La Madraza Yusufiyya

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    AyTM 16, 2009 pp. 53-74 I.S.S.N.: 1134-3184

    A r q u e o l o g a y T e r r i t o r i o M e d i e va l 16 , 2 0 0 9 . pp . 53 - 7 4 I . S .S . N . : 113 4 -3 18 4

    Recepcin: 1/ 07/ 2009Final Evaluacin: 28/ 07/2009

    RESUMEN

    En este artculo se pretende ofrecer un anlisis de lanica madraza pblica de al-Andalus cuyos restos hanpersistido hasta el momento. Para ello se ha tratadode establecer un dilogo entre las fuentes escritasy los hallazgos arqueolgicos que nos ha brindadoespecialmente la ltima intervencin del 2006.

    Palabras clave:Madraza, nazar, Yusuf I, sigloXIV, Ridwan.

    ABSTRACT

    In this article we try to offer an analysis of the onlypublic madrasa of al-Andalus whose remains havepersisted up to the moment. For this, we have tried

    to establish a dialogue between the written sourcesand the archaeological findings that specifically the lastintervention has offered us.

    Key Words: Madrasa, naSrid, Yussuf I, 14thcentury, Ridwan.

    * Universidad de Granada

    La Madraza Yusufiyya en poca andalus: un

    dilogo entre las fuentes rabes escritas y

    arqueolgicasThe madrasa Yusufiyya in al-Andalus time: a dialogue between archeological

    and written arabic sources

    Bilal J.J. Sarr Marroco *; Luca Mattei *

    INTRODUCCIN

    El Palacio de la Madraza, conocido tambincomo Casa del Cabildo o Cabildo Viejo de Gra-nada, es uno de los edificios ms emblemticosde la ciudad de Granada que nos ha llegadodel periodo naSri. ste representa el nicoejemplar de madraza pblica que ha existidoen la Pennsula Ibrica.

    En este artculo pretendemos actualizar losconocimientos sobre la Madrasa Yusufiyya, esta-

    bleciendo una relacin entre los datos que nosaportan las diferentes referencias que se hallanen las fuentes rabes escritas y las conclusionesextradas del registro arqueolgico, sobre todoa raz de la intervencin arqueolgica del ao2006, dirigida por Antonio Malpica Cuello enel marco de un proyecto tutelado por la Uni-versidad de Granada para la rehabilitacin deledificio (Fig. 1).

    De esta forma, se ha intentado trazar noslo la historia constructiva del edificio, po-niendo en relacin los vestigios que se hallabanen superficie con los que se exhumaron, sinotambin explicar sus orgenes, evolucin y papelen el mundo nazar.

    Por otro lado, debemos precisar que la in-tervencin que nos ocupa en este trabajo noha sido la nica que se ha acometido hasta elmomento; se han desarrollado otras anterioresen poca moderna y contempornea que nos

    han servido de punto de partida, y para esta-blecer el estado de la cuestin (CRUZ CABRERAet alii, 2007: 43-159). De hecho, tenemos constanciade una actuacin realizada a finales del siglo XIXque tuvo por objeto la restauracin del actualoratorio de la Madraza, que fue financiada porla familia Echeverra, propietaria del inmueble,y ejecutada por el conservador y restauradorMariano Contreras. Esta actividad la tenemos

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    documentada gracias a unas fotos de la poca1,en las que se aprecia una estructura de andami-aje en el interior del oratorio, que permiti laconsolidacin y, en la mayora de los casos, lasustitucin de buena parte de las yeseras que

    se haban descubierto al realizarse una obraen las paredes de la sala. El reemplazo de lamayora de las yeseras ha sido tambin confir-mado por un estudio cientfico de las mismas(GARCA BUENO et alii, 2007: 277-304).

    Otra reforma menor que ha proporcionadoinformaciones relevantes tuvo lugar a mediadosdel siglo XIX, siendo el edificio an propiedaddel Ayuntamiento, en la que se descubrieronunas losas de mrmol con inscripciones rabes

    (Lm. 1) que haban sido empleadas comobaldosas (GMEZ-MORENO GONZLEZ, 1982:309-310 y PAULA VALLADAR, 1890: 231). stas quepertenecan a los restos de la puerta de en-trada de la Madraza, fueron adquiridas por elseor Facundo Riao, quien despus las donal Museo Arqueolgico y Etnolgico de Grana-da, donde hoy estn preservadas y expuestas.Dicho hallazgo result de gran importanciaya que brind la posibilidad de reconstruirparte de la portada que rodeaba el acceso ala misma (Lm. 2).

    Contexto histrico

    La Madraza granadina se erige en el perio-do de mximo esplendor poltico, econmico,cultural y el de mayor fervor edilicio de ladinasta nazar. Slo en esta poca, de ciertaestabilidad poltica y de amplios espacios detiempo de relativa paz en los que incluso sedej de pagar parias a Castilla, se pueden llevara cabo, por una parte, las construcciones msdestacadas de la Alhambra y de la medina, ypor otra el fortalecimiento de las institucionesy de la administracin. A todo esto se une elflorecimiento de las actividades industriales ymercantiles, con la exportacin de la seda, lasmanufacturas artesanas e incluso la cermicavidriada de alta calidad.

