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CARPEfA Fabio Buriticá Trujillo Psicólogo-Psicoanalista E-mail: [email protected] , LA VIOLENCIA DE LA PROTECCION O DEL RECORRIDO DE UN SIGNIFICANTE DEL MAL mpezaremos esbozando una articulación de las nociones de asistencia, protección e institución, enmarcándolas dentro de los registros de lo sim bólico, lo imaginario y lo real. Según el diccionario de uso del Español' , la asistencia y la protección comportan las siguientes acepciones: • Protección: 1- (Brindar, dar, ofrecer; prestar; ...) Ac- ción de proteger. 2- Cosa que protege. Proteger: (Del lato "protégere", comp. con "tégere", cubrir; v. "Techo". Los catálogos de los verbos "de- fender" y "proteger" se superponen en una gran ex- tensión, pero no totalmente, pues cada uno tiene una zona propia que no es común al otro; esta zona es para «defender» aquella en que significa «salir a la de- fensa de», o sea, lucha con palabras o actos en favor de la cosa o la persona de que se trata -abogar, sostener, estar en la brecha, romper lanzas ...; y para "proteger", aquella que implica ayuda -apadrinar, patrocinar ...- o que significa acompañar para defender sólo en caso de ser atacada la cosa que se protege-convoyar, escol- María MOLINER, Diccionario de uso del Español, Ed. Gredos, 1982. 36 No.9AÑOMM u. NACIONAL DE COLOMBIA BOGOTÁ, D.C. (04 partir de la noción de <Estilofomiliar> desde la cual Analía Kornblit aborda el estudio de las interacciones familiares, se empren- de el análisis estructural de las instituciones deprotección, las cuales, para su adecuado funcionamiento, deben emprender acciones que con- duzcan a sus usuarios a efectuar el recorrido desde una protección total hasta el alcance de lospotenciales niveles de autonomía, pasando por la negación de la protección. El operar no simbólico de las insti- tuciones deprotección, convierte al usuario de las mismas en un signi- ficante del mal; gracias a un estilo <aglutinante> que lo mantiene en una situación de dependencia; opor medio de un estilo <cismático> que lo ubica en una posición de desprotección. Dichas posiciones, res- pectivamente, dan cuenta de una patología familiar, de una patología social y -ambas- de la violencia de la protección. " tar... -De modo que los catálogos de estos dos verbos son iguales en su mayor parte, pero la parte en que difieren impide hacer de los dos uno sólo) 1-"Defen- der. Resguardar". Estar cubriendo una cosa, delante de ella o de manera tal que se evita que esa cosa sufra daño ... 2- Emplear alguien su fuerza, autoridad, influen- cia, etc, para defender o ayudar a otro. • Asistencia. 1. Acción de asistir (ir): <la asistencia es obligatoria> . • Asistir: ( Del lat. "assístere", detenerse junto a algo, derivode "sístere", del gr. "hystemi"; ...1- Acudir a cier- to sitio y estar en él. 2- Contribuir con los propios medios o esfuerzos a que alguien salga de un apuro o

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CARPEfA

Fabio Buriticá TrujilloPsicólogo-PsicoanalistaE-mail: [email protected]

,LA VIOLENCIA DE LA PROTECCION

O DEL RECORRIDO DE UN SIGNIFICANTE DEL MAL

mpezaremos esbozando una articulación de lasnociones de asistencia, protección e institución,enmarcándolas dentro de los registros de lo simbólico, lo imaginario y lo real.

Según el diccionario de uso del Español' , la asistenciay la protección comportan las siguientes acepciones:

• Protección: 1- (Brindar, dar, ofrecer; prestar; ...) Ac-ción de proteger. 2- Cosa que protege.

• Proteger: (Del lato "protégere", comp. con "tégere",cubrir; v. "Techo". Los catálogos de los verbos "de-fender" y "proteger" se superponen en una gran ex-tensión, pero no totalmente, pues cada uno tiene unazona propia que no es común al otro; esta zona espara «defender» aquella en que significa «salir a la de-fensa de», o sea, lucha con palabras o actos en favor dela cosa o la persona de que se trata -abogar, sostener,estar en la brecha, romper lanzas ...; y para "proteger",aquella que implica ayuda -apadrinar, patrocinar ...- oque significa acompañar para defender sólo en casode ser atacada la cosa que se protege-convoyar, escol-

María MOLINER, Diccionario de uso del Español, Ed. Gredos,1982.

