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Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 1 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html La “Marca Canarias” en Europa. La Ultraperiferia como distintivo de una exitosa estrategia política de comunicación Jorge Tuñón, Universidad Carlos III de Madrid – [email protected] María José Marzá, Instituto de Turismo de España [email protected] Resumen: La Unión Europea (UE) es una organización supranacional compuesta por estados y regiones. Tanto los unos como las otras vienen impulsando desde hace más de dos décadas sus respectivas “Marcas Territorio”, al objeto de diferenciarse del resto y poder optar a una mayor cantidad de fondos europeos. En el actual contexto de globalización y crisis económica, las regiones europeas vienen perfeccionando y refinando las estrategias de comunicación de sus marcas propias, resaltando cuantas características y peculiaridades les puedan, no sólo diferenciar de sus competidores, sino también hacerlas acreedoras de un tratamiento preferencial por parte de las instituciones europeas. Dentro de este contexto, Canarias viene desarrollando una exitosa estrategia de “Marca Territorio”, al haber conseguido cristalizar (junto a cuatro regiones francesas y dos portuguesas) su particular estatus de “Ultraperiferia”, desde el artículo 299.2 del Tratado de Ámsterdam. Un estatus fundamentado en características específicas, esto es, los déficits socioeconómicos, la lejanía geográfica y política, la fragmentación o la debilidad económica de sus vecinos geográficos. Tan exitosa ha sido la estrategia derivada de la “marca Canarias”, que los índices económicos del archipiélago se acercan a los de la media de la UE. Sin embargo, tanto la crisis económica, que supone la contracción del presupuesto europeo, como la entrada en la UE de regiones más pobres durante la pasada década, ponen en riesgo la continuidad del éxito de una estrategia de comunicación territorial ligada exclusivamente al concepto de Ultraperiferia. En consecuencia, esta investigación se centra en analizar el éxito experimentado hasta la fecha, así como en apuntar las posibles fórmulas de renovación de la estrategia de “Marca Canarias” ante la UE, al objeto de poder mantener el trato diferenciado recibido y apostar por el desarrollo de la denominada “Nueva Diplomacia Pública” por parte de la región. Palabras clave: Comunicación Política, “Marca Canarias”, “Marca País”, “Marca Territorio”, Nueva Diplomacia Pública, Ultraperiferia, UE.

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La “Marca Canarias” en Europa.

La Ultraperiferia como distintivo de una exitosa estrategia política de comunicación

Jorge Tuñón, Universidad Carlos III de Madrid – [email protected]

María José Marzá, Instituto de Turismo de España –[email protected]

Resumen: La Unión Europea (UE) es una organización supranacional compuesta por estados y regiones. Tanto los unos como las otras vienen impulsando desde hace más de dos décadas sus respectivas “Marcas Territorio”, al objeto de diferenciarse del resto y poder optar a una mayor cantidad de fondos europeos. En el actual contexto de globalización y crisis económica, las regiones europeas vienen perfeccionando y refinando las estrategias de comunicación de sus marcas propias, resaltando cuantas características y peculiaridades les puedan, no sólo diferenciar de sus competidores, sino también hacerlas acreedoras de un tratamiento preferencial por parte de las instituciones europeas.

Dentro de este contexto, Canarias viene desarrollando una exitosa estrategia de “Marca Territorio”, al haber conseguido cristalizar (junto a cuatro regiones francesas y dos portuguesas) su particular estatus de “Ultraperiferia”, desde el artículo 299.2 del Tratado de Ámsterdam. Un estatus fundamentado en características específicas, esto es, los déficits socioeconómicos, la lejanía geográfica y política, la fragmentación o la debilidad económica de sus vecinos geográficos.

Tan exitosa ha sido la estrategia derivada de la “marca Canarias”, que los índices económicos del archipiélago se acercan a los de la media de la UE. Sin embargo, tanto la crisis económica, que supone la contracción del presupuesto europeo, como la entrada en la UE de regiones más pobres durante la pasada década, ponen en riesgo la continuidad del éxito de una estrategia de comunicación territorial ligada exclusivamente al concepto de Ultraperiferia. En consecuencia, esta investigación se centra en analizar el éxito experimentado hasta la fecha, así como en apuntar las posibles fórmulas de renovación de la estrategia de “Marca Canarias” ante la UE, al objeto de poder mantener el trato diferenciado recibido y apostar por el desarrollo de la denominada “Nueva Diplomacia Pública” por parte de la región.

Palabras clave: Comunicación Política, “Marca Canarias”, “Marca País”, “Marca Territorio”, Nueva Diplomacia Pública, Ultraperiferia, UE.

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1. Introducción

Situado en mitad del Océano Atlántico, en la ultraperiferia europea y española, el Archipiélago Canario dista 115 kilómetros de la costa africana y 1050 kilómetros de la Península Ibérica. Junto a los archipiélagos de las Azores, Madeira, Islas Salvajes (Portugal), y Cabo Verde conforma la región biogeográfica denominada Macaronesia. Canarias está formada por siete islas principales (de Este a Oeste: Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife, La Gomera, La Palma y El Hierro), más seis islotes (Alegranza, Montaña Clara, La Graciosa, Roque del Este, Roque del Oeste, y Lobos); que se agrupan administrativamente en dos provincias (Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas) y 87 municipios.

Canarias goza de una posición geográfica privilegiada. Frente a las costas africanas, a un millar de kilómetros de las europeas, y más cerca del continente americano que ningún otro punto de la Europa continental, el archipiélago se presenta como una indispensable plataforma de relaciones y unión tricontinental. Ésta no es sino una versión modernizada del antiguo discurso de indubitada ruta intercontinental, motivo por el cual desde antiguo suscitó el interés de varios Estados por conquistarlo. Su carácter ultraperiférico, la diferencia del resto de regiones españolas y de la mayoría de las europeas. De hecho, el archipiélago se encuentra a más de 1.800 kilómetros de Madrid y a casi 3.000 de Bruselas y, después de las regiones ultraperiféricas francesas, es -tras las Azores- la segunda región más alejada del continente europeo (su principal mercado de consumo y abastecimiento) de las 14 regiones insulares europeas.

No en vano, se trata de la Comunidad Autónoma española que goza de un mayor número de singularidades, pero también una de las regiones europeas a las que la legislación comunitaria más especificidades reconoce. Resulta inviable acercarse a la realidad canaria sin atender a la influencia decisiva que ejercita sobre la misma el condicionante, reconocido por la misma UE desde 1997, de la Ultraperiferia. Es por ello que desde antiguo, y por supuesto mucho antes de la entrada de España en la Unión Europea (UE) en 1986, Canarias ha demostrado actitudes y ha recibido tratamientos diferenciados de los obtenidos por el resto de Comunidades Autónomas (CC.AA). Su ubicación geográfica le ha permitido relaciones e intercambios comerciales con países sudamericanos y con otros estados europeos, como Holanda, Alemania, o las Islas Británicas, de los que no ha gozado ninguna otra autonomía española. Ese mismo factor ha justificado, a lo largo de su historia, el mantenimiento de un régimen fiscal y aduanero más flexible y benévolo, adaptado a la realidad regional. En definitiva, un tratamiento específico, amparado en una realidad también especial, que incluso tuvo su reconocimiento durante la dictadura franquista, ya que los temas canarios no se sustanciaban con los ministros del ramo, sino directamente desde la Presidencia del Gobierno (Suay, CAN-14). Aunque en la actualidad los índices socioeconómicos de la región han logrado prácticamente converger con la media española y, por tanto, también con la europea, la Canarias de inicios del siglo XX estaba escasamente desarrollada y presentaba serios y profundos déficits en sectores básicos como la formación y

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la educación con respecto al resto de España. Por aquel entonces, tan sólo era un paso estratégico de rutas marítimas internacionales, en el que sus habitantes apenas subsistían gracias a la pesca y a la agricultura (Carballo, CAN-5). Un siglo después, esa situación se ha visto paliada por dos motivos fundamentales. De una parte, el boom turístico canario de la década de los sesenta y los setenta. Y de otra, la entrada de España en la UE durante la segunda mitad de la década de los ochenta, que provocó el paulatino encaje de Canarias en la política regional europea y su consideración como una de las siete Regiones Ultraperiféricas de la UE a finales de los noventa. Sin duda un grandísimo éxito de la estrategia de comunicación política regional, que durante algo más de tres lustros viene otorgando unos réditos, no sólo inesperados, sino también probablemente improrrogables en un futuro. Efectivamente, la firma en 1997 de un importantísimo acuerdo, que se vería reflejado tanto en un Protocolo como en el artículo 299.2 del posterior Tratado de Ámsterdam, supuso algo insólito hasta aquel momento: el reconocimiento de la condición de ultraperiferia en un texto de Derecho Primario de la UE. A partir de ese tratado, las Azores y Madeira en Portugal; Guadalupe, Martinica, Guyana y Reunión en Francia; y las Islas Canarias en España, cuentan con el reconocimiento común de sus especiales circunstancias: la lejanía, la fragmentación, los entornos económicos subdesarrollados y los climas generalmente adversos. En este sentido, la UE ha desarrollado una serie de medidas tendentes a aliviarlas1.

