La Masacre de Ponce - 1937

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Foro: La Masacre de Ponce

En conmemoraclon del Primer Cincuentenarlo de la Masacre de

Ponce

Jose E,Ayoroa Santaliz

Al inicio de la decada de los afios treinta, Puerto Rico vive un proceso de

transculturaci6n 0 americanizaci6n descarnada, abierta, forzada. No elige los

administradores de su gobierno. Se le imponen desde Washington, con frecuencia

militares jubilados, con poco 0 ningiin conocimiento del pais y su idiosincrasia, y

aun menos respeto y aprecio para los naturales de Puerto Rico. Incluso los cargos

publicos que detentan en muchos casos se denominaban con su nombre anglosajon.

Por ejemplo, el hoy Secretario de lusticia era entonces el "Attorney General", la

policia de Puerto Rico era la "Insular Police". La educaci6n tambien se imparte

forzadamente en ingles, tanto en el sistema de instrucci6n publica como en el

privado.

Los simbolos de la nacionalidad estan ocultos y estigmatizados. El propio

Fiscal de Distrito de Ponce, al momento de la Masacre, don Rafael Vicente Perez

Marchand, hombre sin dudas culto y decididamente respetable, le llama a La

Borinquefia el "himno-regional" en uno de los primeros Memorandos que Ie cursa

al "Attorney General" de aquellos dias, don Benigno Fernandez Garcia, el primer

puertorriquefio, dicho sea de paso, que designaba para el cargo el Presidente de los

Estados Unidos. Los personeros del gobierno proscribian 0 se burlaban de la

bandera de Puerto Rico, 0, simplemente la llamaban "la bandera rebel de", simboloimitil y mal visto de los proscritos. Algunos de los policias que ocuparon la silla

testifical en los procesos judiciales que siguieron a la masacre atestiguaron,

literalmente, que, para ellos, la bandera de Puerto Rico "tenia muchas mas franjas

y estrellas" que aquella que portaban los Cadetes de la Republica.

Concomitantemente, el pais padece una desesperante crisis econ6mica, presa

de colosales latifundios cafieros de capital fundamentalmente absentista. Se

fomenta la emigraci6n, sobre todo al archipielago hawaiano y a los Estado Unidos,

como una medida desesperada en un intento fallido por aliviar la crisis.

Al asumir las riendas del recien fundado Partido Nacionalista de Puerto Rico en

el ario 1930, don Pedro Albizu Campos viene a convertirse en sfmbolo de un

orgullo nacional aparentemente adormecido, pero incuestionablemente vivo.

Define al nacionalismo, en terrninos precisos, como: "La patria organizada para el

rescate de su soberania". Desentierra, desempolva y muestra a los ojos del pueblo

hitos que apuntalan nuestro orgullo aparentemente dormido: el general

puertorriquefio Antonio Valero de Bernabe, heroe militar de la America del Sur,

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estrecho lugarteniente del Libertador Simon Bolivar, las vidas y obras ejemplares

de Betances, de Hostos, Ruiz Belvis, la gesta heroica de Lares, el dia de la bandera

nacional en la conmemoracion del natalicio de su creador, el natalicio de Jose de

Diego ...

En la tercera decada del siglo, el pais comienza a desperezarse del llamado"shock" de la Invasion. Dialecticamente genera un adalid que, en el momento

preciso, encarna el clamor de ese pueblo: vocecilla interior que juzga y premia, y

que impreca y fustiga.

Las artes populares, voz colectiva del pueblo, pregonan fuera del pais el dolor

que se padece y las esperanzas que se cultivan. No por coincidencia, en la ciudad

de Nueva York surge una cancion popular urbana que apuntala ese orgullo

nacional, se lamenta de esa condicion que atropella, la denuncia y se la atribuye

justamente a la condicion colonial que nos asfixia. La intervencion incipiente del

fonografo y el disco le confiesa al mundo desde Nueva York, por voz del jibarito

Rafael Hernandez: Si yo no hubiera nacido / en la tierra en que naci / estuvieraarrepentido / de no haber nacido alii. Mas aim, denuncia, sin embargo, que fue

preciso emigrar porque: Todo, todo estd desierto / el pueblo estd muerto / de

necesidad, jayl, de necesidad. / Se oye este lamento por doquier / en mi

desdichada Borinquen.

