La Meditacion Como Investigacion Contemplativa CORREGIDO[1]

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La Meditación como Investigación Contemplativa: Cuando el Conocimiento se Convierte en Amor Por Arthur Zajonc

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La Meditacin como Investigacin Contemplativa:

La Meditacin como Investigacin ContemplativaArthur Zajonc

La Meditacin como Investigacin Contemplativa: Cuando el Conocimiento se Convierte en Amor

Por Arthur ZajoncIntroduccin

Debemos aprender a despertarnos de nuevo

Y mantenernos despiertos,

No mediante ayudas mecnicas,

Sino mediante una infinita expectacin del amanecer,

Que no nos abandona

Ni en nuestros sueos ms profundos.

--Henry David ThoreauEstar Despierto, Fomentar la PazEn su extraordinaria crnica de dos aos en el Lago Walden, Thoreau escribi sobre la maana: Poco ha de esperarse de aquel da, si puede llamrsele da, en que no seamos despertados por nuestro Genio, sino por los codazos mecnicos de algn sirviente, no seamos despertados por nuestras propias fuerzas y aspiraciones recin adquiridas desde el interior, sino por sirenas de fbricas Millones de personas estn lo bastante despiertas para el trabajo fsico; pero slo una entre un milln est lo bastante despierta para el esfuerzo intelectual efectivo, slo una entre cien millones para una vida potica o divina. Estar despierto es estar vivo. An no he conocido un hombre que est lo bastante despierto. Cmo podra haberle mirado a la cara?

S, estar despierto es estar realmente vivo. Aunque, cmo, ante el miedo, la duda y la embotadora rutina, podemos despertarnos a una vida potica y divina? Si no es mediante sirenas de fbrica u otros medios externos, entonces cmo? Thoreau seal a nuestro Genio, ese principio superior en cada uno de nosotros, como la fuerza que nos puede despertar. Nuestro genio vive en la expectacin de lo desconocido cuando nosotros esperamos el nuevo da. Nos impulsa a estar despiertos ante las sutiles dimensiones de la experiencia, recibir los sufrimientos y gozos de la vida con ecuanimidad, y sentir lo desconocido que nos invita continuamente a seguirlo. Cmo podemos entrar en un contacto ms regular y sostenido con nuestro genio?Al conocer a alguien ms despierto que yo, he sentido las emociones contradictorias de duda e impaciencia, de resentimiento, excitacin y deseo de llegar a ser como ellos, ms presente y ms vivo. La intemporal historia del Buda capta el sentimiento de tales encuentros. Se dice que poco despus de su iluminacin, el Buda pas al lado de un hombre en el camino, que se qued impresionado por su extraordinaria presencia. El hombre se par y pregunt:Amigo mo, qu eres? eres un ser celestial o un dios?

No, dijo el Buda.

Bien, entonces, eres alguna clase de mago o hechicero?

De nuevo el Buda respondi, No.

Eres un hombre?

No

Bien, amigo mo, qu eres entonces?

El Buda respondi, Yo estoy despierto.

El nombre Buda significa el que est despierto.

Adems de estar despierto, se dice que el Buda irradiaba paz. Estar despierto requiere como complemento la paz. En otras palabras, si uno ha de estar ms plenamente despierto, entonces la carga de tal estado requiere firmeza mental, grandeza de corazn y una profunda ecuanimidad ante las experiencias nuevas e importantes. Pienso en Nelson Mandela o en Rigoberta Mench Tum confrontando el sufrimiento de sus amigos y su gente con los ojos y el corazn abiertos, no alejndose del sufrimiento, sino dirigindose hacia l. Estn despiertos ante el sufrimiento no slo suyo, sino de sus comunidades enteras. Ambos se han convertido en ejemplos porque recibieron el sufrimiento con compasin, y porque junto con la verdad buscaron la reconciliacin en vez de la venganza.Ver significa sufrir pena as como experimentar gozo, y cuanto ms plenamente veamos mayor ser la paz de nuestro corazn para poder soportar lo que se vivencia. A veces me imagino que, como el herrero que vierte metal fundido en un crisol, la vida vierte su experiencia en el recipiente maleable y refractario que conforma un corazn despierto. El calor de la verdad nos suaviza y moldea segn sus propias leyes, si tenemos la paciencia y la fuerza para resistirlo. Simone Weil lo expres bien cuando escribi: Amar la verdad significa soportar el vaco y, como consecuencia, aceptar la muerte. La verdad est del lado de la muerte. Algo muere en nosotros cada vez que cambiamos. Para hacer espacio a lo verdadero, los hbitos trillados deben ceder el paso.La Prctica Personal y el Encuentro de la FraternidadUna manera slida de cultivar la vigilia y la paz es la prctica contemplativa. Comenc a practicar la meditacin hace ms de 35 aos, al mismo tiempo que comenzaba mi estudio serio de la fsica. Desde aquel momento, la prctica contemplativa ha sido una parte necesaria de mi vida, incluyendo mi trabajo como cientfico. Aunque durante muchos aos me sent solo en mi tenaz conjuncin de lo cientfico y lo contemplativo. De vez en cuando encontraba un colega y compaero que tambin combinaba el esfuerzo contemplativo con una vigorosa vida acadmica, a menudo un humanista o un artista. Pero esta situacin est cambiando.Ahora ha quedado claro que la prctica contemplativa funciona. Los cientos de estudios cientficos sobre su eficacia han demostrado el valor de la meditacin en muchos contextos sanitarios. Un punto culminante para m en este aspecto fue una gran conferencia en el MIT (Instituto Tecnolgico de Massachusetts, N. del T.) en 2003 en la que particip, llamada Investigando la Mente. Un distinguido grupo de sabios y monjes budistas, incluyendo al Dalai Lama, estuvieron en el escenario con un grupo igualmente distinguido de cientficos y psiclogos cognitivos. Richard Davidson, de la Universidad de Wisconsin, present los datos de sus extensos estudios efectuados sobre 8 expertos contemplativos budistas durante largos perodos de meditacin. Su investigacin fue meticulosa, con todo el control que uno podra imaginar para eliminar los artefactos experimentales. Los datos resultaron ser irrefutables. Incluso a nivel neurofisiolgico, eran evidentes cambios espectaculares, y estos iban ms all de lo que se podra esperar de cualquier variacin normal.A pesar de lo poderosa que fue la presentacin de Davidson, slo confirm lo que miles de aos de experiencia personal a lo largo del mundo ya haban afirmado. La meditacin es importante. Es importante no slo para los monjes sino tambin para los pacientes del Centro de Consciencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts y para otros 250 centros similares alrededor del mundo. Es importante para miles de estudiantes en colegios y universidades que cada semestre se benefician de una pedagoga que se ha enriquecido gracias a la inclusin de prcticas contemplativas. Los beneficios teraputicos, educativos, empresariales y personales de la meditacin estn ahora bien documentados y son ampliamente apreciados por millones de americanos e innumerables personas alrededor del mundo.Cuando era director de programa del Instituto Fetzer, y presidente de la Fundacin Nathan Cummings, Charles Halpern me lo explic en profundidad y me insinu a m y a otras personas que quizs era hora de inaugurar un programa de becas de prctica contemplativa. Estaba seguro de que nadie se apuntara, excepto como mucho un puado de estudiantes o profesores de universidades religiosas o alternativas. Charlie insisti e incluso convenci al reverenciado Consejo Americano de Sociedades Eruditas de que administrara las becas. El resultado de aquel primer ao del programa en 1997 fue tremendamente positivo; cuando le las propuestas qued maravillado por su profundidad y variedad. Entre 1997 y 2007 se concedieron ms de 120 becas de prctica contemplativa a un extraordinario conjunto de sabios, cada uno de los cuales ha integrado de alguna manera la prctica contemplativa en sus enseanzas universitarias. Provienen de distinguidas universidades o colegios de toda Norteamrica. Slo durante el primer ao ensearon en lugares como Bryn Mawr (Ingls), Universidad de la Ciudad de Nueva York (Ingls), Universidad de Suffolk (Derecho), Universidad de Massachusetts (Estudios Americanos), Universidad Colgate (Religin), Universidad Haverford (Filosofa), Universidad Clark (Ingls), Universidad de Columbia (Educacin), Universidad de Colorado (Sociologa), Universidad de Michigan (Msica), Universidad de Colorado, Denver (Arquitectura) y la Universidad de California, Irvine (Psiquiatra).Desde 1997 se han impartido conferencias regionales y nacionales sobre el tema de la contemplacin en la enseanza superior de grupos tales como la Asociacin de Universidades Americanas, la Universidad de Columbia, la Universidad de Amherst y la Universidad de Michigan. El Instituto de Investigacin de la Enseanza Superior de la UCLA (Universidad Californiana de Los ngeles), ha lanzado un proyecto de estudio sobre la Espiritualidad en la Enseanza Superior. En mi propia rea, en Five Colleges (conjunto de 5 universidades, N. del T.), hemos tenido un seminario para profesores sobre nuevas epistemologas y contemplacin durante varios aos con ms de 70 participantes, y se han ofrecido unos 35 cursos que incluyen la meditacin de una u otra forma. El Centro para la Mente Contemplativa en la Sociedad ha sido una organizacin crucial, ayudando a promover la prctica contemplativa no slo entre los acadmicos sino tambin entre los activistas de derechos sociales, abogados, jvenes, lderes medioambientales y otros grupos. Ya no me siento solo, sino que siento que an estamos en el principio mismo. La incalculable aportacin que la meditacin puede hacer a todos los aspectos de nuestras vidas, incluyendo el estudio y la investigacin, slo ha comenzado a desarrollarse y apreciarse.La Investigacin Contemplativa Contempornea

Concuerdo con aquellos que mantienen que la verdadera meta de la prctica contemplativa, incluso de la vida, es la unin del conocimiento y la compasin, la sabidura y el amor. Para lograr esto necesitamos hallar una profunda paz interior y aprender a estar cada vez ms despiertos, y de ese modo ser de mayor utilidad en todo lo que emprendamos. Nuestra poca est llena de problemas: medioambientales, de justicia social, de personas sin hogar, desastres sanitarios, desigualdades educativas, hambre y pobreza. Todos ellos requieren soluciones del mundo real. Aunque junto con nuestros incansables esfuerzos exteriores, es necesario un esfuerzo comparable para cambiar quienes somos, para llegar a ser, como Gandhi dijo, las soluciones que imaginamos para el mundo. Necesitaremos encontrar los medios para comprometernos en un trabajo interior proporcional a nuestro trabajo exterior.