Como dentro de la UE nada se consigue por casualidad, debemos ubicar este logro capital para Canarias en su propio contexto. Dentro de este modelo, el Estado de las Autonomías ha permitido, tal y como ha venido pregonando la estrategia del Tercer Nivel2, una limitada participación de las entidades sub-estatales españolas en ciertos ámbitos internacionales (en los supuestos en los que no comprometan internacionalmente al Estado español), y del proceso de toma de decisiones de la UE. La posibilidad del desarrollo de una estrategia política y de comunicación de ámbito exterior para las CC.AA basada en la exportación de una concreta “Marca País”, en este caso de una marca de carácter sub-estatal o “Marca Territorio”, tiene la lícita finalidad de mejorar el ejercicio de sus competencias, con lo que el enfoque más adecuado, más allá de los casos puntuales en los que no pueda negarse la posibilidad de supuestos conflictivos, es el de su utilidad instrumental. En el caso canario, el desarrollo de esta estrategia de comunicación amparada en la “Marca Territorio” viene además legitimada legalmente tanto por el marco constitucional como por el estatutario, puesto que ofrecen “diversas vías alternativas para una actuación exterior plenamente legítima, tanto en la vertiente de la acción indirecta o de participación en el ejercicio de la política 1 En este sentido puede profundizarse en CES Canarias 2007b, pp. 1-27. 2 Según la teoría del Tercer Nivel, las autoridades sub-estatales gozan de una creciente importancia en el sistema europeo, pues tienen la posibilidad de desarrollar toda una serie de capacidades y disfrutan de un status reconocido dentro de la arquitectura institucional comunitaria. Concretamente la expresión Tercer Nivel hace referencia a la acción y a la involucración de las unidades sub-estatales dentro del marco de la UE, junto a las instituciones comunitarias (Primer Nivel) de una parte, y a las de los estados-nacionales (Segundo Nivel) (Bolgherini, 2003, p.14).

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exterior del Estado, como en la directa, esto es, la protagonizada por los agentes que integran el sistema institucional autonómico” (Navarro Méndez, 2003, p.270).

La estrategia política y de comunicación de “Marca Territorio” orquestada por los sucesivos Gobiernos de Canarias se ha compuesto del sumatorio de toda una serie de distintas prácticas de acción exterior a escala regional. Desde los viajes oficiales, la cooperación al desarrollo o la firma de acuerdos y partenariados con otras regiones o países europeos o de otros continentes, hasta la participación en distintos foros de asociacionismo y cooperación interregional, o la creciente interacción directa e indirecta de la región con instituciones europeas como el Consejo de Ministros o la Comisión Europea, u órganos de la UE como el Comité de las Regiones. En este último sentido, Canarias no sólo participa como mero destinatario o arena de las políticas europeas en la fase descendente del proceso de toma de decisiones de la UE, sino que también lo hace, como actor, en la fase ascendente del mismo.

Al margen de los instrumentos utilizados, últimamente la “Marca Canarias” viene presentando al archipiélago como una plataforma geoestratégica tricontinental, indispensable punto de conexión y encuentro entre el continente al que pertenece políticamente (Europa), aquél al que pertenece geográficamente (África), y aquél con el que tradicionalmente ha mantenido unas relaciones privilegiadas (América, sobre todo con el sur). Más allá de estas últimas tendencias, lo que resulta indudable es que en Canarias existe una desarrollada sensibilidad europea, que ha sido subrayada por una pertinente estrategia de comunicación política. Y es que la pertenencia de Canarias al ámbito político y cultural europeo ha sido una de las pocas cuestiones que no se han puesto en discusión por los partidos representados en el hemiciclo regional (García Rojas, CAN-7). Y esto quedó demostrado por el hecho de que, a pesar de la tradicional convulsa política regional, en Canarias se obtuvieron los mayores índices de apoyo de todo el país al fracasado proyecto de Constitución Europea en el referéndum celebrado en febrero de 2005. Como reflejo de esta especial sensibilidad, Canarias viene siendo un actor tradicional del proceso de integración europea. Su movilización directa hacia Bruselas, así como sus iniciativas para estrechar lazos con instituciones europeas y autoridades sub-estatales de otros países, son extensas y destacadas y forman parte de una orquestada estrategia de comunicación de la denominada “Marca Canarias”, tal y como ampliamente analizaremos en los subsiguientes apartados del presente trabajo3.

3 Desde la perspectiva metodológica, conviene precisar que más allá de las pertinentes fuentes de carácter secundario (convenientemente explicitadas en el apartado de las Referencias bibliográficas) o aquellas primarias derivadas de la consulta de documentos oficiales (Tratados, Estatutos, Constituciones, Sentencias o publicaciones gubernamentales), para el desarrollo de la investigación hemos utilizado como fuentes primarias de original importancia las declaraciones recogidas en más de una quincena de entrevistas personales en profundidad, semi-estructuradas o abiertas, sostenidas con testimonios institucionales privilegiados, pertenecientes tanto a organismos regionales como europeos. A escala regional, fueron requeridos los responsables administrativos, asesores, los encargados de las oficinas de representación en Bruselas, miembros de asociaciones regionales, reputados académicos, periodistas y políticos especializados en la temática europea. Además, nos servimos de los

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2. Estrategias de Comunicación del Territorio: De l a “Marca País” y la “Marca Territorio” a la “Nueva Diplomacia Pública”

Las diferentes estrategias políticas identificadas como “Marca País” constituyen un instrumento reciente, pero de capital importancia en el marco del diseño de las políticas internacionales de los estados-nación con motivo de la trascendencia que los medios de comunicación de masas y la opinión pública mundial han adquirido durante los últimos tiempos. La utilización de una estrategia de comunicación de difusión territorial como la “Marca País” supone la proyección de las características típicas de la identidad nacional como instrumento para modificar y mejorar la percepción de la imagen de un determinado país en el marco de los medios de comunicación de masas y la opinión públicas de terceros países. Se trata, por tanto, de una fórmula que busca, dentro de un mundo globalizado, aumentar la fiabilidad y el prestigio a escala exterior de un Estado con la pretensión de afianzar una posición internacional que le proporcione unos indudables réditos a escala económica.

Pero la necesidad territorial de proyectar internacionalmente una marca que diferencie ciertas peculiaridades sociales, políticas, antropológicas o culturales, no es una inquietud exclusiva de los denominados Estados-nación, sino compartida con otras entidades territoriales. Dichas unidades territoriales, que como consecuencia de la pertenencia tanto a un mundo como a un mercado globales, consideran pertinente y eficaz la proyección de las características particulares e inherentes que les son propias, las diferencian y las distinguen de otros territorios, pueden quedar bien por encima del Estado-nación o bien por debajo del mismo. Las entidades supra-estatales (como la UE), y las entidades sub-estatales (como la CC.AA española de Canarias) vienen considerando la distinción y la diferenciación como elementos estratégicos a proyectar internacionalmente de cara a obtener un mejor posicionamiento estratégico de sus territorios. Por todo lo anterior, la presente investigación utilizará de manera indistinta conceptos como “Marca Territorio”, “Marca País” o “Marca Región”/”Marca Canarias”, considerándolos como variaciones de las primitivas teorías de “Marca País”, que se adaptan y se diferencian por su aplicación a un espectro territorial determinado coincidente o no con el del Estado-nación.

En definitiva -y como consecuencia de los avances de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC)- el know-how y la transmisión del conocimiento constituyen una herramienta, que, en un modelo de producción como el actual en el que el valor agregado de los productos está marcado precisamente por la trascendencia de ese conocimiento, no sólo es utilizada por las organizaciones internacionales, los Estados-nación o las entidades sub-estatales (regiones), sino también por una pléyade de actores públicos y testimonios personales de algunos de los componentes de los equipos de trabajo de los presidentes regionales, que bien se ocupaban de las relaciones con Europa, bien habían detentado posiciones clave en la estructura regional, y consecuentemente, podían aportarnos útiles cifras e informaciones; así como, en algún caso, de las de los propios ex presidentes regionales. Al final del texto, podrán encontrarse detalladas las referencias de todas las mencionadas conversaciones, de una duración de entre una hora y hora y media cada una.

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privados que conforman el sistema internacional. Nos estamos refiriendo al concepto del denominado poder blando o “soft power” (Nye, 2004), que sostiene la trascendencia de lo simbólico, lo relacional o lo intangible por encima de los meros recursos económicos y militares utilizados por los territorios para inducir a terceros a modificar sus posiciones iniciales (poder duro), alterando aquellas por asunción y convencimiento pero sin resistencia. En tanto en cuanto las bondades del poder blando sobre el poder duro radican en que la atracción es más efectiva y más económica que la coerción, el desarrollo de estrategias de poder blando en la sociedad de la información o “sociedad informacional” como sostiene Castells (2000: 51), estimula la competitividad de un determinado territorio, ya que le otorga “acceso a las corrientes de información y comunicación, mayor influencia en el proceso de elaboración del conocimiento y credibilidad en la conducción de asuntos domésticos e internacionales” (Iglesias y Molina, 2008: 110).

Llegados a este punto, conviene introducir conceptos como el de la denominada Nueva Diplomacia Pública, que -como superación de la tradicional diplomacia- se dirige no sólo a los gobiernos (ya sean estatales, supra-estatales o sub-estatales), sino también a las sociedades civiles de todos esos territorios (Iglesias, CAN-10). Esta “Nueva Diplomacia Pública” es la amalgama de todas aquellas estrategias de comunicación dirigidas al exterior al objeto de promocionar la percepción de la imagen de la opinión pública internacional en torno a un territorio determinado. Para su eficacia, los territorios se sirven de todas las herramientas de comunicación que encuentran a su alcance, al objeto precisamente de diseñar una diplomacia pública que potencie las capacidades del discurso persuasivo, utilizando en esta tarea los recursos tecnológicos adecuados. Coincidimos por tanto con Iglesias y Molina (2008: 110-111), en que la estrategia de “Marca País” (estrategias de “Marca Territorio” en nuestro caso) “constituye un instrumento al servicio de la diplomacia pública y del desarrollo nacional en el marco de las relaciones económicas y políticas internacionales”.

