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LA POSICION ECONOMICA DE LOS ANCIANOS ESPAÑOLES Lourdes Pérez Ortiz Universidad Autónoma de Madrid 1. PRESENTACION Uno de los aspectos que ha suscitado mayor interés entre todos los que rodean a la vejez es precisamente la evaluación de su posición económica. Durante mucho tiempo, vejez había sido sinónimo de pobreza no sólo para los ancianos españoles, sino para la mayor parte de los ancianos, incluso aquellos que vivían en el seno de los países más desarrollados. En las últimas décadas, sin embargo, el hecho de que los ancianos absorban una parte importante de las atenciones de los Estados de Bienestar, sumado a las crisis financieras de éstos, ha vuelto a llamar la atención sobre la posición económica de los ancianos. En algunos países se ha constatado una mejora de la posición económica de la vejez, con rentas medias por hogar superiores a la renta media de todo el país. Esta circunstancia, junto con los nuevos enfoques en el tratamiento teórico de la vejez, ha hecho emerger, además, un concepto de posición económica más flexible que incluye una serie de elementos como la consideración de la histo- ria pasada de los individuos, de la generación de pertenencia o del entorno familiar de los ancianos. Esto permite la percepción de la vejez como un grupo heterogéneo también desde el punto de vista económico, y la consideración de la vejez como un proceso en el que los individuos continúan relacionándose con la estructura económica y donde, por tanto, pueden existir variaciones en la posición económica. 73/96 pp. 149-176

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LA POSICION ECONOMICADE LOS ANCIANOS ESPAÑOLES

Lourdes Pérez OrtizUniversidad Autónoma de Madrid

1. PRESENTACION

Uno de los aspectos que ha suscitado mayor interés entre todos los querodean a la vejez es precisamente la evaluación de su posición económica.Durante mucho tiempo, vejez había sido sinónimo de pobreza no sólo para losancianos españoles, sino para la mayor parte de los ancianos, incluso aquellosque vivían en el seno de los países más desarrollados. En las últimas décadas, sinembargo, el hecho de que los ancianos absorban una parte importante de lasatenciones de los Estados de Bienestar, sumado a las crisis financieras de éstos,ha vuelto a llamar la atención sobre la posición económica de los ancianos. Enalgunos países se ha constatado una mejora de la posición económica de lavejez, con rentas medias por hogar superiores a la renta media de todo el país.

Esta circunstancia, junto con los nuevos enfoques en el tratamiento teóricode la vejez, ha hecho emerger, además, un concepto de posición económica másflexible que incluye una serie de elementos como la consideración de la histo-ria pasada de los individuos, de la generación de pertenencia o del entornofamiliar de los ancianos. Esto permite la percepción de la vejez como un grupoheterogéneo también desde el punto de vista económico, y la consideración dela vejez como un proceso en el que los individuos continúan relacionándosecon la estructura económica y donde, por tanto, pueden existir variaciones enla posición económica.

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En lo que sigue trataremos de realizar una aproximación a la posición eco-nómica de los ancianos españoles a partir de la información que proporciona laúltima Encuesta de Presupuestos Familiares y la Encuesta Sociodemográfica,y en conexión con uno de los factores más importantes en la determinaciónde esa posición económica: la estructura de los hogares donde residen losancianos.

2. LOS FACTORES QUE DETERMINAN LA POSICIONECONOMICA EN LA VEJEZ

Analizar la posición económica de los ancianos en un momento y lugardeterminados es una cuestión compleja que, desde luego, no puede ser resueltasólo mediante el análisis de la distribución de la renta en función de la edad delos sujetos. Los individuos situados en un momento determinado del tiempoen los distintos grupos de edades son portadores de comportamientos y bagajesgeneracionales difíciles de identificar (cfr. Riley, 1985). Esto puede ser espe-cialmente cierto en el caso de los más viejos, que son los que mayor tiempohan recorrido. En este caso, además, la institución de la jubilación intervienede forma decisiva en su posición económica, con su correlato de abandono dela actividad a cambio de una renta sustitutoria de sus rentas de activo, o com-pensatoria, ante el riesgo de carencia de fuente alguna de ingresos (Cribier,1981; Chirikos y Nestel, 1991). De cualquier forma, la posición económica delos viejos en un momento determinado dependerá de una compleja combina-ción de factores que interactúan entre sí, constituyendo un entramado difícilde desentrañar. En ese entramado pueden identificarse con facilidad cincotipos de factores diferenciados entre sí:

1. Factores relacionados con el momento del curso vital en que seencuentran los sujetos envejecidos y las personas que les rodean, especialmentesus familiares (cfr. Streib y Beck, 1980). Por ejemplo, el hecho de que los hijosestén ya emancipados o no, y hayan consolidado ya su nuevo hogar.

2. Factores derivados de las biografías individuales, especialmente de lasbiografías laborales. Es el caso del nivel de estudios alcanzado, de la existenciade experiencia laboral previa, de la continuidad y evolución de la carrera labo-ral, etc. (vid. Elder, 1985).

3. Elementos que forman parte de las biografías generacionales. Estosson: a) elementos externos a las generaciones, como los propios de la historiasocial, política y económica de las sociedades que van atravesando; b) el efectode períodos de crisis económica o de desarrollo; c) el momento en que esosperíodos se han vivido (el análisis de los efectos generacionales señala que no eslo mismo experimentarlos en un momento que en otro); y d) elementos inter-nos a las propias generaciones, como su tamaño y composición (cfr. Clausen,1991; Foner, 1986; Ward, 1984).

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4. Las características de los sistemas de protección social de las socieda-des que van atravesando a lo largo del tiempo y en el momento en que lossujetos alcanzan la vejez.

5. Y, por fin, factores propios de la edad, de la vejez. Para los que ya sonancianos, para los que ya han alcanzado la edad legal de jubilación, el factoredad aparece mediatizado por otras circunstancias y factores, entre los que hayque contar algunos de los señalados en los anteriores agrupamientos. Sinembargo, en cuanto tal, deberá ser considerado para comprender integralmen-te el fenómeno que nos ocupa.

De la existencia de esta variedad de factores se pueden derivar dos conclu-siones previas: 1) En primer lugar, la necesidad de situar en precisos contextosy, en definitiva, de relativizar la posición y los comportamientos económicosde los individuos que, en un momento del tiempo, son viejos. 2) Y, en segundolugar, que, ante tal variedad de factores determinantes, es lógico esperar que laposición económica en la vejez será muy variable de unos individuos a otros.Hay que tener en cuenta, además, que la vejez no es un compartimento estan-co, sino que es también un proceso en el que los individuos continúan dialo-gando con la estructura social en la que están insertos, y también con la estruc-tura económica (cfr. Ward, 1984; Rose, 1962). Si han acumulado ahorros uotro tipo de activos, en la medida de sus posibilidades intentarán aumentar o,al menos, mantener su valor; desde luego, intentarán obtener la mayor rentabi-lidad posible en beneficio propio o en beneficio de sus descendientes. Incluso,aunque dependan sólo de las transferencias públicas, es posible que intentenahorrar una parte para hacer frente a situaciones imprevistas. Su vida económi-ca tampoco transcurre de una manera uniforme a lo largo del tiempo de vejez.Habrá que afrontar gastos inesperados como consecuencia de diversas circuns-tancias, especialmente las enfermedades; se producirán mermas en los ingresosderivados de las transferencias públicas en caso de viudez, especialmente en elcaso de las mujeres, y siempre que los sistemas de pensiones así lo establezcan.

3. LA COMPOSICION DE LOS HOGARES

El análisis de la composición del hogar es de importancia capital para elconocimiento de las necesidades o de las posibilidades económicas de los suje-tos en todas las etapas de su vida, y, por supuesto, también en la vejez. Esto esasí por diversas razones:

1. En primer lugar, la vida económica no se desarrolla individualmente.El primer marco de referencia indispensable para su análisis es la unidaddoméstica de la que forma parte el individuo. Aunque, en principio, algunosaspectos de la vida económica de los hogares pudieran considerarse comoestrictamente individuales o personales (por ejemplo, los ingresos derivados de

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la actividad laboral o la percepción de una pensión), una buena parte de ellosno puede recibir tal consideración bajo ningún punto de vista. Incluso esosaspectos individuales responderán en muchas ocasiones a decisiones conjuntasde la unidad doméstica, incluida la decisión de cómo utilizar la propia capaci-dad productiva, que se adopta, usualmente, en conexión con otras personascon las que el individuo está estrechamente relacionado (Ruiz-Castillo, 1987:21), o la decisión de cuándo y en qué condiciones jubilarse (O’Rand et al.,1991).

