las
narraciones, quienes prefieren
sucumbir
al pie de la letra, inventando
en la ficción la mayor alegoría: creer que la verdad exista como una
interpretación
literal, una licencia que solo
un
personaje se puede per-
miti r. Por su sobresaliente
condición
alegórica, el texto requ iere nec e-
sariamente
una
interpretación
retórica
que
descifre su clave y
al
des·
cifrarla, lo real ice. Una lógica más irónica o paradój ica que racional
conforma una retórica o un tercer procedimiento apto para sortear las
diferencias entre la lógica y la retórica, lo
prop
io y lo figurado, lo es-
pecífico
y lo individual, el objeto y el sujeto, la experiencia y su repre-
sentación. Es el principio que rige toda práctica
hermen
éut ica cuando
reconoce en la figura la clave, una articulación incoativa que anticipa y
gesta
el
misterio; lo suspende y sin derogarlo, lo mantiene.
Las prácti cas d esconstructivas de Hillis Miller ponen en movimien-
to una búsqueda de
la
verdad,
aunque
sea f igurada, una
quete , que
es a la vez
una
cuestión, un problema, el pr
oblema
(filosófico y aquí
policial)· de la búsqueda de la verdad . Descubre asi
una
figura c lave, en
este caso una clave que es figurada y literal. El cuento es el cuento
de
un en igma,
de una
pesquisa
también
hermenéutica ·que siempre hace
referencia al silencio de lo que interpreta, un misterio que la estrategia
policial, teológica, hermenéutica, intenta resolver a partir del lenguaje
mismo,
de
una figura literal: un
rombo
imaginario
que
se
conc
ibe a
partir de cuatro letras, un
tetragramaton geométrico, perfecto,
ampa-
rado en los prestigios incontrovertibles de otras cuatro l
etras
igualmen-
te
enigmáticas.
La
figura es literal, es la catacresis,
una
de
las
figuras
no verdaderas puntualiza Pierre Fontanie r en su tratado Les figures
du discours,
entendida
como un tropo forzado,
por
Gérard Genette ya
que falta la palabra propia, carece de
un sinónimo
no figurado. De la
misma manera
que
en la
interpretac
ión musical, la intepretación des-
constructiva se orienta desd e el principio por la clave: el rombo·mar-
ca el rumbo en la brújula pero no determina el sentido textual. De esa
5
-
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mentario
Y la explicación, legitimando
por
una misma escritura con
sagrada por la religión, la poesla, la filosofía y una ciencia, la lingüls
tica,
por afinidad (proximidad y semejanza o semejanza por afinidad:
la affinitas) espacial y especifica.
Se elabora así una cr(tica del pensamiento,
como una apertura
retórica necesaria para quien leyó ley y leyenda, dos formas de leer
el texto que co nservan en su coincidencia terminológica las correspon
dencias del hebreo que asemeja y d iferencia hallaka (ley) y haggada
(narración) . Por medio
de
la interpretación
po
ética Hartman realiza
una
crítica
del lenguaje
(como entendía
Wittgenstein
toda
filosoHa),
tanto
como del silencio,
su
contrapartida necesaria, destacando
la
determinación idiomática de la que habla al principio Derrida, revela-
.
da
Y relevada (reunidas
en
el alem. Aufhebung,
otra
de las palabra s
clave de todo el
pensamiento descon
structivo), po r la paronomasia
del ingl. silence/scienc e/signs , el juego de palabras
que combina
y
re-crea
en
el
comentario
al poema de William Blake,
una
serie poética
donde
la reciprocidad de una vaga
y
vasta
homofonía ho
descarta la
oposición.
Alternando
conferencias, cursos y discusiones -el diálogo
sobre
Virginia Woolf a partir de la introducción que realiza Hilli s Miller
y
que,
por
razones
de
precariedad técnica, se publ ica
inconcluso-
los
cri'ticos de Yale presentaron diversos ejemplos d e esa corrient e filosó
fica
y
literaria
que
fue conociéndose
como
la desconstrucción
y
llegó a
consolidarse
como
una de las moda lidad
es
más agudas,
pr
oductivas y
estimulantes del pensamiento humaníst ico
contemporáneo.
Se termi
nab a de delinear de esta manera el triángulo epistemológico, académi
co
Y
continental que
esta iniciati va
de
actualización teórica y
critica
se habla
propuesto
desde el 1
nstituto
de Profesores Artigas,
con
asis
tencia de la Comisión Fulbright, el Servicio Cultu ral de la Embajada
de Francia y la Asociación Uruguaya de Estudios Semióticos.
Hacía casi dos décadas que, a
partir
de la coincidencia la inci
dencia doble y
compartida
- de Paul de Man y
Jacques
Derrida, se ha-
8
bía impuesto
la
desconstrucción
en América. La desconstruéción es
América rectificaba Derrida en uno de sus textos más recientes y solo
es aparente la
prec
isi
ón
de
esta def inición que Derrida aventura a ma
nera de hipótesis, y que supone, más
que
una restricción toponím ica
o un fáci l deslizamiento de un emplazamiento circunstancial a una
con
d ición necesaria.
La
desconstrucción
es América admite todavía
un caso
de
declinación más: la desconstrucción
de
América,
el
genitivo
que
expresa una propiedad
que
le pertenece, una
procedenc
ia
o,
más
bien,
un
procedimiento cr ítico
-
ético,
la
posibilidad
de
una revisión
crítica de
la que
Amér
ica es
objeto.