Tanto la evolución mediática como la globalización han provocado que el territorio sea consciente de la trascendencia de su imagen, su reputación y en definitiva de su marca, en una concienciación que evidentemente supone una reformulación de los paradigmas políticos (Van Ham, 2001: 2-6). En ese nuevo contexto, la “Marca País” o “Marca Territorio” supone la utilización de las características singulares de la identidad nacional de un determinado territorio al objeto de modelar la proyección de su imagen y, como consecuencia, la percepción del mismo por parte de la sociedad civil, los medios de comunicación y la opinión pública extranjera, obteniendo de esta forma un incremento de la consideración internacional del territorio, mejorando así tanto su competitividad en términos económicos como su posicionamiento a escala política.

En términos de estrategias comunicativas y de flujos de información, la estrategia de la “Marca Territorio” tiene dos ventajas sustanciales: a) De una parte, supone un impacto positivo sobre la imagen del territorio y sobre la percepción que se tiene del mismo en el exterior. De esta manera, supone un “filtro o tamiz que condiciona los flujos de información y las tareas de análisis

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que se hacen sobre él”, compensando de esta manera “las carencias en materia de visibilidad informativa, presencia en los circuitos de interpretación y estudio globales y difusión mediática, mejorando su posición (…) en el sistema internacional” (Iglesias y Molina, 2008: 111); y b) De otra parte, supone una solución para mitigar los efectos de la sobreexposición mediática, en tanto en cuanto la reiterada presencia en los medios de comunicación a escala global, por mucho que acaezca predominantemente desde una óptica favorable, puede producir hastío de la opinión pública extranjera y, por tanto, consecuencias contraproducentes para el territorio. Precisamente, este es el riesgo que la presente investigación sostiene que Canarias puede llegar a padecer si no renueva su estrategia de “Marca Territorio” exclusiva y reiteradamente fundamentada en carácter ultraperiférico.

3.¿Por qué Canarias es diferente? La identidad naci onal, la cultura y el hecho diferencial del archipiélago.

Tal y como se ha venido subrayando, Canarias goza de una serie de especificidades particulares que no comparte cono ninguna otra CC.AA española y que sólo son -en parte- asimilables a las de un muy reducido grupo de regiones políticamente europeas, pero también bastante alejadas del Viejo Continente. Estas particularidades constituyen el anclaje perfecto en el que se ha venido sustentando y en el que, con su debida evolución, se deberá también fundamentar en un futuro la -hasta la fecha exitosa- estrategia de “Marca Territorio” regional o “Marca Canarias”.

La definición de Canarias como nacionalidad fue relativamente tardía en tanto en cuanto no se plasmó en el Estatuto de Autonomía de Canarias hasta la reforma del mismo en 1996. Más allá del reconocimiento estatutario y constitucional de la nacionalidad regional, existe un problema en cuanto a la identidad canaria en referencia a la dicotomía entre el insularismo y la propia nacionalidad4. Y es que actualmente existen grandes cleavages o fracturas sociales y políticas de contenido insular y fundamental importancia. Como se advierte en el artículo 57 del Estatuto Canario, el problema reside en conjugar la unidad canaria con la necesidad de respetar la personalidad, las aspiraciones y los intereses de cada isla con el equilibrio interno y de la efectiva solidaridad interinsular. Por ello, a la hora de definir la personalidad social y política de Canarias, y con independencia de que la consideremos una nación, una nacionalidad o una región, tenemos el problema -en relación a sus señas sociales y políticas de identidad- de que ”Canarias muchas veces es concebida como un mero agregado de islas y no como un conjunto que trasciende ese mero agregado” (Hernández Bravo de Laguna, 1999, p.15). De hecho, tal y como apunta la académica tinerfeña Teresa González de la Fé (CAN-8), la población del Archipiélago se siente canaria a través de su propia isla como consecuencia de no haber existido una experiencia suficientemente consolidada de gobierno regional. A su juicio, la identidad canaria no puede 4 En este sentido coinciden tanto el antiguo presidente del Parlamento de Canarias Juan Hernández Bravo de Laguna (1999, pp.15-16); como la catedrática de Sociología de la Universidad de La Laguna (Tenerife) Teresa González de la Fé (CAN-8).

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sustanciarse en el reparto de cuotas de poder y en la obtención de recursos provenientes tanto de Bruselas como de Madrid, por lo que resulta imposible hablar de una identidad canaria enfrentada a la española.

Aun así, en Canarias el componente nacionalista se vertebra a través de dos tipos de sectores: los tradicionales, muy minoritarios y poco activos políticamente, de una parte; y los políticos, de otra: a) Entre los primeros podemos advertir: el independentismo indígena, que postula la creación de la “Nación Guanche” y se refiere en términos coloniales a Madrid como la metrópoli -cuya figura más destacada fue Antonio Cubillo- pero cuyas reivindicaciones carecen actualmente de representación política; y el Nacionalismo Sudameriacanista, representado por el Partido Nacionalista Canario y el Frente Secundino Delgado (hoy integrados en Coalición Canaria), de tradición sudamericana y muy ligados a Venezuela (con motivo de los históricos flujos migratorios canarios hacia ese país) y que sólo tiene trascendencia en las islas occidentales de La Palma y Tenerife; y b) Entre los segundos, aquellos que actualmente tienen actividad política en el ámbito archipelágico, podemos referirnos a Coalición Canaria (CC), y en menor medida a Nueva Canarias (NC). CC es una coalición de partidos surgida antes de las elecciones generales de 1993, en las que los partidos de ámbito canario pretendían conseguir una minoría canaria en las Cortes Generales. Aunque en un principio se compuso también por partidos insularistas, hoy dirigen la coalición los partidos que aunque pregonan una configuración regional, se encuentran circunscritos a las islas mayores de archipiélago, con clara preponderancia de la Agrupación Tinerfeña Insular (ATI), sobre Iniciativa Canaria (ICAN), mayoritaria en Gran Canaria. El nacionalismo de CC puede ser calificado como light y pragmático, y se identifica más con un regionalismo reivindicativo que busca equiparar las condiciones de bienestar de la ciudadanía canaria con la española y la europea, en base al reconocimiento y la explotación de sus circunstancias de lejanía e insularidad (Acosta, 2005, pp.232-245). Por su parte, Nueva Canarias constituye una posterior (fundada en noviembre de 2005) escisión de CC por la izquierda ideológica, y geográficamente por Gran Canaria, debido tanto a la mayor facilidad de CC para suscribir acuerdos a distintos niveles de gobierno con el PP que con el PSOE, como a la preponderancia tinerfeña en la Coalición.

Al margen de todas estas vicisitudes políticas, desde el plano cultural resulta innegable que existe una coincidencia de tradiciones, música, folklore, cocina o un resurgir de las celebraciones religioso-patronales, en el conjunto de las islas, algo muy reseñable dentro de un archipiélago en el que el tejido asociativo es muy poco significativo. A pesar de ello, en el caso de Canarias no puede hablarse de la utilización de una lengua propia, sino tan sólo de la de unos determinados modismos (a mayor parte de ellos, que no obstante se refieren a un reducido número de casos, son portuguesismos). A pesar de que algunas fábulas se refieran al guanche como lengua originaria de las poblaciones primitivas de las islas, lo único que se ha demostrado es que aquellas tenían un “un bagaje cultural y lingüístico común bereber, pero no hay constancia de que se hablase ese supuesto idioma común originario denominado guanche” (González de la Fé, CAN-8).

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Más allá del indudable éxito de la estrategia política y de comunicación canaria a escala europea, cristalizado en su reconocimiento como Región Ultraperiférica de la UE, que analizaremos con detenimiento a partir del próximo apartado, a escala nacional; la estrategia de “Marca Territorio” hunde sus raíces en el mismísima Constitución Española de 1978, que dota de una especial protección al “hecho diferencial constitucionalmente relevante” (art. 138.1), de la insularidad canaria. Partiendo precisamente del texto constitucional, se puede comprobar la existencia de un núcleo irreductible que configura la “diferencialidad” canaria:

- La condición insular que es el elemento trascendental sobre el que se articula el ejercicio del derecho de autonomía de dichos territorios (art. 143.1), su particular atención en la garantía y realización efectiva del principio de solidaridad por parte del Estado (art. 138.1), y la constitución de la isla como circunscripción a efectos de la elección de senadores (art. 69.3).

- La plasmación de esa condición insular encuentra su proyección en el panorama jurídico-político a través de la interposición de un escalón intermedio en la organización de las instituciones del Estado, cuya expresión viene dada a través de una Administración propia en forma de Cabildos (artículo 141.4 de la Constitución Española).