2. La posición económica de los individuos está, entonces, matizada porla pertenencia a una unidad doméstica y las características de esa unidad. Laposición económica individual no será sólo el resultado de la propia capacidadde generación de renta o riqueza, sino de la de todos los miembros del hogar.Ni tampoco será el resultado de las propias necesidades económicas o conduc-tas de consumo, sino de las del hogar completo; es decir, de quiénes compon-gan el hogar y de cuáles sean sus necesidades económicas o conductas de con-sumo. Dependerán, además, de cuál sea la distribución de recursos o, también,de la propia posición económica dentro del hogar, en términos de su capacidadpara influir en los comportamientos económicos de los demás miembros. Estaúltima cuestión puede ser especialmente importante para aquellos ancianosque no viven en su propia unidad doméstica o familiar, sino integrados enotras unidades, especialmente en las de sus hijos, donde ya no ocupan unaposición central en la toma de decisiones económicas.

3. La forma de convivencia no es sólo un condicionante de la posicióneconómica de los individuos; al contrario, puede estar condicionada por estaposición económica en determinados casos. Ciertas formas de convivenciacomo algunas familias múltiples, la permanencia en el hogar de los hijos hastaedades relativamente elevadas, la integración de los ancianos en los hogares desus hijos o, a la inversa, la de los hijos en los hogares de sus padres ancianos,pueden obedecer a una escasez de recursos económicos (cfr. Requena, 1993).

4. Además, si se adopta una definición amplia de recursos en la que ten-gan cabida elementos más allá de los estrictamente financieros, la estructuradel hogar puede ser especialmente importante en la vejez. Si la vejez es el tiem-po vital con mayor riesgo de dependencia, el contar con una unidad domésticadensa, donde existen personas capaces de proporcionar la atención y los cuida-dos que una persona dependiente necesita, puede ser de vital importancia paralos ancianos. La estructura del hogar puede informarnos de las posibilidadesque los ancianos tienen de recibir estos cuidados, sustitutivos de cuidados yatención formal, pública o privada, de elevado coste. El énfasis de las políticasde vejez sobre el medio familiar como entorno existencial idóneo de los ancia-nos puede ofrecernos una idea de las dimensiones e importancia de este aspec-to. Claro está que esta cuestión rebasa la propia unidad de convivencia.

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3.1. Estructura de los hogares donde residen ancianos

Debemos tener en cuenta, en primer lugar, que hablar de hogares de ancia-nos o de hogares en los que residen ancianos es hablar de más de la terceraparte de todos los hogares españoles. En efecto, según la Encuesta Sociodemo-gráfica, en 1991, el 34,1 por 100 de todos los hogares tenía entre sus miem-bros un anciano, y un porcentaje todavía elevado (16,0 por 100) estaba inte-grado exclusivamente por mayores de 65 años.

Los datos de la Encuesta Sociodemográfica de 1991 revelan o confirman,al menos, dos tendencias de gran interés:

1. En primer lugar, que, como consecuencia del retraso en el calendariode emancipación de los hijos, muchos ancianos continúan conviviendo conhijos no emancipados hasta edades relativamente elevadas. La convivencia conhijos es una pauta muy extendida en el modo de vida de los ancianos españoles:aproximadamente la mitad de los ancianos entre 60 y 69 años de edad, y másde la tercera parte de los que han cumplido los 80, continúan viviendo conalguno de sus hijos. La pauta presenta dos importantes diferencias en funcióndel sexo: en primer lugar, la proporción de mujeres que convive con alguno desus hijos es algo menor en las edades más tempranas (45,9 por 100); y, ensegundo término, que la edad no introduce diferencias tan sustanciales comoen el caso de los varones. La información que proporciona la Encuesta Sociode-mográfica no nos permite distinguir cuándo los ancianos continúan viviendoen sus propios hogares junto con algún hijo no emancipado y cuándo, por elcontrario, los hijos han formado su propia unidad familiar, bien dentro de lavivienda del anciano, bien en un hogar independiente al que luego se ha incor-porado el anciano. Podemos aproximarnos a esta distinción a través de la infor-mación proporcionada por aquellos que declaran vivir junto con sus yernos onueras, considerando que, con independencia de que continúen en el mismohogar o no, la presencia del núcleo familiar formado por los hijos es la queordena la vida familiar dentro del hogar. Evidentemente, la comparación no esexacta puesto que emancipación no significa siempre la formación de un nuevonúcleo familiar; así, por ejemplo, el hijo o hija en cuyo hogar reside el ancianopuede haber enviudado o disuelto su pareja (aproximadamente el 4,1 por 100de los varones y el 5,9 por 100 de las mujeres de 60 y más años tienen hijosdivorciados, separados o viudos); o incluso porque, a pesar de existir un nuevonúcleo familiar, el anciano siga ejerciendo las funciones de cabeza de familia yno sólo de una forma simbólica (puede continuar, por ejemplo, asumiendo lafunción económica de sustentador principal del hogar). Si consideramos válidanuestra aproximación, sólo el 5,4 por 100 de los varones y el 7,4 por 100 de lasmujeres entre 60 y 69 años convivirían dentro de los núcleos familiares de sushijos. Con la edad, la probabilidad de esta forma de convivencia aumenta hastaun 13,7 por 100 en el caso de los varones mayores de 70 años y, de una formamucho más sustancial, hasta el 20,9 por 100 en el caso de las mujeres. Las

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mujeres, por tanto, a todas las edades, tendrían una mayor probabilidad devivir en los hogares de los hijos, mientras que, por el contrario, los varones tie-nen una probabilidad mucho mayor de continuar conviviendo con hijos noemancipados hasta edades avanzadas: las proporciones son del 47,8 por 100 delos varones de 60 a 69 años y del 23,5 por 100 de los mayores de 70, frente al38,3 por 100 y al 19,7 por 100, respectivamente, en el caso de las mujeres1.

2. La segunda tendencia que muestra la Encuesta Sociodemográfica de1991 alude al hecho de que, cuando los hijos se emancipan, los ancianos con-tinúan viviendo en sus propios hogares también hasta edades muy avanzadas.La tendencia de los ancianos a mantener viviendas autónomas es una de lascausas de las importantes variaciones que la estructura de los hogares españolesha experimentado en los últimos años (Iglesias de Ussel, 1994: 449). El mante-

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TABLA 1

Distribución de los mayores de 60 años según su relación de parentesco con losmiembros del hogar en el que residen, por edad y sexo del sujeto. España, 1991

(Porcentajes verticales)

Hombres Mujeres

60-69 70 y más 60-69 70 y másaños años años años

Total individuos ............................... 1.836.295 1.327.499 2.072.059 2.086.314

El sujeto vive solo ............................. 5,2 9,0 12,9 25,8

Convive sólo con no familiares ......... 0,2 0,3 0,5 1,0

Convive con familiares ..................... 94,6 90,7 86,6 73,2— Padre y/o madre ......................... 2,3 0,3 4,0 0,2— Nieto(s) ...................................... 6,6 15,2 9,5 21,8— Hijo(s) ....................................... 53,2 37,2 45,9 40,6— Hermano(s) ................................ 4,6 3,9 6,3 7,5— Otros parientes carnales .............. 2,7 2,6 2,0 5,3— Cónyuge ..................................... 87,0 75,5 67,0 32,8— Suegro y/o suegra ........................ 3,7 0,7 0,7 0,0— Cuñado(s) .................................. 3,0 2,6 1,7 2,1— Yerno/nuera ............................... 5,4 13,7 7,6 20,9— Otros parientes políticos ............. 1,1 1,6 0,4 2,2

FUENTE: INE (1994), Encuesta Sociodemográfica 1991, tomo II: Resultados Nacionales, vol. 1:Hogar y Familia, Madrid.

1 Los porcentajes se han obtenido restando a las proporciones de los que conviven con hijosaquellos que conviven con yernos o nueras. También se podría haber utilizado la información dela convivencia con nietos, que sigue una pauta muy similar.

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nimiento de la autonomía doméstica de los ancianos explica más de la mitadde la variación total del número de hogares entre 1975 y 1991 (Requena,1993: 67 y ss.). Esto no quiere decir necesariamente que los ancianos hayanmejorado su posición con respecto al resto de la población española. Aunque,sin duda, la autonomía residencial es un valor apreciado en la sociedad españo-la, lo que es verdad para la sociedad en general y, sobre todo, para los jóvenesque desean formar nuevas familias, puede ser mucho menos apreciado en elcaso de los ancianos. Para los ancianos, como para otros grupos, la indepen-dencia o autonomía residencial puede tener dos facetas bien distintas: por unaparte, puede ser un indicador de bienestar y seguridad económica para quienestengan otras alternativas de convivencia y opten voluntariamente por ésta; sinembargo, presenta también una cara oscura, la de la soledad y el abandono,agravada por la falta de recursos. La mayor parte (exactamente más de lamitad) de esos hogares formados sólo por ancianos son hogares unipersonales.Es decir, los ancianos tienden a mantener su autonomía aun viviendo en sole-dad. La probabilidad de vivir en soledad aumenta, por supuesto, con la edad yafecta, sobre todo, a las mujeres. Hay más de un millón de ancianos (definidoscomo mayores de 60 años) que viven solos. De ellos, más del 80 por 100 sonancianas, y uno de cada cinco supera los 80 años de edad. Los hogares uniper-sonales constituyen la forma de convivencia que más ha evolucionado en Espa-ña en los años recientes. Pero, a diferencia de lo ocurrido en otros países denuestro entorno, el crecimiento, realmente espectacular, que ha experimentadoeste tipo de hogares no ha respondido a la modernización de las pautas de con-vivencia de los más jóvenes, sino, fundamentalmente, al envejecimiento demo-gráfico y a la mayor propensión de los ancianos a mantener sus hogares auncuando se hayan quedado solos. De esta forma, España continúa siendo unpaís con pocos hogares unipersonales en términos relativos; y, además, lamayoría de esos hogares están formados por ancianos (Iglesias de Ussel, 1994).