Exageraba James J
oyce
cuando
atribuía
a los genitivos la posibilidad de explicar el
mundo
pero
como
posibi lidad es válida
y
más allá de la facilidad
de
la inversión
simé
trica
imp lica una revisión de lo qu e América representa,
Amér
ica descons
truida. La
desconstrucción no
puede
no se r
una crítica
radical de la
representación
y aunque sea esa la función
que
según
Hartman
asig
nan los desconstruccionistas al arte, su acción desconstruct iva la pro- ·
pone
Y la
comparte
. s de esta activ idad
crítica
radica l,
de
esa loca li
zación desmesurada, de esa transidentidad
que
atraviesa el
océano,
continentes,
idiomas, escuelas y d
is
ciplinas,
que
los ensayos
qu
e
aquí
se incluyen
proceden
e
ilustran
.
Las ocurrencias de la ficción
dan cuenta
de las vicisitudes del
doble. Dice Borges Era uno y fue do s. El ar te de la colaboración lite
raria es
el
de ejecutar
el
milagor inverso: lograr que dos sean uno . La
de
sconstr
ucción no so lo se produce p
or
la conciliación de índoles di
versas,
de
abordajes heterogéneos, la mediación
que es
la actividad cri
t ica interesa po rque siempre se pro
duce una
fusión , varias fusiones:
de
épocas, espacios,
textos.
Entre
cruzam
ientos
de
los
que
el
conocim
ien
to
cr
ítico
no puede prescindir y
que
se registran
como
una
metáfora
del desplazamiento (una
metáfora
de
la
metáfora), un desplazamien
to
radical
y como tal, según
enti
e
nde
Der ri
da
, solo
puede
produci rse
desde el exterio r. Si la actividad crt't ica no se
concibe
sin la colabora
ción, sin la participación del otro, su interés
pone
de relieve en el se
mejante lo distinto, lo que se d istingue porque es d iferente,
mult
ipli
cando las numerosas variantes de la alteridad. Desde la antropofagia
19
-
8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman
12/156
de los vanguardistas brasileños, los dialogismos polifonías que l en
·
tica articuló e impuso, las transtextualidades postestructurales, l if -
r nci desconstructiva que es más allá de l s distintas denominaciones
con que las teorías:circunstancializan el acto de l reflexión, una nece
sidad dia-crítica
que
solo por l letra difiere; la diferancia contrae l
figura del otro en l escritura, un
otro
para quien el tiempo cuenta.
Tal vez ese ot ro sea el mismo
que
el otro del
otro
y sólo as( sea posible
explicar la propia identidad . También en Montevideo, en el Río
de
l
Plata,
l
desconstrucción es de América
y
como
una
y
otra
no
pueden
entenderse sino ambivalentemente.
20
Lisa Block de Behar
Montevideo, octubre de 986
J CQUES DERRID
-
8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman
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*Presentar a Jacques Derrida plantea una serie de contradiccio
nes en primer
fugar
presentar a quien está presente constituye una
contradicción o una redundancia, a fa vista. Por otra parte, si presentar
es hacerles a ustedes un presente con Jacques Derrida, mientras hablo,
lo
estoy
postergando y por lo tanto ya
no
es un presente.
En materia de palabras resulta imposible evitar fas contradiccio
nes: es fa doble
rticul ción
de
la presencia
de fa que habla Derrida:
cada palabra convoca presencia y ausencia a fa vez. Para peor,
la
pre
sencia del responsable
de
fa
desconstrucción
multiplica
las
contradic
ciones:
- el filósofo de la esc ritur hace uso de
la
palabra. iCómo im
pugnar as/, a viva voz, el logocen trismo?.
- el filósofo
de
los márgenes se encuentra ahora en el centro, y
no solo de Montevideo;
-
el
filósofo
de la
distancia, de la diferencia o de
la
diferancia
está
aqu
semejante, prójimo y próximo.
Es dif/cil eludir tantas contradicciones: Decir es
contr decirse
.
Esta afirmación
podda
ser una definición de
la
desconstrucción
pero
la
de sconstrucción las resiste; podría ser una consigna, pero nada más
lejos de
la
desconstrucción que la simplificación amonedada de frases
que, cuan to más huecas, más resuenan.
Ni definición ni consigna. Quizás lo más pertinente, al escuchar
a Ja cques Derrida, fuera eso: tener presente que tratándose del discur-
3
-
8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman
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so, del texto en general, las paradojas más frecuentadas: Yo miento
(o digo la verdad), Nunca digo nunca (y lo estoy diciendo) o hasta
en las expresiones más simples digo o v no sé
si
as
im i
lo o excluyo;
di
-
go por v no distingo entre sustitución v multiplicación; digo contra V
no sé
si
es
adversidad o apoyo; digo
cierto
v tampoco
se sabe
si
es
in-
cierto o seguro: libertad pudo nombrar nuestra
mayor
n
eces
idad v
también una prisión.
Con Jacques Derrida llega la desconstrucción a
Mo
ntevideo:
Es otr forma
de
pensar. En efecto, se trata de
deas
foráneas :
una alteración, una alteridad pero no solo los borgianos V borgistas
saben
que sólo gracias
al
otro
se
conoce lo propio.
