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      iseminario

    reúne las

    co-

    municaciones que  sobre

    la desconstrucc1ón pre

    sentaron en Montevideo

    Jacques Derrida Emir

    Rodríguez Monegal  Ha

    roldo de Campos J. Hillis

    Millery

    eoHrey

    Hartman.

    Denomina las peripecias

    de un sem

    1nario

    que no

    fue uno stno vanos pro

    gramados para la difusión

    de prácticas y reflexiones

    desconstructivas enten

    diendo la necesidad de

    una diseminación

    que

    se

    gún Derrida consiste en

    la multiplicación y disper

    sión del sentido una pro

    piedad - la propiedad del

    término no deja de ser

    diS-

    cutible - que afecta la con

    dicion textual.

    Se renueva así la inten

    ción de la iniciativa: intro

    ducir

    en nu

    estro medio

    uruguayo  rioplatense la

    tinoamencano hispa

    nohablante  distintos as

    pectos de una dirección

    teórica postestructuralis

    ta  que se define difícil

    mente ya que la descons

    trucción evita desde el

    principio - como principio

    las definiciones tanto

    como

    no

    evita las dificulta

    des que semejante renun

    cia plantea.

    DISEMINARlO

    L DESCONSTRUCCION

    OTRO

    DESCUBRIMIENTO DE AMERICA

    Presentación

    Jacques errida

    Emir Rodríguez

    Monegal

    Haroldo de

    ampos

    Lisa Block de Behar

    J

    Hillis Miller

    Geoffrey Hartman

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    Distribución en la Argentina

    CATALOGO s r l

    Avda Independencia 1860

    Buenos Aires

    DISEMIN RlO

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    3/156

    @ XYZ

    Editore

    s 1987

    Coordinación : Lisa Block de Behar

    Diagra mación de tapa : F . A lvarez Cozzi

    Dibujo de tapa : Jorge Da

    miani

    Editado

    y di s

    tribuId

    o

    por XYZ Comunicaciones S.R.L

    Tacuare

    mb

    ó 1479  escr . 1

      7

    Mo ntevi

    de

    o - Uru

    guay

    INDI E

    1ntrodu

    cc ión. Lisa lock de Behar

    . . . . . . . . . . . . . . . . 5

    Jacques

    errida

    Presentación de Derr ida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

    Nacionalidad y Nacionalismo Filosófico. . . . . . . . . . . . 27

    Psyché: 1nvenciones del Otro . .

     

    .

     

    . _ . . . 49

    Emir Rodríguez

    Monegal

    Pr

    esentació n. Em ir R. Monega l, por fuera y

    por

    dentro. Homero Alsina Thevenet

    .

     

    109

    Bor

    ges

    y Emir. Jor

    ge

    Lu is

    Bo

    rges 117

    Borges de Man Derrida Blo

    om

    :

    La Desconstrucción A va nt et Apres la Lettre . . 119

    Prólogo a Blanco Branco . .   . .   125

    Haroldo

    de ampos

    Presentación de H. de Campos. Carlos Pellegrino 133

    Más Allá d

    el

    Principio de la Nostalgia Sehnsucht) . . . . 135

    T ransb lanco: Refle

    xi

    ón Sobre la Transcreación

    de Blanco de Octa

    vio

    Paz con una Digresión

    Sob

    re la Teoría de la Traducción del Poeta

    Me

    xi

    cano .   • . . . .   .   . 1

    47

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    J Hillis Miller

    Present ac ión de J. H  Miller. Lisa

    lock

    e Behar . .

     

    159

    La Figura en La Muerte y la Brújula  de Borges:

    Red

    Sc

    harlach como Herramienta . .   .

     

    .

     

    . . 163

    Lectura de Escritura: George

    Eliot.

    . .   . 17

    lE x iste

    un

    a Etica de la Lectu ra ? . .   . .

     

    . .   197

    Geoffrey H Hartman

    Pr

    ese

    ntación de G. Hartman.

    Hugo R  Vechini

    .   229

    La Lu cha por

    el

    T exto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    233

    La Elación

    en

    Hegel y Wordsworth . . 253

    El Discurso de la Figura:

    Habla

    Si lenc io

    de

    Blak

    e en

    la Historia Lit

    eraria .

     

    275

    Introducción a un diálogo con Geoffrey

    Hartman

    Creatividad, Idea y Método en

    Virginia Woolf

    La

    Casa

    de

    la

    Ficción

    como

    una

    Casa

    de Caracol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293

    INTRODU ION

    Buscarle ausencias

    al

    idioma es como buscar

    espacio en el cielo .

    Jorge Luis Borges

    Ateniéndose a uno

    de

    los procedimientos convencionales de

    iniciación

    textual

    , John Barth empieza The Friday Book

    por

    un epl

    grafe. Solo que el epígrafe aparece bajo e l t(tulo de Epigraphs ,

    que empieza

    por

    decir

    que

    los epígrafes deberían ser evitados y que·

    termina por

    indicar, tal

    como

    lo

    establece

    la

    convención, las referen

    cias bibliográfitas

    de

    su cita; pero resulta

    que

    la cita pertenece a

    John

    Barth, que es de Epigraphs , y transcrita de The Friday Book

    a

    convención, por excéntrica, se deroga; la excentricidad,

    por

    convin

    cente, por relativa, también. _ _

    Si se menciona desde el comienzo esta ida

    y

    vuelta textual, este

    juego especulativo de inscripciones e inversiones

    que da

    lugar a una

    ocurrente muestra desconstructiva, es con

    el

    afán de avalar, por la fe

    licidad de esa ocurrencia,

    una

    presentación que, como esta, em pie-za

    atendi

    éndose a

    mi

    sm

    a

    a su

    título

    un

    antecedente-

    y

    sus ante

    cedentes .

    Para el lector, la práctica p r o g r r e g r e s i v

    que

    inicia el tí'tulo

    tampoco es extraña.

    U

    n títu-o es siempre una 'promesa'

    ,

    dice

    de

    varias maneras Jacques Derrida en

    MEMOIRES

    for Paul de

    Man

    Una

    promesa tanto como una evocación, un lugar común

    donde

    coinciden

    5

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    y difieren tiempos y espacios,

    donde

    se inicia un movimiento anticipa

    torio o retrospectivo, una instancia

    que

    es textual pero anterior

    al

    tex

    to, s i ~ m p r e más allá del c iscurso, al margen y sin embargo interioriza

    do, totalmente; el

    t{tulo redunda y resume los compromisos de

    la

    lec

    tura,

    la

    introduce dialécticamente presentándola y penetrándola a

    la

    vez.

    Diseminaría fue

    el

    término propuesto por Haroldo de Campos

    para

    denominar

    el lfbro

    que,

    según

    lo

    qÚe se hab{a

    proyectado,

    reuni

    ría las comunicaciones que, sobre la desconstrucción presentaban en

    Montevideo, Jacques Derrida, Emir Rodríguez Monegal, Haroldo

    de

    Campos, J. Hillis Miller, Geoffrey Hartman. Denominaba también

    el

    Seminario que

    entonces

    se venía realizando, denominaba

    también

    las

    peripecias de un seminario que se había previsto simultáneo y fue dis

    continuamente consecutivo (desde octubre hasta diciembre de 1985) ,

    que

    no fue uno sino varios,

    que

    se hab{a programado para la difusión ·

    de prácticas y reflexiones desconstructivas;

    entendiendo

    la neces idad

    de

    una diseminación

    que

    ,

    de

    acuerdo

    con

    los planteas más afianzados

    de

    Derrida y

    temblando en

    el

    cuerpo de

    su plurivocidad", consiste

    en

    una multiplicación y dispersión del sentido, una propiedad -la pro

    piedad del término no deja de ser

    discutible-

    que afecta

    la

    condición

    textual.

    Al

    disponer esta publicación, se renueva la intención

    de

    esa ini

    ciativa: introducir en nuestro medio, uruguayo, rioplatense, latinoa

    mericano, hispanohablante, elaboraciones que se afilian

    dentro

    de

    esta corriente desconstructiva, que la conforman, de mane

    ra

    que pu

    dieran darse a conocer ·distintos aspectos de

    una

    dirección teórica

    postestructuralista,

    que

    se define

    difícilmente ya que

    la

    desconstruc

    ción evita desde el principio -como

    principio-

    las definiciones tanto

    como

    no evita las dificultades que semejante renuncia plantea.

    Por eso, más que las sistematizaciones

    de

    una escuela o las

    pun

    tualizaciones de fundamentos doctrinarios,

    la

    desconstrucCión recla

    ma la legitimación

    de

    esos discursos

    que

    constituyen una lectura

    en -

    6

    tica una lectura

    que

    advi"rtiendo (sobr

    e)

    la indeterminación del

    texto

    lite:ario, las vacilaciones del sentido,

    la

    irreductible equivocidad

    de

    las

    contradicciones,

    la

    indecidibilidad

    como

    condición de la desconstruc

    ción, basándose en

    la

    capacidad esencial del lenguaje decir lo

    otro

    y

    hablar de sí mismo mientras habla de algo diferente como d ice Derr i

    da, las interpreta

    en tanto

    una repetición del

    texto

    nunca es tal porque

    la desconstrucción entiende

    la

    iterabil idad como alteridad,

    la

    iteración

    como alteración,

    una

    repetición que solo puede ser igual cuando difie

    re. Precisamente, por la i

    nterpretación,

    el mismo texto no es simple

    mente

    el

    mismo

    texto

    sino

    el texto

    mismo y, válido como continua

    ción y consecuencia constituye, como dice Pau l de Man, un proceso

    temporal que asume

    tanto

    la semejanza como la diferencia".

    Próxima

    al

    discurso litera rio, confundida

    con

    él, la interpreta

    ción desconstructiva habilita prácticas

    que

    guardan una afinidad con

    la

    poesía, afinidad que va más allá dei est ud io frecuente de un objeto

    poético o de la recurrente especificidad poética de sus objetivos teóri

    cos: su afinidad es una elección poética, una afinidad electiva que rea

    liza un ejercicio discursivo

    que co

    mprend e y consuma.

