La Transformacion de la Accion Colectiva en America Latina - Garreton

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    LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA MANUEL ANTONIO GARRETON M.

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    La transformacin de

    la accin colectiva

    en Amrica Latina

    Manuel Antonio Garretn M.

    Departamento de Sociologa

    Universidad de Chile

    [email protected]

    Asistimos al desaparecimiento del paradigma clsico que vea

    en la posicin estructural el elemento determinante en la con-

    formacin de la accin colectiva y de los actores sociales. Pro-

    ducto de los cambios estructurales y culturales en el mundo y

    la regin la transformacin de la dbil sociedad industrial de

    Estado nacional en Latinoamrica y la desarticulacin de las

    relaciones clsicas entre Estado y sociedad la accin colec-

    tiva tiende a configurarse principalmente a travs de cuatro

    ejes: la democratizacin poltica; la democratizacin social o

    lucha contra la exclusin y por la ciudadana; la reconstruc-

    cin y reinsercin de las economas nacionales o la refor-

    mulacin del modelo de desarrollo econmico, y la redefi-

    nicin de un modelo de modernidad. Ello da origen a actores

    sociales ms fluctuantes, ms ligados a lo sociocultural que a

    lo poltico-econmico y ms centrados en reivindicaciones por

    calidades de vida y por inclusin que en proyectos de cambio

    social global.

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    ILas orientaciones analticas

    Durante dcadas predomin un paradigma terico y

    prctico de la accin colectiva y los actores sociales

    en la regin, concordante con los paradigmas predo-

    minantes de las ciencias sociales a escala mundial. Este

    afirmaba, primero, una unidad o correspondencia en-

    tre estructura y actor; segundo, el predomino de la

    estructura sobre el actor, y tercero, la existencia de un

    eje central provisto por las estructuras y los procesos

    emanados de ellas, que actuaba como principio cons-

    titutivo de toda accin colectiva y de la conformacin

    de actores sociales.

    Es decir, el paradigma clsico, torico y prcti-

    co, en relacin a los actores sociales y a la accincolectiva privilegiaba la dimensin estructural. Este era

    el componente duro de la sociedad, en tanto el actor

    y la accin colectiva eran el componente blando.

    Existe la conviccin generalizada que este para-

    digma ya no da cuenta de la realidad actual. Ello por-

    que, por un lado, en el mundo de hoy se han produci-

    do enormes transformaciones estructurales y cultura-

    les que nos enfrentan a un tipo societal distinto. Por

    otro lado, han aparecido nuevas formas de accin so-

    cial y nuevos actores, al mismo tiempo que se trans-

    formaban las pautas de accin de los actores sociales

    clsicos. Si desde el anlisis de los actores y las for-

    mas de accin colectiva el vuelco del paradigma cl-sico tiene varios hitos,1 desde el punto de vista de los

    fenmenos sociales mismos, los movimientos de de-

    rechos humanos y los movimientos democrticos bajo

    las dictaduras, movimientos tnicos como los de

    Chiapas o las redes de organizaciones sociales y ex-

    periencias de barriales de ciudadana en Per, por ci-

    tar ejemplos emblemticos, nos parecen marcar una

    distancia con el paradigma de accin colectiva que he-

    mos denominado clsico, aunque incorporan y

    redefinen muchos de sus elementos, lo que es ms claro

    an en el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil.

    En lo que sigue intentaremos una esquematizacin

    de algunas de las orientaciones analticas que contri-

    buyen a configurar un posible paradigma en ciernes

    sobre actores y accin colectiva en Amrica Latina.2

    Se trata de ir ms all de un determinismo estructural

    de tipo universal y de superar la visin de una corre-

    lacin esencialista y abstracta, definida de una vez para

    siempre, entre economa, poltica, cultura y sociedad,

    es decir, la idea de que a un sistema econmico dadocorresponde necesariamente una determinada forma

    poltica o cultural o viceversa.

    As, en una sociedad determinada es posible dis-

    cernir niveles o dimensiones y esferas o mbitos de la

    accin social. Respecto de los primeros, imbricados

    entre s aunque con autonoma unos de otros, ellos son:

    los comportamientos individuales y las relaciones

    interpersonales que definen los llamados mundos de

    la vida, los niveles organizacional e institucional que

    corresponden al mundo de las instrumentalidades, y la

    dimensin histrico-estructural, de proyectos y contra-

    proyectos, que definen lo que algunos llaman la

    historicidad.3 Respecto de las esferas o mbitos de

    accin, ellas corresponden al modo de satisfacer las

    necesidades materiales de la sociedad, lo que se llama

    economa; a las frmulas e instituciones de conviven-

    cia, conflictos, estratificacin o jerarquizacin que de-

    finen la estructura u organizacin social en un sentido

    amplio; a la configuracin de las relaciones de poder

    referidas a la conduccin general de la sociedad, lo que

    se denomina poltica; y a los modelos ticos y de co-

    nocimiento y su aplicacin, las visiones del tiempo y

    la naturaleza, la representacin simblica y la socia-

    lizacin, que es lo que llamamos cultura. El esquema Este artculo est basado en Cambios sociales, actores y accincolectiva (Garretn, 2001b). En l hemos hecho uso abundante demateriales elaborados en otras publicaciones, especialmente So-cial movements and the process of democratization. A generalframework (Garretn, 1995b). En dos libros recientemente publi-cados (Garretn, 2000a y 2000b) se condensan muchos de los tra-bajos que hemos retomado aqu.1 El ms importante y decisorio es el trabajo de Alain Tourainesobre actores sociales y sistema poltico. La primera formulacinsistemtica en Actores sociales y sistemas polticos en Amrica

    Latina (Touraine, 1987) fue luego desarrollada en Poltica y socie-dad en Amrica Latina (Touraine, 1989). En esta misma lnea, unadcada antes, Zermeo (1987) public M xico: una democraciautpica. El movimiento estudiantil del 68.

    2 Estas ideas se encuentran dispersas en diversos trabajos del autor,en especial A new socio-historical problmatique and sociologicalperspective (Garretn, 1998), Hacia una nueva era poltica. Estu-dio sobre las democratizaciones (Garretn, 1995a) y En qu so-ciedad vivi(re)mos? Tipos societales y desarrollo en el cambio desiglo (Garretn, 1997a). La ms reciente formulacin, de la quetomamos aqu algunos elementos, fue Poltica y sociedad entre dospocas. Amrica Latina en el cambio de siglo (Garretn, 2000a).3 Hemos reelaborado el esquema propuesto hace casi tres dcadaspor Touraine (1973).

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    de determinaciones entre estas esferas y dimensiones

    es flexible, cambiante e histrico.

    Asimismo, una sociedad determinada se define a

    partir de la particular configuracin de las relaciones

    entre i) Estado, ii) rgimen y partidos polticos, y

    iii) sociedad civil o base social. Esta relacin histri-camente acotada es lo que permite hablar de una ma-

    triz sociopoltica. El concepto de matriz sociopoltica

    o matriz de constitucin de la sociedad alude a la rela-

    cin entre Estado, o momento de la unidad y direccin

    de la sociedad; sistema de representacin o estructura

    poltico-partidaria, que es el momento de agregacin de

    demandas globales y de reivindicaciones polticas de los

    sujetos y actores sociales, y la base socioeconmica y

    cultural de stos, que constituye el momento de parti-

    cipacin y diversidad de la sociedad civil. La media-

    cin institucional entre estos elementos es lo que lla-

    mamos el rgimen poltico.

    La perspectiva indicada hace recaer el peso delanlisis en los actores, su constitucin e interaccin.

    Cuando hablamos de actor sujeto,4 nos referimos a los

    portadores, con base material o cultural, de accin

    individual o colectiva que apelan a principios de

    estructuracin, conservacin o cambio de la sociedad,

    que tienen una cierta densidad histrica, que se defi-

    nen en trminos de identidad, alteridad y contexto, que

    se involucran en los proyectos y contraproyectos, y en

    los que hay una tensin nunca resuelta entre el sujeto

    o principio constitutivo y trascendente de una determi-

    nada accin histrica y la particularidad y materiali-

    dad del actor que lo invoca. No todo lo que se mueve

    o acta en una sociedad es un actor en el sentido so-ciolgico del trmino, podramos llamarlo simplemente

    agente. Tampoco todo lo que llamamos actor es siem-

    pre portador de una alta densidad histrica.

    De modo que puede definirse una doble matriz de

    actoresen una sociedad determinada. Una es la matriz

    sociopoltica o constituyenteo gestatriz de sujetos y

    que se refiere a las relaciones mediadas por el rgimen

    poltico entre Estado, representacin y base socioeco-

    nmica y cultural. La otra es la matriz configurativa deactores sociales en la que cada uno de ellos ocupa una

    posicin en las dimensiones o niveles y en las esferas

    o mbitos mencionados ms arriba.

    Al referirnos a procesos polticos de lucha y cam-

    bio social, el tema de los actores sociales se recubre con

    el de los movimientos sociales, definidos como accio-

    nes colectivas con alguna estabilidad en el tiempo y

    algn nivel de organizacin, orientados al cambio o

    conservacin de la sociedad o de alguna esfera de ella.