Por supuesto, existen otras formas de convivencia. Algunas tienen una rela-tiva importancia, como ocurre con la convivencia con hermanos o cuñados,que es relativamente frecuente entre los ancianos españoles, algo más frecuenteentre las ancianas y, sobre todo, entre las mayores de 70 años. Y existen, porfin, otras formas de convivencia que, aunque minoritarias todavía, podríantener una importancia mayor en los próximos años. Nos referimos, por ejem-plo, a los ancianos que dicen convivir con sus padres u otros parientes de gene-raciones anteriores: tíos, suegros e incluso abuelos. A pesar de que los porcen-tajes sean muy pequeños, casi simbólicos en algunos casos, la singularidad dela situación le otorga una relevancia por encima de su incidencia relativa.Obviamente, esta circunstancia afecta de manera especial a los más jóvenes,pero no hay que olvidar que estamos hablando de personas con más de 60años. El 4,0 por 100 de las mujeres con edades comprendidas entre los 60 y los69 años (es decir, unas 82.882 mujeres) convive con alguno de sus padres, a loque hay que añadir ese 0,7 por 100 que convive con alguno de sus suegros y el

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0,4 por 100 con alguno de sus tíos. En el caso de los varones coetáneos las pro-porciones son similares, aunque en este caso lo más habitual es que convivancon alguno de los suegros (3,7 por 100) antes que con los propios padres (2,3por 100); se registra, además, un porcentaje pequeño que convive con algúntío (0,4 por 100) e incluso con alguno de sus abuelos (0,1 por 100). Porsupuesto, la incidencia de estas formas de convivencia disminuye sustancial-mente con la edad. A pesar de que los porcentajes son pequeños, si las respues-tas fueran excluyentes y, por tanto, pudiéramos sumar las incidencias de estascircunstancias, significaría que unos 225.034 varones y mujeres entre los 60 y69 años, a los que se añadirían 96.728 con más de 70 años, continúan convi-viendo con parientes de generaciones anteriores a la suya.

Por último, la llamada residencia rotativa tiene una incidencia relativamen-te importante. En la Encuesta Sociodemográfica se incluía una pregunta reali-zada a los sujetos sobre el modo de convivencia de sus padres, en el caso de

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TABLA 2

Situación de hogar de los padres carnales en la actualidad según la edady el sexo de los padres. España, 1991

(Porcentajes verticales)

60-69 70-79 80 y másaños años años

Padre

Padre carnal vivo ..................................................... 4.381.529 2.253.009 1.106.882

— Vive en residencia rotativa ................................. 0,4 1,6 7,7— Vive en residencia fija ........................................ 99,2 98,1 91,8

— Convive con el sujeto u otro hijo ........................ 36,7 21,5 26,2— En su propio hogar ............................................ 61,7 75,4 63,0— El hogar de otro familiar .................................... 0,2 0,3 0,6

— Vivienda compartida con no familiares ............... 0,1 0,1 0,2— En establecimiento colectivo .............................. 0,1 0,2 1,3

Madre

Madre carnal viva .................................................... 4.763.610 3.009.992 1.927.671

— Vive en residencia rotativa ................................. 0,8 3,7 9,5— Vive en residencia fija ........................................ 99,0 96,0 90,2

— Convive con el sujeto u otro hijo ........................ 30,5 24,6 39,5— En su propio hogar ............................................ 67,5 69,5 47,0— El hogar de otro familiar .................................... 0,3 0,6 1,2

— Vivienda compartida con no familiares ............... 0,0 0,1 0,1— En establecimiento colectivo .............................. 0,1 0,4 1,7

FUENTE: INE (1994), Encuesta Sociodemográfica 1991, tomo II: Resultados Nacionales, vol. 1:Hogar y Familia, Madrid.

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que estuvieran vivos. Según las respuestas, la probabilidad de vivir con arregloa este sistema rotativo aumenta con la edad y, sobre todo, a partir de los 80años, pasando de un porcentaje casi simbólico entre los 60-69 años (0,4 por100) al 1,6 por 100 entre los 70 y 79 años, y al 7,7 por 100 a partir de los 80años.

A pesar de la tendencia muy acentuada a mantener hogares autónomoshasta edades muy avanzadas, la Encuesta Sociodemográfica muestra que la dis-ponibilidad de redes de parentesco de los ancianos españoles es bastante eleva-da. Aproximadamente nueve de cada diez españoles con 60 y más años tienenalgún hijo vivo; en la mayoría de los casos, cuentan con más de un hijo; y unelevado porcentaje cuenta, además, con algún hermano vivo y relativamentepróximo desde el punto de vista geográfico.

La importancia de estas redes deriva del hecho de que las necesidades deatención (junto con otras no menos importantes relacionadas básicamente conla sociabilidad) de los ancianos son cubiertas en gran medida por las llamadasredes informales por lo común y de forma especialmente significativa en Espa-ña. Entre ellas, la familia ocupa un lugar privilegiado. Aunque, obviamente, lacapacidad de ofrecer estos servicios no queda garantizada solamente por la dis-ponibilidad de familiares, de los recursos humanos necesarios para su produc-ción. Muchos otros factores intervienen en este complicado proceso (cfr.Rodríguez, 1994).

3.2. Hogares encabezados por ancianos

El análisis de la posición económica relativa de los ancianos que llevaremosa cabo un poco más adelante necesita previamente de una referencia a loshogares en que aquéllos asumen la posición de sustentador principal. Hay quetener en cuenta que la unidad de consumo que las Encuestas de PresupuestosFamiliares consideran es el hogar, y las clasificaciones realizadas en función decaracterísticas sociodemográficas, la edad entre ellas, están referidas siempre alcabeza de familia o, con mayor propiedad, al sustentador principal del hogar.

Según la Encuesta de Presupuestos Familiares de 1990-91, el número dehogares encabezados por un individuo con 65 años cumplidos es de2.830.495, lo que equivale a la cuarta parte de todos los hogares españoles.Son hogares relativamente pequeños, con un tamaño medio de 2,2 personaspor hogar, frente al 3,4 de todos los hogares. La cuarta parte de los hogaresencabezados por ancianos están formados por una sola persona, y algo más dela tercera parte (37,9 por 100) por una pareja en la que el sustentador princi-pal supera los 65 años. Los resultados de la encuesta no ofrecen mayores deta-lles sobre la composición de los restantes hogares donde viven ancianos, ya seaen posición de sustentador principal o no. Intentaremos indagar algo más pro-fundizando en los datos de la propia encuesta y contrastando la informaciónde esta fuente con el censo de 1991 y con la Encuesta Sociodemográfica delmismo año.

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En primer lugar, por sustracción entre las categorías que proporciona laEncuesta de Presupuestos Familiares, hemos obtenido la categoría de Otroshogares encabezados por ancianos. Es decir, aquellos donde un individuo de 65 ymás años se declara sustentador principal, y cuya composición no responde nia la de un anciano solo ni a la de una pareja en la que el sustentador principalsupera los 65 años (tabla 3). La nueva categoría agrupa al 36,7 por 100 de loshogares encabezados por ancianos, y presenta un tamaño similar al tamañomedio de todos lo hogares, tanto en número de personas como en unidades deconsumo. Esta información no dice mucho más sobre las características inter-nas de estos hogares. En principio, no parecen mostrar ninguna característicaespecial: son hogares relativamente grandes, aunque inferiores, por ejemplo, altamaño medio de todos los hogares encabezados por varones o por individuosactivos.

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TABLA 3

Características de los hogares encabezados por ancianos y por pensionistas:número de hogares, porcentajes con respecto al total de hogares y tamaño medio

en número de personas y en unidades de consumo. España, 1990-91

Tamaño medio

UnidadesNúmero % Personas de consumo

Total hogares ...................................

Total hogares encabezados por ancia-nos (65 y más años) ...................

— Hogares encabezados por varonescon 65 y más años ......................

— Hogares encabezados por mujerescon 65 y más años ......................