    Como

    Ión, el en

    tusiasmado rapsoda del d iálogo

    de

    Platón,

    la

    desconstrucción practica

    una interpretación poética y teórica: más

    de

    una interpretación,

    al

    m

    e

    nos. Sorteando las reglas impuestas por la retórica trad iciona l o

    el

    ri·

    gor del imitativo

    de

    las disciplinas, engendra a partir del discurso filosó

    fico y literario, un concepto de textualidad apto para

    contraer

    las d i

    ferencias genéricas, desbo rdándolas; las clasificaciones, desart iculándo

    las; inventa una especie

    de

    función meta

    po

    ét ica"

    (valg_a

    el cruza

    miento termino lógico de las conocidas polarizaciones de R. Jakobson)

    que, al describir y referi r la_materia poética, se consolida como tal :

    Como en el

    cuento

    de

    Jul

    io Cortázar, el narrador,

    un

    observa

    dor

    obse

    sivo, describe la visión (lve o desvaría?) del axo lotl, da cuenta de una

    mirada que identifica (lindividualiza o asimila?) al que mira y es mira·

    do.

    La

    de

    sco nstrucción no proporciona técnicas

    de

    análisis ni instru

    mentos metodológicos que puedan aplicarse im

    po

    sit ivamente, conside-

     

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    rados objetivos, Y por eso válidos; sólo porque pr ocedan

    de

    un cuerpo

    doctrinario anterior y exterior a la obra o porque pretendan la univer-

    salidad, para los desconstruccionistas no es suficiente. Quizás estimen

    como

    Borges, que Los metafísicos

    de Tlon

    no buscan la verdad ni si:

    quiera la verosimilitud: buscan el asombro. Juzgan

    que

    la metaHsica

    es

    una

    rama

    de

    la literatura fantástica. Saben que un sistema no es

    otra

    cosa

    que

    la subordinación

    de

    todos los aspectos del universo a uno

    cualquiera de ellos. Hasta

    la

    frase 'todos los aspectos' es rechazable

    porque supone

    la

    imposible adición del instante presente y

    de

    los

    pre

    -

    téritos.

    Sin eludir los riesgos de un escepticismo metodológico,

    la

    des-

    const_ucción inicia un trabajo textual problemático -prácticas que

    ~ u e s t o n a n la vigencia

    de

    métodos

    que

    no son más que medios,

    que

    Impugnan las definiciones por definitivas, las conclusiones cuando

    clausuran el discurso, las leyes porque deben ser leídas , las verdades

    que decretan y detentan otras verdades- a fin de averiguar qué especie

    de verdad imita

    la

    ficción y qué espacio de ficción limita

    la

    verdad.

    Por medio de esa lectura poética -tan literaria como filosófica

    d e s c ~ n s t r u c c i ó n intenta describir las articulaciones retóricas de la

    f1gurac1on, revocando los métodos de interpretación establecidos, tan

    to

    aquellos

    que

    pretenden hacer expl (cito

    lo que

    el

    autor

    quiso decir

    pero ~ u e no dijo o quiso no decir, como aquellos m.étodos que operan

    s o m e t ~ ~ ~ a recursos

    de in

    _eligibilidad normalizada y prescinden,

    por

    esa sum s 6n a modelos

    de

    universalidad forzada,

    de

    la observación

    de

    las contradicciones del lenguaje que los textos literarios reservan y re-

    levan. Como

    parte

    de contradicciones, la estrategia desconstructiva

    c.onstituye una exploración de la condición paradójica del texto litera-

    no, su virtualidad irónica que es su manera de ser. Nuevamente la

    coincideñcia avala la mencióñ : La creencia se da junto con el d es-

    creímlento; como

    el libro

    de

    Tlon,

    con

    su contralibro .

    Tratándose de la escritura, tales contradicciones son inevitables

    porque

    es en la escritura

    donde

    se registra la naturaleza contradictoria

    8

    del lenguaje, su aptitud figurativa gracias a la cual una expresión pue-

    . de significar lo que significa, otra cosa, e incluso lo contrario.

    A partir

    de

    los

    textos de

    Jules Laforgue, era André Gide quien

    descubría que no había ningún libro inocente ya que el acto de escri-

    bir comportaría necesariamente la reflexión sobre la propia escritura.

    Por este desdoblamiento -es la pa labra que había utilizado Baude-

    laire para designar esa comprensión como una forma de la ironía- es

    posible capta r la distancia constitutiva de

    todo acto de

    reflexión, el

    acto que realizan tanto el filósofo, el artista como quien mantenga

    con el lenguaje una relación profesional, quien lo utilice como el

    material

    de

    un oficio por medio del cual se diferencie del mundo, se

    distancie

    de

    él y

    de

    s l.

    Derrida dice que

    la

    escritu ra comporta estructuralmente, en

    ella misma, su proceso

    de

    abolición y anulam i

    ento

    .  Bajo el signo del

    signo, la desconstrucción sigue atenta a los deslizamientos

    de

    la figu -

    ración disimulada

    por

    la instrumentalidad, del instrumento derogado

    por su propia eficiencia, a los olvidos progresivos del discurso que por·-

    que se

    entiende

    no se oye, a

    las

    obcecadas intransparencias de

    la

    escri-

    tura

    que

    no deja ver ni se deja ver: la obliteración es literal , una fatali-

    dad de la escritura

    que

    permanece y desaparece a la vez.

    La desconstrucción inquiere, a partir de

    la

    escritura, los mecanis-

    mos

    de

    los sistemas de comunicación, los más corrientes, los más na-

    turales que no son los menos culturales, precisamente desconocidos

    por sobreentendidos, ya

    que

    cuanto más se afianzan más se ignoran.

    En busca del hilo alógico

    con que

    el

    texto

    se entrama, revisa el proce-

    so semiótico hasta alcanzar ese nudo

    donde

    según reconoce Umberto

    Eco, el signo

    se

    vuelve capaz

    de

    contradecirse a st' mismo (de

    otra

    manera esos mecanismos textuales denominados 'literatura' no serían

    po

    si

    bles).

    De Poe a Derrida , las cartas y las letras (en inglés,

    en

    francés, se

    dicen igual), como los juegos, cuanto menos disimulados más ocultos.

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      Mi Víbora de Letra b(fida y sagrada a la vez, es la escritura para J.

    Laforgue. Para Mallarmé

    el mundo

    se

    hizo

    para

    acabar en un hermo-

    so libro , un

    final

    poético dado que

    el

    mundo

    y el lenguaje compar-

    ten

    filosóficamente,

    un

    mismo problema de 1 mites: lOuién no desea-

    ría fugarse

    de

    la prisión del lenguaje y

    detenerse

    all

    (donde

    pudiera

    verla desde

    afúera?

    . La

    pr

    egunta de Hillis Miller se formuló retórica-

    mente porque sabe que

    esa fuga imposible

    no

    pasa de una aspiración

    universal,

    que

    si Dios

    mismo tuvo

    que consultar

    la

    8 iblia para

    crear

    el

    mundo ,

    según

    nos

    confía

    el Génesis

    Rabbah:

    la letra es el

    orbe

    y

    el origen . Borges re

    cuerda que

    en

    la

    cábala

    (que

    quiere

    decir

    recep-

    ción, tradición)

    se

    supone

    que

    las letras son

    anteriores; que

    las letras

    fueron

    los

    instrumentos de

    Oios,

    no

    las palabras significadas

    por

    las

    letras.

    Es

    como

    si se pensara

    que la

    escritura,

    contra

    toda

    experiencia,

    fue

    anterior

    a

    la dicción de

    las

    palabras

    .

    Previa y al mismo

    tiempo

    presente, actual y sin embargo posible,

    la escritura es

    origen de permanencia

    y repeticiones,

    de dicción

    y

    con

    -

    tradicciones. De

    ahí que la

    escritura invier

    ta

    y

    produzca

    el

    tiempo

    es-

    pacializado en el espacio

    diferido

    . Por la

    escritura,

    el

    tiempo

    tiene lu-

    gar, un

    tiempo

    siempre di

    st

    into . Pendiente de las

    aporías

    (una d e las

    palabras

    que

    aparecen

    con

    más frecuencia en los escritos

    de

    Paul

    de

    Man) de

    la escritura, la desconstrucción

    es

    la práct

    ica

    de una crítica

    cultural

    activa

    que ensaya

    una probabilidad, hace la

    prueba un

    a te nta-

    tiva o una verificación, ya qu e, según Derrida la escritura prefigura su

    propia

    lectura

    desconstructiva

    c e

    modo que pueda

    propiciar una inver-

    sión de jerarqu las,

    desarticular

    las imposiciones o

    imposturas

    de una

    lógica

    que responde

    solo a

    la razón

    (el logos)

    con

    la que

    se explica,

    una

    razón entre

    varias, una

    que se pued

    e

    perder,

    o se

    puede dar,

    preci-

    samente

    a quien ya la tenga .

    A

    partir

    de la escritura, la interpretación desconstructiva tam-

    bien forma parte

    de ella, es

    una puesta

    en

    escritura,

    una

    (a) puesta

    tex

    -

    tual:

    un

    azar,

    un

    riesgo, cada vez y siempre a

    tiempo,

    el te

    xt

    o

    está

    en

    juego

    .

    10

    Esta publicación

    ordena

    d

    ive

    rsas

    comunicaciónes ajustándose

    a

    las circunstancias

    de

    su respectiva

    presentación. La desconstrucción

    en el A ío de la Plata

    comenzó con

    la

    conferencia

    de Jacques Derrida

    Nacionalidad y nacionalismo en filosofía

    donde

    se considera la vi-

    gencia

    de la

    escritura

    como canon

    del pensami

    ento,

    aún

    de un

    pensa-

    miento al

    que, como

    el filosófico, se le

    atribuye

    el diseño y designio

    de esos

    m is

    mos

    cánones.

