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Las Universidades Populares y los Las Universidades Populares y los Orígenes del Aprismo, 1921-1924 Orígenes del Aprismo, 1921-1924 Jeffrey L. Klaiber Jeffrey L. Klaiber

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Portada:Portada:Haya de la Torre en Cuba, 1923Haya de la Torre en Cuba, 1923

Haya de la Torre en la Casona de San Marcos, 1923 (detalle)Haya de la Torre en la Casona de San Marcos, 1923 (detalle)

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Las Universidades Populares y los Orígenes del Aprismo, 1921-1924Jeffrey L. Klaiber

Una multitud de acontecimientos y corrientes de pensamiento infl uenciaron la formación y surgimiento del Movimiento Aprista peruano: las revoluciones mexicanas y rusas, el movimiento de reforma universitario, la aparición de grupos de trabajadores organizados, el aumento del expansionismo económico extranjero, y el impacto de las ideologías del marxismo, socialismo, y nacionalismo. Sin embargo, la mayor parte de los estudios del Movimiento Aprista, han tendido a enfatizar su deuda intelectual con el movimiento de la reforma universitario, prestando poca atención al modo inmediato y próximo en que los estudiantes universitarios peruanos reaccionaron al movimiento de la reforma.

Entre el inicio del movimiento de reforma universitaria en el Perú en 1919 y la aparición del Movimiento Aprista en 1924 ocurrieron varios acontecimientos importantes que trasladaron decisivamente el movimiento de la reforma universitaria a la política e imprimieron en el movimiento peruano varias características originales que lo distinguen de otros movimientos de reforma universitarios en el resto de América Latina. El más signifi cativo de estos acontecimientos fue la fundación * El autor es candidato a Doctor en Filosofía en la Catholic University, Washington, D.C. Él vivió y trabajó varios años como misionero jesuita en el Perú.

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de las Universidades Populares González Prada para los trabajadores por Haya de la Torre y sus compañeros estudiantes en la Universidad de San Marcos en 1921. El propósito de los centros al principio fue originalmente promover los objetivos del movimiento de reforma universitaria por llevar los benefi cios de la cultura y del conocimiento a los pobres e iletrados. Cuando el presidente Augusto B. Leguia suprimió estos centros en 1924 y desterró a la mayor parte de los líderes, Haya y sus compañeros convirtieron su movimiento cultural en el Movimiento Aprista y más tarde en el Partido Aprista Peruano.1 El Movimiento Aprista no surgió, por lo tanto, directamente del movimiento de la reforma universitaria general. Al contrario, durante los tres cortos pero intensos años en los que funcionaron legal y públicamente, las Universidades Populares sirvieron como el campo de pruebas vital para la mayor parte de la ideología del Partido Aprista. Además, el experimento de la Universidad Popular proveyó a los reformadores peruanos de un recurso clave que falta en otros movimientos de reforma universitarios de la época, a saber, una experiencia intensa y relativamente larga de colaboración mutua antes de ser sometido a la represión política.2 Quizás más importante aún, la 1 Algunos trabajos más importantes en inglés sobre el Movimiento Aprista son Harry Kantor, The Ideology and Program of the Peruvian Aprista Movement (Berkeley, 1953); Fredrick B. Pike, The Modern History of Peru (Nueva York, 1967); Grant Hilliker, The Politics of Reform in Peru (Baltimore, 1971); y Peter F. Klaren, Modernization, Dislocation, and Aprismo (Austin, 1973). Aunque todos estos trabajos ofrezcan una buena cobertura general del movimiento aprista, ninguno trata con mucho detalle las Universidades Populares. Para una crítica tanto de la literatura como de los puntos de vista confl ictivos sobre el APRA, véase el artículo de Richard Lee Clinton, “APRA: An Appraisal,” Journal of Inter-American Studies and World Affairs, 12 (abril de 1970), 280-297.2 Para un punto de vista que resalte las contribuciones positivas de los estudiantes universitarios latinoamericanos al cambio social, con referencia al movimiento aprista peruano, véase a

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larga vida y el continuo apoyo de las masas del partido ante el fracaso electoral y la persecución a lo largo de los años 1930 e inicios de los años 1940 puede no haberse debido únicamente a su programa reformista, sino también a la capacidad de los líderes apristas de abordar con efi cacia con su electorado de la clase humilde, una habilidad adquirida en gran parte en la experiencia de la Universidad Popular.Desde fi nales del siglo el concepto de la Universidad Popular había estado germinando como parte del impulso general del movimiento de reforma universitaria por toda América Latina. El Congreso Estudiantil Americano de Montevideo de 1908, el primero de su clase en América Latina, había propuesto la creación de extensiones universitarias para difundir la riqueza cultural de las viejas y muy elitistas universidades a las nuevas clases obreras que surgían en muchas partes de América Latina. Vistos en su forma más simple, las extensiones universitarias no suponían nada más que el envío de algunos profesores y estudiantes para dictar conferencias de diversos temas para benefi cio de los trabajadores. Los delegados peruanos, bajo el liderazgo de Víctor Andrés Belaunde, pusieron en práctica la propuesta de Montevideo de crear el Centro Universitario en Lima en 1908 y de colaborar en la primera extensión universitaria en el Perú, creada ese mismo año.3 Sin embargo, este

Kevin Lyonette, “Student Organizations in Latin America,” International Affairs, 42:4 (octubre de 1966), 655-661. Una opinión que resta importancia al papel de los estudiantes en repercutir en el cambio nacional es expresada por Alistair Hennessy, “University Students and National Politics,” en Claudio Veliz, editor, The Politics of Conformity in Latin America (Nueva York, 1967), pp. 119-157. Una revisión de la literatura en este área se encuentra en John Petersen, “Recent Research on Latin American University Students,” Latin American Research Review, 5:1 (Primavera 1970), 37-58.3 Victor Andres Belaunde, Mi generation en la universidad (1900-1914) (Lima, 1961), pp. 123-128.

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proyecto piloto falló, como muchos otros, debido a la falta de organización.4

La necesidad de romper las barreras sociales que aislaban a la universidad de las clases bajas y convertirla en un instrumento de integración nacional eran temas constantes de congresos estudiantiles posteriores llevados a cabo en Buenos Aires en 1910 y en Lima en 1912. En 1913, fue fundada la Universidad Popular Mexicana bajo la inspiración de los líderes del Ateneo, Pedro Henríquez Ureña, Antonio Caso, Alfonso Reyes, y José Vasconcelos. Este centro de enseñanza para trabajadores en la Ciudad de México funcionó como una fi lial del Ateneo y dependió de la buena fe voluntaria de profesores y estudiantes para su existencia. Se cerró en 1922 debido a la carencia de fondos.5 Otra universidad Popular fue organizada en Córdoba un año antes del estallido del movimiento estudiantil de 1918, pero no parece haber hecho mayor impacto en los acontecimientos subsecuentes. Aunque el primer Congreso Nacional de Estudiantes argentinos proclamara que la creación de extensiones universitarias o “universidades sociales” era un objetivo esencial de su reforma, ningún centro popular notable se originó del movimiento de Córdoba en Argentina. En la creación de sus propias universidades populares, los estudiantes peruanos pusieron en práctica y promovierron de un modo mucho más concreto los objetivos sociales de sus homólogos argentinos.6 4 Luis Alberto Sánchez, La universidad no es una isla (Lima, 1963), p. 138.5 John S. Innes, “The Universidad Popular Mexicana,” The Americas, 30:1 (Julio de 1973), 110-122.6 El estudio más completo del movimiento de la reforma en América Latina es de Gabriel del Mazo, uno de los líderes principales del movimiento en Argentina: La reforma universitaria, 6 vols. (Buenos Aires, 1941). Aunque del Mazo haya sido criticado por poner demasiado énfasis en la importancia de Córdoba como el comienzo del movimiento de la reforma, ofrece una visión