- Asimismo, la Disposición Adicional Tercera de la Constitución Española hace constar la existencia de un específico Régimen Económico y Fiscal canario. El especial tratamiento de Canarias en el ámbito fiscal tiene sus primeros antecedentes en el siglo XV. Más adelante, diferentes normativas confirmaban, como consecuencia de las propias peculiaridades del Archipiélago, un régimen jurídico específico con evidentes directrices en el terreno fiscal y económico que se advertían cruciales y determinantes en respuesta a los condicionantes de la realidad canaria (Carballo, 2001, p.69). El singular Régimen Económico Fiscal (REF) canario quedó confirmado constitucionalmente en 1978, desarrollado por el Estatuto de Autonomía de 1982 (artículo 46 preferentemente), la Ley 19/1994, y después modificado por el Real Decreto-Ley 12/2006. Su constitucionalización hace del REF, una institución económica-tributaria diferenciada y exclusiva de Canarias, cuya permanencia está asegurada por el texto constitucional, y que fue aceptado por las instituciones europeas, en relación a la aplicación de excepciones a la aplicación del acervo comunitario en materia fiscal y aduanera, que definieron la integración diferenciada del Archipiélago (Ríos Rull y Expósito, 2007, pp. 223-256) Este modelo permite la existencia en Canarias de impuestos específicos como el Impuesto General Indirecto Canario (IGIC) o el Arbitrio sobre la Producción y la Importación en las Islas Canarias (APIC), que sustituyen a los que existen en el resto del Estado; o de crea dos potentes elementos para su propio desarrollo: la Reserva para Inversiones Canarias (RIC) que supone la utilización de impuestos no pagados para la inversión en empresas canarias; o la Zona Especial Canaria (ZEC), un instrumento para promover el desarrollo económico y social del Archipiélago, así como la diversificación de la estructura productiva, incentivando el desarrollo en sectores dinámicos y de elevada contribución para el proceso de crecimiento (CES Canarias, 2007b, pp.1-27).

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Llegados a este punto conviene preguntarse, si en su momento fue y ahora sigue siendo justificable un REF diferenciado para Canarias. En este sentido, los postulados a propósito de la problemática canaria se sustentan en una serie de factores fundamentales: el hecho geográfico diferencial insular y archipielágico; el reducido tamaño y la escasez de recursos convencionales de las islas, que tienen una directa incidencia en las posibilidades de crecimiento económico; y su emplazamiento ultraperiférico o de lejanía física con respecto a los mercados económicos importantes y los centros de decisión política que les atañen (Carballo, 2007, pp.92-94). La conjunción de todas estas circunstancias es comúnmente aceptada como argumentación tanto para la implantación como para el mantenimiento de un REF para Canarias5.

4.Canarias: Región ultraperiférica europea

La UE está formada por un número de territorios, geográficamente alejados pero cercanos en términos de ejercicio de derechos y obligaciones, y muy importantes en materia de integridad territorial. Se trata de cuatro Departamentos Franceses de Ultramar: Guadalupe, Guayana, Martinica y Reunión, las regiones autónomas portuguesas de Azores y Madeira, y la CC.AA española de las Islas Canarias. A diferencia de los países y territorios de Ultramar, estas regiones forman parte integral de la UE y sus características particulares deben, según el Tratado de Ámsterdam, ser objeto de un tratamiento diferenciado en varios sectores. La insularidad de las Regiones Ultraperiféricas (RUP), su clima tropical, su relieve a menudo volcánico, accidentado y fragmentado, la distancia que las separa del continente y la proximidad con los países terceros menos desarrollados, su densidad de población (a excepción de la Guyana) relativamente elevada junto a un volumen demográfico, económico y territorial reducido en comparación con el conjunto de Europa, su dificultad para realizar economías de escala y rentabilizar las grandes inversiones, o su nivel adquisitivo reflejado en un PIB bastante alejado de la media comunitaria; suponen obstáculos evidentes para el desarrollo de las mismas.

Pero, ¿qué es lo que ha hecho la UE para responder a estos condicionantes? Remontándonos a los inicios de la década de los noventa, con la XXVI Declaración del Tratado de la Unión Europea de Maastricht en 1992, la respuesta cristalizaría definitivamente en el artículo 299.2 del Tratado de Ámsterdam, considerado como el fundamento jurídico de la ultraperificidad, y que posteriormente sería refrendada en el fallido proyecto de Constitución Europea de 2004 y en el Tratado de Reforma de Lisboa de 2007. En aras a 5 A pesar de que en Canarias esta percepción es prácticamente uniforme, sin embargo fue posible constatar algún discurso bastante alejado que reniega de estas tesis oficiales. En ese sentido Aguilera Klink (CAN-1) expone que si bien es cierto que la insularidad, la lejanía y la fragmentación generan una serie de costes, éstos no siempre son estructurales sino que algunos de ellos son ocasionales, y que además todos ellos son amortiguados por los beneficios derivados de una situación geográfica, unas condiciones climáticas y un paisaje, que generan unas oportunidades económicas en términos de turismo y agricultura, no aprovechables en otros contextos geográfico continentales no alejados. Para profundizar en este sentido consúltese: (Aguilera Klink, 2006).

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delimitar el concepto de la ultraperificidad, el marco europeo considera una triple dimensión. Dentro del ámbito geográfico la ultraperificidad aparece caracterizada por: la insularidad (salvo la Guayana), la fragmentación archipielágica (Azores, Madeira y Canarias), las dimensiones reducidas y la escasez de recursos, así como la lejanía física de los principales mercados económicos y tecnológicos y la de los centros políticos de decisión que les afectan. En relación al ámbito económico, las RUP tienen graves limitaciones en sus expectativas de desarrollo, derivadas primordialmente de las dificultades de crecimiento de su tejido empresarial por lo reducido de su mercado interno y lo elevado de sus costes de producción, principalmente de las elevadas tasas de desempleo, y de la constatación de unos índices de PIB muy inferiores a la media comunitaria (Carballo, 2007, p.98). Además, las singularidades de las RUP se reflejan en su régimen fiscal, es decir, en la aplicación de medidas económico-fiscales, que sirvan a esas regiones “como las muletas necesarias sobre las que apoyar un desarrollo socioeconómico equiparable al de la UE” (Tavío, CAN-16).

Prueba del éxito de la estrategia de la “marca territorio” del conjunto de las RUP es que la regulación de la Ultraperiferia desde Ámsterdam no aparece como una cuestión contingente o coyuntural, sino que se trata de un estatus que refleja un carácter estructural, estable y permanente, no limitado en el tiempo. Por ello, la normativa europea se orienta a desarrollar medidas especificas para esas regiones en ámbitos tales como: las políticas aduanera y comercial, la política fiscal, las zonas francas, las políticas pesquera y agrícola, las condiciones de abastecimiento de materias primas y de bienes de consumo esenciales, las ayudas públicas y las condiciones de acceso a los fondos estructurales y a los programas horizontales comunitarios (Carballo, 2007, pp.97-98). De este modo, resulta innegable reconocer que estamos hablando de un régimen especial dentro de la UE, y cabe preguntarse por la justificación del mismo. Se trata de la concesión de un estatus especial a determinados territorios de un Estado miembro, con el fin de acoger sus peculiaridades específicas de una parte, y de evitar al mismo tiempo, el perjuicio que supondría para los mismos una integración en la UE, en idénticas condiciones a las del resto de su Estado. Por tanto, los regímenes especiales europeos no sólo son posibles, sino que “surgen del esfuerzo de mutua cooperación y adaptación entre las instituciones comunitarias y los Estados miembros” (Asín Cabrera, 2005, p.6).

Al objeto de que la integración europea de estos territorios no supusiera un handicap añadido a su equiparación socio-económica con la media de las regiones de la UE, antes de la firma del Tratado Constitutivo de las Comunidades Europeas en el caso de Francia y de los de Adhesión de Portugal y España, se negociaron singulares condiciones de integración para estas siete regiones. Unas condiciones que, por lo general, la UE admitió generosamente, y que permitieron la aprobación de regímenes especiales de integración6. Para superar el régimen de transitoriedad que todas estas

6 El tratamiento jurídico diferenciado de las RUP a escala comunitaria es un hecho jurídicamente reconocido desde el Tratado de Ámsterdam, que sin embargo ya había contado

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medidas suponían, las RUP, capitaneadas por la eficiente estrategia política y de comunicación de “Marca Territorio” de Canarias, desarrollaron una muy destacable y extensa estrategia de lobbying y movilización con respecto a las instituciones de la UE. Tras varios años de trabajo, esos esfuerzos cristalizaron con la obtención de la redacción del artículo 299.2 del entonces Tratado de la Comunidad Europea de Ámsterdam7. El reconocido como fundamento jurídico del estatuto de Ultraperiferia: configura el ámbito territorial de aplicación del precepto (Departamentos Franceses de Ultramar, Azores, Madeira y Canarias); justifica el mismo en base a los condicionantes permanentes de “gran lejanía, insularidad, reducida superficie, relieve y clima adversos, y dependencia económica de un reducido número de productos”; y enuncia, de manera abierta, las materias en cuya regulación el Consejo debe prestar atención a los intereses de las RUP. En definitiva, el artículo “está constituido por la exigencia de una justificación objetiva en las medidas particulares que se adoptan” (Ríos Rull y Expósito, 2007, p.230), ya que la justificación “es un presupuesto de legitimidad” (Villar, 2001) de este tipo de medidas.

