Landes

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. Landes, reseña 1 Una pregunta clásica en la historia económica ha sido ¿en qué consistió la revolución industrial y por qué se originó en Inglaterra?. Sin entrar en la cuestión de los límites de inicio y término de la misma, Landes explica que consistió en un proceso caracterizado por la sustitución de la habilidad y esfuerzos humanos por las máquinas seguras, precisas e incansables, la sustitución de fuentes de energía animada por inanimada permitiendo convertir calor en trabajo y el uso de materias primas nuevas y mucho más abundantes, materiales artificiales que sustituyeron sustancias vegetales y animales. El rápido aumento de la productividad, repercutía a su vez un mayor ingreso per cápita y en una cadena de continuas mejoras que, al término de la misma, transformó el equilibrio político y social dentro de las naciones en los siglos XVIII y XIX. Landes discute aquí brevemente el significado de la palabra “revolución”. Lo utiliza para designar la profundidad de las transformaciones, no necesariamente su velocidad, ya que para el fue un proceso extendido. Pasa luego a las clásicas referencias sobre la evolución del aprovechamiento de la fuerza del vapor, que culminó después de 60 años hasta que James Watt inventara su famosa máquina caracterizada por un condensador separado. Para algunos este fue el invento más importante de todos los tiempos; la fuerza del vapor no sólo pudo ser utilizada rentablemente en las minas, sino también lejos de ellas, en las nuevas ciudades industriales. Sin embargo no fue el único importante; además de las nuevas dificultades sociales generadas por el maquinismo, la expansión de la técnica, la aparición de las hiladoras y los telares de Heargraves y Arkwright, así como la famosa combinación de ambas llamada “mula” de Crompton y una larga lista en otros campos provocó lo que Landes llama “la paradoja de la revolución industrial”: el mundo se unió más, se hizo más pequeño y más homogéneo, pero también lo fragmentó, distanciando a los ganadores de los perdedores. Engendró múltiples mundos (ver pp. 245-262). La revolución industrial sigue siendo considerada a la manera clásica, desatendiendo fenómenos como las transformaciones agrarias, la protoindustrialización –que nunca llama por ese nombre3– etc. Identificación plena con el sistema fabril y en la exaltación de lo que en ella implica brusca ruptura. El que se produjera en Europa se explica ahora a partir de su desarrollo intelectual. Y el que fuese precisamente en Gran Bretaña, se explica también a partir de que atesoraba todas las virtudes – de hecho se reconstruye un «modelo ideal» para identificarla–: resultó importante «ser una nación [...] con conciencia de sí misma, marcada con una identidad común», disponer de una sociedad emprendedora, ignorar los prejuicios irracionales de origen religioso, contar con un gobierno receptivo, honesto y moderado (garantía de la propiedad privada, derecho a

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.Landes, reseña 1

Una pregunta clásica en la historia económica ha sido ¿en qué consistió la revolución industrial y por qué se originó en Inglaterra?. Sin entrar en la cuestión de los límites de inicio y término de la  misma, Landes explica que consistió en un proceso caracterizado por la sustitución de la habilidad y esfuerzos humanos por las máquinas seguras, precisas e incansables, la sustitución de fuentes de energía animada por inanimada permitiendo convertir calor en trabajo y el uso de materias primas nuevas y mucho más abundantes, materiales artificiales que sustituyeron sustancias vegetales y animales. El rápido aumento de la productividad, repercutía a su vez un mayor ingreso per cápita y en una cadena de continuas mejoras que, al término de la misma, transformó el equilibrio político y social dentro de las naciones en los siglos XVIII y XIX. Landes discute aquí brevemente  el significado de la palabra “revolución”. Lo utiliza para designar la profundidad de las transformaciones, no necesariamente su velocidad, ya que para el fue un proceso extendido. Pasa luego a las clásicas referencias sobre la evolución del aprovechamiento de la fuerza del vapor, que culminó después de 60 años hasta que James Watt inventara su famosa máquina caracterizada por un condensador separado. Para algunos este fue el invento más importante de todos los tiempos; la fuerza del vapor no sólo pudo ser utilizada rentablemente en las minas, sino también lejos de ellas, en las nuevas ciudades industriales. Sin embargo no fue el único importante; además de las nuevas dificultades sociales generadas por el maquinismo, la expansión de la técnica, la aparición de las hiladoras y los telares de Heargraves y Arkwright, así como la famosa combinación de ambas llamada “mula” de Crompton y una larga lista en otros campos provocó lo que Landes llama “la paradoja de la revolución industrial”: el mundo se unió más, se hizo más pequeño y más homogéneo, pero también lo fragmentó, distanciando a los ganadores de los perdedores. Engendró múltiples mundos (ver pp. 245-262).