La visin del mundo medieval europea reconoca dos orientaciones en la vida: a una se la denominaba vita activa y a la otra vita contemplativa, la vida activa y la contemplativa. La mayor parte de la sociedad medieval estaba entregada a la vida productiva, ya fuera agricultura, artesana, las artes de la guerra, o el gobierno. En los monasterios, por el contrario, estaban entregados a una vida de plegaria y contemplacin, a la vita contemplativa. Mientras los monjes trabajaban en los huertos y en la cocina del monasterio para mantenerse, los muros del monasterio les protegan del tumulto de la vida activa. Incluso el trabajo en s mismo se convirti en una forma de plegaria para el monje medieval. Laborare est orare, decan: trabajar es orar.Ahora los tiempos son distintos, y aquellos que desean experimentar la vida contemplativa deben vivir simultneamente la vida activa. Ningn muro de monasterio nos protege. Estamos plenamente en el mundo, y la complejidad del mundo ha crecido exponencialmente. En cambio, estamos aislados del mundo de otras maneras, como solitarios eremitas que vagan por el mundo llevando nuestra cueva a la espalda. Aunque estamos inmersos en el mundo de accin, podemos sentir tambin la profundidad de la soledad cuando estamos rodeados de personas. Para superar estas barreras, estamos llamados a ser profundamente reflexivos y exteriormente activos. Como Dag Hammarskjld escribi, En nuestra era, el camino a la santidad pasa necesariamente a travs del mundo de la accin. Si esto parece contradictorio, lo es. Una nueva geometra paradjica de la vida se ha ido estableciendo gradualmente en el ncleo de la existencia moderna. Es correcto y apropiado que dirijamos nuestras vidas activas, plenamente comprometidas con el mundo, pero en medio del ajetreo del mundo exterior debemos recordar las palabras del monje trapense Thomas Merton: Dejarse llevar por una multitud de preocupaciones en conflicto, rendirse a demasiadas exigencias, comprometerse a demasiados proyectos, querer ayudar a todos en todo, es en s mismo sucumbir a la violencia de nuestro tiempo. Necesitamos complementar nuestro trabajo exterior con un compromiso comparable con el trabajo interior, pero para la mayora esto suceder sin retirarse a comunidades monsticas. Por lo tanto requerimos una forma de prctica que refleje los tiempos en que vivimos, y la particular forma de consciencia que tenemos.El mtodo de investigacin contemplativa que desarrollar en este libro trata de responder a esta llamada al incorporar la vida contemplativa en la vida activa. Las buenas intenciones y las habilidades tcnicas, aunque esenciales, no bastarn para convertirnos en los educadores, doctores, estadistas, cientficos y artistas necesarios en el futuro. En esto coincido con la evaluacin del ecologista John Milton, que mantiene que los enfoques poltico, legal y econmico para el progreso simplemente no profundizan lo suficiente. Por s solos no producirn los profundos cambios que necesitamos en la cultura humana para que los hombres vivan en verdadera armona y equilibrio, entre ellos y con la tierra. La prxima gran apertura a una visin del mundo ecolgica tendr que ser interior.

Esta apertura de lo interior puede cimentarse sobre los slidos fundamentos de mtodos tales como la Reduccin del Stress Basada en la Consciencia (en ingls MBSR), que han probado ser hbiles vehculos para universalizar las prcticas, conocimientos y comprensiones profundamente transformadoras y curativas en el corazn de la tradicin meditativa. Ahora tales prcticas e investigaciones meditativas sistemticas han entrado en un amplio conjunto de instituciones y mbitos dominantes y los han beneficiado, incluyendo la medicina y la asistencia sanitaria, la vida empresarial, el mbito jurdico y el educativo, al introducir profundos conocimientos que van ms all de la concepcin reduccionista y materialista de nuestro mundo y nuestra realidad que prevalece tanto hoy en da. Que algunos eminentes cientficos afirmen que todo lo que hay en la naturaleza y en la humanidad es puramente material no hace que sea verdad. Tales suposiciones metafsicas no tienen nada que ver con el xito de sus teoras cientficas. Necesitamos mtodos de investigacin nuevos y ms abarcantes que puedan acomodarse a los grandes avances de la ciencia pero que no estn limitados por la dogmtica perspectiva del materialismo y su economa asociada. Estas visiones de la humanidad y el cosmos son sencillamente, demasiado limitadas y pobres para ofrecer resultados. Estoy de acuerdo con aquellos que mantienen que la verdadera meta de la prctica contemplativa, y de la vida, es la unin del conocimiento y la compasin, la sabidura y el amor. Al crear la abertura interior que propugna Milton, la investigacin contemplativa puede, creo yo, cultivar estas cualidades y dar nacimiento a la clase de conocimientos necesarios en todos los mbitos de la vida.La relacin entre el conocimiento y el esfuerzo contemplativo tiene una larga historia. El Budismo ve la raz y origen de todo el sufrimiento en la ignorancia en lo relativo a la verdadera naturaleza del mundo y de nosotros mismos. El conocimiento o vipassana es, por tanto, considerado esencial para la iluminacin o liberacin. A un nivel personal, cada uno de nosotros tiene preocupaciones que demandan claridad. Pueden surgir por la enfermedad de un hijo, una crisis social, o nuestra profunda preocupacin por el medio ambiente. Estamos ocupados con problemas en casa, en el trabajo, y en nuestra comunidad. Cmo podemos cultivar un genuino conocimiento y encontrar as mejores formas de abordarlos? En mi vida como educador, cientfico, activista, padre y escritor, he llegado a confiar en la investigacin contemplativa como un medio fiable de progresar desde la melancola y el anlisis intelectual hasta lo que yo vivencio como conocimientos portadores del sentimiento de la verdad, y que tambin han demostrado ser fructferos en la vida. La mayor parte del bien que he hecho tiene sus races en la reflexin contemplativa de esta naturaleza.Como cientfico que se deleita con la claridad de la fsica y con los profundos enigmas filosficos que plantea, no busco un menoscabo de la ciencia sino la transformacin y extensin de sus mtodos. Los mismos valores de claridad, integridad y colegialidad pueden infundirse en la exploracin contemplativa del mismo modo que han apoyado a la exploracin cientfica natural. Una vez que apreciemos la plena naturaleza multidimensional del ser humano y de nuestro universo, estaremos mejor equipados para tratar estos problemas.He buscado el conocimiento de nuestro mundo y los medios para ser til a travs de la ciencia y la meditacin. Lo que sigue es una gua para la prctica e investigacin contemplativa para todos aquellos que, como yo, sienten el anhelo de conocer, y al mismo tiempo, poder ayudar. Creo que el trabajo de Rudolf Steiner es un ejemplo excelente de contemplacin como sendero de conocimiento, y conduce a muchas aplicaciones en la educacin, agricultura y medicina. Mi prctica meditativa personal ha estado guiada en cada paso por su consejo, y mucho de lo que aqu presento est basado en sus escritos y en mi empeo, durante muchos aos, de practicar la meditacin de acuerdo a sus recomendaciones. Las siguientes pginas contienen una seleccin de los ejercicios contemplativos que yo personalmente he encontrado tiles, muchos de los cuales los he llegado a incluir en mis enseanzas en la Universidad Amherst. Los estudiantes a los que he enseado me han dicho que estos ejercicios han resultado ser de gran utilidad para ellos y para profundizar en su compromiso con el material que hemos trabajado.He organizado este libro de forma que primero ofrece al lector una visin general del sendero meditativo, tal y como yo lo veo. Despus de esta visin general regreso al comienzo y ofrezco instrucciones ms detalladas sobre el conjunto completo de prcticas con el que estoy familiarizado. Los ltimos captulos se adentrarn en el trabajo de investigacin meditativa. Exigirn mucho al lector, pero los beneficios para nosotros mismos y para nuestro mundo son enormes y, en mi opinin, esenciales para la gran apertura que ser necesaria en nuestro futuro.

Al escribir este libro me he esforzado continuamente por encontrar un lenguaje que sea a la vez accesible y autntico. Gran parte del lenguaje de la meditacin ha sido cooptado, comercializado o distorsionado, y la terminologa religiosa o espiritual ha sido tambin un obstculo para muchos. En consecuencia, aunque pueda utilizar el lenguaje espiritual donde parezca necesario, tratar de ceirme a las prcticas mismas y a las experiencias que surgen a travs de aquellas. Los lectores que quieran situar estas prcticas y experiencias en el contexto de la literatura religiosa y espiritual sern dirigidos a las fuentes relevantes.Presento estos ejercicios y comentarios como un simple practicante, no como un gur de una determinada secta. Aunque podamos ciertamente admirar a aquellos que demuestran gran sabidura y compasin, el tiempo para la devocin incondicional y la obediencia a un maestro ya pas. El lector, por tanto, debera tratar todo lo que aqu se dice como las sugerencias de alguien que ha practicado la meditacin como un complemento a la vida cientfica y prctica. Lo que ha demostrado ser til para m puede no ser til para otros; cada lector tendr que probar los mtodos y prcticas que presento para determinar lo que le es apropiado. En este sentido, aunque recibamos consejo, somos nuestros propios maestros. Cada uno de nosotros es capaz de evaluar el grado hasta el que la prctica refuerza nuestra vida. Aunque asumo la responsabilidad de escribir las palabras de estas pginas, t, lector debes asumir tu responsabilidad tambin. Espero que encuentres el viaje gratificante.Captulo 1Una visin general del sendero

El viaje ms largo es el viaje interior

Dag Hammarskjld

Antes de comenzar a hacer ejercicios especficos, necesitamos considerar la naturaleza de la soledad y su lugar en la prctica contemplativa. Adems nos ocuparemos del fundamento tico de la meditacin, que es esencial para una adecuada orientacin hacia el sendero contemplativo. Con estos preliminares podemos entonces dirigirnos hacia la diversidad de prcticas, primero aquellas que estn pensadas para apuntalar nuestra salud psicolgica y en segundo lugar aquellas que dirigen nuestra mirada interior ms all de uno mismo. Avanzaremos estableciendo la humildad y la reverencia como actitudes fundamentales para el cultivo de la armona interior, el equilibrio emocional y la atencin. Con estos objetivos logrados podremos asumir el trabajo altruista de la meditacin y la investigacin contemplativa cuyos frutos pueden sernos de utilidad a nosotros y a otros.

Este captulo proporcionar una breve visin general del sendero como yo lo entiendo. Considrenlo una obertura para el tratamiento ms completo dado en los captulos siguientes. Los elementos, temas y motivos anunciados aqu sern ampliados y explorados ampliamente despus. Dar un tratamiento ms profundo de las etapas y dificultades asociadas con el viaje contemplativo, junto con muchas sugerencias para ejercicios. Cuando nos pongamos en camino debemos recordar que aunque el horizonte de la prctica contemplativa es infinito, todos y cada uno de los pasos que damos son ya de un valor inestimable.La Investigacin Contemplativa Contempornea

El 12 de agosto de 1904, Rainer Maria Rilke escribi al joven poeta Franz Kappus acerca de la soledad:

Al hablar de soledad de nuevo, se hace cada vez ms claro que esto en el fondo no es algo que uno pueda aceptar o rechazar. Somos solitarios. Podemos autoengaarnos y actuar como si esto no fuese as. Eso es todo. Pero cun mejor es darse cuenta de que lo somos, s, incluso proponerse asumirlo.