Es
ot
ra
forma de
pensar, ya se sabe Por
eso
no debe alarmarnos demasiado si nos pare-
ce
no
entender su discurso
co
mple o, sobre todo porque es diferente;
que no
proc
ura demasiada claridad porque
el
exceso de claridad des-
lumbra imp ide ver (tantos años hace que el propio Edipo reivindica-
ba la oscuridad como su luz). Explicar a Jacques Derrida seria como
aclarar la noche. Una explicación seria como eso que queda, al final,
del conocimiento absoluto:
Glas
un toque de difuntos, un sonido
apagado,
a penas
a tantas
penas
El f ilósofo de la diseminación, de la diferancia, de la archihuella,
de la gramatologia, del margen, del suplemento discutible, del antilo-
gofonocentrismo, del timpano,
del
espaciamiento, del injerto, del far-
makon prescrito de la escritura, de los desafueros, del subjetil, ha ocu-
p do
la lengua fran
cesa
Las palabras ya no dicen lo que decian por-
que todo un léxico entre comillas, en i tálicos subrayado, se estratifica
por
la multiplicación de sentidos: una pa labra por otra. Jacques
Derri
-
da es un filósofo de la alegoria y la literalidad. Un
fi
lósofo que res-
ponde cuestionando, porque eso es contestar: responder e impugnar a
la vez
Con Jacques Derrida
la desconstrucci
ón se acerca a Montevideo.
Después vendrán Haroldo de Campos, Hill is Miller, Geoffrev Hartman
y
Emi;
Rodríguez Mon
egal
La presencia de Jacques Derri da,
en este
4
momento, en parte, se la debemos a él. En este momento también
Emi r está presente en nuestro pensamiento, como otra forma de la
doble art iculación de la ausencia:
Como quien toma una ciudad, como quien toma una decisión,
Jacques Derrida toma
la palabra.
isa lock de eh r
• Palabras de presentación pronun ciadas en ocasi
ón
de
la pr
imera sesión del
Seminar io de Jacques Derrida en Mo n
te
video.
25
-
8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman
15/156
NACIONALIC AD
NACIONALISMO FILOSOFICO.
Con este tftulo, no
es
mi pro
pósito
,
por
lo
menos, no
lo
es
en
primer
término
o, si Uds.
prefieren,
en última instancia, proceder al
análisis
histórico,
social, lingü stico,
de
lo
que
se llamaría
una
nación,
una nacionalidad filosófica. No
se
excluye tal análisis en
términos
de
escisión social o
humana
del seminario, más
aún,
será necesario y es
pero
que
lo e
mprendamos de
varias maneras y, sobre todo,
que
inte
rroguemos su posibilidad,
pero
tal
posibilidad
no
es mi mayor
preocu
pación.
Mi
mayor
preocupación, aquí,
se dirigirá
más bien
hacia las
apo-
rías
de la traducción
filosófica
de
los idiomas filosóficos. En
forma
un
poco abrupta, como ocurre siempre
al principio,
diría que hay
es
nuestra
experiencia
y
hablaré de
esta experiencia y
de
sus
derechos
dentro de un
instante- hay
tenemos
esa
experiencia de
los idiomas
filosóficos y
esta
experiencia misma
no
pued
e
no
ser vivida
por un
fi
lósofo,
por uno qu
e dice ser
un
filósofo, por alguien
que
se
dice
filó
sofo, a la vez como
un
escándalo y
como
la suerte misma de la filoso
fía.
Un escándalo, es decir aquello
que
hace tropezar,
que
hace caer
a la filosoffa, lo
que
la
detiene en
e l
camino
y
quien
dice
ser filóso
fo
cons
idera que
la
filosofía
es
esencialmente universal cosmopolita,
qu
e la diferencia nacional, social idiomática,
en
general, no
debe
ocu ·
rrirle si
no
como un accidente provisorio, superable e inesencial. La
filosofía
no debe
sufrir la diferencia del idioma,
no debe soportarla
ni
tiene porqué
sufrirla.
To d
a
afirmación
del idioma o
de
la irredu
ct
i-
7
-
8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman
16/156
bilidad
del
idioma sería
entonces una
agresión o
una profanación con
respecto a lo filosófico
como
tal.
Un escá
ndalo
pero
tembién
una suerte
en
la medida
que la
posi
bilidad
misma
para una
-para
la filosofía dedec irse,d e
discutirse,de
pasar
, de prescindir,
de
ir
de
una a
la
otra-
es pasar
por
los idiomas,
de
transportar
e l idioma y
transportarse, de traducirse
a través o
má
s bien
en el
cuerpo de
los idiomas
que no so
n clausuras o más bien en
el cuer
po de
l
os
idiomas
que no
son
encierros en
sí
mismos sino alocuciones,
pasajes al otro . Porque la cuestión, evidentemente, es lqué es
un
idioma?
No
quisiera
precipitar la
elaboración d e
esta cuestión. Formará
mucho tie
mpo
el horizonte mismo, es decir a la vez,
si hablamos
grie·
go, si decimos horizonte
en
griego, la apertura y e l Hmite de este se
minario.
Diré
solamente
de
la
palabra idioma,
que acabo
de adela
ntar
muy
rápidamente,
qu
e por ahora
no
la restrinjo a su
circunsp
e
cción
lingüística , discursiva, aunque,
como
Uds. saben , e l uso la repliega,
en
general, hacia ese límite, el
id ioma como
id
ioma de
lenguaje .
Po
r
aho·
ra, y
teniendo la
vis
ta
fija
por
privilegio hacia esta
determinación de
lenguaje
que no
es
todo
el idioma
pero qu
e
no
es una d
eterminac
ión
entre otras,
entenderé
id
ioma en
un sentido mucho
más
indetermina
·
do,
el d e
propiedad,
de
característica propia,
d e rasgo singular, en
principio
inimitable
e inex propiable.
l
idion es lo
prop
io . Y de ah í,
si digo que
mi más
propia preocupación,
la más
propia en este
semina ·
rio, es la diferencia
idiomática
en
filosofía
, no es sin
embargo, comple
·
tament
e,
accesoriamente
o
por distracción qu
e elijo
por
Htulo
" na
cionalidad y nacionalismo filosófico .
