La influencia del imaginario medieval en los primeros mapas sobre América.docx
-
Upload
andrea-martinez -
Category
Documents
-
view
38 -
download
0
Transcript of La influencia del imaginario medieval en los primeros mapas sobre América.docx
Campus: Recreo
Licenciatura: Humanidades
Carrera: Historia
La influencia del imaginario medieval en los primeros mapas sobre América
Nombre: Andrea Martínez Freile
Profesor: Rodrigo Moreno
Curso: Seminario de Historia Moderna
Fecha: 21/06
Viña del Mar – 2010
Índice:
Página
Introducción………………………………………………………………… 3
Capítulo Primero: El origen del problema de la existencia de los
Monstruos…………………………………………………………………… 7
Capítulo Segundo: el desarrollo de la visión teológica medieval
y su traspaso al nuevo mundo…………………………………………… 13
Capítulo Tercero: como debe ser el nuevo mundo…………………….. 20
Conclusión………………………………………………………………….. 32
Bibliografía…………………………………………………………………… 34
Apéndice 1: Mapa “TO”……………………………………………………. 36
Apéndice 2: Mapa de Hereford…………………………………………… 37
Apéndice 3: Mapa Liber chronicarum Secunda etas Mundi ………….. 38
Apéndice 4: Mapa de Piri Re`is……………………………………………. 39
Apéndice 5:Mapa de Theodore de Bry…………………………………… 40
Apéndice 6: Mapa Typus Cosmographicus Universalis………………… 41
Apéndice 7: Mapa Tauola dell’ iíole nuoue, le quali fon nominate
occidentali & indiane per diuerli rilpetti…………………………………… 42
Apéndice 8: Carta del estrecho de Magallanes…………………………. 43
Introducción
2
No sólo se puede estudiar un pueblo a través de sus hechos políticos y
económicos, para poder comprender a cabalidad una sociedad es necesario
adentrarse en su cultura. Un aspecto importante de ésta lo constituye el
imaginario.
Tenemos un imaginario cuando representamos visualmente, definimos y
esquematizamos lugares o seres sobre los cuales no se tiene certeza de su “real”
existencia o de su verdadera forma, tal como ocurre en el caso del cielo o del
infierno.
Este trabajo se centrará en el estudio del imaginario monstruoso. Ya que
los monstruos reflejan preguntas esenciales de las culturas, pues corresponden a
la representación de la alteridad y la explicación que se intenta dar a los seres
que, aparentemente, se alejan del orden conocido.
Para trabajar el desarrollo del imaginario monstruoso se analizará un
conjunto de mapas. Entre los que se encuentran el mapa de Hereford De Richard
de Holdingham o Lafford c. 1300., el mapa de Piri Re'is de 1513, el mapa de
Theodore de Bry (I528 y 1598) sobre la Región que corresponde al imperio mítico
de Guiana, el Typus Cosmographicus Universalis Grynaeus, Holbein y Mûnster
de 1532 y la Carta del estrecho de Magallanes de Levinius Hulsius de 1626. En
todos ellos aparecerán, tanto en la decoración de sus contornos, como en el
interior de los mismos, distintos tipos de monstruos.
Para el estudio de esta temática se utilizarán diferentes trabajos y estudios.
En relación al imaginario monstruoso durante la Edad Media se analizará, en
primer lugar, el Capítulo VIII del libro XVI de la “Ciudad de Dios” de San Agustín.
En este apartado el autor se cuestiona sobre la existencia de los monstruos, estas
criaturas no responden a las estructuras con las que la mayoría de los seres se
desarrolla y por lo tanto es necesario comprender qué lugar ocupan dentro del
orden divino. En relación con lo anterior, se utilizarán las “Etimologías” de San
Isidoro. Esta enciclopedia será importante para el trabajo por varios motivos. En
primer lugar, puesto que constituye un gran ejemplo de la permanencia del legado
grecolatino a través de la Edad Media y, en segundo término, porque trata en su
3
libro XI y XIV, al igual que San Agustín, el problema de la existencia de los
monstruos, sus características y su ubicación geográfica.