— Hogares formados por un adultode 65 o más años, sin niños ........

— Hogares formados por una parejasin niños con un sustentadorprincipal de 65 o más años .........

— Otros hogares encabezados porancianos ....................................

Hogares encabezados por pensionis-tas .............................................

Diferencia entre los hogares encabe-zados por pensionistas y los enca-bezados por mayores de 65 años .

FUENTE: INE (1993), Encuesta de Presupuestos Familiares. Primeros resultados, 1990-91, Madrid,y elaboración propia.

11.299.850 100,0 3,4 2,6

2.830.495 25,0 2,2 1,9

1.911.853 16,9 2,6 2,1

918.642 8,1 1,6 1,4

720.149 6,4 1,0 1,0

1.072.420 9,5 2,0 1,7

1.037.926 9,2 3,3 2,6

3.789.357 33,5 2,5 2,1

958.862 8,5 3,5 2,7

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Comparando la información de la Encuesta de Presupuestos Familiares conla que ofrece el censo de 19912 encontramos que, si las fuentes fueran perfecta-mente comparables, de los 5.370.252 individuos de 65 y más años que registrael censo, más de la mitad (52,7 por 100) encabeza su propio hogar. El porcen-tajes es, por supuesto, muy variable de mujeres a hombres. La mayor parte delos varones se declaran sustentadores principales de su unidad doméstica: el86,6 por 100, frente al 29,1 por 100 de las mujeres. Tal como vimos más arri-ba, el 47 por 100 de los hogares con algún miembro anciano están compuestossólo por ancianos. A pesar de las diferencias entre la Encuesta Sociodemográfi-ca y la de Presupuestos Familiares3, la cifra de hogares encabezados por ancia-nos que proporciona la segunda (2.830.495 hogares) resulta claramente infe-rior a la de hogares compuestos exclusivamente por ancianos (1.898.236 hoga-res) que proporciona la primera. Es decir, hay un número importante de hoga-res con miembros no ancianos en los que, sin embargo, es un anciano el queasume las funciones de sustentador principal; desgraciadamente, no podemosconocer la cifra, puesto que la Encuesta Sociodemográfica no incluía una pre-gunta sobre quién ocupaba esta función en el hogar. Si las fuentes fueran equi-valentes, la cifra sería de 938.259 hogares, casi la cuarta parte de todos loshogares con algún miembro anciano. De la misma forma, hay una proporciónimportante de ancianos integrados en hogares de los que no son cabeza defamilia; pero tampoco podemos conocer esa proporción, ni siquiera aproxima-damente.

A pesar de todas estas dificultades, puede concluirse fácilmente que las for-mas de convivencia en la vejez son bastante heterogéneas. Aunque el tipo dehogar dominante es el compuesto exclusivamente por ancianos solos o en pare-ja, existe una proporción importante de ancianos que presentan formas deconvivencia diferentes. En parte, por estar integrados en hogares encabezadospor otras personas, seguramente los hijos; otros, por tener la responsabilidadde ser el sustentador principal de hogares con otros miembros, hijos no eman-cipados que pueden realizar o no aportaciones económicas al presupuestofamiliar, solos o en compañía de sus hijos e incluso de sus cónyuges; algunos,incluso, pueden tener bajo su responsabilidad a personas aún más ancianas conrecursos económicos escasos o inexistentes. Así, en una encuesta realizada porel Centro de Investigaciones Sociológicas en 1989, el 25 por 100 de los ancia-nos entrevistados afirmaron tener familiares que dependían económicamentede ellos; en la mayoría de los casos se trata, por supuesto, del cónyuge (60 por100), pero también, y en una proporción elevada, se trataba de hijos y otrosfamiliares (40 por 100) (Cruz y Cobo, 1989: 85).

LA POSICION ECONOMICA DE LOS ANCIANOS ESPAÑOLES

159

2 La comparación no es del todo exacta, puesto que las cifras de población que ofrecen una yotra fuente no son homogéneas. Según el censo de 1991, la población española era de38.872.279 habitantes, 378.300 por encima de la cifra de población total que proporciona laEncuesta de Presupuestos Familiares.

3 La Encuesta Sociodemográfica estima el número total de hogares en 11.836.320, 536.470hogares más que la Encuesta de Presupuestos Familiares.

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Cada una de estas formas de convivencia tiene diferentes implicacionespara la posición económica de los correspondientes hogares. Si la categoría desustentador principal corresponde exactamente a su significado y no es asumi-da por los ancianos sólo de manera simbólica, ocupar esa posición en hogaresdonde hay miembros de otras edades con ingresos inferiores a los del anciano,o que simplemente carecen de ingresos, puede suponer una pesada carga parala economía de los ancianos; sobre todo, si los ingresos principales del ancianoson los derivados de una pensión estatal. Indudablemente, la carga será máspesada cuantos más miembros tenga el hogar. La situación inversa, es decir, lade aquellos ancianos que forman parte de un hogar en el que no ocupan laposición de sustentador principal, puede significar gozar de un mayor bienes-tar económico si las aportaciones de los restantes miembros de la unidaddoméstica así lo permiten. Pero puede significar también una pérdida de auto-nomía económica, una exclusión de las decisiones económicas fundamentales yde las formas normales de reparto de los recursos. El anciano que vive en estehogar puede carecer de ingresos propios, o puede haber llegado a él tras unperíodo en el que se demostró su incapacidad para mantener un hogar autóno-mo por problemas financieros. De la misma forma, estar solo puede significarun completo abandono, desde el punto de vista económico, por parte de losfamiliares; y también puede significar todo lo contrario: la afirmación de lapropia autonomía, si los ingresos del anciano le permiten vivir con comodidad.Habrá que tener en cuenta estos matices a la hora de analizar el bienestar eco-nómico de los ancianos en el hogar.

4. LA POSICION ECONOMICA DE LOS HOGARES ENCABEZADOSPOR ANCIANOS

La medida de la posición económica o de la distribución de la renta dentrode un grupo social es un problema lejos de estar resuelto. Para lograr unamedida plenamente satisfactoria deben resolverse previamente cuestiones talescomo las decisiones sobre las unidades de análisis o sobre las variables relevan-tes para la determinación de la posición económica relativa, la definición de lapobreza, etc. La discusión sobre estas y otras cuestiones relacionadas ha produ-cido una amplia literatura, aunque sin lograr finalmente aportaciones neta-mente concluyentes. Nuestra opción consiste en utilizar como indicador derenta o de posición económica los gastos de los hogares tal y como son recogi-dos por las Encuestas de Presupuestos Familiares. Tal opción se justifica porrazones de orden práctico: básicamente, porque la información sobre gastosparece de mayor calidad en estas encuestas que la referida a los ingresos (Bel-trán, 1987; Ruiz-Castillo, 1987; Jiménez Lasheras y otros, 1990). Pero en estaopción manejamos también razones conceptuales que avalan el uso preferentede los gastos sobre los ingresos, puesto que los gastos parecen ser un indicadormás estable de la posición económica que los ingresos, más sujetos a efectos

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coyunturales (Martín-Guzmán y Bellido, 1993: 92; Bosch, Escribano y Sán-chez, 1989).

La Encuesta de Presupuestos Familiares proporciona tres indicadores degasto: 1) En primer lugar, el gasto total por hogar, que resulta ser una medidabastante tosca de la posición económica relativa al no tener en cuenta las dife-rencias con respecto al tamaño de los hogares en las distintas categorías. Esteindicador, por tanto, otorga posiciones más elevadas a los hogares de menortamaño, mientras que las posiciones inferiores son ocupadas sistemáticamentepor los hogares con menor número de miembros. 2) El segundo indicador es elgasto por persona, construido simplemente como resultado de dividir el gastototal del hogar por el número de personas que lo integran. 3) Y, por fin, el ter-cer indicador es el gasto por unidad de consumo, en una escala de equivalenciaque intenta recoger dos fenómenos: las distintas necesidades de las personasque componen el hogar, aunque sólo en función de la edad, y la existencia deeconomías de escala dentro de los hogares (Bosch, Escribano y Sánchez, 1989:92)4.