El naguabefio Pedro Flores 10 complementa: jAh!, si mi Patria tuviera / su

propia bandera / desplegada al sol! /. .. quizas mi Patria / no fuera tan pobre / ni

esclava / de extraiia nacion ... El jibarito Hernandez parece flaquear: Bolivar, en

Venezuela; / en Cuba, Maceo y Marti / yen Republica Argentina / el glorioso San

Martin. / Duarte y Mella dieron a Quisquella / amplia y bella libertad, / y a mi

borincana tierra / solo Dios se La dara. Pero su discipulo amado, Pedro OrtizDavila, el indoblegable Davilita, deja de lado su condicion de vocalista del Grupo

Victoria y riposta: Basta ya de ser / como el cordero. / Seamos como eLYunque /

de Luquillo.

En la poesia erudita, jovenes entonces de la valia de Graciani Miranda Archilla,

Clemente Soto Velez, Alfredo Margerat, y Fernando Gonzalez Alberty, a los que

pronto habrian de sumarse Antonio Cruz y Nieves, Luis Hernandez Aquino, Jose

Joaquin Ribera Chevremont, Carmen Alicia Padilla, Joaquin LOpez LOpez, junto al

pintor Dionisio Trujillo (Rene Goldman), el caricaturista Angel Oliveras (Oliver

Shaw) y el compositor musical Augusto Rodriguez, entre otros tantos, echan a

andar el movimiento artistico conocido como el atalayismo, que hace suya la

predica nacionalista de Albizu ("la Patria organizada para el rescate de su

sobcrania"), quien en ocasiones llego a hablarle directa y exclusivamente al grupo

de artistas.

La Patria aparentemente adormilada, la Patria presuntamente sumisa, comienza

a redescubrirse.

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La tribuna nacionalista de Albizu Campos es una escuela de conscientizaci6n

por barrios rurales y plazas publicas de los distintos municipios. Cada vez se va

acrecentando el mimero de puertorriqueiios que coagulan en su entorno, y es mayor

el fervor que genera su edificante catedra publica.

Pr6xima la mitad de la decada, en 1933, y sobre todo, 1934, se desata en cadena a10 largo del pais -sobre todo, en la regi6n sureste- una serie de huelgas cafieras que

lIegan a paralizar en grado amenazador la entonces primera industria del pais. Los

obreros en huelga pierden la fe en el liderato sindical, que se ha unido en

bochornoso contubernio a sus adversarios naturales, el partido de los centralistas

cafieros, en una coalicion politica de ingrato recuerdo, y reclama la presencia de

Albizu, ya abierto e indiscutible adalid del anti-imperialista, con resonancias que

trascienden las fronteras nacionales de Puerto Rico, para que les capitaneara el

conflicto huelgario.

Las protest as publicas en pos de poderes politicos, y los legitimos reclamos

sindicales, hacen de Albizu y de nacionalismo entes de grave peligro. Ellider de laresistencia cultural y, consiguientemente, politica, el tribuno carismatico, el ser

humano intachable, insobornable que, hijo dialectico del momenta historico, en

poco tiempo inflamo el fervor patriotico a su pueblo, se convierte en una amenaza

insostenible para los enemigos naturales de su pueblo: el Gobierno de los Estados

Unidos, y los monopolios azucareros de capital absentista que explotaban

inmisericordemente a ese pueblo sufrido.

Como primera medida frente a esa amenaza, se designa Jefe de la Policia de

Puerto Rico al coronel retirado del Ejercito de los Estados Unidos, Elisha Francis

Riggs. Luego, asi 10 relata Thomas Mathews en su libro La politica

puertorriquefia y el Nuevo Trato (1), el ex-gobernador James Beverly, solicitadel presidente de los Estados Unidos el nombramiento especifico del general

retirado del ejercito Blanton Winship. Dice Beverly en su carta: "Favorezco

decididamente un ex-militar para el proximo gobernador, uno con suficiente

experiencia para calibrar y manejar situaciones delicadas, y con el valor de cumplir

con su deber sea 0 no del agrado popular. z,No esta disponible el general Winship

para una posicion como esta?" (Torno cita de un magnifico trabajo de la profesora

Sonia Carbonell).

