La revista del siglo - University of Sheffield · Pulgarcito en 1904. Después de otros...
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Es una marca registrada de la cultura nacional y una referencia en la industria editorial del mundo. Pronto cumplirá 100 años. Su nombre está en el imaginario colectivo de varias generaciones de argentinos. Algunos le anteponen “el”; otros “la”. Pero para todos es sinónimo de infancia, diversión y ayuda para hacer la tarea del cole. Es la publicación de los niños. Es simplemente Billiken.
La revista del siglo
Se hace Billiken más con el corazón que con las manos”. La frase pertenece a Constancio C. Vigil, el creador de la revista infantil que el noviembre próxi-mo cumplirá un siglo. Sí, 100 años.
Algo impensado en tiempos en donde casi no hay proyecto que nazca sin fecha de vencimien-to. Entonces, ¿cómo es posible que una publicación se convierta en centenaria en pleno siglo XXI? Para intentar responder esa pregunta lo conveniente sería retrotaerse a los inicios de esta historia.Todo comenzó el lunes 17 de noviembre de 1919. Ese día Billiken llegó por primera vez a los kioscos. El
objetivo de Vigil era ofrecerles a los pequeños argen-tinos una entrada a la creciente modernidad de un país que en ese momento era gobernado por el radi-cal Hipólito Yrigoyen. Para su fundador, “el Billiken” debía reunir ciertas cualidades fundamentales: tenía que ser novedoso, popular y cosmopolita. El nombre de la publicación fue una muestra de ello. Fue bauti-zada de ese modo por el muñequito de buena suerte que la ilustradora estadounidense Florence Pretz ha-bía creado en 1908. La perspectiva internacional de la revista también se ve en la imagen ahora icónica del niño de la primera tapa. Se trató de una versión “acriollada” de una ilustración de la publicación es-
El número
5136La última edición
de 2018 de Billiken
para que los chicos
disfruten en verano.
La centenaria revista
también se hace fuerte
en las redes y en
YouTube.
El número
1El lunes 17 de noviembre
de 1919 Billiken salió
a la calle. Quince años
antes, Constancio C. Vigil,
el fundador de Editorial
Atlántida, también había
publicado otra revista
infantil, Pulgarcito.
Por Lauren Rea (profesora e investigadora de Historia Cultural Argentina de la Universidad de Sheffield, Reino Unido)Fotos: Archivo Atlántida
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Nací y crecí en Sheffield, una ciudad en el norte de Inglaterra donde
ahora ocupo un cargo de profesora e investigadora de Estudios
Latinoamericanos. Cuando tenía ocho años, mis padres me llevaron a ver
el musical Evita (de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice) y me impresionó
tanto que en ese momento decidí que algún día iba a ir a Argentina. Diez
años más tarde surgió la oportunidad y pasé unos meses enseñado inglés
en Mendoza antes de empezar la carrera universitaria de Lenguas en
King’s College London. En Londres conocí al argentino que es ahora mi
marido en el mismo momento en que estaba leyendo El beso de la mujer
araña de Manuel Puig. Por casualidad, la madre de Manuel
–conocida como Male– vivía en el mismo edificio que mis futuros suegros.
Hasta su muerte a los 99 años, Male y yo compartimos una amistad
muy especial. Yo seguía leyendo toda la obra de Puig a través de la cual
aprendí que nunca hay que subestimar lo que él llamaba los “géneros
menores”. Después de leer Boquitas pintadas me interesaba saber cómo
eran las radionovelas reales que la generación de Male había escuchado
en las décadas de 1930 y 1940, y al terminar una maestría en Estudios
Latinoamericanos en la Universidad de Cambridge volví a Londres
para completar una tesis de doctorado sobre la radionovela argentina.
Actualmente dirijo un proyecto de investigación sobre la revista Billiken
gracias a una beca del Consejo de Artes y Humanidades del Reino Unido
(AHRC). El archivo de esta revista ofrece una mirada única sobre la
historia cultural argentina del último siglo. Billiken es única en el mundo:
no hay otra revista infantil que haya publicado tantos números durante
un período de tiempo tan largo, y que reúna contenidos tan diversos.
A lo largo del siglo de vida ha llegado a millones de lectores. A ellos
se sumaron recientemente dos pequeños anglo-argentinos que leen a
Billiken desde Sheffield: mis hijos, claro.
