La jornada Indignados

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SUPLEMENTO ESPECIAL SÁBADO 31 DE DICIEMBRE DE 2011 DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE Protesta en el mundo: Túnez Egipto Marruecos España Grecia Italia Estados Unidos Chile Colombia México

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� S U P L E M E N T O E S P E C I A L � S Á B A D O 3 1 D E D I C I E M B R E D E 2 0 1 1 � D I R E C T O R A G E N E R A L : C A R M E N L I R A S A A D E

Protesta en el mundo: � Túnez � Egipto � Marruecos � España � Grecia � Italia

� Estados Unidos � Chile � Colombia � México

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L AS REVUELTAS SURGIDAS en 2011: la primavera árabe, el movimiento de los in-

dignados iniciado en España el 15 de mayo y que se extendió rápidamente a más de 40 paí-ses del orbe, además de las movilizaciones estudiantiles latinoamericanas, sobre todo en Chile y Colombia y, por supuesto, el emblemá-tico movimiento Ocupemos en cientos de ciu-dades de Estados Unidos, no sólo nos hablan de la esperanza de que algo ha cambiado en el mundo y que las consecuencias son irreversi-bles, sino que la inconformidad y la rabia pue-den transformarse en organización.

Estas protestas se iniciaron con la emergencia de la primavera árabe. Terminaba 2010 cuando Mohamed Bouzizi, joven de 26 años, decidió prenderse fuego frente al ayuntamiento de Sidi Bouzid. Bouzizi, profesionista desempleado, se ganaba la vida vendiendo fruta en un puesto ca-llejero y todos los días era acosado por la policía, que además le decomisaba su mercancía. No pu-do más. Su inmolación, sin embargo, no quedó impune. Una ola de protestas inundó a partir de ese momento todo Túnez, con el reclamo central

de libertad democrática y � n de la dictadura.Las protestas tunesinas se extendieron casi

de inmediato a Egipto. Luego a Marruecos, Ar-gelia, Siria, Yemen, Libia, con sus respectivas particularidades pues, como afirma el recono-cido economista egipcio Samir Amin, “es peli-groso generalizar cuando se habla del mundo árabe, en la medida en que se ignora así la diver-sidad de las condiciones objetivas que caracte-rizan a cada país dentro de este conjunto”.

Los jóvenes europeos secundaron la revuel-ta. En mayo la indignación se manifestó en mul-titudinarias concentraciones en España, des-pués en Grecia, Gran Bretaña, Italia e Israel. En pocos meses hubo movilizaciones en cientos de plazas de más de 40 países. El desempleo, la falsa democracia, la precariedad impuesta y la exclusión fueron los gritos comunes.

El 17 de septiembre, Wall Street, el principal centro financiero de Estados Unidos, fue ocu-pado por miles de personas, jóvenes en su ma-yoría. En las siguientes semanas las protestas se extendieron a cientos de ciudades estadu-nidenses, encontrando en casi todas la repre-

sión como respuesta. Pero algo había cambia-do. Los jóvenes apaleados o los detenidos una vez liberados, regresaban y volvían a ocupar los espacios de los cuales habían sido desalo-jados.

El lingüista y � lósofo Noam Chomsky visitó el campamento de Boston y ahí declaró: “El as-pecto más digno de entusiasmo del movimiento Ocupemos es la construcción de vínculos que se está dando por todas partes. Si pueden mante-nerse y expandirse, el movimiento podrá dedi-carse a campañas destinadas a poner a la socie-dad en una trayectoria más humana”.

La enorme brecha entre ricos y pobres es puesta de nuevo sobre la mesa. “Somos el 99 por ciento”, han gritado los excluidos del planeta, mientras el acaudalado uno por ciento se aferra a los mercados y al poder. Los estudiantes chi-lenos son también parte de ese 99 por ciento, por eso mismo han encabezado las manifesta-ciones más grandes después de la llegada de la Concertación. La demanda de educación para todos se despliega allí como parte de una exigencia antisistémica.

2011: Explosión de esperanza y libertad

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“Si no nos dejáis

soñar,

no os dejaremos dormir.

Consigna del 15M”

MADRID, ESPAÑA. PUERTA DEL SOL � FOTO: REUTERS

MARÍA REYERO

MADRID, BARCELONA, PALMA DE MALLORCA

En México, la indignación por los más de 50 mil muertos en el contexto de la guerra contra el narcotrá� co implantada por el presidente Felipe Calderón, recorre el país con el sufrimiento de los familiares de las víctimas. Tras el asesinato de su hijo, el poeta Javier Sicilia convirtió su dolor en protesta, y con la consigna de “Estamos hasta la madre”, exige, junto a miles de personas, paz con justicia y dignidad. Su reclamo ha sido escucha-do por los zapatistas, quienes colmaron la plaza de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en una multitudinaria reaparición pública luego de más de cinco años de no salir de sus comunidades.