Todos los intentos solapados de sobornos son decididamente rechazados y

valientemente denunciados por Albizu. La alarma del gobierno y de lascorporaciones azucareras, denominadas "los colmillus" por el pueblo, Ilegan a tal

punto que la alta direccion del Partido Nacionalista recibe confidencias "de los

centros del propio poder norteamericano en Puerto Rico - segun relata el

historiador J. Benjamin Torres - que revelaba el firme propos ito de regimen

norteamericano de hacer asesinar con cualquier pretexto a los dirigentes del Partido

Nacionalista y a su presidente, Albizu".

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Uno de los hombres descubri6 y denunci6 la existencia de ese prop6sito

siniestro fue don Ram6n S. Pagan. Personas que 10 vivieron me han relatado que

don Pedro Ie advirti6 en la intimidad que, al haber hecho publico el plan, habia

firmado su sentencia de muerte.

Un par de meses despues, el 24 de octubre de 1935, la Policia de Puerto Rico,dirigida por el coronel Riggs (que antes habia intentado sobornar emocionalmente

a don Pedro con halagos y elogios, respecto del futuro que podia amasar si estaba

dispuesto), asesin6 en una calle contigua a la Universidad de Puerto Rico, en Rio

Piedras, a don Ram6n S. Pagan y sus compafieros en el nacionalismo Pedro

Quinones, Eduardo Rodriguez Vera y Jose Santiago Berea, y dej6 gravemente

herido a don Dionisio Pearson, en un crimen que ha pasado a la historia con el

nombre de La Masacre de Rio Piedras. Este "crimen anunciado" (parafraseando a

Garcia Marquez) colma la copa del nacionalismo.

Al dia siguiente, 25 de octubre de 1935, en un discurso de "despedida de dueIo"

de los cuatro nacionalistas asesinados, Albizu juramenta a los presentes en elsepelio para que ese asesinato de los cuatro compaiieros no quede impune:

"Venimos aqui a pres tar juramento para que ese asesinato no quede impune.

Levantad la mana en alto todos los que se crean libres. Juramos todos que el

asesinato no perdurara en Puerto Rico".

Unos cuatro meses despues, el 23 de febrero de 1936, los j6venes nacionalistas

Elias Beauchamp e Hiram Rosado ajustician al coronel Riggs, y responsable

directo, a juicio del nacionalismo, de la Masacre de Rio Piedras. Beauchamp y

Rosado fueron conducidos al Cuartel General de la Policia y asesinados a

mansalva por la Policia.

Ese mismo dia, los j6venes Angel Mario Martinez y Pedro Crespo fueron

abaleados por la PoIicia de Utuado, resultando muerto Angel Mario Martinez. EI

alcalde del pueblo, Santiago Gonzalez, acus6 valientemente a la Policia de haberles

abaleado al enterarse de la muerte del coronel Riggs. En San Juan, la Policia allana

la residencia del nacionalista Buenaventura Rodriguez Lugo - que era, a la vez, la

"Imprenta Puerto Rico", en la que se editaba el peri6dico La Palabra, y las oficinas

de la Junta Nacionalista - y le apalean brutal mente.

Al dia siguiente, 24 de febrero de 1936, don Pedro vuelve a pronunciar una

oraci6n ftinebre: "Ya hemos traido aqui las cenizas preciosas de otros heroes. EI

nacionalismo ha traido a la patria la transmutaci6n de su ser, pues el hombre nonaci6 para vegetas ni para ser gordo y fuerte; el hombre naci6 para erguirse sobre

supremos principios de acuerdo con su inmortalidad. Para entrar en la inmortalidad

hay una sola entrada: la puerta del valor que conduce al sacrificio por una suprema

causa. Hay que sacrificarse por la independencia de Puerto Rico".

EI 4 de marzo de ese mismo aiio, la Corte de Distrito Federal de los Estados

Unidos para Puerto Rico expidi6 una orden de arresto contra don Pedro y otros

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siete lfderes del nacionalismo bajo la acusaci6n de "conspirar para derrocar por la

fuerza al Gobierno de los Estados Unidos en Puerto Rico".