36 No.9AÑOMMu. NACIONAL DE COLOMBIABOGOTÁ, D.C.

(04 partir de la noción de <Estilofomiliar> desde la cual AnalíaKornblit aborda el estudio de las interacciones familiares, se empren-de el análisis estructural de las instituciones deprotección, las cuales,para su adecuado funcionamiento, deben emprender acciones que con-duzcan a sus usuarios a efectuar el recorrido desde una proteccióntotal hasta el alcance de lospotenciales niveles de autonomía, pasandopor la negación de la protección. El operar no simbólico de las insti-tuciones deprotección, convierte al usuario de las mismas en un signi-ficante del mal; gracias a un estilo <aglutinante> que lo mantiene enuna situación de dependencia; opor medio de un estilo <cismático>que lo ubica en una posición de desprotección. Dichas posiciones, res-pectivamente, dan cuenta de una patología familiar, de una patologíasocialy -ambas- de la violencia de la protección. "

tar... -De modo que los catálogos de estos dos verbosson iguales en su mayor parte, pero la parte en quedifieren impide hacer de los dos uno sólo) 1-"Defen-der. Resguardar". Estar cubriendo una cosa, delantede ella o de manera tal que se evita que esa cosa sufradaño ... 2- Emplear alguien su fuerza, autoridad, influen-cia, etc, para defender o ayudar a otro.

• Asistencia. 1. Acción de asistir (ir): <la asistencia esobligatoria> .

• Asistir: ( Del lat. "assístere", detenerse junto a algo,derivode "sístere", del gr. "hystemi"; ...1- Acudir a cier-to sitio y estar en él. 2- Contribuir con los propiosmedios o esfuerzos a que alguien salga de un apuro o

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mala situación. Particularmente, cuidar a alguien en unaenfermedad, como médico, como enfermero, etc. 3-Prestar servicios en una casa como sirvienta accidentalo auxiliar. 5- Con "derecho" o palabra equivalente comosujeto significa "tener" ese derecho la persona de quese trata: <le asiste el derecho de recusar al Juez>. V,Dios nos asista"

Retendremos para la protección, la acepción de ayuda,apadrinamiento, patrocinio y acompañamiento para ladefensa de algo; y para la asistencia, la contribución conlos propios medios o esfuerzos a que alguien supere unapuro o una mala situación, como, también, el sentido decuidar o atender a alguien en una enfermedad.

A partir de la categoría de "Estilo familiar" propuestapor Kornblir', trataremos de visualizar el funcionamientode algunas instituciones encargadas de asistir y proteger.

Si bien sus planteamientos -entre los cuales se destacala categoría a que hacemos alusión- se centran en el siste-ma familiar propiamente dicho, consideramos válida latransposición de dicha categoría para el abordaje de lasinstituciones objeto de nuestro interés, por dos razonesfundamentales:

1- Por ser la familia la institución básica en la que se juegala problemática de la articulación del deseo a la Ley;problemática cuya resolución adecuada o inadecuadacompromete el funcionamiento de las demás institu-ciones derivadas de ella.

2- Porque muchas veces -explicita o implicitamente- lasinstituciones encargadas de la asistencia y la protecciónasumen, un modelo psicofamiliar, que no siempre dacuenta de la resolución de las problemáticas a su cargo.

Kornblit entiende por estilo familiar, "l...] ciertas regu-laridades observables en un sistema familiar en cuanto almodo de organización de sus respuestas frente a lo quedenominaremos <situaciones de apertura>":'; precisa, acontinuación, el contenido de los términos implicados ensu definición:

Analía, KORNBLIT. Semiótica de las relaciones familiares. Ed.Paidós, Buenos Aires, 1984.s.KORNBLIT, ob. cit. p. 55.

• "<Regularidades observables>: formas de expresióngrupal que de algún modo se repiten en diferentes si-tuaciones.<sistema familiar>: [...] el grupo familiar tenderá a re-accionar ante diferentes acontecimientos según el prin-cipio de homeostasis descrito por Jackson como<constancia mantenida por un continuo juego recíprocode fuerzas dinámicas>.<Modo de organización de las respuestas>: no es elcontenido de las respuestas lo que configura la repeti-ción, sino la forma en que el grupo reacciona, en fun-ción de los procesos que se verifican en el transcursode su interacción [...]<Situaciones de apertura>: l...] los acontecimientos(reales o imaginarios) que implican un cambio en cual-quier aspecto del nivel regular en el que se da la interac-ción en el nivel familiar [...] como algo a lo que necesa-riamente se ve expuesto el sistema, en el sentido dealgo que lo hiende y rompe su equilibrio [...] Aperturaaquí sería equivalente a ruptura [...]"4

Nuestra hipótesis es que el modo como la familia re-acciona frente a este tipo de acontecimientos configura unestilo propio que connota modalidades interactivas quetienden básicamente a la aglutinación o a la escisión. Lla-maremos a los estilos correspondientes a estas modalida-des, aglutinante y cismático. Entre estos dos polos de ex-presión con los que una familia puede reaccionar frente alo que hemos denominado situaciones de apertura, existetoda una gama posible de reaccione ss.