“Esto demuestra que vivir vale la pena, que existe ese otro mundo posible, y que está dentro de la barriga de este mundo infame que tenemos”, afirmó el escritor uruguayo Edu-ardo Galeano durante un recorrido por el cam-pamento de los indignados en Barcelona.

“Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir”, advertía una pancarta en Madrid �

GLORIA MUÑOZ RAMÍREZ

NADIE ESPERABA (ni los manifestantes, mucho menos la clase política) que una marcha convocada por Internet derivara en la mayor movilización

ciudadana en la historia democrática de España. La marcha llegó a la Plaza del Sol, en Madrid, y ahí se quedó. Rápidamente se levantaron plantones en muchas otras ciudades españolas e, inesperadamente, aparecieron réplicas en lugares tan distantes como Nueva York, Casablanca, Roma, Londres o la ciudad de México. Sus reivindicaciones: mayor participación de la ciudadanía en la vida política y cambios estructurales en el sistema económico y político, el cual ha demostrado estar a punto del colapso. Miran a Islandia y a la rebelión de los países árabes los meses recientes. Así prendió la llama de la revuelta española.

Manu tiene 30 años, dos de ellos en el desempleo, y acampa en la Plaza de España de Palma de Mallorca, la capital de una pequeña isla mediterránea. Si sigue aquí y no consigue trabajo pronto, es posible que pierda su casa, ya que hace varios meses no paga la hipoteca. Se le ve muy cansado, con profun-das ojeras y la voz ronca, pero sus ojos tienen un brillo especial. Está emocio-nado. Esta semana de asambleas, pinta de pancartas, actividades y propues-tas de cambio le ha renovado la ilusión. “El otro día llegó una señora de más de 80 años que casi no podía caminar, a decirnos que ya era hora que desper-táramos”, cuenta. “Nos traía una bolsa con comida, porque, como ella nos dijo, admiraba lo que hacíamos, pero no podía quedarse a dormir con noso-tros”. A Manu lo traiciona la emoción y se le escapan las lágrimas.

“De la primavera árabe al verano europeo”, puede leerse en una manta en el campamento de Palma de Mallorca, igual que en otros levantados en 166 ciudades en el Estado español y el extranjero.

El 15 de mayo, en Madrid, se organizó una multitudinaria marcha convocada por una plataforma ciudadana apartidista que, con el nombre Democracia Real Ya (DRY, pronunciado por sus integrantes a la inglesa), aglutina a múltiples organizaciones (Juventud sin Futuro, Asociación de Desempleados-Adesorg, Plataforma de Afectados por las Hipotecas, colectivo No les votes, entre otros) e individuos con un denominador común: estar en abierto desacuerdo con el actual sistema político y económico.

De cada tres personas en España, una está sin empleo; casi la mitad si observamos la franja de población que no ha alcanzado los 25 años. Y no es-tamos hablando de ninis (término que, desde las instituciones, pretende en-globar al sector de jóvenes que “ni estudian ni trabajan”), se trata, posible-mente, de la generación más preparada de la historia española. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, entre los 25 y los 34 años, 39 por ciento de los jóvenes ha terminado su carrera. Hay, además, una tendencia a completar los estudios con segundas carreras, maes-trías, doctorados, cursos de idiomas, etcétera. Pero la tasa de desempleo se eleva, y los y las jóvenes que tienen suerte de encontrar trabajo, a menudo lo consiguen en sectores sin nada que ver con lo que han estudiado. Por todo esto, los y las jóvenes españolas están terriblemente inconformes. Esa indig-nación explotó el 15 de mayo.

Al día siguiente, llegaron espontáneamente a la Plaza del Sol unas 6 mil personas para participar en una asamblea. El escritor uruguayo Eduardo Galeano recorrió las plazas de Cataluña y del Sol, luego de ello declaró: “Es-to demuestra que vivir vale la pena, que existe ese otro mundo posible, que está dentro de la barriga de este mundo infame que tenemos. El parto es difí-cil, pero yo reconozco este mundo que puede ser en estas manifestaciones espontáneas, en Cataluña, en Sol, y sé que hay muchas más”, afirmó el escri-tor, símbolo del movimiento antiglobalización, frente a la cámara de una te-levisora independiente.

Los campamentos se han convertido en una escuela de formación políti-ca, en una experiencia organizativa que se extiende de manera muy rápida, muy espontánea �

España

La generación del 15M

Los campamentos se han convertido en una escuela de formación política, en una experiencia organizativa que se con� gura de manera muy rápida, muy espontánea.