La cu
estión
serfa,
por
lo tanto,
si
Uds.
quieren
tom ar este
tí t
ul o
en serio: lqué es
un
idioma nacional
en
filosofía? lCómo
un
idioma
filosófico se plantea, se reivindica, aparece, t iende a imponerse
como
idioma nacional? Vale
preguntarse,
naturalmente :
1. lO
ué es una na
ción? y la pregunta, Uds. se imaginan, no es simple, tiene una historia
muy
dif{cil de ser limitada,
no
se
confund
e
ni
con
la
del
pueblo,
ni
con
la d e la raza, ni
con
la del Estado,
bien que
a cada paso, se
cruce
y
28
J COUES DERRIDA
dé lugar a los equívocos más graves. Volveremos
extensamente sobre
es·
te
particular. Y vale preguntarse,
2.
suponer
aun cuando
se tenga
un con
·
cepto
claro
y asegurado
por
un
consens?
( a
cuestión del o ~ s e n ~ o
está
implicada en sí mi sma por la del sent1m1ento, por la conc1enc1a o la
realidad, considerada
como
nacional), suponer
aun cuando un
consenso
tenga lugar
con
respecto al
concepto
d e nacionalidad, vale
form
ular
la
seg
und
a
pregunta: lqué pued
e ser
un
idioma nacional, una nacionali
dad filosófica? Para preguntarse lo que puede ser, no hace falta co
menzar
por
reco
noc
er
qu
e
hubo,
al menos, pretensiones
a
la
nacionali·
dad
filosóf ica, discursos
que
pretenden
reconocer
caracteres filosóficos
nacionales,
entre
s í y
entre
los
otros
y, a veces, a fin de hacer el elogio,
a veces para desacreditarlos. Este idioma nacional
pued
e ser o
no
ser
vinculado,
po
r
quienes
lo hablan, a una lengua .
Tendr
e
mos que
vol·
ver a hablar
muchas
veces sobre
esto.
Cuando digo
que
mi
primera
preocupación, al menos
en
este se·
minario,
es
inicialmente, la del idioma o la de la
traductibi
lidad filo
sófica, y en seguida después, el vínculo de este idioma a un rasgo na·
cional,
lqué quiere decir
y
por qué
llamo a
esto una preocupación?
La llamo una
preocupación -hubiera podido
hacer
uso de otra
pal abra- para marcar
que
no se trata aquí sólo para
m ,
ni, supongo
para e 1 que
te
nga que
enfrentarse
a la filosofía, de
un objeto
de estu ·
dio
en tiendan
us t
ed
es
con eso un tema o
un problema
que se plantea
e l ~ n t e de uno
y en el cual
no estamos
verdadera y
gravemente
situados, envuel to s, inclu i
dos
de
antemano, en
una
situación,
precisa
mente, histórica y filosófica desde la cual ninguna perspect iva
es po
sible. Y
en primer
lugar,
por esta razón
obvia,
que
la
pregunta
se perfila
en una lengua, en
un
id ioma
, y
con ciertos
rasgos
de
tal idioma nacio
nal. Creo
que la cuest
i
ón de la
nacionalidad y del nacionalismo filosó
fico,
que
según diversos modos, ha
ocupado
siempre a todos los filóso ·
fos, se cierne y
nos concierne
hoy de una manera singular . Digamos sin
más vue ltas,
si
se entiende que ahí se juega el destino de
la
filosofía
Q e
tal manera
que no
sea permitida ninguna
distracción
al respecto .
Ho
y
estamos
en una fase
que creo enteramente
aguda y
paradójica en
la
historia d e este problema . Paradójica,
porque nunca tanto como
hoy,
lo llamamos
con
una palabra
confusa
y
problemática, la
co
municación
entre
los
territorios,
l
as
instituciones, los
grupos,
las escu
e·
NAC ION
ALIDAD •
••
9
-
8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman
17/156
las, los idiomas nacionales, ha sido
aparente,
cuantitativa,
técnica
y es
tadísticamente más ma n ifiesta, más intensa o importante. La evalua
ción estadística pasa aquí
por
la
cantidad de
coloquios traducciones
intercambios
de docentes
e investigadores,
i n s t r u m e n t o ~ de
almacena:
miento y archivo, etc . Ahora bien, al mismo tiempo , los efectos de
opacidad,
los lfmites nacionales, incluso las reivindicaciones naciona
listas no han sido,
me
parece, nunca
tan
marcados como hoy . Esos dos
hechos -de los que poddamos suministrar numerosas ilustraciones o
pruebas. pero
me
oermitirán ustedes prescindir
de
ellas
por
el
mom
e
n-
t sólo son
aparentemente contradictorios
y lo
que
llamaba una para
doja,
es
a
la
vez un fenómeno demasiado inteligible, digamos
aún
nor
mal.
Cuando
lo
que
toma
forma
de intercambios,
encuentros,
comuni
cación considerada filosófica,
se
intensifica,
expone la
s identidades su
puestamente
nacionales, a las influencias, los injertos, la s deformacio
nes, las hibridaciones, etc.; es, en este mom ento, que
la
conciencia na
cional, la búsqueda de identidad, la afirmación, incluso la reivindica
ción nacional se manifiestan más, hasta se exas
peran
y se vuelven cris
pación nacionalista. La intensificación de dichos intercambios es tam
bién una especie de estado de guerra, guerra durante
la
cual,
como
en
todas las guerras, vemos al enemigo por doquier, y el colaborador, el
enemigo interno, aquel que
en
Francia gusta d emasiado de la filosofía
alemana, aquel
que
en Estados Un id os se deja
imp
resionar
por
la filo
sofía francesa o en Inglaterra
por
la filosofía
continental,
etc
.