    La idea de Movimiento Social tiende a oscilar entre dos

    polos: la respuesta coyuntural a una determinada situa-

    cin o problema y la encarnacin del sentido de la his-

    toria y el cambio social. Desde nuestra perspectiva,

    ambos polos pueden ser vistos como dos dimensiones

    de los movimientos sociales. Por un lado, el Movimiento

    Social (maysculas, singular) orientado al nivel histri-

    co-estructural de una determinada sociedad y definien-

    do su conflicto central. Por otro lado, movimientos so-

    ciales (plural, minsculas), que son actores concretos que

    se mueven en los campos de los mundos de la vida y

    de las instrumentalidades, organizacional o institucional,

    orientados hacia metas especficas y con relaciones pro-

    blemticas, que se definen en cada sociedad y momento,

    con el Movimiento Social Central. Los movimientos

    sociales son un tipo de accin colectiva y no el nico, ydeben ser distinguidos al menos de otras dos formas de

    accin colectiva importantes en sociedades en cambio,

    como son las demandas y las movilizaciones.5

    4 Sobre la problemtica del actor sujeto, vase Touraine (1984 y2000). Tambin Dubet y Wieworka (1995).5 Vase una definicin y clasificacin de los movimientos socialesen Touraine (1997). Otras visiones en Gohn (1997) y Touraine(1989). Una concepcin alejada de la que se plantea aqu es la deMcAdam, McCarthy y Zald (1998).

    6 Sobre la denominacin nacional-popular, vase Germani (1965) yTouraine (1989). De esta ltima tomaremos algunas de sus carac-terizaciones. La denominacin de matriz Estado-cntrica se encuentraen Cavarozzi (1996) y mi propia definicin en, entre otros, Garretn(1995 a y b).

    IILa accin colectiva en la matriz clsica

    En trminos generales, podemos decir que la matriz

    sociopoltica latinoamericana, que denominaremos in-distintamente clsica, poltico-cntrica o nacional po-

    pular,6 y que prevaleci desde la dcada de los treinta

    hasta los setenta, con variaciones acordes con los pero-dos y los pases, se constituy por la fusin de diferentes

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    procesos: desarrollo, modernizacin, integracin social

    y autonoma nacional. Toda accin colectiva estaba cru-

    zada por estas cuatro dimensiones y todos los diferen-

    tes conflictos reflejaban estas fusiones.

    La principal caracterstica de la matriz nacional

    popular, en trminos tpico-ideales, era la fusin entresus componentes, es decir, el Estado, los partidos polti-

    cos y los actores sociales. Esto significaba una dbil

    autonoma de cada uno de estos componentes y una

    mezcla entre dos o tres de ellos, con subordinacin o

    supresin de los otros. La combinacin particular en-

    tre ellos dependa de factores histricos y variaba de

    pas en pas. En cualquier caso, la forma privilegiada

    de accin colectiva era la poltica y la parte ms dbil

    de la matriz era el vnculo institucional entre sus com-

    ponentes, es decir, el rgimen poltico; de ah sus fluc-

    tuaciones o ciclos reiterativos entre democracia y au-

    toritarismo.

    En esta matriz clsica el Estado desempeaba un

    rol referencial para todas las acciones colectivas, ya

    fueran el desarrollo, la movilidad y movilizacin so-

    ciales, la redistribucin, la integracin de los sectores

    populares. Pero era un Estado con dbil autonoma de

    la sociedad y sobre el que pesaban todas las presiones

    y demandas tanto internas como externas. Esta interpe-

    netracin entre Estado y sociedad le daba a la poltica

    un papel central; pero salvo casos excepcionales, se

    trataba de una poltica ms movilizadora que represen-

    tativa y las instituciones de representacin eran, en

    general, la parte ms dbil de la matriz.

    Siempre en trminos esquemticos y tpico-idea-les, es posible afirmar que junto con la clsica matriz

    sociopoltica exista un actor social central que puede

    ser definido como el Movimiento Nacional Popular, y

    que abarcaba los diferentes movimientos sociales, a

    pesar de sus particularidades. Esto significa que cada

    uno de los movimientos sociales particulares era al

    mismo tiempo, y en grados diversos, desarrollista, mo-dernizador, nacionalista, orientado hacia el cambio

    social y se identificaba como parte del pueblo. Este

    ltimo era considerado como el nico sujeto de la his-

    toria. El movimiento o actor social paradigmtico del

    Movimiento Nacional Popular fue generalmente el

    movimiento obrero, pero en diferentes perodos este

    liderazgo fue cuestionado, por lo que se le reemplaza-

    ba por la apelacin a otros actores, como los campesi-

    nos o los estudiantes o las vanguardias partidarias.

    As, las caractersticas principales de este actor

    social o Movimiento Social Central fueron, en primer

    lugar, la combinacin de una dimensin simblica muy

    fuerte orientada al cambio social global con una dimen-

    sin de demandas muy concretas. Esto significa la

    asuncin implcita o explcita de la orientacin revo-

    lucionaria aun cuando los movimientos concretos fue-

    ran muy reformistas. En segundo lugar, la referen-

    cia al Estado como el interlocutor de las demandas

    sociales y como el locus de poder sobre la sociedad.

    Esto significa una omnipresente y compleja relacin

    del movimiento social con la poltica, pudiendo ser sta

    la subordinacin completa a los partidos, la instrumen-

    tacin de stos o un estilo de accin ms independien-

    te. En consecuencia, la debilidad de la base estructu-

    ral de los movimientos sociales se compensaba con laapelacin ideolgica y poltica.

    IIILa desarticulacin de la matriz

    nacional popular

    El intento de desmantelar la matriz clsica o polti-

    co-cntrica por parte de los regmenes militares de losaos sesenta y setenta, y algunas transformaciones

    institucionales o estructurales que tambin ocurrieron

    en otros pases sin este tipo de autoritarismo, en los

    ochenta,7 implicaron algunas consecuencias profun-

    das para los actores sociales y formas de accin co-

    lectiva.Por un lado, hay dos significados entrelazados en

    la accin de cualquiera de los movimientos y actores

    7 Sobre los autoritarismos y regmenes militares, vase el ya clsicoThe New Authoritarianism in Latin America (Collier, ed., 1979) y

    los trabajos de ODonnell (1999) en su antologa Contrapuntos. Unadiscusin general de las transformaciones socioeconmicas bajo elsello del neoliberalismo se encuentra en Smith, Acua y Gamarra(1994).

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    sociales particulares bajo los autoritarismos. Uno es la

    reconstruccin del tejido social destruido por el auto-

    ritarismo y las reformas econmicas.8 El otro es la

    orientacin de las acciones, en el caso de regmenes

    autoritarios, hacia el trmino de ste, lo que politiza

    todas las demandas sectoriales no especficamentepolticas.

    Por otro lado, debido a la naturaleza represiva de

    los regmenes autoritarios o militares, y al intento de

    desmantelamiento general del Estado desarrollista, que

    tambin se dio en los casos en que no hubo rgimen

    militar, la referencia al Estado y los vnculos con la

    poltica cambian dramticamente para los actores so-

    ciales particulares, llegando a ser ms autnomos, ms

    simblicos y ms orientados hacia la identidad y

    autorreferencia que a lo instrumental o reivindicativo.9

    Durante el momento represivo ms intenso en los

    inicios del autoritarismo, la orientacin principal de

    cualquier accin colectiva tiende a ser la autodefensa

    y sobrevivencia; es decir, el tema central es la vida y

    los derechos humanos.10 Cuando el rgimen autorita-

    rio o militar mostr su dimensin ms fundacional, los

    movimientos se diversificaron en variadas esferas de

    la sociedad y se orientaron ms hacia lo cultural y

    social que hacia lo econmico o poltico. Finalmente,

    cuando el rgimen comenz a descomponerse y su

    trmino fue visto como una posibilidad real, los acto-

    res sociales tendieron a orientarse hacia la poltica y

    hacia una frmula institucional de transicin que asu-

    ma e involucraba todas las diferentes expresiones pre-vias de accin colectiva.

    Respecto de los movimientos sociales particula-

    res, el intento del autoritarismo por cambiar el rol del

    Estado, as como los cambios en la economa y la

    sociedad, transformaron los espacios de constitucin de

    aqullos, principalmente debilitando sus bases institu-

    cionales y estructurales a travs de la represin, la

    marginalizacin y la informalizacin de la economa.

    En lugar de los movimientos organizados, la principal

    accin colectiva durante las dictaduras fueron las

    movilizaciones sociales que tendan a enfatizar su di-

    mensin simblica por sobre la orientacin reivin-

    dicativa o instrumental. Es significativo, en este senti-

    do, el rol de liderazgo simblico alcanzado por el Mo-

    vimiento de Derechos Humanos. El fue el germen de

    lo que podramos llamar el Movimiento Social Central

    del perodo de ruptura de la matriz nacional popular bajo

    los autoritarismos: el Movimiento Democrtico.

    8 Acerca del resurgimiento de la sociedad civil bajo el autoritaris-mo, vase Nun (1989). Tambin las obras colectivas: Eckstein,coord. (2001c), Escobar y Alvarez, eds. (1992) y Slater, ed. (1985).9 Sobre el significado y evolucin de los movimientos sociales bajolos regmenes militares, vase Garretn (2001a). Ver tambin en elmismo volumen los artculos de Eckstein (2001b), Moreira Alves(2001), Navarro (2001) y Levine y Mainwaring (2001). Respecto amovimientos de derechos humanos y otro tipo de resistencia alautoritarismo, vase la tercera parte de Corradi, Weiss y Garretn,eds. (1992).10 Jelin y Herschberg, eds. (1995).