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En 1917 los estudiantes peruanos crearon su propia Federación de Estudiantes peruanos (Federation de Estudiantes Peruanos, o la F.E.P.). Aunque los estudiantes peruanos fueran estimulados por la acción de los estudiantes argentinos, el ímpetu inmediato que lleva a la creación de las Universidades Populares fue la alianza formada entre los estudiantes y los trabajadores textiles de Lima durante la primera huelga exitosa por la jornada de ocho horas en 1918-1919. La huelga estalló en una fábrica textil de Lima dirigida por la William R. Grace Company en diciembre de 1918, y hacia el fi nal de diciembre todos los trabajadores de la planta textil de Lima y muchos otros trabajadores habían participado en una huelga de solidaridad por toda la ciudad. Cuando fue disuelta una reunión del Comité de los Trabajadores estableció formular las demandas de los huelguistas por las tropas del presidente José Pardo, los trabajadores apelaron a la F.E.P. por ayuda. La recién creada F.E.P. actuó rápidamente en respuesta a la petición de los trabajadores designando un comité de tres estudiantes para servir de enlace entre los trabajadores y los estudiantes. Uno de los tres designados era Haya de la Torre, quien pronto se convirtió en la fi gura dominante en sellar la alianza entre los trabajadores y los estudiantes. El 15 de enero de 1919, el presidente Pardo concedió la jornada de ocho horas a todos los trabajadores peruanos. Uno de los resultados inmediatos de la huelga, a insistencia de Haya de la Torre, fue la fundación de la general más equilibrada del propio papel de los otros movimientos de pre-Córdoba en el resto de América Latina en sus trabajos posteriores. También véase, Gabriel del Mazo, El movimiento de la reforma universitaria en América Latina (Lima, 1967). Dos estudios que enfatizan las raíces del movimiento reformista peruano en el Perú son Jesús Chavarria, “A Communication on University Reform,” Latin American Research Review, (Verano de 1968), 192-195; y Mark J. Aken, “University Reform before Cordoba,” HAHR, 51:3 (agosto de 1971), 447-462.

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Federación Textil, para incluir a los aproximadamente 1 200 trabajadores textiles de Lima.7 Cuando el presidente Pardo continuó acosando tanto a estudiantes como a trabajadores, el Comité de los Trabajadores llamó a una huelga general conjunta de trabajadores y estudiantes en mayo. Para estas fechas, sin embargo, los estudiantes habían puesto en marcha su propio movimiento de reforma universitaria. El descontento con los movimientos cautelosos de la F.E.P. llevó a la creación de un Comité de Reforma Universitaria, para forzar la acción más enérgica en favor de las demandas estudiantiles. El comité, encabezado por Jorge Guillermo Leguía, y formado por Haya de la Torre, Luis Alberto Sánchez, Jorge Basadre, Manuel Seoane, y otros prominentes líderes estudiantiles, exigió el retiro de dieciocho profesores de San Marcos, la supresión de ciertos cursos de disciplina eclesiástica, la completa renovación del gobierno universitario, la participación estudiantil en decisiones políticas, y libertad de cátedra para los profesores.8

La tensa situación en Lima se intensifi có con la visita de Alfredo Palacios, socialista argentino, quien deleitó a los estudiantes con sus informes de los avances de la reforma de los estudiantes argentinos. La huelga general, que estalló el 27 de mayo, un día después de la salida de Palacios de Lima, paralizó a la ciudad y fi nalmente llevó a la caída de Pardo, que fue prematuramente depuesto por el presidente recién elegido, Augusto B. Leguía. Leguía aprovechó la oportunidad de reforzar 7 Una crónica detallada de la huelga se encuentra en Ricardo Martínez de la Torre, Apuntes para una interpretation marxista de la historia social del Perú, I (Lima, 1947), 395-461. Otra relato de la huelga, que enfatiza el papel de Haya, se halla en Luis Alberto Sanchez, Haya de la Torre y el APRA (Santiago, 1954), pp. 49-69.8 Víctor Raúl Haya de la Torre, ¿A dónde va Indoamérica? (Santiago, 1935), p. 192.

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su posición accediendo a las demandas tanto de los estudiantes como de los trabajadores. En septiembre de 1919, expidió un decreto que llevó a cabo la primera reforma universitaria importante en el Perú desde 1855.9 En octubre, Haya fue elegido presidente de la F.E.P., y una de sus primeras acciones fue convocar a un congreso general de estudiantes universitarios peruanos para poner en práctica los objetivos de la reforma universitaria en el Perú. Leguía reforzó su imagen liberal ofreciendo subvencionar el congreso, previsto a realizarse en 1920. El año 1919 se cerró con victorias de la reforma ganadas en dos frentes distintos: la fábrica y la universidad. Pero los objetivos de ambos habían sido conseguidos mediante la colaboración mutua, un hecho que debía infl uir profundamente en la ideología elaborada trabajosamente en el congreso estudiantil de 1920, así como en toda la historia posterior del sindicalismo y política peruanos.10 El primer Congreso Nacional de Estudiantes peruanos se reunió el 11 de marzo en el Cuzco y se clausuró el 20 de marzo. El comité preparatorio y la dirección del congreso estaban en manos de Haya de la Torre como presidente de la F.E.P. Los delegados que asistieron eran de las cuatro universidades peruanas, San Marcos (Lima), San Agustin (Arequipa), La Libertad (Trujillo), y la Universidad del Cuzco. El congreso se desarrolló en dos fases, la primera de las cuales fue dominada por entusiastas que defendieron las causas del patriotismo y nacionalismo. En la segunda fase, los estudiantes 9 Julio C. Tello, Reforma universitaria (Lima, 1928), pp. 137-138.10 Para un estudio de la estrecha relación entre el APRA y el sindicato, que se remonta al período de la huelga por la jornada de las ocho horas, véase a James L. Payne, Labor and Politics in Peru (New Haven, 1965), pp. 116-125. véase también, Robert J. Alexander, Organized Labor in Latin America (Nueva York, 1965), pp. 112-122.

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más serios y organizados bajo el liderazgo de Haya de la Torre tomaron el control del congreso. Ellos lucharon para canalizar el idealismo general de los estudiantes en un proyecto concreto, la creación de las Universidades Populares.11 Haya había propuesto la creación de la Universidad Popular a la F.E.P. en dos ocasiones anteriores, pero la idea fue rechazada ambas veces.12 Ahora, sin embargo, con el prestigio del cargo de la presidencia de la F.E.P. detrás de él, y alentado por el éxito de la alianza entre los estudiantes y los trabajadores unos meses antes, Haya apremió otra vez para avtuar en la creación de la Universidad Popular.La propuesta real de la creación de la Universidad Popular fue hecha en la mitad del congreso. Bajo la dirección de Haya de la Torre, los estudiantes prepararon una resolución de catorce puntos, defi niendo la naturaleza de la Universidad Popular. El primer punto del proyecto de resolución declaraba que la Universidad Popular debía estar bajo la supervisión de la Federación Estudiantil, y no ligada directamente a San Marcos como en el caso del viejo concepto de extensión universitaria. Otros puntos contemplaban un doble ciclo de cursos para ser ofrecidos a los trabajadores: en el primer ciclo se haría hincapié en inculcar una mayor apreciación de la cultura nacional, y en el segundo el énfasis estaría en la instrucción especializada y técnica. La metodología a ser empleada requería un máximo de participación estudiantil y el uso de una pedagogía adaptada al nivel popular. El décimo punto pedía que las Universidades Populares generaran otros proyectos, como cooperativas de la 11 Del Mazo, La reforma universitaria, II, 36; el tomo II también contiene una crónica del congreso estudiantil y de la Universidad Popular, escrita por Enrique Köster, pp. 15-60.12 Boletín de las Universidades Populares González Prada (abril de 1946), 15.