La prctica contemplativa significa, entre otras cosas, ser practicada en soledad. Esto no significa contemplacin melanclica o auto-indulgente, sino practicar una forma especial de recuerdo del pasado, consciencia del presente, e imaginacin del futuro de una forma que sea vivificante, clara e intuitiva. Aprendemos a ser correctamente solitarios, y llevar la profundidad de nuestra soledad al mundo con gracia y altruismo.Por tanto es importante reservar momentos para la reflexin, para ejercicios contemplativos, y para la meditacin. Pueden ser treinta minutos por la maana o por la tarde o ambos. No importa la cantidad de tiempo empleado, los frutos de tal actividad son muchos y significativos. Por ejemplo, cuando practicamos para encontrar una correcta relacin con los problemticos pensamientos y sentimientos que ocupan nuestra vida interior, aprendemos a formarnos juicios y hbitos mentales correctos que nos benefician en nuestra vida diaria. La colrica reaccin que saldra normalmente de nuestros labios o la violencia que podemos desatar sobre nuestro adversario momentneo es reprimida. Hemos llegado a conocer bien la dinmica del problema al haberla ensayado interiormente, y ahora la versin del mundo real ya no nos coge por sorpresa o con la guardia baja. Crecemos para llegar a ser, como Daniel Goleman lo llama, emocionalmente inteligentes. Regresar a esto y a otros beneficios de la prctica contemplativa despus, pero lo importante aqu es que mucho despus de que la sesin de prctica ha acabado, sus frutos continan apareciendo.No necesitamos, en realidad no deberamos, tratar de meditar todo el tiempo. El tiempo que reservamos para ello por la maana o por la tarde debera tener un comienzo y un final. Los frutos de la meditacin, sin embargo, compenetrarn todos los aspectos de nuestra vida, beneficindonos no slo a nosotros, sino tambin a los dems. Dedicar momentos especficos a la prctica contemplativa puede ser la parte ms obvia y a menudo la ms difcil del trabajo. Inevitablemente parece que una vez que se ha encontrado el momento y el lugar para sentarnos, suena un mvil olvidado, o el grito de un nio amado atraviesa el aire de la maana y la puerta cerrada. En tales momentos sentimos la veracidad del dicho de que el descenso a la quietud de la meditacin parece invocar al tumulto.

Si somos capaces de superar tales distracciones, ya sean externas o internas, el tiempo que dedicamos a una sesin prctica puede cambiarlo todo. El tiempo es importante, y nuestra apreciacin de esa importancia puede ayudarnos a crear un espacio para ella en nuestras atareadas vidas. Ciertamente la prctica contemplativa puede vigorizarnos y ayudarnos a calmar el tumulto de la vida, pero tambin ofrece la ocasin para algo ms. A travs de la meditacin me dirijo a aspectos del mundo y de m mismo que de otro modo tiendo a olvidar (tales como la distraccin de la atencin, la irritabilidad innecesaria, y dems), y lo hago con una cualidad de atencin que es rara en la vida normal. A menudo olvidamos la grandeza del mundo que habitamos as como el misterio de nuestras vidas. El simple acto de pararnos a reflexionar, y de mantener nuestra consciencia suave pero firmemente- en estas olvidadas dimensiones del mundo y de nuestras vidas es un servicio e incluso un deber. No se paran ustedes a atender al nio que aman incluso aunque estn atareados? No pueden del mismo modo pararse para cultivar la soledad, que es el verdadero punto de partida?Una vez reconocido, el silencio puede volverse tan importante como el sonido, la inaccin tan esencial para nosotros como la accin. Cada elemento equilibra y apoya a su opuesto. Una vez descubierta esta dimensin sagrada de nuestro trabajo contemplativo, su importancia aumenta y nos dirigimos a ella con mayor facilidad. Llego a darme cuenta de que al final este trabajo no es sobre m, mi perfeccionamiento o mi desarrollo. La contemplacin es mucho ms objetiva y su valor mucho ms real de lo que reconoc al principio. Mi actividad interior mientras medito tiene un valor intrnseco. Conseguir empezar es importante no slo para m, sino por su propio bien (efecto cualitativo).

La prctica contemplativa dentro de un grupo, especialmente con la orientacin de un maestro fiable y competente, a menudo se experimenta como ms fcil. La presencia de otros y los esfuerzos que hacen parecen resonar con nuestro propio esfuerzo, mejorando y compensando lo exiguo de nuestros recursos. Aun as el trabajo meditativo es, al fin y al cabo, un trabajo solitario. Es un asunto nuestro, y ninguna ayuda puede o debe liberarnos de l. La meditacin colectiva debera guiarse por el principio de la libertad dentro del grupo. Siempre que nuestra individualidad sea honrada, o, en palabras de Rilke, siempre que nuestra soledad sea respetada y protegida, entonces nuestro trabajo en libertad con otros puede ser una importante ayuda.La soledad es ms que una clave para la prctica contemplativa. Como Rudolf Steiner dijo una vez y Rilke enfatiz, la soledad es en realidad la caracterstica principal de nuestra poca moderna, y en el futuro la tendencia aumentar. Rilke identific los orgenes de esta caracterstica con el nacimiento de la poesa lrica moderna. En su ensayo Lrica Moderna de 1898, con 23 aos, Rilke seal 1292 como el amanecer de la lrica moderna, el nacimiento de la poesa y la literatura como la conocemos. El suceso al que Rilke se refiere es la publicacin, por parte de Dante, de su pequea coleccin de poemas titulada Vita Nuova (Vida Nueva) en la que daba al mundo una descripcin de su amor no correspondido por Beatrice. Para Rilke, los poemas de Dante y su solitaria pugna con el amor marcaron el comienzo de la caracterstica central de la consciencia humana: la soledad. Desde el primer intento del individuo de encontrarse en la marea de sucesos fugaces, desde la primera lucha en medio del clamor de la vida diaria por escuchar la ms profunda soledad del propio ser, all ha estado la lrica moderna (Rilke)

Por lo tanto en medio del clamor de la vida diaria ya somos ermitaos y lo seguiremos siendo durante mucho tiempo an. Como almas modernas estamos llamados a la ms profunda soledad de nuestro propio ser. Nuestra tarea, por tanto, no es negar este hecho sino aceptarlo y avanzar con esa segura comprensin. A travs de la prctica paciente podemos profundizar la quietud que todos llevamos dentro. Sorprendentemente, descubriremos a travs de la soledad, que se desarrolla una nueva plenitud en las relaciones humanas, y aprenderemos a practicar una nueva clase de amor que puede florecer entre soledades. En vez de aislarnos, la soledad nos conectar con lo profundo de los dems en formas que eran imposibles antes. El amor que atesora el individuo la soledad del prjimo- es el principio sobre el cual construiremos un da comunidades basadas en la libertad. Al avanzar, la soledad y el amor sern inseparables.El Cultivo de la Virtud

Cuando la educacin meditativa de la atencin se abri camino por primera vez en Occidente desde Asia, uno de los primeros grupos en aprovecharse de ella fue el Mossad, la versin israel de la CIA. La utilidad del samadhi o atencin enfocada en un punto era obvia para ellos. Los objetivos a los que se dirigan eran clasificados. Desde entonces muchas organizaciones militares, equipos de baloncesto, y empresas han utilizado mtodos contemplativos para mejorar su rendimiento y reducir el stress. Planteo esta cuestin no tanto porque quiera debatir la idoneidad de la enseanza de la meditacin a los comandos (las artes marciales han combinado durante mucho tiempo la meditacin con la accin) sino porque deseo sealar la desconexin entre la virtud y la prctica contemplativa. La meditacin, incluso el logro meditativo, no garantiza automticamente que el meditante posea un juicio moral bueno o que practique una vida tica.Las historias en este aspecto son innumerables, tanto antiguas como modernas. Se dice que el sabio indio Milarepa (1052-1135) utiliz sus milagrosos siddhis o poderes psquicos para destruir a un terrateniente avaricioso que trat a sus parientes de un modo inhumano. Los problemas de control de la ira han sido evidentemente un tema importante durante mucho tiempo, incluso entre maestros. En aos recientes parece que casi toda tradicin espiritual ha estado plagada de escndalos financieros o sexuales. Los maestros habilidosos y bienintencionados no son inmunes a estas tentaciones. Todo esto seala a una verdad fundamental, es decir, para que la prctica meditativa tenga valor como contribucin positiva al mundo debe descansar sobre los fundamentos de un esfuerzo separado comprometido con el desarrollo moral. En la tradicin budista esto es llamado sila o virtud, y se afirma que es la piedra angular del Noble ctuple Sendero. En el seno de esta tradicin las prcticas del correcto discurso, la correcta accin, y el ganarse la vida de un modo correcto se entienden como esenciales para el desarrollo moral. Aquellos que emprenden el entrenamiento dentro de la tradicin budista, han de observar preceptos o reglas ticas: cinco para los practicantes seglares y 227 para un monje plenamente ordenado.

En nuestro tiempo la estricta adherencia a un conjunto de preceptos, no importa cun cuidadosamente formulados y bienintencionados sean, viola con toda la razn nuestro sentido de autonoma. Podemos valorar la orientacin moral, pero nosotros mismos nos hemos convertido en los jueces finales del juicio moral. Poseemos la habilidad, si aquietamos nuestras pasiones, de discernir claramente la decisin correcta en cualquier situacin. Cuando la mstica medieval Marguerite Porete escribi sobre las virtudes, me alejo de ti, fue quemada en la hoguera por la Hereja del Espritu Libre. Ella estaba avanzada a su tiempo al afirmar que su amor por Dios sera suficiente para guiar su vida. Enlazando sus opiniones con su renombrado predecesor, cit la famosa frase de San Agustn, Ama y haz lo que quieras, pero eso no la ayud. La Iglesia slo pudo imaginarse el caos que seguira si todos siguieran su propio sentido del bien y el mal. Aunque podamos simpatizar con ellos, parece claro que las condiciones morales para la prctica contemplativa no pueden y no necesitan ser impuestas desde el exterior, en cierto sentido, todos nosotros somos (o deberamos ser) herejes seguidores del libre espritu.En vez de reglas, el practicante puede cultivar un conjunto de disposiciones o actitudes fundamentales que conducen a la virtud. Cuando la prctica est basada en estas disposiciones o actitudes uno siente que se ha establecido un fundamento moral adecuado. La primera actitud es la de humildad. Steiner llama a la humildad el portal o puerta que el contemplador debe franquear. A travs de ella ponemos el propio inters a un lado y reconocemos el gran valor de nuestros semejantes. La humildad conduce al sendero de reverencia. Aqu no estoy hablando de la reverencia a una persona, sino ms bien de la reverencia hacia los elevados principios que buscamos encarnar. Las actitudes fundamentales de la humildad y la reverencia son incompatibles con el egosmo, que es origen de mucha confusin moral.