Junto a don Pedro son enjuiciados Juan Antonio Corretjer, Erasmo Velazquez,

Juan Gallardo Diaz, Julio H. Velazquez, Pablo Rosado Ortiz, Clemente Soto Velez

y Luis Florencio Velazquez. El panel de jurado - integra do por siete

puertorriquefios y cinco americanos - no logra ponerse de acuerdo, por 10 que no

hay veredicto. Siete dias despues, se inicia un segundo proceso. Esta vez

componen el panel del jurado diez americanos y dos puertorriquefios

estrechamente vinculados a los intereses norteamericanos, sobre todo - y no por

coincidencia - a los intereses azucareros. Los lideres nacionalistas son hallados

culpables y condenados a sentencias de seis a diez aiios. Asi, decapitado elliderato

primario del Partido Nacionalista, asumen la direcci6n interinamente, el Lcdo.

Julio Pinto Gandia como Presidente, y el Lcdo. Lorenzo Pinero Rivera como

Secretario General a cargo, especificamente, de la coordinacion de la nueva

campafia de protestas publicas par los procesos judiciales amafiados y los injustosencarcelamientos del liderato del Partido.

Con este cuadro de hechos, el gobernador Blanton Winship, hace su primer

ensayo para una gran masacre que dejara pequefia a la de Rio Piedras del 24 de

octubre de 1935. Aprovecha una gran parada y convencion que celebra el Partido

en Caguas en el mes de febrero de 1937 y coacciona al alcalde de la ciudad, don

Julio Aldrich, como habria de hacerlo un mes mas tarde con el de Ponce, don Jose

Tormos Diego. Don Julio Aldrich se sostiene valerosamente, recIamando su gran

fe en el pueblo puertorriquerio; la parada se Ileva a cabo sin ningun tropiezo, por 10

que Winship se ve frustrado en su empefio.

El "libreto" que desarrollaria luego en Ponce con el saldo de 19 muertos y cerca

de 200 heridos: movilizar desde el dia anterior un considerable mimero de policfas

que fueran tiradores expertos; adoctrinarles, inyectarles prejuicios, odios, rencor,

deseos de venganza contra Albizu "y su gente"; forzar al alcalde a denegar 0

cancelar el permiso; "fabricar" una excusa para iniciar el tiroteo, imputable al

nacionalismo, y darle un definitivo golpe al Partido Nacionalista y a las masas

populares que se solidarizaban can sus posturas y asistian en mimeros cada vez

mas alarmantemente crecientes a sus actos publicos,

Ese Domingo de Ramos del ana 1937 el ensayo general de Winship en Caguas

produce su cosecha macabra de muertos y heridos. La pasion, el prejuicio, lahisteria colectiva producto del odio sistematicamente inculcado, campearon par su

respeto por las calles de esta ciudad de Ponce; sobre todo por sus calles Jobos,

Luna, Marina y Aurora.

La Policfa de Puerto Rico, adoctrinada, soliviantada en su animo hasta la

irracionalidad en contra de los miembros y simpatizantes del Partido Nacionalista

de Puerto Rico de los simpatizantes del ideal politico de independlencia para Puerto

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Rico, masacr6 inmisericordemente, con sana demencial, a un micleo de j6venes de

ambos sexos que intentaban marchar en un desfile civico-militar, uniformados

como Cadetes de la Republica y Enfermeras Auxiliares 0 Hijas de la Libertad, en

conmemoraci6n del Dfa de la Abolici6n de la Esclavitud, que se observaba al dia

siguiente, y a cientos de inocentes espectadores que aguardaban en las aceras por elcomienzo de la parada 0 desfile dominical.

EI informe del Comite Civico que presidi6 el Sf. Arthur Garfield Hays,

Presidente de la Uni6n de Libertades Civiles de Estados Unidos, concluy6

determinantemente que ese acto abominable fue planificado y ejecutado por la

Policia de Puerto Rico por ordenes directas y expresas del entonces gobernador de

Puerto Rico, de ingrato recuerdo: Blanton Winship. Los autores intelectuales y

directos de aquel crimen masivo jamas fueron juzgados en los tribunales de

justicia. Mas han sido procesados y condenados por la opini6n publica

absolutamente mayoritaria del Pueblo de Puerto Rico, que, a cincuenta anos plazo,

hoy les vuelve a gritar, masivamente: CULPABLES.La disyuntiva de marchar efectivamente 0 abdicar ante el chantaje fuertemente

armado era una cuesti6n de honor y principios. Era la hora suprema de una decada

crucial en cuya espiral acelerada se jug6 y gan6 la perseveraci6n, la perpetuaci6n

del pueblo puertorriqueiio como ente cultural, nacionalmente distinto.