Respecto del desarrollo de un imaginario durante el proceso de conquista de
América se utilizará el libro de Olaya Sanfuentes, “Develando el Nuevo Mundo:
imágenes de un proceso”, donde trata los problemas que implicaron para los
europeos el encuentro con una realidad nunca antes vista y se analiza las
representaciones que se dieron respecto de la fauna, flora e incluso de los mismos
pueblos indígenas. En este sentido resulta muy cercano al tema de este trabajo,
pues trata sobre las explicaciones que se intentaron dar a la existencia de estos
nuevos seres. Se ocupará, también el libro “América Mágica: Mitos y creencias en
tiempos del descubrimiento del nuevo mundo” de Jorge Magasich y Jean-Marc de
Beer, debido a que realiza una recopilación de los mitos que se ubicaron en
América, y resulta interesante la ordenación en la que los presentan, pues se
relatan primero, los mitos heredados de la visión europea, y luego los que se
funden con el imaginario local. Trabajaré con el libro “Mitos y utopías del
Descubrimiento” de Juan Gil, específicamente con el Capítulo I: Los Ensueños del
Primer Viaje. El Oriente según Colón. En este capítulo se analiza y se ejemplifica
las visiones y descripciones que realiza el Almirante respecto de la flora, de la
fauna, de los monstruosos seres y de las riquezas que supuestamente existían en
las Indias. Se muestra cómo Colón hace corresponder la imagen que se tenía del
mítico oriente con lo encontrado en este nuevo territorio. Ocuparé, el artículo de
José Luis Pereira Iglesias “La imagen del indio en el viejo mundo” que se
encuentra en el libro “Espacio Geográfico, Espacio Imaginario”, en donde se
realiza un repaso de las distintas visiones que tuvieron los europeos respecto de
los territorios conquistados
Para analizar las fuentes cartográficas de este trabajo, me guiaré por el
estudio que realiza John Bryan Harley en su libro “La Nueva Naturaleza de los
Mapas”, respecto de la función e importancia que poseen los mapas como
discursos de una estructura cultural determinada. Si los mapas no son meros
registros de accidentes geográficos, la permanencia o ausencia de elementos en
ellos transmitirá la cosmovisión que se tenía al hacerlos.
4
Durante mucho tiempo existió una visión negativa de la Edad Media, tanto
para la historiografía como para el común de las personas, se entendía esta época
como un período oscuro que trajo la decadencia de todo lo logrado por el mundo
Grecolatino y de la cual solo se saldría con el Renacimiento y, posteriormente, con
la Ilustración.
Esta concepción se veía reforzada cuando se encontraban ilustraciones,
descripciones y análisis de monstruos y seres fantásticos en las grandes obras
medievales. Se consideraba que la superstición y la falta de un conocimiento
científico y racional, promovido por la religión, habían llevado a que estos hombres
creyeran en la existencia de estos seres.
Considero que en gran medida esta época ha sido malinterpretada y que,
en último término, la existencia de un imaginario monstruosos no es algo negativo,
y que, además, no es exclusivo de la Edad Media.
Se intentará demostrar en este trabajo cómo el imaginario medieval se
proyecta en los primeros mapas sobre América. Que esto suceda implica que la
mentalidad del hombre del renacimiento, del descubridor y conquistador de las
nuevas tierras, no difiera, en gran medida, del medieval. Al mismo tiempo se
intentará mostrar que los monstruos no son un elemento negativo, por el contrario,
son una respuesta simbólica de los cuestionamientos que se tiene frente a la
alteridad. Son la forma que tiene el hombre de aprehender lo desconocido. Debido
a esto, los cambios que se produzcan en este imaginario, serán reflejo de los
distintos valores y preocupaciones de cada pueblo, y de estos en su devenir
histórico.
Para demostrar estas ideas el trabajo se estructurará en tres capítulos.
En primer lugar, se hará analizará del origen del problema de la existencia
de los monstruos. Se verá como el inicio del imaginario monstruoso se remonta a
la época clásica y como el desarrollo de esta problemática se da desde los
comienzos de la Edad Media, con san Isidoro y San Agustín.
En según lugar, se tratará el desarrollo de la visión teológica medieval y su
traspaso al Nuevo Mundo, es decir, se analizará como se consolida el imaginario
5
monstruoso y como éste influye en la visión que se tiene de Oriente y que luego
determinará la primera identidad de América.
En el tercer lugar, se estudiarán los problemas que surgen al momento de
definir y clasificar la fauna, la flora y los habitantes del Nuevo Mundo, y como las
respuestas que se intenten dar a esta problemática, estarán estrechamente
ligadas al imaginario monstruoso medieval.
Es necesario advertir que debido a la extensión de este trabajo y a la
complejidad y amplitud cronológica del tema, el presente estudio irá pasando
rápidamente por los períodos históricos y sólo se detendrá en los hechos más
trascendentales para la problemática escogida.