Al analizar la distribución de los hogares españoles por edad y sexo del sus-tentador principal (tabla 4), el gasto por hogar dibuja una pauta ligeramenteascendente a medida que aumenta la edad, y una gran diferencia en los distin-tos casos de que los hogares estén encabezados por hombres o por mujeres. Ladiferencia observada entre los hogares encabezados por uno y otro sexo sedebe, en buena medida, al distinto tamaño y composición de uno y otro grupode hogares. Los hogares encabezados por varones son sustancialmente mayoresque los encabezados por mujeres, de manera que, al eliminar el efecto deltamaño del hogar (gasto por persona), los hogares encabezados por hombresaparecen en una situación más desfavorable. Al introducir la escala de equiva-lencia, las diferencias según el sexo del sustentador principal aparecen aún conmenor nitidez. La posición de los hogares encabezados por mujeres es sustan-cialmente más baja en las edades extremas, y más favorable que la de los hoga-res encabezados por hombres en las edades centrales (30 a 64 años). La pautaascendente que se observa al diferenciar con arreglo a la edad, y que hace que amayor edad del sustentador principal (a excepción de los encabezados porancianos), mayores sean los gastos de la unidad doméstica, se invierte convir-tiéndose en una pauta descendente. Sea cual sea el indicador de gasto, sin

LA POSICION ECONOMICA DE LOS ANCIANOS ESPAÑOLES

161

4 El procedimiento para calcular el gasto por unidad de consumo consiste en dividir el gastototal del hogar por el número de unidades de consumo que lo integran, calculadas, a su vez,como la suma del número de miembros del hogar; cada uno de ellos es ponderado mediante uncoeficiente que expresa su capacidad de gasto o, de otra forma, las necesidades que generan esegasto. Aunque existen varias escalas de equivalencia, en la presentación de la Encuesta de Presu-puestos Familiares el INE ha optado por la denominada escala de Oxford, que es la que reco-mienda la OCDE para el análisis de los indicadores de pobreza y desigualdad (Bosch, Escribanoy Sánchez, 1989: 93). La escala de Oxford pondera a los miembros del hogar de acuerdo con lossiguientes coeficientes: 1, para el sustentador principal; 0,7, para los restantes miembros delhogar de 14 y más años; y 0,5, para los miembros del hogar menores de 14 años (INE, 1993:15).

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TABLA 4

Gasto anual de los hogares, por edad y sexo del sustentador principal. España, 1990-91

Hogares Gasto medio

Por unidadTamaño medio Por hogar Por persona de consumo

Unidadesde Gasto Gasto Gasto

Sexo y edad Número % Personas consumo (ptas.) Indice (ptas.) Indice (ptas.) Indice

Ambos sexos ............................... 11.299.850 100,0 3,4 2,6 2.141.462 100,0 628.623 100,0 835.637 100,0— 0 a 29 años ......................... 692.757 6,1 3,0 2,2 2.161.107 100,9 721.485 114,8 966.019 115,6— 30 a 44 años ......................... 3.225.159 28,5 4,0 2,8 2.412.860 112,7 607.043 96,6 864.978 103,5— 45 a 64 años ......................... 4.551.439 40,3 3,8 2,9 2.465.005 115,1 649.536 103,3 852.111 102,0— 65 y más años ....................... 2.830.495 25,0 2,2 1,9 1.307.157 61,0 584.797 93,0 705.427 84,4

Varones ...................................... 9.310.286 82,4 3,7 2,7 2.276.804 106,3 622.387 99,0 836.144 100,1— 0 a 29 años ......................... 593.955 5,3 3,0 2,3 2.215.203 103,4 730.082 116,1 982.510 117,6— 30 a 44 años ......................... 2.904.644 25,7 4,1 2,8 2.431.090 113,5 598.969 95,3 857.238 102,6— 45 a 64 años ......................... 3.899.834 34,5 4,0 3,0 2.553.784 119,3 639.586 101,7 844.038 101,0— 65 y más años ....................... 1.911.853 16,9 2,6 2,1 1.496.549 69,9 584.429 93,0 719.704 86,1

Mujeres ...................................... 1.989.565 17,6 2,2 1,8 1.508.121 70,4 676.514 107,6 832.071 99,6— 0 a 29 años ......................... 98.803 0,9 2,8 2,1 1.835.906 85,7 664.712 105,7 861.172 103,1— 30 a 44 años ......................... 320.515 2,8 3,2 2,4 2.247.654 105,0 699.466 111,3 948.958 113,6— 45 a 64 años ......................... 651.605 5,8 2,6 2,1 1.933.664 90,3 740.604 117,8 921.807 110,3— 65 y más años ....................... 918.642 8,1 1,6 1,4 913.000 42,6 586.056 93,2 660.715 79,1

FUENTE: INE (1993), Encuesta de Presupuestos Familiares. Primeros resultados, 1990-91, Madrid, y elaboración propia.

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embargo, se registra una clara frontera entre los hogares encabezados pormayores de 65 años y el resto, puesto que sólo los hogares encabezados porancianos quedan por debajo del gasto medio por unidad de consumo de todala población. El gasto por unidad de consumo de los hogares encabezados porancianos de uno y otro sexo equivale al 84,4 por 100 del gasto medio de todala población, al 86,1 por 100 si el sustentador principal es un hombre y al79,1 por 100 si se trata de una mujer. En definitiva, los hogares encabezadospor ancianos muestran una posición relativamente inferior al conjunto de loshogares españoles.

La distribución por tipo de hogar que se muestra en la tabla siguiente(tabla 5) nos permite distinguir tres situaciones diferentes: las de los ancianosque viven solos, los que viven en pareja y, por sustracción, los que presentanotras formas de convivencia aunque siguen ocupando la posición de sustenta-dor principal del hogar. Es posible que los dos primeros tipos sean especial-mente indicativos de los comportamientos económicos de los ancianos. Nosreferimos a los hogares compuestos por un solo anciano o por una pareja consustentador principal anciano (que constituyen algo menos de las dos terceraspartes de los hogares encabezados por ancianos), al no incluir entre sus miem-bros individuos de otras generaciones. En otro tipo de hogares, aunque elanciano siga siendo el cabeza de familia, es posible que las pautas de consumode la unidad doméstica estén dominadas, en mayor o menor medida, por lasde los miembros más jóvenes.

Una vez más, el indicador del gasto medio por hogar otorga a los hogaresencabezados por ancianos posiciones muy desfavorables, debido, en buenaparte, a su reducido tamaño. Aun así, la posición de estos hogares está en claradesventaja con respecto a los encabezados por no ancianos y con la mismacomposición interna. El gasto de los hogares unipersonales es, por ejemplo,muy diferente cuando está formado por un anciano o por una persona másjoven: cuando se trata de un joven, el gasto del hogar equivale a más de lamitad del correspondiente al hogar medio; y cuando es un anciano, el gasto esinferior a la tercera parte. En los hogares formados por dos adultos ocurre algosimilar, aunque menos acentuado si el sustentador principal es un anciano: elgasto es sólo algo más de la mitad del gasto medio por hogar, frente al 84,7 por100 de las parejas no ancianas o el 66,1 por 100 de los hogares constituidospor dos adultos que no forman pareja. La nueva categoría de hogares, a la quehemos denominado otros hogares encabezados por ancianos, no presenta, comohemos dicho, diferencias sustanciales en tamaño y composición interna conrespecto al término medio de todos los hogares españoles; sin embargo, símuestran diferencias en cuanto al volumen de gasto por hogar, que equivale al88,3 por 100 del gasto del hogar medio. Al eliminar de nuevo el efecto deltamaño del hogar a través del gasto por persona, la posición de los hogaresencabezados por ancianos mejora sustancialmente, hasta el punto de que elgasto por persona de los ancianos que viven solos es superior al gasto medio,también por persona, de todos los hogares. También mejora la posición de los

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TABLA 5

Gasto anual de los hogares, por tipo de hogar. España, 1990-91

Hogares Gasto medio

Por unidadTamaño medio Por hogar Por persona de consumo

Unidadesde Gasto Gasto Gasto

Tipo de hogar Número % Personas consumo (ptas.) Indice (ptas.) Indice (ptas.) Indice

11.299.850 100,0 3,4 2,6 2.141.462 100,0 628.623 100,0 835.637 100,0

720.149 6,4 1,0 1,0 678.245 31,7 678.245 107,9 678.245 81,2

408.968 3,6 1,0 1,0 1.194.057 55,8 1.194.057 189,9 1.194.057 142,9

118.815 1,1 2,9 2,1 1.498.651 70,0 519.950 82,7 721.271 86,3

1.072.420 9,5 2,0 1,7 1.165.385 54,4 582.693 92,7 685.521 82,0

845.781 7,5 2,0 1,7 1.812.839 84,7 906.419 144,2 1.066.376 127,6969.761 8,6 3,0 2,2 2.249.723 105,1 749.908 119,3 1.006.239 120,4

1.443.508 12,8 4,0 2,8 2.435.874 113,7 608.968 96,9 880.196 105,3656.764 5,8 5,3 3,5 2.435.812 113,7 458.375 72,9 692.597 82,9

542.186 4,8 2,0 1,7 1.414.822 66,1 707.411 112,5 832.248 99,6

96.438 0,9 3,4 2,6 2.018.005 94,2 587.804 93,5 789.536 94,51.281.452 11,3 3,0 2,4 2.106.060 98,3 702.133 111,7 877.525 105,01.055.928 9,3 4,7 3,4 2.582.427 120,6 551.812 87,8 761.153 91,1

Total ..........................................— Un adulto de 65 o más años,

sin niños ..............................— Un adulto con menos de 65

años, sin niños ......................— Un adulto con uno o más

niños ....................................— Pareja sin niños con s.p. de

65 o más años .......................— Pareja s in niños con s .p.

menor de 65 años .................— Pareja con un niño ...............— Pareja con dos niños .............— Pareja con tres niños .............— Otros hogares con dos adul-

tos, sin niños ........................— Otros hogares con dos adul-

tos, con niños .......................— Tres adultos, sin niños ..........— Tres adultos, con niños .........

