LA PSIQUIATRÍA PSICOLÓGICA

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26 LA PSIQUIATRÍA PSICOLÓGICA Honorio Delgado* Psychoanalysis is as important for the understanding of the construction of the psyche as dissection is for the understanding of the structure of the body, or chemical analysis for the understanding of the constitution of the molecule. S.E. JELLIFFE and W. A. WHITE Diseases of the Nervous System, 2a. Ed., Philadelphia, 1917. p. 20. ASISTIMOS a una renovación radical del criterio clínico y doctrinal en materia de medicina mental; asistimos al crepúsculo de lo que se podría llamar psiquiatría agnosticista, ya que sus cultores renuncian a la posibilidad de que los procesos dispsíquicos sean comprendidos como valores activos; trasponemos, pues, el umbral de la era científica de la patología del espíritu. No obstante de que, por el método que apareja, y por sus resultados prácticos, el punto de mira de la nueva psiquiatría difiere fundamentalmente del de la que caduca, él no es absolutamente nuevo: en cierto modo, es un retorno. El origen de la idea elemental que lo justifica, se remonta, en realidad, a la infancia de la psiquiatría, de suerte que la orientación agnosticista no viene a ser más que el desgraciado producto de un descarrío, de una aberración : PH. PINEL trazó el camino, orientó la psiquiatría en el sentido de la interpretación psicológica, pero sus sucesores, deslumbrados, sin duda, por los descubrimientos de la época, y sin pensar que la neurona, o el centro nervioso, es secundario, y no anterior, a la actividad funcional de adaptación, cayeron en el callejón sin salida del concepto pseudocientífico del determinismo anatomofisiológico de los desórdenes psíquicos, intentando su estudio en términos que no le corresponden; y en tan frustránea condición los sucesores de PINEL han permanecido durante un siglo. Todo el que lea a PINEL, quedará profundamente asombrado de que, a pesar de lo que él dijo, haya prevalecido, de manera exclusiva, durante tanto tiempo, lo que sagazmente calificó de «impericia presuntuosa». No podemos resistir a la tentación de traducir algunos pasajes de su gran obra 1 que demuestran la agudeza y el alcance de su videncia, pues lo que entonces era mera afirmación por inferencia, es hoy, como veremos después, verdad confirmada por la experiencia clinicopsicológica: «Qué de puntos de contacto», exclama—como si columbrara ya la anastomosis de la paleopsicología con la psiquiatría—; «qué de puntos de contacto tiene, a este respecto, la medicina con la historia de la especie humana» (Ps. II-III). En otro lugar, en contraste con la aserción triunfal hace la que psiquiatría oficial de la incoherencia y esterilidad del contenido mental psicósico, dice: «Los alienados son, además, de una finura (finesse) extrema, a menos de un extravío completo de la razón, y habría torpeza en omitir una intención directa de observarlos y de penetrar los secretos de sus pensamientos.» (P. VIII). PINEL se dió también clara cuenta de que la cultura sesquipedal de cualquier médico es insuficiente para el dominio de la disciplina psiquiátrica. Avistando lo que hoy es de necesidad imperiosa para el médico psicólogo, es decir, amplios conocimientos en materia de biología general, etnografía, filología, * Publicación del autor en tirada aparte de la Revista de Psiquiatría y Disciplinas Conexas. Año I, Nº 3, enero 1919, Sanmartí y Ca. Impresores. 1 PINEL, Traité Médico-philosophique sur l´alienation mentale 2ª Ed. París 1809. Notas. Las páginas de las indicadas en el texto, que se encuentran comprendidas entre IX y XXXIII, corresponden, a la primera edición de la obra de PINEL. Todo lo que aparece en el texto con letra cursiva ha sido puesto en esa forma por nosotros. Anales de Salud Mental 2001 / Volumen XVII (1 y 2), pp 26-38

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26 Anales de Salud Mental 2001 / Volumen XVII (1 y 2)

LA PSIQUIATRÍA PSICOLÓGICAHonorio Delgado*

Psychoanalysis is as important for theunderstanding of the construction of the psyche asdissection is for the understanding of the structureof the body, or chemical analysis for theunderstanding of the constitution of the molecule.

S.E. JELLIFFE and W. A. WHITE Diseasesof the Nervous System, 2a. Ed., Philadelphia,1917. p. 20.

ASISTIMOS a una renovación radical delcriterio clínico y doctrinal en materia demedicina mental; asistimos al crepúsculo delo que se podría llamar psiquiatría agnosticista,ya que sus cultores renuncian a la posibilidadde que los procesos dispsíquicos seancomprendidos como valores activos;trasponemos, pues, el umbral de la eracientífica de la patología del espíritu.

No obstante de que, por el método queapareja, y por sus resultados prácticos, el puntode mira de la nueva psiquiatría difierefundamentalmente del de la que caduca, él noes absolutamente nuevo: en cierto modo, esun retorno. El origen de la idea elemental quelo justifica, se remonta, en realidad, a lainfancia de la psiquiatría, de suerte que laorientación agnosticista no viene a ser más queel desgraciado producto de un descarrío, deuna aberración : PH. PINEL trazó el camino,orientó la psiquiatría en el sentido de lainterpretación psicológica, pero sus sucesores,deslumbrados, sin duda, por losdescubrimientos de la época, y sin pensar quela neurona, o el centro nervioso, es secundario,y no anterior, a la actividad funcional deadaptación, cayeron en el callejón sin salidadel concepto pseudocientífico deldeterminismo anatomofisiológico de losdesórdenes psíquicos, intentando su estudioen términos que no le corresponden; y en tanfrustránea condición los sucesores de PINELhan permanecido durante un siglo.

Todo el que lea a PINEL, quedaráprofundamente asombrado de que, a pesar delo que él dijo, haya prevalecido, de maneraexclusiva, durante tanto tiempo, lo quesagazmente calificó de «impericiapresuntuosa». No podemos resistir a latentación de traducir algunos pasajes de sugran obra1 que demuestran la agudeza y elalcance de su videncia, pues lo que entoncesera mera afirmación por inferencia, es hoy,como veremos después, verdad confirmadapor la experiencia clinicopsicológica: «Qué depuntos de contacto», exclama—como sicolumbrara ya la anastomosis de lapaleopsicología con la psiquiatría—; «qué depuntos de contacto tiene, a este respecto, lamedicina con la historia de la especiehumana» (Ps. II-III). En otro lugar, encontraste con la aserción triunfal hace la quepsiquiatría oficial de la incoherencia yesterilidad del contenido mental psicósico,dice: «Los alienados son, además, de unafinura (finesse) extrema, a menos de unextravío completo de la razón, y habríatorpeza en omitir una intención directa deobservarlos y de penetrar los secretos de suspensamientos.» (P. VIII).