6
Primer Capítulo: El origen del problema de la existencia de los monstruos.
Mucho se ha dicho sobre la supuesta oscuridad de la Edad Media, se
considera que esta época fue un gran retroceso, un gran lapsus de la historia del
hombre entre el mundo greco-latino y el renacentista. Pero esta mirada es una
visión generalizada y prejuiciosa que no aprecia el verdadero rol que jugó esta
época tanto en la permanencia del acervo cultural clásico, como en la construcción
del hombre moderno y en la creación de sus propios valores históricos.
Un ejemplo de lo anterior lo constituye el imaginario monstruoso. ¿No hay
algo más propiamente medieval que creer en seres con cabeza de perro o con
una sola pierna que habitan las antípodas del mundo conocido?
Este tema encuentra sus orígenes en el mundo grecolatino, es enriquecido
por sus propias concepciones en el mundo medieval y es utilizado por los hombres
“modernos” para describir y comprender las nuevas tierras que componen el
continente americano, tal como se aprecia en distintos mapas de la época sobre el
nuevo mundo.
Tenemos un imaginario cuando representamos visualmente, definimos y
esquematizamos lugares o seres sobre los cuales no se tiene certeza de su “real”
existencia o de su verdadera forma, tal como ocurre en el caso del cielo o del
infierno, de las criaturas que habitan las antípodas o el espacio intergaláctico.
Los monstruos se encuentran en el límite entre lo animal y lo humano. Son
seres, pueblos o razas que presentan deformaciones físicas y que viven fuera de
la ecúmene, del mundo civilizado, habitan islas desiertas, zonas lejanas y
exóticas, casi al borde de la tierra misma.
El origen de la configuración del imaginario de los monstruos tal como
aparecen en los mapas sobre América debe buscarse en el mundo grecorromamo.
En esta cultura, se puede apreciar el uso de los monstruos en dos sentidos: en la
mitología y en las primeras explicaciones científicas del mundo.
La cuna de nuestra civilización lo es también de las sirenas, minotauros,
cíclopes, pegasos entre muchos otros ejemplares de dioses, semidioses, héroes y
7
bestias fantásticas1. Solemos crecer escuchando las innumerables travesuras de
las deidades olímpicas y cualquiera se avergonzaría de no conocer a Homero, a
Aquiles y Héctor, a Ulises y al cíclope Polifemo.
Al mismo tiempo que se crea esta mitología como forma de explicación
cosmológica, también se trata de entender el mundo a nivel físico, se lo estudia,
se lo clasifica, se lo dimensiona, tal como se aprecia en las obras de Aristóteles 2,
Plinio el Viejo3, Eratóstenes. Ambas visiones intentan dar una explicación del
mundo que los rodea y el principio ordenador del mismo.
En este contexto encontramos una mezcla entre una explicación del mundo
mitológica y una física en la obra del denominado “Fisiólogo”, naturalista
alejandrino que habría escrito alrededor del siglo II d.C, que realiza una
descripción de una serie de animales a los cuales se le atribuyen significados
teológicos o enseñanzas moralizantes. Un ejemplo lo constituye el pelicano:
“Cuando el pelícano se acerca a los polluelos, que son grandes y hermosos, y
quiere acariciarlos y cubrirlos con sus alas, las avecillas, que son crueles,
empiezan a picarle, pues quiere devorarlo y sacarle ambos ojos. El padre,
enfurecido al sentir las heridas, les pica y golpea, matándolos con violencia,
dejándolos tendidos sin vida. Regresa al tercer día y, para su dolor, los encuentra
muertos. Tanto sufre al ver a sus polluelos sin vida, que se hiere el cuerpo con el
pico hasta que brota la sangre. Ésta va goteando y cayendo sobre los pajarillos; tal
poder tiene, que recuperan la vida… Este pájaro significa el Hijo de Santa María,
nosotros somos sus polluelos que en figura de hombres, somos resucitados y
rescatados de la muerte por la sangre preciosa que Dios derramó por nosotros”4
En este autor encontramos un ejemplo de cómo la naturaleza intenta ser
explicada bajo los valores culturales que se posee y seres peculiares, como puede
ser el pelícano, pueden ser entendidos bajo una mirada cristiana.
1 Graves, Robert, Mitos Griegos, Alianza Editorial, España, 2002.
2 Aristóteles, Física, Gredos, Madrid, 2002.
3 Plinio Segundo, Cayo, Historia Natural, Gredos, Madrid, 2001.
4 Ignacio Malaxecheverría, Bestiario Medieval, Ediciones Siruela, Madrid, 2002, Págs. 53-54.
8
Estas dos cosmovisiones, la mitológica y la científica, fueron recogidas por
los grandes intelectuales de la Alta Edad Media.