Cómo llegué a Billiken
Lauren ReaNacida en Sheffield,
desde chica se
sintió atraída por la
historia y la cultura
argentinas. Dirige
un proyecto de
investigación sobre
Billiken que cuenta
con el apoyo del
Consejo de Artes y
Humanidades del
Reino Unido.
Primeros pasos
Izquierda, imágenes,
caricaturas,
secciones y avisos
de la edición 1 de
Billiken. Su precio
era de 20 centavos
y también ofrecía
contenidos para
padres y maestros.
Luego, tres tapas
según pasaron las
décadas: 1920,
1940 y 1953. Las
últimas dos son
ilustraciones del
gran Lino Palacio.
tadounidense The Saturday Evening Post de 1914. Billiken no fue la primera revista infantil de la Argen-tina y Vigil mismo había hecho un primer intento con Pulgarcito en 1904. Después de otros emprendimien-tos periodísticos, incluyendo la fundación de Mundo Argentino para Editorial Haynes en 1911, Vigil co-menzó a publicar la revista Atlántida en 1918 y poco después fundó los Talleres Gráficos Atlántida. Con su trío de revistas: Billiken, El Gráfico (desde 1919) y Para Ti (desde 1922), Vigil se dirigía a cada miem-bro de la familia. Se consideraba a Billiken a la par de las revistas para adultos. Todas se imprimían con el mismo papel de alta calidad y se vendían al mismo precio de 20 centavos. Aun en la ausencia de com-petidores, Billiken quería ser realmente ‘la revista de los niños’, divirtiendo y entreteniendo a sus lectores. Además mantenía contentos a padres y maestros con la garantía de proveer contenido moral que, según los criterios de la época, ayudaría en la formación de los futuros ciudadanos argentinos. En sus primeras décadas, Billiken publicaba cientos de cuentos de entrega tomados de revistas france-sas y británicas y que aparecían traducidos (no ne-cesariamente con el consentimiento de las editoriales europeas). Entre los cuentos originales se destaca una serie de Horacio Quiroga, publicada sin firma en 1924. Más tarde Billiken ofreció las novelas his-tóricas de Arturo Capdevila sobre la vida y familia de San Martín y publicaba adaptaciones gráficas de la literatura universal y argentina. La serie Emociones Futbolísticas de Comeuñas de la década de 1930, pio-nera en la literatura infantil argentina, fue escrita por Borocotó, reconocido periodista de El Gráfico. Entre las historietas nacionales se encuentran Pelopincho y
1920Año
1El número
1940Año
1953Año
5756
Cachirula, de Fola, y Aventuras de Pi-Pío, de Manuel García Ferré.En 1925 Vigil se convirtió en director general de Edito-rial Atlántida dejando a sus hijos a cargo de las revis-tas. Su presencia se seguía sintiendo en Billiken, sobre todo en las notas al pie de página que reunían con-sejos como “Sé para tu madre un motivo de alegría”, “Procura descubrir tu vocación” y “Un hoy vale más que dos mañanas”. Fue Carlos Vigil quien impulsó el contenido escolar de la revista con la publicación de material educativo gráfico. Las famosas láminas cen-trales, impresas a todo color y de temas que aborda-ban desde los próceres hasta la geografía, proveían a escuelas de todo el país valioso material didáctico a bajo costo. Ya instalado en el mercado, la circula-ción subió de 139.500 ejemplares en 1939 a 415.000 en 1945, llegando a ser en 1958 la primera publicación en español en alcanzar medio millón. Estas cifras se debían al alcance internacional de Billiken que llegó a venderse por toda Latinoamérica cumpliendo con el sueño panamericano de su fundador. SU CREADOR. Constancio C. Vigil redactó más de 85 libros para niños, cinco de los cuales fueron aceptados oficialmente como libros de lectura esco-lares en Argentina. Su dedicación a escribir para ni-ños tenía motivos tanto personales como ideológicos. Había sufrido la muerte de una hija, Marta, y de un hijo, Jorge, a quienes dedicaría uno de sus libros. Era pacifista, al punto de ser candidato al Premio Nobel de la Paz en 1934. También tenía profundos intereses pe-dagógicos. Entre sus muchos contactos del mundo es-colar estaba Carmen Scarlatti de Pandolfini, la primera mujer vocal en el Consejo Nacional de Educación, que escribía en Billiken bajo el nombre de Mamá Catalina al “ponerse