Nos interesa destacar que no es tanto el contenido queconlleva la respuesta, sino la forma casi constante en queesta se expresa, lo que configura el estilo. Esta diferencia-ción se apoya en la ya establecida por la lingüística entre laforma de la expresión (E) y la sustancia del contenido (C),puestas ambas en relación (R) en cualquier enunciado yreferida -en último término- a la distinción entre signifi-cante (Se) y significado (So).

Kornblit se apoya en la existencia de estructuras con-notativas paralelas a las estructuras denotativas -hecho queacompaña a toda manifestación cultural- para plantear lainteracción familiar como un sistema denotado por el es-tilo, en tanto estructura connotativa.

A. KORNBLIT, ob. cit., p. 53.A. KORNBLIT, ob. cit., p. 59.

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Según Barthes: "Los significantes del sistema connota-do asumen una forma que es la retórica. La forma de lossignificados del sistema connotado sería la ideología. Enel esquema anterior esto quedaría representado como:

Sistema denotado"

Ideología I Sistema connotado~------~------~Retórica

Se So

Al distinguir tres niveles: el de la denotación, el de laconnotación y el del metalenguaje, Barthes plantea su arti-culación a partir del siguiente modelo:

3. Metalenguaje So: configuración estructural Se: 1Iinterpretación

Se: estilo So: ideología

Se Iso.,

2. Connotación

1. Denotación(sistema real) interacción

En el cual

1. La Denotación como relación articulada entre Se (sig-nificante) y So (significado) expresa el sistema real deinteracciones -verbales o no verbales- que se dan en lainstitución familiar -u o otra cualquiera-, con el signi-ficado expreso o encubierto que conllevan.

2. La connotación está planteada como la articulaciónentre el estilo y la ideología familiar. El estilo comosignificante del significado ideología, proviene de asu-mir el sistema denotado (Se + So) como significante anivel del sistema connotativo; significante que se refie-re a la ideología como significado del significante, esti-lo.

3. El metalenguaje está constituido por la relación entrela interpretación, significante de la estructura de la ins-titución, y esta asumida como significado de la misma.De este modo, la relación entre el estilo y la ideologíainstitucional, expresa el significado o sentido de la ins-titución. Sentido al cual se puede acceder por mediode la interpretación que adquiere -a este nivel- el esta-tuto de significante.

A. KORNBLIT, ob. cit., p. 53.

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Si asumimos para fines "analíticos -de acuerdo con elanterior modelo-, que toda institución presenta la dobleestructura conformada por la denotación y la connota-ción, podemos plantear que en la mayoría de los casos losactante s institucionales sólo tienen acceso al primer niveldel sistema -el denotado como interacciones reales- esca-pándoseles por carencia de reflexión su segundo nivel, osea el estilo que connotan las interacciones y el significadoque las acompaña (la ideología). No pocas veces también,la connotación que proclaman los actante s institucionales,no corresponde al sistema realmente denotado.

Ejemplo: Institucionalmente puede existir la creenciade que se protege a una población específica, con la fina-lidad de que alcance niveles adecuados de autonomía, cuan-do el análisis de las interacciones reales -sistema denota-do- demuestra que no se la protege sino que se la recluye,asumiendo como finalidad de la reclusión, no el logro dela autonomía sino el control permanente de sus compor-tamientos y, por ende, su dependencia.

Un criterio para determinar la carencia de simboliza-ción institucional y su enquistamiento en el campo de loimaginario, es el énfasis puesto en el primer nivel (el de lasinteracciones reales) con menoscabo del segundo y ausen-cia del tercero, lo que configura procesos de control atodo nivel sobre los cuerpos y las funciones de los actantesinstitucionales. Control que, si es efectivo, desemboca enun hacer maníaco a todos los niveles.