La existencia de los seres prodigiosos no es un asunto trivial, por el
contrario, constituye un tema de análisis en la teología cristiana, a tal punto, que
dos grandes intelectuales, como San Agustín (354-430) y San Isidoro (560- 636),
lo comentan.
San Isidoro fue un obispo hispanorromano que debido a su educación, su
influencia en el reino visigodo y su amplia producción literaria, llegó a convertirse
en una de las mayores figuras intelectuales de la época. Cabe señalar que una de
sus obras, las Etimologías, sería, después de la Biblia, el libro más copiado
durante la Edad Media5.
La Etimologías es una recopilación, una enciclopedia del saber antiguo, un
inventario del mundo, como se puede apreciar con tal sólo revisar el índice de la
obra. Según la edición brauliana, veintidós son los libros que constituyen las
Etimologías. A lo largo de todos ellos, Isidoro trata una gran variedad de temas.
Comienza por el Trivium y el Quadrivium, dedica una sección a la Iglesia y sus
sectas, pasa, luego, a hablar sobre el Mundo y sus partes, acerca de las piedras y
los metales, para terminar revisando los utensilios domésticos y rústicos… Si bien,
Isidoro realiza una amplia revisión de lo que constituye el mundo divino, la
naturaleza y lo creado por el hombre, hay un tema en especial que llama la
atención: el libro XI Acerca del hombre y los seres prodigiosos
Es reconocido el método de abreviación y síntesis que utiliza San Isidoro,
nunca dirá más de lo que es estrictamente necesario y, sobre todo en las
Etimologías, definirá sólo los elementos esenciales de cada objeto estudiado.
Debido a esto, uno se pregunta ¿Por qué sería necesario hacer una revisión de
los monstruos que, a primera vista, constituyen una aberración de la naturaleza y
ponen en duda la maestría de Dios? Luego ¿por qué incluye a estos seres en el
5 Para mayores referencias sobre el estudio de la obra Isidoriana revisar: Jacques Fontaine, Isidoro de Sevilla: Génesis y originalidad de la cultura hispánica en tiempos de los visigodos, Madrid, Ediciones Encuentro, 2002. Y Manuel Díaz y Díaz, “Introducción general”, en San Isidoro de Sevilla, Etimologías, Volumen I, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1993.
9
libro que trata sobre los hombres, en vez de estudiarlos junto a los animales o
colocarlos en un apartado?
Estas interrogantes vuelven a surgir cuando se constata que San Agustín
dedica el capítulo VIII del libro XVI de la Ciudad de Dios a analizar el problema de
la existencia de los monstruos.
Podemos apreciar la importancia del estudio de los monstruos, como una
forma de tratar de entender las diferentes manifestaciones de la creación divina.
La primera cuestión que estos autores se cuestionarán, es saber si estos
seres son humanos: “Si debemos creer que cierto género de hombres
monstruosos, como refieren las historias de los gentiles, descienden de los hijos
de Noé, o de aquel único hombre de quien éstos procedieron también, como son
algunos que aseguran tienen un solo ojo en medio de la frente, otros que tienen
los pies vueltos hacia las pantorrillas; otros que no tienen boca, y que viven sólo
con aliento que reciben por las narices; otros que no son mayores que un Codo, a
quienes los griegos por el codo llaman pigmeos.”6
San Agustín responde afirmativamente a esta interrogante. Señala que sin
importar la forma o características que posean, si los monstruos son racionales y
son mortales no es posible dudar de su naturaleza humana. San Isidoro, si bien no
lo hace expresamente, también los entiende integrados al género humano, al
incluirlos dentro de libro que trata acerca de los hombres.
Pero cuando se ha establecido que los monstruos son humanos, en vez de
solucionarse el problema, aparecen un sin número de otras interrogantes: ¿la
existencia de la aberración, de la mutación que, por exceso o falta, transforma la
constitución normal de los hombres en la de estos seres implica acaso que Dios
podría equivocarse al crear un ser? Se ha dicho que los portentos se encuentran
dentro del género humano, pero ¿no es el hombre hecho a imagen y semejanza
de Dios? ¿Si el cuerpo, además, es imagen del alma, la existencia de la tara física
o deformidad presentes en estos seres, expresaría algún tipo de pecado o
enfermedad espiritual? 7
6 San Agustín, Ciudad de Dios, Tomo II, Buenos Aires, Club de Lectores, 1940, Pág. 161.
7 Para profundizar en la problemática del imaginario medieval consultar: Jacques Le Goff, Lo Maravilloso y lo cotidiano en el occidente medieval, Barcelona, Gedisa, 1991.