    El sultn bajo cuya gida se construye esteinsigne edificio es Yusuf b. Ismail b. Faray b.Ismail b. Yusuf b. NaSr al-AnSari al-Jazrayi dekunyaAbu-l-Hayyay (1333-1354) (Al-Lamha,102 yReyes, 111). ste, conocido como Yusuf

    I por la historiografa, subi al poder con slo15 aos, tras el asesinato de su hermano Mu-hammad IV, por lo que el visir Ridwan, sobreel que hablaremos infra, tendr que ejercer deregente. Contamos con la semblanza que rea-liz Ibn al-Jatib sobre este sultn en su Lamhaal-Badriyya:

    Fue la luna llena de los reyes y el ornatode los prncipes. Tena la tez blanca y lu-minosa; era fuerte, de buen talle, hermosa

    figura, brillantes dientes, ojos grandes, ca-bellos lacios y negros y espesa barba; decara bella, agradable conversacin y grandulzura [...] Era muy inteligente [...] Erahbil y profundo (Lamha, 102/ Reyes,111).

    [] Predomin en sus das la tregua, lapaz y el bienestar. Mantuvo buenas rela-ciones con el sultn Abul-Hasan durantelos buenos tiempos de ste. Se concertla paz sin estipulacin de tributo (

    dariba),

    por un cierto tiempo, cosa que no ha sidofrecuente. (Lamha, 109 / Reyes, 120).

    Su accin poltica va encaminada a fortalecersu autoridad a travs de las diferentes vas de lasque dispuso. As, en cuanto a la administracin,la primera medida que adopt en esta direc-cin fue la expulsin de los Banu-l-Ul, grupodscolo que asesin a su hermano MuhammadIV, y despus de ello, impuso a Yahy b. Umarb. Rahhu, fiel a su persona, como jefe de loscombatientes de la fe (sayj al-guzat).

    En lo que concierne a su poltica exterior,podemos destacar que su principal pretensingir en torno a la bsqueda de una relativaestabilidad que le permitiera consolidar elEstado en sus diferentes aspectos. As, en este

    1 La reproduccin fotogrfica de las obras de restauracin de 1893 corresponde, nicamente, a la reedicin de 1899 de A. ALMAGRO

    CRDENAS.

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    contexto se firman importantes tratados de pazy se pactan periodos de tregua, como el que sesella al ao siguiente de su ascenso al poder conCastilla y Fez (1334), al que en 1335 Aragn sesuma. Esta paz durara hasta los aos 40 en los

    que se reinician las hostilidades por el controldel estrecho, cuyo episodio ms destacado ydecisivo es el de la clebre batalla del Salado(o Tarifa, segn las fuentes rabes), que abrirauna etapa de hostilidades hasta 1344. Sin em-bargo, en marzo de este ao se firmara unanueva tregua para 10 aos comprometindoseel sultn granadino a pagar 12.000 doblones.Se recupera con esto el anterior periodo deestabilidad y paz que resulta fundamental paracomprender la poltica de expansin urbana

    y constructiva de Yusuf I. As en este plazo seerigen entre otros: la madraza (1349), que esnuestro actual objeto de estudio, se construyela Bab al-fiaria (mal llamada Puerta de la Jus-ticia, 1348) y la Puerta de Siete Suelos (o Babal-Gudur, de los pozos), el Palacio de Comares,la Torre del Cad, la Cautiva, los baos realesy la mayor parte de la decoracin del AlczarGenil. Hay que recordar que se inicia la etapade los grandes visires y secretarios como Rid-wan e Ibn al-Jatib entre ellos, siendo el primeroclave en la fundacin de la escuela de estudiossuperiores granadina.

    Yusuf I morira, asesinado en octubre de1354, al ser apualado por un esclavo de lascaballerizas en la mezquita mayor mientrasrealizaba el rezo de id al-Fitr, tras 21 aos desultanato.

    El concepto de madraza ( )2

    Madrasa plural madaris, es unism makan3del verbo darasaque significa estudiar, y encuya forma verbal faala4 quiere decir ensearDerecho. El mudarris, que es un ism fail 5,sera el profesor de Derecho. Por lo tanto, el

    trmino madraza sera etimolgicamente ellugar en donde se estudia Derecho islmico.Segn Pedro de Alcal la madraa era unauniversidad de estudio (PEZZI, 1989: 589). Elprestigioso diccionario rabe-francs de Kazi-

    mirsky nos precisa que es una cole suprieure,collgue academie (KAZIMIRSKI, 1860: 688) y enla ltima versin del DRAE madraza es de-finida como Escuela musulmana de estudiossuperiores. Por lo tanto, podramos concluirque el trmino madraza, designara, un centrode enseanza superior en el que se estudiabacomo materia primordial el Derecho y otrasciencias islmicas, as como Lengua, Gramticarabe, Literatura, Filosofa y otros contenidos(CABANELAS RODRGUEZ,1988: 31).

    Por otra parte, conviene advertir la incohe-rencia cultural que supone identificar el con-cepto de madrazaal de Universidad, como siuno fuera el equivalente al otro ya que ambosfenmenos son el fruto de la evolucin de laenseanza en dos formaciones socio-econmi-cas distintas, la tributaria-mercantil y la feudal,y de dos entidades socio-culturales diferentes,la Cristiandad y el Islam. Las dos constituyen elgrado superior y, en cierta forma, formalizan y

    estandarizan, ms en el caso del segundo queen el del primero, la formacin. Sin embargo,tanto en su origen como en su funcionamientoexisten diferencias insalvables. Algunas de stasya fueron sealadas por el investigador GeorgeMakdisi (1970: 255-264), pasamos a resumirlas acontinuacin.

    Cuando hablamos de Universidad en elmundo medieval cristiano nos referimos auna comunidad o corporacin en la que seprotegen los intereses de maestros y alumnos.En este sentido habra que tener en cuenta elcontexto feudal en el que se insertan, en el quelos extranjeros pueden sentirse amenazadospor los cambios de jurisdiccin. En cambio, en

    2 Pronunciada [madrasa] pero como otros muchos arabismos, como azal, zuna, zahora..., ha pasado con z al castellano, quizs porel ceceo o por mera deformacin.