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comunidad, bibliotecas, instalaciones de esparcimiento, y Centros Médicos para los trabajadores.Aunque las resoluciones declararan que el objetivo de la Universidad Popular era cultural, también insistía que la Universidad Popular tomara parte en los de “todos los confl ictos de los trabajadores.”13 Esta postura algo ambigua entre una orientación puramente cultural y otra más política creó una tensión que caracterizaría la vida corta de la Universidad Popular. Por último, la orientación política tendría éxito, causando así la caída de la Universidad Popular.El objetivo de la Universidad Popular era llevar la cultura y conocimiento de las universidades nacionales tradicionales y en su mayor parte de las clases medias y alta a las clases bajas. Con motivo del XXV aniversario de la fundación de la Universidad Popular, Haya de la Torre resumió los objetivos de los estudiantes al crearla: para educar a la gente, redimir al Perú de la injusticia social, y erigir un monumento a la memoria de González Prada.14 Esta comparación de la educación con la justicia social fue inspirada en gran parte por el viejo populismo liberal, que consideraba la educación como esencial para cualquier transformación revolucionaria del Perú. Ya en 1858 Francisco de Paula González Vigil había pedido la creación de escuelas nocturnas para adultos, para enseñarles a leer y escribir y para inculcar en ellos un sentido de orgullo nacional.15 Pero el hombre más 13 Del Mazo, La reforma universitaria, II, 45-46.14 Boletín de las Universidades Populares González Prada, (abril de 1946), 12-13. Las refl exiones de Haya de la Torre sobre el movimiento de la reforma universitaria aparecen en muchos de sus diferentes obras: Construyendo el Aprismo (Buenos Aires, 1933), pp. 155-166; Ideologia Aprista (Lima, 1961), pp. 72-108; y su artículo, “Latin Americas Student Revolution” Living Age, 331: 4291 (15 de octubre de 1926), 103-106.15 Francisco de Paula González Vigil, Importancia de la Educación Popular (Lima, 1948), pp. 113-116.

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cercano a los estudiantes en tiempo y espíritu era, por supuesto, Manuel González Prada. Más que nadie más, González Prada había vislumbrado el movimiento de la universidad popular al convocar a una alianza entre trabajadores y estudiantes, a fi n de demoler la opresiva estructura de clase existente en el momento en el Perú.Muchas de las ideas populistas anticonformistas de González Prada fueron registradas en su discurso entregado a la Unión de los Panaderos de Lima en 1905. Él veía con desprecio la noción tradicional de la superioridad del intelectual sobre el trabajador manual. Comparaba la interdependencia del cerebro y de los músculos del cuerpo humano con el trabajo del intelectual y del trabajador manual en la sociedad. Ambos funcionaban juntos, pero de modos diferentes. Nadie podía decir que el trabajo de uno era más valioso que el otro. Advirtió al intelectual que no supusiera que solo él conocía el camino hacia la justicia en la sociedad. Al contrario, el intelectual debe hacerse un revolucionario que tanto estimula las masas a la acción como sigue a las masas cuando éstass actúan. Además, las clases obreras, una vez despertadas de su sueño por los intelectuales revolucionarios, tenderán naturalmente a luchar por lo que les conviene en la sociedad. Para aquellas almas tímidas que no se acobardaran ante lo veían como el aumento notable de bárbaros, González Prada proclamó el credo del populista: “¡No somos la inundación de la barbarie, sino el diluvio de la Justicia!”16

16 Manuel González Prada, Horas de lucha (Lima, 1964), pp. 47-55. Para un estudio total del pensamiento de González Prada e infl uencia, véase a Eugenio Chang Rodríguez, La literatura política, de González Prada, Mariátegui y Haya de la Torre (México, 1957).

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Como muchos liberales del siglo diecinueve, González Prada creía en la bondad básica del hombre común y en la propensión natural del hombre a elegir lo que es mejor para él, cuando se le da la oportunidad. Al mismo tiempo, sin embargo, nunca defi nió la naturaleza exacta de la era de justicia venidera, tampoco estableció un programa claro de cómo debía conseguirse esta justicia universal. Él murió en 1918 sin ver fructifi car sus ideas en ninguna gran escala o movimiento organizado, aunque hubiera infl uido enormemente en los diferentes grupos de trabajadores y estudiantes. Haya mismo cayó la infl uencia de este populismo radical en las conversaciones frecuentes con Gonzalez Prada poco antes de la muerte de éste. Sin embargo, la Universidad Popular no fue bautizada con el nombre de Gonzalez Prada hasta 1922 a fi n de que el nuevo proyecto no provocase la oposición de muchos críticos conservadores de Prada antes de que hubiera comenzado.17 El congreso estudiantil designó Haya como responsable de preparar el terreno para establecer la Universidad Popular. La primera Universidad Popular fue ofi cialmente inaugurada en Lima el 21 de enero de 1921, en el Palacio de la Exposición, que era entonces el centro de la F.E.P., y que fue en los años 1950 convertido en un museo de arte. Cuatro diarios de Lima llevaron publicaron relatos periodísticos completos de la inauguración, y, en el senado, se aprobó un voto de aplauso para el nuevo proyecto cultural.18 Un segundo centro de la Universidad Popular fue creado en la pequeña ciudad textil de Vitarte en las afueras de Lima. Estas “universidades” 17 Felipe Cossío del Pomar, El indoamericano (Lima, 1946), p. 55.18 El Comercio, 24 de enero de 1921, p. 1; La Prensa, 24 de enero, p. 4. Véase también, Mundial, 28 de enero de 1921, p. 20.

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no eran, por supuesto, instituciones acreditadas de educación superior en el sentido habitual de la palabra. Mejor dicho, eran centros de mejora cultural para los trabajadores iletrados de la clase baja y de sus familias. No ofrecían ningún grado, ni requerían matrícula alguna y, para funcionar, dependían por completo de la buena voluntad de sus profesores y estudiantes. Los diferentes centros de la Universidad Popular funcionaban de noche y estaban abiertos para todos los trabajadores, muchos de los cuales eran mujeres. Económicamente, la Universidad Popular recibía una suma simbólica de 50 soles por mes de la F.E.P.Los profesores en la Universidad Popular eran casi todos los estudiantes o profesores de la Universidad de San Marcos de Lima reclutados por Haya de la Torre, que había sido elegido al primer rector. Muchos de estos primeros profesores, que dieron su tiempo voluntaria y gratuitamente a la Universidad Popular, representaron algunas luminarias principales de la generación estudiantil del Perú posterior a la primera guerra mundial. Raul Porras Barrenechea, que más tarde alcanzaría fama como historiador, conducía cursos de literatura americana, y Jorge Basadre enseñaba historia peruana en la Universidad Popular. Oscar Herrera, estudiante de ciencia en San Marcos y unas décadas más tarde rector de la Universidad Federico Villareal en Lima, dio clases en geografía y astronomía. Entre los otros los profesores estaban Luis Heysen, el futuro líder aprista; Eudocio Ravines, una vez comunista y más tarde director de La Prensa; y en 1923, José Carlos Mariátegui. Unos años más tarde, algunos profesores —como Nicolás Terreros, Jacobo Hurwitz, Luis

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Bustamante, y otros—se converrtirían en fundadores del Partido Comunista en el Perú, mientras Mariátegui formaría su propio partido socialista.19 Luciano Castillo, que también dio clases en la Universidad Popular, más tarde formó un Partido Socialista distinto.El organizador principal detrás de la Universidad Popular, sin embargo, era Haya de la Torre, que además de desempeñarse como rector también enseñaba geografía e historia social. Él nombraba a los profesores, organizaba la mayor parte de las actividades culturales y sociales, y con sus capacidades oratorias, atría las más grandes muchedumbres. Los redactores de El Obrero Textil, órgano principal del trabajador textil peruano y un partidario leal de la Universidad Popular, incluso creyó necesario refutar en un editorial la afi rmación hecha por uno de sus lectores que sin Haya de la Torre no existiría ninguna Universidad Popular.20 Los estudiantes de la Universidad Popular eran principalmente trabajadores o peones del campo de las haciendas costeras. A veces no menos de mil trabajadores se reunían en los pasillos del Palacio de la Exposición para escuchar a los conferenciantes más populares, como Haya de la Torre o Mariátegui. En Vitarte, donde la Universidad Popular se convirtió en el principal atractivo y diversión de la ciudad, entre 70 y 400 hombres, mujeres, y niños se apiñaban en el cine local donde se realizaban las clases dos veces a la semana.21 En Lima la gran mayoría de los estudiantes eran mestizos de habla hispana. En 19 Sánchez, Haya de la Torre, pp. 80-81.20 El Obrero Textil, marzo de 1923, p. 2.21 Josefi na Yarleque de Marquina, El maestro o democracia en miniatura (Lima, 1963), p. 39. La autora, maestra y testigo ocular de la Universidad Popular de Vitarte, habla del impacto de la Universidad Popular en la ciudad. También, entrevista personal con la Sra. Yarleque de Marquina, Vitarte, 27 de julio de 1967.