Cmo cultivamos estas actitudes al comienzo de una sesin prctica? Aqu, como siempre, debe tenerse en cuenta al individuo. Lo que funciona para uno entorpecer a otro. Para los msticos medievales, la plegaria era una entrada segura; estos meditantes, como muchos hoy, utilizaban las palabras de las Escrituras para cultivar la humildad y le devocin. Otros contemplativos modernos, sin embargo, pueden encontrar su asociacin con la religin tradicional tan problemtica que la plegaria es simplemente imposible. Muchos encuentran el camino hacia la humildad y la reverencia ms fcilmente a travs de la maravilla y el sobrecogimiento inspirados por el esplendor de la naturaleza. Evocar en la mente el cielo estrellado nocturno o la bveda azul del cielo, o quizs un refugio favorito propio, tal como una roca, un rbol o el margen de un ro especiales, puedan ayudarnos a encontrar nuestro camino hacia el portal de la humildad y el sendero de la reverencia.En muchos individuos con los que he trabajado, he sentido la profunda paz y el simple gozo que experimentan al encontrar el lugar de la devocin interior cuando pasaban tiempo practicando la plegaria o la meditacin sobre la naturaleza. A menudo desean quedarse ah y profundizar su devocin, cultivarla no como un paso en el sendero hacia la investigacin contemplativa, sino como una prctica con derecho propio. Como hablar de esta posibilidad ms tarde, para nuestros propsitos ahora reconoceremos el poder de la humildad, la reverencia y la devocin, y reconoceremos que estas actitudes proporcionan un slido fundamento moral para la meditacin. Su cultivo es una prctica en la virtud. Toda sesin prctica contemplativa debera comenzar atravesando el portal de la humildad y encontrando el sendero de la reverencia.Bienestar Interior

Cuando nos retiramos por primera vez de la actividad exterior y nos ocupamos de la mente nos sorprendemos ante la traviesa confusin que generalmente prevalece. Los pensamientos se mueven con rapidez y sin control, como proviniendo de ninguna parte. Nuestro planificador mental cotidiano repentinamente aparece con tres compromisos acuciantes y olvidados que simplemente deben ser anotados antes de que los olvidemos. O nuestra mente se dirige hacia una discusin reciente con nuestro cnyuge, y lo que deberamos haber dicho para defendernos, etc. Al principio la idea misma de que la mente pueda estar quieta, lcida y bajo mi control parece una remota posibilidad si no una imposibilidad. Emociones olvidadas hace mucho o suprimidas vuelven a emerger; los pensamientos parecen poseer una vida incontenible, produciendo nuevos pensamientos a travs de una lgica completamente propia. Con la mente en este estado, poco puede esperarse de la meditacin. Por tanto la tarea inicial es el cultivo de un equilibrio mental y emocional o bienestar interior. Piensen en ello como una higiene interior, si lo desean. Es una parte esencial y recurrente de la prctica, y nunca debemos abandonarla. La clasificacin de las aflicciones mentales y emociones negativas pueden encontrarse en la psicologa Occidental as como en la Budista. Ciertamente, el Budismo habla de 84.000 clases de emociones negativas! Aunque las 84.000 se reducen a cinco problemas fundamentales: odio, deseo, confusin, orgullo y envidia. Otra forma til de organizar las alteraciones se basa en una imagen triformada de la vida interior humana: pensamiento, sentimiento y voluntad. Cada una de estas reas puede mostrar tendencias patolgicas, que pueden ser notadas por el meditante y para las cuales se pueden aportar ejercicios contemplativos. El primer orden del asunto, por tanto, concierne a la prctica diseada para mitigar tales alteraciones. Mientras que hay muchos ejercicios de ese estilo, varios de los cuales los dar en el captulo 3, el ejercicio que doy aqu est basado en un ejercicio sugerido por Rudolf Steiner y se refiere al cuidado de nuestra vida emocional.

Normalmente vemos las experiencias, las emociones y los pensamientos desde el interior. Nos identificamos con ellos. Ellos son nosotros, nosotros somos ellos. En este sentido estamos enredados en nuestras emociones y pensamientos, y experimentamos un sentido de identidad personal a travs de ellos. Tal experiencia del yo es una ilusin y una fuente de problemas. El primer ejercicio, por tanto, ha sido seleccionado para proporcionarnos algn distanciamiento de nuestras propias experiencias, permitindonos considerarlas desde el exterior y trabajar con ellas desde un nuevo punto de vista. El descubrimiento de ese nuevo y elevado punto de vista no siempre es fcil, pero una vez que aprendemos el camino hasta l, entonces el estrecho sendero hacia la ecuanimidad emocional puede abrrsenos y permitirnos considerar con soltura las ms intensas luchas emocionales de la vida diaria desde el punto de vista con el que nos hemos familiarizado gracias a la meditacin. A modo de introduccin, relatar un episodio de la vida del lder americano de los derechos civiles, el doctor Martin Luther King.

Durante sus aos de trabajo en defensa de los negros americanos, Martin Luther King abog incesantemente por la accin no-violenta como medio de llamar la atencin sobre la opresin de los negros, especialmente en el Sur (de Estados Unidos). Recibi muchas amenazas y sufri varios atentados contra su vida. En una ocasin su hogar en Montgomery, Alabama, fue volado con una bomba mientras se hallaba en una reunin en la iglesia. El porche y la parte frontal de la casa fueron gravemente daados. Su mujer, Coretta, y su hija Yoki estaban en la parte trasera de la casa en ese momento, y nadie result herido. Cuando lleg el seor King, se haba reunido una agitada multitud de cientos de vecinos negros, listos para tomar represalias contra los policas que haba all. Su amadsimo lder y su familia haban sido atacados. Enfrentados ante la inminente posibilidad de un disturbio callejero, la polica le pidi a King que se dirigiera a la multitud. King sali a lo que quedaba se su porche delantero, alz sus manos y todo el mundo se qued en silencio. l dijo:Creemos en la ley y el orden. No hagis nada precipitado. No cojis vuestras armas. Quien a hierro mata a hierro muere. Recordad que eso es lo que dijo Dios. No abogamos por la violencia. Queremos amar a nuestros enemigos. Yo quiero que amis a vuestros enemigos. Sed buenos con ellos. Amadles y dejadles saber que les amis. Yo no empec este boicot. Vosotros me pedisteis que os sirviera como portavoz. Quiero que se sepa a lo largo y ancho de este pas que si se acaba conmigo este movimiento no se acabar. Si se acaba conmigo nuestro trabajo no parar. Pues lo que estamos haciendo es correcto. Lo que estamos haciendo es justo. Y Dios est con nosotros.

Cuando Martin acab, todos se fueron a sus casas sin violencia, diciendo Amn y Dios te bendiga. Haba lgrimas en muchos rostros. Seguramente King haba sentido las mismas emociones de ira ante el atentado contra su vida y las vidas de sus familiares, pero tambin fue capaz de encontrar un lugar en s mismo desde el que pudo hablar y actuar, desde el que no respondi al odio con odio, sino que se enfrent al odio con amor.En nuestras propias vidas experimentamos afrentas similares aunque seguramente menores, pero pueden conducirnos a largos perodos de ira perturbadora y agitacin interna. El ejercicio contemplativo comienza seleccionando de nuestras experiencias pasadas una ocasin de odio, envidia, deseo, ira, etc. Debera ser fuerte pero no sobrecogedora ni demasiado reciente. Entonces, despus de haber encontrado nuestro camino hasta el portal de la humildad y el sendero de la reverencia, revivimos la ocasin seleccionada. Segn evoquis la situacin de nuevo en la mente, es importante permitir que las emociones negativas asociadas (deseo, orgullo, ira) surjan de nuevo una vez ms. Sentid su fuerza, sentid la agitacin de los sentimientos y la resaca emocional que, si se deja libre, podra conduciros de vuelta a las oscuras e incontroladas emociones de la situacin original. Slo al ceder un poco las riendas a estos sentimientos podemos practicar su superacin y aprender a controlar la situacin bajo una nueva luz. Cuando las emociones comienzan a tomar el control, como la llegada de los vecinos furiosos de Martin Luther King, buscad dentro de vosotros un terreno ms elevado, buscad un lugar desde el que contemplaros interiormente a vosotros mismos y al conjunto de la situacin. Abarcad las partes conflictivas del drama con vuestro campo de atencin. Sentid la contencin entre dos yoes. Alejaos de la resaca de las emociones destructivas y ocupad vuestro lugar como testigos. Encontrad vuestro camino desde la mentalidad de la multitud hasta el Martin Luther King de vuestro interior. Desde vuestro nuevo punto de observacin, proceded a experimentar la dinmica interior que hay en juego en la situacin.

Caer bajo el dominio de las emociones negativas es como quedarse ciego. Cuando nos dejamos llevar por la ira, el deseo o la envidia no vemos realmente quin o qu hay ante nosotros. No podemos juzgar las fuerzas en juego o intuir el camino correcto. Ahora, desde el nuevo punto de observacin, tratad de ver quin est realmente ante vosotros y qu fuerzas se encuentran realmente activas. En medio del suceso, sentid la historia que hay detrs y la posibilidad que existe ms all de l. Los sucesos del da y ciertamente vuestra vida entera os han conducido al encuentro y a las emociones negativas. Son factores que pueden verse y apreciarse.Si hay otras personas involucradas, imaginadlas de una manera similar. Ellas tambin traen una historia y un futuro al encuentro; ellas tambin vivieron durante el da sucesos desconocidos para vosotros. No os psicoanalicis a vosotros mismos ni a las otras personas. Ms bien, apreciad simplemente, simptica y objetivamente, la complejidad y mltiples dimensiones del drama que se est desarrollando. No se trata de hallar lo correcto o incorrecto sino de comprensin compasiva. La fuerza emocional del intercambio, aunque an presente, se ve y se experimenta ahora de forma diferente. Cuando hablamos y actuamos desde este lugar de comprensin compasiva, somos ms capaces de dispersar el ataque de ira, y responder al odio con amor.Si estamos navegando en mar abierto y nos golpea una tormenta, cmo respondemos? Maldecir simplemente el viento y los golpes de las olas sera inmaduro as como inefectivo. Es mucho mejor aceptar el hecho de la tormenta, sobre la que no tenemos control alguno, y dirigir nuestra atencin a aquello sobre lo que s tenemos control, es decir, nosotros mismos y el barco. Cunta vela deberamos tener izada, cul debera ser el rumbo, est la carga atada y las escotillas cerradas? La vida nos presenta tormentas y pruebas. A menudo no tenemos responsabilidad alguna en su creacin, pero s tenemos responsabilidad en cmo nos ocupemos de ellas. Este ejercicio, por tanto, no est diseado para vaciarnos de emociones sino para guiarnos a travs de los mares.Debera estar claro que no cultivamos la ecuanimidad para estar mejor preparados para un contraataque, sino para poder encontrar una oportunidad para la comprensin y la reconciliacin. Desde el punto de observacin del timn o del terreno elevado podramos descubrir la insignificante base para nuestra envidia o los motivos ilusorios de nuestros deseos. El conocimiento as obtenido no conduce automticamente a la destruccin de la envidia o el deseo. Es mucho ms duro vivir nuestros conocimientos que tenerlos! Sin embargo, un buen comienzo es no entregarnos a nuestras emociones, sino pararnos para dejar a un lado el ego, buscar un terreno ms elevado, descubrir al Martin Luther King en nosotros, y mantener as el conflicto con un par de manos mucho ms generosas. A veces llamo a esto el ejercicio Martin Luther King porque King, aunque tena debilidades humanas, a menudo pareca vivir, hablar y actuar desde un elevado lugar ms all del ego, lugar al que podemos llamar el yo silencioso.