10
San Agustín responde a estas interrogantes diciendo que: “cualquier
hombre nacido en cualquier paraje, esto es, que fuere animal racional mortal, por
más extraordinaria que sea su forma, o color del cuerpo o movimiento, sonido o
voz, cualquier virtud, cualquier parte o cualquiera calidad de naturaleza que tenga,
no puede dudar todo el que fuese fiel cristiano, que desciende y trae su origen de
aquel primer hombre…Porque Dios es el criador de todas las cosas; Él sabe
dónde y cuándo conviene o convino criar algún ser, y sabe con qué conveniencia
o diversidad de partes ha de componer la hermosura de este Universo.”8
Con el análisis de los monstruos se va a intentar comprender los principios
que rigen este universo. Con los mapas se va a tratar de aprehender y concretar
materialmente el mundo.
San Isidoro, en este afán de inventariar el mundo, crea el llamado mapa
“TO” en el cual representa la Tierra de manera esquemática interpretando el
mundo teológicamente. Divide los continentes con el mar Mediterráneo formando
una T, donde Asia se encontrará en el norte, y Jerusalén coincidirá en el centro de
este mapamundi. Alrededor se encuentra el océano que encierra las aéreas
terrestres emergidas, como los concebían los griegos.
Mapa de “T” en “O” de San Isidoro (627-630) (ver apéndice 1)
Respecto del problema de la existencia de una deformidad en los seres: Umberto Eco, Arte y Belleza en la estética medieval, Barcelona, Lumen 1999. Y Umberto Eco, Historia de la Belleza, Barcelona, Lumen, 2006.8 San Agustin, Op. Cit. Pág. 162
11
Esta forma de representar el mundo hace hincapié en el simbolismo del
número tres, de una gran tradición simbólica, relacionado con la Santísima
Trinidad y los tres hijos de Noé.
Tanto la forma de entender la Tierra con un significado religioso marcará
profundamente el desarrollo posterior de la cartografía, tal como se podrá apreciar
en los mapamundis de los Beatos.
A lo largo de la Edad Media se irá desarrollando el estudio de la naturaleza
como una forma de entender el mensaje divino. Poco a poco la creación va
recibiendo por parte del hombre una cualidad representativa de su creador, es
decir, a través de ella, se puede apreciar y entender a su hacedor. Como diría
Santo Tomás, en cada efecto se aprecia su causa, el motor que lo formó9. Esta
idea irá desarrollando un concepto metafísico de la materia, en ella se encuentran
símbolos que adquieren mayor importancia que la realidad misma, pues reflejan
alegóricamente la divinidad.
Bajo esta concepción todo se puede entender desde un prisma teológico.
Por esto no es de extrañar que las ciencias se unifiquen y se expliquen unas con
otras. Las analogías y las metáforas serán la base del pensamiento de la época.
Segundo Capítulo: el desarrollo de la visión teológica medieval y su traspaso
al nuevo mundo
Para el hombre Medieval el mundo se presentaba como un repertorio de
signos a través de los cuales se podía apreciar el principio ordenador de todas las
cosas: Dios. Así, animales y plantas eran observados a través de un prisma
alegórico que permitía entender su simbolismo trascendental, ya que su función no
se agotaba en su materialidad. De esta forma la importancia propia de cada objeto
radica en el mensaje que puede transmitir. En palabras de Eco: se vivía en una “…
naturaleza que hablaba sin cesar un lenguaje heráldico, en la que un león no era
sólo un león, una nuez no era sólo una nuez, un hipogrifo era tan real como un
9 Santo Tomás, Suma Teológica, BAC, Madrid, 1955, Parte Primera, cuestión 8: Sobre la presencia de Dios en las cosas y cuestión 12: Sobre cómo conocemos a Dios.
12
león porque al igual que éste era signo, existencialmente prescindible, de una
verdad superior”10
Dentro de esta concepción del mundo, poca importancia y sentido, tenía el
clasificar y estudiar minuciosamente la fauna y flora de un lugar específico o el
preocuparse de realizar la representación más fidedigna posible de determinados
lugares. Es por esto que el estudio zoológico y cartográfico deja de ser entendidos
como una mera descripción y pasa a centrarse en el significado sobrenatural de la
creación, para llegar a comprender el mensaje divino.