    3 Nombre que indica el lugar donde se desarrolla una accin.

    4 Forma 2 segn la clasificacin tradicional que los arabistas espaoles hicieron en su tiempo.

    5 Una especie de participio activo.

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    el caso de la madraza se trata de un edificioo conjunto constructivo en el que se suelenenglobar un oratorio, alcobas para alumnos,bibliotecas e incluso la tumba de su fundador,como sucede en Oriente.

    Las madrazas de una misma ciudad erancompletamente independientes unas de otras,no exista un organismo que las coordinase, sinembargo ste no es el caso de las universidades.Resulta evidente que, esta diferencia nos reflejados sociedades si no opuestas, divergentes.En el mundo islmico no tendra sentido laconstitucin de corporaciones ya que en stelas personas tienen las mismas obligaciones yderechos independientemente de la ciudad

    en la que se encuentren. No es as, el caso dela Europa feudal en la que en cada ciudad yseoro puede cambiar la jurisdiccin.

    Otra de las grandes diferencias estara rela-cionada con el distinto grado de organizaciny centralizacin. No cabe ninguna duda de queen las ciudades europeas, como Paris, la Uni-versidad slo era una, en cambio en el caso delIslam, las madrazas podran ser numerosas. Parahacernos una idea en Bagdad haba alrededorde 30 en 1184, si damos crdito al testimoniode Ibn Yubayr (Rihla,164, Voyages,262 y trad. MALLO,27)y todas ellas eran independientes. Esto hacaque en el mundo feudal la enseanza fueramucho ms jerrquica y organizada y en el casodel Islam ms individual y personalizada.

    Pero, como seala Makdisi, tal vez la dife-rencia fundamental entre Universitasy madrazaresida en el sistema de certificacin ya que,mientras en el caso cristiano el consentimien-to de la autoridad pertinente de la Iglesia era

    determinante para que el maestro otorgara alalumno la licentia docendisobre cierta materia,incluso poda anular las licentiaeconcedidas. Encambio, en lo que se refiere a la madraza, la iya-za era una cuestin personal entre el maestroy el estudiante en el que nadie poda interve-

    nir; aqul le conceda a ste el permiso paraensear una obra suya o que haba aprendidode otro profesor, se formaba as una cadenade transmisin que constitua el currculo delos estudiantes (MAKDISI, 1970: 260-264).

    Todo esto nos lleva a la conclusin de quetenemos que mantener cierta cautela a la horade traducir madraza por universidad ya queambos conceptos responden a realidades que sibien podran presentar cier tas concomitancias,se hallan muy dispares.

    Orgenes de la madraza

    Ya ha sido tratado en otros trabajos in ex-

    tenso las diferentes hiptesis sobre los orgenesde la madraza, lo cual nos exime en parte deentrar en detalles, por lo tanto, slo nos cabeindicar aqu algunas ideas generales sobre elsurgimiento de estas madaris sin profundizaren las posibles influencias.

    El desarrollo de esta institucin se dasobre todo en el siglo XI en Oriente, y seha querido ver en Nizam al-Mulk, visir delsultanato selyuqi en tiempos de Alp Arslan

    (1063-1072) y Malik fiah (1072-1092) queprcticamente ejerca todo el poder poltico,como el principal promotor de las madrazasestatales ya que es l quien las oficializa y elque hace que se multiplique su nmero deforma vertiginosa6. Un hecho sintomtico delo que venimos apuntando es que en 1067ordena construir su primera madraza y en el1184, como sealamos supra, ya haba 30 enla parte oriental de Bagdad.

    Sin embargo, en lo que respecta al nortede frica, hay que esperar al 1249 para ver laaparicin de la primera madraza, nos referimosa la al-fiammaiyya mandada a construir por elsultn hafS AbuZakariyyaen 1249. Tras sta,una dcada ms tarde, la viuda de este persona-je financi la construccin de otra denominada

    6 Aunque no cabe ninguna duda de que las madrazas, como organismos independientes de las mezquitas se remontan ms all deeste personaje.

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    sillares de arenisca que constituan sus jambasy por una quicialera hallada en el umbral deuna de ellas (Lm. 4)10. La presencia de estemuro con sus dos puertas en la parte exteriororganizaba un pasillo de trnsito entre ste y

    el potente muro perimetral, comunicando elexterior con el interior y permitiendo el pasoa personas.

    Una ltima evidencia que puede respaldartodo lo dicho, constituye la acequia que correfuera del recinto residencial y que en su proxi-midad quiebra para despus seguir paralelo al. En una almunia, como es bien sabido, esfundamental aportar agua para las laboresagrcolas, y por esta razn casa perfectamente

    la presencia de este ramal, que est construidoen su parte inferior con cajones de tapial hor-migonado, tpico de las estructura hidrulicas.Prximo al mencionado ramal, estamos enposicin de afirmar que estara la zona des-tinada a los espacios de produccin, gracias ala exhumacin de una prensa y al hallazgo deun ulterior muro de tapial de calicanto carac-terizado por la presencia de otros dos vanoscuyas jambas estaban realizadas con piedras decalcarenitas similares a las anteriores (Lm. 5).Este muro pertenece junto a otros restos demenor entidad al cuerpo de fbrica donde sedesarrollaban actividades productivas.

    Por otra parte, sobre el contexto en elque se ubicaba la madraza contamos con lavisin que de la zona nos ofrece al-Umarienel siglo XIV, en tiempos de Yusuf I, poco antesde la fundacin de este seero edificio, 738H/1337:

    Le grande mosque de Grenade est un

    difice puissant et magnifique, auquelnest accol aucun autre btiment ; elleest seulement entoure des choppes destmoins asserments et des boutiques desdroguistes. (Masalik, 1927: 233).