La revolución industrial sigue siendo considerada a la manera clásica, desatendiendo fenómenos como las transformaciones agrarias, la protoindustrialización –que nunca llama por ese nombre3– etc. Identificación plena con el sistema fabril y en la exaltación de lo que en ella implica brusca ruptura. El que se produjera en Europa se explica ahora a partir de su desarrollo intelectual. Y el que fuese precisamente en Gran Bretaña, se explica también a partir de que atesoraba todas las virtudes –de hecho se reconstruye un «modelo ideal» para identificarla–: resultó importante «ser una nación [...] con conciencia de sí misma, marcada con una identidad común», disponer de una sociedad emprendedora, ignorar los prejuicios irracionales de origen religioso, contar con un gobierno receptivo, honesto y moderado (garantía de la propiedad privada, derecho a la libertad personal), el estímulo de la competencia, la movilidad geográfica; es decir, todo un combinado de circunstancias –sin jerarquizar– en las que late el espíritu del liberalismo. La difusión (escalonada, es cierto) de los avances por el continente (Francia, Alemania) no es para Landes indicio de un grado de desarrollo previo parecido, sino sólo copia burda. Su retraso se explicaría por el «legado medieval» (que, evidentemente, no afectaba al caballo ganador): «feudalismo» en el mundo rural, gremios en la producción manufacturera y trabas al transporte, en una exposición de trazo grueso.

Reivindica el imperialismo, mero accidente del progreso, con cuestionamiento de sus posibles efectos negativos. Lo ha habido siempre que alguien ha conseguido sojuzgar al vecino. Incluso, el posterior a 1800, estratégico, habría costado más de lo que rindió, y

habría educado e invertido. Desde luego (he aquí la prueba), la independencia no se ha traducido en prosperidad en casi ninguna parte, y en muchas se ha ido a peor. En todo caso, sólo ha sido culpable el imperialismo de la Unión Soviética con su combinación de socialismo más dictadura. A lo largo de la historia, diversos países han ejercido la hegemonía y la han perdido: Holanda, Inglaterra etc La han perdido cuando ha faltado la innovación y el espíritu emprendedor, cuando no se ha sabido explotar nuevos terrenos o no se ha acertado en los planes de educación.

Reseña 2:

Para él, una de las claves en la historia de Occidente es la limitación del poder de las autoridades. Históricamente, en Occidente se dio un poder difuso, una mayor libertad para la búsqueda y difusión de nuevos conocimientos, y una separación entre lo religioso y lo secular. En el resto del mundo se mantuvieron la teocracia, la concentración de poder y la represión del espíritu disidente. Y cuando la religión organizada o una élite es el guardián incuestionable y todopoderoso de la "verdad", los espíritus inquietos y las iniciativas individuales no pueden prosperar.

En Europa, la creciente autonomía de la búsqueda intelectual y el desarrollo de un método científico condicionado por la observación y la comprobación condujeron a la revolución científica de los siglos XVII Y XVIII Y al" invento de la invención", es decir, a la rutinización de la investigación y la difusión del conocimiento.

El libro resalta la importancia de las instituciones y los valores adecuados para lograr el desarrollo. Y muestra que en la tradición judeocristiana se respeta el trabajo manual, la subordinación de la naturaleza al hombre y el sentido lineal-no cíclico- del tiempo. En Occidente no sólo se limitó el poder de los gobernantes sino que también se estableció el respeto a los derechos individuales -políticos y de propiedad- ya los contratos, mientras que en otras sociedades se recurrió a procesos de coerción. Las sociedades que permitieron la iniciativa desde abajo, y no simplemente la imposición desde arriba, se desarrollaron. Por su parte, los imperios despóticos de Asia no buscaban aumentar la productividad; se limitaban a explotar más a sus poblaciones cuando querían aumentar los tributos.

Concede un papel central a la cultura y a las ideas, y resalta la ética del trabajo y la tesis de Max Weber sobre la relación entre el calvinismo y el desarrollo del capitalismo." También nos recuerda que los protestantes conceden un papel central a la cultura y a las ideas, y resalta la ética del trabajo y la tesis de Max Weber sobre la relación entre el calvinismo y el desarrollo del capitalismo." Presenta evidencia de una mayor preocupación por el uso racional del tiempo y de la posesión de relojes entre los protestantes.