    IVLa globalizacin y la transformacin

    de la sociedad moderna

    Dos fenmenos han cambiado significativamente la

    problemtica de la accin colectiva en el mundo de

    hoy.

    Por un lado, la llamada globalizacin, en cuanto

    interpenetra econmicamente (mercados) y comunica-

    cionalmente (meditica, informacin, redes reales y

    virtuales, informtica) a las sociedades o segmentos de

    ella y atraviesa las decisiones autnomas de los Esta-

    dos nacionales,11 ha tenido varias consecuencias. Una

    es la desarticulacin de los actores clsicos ligados al

    modelo de sociedad industrial de Estado nacional. Otra,

    con sus propias dinmicas ms all de la globalizacin,

    es la explosin de identidades adscriptivas o comunita-

    ristas basadas en el sexo, la edad, la religin como ver-

    dad revelada y no como opcin, la nacin no estatal,

    la etnia, la regin, etc. Una tercera son las nuevas for-

    mas de exclusin que expulsan masas de gente estable-ciendo un vnculo puramente pasivo y meditico entre

    ellas y la globalizacin. Finalmente, la conformacin

    11 El trabajo ms amplio sobre el tema es Castells (1997). Desdeuna perspectiva crtica latinoamericana, vase Chonchol (2000),Flores Olea y Maria (1999), Garca Canclini (1999) y Garretn,ed. (1999).

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    de actores a nivel globalizado que enfrentan a su vez

    a los poderes fcticos transnacionales, los movimien-

    tos antiglobalizacin.

    Por otro lado, lo que est ocurriendo en todas par-

    tes del mundo, y en Amrica Latina con algunas ca-

    ractersticas particulares que indicaremos, es un cam-bio fundamental del tipo societal predominante en los

    ltimos siglos. Este puede resumirse en el fenmeno

    de amalgamacin entre el tipo societal bsico que ac-

    tu como referencia desde el siglo XIX, la sociedad

    industrial de Estado Nacional, y otro tipo societal, la

    sociedad post-industrial globalizada.12

    El tipo societal referencial, frente al cual los pa-

    ses podan estar ms atrasados o ms avanzados, la

    sociedad industrial de Estado Nacional, tena dos ejes

    fundamentales: uno era el eje trabajo y produccin, el

    otro era el eje Estado Nacional, es decir, la poltica.

    Por lo tanto, los actores sociales en este tipo societal

    eran predominantemente actores que se vinculaban al

    mundo del trabajo o de la produccin, es decir, alguna

    relacin con las clases sociales y, por otro lado, al

    mundo de la poltica, es decir alguna relacin con los

    partidos o liderazgos polticos. La combinacin de

    ambos es lo que llambamos movimientos sociales.

    En el caso de Amrica Latina, definida menos por

    una estructura industrial y un Estado nacional conso-

    lidados, que por procesos de industrializacin y de

    construccin de Estados nacionales y de integracin

    social, la organizacin de la sociedad, y as tambin la

    conformacin de actores sociales, estaba basada ms

    en la poltica caudillista, clientelista o partidariaque en el trabajo o produccin.

    El nuevo tipo societal, que podramos llamar post-

    industrial globalizado y que slo existe como princi-

    pio o como tipo societal combinado con el anterior,

    tiene como ejes centrales el consumo y la informacin

    y comunicacin. No tiene en su definicin misma, a

    diferencia del tipo societal industrial-estatal, un siste-

    ma poltico.

    En torno a los ejes bsicos de este modelo societal

    consumo e informacin y comunicacin se cons-

    tituyen nuevos tipos de actores sociales, por supuesto

    que intermezclados o coexistiendo con los actores pro-

    venientes del modelo societal industrial-estatal trans-

    formados. Por un lado, los pblicos y redes de diversa

    naturaleza, que pueden ser ms o menos estructurados,

    especficos o generales, pero que tienen como carac-

    tersticas el no tener una densidad organizacional fuer-

    te y estable. En segundo lugar, actores con mayor

    densidad organizacional como las organizaciones nogubernamentales (ONG), que constituyen tambin redes

    nacionales y transnacionales. En tercer lugar, los ac-

    tores identitarios, sobre todo aqullos en que el prin-

    cipio fundamental de construccin de identidad tiende

    a ser adscriptivo y no adquisitivo. Finalmente, los

    poderes fcticos, es decir, entidades o actores que pro-

    cesan las decisiones propias de un rgimen poltico, al

    margen de las reglas del juego democrtico. Ellos

    pueden ser extrainstitucionales como los grupos eco-

    nmicos locales o transnacionales, la corrupcin y el

    narcotrfico, grupos insurreccionales y paramilitares,

    poderes extranjeros, organizaciones corporativas

    transnacionales, medios de comunicacin. Pero tam-

    bin existen poderes fcticos de jure, actores institucio-

    nales que se autonomizan y asumen poderes polticos

    ms all de sus atribuciones legtimas, como pueden

    serlo los organismos internacionales, presidentes

    (hiperpresidencialismo), poderes judiciales, parlamen-

    tos, tribunales constitucionales y las mismas Fuerzas

    Armadas en muchos casos.

    Consecuencia de lo sealado es la transformacin

    de los principios de accin colectiva e individual. Los

    principios de referencia de los actores de la sociedad

    clsica que hemos conocido y a la cual pertenece nues-

    tra generacin en Amrica Latina, pese a la debilidadde la estructura econmica industrial, son el Estado y

    la polis estructurada en Estado. Los principios de re-

    ferencia de los actores de la sociedad post-industrial

    globalizada son problemticas que desbordan la polis

    o el Estado nacional (paz, medio ambiente, ideologas

    globalistas u holsticas, gnero). Para los actores

    identitarios la referencia principal es a la categora

    social a la cual pertenecen (se sienten jvenes o muje-

    res, indios, viejos, paisanos de tal regin, etc., ms que

    nacionales de un pas o seguidores de una ideologa o

    realizadores de alguna funcin o miembros de una

    profesin).

    Es cierto que Amrica Latina siempre vivi enforma desgarrada la modernidad occidental industrial

    de carcter estatal-nacional y que sta nunca logr

    consolidarse como la racionalidad organizadora de

    estas sociedades. Pero tambin es cierto que esta mo-

    dernidad fue un elemento referencial en la historia de

    nuestros pases en el siglo pasado y que se la vivi en

    forma ambigua e hibridada con otros modelos de

    12 Existe una abundante literatura sobre el carcter de la sociedad ysu impacto en las formas de accin colectiva. Vale la pena desta-car, para los fines de este trabajo, a Castells (1997), Touraine (1997),Dubet y Martucelli (1998) y Melucci (1996). Para la perspectivams clsica de clases sociales, vase Wright (1997). Mi propia vi-sin se halla en Garretn (2000b).

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    LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA MANUEL ANTONIO GARRETON M.

    13

    modernidad. Todo ello hace ms problemtica la irrup-

    cin del nuevo tipo societal en nuestras sociedades.

    Si se examinan las nuevas manifestaciones de la

    accin colectiva desde Chiapas o Villa El Salvador de

    Per, los movimientos campesinos ligados al narcotr-

    fico o los ms tradicionales de lucha por la tierra, los

    movimientos tnicos y de gnero, las movilizaciones

    de protesta contra el modelo econmico, las nuevas

    expresiones de los movimientos estudiantiles, entre

    otros, se ver que todas ellas comparten rasgos de am-

    bos modelos de modernidad combinados con las pro-

    pias memorias colectivas.

    VEl cambio de matriz sociopoltica

    en Amrica Latina

    Junto con las transformaciones provenientes de los

    procesos de globalizacin, en los que las sociedades

    latinoamericanas se insertan dificultosamente de una

    manera dependiente, y como objetos de estrategias

    externas de dominacin y de las dinmicas de un nue-

    vo tipo societal que se amalgama con el preexistente,

    ambos mal enraizados en estas sociedades, stas han

    vivido, en grados y circunstancias diferentes, cambios

    profundos en diversas dimensiones.13

    El primero es el advenimiento y relativa consoli-

    dacin de sistemas poltico-institucionales que tienden

    a sustituir a las dictaduras, guerras civiles y modalida-

    des revolucionarias de dcadas precedentes. El segun-

    do es el agotamiento del modelo de desarrollo hacia

    adentro industrializacin con rol dirigente del Es-tado y su reemplazo por frmulas que asignan prio-

    ridad al papel del sector privado y buscan insertarse

    en la economa globalizada y dominada por las fuer-

    zas transnacionales del mercado. El tercero es la trans-

    formacin de la estructura social, con el aumento de la

    pobreza, las desigualdades, la marginalidad y la preca-

    riedad de los sistemas laborales. Y por ltimo, el cuarto

    es la crisis de las formas clsicas de modernizacin y

    de cultura de masas norteamericana predominantes en

    las elites dirigentes, y el reconocimiento y desarrollo

    de frmulas propias e hbridas de modernidad.