las gafas para contestar a las cartas de los lectores”. Pero Vigil era, sobre todo, em-presario y el ímpetu comercial estaba siempre a la al-tura de lo ideológico. En una carta de 1941 a su amiga Gabriela Mistral le pide a la futura ganadora del Nobel una antología de sus poemas para Editorial Atlántida. La quiere publicar para el mercado femenino porque ‘la mujer algo lee, nada el hombre, mucho el niño’.Constancio C. Vigil falleció en 1954 y durante el resto de esa década son pocos los números de Billiken que no muestran fotografías de una inauguración de una escuela o biblioteca dedicada a su nombre. De todos sus logros como periodista, como autor y como em-presario, es evidente que Billiken ocupaba un lugar especial para él, ya que, como solía decir: “Se hace Billiken como para los propios hijos”. n
Para todos los que hacemos Billiken es una enorme alegría ser
parte de los 100 años de esta revista emblemática. Es un clásico
que, apenas comentamos dónde trabajamos, inspira que nuestro
interlocutor comience a contarnos: “¡Uh, Billiken! Me acuerdo de
que cuando era chico…”. Eso nos genera la enorme responsabili-
dad de cuidar una marca que ya es patrimonio nacional y ha deja-
do una huella imborrable en la memoria de millones de personas.
Desde su nacimiento, Billiken es reconocida como una marca lí-
der en producción de contenidos infantiles. A fuerza de creativi-
dad e innovación se ha ganado el respeto y la valoración por parte
de padres y maestros. Son ellos quienes desde siempre la han
percibido como sinónimo de calidad y, por lo tanto, han confiado
en su aporte para la educación de sus hijos y alumnos.
A partir de la segunda mitad del siglo pasado, Billiken ha enfren-
tado desafíos a los que no había tenido que hacer frente en los
primeros años de vida. Luego de la muerte de su fundador surgie-
ron distintos medios que comenzaron a competir por la atención
de los niños, desde otras revistas infantiles hasta nuevos sopor-
tes como la TV e Internet. Nuestra marca se adaptó a esas nuevas
circunstancias y salió airosa de cada reto. En los últimos años ha
incursionado en los desarrollos audiovisuales a partir de su canal
de YouTube, que ya cuenta con 80.000 suscriptores.
Este centenario nos encuentra en un momento complejo de la
industria editorial: los soportes tradicionales donde el contenido
es presentado cambian día a día, y las nuevas tecnologías hacen
lo suyo generando nuevos hábitos de consumo y de lecturas. La
niñez y la educación también han sufrido muchas modificacio-
nes: han caído paradigmas históricos y han surgido otros nuevos.
Todo esto, sin dudas, repercute en nuestra revista y en nuestros
lectores.
Estamos en un punto de inflexión en cuanto al producto que ha-
cemos. Los niños han cambiado su forma de relacionarse con el
mundo, educarse, adquirir conocimientos y divertirse.
Por todo esto, hoy estamos abocados a diseñar el futuro de nues-
tra marca para ir al encuentro de los intereses de las nuevas
generaciones. Tenemos el objetivo de que los niños del futuro
construyan su propia “experiencia Billiken” y que sea tan signi-
ficativa para ellos como lo fue para las generaciones pasadas.
En los próximos meses daremos a conocer nuevas propuestas
para enriquecer el mundo Billiken. Buscamos volver a poner a
nuestra marca en la vanguardia de los contenidos infantiles, y de
ese modo generar una nueva relación con los millones de niños
argentinos y de toda Latinoamérica. Aspiramos a que este cente-
nario sea el punto de partida de la refundación de Billiken, para
sembrar las semillas de otros cien años de vida en el corazón de
los chicos.
El desafío está planteado.
Proyectando el futuroPor Euhen MatarozzoDirector de Billiken
3471El número
3697El número
4251El número
5086El número
5136El número
YoutubeBilliken en
Pasan los añosLa edición del Mundial
‘86 que incluyó un álbum
de figuritas. También se
reflejó el furor del skate.
Y el Mono Relojero
recargado en el 2002.
Ya en estos tiempos,
la Primera Junta en
épocas de Instagram,
el cruce de Los Andes
del general San Martín
casi dos siglos después
y el canal de YouTube de
Billiken.