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TABLA 5 (Continuación)

Gasto anual de los hogares, por tipo de hogar. España, 1990-91

Hogares Gasto medio

Por unidadTamaño medio Por hogar Por persona de consumo

Unidadesde Gasto Gasto Gasto

Tipo de hogar Número % Personas consumo (ptas.) Indice (ptas.) Indice (ptas.) Indice

1.126.238 10,0 4,4 3,4 3.106.688 145,1 703.477 111,9 916.172 109,6

961.443 8,5 6,1 4,4 3.199.796 149,4 526.954 83,8 731.981 87,6

1.037.926 9,2 3,3 2,6 1.890.002 88,3 566.662 90,1 726.106 86,9

FUENTE: INE (1993), Encuesta de Presupuestos Familiares. Primeros resultados, 1990-91, Madrid, y elaboración propia.

— Cuatro o más adultos, sinniños ....................................

— Cuatro o más adultos, conniños ....................................

— Otros hogares encabezadospor ancianos .........................

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TABLA 6

Gasto anual medio por hogar, según relación con la actividad principal del sustentador principal. España, 1990-91

Hogares Gasto medio

Por unidadTamaño medio Por hogar Por persona de consumo

Unidadesde Gasto Gasto Gasto

Relación con la actividad Número % Personas consumo (ptas.) Indice (ptas.) Indice (ptas.) Indice

Total .......................................... 11.299.850 100,0 3,4 2,6 2.141.462 100,0 628.623 100,0 835.637 100,0

Activos ....................................... 7.237.747 64,1 3,9 2,8 2.513.831 117,4 646.662 102,9 883.709 105,8

— Ocupados ............................. 6.665.892 59,0 3,9 2,9 2.574.744 120,2 659.949 105,0 901.960 107,9— Parados ................................ 571.855 5,1 3,7 2,7 1.803.787 84,2 484.392 77,1 661.120 79,1

Inactivos .................................... 4.062.104 35,9 2,5 2,1 1.477.985 69,0 579.622 92,2 717.375 85,8

— Pensionistas .......................... 3.789.357 33,5 2,5 2,1 1.478.633 69,0 581.480 92,5 718.710 86,0— Otros inactivos ..................... 272.747 2,4 2,6 2,1 1.468.990 68,6 554.840 88,3 699.212 83,7

FUENTE: INE (1993), Encuesta de Presupuestos Familiares. Primeros resultados, 1990-91, Madrid, y elaboración propia.

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hogares de dos miembros, y el de la categoría residual de otros hogares encabe-zados por ancianos, cuyo gasto por persona equivale al 90,1 por 100 del gastomedio; quedan atrás otros hogares como los formados por un adulto conniños, los llamados hogares monoparentales, y los formados por tres o másadultos con niños. Por último, el gasto equivalente, o gasto por unidad de con-sumo, vuelve a situar los hogares encabezados por ancianos en los últimospuestos de la clasificación, dejando tras de sí tan sólo los hogares formados poruna pareja con tres o más niños, y quedando por debajo de la media en casi un20 por 100 en el caso de los hogares formados por una o dos personas, y encasi un 15 por 100 en la categoría residual de otros hogares encabezados porancianos.

Por fin, parece conveniente contrastar las anteriores informaciones con laclasificación de los hogares según la relación con la actividad laboral del sus-tentador principal. Aunque la categoría de pensionistas no coincide, obvia-mente, con la de ancianos, sí es cierto que la mayor parte de los ancianos per-tenecen a esta categoría y que, a su vez, esa categoría está integrada básicamen-te por ancianos. La categoría de hogares encabezados por pensionistas agrupaal 33,5 por 100 de los hogares. Los indicadores de gastos por hogar y gastospor persona ofrecen los valores más bajos en el caso de los pensionistas y en lacategoría marginal de otros inactivos. Sin embargo, el gasto por unidad de con-sumo revela la posición más deteriorada de los hogares encabezados por undesempleado. Para estos hogares, el gasto por unidad de consumo es inferior alas cuatro quintas partes del gasto medio para toda la población, e inferior enunos siete puntos al de los pensionistas. Las diferencias entre los valores de losindicadores se deben al distinto tamaño de los hogares encabezados por inacti-vos (2,5 personas), frente a los de los desempleados (3,7). Los pensionistas noson, por tanto, el grupo más desaventajado en esta clasificación: los hogaresencabezados por parados son los que presentan menor gasto por persona y porunidad de consumo, seguidos por la categoría residual de otros inactivos. Loverdaderamente decisivo en esta tabla es la ocupación del sustentador princi-pal; sólo esta categoría supera realmente el gasto medio de los hogares por per-sona o por unidad de consumo. El siguiente grupo por volumen de gasto es,desde luego, el de los pensionistas, pero a una distancia más que considerable;sobre todo cuando se analiza el gasto por unidad de consumo, equivalente paraeste grupo al 86 por 100 del gasto medio, frente al 107,9 por 100 de los acti-vos: más de veinte puntos de diferencia separa una y otra categoría de hogares.

La información presentada en las tablas precedentes parece sustentar lahipótesis de que la mejora de la posición económica relativa de los ancianospuede proceder realmente no de una mejora de su posición absoluta, sino de laaparición de otros grupos aún más desaventajados, como es el caso de losdesempleados. Así parece suceder en algunos países como Gran Bretaña, dondelos desempleados sólo tienen derecho a la percepción del subsidio de desem-pleo durante un año (Johnson y Falkingham, 1992: 54-55). Con todo, ningúnpaís europeo conoce aún el fenómeno de inversión de la pobreza que ha sido

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denunciado en Estados Unidos y que ha provocado un intenso debate en esepaís (Guillemard, 1990: 118; Handler, 1995). Inversión de la pobreza significaque los grupos que tradicionalmente estaban sometidos a un mayor riesgo depobreza gozan ahora de una posición económica relativamente buena, al tiem-po que la pobreza empieza a recaer sobre grupos diferentes. Pero la inversiónde la pobreza tiene un significado especial ante la edad, puesto que, según seplantea el debate, la relación entre edad y pobreza también se ha invertido: lospobres no son ya fundamentalmente los ancianos, sino las familias con hijosmenores, y ello como consecuencia de la intervención del Estado de Bienestar,que ha sido muy generoso con las generaciones viejas en detrimento de los másjóvenes (cfr. Preston, 1984; Longman, 1987).

En España hemos encontrado, al menos, un grupo con una posición econó-mica inferior a una categoría muy próxima a la de los ancianos, a la de los pen-sionistas; se trata, como acabamos de ver, de quienes viven en hogares encabe-zados por un desempleado. En nuestro país, la situación económica de las lla-madas familias monoparentales o, más propiamente en este caso, hogares mono-parentales, es decir, los compuestos por un solo adulto, no anciano, con niños,no parece ser peor que la de los ancianos. Aunque el gasto por persona de estasunidades domésticas es del 82,7 por 100 del gasto medio de todos los hogares,la composición del hogar, con casi dos niños por término medio, hace que elgasto por unidad de consumo aumente hasta el 86,3 por 100 del gasto medio,dejando por debajo los hogares encabezados por ancianos. También los hogaresmuy numerosos con niños muestran una posición inferior al término medio delos hogares españoles; esto se aprecia con claridad en el caso de los hogares for-mados por cuatro o más adultos con niños, cuyo gasto por unidad de consumoequivale al 87,6 por 100 del gasto medio, en los hogares integrados por tresadultos con niños (91,1 por 100), y en aquellos donde conviven dos adultosque no forman pareja con niños (64,5 por 100). Todos ellos, sin embargo, pre-sentan una posición más elevada que los hogares formados por un solo ancianoo por una pareja en la que el sustentador principal ha superado los 65 años.

5. ANCIANOS BAJO EL UMBRAL DE POBREZA

Una forma alternativa de analizar la posición económica relativa de ungrupo o categoría de edades es medir comparativamente la incidencia de lapobreza en ellos mediante un criterio operativo que consiste en establecer undeterminado porcentaje del gasto o ingreso medio por hogar de la poblacióndenominado umbral de pobreza. Este nuevo análisis conduce a conclusionesmuy similares al anterior, puesto que confirma que la posición de los hogaresencabezados por ancianos sigue siendo inferior a la marcada por el términomedio de los hogares españoles.