Enton
ces, como ocurre siempre
en
este caso; existen en cada
territorio
na
cional, quienes quieren despertar
la
fibra filosófica nacional, reconsti
tuir
la buena
tradición
, reevaluar el
corpus
y el
territorio
y patrimonio
nacional e
xisten
ejemplos en todas partes, acá y allá, particularmente
en
Fran
cia y en los EE.UU., y
aún
en China y en Japón donde se mul
tiplican los ar t ículos que
tienden
a demostrar que, por
ejemplo,
el
postestructuralismo o lo que llamamos la desconstrucción
se
parece
mucho
a lo
que
e l pensamiento
zen, en
particular, aquel
que
el Maes
tro
Dogen, desarrollaba s
iglo
s atrás. En China,
se
d a
un
f
enómeno
aná
logo desde hace a lgunos años, pues cierta
apertura
hacia Occidente
produce a llí ex
actamente
los mismos efectos. No leo el chino y no sé
lo
que se publica allá, pero
si
opino
según
lo que
he
tenido
la ocasión
de
leer en inglés (cosa
muy sig
nificativa y de la cual volveremos a ha
blar) bajo la
pluma de
jóvenes filósofos
chinos que
han venido a estu
diar a EE.UU., se reproduce el mismo
fenómeno:
insisten sobre la
analogía d el post-estructura lismo francés,
por
ejemplo, y de la d es-
30
J CQUES
DERRID
nstrucción del fono logocentrismo con tal o tal tradición nacional chi
co
y
las demostraciones, en
cuyo contenido no
entraré,
al menos
hoy,
n a ~ a
la
vez convincentes y sin pertinencia, verosímiles Yciegas a su pro-
so . . d
1
· presuposición. Lo
que
señalo a propos1to e post-estructura
smo
o
pla á . . d
de la
desconstrucci
ón
(de l
os cua
les
me
l
le
gan m s s1gnos o
1n I
es
por
-
ue esos
textos
me son enviados o po rque hay
má
s p robab ili
dade
s para
:ue los encuentre), se p roduce e v i d ~ n t e m e n t e t a m ~ i é n a nivel o a
otro,para otras
corrientes de pensam ento,como se
Sena
tnteresan
te al menos divertido, establecer hoy un mapa, o preci samente, un cua
d r ~
nacional e internacional
de
las difere
nte
s situaciones
fi
losóficas sinf i·
·ar pequeñas banderas, como lo hacen a veces ciertos va-t-en guerre
la filosofía, sino analizando los trayectos de inf luenc ia, las implan
taciones, los rechazos de injerto, los frentes,
con
todos los
f e n ó m e ~ o s
institucionales, académicos o no, y aun, todas las apuestas pol1t1éas
que ahí sé
cruzan.
La teoría y
la
categoría
de
la recepción _so n sin du
da insuficientes para medirse con esos
fenómenos pero
digamos
por
comodidad, por el momento, que
ta
l
cuadro,
que procuraré no esbo
zar
por ahora
, evidenciaría
po
r ejemplo, la recepción
de
la filosofía ana
l ftica anglosajona en la República Federal de Alemania desde hace vein
te años, sus premisas antiguas y recientes, sus condiciones filosóficas
y
extraf
ilosóficas,
sÜ futuro,
su t ransformación, lo
que
la
d i s t i ~ g u e
esencial
mente
de
la
rece
pción
de esa misma tradición en Franc1a; o
aun
la
diferencia
entre la
rece
pción
de
la
filosofía ,'o más bien de cier
to discurso
teórico
·francés
de
los
años 60-70,
en Inglaterra Y EE.UU.,
es decir
en
un medio que es,
por lo menos
de l punto
de
vista lingül'sti
co, si
no
homog
éneo,
al menos
muy
permeable.
lPor
qué ocurren las
cosas de
modo
radicalmente
diferente
en EE.UU. y
en
Inglaterra?.
Es-
te hecho
bastarí
a
pa
ra disociar, en una gran medida , el
fenómeno
na
cional
en
filosofía del
fenómeno
estrechamente, estrictame
nte
lin-
güístico.
Por supuesto, esta intensificación de intercambios considerados
internacionales y esta exasperación d e iden tidades, de identificaci
ones
nacionales que no hago más,
por
e l momento, que designar en su fe
n
omena
lidad más inmediata necesitan enseguida precauciones muy
numerosas y vigilante's en
;
abordaje
correspondiente. Me conten
taré
co
n situar
tres
o
cuatro
por ahora.
N CION LID D
Y •
31
-
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18/156
1. No
podemos
todavía fiarnos de lo
que acabo de
llamar iden
tidad nacional . Tendre
mos
que
preguntarnos -Y
será eso
uno
de los
objetos del
seminario- no sólo qué es la esencia de una nación, si es
que
existe,
y cuál es la historia del concepto o de la identidad nacional
como tal. Por
ahora,
hago y reproduzco un uso dó
xico
corriente
trivial pero no ins ignificante,
de
la palabra nacionalidad . y
cuando di:
go dóxico , eso no
qu
iere decir, sólo
un
u so fuera del discurso e
st
r ic·
tamente filo sófico , sino
también
un uso, más
frecuente, entre mucho
s
filósofos.
2.