    Derrida

    no atiende

    el

    tema como un

    análisis

    de la

    noci

    ón

    de na-

    ción

    o nacionalidad d esd e

    un punto

    de vista histórico, social o lingü ls-

    tico,

    sino a

    partir

    de los

    problemas planteados

    por la

    condición

    idio-

    mática

    del

    discur

    so . En general, esta condición

    que

    es naturaleza y

    restricción

    de

    todo discurso, aparece

    atenuada

    en

    la

    apreciación

    que

    se el

    abora

    sobre

    un ho

    r

    izont

    e d e

    conceptualización,

    de universal i

    dad,

    y que se sustraerla

    por

    eso a las caracterlsticas propias (históricas o

    po

    éticas, eventuales o íntimas), al rasgo singular, a lo idiomático pro-

    piamente dicho

    .

    De

    term

    inada por

    la

    diferencia idiomática y los 1 mites

    de la tra-

    ducibilidad de lo filosófico,

    la

    cuestión se agrava drásticame

    nte

    en una

    época en la que la comunicación

    entre territorios,

    instituciones, gru-

    pos, escuelas, se

    multiplican por

    congresos,

    coloquios, intercambios

    docentes. Acont

    ec i

    mientos

    de internacionalización

    que

    se

    dan conco-

    mitantemente con efectos

    de

    o p a c i d a ~ ;

    (son palabras de Derrida)

    que

    exasperan la conciencia nacional, la bús

    queda

    de la idendiad, la

    exaltación de

    lo p

    rop

    io y

    particular,

    inajenable solo

    porque

    no

    es aje-

    no

    ni puede ser transferido .

    Consecutiva

    mente, Psyché

    : Invenciones d el otro fue

    expuesto

    en

    el curso del seminario

    que

    se ll evó a

    cabo

    en el Instituto

    de

    Profeso-

    res Artigas.

    Dedicado

    a Paul

    de

    Man

    y

    a su med itación

    sobre el

    tema

    d e

    la

    alegoría, .entendida

    como

    la invención del otro, Derrida

    parte

    de Fá-

    bula ( Fabl

    e ) d e Francis Ponge, a fin de desconstruir el poema, el

    11

  • 8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman

    8/156

    análisis, la desconstrucción, el lenguaje. Especula

    sobre

    el descubr i-

    miento

    de la identidad

    por

    la fractura,

    de

    la dualidad

    por

    el espejo;

    uno

    que se

    descubr

    e

    como

    otro

    cuando

    .observa la imagen del espejo

    en el espejo que, como la palabra, se muestra a sí mismo

    por mostrar

    algo más.

    Psyché , en

    francés, nombra un espejo, un espejo que rota;

    en filosofía,

    nombra

    la un idad de los

    atributos pe

    rsonales, el alma. Por

    la vuelta del espejo, vuelta y f ractura, el otro y el mismo se distinguen

    y se identifican.

    La invención del otro es un descubrimiento. l

    otro

    existe a par

    t ir de uno,

    uno mi

    s

    mo por

    el

    otro:

    por la palabra

    por

    /empieza

    pues Por la imagen d el espejo (por lo menos d

    ob

    le), el motivo

    (una repetición) y el movimiento (una iniciati

    va

    ) aparecen

    como

    for

    mas de una misma bú squeda del

    conocim

    ient

    o,

    una inquisición que no

    discrimina entre invención y descubrimiento; ambos son variaciones

    de

    un ciménto

    entre la invención y la

    armonía:

    la palabra, el habla,

    es

    un punto de

    encu ent ro, el concierto

    entre un orden

    y la imagina

    ción,

    el lenguaje y

    la

    poesía, el

    estatuto

    y la creación . La fábula resu

    me la confabulación entre el

    poeta

    y el l

    ector

    que se establece por las

    mismas palabras, salvando la diferencia : la verdad se expresa

    por

    a lego

    r ías;

    la

    fábulá es una alegoría de verdad.

    Después de más de diez años d e ausencia, Emir Rodrlguez Mo

    negal volvía_ Montevideo a d ictar sus conferencias. Había condiciona

    do

    su

    pre sencia y participación en el Seminario, al restablecimiento de

    la democracia en el Uruguay. Hab ía

    contra(do

    el

    compromiso en

    Yale

    cuando

    nada insinuaba la

    enfermedad que

    se manifestó tan grave algu

    nos meses más

    tarde.

    No quiso faltar a su

    prom

    esa y via jó

    desde

    New

    Haven sos

    pechando

    que tal vez disminuiría

    así

    los p

    ocos

    días que le

    quedaban por

    vivir.

    Como Jaromir

    Hládik, el autor de Los enemigos

    en el cuento de Borges, también a él le fue concedido un milagro se

    creto : el

    tiempo justo

    para dar feliz t é

    rmino

    a· su

    drama

    . Regresó y

    fue objeto del mayor reconocimiento nacional: el Presidente de

    la

    Repúb

    lica le

    ofrecía

    personalmente el homenaje que requería y repe

    tla un público

    conmovido

    y admirado,

    anticipando

    la apoteosis qu e

    12

    esta vez no fue solo póstuma. Para ser leído en esa circunstancia, Bor

    ges le dedicaba un texto que recordaba su amistad, la amistad litera

    ria, la amistad en la literatura, aquí se incluye.

    También

    se publica el

    Prólogo a Blanco/Branco

    sobre

    la

    traducc

    ión la palabra ha sido des

    plazada que Haroldo de Campos realiza

    sobre

    el

    poema

    de qctavio

    Paz y su última conferencia : Borges/de Man/Der rida/Bioom: la des

    construcción

    'avant

    et apres la lettre ' , donde Borges resulta ineludi

    blemente

    e l

    común denominador de

    tres

    críticos

    excéntricos,

    que otro

    critico

    examina.

    Una vez más la figura del crítico aparece

    entre

    espacios contra-

    dictorios tra

    z

    ado

    en

    eq

    uis, el quiasmo literal

    donde

    se cruzan las (o) po

    siciones que

    la

    crítica atraviesa, entre la lectura y

    la

    escritura,

    la

    fic

    ción y la verdad, la creación y las

    cr

    eencias, entre Europa y América,

    el

    Norte

    y el Sur,

    entre

    los

    tiempos

    .

    La figura en cruz, la clave

    que

    cifra el sacrificio de una llegada

    que

    fue varias partidas, la gloria

    de un

    recibimiento

    por

    despedidas,

    de

    su ausencia y su

    retorno

    y su ausencia

    otra

    vez. l Seminario so

    bre

    la

    descon

    str

    ucción se realizó bajo

    el

    signo de A penas . . . , las palabras

    con

    que

    Jacques

    Derri

    da

    recordaba a Paul de Man al iniciar sus

    confe

    rencias en Y ale. De tantas penas, los textos de Emir, su gesto, rescatan

    un pasado cultural

    que

    es el de

    todos.

    Los textos de Haroldo de Campos que se publican por primera

    vez en español revisan una teor la de la traducción en Más allá del

    principio de la nostalgia que se presenta como

    una

    práctica poética

    en

    Transblanco:

    Reflexiones sobre la transcreación de BLANCO de

    Octavio Paz,

    con un

    excurso sobre la teoría de reducción del poeta

    me

    xicano . 

    Ya desde el principio y basándose en los escritos de Walter Ben

    jamín, uno de los ensayos de Haroldo pone de manifiesto su preocupa

    ción por la peculiar idad filosófica de La tarea del traductor . La

    nostalgia de su titulo evoca el sentimiento

    qu

    e traduce ap roxima-

    13

  • 8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman

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    damente el

    portugués

    saudade, que a su vez traduce aproximadamente

    el

    alemán

    Sehnsucht.

    Atravesando esas diferencias, Haroldo

    anima

    la

    exploración

    de

    una patria

    arquetípica conjeturada

    tanto

    por

    filóso·

    fos como po r

    traductores,

    asimilando

    dos

    formas de la búsqueda

    de un

    mismo

    conocimiento

    original, presumiendo a

    pe

    sar de las diferencias

    teóricas

    y

    espec ificidades meto dológicas

    la

    existencia de una lengua

    pura o lengua de la verdad , anterior a las crisis de las que las va-

    .riantes idiomáticas

    son

    origen y consecuencia. La rehabilitación

    de

    la

    operación interidiomática

    de

    la

    traducción

    y la fundación crítico-

    práctica de su ejercicio, compartiría la vocación paradisíaca de la

    exégesis,

    el

    pardés interpretativo de las Escrituras que con vocan ·

    cifradamente

    tanto

    el Jardín del Ed én como

    una

    pluralidad her-

    menéutica,

    lecturas diferentes aptas para recuperar, gracias a una

    segunda curiosidad, la condición celestial que una primera curios

    i-

    dad dio por terminada.

    Similar a los recursos (medios y recorrido

    que

    remiten al

    princ

    ipio). las remisiones

    que va

    l

    en

    el apocatástasis, la tra-

    ducción

    inicia

    un

    movimiento regresivo y dispensa

    las

    posibilidades

    necesarias para restablecer

    la

    comunicación

    perfecta y feliz

    qu

    e las en-

    tidades tenían en su primitivo principio; a pesar de los descréditos

    del consabido alejamiento que se le imputa,

    por

    el ejercicio

    de

    la tra-

    ducción

    se verificarla el regreso a

    una

    lengua previa, original, un origen

    anterior

    a la versión

    que

    se

    traduce

    , una acción que recupera la nomi-

    nación invalidando la arbitrariedad, prescindiendo

    de

    ella o

    confun

    -

    diéndose míméticamente en

    la

    revelación

    de

    semejanzas, una reden-

    ción silenciosa de quienes no requieren de acuerdos para esta r de

    acuerdo .

