La metáfora era el mary yo la fragilidad,mientras mi barca se hundía y flotabaflotaba y se hundíaen aguas de libertad.

Y sin embargo, hoy en día, mi barca cruzando sigue el mar bravo de esta vida, en ansias de eternidad,y así día a día seguirá.

Pero el mundo, huérfano estáde un laicismo noble e intransferible,mas al carecer de él ataca a Dios y a la religión haciendo de la estupidezpseudo religión laicista

-la nueva religión sin Dios-evidenciando fatal ignorancia y dando bien a entenderque el laicismo que debiera poseery del cual para su mal carece es su gran debilidad.

Entra entonces, el hombre, en la espiral más fatua de un pataleo absurdo y rebeldeque es la forma innecesariacobarde y también innoble de confundir religión y laicismopersona Dios y libertad.

La metáfora era el mar…El hombre, -tú, yo-, y mi barca…, fragilidad.

Sólo Dios la gran Verdad.

Juan Manuel del Río