De esta manera se explica el paso de las grandes compilaciones de la
antigüedad al desarrollo de los Bestiarios, entre los que se destacan, el de
Aberdeen siglo XII y el de Ashmole de principios del siglo XIII.
Los bestiarios son un tipo de enciclopedia del mundo natural, en los que se
procura transmitir los valores cristianos a través del ejemplo moralizante que se
asocia a las costumbres y características de animales, plantas y piedras. En ellos
se describen exóticos seres, algunos existentes y otros fantásticos, a los que se
les asocia algún significado teológico.
Por ejemplo, el unicornio: “Es un animal pequeño, como una cabra; pero
muy huidizo, y los cazadores no pueden acercarse a él pues tiene gran astucia.
Tiene un cuerno en mitad de cabeza. Expliquemos ahora cómo se le atrapa.
Envían al encuentro a una pura doncella revestida de una túnica. El unicornio salta
al regazo de la doncella; ella lo amansa y él la sigue; así lo conduce al palacio del
rey. Vemos así que el unicornio es la figura de nuestro Salvador, el cuerno de
salvación alzado para nosotros en la casa de nuestro padre David. Los poderes
celestiales no pudieron realizar la obra por sí solos, por lo que Él tuvo que hacerse
carne y morar en el cuerpo de la verdadera Virgen María.”11
El Fénix, famosa ave que renace de sus cenizas, es un pájaro que habita
en Arabia, y que representa a Cristo, ya que él manifestó “tengo el poder de dar
mi vida y tengo el poder de recuperarla”12 Tal como esta ave tiene el poder de
morir y renacer.10 : Umberto Eco, Arte y Belleza en la estética medieval, Barcelona, Lumen 1999. Pág. 69
11http://www.lavondyss.net/biblioteca/bestiario-medieval-siruela/00.-BESTIARIO%20MEDIEVAL.htm, visitado el 21 de junio de 2010 a las 20:21
13
Hay que recalcar, que los bestiarios especifican que el hábitat de estos
seres son los bosques, desiertos y países exóticos ubicados generalmente en el
oriente, que en esta época corresponden a lo no civilizado: la anecúmene.
Pero no solo animales describen los bestiarios, también aparecen otro tipo
de criaturas como los cinocéfalos que “deben su nombre a tener cabeza de perro;
sus mismos ladridos ponen de manifiesto que se trata más de bestias que de
hombres. Nacen en la India...También la India engendra cíclopes, que llevan su
nombre porque ostentan un ojo en medio de la frente…Se cree que en Libia nacen
los blemmyas, que presentan un tronco sin cabeza y que tienen en el pecho la
boca y los ojos. Hay otros que, privados de cerviz, tienen los ojos en los
hombros… Dicen que en Etiopía existe el pueblo de los esciopodas, dotados de
extraordinarias piernas y de velocidad extrema. Los griegos los denominan
skiópodai porque durante el verano, tumbados de espaldas sobre la tierra, se dan
sombra con la enorme magnitud de sus pies. En Libia habitan los antípodas, que
tienen las plantas de los pies vuelta tras los talones y en ella ocho dedos…”13
En la Crónica de Nuremberg (siglo XV) hallamos varios ejemplos gráficos
de los seres recién descritos, de este libro he seleccionado los más
representativos:
Cíclopes Cinocéfalos
12 Biblia de Jerusalen, Trad. José Ubieta, Bilbao, Desclee de Brouwer, 1994. Juan 10, 11-18.
13 San Isidoro, Op. Cit. Pág 351
14
Esciapodas
Blemmyas14
De los ejemplos citados, se desprenden una serie de elementos comunes
que ameritan un mayor comentario.
Al igual que los animales, estos portentos también habitan en países
lejanos y exóticos: en la India, en Libia o en Etiopía. Estos lugares están en el
límite del mundo físico, a los que la civilización todavía no ha llegado, y por lo
tanto es campo fértil para que en él se ubiquen todos los seres e historias que
conforman el imaginario medieval.
Tales concepciones se encuentran también en mapas, como el de
Hereford, donde se mantiene el paraíso en oriente, lugar en el que también
residen numerosos monstruos, como la esciopoda que se observa en esta
sección.
14 Las ilustraciones fueron tomadas de: Umberto Eco, Historia de la Belleza, Barcelona, Lumen, 2006,Pág. 139
15
Fragmento Mapa de Hereford
De Richard de Holdingham o Lafford
c. 1300.