    Todos estos procesos han significado la ruptura

    y desarticulacin de la matriz clsica o nacional po-pular. Recordemos que es contra esta matriz y su tipo

    de Estado que se dirigen tanto los movimientos revo-

    13 Sobre la problemtica general de Amrica Latina en los aosnoventa vanse, entre otros, Reyna, comp. (1995) y Smith (1995).Desde otra perspectiva, Sosa (1996).

    lucionarios de los aos sesenta, criticando su aspecto

    mesocrtico y su incapacidad de satisfacer los intere-

    ses populares, como los regmenes militares que se

    inician en esos aos en Amrica Latina. El momento

    de las transiciones democrticas de los ochenta y no-

    venta, a su vez, coincide con la constatacin del vaco

    dejado por la antigua matriz que los autoritarismos

    militares haban desarticulado, sin lograr reemplazar-

    la por otra configuracin estable y coherente de las

    relaciones entre Estado y sociedad. En este vaco tien-

    den a instalarse diferentes sustitutos que impiden el

    fortalecimiento, la autonoma y la complementariedad

    entre los componentes de la matriz (Estado, rgimen

    y actores polticos, actores sociales y sociedad civil) y

    que buscan sustituir o eliminar alguno.Tres grandes tendencias, a veces superpuestas,

    otras entremezcladas, otras en tensin y con luchas por

    hegemonas parciales entre ellas, intentan reemplazar

    la matriz en disolucin. Por un lado, el neoliberalismo,

    como intento de negar la poltica a partir de una vi-

    sin distorsionada y unilateral de la modernizacin

    expresada en una poltica instrumental que sustituye la

    accin colectiva por la razn tecnocrtica y donde la

    lgica de mercado parece aplastar cualquier otra di-

    mensin de la sociedad. Esta tendencia se acompaa

    en los ltimos tiempos con una visin de la poltica que

    contribuye a despolitizar an ms la sociedad al plan-

    tearse como su nico contenido el resolver los pro-blemas concretos de la gente.

    Por otro lado, y como reaccin frente a la pri-

    mera tendencia y a los fenmenos de globalizacin,

    surge una visin tambin crtica del Estado y la po-

    ltica, pero desde la sociedad civil, apelando a su

    reforzamiento, ya sea a travs de los principios de

    ciudadana, participacin, empoderamiento o de las

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    LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA MANUEL ANTONIO GARRETON M.

    14

    diversas concepciones del capital social, ya sea a tra-

    vs de la invocacin a principos identitarios y comu-

    nitario.14

    Entre estos dos polos contradictorios, pero que en

    conjunto tienden a debilitar desde ngulos distintos la

    legitimidad del Estado y de la poltica, en un caso porconsiderarlos innecesarios e ineficientes, en el otro por

    ser elitistas y cupulares y no dar cuenta de las nuevas

    demandas y campos de accin sociales, se halla la

    visin ms institucionalista del refuerzo del papel del

    Estado y de la democracia representativa, para evitar

    la destruccin de la sociedad por el mercado, los po-

    deres fcticos o el particularismo de las reivindicacio-

    nes identitarias y corporativas.

    En los vacos que dejan estas tres tendencias, in-

    capaces cada una de reconstituir una nueva matriz

    sociopoltica, pueden resurgir tambin nostalgias po-

    pulistas, clientelistas, corporativistas o partidistas y, en

    caso de extrema descomposicin, caudillismos neopo-

    pulistas, pero ya sin la convocatoria de grandes pro-

    yectos ideolgicos o de movilizaciones de fuerte ca-

    pacidad integrativa. Estas nostalgias aparecen ms bien

    como formas fragmentarias, muchas veces en forma

    paralela a elementos anmicos, apticos o atomi-

    zadores, y en algunos casos delictuales, como el

    narcotrfico y la corrupcin.

    As, la cuestin fundamental es si, ms all de las

    transiciones democrticas o del paso a un modelo eco-

    nmico basado en las fuerzas de mercado transnaciona-

    lizadas, asistimos o no a la emergencia de un nuevo tiposocietal, es decir, de una nueva matriz sociopoltica. Lo

    ms probable es que los pases sigan diversos caminos

    en esta materia, movindose de una u otra manera en

    las tres grandes tendencias anotadas. Si bien existe el

    riesgo de la permanente descomposicin o inestabilidad

    y crisis sin una pauta nueva y clara de relaciones entre

    Estado, poltica y sociedad, tambin puede irse abrien-

    do paso dificultosamente la tendencia a una nueva ma-

    triz de tipo abierto, es decir, caracterizada por la auto-

    noma y la tensin complementaria de sus componen-

    tes, combinada con elementos subordinados de la ma-

    triz clsica en descomposicin y que redefine la polti-

    ca clsica y las orientaciones culturales.

    No es posible predecir an el resultado de estos

    procesos. Pareciera que el marco poltico ser formal-

    mente democrtico, sin que pueda asegurarse su rele-

    vancia frente a los poderes fcticos transnacionales y

    locales.

    14 Sobre ciudadana y participacin vase CEPAL (2000b). Sobre ca-pital social, Portes (1998) y Durston (2000). Sobre identidades,ILADES (1996).

    VILos nuevos ejes de la accin colectiva

    Los cambios estructurales y culturales que afectan tanto

    al tipo societal latinoamericano como al modo clsico

    de relacin entre Estado y sociedad significan, en tr-

    minos de la accin colectiva, un cambio de paradigma

    en un doble sentido. En primer lugar, la organizacin

    de la accin colectiva y la conformacin de actores

    sociales se hace menos en trminos de la posicin

    estructural de los individuos y grupos y ms en trmi-

    nos de ejes de sentido de esa accin. En segundo lu-

    gar, los cuatro ejes de accin que definiremos no es-

    tn imbricados en un proyecto societal nico que los

    ordena entre s y fija sus relaciones, prioridades y de-terminaciones en trminos estructurales, sino que cada

    uno de ellos es igualmente prioritario, tiene su propia

    dinmica y define actores que no necesariamente son

    los mismos que en los otros ejes, como ocurra con la

    fusin de las diversas orientaciones en el movimiento

    nacional popular o en el movimiento democrtico que

    le sigui.

    1. La democratizacin poltica

    En las ltimas dcadas se han dado tres tipos de pro-

    cesos de democratizacin desde diversas situaciones de

    autoritarismo. El primero corresponde a las fundacio-

    nes democrticas, es decir, la creacin de un rgimendemocrtico en pases donde nunca existi antes pro-

    piamente una democracia, partiendo de regmenes

    oligrquicos o patrimoniales o desde situaciones de

    guerra civil, insurrecciones o revoluciones, como es,

    principalmente, el caso centroamericano. El segundo

    corresponde a las transiciones, el paso a regmenes

    democrticos desde regmenes de dictadura militar o

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    LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA MANUEL ANTONIO GARRETON M.

    15

    civil formales, caso principalmente de los pases del

    Cono Sur. El tercero corresponde a las reformas, es

    decir, procesos de extensin de instituciones democr-

    ticas desde el poder mismo, presionado por la socie-

    dad y la oposicin poltica, como es el caso mexica-

    no.15

    Las fundaciones exigen, por su naturaleza, la pre-

    sencia de actores e instituciones mediadoras, naciona-

    les o externas, entre los sectores combatientes y la con-

    versin de stos en actores polticos. Las transiciones

    no operan por derrocamiento, sino que por negociacio-

    nes dentro de marcos institucionales, pero se definen

    por el cambio de los titulares del poder y privilegian a

    los partidos polticos como actores centrales y a los

    grupos corporativos que presionan por salvaguardar sus

    intereses en el proceso de trmino de las dictaduras y

    en el rgimen que les seguir, subordinando a los

    movimientos sociales que fueron importantes en eldesencadenamiento de la transicin. Las reformas no

    implican cambio necesario en los titulares del poder y

    es difcil decir en qu momento realmente estn ter-

    minadas. En ellas el juego cupular de los partidos y

    actores polticos es central, aunque los movimientos de

    la sociedad civil son los que mantienen la presin para

    evitar que las reformas se empantanen.

    Si bien es cierto que cada forma de democratiza-

    cin tiene implicancias distintas para las formas de

    accin social y privilegia determinados actores socia-

    les, es posible trazar una lnea general en esta materia,

    en la que cada caso y subcaso aporta sus rasgos espe-

    cficos.Si habamos definido como el sujeto o principio

    constitutivo central de la matriz poltico-cntrica o

    clsica al Movimiento Nacional Popular, puede decir-

    se que la construccin de democracias polticas impli-

    c un giro de ste hacia el Movimiento Democrtico,

    es decir, hacia un actor o movimiento central que, por

    vez primera, no se orienta ni hacia intereses especfi-

    cos de un sector social ni hacia el cambio social radi-

    cal y global, sino hacia el cambio de rgimen poltico.

    Los gobiernos autoritarios se convierten en el princi-

    pio ms importante de oposicin y el trmino del r-

    gimen y la instalacin de la democracia llegan a ser la

    meta principal de la accin colectiva. Con este cam-

    bio, el Movimiento Social gana en trminos instrumen-

    tales, pero se paga el precio de la subordinacin de las

    demandas particulares a las metas polticas. A la vez,

    esto otorga el rol de liderazgo a los actores polticos,

    principalmente los partidos. Las negociaciones y

    concertaciones en el nivel de las cpulas y de las elites

    tienden a reemplazar las movilizaciones sociales du-

    rante la transicin democrtica y los procesos de con-

    solidacin.

    En este sentido, los procesos de democratizacin

    poltica tienden a separar la accin colectiva en tres

    lgicas que penetran a todos los actores sociales par-

    ticulares. Una es la lgica poltica orientada hacia el

    establecimiento de una democracia consolidada como

    condicin para cualquier otro tipo de demanda. La otra

    es la lgica particular de cada uno de los actores orien-

    tada hacia beneficios concretos en la democratizacinsocial como condicin para apoyar activamente al

    nuevo rgimen democrtico. La ltima lgica critica

    la insuficiencia de los cambios institucionales y con-

    cibe la democracia como un cambio social ms pro-

    fundo y extensivo a otras dimensiones de la sociedad.