Esa
dete
rminación ,
por.hora
más
que
aproximativa,
de
una
situación actual, no sabría ser
puramente externa, exte
rior a
lo
fi losó
fico como tal : sociológico, lingüístico, tecno-económico, histórico -po
lítico,
etc
.
Todos
esos saberes, aquí imprescindibles, están sin embar
go situados en el mismo
campo
y situados en comparación de lo filo
sófico como tal,
-cualqui
e
ra
que
sea el modo de d eterminar esa re la
ción. La situación inter-nacional de la cual hablo, es también una si-
tuación de lo filosófico como tal. Que la denominemos una situación
histórica, o
una época
en la historia del ser, o de otro modo aún, resul
ta que cada uno de los nombres y conceptos retenidos para definir y·
nombrar esa situación
corresponde
a un ademán o filosófico o metafi
losófico p
ero
no pu
ede
en
todo
caso
pert
enecer
a una región del saber,
a tal ciencia social o
humana
(sociología, lingüist ica, historia , politolo
gía, tecnoeconomía, economía política) en tanto que ta l. Cualquiera
sea,
una
vez más, el interés y la necesidad
de
tal
trámite
cient
ifico
o supuesto CO :JO tal. No Jo digo para reconstituir la problemática, tale*
o fundamental ista que institu
ye
la filosofía como
ontología
general o
fundamental,
la gran lógica desde la cual
todos
Jo s saber
es determina
do
s, todas las ciencias,
ocuparían una po
sición regional y
dependiente
.
Desde ha< e
mucho
tiempo, he tratado de mostrar
que en
prácticas
cient(fiéas aparentemente regionales, en
ontologías
consideradas reg io
nales por la fi l
osofía,
podían reducir se movimientos de sconstructores
generales,
desmoronamientos
o desplazamie
ntos qu
e desorganizan y
cuestionan
e l hermoso orden de dependencia entre una
onto
logia fun
damental
y onto logías· regionales. Esa -dig
amos-
esa retórica de la
región, qu e fue ex plícitamente usada
por
Husserl y a partir de él se
enc
uentra además , e n relación con una manera de pensar e l
ter
r itorio
como regido por una ley, s
upeditado
en sus circunscripcione s regiona
les , a una autoridad jurídico-poi ítiéa central, a una capital filosófica
• En
fr
. ale N. del T.)
32
J CQUES
DERRID
y desde entonces en esa retórica que es más que una retórica, ·el esque
ma de
la
s relaciones
Estado/Nación,
no
se encuentra
muy lejos: se tra
ta
de
la importancia de las
metáfo
ras
polítiéas
en filosoffa.
Pues
si
insisto sobre este
problema -sobre
el
hecho
d e que la si
tuación de la internaciona l filosófica
de
la
que
hablo no
puede
ser de
term
inada a
partir
de
una
ciencia social o humana- no es para recons
tituir una alta autoridad
critica, tale
* u ontológica
sobre
las ciencias
social
es
o humanas, sino
tambié
n para
probl
ematizar cierta au to r idad
del
mismo
tipo que
tal ciencia social
podría
reivindicar sobre el
trata
miento de ese problema y en relación a su competencia para discutirlo.
3.
Tercera preca
ución
preliminar . Esta situ ación
que
describía
como paradójica hace un momento (intensificación, aceleración
de
in
tercambios
y de las consideradas comunicaciones
que
van a
la
par con
una exasperación de identidades, o pretensiones d e identidad nacio
nal), resulta muy difícil reconocer rigurosamente
por
su
compás, o pe
riodización histórica. lCuando ha
empezado
esto?.
lQué
hay de espe
cifico en nuestro presente hoy?. ¿Qué
dif
erencia
hay entre
lo
que
pasa
hoy a ese respecto y lo que
ha
pasado en el siglo diecisie
te,
antes del
siglo diecisiete, después, en
el
siglo
diec
iocho, en
el
diecinueve, antes y
después de las dos últimas gu erras mundiales, etc.?
Son
esas pr
eguntas
que sit iarán este seminario durante mucho tiempo, durante años,
pues deseo que
continúe
bajo ese título durante varios años.
Lo
que si
es seguro, es
que hoy
todos los filósofos considerados
profe
sional_es re
sienten esa cuestión nacional
como
inseparable de la pu esta en
JU
ego
filosófica misma, del
destino,
d.e la su
erte
o de la
meta
de
lo
fi losófico
como tal en
su
seno o en
su
centro . Digo resienten , pues es a menu
do
una
;specie
d e
sentimiento, de
motivación más o
menos
ligada a
una elaboración discu rs
iva
como tal pero se
trata de
esas motivaciones
que ponen en movimiento la s cosas aunque no se haga cargo de ellas
un
proy
e
cto
filosófico,
como
tal , en forma filosófica .
Consiste , entre
otras
cosas, en eso que, cualquiera sea
por
ahora
su indeterminación y su equivocidad para nosotros, el valor de na
ción, r.acionalidad o nacionalismo ue habrá que ana lizar
si
n cesar
no puede tener d esde el punto
de
vista filosófico, del proyeco o la de
cisión fi losófica, la
af
irmación filosófica
en
tanto
que
tal
una
relación
• En
fr
. ale (N . del T.)
33
N CION LID D
y
• •
-
8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman
19/156
extr(ns'eca, accidental o
contingente.
El problema nacional, no dejare
mos de verificarlo, no
es
un
problema
filosófico entre otros, ni
una
dimensión filosófica
entre
otras.