(ver apéndice 2)
Otro ejemplo lo constituye el mapa de Nuremberg, alrededor del cual es
posible apreciar distintos monstruos. Si bien en él se perdió la configuración en
“TO” sigue manteniendo las referencias de los hijos de Noé para identificar las tres
partes del mundo.
• Liber chronicarum Secunda etas Mundi (Nuremberg Chronicle).
Autor: Hartman Schedel, año 1493 (ver apéndice 3)
16
Junto con la percepción de que en Oriente habitan los seres fantásticos se
va gestando la idea que estas tierras son también fuentes de riquezas.
“La India es así llamada del río Indo, el cual limita la parte occidental…
Incluye muchas razas y pueblos, la isla de Ceilán, poblada de elefantes, la islas de
Crise y Argyre, muy fecundas en oro y plata, y la isla Tylon, llena de árboles de
hojas perennes….También da marfil, piedras preciosas, como berilos, topacios,
diamantes, carbuncios, lignites, perlas, la perla unión, por la que arden en deseos
las señoras de la nobleza. Hay montes de oro, a los cuales es imposible llegar a
causa de los dragones, grifos y enormes monstruos humanos…Arabia significa
sagrada… en sus selvas se cría la mirra y el cinamomo, se encuentra allí el ave
fénix; tiene piedras preciosas, como el sardónix, la piedra maloquites y el
ópalo….15
De esta forma se produce una asociación entre la búsqueda de riqueza y el
encuentro de los monstruos, como si éstos constituyesen una prueba espiritual, un
último obstáculo antes de llegar a la meta. Así, solo luego de vencer todas las
vicisitudes, se podrá alcanzar la riqueza prometida.
Esta idea se resalta en los mapas que incluyen una península oriental
denominada por su anhelada riqueza: Quersoneso Aureo. Como se aprecia en el
en el globo terráqueo de Matín Behaim de 1492 que superpone en el dibujo de
esta península la siguiente leyenda: “En esta región hay numerosas minas de
oro.”16
Asia fue durante mucho tiempo un sueño inalcanzable. Cuando finalmente
Marco Polo llega a estas tierras, en vez de terminar con el misterio, sus relatos
fortalecen y difunden aun más las maravillas que observó en su viaje por estas
regiones:
“Cipangu es una isla hacia Levante, que está en alta mar, a mil quinientas
millas de las tierras…Y también os digo que tienen oro en grandísima abundancia,
porque se encuentra hasta el exceso en ese país…Os digo verdaderamente que
hay un grandísimo palacio todo cubierto de placas de oro fino. Igual que nosotros 15 Isidoro Op. Cit,. Pág. 339-340.
16 Magasich, Jorge, América Mágica: mitos y creencias en tiempos del descubrimiento del nuevo mundo, LOM, Santiago de Chile, Pág. 92.
17
cubrimos nuestra casa de plomo, y nuestra iglesia, así, ese palacio está cubierto
de oro fino…”17
Marco Polo además describe seres maravillosos como el unicornio, el grifo
y los cinocéfalos.
Esta visión sobre Oriente determinará los objetivos del viaje que realiza
Colón. Su destino será precisamente la mítica Catay y sus techos de oro. Cuando
se enfrentó a las nuevas tierras, interpreta el mundo que ve según los datos que
poseía de Asia. Colon se ve enfrentado a una fauna y flora exuberante, sin
embargo no ha encontrado las montañas de oro que esperaba, “Colon el marino,
pero también el comerciante debe vender su descubrimiento…el almirante
deforma a sabiendas la realidad para adecuarla a lo que cabía esperar de la
india”18 y así comienza la idealización de lo que le rodea. Si en oriente abundaban
los prodigios el también tenía que encontrarlos en estas tierras, todo viajero que
se considerara como tal debía toparse con ellos. En 1493 aseguró Colon que en la
Española le quedaban por explorar dos provincias “la una de las cuales llaman
Auan, adonde nace la gente con cola”19
Esta necesidad de encontrar las míticas tierras de Asia, lo hace asegurar
que ha descubierto Ofir, la región de donde recibía Salomón el dinero para
construir el templo de Jerusalén, tierra resguardada por monstruos, grifos y
hormigas gigantes, en la isla La Española20.