PINEL se dió también clara cuenta de quela cultura sesquipedal de cualquier médico esinsuficiente para el dominio de la disciplinapsiquiátrica. Avistando lo que hoy es denecesidad imperiosa para el médico psicólogo,es decir, amplios conocimientos en materia debiología general, etnografía, filología,

* Publicación del autor en tirada aparte de la Revista de Psiquiatríay Disciplinas Conexas. Año I, Nº 3, enero 1919, Sanmartí y Ca.Impresores.

1 PINEL, Traité Médico-philosophique sur l´alienation mentale2ª Ed. París 1809.Notas. Las páginas de las indicadas en el texto, que seencuentran comprendidas entre IX y XXXIII, corresponden, ala primera edición de la obra de PINEL.Todo lo que aparece en el texto con letra cursiva ha sido puestoen esa forma por nosotros.

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sociología, historia de la civilización, estéticay psicología del artista, historia biográfica,erotología, psicología individual,caracterología, filosofías morales y sistemasdel mundo, etc., avistando estas exigencias depreparación intelectual, se pregunta el padrede la psiquiatría: «¿No parecen redoblarse lasdificultades, desde la entrada de esta carrera,por la extensión y la variedad de losconocimientos accesorios necesarios deadquirir? ¿El médico puede quedar extraño ala historia de las pasiones humanas más vivas,pues que son las causas más frecuentes de laalineación del espíritu? Y entonces, ¿no debeestudiar las vidas de los hombres más célebrespor la ambición de la gloria, losdescubrimientos de la ciencias, el entusiasmode las bellas artes, las austeridades de unavida solitaria, los desvíos de un amordesgraciado? ¿Podrá trazar todas lasalteraciones o las perversiones delentendimiento humano, si no ha meditadoprofundamente los escritos de Locke y deCondillac, y si no se le ha hecho familiar sudoctrina? ¿Podrá darse cuenta exacta de loshechos sin cuento que pasarán bajo sus ojos,si se arrastra servilmente sobre las rutastrilladas, y si está igualmente desprovisto deun juicio sólido y de un deseo ardiente deinstruirse?» (Ps. X-XI). En otro lugar, a esterespecto, dice: «Las funciones de vigilanciadeben comunicar necesariamente a hombresinteligentes y celosos los múltiplesconocimientos y vistas de detalle que faltanal médico que generalmente se limita, a menosde una afición dominadora, a visitaspasajeras.» (P. XXVIII).

En materia de patogenia, de métodos deexamen y de tratamiento, PINEL es, enmuchos puntos, un precursor casi literal delpsicoanálisis. Es así que habla de las lesionesorgánicas que son el efecto o la causa de laalineación» (P. XXVI); de la influencia patógenade las primeras experiencias de la vida: «puesrecordamos con interés las escenas denuestros primeros años, las locuras de lajuventud, las emociones antiguamenteexperimentadas» (P. XXII). Asimismo, nodesadvierte el significado de la cuestión ética

en la génesis de los desarreglos de la mente,y el valor de la psicoterapia en harmonía conla naturaleza del agente patógeno. «El origende la alienación, ha dicho, está a veces enlesiones físicas o en una disposición originaria,lo más generalmente en afecciones morales muyvivas y fuertemente contrariadas» (P. 10). «Lamedicina estaba, pues, destinada a realizar enparte las opiniones de los antiguos sabios que,en sus especulaciones sutiles sobre lasafecciones morales, las miraban como unaenfermedad del alma. Cualquiera que sea laacepción que se dé a este término, es aún máscierto que ellas son las causas más frecuentesde las enfermedades y la alienación mental.¿No me ha ofrecido ejemplos sin cuento, seaen los establecimientos públicos o particularesque le están consagrados, sea en las memoriasconsultadas, llenas de detalles auténticos?»(Ps.12- 13). En alguna parte habla de «la felizaplicación de los remedios morales» (P. X), yen otra execra la «ciega rutina de un grannúmero de médicos que giran sin cesar en elcírculo estrecho de las sangrías múltiples, delos baños fríos y de los duchas fuertes yrepetidas, sin prestar casi ninguna atención altratamiento moral.» (P. XXIV). En otro puntose aproxima todavía más a los conceptos quehoy son básicos del psicoanálisis: así, cuandoafirma enfáticamente «las variedades de laconstitución individual» (P. V); y cuando diceque «no se debe olvidar que la naturaleza siguelas reglas generales con variacionesindividuales, y que la verdadera doctrinamédica consiste sobre todo en la historia fielde sus síntomas, cualquiera que sea elacontecimiento, favorable o contrario.» (P. 9).Pero nunca revela mayor buen sentidopsicoanalítico que cuando escribe:«Importa....que se quiera proceder con másorden en la observación de los fenómenos dela alineación, aplicar con más éxito a estaenfermedad el método analítico y hacer nuevosprogresos a su historia general.» (P. 5).

La persistencia de la medicina mentalpostpineliana en la inmovilidad de losestrechos moldes de una consideraciónpuramente somera del fenómenopsicopatológico, no carece de justificación;

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afirmar lo contrario sería arbitrar sin elsentido de la realidad histórica. Tiene, enefecto, una disculpa de mucho peso, cual es,que no ha existido una psicología útil con queoperar, no había una psicognosis metódica,pues las ciencias (?) mentales permanecíantambién petrificadas dentro de la viciadaórbita del nomenclaturalismo escolástico, porconsiguiente, no muy distintas de las queLEONARDO DAVINCI llamó le bugiardescientie mentali. Es cierto también que tal gravevacío ha sido fomentado por culpa del mismomédico, que ha permanecido casi siemprealejado del comercio de los valores del espírituy de las disciplinas ajenas a su patología terre àterre. Por eso es doblemente benemérita larenovación operada por SIGMUND FREUDy su escuela: ha organizado un método, unatécnica psicognóstica y psicoterápica, y hadescubierto las leyes que presiden alfenomenismo integral de la mentalidadhumana, en el estado hígido como en elmórbido.

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«La science de l’esprit humain, c’est l’histoire del’ esprit humain», ha escrito RENAN, y elapotegma es verdadero, tanto para elindividuo como para la especie. Y esteconcepto tiene también su aplicación en elestudio de la psiquis mórbida: la enfermedadmental psicógena es un productoesencialmente condicionado por el pasado delsujeto, y configurado según la evoluciónfilogenética de la conducta humana: laneurosis y la psicosis funcional son laconclusión activa, la reacción económica, pordecirlo así, que liquida un proceso de defensadel equilibrio intrapsíquico. Aquí el elementopatógeno, tanto como el factor defensivo, esproducto autógeno, por ende, dinamismohistórico; de donde el mayor relieve quealcanza la preponderancia del criterio deenfermo sobre el de enfermedad, del depersonalidad mórbida sobre el de especienosográfica: mayor en psicopatología que ensomatopatología, donde, por regla general, elúnico factor verdaderamente histórico es eldefensivo, pues el patógeno es externo. Enefecto, un desorden de la vida psicológica se

debe a que se segrega un sistema de ideas ytendencias, que, como verdadera infección, vaasimilando mentalidad y robando energía;pero, a diferencia de la verdadera infección, elfactor invasor aquí es consubstancial aldefensivo, es parte de la misma individualidad:los elementos antagónicos tienen, pues, unpunto de partida común y una coadaptaciónradical desde su origen. Es esto suficientementeexplicativo de la gran diversidad de estadosmórbidos, y justifica lo subsidiario del valorde la etiqueta diagnóstica en la nuevapsiquiatría.