Como acertadamente sefiala ese cruzado de nuestra libertad como pueblo, don

Juan Mari Bras:

Los nacionalistas puertorriqueiios que desafiaron las ordenes del General

gobernante de la colonia y los que murieron, los que fueron heridos, asi como los que

sufrieron persecucion y atropellos como resultado de aquel suceso, sentaron el

precedente mas elocuente con el que se defienden los derechos de las grandes

mayorias: el de la defensa sacrificial de estos. Esos hechos cuentan mas en la historia,

que todas las constituciones, las leyes y la jurisprudencia de los tribunales. Estos, en

ultima instancia, no son sino el reflejo de aquellos actos heroicos. (Claridad, 20 al 26

de marzo de 1987).

Buena muestra del derecho de reunion y de libre expresion que aquellos

hermanos caidos afirmaron con su sangre, es esta conmemoraci6n de su primer

cincuentenario: hemos marchado pacificamente, como 10habian hecho antes, y se

disponian a repetirlo aquel fatidico 21 de marzo aquellos hermanos caidos,

escoltados por la Policia de Puerto Rico, y no s610 con los reiterados permisos de

rigor, sino, mas atin, con la decidida colaboraci6n y en cornpafiia del Honorable

Alcalde de la Ciudad, el Lcdo. Jose J. Dapena Thompson.

Mas adelante, abunda don Juan Mari Bras, en el diario El Reportero:

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De todo aquel torbellino de luchas se fue gestando un nuevo movimiento, el Partido

Popular Democratico, que dio al traste en 1940 con la hegemonia que tenian los

politicos tradicionales de los entonces partidos historicos. En grandisima medida, el

triunfo parcial, pero a la larga arrollador, del Partido Popular, fue resultado directo de

aquellos acontecimientos de Ponce y su secuela de actos positivos y negativos.

El pais quiso castigar a los complices del winshipato, atin cuando Blanton Winship

habia sido destituido por el presidente F.D. Roosevelt antes de las elecciones de 1940.

Miles de liberales, republican os y socialistas abandonaron sus partidos respectivos y le

dieron su endoso al Partido Popular. Lo mismo hicieron, desde el otro espectro,

nacionalistas y comunistas, que vieron en la oleada popular un nuevo instrumento de

masas para impulsar las luchas por nuestra independencia nacional y por la justicia

social.

Este tragico Domingo de Ramos es parte imborrable, insoslayable, de la historia

de todos los puertorriquefios, no importa su afiliaci6n politico-partidista 0 sus

preferencias para la soluci6n de nuestro status politico. Un hecho tan despreciable,

de tal cruel dad y truculencia jamas debe repetirse en la historia de Puerto Rico.

La orden del ponceiio Tomas LOpez de Victoria, Comandante de los Cadetes de

la Republica, reverberara por siempre en esa intersecci6n de las calles Marina y

Aurora de Ponce, y se proyectara a todo 10 largo y ancho de nuestra geografia

nacional como un desafio perenne, y un aviso continuo, contra la imposici6n

arbitraria y todo despotismo. [Gloria a las victimas y rnartires de esa Masacre que,

frente a las armas, salvaron nuestra dignidad y nuestro decoro, y perpetuaron el

derecho de este pueblo a sus simbolos y a su legftima aspiraci6n a ser duefio de su

destino! [Loor a los caidos en aras de un ideal tan noble como la Independencia dePuerto Rico!

En su homenaje, a medio siglo de distancia, repitan todos conmigo la consigna

que grab6 con tinta-sangre de heroes y martires, mas que en la pared del Convento

de las Hermanas Josefinas, en la consciencia misma de este pueblo:

jVIVA LA REPUBLICA! jABAJO LOS ASESINOS!