    Esta lgica, subordinada durante las democratizacio-

    nes polticas, se expresar luego a travs de los otros

    ejes de la accin colectiva que examinaremos.

    La existencia de cuestiones ticas no resueltas

    durante las transiciones o democratizaciones, especial-

    mente la violacin de los Derechos Humanos bajo las

    dictaduras, mantuvo la importancia de los movimien-

    tos de Derechos Humanos al comienzo de las nuevasdemocracias. Pero stos se vieron severamente limita-

    dos por las restricciones de otros enclaves autoritarios,

    de tipo institucional o constituidos por poderes fcticos

    (militares, empresarios, grupos para-militares), y espe-

    cialmente por el riesgo de regresin autoritaria y cri-

    sis econmicas. Ello confiri a los actores polticos, en

    el gobierno y la oposicin, roles claves en la accin

    social, subordinando de esta manera los principios de

    accin de otros actores a su propia lgica. A su vez,

    las tareas relacionadas con el proceso de consolidacin

    privilegiaron, al comienzo, las necesidades y requeri-

    mientos del ajuste y la estabilidad econmicos, desin-centivando la accin colectiva que se pensaba pona en

    riesgo tales procesos. Como resultado se produjo un

    cierto grado de desarticulacin y desactivacin de los

    movimientos sociales. Pero ms importante an es que,

    al establecerse los regmenes post-dictatoriales, los

    movimientos sociales quedaron sin un principio cen-

    tral de proyeccin.

    15 Sobre transiciones y democratizaciones vanse, entre otros mu-chos, Barba, Barros y Hurtado, comps. (1991) y para un balance yrevisin actualizados, Hartlyn (2000). Mis propios planteamientosestn en Garretn (1995a y 1997b) y en Poltica y sociedad entredos pocas (Garretn, 2000a). En este ltimo nos basamos para elbalance presentado aqu.

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    LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA MANUEL ANTONIO GARRETON M.

    16

    El balance de las democratizaciones polticas no

    puede dejar de ser positivo en cuanto a la transicin y

    consolidacin de regmenes post-autoritarios, y, en

    general, crtico respecto de la calidad y profundidad

    democrtica de tales regmenes.

    En efecto, los regmenes democrticos que suce-den a las dictaduras militares o civiles, si bien conso-

    lidados, son democracias o incompletas o dbiles. Es

    decir, en algunos casos se trata de regmenes que si

    bien son bsicamente democrticos mantienen cierta

    impronta del rgimen anterior, lo que hemos denomi-

    nado los enclaves autoritarios. Estos son institucionales

    (constituciones, sistemas legislativos amarrados, etc.);

    tico-simblicos (problemas pendientes de verdad y

    justicia en torno a crmenes y violaciones de derechos

    humanos desde el Estado); actorales (grupos que in-

    tentan volver al rgimen anterior o no juegan cabal-

    mente el juego democrtico) y culturales (actitudes y

    comportamientos heredados que impiden la participa-

    cin ciudadana y democrtica). En otros casos, la re-

    composicin del sistema de representacin en el rgi-

    men democrtico est an en curso. Por ltimo, hay

    un grupo de pases que vive una cierta descomposicin

    del conjunto del sistema poltico o en los cuales los

    poderes fcticos no se someten a las reglas del juego

    institucional o la ciudadana no logra constituirse como

    tal, lo que hace a sus democracias relativamente irre-

    levantes para el cumplimiento de las tareas propias de

    todo rgimen.

    Es evidente que en torno a la profundizacin y

    calidad del rgimen democrtico se producir una con-figuracin de actores, con una tensin entre los ms

    orientados a lo poltico-estatal, preocupados de las

    reformas institucionales y de la modernizacin del

    Estado, y aquellos que ligan demandas sociales y ciu-

    dadanas propias del segundo eje al que nos referire-

    mos. Recordemos al respecto que en Mxico el Ejr-

    cito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN) pona

    entre sus primeras reivindicaciones la celebracin de

    elecciones limpias junto a sus propias demandas de

    integracin social, y que el movimiento indgena en

    Ecuador tambin vincul sus demandas particulares al

    cambio de gobierno.

    2. La democratizacin social

    El segundo eje en torno al cual se constituyen accio-

    nes colectivas y actores sociales es lo que puede de-

    nominarse la democratizacin social. Entre los varios

    significados que tiene este concepto dos son pertinen-

    tes para nuestros efectos. El primero se refiere a la

    redefinicin de la ciudadana. El segundo a la supera-

    cin de la pobreza y la exclusin.16

    Se asiste hoy en da a una expansin valorativa

    indita de la dimensin ciudadana, lo que se expresa

    en que casi todas las demandas y reivindicaciones se

    hacen a nombre de la ciudadana o de los derechos ciu-dadanos. Es cierto que muchas de ellas se confunden

    con simples demandas sociales, de modo que el uso

    del concepto por parte de las ONG y los organismos in-

    ternacionales es a veces equvoco y a veces pierde su

    contenido especfico referido a derechos iguales de las

    personas individuales (citizenship) frente al poder po-

    ltico-estatal garantizados por instituciones determina-

    das y en torno a cuya reivindicacin se organiza un

    cuerpo de ciudadanos portadores de tales derechos

    (citizenry).

    La valorizacin de la ciudadana contrasta, sin

    embargo, con el debilitamiento de las instituciones

    clsicas que sirvieron para expresarla: sobre todo en

    el campo los derechos civiles.

    Hay actores que se ubican en este campo de rei-

    vindicaciones clsicas, es decir, amenazados por lo que

    ven como prdida de los derechos conquistados en sus

    luchas histricas al debilitarse el papel del Estado y de

    la institucionalidad que los garantizaban. Hay otros

    cuyas luchas se organizan contra la discriminacin, es

    decir, estn orientadas a que se reconozcan derechos

    de los que gozan los ciudadanos ya integrados a los

    miembros de determinadas categoras (gnero, nivel

    socioeconmico, etnia, regin, etc.). Pero, adems, en

    aquellos campos de ciudadana clsica donde existeninstituciones, ya no se trata slo del acceso o cobertu-

    ra de determinados derechos ciudadanos, sino de la ca-

    lidad del bien a que se aspira, la que obviamente de-

    pende de la naturaleza del grupo que la reivindica, por

    lo cual un derecho universal no puede ser de igual con-

    tenido para todos (por ejemplo, la demanda educacio-

    nal o de salud). Esto limita la capacidad de accin al

    particularizarse la dimensin de sujeto colectivo (citi-

    zenry).

    Por otro lado, si la ciudadana es el lugar del re-

    conocimiento y la reivindicacin de un sujeto de de-

    recho frente a un determinado poder, y ese poder fue

    16 Excelentes anlisis de estos aspectos, especialmente sobre exclu-siones, se encuentran en Filgueira (2001) y en CEPAL (2000 a y b).Sobre ciudadanas, adems de CEPAL (2000b), estn Hengstenberg,Kohut y Maihold, eds. (1999) y Jelin y Herschberg, eds. (1995).Un muy buen estudio de un caso nacional es el de Lpez (1997).Sobre el debilitamiento de la ciudadana civil, que mencionaremosms adelante, vase ODonnell (2001).

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    LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA MANUEL ANTONIO GARRETON M.

    17

    normalmente el Estado, hoy da se generan campos o

    espacios en que la gente hace el equivalente o la ana-

    loga con la ciudadana. Quiere ejercer derechos pero

    ese poder frente al que hay que conquistarlos ya no es

    necesariamente el Estado o lo es slo parcialmente. Por

    ejemplo, derechos relacionados con los medios decomunicacin, donde la gente no quiere que en la gran

    cantidad del tiempo de su vida til que est dedicada

    a la televisin le fijen los marcos en que debe elegir,

    y quisiera tener alguna forma de ciudadana. El medio

    ambiente es otra esfera en que se expresan relaciones

    de poder, derechos y campo de ciudadana que no se

    refieren exclusivamente al Estado. Tambin la perte-

    nencia a ms de una comunidad nacional, como ocu-

    rre en zonas fronterizas o con procesos masivos de mi-

    gracin.

    Por ltimo, en estos procesos de redefinicin de

    la ciudadana surgen demandas y luchas por derechos

    que implican una revolucin en el principio clsico de

    los derechos humanos, ciudadanos o del modelo repu-

    blicano. Hay aqu dos dimensiones distintas involu-

    cradas. Una corresponde a los derechos que se recla-

    man en nombre de una identidad y que no son exten-

    sibles a otras categoras (derechos de la mujer, de los

    jvenes, de los discapacitados), pero cuyos titulares

    siguen siendo los individuos. La otra dimensin se

    refiere a derechos cuyos titulares no son los individuos

    sino que las colectividades como en el caso de dere-

    chos de pueblos indgenas, y eso es una reinvencin

    del concepto de ciudadana (Stavenhagen, 2000).

    Para todos estos nuevos campos de ciudadana noexisten instituciones, o slo existen embrionaria y par-

    cialmente. Entonces, lo que hay en vez de institucio-

    nes que regulan deberes y derechos de los involucra-

    dos, es precisamente una demanda genrica donde el

    adversario y el referente son difusos.