Por esa misma razón, nosotros, ahora, alexponer los nuevos puntos de vista, notrataremos de las entidades clínicas en particular- cosa que hemos hecho en otra ocasión2 - másbien referiremos, esquemáticamente, laevolución de las funciones psíquicas ydaremos idea del determinismo que presidea la psicogénesis y al psicomecanismo de losdesórdenes mentales que tales tienen; puesaunque para el médico psicólogo cadaenfermo es un problema sin par, un teoremaoriginal, para su resolución o demostraciónhay, sin embargo, como en matemáticas,procedimientos generales, cuya eficacia referidaa la materia de estudio, es formulable bajo laforma de principios generales. Es este tambiénel modo más sintético de exposición; por esolo preferimos para esta corta disertación.

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El proceso de la evolución de la humanidadno es, en último análisis, otra cosa que laprosecución de una creciente complicación yrefinamiento de la adaptación funcional a lascondiciones de vida. En cada momento delprogreso, los motivos actuales condicionanuna configuración tal de las funcionespsicobiológicas, que implica una subordinaciónde las configuraciones engendradas por lascondiciones del pasado; la cual nuevaconfiguración se diferencia de ellas por susmayores y más especializadas relaciones conel medio.

2 DELGADO, «El Psicoanálisis Capítulo II» Anales de la Facultadde Medicina II, 1, 1918.

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En esta evolución de la especie, hay unperiodo de suma importancia, en queinterviene un factor nuevo en la historia denuestro filum zoológico, cual es lasocialización, la interacción de lasmentalidades individuales, que desde susprimeras etapas implica coacción, violenciasobre la actividad adaptativa, antes espontáneay constructiva. Los determinantes endógenosde la conducta son inhibidos por las normasnacidas del equilibrio superorgánico: de aquíla moralidad como una anomalía biológica,como expresión de un desacuerdo entre losinstintos del individuo y las necesidadesgregarias; moralidad o normalidad que, aldecir de TRIGANT BURROW, «no es más queuna expresión de la neurosis del génerohumano»3, pues, como veremos en seguida,científicamente considerado, este fenómeno esde semejante naturaleza al del morbosoaludido. En la subconsciencia de cadaindividuo persisten estructuralizadas lasactitudes psíquicas primarias, vale decir, losmodos de adaptación en desuso, que han sidoya sustituidos por otros más complicados alpar que más frágiles. Ahora bien, mientras quelas estructuras psíquicas arcaicas, fruto de laexperiencia de la especie, persisten en elindividuo de hoy probablemente sólo comovirtualidades funcionales, las actitudesmentales propias de la historia del sujeto,desde su nacimiento, persisten en lasubconsciencia como contenido concreto,como valores reactivables. Veamos cómo,según esto, se realiza la derivación de lasubconsciencia partiendo de la experienciasubjetiva:

Cuando recién nace el individuo, tiene comoactividad psíquica exclusiva la que se relacionadirectamente con la satisfacción de susnecesidades fisiológicas; el contenido de sumentalidad está formado de tendenciasafectivas elementales, de significadopuramente subjetivo, «autístico» (E.BLEULER), es decir, solamente interior: laescala de sus valores tiene por polos el placer

y el dolor. Todas las relaciones con el mediono tienen mas entidad que la hedonística,generada en el organismo mismo. Así, porejemplo, las relaciones del niño con su madretienen como único equivalente endopsíquicola emoción nacida de la satisfacción o de lanecesidad de satisfacción de deseospuramente biológicos. De suerte, pues, que lamadre representa para el niño solamente unobjeto de deseo, un instrumento de placer.

Al poner en juego sus diferentes órganos,el niño, por el hecho de gastar la energíaacumulada por la asimilación, por el hecho deejercitar una capacidad de acción, no sóloexperimenta el sentimiento del vivir intenso,o sea el placer, sino también tiene la impresiónmás o menos clara de poder personal,impresión cuyo remanente nemóneo es unverdadero testimonio simbólico de capacidadde acción, de voluntad de dominio, queacicatea la búsqueda de la repetición de laacción placentera. Esta es la edad en que losmotivos de acción son egoístas y sensuales,en que libidine, non ratione agere.

Como quiera que la satisfacción de lasnecesidades a medida de su aparición no es elhecho constante, sino durante la vidaintrauterina, más tarde, el individuoexperimenta también, como producto de la nosatisfacción de sus deseos, el sentimiento dedes-placer o dolor, el cual despierta en él, almismo tiempo que la conciencia de sí mismo,el sentido de la realidad: entonces, el niñocomienza a conocer distintamente su yo y elmundo exterior; cesa de estar encerrado ensu mundo de valores exclusivamenteemocionales, autohedonísticos, y de ilusionesy alucinaciones egoárquicas; sale poco a pocode las profundas opacidades de la existenciahermética; y su actividad psíquica se ejercitaen otros dominios, se objetiviza, adquiriendouna nueva escala de valores, de ordensuperior, intelectual: comienza entonces elreinado del principio de las realidadescósmica y social—la edad de ratione facere.

Toda esta transformación de lapersonalidad del individuo no tiene lugar sino

3 BURROW, «The Origin of the Incest-Awe» Psycoanalytic ReviewV.3. 1918.

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en su yo actual, en la esfera consciente, esdecir, en la parte más elevada, nueva ydinámica del ser, la cual, con su incesantedesarrollo constructivo, encubre lo inactual oinferior de las funciones de adaptación.Decimos que encubre solamente, porque losmodos primitivos de adaptación sobrevivencomo sub-bases, como actividades ocultas enla subconsciencia. Persisten porque tienen laestabilidad de lo que fue activo durantemucho tiempo y que no ha sido más quesuperado, sin ser destruido, puesto que, comodice el gran poeta antropognosta, desde lacuna hasta el sepulcro, ningún hombre puededigerir la antigua levadura:

Dass von der Wiege bis zur BahreKein Mensch den alten Sauerteig verdaut!

Este psiquismo oculto, que no por tener surazón de ser en el pasado cesa de ser activo,se expresa—ya que no puede hacerlo demanera autónoma y franca—, se expresainfluyendo en el psiquismo de actualidad, enforma tal, que, sin desorbitarlo, le incorporasus valores convirtiéndolos en actividades detipo superior. Así, pues, las fuerzas inferioresse ejercitan e influencian el flujo de laconciencia, sublimándose.