El Nacimiento del Yo SilenciosoEn un ensayo para un peridico estudiantil, Thomas Merton escribi acerca de la importancia del silencio creativo, en el que uno se dirige desde lo que llam el yo social, que est definido por nuestras mltiples interacciones con los dems, hacia un yo silencioso ms profundo, el tranquilo capitn del barco o el observador desde la colina. King haba encontrado innumerables veces el camino hasta ese yo silencioso, ms profundo, y as poda hablar y actuar desde l en vez de sucumbir a la mentalidad grupal. Para despertarnos, segn nos exhorta a hacer Thoureau, necesitamos dar nacimiento al yo silencioso en medio de nuestra vida convencional de deberes y deseos. El cultivo del profundo bienestar interior puede culminar en el nacimiento del yo silencioso que usualmente queda oscurecido y olvidado.El poeta Juan Ramn Jimnez captura el misterio de nuestra ms profunda identidad nuestro yo silencioso- en su poema Yo no soy yo

Yo no soy yo.

Soy este

Que va a mi lado sin yo verlo;

Que, a veces, voy a ver,

Y que, a veces, olvido.

El que calla, sereno, cuando hablo,

El que perdona, dulce, cuando odio,

El que pasea por donde no estoy,

El que quedar en pie cuando yo muera.

Jimnez trata aqu el gran misterio de nuestra verdadera identidad. No se puede desentraar en unas pocas lneas, pero la experiencia es inconfundible. Habiendo atravesado el portal de la humildad y habiendo encontrado el sendero de la reverencia, la calma gradual de la mente, junto con la mejora de la atencin, silencian al yo social. En el espacio contemplativo que se abre entonces en nosotros, el yo comn se desvanece y comenzamos a operar con lo que Jimnez llama el no-yo. Tpicamente desapercibido, slo l perdura, slo l quedar en pie cuando yo muera. Es decir, todos los aspectos exteriores de mi persona (gnero, profesin, conocimientos factuales) pasarn, y slo el no-yo perdurar. En el Budismo esto es el giro hacia an-atman o No-Yo; en el Cristianismo es el descubrimiento del No yo, sino Cristo en m de San Pablo. Es como si desplazramos nuestro modo de consciencia desde el centro hacia la periferia, y al hacerlo lo experimentramos todo de nuevo. Un hecho que despert ira, o un encuentro que estimul el deseo, cambian con el nacimiento del no-yo. La ira puede estar justificada, y podemos incluso valorar el sentimiento de indignacin moral antes de dirigirnos hacia el no-yo. Aunque una vez que damos nacimiento al no-yo, tratamos con nuestra ira o nuestras penas de un modo diferente, como King trat con la multitud iracunda.Rumi comenz su vida no como poeta y mstico, sino como sabio de la literatura y la filosofa islmica. Su encuentro con el mstico Shams-i-Tabriz a los 37 aos comenz la profunda transformacin, pero hizo falta la trgica muerte de Shams tres aos despus, y el incontrolable duelo que le sigui, para abrir de par en par las compuertas de la poesa, la msica y la comunin espiritual. Rumi necesit muchos meses para dirigirse desde el yo que slo vea la prdida, hasta el no-yo o yo silencioso que pudo redescubrir una relacin interior con Shams incluso despus de su muerte. Al leer el poema de Rumi La Casa de Huspedes, nos hace rememorar la profundidad de su sufrimiento y su pena.

Esto de ser un ser humano es como administrar una casa de huspedes.

Cada da una nueva visita.

Una alegra, una tristeza, una decepcin,

alguna consciencia momentnea viene

como un visitante inesperado.

Dales la bienvenida y acgelos a todos ellos,

incluso aunque sean un grupo de penas,

que desvalija violentamente

el mobiliario de tu casa.

Trata a cada husped honorablemente pues

podra estar haciendo espacio

para un nuevo deleite.

El pensamiento oscuro, la vergenza, la maldad,

recbelos en tu puerta sonriendo

e invtalos a entrar.S agradecido a todo el que venga

porque todos han sido enviados

como guas del ms all

Todo lo que tenemos de Rumi, su poesa y su danza derviche, surgi con el nacimiento de su yo silencioso, o con el nacimiento de un yo superior que no tiene nada en comn con el yo social convencional. Incluso aprendi a dar la bienvenida y tratar honorablemente la prdida de su querido Shams. Seguramente, su encuentro con Shams su verdadero amigo espiritual- fue enviado como un gua del ms all, pero tambin lo fue su prdida. A partir de esa prdida surgieron las miles de lneas que conforman su extraordinaria obra potica, el Mathnawi, conocido durante siglos como el Quran in Pahlavi.

Segn mi experiencia, si hemos practicado el ejercicio Martin Luther King en la quietud de la contemplacin, entonces cuando nos encontremos una situacin comparable en la vida real tendremos a nuestra disposicin un nuevo recurso. An nos enfrentaremos a nuestra nmesis, tendremos esa terrible y temible confrontacin, pero ahora cuando nuestras emociones surgen y la resaca empieza a arrastrarnos, nos dirigimos automticamente a un terreno ms elevado. Buscamos y encontramos el estrecho sendero que nos conduce hasta el yo silencioso, un sendero que a menudo no encontrbamos en el pasado. Cuando el violento ataque nos golpea caminamos por un sendero que hemos limpiado de emociones destructivas y ahora tiene generosidad. Como consecuencia, nuestras palabras y acciones tienen un origen distinto, un origen que busca la comprensin mutua y la reconciliacin en vez de la victoria. Tambin podemos encontrarnos que esta forma de ser en ese momento produce una respuesta similar en la persona que tenemos delante. La gente con que nos topamos puede encontrarse hablando con una generosidad poco frecuente. A veces sucede que, en lugar de violencia, puede surgir un respeto por el otro, y con ello surge un nuevo comienzo para una relacin.Esta prctica habla slo de un aspecto problemtico de la vida interior, pero puede resultar de enorme ayuda si se asume y se practica sistemticamente. Describir otras prcticas para el bienestar interior en el captulo 3. A travs de ellas no buscamos en ltimo trmino un mero control de nuestras emociones sino transformarnos hasta tal punto que seamos generosos y compasivos por naturaleza en la vida. En vez de controlar nuestras emociones, hemos de llegar a ser personas diferentes, en las que estas caractersticas positivas sean intrnsecas. Tales cambios no suceden con rapidez. Somos un medio extraordinariamente resistente al cambio. Utilizando la metfora de una escultura, nosotros seramos al mismo tiempo la testaruda piedra, el cincel transformador y las manos del artista. El fsico Erwin Schrdinger escribi:

Y as en cada paso, en cada da de nuestras vidas, como si dijramos, algo que hasta entonces ya poseamos y que tena una determinada forma, ha de cambiar, ser superado, ser eliminado y reemplazado por algo nuevo. La resistencia de nuestra primitiva voluntad est correlacionada fsicamente con la resistencia de la forma existente al cincel transformador. Pues nosotros mismos somos el cincel y la estatua, conquistadores y conquistados al mismo tiempo, es una verdadera y continua auto-conquista (Selbstberwindung)

Si recorremos, aunque solo sea una parte, del sendero hacia la meta de la auto-transformacin, entonces el mundo a nuestro alrededor cambia tambin. Se ve con deleite y con un corazn firme y abierto. Nos sentimos como nutridos por una corriente oculta; tenemos paciencia y manifestamos buen juicio. El primer Salmo podra haberse escrito teniendo en cuenta esto:

Dichoso el hombre

que no sigue el consejo del impo,

ni en el camino del errado se detiene,

ni en la reunin de los malvados toma asiento,

sino que en la ley divina se complace

y sobre ella medita, da y noche.

Es como el rbol plantado en los arroyos,

que da el fruto a su tiempo

y sus hojas no se secan,

en todo lo que hace tiene xito

Meditacin e Investigacin Contemplativa

El ejercicio Martin Luther King se ocupaba del establecimiento de una vida interior estable y saludable, y con el nacimiento del yo silencioso o no-yo. Si falta este cimiento entonces todo trabajo ulterior ser en vano, conduciendo slo a engaos y proyecciones. Por esta razn, la preparacin es esencial para toda la prctica contemplativa subsiguiente. Porque la prctica contemplativa no se ocupa exclusivamente, ni siquiera fundamentalmente de nuestros problemas, falta de atencin y aflicciones, por muy importantes que puedan resultar para nosotros personalmente. En el centro de la prctica est la meditacin adecuada, que se ocupa de aquello que tiene valor para todos los seres humanos. Quizs mejor dicho, se ocupa de la verdadera naturaleza de las cosas.Nosotros comprendemos que las leyes de la geometra de Euclides no dependen ni de m ni de mis preferencias. Asimismo, los descubrimientos de la ciencia son verdaderos en todos los pases y en todos los tiempos, de otro modo los medicamentos antivirales y los telfonos mviles no funcionaran en frica como funcionan en Amrica. El mundo no est organizado alrededor de m, sino que tiene entidad propia. Cuando profundizamos en los ejercicios diseados para promover la higiene interior, meditamos sobre la forma de ser de las cosas. Buscamos aquello que trasciende nuestros problemas personales. Esto no implica que nos desinteresemos de la condicin humana, sino que dejamos a un lado los problemas particulares que afrontamos. Buscamos, a travs de la meditacin, confrontarnos con lo profundo y lo elevado, las realidades espirituales y morales que subyacen a todas las cosas.Yo veo esto como una progresin. Habiendo entrado a travs del portal de la humildad, habiendo encontrado el sendero de la reverencia, habiendo cultivado una higiene interior, y habiendo dado nacimiento al yo silencioso, emprendemos la meditacin correcta. En la meditacin nos movemos a travs de una secuencia de prcticas que comienza con la simple captacin contemplativa y despus profundiza esa captacin hasta la investigacin contemplativa sostenida, que con buena voluntad puede conducir al conocimiento contemplativo.