    La

    muerte

    y la brújula  le ofrece a J . Hillis Miller un te xto par-

    ticularmente

    apto para examinar

    la

    irre

    ductible

    nat uraleza figurada

    del lenguaje

      ,

    calidad que reconoce en diversas

    oport

    un idades y con

    la que la desconstrucción cuenta decisivamente. La narración de Bor-

    ges es otra alegoria d e esa alegoría que es

    la

    lectura narrativa, entendi-

    da

    como

    el

    tr

    abajo

    textual

    diferente

    que

    convierte

    en

    otra cosa la mis-

    ma cosa, una en fun

    ción

    de la

    otra. Tambi

    én en otros cuentos, en esa

    alteridad alegórica, la diferencia

    por

    la diferancia (es el t érmi no con

    14

    que Derrida supo

    dist

    inguir la temporalidad en la diferencia,

    otra

    for-

    ma de diferir)

    y

    no la identidad literal,

    por

    otra parte imposible, la que

    podría rescatar la validez del

    texto

    e insinuar la competencia del lector,

    aunque habría

    que

    descartar a los lectores

    de

    las narraciones, en las

    narraciones, quienes prefieren

    sucumbir

    al pie de la letra, inventando

    en la ficción la mayor alegoría: creer que la verdad exista como una

    interpretación

    literal, una licencia que solo

    un

    personaje se puede per-

    miti r. Por su sobresaliente

    condición

    alegórica, el texto requ iere nec e-

    sariamente

    una

    interpretación

    retórica

    que

    descifre su clave y

    al

    des·

    cifrarla, lo real ice. Una lógica más irónica o paradój ica que racional

    conforma una retórica o un tercer procedimiento apto para sortear las

    diferencias entre la lógica y la retórica, lo

    prop

    io y lo figurado, lo es-

    pecífico

    y lo individual, el objeto y el sujeto, la experiencia y su repre-

    sentación. Es el principio que rige toda práctica

    hermen

    éut ica cuando

    reconoce en la figura la clave, una articulación incoativa que anticipa y

    gesta

    el

    misterio; lo suspende y sin derogarlo, lo mantiene.

    Las prácti cas d esconstructivas de Hillis Miller ponen en movimien-

    to una búsqueda de

    la

    verdad,

    aunque

    sea f igurada, una

    quete , que

    es a la vez

    una

    cuestión, un problema, el pr

    oblema

    (filosófico y aquí

    policial)· de la búsqueda de la verdad . Descubre asi

    una

    figura c lave, en

    este caso una clave que es figurada y literal. El cuento es el cuento

    de

    un en igma,

    de una

    pesquisa

    también

    hermenéutica ·que siempre hace

    referencia al silencio de lo que interpreta, un misterio que la estrategia

    policial, teológica, hermenéutica, intenta resolver a partir del lenguaje

    mismo,

    de

    una figura literal: un

    rombo

    imaginario

    que

    se

    conc

    ibe a

    partir de cuatro letras, un

    tetragramaton geométrico, perfecto,

    ampa-

    rado en los prestigios incontrovertibles de otras cuatro l

    etras

    igualmen-

    te

    enigmáticas.

    La

    figura es literal, es la catacresis,

    una

    de

    las

    figuras

    no verdaderas  puntualiza Pierre Fontanie r en su tratado Les figures

    du discours,

    entendida

    como un tropo forzado,

    por

    Gérard Genette ya

    que falta la palabra propia, carece de

    un sinónimo

    no figurado. De la

    misma manera

    que

    en la

    interpretac

    ión musical, la intepretación des-

    constructiva se orienta desd e el principio por la clave: el rombo·mar-

    ca el rumbo en la brújula pero no determina el sentido textual. De esa

    5

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    mentario

    Y la explicación, legitimando

    por

    una misma escritura con

    sagrada por la religión, la poesla, la filosofía y una ciencia, la lingüls

    tica,

    por afinidad (proximidad y semejanza o semejanza por afinidad:

    la affinitas) espacial y especifica.

    Se elabora así una cr(tica del pensamiento,

    como una apertura

    retórica necesaria para quien leyó ley y leyenda, dos formas de leer

    el texto que co nservan en su coincidencia terminológica las correspon

    dencias del hebreo que asemeja y d iferencia hallaka (ley) y haggada

    (narración) . Por medio

    de

    la interpretación

    po

    ética Hartman realiza

    una

    crítica

    del lenguaje

    (como entendía

    Wittgenstein

    toda

    filosoHa),

    tanto

    como del silencio,

    su

    contrapartida necesaria, destacando

    la

    determinación idiomática de la que habla al principio Derrida, revela-

    .

    da

    Y relevada (reunidas

    en

    el alem. Aufhebung,

    otra

    de las palabra s

    clave de todo el

    pensamiento descon

    structivo), po r la paronomasia

    del ingl. silence/scienc e/signs , el juego de palabras

    que combina

    y

    re-crea

    en

    el

    comentario

    al poema de William Blake,

    una

    serie poética

    donde

    la reciprocidad de una vaga

    y

    vasta

    homofonía ho

    descarta la

    oposición.

    Alternando

    conferencias, cursos y discusiones -el diálogo

    sobre

    Virginia Woolf a partir de la introducción que realiza Hilli s Miller

    y

    que,

    por

    razones

    de

    precariedad técnica, se publ ica

    inconcluso-

    los

    cri'ticos de Yale presentaron diversos ejemplos d e esa corrient e filosó

    fica

    y

    literaria

    que

    fue conociéndose

    como

    la desconstrucción

    y

    llegó a

    consolidarse

    como

    una de las moda lidad

    es

    más agudas,

    pr

    oductivas y

    estimulantes del pensamiento humaníst ico

    contemporáneo.

    Se termi

    nab a de delinear de esta manera el triángulo epistemológico, académi

    co

    Y

    continental que

    esta iniciati va

    de

    actualización teórica y

    critica

    se habla

    propuesto

    desde el 1

    nstituto

    de Profesores Artigas,

    con

    asis

    tencia de la Comisión Fulbright, el Servicio Cultu ral de la Embajada

    de Francia y la Asociación Uruguaya de Estudios Semióticos.

    Hacía casi dos décadas que, a

    partir

    de la coincidencia la inci

    dencia doble y

    compartida

    - de Paul de Man y

    Jacques

    Derrida, se ha-

      8

    bía impuesto

    la

    desconstrucción

    en América. La desconstruéción es

    América  rectificaba Derrida en uno de sus textos más recientes y solo

    es aparente la

    prec

    isi

    ón

    de

    esta def inición que Derrida aventura a ma

    nera de hipótesis, y que supone, más

    que

    una restricción toponím ica

    o un fáci l deslizamiento de un emplazamiento circunstancial a una

    con

    d ición necesaria.

    La

    desconstrucción

    es América admite todavía

    un caso

    de

    declinación más: la desconstrucción

    de

    América,

    el

    genitivo

    que

    expresa una propiedad

    que

    le pertenece, una

    procedenc

    ia

    o,

    más

    bien,

    un

    procedimiento cr ítico

    -

    ético,

    la

    posibilidad

    de

    una revisión

    crítica de

    la que

    Amér

    ica es

    objeto.

    Exageraba James J

    oyce

    cuando

    atribuía

    a los genitivos la posibilidad de explicar el

    mundo

    pero

    como

    posibi lidad es válida

    y

    más allá de la facilidad

    de

    la inversión

    simé

    trica

    imp lica una revisión de lo qu e América representa,

    Amér

    ica descons

    truida. La

    desconstrucción no

    puede

    no se r

    una crítica

    radical de la

    representación

    y aunque sea esa la función

    que

    según

    Hartman

    asig

    nan los desconstruccionistas al arte, su acción desconstruct iva la pro- ·

    pone

    Y la

    comparte

    . s de esta activ idad

    crítica

    radica l,

    de

    esa loca li

    zación desmesurada, de esa transidentidad

    que

    atraviesa el

    océano,

    continentes,

    idiomas, escuelas y d

    is

    ciplinas,

    que

    los ensayos

    qu

    e

    aquí

    se incluyen

    proceden

    e

    ilustran

    .

    Las ocurrencias de la ficción

    dan cuenta

    de las vicisitudes del

    doble. Dice Borges Era uno y fue do s. El ar te de la colaboración lite

    raria es

    el

    de ejecutar

    el

    milagor inverso: lograr que dos sean uno . La

    de

    sconstr

    ucción no so lo se produce p

    or

    la conciliación de índoles di

    versas,

    de

    abordajes heterogéneos, la mediación

    que es

    la actividad cri

    t ica interesa po rque siempre se pro

    duce una

    fusión , varias fusiones:

    de

    épocas, espacios,

    textos.

    Entre

    cruzam

    ientos

    de

    los

    que

    el

    conocim

    ien

    to

    cr

    ítico

    no puede prescindir y

    que

    se registran

    como

    una

    metáfora

    del desplazamiento (una

    metáfora

    de

    la

    metáfora), un desplazamien

    to

    radical

    y como tal, según

    enti

    e

    nde

    Der ri

    da

    , solo

    puede

    produci rse

    desde el exterio r. Si la actividad crt't ica no se

    concibe

    sin la colabora

    ción, sin la participación del otro, su interés

    pone

    de relieve en el se

    mejante lo distinto, lo que se d istingue porque es d iferente,

    mult

    ipli

    cando las numerosas variantes de la alteridad. Desde la antropofagia

    19

  • 8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman

    12/156

    de los vanguardistas brasileños, los dialogismos polifonías que l en

     ·

    tica articuló e impuso, las transtextualidades postestructurales, l if -

    r nci desconstructiva que es más allá de l s distintas denominaciones

    con que las teorías:circunstancializan el acto de l reflexión, una nece

    sidad dia-crítica

    que

    solo por l letra difiere; la diferancia contrae l

    figura del otro en l escritura, un

    otro

    para quien el tiempo cuenta.

    Tal vez ese ot ro sea el mismo

    que

    el otro del

    otro

    y sólo as( sea posible

    explicar la propia identidad . También en Montevideo, en el Río

    de

    l

    Plata,

    l

    desconstrucción es de América

    y

    como

    una

    y

    otra

    no

    pueden

    entenderse sino ambivalentemente.

    20

    Lisa Block de Behar

    Montevideo, octubre de 986

    J CQUES DERRID

  • 8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman

    13/156

    *Presentar a Jacques Derrida plantea una serie de contradiccio

    nes en primer

    fugar

    presentar a quien está presente constituye una

    contradicción o una redundancia, a fa vista. Por otra parte, si presentar

    es hacerles a ustedes un presente con Jacques Derrida, mientras hablo,

    lo

    estoy

    postergando y por lo tanto ya

    no

    es un presente.

    En materia de palabras resulta imposible evitar fas contradiccio

    nes: es fa doble

    rticul ción

    de

    la presencia 

    de fa que habla Derrida:

    cada palabra convoca presencia y ausencia a fa vez. Para peor,

    la

    pre

    sencia del responsable

    de

    fa

    desconstrucción

    multiplica

    las

    contradic

    ciones:

    - el filósofo de la esc ritur hace uso de

    la

    palabra. iCómo im

    pugnar as/, a viva voz, el logocen trismo?.