«El estado de adaptación actual, que es elde lucidez, requiere esfuerzo, tensiónpsicológica o elevación del nivel mental», comobien dice PIERRE JANET, pues «laaprehensión de la realidad bajo todas susformas, es la operación mas difícil, la quedesaparece mas rápidamente y másfrecuentemente en las depresiones.4 Porconsiguiente, estas depresiones del nivelmental, cuyas consecuencias vamos a examinaren seguida, pueden ser causadas, de unaparte, por todas aquellas motivaciones deorigen exógeno que acrecientan la dificultadde la armonía entre la actividad interna y lascondiciones objetivas, sea por una mayorsolicitación de trabajo directamente aplicadoa la aprenhensión de la realidad, sea por lademanda de una mayor inhibición de lasfunciones inferiores. De otra parte, el descenso

del nivel mental puede ser causado pormotivos endógenos: vigor exagerado oreforzamiento de las funciones de adaptacióninactual, que consumen la energía necesariaal proceso sintético e integrativo de laadaptación conforme a las causales presentes,que requiere el dominio hegemónico de losvalores de la conciencia.

Esa cuestión del nivel mental es, desde otropunto de vista, la misma que la de la lucha delos valores psicológicos; por consiguiente, esexpresable en términos de ésta: así, de lasrelaciones entre las funciones superiores y lasfunciones inferiores, se puede hablar como deun conflicto entre la conciencia y lasubconsciencia; del dominio hegemónico dela primera, como de una represión o accióncensora; y del descenso del nivel mental, comode un triunfo de los complejos ideoafectivosreprimidos en la subconsciencia. Este modode expresar tiene su justificación en el hechode que las actividades inactuales, no sólocorresponden a mecanismos de adaptaciónvital menos adecuados que los superiores, sinoque, particularmente, todos aquellosmecanismos anacrónicos que han sido puestosen receso por la interferencia social, son decontenido o significado psicológico antagónicoa los de dominio actual.

Toda dificultad de adaptación, todaimposición de esfuerzo que supere el límitede la capacidad funcional superior, tiene porconsecuencia la rehabilitación de los modosde ser, de las actitudes mentales infantiles, yaque lo más estable de la psiquis es lo menosdiferenciado, lo que dinámicamente implicamenor esfuerzo, lo cual viene a ser, como yalo hemos dicho, la conducta conforme alprincipio del placer. Esto quiere decir que siun individuo no puede estar a la altura de susactuales problemas de vida, se comportaráusando de mecanismos mentales válidos ensus condiciones de existencia del pasado: nopudiendo vivir la realidad presente, se refugiaen el pasado, retrogradando al pasado, sedefiende del presente: de todos modos, lograpersistir, que es lo esencial. El refugio másremoto y seguro del pasado, a la vez que el4 JANET, Les Neurosis, París 1910 p.362.

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que está en mayor desarmonía con el presente,es el nivel correspondiente al estado deóptimo confort, de omnipotencia (SANDORFFRENCZI), propio de la vida intrauterina.Posterior a ese estado es el de bienestardebido a los cuidados de la familia, quesatisface las exigencias y los deseos a medidade su aparición, lo que da al niño la halagadoray engañosa impresión de poder mágico, esdecir, conseguido con poco esfuerzo (con sólolos gestos y gritos que expresan deseo dealimentos, de abrigo, de halago, etc.)5. Laregresión hacia estos modos de ser, y los quecorresponden a otras etapas de la evolucióndel sentido de la realidad, ulteriores a lasindicadas, será proporcional a las dificultadesactuales; o dicho de otro modo: el individuorehabilitará modos de ser hedonistas tantomás remotos cuanto mayor sea su dificultadde adaptación actual. Esta forma de reacciónprotectora de la mente, es lo queapropiadamente denomina WILLIAM A.WHITE «instinto por lo familiar, motivo deseguridad».6

Los desórdenes psicopatológicos no son otracosa que una quiebra de la adaptación actual,y, por ende, una regresión a la mortalidad deotrora, en discordancia con la realidadinsuperable, pero que es salvadora para elindividuo, pues implica un equilibrio defuerzas psíquicas y no una aniquilación total.La neurosis es una forma de regresión pocoacentuada, superficial, diríamos; la psicosis,en cambio, implica una regresión hacia las másremotas maneras de adaptación. Esto explicala mayor inestabilidad y curatilidad de laprimera, pues apenas tiene raíces en lo másorgánico, en lo más estable y cerebralizo delas funciones psicológicas.

En la enfermedad psicógena hay, según lodicho, una sustitución parcial o total de loselementos perceptivos por los del contendidode la subconsciencia; sustitución que se debea una causa que antes ha impedido la actividad

de las funciones interiores, como resultado deobstáculos externos o deficiencias internas enla adaptación.7 Se trata, pues, de un cambiode equilibrio que no difiere esencialmente dela normalidad: en este último estado haysiempre influencia de la subconsciencia sobrela conciencia, pero aquí el yo, regido por larealidad, impone la escala de valoresconscientes a todos los elementos que tomanparte en su dinámica; en tanto que en elproceso psicopatológico, en virtud de un«estrechamiento del campo de la conciencia»,8 según la expresión de PIERRE JANET, el yocesa de ser regido de manera abrumadora porla acción del mundo exterior. Por eso es justala afirmación freudiana de que «el mecanismopsíquico usado por las neurosis no es creadopor una perturbación mórbida de la vidapsíquica, sino que se halla ya en la estructuranormal del aparato psíquico».9

La manera como el contenido de lasubconsciencia logra su expresión, a despechode la actividad censora de la conciencia, cuyacorriente es muy difícil que sea totalmenteparalizada, tiene caracteres particulares, quees indispensable conocer para podercomprender el significado de los síntomaspsicógenos.

Ante todo, se puede sentar como ley que ellenguaje o modo de expresión de lasubconciencia, es esencialmente emblemático:los símbolos son para ella lo que los conceptosy palabras son para la inteligencia. Estecontraste se ve claro en el siguiente ejemplo,que sacamos de nuestro libro de onirogramas.

«Antes de dormir, pensaba en una utopíade Hamerton, que había leído en el día; ellaconsistía en la fundación de una escuela parael aprendizaje del latín, en una isla italiana,donde se reviviera el clásico idioma,ejercitándolo como habla exclusiva. Al pasarla atención hacia la mala suerte que correríael latín fuera de la isla, es decir, los malos

5 Vide FERENCZI, Entwickungsstufen des Wirklichkeitssinnes,Internationale eitschrift fur aertzliche Psychoanalyse I, 2, 1913.

6 WHITE, Principles of Mental Hygiene, New Cork, 1917 p. 39.

7 FREUD, Ueber Psychoanalyse 2ª Ed Wien 1912 p.54.8 JANET, L´Automatisme psychologique, París 1910 p.195.9 FREUD, Die Traumdeutung 3ª Ed. Leipzig 1911 p.411.