Al tercer nivel -el de la interpretación de la configura-ción institucional- sólo podrá accederse si previamente seha identificado la articulación entre el sistema denotado yel connotado. La interpretación en este caso, es el signifi-cante que da cuenta del significado institucional, en tantosistema estructural que devela la relación entre el estilo ins-titucional y su ideología; como entre éstos y el sistemadenotado de las interacciones reales.

Este nivel metalinguístico de análisis y abordaje institu-cional, sólo es posible si la institución no se cierra sobre símisma, impidiendo todo intercambio con el exterior portemor a sentirse cuestionada; o si no ahoga en su interiorlos intentos aislados por dar cuenta de los significadosinstitucionales reprimidos; condición mínima para que otrassignificaciones accedan, merced a un reordenamiento ins-titucional.

A este tercer nivel de análisis sólo podrá llegarse cuan-do las instituciones y sus actante s depongan su trágico-cómico narcisismo; reconozcan su falla e inadecuación esen-cial y den cabida a un tercero -que gracias a un procesoanalítico consentido- haga posible la asunción institucio-

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nal de su propio sufrimiento y permita echar las basespara que la institución se intervenga a sí misma, en el sen-tido de reconocer, asumir y sujetarse a una ley simbólica.

Para Kornblit, «La dimensión semántica que está en labase de los sistemas connotativos y denotativos de la quesurge el estilo familiar, tiene que ver con las dos funcionesclave de la familia en nuestra organización social:

a) dotar al individuo en formación del apoyo y protec-ción necesaria para su desarrollo.

b) permitir la individuación, o sea la evolución del sujetocomo persona autónoma de la matriz familiar.

En este sentido, lo paradójico implícito de los vínculosfamiliares sería homologable a lo que Greimas señala res-pecto a la cultura, en cuanto que "su existencia postula unaestructura connotativa paralela, cuyas manifestaciones múl-tiples acogen al hombre, al mismo tiempo que lo encie-rran en un ambiente de realidad, reconfortante'".

No está por demás señalar el carácter parcial de la afir-mación de Greimas -recogida por Kornblit-, ya que -sia nivel general-la estructura connotativa de la cultura acogey encierra al "[ ...] hombre en un ambiente de realidad,reconfortante", para cierto tipo de población (abandona-da o marginal) una falla en el orden de la cultura transfor-ma la acogida en rechazo y el "encierro" en reclusióndesrealizante y mortificante.

Kornblit continúa con el empeño de dar cuenta de lainstitución familiar, formalizando sus planteamientos apartir de la estructura de significación de Greimas:

"Si analizamos los parámetros anteriores sobre las fun-ciones clave de la familia, en nuestra sociedad, según elmodelo de la significación propuesto por Greimas, po-dríamos articular los dos ejes semánticos:

protección-desprotección.favorecimiento de la individuación-coartación de la

Estilo aglutinante

Deixis dela salud

Deixis de laenfermedad

Protección

DesprotecciónFavorecimientode la individuación

Estilo cismático

A. KORNBLlT, ob. cit., p. 59.

Protección será aquí contradictorio con desproteccióny contrario a coartación de la individualidad. Favorecí-miento de la individuación sería contradictorio con coar-tación de la individuación y contrario a desprotección.

Protección y coartación de la individuación configuranel estilo aglutinante. Favorecimiento de la individuación ydesprotección configuran el estilo cismático.

Protección y favorecimiento de la individuación cons-tituyen lo que podríamos denominar la deixis, campo se-mántico de la salud.

Coartación de la individuación y desprotección consti-tuyen lo que podríamos llamar la deixis o campo semán-tico de la enfermedad.

Como surge del esquema, cada uno de los estilos estáarticulado entre el campo semántico de la salud y el de laenfermedad. Esto implica que la conceptualización acer-ca de los estilos familiares no coincide con el campo de lasalud o el de la enfermedad mental, sino que alude amodos de funcionamiento en lo vincular que pueden ono llegar a constituirse en patógenos, según su grado deintensidad?".

Para nuestros fines, consideramos más adecuado asu-mir el favorecimiento de la individuación como tendienteal logro de la autonomía, y su coartación como configu-ración de un estado de dependencia. Creemos convenienteestablecer la relación de contrariedad entre protección yautonomía, y la subcontrariedad entre dependencia y des-protección.

De acuerdo a los anteriores ajustes, el modelo toma lasiguiente forma:

Salud

Estiloaglutinante

Estilocismático

Autonomía

¡XlProtección

DesprotecciónDependencia

Enfermedad

De acuerdo con este modelo, el campo de la saludimplica un continuo equilibrio entre la protección y la au-tonomía; y la enfermedad un constante fluir entre la de-pendencia y la desprotección.