En la siguiente tabla (tabla 7) hemos calculado un indicador de incidenciarelativa de la pobreza (IR) en función de diversas características de los hogares.

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TABLA 7

Incidencia relativa de la pobreza según características del hogar (númerode miembros, composición y Comunidad Autónoma en la que se ubica) y según

las características del sustentador principal (sexo, edad, relación con la actividad,nivel de estudios y condición socioeconómica), para tres umbrales de pobreza.

España, 1990-91

Línea de pobreza del 40% Línea de pobreza del 50%

Incidencia extrema (dos o más veces la incidencia media)

De 0 a 17 años ....................................... 3,35 Extremadura .......................................... 2,09Un adulto con 65 o más años, sin niños .. 2,50 Un adulto con 65 o más años, sin niños .. 2,08Extremadura .......................................... 2,50Analfabeto o sin estudios ........................ 2,19Otros inactivos ....................................... 2,04Resto trab. y miembros coops. agr. ......... 1,96 De 0 a 17 años ....................................... 1,92Hogares con un miembro ....................... 1,94 Analfabeto o sin estudios ........................ 1,91De 65 y más años ................................... 1,93 Resto trab. y miembros coops. agr. ......... 1,90Pareja sin niños y s.p. de 65 o más años .. 1,82 Otros inactivos ....................................... 1,88Parados .................................................. 1,81 De 65 y más años ................................... 1,70Empresarios y directivos agrarios ............ 1,76 Empresarios y directivos agrarios ............ 1,69Rentistas ................................................ 1,74 Pareja sin niños y s.p. de 65 o más años .. 1,66No clasificables* ..................................... 1,70 Hogares con un miembro ....................... 1,64Un adulto con uno o más niños .............. 1,66 Parados .................................................. 1,60Pensionistas ........................................... 1,66 No clasificables* ..................................... 1,54Mujeres .................................................. 1,51 Pensionistas ........................................... 1,53

Incidencia alta (de 1,25 a 1,5 veces)

Otros hogares con 2 adultos, sin niños .... 1,42 Ceuta y Melilla ...................................... 1,46Canarias ................................................. 1,42 Castilla-La Mancha ................................ 1,40Castilla y León ....................................... 1,42 Hogares con 6 o más miembros .............. 1,39Casilla-La Mancha ................................. 1,42 Andalucía .............................................. 1,38Andalucía ............................................... 1,41 Canarias ................................................. 1,37Ceuta y Melilla ...................................... 1,39 Castilla y León ....................................... 1,37Galicia ................................................... 1,37 Un adulto con uno o más niños .............. 1,35Hogares con 2 miembros ........................ 1,35 Mujeres ................................................. 1,34Hogares con 6 o más miembros .............. 1,27 Galicia ................................................... 1,32Aragón ................................................... 1,25 Otros hogares con 2 adultos, sin niños .... 1,28

Incidencia media-alta (de 1 a 1,25 veces)

Operarios sin especialización .................. 1,18 Hogares con 2 miembros ........................ 1,24Murcia ................................................... 1,17 Operarios sin especialización .................. 1,22Pareja con 3 o más niños ........................ 1,08 Aragón ................................................... 1,20Otros hogares con 2 adultos, con niños ... 1,08 Pareja con 3 o más niños ........................ 1,15Comunidad Valenciana .......................... 1,06 Rentistas ................................................ 1,14

Otros hogares con 2 adultos, con niños .. 1,12Murcia ................................................... 1,08Cuatro o más adultos, con niños ............ 1,07Comunidad Valenciana .......................... 1,04La Rioja ................................................. 1,02

Total ...................................................... 1,00 Total ..................................................... 1,00

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TABLA 7 (Continuación)

Línea de pobreza del 40% Línea de pobreza del 50%

Incidencia media-baja (de 0,75 a 1 veces)

Un adulto con menos 65 años, sin niños . 0,96 Tres adultos, con niños .......................... 0,94Tres adultos, sin niños ............................ 0,89 Varones ................................................. 0,92Cuatro o más adultos, con niños ............. 0,89 Tres adultos, sin niños ........................... 0,91Varones .................................................. 0,89 Hogares con 5 miembros ........................ 0,90Tres adultos, con niños .......................... 0,88 Un adulto con menos 65 años, sin niños . 0,88La Rioja ................................................. 0,84 Primarios, EGB o FP-1 .......................... 0,86Hogares con 5 miembros ........................ 0,82 De 45 a 64 años ..................................... 0,84De 45 a 64 años ..................................... 0,78 Cantabria ............................................... 0,79Primarios, EGB o FP-1 .......................... 0,76 Asturias .................................................. 0,78

Incidencia baja (de 0,5 a 0,74 veces)

Pareja sin niños con s.p. menor 65 años .. 0,73 Hogares con 3 miembros ........................ 0,73Hogares con 3 miembros ........................ 0,68 De 30 a 44 años ..................................... 0,72Asturias .................................................. 0,68 Pareja sin niños con s.p. menor 65 años .. 0,70

Contramaestres, operarios cualificados yCuatro o más adultos, sin niños .............. 0,65 miembros de coops. no agrarias .......... 0,70Cantabria ............................................... 0,65 Pareja con 2 niños .................................. 0,67De 30 a 44 años ..................................... 0,64 Hogares con 4 miembros ........................ 0,67Hogares con 4 miembros ........................ 0,58 Cuatro o más adultos, sin niños .............. 0,65País Vasco .............................................. 0,57 País Vasco .............................................. 0,64Contramaestres, operarios cualificados y

miembros de coops. no agrarias .......... 0,56 Ocupados .............................................. 0,61Baleares .................................................. 0,55 Baleares ................................................. 0,60

Empresarios, profesionales y trabajadoresPareja con 2 niños .................................. 0,53 independientes no agrarios ................. 0,59Ocupados .............................................. 0,51 De 18 a 29 años ..................................... 0,51

Cataluña ................................................ 0,51

Incidencia muy baja (de 0,5 a 0,25 veces)

Empresarios, profesionales y trabajadoresindependientes no agrarios ................. 0,47 Pareja con un niño ................................. 0,48

Cataluña ................................................ 0,44 Madrid .................................................. 0,47Navarra .................................................. 0,43 Resto pers. de servicios y prof. FF.AA. .... 0,45De 18 a 29 años ..................................... 0,42 Navarra .................................................. 0,38Madrid .................................................. 0,42 BUP, COU o FP-2 ................................ 0,26Pareja con un niño ................................. 0,41Resto pers. de servicios y prof. FF.AA. .... 0,39

Incidencia extremadamente baja (menos de 0,25 veces)

BUP, COU o FP-2 ................................. 0,21 Diplomado universitario o equivalente ... 0,18Direc., prof. y jefes adm. por cuenta aj. .. 0,06 Direc., prof. y jefes adm. por cuenta aj. .. 0,11Diplomado universitario o equivalente .... 0,05 Estudios superiores o equivalente ............ 0,04Estudios superiores o equivalente ............ 0,4

FUENTE: INE (1993), Estudio de los hogares menos favorecidos según la Encuesta de PresupuestosFamiliares de 1990-91. Primeros resultados, Madrid, y elaboración propia.

* Parados durante más de tres años, pensionistas, rentistas y otros inactivos.

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Este indicador se calcula dividiendo el número de hogares pobres de cada cate-goría por el número total de hogares pobres, y el resultado de este cociente sedivide, a su vez, por la razón entre el número de hogares de cada categoría y elnúmero total de hogares. O, lo que es lo mismo, nuestro indicador es el resul-tado de dividir la tasa específica de pobreza de cada categoría de hogares (hoga-res pobres sobre el total de hogares en la categoría) por la tasa de pobreza global(número de hogares pobres en todas las categorías, dividido por el númerototal de hogares). El objetivo del indicador es medir la incidencia de la pobrezaen cada categoría independientemente de su importancia dentro de la pobla-ción (Ruiz Castillo, 1987; Ruiz-Huerta y Martínez, 1994). Las variables consi-deradas en la construcción de la tabla se refieren a los hogares y a quienes ocu-pan la posición de sustentador principal dentro de ellos. Las variables conside-radas son: 1) con respecto al hogar, su tamaño, composición y la ComunidadAutónoma en la que está situado; y 2) con respecto al sustentador principal, elsexo, la edad, el nivel de estudios, la relación con la actividad y la situaciónocupacional.