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Vitarte, a unas 10 millas tierra adentro, la mayor parte de los estudiantes eran mestizos que pertenecían al sindicato textil local, pero muchos trabajadores quechua hablantes de las haciendas vecinas también ciajaban a caballo para asistir a las conferencias. Como muchas ciudades costeras, Vitarte era un foco de transición de la cultura rural más india a la cultura de la ciudad más mestiza. En las excursiones públicas de la Universidad Popular de Vitarte, por ejemplo, los hombres llevaban la vestimenta corriente del trabajador, pero la mayoría de las mujeres todavía llevaban el tradicional traje indígena típico de las serranías.22 En general, sin embargo, como la mayor parte de las Universidades Populares funcionaban en pueblos y ciudades costeños, la mayoría de los estudiantes tendían a ser trabajadores aculturados de habla hispana, por lo general asociados con el nuevo y creciente movimiento obrero.Muchos de los trabajadores-estudiantes habían sido participantes o líderes en la huelga por la jornada de las ocho horas. Entre ellos estaba Arturo Sabroso, un joven anarquista y coeditor de El Obrero Textil. Unos años más tarde Sabroso sería fundador y primer presidente de la poderosa Confederación de Trabajadores del Perú, y estrecho aliado de Haya de la Torre en política. Para Sabroso y muchos otros trabajadores, la Universidad Popular fue el medio para su conversión del pequeño anarquismo al sindicato organizado y la política nacional.23 Además, su entusiasmo por el perfeccionamiento personal cultural en la Universidad 22 Ibíd. Fotografías de los estudiantes en estas reuniones festivas se encuentran en las pp. 52, 91. Para contrastar el nivel de occidentalización, véanse las fotografías de los estudiantes de Lima, Mundial, 28 de enero de 1921, p. 20.23 Entrevista personal con Arturo Sabroso, Lima, 8 de agosto de 1967. Para una visión hostil de la participación pro-aprista de Sabroso, véase a Martínez de la Torre, Apuntes, II, 237-274.

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Popular era una expresión natural y continuación de su nuevo despertar político. La Universidad Popular sirvió así para reunir en un contexto institucionalizado, que exigía contacto cara a cara regular y el cambio de ideas, entre los activistas estudiantiles y trabajadores que colaboraron en la huelga de 1918-1919.Aunque los profesores-estudiantes intentaban exponer a sus estudiantes toda la gama de temas y cursos enseñados en la universidad regular, en la práctica tendieron a enfatizar los temas o ideas más nuevos y más atractivos. En sus conferencias sobre geografía, Haya intentó sintetizar sus lecturas de Hegel, Marx, y Spencer, para demostrar el impacto de la tierra en el hombre y la formación de la cultura humana. Humberto del Águila, un estudiante de derecho de San Marcos y co-fundador de La Razón con Mariátegui, dio un curso sobre la historia de la civilización incaica y también expuso los últimos avances en la teoría de la evolución a su auditorio.24 24 Aunque se enseñaran temas académicos, como historia, geografía, y ciencia, se ponía más énfasis en temas prácticos que benefi ciaran directamente las vidas de los trabajadores: higiene personal, primeros auxilios para la casa y la fábrica, y lo que es más importante, a leer y escribir, porque la gran mayoría de los estudiantes era analfabeta. También se tenía cuidado en incluir en el programa la apreciación artística, y de vez en cuando la Universidad Popular ofrecía cursos de música, pintura, de confección cerámica y de tejido, siendo estas últimas dos artes antiguas entre los incas.25

Los profesores-estudiantes también ofrecían conferencias 24 Haya de la Torre, resúmenes fotostáticos inéditos de las conferencias dadas en la Universidad Popular, 1921-1923. En la colección privada de Haya de la Torre, Vitarte.25 Ibíd.

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que destacaban los valores de estudiar la cultura e historia incas para fomentar el culto del indigenismo. Ellos alentaban a sus estudiantes a cultivar un interés en las artes y costumbres indias y a aprender el quechua. De acuerdo con este objetivo, la Universidad Popular realizaba reuniones sociales de noche (veladas) de vez en cuando; en éstas artistas nativos ejecutaban bailes tradicionales de las serranías y tocaban la quena, la fl auta india típica. Estas reuniones por lo general terminaban con un discurso de uno de los profesores sobre la necesidad de “reivindicar” los derechos de los indios largo tiempo oprimidos en el Perú.26 Al mismo tiempo, cada Universidad Popular tenía una sección de los “Asuntos Indígenas,” para enseñar castellano a los estudiantes indios y para atender sus necesidades particulares.27 En general, sin embargo, habían pocos indios, y las conferencias sobre el indigenismo fueron hechas principalmente para despertar un nuevo orgullo del pasado de Perú y crear un sentido de solidaridad entre los trabajadores con los indios.Desde comienzo los reformadores estudiantiles en el Cuzco habían resuelto vencer las grandes barreras sociales y psicológicas que los dividían de los trabajadores de clase baja a los que tenían intención de enseñar. Ellos emplearon un estilo didáctico calculado para captar la atención de sus estudiantes, cuya mayor parte sufría un complejo de inferioridad social en la presencia de miembros de una clase social más alta. Además, la 26 La Prensa, 8 de marzo de 1921, p. 6.27 Claridad, julio de 1923, p. 9. El mismo artículo también se refi ere al “gran número” de indios que habían comenzado a venir a la Universidad Popular a consecuencia de su programa de alfabetismo. Sin embargo, había otras indicaciones de que pocos indios, de hecho, asistieron a la Universidad Popular. En una conferencia a los trabajadores en Vitarte, Haya de la Torre los los urgió a hacer todo lo que pudieran para atraer a los indios a la Universidad Popular. Yarleque de Marquina, El maestro, pp. 59-60.

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mayor parte de los trabajadores estaba agotada después del trabajo de toda una jornada de trabajo. Haya y sus estudiantes compañeros descubrieron que tenían que ser “parte profesor y parte maestro de espectáculos” para mantener la atención del trabajador. Una de las técnicas importantes que Haya y los demás desarrollaron fue un diálogo de preguntas y respuestas con los estudiantes. Otras técnicas didácticas incluyeron el uso de carteles de lemas vistosos que condenaban el alcoholismo o la masticación de coca.28 Se realizaban recitales estudiantiles públicos para inculcar en los estudiantes un sentido de seguridad en sí mismos. Obras teatrales morales se ofrecían en el escenario del cine de Vitarte. Una vez al mes un domingo por la tarde los trabajadores ponían en escena una corta obra teatral moral para demostrar los males del alcoholismo, o alabar las virtudes del trabajo fuerte.29

Desde el mismo comienzo la Universidad Popular emprendió una guerra contra el alcoholismo entre los trabajadores. Los profesores-estudiantes daban conferencias y advertencias a los trabajadores sobre los malos efectos de la bebida, y difundían literatura contra ella en toda oportunidad. Organizaban picnics durante los fi nes de semana entre los trabajadores, que en parte tenían por objeto convencer a los trabajadores de que era posible la recreación sana sin recurrir al alcohol. En otras ocasiones estas excusiones se organizaban para fomentar una mayor apreciación de la naturaleza, en particular de la belleza natural del campo del Perú. También estaba implícito, en el objetivo de estos paseos 28 Entrevistas personales con Haya de la Torre, Lima, 8 de agosto, 9, 11, y 12, 1967. Haya cree que mucha de su habilidad en tratar con grandes muchedumbres, trabajadores sobre todo semialfabetizados, fue adquirida durante su experiencia docente en la Universidad Popular.29 Yarleque de Marquina, El maestro, pp. 47; 80-83.