8 A. KOFNBLlT, ob. cit., p. 59.

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Se visualiza con claridad que ubicada la protección enuno de los polos del eje semántico de la salud, necesita ensu proceso ser negada para tener acceso a la autonomía.

Podemos establecer como adecuado un programa ins-titucional de protección, a aquel que cuente con dispositi-vos que favorezcan el acceso a la autonomía de los sujetosinicialmente protegidos, y les facilite plantearse en relaciónde contrariedad con la institución que los protege.

De no contar con este dispositivo negativizador de lainstitución y de sus funciones, el sujeto protegido es ubi-cado en la posición extrema de uno de los polos del ejesemántico de la Salud (protección sin o con un mínimode autonomía) o será lanzado -por implicación- a la po-sición de dependiente, polo extremo del campo de la en-fermedad.

En este último caso, la institución sólo habrá efectuadoel desplazamiento del sujeto de un polo a otro del reco-rrido del campo semántico de la enfermedad (de la des-protección a la dependencia).

Si a partir del modelo propuesto, asumimos que ladeixis del estilo aglutinante --compuesta por la implica-ción de los sernas protección y dependencia- caracterizael ámbito de lo familiar; y que la deixis del estilo cismático--conformada por la implicación de los sernas autonomíay no protección- configura el ámbito de lo social extra-familiar, podríamos pensar que la función primordial dela institución familiar consistiría -a partir de una protec-ción inicialmente total y luego paulatinamente negada-, eninstaurar al sujeto en el espacio del colectivo extrafamiliar,en donde interactúe en todos los niveles con los otros,desde una posición de creciente autonomía.

Si dicho paso no se opera, el sujeto queda relegado alextremo de la deixis, marcado por el serna dependencia,cercano al eje de la enfermedad, y se asume, entonces, alsujeto dependiente -producto del ejercicio extremo delestilo aglutinante- como portador de un mal, de un dis-turbio, de una enfermedad de la cual sólo él sería respon-sable. Tal situación se ilustra con la noción de "chivo ex-piatorio", o con la consideración del sujeto perturbadocomo síntoma de una disfunción familiar.

Dentro del mismo orden de ideas, cuando la institu-ción familiar -por razones varias que no entraremos areseñar- no puede asumir al menor, abandonándolo yexcluyéndolo realmente del espacio familiar; o cuando elmenor mismo es impelido (encubiertamente la mayoríade las veces y abiertamente en pocas ocasiones) a abando-narla y asumir la calle como un potencial espacio -si node vida por lo menos si de supervivencia- estamos frente

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al hecho, no sólo de una falla de la institución familiar,sino de un quebrantamiento del orden sociocultural, al nodar cuenta de las condiciones objetivas y subjetivas nece-sarias para que la institución primaria familiar cumplierasu cometido.

Es, entonces, cuando la presencia del menor en la calleimpugna -en primer lugar- al ordenamiento sociocultu-ral y sólo secundariamente a una de sus instituciones -lafamiliar-, por la ubicación del sujeto en el polo extremo-deixis del estilo cismático-, marcado por el serna no-protección, cercano al eje de la enfermedad. A este nivel,la posición del sujeto, más que de no-protección, es dedesprotección.

Si en el primer caso, en el que la institución familiar nocumple adecuadamente sus funciones de protección -ins-talando al sujeto en una posición de marcada dependen-cia-, podemos hablar de una disfunción familiar, porquesu estructura desplaza sobre el miembro dependiente elsoporte y carga de su "mal"; en el segundo caso -en elque el individuo es abortado del espacio familiar ubicán-dolo en la posición de desprotección- podremos hablarmás bien de una disfunción de la estructura social, que alno asumirse por los entes que la representan, es desplaza-da en forma absoluta a la institución familiar, la cual cargaa su vez con el "mal".

El énfasis que hacemos en la dependencia como unapatología de la estructura familiar, y en la desproteccióncomo una patología de la estructura social, no excluyerelaciones estructurales entre ambas. Tampoco las excluyela protección y la autonomía, asumidas como signos de<salud> de las estructuras familiar y social.

Parece que estructuralmente existiera un programa noexplícito de desplazamiento del «mal» y de la culpa queesta genera, desde la totalidad a la particularidad; desde losocial a lo individual. La estructura social culpa de la de-pendencia y de la desprotección a la institución familiar yésta, culpa a uno de sus componentes. Las accionesreparatorias por parte del Estado se dirigen entonces a lafamilia y ésta las desplaza sobre el miembro designadocomo portador del "mal".