Hoy en día, el debate acerca de las RUP se centra en la hipotética necesidad de un Estatuto fundamental o permanente en el seno de la UE. De una parte, su reconocimiento jurídico, su posible constitucionalización, y su hipotético blindaje a futuras modificaciones, son esgrimidos por los más firmes defensores de las RUP. De otra, ya en el proyecto de Constitución Europea se había dejado de hablar de un Estatuto Permanente, para hacerlo de una “vocación de permanencia”. Y es que, en cualquier caso el tema de la ultraperificidad no es una cuestión que pueda cerrarse en un sentido concreto, sino que a su reconocimiento en los Tratados, se le debe añadir en cada momento su pertinente desarrollo legislativo, que variará según las circunstancias y necesidades de las RUP, pero también de la propia UE en cada momento. No en vano, en el contexto actual de profunda crisis económica y financiera acompañada por instrucciones de austeridad desde Berlín, inmediatamente posterior a la entrada en la UE entre 2004 y 2007, de doce nuevos estados miembros, por lo general con unos índices de riqueza muy inferiores a la media de la media europea; no resulta justificable asegurar de por vida, la subsidiación de una región como Canarias que ya muy cerca de converger con el PIB medio de la UE.

De ahí que más allá de lo plausible y lo fructífero de la estrategia comunicativa de la “Marca Territorio” dentro del marco de la Ultraperiferia, Canarias debe esforzarse no sólo por seguir liderando, sino también por dar continuidad, adaptarse a los nuevos tiempos y reformular esa estrategia política de

con algunos antecedentes reseñables. De una parte, las específicas condiciones de integración de las RUP, y de otra los Programas de Opciones Específicas por la Lejanía y la Insularidad (POSEI), en sus versiones individualizadas POSEIDOM (territorios franceses), POSEIMA (Azores y Madeira), y POSEICAN (Canarias). 7 “Hubo muchas personas que trabajaron conjuntamente para la obtención del status jurídico de las RUP. En un principio sólo pedíamos un artículo, y más tarde también el protocolo. Aquella larga noche de negociaciones del 17 de junio de 1997 tuvimos la suerte de que saliese todo: artículo y protocolo”, explicaba en relación a los esfuerzos políticos y de comunicación realizados por Canarias, Francisco Aznar (CAN-4).

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comunicación convirtiéndola en una verdadera “Nueva Diplomacia Pública”, al objeto de que pueda seguir dando tan buenos frutos como antaño, ya que en los tiempos que corren, la inestabilidad obliga a la previsión y a no dar nada por descontado.

5.Extensión de la actividad exterior: particular me nción a la visibilidad de Canarias en Europa

La actividad exterior canaria se ha desarrollado, sobre todo, durante el último cuarto de siglo como una forma de para-diplomacia comparable a la de otras de las entidades sub-estatales europeas con mayores y más extensos intereses en el seno de la UE. La promoción exterior canaria y el establecimiento de contactos, acuerdos bilaterales o multilaterales de utilidad para los intereses regionales han propiciado una expansión de su actividad exterior, principalmente centrada en la UE, sin olvidar, de otra parte, sus fluidas relaciones con algunos países de América del Sur, tradicionalmente receptores de emigrantes canarios. Aún reconociendo la existencia de numerosas actividades de naturaleza informal (menos visibles y compilables), desarrolladas en el extranjero, queremos constatar brevemente aquellas que la región ha institucionalizado para dirigir su estrategia de comunicación política y actividad exterior, fundamentada en el desarrollo de la “Marca Canarias”. Muy centradas en arbitrar sus relaciones europeas, las más eficaces son las que siguen:

A. Relaciones con las instituciones de la UE: Canarias ha venido sosteniendo una aproximación múltiple a través de un acercamiento más o menos directo sobre cada uno de los órganos e instituciones europeas. En ese sentido y en relación al Comité de las Regiones (CDR), único órgano de la UE al que las regiones tienen directamente reconocida su participación, Canarias viene acudiendo a través de su miembro suplente con rango de ministro regional8, si bien el Presidente de la CC.AA, como representante titular, puede aparecer en algunas ocasiones de elevada significación política. Al influir enormemente la sensibilidad y el interés personal por las cuestiones europeas, algún presidente canario, como el fallecido Adán Martín (2003-2007), frecuentó más este foro que otros. Canarias tampoco ha descuidado su participación en la Eurocámara ha través de dos Europarlamentarios de largo recorrido, como el académico socialista Manuel Medina o el antiguo presidente de Canarias, Fernando Fernández. Asimismo, el entonces presidente canario, Román Rodríguez, tuvo una notable intervención en los trabajos de la Convención Europea desarrollados en la Eurocámara de Bruselas durante el año 2002. Además se han podido constatar desde mitad de la década de los noventa frecuentes intervenciones canarias para la modelación de la legislación acerca de las RUP en las conclusiones de las presidencias de distintos Consejos Europeos, y de otra parte, entrevistas y encuentros al máximo nivel (Presidente,

8 Se vino ocupando de esta representación el Viceconsejero de Acción Exterior y Relaciones Institucionales (Francisco Aznar Vallejo entre 1995 y 2003), hasta que al inicio de la sexta legislatura se elevó este cargo al de Comisionado de Acción Exterior, puesto equiparable en la práctica aunque no oficialmente al de Consejero o Ministro Regional.

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Vicepresidentes y algunos Comisarios) con la Comisión Europea, sostenidos por los sucesivos presidentes canarios9, todo ello bajo el prisma de comunicar y dar visibilidad ante las autoridades europeas una diseñada y definida estrategia de “Marca País”, en este caso de “Marca Canarias”. Precisamente para desarrollar esta mencionada estrategia política y de comunicación, Canarias se ha venido sirviendo de diferentes resortes que han facilitado y mantenido la fluidez de sus relaciones con las instituciones europeas:

- El comisionado de Acción Exterior, que sin cargo oficial de ministro o consejero regional, debe actuar en la práctica como tal. Adscrito a la Presidencia del Gobierno regional, y por tanto bajo supervisión directa del Presidente autonómico, coordina la acción que la CC.AA proyecta fuera del territorio español y apoya a la Presidencia en la representación institucional de Canarias.

- La Dirección General de Asuntos Económicos con la UE, dentro de la Viceconsejería de Economía y Asuntos Económicos con la UE, dependiente de la Consejería de Economía desde 1999.

- La oficina de representación del Gobierno de Canarias en Bruselas, que se estableció en la capital Europea hace ya un cuarto de siglo y que cuenta entre sus funciones más relevantes para proyectar y difundir la “Marca Canarias”: el seguimiento, el análisis y la información sobre las políticas sectoriales europeas; el seguimiento de los proyectos canarios ante las instituciones comunitarias; así como la organización, el apoyo, la colaboración y la asistencia al Gobierno de Canarias, otras instituciones públicas e incluso al sector privado regional.

- La Comisión de Asuntos Europeos y Acción Exterior del Parlamento de Canarias es una de las 16 comisiones de trabajo en las que se divide la cámara regional.

B. Formación de redes europeas, asociaciones interregionales, y acuerdos regionales bilaterales de cooperación: Canarias pertenece a diversas asociaciones y redes europeas, en el marco de las cuales ha tenido la oportunidad de promover su propia “Marca Territorio” adaptándola y moldeándola tanto a las características como a la composición de cada una de aquellas organizaciones de las que viene formando parte. El fenómeno del asociacionismo interregional ha constituido en los últimos años un decidido marco de actuación para la CC.AA canaria que se ha integrado, entre otros, en diversos foros de cooperación interregional como la Asamblea de Regiones Europeas (ARE)10, el Congreso de Poderes Locales y Regionales de Europa (CPLRE), la Conferencia de Regiones Periféricas y Marítimas de Europa (CRPM)11, el Grupo de Regiones Legislativas (REG-LEG), o la Conferencia de

9 Entre las entrevistas sostenidas entre los presidentes de la CE y los de Canarias podemos citar desde 1995: las de Manuel Hermoso con Jacques Santer (18 de marzo de 1996 y 20 de enero de 1998, ambas en Bruselas); la de Román Rodríguez con Romano Prodi (1 de octubre de 2002, Bruselas); o la de Adán Martín con Durao Barroso (1 de octubre de 2002, Bruselas). 10 Actualmente, como sucede con otras CC.AA, ha dejado de formar parte de la misma. 11 Organización de la que se llegó a celebrar una Asamblea General entre el 23 y el 25 de octubre de 1996, en el Puerto de la Cruz (Tenerife).

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Asambleas Legislativas de las Regiones Europeas (CALRE), que agrupa a los diferentes parlamentos de las 74 REG-LEG. Sin embargo, Canarias ha dedicado sus mayores esfuerzos y ha obtenido también sus mayores beneficios de su participación e indiscutible liderazgo de la Conferencia de Presidentes de Regiones Ultraperiféricas de la Unión Europea. Además, Canarias tampoco ha obviado la posibilidad de suscribir diferentes tipos de acuerdos de colaboración de carácter bilateral con diferentes entes extranjeros de una parte, o desarrollar diferentes acuerdos multilaterales de cooperación interregional auspiciados generalmente por los programas derivados de la Política de Cohesión de la UE.