    - el filósofo

    de

    los márgenes se encuentra ahora en el centro, y

    no solo de Montevideo;

    -

    el

    filósofo

    de la

    distancia, de la diferencia o de

    la

    diferancia

    está

    aqu

    semejante, prójimo y próximo.

    Es dif/cil eludir tantas contradicciones: Decir es

    contr decirse

    .

    Esta afirmación

    podda

    ser una definición de

    la

    desconstrucción

    pero

    la

    de sconstrucción las resiste; podría ser una consigna, pero nada más

    lejos de

    la

    desconstrucción que la simplificación amonedada de frases

    que, cuan to más huecas, más resuenan.

    Ni definición ni consigna. Quizás lo más pertinente, al escuchar

    a Ja cques Derrida, fuera eso: tener presente que tratándose del discur-

      3

  • 8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman

    14/156

    so, del texto en general, las paradojas más frecuentadas: Yo miento

    (o digo la verdad), Nunca digo nunca (y lo estoy diciendo) o hasta

    en las expresiones más simples digo o v no sé

    si

    as

    im i

    lo o excluyo;

    di

    -

    go por v no distingo entre sustitución v multiplicación; digo contra V

    no sé

    si

    es

    adversidad o apoyo; digo

    cierto

    v tampoco

    se sabe

    si

    es

    in-

    cierto o seguro: libertad pudo nombrar nuestra

    mayor

    n

    eces

    idad v

    también una prisión.

    Con Jacques Derrida llega la desconstrucción a

    Mo

    ntevideo:

    Es otr forma

    de

    pensar. En efecto, se trata de

    deas

    foráneas :

    una alteración, una alteridad pero no solo los borgianos V borgistas

    saben

    que sólo gracias

    al

    otro

    se

    conoce lo propio.

    Es

    ot

    ra

    forma de

    pensar, ya se sabe Por

    eso

    no debe alarmarnos demasiado si nos pare-

    ce

    no

    entender su discurso

    co

    mple o, sobre todo porque es diferente;

    que no

    proc

    ura demasiada claridad porque

    el

    exceso de claridad des-

    lumbra imp ide ver (tantos años hace que el propio Edipo reivindica-

    ba la oscuridad como su luz). Explicar a Jacques Derrida seria como

    aclarar la noche. Una explicación seria como eso que queda, al final,

    del conocimiento absoluto:

    Glas

    un toque de difuntos, un sonido

    apagado,

    a penas

    a tantas

    penas

    El f ilósofo de la diseminación, de la diferancia, de la archihuella,

    de la gramatologia, del margen, del suplemento discutible, del antilo-

    gofonocentrismo, del timpano,

    del

    espaciamiento, del injerto, del far-

    makon prescrito de la escritura, de los desafueros, del subjetil, ha ocu-

    p do

    la lengua fran

    cesa

    Las palabras ya no dicen lo que decian por-

    que todo un léxico entre comillas, en i tálicos subrayado, se estratifica

    por

    la multiplicación de sentidos: una pa labra por otra. Jacques

    Derri

    -

    da es un filósofo de la alegoria y la literalidad. Un

    fi

    lósofo que res-

    ponde cuestionando, porque eso es contestar: responder e impugnar a

    la vez

    Con Jacques Derrida

    la desconstrucci

    ón se acerca a Montevideo.

    Después vendrán Haroldo de Campos, Hill is Miller, Geoffrev Hartman

    y

    Emi;

    Rodríguez Mon

    egal

    La presencia de Jacques Derri da,

    en este

    4

    momento, en parte, se la debemos a él. En este momento también

    Emi r está presente en nuestro pensamiento, como otra forma de la

    doble art iculación de la ausencia:

    Como quien toma una ciudad, como quien toma una decisión,

    Jacques Derrida toma

    la palabra.

    isa lock de eh r

    • Palabras de presentación pronun ciadas en ocasi

    ón

    de

    la pr

    imera sesión del

    Seminar io de Jacques Derrida en Mo n

    te

    video.

    25

  • 8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman

    15/156

    NACIONALIC AD

    NACIONALISMO FILOSOFICO.

    Con este tftulo, no

    es

    mi pro

    pósito

    ,

    por

    lo

    menos, no

    lo

    es

    en

    primer

    término

    o, si Uds.

    prefieren,

    en última instancia, proceder al

    análisis

    histórico,

    social, lingü stico,

    de

    lo

    que

    se llamaría

    una

    nación,

    una nacionalidad filosófica. No

    se

    excluye tal análisis en

    términos

    de

    escisión social o

    humana

    del seminario, más

    aún,

    será necesario y es

    pero

    que

    lo e

    mprendamos de

    varias maneras y, sobre todo,

    que

    inte

    rroguemos su posibilidad,

    pero

    tal

    posibilidad

    no

    es mi mayor

    preocu

    pación.

    Mi

    mayor

    preocupación, aquí,

    se dirigirá

    más bien

    hacia las

    apo-

    rías

    de la traducción

    filosófica

    de

    los idiomas filosóficos. En

    forma

    un

    poco abrupta, como ocurre siempre

    al principio,

    diría que hay

    es

    nuestra

    experiencia

    y

    hablaré de

    esta experiencia y

    de

    sus

    derechos

    dentro de un

    instante- hay

    tenemos

    esa

    experiencia de

    los idiomas

    filosóficos y

    esta

    experiencia misma

    no

    pued

    e

    no

    ser vivida

    por un

    fi

    lósofo,

    por uno qu

    e dice ser

    un

    filósofo, por alguien

    que

    se

    dice

    filó

    sofo, a la vez como

    un

    escándalo y

    como

    la suerte misma de la filoso

    fía.

    Un escándalo, es decir aquello

    que

    hace tropezar,

    que

    hace caer

    a la filosoffa, lo

    que

    la

    detiene en

    e l

    camino

    y

    quien

    dice

    ser filóso

    fo

    cons

    idera que

    la

    filosofía

    es

    esencialmente universal cosmopolita,

    qu

    e la diferencia nacional, social idiomática,

    en

    general, no

    debe

    ocu ·

    rrirle si

    no

    como un accidente provisorio, superable e inesencial. La

    filosofía

    no debe

    sufrir la diferencia del idioma,

    no debe soportarla

    ni

    tiene porqué

    sufrirla.

    To d

    a

    afirmación

    del idioma o

    de

    la irredu

    ct

    i-

      7

  • 8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman

    16/156

    bilidad

    del

    idioma sería

    entonces una

    agresión o

    una profanación con

    respecto a lo filosófico

    como

    tal.

    Un escá

    ndalo

    pero

    tembién

    una suerte

    en

    la medida

    que la

    posi

    bilidad

    misma

    para una

    -para

    la filosofía dedec irse,d e

    discutirse,de

    pasar

    , de prescindir,

    de

    ir

    de

    una a

    la

    otra-

    es pasar

    por

    los idiomas,

    de

    transportar

    e l idioma y

    transportarse, de traducirse

    a través o

    s bien

    en el

    cuerpo de

    los idiomas

    que no so

    n clausuras o más bien en

    el cuer

    po de

    l

    os

    idiomas

    que no

    son

    encierros en

    mismos sino alocuciones,

    pasajes al otro . Porque la cuestión, evidentemente, es lqué es

    un

    idioma?

    No

    quisiera

    precipitar la

    elaboración d e

    esta cuestión. Formará

    mucho tie

    mpo

    el horizonte mismo, es decir a la vez,

    si hablamos

    grie·

    go, si decimos horizonte

    en

    griego, la apertura y e l Hmite de este se

    minario.

    Diré

    solamente

    de

    la

    palabra idioma,

    que acabo

    de adela

    ntar

    muy

    rápidamente,

    qu

    e por ahora

    no

    la restrinjo a su

    circunsp

    e

    cción

    lingüística , discursiva, aunque,

    como

    Uds. saben , e l uso la repliega,

    en

    general, hacia ese límite, el

    id ioma como

    id

    ioma de

    lenguaje .

    Po

    r

    aho·

    ra, y

    teniendo la

    vis

    ta

    fija

    por

    privilegio hacia esta

    determinación de

    lenguaje

    que no

    es

    todo

    el idioma

    pero qu

    e

    no

    es una d

    eterminac

    ión

    entre otras,

    entenderé

    id

    ioma en

    un sentido mucho

    más

    indetermina

    ·

    do,

    el d e

    propiedad,

    de

    característica propia,

    d e rasgo singular, en

    principio

    inimitable

    e inex propiable.

    l

    idion es lo

    prop

    io . Y de ah í,

    si digo que

    mi más

    propia preocupación,

    la más

    propia en este

    semina ·

    rio, es la diferencia

    idiomática

    en

    filosofía

    , no es sin

    embargo, comple

    ·

    tament

    e,

    accesoriamente

    o

    por distracción qu

    e elijo

    por

    Htulo

    " na

    cionalidad y nacionalismo filosófico .

    La cu

    estión

    serfa,

    por

    lo tanto,

    si

    Uds.

    quieren

    tom ar este

    tí t

    ul o

    en serio: lqué es

    un

    idioma nacional

    en

    filosofía? lCómo

    un

    idioma

    filosófico se plantea, se reivindica, aparece, t iende a imponerse

    como

    idioma nacional? Vale

    preguntarse,

    naturalmente :

    1. lO

    ué es una na

    ción? y la pregunta, Uds. se imaginan, no es simple, tiene una historia

    muy

    dif{cil de ser limitada,

    no

    se

    confund

    e

    ni

    con

    la

    del

    pueblo,

    ni

    con

    la d e la raza, ni

    con

    la del Estado,

    bien que

    a cada paso, se

    cruce

    y

    28

    J COUES DERRIDA

    dé lugar a los equívocos más graves. Volveremos

    extensamente sobre

    es·

    te

    particular. Y vale preguntarse,

    2.

    suponer

    aun cuando

    se tenga

    un con

    ·

    cepto

    claro

    y asegurado

    por

    un

    consens?