    Probablemente cercano al lugar adondese erige este edificio o en el mismo solar,segn la opinin de Almagro Crdenas, selevantara la llamada casa marmrea de Mu-hammad b. Said b. Jalaf AbuBakr Ibn Yasir,

    gobernador almorvide de Granada.

    Mohamed Ibn Said Ibn Jalaf, naturalde Alcal la Real, obtuvo de los reyesalmorvides el gobierno de Granada yadorn la ciudad con edificios, como lacasa marmrea que construy para s juntoa la aljama para su habitacin, que luegosera convertida en Madraza por Yusuf I(ALMAGRO CRDENAS, 1877)11.

    Esto nos lo recuerda mencionando eltexto del arabista y bibliotecar io MiguelCasiri en su Bibliotheca Arabico-HispanaeEscurialensis:

    Mohamad Ben SAID DEN KHALAFABA BAKERUS BEN IASER ex oppidoCalat Iahseb ( ), nunc Alcala laReal, ubi ortus est anno Egirae 483. HicRegibus Almoravitis, Granatae Pareturamobtinuit, opibus et auctoritate plurimmvaluit; urben amplis et illustribus aedificisornavit: in quibis domus illa Marmorea( ), celebratur, quam juxta Gra-natae templum maximum sibi suisquesumptiosis extreundam curavit. Ibi vitaefinem implevit anno Egirae 539. Compluraejus, tm aliorum in ejusdem laudes car-mina Codex Scriptor ALGAPHEKAUS inHispaniae Annalibus (CASIRI, 1770: 92 c. I.).

    La cita de al-Umariy la consideracin deAlmagro, tambin tienen una argumentacin

    justifi cada a nivel arqueolgico. De hecho,los vestigios exhumados pertenecientes a lapoca almohade y a la poca nazar antesde la construccin de la Madraza, ponen demanifiesto cmo el edificio se construye en

    10 Cabra destacar la gran similitud entre esta jamba y las aparecidas en la excavacin realizada en el interior del torren SE de laalcazaba de Guadix que tambin se han datado en el siglo XI. (SARR et alii, 2006: 127-144).

    11 En realidad desconocemos de dnde procede el dato exacto que indica que esta casa marmrea estuviese en ese mismo solar, ya

    que la fuente a la que remite no especifica nada de eso como se puede observar en el texto expuesto a continuacin.

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    el lugar donde exista una manzana ocupadapor viviendas que se encontraban arrasadasy cortadas por los cimientos de los muros demampostera encintada de la Madraza. Comosi no fuera bastante, se ha constatado tambin

    una densificacin de los espacios construidos,consecuencia de un considerable crecimientodemogrfico ocurrido en el siglo XIII y en laprimera mitad del siglo XIV.

    En lo que se refiere a la poca castellana,conviene sealar que desde el 1500 se convier-te en el cabildo o Ayuntamiento de Granadaen virtud de una concesin que realizan losReyes Catlicos. As en la cdula publicada ala cabeza de las Ordenanzas de Granada se

    expresa: Item damos para casa de Cabildo la quelos moros llaman Almadraza(ALMAGRO CRDE-NAS, 1877:201). En estos primeros momentos,se acometera tambin una ampliacin deledificio con la anexin de una casa colindante(CRUZ et alii, 2007: 56 y GALERA MENDOZA, 2000:

    9-21). Posteriormente sufrir ms alteraciones,pero stas y el acontecer de la madraza enpoca moderna escapan ya a los contenidosdel presente artculo.

    Su fundacin

    Como ya indicamos, la ereccin de un edi-ficio tan insigne como fue la primera madrazapblica de al-Andalus debe insertarse en elcontexto del magno programa constructivo ymonumental de Yusuf I en el que se incluyenotras obras de gran entidad, como la reformade la alcaicera, algunas de las construccionesms destacadas en la ciudad palatina de laAlhambra y la del puente y alhndiga nueva

    llevadas a cabo todas en una etapa de estabi-lidad y de relativa paz tras la firma de treguascomo explicamos anteriormente.

    Sera conveniente sealar que en estas obrastendra un papel decisivo el hayibRidwan que,emulando al gran visir selyuqi, fue quien ordenla construccin de la madraza granadina (SECODE LUCENA PAREDES, 1956: 285-296), como biennos precisa Ibn al-Jatib en su Ihata:

    (Ihata I, 508-509).

    Fund la madraza de Granada, dondean no exista, le asign rentas, establecien ella celdas provechosas [para los estu-diantes] y nadie le aventaj en favorecerla;lleg a ser nica por su esplendor, encanto,elegancia y grandeza y llev a ella aguaabundante del ro haciendo que su riegosobre ella fuese permanente (CABANELAS1988:30).

    Este personaje, cuyo nombre completoes Abu-l-Nuaym Ridwan ibn Abd Allah al-NaSri, fue suficientemente analizado por elarabista Seco de Lucena en un artculo enel que comenta la biografa que incluye Ibnal-Jatib en su Ihata (SECO DE LUCENA PAREDES,1956:285-296; IHATA I: 506-513), por lo que que-damos dispensados en cierta forma de entrar

    en pormenores. Slo destacaremos que setrataba de un visir de origen cr istiano, nacidoen la Calzada de Calatrava, que fue capturadoen una de las expediciones del reino nazar.ste sera educado en el Islam para realizar lastareas propias de un esclavo palatino. Prontodestacar por sus habilidades, as Ismail I lopuso a su servicio antes de ser sultn haciael 1314 y se dedicara a la educacin de supropio hijo, Muhammad IV quien le nombra-ra despus hayib y naib. As comienza una

    carrera poltica que le convertir en una delas personalidades ms importante del sigloXIV y de la historia del reino naSr. Posterior-mente ocupar los mismos cargos con YusufI, de quien fue regente en sus primeros aosdebido a su minora de edad, y con Muham-mad V. Morir asesinado el 23 de agosto de1359/ 28 de ramadan 760, acuchillado porunos sicarios mandados por el rebelde AbuSaid, futuro Muhammad VI el Bermejo.