Los factores que determinan una incidencia de pobreza por encima de lamedia son diversos, aunque la edad ocupa un lugar destacado entre ellos. Elmayor riesgo de pobreza corresponde a los hogares encabezados por un menor,que, aunque tienen un escaso peso en el total de hogares (son apenas 4.351hogares), presentan una situación bastante delicada: uno de cada cuatro hoga-res de estas características se encuentra por debajo del umbral del 40 por 100.Dejando de lado esta pequeña categoría de edades, en la tabla se compruebatambién claramente cómo la vejez sigue siendo un importante condicionantedel riesgo de pobreza o de la asignación de las posiciones económicas inferio-res. Los hogares encabezados por ancianos tienen una incidencia de pobrezamuy por encima de la media nacional: casi el doble de la correspondiente alhogar medio. Los hogares formados por una pareja encabezada por un ancianoregistran una incidencia similar a la de todos los hogares encabezados porancianos, mientras la de los hogares formados por ancianos solos es aún máselevada: 2,5 veces la incidencia media para el umbral del 40 por 100, y todavíapor encima del doble en el umbral del 50 por 100. Sin embargo, los hogaresencabezados por ancianos no sólo experimentan los efectos de la edad de sussustentadores, sino que en ellos confluyen toda una serie de características queagravan su situación. Por ejemplo, en la tabla puede verse claramente cómo elanalfabetismo es, por sí mismo, un destacado determinante de las situacioneseconómicas desfavorables; y sabemos que las dos terceras partes de los analfa-betos españoles son hombres y mujeres con 60 y más años. La separación de laactividad laboral y la condición de pensionista también lleva asociado un ele-vado riesgo de pobreza, al igual que el hecho de pertenecer al sector agrícola,formar un hogar unipersonal (el 63,8 por 100 de todos los hogares uniperso-nales están constituidos por un anciano), formar parte de un hogar encabezadopor una mujer (el 46,2 por 100 de todos los hogares encabezados por mujereslo están por una anciana) o el hecho de vivir en ciertas Comunidades Autóno-

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mas con una población envejecida (Extremadura, Castilla y León, Castilla-LaMancha, etc.). Una vez más, la vejez aparece como punto de confluencia deuna serie de características que otorgan finalmente una posición económicadébil a los hogares encabezados por ancianos.

6. CONCLUSIONES

El estudio de la posición económica de los ancianos es de capital impor-tancia para llevar a cabo un diagnóstico social que represente fidedignamenteel papel que juegan los sujetos envejecidos en la sociedad moderna. Sin embar-go, no resulta nada fácil concluir de manera convincente a este respecto. Eneste artículo hemos pretendido aproximarnos al fenómeno tomando en consi-deración la estructura de los hogares donde residen ancianos. Entendemos queéste es un importante factor que, además, reúne criterios suficientes de objeti-vidad.

Mucho se afirma (y muchas veces con poco fundamento) que existe unahomogeneidad en la vejez en lo concerniente a la posición económica. Sinembargo, debe relativizarse la posición y los comportamientos económicos delos individuos que son definidos socialmente como viejos, y todo indica queexiste una gran variedad en la posición económica en la vejez de un individuoa otro. Esa posición económica guarda relación con la pertenencia a una uni-dad doméstica y, por tanto, con las características de esa unidad. Las formas deconvivencia no sólo condicionan la posición económica de los individuos, sinoque pueden estar condicionadas precisamente por esa posición económica.Además, una estructura de hogar de alta densidad en sus miembros puede faci-litar servicios y apoyo a los ancianos, algo que guarda estrecha correlación conla situación económica final.

Algo más de uno de cada tres hogares españoles son hogares de ancianos uhogares donde residen ancianos. Sus tendencias más recientes señalan que,como consecuencia del retraso en el calendario de emancipación de los hijos,muchos ancianos continúan conviviendo con hijos no emancipados hasta eda-des relativamente elevadas, y que, cuando los hijos se emancipan, los ancianoscontinúan viviendo en sus propios hogares también hasta edades muy avanza-das. De hecho, el mantenimiento de la autonomía doméstica de los ancianosexplica más de la mitad de la variación total del número de hogares entre 1975y 1991. La mayoría de esos hogares formados sólo por ancianos son hogaresunipersonales; estamos hablando de más de la mitad del total. Y la probabili-dad de vivir en soledad aumenta con la edad y afecta, sobre todo, a las muje-res. Hay más de un millón de ancianos (definidos como mayores de 60 años)que viven solos. De ellos, más del 80 por 100 son ancianas, y uno de cadacinco supera los 80 años de edad. Existen otras formas de convivencia que, aunsiendo relativamente marginales en términos estadísticos, se refieren a números

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poblacionales ciertamente elevados. Algo similar ocurre con la denominadaresidencia rotativa. Las formas de convivencia en la vejez son bastante heterogé-neas. Aunque el tipo de hogar dominante es el compuesto exclusivamente porancianos solos o en pareja, existe una proporción importante de ancianos quepresentan formas de convivencia diferentes. En parte, por estar integrados enhogares encabezados por otras personas, seguramente los hijos; otros, por tenerla responsabilidad de ser el sustentador principal de hogares con otros miem-bros, hijos no emancipados que pueden realizar o no aportaciones económicasal presupuesto familiar, solos o en compañía de sus hijos e incluso de sus cón-yuges; algunos, incluso, pueden tener bajo su responsabilidad a personas aúnmás ancianas con recursos económicos escasos o inexistentes. Cada una deestas formas de convivencia tiene diferentes implicaciones para la posición eco-nómica de los correspondientes hogares. El hecho de que el anciano sea el sus-tentador principal del hogar tiene una doble lectura de pesada carga y de bie-nestar y holgura económica. Y lo mismo ocurre con la residencia solitaria delanciano.

Si utilizamos como indicador de posición económica los gastos de loshogares, se observa que el gasto por hogar dibuja una pauta ligeramente ascen-dente a medida que aumenta la edad, con el resultado final de que a mayoredad del sustentador principal (a excepción de los encabezados por ancianos),mayores serán los gastos de la unidad doméstica. Pero se observa una clarafrontera entre los hogares encabezados por mayores de 65 años y el resto, pues-to que sólo los hogares encabezados por ancianos quedan por debajo del gastomedio por unidad de consumo de toda la población. El gasto por unidad deconsumo de los hogares encabezados por ancianos de uno y otro sexo equivaleal 84,4 por 100 del gasto medio de toda la población, al 86,1 por 100 si el sus-tentador principal es un hombre, y al 79,1 por 100 si se trata de una mujer. Endefinitiva, los hogares encabezados por ancianos muestran una posición relati-vamente inferior al conjunto de los hogares españoles. Los indicadores de gas-tos por hogar y gastos por persona ofrecen los valores más bajos en el caso delos pensionistas y en la categoría marginal de otros inactivos. Sin embargo, elgasto por unidad de consumo revela la posición más deteriorada de los hogaresencabezados por un desempleado.

Los datos manejados indican una mejora de la posición económica relativade los ancianos. Pero ésta puede proceder realmente no de una mejora de suposición absoluta, sino de la aparición de otros grupos aún más desaventaja-dos, como es el caso de los desempleados. No parece que estemos registrandomasivamente el conocido fenómeno de la inversión de la pobreza. Pero tambiénes cierto que los pobres no son ya fundamentalmente los ancianos, sino lasfamilias con hijos menores. Se aprecia aquí la mano del Estado del Bienestar.Es cierto que el mayor riesgo de pobreza corresponde a los hogares encabeza-dos por un menor; pero también lo es que la vejez, siempre dentro de una grandiversidad, sigue siendo un importante condicionante del riesgo de pobreza ode la asignación de las posiciones económicas inferiores. Los hogares encabeza-

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dos por ancianos tienen una incidencia de pobreza muy por encima de lamedia nacional: casi el doble de la correspondiente al hogar medio.

La cuestión de la posición económica de los ancianos es muy importante ydebemos seguir indagando en ella. En este artículo hemos realizado una apro-ximación utilizando indicadores disponibles. Debemos seguir trabajando sobreeste diverso mundo de la gente de edad avanzada hasta descifrar las verdaderasclaves de su dimensión económica que, hoy por hoy, están ocultas: sus ingresosreales en forma de renta y de patrimonio.

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RESUMEN

Este artículo pretende abordar el problema de la posición económica de los ancianos españo-les en los comienzos de la década de los noventa a partir de las principales estadísticas básicas dis-ponibles y centrando la atención en la estructura de los hogares de ancianos. El envejecimientoes considerado como un proceso dinámico carente de compartimentos estancos, y la vejez, comofenómeno social, es entendida como una situación que recoge heterogéneas posiciones sociales yeconómicas en su interior. Se analizan las diversas formas de convivencia en hogares con ancia-nos, así como las configuraciones de renta y de gasto en función de esas distintas situaciones.Igualmente, se presentan las distintas interpretaciones posibles para situar a los ancianos en rela-ción con el umbral de pobreza, y se comparan las distintas situaciones que se registran entretipos de hogares con y sin ancianos.

ABSTRACT

This paper analyses the economic position of spanish elderly people in the early ’90 usingthe main statistical sources, and looking specially on the structure of elderly homes. Elderly isconsidered a wide process and a social phenomenon which joins different social and economicpositions. This paper consider the different classes of living in elderly homes incluiding revenuesand spending habitudes. The relations with levels of poverty are also analysed.

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