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ELPIDIA NIKU

ATENAS

Grecia Las cifras perdieron

el maquillaje

Occupy Londres

■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Gerente General: Jorge Martínez ■ Asistente de la Dirección: Guillermina Álvarez ■ Coordinación de la Edición: Gloria Muñoz Ramírez ■ Publicidad: Marco Hinojosa ■ Diseño: Francisco García Noriega ■ Edición de textos: Andrés Ruiz ■ Procesamiento y conservación de imagen: Rebeca Panameño ■

Retoque digital y producción: Alejandro Pavón Hernández y Francisco del Toro ■ Fotografía, textos y traducciones: DESINFORMEMONOS. ORG, con excepción de Nueva York y Londres

■ Suplemento especial del periódico La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, SA de CV; Av. Cuauh témoc núm. 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, Delegación Benito Juárez, México, DF, Tel. 9183 0300. Impreso por Imprenta de Medios, SA de CV,

Coordinación de impresión: Enrique Martínez, Av. Cui tláhuac núm. 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, Azcapotzalco, México, DF, tel. 5355 6702, 5355 7794.FOTO PORTADA: SIMONA GRANATI. ROMA, ITALIA

E N 2011 HUBO en el país siete huelgas generales de los sectores público y privado que prácticamente parali-

zaron la economía griega. También, durante todo el año, se organizaron huelgas sectoriales de varios días, ocupacio-nes de edificios públicos por parte de sus trabajadores y de universidades por sus estudiantes, marchas multitudina-rias y varios enfrentamientos con la policía.

Hace ya dos años que la población vive en franca incerti-dumbre. A � nales de 2009 el Partido Socialista ganó las elec-ciones anunciando que “sí existía dinero” para que la econo-mía griega siguiera cumpliendo con sus obligaciones. Tiempo después anunciaron que ya no había recursos, que las cifras de los presupuestos nacionales habían sido maquilladas, que los gobiernos anteriores habían engañado a sus homólogos europeos y que el país tenía que solicitar ayuda económica al Fondo Monetario Internacional y a la Unión Europea.

Ahora, si caminas por las calles del centro en Atenas, puedes ver pequeños negocios cerrados por la crisis. Al mismo tiempo, encuentras decenas de personas que viven en la calle, gente que recientemente se quedó sin casa.

Las escuelas este año abrieron sus puertas sin libros para los alumnos y con varios casos de niños que se desmayaban en clase por haber pasado días sin comer. En los hospitales públicos la gente se amontona como lo hacía antes por la falta de infraestructura, en condiciones similares a las de los países del tercer mundo. La situación ha empeorado por la falta de medicamentos, de equipamiento hospitalario y por la disminución del personal en los centros de salud.

Ante esto, los griegos están aterrorizados, pero no in-móviles. Mientras los políticos siguen mintiendo sobre números incomprensibles, la gente se moviliza.

El 25 de mayo pasado, días después de que el movi-miento de los indignados ocupó las plazas de España, y tras un par de meses del estallido de la primavera árabe, el cen-tro de Atenas se colmó de gente. Una convocatoria anónima a través de las redes sociales fue suficiente para que los habitantes salieran a reunirse en Sintagma, la plaza central de Atenas, donde se ubica el Parlamento griego. Ahí se que-daron por más de un mes. Durante ese tiempo, además de demostrar su frontal rechazo a las medidas de austeridad, en las asambleas de la plaza, que tenían lugar todas las noches, la gente construyó un sitio de encuentro, enlistó los problemas que enfrenta la sociedad griega y propuso alternativas a la crisis.

Las escuelas este año abrieron sus puertas sin libros para los alumnos y con varios casos de niños que se desmayan en clase por haber pasado días sin comer.

El movimiento de la plaza resistió con fuerza, pero fue brutalmente reprimido el 28 y 29 de junio, días en que se aprobaron las primeras medidas de austeridad, parte de una larga serie a la que no se le ve � n. “Lo que pasó es la destrucción total de la democracia, palabra que signi� ca que el pueblo manda. No tuvieron otra manera de votar las medidas, sólo así, ahogando nuestras voces por unas horas con gases lacrimógenos. Lo que no sabían es que en lugar de debilitarnos, nos hicieron más fuertes”, a� rmaba una señora al día siguiente �

A Londres llega el movimiento Ocupa con la instalación de un campamento de más de 200 carpas en la catedral de San Pablo. Ante la represión constante y los desalojos, los indignados han declararon que “el activismo no es un delito, y el deseo de participar en el proceso democrático no debería preocupar a la policía en una sociedad libre”. Mientras los jóvenes se manifiestan con creativi-dad política, la policía británica comparó al movimiento con organizaciones extremistas y terroristas LONDRES, INGLATERRA ■ FOTO: REUTERS, OCTUBRE DE 2011

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ATENAS, GRECIA � FOTO: ADOLFO LÓPEZ MAGAÑA, MAYO DE 2011

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VILMA MAZZA/ GLOBAL PROJECT

PADUA

Italia

Unidos contra la crisisL OS PRIMEROS MESES de 2011 queda-

ron marcados por la confluencia de las luchas de los trabajadores de la Federación de Empleados Obreros Metalúrgicos (FIOM, por sus siglas en italiano), en contra de un plan emblemático para un nuevo modelo de reor-ganización social de la empresa Fiat, y las movilizaciones de estudiantes y pobres, en defensa de los derechos adquiridos y otros nuevos para quienes serán condenados a un futuro de precariedad. Unidos contra la crisis, reuniendo sus diferencias como un modo para proponer y pensar la oposición de enton-ces al gobierno de Berlusconi pero, sobre to-do, para conformar un movimiento.