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    Debe destacarse que este Ridwan, comoapuntbamos antes, fue el promotor de im-portantes obras de carcter pblico. As lmismo se encarg de que se dotara de agua albarrio de Mawrur, orden levantar la imponen-

    te cerca del arrabal del Albayzn y adems sepreocup de reforzar las fronteras mandandolevantar una cuarentena de torres atalayas quecontrolasen el acceso al reino por el occidente,desde Vera a los alfoces occidentales (IhataI, 509).

    Conviene que nos detengamos en dos he-chos que nos pueden interesar dentro de subiografa y que influyeron de forma decisiva enla gestacin de la idea de construir una madrazaen la capital granadina. Nos referimos a las dos

    estancias que Ridwan realiz al otro lado delmar: primero, exiliado en Tremecn (desdeuna fecha posterior a junio 1328 /rayab 728)(IhataI, 510 y SECO DE LUCENA, 1956:288), cuandoIbn al-Mahruq le conmuta su pena de crcelpor su destierro, all estara unos meses hastaque Muhammad IV recupera el poder y lepide que vuelva, (hecho que se dara hacia el6 noviembre del 1328/ 2 de muharram 729), yluego, el 17 de septiembre de 1332/ 24 de u-l-hiyya 732, march a Fez junto a Muhammad

    IV para gestionar una alianza con los merines,entonces dirigidos por Abu-l-Hasan Ali, frentea los castellanos (Ihata I, 536 y SECO DE LUCENA,1956: 289). Y es que este tiempo que pas en elnorte de frica probablemente le posibilitaraconocer de cerca el funcionamiento de lasmadrazas all sitas, y por ello resulta verosmilque trajera consigo una idea que desarrollaraa finales de la dcada de los 30.

    Por cierto, volviendo al texto anterior dela Ihata, referido a la fundacin de la madraza,deberamos matizar que el comentario dondean no exista se refiere a la ciudad de Granadaya que, como conoca el mismo Ibn al-Jatib y

    nos apunt en su tiempo la profesora RubieraMata (1970, 223-226), existi otra madraza enMlaga anterior a sta en la segunda mitad dela dcada de los 30 del siglo XIV, es decir, entre1335-1340, fundada por el suf AbuAbd Allah

    al-Sahili. En cambio, sta difiere de la Yusufiyyaen que fue de carcter particular y no estatal.Y adems no fue una madraza ortodoxa sinosuf perteneciente a una secta mstica12. Por loque podramos sealar que la Madraza NaSriyya,como tambin se le conoce, no fue la primeraen al-Andalus aunque s la primera promovidadesde el punto de vista estatal y ortodoxa y lanica de la que hasta ahora poseemos restos.

    De hecho, en otra de las referencias sobre la

    madraza, en este caso en al-Lamha al-badriyya,el polgrafo lojeo puntualiza que es la primerade las madrazas en su capital:

    En su tiempo [Yusuf I] fue construida laadmirable madraza (madrasa) la Virgende las Escuelas (bakrat al-madaris)- en sucapital; fueron completados y cumplidossus legados pos (awqaf). (Lamha,109/Reyes, 120)13.

    Precisamente este texto nos plantea otracuestin, como es el mantenimiento econmicode la madraza. sta, como se nos indica aqu,gozaba de una serie de rentas procedentes delos bienes habices (waqf) que se les otorga enel momento de su fundacin. stos incluyentierras, tiendas y otros inmuebles productivos,cuyas rentas estaran destinadas a la madraza,y un suministro permanente de agua. Ademsa todo esto se les ira agregando otras dona-

    12 Conocemos esta madrasa al-Sahilimerced a uno de los poemas incluidos en el diwanque Ibn al-Jatib recopil de su maestro Ibn al-Yayyab en el que se nos seala que fue escr ito para felicitar al sayj,jatiby suf AbuAbd Allah al-Sahilipor haber construido la madrazade Mlaga, primera obra de este tipo que se realiz en al-Andalus. Esta madraza, al parecer, estaba situada al occidente de la mezquitamayor y haba sido dotada de un waqf. (RUBIERA MATA 1970: 226 y 1994: 177).

    13 Aunque preferiramos traducir como primognita o primera en vez de virgen que carece de sentido en este contexto. Asimismodebemos aclarar que en la edicin que utilizamos no aparece por error la ta marbutacaracterstica del femenino en el adjetivo bakr.

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    ciones realizadas con posterioridad a su fun-dacin (CABANELAS, 1988: 36-37). RecientementeAntonio Malpica ha puesto de manifiesto, araz de la ltima intervencin de apoyo a larestauracin de la muralla de la Alberzana, que

    la expansin de espacios agrcolas que se daracon la construccin del albercn all ubicadotena como objeto financiar el mantenimientode la madraza (MALPICA, 2007:152-153).