-C. Establecimiento de delegaciones en el extranjero, visitas y actividades de promoción comercial y cultural, y la cooperación al desarrollo: Componen el resto de actividades que definen la extensión de la actividad exterior de la región. De una parte, desde antiguo Canarias comprendió la necesidad de paliar su déficit de lejanía respecto a los centros de decisión de los que ha venido dependiendo diseminando y promocionando su “Marca Territorio”. Por ello, se ha preocupado de abrir oficinas de representación tanto en la capital del Estado español, Madrid, o en Bruselas, capital europea. Además, Canarias ha aderezado esta presencia institucional en el extranjero con: periódicas visitas fuera de las fronteras españolas; el desarrollo de medidas de asistencia y protección tanto a los emigrantes canarios en el extranjero, como a sus descendientes, y a las comunidades canarias establecidas en el exterior; la actividad promocional derivada de la indirecta promoción de Canarias en el exterior efectuada por dos empresas públicas participadas por el Gobierno de Canarias y dependientes de los departamentos competentes en materia de comercio (Proexca) y turismo (Saturno); la promoción turística directa efectuada por los Cabildos insulares; o por último, la cooperación al desarrollo basada, bien en la financiación de diferentes ONGs, bien en la realización directa por parte del personal autonómico de actividades en países en vías de desarrollo (CES Canarias, 2007a).

Más allá de todas estas acciones específicas de desarrollo, promoción y expansión de la “Marca Canarias” a escala europea, desde el plano de la denominada estrategia de “Alta Política”, para abordar la cuestión de la visibilidad política canaria en Europa debemos retrotraernos al hecho de que desde 1983, hasta siete personajes diferentes se han sucedido como Presidentes regionales canarios, si bien ninguno de ellos será recordado por su empeño en las dinámicas europeístas como en su día sucedió con Jordi Pujol en Cataluña. Pero ello no indica ni mucho menos que Canarias no haya trabajado durante el último cuarto de siglo la esfera europea e internacional. De hecho, es una de las regiones europeas que más destaca por su extensa actuación europea en aras a la proyección de la propia marca, en la mayor parte de las ocasiones en relación a su singularidad y especificidad determinadas por su estructural condicionante de la Ultraperiferia. Canarias ha demostrado tanto una eficaz y trabajada estrategia política y de comunicación a escala europea de primer nivel como una extraordinaria habilidad para alejarse del foco político y mediático en los momentos que más le ha convenido. Aunque nunca ha sido la primera en reivindicar cuestiones

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generales, tampoco ha dejado de demandar menos que las que más. Canarias aparece en negociaciones de alto nivel y forma parte de asociaciones regionales europeas generalistas, pero lo hace desde un segundo plano y una posición muy medida. Al mismo tiempo, ha sabido que debía dedicar sus recursos y esfuerzos a la defensa de sus reivindicaciones específicas, las derivadas de la ultraperificidad, compartidas con un número muy limitado de regiones, y a las que debe la mayor parte del éxito de su dimensión europea.

Aunque entre los políticos que han regido los designios de Canarias durante las dos últimas décadas ha faltado la continuidad, tanto personal como en la vocación e integración europeas, tal circunstancia no ha impedido la existencia también de una cierta visibilidad política al máximo nivel de Canarias en Bruselas. En ese sentido, el presidente Manuel Hermoso fue vicepresidente de la todopoderosa CRPM en cuanto a su presidencia de la Comisión Islas de ese foro; su sucesor Román Rodríguez participó en los trabajos de la Convención Europea; y el sucesor del mismo, Adán Martín (muy interesado por la temática europea), frecuentó durante su mandato la capital europea para representar a Canarias en el CDR, con una frecuencia inusual en comparación a la exhibida tradicionalmente por los presidentes de las CC.AA. españolas (Hernández Ferreiro, CAN-9).

Al margen de todas estas fórmulas que amplían, desarrollan y completan el ámbito de actuación de la estrategia de la “Marca Canarias”, “el ámbito esencial estratégico de Canarias es el de las RUP, siendo este foro en el que se concentran todos los esfuerzos, lo que condiciona una participación de mucha menor importancia en el resto” (Rivero, CAN-15). Es por ello, que la visibilidad canaria a escala europea para el desarrollo y la comunicación de su propia “Marca Territorio” se ha manifestado mayormente en este tipo de foros de las Conferencias de Presidentes de las RUP, en las que podía liderar, en varias ocasiones desde la presidencia, una serie de reivindicaciones totalmente singulares que no podrían haber sido defendidas ni compartidas desde otros foros más extensos. Es por ello que la estrategia política y de comunicación canaria ha previsto un desarrollo a diferentes intensidades: estrategia de visibilidad moderada, sólo acentuada cuando de reivindicaciones muy específicas se trata, con objeto de evitar suscitar recelos y suspicacias en otras regiones europeas por la obtención político-mediática de una atención que a escala jurídico-política sí que han despertado de la UE. Esa estrategia les ha llevado, tanto en el plano europeo como en el nacional, a negociar todas las cuestiones generales en común con las demás regiones europeas o españolas, y las específicas de manera prácticamente individualizada, y dejando meridianamente clara la posición regional derivada de la “Marca Territorio” o “Marca Canarias”, a través de numerosos contactos particulares con las instituciones europeas, o por medio de una comisión Canarias-Estado en el caso español, obteniendo así unos muy importantes réditos añadidos, que sólo comparte, en cierta medida, con el resto de regiones RUP.

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6.Análisis de la estrategia de aproximación ultrape riférica de Canarias ante la UE

A pesar de su localización geográfica africana, Canarias siempre ha pretendido exhibirse por medio de una medida estrategia de comunicación de “Marca Territorio” como una región marcadamente europea. Ese notable interés por proyectarse más allá de sus fragmentados límites, le ha llevado a movilizarse tradicionalmente tanto respecto a Madrid como a Bruselas. En relación a la primera a escala estatal, y respecto a la segunda alentada tanto por las enormes capacidades del conjunto de las CC.AA españolas, como por sus propias y específicas singularidades a nivel europeo. Si nos ceñimos a la dimensión europea, Canarias incluso antes de entrar formalmente en la UE en 1986, y precisamente, como consecuencia de la negociación de dicha entrada, ha venido desarrollando, -en cuanto a su condición de entidad sub-estatal europea- , todo un conjunto de actividades e iniciativas para crear contactos directos con las instituciones europeas y con las autoridades sub-estatales de otros países con el fin de proyectar la “Marca Canarias” para promover los intereses propios e influir en las decisiones europeas que le afectan.

Más allá de la trascendente dimensión formal o informal de los mecanismos de interacción con Bruselas, Canarias puede movilizarse respecto a las instituciones europeas: bien directamente y por sí misma, o bien indirectamente a través del propio Estado español. Dentro del primero de los supuestos, Canarias tiene la posibilidad (en determinadas circunstancias y supuestos) de participar directamente en el Consejo de Ministros de la UE, en los comités de la Comisión Europea, a través del establecimiento de la oficina de representación del Gobierno de Canarias en Bruselas, en el Comité de las Regiones, o en diferentes asociaciones interregionales. Asimismo, Canarias también tiene la posibilidad de promocionar su estrategia política y de comunicación de “Marca Territorio de manera indirecta e intermediada a través de los resortes del Estado español.

-1. Con respecto a la participación en el Consejo de Ministros de la UE, Canarias, en cuanto CC.AA española, es una de las regiones europeas que tiene en la práctica, reconocido el derecho de participar directamente en el mismo, tras el desarrollo legal de los Acuerdos de Representación y Participación regional en el Consejo y en sus grupos de trabajo, suscritos el 9 de diciembre de 2004 por la Conferencia de Asuntos Relacionados con la Unión Europea (CARUE). A pesar de esta formalización que comparte con las regiones de sólo unos pocos otros Estados europeos, la presencia en el Consejo no es tan relevante para Canarias como pudiera ser por motivos simbólicos para las entidades sub-estatales con conciencia de nación. Canarias, con motivo de una estrategia derivada de sus especiales singularidades, el Archipiélago está presente en el Consejo media docena de veces al año en el grupo de trabajo sobre Ultraperiferia desde hace una década.

-2. En relación a la participación en los comités de la Comisión Europea (CE), se trata de un mecanismo fuertemente caracterizado, por su elevado grado de institucionalización. En ese sentido, Canarias participa en seis o siete de ellos

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durante cada periodo de programación. Sin embargo, ello no quiere decir que la interacción con la CE no sea una de las máximas prioridades de la estrategia europea de “Marca Territorio” canaria. De hecho, las singularidades regionales permiten al Archipiélago contar con una fórmula particular de contacto dentro de la propia CE, prácticamente formalizada a través de la Unidad RUP dentro de la Dirección General de Regiones. Asimismo, Canarias apuntala su estrategia de “Marca Territorio” respecto a la CE a través de fórmulas enteramente informales: como el lobbying institucional sobre los funcionarios de la CE, al cual se ha constatado que se dedican dos decenas de funcionarios regionales; o bien el lobbying privado ejercitado a través de fuertes intereses empresariales regionales en Bruselas.

-3. La oficina de representación del Gobierno de Canarias en Bruselas, responde al tradicional modelo de representación regional de las CC.AA en Bruselas. Tiene una dimensión media-alta para tratarse de una oficina española: con un director, designado con la confianza del Gobierno regional, ocho funcionarios y tres administrativos permanentes. Con un perfil marcadamente técnico lo que le inhabilita para sostener ningún tipo de negociación política, su mayor handicap es que reproduce algunas de las disfuncionalidades de la Administración regional, estando sus funcionarios doblemente jerarquizados tanto desde sus respectivas Consejerías en el Archipiélago, como por el propio director de la oficina.