Aunque requiere objetividad igual que la ciencia convencional, la investigacin contemplativa difiere de la ciencia en un aspecto muy importante. Donde la ciencia convencional se esfuerza por desvincularse o distanciarse de la experiencia directa por el bien de la objetividad, la investigacin contemplativa hace exactamente lo contrario. Busca el compromiso con la experiencia directa, una participacin mayor y ms plena en los fenmenos de la consciencia. Logra la objetividad de una manera distinta, esto es, a travs del auto-conocimiento y lo que Goethe denomin en sus escritos cientficos un delicado empirismo

Despus de trabajar higinicamente sobre sus distracciones mentales y la inestabilidad emocional, el practicante aleja su atencin del yo y la dirige a un conjunto de pensamientos y experiencias que van ms all de la vida personal. Las formas y contenidos posibles de la meditacin en esta etapa son infinitamente variados. Las meditaciones pueden basarse en palabras, en imgenes, en captaciones de los sentidos, etctera. Cada uno de estos aspectos tiene algo especial que ofrecernos, y cada uno de ellos ser descrito en el captulo 4. Escogiendo una sencilla flor de este hermoso ramo, podemos dirigirnos hacia la excepcional literatura espiritual de todos los tiempos, o a los poetas y sabios que han dado expresin a pensamientos y experiencias que tienen valor universal. Encontramos en ellos multitud de recursos para la meditacin. Por ejemplo un pasaje de la Biblia o del Bhagavad Gita, o una lnea de un poema de Emily Dickinson, puede utilizarse como tema de meditacin.Tomad por ejemplo las palabras atribuidas a Tales y que se dice que se inscribieron en el muro del Templo de Delfos: Hombre, concete a ti mismo! Al principio este mandato parece sumergirnos de nuevo en nosotros mismos, pero este no es necesariamente el caso. Podemos acoger estas palabras de forma que se dirijan a la condicin humana en general y no a nosotros en particular. Al comenzar la meditacin, podemos simplemente pronunciar las palabras, repitindolas una y otra vez. Entonces podemos profundizar para vivenciar las palabras, manteniendo cada una de ellas en el centro de nuestra atencin. Con cada palabra o frase hay una imagen o concepto asociado. Nos abrimos camino hacia delante y atrs repetidamente entre la palabra, la imagen y el concepto. Las palabras conocer y ti mismo, por ejemplo, asumen un carcter multifactico, con muchas capas, incluso infinito. El verso o lnea meditativa es como una estrella en el horizonte, infinitamente lejana pero proporciona orientacin e inspiracin.

A causa de su riqueza existen innumerables formas de trabajar con cada meditacin. Por ejemplo, primero pronuncio lentamente la frase varias veces de manera interior, pronuncindola silenciosamente para m mismo. Le dedico a cada palabra toda mi atencin, sintiendo su significado particular. Una vez que he centrado mi atencin en estas palabras, Hombre, concete a ti mismo!, desplazo entonces la voz que habla, de tal forma que las palabras sean pronunciadas desde fuera de la periferia, como si provinieran de los lejanos confines del espacio o de las atalayas, del cielo, y de la tierra. Las palabras se me dirigen; son una llamada desde el entorno ms amplio que me rodea. La llamada se dirige especficamente a m como ser humano. Es una llamada al auto-conocimiento. Escucho la llamada, hago una pausa, y asumo el mandato.Me dirijo primero hacia m mismo como ser humano fsico. Siento el aspecto terrenal, substancial de mi ser: mi cuerpo fsico. Comienzo con mis extremidades, mis manos y brazos, mis pies y piernas. Puedo incluso moverlas ligeramente para sentir su presencia fsica con mayor plenitud. Entonces me centro en mi seccin media, mi pecho y mi espalda. Siento mi respiracin y mi latido. Estos tambin forman parte de mi naturaleza fsica. Finalmente me centro en mi cabeza, que descansa tranquilamente en lo alto de mi cuerpo; su slida forma redonda alberga los sentidos, cerrados ahora al mundo. Las extremidades, el torso y la cabeza forman el ser humano fsico. Me imagino cada uno de ellos y su relacin mutua. Conozco al ser humano fsico. Descanso durante un tiempo con esta imagen y experiencia en mi interior.Despus me dirijo a la vida interior de pensamientos, sentimientos e intenciones. Siento cmo mi voluntad se deja llevar misteriosamente. Mis intenciones para pensar o actuar culminan, a travs de formas que me son desconocidas, en un flujo coordinado de movimiento. Vivo en esa actividad, que puedo dirigir. Es parte de mi naturaleza. Adems tengo una vida plena de sentimientos. Los sentimientos de simpata o antipata, de agotamiento o alerta, de excitacin o remordimiento estn presentes en mi interior. Siento la importancia que tienen para m, cunto en mi vida est determinado por ellos o se refleja en ellos. Normalmente slo soy parcialmente consciente de su importancia y slo los controlo parcialmente. Su dominio se halla parcialmente velado aunque abierto a mi inters y respondiendo a mi actividad. Estos sentimientos constituyen una parte de mi naturaleza en no menor medida que mi cuerpo fsico. Finalmente me dirijo a mis pensamientos. Mi vida de pensamiento es a la vez mi vida y adems participa en algo que me trasciende. Me puedo comunicar con otras personas, compartir mis pensamientos con ellas. Esto indica algo universal en el pensamiento: como todos los dems, participo en una corriente universal de actividad pensadora. S, gracias a haberlo vivenciado interiormente, que el pensamiento es parte de mi naturaleza.Los tres pensamiento, sentimiento y voluntad- se entrelazan para formar un solo yo. Todos y cada uno de los pensamientos de mi meditacin (a menos que me haya distrado) han sido premeditados, intencionados, y siento el flujo y el reflujo de sentimientos asociados con cada pensamiento. De estos pensamientos bien pueden resultar acciones. Los tres forman una unidad natural. Son como las extremidades, el tronco y la cabeza: separables aunque en realidad se encuentran entrelazados. Los tres son necesarios. Los tres son yo. Tranquilamente vivo en los tres y en el uno.Finalmente, dirijo mi atencin lejos del cuerpo, incluso lejos de mis pensamientos, sentimientos e intenciones. Dirijo mi atencin a una presencia o actividad que anima pero trasciende todo esto. Se enciende en el pensamiento pero no es el contenido de pensamiento que vivencio. Este tercer aspecto de m mismo es el ms esquivo e invisible, y aun as siento que es el aspecto esencial y universal que es verdaderamente yo y no slo yo. Slo lo siento en su reflejo. Podra considerarse mi Yo, pero en una forma que no tiene gnero ni edad ni posee ninguna caracterstica particular. Sin l slo sera cuerpo y mente, materia fsica, sentimientos, pensamientos y hbitos, pero faltaran mi originalidad y mi genio. En el lenguaje de las reflexiones matutinas de Thoureau, estara condenado a dormir para siempre, porque slo este ser tiene la posibilidad de despertarme a una vida potica y divina. Al dirigir mi atencin hacia este yo silencioso siento los indicios de un Yo que es un no-yo. Lo reconozco tambin como parte de m, o quizs yo soy parte de l.Entonces reno los tres aspectos cuerpo, alma y espritu- en el espacio de mi meditacin. Todos ellos conforman el yo; cada uno es real y est presente. Siento su presencia, su realidad, por separado y juntos. Mantengo este sentimiento el mayor tiempo posible, y entonces con una clara intencin, vaco mi consciencia de estas imgenes e ideas. Me vaco completamente, pero mantengo mi atencin abierta y viva silenciosamente en el espacio meditativo as preparado. He dado forma al vaco con mi actividad. Ahora que el espacio de mi meditacin est vaco de mi contenido, de mis pensamientos y sentimientos, puedo mantener una atencin abierta sin expectativas y sin tratar de captar nada. Sin tratar de ver o escuchar, sin embargo, puedo sentir o vivenciar algo reverberando en ese espacio, hacindose sentir durante un tiempo ms o menos largo, cambiando y despus desapareciendo. Esperando, sin tratar de captar nada, uno se siente agradecido. En las palabras del Tao Te Ching,

Tienes la paciencia de esperar

hasta que tu lodo se deposite en el fondo

y el agua sea clara?

Puedes permanecer inmvil

hasta que la accin correcta

surja por s misma?

El Maestro no busca el xito.

No busca, no espera.

l est presente y puede dar la bienvenida a todo.

He aprendido a dar la bienvenida a todas las cosas. Una profunda paz se establece en el cuerpo y en la mente. Descanso dentro de esa paz con gratitud. Sintiendo que la meditacin est completa, regreso.En la meditacin nos movemos entre la atencin enfocada y la atencin abierta. Entregamos nuestra plena atencin a las palabras individuales del texto que hemos elegido, y a sus imgenes y significados asociados. Entonces avanzamos hacia la relacin que mantienen entre ellos de tal forma que se vivencia un organismo vivo de pensamiento. Dejamos que esta experiencia se intensifique al mantener el conjunto de pensamientos interiormente ante nosotros. Puede que necesitemos volver a pronunciar las palabras, elaborar las imgenes, reconstruir los significados, y sentir de nuevo su interrelacin para encontrar apoyo e intensificar la experiencia. Despus de un perodo de vvida concentracin sobre el contenido de la meditacin, liberamos el contenido. Aquello que sujetbamos se ha ido. Nuestra atencin se abre. Estamos completamente presentes. Se ha preparado intencionadamente un espacio psquico interior, y permanecemos en ese espacio. Esperamos, sin expectativas, sin esperanza, tan slo presentes para recibir lo que pueda o no surgir dentro de la quietud infinita. Si una tmida, naciente experiencia emerge en el espacio que hemos preparado, entonces la recibimos con gratitud y con delicadeza: sin ansia, sin buscarla.

Veo esto como una especie de respiracin de la atencin. Primero permanecemos enfocados atentamente sobre un objeto de contemplacin, pero despus el objeto es liberado y mantenemos nuestra consciencia abierta, sin enfocar. Estamos respirando, no aire, sino la luz interior de la mente, lo que yo llamo respiracin cognitiva. En ella vivimos en un tempo lento, alternando entre la atencin enfocada y la apertura. Cuando respiramos la luz de la atencin, sentimos un cambio en nuestro estado de consciencia durante la meditacin. Se pueden presentar sentimientos de expansin y de unin, de vitalidad y movimiento. Tales sentimientos pueden hacerse especialmente evidentes durante la fase de atencin abierta.Mientras caminaba a travs del Boston Common en un estado de reflexin, Ralph Waldo Emmerson describi su experiencia interior en vvidos trminos: mi cabeza baada por el despreocupado aire y elevada al espacio infinito, todo mezquino egosmo se desvanece. Me convierto en un ojo transparente; no soy nada; lo veo todo; las corrientes del Ser Universal circulan a travs de m. En este famoso pasaje Emmerson escribe acerca de la participacin en una realidad ms abarcante que l mismo, que llega ms all del pequeo ego de la consciencia convencional. Su yo social, su persona, se ha desvanecido y las corrientes del Ser Universal circulan a travs de l. La experiencia de Emmerson sita ante nosotros el complejo asunto de la experiencia contemplativa.El Viaje de Regreso

El viaje de regreso es tan importante como el viaje de ida. Habiendo vivenciado nuestra salida a travs de las palabras Hombre, concete a ti mismo!, podemos pronunciarlas una vez ms interiormente cuando estamos regresando. Cuando escuchamos por primera vez estas cinco palabras, su plenitud an no era evidente, pero ahora que las hemos meditado, una profundidad o aura de significado las impregna. En el viaje de regreso escuchamos las palabras de una manera diferente; portan consigo capas de vivencias e imgenes. Buscamos integrar esa riqueza de experiencias en nuestras vidas segn regresamos a casa.Hemos nacido en una vida de servicio y trabajo. Esto es importante. La meditacin no es ninguna evasin. Slo es una preparacin para la vida. Regresamos a nosotros mismos con mayor profundidad, ms despiertos, y reafirmados por nuestro contacto con lo infinito, con los misterios de nuestra propia naturaleza, con lo divino. Si nuestra meditacin ha tenido xito, podemos incluso ser reticentes a regresar. Tal reticencia, sin embargo, no se halla en consonancia con los fundamentos morales del amor y el altruismo que establecimos al comienzo. Los frutos de la vida meditativa no son para que los acaparemos, sino para compartirlos. La contemplacin se emprende adecuadamente como un acto desinteresado de servicio, y as el regreso es la verdadera meta. Si hemos vivido rectamente en el sagrado espacio de la meditacin entonces seremos ms aptos, ms intuitivos para la vida y la amaremos an ms.Si entramos a travs del portal de la humildad, entonces salimos a travs del portal de la gratitud. Hay un nmero infinito de maneras de decir gracias. De ese modo tambin existen incontables formas de cerrar una sesin meditativa. En la tradicin Budista uno sella la meditacin al dedicar sus frutos al beneficio de todos los seres que sienten, para que puedan liberarse del sufrimiento. En otras tradiciones uno cierra con una plegaria de gratitud, como el Salmo 131:

Mi corazn, Seor, no es altanero,

ni mis ojos altivos.