    La otra cara de la democratizacin social se re-

    fiere a la superacin de las nuevas formas de exclu-

    sin social del actual modelo socioeconmico.

    En el perodo previo a los autoritarismos milita-

    res y a los llamados ajustes estructurales, las formas

    de integracin estuvieron asociadas a la industrializa-

    cin y urbanizacin, a la expansin de los servicios del

    Estado y a la movilizacin poltica. En cada uno deestos campos se poda detectar una dialctica inclusin-

    exclusin y un proceso de organizacin de sectores

    excluidos con el propsito de integrarse.

    Hoy los sectores excluidos estn separados de la

    sociedad, manteniendo con ella alguna forma de rela-

    cin puramente simblica que parece no pasar por la

    economa y la poltica. A la vez, estn fragmentados y

    sin vinculacin entre ellos, lo que dificulta enormemen-

    te cualquier accin colectiva. As, adems de darse la

    desestructuracin de las comunidades polticas, produc-

    to de los fenmenos de globalizacin y de explosin

    de identidades que no son nacional-estatales, una enor-

    me masa es expulsada de lo poco que queda de esacomunidad poltica. La cuestin no es slo qu mode-

    lo econmico puede integrar en el espacio de una ge-

    neracin al sector excluido, sino qu tipo de sistema

    poltico es capaz de darle participacin efectiva y prota-

    gnica sin estallar y sin caer en prcticas manipulado-

    ras o populistas.

    La incorporacin de la parte excluida de la socie-

    dad, que en algunos pases puede ser ms del 60% de

    la poblacin, se plantea hoy en trminos nuevos: el

    sector excluido no es ms un actor que se sita en un

    contexto de conflicto con otros actores sociales sino,

    simple y trgicamente, un sector que se considera des-

    echable de la sociedad, al que ni siquiera se necesita

    explotar.

    El panorama de las acciones colectivas de los aos

    noventa muestra que el eje ciudadana-exclusin ha

    sido uno de los principales elementos constitutivos de

    la accin de los actores sociales de la regin, atrave-

    sando tanto los movimientos tnicos como los nuevos

    rasgos de los movimientos de pobladores, las reivin-

    dicaciones de sectores pobres urbanos, las organizacio-

    nes vecinales y de movimientos barriales o regionales,

    los movimientos juveniles y las movilizaciones contra

    los cierres de empresas.

    En general, es en torno a estas cuestiones de lademocratizacin social que se resignifican los actores

    ms polticos, como los partidos que giran hacia lo que

    denominan preocupaciones de la gente, o los ms

    econmicos, como los sectores afectados por crisis

    econmicas y prdidas de empleo.17

    3. La reconstruccin de la economa nacional y

    su reinsercin

    El tercer eje de accin colectiva se refiere a las conse-

    cuencias de la transformacin del modelo de desarro-

    llo.18 La transformacin del antiguo modelo de desa-

    rrollo hacia adentro, basado en la accin del Estadocomo agente de desarrollo, y la reinsercin de la eco-

    noma nacional en el proceso de globalizacin de la

    17 Escobar y Alvarez, eds. (1992), Eckstein, coord. (2001c), Calde-rn y Reyna (1995).18 Respecto de las transformaciones econmicas, vanse Smith, Acu-a y Gamarra, eds. (1994), Ffrench-Davis (2000) y CEPAL (1992).

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    LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA MANUEL ANTONIO GARRETON M.

    18

    economa mundial, a partir de las fuerzas transnacio-

    nales de mercado, signific una mayor autonoma de

    la economa respecto de la poltica en relacin al mo-

    delo de desarrollo hacia adentro, pero dej a la socie-

    dad enteramente a merced de los poderes econmicos

    nacionales y, sobre todo, transnacionales.El modo predominante como se hizo tal transfor-

    macin fue mediante el ajuste o las reformas estructu-

    rales de tipo neoliberal. Pero las modalidades neolibe-

    rales han significado slo la insercin parcial y una

    nueva dependencia de ciertos sectores, con lo que se

    vuelve a configurar un tipo de sociedad dual y queda

    planteada la cuestin de un modelo alternativo de de-

    sarrollo. Dicho de otra manera, el modelo neoliberal

    oper slo como ruptura y mostr su total fracaso para

    transformarse en un desarrollo estable y autosusten-

    table.

    En trminos de las cuestiones ligadas a los acto-

    res sociales, el nuevo esquema econmico que se im-

    pone a nivel mundial tiene varias consecuencias.19

    Por un lado, el esquema econmico prevalecien-

    te tiende a ser intrnsecamente desintegrativo a nivel

    nacional y parcialmente integrativo, aunque obviamen-

    te asimtrico, a nivel supranacional. Ello implica la

    desarticulacin de los actores sociales clsicos ligados

    al mundo del trabajo y al Estado y hace muy difcil la

    transformacin de los nuevos temas mencionados (me-

    dio ambiente, gnero, seguridad urbana, democracia

    local y regional dentro del pas, etc.) y de las nuevas

    categoras sociales (etarias, de gnero, tnicas, diver-

    sos pblicos ligados al consumo y a la comunicacin)en actores sociales polticamente representables. Esta

    desarticulacin de actores sociales es coincidente con

    el debilitamiento de la capacidad de accin del Esta-

    do, referente bsico para la accin colectiva en la so-

    ciedad latinoamericana.

    Se produce, as, una preeminencia de luchas de-

    fensivas, a veces en la forma de revueltas salvajes, otras

    a travs de la movilizacin de actores clsicos ligados

    al Estado en defensa de sus conquistas previas (emplea-

    dos pblicos, profesores o trabajadores de antiguas em-

    presas del Estado). Los estudiantes se orientan ms a

    la defensa de sus intereses de carrera amenazados por

    la privatizacin de la educacin superior, que a la re-forma ms profunda del sistema educacional y univer-

    sitario. Los trabajadores orientan sus luchas y deman-

    das a paliar los efectos del modelo en el nivel de vida,

    el empleo y la calidad de los trabajos, demandando

    siempre la intervencin del Estado, ms que a posicio-

    nes propiamente anticapitalistas. Por otra parte, se

    aprecia un doble movimiento en el actor empresarial,

    escindido entre los favorecidos y los perdedores de lasaperturas y la globalizacin: en estos ltimos se pro-

    duce la corporativizacin defensiva de tipo nacionalista

    y, en los primeros, la internacionalizacin de las pau-

    tas de accin y una dinmica interna ms agresiva, pero

    sin lograr convertirse en clase dirigente.

    4. La reformulacin de la modernidad

    El cuarto eje, que puede ser visto como una sntesis

    de los otros, pero que posee su propia dinmica y es-

    pecificidad como fuente de accin colectiva, se refie-

    re a las luchas en torno al modelo de modernidad, las

    identidades y la diversidad cultural, y, obviamente,

    como todos los otros, se recubre tambin de luchas por

    la ciudadana.20

    La modernidad es el modo como una sociedad

    constituye sus sujetos individuales y colectivos. La

    ausencia de modernidad es la ausencia de sujetos. Es

    necesario recordar que sociolgicamente no se puede

    hablar de la modernidad, sino que hay que hablar de

    las modernidades. Cada sociedad tiene su propia

    modernidad. Los diferentes modelos de modernidad

    son siempre una combinacin problemtica entre la

    racionalidad cientfico-tecnolgica, la dimensin expre-

    siva y subjetiva (afectos, emociones, pulsiones), lasidentidades y la memoria histrica colectiva.

    La forma particular de la modernidad latinoame-

    ricana, en torno a lo que hemos denominado la matriz

    nacional popular, ha entrado en crisis y frente a ella

    se alza como propuesta la simple copia del modelo de

    modernidad identificado con procesos especficos de

    modernizacin de los pases desarrollados, pero con un

    nfasis especial en el modelo de consumo y cultura de

    masas norteamericano. El neoliberalismo y los llama-

    dos nuevos autoritarismos, bsicamente militares,

    identificaron su propio proyecto histrico con la mo-

    dernidad. Las transiciones democrticas de los ltimos

    aos rectificaron slo la dimensin poltica, dndole unsello democrtico.

    19 Respecto a las bases estructurales de las transformaciones socia-les, vase Filgueira (2001). Sobre su impacto en los movimientossociales en los aos ochenta y noventa, Caldern, ed. (1986), Co-legio de Mxico (1994), Eckstein (2001a) y Stavenhagen (1995).

    20 Para un anlisis general del tema de la modernidad, vanseTouraine (1993), ILADES (1996), Garca Canclini (1980), Garretn,ed. (1999) y Bayardo y Lacarrieu (1999). Mi propia visin apareceen Garretn (1994) y, ms recientemente, en La sociedad en quevivi(re)mos (Garretn, 2000b).

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    LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA MANUEL ANTONIO GARRETON M.

    19

    En oposicin a ese modelo surgieron visiones de

    la modernidad latinoamericana identificadas ya sea con

    una Amrica Latina profunda de raz indgena, ya sea

    con una base social nica y homognea como el mes-

    tizaje, o con un cemento cultural-religioso de prove-

    niencia catlica. Todas ellas tienden a definir la mo-dernidad o su alternativa ya sea desde la externalidad

    del sujeto, ya sea desde una esencialidad trascendente,

    con lo que no dan cuenta de las formas de conviven-

    cia latinoamericanas que combinan de manera en-

    tre confusa y creativa la vertiente racional-cientfi-

    ca, la vertiente expresivo-comunicativa y la memoria

    histrica colectiva.