    ( a

    cuestión del o ~ s e n ~ o

    está

    implicada en sí mi sma por la del sent1m1ento, por la conc1enc1a o la

    realidad, considerada

    como

    nacional), suponer

    aun cuando un

    consenso

    tenga lugar

    con

    respecto al

    concepto

    d e nacionalidad, vale

    form

    ular

    la

    seg

    und

    a

    pregunta: lqué pued

    e ser

    un

    idioma nacional, una nacionali

    dad filosófica? Para preguntarse lo que puede ser, no hace falta co

    menzar

    por

    reco

    noc

    er

    qu

    e

    hubo,

    al menos, pretensiones

    a

    la

    nacionali·

    dad

    filosóf ica, discursos

    que

    pretenden

    reconocer

    caracteres filosóficos

    nacionales,

    entre

    s í y

    entre

    los

    otros

    y, a veces, a fin de hacer el elogio,

    a veces para desacreditarlos. Este idioma nacional

    pued

    e ser o

    no

    ser

    vinculado,

    po

    r

    quienes

    lo hablan, a una lengua .

    Tendr

    e

    mos que

    vol·

    ver a hablar

    muchas

    veces sobre

    esto.

    Cuando digo

    que

    mi

    primera

    preocupación, al menos

    en

    este se·

    minario,

    es

    inicialmente, la del idioma o la de la

    traductibi

    lidad filo

    sófica, y en seguida después, el vínculo de este idioma a un rasgo na·

    cional,

    lqué quiere decir

    y

    por qué

    llamo a

    esto una preocupación?

    La llamo una

    preocupación -hubiera podido

    hacer

    uso de otra

    pal abra- para marcar

    que

    no se trata aquí sólo para

    m ,

    ni, supongo

    para e 1 que

    te

    nga que

    enfrentarse

    a la filosofía, de

    un objeto

    de estu ·

    dio

    en tiendan

    us t

    ed

    es

    con eso un tema o

    un problema

    que se plantea

    e l ~ n t e de uno

    y en el cual

    no estamos

    verdadera y

    gravemente

    situados, envuel to s, inclu i

    dos

    de

    antemano, en

    una

    situación,

    precisa

    mente, histórica y filosófica desde la cual ninguna perspect iva

    es po

    sible. Y

    en primer

    lugar,

    por esta razón

    obvia,

    que

    la

    pregunta

    se perfila

    en una lengua, en

    un

    id ioma

    , y

    con ciertos

    rasgos

    de

    tal idioma nacio

    nal. Creo

    que la cuest

    i

    ón de la

    nacionalidad y del nacionalismo filosó

    fico,

    que

    según diversos modos, ha

    ocupado

    siempre a todos los filóso ·

    fos, se cierne y

    nos concierne

    hoy de una manera singular . Digamos sin

    más vue ltas,

    si

    se entiende que ahí se juega el destino de

    la

    filosofía

    Q e

    tal manera

    que no

    sea permitida ninguna

    distracción

    al respecto .

    Ho

    y

    estamos

    en una fase

    que creo enteramente

    aguda y

    paradójica en

    la

    historia d e este problema . Paradójica,

    porque nunca tanto como

    hoy,

    lo llamamos

    con

    una palabra

    confusa

    y

    problemática, la

    co

    municación

    entre

    los

    territorios,

    l

    as

    instituciones, los

    grupos,

    las escu

    NAC ION

    ALIDAD •

    ••

    9

  • 8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman

    17/156

    las, los idiomas nacionales, ha sido

    aparente,

    cuantitativa,

    técnica

    y es

    tadísticamente más ma n ifiesta, más intensa o importante. La evalua

    ción estadística pasa aquí

    por

    la

    cantidad de

    coloquios traducciones

    intercambios

    de docentes

    e investigadores,

    i n s t r u m e n t o ~ de

    almacena:

    miento y archivo, etc . Ahora bien, al mismo tiempo , los efectos de

    opacidad,

    los lfmites nacionales, incluso las reivindicaciones naciona

    listas no han sido,

    me

    parece, nunca

    tan

    marcados como hoy . Esos dos

    hechos -de los que poddamos suministrar numerosas ilustraciones o

    pruebas. pero

    me

    oermitirán ustedes prescindir

    de

    ellas

    por

    el

    mom

    e

    n-

    t sólo son

    aparentemente contradictorios

    y lo

    que

    llamaba una para

    doja,

    es

    a

    la

    vez un fenómeno demasiado inteligible, digamos

    aún

    nor

    mal.

    Cuando

    lo

    que

    toma

    forma

    de intercambios,

    encuentros,

    comuni

    cación considerada filosófica,

    se

    intensifica,

    expone la

    s identidades su

    puestamente

    nacionales, a las influencias, los injertos, la s deformacio

    nes, las hibridaciones, etc.; es, en este mom ento, que

    la

    conciencia na

    cional, la búsqueda de identidad, la afirmación, incluso la reivindica

    ción nacional se manifiestan más, hasta se exas

    peran

    y se vuelven cris

    pación nacionalista. La intensificación de dichos intercambios es tam

    bién una especie de estado de guerra, guerra durante

    la

    cual,

    como

    en

    todas las guerras, vemos al enemigo por doquier, y el colaborador, el

    enemigo interno, aquel que

    en

    Francia gusta d emasiado de la filosofía

    alemana, aquel

    que

    en Estados Un id os se deja

    imp

    resionar

    por

    la filo

    sofía francesa o en Inglaterra

    por

    la filosofía

    continental,

    etc

    .

    Enton

    ces, como ocurre siempre

    en

    este caso; existen en cada

    territorio

    na

    cional, quienes quieren despertar

    la

    fibra filosófica nacional, reconsti

    tuir

    la buena

    tradición

    , reevaluar el

    corpus

    y el

    territorio

    y patrimonio

    nacional e

    xisten

    ejemplos en todas partes, acá y allá, particularmente

    en

    Fran

    cia y en los EE.UU., y

    aún

    en China y en Japón donde se mul

    tiplican los ar t ículos que

    tienden

    a demostrar que, por

    ejemplo,

    el

    postestructuralismo o lo que llamamos la desconstrucción

    se

    parece

    mucho

    a lo

    que

    e l pensamiento

    zen, en

    particular, aquel

    que

    el Maes

    tro

    Dogen, desarrollaba s

    iglo

    s atrás. En China,

    se

    d a

    un

    f

    enómeno

    aná

    logo desde hace a lgunos años, pues cierta

    apertura

    hacia Occidente

    produce a llí ex

    actamente

    los mismos efectos. No leo el chino y no sé

    lo

    que se publica allá, pero

    si

    opino

    según

    lo que

    he

    tenido

    la ocasión

    de

    leer en inglés (cosa

    muy sig

    nificativa y de la cual volveremos a ha

    blar) bajo la

    pluma de

    jóvenes filósofos

    chinos que

    han venido a estu

    diar a EE.UU., se reproduce el mismo

    fenómeno:

    insisten sobre la

    analogía d el post-estructura lismo francés,

    por

    ejemplo, y de la d es-

    30

    J CQUES

    DERRID

    nstrucción del fono logocentrismo con tal o tal tradición nacional chi

    co

    y

    las demostraciones, en

    cuyo contenido no

    entraré,

    al menos

    hoy,

    n a ~ a

    la

    vez convincentes y sin pertinencia, verosímiles Yciegas a su pro-

    so . . d

    1

    · presuposición. Lo

    que

    señalo a propos1to e post-estructura

    smo

    o

    pla á . . d

    de la

    desconstrucci

    ón

    (de l

    os cua

    les

    me

    l

    le

    gan m s s1gnos o

    1n I

    es

    por

    -

    ue esos

    textos

    me son enviados o po rque hay

    s p robab ili

    dade

    s para

    :ue los encuentre), se p roduce e v i d ~ n t e m e n t e t a m ~ i é n a nivel o a

    otro,para otras

    corrientes de pensam ento,como se

    Sena

    tnteresan

    te al menos divertido, establecer hoy un mapa, o preci samente, un cua

    d r ~

    nacional e internacional

    de

    las difere

    nte

    s situaciones

    fi

    losóficas sinf i·

    ·ar pequeñas banderas, como lo hacen a veces ciertos va-t-en guerre

    la filosofía, sino analizando los trayectos de inf luenc ia, las implan

    taciones, los rechazos de injerto, los frentes,

    con

    todos los

    f e n ó m e ~ o s

    institucionales, académicos o no, y aun, todas las apuestas pol1t1éas

    que ahí sé

    cruzan.

    La teoría y

    la

    categoría

    de

    la recepción _so n sin du

    da insuficientes para medirse con esos

    fenómenos pero

    digamos

    por

    comodidad, por el momento, que

    ta

    l

    cuadro,

    que procuraré no esbo

    zar

    por ahora

    , evidenciaría

    po

    r ejemplo, la recepción

    de

    la filosofía ana

    l ftica anglosajona en la República Federal de Alemania desde hace vein

    te años, sus premisas antiguas y recientes, sus condiciones filosóficas

    y

    extraf

    ilosóficas,

    sÜ futuro,

    su t ransformación, lo

    que

    la

    d i s t i ~ g u e

    esencial

    mente

    de

    la

    rece

    pción

    de esa misma tradición en Franc1a; o

    aun

    la

    diferencia

    entre la

    rece

    pción

    de

    la

    filosofía ,'o más bien de cier

    to discurso

    teórico

    ·francés

    de

    los

    años 60-70,

    en Inglaterra Y EE.UU.,

    es decir

    en

    un medio que es,

    por lo menos

    de l punto

    de

    vista lingül'sti

    co, si

    no

    homog

    éneo,

    al menos

    muy

    permeable.

    lPor

    qué ocurren las

    cosas de

    modo

    radicalmente

    diferente

    en EE.UU. y

    en

    Inglaterra?.

    Es-

    te hecho

    bastarí

    a

    pa

    ra disociar, en una gran medida , el

    fenómeno

    na

    cional

    en

    filosofía del

    fenómeno

    estrechamente, estrictame

    nte

    lin-

    güístico.