A comienzos del siglo XVIll, en vísperas de la Revolución Industrial, Gran Bretaña ya aventajaba económicamente al resto de Europa en eficiencia, desarrollo tecnológico, transportes, instituciones y cultura. Y gracias a su clima de tolerancia, Gran Bretaña recibió refugiados políticos y religiosos del continente, lo que mejoró aún más su acervo de capital humano. En contraste con Occidente, Landes muestra la involución económica de otras sociedades, corno China. Los chinos del Imperio Celestial se creían superiores al resto de los mortales y nunca se preocuparon por aprender de otras culturas.

LANDES y ELIMPERIALISMO .

Sus postulados sobre el imperialismo y el colonialismo son aún más provocadores. Landes critica la idea de que el imperialismo fue necesario para la supervivencia del capitalismo." Discute los costos y beneficios del imperialismo y del colonialismo económico para los pueblos del Tercer Mundo y concluye que los resultados del imperialismo tienen un carácter dual: explotación material y psicológica, y también mejoramiento del nivel de vida. Cabe anotar que Marx y Engels señalaron esta dualidad.

Clasificación de Landes sobre la "calidad" de los diferentes colonialismos: mientras que los peores fueron el español y el portugués, que no dejaron mayor cosa para los nativos; el colonialismo inglés sale bien librado porque se preocupó por la inversión en el desarrollo social y económico de sus coloniaclasificación de Landes sobre la "calidad" de los diferentes colonialismos: mientras que los peores fueron el español y el portugués, que no dejaron mayor cosa para los nativos; el colonialismo inglés sale bien librado porque se preocupó por la inversión en el desarrollo social y económico de sus colonias.

Reseña 3:

Si alguna lección puede sacarse de la historia del desarrollo económico es que la cultura es el factor detemtinante por excelencia". (p. 471). En estos términos se resume el principal mensaje de este libro. Así responde el autor a una doble pregunta: ¿porqué hay naciones pobres y naciones ricas y cuál es la contribución de la historia en la comprensión de esta cuestión? El autor entiende por cultura el espíritu de empresa, el conjunto de valores que guían la conducta de una población, el dominio de la ciencia, la tecnología y el espíritu racional. Europa Occidental triunfó gracias al espíritu de empresa propiciado por el calvinismo, espíritu que se trasladó a las colonias inglesas en América.

Los europeos, los ingleses en primer lugar, realizaron la primera revolución industrial cuya tecnología e instituciones partieron hacia otras regiones del mundo.

La actitud, la voluntad para enfrentar el medio geográfico, paro rebelarse contra antiguas tradiciones de hacer las cosas, de emular las costumbres y técnicas extranjeras y de adoptar una actitud racional y mecánica con respecto a la manipulación de las fuerzas naturales. Lograron, finalmente, que la ciencia fuera autónoma, consolidaron el método científico e hicieron de la investigación una práctica habitual. He ahí los secretos del triunfo.

Se dice que fue precisamente en la Edad Media cuando Europa tomó la delantera. Ello se debió a que entonces se redescubrió el derecho de propiedad

DAVID LANDES: PROGRESO TECNOLOGICO Y REVOLUCION INDUSTRIAL. 

Complejo de innovaciones tecnológicas que al sustituir la habilidad humana por la maquinaria, y la fuerza humana y animal por la energía mecánica, provoca el paso de la producción artesanal a la fabril. Dando así lugar al nacimiento de la economía moderna. 

La revolución industrial se inicio en Inglaterra a mediados del siglo XVIII (1780) y se expandió desde allí, en forma desigual, por el resto de Europa continental y otros continentes. El nucleó de la revolución industrial lo constituye una sucesión interrelacionada de cambios tecnológicos:

la capacidad humana fue sustituida por instrumentos mecánicos; la energía inanimada ocupo el lugar de la energía humana y animal; se realizaron grandes mejoras en los métodos de obtención y elaboración de materias primas (especialmente la industria metalúrgica y química), también ha provocado una serie larga y compleja de cambios económicos, sociales, políticos y culturales; que han influido recíprocamente en el desarrollo tecnológico. Junto a estos cambios en equipos y métodos, se desarrollaron nuevas formas de organización industrial. El tamaño de la unidad productiva se hizo mayor, el taller y la unidad de trabajo familiar fueron sustituidas por la nueva industria y la fábrica. La fábrica era un sistema de producción en sí mismo, en el que estaba el empresario que además de contratar la mano de obra y distribuir el producto terminado, aportaba los medios de producción y supervisaba su utilización. Del otro lado se encontraba el obrero que cuyo papel quedo reducido al de mano de obra. Entre unos y otros se establecía una relación económica (el anexo salarial) y una relación funcional de supervisión y disciplina. La disciplina en la fábrica acabo creando un nuevo tipo de obrero sumiso a las exigencias del reloj. En la fábrica la especialización en las funciones productivas se llevo a extremos muy superiores a los que se habían alcanzado en talleres y unidades de producción rural. Con la revolución industrial se inicio un proceso acumulativo de avances tecnológicos cuyas repercusiones se harían sentir en todos los aspectos de la vida económica. El avance tecnológico no constituye un proceso continuo y equilibrado. La tendencia al declive hacia finales del siglo XIX se vio más que compensada por el desarrollo de nuevas industrias basadas en avances especulares en las ciencias químicas y eléctricas y en una fuente de energía nueva y móvil. A este conjunto de innovaciones se le suele llamar la Segunda Revolución Industrial. La tecnología moderna no solo produce más y más de prisa, sino que además, permite producir bienes cuya obtención hubiese sido totalmente imposible mediante los métodos artesanales del pasado, la tecnología moderna ha creado cosas que difícilmente hubiesen sido tan solo imaginables en la era preindustrial. La industrialización: comprende la revolución Industrial, en el sentido específico tecnológico y también sus consecuencias económicas, en particular el trasvase de mano de obra y recursos desde la agricultura a la industria. Este cambio refleja la interacción entre las características más permanentes de la demanda y las cambiantes condiciones de la oferta engendrados por la Rev. Industrial: por el lado de la demanda, a medida que aumentan los ingresos, el deseo por los productos básicos aumenta menos que el de los productos manufacturados. Por el lado de la oferta, este cambio de orientación en la demanda se vio reforzado por los aumentos de productividad, que provocaron el descenso de los precios de productos manufacturados en relación con los productos básicos. Pero la industrialización esta en el centro de un proceso más amplio y más complejo llamado modernización: Combinación de cambios -en el modo de producción y de gobierno, en el orden social e institucional, el ámbito del conocimiento, en las actitudes y en los valores- que permiten que la sociedad pueda mantenerse firme en el pleno siglo XX. Comprende cambios tales como: la urbanización; Reducción drástica de los índices de

natalidad y defunción en relación con las proporciones tradicionales; Establecimiento de un gobierno burocrático eficaz y bastante centralizado; Creación de un sistema educativo capaz de preparar y socializar la juventud y desde luego, la adquisición de la capacidad y de los medios necesarios para poder utilizar la tecnología del momento. Para la modernización son fundamentales la madures tecnológica y la industrialización. Sociedad: Si bien la mecanización abrió nuevas perspectivas de confort y prosperidad para todos los hombres también destruyo la vida de algunos. La Rev.Ind. Tendió a aumentar las distancias entre ricos y pobres y a agudizar las diferencias entre empresarios y asalariados. Pero en los siglos XVIII y XIX hubo un aumento en la clase obrera, y con estos aumentos de población empezaron a aparecer los barrios pobres y la conciencia de clases al mismo tiempo que los partidos obreros. La revolución industrial dio lugar a cambios muy dolorosos en la estructura del poder. En gran parte a resultas de una serie de revoluciones, la política interna de los gobiernos de la mayoría de los países de Europa occidental, paso a ser controlada por los intereses manufactureros y por sus aliados en el comercio y las finanzas. La revolución industrial dio lugar a una sociedad de mayor riqueza y complejidad, produjo una burguesía heterogénea cuyos múltiples niveles de ingresos, origen, educación y forma de vida queda superada por una común resistencia a que los incluyan, o confundan, con las clases trabajadoras. Nunca nada ha podido ofrecer tantas oportunidades de ascenso en la escala social como la revolución industrial. No todos se asieron a estas oportunidades. Para muchos, el salto del campo a la ciudad, de la agricultura a la industria significo el cambio desde un status obrero a otro. Pero para otros, el acceso a la ciudad, a otra región, u otro país significo una ruptura decisiva con el pasado. La educación fue la apertura hacia un status más elevado, y uno de los requisitos más explícitos de una sociedad tecnológicamente avanzada. 