En medio de las continuas movilizaciones locales y nacionales (la de las mujeres, la huelga general, la defensa de los derechos de los mi-grantes), se prepara el referéndum para votar sobre la gestión del agua y la producción de energía nuclear, ausente en Italia porque fue re-chazada en 1986. Desde los centros sociales has-ta las parroquias, miles de personas protagoni-zan una peculiar movilización social.

Al mismo tiempo, las elecciones locales con� rman la victoria de candidatos en Nápoles y Milán que muestran una búsqueda de cambio más allá de los esquemas partidistas clásicos.

En la votación del 12 y 13 de junio, el refe-réndum alcanza quórum: la mayoría de los italianos –27 millones– vota por defender el agua de las privatizaciones y para reafirmar el rechazo a la energía nuclear. Es una de las formas en que en Italia se expresa la indigna-

El 15 de octubre, día de movilizaciones a escala mundial, más de 300 mil personas llenan las calles de Roma; este es el dato más importante de la jornada.

ción: “nos juntamos para decir ¡no!, pero tam-bién para pensar la construcción de una prác-tica compartida de lo común”.

De alternativa común se habló también en el décimo aniversario de las movilizaciones en Génova y de la muerte de Carlo Giuliani, cuan-do nuevamente miles de italianos marcharon para afirmar que, en un mundo marcado por la crisis global, la construcción de otro mundo es cada vez más necesaria. Durante el verano, el gobierno, como en toda Europa, aprobó un decreto fiel a los dictados de las elites financie-ras y del Banco Central Europeo.

Asambleas concurridas y múltiples inicia-tivas en toda Italia han discutido la necesidad de construir una alternativa, hecha por todos los que rechazan las recetas impuestas desde arriba, es decir, trabajadores, pobres, estu-diantes, los que luchan por defender los bie-nes comunes, entre otras reivindicaciones.

El 15 de octubre, día de movilizaciones a escala mundial, más de 300 mil personas llena-ron las calles de Roma; este es el dato más im-portante de la jornada.

Esto sucede abajo, mientras arriba, el po-der utiliza la terapia del shock de la crisis fi-nanciera, impone, sin elecciones y en nombre del futuro del país, un gobierno “técnico” en-cabezado por el ex banquero Mario Monti. Un nuevo gobierno con viejos objetivos: que 99 por ciento de la población pague la crisis, sin tocar los privilegios del 1 por ciento, como denuncian los indignados en Italia.

Desde abajo, aun con las nuevas dificul-tades y contradicciones, se discute y se actúa para construir prácticas en las que la democ-racia, el trabajo y los bienes comunes son par-adigmas fundamentales alrededor de los cu-ales gira la pugna entre status quo neoliberal y la alternativa política y social en toda Europa.

Nada es fácil ni obvio en tiempo de crisis: la siguiente cita es el 11 de febrero de 2012, para una marcha nacional impulsada por la FIOM y retomada por muchos otros para construir los caminos del cambio �

TRADUCCIÓN: GIOVANNA GASPARELLO

ROMA � FOTO: SIMONA GRANATI, OCTUBRE DE 2011

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DAVID BROOKS

NUEVA YORK

Estados Unidos Ocupamos para liberar

L A IMAGEN LO dice todo: el toro de Wall Street acorralado, prote-gido por barreras metálicas y policías asignados a esa tarea 24 horas

al día, el símbolo de la elite financiera bajo sitio, algo inimaginable has-ta hace poco.

El 17 de septiembre la policía ocupó Wall Street como medida pre-ventiva contra el llamado de una revista canadiense, Adbusters, después ratificado por Anonymous, para tomar el centro financiero de Nueva York. Sólo algunos cientos de manifestantes respondieron a la convo-catoria ese primer día.

Tres meses después, la presencia de Ocupa Wall Street se ha exten-dido a más de mil ciudades y pueblos de todo el país. Con ello, este movimiento transformó el discurso político y social estadunidense de uno enfocado en la deuda y las medidas de austeridad, a otro sobre la desigualdad económica y el “secuestro de la democracia” por una mi-núscula elite. Ahora el debate nacional está encuadrado en términos “del 99 por ciento y el 1 por ciento”.