Antes de toda
elaboración del
con
cepto de
nación
de
nacionalidad-filosófica,
de
idioma
como
idioma
filosófico nacional, sabemos al
menos
-es un
predicado
minimal pero
indudable- que la afirmación de una nacionalidad, hasta la reivindica
ción nacionalista no llega a la filosofía por casualidad o desde
afuera,
es esencialmente y de parte a parte filosófica, es un filosofema. lQué
quiere
decir? Quiere decir al
menos que
una identidad nacional nunca
se
presenta
como un
caracter
empírico,
natural ,
del tipo:
tal
pueblo
o
tal raza
tiene
el
pelo
negro
el tipo
dolicocéfalo o bien nos recono
cemos por la
presencia
en
nosotros
de tal
o tal característica. La auto·
posición,
la
auto-identificación nacional
ti
ene siempre
la forma de
una
filosoffa
que
,
por
ser mejor representada por tal o tal nación, no deja
de ser una cierta relación a la universalidad de lo filosófico. Esa filoso
fía, como estructura de la
nacionalidad, no
tiene
necesariamente la
forma
o la representación
de
un sistema
enunciado por
filósofos de
profesión en instituciones filosóficas; puede anunciarse como fil
oso·
f a
·espo
ntánea
, filosofra í mplícita
pero
siempre
constitutiva
de una
relación no empírica al
mundo
y
como una
especie de discurso univer
sal
potencial, encarnado
,
representado ,
local izado
por una
nació n
particular. Debo precisar más. Lo
que
digo no se limita a recordar,lo
que
también
es verdad
creo
que lo verificaremos, el concepto y la
palabra nación
son
conceptos filosóficos, con contenido filosófico,
que no hubieran
podido
constituirse históricamente fuera de un
medio
de tipo filosófico d e
un
discurso sellado por cierta historia
Cle
lo fi·
losófico tal : o sea como n_ecesidad de
una
genealogía de l con·
cepto de nación. No, lo que digo no
está
limitado a recordar eso. Con
cierne a aquella
estructura
de la conciencia del sentimiento y de la rei
vindicación nacional oue hace oue una nación se
plantee
no sólo como
portadora
de una filosofía sino de
una
filosof(a ejemplar, es decir a la
vez
particular y potencialmente
universal-y filosófica
por
eso mismo-.
No sólo el nacionalismo
no
llega como un accidente o
como un
mal
hacia
una filosotrá
que le sería ajena y que seda por vocación esencial
cosmopolita universalista, sino un nacionalismo de esencia filosófi·
ca,
una
filosofía,' un discurso
estructuralmente
filosófico. Y es univ
er
salista
y
cosmopolita . El famoso Discurso a la Nación Alemana
de
Fichte
sobre el cual volveremos
extensamente
a
menudo,
saca
toda
su fuerza -en todo caso su carácter- del hecho de ser a la vez, de que-
34
J COUES
DERRID
rer ser a la vez nacionalista ,
patriótico cosmopolita
, universalista.
Presenta como esencial la germanidad hasta hacer de ella
una
entidad
portadora
de lo universal de lo filosófico como tal. El n a c i o n a l i s ~ o
nunca
se
presenta como
un
particularismo sino
como
un
modelo
filo·
sófico universal,
un te
las filosófico, en eso es siempre
de
esencia filo
sófica, hasta en sus peores
r:nás
siniestras manifestaciones, las ~ á s im
perialistas y más vulgarmente violentas.
s c u c h u s t e ~ e s
a t1tulo
de
anticipación,
pues ya
volveremos
atenta
y Sist
em á
t i
camente
, este
fragmento del sé
pt
imo
Discurso
de Fichte:
En
la
nación
(In
der
tion) que hasta este día, se considera como el
pueblo por
excelencia
(literalmente
que
se llama - sich
nennt
das
Volk
schlechtweg
oder
Oeutsche) el
pueblo,
simplemente, o
pueblo
al
emán, hemos distin·
guido desde algún
tiempo
manifestaciones d e una fuerza original Y
creativa (ci
to
la
traducción de
S. Jankelevi ch, en Aubier: para Urs·
prungliches ..
und Schopferkraft
des Neuen);
hoy,
en fin, esta nación
está en presencia
de una
filosofía
de
claridad
que, como un
espejo (li
teralmente
de .
una
filosofía 'llegada a ser clara en ella misma, que ha
alcanzado en ella la cla ridad
de un
espejo) la refleja
con toda
precisión
/en
el
cual
conoce,
en la claridad de su concepto, lo
que
fue hasta el
presente sin
tener de
ello
la
co
nciencia
di
stinta la imagen fiel o c lara:
ohne
deutliches Bewusstseyn) solo
en
virtud de su naturaleza Y le
muestra
su destino
su destinación, su
determinación
según el dest ino :
wozu sie von derselben
bestimmt
ist); y le
proponen
de conformarse a
esa imagen: (más
bien
a ese
concepto
claro) con
el
fi n de realizar , con
un arte reflejado y libre, su perfección, de hacer de manera
que
acabe
por ser lo
que tiene que
ser (sich selbst
zu dem
zu
machen,
was sie
seyn soll), de reanudar la alianza (den Bund
zu
erneuern), y de
cer
rar su
propio círculo
(ihren Kreis zu schliessen)".
Interrumpo un
momento mi trad
ucci
ón
o mi cita para subrayar
algunos
puntos.
1.