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el deseo de aumentar el sentido de unidad entre los trabajadores y sus profesores. Este esfuerzo de inspirar que los trabajadores apreciasen los valores de los recursos de su propio país condujo a la institucionalización de uno de estos paseos, que llegó a ser conocida como el “Fiesta de la Planta”. Cada año este día festivo se celebraba en Vitarte, con una mezcla de solemnidad y festividad, por miles de trabajadores de Lima y los pueblos circundantes.30

Junto con las campañas de moderación, la Universidad Popular también realizó acciones de saneamiento. En enero de 1922, la Universidad Popular inició una campaña para prevenir la propagación de fi ebre tifoidea pidiendo con insistencia a todos los restaurantes mantener sus instalaciones limpias.31 Además, los estudiantes de medicina que enseñaban en la Universidad Popular daban instrucciones especiales a los trabajadores sobre los peligros de las enfermedades venéreas. Estos esfuerzos de mejorar la parte cultural y física de los trabajadores ganaron aprobación general al principio. La mayor parte de los principales diarios de Lima, El Comercio, El Tiempo, La Crónica y La Prensa realizaron artículos especiales sobre las actividades de la Universidad Popular durante los dos primeros años de su existencia. La Prensa hasta publicaba resúmenes bisemanales de las conferencias dadas en la Universidad Popular a lo largo de la mayor parte de 1921, hasta que el presidente Leguia la cerrara para su postura antigubernamental. El Tiempo informó con beneplácito en un artículo que los trabajadores de 30 Del Mazo, La reforma, II, 23. Durante el período de persecución en los años 1930, los apristas continuaron celebrando la “Fiesta de la Planta” en Vitarte como símbolo de resistencia. APRA, Lima, 1º de febrero de 1934, p. 3.31 La Prensa, 18 de marzo de 1922, p. 2.

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Lima habían dejado de acudir en masa al bar del barrio en el día de pago como consecuencia de los esfuerzos de la Universidad Popular.32 La Prensa aplaudió a la Universidad Popular por su éxito educativo entre los trabajadores.33

El primer aniversario de la Universidad Popular fue marcado por el anuncio de la decisión de establecer nuevos centros de Universidades Populares en otras partes de Perú. En un corto período de tiempo seis nuevos centros se establecieron solo en Lima. El primer centro de Universidad Popular en establecerse fuera del área de Lima fue el de Arequipa en enero de 1922, bajo la dirección de los estudiantes de San Agustin.34 En los siguientes meses se establecieron anexos de la Universidad Populares en Huaraz, Puno, Ica, y hasta en el alejado departamento selvático de Madre de Dios.35

Después del primer año de la Universidad Popular, Haya aceptó una invitación de la Y.M.C.A., de la que era miembro activo, para asistir a un congreso juvenil en Uruguay. Él utilizó la oportunidad para recorrer muchas ciudades en la parte sur de América Latina, incluso Buenos Aires, donde el presidente Hipolito Yrigoyen alabó al joven líder estudiantil por el trabajo de la Universidad Popular,36 En efecto, la fama de la Universidad Popular en el Perú había recorrido cielo y tierra. Cuando Haya visitó La Habana después de su exilio del Perú, encontró a los estudiantes universitarios cubanos impacientes por establecer su propia Universidad Popular a imitación de la del Perú. A instancias de Haya 32 El Tiempo, 25 de enero de 1922, p. 7.33 La Prensa, 5 de marzo de 1921, p. 1.34 El Tiempo, 29 de enero de 1922, p. 9.35 El Obrero Textil, mayo de 1924, p. 3.36 Cossío del Pomar, El indoamericano, pp. 82-83.

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fundaron la Universidad Popular Jose Martí el 9 de noviembre de 1923. En Chile se fundó la Jose Lastarria, la Justo Arosemena en Panamá, la Emiliano Zapata en México, que duró hasta 1937, y varias otras en todas partes de América Latina.37 El éxito de la Universidad Popular en el Perú comenzó a eclipsar cada vez más otros aspectos del movimiento de reforma universitaria. Llevar la cultura directamente al pueblo había asumido ahora una importancia que superaba la exigencia de remodelar las estructuras tradicionales dentro de las viejas universidades. La revitalización de la nación a través del establecimiento de centros voluntarios de educación popular y de cultura parecía ahora un plan mucho más efi ciente de la acción que esperar que las viejas universidades capacitaran el número necesario de letrados y técnicos para elevar el nivel educativo de la gente. Tomaría generaciones hacer lo que la Universidad Popular podría llevar a cabo posiblemente en una década. Poco después de su exilio, Haya escribió con entusiasmo a los estudiantes argentinos que la Universidad Popular González Prada un día se convertiría en la “gran universidad social del Perú,” que “cantaría el reponso de la otra” (San Marcos).38

Considerando la orientación social abiertamente proclamada de la Universidad Popular, fue inevitable que se viera involucrada en política tarde o temprano. Durante los dos primeros años de su existencia, la Universidad Popular funcionó principalmente como centro cultural y se abstuvo de tomar parte en la 37 Luis Alberto Sánchez, La universidad latinoamericana (Guatemala, 1949), pp. 205-206.38 Cossío del Pomar, El indoamericano, p. 71.

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actividades políticas explícitas. Sin embargo, entre los estudiantes-profesores de San Marcos se encontraban muchos jóvenes activistas con fuertes inclinaciones marxistas y anarquistas que usaron la Universidad Popular como plataforma para sus ideas. La Universidad Popular toleraba esta libre expresión del pensamiento, ya que se adecuaba bien con la proclamada libertad de palabra del movimiento de reforma estudiantil en general. Los objetivos sociales de la Universidad Popular habían sido proclamados en voz alta, pero nunca claramente defi nidos. El lema de la Universidad Popular sucintamente resumía esta postura ambigua: “La Universidad Popular no tiene ningún dogma, excepto el de la Justicia social.”39 Todas las facciones fueron invitadas a entrar en las aulas de la Universidad Popular, aunque, por supuesto, esta liberalidad sólo se extendiera a aquellos que mostraban interés en mejorar la suerte de los indios y de la clase obrera. En las mentes de algunos jóvenes reformadores esto signifi caba libertad de enseñar a los trabajadores las ventajas del nuevo sistema social de la Unión Soviética.40 En algunas ocasiones, la Universidad Popular patrocinó proyectos que sirvieron para canalizar los impulsos sociales de los trabajadores en acción concreta. Cuando los 5 000 trabajadores de la American Copper Company de La Oroya se declararon en huelga en mayo de 1921, los estudiantes y los profesores de la Universidad Popular realizaron una colecta para enviar comida y provisiones a los huelguistas y sus familias.41 Tales movimientos de protesta, sin embargo, eran esporádicos y espontáneos. 39 Del Mazo, La reforma, II, 110.40 La Prensa, 5 de marzo de 1921, p. 4. 41 La Prensa, 14 de junio de 1921, p. 2.