“Ya no hay pretextos. O te sumas a la revuelta en Wall Street y los distritos � nancieros de otras ciudades a lo largo del país, o te quedas del lado equivocado de la historia… O pruebas, sientes y hueles la intoxicación de la libertad y la revuelta, o te hundes en el miasma de la desolación y la apatía. O eres un rebelde o eres un esclavo”, escribió Chris Hedges, ex corresponsal de guerra y Premio Pulitzer, en el Wall Street Journal Ocupado, a pocas semanas de nacer Ocupa Wall Street.

Desde el presidente Barack Obama hasta el legendario rockero Lou Reed, del arzobispo Desmond Tutu a Noam Chomsky, así como las escritoras Alice Walker y Barbara Kingsolver, los precandidatos presidenciales republicanos, lo mismo que altos ejecutivos bancarios y los principales medios nacionales, todos han tenido que responder al nuevo movimiento y, con ello, la disputa por el futuro de este país se transformó.

La combinación de “democracia directa” (mediante la toma de de-cisiones colectivas en asambleas generales) y acción directa definen el carácter del movimiento Ocupa.

Ocupaciones, marchas, manifestaciones y espectáculos en espacios públicos, clausuras de puertos, interrupción de actos electorales, hasta un músico ofreciendo una serenata a Obama y los líderes mundiales con el mensaje de Ocupa, así como una corrida de toros con la famosa estatua del toro en el corazón del sector � nanciero de Nueva York, cambiaron el panorama político y social de esta nación.

También abrieron una puerta. Como comenta la escritora Rebecca Solnit, “ocupar también significa presentarse –una experiencia radical-mente desenchufada para la generación digital”. Fue milagroso para muchos dejar atrás sus pantallas y “presentarse” con otros, todos juntos, en actos colectivos, poder pelear y abrazarse, ser portavoces de todos, un coro integrado por el 99 por ciento.

Todo esto provoca alarma entre las autoridades y el “1 por ciento” que se pone en evidencia con denuncias y represiones policiacas y judiciales. Decenas de plantones del movimiento Ocupa fueron desalojados por la fuerza y miles de manifestantes arrestados en los pasados tres meses.

Ocupa Wall Street, después de que su plantón en la Plaza Libertad fue desalojado, declaró de manera contundente: “este movimiento es más que una protesta, más que una ocupación… El ‘nosotros’ en este movimiento es mucho más amplio que los que pueden participar físicamente en una ocupación… es de todos aquellos que toman algún tipo de acción para involucrarse en este proceso cívico. Este momento no es nada menos que Estados Unidos redescubriendo la fuerza que tenemos cuando nos unimos como ciudadanos para abordar las crisis que nos afectan a todos. Tal movimiento no puede ser desalojado”.

Los parámetros políticos se han transformado desde que Ocupa interrumpió el business as usual en Estados Unidos. Nutrido por veteranos de las luchas sociales de las décadas recientes –del movimiento obrero, de los derechos civiles, de liberación de las mujeres, del paci� sta, del gay, del de defensa de los migrantes, del altermundista– este movimiento, cuyos protagonistas iniciales fueron los jóvenes educados pero sin futuro, inspirados por sus pares en Egipto, España, Inglaterra y Chile, no busca participar en los canales tradicionales de la política electoral ni en los circuitos o� ciales, sino lanza el grito de ¡ya basta! que encuentra ecos en varios puntos del planeta.

“Estamos rompiendo con el temor que nos limita y con� na. Ocupamos para liberar”, a� rman. Y advierten en pancartas y consignas: “somos imparables/otro mundo es posible”, ya que esto es sólo “el inicio del inicio” �

(Para ver notas, actualizaciones, fotos y vínculos sobre Ocupa y más, véase La Jornada Indignados http://indignados.jornada.com.mx/)

NUEVA YORK � FOTO: MIKE FLESHMAN

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“No creo que toda esta

protesta sea sólo acerca de

ocupar territorioocupar territorioocupar territorioocupar territorio

físico, sino sobre encender una

nueva imaginación política

ARUNDHATI ROY”

NUEVA YORK � FOTO: MIKE FLESHMAN

NUEVA YORK� FOTO: BESS ADLER/ YES LAB

NUEVA YORK, EU � FOTO: ELIZABETH COLL

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Marroquíes y tunecinos

Hijos de la misma iraA TRAVESANDO LA CADENA montañosa del Alto At-

lante marroquí, predomina el color ocre de las casas hechas de tierra, piedra y paja. Esta antiquísima técnica de construcción ha permitido que algunos escenarios permanezcan exactamente iguales a través de los siglos, inundados por la intensa luz del sol que se re² eja en la roca clara. La mirada se posa en la cente-naria arquitectura de los kasbah, pero después divaga y se pierde entre los callejones, los niños y los rincones ocultos.