En esta tarea, tanto el Estado como la familia buscan yencuentran avales para el destino final del objeto «mal» yde la culpa que acompaña su posesión o contacto. Estosavales se encarnan en las funciones de los diferentes pro-fesionales del campo de la salud y de la pedagogía, cuan-do fuera de la consideración de cualquier marco relacionalpretenden encontrar la esencia y origen del mal en el cuer-po o en el alma del menor desprotegido o dependiente.

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El intento fallido de ubicar fuera del individuo al ori-gen del "mal", expresa la ambivalencia no resuelta por lafamilia ni por los profesionales respecto del menor, delestado y de sí mismos en torno al fenómeno con el cual seconfrontan: el "mal" y los procedimientos para enfrentarlo.

Cuando el Estado constata la falla de la institución fa-miliar -expresión clara de su propia falla- a través de lapresencia de menores desprotegidos en los ámbitosextra familiares, adelanta acciones tendientes a remediarla,entre las cuales se destacan la creación y/o apoyo a institu-ciones de protección para los mismos.

En las diferentes mitologías, teologías y filosofías sepuede rastrear el esfuerzo humano para acordar el origeny la relación entre el bien y el mal, ubicando algunas vecesel comienzo y la responsabilidad del mismo en los dioseso en los hombres, en el alma o en el cuerpo, en el espírituo en la materia, y -no pocas veces- explicándolo por ladisociación o conjunción de lo sacro y de lo demoníaco.

La tendencia predominante de centrar la intervenciónen los discapacitados, en tiempos y espacios instituciona-les, no es sino el remanente de las prácticas sociales deexterminio o exclusión radical de todos aquellos que, porportar rasgos marcadamente diferenciales, eran converti-dos en significantes del "mal".

Si las instituciones de protección operaran fundamen-talmente dentro de un marco simbólico, luego de un pro-ceso de protección, ésta -paulatinamente como no pro-tección- pasaría a ser negada, para ubicar progresivamenteal menor en el campo de la autonomía. De esta manera ladesprotección, como signo de disfunción social encarna-da en el individuo, sería superada y metaforizada comono-protección, que implica autonomia.

Cuando las instituciones de protección funcionan -porrepudio o incapacidad- fuera del marco de lo simbólico-centradas fundamentalmente en acciones imaginarias yreales sobre la corporeidad de sus usuarios y asistentes-ladesprotección como signo de disfunción de lo social esnegada para ser transformada en dependencia, signo dedisfunción individual. En este sentido, son magros los lo-gros institucionales, pues se limitan a sustituir en el usuariola procedencia del mal.

Si el cuerpo del menor desprotegido en la calle, signi-ficante del "mal", apuntaba a la estructura social como sugenerador; este mismo cuerpo del menor dependiente dela institución de protección, señala como origen del mis-mo a su propiO cuerpo.

La incapacidad para un accionar simbólico en la insti-tución de protección, lleva inconscientemente al cumpli-

miento de la tarea de metaforización del «mal» colectivo,sustituyéndolo por el «mal» individual, al precio de la muer-te de su subjetividad institucional y del sacrificio de loscuerpos de los usuarios y asistentes, al ser despojados desu carácter libidinal para reducirlos al estado de usuarioscuerpos-biológicos y de asistentes cuerpos-mecánicos, en-cargados de garantizar el cumplimiento de las funcionesbiológicas de los usuarios.

Como contrapartida se genera -a nivel de la estructurasocial-, un empobrecimiento de la dimensión simbólica,porque las prácticas institucionales imaginarias y realespermean las interacciones cotidianas, que las institucionesy sus asistentes establecen -como sus representantes o co-mo simples ciudadanos- con el exterior.

De lo anterior se desprende nuestra concepción de laprotección como un conjunto de acciones y dispositivostendientes al logro de la subjetivación progresiva de losmenores usuarios, garante del acceso a la realización delpotencial de autonomía. El proceso de subjetivar es real-mente posible, si los diferentes actantes institucionales asu-men fundamentalmente las funciones asistenciales, dentrode un marco de interacción simbólica entre sí y respecto alos menores.

Dentro de esta línea, la protección la asumimos comola Protección Simbólica que comanda y articula las accio-nes y procedimientos tendientes a la satisfacción de lasnecesidades corporales, como medio para acceder pro-gresivamente a la asunción de un cuerpo deseante que hagaposible los intercambios simbólicos mediados por la Pa-labra 'I'

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