No voy tras lo grandioso,

ni tras lo prodigioso, que me excede,

mas allano y aquieto mis deseos,

como el nio en el regazo de su madre:

como el nio en el regazo,

as estn conmigo mis deseos.

La Experiencia Contemplativa

Con la prctica contemplativa aparece la experiencia contemplativa, esta puede ser del tipo experimentado por Emmerson o puede tener miradas de otras variantes. Qu hemos de hacer con tales experiencias?Las tradiciones contemplativas asumen un amplio conjunto de puntos de vista en relacin con el significado de las experiencias vividas durante la meditacin. Cul es la actitud adecuada del meditador hacia tales experiencias? En un extremo tenemos las palabras del siglo XVI de San Juan de la Cruz, que fue un profundo meditador. Despus de relatar con extraordinaria precisin una lista de experiencias contemplativas, recomienda que nos alejemos de todas esas distracciones, que nos desvan de la tarea principal, tal como l la vea, el establecimiento de la fe.

Debemos desencumbrar el intelecto de estas captaciones espirituales guindolo y dirigindolo a travs de ellas hasta la noche espiritual de la fe. Una persona no debiera guardar o atesorar las formas de estas visiones impresas en l, ni debiera tener el deseo de aferrarse a ellas. Al hacerlo, lo que habita en su interior le entorpecera (aquellas formas, imgenes, y figuras de personas), y no viajara hasta Dios a travs de la negacin de todas las cosas Cuanto ms desea uno la oscuridad y la aniquilacin de s mismo en relacin con todas las visiones, exterior o interiormente perceptibles, mayor ser la infusin de fe y consecuentemente de amor y esperanza, ya que estas virtudes teolgicas aumentan unidas.

San Juan de la Cruz por tanto aboga por que abracemos la profunda y oscura noche de la fe.Por otra parte, las tradiciones Gnsticas y msticas de todos los pueblos han atesorado la iluminacin de la consciencia por medio de la meditacin y los conocimientos que se derivan de la experiencia contemplativa. Se pueden hallar textos relativos a estas experiencias en cada cultura indgena y en toda tradicin de fe. El psiclogo de Harvard, William James busc a aquellos que haban tenido slidas experiencias msticas, y escribi sobre la importancia de una ciencia de esas experiencias. La detallada presentacin de Rudolf Steiner de sus propias experiencias, constituye un extraordinario ejemplo de meditador moderno, cientficamente orientado y filosficamente entrenado, que escribe y habla directamente a partir de su experiencia meditativa. Me sito dentro de este linaje contemplativo y creo que puede derivarse mucho provecho del trabajo contemplativo continuado. El valor potencial de las experiencias contemplativas no slo para el meditante, sino tambin para la sociedad- requiere que nos tomemos estas experiencias meditativas con gran seriedad.

Para que la investigacin contemplativa ocupe su lugar entre los caminos ms apreciados por la humanidad para llegar hasta el conocimiento verdadero, muchas personas deben asumir sus mtodos, aplicarlos con cuidado y consistencia, y comunicarse sus experiencias entre ellas hasta alcanzar un consenso. Las etapas de la investigacin contemplativa incluyen todas aquellas que he descrito desde el fundamento moral de la humildad y la reverencia, pasando a travs de la higiene, hasta la meditacin sobre un determinado contenido. Ese contenido puede ser un tema de investigacin o una pregunta. Describir con mucha ms profusin en captulos posteriores el mbito y prcticas de la investigacin contemplativa tal como yo la veo, pero resumiendo, sera aplicar la respiracin de la atencin a la investigacin que uno lleva a cabo. Creo que de una manera informal e inconsciente ya es parte del proceso de descubrimiento de los individuos creativos.Mientras San Juan y los Budistas tienen razn al alertarnos en relacin con los peligros de apego a los estados alterados de consciencia o a las extraordinarias experiencias, podemos cultivar una orientacin saludable, desapegada. El problema potencial es nuestra actitud, y no las experiencias en s. Es por tanto de suma importancia crear una relacin correcta con la experiencia contemplativa, para que no se convierta en una distraccin de la meta principal. En particular, uno debera abstenerse de explotar las experiencias o incluso de interpretarlas prematuramente. La actitud ms saludable es la de la simple aceptacin, tratando tales experiencias como fenmenos inesperados cuyo significado se nos revelar en su momento, pero que no necesitan ser comprendidas inmediatamente. Las experiencias vivenciadas durante la meditacin pueden ser novedosas y maravillosas, y podemos observarlas apreciativamente, pero deberamos abstenernos de hablar de ellas excepto con un profesor, colega o amigo de confianza. En las etapas ms avanzadas de la prctica meditativa, el significado se une a la experiencia, pero al principio usualmente no. Con esto quiero decir que practicar ms all de lo que he descrito en este captulo puede profundizar tanto nuestro compromiso que surja un conocimiento claro como parte integral de nuestra meditacin. Estamos en el sendero del conocimiento, pero se necesita sobre todo paciencia, y al egocentrismo, que aspirbamos a dejar detrs en el primer portal hacia la meditacin, no se le debiera permitir que enturbie aqu nuestra visin. Los pormenores de estas prcticas se describirn hacia el final de esta obra.Mientras que la vida meditativa es diferente para cada persona, los elementos clave son comunes para la mayora. Como he enfatizado, debemos establecer el fundamento moral correcto para la meditacin mediante el cultivo de las actitudes de humildad, reverencia y altruismo. El verdadero fundamento para la vida meditativa es el amor. Una vez que caminamos a travs del portal de la humildad, pronto descubriremos el tumulto de nuestra vida interior y la necesidad de ocuparnos de l. Se emprenden ejercicios para controlar y en ltimo trmino transformar el caos de la mente en un estado de calma y claridad dentro del cual un nuevo sentido del yo el yo silencioso- puede emerger. No necesitamos esperar a lograr completamente esto (si lo hiciramos, esperaramos para siempre) para comenzar a meditar sobre los sublimes pensamientos de las escrituras, los misterios de la naturaleza, nuestra propia constitucin humana, o los temas de investigacin con los que estamos ocupados. Finalmente, debemos regresar a la vida como seres plenamente encarnados, integrando nuestras experiencias contemplativas en la vida cotidiana, con gratitud por el tiempo y las experiencias que se nos han regalado y conscientes de que nuestro trabajo en la vida se enriquecer con ello. Cada da retomamos el paciente trabajo de renovacin. Como Thoureau escribi, Dicen que en la baera del Rey Tching-thang estaba grabada la siguiente leyenda: Renuvate a ti mismo por completo cada da, hazlo una y otra vez, y por siempre de nuevo.

Captulo 2Descubriendo la Puerta

La entrada que conduce al territorio de la prctica contemplativa est siempre ah discretamente preparada, pero necesitamos alejarnos del incesante acoso de la vida, para abrirla. El matemtico, filsofo y cardenal del siglo XV Nicols de Cusa tena una sencilla celda siempre dispuesta para su llegada en la Abada Benedictina de Tegernsee, donde era director espiritual. Sin embargo, como era un apreciado diplomtico, era enviado por el Papa en una interminable serie de misiones que l cumpla obedientemente. Cusa comprensiblemente deseaba complementar su activa vida al servicio de su iglesia con una vida igualmente activa de meditacin y plegaria al servicio de su alma. Despus de cada viaje Cusa planeaba retirarse a su ermita, pero nunca logr hacerlo. Las exigencias de la vida eclesistica fueron inexorables. La celda de la ermita siempre estuvo lista pero nunca fue visitada.Muchos comparten hoy el anhelo de Cusa. Incluso aunque no necesitemos una celda de una ermita para comenzar la prctica meditativa, puede resultarnos difcil encontrar el tiempo para meditar, tal como le sucedi a Nicols de Cusa. Cuando uno se acerca a la meditacin surge un nmero sorprendente de dificultades. Algunos obstculos son provocados por nosotros, mientras que otros nos acosan desde el exterior con la persistencia de las Furias impidindonos tener un momento de paz o de soledad. Por la maana las exigencias del da se nos echan encima rpidamente; por la noche, exhaustos, nos sentamos a meditar y slo logramos caer dormidos. Podemos tener dificultades para encontrar la manera correcta de comenzar a meditar, y una vez que nos ponemos a ello nuestro planificador mental surge con un recordatorio urgente, interrumpiendo nuestra meditacin. Para colmo de desgracias el telfono suena en el momento exacto en que estamos empezando a tener xito por primera vez. A alguien le sorprende que Cusa aorase su remota ermita? Debemos enfrentarnos a cada uno de estos desafos interiores y exteriores- para poder establecer una vida meditativa. Por muy atractiva que nos pueda parecer la celda del monasterio, la vida moderna requiere que establezcamos nuestra prctica meditativa en medio de nuestras obligaciones cotidianas.El contraste entre nuestras vidas y las de los monjes, a duras penas podra ser mayor. El monje medieval en gran medida abandonaba la vida mundana al entrar en el claustro. Con respecto a esto consideremos un pasaje del libro de instruccin religiosa La Imitacin de Cristo, escrito en 1441 por Toms de Kempis: Convirtete a Dios de todo corazn, y deja este miserable mundo, y hallar tu alma reposo. Aprende a menospreciar las cosas exteriores y darte a las interiores, y vers que se Vierte en t el Reino de Dios. Mientras Toms y sus Hermanos de la Vida Comn podan entregar sus vidas a los deberes monsticos del estudio de las escrituras, la plegaria y la meditacin, nosotros vivimos y trabajamos en un reino que es una mezcla de lo secular y lo sagrado. Esta nueva geometra de la vida es, creo yo, un factor esencial que modela la prctica espiritual moderna. Cuando se emprende adecuadamente, la vida meditativa nos renueva y vivifica, capacitndonos mejor para la vida. Ciertamente, sugerir repetidamente que podemos aprender a descubrir lo sagrado en medio de lo secular. En vez de huir de este miserable mundo aprenderemos a aproximarnos a l con una comprensin ms profunda, y si poseemos un ojo bien instruido y un corazn abierto podremos descubrir en las cosas exteriores el reino y la paz que Toms busc solo en las cosas interiores.Habiendo descubierto la entrada a la vida contemplativa, adentrmonos en ella. Como espero que quede claro ahora, la entrada no nos aleja de la vida sino que nos adentra en ella con mayor vitalidad, compasin y claridad mental. Nuestros primeros pasos a lo largo del sendero se refieren a cmo podramos atender mejor nuestro ser interior a travs del cultivo de la humildad, de la reverencia y de la apertura a lo inesperado.Atendiendo al interior