En los puntos panorámicos del valle con miles de kasbah, se ve una calle tortuosa que atraviesa los siglos y las montañas marroquíes, donde jóvenes bereberes venden productos de artesanía local a los turistas. Están allí todo el día, esperando que se detenga un autobús. No hay trabajo en aquellos valles y por eso se las arreglan como pueden. Sesenta y uno por cien-to de la población tiene entre cero y 24 años, cifra muy similar a la de Túnez, donde, en algunas zonas, la desocupación juve-nil alcanza hasta 34 por ciento. Ellos son los protagonistas de las llamadas “revueltas del pan”, provocadas por el aumento en el precio de los productos de primera necesidad, debido a la especulación financiera y a las estrategias comerciales.

Son ellos los que se hacen cargo. Cargan a cuestas los rec-lamos de un país entero y los lanzan como piedras a quienes han estado sordos. El futuro lanzado en una piedra, el tra-bajo invocado a palos, la esperanza reclamada con una bom-ba molotov improvisada �

TRADUCCIÓN: MARCELA SALAS CASSANI

RAMY, 24 años, activista por los derechos de la mujer árabe.

Las gafas le caen sobre la nariz, parece una intelectual, pero su mochila a la espalda y su gorra la hacen ver como una estudiante de la Facultad de Letras. Ramy trabaja en la Liga de Mujeres Árabes, “como voluntaria, sin contrato”, defendiendo los dere-chos de las mujeres egipcias. No se preocupa demasiado por el dinero porque, dice, aún no piensa en casarse. A ella no le gustan muchas cosas que el régimen de Mubarak ha hecho durante 30 años. Menciona la restricción de libertades: “la interrupción del servicio de Internet estos días es inconcebible en un país que no está gobernado por una dictadura”. Y la seguridad: “la tortura en las cárceles es sistemática. En el gobierno del rais no se respe-tan los derechos humanos”. Por eso a� rma que llegó el momento de exigir que Mubarak se vaya. “Nací en 1987 y no he visto otro presidente”, añade. Mi familia es de una clase media que Muba-rak ha extinguido. No es justo que nos mire desde lejos y no diga nada. No queremos ver la destrucción del país”.

MAHA, 30 años, farmacéutica.

“Cobro 600 libras al mes (80 euros) y no puedo llevar una vida digna”, dice esta farmacéutica que milita en los Herma-nos Musulmanes. “No puedo ahorrar dinero ni pagar una casa modesta. Me gustaría casarme, pero los jóvenes ahora no encontramos trabajo con facilidad y el tiempo se pasa, esperando ver qué sucede mientras la frustración crece”. Maha asegura que aunque trabaja 10 horas en la farmacia a veces tiene que laborar horas extra en un laboratorio prepa-rando inventarios para conseguir llegar a fin de mes. “Y lo peor es que no podemos decidir. Durante las elecciones no nos dejaron votar, detuvieron a nuestros candidatos, nos golpearon”, asegura. “No nos han dejado otra opción, lo que ocurre es fruto de la represión que hemos vivido todo este tiempo. No hay derechos”, explica con la voz entrecortada. “Necesitamos libertad y eso sólo vamos a conseguirlo si el presidente se va. No nos sirve un nuevo gobierno con él so-bre la cabeza. Lo que hemos venido a exigir es que él y su estilo de gobernar salgan de nuestras vidas para siempre” �

Egipto

Por qué tomamos las calles

CAIRO, EGIPTO � FOTO: ABDEL MONEIM RIYADH SQUARE, MARZO DE 2011

TUNEZ � FOTO: LAURA SPONTI, FEBRERO 2011

TIZIANA PERNA

MARRUECOS

RESUMEN LATINOAMERICANO

EL CAIRO

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Túnez

La determinación de las mujeres

L AS REVOLUCIONES EN Túnez y en Egipto son aconteci-mientos políticos de extraordinario alcance, junto con la

caída de Ben Alí, el 14 de enero pasado. Estas insurrecciones muestran que es posible revertir la asimetría de poder y de fuer-za, no mediante atentados y hombres bomba (que a la fecha no han podido ganarle al poder), sino con cientos de miles de jó-venes, niños y personas comunes y corrientes que se han movi-lizado pacíficamente, con determinación y madurez política

Todo empezó con la inmolación real y simbólica de personas que se han quemado vivas para no seguir padeciendo los abusos del poder, en un terrible gesto de verdad frente al mismo poder. ¿Por qué estas personas no han imitado a los hombres bomba? Simplemente porque la propuesta del terrorismo islamista se ha mostrado, con el tiempo y ante la prueba de los hechos, poco o nada exitosa.

En los suburbios de Túnez y de otras ciudades y centros menores de población, así como en los douars, las cabañas del pueblo, mujeres, niños y ancianos trabajan para Benetton y otras empresas textiles italianas, amenazados con despedirlos si no trabajan “bien, rápido y callados”.