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cambios de la alocución de los jóveneshumanistas por la corrupción y acaso por elolvido de la lengua gloriosa al retornar a loscolegios modernos -al pasar a esta parte delasunto, decía-, el curso del pensamientoconsciente fue sustituido y continuado poralucinaciones hipnagógicas que incorporaron lasideas correspondientes en la alegoría siguiente:de un surtidor saltan centrífugamente flores delaurel, cada una de las cuales, al tocar el suelo,es atravesada por una grosera flecha de caña».

Este ejemplo nos indica solamente que elpasaje a la alucinación simbólica «constituyeun fenómeno de fatiga y una regresión de unmodo de pensar difícil a otro de tipo más fácily primitivo; denota un desplazamiento de laforma abstracta a la forma pictográfica delpensamiento»10. Es una ilustración del modusdicendi de la subconsciencia, mas no de lanaturaleza del contenido interesado,reprimido del símbolo. Ello sí se ve en lasiguiente alucinación hipnagógica de un sujetoen estudio, la cual relatamos casi con suspropias palabras:

«Pensando en las palabras que mi abogadodebía poner como : introito a una solicitud, conla imagen verbal de la palabra introito en lamente, sobrevino el sueño y en él vi la escenasiguiente: me llego yo a una muchacha dándoledisculpas por mi audacia.. . en una palabra, hago elintroito a una aventura galante. El sitio donde serealiza esta escena es precisamente el mismo en quevi, hace dos años, a un amigo abrazando a una mujer,en circunstancias en que yo estaba al frente,conversando con la que hoy es mi esposa. Creo queesta visión fue tan rápida que no duró mástiempo que el necesario para pronunciar lapalabra ‘introito’, pues estoy casi seguro deque desperté de nuevo articulando la últimasílaba de ella».

Aquí se ve ya claramente la venahedonística del producto de la represión, aún

sin descender al análisis; no sólo se hacegráfica la idea «introito», sino que lasimágenes que a tal fin concurren, se relacionandirectamente con la vida erótica del sujeto,que domina durante el sueño por ser regidapor el principio del placer; es, pues, unaregresión hacia el pasado deleitoso.

Los símbolos de la subconciencia tienengeneralmente múltiples significados, que, conel análisis se ponen al descubierto: por eso sedice que son super determinados. Por ejemplo,el síntoma histérico o psicasténico, que es unasimbolización de la subconciencia, lleva ellode algo más que del último conflicto que ledio nacimiento; por medio de asociacionesespontáneas, se puede descubrir en él laencarnación de deseos de antigua fecha: desuerte que estas experiencias reprimidas hanvenido, en cierto modo, acumulando materialpara el síntoma, que, cuando se haceostensible, resulta un producto sintético, ricode reminiscencias.

En el sueño pasa cosa análoga: muchas delas imágenes oníricas son productoscomplicados de la condensación de varioselementos representativos de intencionesocultas. A veces, en lugar de unificarse en unsolo símbolo varias determinacionessubconscientes, sucede lo contrario, que envarias imágenes o manifestaciones se expresauna sola determinación: tal proceso se conocecon el nombre de disyección (OSKAR PFISTER).

La simbolización, con frecuencia, tiene porbase la afirmación subconsciente de unasemejanza, interesada, con algo ajeno al sujeto:en esto consiste el proceso de identificación ointroyección muy observado en las neurosis.El proceso contrario, no menos usual, es el deproyección: gracias a él, el individuo atribuyea otras personas caracteres y tendencias queen realidad no son sino caracteres y tendenciasendopsíquicas, esto es, partes de su yo, que lacensura no le permite ver directamente comocosa propia: este mecanismo da la clave de laparanoia, y también es el camino psicológiconecesario para la cura psicoterápica, comoveremos al ocuparnos de la transferencia.

10 SILBERER, Phantasie und Mytos. Vornehlich vomGesichitspunkte der funktionalen kategorie aus betrachetJahrbuch fur psychoanalytische und psychopathologischeForschungen, II, 2; 1910. p. 605.

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Hay otro modo de simbolización, que es,en realidad, una proyección dentro delindividuo mismo. Me refiero a la conversión:consiste ésta en la expresión del complejoreprimido por medio de manifestacionessomáticas, es la conversión de valorespuramente mentales en valores de lainervación periférica; tal es el caso de lossíntomas histéricos, como parálisis, anestesias,alteraciones cutáneas, etc.

Los modos de simbolización son de lo másvariados, cambian con cada caso, en funcióncon la particular arquitectura mental del sujetoy de la historia de su dolencia; de suerte queno es posible formular leyes absolutamenteprecisas sobre el asunto. Por lo demás, lo pocoque hemos dicho, se refiere nada más que alos expedientes generales a que con mayorfrecuencia recurren, para expresarse, loscomplejos reprimidos.

Como el condicionamiento de la manera desimbolización, el condicionamiento delmecanismo seguido, y el condicionamiento dela categoría nosográfica de los síntomaspsicopatológicos de cada caso, indudablementeque es doble: la naturaleza del elementopatógeno y la particular constitución psicológicadel sujeto. Respecto a esto último, C. G. JUNGestablece dos tipos bien definidos: el carácterde introversión y el carácter de extraversión.11

El primero, cuya expresión patológicaparadigmática es la esquizofrenia, tiene lugaren el individuo que alimenta como centro desu interés su propia vida interior; laextraversión, cuya manifestación extrema esla histeria, tiene lugar cuando lo esencialmenteimportante para el sujeto está en el mundoobjetivo. El individuo perteneciente al tipo deintroversión se adapta principalmente por elpensamiento, queda en él poco diferenciadoel sentimiento; en tanto que el individuo deltipo de extraversión, que pone su alma en lascosas exteriores, se adapta dominantemente

por el sentimiento, quedando el pensamientocomo función inadaptada.

Los medios terapéuticos que pone a nuestroalcance el conocimiento del psicomecanismode las enfermedades mentales funcionales, seenderezan a poner el psiquismo del sujeto enharmónica e integral adaptación a la realidad,desterrando la discordia intrapsíquica segúnla técnica de la autognosis exhaustiva. En estatarea, el médico desempeña el papel deinstrumento intermediario entre la realidadactual y el contenido mental anacrónico, entreel mundo objetivo y el fantástico de lasseguridades ilusorias.

El tratamiento psicoanalítico, que se debellevar a cabo después de una anamnesiaextremadamente minuciosa, consiste enprocurar que los productos de la represiónsean sacados a luz y claramente reconocidospor el paciente. La dificultad estriba enconseguir de la censura que autorice lapresencia y que permita la palabra a todos loscomponentes del yo, lo cual hay que intentarcon la mayor maña. La técnica, que en suesencia es un examen catamnésico, consiste enprovocar las asociaciones espontáneas de lossímbolos sintomáticos o de los símbolos delos sueños que se haya seleccionadoconvenientemente en vista de su vinculacióncon el conflicto patógeno12, provocar con elloslas asociaciones espontáneas que delatan elcontenido profundo de la mente; de suerteque, poco a poco, y a veces muy penosamente,se va sacando a la superficie de la conciencialos monstruos de los abismos, el materialpatógeno, porque el símbolo o síntoma no esmás que el extremo ostensible de una cadenacuyo otro extremo es la raíz madre del mal, elmonstruo abismal. Así se logra desvanecer elcaos, la anarquía, cuya existencia es la causaprimaria del estado patológico de incapacidadde síntesis mental para la adaptacióneupsíquica.