-4. Al igual que el resto de CC.AA, Canarias goza de un miembro titular y otro suplente dentro del seno del CDR. La participación en el Comité de las Regiones (CDR) es la fórmula de activación europea regional menos privilegiada dentro de la estrategia de movilización canaria. A pesar de no constituir una prioridad para Canarias, se ha podido advertir que: las inquietudes personales del Presidente de Canarias pueden determinar una muy superior proyección a través del CDR, tal y como sucedió entre 2003 y 2007 con el fallecido Adán Martín, quien a diferencia de sus homólogos sí que apareció por el CDR con alguna frecuencia; que Canarias también tiene una oportunidad privilegiada de participación en este foro a través de la Comisión de Ultraperiferia; y que a pesar de la escasa eficacia directa del mecanismo, Canarias lo entiende como complementario, pero muy útil para obtener contactos y dotar a la “Marca Canarias” de la pertinente visibilidad europea.

-5. La participación de Canarias en el fenómeno del asociacionismo interregional se trata junto a la interacción con la CE, del cauce prioritario para el desarrollo de la estrategia de proyección europea de la “Marca Territorio” de Canarias. En ese sentido, Canarias ha venido utilizando decisivamente una asociación como el Grupo de Regiones Ultraperiféricas, que ha creado, liderado y de la que ha hecho su mayor éxito político al haber conseguido involucrar a los Gobiernos estatales de Francia, Portugal y España, y haber obtenido tanto la consideración como el reconocimiento de las instituciones comunitarias; así como la potente Conferencia de Regiones Periféricas y Marítimas, en la que ocupa una posición de relevancia al encontrarse permanentemente ubicada en la Comisión de Islas, lo que le permite asimismo participar en el bureau político de la organización. Si bien lo hace con un perfil

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mucho más discreto y modesto, Canarias tampoco renuncia a participar en los importantes grupos REG-LEG o CALRE.

-6. Muy en relación con la primera de las fórmulas específicas de implementación de la “Marca Canarias” a escala europea, la estrategia de participación indirecta de Canarias en el proceso decisional europeo a través del Estado español le permite optar entre diferentes modalidades para influir en la conformación de la postura española a defender en el seno de las instituciones europeas. De un parte, la vía multilateral de la participación en el seno de las Conferencias Sectoriales, junto al resto de las CC.AA. De otra parte, a través de vías bilaterales: como la abierta en 2001 y perfectamente formalizada Comisión bilateral Estado-Canarias; la semiestructurada presencia de un encubierto representante para asuntos canarios dentro de la Representación Permanente Española ante la UE (REPER); o los contactos meramente informales y totalmente desestructurados a escala tanto administrativa como política entre el Gobierno central y el de Canarias. Como sucedía en el marco de otras fórmulas, Canarias ha procurado fomentar la utilización de las más eficaces vías bilaterales, y dentro de ellas, en muchas ocasiones ha preferido la discreción que aporta la nula o escasa estructuración de las mismas para proyectar directamente a sus destinatarios los desarrollos de su orquestada y pensada estrategia de “Marca Territorio”.

7.Conclusiones

Del análisis de la proyección de la “Marca Territorio o “Marca Canarias” a escala europea como estrategia política y de comunicación podemos obtener como conclusión general básica de partida, que la región ha demostrado, incluso desde antes de su integración total en la UE, un muy elevado interés en participar e influir en las cuestiones europeas que le han venido afectando directamente. En ese sentido, la región archipielágica ha seguido una estrategia de marca acumulativa, negándose a perder ninguna oportunidad de proyección de su propia imagen y, por tanto, de obtención de los consiguientes réditos políticos a través tanto de cauces institucionales como más informales. Por ello, Canarias viene desarrollando una utilización bastante homogénea de los canales y estrategias de comunicación e interacción con respecto a la UE, sin renunciar a ninguno de ellos, por mucho que tenga muy presente que no todos le resultan igualmente efectivos. Además, precisamente sus -muy bien publicitadas y proyectadas hacia el exterior por medio de su “Marca Territorio”- singularidades y especificidades le han permitido utilizar unos cauces de movilización particulares de los que no han podido disfrutar la mayoría de las restantes regiones europeas. Como consecuencia, es propio de la estrategia política y de imagen europea del Archipiélago su decidida preferencia por el fenómeno del asociacionismo interregional, particularmente en relación a su exitosa participación en el Grupo RUP, o su elección de sostener una particular interacción con la CE, que como en el caso del resto de las RUP supone “un caso particular por la estrecha colaboración que tiene con la CE, no sólo a escala financiera sino también personal, lo que ha provocado que no

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haya por parte de la CE para otras regiones todo lo que existe para Canarias y el resto de las RUP” (Alonso, CAN-2).

El tipo de activación ascendente regional actual con respecto a las instituciones de la UE guarda una estrecha relación con el tradicional acercamiento canario a las dinámicas europeas. Canarias, que en 1986, año de entrada de España en la UE, presentaba una muy débil situación socioeconómica, que apenas llegaba al 65% del PIB medio de la Unión, optó por orquestar una aproximación eminentemente pragmática ante el fenómeno europeo, orientada a la consecución de fondos con los que paliar los déficits regionales. Y en este sentido, podemos hablar de unos resultados muy exitosos. Algo más de un cuarto de siglo después, Canarias se encuentra cerca de converger con la media europea y cuenta con una serie de singularidades y exenciones sobre todo de tipo fiscal que hace del Archipiélago un muy atractivo destino para la inversión extranjera. Sin embargo, la estrategia de “Marca Territorio” proyectada por Canarias con respecto a Europa ha permanecido prácticamente inmutada. Canarias sigue viendo a Europa de manera pragmática, esto es, como la fuente de los recursos que posibilitan su desarrollo. En ese sentido el interés canario por Europa es indiscutible. Pero ello no se traduce en una concienciación europeísta, en un marcado interés por el desarrollo político de Europa o por la integración europea. Como bien señala López Aguilar, “la participación regional en el proceso decisional europeo es globalmente satisfactoria para los intereses de Canarias, pero se concentra en unas áreas temáticas muy concretas como son la fiscalidad, la agricultura o la prevención de la inmigración ilegal” (López Aguilar, CAN-11). Canarias si bien juega actualmente un papel relevante en Europa, no lo hace por su europeísmo sino por su exitosa y gran capacidad para movilizarse en temas concretos derivados de su específica condición de región ultraperiférica, de la que se ha convertido en paladín defensor (González de la Fé, CAN-8). Es decir, con motivo del indudable éxito de su estrategia política y de comunicación de la “Marca Canarias”.

Como consecuencia -entre otros factores- de su lejanía geográfica con respecto al corazón de Europa, la conciencia de Canarias, es -a todos los niveles- todavía local e insular, pero no europea. Y la falta de concienciación europea no sólo afecta gravemente a la ciudadanía, sino también a la clase dirigente. Como explica la socióloga tinerfeña González de la Fé (CAN-8), “los políticos regionales y particularmente los que han venido dirigiendo Canarias durante los últimos años están todavía demasiado involucrados en disputas locales e interinsulares como para abrirse a Europa más allá que para recibir los cuantiosos fondos europeos que periódicamente han venido llegando al Archipiélago”. Esta pragmática visión de Europa ha impedido que se inculque a la ciudadanía regional un espíritu europeo que pudiera fortalecer la posición regional como actor de las políticas comunitarias y no sólo como receptor de las mismas. Consideramos (por tanto) como factor determinante que en cierta manera ha podido limitar el impacto de la estrategia regional más allá de la percepción de los fondos europeos, las reducidas inquietudes europeas personales de la elite política gobernante, tal y como denunciaba el antiguo presidente regional, Fernando Fernández (CAN-6): “No veo en la actualidad a

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ningún dirigente regional ejerciendo de Jordi Pujol de Canarias”. A esta constante, debemos constatar la excepción del mandato del fallecido presidente regional, Adán Martín, quien entre 2003 y 2007, mostró una sensibilidad personal algo mayor que la de sus antecesores hacia las dinámicas europeas que le condujo a desarrollar una aproximación de fachada al menos algo menos pragmática, orientada a obtener una mayor visibilidad y reconocimiento o imagen de marca confiable a escala europea, lo que le llevó a prodigarse por foros que tradicionalmente no han sido los más eficientes en relación a las reivindicaciones canarias.

Si para otras regiones europeas puede ser más complejo debatir en términos de impacto acerca de la eficacia de su estrategia política y de comunicación sobre el proceso decisional europeo, precisamente esa condición de RUP, hace que esa posibilidad sea mucho más factible en el caso canario. De hecho, desde su entrada en la UE, Canarias ha conseguido, no sólo junto al resto de las RUP, “venderse” como la única región europea directamente citada en los tratados de la UE, sino también ser objeto de una inusitada cantidad de legislación específica posterior12. Esa fertilidad legislativa tiene su origen también en el diseño de un peculiar modelo de integración de Canarias en la UE, por medio de medidas específicas en ámbitos como las políticas aduaneras y comerciales, la fiscal, las zonas francas, la agrícola (de particular interés para Canarias las referidas al plátano) y la pesquera, o las condiciones de abastecimiento de materias primas y bienes de consumo esenciales. Junto a ellas, son también dignas de ser reseñadas las derivadas de ayudas públicas o de las condiciones de acceso a los fondos estructurales y a otros programas europeos.