Por un lado están los murciélagos, jóvenes que viven de noche porque no hay lugar para que todos duerman en su ca-sa y por eso se lanzan a la calle, donde se incrementa el núme-ro de robos y asaltos. Son los primeros en soñar con un plan para navegar e irse a Italia.

¿Y el riesgo de hundirse en el mar frío de febrero? “No im-porta, cualquier cosa para salir de aquí”, afirman los jóvenes

sin empleo sentados en los cafés. Después de años de violencia en contra de las mujeres, disidentes, opositores políticos y jó-venes, se llegó al terrible hecho desatado por Mohamed Bouzi-zi, profesionista desempleado de 26 años que intentaba sobre-vivir trabajando en el comercio informal; fue agredido por policías y le quitaron su mercancía. El 17 de diciembre de 2010 se prendió fuego. Otros imitaron su suicidio en Túnez y luego en Argelia, hasta en Palermo, Italia. Suicidios de la desespe-ranza, teñidos por la desesperación y la impotencia frente a la dictadura, sacrificios emblemáticos de jóvenes condenados a ser la “posteridad inoportuna”, en estos aspectos no muy leja-nos de sus pares europeos.

El suicidio de estos jóvenes no es el gesto que produce la destrucción del enemigo, sino un alarido de protesta extrema que afirma una dignidad irreductible. Por esto, en Túnez se alimentó una rabia social y masiva imposible de contener en la representación del terrorismo. Día tras día, miles de perso-nas se lanzaron a las calles liberados del miedo al régimen impuesto hace 23 años. Las mujeres arengaban a la gente, he-roínas de la normalidad, de una determinación que no se re-conoce en los iconos masculinos de la violencia. No estaban los islamistas en la primera línea, ellos vendrían después, desde las mezquitas y los barrios, pero sin poder hegemoni-zar, hasta ahora al menos, el discurso público. No hay grandes jefes, los partidos de la oposición son todavía pequeños y es-tán divididos, pero hay una gran madurez en la calle, mucha humanidad y una clara visión política �

Estas insurreciones muestran que es posible revertir la asimetría de poder y de fuerza, no con atentados y hombres bomba, sino con cientos de miles personas comunes y corrientes que se han movilizado pací� camente, con determinación y madurez política

TÚNEZ � FOTO: LAURA SPONTI, FEBRERO 2011

SALVATORE PALIDDA Y VITTORIO SERGI

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Colombia

El ingenio de la esperanza

México

Reclamo zapatista por la paz

EN NOVIEMBRE PASADO, mientras caminábamos para reunirnos en la Plaza de Bolívar, en Bogotá, era infructuoso

evitar cierto júbilo: había en el aire una íntima convicción de estar participando en algo más grande que la mera celebración por el retiro del proyecto de reforma de la Ley de Educación Superior. Desde edi� cios, tiendas y autobuses, atrapados por el paso de la marcha, se veían carteles y se escuchaban gritos de apoyo: “¡Que viva el paro estudiantil!”, “¡No dejemos privatizar la educación!”, “¡Abajo la Ley 30 y su reforma!” Hasta donde la vista alcanzaba se veían manifestantes, muchos disfrazados, cantando y bailando, sin que un recio aguacero menguara su ánimo. Y así como ocurrió en Bogotá sucedió también en Cali, Pereira, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga, Tunja, Cúcuta, Quibdó, Neiva, Ibagué, Villavicencio, Cartagena, Manizales, San Andrés… ¿A qué se debía tanto entusiasmo y unidad en torno a una movilización?

El paro nacional había sido declarado desde que se propuso, en octubre pasado, de Proyecto de Reforma a la Ley de Educa-ción Superior. Este proyecto, según el gobierno, había sido de-batido públicamente desde el primer trimestre del año en foros y conferencias. Sin embargo, muchas propuestas de instancias estudiantiles y universitarias habían sido ignoradas. Así, ante la obstinación del gobierno por presentar su proyecto de refor-ma, desde la Mesa Amplia Nacional Estudiantil se convocó al paro nacional. Para entonces ya había siete universidades pú-blicas en paro debido a su incierta situación financiera y a los riesgos de seguridad que corren profesores y estudiantes.

Tras el logro del retiro del proyecto de reforma, en no-viembre pasado, y el levantamiento del paro (condicionado al cumplimiento de una serie de garantías mínimas exigidas, aunque no alcanzadas aún en todas las universidades), al ac-tual movimiento estudiantil se le presentan varios retos, como mantener su unidad y coherencia internas, fortaleciéndolas y ampliándolas a medida que pase el tiempo, además de con-solidar vínculos solidarios con otros movimientos sociales (campesinos, indígenas, mineros...