Los historiadores económicos están interesados por las causas y los procesos de crecimiento. Desde este punto la revolución industrial plantea dos problemas: -¿Por qué esta primera instancia de cambio hacia un sistema industrial moderno se produjo en la Europa occidental? -¿Por qué dentro del marco de la experiencia europea, se dieron los cambios en el tiempo y lugar en que ocurrieron? Ante todo debe observarse que en vísperas de la revolución industrial, Europa era una sociedad que económicamente había superado los niveles mínimos de subsistencia. La Europa occidental ya era rica antes de la revolución industrial, esta riqueza era el producto de siglos de lenta acumulación, basada a su vez en la inversión, la apropiación de recursos y fuerza de trabajo extra europeos. El crecimiento económico de este periodo de preparación, no fue en absoluto continuo. El largo periodo de que va desde el año 1000 al siglo XVIII, la renta per cápita creció apreciablemente y este crecimiento se acelero notablemente en el siglo XVIII, incluso antes de la introducción de la nueva tecnología industrial. Europa se industrializo porque estaba preparada para ello. Sobresalen dos factores del crecimiento europeo: la amplitud de la iniciativa privada y el elevado valor atribuido a la manipulación racional del medio humano y material. La función de la iniciativa económica privada contribuyo, más que ningún otro factor, a configurar el mundo moderno. La expansión del comercio fue esencial para la

desintegración de la economía medieval y dio lugar a las ciudades y pueblos que habían de ser los módulos políticos y económicos de la nueva sociedad. Y fueron los nuevos hombres del comercio, la banca y la industria quienes aportaron los recursos para financiar las ambiciones de los gobernantes y hombres de estado que inventaron la formula de estado-nación. La iniciativa privada tuvo en occidente una vitalidad social y política sin precedentes, gracias a su función crucial como intermediario e instrumento de poder en el contexto de un complejo de sistemas políticos en competencia. La idea de propiedad y su naturaleza, en el periodo preindustrial, se veía recortada por restricciones en el uso y disponibilidad de titularidad. La tierra especialmente estaba sujeta en un entramado de derechos. En Europa el abuso de poder y el recurso a la violencia eran más raros y tendieron a disminuir con el tiempo. Estos cambios políticos y legales, combinados con otros factores económicos y sociales eliminaron la autoridad señorial e hicieron aumentar la posición social del campesinado. Las oportunidades creadas por un mercado de productos comercializables en expansión llevaron a la disolución de servidumbres personales y a la sustitución del sistema de dominio señorial por uno de libre empresa de los campesinos. La difusión de la manufactura comercial desde las ciudades al campo permitió a la industria europea disponer de una fuente de mano de obra barata, casi ilimitada y producir a precios que le abrieron los mercados mundiales. El desarrollo del capital comercial no llevo a la formación de una clase capitalista, sino que contribuyo a reforzar de forma continuada la clase agraria que detentaba el poder. Estas explicaciones son las que se esgrimen para explicar el fracaso del desarrollo económico en sociedades no europeas. Las ciudades no solo fueron focos de actividad económica sino que se convirtieron en escuelas de organización política y social. Max Weber fue quien introdujo la hipótesis de la aparición del protestantismo, había sido un factor importante para la creación de una economía industrial moderna en Europa occidental. La ciencia construyó sin duda un puente perfecto entre racionalización y dominio: suponía la aplicación de la razón a la comprensión de los fenómenos de la naturaleza y humanos, eh hizo posible responder y manipular más eficazmente al medio natural y al humano. La diferencia entre ciencia y magia es la diferencia entre lo racional y lo irracional. La experiencia es la base del avance científico y tecnológico, porque permite la transmisión y la acumulación del conocimiento. Todo esto le dio a Europa una ventaja decisiva para la inversión de una tecnología nueva. La voluntad de dominio, el enfoque racional de los problemas llamado método científico, la competencia por la riqueza y el poder, todo este conjunto de fenómenos consiguieron eliminar la resistencia impuesta por las formas tradicionales de comportamiento eh hicieron del cambio un valor positivo. Además, Europa tenía bajo su dominio colonias en diferentes lugares del mundo que habían conquistado. La importancia de las colonias contribuyo al enriquecimiento y el desarrollo económico de Europa, gracias a que producían grandes volúmenes de bienes para la exportación (en especial productos alimenticios y materias primas), y absorbían productos manufacturados europeos. Todo esto incremento la demanda de bienes europeos y contribuyo a la revolución industrial.