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Ellos representaban la tensión anárquica persistente restante de las huelgas de 1918-1919 antes de que el movimiento obrero se hubiera puesto en marcha. Tal anarquismo también llevaba con ello, de un modo modifi cado, connotaciones del anticlericalismo de González Prada, cuyas palabras fueron enmarcadas en las paredes de la Universidad Popular: “En Perú hay cuatro millones de analfabetos, gracias al clero y los políticos”.42

La politización plena de la Universidad Popular ocurrió como punto culminante de la serie de prolongados enfrentamientos entre Leguia y sus críticos después de que tomara el poder en 1919. Entre los críticos más tempranos de Leguia estaban tres periodistas de El Tiempo, Cesar Falcón, Humberto del Águila y José Carlos Mariátegui, que fundaron una revista anti-Leguía, La Razón, en 1919. Un poco después, Leguía presionó al más brillante de los tres, Mariátegui, a marcharse a Europa con una beca periodística de cuatro años. Los otros dos se alinearon con la Universidad Popular, como hiciera Mariátegui a su retorno de Europa en 1923. En la escena universitaria, Haya de la Torre encabezó la lista de 32 estudiantes que condenaban a la Federación de Estudiantes por otorgar a Leguia el título, “Maestro de la Juventud.”43 En reacción a un discurso por Victor Andres Belaunde que protestaba por sus políticas antiuniversitarias, Leguía cerró San Marcos en mayo de 1921.44

42 Claridad, julio de 1923, p. 20.43 Sánchez, Haya de la Torre, p. 57. Véase también, el editorial de Haya de la Torre protestando por la substitución de la F.E.P. por parte de Leguía por un centro universitario controlado por el gobierno. La Prensa, 3 de marzo de 1921, p. 1.44 Carlos Enrique Paz Soldán, De la revolución un la anarquía universitaria (Lima, 1922), pp. 35-36.

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La Universidad Popular, también, había caído aceleradamente en el disgusto gubernamental. Cada vez más fue vista como un semillero de radicalismo por los elementos conservadores. El Comercio, desde hacía mucho tiempo, había descartado a la Universidad Popular de sus columnas, y La Prensa, que Leguía había cerrado y convertido en un periódico del gobierno en 1921, tomó una postura más crítica hacia las actividades de la Universidad Popular. En mayo de 1923, Mariátegui volvió de Europa, y Haya le invitó a dar una conferencia en la Universidad Popular y colaborar en la dirección del nuevo órgano de la Federación de Trabajadores y de la Universidad Popular, Claridad, que Haya había fundado en marzo de aquel año. Por coincidencia, el anuncio de la primera conferencia de Mariátegui, sobre el impacto de la Rusia revolucionaria en el mundo moderno, apareció el 23 de mayo, fecha en la cual la Universidad Popular puso en marcha su empresa más seria en política: el movimiento de protesta contra la consagración del Perú al Sagrado Corazón.45 La Universidad Popular encabezó la protesta contra la ceremonia planeada por el arzobispo Emilio Lisson. Semanas antes de la fecha anunciada para la ceremonia, Haya de la Torre organizó varios grupos disidentes, protestantes, católicos, anarquistas, estudiantes y trabajadores de la Universidad Popular en un único bloque de protesta, “El Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales.”46 En el día de la consagración, Haya y varios miles de trabajadores y estudiantes, la mayor parte de ellos afi liados a la Universidad Popular, 45 La Cronica, 23 de mayo de 1923, p. 10.46 Algunos ejemplos de muchas propagandas publicadas por la Universidad Popular contra la consagración pueden encontrarse en El Tiempo, 21 de mayo de 1923, p. 2; El Comercio, 22 de mayo de 1923, p. 4.

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marcharon por las calles de Lima denunciando los proyectos del arzobispo y del presidente. Ante tal oposición, el arzobispo Lisson fue obligado a suspender la ceremonia.47 Después de que dos trabajadores fueron muertos por tropas del gobierno durante la marcha, la Universidad Popular publicó un manifi esto convocando a todos los trabajadores y estudiantes de Perú a participar en una huelga a escala nacional.48 Varios sindicatos de trabajadores y grupos de Lima inmediatamente cooperaron. A partir de ese momento en adelante Leguia buscó la oportunidad de destruir la Universidad Popular, que se había convertido abiertamente en un centro de desacuerdo político contra su régimen.Después del 23 de mayo, el gobierno lanzó una campaña que se intensifi ca sin parar contra la Universidad Popular. La Prensa expresaba los sentimientos del dictador denunciando con frecuencia a la Universidad Popular como un centro de bolchevismo porque fomentaba una peligrosa fraternización entre trabajadores y estudiantes.49 El 16 de julio la policía interrumpía a balazos las ceremonias inaugurales del nuevo centro de la Universidad Popular del Callao en el Palacio de la Exposición. En octubre, en medio de las elecciones estudiantiles para la presidencia de la F.E.P., en que Haya postulaba a un segundo período contra Manuel Seoane, la policía detuvo y deportó del Perú a Haya. El gobierno entonces cerró los centros de la Universidad 47 El Comercio, 26 de mayo de 1923, p. 3.48 La Crónica, 24 de mayo de 1923, p. 3. Una versión aprista posterior de los acontecimientos del 23 de mayo de 1923, puede encontrarse en el trabajo de Manuel Seoane, La revolución que el Peru necesita (Arequipa, Perú, 1965), pp. 99-103.49 La Prensa, 5 de octubre de 1923, p. 3.

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Popular y su órgano, Claridad.En la creencia de que la fuente principal del problema había sido eliminada, el gobierno permitió a la Universidad Popular reabrir en enero del año siguiente. Oscar Herrera asumió el título de Rector, y Mariátegui asumió la dirección de Claridad. Con Haya ausente, sin embargo, Mariátegui surgió como el centro indiscutible de la atención y el líder natural de la Universidad Popular. Él era el único conferenciante en la Universidad Popular que había ganado fama por derecho propio antes de llegar a enseñar allí.50 Los trabajadores lo respetaban porque ellos que había comenzado como trabajador, y los intelectuales admiraban su brillantez y fuerza de convicción. La primera reacción de Mariátegui hacia la Universidad Popular cuando volvió de Europa fue de escepticismo. Sus estudios de marxismo en Italia le convencieron de la necesidad de basar la lucha de clases en una estrategia neta y preparada con disciplina. Estaba desconcertado tanto por la carencia de una conciencia de clase bien defi nida en la Universidad Popular como por la orientación algo informe que la guiaba. Unos años más tarde, después de que rompió defi nitivamente con Haya, se refi rió a la Universidad Popular como un “instrumento de la dominación intelectual por la pequeña burguesía.”51 Sin embargo, Mariátegui había vuelto de Europa con la intención de trabajar en la creación de un partido de clase, y encontró a la Universidad Popular como una plataforma útil desde la cual podría desarrollar sus ideas y atraer seguidores. Cuando se enteró de la marcha 50 Más tarde, sin embargo, Mariátegui encontró necesario rechazar la noción que debió su fama o ideas políticas a la Universidad Popular. Martínez de la Torre, Apuntes, II, 336.51 Ibid., p. 258.

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de protesta planeada para el 23 de mayo, al principio se opuso porque creía que aquella clase de actividad se parecía al anticuado anarquismo, que era inefi caz porque era esporádico y daba énfasis a objetivos de corto plazo sobrelos largo plazo.52 Más tarde, sin embargo, se reconcilió con el movimiento de protesta porque el 23 de mayo simbolizó el fi n de la Universidad Popular como proyecto cultural y su bautismo de sangre como centro de la protesta social. Después de aquel día, Mariátegui creyó que los estudiantes universitarios del Perú habían dejado detrás de ellos sus nociones ingenuas de reformar al Perú simplemente esforzándose por elevar el nivel cultural y educativo de las clases bajas.53 Mariátegui condujo a la Universidad Popular hacia la Izquierda y la usó como plataforma para predicar los ideales del marxismo revolucionario. La nueva Claridad, que reapareció en enero de 1924, reveló la magnitud de esta desviación radical de la orientación política más o menos indeterminada de los días anteriores al 23 de Mayo. En ella Mariátegui declaró que las “Universidades Populares no son instituciones agnósticas o incoloras como la extensión universitaria.” Mejor dicho, ellas son escuelas que existen para la “creación de la cultura proletaria.”54 En el sexto aniversario de la fundación de la Universidad Popular, Mariátegui habló a los trabajadores sobre el signifi cado de la Universidad Popular. La Universidad Popular había pasado por dos etapas en su desarrollo, observó 52 Ibid., p. 467.53 José Carlos Mariátegui, Siete ensayos de interpretación de la realidad Peruana (Santiago.1955), p. 104.54 Claridad, enero de 1924, p. 5. Muchos partidarios de la Universidad Popular no admitieron que ella había cambiado su orientación después de la salida de Haya de la Torre. Véase, por ejemplo, el editorial de El Obrero Textil, abril de 1924, p. 1.