La meditacin es una educacin para experimentar la vida desde el interior. Tan importantes como son los aspectos exteriores de la vida, hay un componente de la realidad, igualmente importante pero en gran parte silencioso, residiendo tras el sencillo aspecto exterior de las cosas. La mayor parte de nuestras vidas se haya implacablemente comprometida con las necesidades externas y los placeres de la vida. Nuestros trabajos y nuestras familias, nuestros viajes y nuestro ocio, figuran prominentemente en los cambios de estaciones y en las horas del da. Estos diversos aspectos se experimentan automticamente desde el exterior; se requiere un esfuerzo consciente para experimentar la vida desde el interior. Todo exterior tiene un interior, pero ese interior pasa en gran parte desapercibido.Imagnate que la mitad del mundo est oculta para ti. La mitad de la persona que se sienta frente a ti nunca ha sido apreciada, la mitad del jardn nunca ha sido vista u olida, la mitad de tu propia vida nunca ha sido verdaderamente presenciada y evaluada. Si fracasamos en atender al interior de nosotros mismos y del mundo entonces, ciertamente, nos perdemos la mitad del mundo. Cuando nos dirigimos hacia la contemplacin nos estamos dirigiendo hacia la mitad olvidada, hacia aquella mitad del mundo que modesta y pacientemente espera nuestra atencin libremente entregada. Mientras el resto del mundo est en alerta roja, chillando por cada minuto de nuestra vida consciente, las dimensiones interiores de la existencia, igualmente importantes, esperan silenciosamente. Cuando parece imposible encontrar tiempo para meditar, podemos recordarnos estos hechos. Dedicamos tanto tiempo a las exigencias del mundo exterior; no es apropiado e incluso esencial dedicar tiempo a la mitad silenciosa del mundo que nos espera pacientemente? No deberamos dedicar al menos el mismo tiempo al interior que al exterior?Con tales pensamientos recordamos que el bien que hacemos tiene un origen. No somos profundamente nutridos y guiados por las dimensiones interiores de la existencia? Podemos realmente conocer y realizar el bien si estamos aislados de la bondadosa fuente interior de renovacin y sabidura? Podemos estar guiados por la tradicin exterior, pero no estn las grandes tradiciones de Sabidura basadas en ese mismo reino interior? A medida que nuestro mundo crece en complejidad yo cada vez estoy ms convencido de que se ha hecho imperativo que encontremos nuestra relacin original con esa fuente luminosa y no confiemos nicamente en la Tradicin.Cada vez que releo las lneas iniciales del ensayo del ao 1836 Naturaleza, de Ralph Waldo Emerson, escucho la voz de alguien que nos suplica que atendamos a los aspectos ms profundos del mundo, y no confiemos slo en informaciones de nuestros antepasados, sin importar lo sabios que fueran. Emerson no nos alerta para que nos alejemos del mundo u olvidemos el pasado, sino para que observemos la realidad por nosotros mismos y la veamos completa.Nuestra era es retrospectiva. Construye los sepulcros de los antepasados. Escribe biografas, historias y crticas. Las generaciones anteriores miraban cara a cara a Dios y a la naturaleza; nosotros lo hacemos a travs de sus ojos. Por qu no habramos de entablar tambin nosotros una relacin original con el universo? Por qu no habramos de tener una poesa y una filosofa que sean fruto de nuestra propia visin y no de la tradicin, y una realidad que nos sea revelada a nosotros, en lugar de ser la historia de la revelada a ellos? Cobijados por un tiempo en la naturaleza, cuyas corrientes de vida nos circundan y atraviesan, y merced a los poderes que nos confieren, nos incitan a realizar acciones conmensurables con ella, por qu avanzar a tientas entre los huesos resecos del pasado y convertir a la generacin viviente en un desfile de mscaras con su descolorido vestuario? El sol brilla tambin ahora. Hay en los campos ms lana y ms lino. Hay nuevas tierras, nuevos hombres, nuevas ideas. Demandemos nuestras propias obras, leyes y cultos.

Quizs hubo un tiempo en que era suficiente con ser fiel y seguir los dictados de la Iglesia y el estado, pero ahora debemos encontrar la lana y el lino en los campos actuales por nosotros mismos. El sol ciertamente brilla sobre y en nosotros as como sobre nuestros antepasados.

Finalmente, tras 35 aos de prctica, conozco bien la verdadera fuerza de la meditacin. Siento su inconfundible presencia, u ocasionalmente su ausencia, en mi vida. Si dejo de hacer ejercicio fsico, hay alguna duda en cuanto a las consecuencias? La prctica y el cese de la meditacin dejan evidencias igualmente convincentes en la vida mental y moral del practicante. Cuando la presin de la vida amenaza con desbaratar los momentos en que me dirijo a mi interior, estos son los pensamientos que me devuelven al camino una y otra vez. La atencin al interior es como dirigirse a una comida que ha sido preparada por amigos invisibles, que esperan al invitado sin importar si l o ella se presentan. La mesa est siempre puesta, el banquete dispuesto, pero el que recordemos acudir depende de nosotros. La hospitalidad de nuestros compaeros invisibles merece nuestra respuesta. Vivir una vida completa, una vida que integre ambas mitades de la existencia, que est nutrida por ambas fuentes -la exterior y la interior- slo puede beneficiarnos, a nosotros y a los dems.Incansablemente, Rumi nos recuerda la llamada silenciosa a alejarnos de nuestras preocupaciones, de las pequeas cosas exteriores de la vida las pequeas figuritas- y descubrir al artista en el interior de cada uno de nosotros. Una vez que hemos descubierto la puerta, asumimos el extraordinario trabajo.Olvida tu vida. Proclama Dios es Grande. Levntate.Crees que sabes qu hora es. Es hora de rezar.

Has esculpido tantas pequeas figuritas, tantas

Maana vers lo que rompiste

esta noche dando tumbos en la oscuridad.

En tu interior hay un artista del que nada sabes.

No le interesa lo diferentes que se ven las cosas a la luz de la luna.

Ritmo, Tempo y PosturaLos aspectos externos de la meditacin: cundo meditar y con qu frecuencia, la duracin adecuada de la sesin, la postura adecuada y lo que yo llamo el tempo de la meditacin- son menos sublimes pero importantes al fin y al cabo. Ocupmonos de ellos inmediatamente.La maana y la noche son momentos excelentes para meditar, y cada uno tiene su propio carcter, invitndonos a variar la prctica de acuerdo con el momento del da. Por la maana pasamos del sueo a un compromiso despierto con la vida, y podemos hacer uso de este hecho en la meditacin. En cambio, por la noche, hemos concluido nuestras actividades diarias y estamos avanzando hacia el sueo. Deberamos tener en cuenta esta diferencia. Una meditacin vigorizante por la noche, por ejemplo, puede iluminar nuestro sueo significativamente o provocar un problemtico insomnio. Meditar en ambos momentos del da es beneficioso pero ciertamente no es imprescindible. Ms adelante en este libro dar prcticas adecuadas a estos diferentes momentos del da.El ritmo y la regularidad son enormemente tiles, y posteriormente se convierten ciertamente en parte esencial de la prctica. Si nos saltamos el caf por la maana tendremos un dolor de cabeza inducido por la falta de cafena. Nuestro cuerpo se acostumbra a la estimulacin del caf en un determinado momento del da, as que si nos saltamos el caf, nuestro cuerpo reacciona. Nuestra psique puede igualmente entrar en consonancia con los ritmos bastante ms constructivos de la vida meditativa. Al vivir dentro de estos ritmos fortalecemos y edificamos la vida interior. En contraste, una prctica catica y desordenada conduce a una dinmica interior conflictiva y confusa. Estas consideraciones son de particular importancia si uno ha logrado establecer una prctica meditativa vigorosa y sostenida. El desorden que entra repentinamente en una prctica slida puede ser bastante molesto. En cambio, al principio, cualquier tiempo dedicado a la meditacin es tiempo bien empleado. A medida que la prctica aumenta y se fortalece, se hace cada vez ms importante encontrar un momento que sea ms probable que tengamos disponible cada da, y mantener el ritmo de la prctica que hemos establecido.La duracin de la meditacin puede ser tan corta como cinco minutos o tan larga como una hora, o incluso ms. En algunas ocasiones uno est trabajando dentro de las restricciones exteriores, en otras ocasiones uno no est limitado por el tiempo. Ajusta la meditacin en consecuencia. En el lenguaje del captulo 1, yo siempre recorro el camino hasta el portal de la humildad y el sendero de la reverencia como mnimo. Si tengo tiempo, entonces agrego ejercicios de higiene interior diseados para apoyar mi bienestar psicolgico, durante al menos unos minutos, y despus, de nuevo si el tiempo lo permite, aado una breve meditacin sobre un verso o imagen. Si tengo ms tiempo disponible paso ms tiempo en cada fase de la meditacin, y utilizo mi sentido interior del tiempo para orientarme en cuanto a la dosis de esfuerzo a emplear en cada parte de la prctica. Normalmente suele estar bastante claro interiormente si uno ha terminado, o debe de continuar un poco ms.No se puede meditar deprisa. Simplemente es imposible. Como consecuencia, si slo tienes cinco minutos, emplalos en un solo aspecto de la prctica completa. Apresurarse es antittico al tempo requerido de la meditacin. El tempo de la meditacin es el tempo de las artes. Considera, por ejemplo, el siguiente poema de Emily Dickinson. Lee estas lneas lo ms rpido que puedas:

Muchas veces pens que la paz haba llegado,Cuando la paz estaba muy lejos;

Como los nufragos, creen que ven la tierra

En el centro del mar.

Y luchan dbilmente para probar,

Tan desesperadamente como yo,

Cuntas ficticias costas

Antes de llegar a puerto hay.Sentiste una resistencia interior a leer atropelladamente las palabras? Ahora lelas mucho ms lentamente y en voz alta, saboreando los sonidos y los significados. De esta forma experimentamos el arte del poema. Su belleza se revela a travs de la cadencia, las imgenes, el tono y el contenido. La poesa exige que respetemos su organismo temporal. Cuando leemos deprisa, se pueden comprender las lneas pero el arte es inaccesible, se viola el organismo temporal, el poema muere. El pensamiento puede mo