    Otras de las informaciones que poseemossobre la edificacin de sta nos la proporcio-na su inscripcin fundacional que reza de lasiguiente forma:

    Mand construir esta casa de la ciencia

    (que Dios la convierta en mansin deequidad y de luz y la haga perdurar a lolargo del tiempo para las ciencias de lareligin!) el emir de los musulmanes (pro-tjalo Dios con su ayuda!), el elevado, elclebre, el noble, el afortunado, el puro, elalto, el magnnimo, el sultn asistido porDios, Abul-HayyayYusuf, hijo del elevado,el noble, el grande, el excelso, el justo, elsantificado y muy acepto, el emir de losmusulmanes y defensor de la religin, Abul-Wal

    id Ism

    ail b. Fara

    yb. Na

    Sr (que Dios

    le recompense por el Islam sus virtuosasacciones y sus elevados hechos de guerrasanta!). Se termin en el mes de muharramdel ao 750 [22 de marzo-20 abril 1349](CABANELAS, 1988: 48).

    Precisamente gracias a sta conocemos lafecha exacta del fin de las obras: la primaverade 1349. Tras casi una dcada desde que seorden su construccin hacia el 1340.

    Su configuracin

    La configuracin de la Madraza Yusufiyya,conocida hasta entonces slo a travs de unaspocas fuentes escritas, ha ido tomando cuerpoa lo largo de su profundizado estudio arqueo-lgico, cuyos resultados iremos exponiendo acontinuacin.

    Segn Daro Cabanelas, basndose en des-cripciones del siglo XVI, la puerta de entrada

    era un arco de herradura con una inscripcin

    cornica, dintel decorado con una leyenda simi-lar y encima dos losas de mrmol blanco pri-morosamente labrado, imitando dos ventanas,cada una con pasajes de dichas inscripciones(CABANELAS, 1977: 10). Sin embargo, en la inter-

    pretacin grfica de Rafael Contreras de finesdel siglo XIX difiere la posicin de las losasmencionadas, al no conocer las fuentes del sigloXVI que luego pudo utilizar el primero.

    Lo que podemos confirmar a travs dela reciente intervencin arqueolgica es questa no se ubicaba donde se encuentra enla actualidad, debido a un potente muro demampostera encintada que se sita justo enla mitad de la entrada actual, y que configura

    dos espacios distintos a ambos lados.

    Uno de estos espacios era con certeza elzagun, al cual se acceda al pasar la puerta deentrada. Tras ste se pasaba al patio a travsde una puerta que no estaba enfrentada a laprimera, manteniendo as una cierta intimidad.El patio, que a grandes lneas coincida con lasuperficie que ocupa el actual, conservaba enel centro los restos exhumados de la pequeaalberca citada en las fuentes (HENRQUEZ DE

    JORQUERA, 1987: 76-77). sta tena un suelo deladrillo realizado en espiga, paredes realizadasen ladrillo cuyo paramento era recubierto poruna capa de cal, una entrada de agua en su ladoseptentrional y un rebosadero en su lado occi-dental. Rodeando la totalidad de la alberca habaun andn, que presentaba un pequeo escalncuya funcin era meramente decorativa (Lm. 6).

    Enterrado y sirviendo de recinto a todo elconjunto de la alberca, se hallaba una estructurade mampostera encintada con su cimentacin

    que, adems de servir como contencin y darsolidez a la estructura de la alberca, era contoda probabilidad el apoyo donde descansabanlas columnas y/o pilares que iban configurandolos prticos del edificio.

    Desde el patio, opuesto a su entrada, se ac-ceda al oratorio. La intervencin arqueolgicaha podido constatar un dato que an no estabacomprobado. Los cuatros muros perimetralesson con seguridad pertenecientes a la edifi-

    cacin de la Madraza y estn construidos en

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    mampostera encintada con excelente factura. Elanlisis mural del oratorio, realizado a lo largodel estudio arqueolgico, ha aadido tambindos informaciones relevantes. La primera es laconfirmacin de la ubicacin del mihrab, que

    deba ser ms profundo pero sin cambiar suubicacin. En segundo lugar, la puerta de entra-da al oratorio comunicante con el patio, era demayor anchura que la actual, visto que se handocumentado los pilares que soportaban susjambas. Es probable incluso que esta entradapresentara en su exterior un estrecho porche,supuesto por la exhumacin de la base de unpilar en su proximidad.

    Aunque el conjunto patio y oratorio era

    perfectamente simtrico, la Madraza poseauna planimetra asimtrica. Efectivamente, ellado occidental del patio estaba delimitado porun potente muro de mampostera encintada14lindando con propiedades privadas, mientrasque al lado oriental consideramos, siguiendolos datos de las fuentes modernas, que se ex-tenda una cruja a la cual se acceda a travsdel patio. sta deba ser el aula de enseanza,mientras que en su correspondiente sala su-perior, a la cual se acceda a travs de unaestrecha escalera que comunicaba con el patioen su esquina sureste, se podan encontrar lashabitaciones de los alumnos separadas portabiques. Conocemos exactamente la existen-cia de tal escalera gracias a la descripcin querealiza de la puerta de la misma A. AlmagroCrdenas (1877: 216-217) y a la transcripcin deun documento realizada por Gmez-MorenoGonzlez (CRUZ et alii, 2007: 66).

    Tambin gracias a los trabajos arqueolgicosse ha confirmado la presencia de un peque-

    o jardn citado en las fuentes (HENRQUEZDE JORQUERA, 1987: 76-77). ste se hallaba alcostado oriental del oratorio y los muros demampostera encintada que lo delimitaban, noshacen pensar que estaba bordeado por dospequeos pabellones.

    Un ltimo lugar obligatorio en un edificio deestas caractersticas, eran las letrinas. Pensamosque stas deban situarse en la habitacin queflanqueaba el zagun, lindando con su fachada.Este espacio probablemente deba de incorpo-

    rar tambin una pequea fuente, necesaria parael ritual de las abluciones antes de la funcinde rezo. Sin embargo, hasta el momento ni lasletrinas ni la fuente han podido ser constatadasarqueolgicamente al quedar esta zona fueradel rea excavada.