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Mariátegui. En la primera etapa, que terminó el 23 de mayo de 1923, la Universidad Popular consolidó a los trabajadores y rompió los lazos de clase que los ataban al régimen civilista de Leguáa. Pero en la segunda etapa, dominada por Mariátegui, la Universidad Popular tenía una visión más crítica de la lucha y defi nía sus objetivos más tajantemente. Con lo cual, Mariátegui propuso la formación de un seminario sociológico para estudiar y aplicar el análisis histórico marxista a los problemas de Perú. Este seminario debía ser el núcleo principal de la Universidad Popular.55 La parte inicial de 1924 estuvo marcada por las esperanzas prematuras de superar los tiempos difíciles mientras se mitigaban las tensiones. Sin embargo, en septiembre de aquel año el régimen de Leguía empezó con mayor seriedad a completar el asunto que había quedado incompleto después de deportar a Haya de la Torre al cerrar las Universidades Populares de Trujillo, Arequipa, Cuzco, Vitarte, Barranco, y Lima.56 Incluso más perjudicial, entre septiembre de 1924, e inicios de 1925 los principales profesores de la Universidad Popular fueron todos deportados: Óscar Herrera, Luis Bustamante, Eudocio Ravines, Jacobo Hurwitz, Nicolas Terreros, Luis Heysen, Manuel Seoane, Enrique [Cornejo] Köster, y muchos otros.57 Junto con los profesores muchos importantes líderes obreros y trabajadores de la Universidad Popular también fueron deportados. La Universidad Popular de Lima – la única de todas las demás en el Perú que logró capear el temporal y volver a abrir – mantuvo una existencia insustancial y 55 Martínez de la Torre, Apuntes, II, 271.56 Claridad, septiembre de 1924, p. 6.57 Del Mazo, La reforma, II, 272.

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subterránea hasta 1927. Sin embargo, después de 1924, el tono de las reuniones era abiertamente político, y se demandó poco dar cumplimiento a la fi nalidad cultural original de la Universidad Popular.Mientras tanto, Haya y sus compañeros estudiantiles dieron existencia al APRA en México el mes de mayo de 1924. De entonces hasta el momento en que volvieron al Perú en 1930-1931, la mayor parte de los puntos esenciales de la ideología aprista fueron aclarados y refi nados más. La decisión de los apristas de convertir al APRA en un partido político creado para ganar el poder en el Perú fue el pretexto que usó Mariátegui para romper con Haya y formar su Partido Socialista en 1929, junto con Eudocio Ravines y Ricardo Martínez de la Torre. Mariátegui objetó fuertemente el carácter multiclasista y populista del Movimiento Aprista así como su postura más moderada sobre el imperialismo.58 Otros ex-profesores de la Universidad Popular también comenzaron a separarse del APRA por los mismos motivos ideológicos. Nicolas Terreros y Jacobo Hurwitz se separaron de la Célula Aprista de México y se unieron a la Internacional Comunista.59

Aunque la historia y el desarrollo ideológico del Movimiento Aprista mismo estén fuera del alcance de este estudio, algunas observaciones pueden servir para subrayar algunos de las formas en los que las Universidades Populares González Prada originales infl uyeron en los orígenes y orientación de ese 58 El intercambio algo amargo de la correspondencia entre Mariátegui y Haya en el que rompieron su relación, se encuentra en Martínez de la Torre, Apuntes, II, 296-299. Una historia pro-aprista de los acontecimientos y el desarrollo ideológico del APRA en el exilio de 1924 a 1930 se halla en Cossío del Pomar, El indoamericano, pp. 111-208.59 Martínez de la Torre, Apuntes, II, 281.

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movimiento. Es de destacar que una de las primeras acciones del nuevo partido en el Perú fue recrear las universidades populares, esta vez ya no como centros culturales independientes autónomos, sino más bien como órganos integrales del Partido Aprista. Los objetivos indicados de la recién restaurada Universidad Popular eran “educar al pueblo peruano, elevar sus estándares morales, inculcar en él el amor por su país, hacer la guerra al alcoholismo, y preparar al pueblo para llevar vidas honestas como ciudadanos del país.”60

Por nobles y desinteresadas que fueran las metas de la nueva Universidad Popular, su vida era tan segura o insegura como el partido con el cual estaba asociada. Una de las primeras acciones de Sánchez Cerro después de tomar el poder fue acosar y fi nalmente cerrar los centros de la Universidad Popular. Cuando los miembros parlamentarios aprista protestaron por esta acción, el dictador aprovechó la ocasión para expulsar a 23 de ellos del parlamento, en febrero de 1932.61 Poco después, el APRA fue obligado a entrar en su primer período de existencia clandestina, de 1932 a 1945, interrumpido por una breve período después del asesinato de Sanchez Cerro en 1933.Durante el período de la existencia clandestina, la Universidad Popular vivió una vida activa pero precaria, funcionando en las casas de los apristas durante la noche. Bajo Sánchez Cerro hubo aproximadamente cinco centros de la Universidad Popular que funcionan 60 APRA, Lima, 30 de noviembre de 1933. Alguna evidencia de que la memoria de la antigua Universidad Popular fue mantenida viva es proporcionada por Libertad, otro periódico aprista de los años 1930, que informaba que cada año desde el cierre abajo de la Universidad Popular muchos trabajadores de Lima y Vitarte se reunían fi elmente en Vitarte para celebrar la “Fiesta anual de la Planta” en enero. Libertad, Lima, 9 de febrero de 1931, p. 2.61 APRA, 12 de noviembre de 1933, p. 5.

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en diferentes partes de Lima. El importante papel que la Universidad Popular jugó en las vidas de miembros del partido es ilustrado por el ejemplo de los presos políticos apristas en la isla carcelaria de San Lorenzo frente a la costa del Callao, que establecieron una “improvisada Universidad Popular “ entre ellos. Ellos realizaron “clases” subrepticias desde 1942 hasta mayo de 1945, cuando el partido fue ofi cialmente legalizado en todo el Perú bajo el presidente Manuel Prado.62

Después de que el presidente Bustamante y Rivero fuera derrocado por el general Manuel Odría el mes de octubre de 1948, el Partido Aprista fue proscrito otra vez, y las Universidades Populares volvieron a las técnicas de la vida subterránea, todavía frescas en las memorias de todos los apristas. Cuando el partido fue legalizado en 1956 a cambio de su apoyo al segundo mandato de Manuel Prado, la Universidad Popular también volvió a aparecer en público. La Universidad Popular de Lima sigue funcionando como un complemento del Partido Aprista, dentro de los límites de la sede general del partido. Ofrece clases nocturnas libres a trabajadores en artes técnicas, inglés, contabilidad, y artesanías. Cada año, también, Haya de la Torre da una serie de conferencias en la Universidad Popular de temas diversos como el concepto de la historia de Toynbee o de la estrategia política aprista.63 El impacto de la Universidad Popular González Prada original, sin embargo, fue mucho más allá de la 62 Boletín de las Universidades Populares (abril de 1946), 3-4.63 Ignacio Campos, Coloquios de Haya de la Torre, 3 Vols. (Lima, 1965). Mucha información sobre el papel de la Universidad Popular dentro del partido fue obtenida a través de conversaciones frecuentes en la Ofi cina central del Partido Aprista en Lima en el verano de 1967 con el actual director de la Universidad Popular, Orestes Rodríguez.