11 JUNG, «Contribution a l‘etude des types psychologiques»,Archives de Psychologie, XI,4, 1913.

12 Vide DELGADO, «La rehabilitación de la interpretación delos sueños», Revista de Criminología, Psiquiatría y Medicina LegalV28, 1918.

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Está lejos de ser una metáfora nuestro dichode que el médico sirve de instrumentointermediario entre el presente y el pasado aque por sus síntomas está adherido elpaciente: en verdad, es de manera positiva queel psicoterapeuta desempeña esta función. Poruna violencia directamente ejercida sobre lacensura de la conciencia, no se consigue queella deje pasar los materiales reprimidos: esinexpugnable a un intento de esa especie,opone una resistencia, la cual generalmentese manifiesta por medio de reacciones que laencubren bastante bien: es decir, que, graciasal proceso de racionalización (ERNEST JONES),muy usado por la psiquis normal y mórbida,el individuo evita la penetración en susinterioridades, en sus parties honteuses, dandorazones más o menos plausibles, basadas enmotivos postizos, completamente alejados delreal, cual es la defensa de lo reprimido. Parareducir al mínimum esta resistencia, hay quedirigirse a la subconsciencia por caminostortuosos: el intento de llevar a la superficielo abismal, es coronado por el éxito sólocuando se desciende al abismo, y para ello esmenester asimilarse al contenido de este nivel:tal fin se logra sin esfuerzo gracias al procesode transferencia (del alemán: Uebertragung).

Por la transferencia el médico realiza -conrespecto a la actividad subjetiva del paciente-,realiza el vicariamiento de las personas a lascuales, en el pasado, éste estuvo fuertementeligado por el afecto: encarna, pues, sucesivamente,yendo del presente al pasado, todos los seresque, en equivalentes endopsíquicos, significanapoyos regresivos, objetos de adaptaciónconforme al principio del placer.

La búsqueda inconsciente de lo que puedesatisfacer el sentimiento de seguridadpersonal, es un elemento bastante activo en elneurópata, de aquí la facilidad con que sepuede establecer esta clase de relación entreél y otra persona; facilidad que esinfinitamente mayor aún si esa persona es elpsicoterapeuta, pues a ello coadyuva laparticular actitud mental relativa al médico,considerado implícitamente como salvador,como protector, como defensor, cuyas raíces

profundas, sumidas en los más trascendentalesintereses del individuo y de la vida, ha puestode manifiesto G. STANLEY HALL13.

Por tales razones, el psicoanalista debe tenercomo primer objetivo, al iniciar la cura, elhacer la conquista franca y completa de laconfianza del enfermo, que así éste fácilmentele hará objeto de la aplicación de su interésafectivo, de suerte que en él se proyectarán,actualizándose, las fantasías de lasubconciencia, las cuales sabrá desapoderar desu patogenicidad, a medida que surjan, graciasal poder disolvente del análisis. Así,gradualmente, se consigue adaptar a larealidad actual el contenido reprimidoconquistado, valiéndose del señuelo de lasfantasías infantiles.

Por otra parte, no es privativo de ladisciplina psicoanalítica el aprovechamiento dela transferencia con fines terapéuticos - que,por lo demás, es un fenómeno tan general yfrecuente, que ultrapasa los linderos de laterapéutica, extendiéndose en el ilimitadocampo de las simpatías; por el contrario, es labase de toda psicoterapia, aunque de ello nose den cuenta sus beneficiarios, y aunque susefectos varían en calidad y duración.14. Estasituación psicológica da cuenta—como escribeSMITH EL Y JELLIFFE— da cuenta de muchosde los éxitos indudables, por lo menosparciales, obtenidos con el uso de toda clasede terapia, se puede decir, con cualquieraforma de terapia, desde el manifiestocharlatanismo hasta las formas más ortodoxasaprobadas en la enseñanza médica de lasescuelas. No es necesariamente, sin embargo,la vía recta o la mejor vía, para que, como regla,represión, desplazamiento y transferencia, de

13 Vide HALL, «Thanatophobia and Inmortality», The AmericanJournal of Psychology XXVI 4, 1915.

14 Siendo la condición de sugestabilidad una de las más trivialesmanifestaciones tributarias de la transferencia se ve bien clarola indigencia de significado de la concepción pitiática de lahisteria, que para la mayoría es la ultima palabra en materiade mecanismo de la histeria, y lo infundado de la pretensiónde su autor al decir que «ella conviene al objeto definido todoentero (sic) y no conviene sino a él». J. BABINSKI et J. FROMENTHysterie-Pithiatisme et troubles nerveuses d`ordre reflexe 2ª. Ed.París 1918. p. 21.

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que usa el neurótico, no tenga éxito definitivo.Enteramente el cincuenta por ciento de losneurósicos y seguramente muchos de los casospsicósicos que he investigado en los ocho o diezaños pasados fueron alguna vez «curados» poroperaciones, por hidroterapia, por Weir-Michellismo, etc. Sus primeros conflictos fueronreprimidos a través de sus primerastransferencias a los muchos médicos que loshabían tratado, pero el intento de curaciónradical fue esencialmente desastroso. Elloshicieron, muy costosamente, substituciones, lascuales en los años posteriores se han destruidoen parte o en totalidad». 15

La ventaja irrecusable de la técnicapsicoanalítica es que maneja este precioso, yen ocasiones asaz peligroso, instrumento dela transferencia con plena conciencia de suexistencia, y con la condición deliberada dedesembarazarse de él cuando ya constituyeun obstáculo para la prosecución última de lacura; pues llega, en efecto, un momento enque la transferencia implica nada más que unasujeción al médico, que obsta a la libertadcompleta del sujeto analizado, que le haceimposible la total posesión de sí mismo:rehabilitado el cordón umbilical psicológicocon fines terapéuticos, debe cortarse cuandoconstituye un impedimento a tales finesregeneradores: si tal no se hiciese, se dejaríaal paciente todavía refugiado en la regresióny no adaptado a la realidad. Por lo demás, ladisolución de la transferencia no es unamaniobra propia de la última escena de la cura,sino delicado trabajo que se realiza pari passucon el análisis, pues éste se ejercitadestruyendo los símbolos de la trasferenciaactual de cada momento. Lo que sucede esque, a medida de que se desvanece una fasede la trasferencia, se sucede otra: por eso sehabla de la situación en cuestión como de unproceso dinámico: no es una transferencia sinouna sucesión de transferencias.