    Probablemente ste es el eje ms novedoso de la

    accin colectiva de los ltimos aos en Amrica Lati-

    na, siendo especialmente visible en las nuevas moda-lidades de las acciones indgenas, en la sociabilidad y

    redefinicin ante la poltica de los jvenes, y en movi-

    mientos que combinan diversas dimensiones tnica,

    socioeconmica y poltica como el de Chiapas.21

    VIIAccin colectiva y poltica

    Cuando hablamos de actores y de la sociedad civil,enfrentamos hoy una realidad bastante compleja, pues

    pareciera asistirse a un debilitamiento general de la

    accin colectiva y de los actores y movimientos socia-

    les y a una modificacin del panorama de los actores

    sociales.

    El panorama actual muestra a este respecto: una

    mayor individualizacin en las conductas y estrategias

    del movimiento campesino, ligadas a migraciones y

    narcotrfico en algunos casos, con excepcin probable-

    mente del Movimiento de los Sin Tierras del Brasil;

    una legitimacin e institucionalizacin estatal de los

    movimientos de mujeres; una orientacin de los mo-

    vimientos de pobladores, anteriormente ligados a lastomas de terrenos, hacia las cuestiones de seguridad

    urbana; luchas de trabajadores contra polticas econ-

    micas y laborales y por una reintervencin estatal, ms

    que contra el capital; movimientos guerrilleros menos

    orientados a la toma del poder que a la negociacin de

    espacios en el mbito institucional; estudiantes ms

    defensores de sus conquistas e intereses que preocu-

    pados de la transformacin del sistema educativo;

    movimientos de derechos humanos ms espordicos o

    circunstanciales; un reforzamiento de las acciones

    poltico-electorales y de participacin ciudadana ms

    que grandes movimientos de cambio social radical. Por

    ltimo, lo ms significativo pareciera ser la transfor-

    macin de los actores tnicos hacia luchas por princi-

    pios identitarios y de autonoma respecto del Estado

    nacional.22

    21 Escobar y Alvarez, eds. (1992), Eckstein (2001a) y Reyna (1995).22 Para un panorama general, vase Eckstein (2001a). Sobre losmovimientos tnicos, Stavenhagen (2001).

    Los actores clsicos han perdido parte de su sig-nificacin social y tienden a corporativizarse. Los

    emergentes, a partir de las nuevas temticas post-au-

    toritarias, no logran constituirse en actores estables o

    cuerpo de ciudadanos, sino que aparecen ms en cali-

    dad de pblicos o en movilizaciones eventuales. En

    situaciones como stas, los actores sociales propiamen-

    te tales tienden a ser reemplazados por movilizaciones

    espordicas y acciones fragmentarias y defensivas, a

    veces en forma de redes y entramados sociales signi-

    ficativos pero con baja institucionalizacin y represen-

    tacin polticas, o por reacciones individuales de tipo

    consumista o de retraimiento. Por otro lado, tambin

    toma la escena la agregacin de individuos a travs del

    fenmeno de la opinin pblica, medida a travs de

    encuestas y mediatizada no por organizaciones movili-

    zadoras o representativas, sino por los medios de co-

    municacin masiva.

    Es evidente que en los procesos descritos hay

    elementos que daan la calidad de la vida democrti-

    ca, al erosionar los incentivos para la accin colectiva

    y poltica, por un lado, y someter el juego poltico a

    presiones y negociaciones cupulares de actores corpo-

    rativos o al chantaje de los grandes pblicos, de los

    poderes fcticos o de los medios de comunicacin

    masivos, por otro. Pero tambin es cierto que se abrenoportunidades para acciones colectivas y actores socia-

    les ms autnomos.

    Ya no puede pensarse en la conformacin de

    actores al estilo del pasado. Es improbable que haya un

    solo sujeto o Movimiento Social central o actor social

    o poltico en torno al cual se genere un campo de tensio-

    nes y contradicciones nico que articule los diferentes

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    LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA MANUEL ANTONIO GARRETON M.

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    principios y orientaciones de accin que surgen de los

    ejes de democratizacin poltica, democratizacin

    social, reestructuracin econmica e identidad y mo-

    dernidad.

    Si bien es cierto que termina quizs una poca

    caracterizada principalmente por procesos de desarro-llo nacionales hacia adentro en los que el Estado mo-

    vilizador era el agente indiscutible e incontrarrestado

    y asistimos a la emergencia de procesos de desarrollo

    insertos en las fuerzas de mercado transnacionalizado,

    ello no significa la prdida de significacin de la ac-

    cin estatal, sino la modificacin de sus formas de

    organizacin e intervencin y la redefinicin de sus

    relaciones con los otros actores de la sociedad.

    As, y contrariando las versiones optimistas o

    catastrofistas de la globalizacin, el imperialismo del

    mercado o el resurgimiento de la sociedad civil, hay

    una paradoja en relacin con la funcin del Estado en

    un nuevo modelo sociopoltico. Si ya no se puede

    pensar en un Estado que sea el unificador exclusivo de

    la vida social, tampoco puede prescindirse de una inter-

    vencin del Estado dirigida precisamente a la constitu-

    cin de los espacios y de las instituciones que permi-

    tan el surgimiento de actores significativos y autnomos

    de l y a la proteccin de los individuos. Si el Estado y,

    en ciertos casos, los partidos y la clase poltica no

    cumplen esta funcin de recrear las bases de constitu-

    cin de actores sociales, el vaco social y la crisis de

    representacin se mantendrn indefinidamente.

    Todo ello implica la redefinicin del sentido de

    la poltica en democracia. Porque muchas de las crti-cas que se les hacen a las democracias recientes tie-

    nen que ver con un cuestionamiento ms profundo a

    las formas clsicas de la poltica. Esta tena un doble

    sentido en la vida social de nuestros pases. Por una

    parte, dado el papel del Estado como motor central del

    desarrollo y la integracin sociales, la poltica era vis-

    ta como una manera de acceder a los recursos del

    Estado. Por otra parte, la poltica desempeaba un

    papel fundamental en el otorgamiento de sentido a la

    vida social y en la constitucin de identidades, a tra-

    vs de los proyectos e ideologas de cambio. De ah

    su carcter ms movilizador, abarcante, ideolgico yconfrontacional que en otros contextos socioculturales.

    En el nuevo escenario generado por las transfor-

    maciones sociales, estructurales y culturales a que nos

    hemos referido y que descomponen la unidad de la

    sociedad-polis, de la sociedad-Estado nacional, tiende

    a desaparecer la centralidad exclusiva de la poltica

    como expresin de la accin colectiva. Pero ella ad-

    quiere una nueva centralidad ms abstracta, por cuan-

    to le corresponde abordar y articular las diversas esfe-

    ras de la vida social, sin destruir su autonoma. As,

    hay menos espacio para polticas altamente ideologi-

    zadas, voluntaristas o globalizantes, pero hay una de-

    manda que se hace a la poltica, la demanda de sen-

    tido, lo que las puras fuerzas del mercado, el univer-

    so meditico, los particularismos o los meros clculos

    de inters individual o corporativos no son capaces de

    dar.

    Si el riesgo de la poltica clsica fue el ideologis-

    mo, la polarizacin y hasta el fanatismo, el riesgo de

    hoy es la banalidad, el cinismo y la corrupcin. Al

    agotarse tanto la poltica clsica como los intentos

    autoritarios y neoliberales de lograr su eliminacin

    radical, y al hacerse evidentes las insuficiencias tanto

    del pragmatismo y tecnocratismo actuales como de la

    mera apelacin a la sociedad civil, la gran tarea delfuturo es la reconstruccin del espacio institucional, la

    polis, en que la poltica vuelve a tener sentido como

    articulacin entre actores sociales autnomos y fuer-

    tes y un Estado que recobra su papel de agente de

    desarrollo en un mundo que amenaza con destruir las

    comunidades nacionales.

    VIIIPartidos y actores sociales

    Los autoritarismos militares intentaron destruir toda

    forma de accin poltica y tuvieron como objeto de

    ataque central a los partidos y organizaciones polti-

    cas. Si bien no lograron su propsito y stos fueron una

    pieza clave en las democratizaciones, la construccin

    de sistemas fuertes de partidos qued como otra tarea

    pendiente. En algunos casos en que el sistema parti-

    dario fue pulverizado, se trata de construir partidos; en

    otros, de establecer sistemas de partidos, rompiendo el

    monopolio del partido hegemnico o del bipartidismo

    tradicional y, en otros, de reconstruir la relacin entre

    la sociedad, sus actores y el sistema partidario. En

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    LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA MANUEL ANTONIO GARRETON M.

    21

    suma, habr pases que tendrn que cubrir todas estas

    tareas o alguna de ellas. Cada pas tiene un problema

    distinto, pero todos estn de algn modo en un proce-

    so complejo que apunta al fortalecimiento de un siste-

    ma de partidos que pueda controlar un Estado que, por

    su lado, debera reforzarse.En trminos generales, hay al menos tres aspec-

    tos que debern ser revisados respecto de los partidos,

    para asegurarles sus tareas de conduccin poltica y de

    intermediacin entre el mundo de los actores sociales

    y el Estado.