El entusiasmo de la gente que se atrevió a salir a las calles, a aplaudir desde sus ventanas, a tocar las bocinas de sus vehículos al paso de los manifestantes, a � jar en el papel y con sus voces

HENRY ALEJANDRO MOLANO Y JUAN CAMILO BERMANN

BOGOTÁ

GLORIA MUÑOZ RAMÍREZ

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS

EN ASOMBROSO Y ABSOLUTO silencio más de 20 mil bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional

(EZLN), según cálculos conservadores, colmaron las calles de esta ciudad el pasado 7 de mayo, en lo que fue la reaparición pública de las comunidades en rebeldía y de la plana mayor del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN, luego de más de cinco años de no manifestarse fuera de su territorio.

En el discurso central, ante una plaza abarrotada, el comandante David esbozó con claridad la postura del EZLN ante los saldos de la guerra contra el narcotrá� co impulsada por el presidente Felipe Calderón. Indicó que con su adhesión a la movilización nacional, y en particular con su presencia silenciosa en San Cristóbal de las Casas, no señalarían caminos ni responderían a la pregunta de qué sigue.

Con esta movilización, el EZLN se unió a las protestas que recorrieron el país durante todo 2011, en contra de una guerra que ha dejado entre 50 mil y 60 mil víctimas, una de ellas el hijo del poeta y periodista Javier Sicilia quien, a partir de ese momento, encabeza el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad �

que otra forma de habitar el mundo es posible, no fue una sor-presa; es evidente que hay una sociedad que quiere un cambio, que está dispuesta a reclamarlo y a luchar por él. Desde Estados Unidos hasta la Patagonia hay personas � rmemente convenci-das de que el origen de este cambio está en la educación �

MEDELLÍN, COLOMBIA � FOTO: REUTERS, NOVIEMBRE DE 2011

CHIAPAS, MÉXICO � FOTO: MOYSÉS ZÚÑIGA SANTIAGO, SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, MAYO DE 2011

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Chile

Los estudiantes ponen en

jaque a Piñera

OLEG YASINSKY

SANTIAGO

LORETO BRAVO

SANTIAGO

UN RENOVADO MOVIMIENTO estudiantil crece en Chile desde mayo. Han sido meses de protestas en las calles,

asambleas y articulaciones con otros sectores de la sociedad, con la exigencia principal de un nuevo modelo de educación que se traduce en “una demanda contra el sistema político y económico en general”.

Camila Vallejo, joven de 23 años, estudiante de la carrera de geografía, se convirtió en una de las � guras visibles del movimiento más importante en Chile desde la llegada de la Concertación. Ahora ex presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), militante de las Juventudes Comunistas, Camila ha sido el centro de atracción de los medios de comunicación. Todos hablan de su particular belleza, de su discurso fresco, pero “duro”, de su fortaleza dentro de un movimiento que, a pesar de la represión, se mantiene � rme.

Inesperadamente, una votación heterogénea llevó a la derrota a la dirigente juvenil chilena más importante de los años recientes, cuando buscaba la relección al frente de FECh; quedó en la vicepresidencia.

La entonces vocera del movimiento que ha puesto en jaque al gobierno de Sebastián Piñera, como parte de “algo

más grande” que demanda no sólo reformas en el ámbito de la educación, sino cambios sustanciales en el modelo económico y político establecido durante la dictadura de Augusto Pinochet, señala que antes de las movilizaciones estudiantiles actuales, en Chile hubo otras manifestaciones que aunque no tan masivas, “sí fueron importantes y plantearon cambios sobre la mesa, pero nuestra institucionalidad política no les permitió expresarse” �

“YO SÉ QUE VAMOS a lograr algo con esta movilización. En cinco años me veo estudiando lo que más me gusta

en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, teniendo claro que yo, y muchas otras personas, sin importar su situación económica, vamos a poder estudiar. Me veo en un país donde la educación sea digna y gratuita.

“Me llamo Alejandra Andrea Carrasco Malio, tengo 16 años y estudio en el liceo Carmela Carvajal de Prat. Me gustaría que las próximas generaciones vivieran en un Chile más justo, que las leyes se cumplan, que haya derechos, que cuando algo sea injusto se movilicen igual que lo estamos haciendo nosotros, que no se queden callados. Si nosotros no logramos nada, los pobres van a tener que endeudarse toda su vida.

“Lo que me hace no tirar la toalla y seguir con esto es la situación de nosotras en el liceo. Acá anualmente vienen a postular alrededor de 2 mil niñas y sólo ingresan entre 150 y 200, las demás son rechazadas, no porque sean tontas, simplemente porque no estuvieron dentro de un parámetro y sus padres tienen que gastar la mitad de su sueldo para que vayan a colegios privados o llevarlas a colegios municipales, donde no van a encontrar la misma calidad de educación que hay acá.” �

Demandan no sólo reformas en el ámbito de la educación, sino cambios sustanciales en el modelo económico y político

CHILE � FOTO: REUTERS, NOVIEMBRE 2011

CHILE � FOTO: OLEG YASINSKI, OCTUBRE DE 2011

“No nos daremos por vencidos”

Testimonio de Alejandra

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