    Objetivos de su construccin

    Otra de las cuestiones que nos debensuscitar una pausada reflexin es la de los

    objetivos que pudo perseguir la construccinde la Madraza Yusufiyya. Con respecto a esto,analizando el contexto histrico en el que seinserta y extrapolando en la medida de lo po-sible datos de otros casos previos al que nosocupa, hemos de afirmar que probablemente sufundacin tuviera una serie de fines evidentesy otros subyacentes que precisamente acabanrepresentando las verdaderas intenciones. Nocabe duda de que entre los motivos a los quese apela estn los de la difusin de la ciencia y

    facilitar la formacin de los musulmanes en lasprincipales materias de conocimiento y el deconvertir Granada en un centro intelectual dereferencia de su tiempo. Sin embargo, no es me-nos cierto que uno de los fines que subyacenes el adoctrinamiento de los imames, alfaquesy sabios formados en ella. De esta forma secombate por una parte la heterodoxia suf, quegozaba de gran extensin entonces, como lodemuestra fehacientemente la fundacin dela madraza de Mlaga o la proliferacin dezawayya (pl. dezawiyya), y, por otra, se preten-de suprimir todo tipo de cuestionamiento delpoder y del orden establecido (SCHAZTMILLER1976:116-118)15. De hecho, objetivos similares seobservaron en su momento en la creacin delas primeras madrazas del Islam, con el men-cionado visir de Malik fiah, Nizam al-Mulk. Es

    14 Consideraciones derivadas gracias al informe redactado por el equipo del arquitecto D. Pedro Salmern Escobar y referido a laintervencin relativa a los nuevos enlucidos del patio. Indito.

    15 En el caso de la madrasat al-affarin se crea para contrarrestar un movimiento de ulemas dscolos.

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    decir, lo que se pretende es formar un cuadrode funcionarios sumisos a la ideologa oficial almismo tiempo que se utiliza de propagandareligiosa16. Por otro lado, como seal la pro-fesora R. Ari debemos destacar el deseo de

    aumentar el prestigio del soberano, y es quela madraza de Granada no se comprende sinodentro de esa magna poltica edilicia que sedesarrolla en tiempos de Yusuf I y que producela transformacin del reino, especialmente desu capital. Todo ello dentro del lenguaje delegitimacin y con la pretensin de aumentarel prestigio de la autoridad en un momentode tregua.

    Por su parte, la madraza vena a establecer

    la regularizacin de la formacin, su estandari-zacin pero a su vez la supervisin de la mismapor parte del Estado, lo que permita encauzarpor sus vas la formacin de la lite religiosa ycultural y despejar las posibles heterodoxias yformacin en ideologas dscolas al poder. Nohay que olvidar que la formacin en el mundoislmico era en cierta forma descontrolada:unos alumnos oan durus (pl. de dars lecciones)de diferentes maestros y pasaban con ellosvarios aos para obtener lo que se conocacomo i

    yaza (permiso o licencia por parte del

    maestro para poderse dedicar a ensear porsu cuenta). Por lo que, en cierto sentido, sepuede sealar que el poder central no actuabadirectamente ni ejerca un control total sobretodos los procesos formativos.

    Otro factor a tener en cuenta es la influen-cia merin que vemos incluso materializada enlos aspectos constructivos de la misma17. Loscontactos entre ambas entidades fueron cons-tantes durante su existencia y los benimerines

    haban construido una madraza durante el sigloanterior. ntimamente vinculado a esto, cabeaqu sealar la probable mmesis por prestigiocomo seala el profesor Virgilio Martnez Ena-morado (2002: 28).

    Profesores, alumnos y materiasimpartidas

    Sabemos de las materias impartidas en laescuela islmica granadina merced a las espe-

    cialidades de cada profesor y extrapolandodatos de otras madrazas. As podramos sealarque la materia central, como en la mayorade las madaris, era el estudio del Corn y delos comentarios de este libro sagrado (tafsir),los hadices y el fiqh. No obstante, haba otroscontenidos secundarios o auxiliares como elestudio de la lengua rabe, al-nahw(Gramtica)y Literatura. Tambin existe constancia de quese ensearon otras materias como Medicina,Geometra, Lgica, Mecnica y Astronoma.

    Sobre sus profesores nos informa Ibn al-Jatib en su Ihata y nos habl el arabista DaroCabanelas en un artculo dedicado a la madraza(CABANELAS, 1988: 37-39). En sta, segn el lo-jeo, estuvieron reputados maestros lo que laconvierten en un centro cultural de referenciade todo el Islam. Destacamos personajes comoAbuAbd Allah Muhammad b. Muhammad b.Muharib al-arihi al-Malaqi alias Ibn al-Yays(Ihata III, 78-79,Nayl, 249)(m.1349), AbuAbd Allahb. Ibrahim b. Muhammad al-Sayyari al-Bayyani(m.1352) especializado en jurisprudencia, lenguarabe, derecho de sucesiones (DibayII, 276-277,al-DurarIII 382, n 3308),AbuZakariyaYahy b. Ah-mad b. Huayl al-Tuyibi, que fue maestro de Ibnal-Jatib y era experto en principios del derecho,derecho de sucesiones y medicina) (Ihata IV,390-401). Otro era AbuAbd Allah Muhammadb. Alib. Ahmad al-Jawlaniconocido como Ibnal-Fajjar y al-Ilbiri(experto en Gramtica rabe,jurisprudencia, mtrica y tafsir (Ihata III, 35-38,NafhV, 383), Abu Muhammad b. Abd Allah b.