    Por supuesto, esta intensificación de intercambios considerados

    internacionales y esta exasperación d e iden tidades, de identificaci

    ones

    nacionales que no hago más,

    por

    e l momento, que designar en su fe

    n

    omena

    lidad más inmediata necesitan enseguida precauciones muy

    numerosas y vigilante's en

    ;

    abordaje

    correspondiente. Me conten

    taré

    co

    n situar

    tres

    o

    cuatro

    por ahora.

    N CION LID D

    Y •  

    31

  • 8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman

    18/156

    1. No

    podemos

    todavía fiarnos de lo

    que acabo de

    llamar iden

    tidad nacional . Tendre

    mos

    que

    preguntarnos -Y

    será eso

    uno

    de los

    objetos del

    seminario- no sólo qué es la esencia de una nación, si es

    que

    existe,

    y cuál es la historia del concepto o de la identidad nacional

    como tal. Por

    ahora,

    hago y reproduzco un uso dó

    xico

    corriente

    trivial pero no ins ignificante,

    de

    la palabra nacionalidad . y

    cuando di:

    go dóxico , eso no

    qu

    iere decir, sólo

    un

    u so fuera del discurso e

    st

    r ic·

    tamente filo sófico , sino

    también

    un uso, más

    frecuente, entre mucho

    s

    filósofos.

    2.

    Esa

    dete

    rminación ,

    por.hora

    más

    que

    aproximativa,

    de

    una

    situación actual, no sabría ser

    puramente externa, exte

    rior a

    lo

    fi losó

    fico como tal : sociológico, lingüístico, tecno-económico, histórico -po

    lítico,

    etc

    .

    Todos

    esos saberes, aquí imprescindibles, están sin embar

    go situados en el mismo

    campo

    y situados en comparación de lo filo

    sófico como tal,

    -cualqui

    e

    ra

    que

    sea el modo de d eterminar esa re la

    ción. La situación inter-nacional de la cual hablo, es también una si-

    tuación de lo filosófico como tal. Que la denominemos una situación

    histórica, o

    una época

    en la historia del ser, o de otro modo aún, resul

    ta que cada uno de los nombres y conceptos retenidos para definir y·

    nombrar esa situación

    corresponde

    a un ademán o filosófico o metafi

    losófico p

    ero

    no pu

    ede

    en

    todo

    caso

    pert

    enecer

    a una región del saber,

    a tal ciencia social o

    humana

    (sociología, lingüist ica, historia , politolo

    gía, tecnoeconomía, economía política) en tanto que ta l. Cualquiera

    sea,

    una

    vez más, el interés y la necesidad

    de

    tal

    trámite

    cient

    ifico

    o supuesto CO :JO tal. No Jo digo para reconstituir la problemática, tale*

    o fundamental ista que institu

    ye

    la filosofía como

    ontología

    general o

    fundamental,

    la gran lógica desde la cual

    todos

    Jo s saber

    es determina

    do

    s, todas las ciencias,

    ocuparían una po

    sición regional y

    dependiente

    .

    Desde ha< e

    mucho

    tiempo, he tratado de mostrar

    que en

    prácticas

    cient(fiéas aparentemente regionales, en

    ontologías

    consideradas reg io

    nales por la fi l

    osofía,

    podían reducir se movimientos de sconstructores

    generales,

    desmoronamientos

    o desplazamie

    ntos qu

    e desorganizan y

    cuestionan

    e l hermoso orden de dependencia entre una

    onto

    logia fun

    damental

    y onto logías· regionales. Esa -dig

    amos-

    esa retórica de la

    región, qu e fue ex plícitamente usada

    por

    Husserl y a partir de él se

    enc

    uentra además , e n relación con una manera de pensar e l

    ter

    r itorio

    como regido por una ley, s

    upeditado

    en sus circunscripcione s regiona

    les , a una autoridad jurídico-poi ítiéa central, a una capital filosófica

    • En

    fr

    . ale N. del T.)

    32

    J CQUES

    DERRID

    y desde entonces en esa retórica que es más que una retórica, ·el esque

    ma de

    la

    s relaciones

    Estado/Nación,

    no

    se encuentra

    muy lejos: se tra

    ta

    de

    la importancia de las

    metáfo

    ras

    polítiéas

    en filosoffa.

    Pues

    si

    insisto sobre este

    problema -sobre

    el

    hecho

    d e que la si

    tuación de la internaciona l filosófica

    de

    la

    que

    hablo no

    puede

    ser de

    term

    inada a

    partir

    de

    una

    ciencia social o humana- no es para recons

    tituir una alta autoridad

    critica, tale

    * u ontológica

    sobre

    las ciencias

    social

    es

    o humanas, sino

    tambié

    n para

    probl

    ematizar cierta au to r idad

    del

    mismo

    tipo que

    tal ciencia social

    podría

    reivindicar sobre el

    trata

    miento de ese problema y en relación a su competencia para discutirlo.

    3.

    Tercera preca

    ución

    preliminar . Esta situ ación

    que

    describía

    como paradójica hace un momento (intensificación, aceleración

    de

    in

    tercambios

    y de las consideradas comunicaciones

    que

    van a

    la

    par con

    una exasperación de identidades, o pretensiones d e identidad nacio

    nal), resulta muy difícil reconocer rigurosamente

    por

    su

    compás, o pe

    riodización histórica. lCuando ha

    empezado

    esto?.

    lQué

    hay de espe

    cifico en nuestro presente hoy?. ¿Qué

    dif

    erencia

    hay entre

    lo

    que

    pasa

    hoy a ese respecto y lo que

    ha

    pasado en el siglo diecisie

    te,

    antes del

    siglo diecisiete, después, en

    el

    siglo

    diec

    iocho, en

    el

    diecinueve, antes y

    después de las dos últimas gu erras mundiales, etc.?

    Son

    esas pr

    eguntas

    que sit iarán este seminario durante mucho tiempo, durante años,

    pues deseo que

    continúe

    bajo ese título durante varios años.

    Lo

    que si

    es seguro, es

    que hoy

    todos los filósofos considerados

    profe

    sional_es re

    sienten esa cuestión nacional

    como

    inseparable de la pu esta en

    JU

    ego

    filosófica misma, del

    destino,

    d.e la su

    erte

    o de la

    meta

    de

    lo

    fi losófico

    como tal en

    su

    seno o en

    su

    centro . Digo resienten , pues es a menu

    do

    una

    ;specie

    d e

    sentimiento, de

    motivación más o

    menos

    ligada a

    una elaboración discu rs

    iva

    como tal pero se

    trata de

    esas motivaciones

    que ponen en movimiento la s cosas aunque no se haga cargo de ellas

    un

    proy

    e

    cto

    filosófico,

    como

    tal , en forma filosófica .

    Consiste , entre

    otras

    cosas, en eso que, cualquiera sea

    por

    ahora

    su indeterminación y su equivocidad para nosotros, el valor de na

    ción, r.acionalidad o nacionalismo ue habrá que ana lizar

    si

    n cesar

    no puede tener d esde el punto

    de

    vista filosófico, del proyeco o la de

    cisión fi losófica, la

    af

    irmación filosófica

    en

    tanto

    que

    tal

    una

    relación

    • En

    fr

    . ale (N . del T.)

    33

    N CION LID D

    y

    • •

  • 8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman

    19/156

    extr(ns'eca, accidental o

    contingente.

    El problema nacional, no dejare

    mos de verificarlo, no

    es

    un

    problema

    filosófico entre otros, ni

    una

    dimensión filosófica

    entre

    otras.

    Antes de toda

    elaboración del

    con

    cepto de

    nación

    de

    nacionalidad-filosófica,

    de

    idioma

    como

    idioma

    filosófico nacional, sabemos al

    menos

    -es un

    predicado

    minimal pero

    indudable- que la afirmación de una nacionalidad, hasta la reivindica

    ción nacionalista no llega a la filosofía por casualidad o desde

    afuera,

    es esencialmente y de parte a parte filosófica, es un filosofema. lQué

    quiere

    decir? Quiere decir al

    menos que

    una identidad nacional nunca

    se

    presenta

    como un

    caracter

    empírico,

    natural ,

    del tipo:

    tal

    pueblo

    o

    tal raza

    tiene

    el

    pelo

    negro

    el tipo

    dolicocéfalo o bien nos recono

    cemos por la

    presencia

    en

    nosotros

    de tal

    o tal característica. La auto·

    posición,

    la

    auto-identificación nacional

    ti

    ene siempre

    la forma de

    una

    filosoffa

    que

    ,

    por

    ser mejor representada por tal o tal nación, no deja

    de ser una cierta relación a la universalidad de lo filosófico. Esa filoso

    fía, como estructura de la

    nacionalidad, no

    tiene

    necesariamente la

    forma

    o la representación

    de

    un sistema

    enunciado por

    filósofos de

    profesión en instituciones filosóficas; puede anunciarse como fil

    oso·

    f a

    ·espo

    ntánea

    , filosofra í mplícita

    pero

    siempre

    constitutiva

    de una

    relación no empírica al

    mundo

    y

    como una

    especie de discurso univer

    sal

    potencial, encarnado

    ,

    representado ,

    local izado

    por una

    nació n

    particular. Debo precisar más. Lo

    que

    digo no se limita a recordar,lo

    que

    también

    es verdad

    creo

    que lo verificaremos, el concepto y la

    palabra nación

    son

    conceptos filosóficos, con contenido filosófico,

    que no hubieran

    podido

    constituirse históricamente fuera de un

    medio

    de tipo filosófico d e

    un

    discurso sellado por cierta historia

    Cle

    lo fi·

    losófico tal : o sea como n_ecesidad de

    una

    genealogía de l con·

    cepto de nación. No, lo que digo no

    está

    limitado a recordar eso. Con

    cierne a aquella

    estructura

    de la conciencia del sentimiento y de la rei

    vindicación nacional oue hace oue una nación se

    plantee

    no sólo como

    portadora

    de una filosofía sino de

    una

    filosof(a ejemplar, es decir a la

    vez

    particular y potencialmente

    universal-y filosófica

    por

    eso mismo-.