El
principio nac io nal alemán es un principio esen
cialmente filosófico y es a un discurso filosófico
como tal,
es decir, sis
temático
y en tanto
que
pensamiento 'de lo inicial, de lo originario,
aqu(
lo veremos como de la vida y
de
la creatividad, es a tal discurso
filosófico que corresponde llevar a la claridad
del concepto
lo que
ya
existía en tanto que filosofía inconsciente pero en tanto que filoso
tia del pu
eb
lo alemán. La nacio nal idad alemana es esencialmente fi·
losófica, es la filosofla, de esencia filosófica; y en ese sentido, su idio-
N CION LID Dy
•
35
-
8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman
20/156
ma será destinado a
la
universal idad. 2. La relación
entre
el principio
nacional (principio originario, del origen, y de la creatividad) como
principio fi losófico inconsciente y su
futuro
c?nsciente la f ~ l o s o f i a
de
hoy
esa relación e
ntre la
filosofía Inconsciente y
la
fdosof1a
cons
ciente una
relación
circular, por supuesto
.
La
figura del
c r c u l ~
se
impone pues
se
trata,
por la filosofía
temática
,
de
volver a on_ge n
que no
consiste
por
ot ra
parte
sino en
un principio
de lo origmano Y
de
la creatividad. La
creatividad es circular,
la
creación de lo nuevo
(Schopferkraft des Neuen)
no
es sino
un
recurso, un remedio, una
vuelta circular a la fuente. Pero, 3. La figura de ese círculo no forma
parte
del
orden
d e
la geometda o
del
movimiento abstracto, de la
me
cánica ese c(rcl.Jio es el
de una
alianza,
de un vinculo
(Bund)
que hay
que
re,afirmar
pues,
la alianza con su propio origen Y su p
ropia d e s ~ i -
nación su propia procedencia que ordena al pueblo alemán convertir·
se en que es o
en
lo
que tiene
que ser. De ahí el llam
ado
a la
1
bertad
que s u p o n ~ todo compromiso, toda
alianza,
ya
fuera
con uno
,
con
su
propio inconsciente, con su
pasado
originario. Hay que contratar Y re
anudar la alianza que se anuncia pues, tanto como una promesa o una
orden una afirmación: nacionalidad, nacionalismo,
tan
to
como
un he·
cho . Se d ebe a qu e , como ustedes lo van a ver, no
hay
casi, un hecho
alemán un
hecho nacio nal e n ese discurso de fi losofía nacionalista. La
esencia 'del
alemán no
se
confunde
con
la
factualidad
empír
i
ca, con la
pertenencia e
mp(rica
a la
nación
alemana de hecho, de la misma ma
nera que la no-pertenenc ia empírica a dicha nación al emana no ex
cluye
a los no-alemanes
su participación
a alguna germanidad origina
ria.
Todo eso tiene una
relación esencial
con un
rasgo del nacional i
smo
de
F ichte sobre el cual volveremos extensamente
más
tarde, a saber
su
esencia alemana lingülstica, del lenguaje, su arraigamiento en una. in
terpretación de la leng ua alemana y
en
ningún otro
lu
gar. De
ahí
e ~ a
consecuencia
paradójica,
que podemos considerar alternando
como
expansión de la g e r ~ e r o s i d a d o expansionismo imperialista de
un
pu e
blo
seguro
de
sí
mismo
y
dominador:
cualquiera
que
t ome
parte en
esa filosoffa briginaria,
de la originariedad, de la
vida, de
la
libertad
creat iva - es a lemán, aún si
en
apariencia
pertenece
a
otro
pueblo.
Par
ticipa de
la esencia t e leológica
alemana,
mientras
que un
a lemán
de h
echo
es ex tranj e
ro
si
no
es filósofo de esta filosofía . .Sigo
con
mi
cita-traducción:
E
1 principio
(Grundsatz) sobre
el cual se
funda
ese
principio de perfeccionamiento (esa vuelta circular de la cual acaba
de hablar) es e l siguiente: todo lo (was) que
cree
en la
espir
itual idad
36
JACOUES
DERRID
en la
libertad de esa
espiritualidad/principio
nacional: espiritual Y
natura l bio l
ógico,
innato, et c./ y que quiere el
progreso
eterno (ew1ge
Fortbildung)
de
esa espiritualidad por la
libertad, dond
eq uiera haya
nacido y cual
quiera
sea
la le
ngua qu'e hable/ ist unsers
Geschlecht
/ Son
con
nosotros,
y para nosot r
os
" lde
nuestra
raza, famil ia, g
enealo
g
ía,
filiación, casi
sexo ?:
más
tarde,
a
propósito
de
un texto de
Heideg
ger, será necesario
que hab
lemos de esa p ~ l a b r ~
tan difícil
de _radu c ir:
(Geschlecht). (es
gehort uns an und es w•rd s1ch uns zu tun). nos per-
tenece,
tiene
la
misma
pertenencia que nosotros
y está
con
nosotros,
t iene
que
ver con
nosotros, es
algo
que está un
i
do
a
nosotros.
Y
todo
lo que cree
(en
cambio, al contrario) en
la inmovilidad (el
no progreso,
Stillstand),
en la
regresión ( Rückgang).
en el
baile en
circu
lo (Cirkel
tanz: otro c írculo, c(rcl.Jio del baile
y
no
de la alianza, del Bund) o que
pone
la
nat
u ra leza
mue
r
ta
en el timón del mundo (an das
Ruder der
Weltregierung) ese, (e
ste
- dondequ iera haya nacido y cualquiera· sea
su lengua, ist
undeutsch und Fremd für
uns , y es
de
desear .que se
aparte
totalmente de nosotros
(luego
aunque
haya
nacido
a
le mán
Y
hable, aparentemente, alemán: en realidad, no -
habla
alemán, el verda
dero alemán).
Ustedes ven aquí es la única cosa que
quería
ilustrar por ahora
ci