    El primero es la necesidad de una legislacin so-

    bre los partidos que los dignifique, los financie y al

    mismo tiempo establezca adecuados controles pbli-

    cos sobre ellos. El segundo es la representacin de los

    nuevos tipos de fraccionamientos y conflictos de la so-

    ciedad: para que los sistemas partidarios sean efectiva-

    mente una expresin reelaborada de la demanda social

    y su diversidad, hay que innovar en la constitucin de

    espacios institucionales donde se encuentren con otras

    manifestaciones de la vida social, como puede ilustrarlo

    la legislacin sobre participacin popular boliviana, por

    citar un ejemplo. Un tercer aspecto, que definir tam-

    bin el futuro de los partidos polticos, ser la capaci-

    dad de formar coaliciones mayoritarias de gobierno. En

    la medida que se constituyan sistemas multipartidarios

    competitivos, lo ms probable es que no haya ningn

    partido que pueda convertirse en mayora por s mis-

    mo y asegurar un gobierno eficaz y representativo. Este

    ya es el tema central de la poltica partidaria en Am-

    rica Latina y lo ser en las prximas dcadas.Si el liderazgo partidario aparece desafiado des-

    de arriba por el debilitamiento del Estado como refe-

    rente de la accin social, y desde el medio por los

    propios problemas de reorganizacin del sistema par-

    tidario, puede decirse que, desde abajo, nuevas or-

    ganizaciones sociales parecen menoscabar su papel en

    la sociedad.

    Entre ellas, el llamado tercer sector, conforma-

    do por las ONG, cuyo papel principal en la reconstruc-

    cin de la sociedad consiste en ligar las elites demo-

    crticas de tipo profesional, tecnocrtico, poltico o

    religioso con los sectores populares, especialmente en

    momentos en que la poltica es reprimida por el auto-ritarismo o la sociedad se atomiza por las transforma-

    ciones econmicas impuestas por la lgica del merca-

    do. Este tipo de actor desempea distintos papeles en

    esta materia. En primer lugar, le dan apoyo material y

    espacio organizacional a los sectores pobres o dbiles

    de la sociedad, en especial a los ms militantes, cuan-

    do no pueden actuar en poltica directamente. En se-

    gundo lugar, ellas ligan estos sectores con las institu-

    ciones nacionales e internacionales de derechos huma-

    nos, econmicas, religiosas y polticas, a travs de una

    franja de dirigentes sociales y activistas que pertene-

    cen al mundo social y poltico, proveyendo as un es-

    pacio de participacin ms amplio que los partidos. En

    tercer lugar, al menos algunas de ellas, son espacios

    de conocimiento de lo que ocurre en la sociedad y de

    elaboracin de ideas y proyectos sociales y polticos

    de transformacin, convirtindose en centros de pen-

    samiento o en lderes de opinin pblica.

    Pero es necesario evitar una visin ingenua o

    exageradamente optimista de las relaciones entre las

    ONG y otro tipo de organizaciones o instituciones como

    los partidos polticos. En efecto, las ONG tienden, a

    veces, a sustituir a los actores polticos, promoviendo

    sus propios intereses particulares y, otras, a radicalizar

    la accin social y poltica reclamando una democraciadirecta que puede dejar de lado las condicionantes

    institucionales. A su vez, los partidos polticos no siem-

    pre son capaces de evitar la manipulacin de estas

    organizaciones y tienden a descartar acciones que no

    lleven a ganancias polticas inmediatas. As, el proce-

    so de aprendizaje y entendimiento mutuo toma un lar-

    go tiempo.

    IX

    Conclusin: Las nuevas matrices de

    la accin social

    Lo que hemos tratado de plantear en este trabajo es

    que estamos frente a otras formas de accin colectiva

    que dependen ms de ejes y procesos de accin hist-

    rica que del posicionamiento estructural, lo que no

    quita la existencia de importantes movimientos de

    resistencia y defensivos que se asemejan a las formas

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    LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA MANUEL ANTONIO GARRETON M.

    22

    ms clsicas propias de la matriz nacional popular.

    Pero, incluso en estos ltimos, hay una mezcla signi-

    ficativa con los nuevos principios y formas de accin

    colectiva.

    Respecto a la matriz constituyente de actores so-

    ciales (relacin entre Estado, representacin, rgimeny base socioeconmica y cultural), al desarticularse una

    determinada relacin entre Estado y sociedad que lla-

    mamos nacional-popular y que privilegiaba la dimen-

    sin poltica en la constitucin de actores sociales,

    asistimos al desaparecimiento de un principio eje o

    estructurador del conjunto de estos actores. Estos pa-

    san a definirse menos en torno a un proyecto o movi-

    miento social central y ms en torno a diversos ejes

    constituidos por procesos de democratizacin poltica

    y social, reestructuracin econmica y afirmacin de

    identidades y modelos de modernidad.

    Respecto de la matriz configurativa (combinacin

    de niveles y dimensiones y de esferas y mbitos en que

    se ubica la accin o el actor), pasaramos tentativa y

    ambiguamente de actores bsicamente econmico-po-

    lticos y centrados en el nivel histrico-estructural de

    las sociedades a actores definidos socioculturalmente

    y por referencia a los mundos de la vida (subjetividad)

    y a las instrumentalidades organizacionales e institu-

    cionales.

    No cabe aqu el anlisis de expresiones de accin

    colectiva recientes que, por su complejidad, pareceran

    desmentir este esquema analtico. Sin embargo, todas

    ellas (explosiones urbanas como las de Caracas o Ecua-

    dor y Bolivia, movimientos con fuerte componentetnico, como el de Chiapas, de participacin ciudada-

    na como los de Per, piqueteros en Argentina, huel-

    gas de trabajadores contra cierres de empresas, movi-

    mientos de profesores y empleados pblicos, los Sin

    Tierra de Brasil, movimientos de derechos humanos en

    pases centroamericanos y Cono Sur, estudiantes en

    Mxico y Chile, guerrilleros en Colombia, por citar

    slo algunas muy conocidas), pese a sus enormes dife-

    rencias, pueden ser estudiados desde la perspectiva aqu

    esbozada, es decir, como expresiones de sobrevivencia,

    descomposicin y recomposicin de esta doble matriz

    en un contexto de globalizacin y transformacin del

    modelo de desarrollo y de los marcos institucionales.Los cambios en la sociedad civil han ocasionado

    nuevos tipos de demandas y principios de accin que

    no pueden ser capturados por las viejas luchas por

    igualdad, libertad e independencia nacional. Los nue-

    vos temas referidos a la vida diaria, relaciones interper-

    sonales, logro personal y de grupo, aspiracin de dig-

    nidad y de reconocimiento social, sentido de pertenen-

    cia e identidades sociales, se ubican ms bien en la

    dimensin de lo que se ha denominado mundos de la

    vida o de la intersubjetividad y no pueden ser susti-

    tuidos por los viejos principios. Ya no pertenecen ex-

    clusivamente al reino de lo privado y ejercen sus de-

    mandas en la esfera pblica. Por supuesto que estanueva dimensin no reemplaza a las anteriores, sino que

    agrega ms diversidad y complejidad a la accin social.

    El principal cambio que esta dimensin introdu-

    ce en la accin colectiva, adems de que las viejas

    formas de organizaciones parecen ser insuficientes para

    estos propsitos particulares (sindicatos, partidos), es

    que define un principio muy difuso de oposicin y se

    basa no slo en la confrontacin sino tambin en la

    cooperacin. Por consiguiente, no se dirige a un opo-

    nente o antagonista claro, como sola suceder con las

    clsicas luchas sociales.

    Mientras que en el pasado fuimos testigos de un

    sujeto central en bsqueda de movimientos y actores

    sociales que lo encarnaran, el escenario actual parece

    acercarse ms a actores y movimientos particulares en

    bsqueda de un sujeto o principio constitutivo central.

    En efecto, lo que pareciera ser ms predecible

    para el futuro prximo es una variedad de formas de

    lucha y movilizaciones ms autnomas, ms cortas,

    menos polticamente orientadas, relacionadas con las

    instituciones en lugar de ser comportamientos extra-

    institucionales, ms orientadas hacia las inclusiones

    sectoriales, las modernizaciones parciales y la demo-

    cratizacin e integracin social gradual que hacia los

    cambios globales radicales. El contenido de talesmovilizaciones estar probablemente desgarrado entre

    las demandas concretas de inclusin, y la bsqueda de

    sentido y de identidad propios frente a la universali-

    zacin de una modernidad identificada con las fuer-

    zas del mercado y sus agentes. Si no se satisfacen ta-

    les demandas, es muy probable que haya algunas ex-

    plosiones y rebeliones abruptas o una retirada a travs

    de la apata, el refugio individualista o comunitarista,

    o alguna combinacin de estas frmulas, ms que la

    generacin de actores coherentes y estables.

    En sntesis, si bien es cierto que ya no podr vol-

    verse a la accin colectiva tradicional, aunque puedan

    rescatarse muchos de sus elementos, hay potencialida-des en la nueva situacin como las que hemos indicado

    en otras secciones, que permiten la redefinicin ciuda-

    dana y una nueva manera de concebir la accin colec-

    tiva. Lo que queda pendiente es la relacin de estas

    manifestaciones con la vida poltica, por lo que pare-

    ce indispensable la institucionalizacin de espacios en

    que se expresen formas clsicas con formas emergen-

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    tes. Como hemos dicho, la paradoja estriba en que esto

    slo puede realizarse si hay iniciativa desde la polti-

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