    No sólo el nacionalismo

    no

    llega como un accidente o

    como un

    mal

    hacia

    una filosotrá

    que le sería ajena y que seda por vocación esencial

    cosmopolita universalista, sino un nacionalismo de esencia filosófi·

    ca,

    una

    filosofía,' un discurso

    estructuralmente

    filosófico. Y es univ

    er

    salista

    y

    cosmopolita . El famoso Discurso a la Nación Alemana

    de

    Fichte

    sobre el cual volveremos

    extensamente

    a

    menudo,

    saca

    toda

    su fuerza -en todo caso su carácter- del hecho de ser a la vez, de que-

    34

    J COUES

    DERRID

    rer ser a la vez nacionalista ,

    patriótico cosmopolita

    , universalista.

    Presenta como esencial la germanidad hasta hacer de ella

    una

    entidad

    portadora

    de lo universal de lo filosófico como tal. El n a c i o n a l i s ~ o

    nunca

    se

    presenta como

    un

    particularismo sino

    como

    un

    modelo

    filo·

    sófico universal,

    un te

    las filosófico, en eso es siempre

    de

    esencia filo

    sófica, hasta en sus peores

    r:nás

    siniestras manifestaciones, las ~ á s im

    perialistas y más vulgarmente violentas.

    s c u c h u s t e ~ e s

    a t1tulo

    de

    anticipación,

    pues ya

    volveremos

    atenta

    y Sist

    em á

    t i

    camente

    , este

    fragmento del sé

    pt

    imo

    Discurso

    de Fichte:

    En

    la

    nación

    (In

    der

    tion) que hasta este día, se considera como el

    pueblo por

    excelencia

    (literalmente

    que

    se llama - sich

    nennt

    das

    Volk

    schlechtweg

    oder

    Oeutsche) el

    pueblo,

    simplemente, o

    pueblo

    al

    emán, hemos distin·

    guido desde algún

    tiempo

    manifestaciones d e una fuerza original Y

    creativa (ci

    to

    la

    traducción de

    S. Jankelevi ch, en Aubier: para Urs·

    prungliches ..

    und Schopferkraft

    des Neuen);

    hoy,

    en fin, esta nación

    está en presencia

    de una

    filosofía

    de

    claridad

    que, como un

    espejo (li

    teralmente

    de .

    una

    filosofía 'llegada a ser clara en ella misma, que ha

    alcanzado en ella la cla ridad

    de un

    espejo) la refleja

    con toda

    precisión

    /en

    el

    cual

    conoce,

    en la claridad de su concepto, lo

    que

    fue hasta el

    presente sin

    tener de

    ello

    la

    co

    nciencia

    di

    stinta la imagen fiel o c lara:

    ohne

    deutliches Bewusstseyn) solo

    en

    virtud de su naturaleza Y le

    muestra

    su destino

    su destinación, su

    determinación

    según el dest ino :

    wozu sie von derselben

    bestimmt

    ist); y le

    proponen

    de conformarse a

    esa imagen: (más

    bien

    a ese

    concepto

    claro) con

    el

    fi n de realizar , con

    un arte reflejado y libre, su perfección, de hacer de manera

    que

    acabe

    por ser lo

    que tiene que

    ser (sich selbst

    zu dem

    zu

    machen,

    was sie

    seyn soll), de reanudar la alianza (den Bund

    zu

    erneuern), y de

    cer

    rar su

    propio círculo

    (ihren Kreis zu schliessen)".

    Interrumpo un

    momento mi trad

    ucci

    ón

    o mi cita para subrayar

    algunos

    puntos.

    1.

    El

    principio nac io nal alemán es un principio esen

    cialmente filosófico y es a un discurso filosófico

    como tal,

    es decir, sis

    temático

    y en tanto

    que

    pensamiento 'de lo inicial, de lo originario,

    aqu(

    lo veremos como de la vida y

    de

    la creatividad, es a tal discurso

    filosófico que corresponde llevar a la claridad

    del concepto

    lo que

    ya

    existía en tanto que filosofía inconsciente pero en tanto que filoso

    tia del pu

    eb

    lo alemán. La nacio nal idad alemana es esencialmente fi·

    losófica, es la filosofla, de esencia filosófica; y en ese sentido, su idio-

    N CION LID  Dy

    35

  • 8/18/2019 Lbb_coord_-_diseminario Deconstrucciones de Derrida, Emir Rodriguez, Haroldo Campos Miler, Geofrey Hartman

    20/156

    ma será destinado a

    la

    universal idad. 2. La relación

    entre

    el principio

    nacional (principio originario, del origen, y de la creatividad) como

    principio fi losófico inconsciente y su

    futuro

    c?nsciente la f ~ l o s o f i a

    de

    hoy

    esa relación e

    ntre la

    filosofía Inconsciente y

    la

    fdosof1a

    cons

    ciente una

    relación

    circular, por supuesto

    .

    La

    figura del

    c r c u l ~

    se

    impone pues

    se

    trata,

    por la filosofía

    temática

    ,

    de

    volver a on_ge n

    que no

    consiste

    por

    ot ra

    parte

    sino en

    un principio

    de lo origmano Y

    de

    la creatividad. La

    creatividad es circular,

    la

    creación de lo nuevo

    (Schopferkraft des Neuen)

    no

    es sino

    un

    recurso, un remedio, una

    vuelta circular a la fuente. Pero, 3. La figura de ese círculo no forma

    parte

    del

    orden

    d e

    la geometda o

    del

    movimiento abstracto, de la

    me

    cánica ese c(rcl.Jio es el

    de una

    alianza,

    de un vinculo

    (Bund)

    que hay

    que

    re,afirmar

    pues,

    la alianza con su propio origen Y su p

    ropia d e s ~ i -

    nación su propia procedencia que ordena al pueblo alemán convertir·

    se en que es o

    en

    lo

    que tiene

    que ser. De ahí el llam

    ado

    a la

    1

    bertad

    que s u p o n ~ todo compromiso, toda

    alianza,

    ya

    fuera

    con uno

    ,

    con

    su

    propio inconsciente, con su

    pasado

    originario. Hay que contratar Y re

    anudar la alianza que se anuncia pues, tanto como una promesa o una

    orden una afirmación: nacionalidad, nacionalismo,

    tan

    to

    como

    un he·

    cho . Se d ebe a qu e , como ustedes lo van a ver, no

    hay

    casi, un hecho

    alemán un

    hecho nacio nal e n ese discurso de fi losofía nacionalista. La

    esencia 'del

    alemán no

    se

    confunde

    con

    la

    factualidad

    empír

    i

    ca, con la

    pertenencia e

    mp(rica

    a la

    nación

    alemana de hecho, de la misma ma

    nera que la no-pertenenc ia empírica a dicha nación al emana no ex

    cluye

    a los no-alemanes

    su participación

    a alguna germanidad origina

    ria.

    Todo eso tiene una

    relación esencial

    con un

    rasgo del nacional i

    smo

    de

    F ichte sobre el cual volveremos extensamente

    más

    tarde, a saber

    su

    esencia alemana lingülstica, del lenguaje, su arraigamiento en una. in

    terpretación de la leng ua alemana y

    en

    ningún otro

    lu

    gar. De

    ahí

    e ~ a

    consecuencia

    paradójica,

    que podemos considerar alternando

    como

    expansión de la g e r ~ e r o s i d a d o expansionismo imperialista de

    un

    pu e

    blo

    seguro

    de

    mismo

    y

    dominador:

    cualquiera

    que

    t ome

    parte en

    esa filosoffa briginaria,

    de la originariedad, de la

    vida, de

    la

    libertad

    creat iva - es a lemán, aún si

    en

    apariencia

    pertenece

    a

    otro

    pueblo.

    Par

    ticipa de

    la esencia t e leológica

    alemana,

    mientras

    que un

    a lemán

    de h

    echo

    es ex tranj e

    ro

    si

    no

    es filósofo de esta filosofía . .Sigo

    con

    mi

    cita-traducción:

    E

    1 principio

    (Grundsatz) sobre

    el cual se

    funda

    ese

    principio de perfeccionamiento (esa vuelta circular de la cual acaba

    de hablar) es e l siguiente: todo lo (was) que

    cree

    en la

    espir

    itual idad

    36

    JACOUES

    DERRID

    en la

    libertad de esa

    espiritualidad/principio

    nacional: espiritual Y

    natura l bio l

    ógico,

    innato, et c./ y que quiere el

    progreso

    eterno (ew1ge

    Fortbildung)

    de

    esa espiritualidad por la

    libertad, dond

    eq uiera haya

    nacido y cual

    quiera

    sea

    la le

    ngua qu'e hable/ ist unsers

    Geschlecht

    / Son

    con

    nosotros,

    y para nosot r

    os

    " lde

    nuestra

    raza, famil ia, g

    enealo

    g

    ía,

    filiación, casi

    sexo ?:

    más

    tarde,

    a

    propósito

    de

    un texto de

    Heideg

    ger, será necesario

    que hab

    lemos de esa p ~ l a b r ~

    tan difícil

    de _radu c ir:

    (Geschlecht). (es

    gehort uns an und es w•rd s1ch uns zu tun). nos per-

    tenece,

    tiene

    la

    misma

    pertenencia que nosotros

    y está

    con

    nosotros,

    t iene

    que

    ver con

    nosotros, es

    algo

    que está un

    i

    do

    a

    nosotros.

    Y

    todo

    lo que cree

    (en

    cambio, al contrario) en

    la inmovilidad (el

    no progreso,

    Stillstand),

    en la

    regresión ( Rückgang).

    en el

    baile en

    circu

    lo (Cirkel

    tanz: otro c írculo, c(rcl.Jio del baile

    y

    no

    de la alianza, del Bund) o que

    pone

    la

    nat

    u ra leza

    mue

    r

    ta

    en el timón del mundo (an das

    Ruder der

    Weltregierung) ese, (e

    ste

    - dondequ iera haya nacido y cualquiera· sea

    su lengua, ist

    undeutsch und Fremd für

    uns , y es

    de

    desear .que se

    aparte

    totalmente de nosotros

    (luego

    aunque

    haya

    nacido

    a

    le mán

    Y

    hable, aparentemente, alemán: en realidad, no -

    habla

    alemán, el verda

    dero alemán).

    Ustedes ven aquí es la única cosa que

    quería

    ilustrar por ahora

    ci