Si bien no cabe duda de que el éxito de la “Marca Canarias” se deriva tanto de su inclusión como de su compatibilidad con la “Marca España”, lo cierto es que hasta la fecha éste ha sido elevadísimo. Como recuerda López Aguilar, desde 2004 “Canarias ha sido incluida específicamente en la fallida Constitución Europea y en el reciente Tratado de Reforma de Lisboa, en 2006 se negoció un muy beneficioso nuevo REF para Canarias, más de 1.300 millones de euros llegarán al Archipiélago durante el periodo de programación 2007-2013 procedentes de las arcas europeas en consideración del status ultraperiférico de Canarias a pesar incluso de la salida de la región del grupo de las más desfavorecidas socio-económicamente de la UE, y se ha obtenido una espectacular financiación para el programa FRONTEX para prevenir la inmigración irregular, o los nuevos programas derivados de la Política Europea de Gran Vecindad” (López Aguilar, CAN-11). Y es que, como señalan desde la oficina de Bruselas, entre las últimas conquistas más destacadas debe hacerse especial referencia a la renovación del Régimen Económico y Fiscal, que asegura un marco estable para las ayudas fiscales hasta 2013 e incluso para la Zona Especial Canaria hasta 2019. Asimismo se hace mención al nuevo programa POSEI 247/2006 de 30 de enero de 2006; a la continuidad del 12 En este sentido resulta muy práctico acudir a la siguiente compilación: (Gobierno de Canarias, 2002); así como a las actualizaciones de la misma contenidas en el sitio web del Gobierno de Canarias: http://www.gobcan.es/hacienda/pdf/Publicaciones/Europa/Act_NormativaComunitaria.pdf .

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Régimen Específico de Abastecimiento (REA), o a la reforma de la OCM del plátano, entre otras13.

No cabe duda, por tanto, de que la singular característica que define y diferencia la interacción canaria con la UE de la de las demás regiones europeas es su reconocimiento legal a escala europea como región Ultraperiférica, producto del éxito sin precedentes de su estrategia de comunicación política. Éste, que ha sido sin duda su mayor triunfo político, ha permitido al archipiélago alcanzar una presencia diferenciada (derivada de su propia y específica “marca territorio”) a escala europea. Así, Canarias ha venido disfrutando hasta la actualidad de una participación privilegiada en el grupo de Ultraperiferia del Consejo de Ministros, en la Unidad de Regiones Ultraperiféricas de la Dirección General de Política Regional de la Comisión Europea, en la comisión de Ultraperiferia del Comité de las Regiones, en la exitosa asociación interregional RUP que la propia Canarias lidera, en la comisión de Islas de la CRPM, o en la Comisión bilateral Canarias-Estado. Todas estas posibilidades han llevado a Canarias a desarrollar una estrategia política y de comunicación basada en la interacción y el networking, las prácticas de lobbying y las aproximaciones más o menos formalizadas respecto a las instituciones europeas; bien de forma autónoma, bien en colaboración con otras regiones europeas o con el Estado español. Se trata de una estrategia de “Marca Territorio” de interacción de Canarias con respecto a la UE hasta el momento determinada, condicionada y definida mayormente en base a su decisiva condición de región ultraperiférica europea.

Sin embargo y a pesar del indudable avance canario durante las dos últimas décadas, cabe preguntarse si el maná de recursos europeos se ha sabido invertir y distribuir en una región que presenta todavía unos índices de desigualdad social, educación, sanidad, transporte o deterioro medioambiental, inconcebibles para su actual potencial económico. Se trata de advertir si se han establecido los cauces para desarrollar un modelo de crecimiento sostenible, una vez que ideas como el Estatuto Permanente quedan muy alejadas de las intenciones de la Comisión Europea, (puesto que por mucho que los handicaps sean permanentes, la Comisión no prevé soluciones a los mismos idénticas y permanentes aunque sí que efectúe políticas a largo plazo), y de que la subsidiación se esté viendo reducida progresivamente ante la entrada en la UE durante la pasada década de doce nuevos países miembros, con tasas de riqueza inferiores a las canarias.

En este contexto, el discurso de la “Marca Territorio” o “Marca Canarias” basado exclusivamente en la singularidad de la Ultraperiferia, que ha sido para Canarias mucho más fructífero de lo que nunca podría haber imaginado, no sólo previsiblemente dejará de ser tan eficiente, sino que pronto quedará obsoleto con motivo de la sobreexposición mediática del mismo. En su momento, Canarias supo muy acertadamente auparse al carro de las denominadas estrategias de “nation branding”. En la actualidad, tal y como sostienen Noya y Prado (2012: 4 y 5) para los territorios más potentes que ya

13 Declaraciones de José Miguel Luengo Barreto, director de la oficina del Gobierno de Canarias en Bruselas, recogidas en: (El día de Tenerife, 2007, pp.56-57).

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han dejado de estar en vías de desarrollo, el reto para Canarias consiste en renovar, adaptar a las nuevas tecnologías y a los nuevos tiempos su “Marca Territorio” o “Marca Canarias”, alejándola de la exclusividad y de la preponderancia de la singularidad de la Ultraperiferia, para acomodarse a las modernas estrategias de la Nueva Diplomacia Pública, al objeto de mejorar su posicionamiento, tanto a escala europea como global, e influir verdaderamente en los medios de comunicación internacionales, así como en la sociedad civil y en la opinión pública europea, para poder así lograr sus objetivos de acción exterior y multiplicar el impacto de sus esfuerzos.

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Entrevistas

Las entrevistas fueron efectuadas por el autor de la investigación entre septiembre de 2005 y noviembre de 2012. Los cargos y las funciones atribuidos a los entrevistados, son los que ostentaban a la fecha de la conversación.

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(CAN-1) Federico Aguilera Klink , catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de La Laguna (Tenerife), 3 de septiembre de 2007, Guajara (Tenerife).

(CAN-2) Carlos Alonso , técnico de la Unidad de Coordinación de las Regiones Ultraperiféricas de la Dirección General de Política Regional de la Comisión Europea (en la actualidad es consejero de Economía y Competitividad del Cabildo de Tenerife), 20 de septiembre de 2005, Bruselas.

(CAN-3) María Asunción Asín Cabrera , profesora de Derecho Internacional Privado de la Universidad de La Laguna (Tenerife), 23 de julio de 2007, (telefónica).

(CAN-4) Francisco Aznar , catedrático de Bellas Artes por la Universidad de La Laguna (Tenerife), viceconsejero de Relaciones Institucionales (1995-1999), y de Acción Exterior y Relaciones Institucionales (1999-2003) del Gobierno de Canarias, 24 de septiembre de 2007, Santa Cruz de Tenerife.

(CAN-5) Pedro Carballo Armas , profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 12 de septiembre de 2007, Tafira (Las Palmas).

(CAN-6) Fernando Fernández , ex Presidente de la Comunidad Autónoma Canaria (1987-1988), catedrático por la Universidad de La Laguna y europarlamentario por el Partido Popular, 16 de agosto de 2006, La Laguna (Tenerife).

(CAN-7) José Adrián García Rojas, profesor de Ciencia Política de la Universidad de La Laguna (Tenerife), 3 de septiembre de 2007, Guajara (Tenerife).

(CAN-8) Teresa González de la Fé, catedrática de Sociología de la Universidad de La Laguna, 27 de julio de 2007, La Laguna (Tenerife).

(CAN-9) Carlos Hernández Ferreiro , asesor externo del Gobierno de Canarias y doctor por el Departamento de Ciencia Política del Instituto de Estudios Europeos de Florencia, 20 de julio de 2006, La Laguna (Tenerife).

(CAN-10) Marcela Iglesias Onofrio, profesora de Sociología de la Universidad de Cádiz, 15 de noviembre de 2012, Málaga.

(CAN-11) Juan Fernando López Aguilar , secretario general del Partido Socialista de Canarias, diputado autonómico y catedrático de Derecho Constitucional por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 26 de noviembre de 2007, Madrid.

(CAN-12) Fernando Ríos Rull , secretario general de Presidencia del Gobierno de Canarias y profesor de Ciencia Política y Derecho Constitucional en la Universidad de La Laguna (Tenerife), 11 de septiembre de 2007, Las Palmas de Gran Canaria.

(CAN-13) Ildefonso Socorro , director general de Asuntos Económicos con la Unión Europea de la Consejería de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias, 27 de julio de 2006, Santa Cruz de Tenerife.

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(CAN-14) José Suay Rincón , catedrático de Derecho Administrativo en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 20 de septiembre de 2007, Tafira (Las Palmas).

(CAN-15) José Luis Rivero Ceballos, catedrático de Economía Aplicada por la Universidad de La Laguna y ex presidente del Comité económico y Social de Canarias, 31 de julio de 2006, Guajara (Tenerife).

(CAN-16) Cristina Tavío , vicepresidenta del Parlamento de Canarias, presidenta de la Comisión de Asuntos Europeos del mismo entre 2003 y 2007, y presidenta provincial del Partido Popular por Tenerife, 31 de julio de 2006, Santa Cruz de Tenerife.

(CAN-17) Francisco Villar, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de La Laguna (Tenerife) y asesor externo del Gobierno de Canarias, 24 de julio de 2006, Guajara (Tenerife).

• La realización de la presente investigación así como su diseminación en el IV Congreso Internacional LATINA de Comunicación Social celebrado entre el 4 y el 7 de diciembre de 2012 en La Laguna (Tenerife) ha contado con una subvención del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual (Área de Periodismo) de la Universidad Carlos III de Madrid. Los autores quieren, por tanto, dejar constancia escrita de su gratitud y agradecimiento por la ayuda recibida.