El fin de la transferencia tiene lugar cuandoya el paciente no tiene más imágenes

reprimidas que proyectar sobre el médico,cuando éste se presenta a su actividad subjetivasimplemente cual es, es decir, sólo como unobjeto de la realidad actual; para conseguiresto, es menester que el médico, durante eldesempeño de su papel de vicariante de losespectros del pasado, no ponga nada de sí,nada personal en sus relaciones con el paciente:«El médico, como dice FREUD, será opaco ala manera de un espejo para los pacientesanalizados y no manifestará nada que no sealo manifiesto a él».16

No termina su misión el psicoterapeutacon anular los síntomas del enfermo graciasa la investigación de la causa histórica ocultay de su correspondiente evolucionismo;debe trabajar adaptando el individuo actuala la realidad, de manera integral, no sólopor destrucción de las adaptaciones deíndole inactual, lo cual es tratamientoretrospectivo, sino capacitándolo para poderdominar la disciplina de la función de loreal, pues la posesión del presente por laposesión del pasado, al terminar la cura, noes garantía suficiente para que el neurópatapueda afrontar los problemas vitales delfuturo sin recurrir a la regresión como mediode fens ivo .

Hemos dicho antes que hay unainterinfluencia entre la conciencia y lasubconciencia, por la cual los productos devalor de la actividad psíquica llevan la marcade ambos planos; de suerte, pues, que lossímbolos con que se expresan las funciones deadaptación inferior tienen algo que puedecalificarse como tendencia a la superiorización,a la sublimación: al par que contienen elpasado, encarnan una orientación hacia elfuturo. Por eso JUNG reconoce doble valor alos símbolos de la subconsciencia, por ende,interpretables en dos planos: en el planoobjetivo y en el plano subjetivo: «La interpretaciónobjetiva es analítica, porque hace la diseccióndel contenido de los sueños dividiéndolos encomplejos de reminiscencias, y halla su

15 JELLIFFE THE, Technique of Psychoanalyse, New Cork andWashington 1918, p. 120.

16 FREUD Zur Dynamik der Uebriragung Zentralblatt fürPsychoanalyses II, 1912, p. 488.

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relación con condiciones reales. Lainterpretación subjetiva es sintética porquesepara los complejos fundamentales dereminiscencias subyacentes de sus causasactuales, considerando los símbolos comotendencias o partes del sujeto y reintegrándoloscon el sujeto. (Experimentando yo algo, noexperimento meramente el objeto, sino, enprimer lugar, mi mismo yo. No obstante, estees el caso solamente si yo me doy cuenta de laexperiencia.) El procedimiento deinterpretación sintética o constructiva estábasado, por consiguiente, sobre la versión enel plano subjetivo».17

Decir que, en su aspecto subjetivo, elproducto psíquico -acto sintomático, o ensueño, que en la vida mental normal es elrepresentante del proceso psicopatológico18-es sintético («autosimbólico», «funcional» oanagógico) [HERBERT SILBERER], significaque en él se retrata la condición dinámicaactual del individuo, con sus posibilidades yesfuerzos teleológicos de solución de losproblemas de adaptación vital, tratando deconformarse a las normas sociales: es como lacristalización en imágenes del anheloprofundo del ego.

Este valor prospectivo de los productossubconscientes forma, por su conjunto, laorientación subjetiva general, sintética, formalíneas psicológicas de desarrollo individual, que enel neurópata, como dice ALFRED ADLER,«pierden de vista a la realidad», mientras queen el individuo sano, «cuentan con ella tanpronto como llega el momento de la acción ydel esfuerzo».19

Al freudoanálisis, que gracias a laapreciación del aspecto causal o regresivo delos síntomas, por su interpretación en el plano

objetivo, deja exhausta la psiquis de pasadopatógeno, debe suceder la psicosíntesis. Elpsicoanálisis pulveriza, por decirlo así, elcontenido de la subconciencia, pero no lodestruye; por consiguiente, persiste en tantoque valor psicológico, como fuerza elemental;por tanto, si se quiere evitar que de nuevo seorganice en una formación patógena, esmenester aprovecharla, organizándola enforma beneficiosa: esto es, precisamente, loque se realiza con el método que JUNG llamahermenéutico, «que consiste en agregaranalogías a las ya dadas por el símbolo: enprimer lugar, analogías subjetivas dadas porel paciente como ocurren en él; en segundolugar, analogías objetivas fuera de susconocimientos generales, suministradas por elanalista. El símbolo inicial es muy ampliado yenriquecido, resultando un cuadro altamentecomplejo y de múltiples aspectos, el cual puedeser entonces reducido a tertia comparationis».20

De ese modo se dota a la mentalidad de víasde desenvolvimiento que son síntomaspragmáticos genuinamente personales, porconsiguiente estables y fecundos, noirrealizables en la acción como las espontáneaslíneas de vida del neurópata - vías dedesenvolvimiento plenas del sentido de larealidad, que son de la mayor validez para lapráctica de la vida, aunque no seanforzosamente controladas por la lógica. Aladiestrar al paciente en tales comercios con laimaginación, se le dota, al mismo tiempo, de lahabilidad necesaria para operar, en todomomento, con los productos de la subconciencia,para estar en contacto continuo y en estableharmonía con ellos, lo cual es base suficiente parael mantenimiento de la salud psíquica, para lamayor eficiencia y para la felicidad misma.

Ya que ni el espacio ni la discreción nospermiten presentar el psicoanálisis completode un enfermo, a continuación sólo relatamosun episodio interesante, ocurrido durante lacura de un neurótico, en el momento en queofrecía manifiesta resistencia al análisis.

17 JUNG, «The Psychology of the Unconscious Process», en CollectedPapers on Analytical Psycology 2ª. Ed. New York 1917, pp. 421-422.

18 Según JAMES J. PUTNAM, no solamente los símbolos, sinotodas las emociones tienen dos faces. Faz retrógrada o sensualy faz progresista o moral. PUTNAN, «An Interpretation ofCertain Symbolisms», The Psychoanalytic Review V2. 1918 p.149.

19 ADLER, VEBER den nervoesen Charakter, Wisbaden 1912 p. 36.

20 JUNG, «The Conception of the Unconscious Process», en CollectedPapers on Analytical Psychology. 2a. Ed. 1917 pp. 468-469.

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En la víspera de uno de los días en que debíatener con nosotros una sesión psicoanalítica, ala que habíamos indicado que llevara el relatode los sueños de la última noche, nuestroenfermo que en el día había estado en casa desu padre y de quien había recibido una ordenque implicaba un gasto superior a su capacidadeconómica actual (el padre lo ignoraba), pordemás precaria , en la víspera de una sesión depsicoanálisis, decíamos, y momentos antes deacostarse sin motivo aparente, vino a la mentedel sujeto el dicho : «Adelante de cirios que el diablose lleva al muerto», expresión que algunas veces,varios años antes, había oído decir a su padre,la cual, sin darse cuenta, se repetía acaso conentusiasmo, hasta que le llegó a sorprender talperseveración, pues comprendió que era todauna obsesión, que acabó por ser mortificante.