    Abi-l-Qasim b- Yuzayy al-Kalbi (lengua rabey modismos) (Ihata III, 392-399, al-Katiba, 96 y 99,Hadiyyat, 160)AbuAliManSur b. Alib. Abd Allahal-Zawawi(ramas del derecho y el tafsir) (IhataIII, 324-325 y 330 y Nayl, 345-346), AbuSaid Faray

    16 Former une lite de propagandistes convaincus de fonctionnaires fidles, dagents sans cesse en contact avec le peuple , telle tait lamission de lamadrasa (GOLVIN,1995 : 20).

    17 Como bien seala el arabista Francisco Vidal existe una historia compartida de al-Andalus con el Magreb en los siglos XI-XIII y paralela

    desde la 2 mitad del s. XIII al XV (1995:17) y se puede seguir en una amplia bibliografa.

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    b. Qasim b. Ahmad b. Lubb al-T- alabi (Ihata IV,253-254, NafhV, 511, Nayl, 219, Nair, 186-196), AbuAbd Allah Muhammad b. Ahmad b. Muhammadb. AbiBakr b. Marzuq al-Ayisi ensea desde el1352 lecturas cornicas y mstica Ibn Zamrak

    fue alumno suyo (Ihata III, 103-105, Nayl,267-269,NafhV, 412-413.). Y ya del siglo XV Ibrahim b.Muhammad b. Fatuhal-Uqayli(Ibn Fatuh) quefue un destacado muft (Nayl, 53-54.).

    CONSIDERACIONES FINALES

    A modo de conclusin podemos sealarque la Madraza naSriyya nace en el periodode mayor esplendor cultural del reino nazar

    y que se trata de una obra piadosa tendentea aumentar la legitimidad poltico-religiosa delsultn granadino no slo por la propaganda quesupone una construccin de carcter pblico yreligioso, sino tambin por su finalidad ltima deestandarizar la enseanza y controlarla, formn-dose as unos dciles cuadros de lite religiosa.

    La ltima intervencin, del 2006, nos haofrecido la posibilidad de obtener una plani-metra, en parte, muy fiable de este edificio

    emblemtico, hecho de gran valor, al ser elnico ejemplar que ha sobrevivido en al-Andalus (Fig. 2). Sus dimensiones, y sobre todosu configuracin, formado por un zagun, unpatio con pequea alberca, un oratorio, unacruja lateral que albergaba aulas destinadas ala enseanza, un pequeo jardn y un accesoa la segunda planta a travs de estrechasescaleras; nos recuerdan a las madrazas quese encuentran en el mundo merin, especial-mente la al-Ubbad de Tremecn (Lm. 7), lade al-Attarin de Fez (Lm. 8) y la Bin Yusuf deMarrakech. Estas similitudes se explican en uncontexto de influencias constantes entre lasdos orillas y parece ser fruto y consecuenciadirecta de las experiencias y conocimientosque le aport al hayibRidwan su estancia enel norte de frica, que coincidi con el pe-rodo fundacional de estos edificios. Por ende,Ridwan, como ya sealara Seco de Lucena, hade considerarse como el verdadero impulsory artfice de la Madraza, promovida por YusufI dentro del programa constructivo ejecutado

    en las proximidades de la mezquita mayor.

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    VIDAL CASTRO, F. (2004): Nazares y merines, caminosentrecruzados: al-Andalus y el Magreb al-AqS (Marrue-cos), siglos XIII-XV en BENEITO ARIAS, P. y ROLDNCASTRO, F (coords.), Al-Andalus y el norte de frica:relaciones e influencias, Sevilla, pp. 271-305.

    VIGUERA MOLINS, M. J (coord.), (2000): El reino nazarde Granada (1232-1492): poltica, instituciones, espacio yeconoma,Coleccin de Historia de Espaade R. Men-ndez Pidal Vol. 8/3, Madrid, 2000.

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    68 AyTM 16, 2009 pp. 53-74 I.S.S.N.: 1134-3184

    Bilal J .J . Sarr Marroco; Luca Mattei

    Lm. 1. Fragmento de la Portada (Museo Arqueolgico y Etnolgico de Granada), Inscripcin fundacional(CRUZ et alii, 2007:142).

    Lm. 2. Restitucin de la Portada original, segn Rafael Contreras (CRUZ et alii,2007:140).

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    69AyTM 16, 2009 pp. 53-74 I.S.S.N.: 1134-3184

    La Madraza Yu-sufiyya en poca andalus: un dilogo entre las fuentes rabes escritas y arqueolgicas

    Lm. 3.Muro detapial de calicanto delrecinto residencial zir.

    Lm. 4.Jamba y umbral

    de la puerta zir.

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    70 AyTM 16, 2009 pp. 53-74 I.S.S.N.: 1134-3184

    Bilal J .J . Sarr Marroco; Luca Mattei

    Lm. 5.Puerta zir

    Lm. 6.Albercade la madrazaYusufiyya. A) SueloB) Paredes deladrillo C) Rebosa-dero D) Entradadel agua E) Andninterior F) Andn

    exterior.

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    La Madraza Yu-sufiyya en poca andalus: un dilogo entre las fuentes rabes escritas y arqueolgicas

    Lm. 7. Planta madrasa al-Ubbad de Tremecn (GOLVIN,1995:203).

    Lm. 8. Planta de lamadrasa al-Attarin de Fes

    (GOLVIN, 1995: 230).

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    Bilal J .J . Sarr Marroco; Luca Mattei

    Fig. 1.Estado final de la excavacin de 2006-07.

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    Fig. 2.Hallazgos de la ltima intervencin sobre hipottica reconstruccin de la madraza.