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iniciativa de recrear las universidades populares dentro del partido. En gran medida, el partido mismo era una extensión y una realización de los objetivos y objetivos de la primera Universidad Popular, una realidad con frecuencia acentuada por los líderes apristas. En su discurso de aceptación de la candidatura presidencial de agosto de 1931, Haya declaró que el Movimiento Aprista había surgido indirectamente del movimiento de la reforma universitaria, pero directamente de la Universidad Popular.64 En otra ocasión llamó a la Universidad Popular la “vanguardia” del Movimiento Aprista.65 Una de las lecciones que los futuros líderes apristas aprendieron durante el experimento de la Universidad Popular fue que ellos no podían solucionar muchos problemas particulares sin una transformación política total del país entero. Por ejemplo, Haya citó el descubrimiento de los jóvenes reformadores estudiantiles de que la carencia de buena higiene entre los trabajadores no se debía simplemente a la falta de la instrucción apropiada, sino también a su bajo estatus económico.66

Ideológicamente, los apristas describieron a su movimiento como un “Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales.” Este concepto había provenido, por supuesto, mucho antes con González Prada. Haya él mismo propuso la formación de un “Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales” en un discurso que dio a trabajadores y estudiantes en la Universidad de Trujillo en 1922.67 El término no adquirió su gran 64 Haya de la Torre, Política Aprista, 2da edición (Lima, 1967), p. 43.65 Haya de la Torre y José Ingenieros, Teoría y táctica de la acción renovadora y antiimperialista de la juventud en America Latina (Buenos Aires, 1928), p. 26.66 Haya de la Torre, Construyendo el Aprismo (Buenos Aires, 1933), p. 169.67 Sánchez, Haya de la Torre, p. 115.

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signifi cado posterior para los apristas, sin embargo, hasta 1923 cuando los líderes del movimiento de la protesta del 23 de mayo primero se llamaron a sí mismos con ese título. Este mismo populismo multiclasista apareció en el programa aprista elaborado por Haya en México después de su exilio en 1924.Estudios recientes han cuestionado la afi rmación del APRA de ser un partido nacional de amplia base, en particular en cuanto a los indios. En la elección de 1931, por ejemplo, el APRA obtuvo el 44 por ciento de su votos de los departamentos costeros del norte, el 30 por ciento de Lima, y sólo el 26 por ciento del resto del Perú. La clave para la fuerte atracción del APRA en el norte parece su fuerte retórica antiimperialista, que sirvió para consolidar a los trabajadores de las haciendaa azucareras altamente organizados y ciertos grupos de la clase media, que se sintieron desplazados y explotados por los grandes monopolios del azúcar de propiedad extranjera. Por el contrario, en la región de la sierra sur y central más atrasada y menos industrializada, los indios percibían poca amenaza del imperialismo extranjero. Según esta interpretación, el rápido crecimiento del APRA se debía más a condiciones sociales especiales que afectan a los trabajadores costeros que a la propaganda reformista, pro-indígena, del APRA.68 Sin embargo, aún a la luz de esta valoración más correcta del APRA como principalmente un partido de trabajadores regional y urbano, todavía llegaba a ser lo más cercano al único partido realmente nacional 68Este punto de vista del APRA como principalmente un partido de trabajdores regional ha sido sobre todo desarrollada por Klaren, Modernization, Dislocation, and Aprismo, and Hilliker, The Politics of Reform in Peru.

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en los años 1930 y años 1940 en el Perú. Los partidos socialistas y comunistas mucho más pequeños y más ideológicamente rígidos, por ejemplo, dejaron de ofrecer un programa tan completo y tan elástico como el del APRA, que juntó grupos tan diversos y recién politizados como los obreros industriales urbanos, trabajadores de hacienda, estudiantes universitarios, y la clase media inferior. Aunque fuerron condiciones sociales indudablemente únicas las que juntaron estos grupos en 1931, también es importante subrayar que la colaboración exitosa de estudiantes y trabajadores de la Universidad Popular había predispuesto a los futuros líderes apristas y pro-apristas a pensar en términos de estrategias populistas mucho antes de que el APRA se convirtiera en realidad en el Perú.Los apristas también han sido criticados por dejar de traducir su retórica indigenista en una efectiva legislación pro-indígena.69 Sin embargo, tanto la Universidad Popular como el APRA jugaron un papel importante en convertir la cuestión de los derechos de los indios en tema de controversia nacional. El culto del indigenismo había estado en boga, por supuesto, mucho antes de la Universidad Popular. González Prada, Clorinda Matto de Turner, Joaquín Capelo, y otros habían infl uido fuertemente en la generación universitaria de los principios del siglo veinte, así como en los grupos de ciertos trabajadores en Lima. Pero la Universidad Popular, con su glorifi cación del pasado indio del Perú y el fomento del quechua, de los bailes, y obras de arte indios, convirtió al indigenismo en una forma cultural 69 Véase, por ejemplo, el artículo de Thomas M. Davies, Jr., “ The Indigenismo of the Peruvian Aprista Party: A Reinterpretation,” HAHR, 51:4 (noviembre de 1971), 626-645.

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popular entre las clases obreras. Para éstos, en gran parte, trabajadores mestizos el nuevo indigenismo sirvió como la expresión cultural de su nueva conciencia política. Para los estudiantes universitarios de la clase media que les enseñaban, sirvió de vehículo de expresión para su nuevo nacionalismo reformista. Del mismo modo, la defensa de la Universidad Popular de los derechos de la mujer se trasladaron a la ideología aprista en la década de 1930.70

Indudablemente, una de las infl uencias más importantes de la Universidad Popular del Partido Aprista fue su sentido de misión cultural y educativa para el resto de la nación. Después de la derrota electoral en octubre de 1931, Haya aseguró a sus seguidores que la misión del APRA no era “llegar a Palacio,” sino enseñar y elevar al pueblo. El APRA todavía gobernaría al Perú, declaró Haya, porque gobernar signifi caba educar, inspirar y redimir al pueblo. Haya comparó al APRA con una “escuela”, cuya función principal era elevar el nivel cultural del pueblo peruano.71

Además, el programa aprista de 1931 refl ejó el objetivo general de la Universidad Popular de mejorar no sólo la mente, sino también a la persona total. El énfasis de la Universidad Popular sobre higiene personal, salud física, y honestidad en relación con los otros presagiaba la importancia de los aprista en la salud física y moral como clave para la regeneración nacional. Igualmente, la propuesta de los apristas de establecer centros saneamiento público provino de las campañas de 70 Una muestra de la propaganda pro-feminista de la Universidad Popular puede encontrarse en Claridad, julio de 1923, p. 11. Opiniones similares sobre el papel de mujeres en la sociedad aparecen en la plataforma del Partido Aprista, Haya de la Torre, Politica Aprista, pp. 11, 22.71 Haya de la Torre, Ideología Aprista, pp. 108, 192.

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salud pública de la Universidad Popular. Finalmente, en su programa educativo los apristas exigieron el establecimiento de escuelas agrícolas, de escuelas especializadas de los trabajadores, y “universidades populares” en todo el país.72

La popularidad del APRA así como su capacidad de sobrevivir la represión política sostenida en los años 1930 en el Perú debe ser atribuida en gran parte a su programa global, que ofrecía una solución integral tanto de los problemas sociales como personales de las clases bajas. La clave para entender este empuje totalizante del APRA se encuentra en sus orígenes en la Universidad Popular, que funcionaba como una combinación de club cívico, sindicato, centro cooperativo de autoayuda, social y educativo de las clases bajas. Quizás la mayor lección que los jóvenes reformadores estudiantiles aprendieron durante su experiencia de tres años en la Universidad Popular fue que la reforma social fundamental en el Perú no podía llevarse a cabo únicamente a través de los esfuerzos espontáneos de individuos particulares para mejorar ciertos aspectos de la vida de las clases bajas. Mejor dicho, se dieron cuenta de que la regeneración social del Perú sólo podría ser efectuada a través de a transformación total de toda la sociedad misma. Fue este entendimiento – que la cultura, la educación, y la política son fi nalmente inseparables – el que llevó a la transformación de la Universidad Popular en el Movimiento Aprista en 1924 y que modeló decisivamente la ideología aprista en 1931 y en lo sucesivo.

Traducción de “Estrella Aprista”. 72 Haya de la Torre, Política Aprista, pp. 22-23.Fuente: The Hispanic American Historical Review, Vol. 55, No. 4 (Nov., 1975), pp. 693-715

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