Cuando nos relató el suceso y leinterrogamos sobre la condición anterior de suestado mental, nos declaró que había estadomuy preocupado por la dificultad en queinocentemente lo ponía su padre, y que habíatratado de olvidar el hecho, para estartranquilo. Respecto al motivo de la apariciónde esta manifestación hipermnésica, el sujetocreía que se trataba probablemente de unasimple frase de estímulo «como para darmevalor» decía el enfermo, «para soportar lamortificación consiguiente al hecho de no poderservir a papá», pues ella había sucedido al deseode olvidar la imposibilidad de hacerlo. Este esun ejemplo precioso del proceso deracionalización, pues, como veremos, al análisisdemostró que muy otro era el significadoprofundo de tal manifestación.

El sueño de la mañana del día siguiente alde la aparición de la obsesión arroja clara luzsobre el contenido de la expresión sintomática.El onirograma dice así : «Estoy en la puertadel banco N., conversando con mi amigo X,noto que viene hacia nosotros mi suegro». Alverlo, mi amigo X me dice: «Ahí viene tupadre político». Entonces exclamo yo irritado:«Cómo no se ha muerto este viejo».

La permanencia en la puerta de un Bancoindica que se va a entrar a él o que de él se

sale con dinero o con un equivalente: aquítenemos, pues, la realización del deseo dedinero, que resuelve la dificultad queatormentaba al sujeto durante la vigilia; peroésta es sólo la parte más inocente de lasimbolización del sueño; lo reprimido semanifiesta claro en las asociaciones libressugeridas por las partes del sueño dadas comoestimulantes21: lo más interesante de estasasociaciones es lo siguiente:

Banco N.– «En otro tiempo mi padredepositaba su dinero en ese banco, y yo confrecuencia he recibido algunas sumas de mipadre en cheques de ese banco».

Amigo X.- «Es quien me ha ayudado en minegocio, es mi salvador. En la actualidad le debodinero, y hace poco me ofreció favorecerme enel comercio a que ahora me dedico».

Padre político.- «Es una persona a quienestimo sinceramente, y le doy el título depapá. Hace muy poco tiempo estuvogravemente enfermo». (El padre político noes, en el fondo, sino la imagen manifiesta queencubre al padre, hacia quien se dirige, porconsiguiente, el deseo de muerte.)

Papá.- El sujeto recuerda una escena de suinfancia. Estaría de 4 ó 6 años de edad: su

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21 En la interpretación de los símbolos, el analista no juega otropapel que el de un químico con sus substancias: las asociacioneslibres son las que dan la clave del contenido latente, como losreactivos dan la indicación de la composición molecular, y nola imaginación del analista. No puede ser arbitraria, sinoespontánea, la relación que se establece entre los símbolos yla experiencia del sujeto, pues él mismo es quien hace lasasociaciones: por eso también, el criterio que debe informaren la interpretación no ha de ser intelectualista, sino pragmático.Esto no excluye que el psicoanalista pueda conocer el significadode ciertos símbolos sin necesidad de asociaciones, pues haysímbolos que corresponden a la constitución psíquica de laespecie que, por consiguiente, son usados por todos los hombres.Andan, pues, errados los que, como EUGENIO RIGNANO,afirman que «es evidente que gracias a este procedimiento (deinterpretación) se puede hacer decir a un sueño todo lo que sequiera». (Sin embargo de decir esto, el ilustre ciencista italianoreconoce, al menos, que «es innegable que ciertos estadosmórbidos, ciertas formas de histeria en particular, hanencontrado a veces en las teorías psicoanalísticas, que se hanformado y retemplado gracias a la interpretación de los sueños,una explicación adecuada y un tratamiento correspondiente,coronado de éxito».) - RIGNANO, «La signification des rêves»,Scientia XXIII, 5, 1918, pp. 382 y 384.

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madre, de pie, en medio de la habitación,lloraba quejándose de un reproche que acababade hacerle su esposo (el padre del sujeto): elniño experimenta un intenso sentimiento deadhesión y compasión por su madre, y unaactitud sentimental hostil hacia el padre, «comosi fuera enemigo de nosotros dos», dice elpaciente. Recuerda haber tenido en laadolescencia vagos, aunque conscientes deseosde que muriera el padre, precisamente cuandola vida de él le era más necesaria al sujeto.Estos deseos le sorprendían más de lo que lemortificaban: se preguntaba la causa de talaberración y de tal ingratitud, y no sabíaresponderse. Después con harta frecuencia, hasalido de su casa, con ánimo de visitar a supadre, y se ha olvidado por completo dehacerlo.

Las palabras obsesionantes de la vísperadieron un abundante stock de asociacioneslibres, que no es posible reproducir aquí. Ellasnos permitieron establecer la filiación causaly actual de su simbolismo. Es una reaccióncompensatoria de la subconsciencia, queencarna el deseo de la muerte del padre, quienlo ponía en apuros, en la ocasión actual por elproblema económico que su orden significabacuya sub-base es el deseo infantilcorrespondiente al complejo de Edipo – uniónamorosa con la madre y deseo de desaparicióno anulación del padre – tan propio delcontenido de la subconsciencia del neurópata.

La avidez de amor está muy bien simbolizadaen los cirios, una de cuyas asociaciones es conla reminiscencia del «cirio de buen morir» quesirvió a la madre en sus últimos momentos.

Como símbolo funcional, interpretada en elplano subjetivo la obsesión, presenta muy bienla situación actual del sujeto, su resistencia alanálisis. En ella se manifiesta bien claro elestado de regresión, de falta de socializaciónde sus tendencias: es una defensa contra laadaptación de su afectividad a las condicionesactuales. Cirios, connota tendencia al pasado,deseo ardiente del amor disfrutado en lainfancia, el refugio de lo familiar. Muerto,representa los complejos de la subconciencia,experiencias sepultadas del pasado. El diablo,encarna la subconsciencia, las fuerzasprofundas, la horrible fuente del mal, delpecado, tinieblas infernales hacia dondequiere llevar el psicoanalista la vista de laconciencia. En el plano objetivo, lainterpretación permitió reconocer que eldiablo representa también al analista, de quiense teme algo: este es un ejemplo del fenómenode superdeterminación. En una palabra, eneste momento del análisis, la manifestaciónsintomática, como símbolo funcional, expresael anhelo de regresión; quiere decir: «Quedomine siempre en adelante mi yo infantil,mi deseo de amor, abandonemos el análisisde la subconsciencia (que el diablo se lleve alanalista)».

Honorio F. DelgadoJefe de Clínica de la Facultad de Medicina

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