Nos encontramos con la primera descripción del nuevo mundo asociada a
lo que debía esperarse de oriente. Colón influenciado por Marco Polo, D`Ally y
tradiciones bíblicas busca oro, reafirma el carácter exótico del lugar al que llega
describiendo la presencia de monstruos, que son también señal de que las
riquezas están cerca. La primera visión que se tiene sobre América es
propiamente medieval. No muestra la verdadera América, sino la interpretada a la
luz de las concepciones que existían sobre el oriente.
17 Marco Polo, Libro de las Maravillas Biblioteca Grande Viajeros, Barcelona, 1998, Pàg. 395
18 Gil, Juan, “Mitos y utopías del Descubrimiento”, Alianza Editorial, 1968, Pág. 26
19 Ibidem., Pág. 40
20 Ibidem, Pág. 50
18
Tercer Capítulo: como debe ser el nuevo mundo
El descubrimiento de América fue un hito importante en la historia, que
cambió la visión del mundo y abrió el camino para un sinnúmero de interrogantes.
En este momento se discutían una serie de problemas ¿Cuál es el tamaño de la
circunferencia del globo terrestre? ¿Dónde vive el hombre en la tierra?¿Es posible
habitar en cualquier parte de ella? En estas preguntas y en sus respuestas se
puede apreciar la mentalidad de la época.
La creencia en pueblos deformes que viven en las antípodas del mundo y la
consolidación simbólica religiosa de la división tripartita de los continentes nos
demuestran la permanencia del legado medieval en los hombres de esta época.
Esta mentalidad se aprecia con mayor fuerza en los españoles, pueblo de frontera,
marcado por su lucha religiosa y de unificación nacional contra el moro y el judío, y
que se cree destinado por la providencia a continuar su cruzada en el nuevo
mundo para convertir estos nuevos territorios a la fe católica.
Esta mentalidad católica-española marcará la interpretación que se dará a
los territorios descubiertos.
Según la concepción medieval, en las antípodas no podía sobrevivir nada.
Pero cuando los españoles llegan a los nuevos territorios encuentran una
inesperada exuberancia y no saben cómo catalogarla según sus parámetros. “la
flora y fauna americanas reforzaron en su novedad la idea europea de encontrarse
en lugares de confusa identificación. Especímenes del Paraíso, junto a otros del
bestiario medieval convivirán configurando un escenario difícil de describir e
imposible clasificación.”21
Los conquistadores se vieron ante el problema de entender y explicar
animales y plantas que no encajaban en ninguno de los marcos de clasificación
tradicionales que poseían. Distintos tipos de cactus, piñas, palmeras, la iguana, el
tucán y los guanacos son objetivamente seres extraños, aún para nosotros y con
mayor razón para los europeos que por primera vez se encontraban ante ellos. “el
armadillo era un animal bastante peculiar que asombró al europeo, tal como relata
21 Sanfuentes, Olaya, Develando el Nuevo mundo: imágenes de un proceso, Edición Universidad
Católica de Chile, Santiago, 2008, Pág. 147
20
Nicolás Monardes: “traen asimismo de tierra firme un hueso, que es de la cola de
un animal extraño, que está todo cubierto de cochicas, hasta los pies, como un
caballo que está cubierto de armas: por donde le llaman el armadillo… es del
tamaño de un lechón y en el hocico parece a él, tiene una cola larga y gruesa,
como de lagarto, habita dentro de la tierra como topo, y dicen que de ella se
mantiene…”22 Como se aprecia en esta descripción, se trata de analizar a este
animal haciendo referencias a las partes de los animales ya conocidos.
También tendrán problemas al tratar de clasificar a los habitantes del nuevo
mundo. Para determinar esto los españoles volvieron a recurrir a los parámetros
culturales que poseían.
En primer lugar, nace la visión positiva del indio, que responde al anhelo del
europeo por encontrar el paraíso perdido, la edad de oro, el mundo natural no
contaminado por la civilización. Esta visión va a manifestarse en libros como la
“Utopia” de Tomas Moro23, donde se describe el desarrollo de una sociedad ideal
tiene según la referencia que este autor tiene de los pueblos de América. Se
recalca también la inocencia de los indios y aparece la idea del buen salvaje, tal
como lo propone Rousseau en “Emilo o la Educación”24 y Montaigne en su ensayo
“Apologia de Raimundo Sabunde” señala claramente que: “los que vuelven de
ese mundo nuevo descubierto en los tiempos de nuestros padres por los
españoles pueden dar testimonio de cómo esas naciones, sin magistrados, ni
leyes, viven más legítima y ordenadamente que las nuestras…”25
América es el lugar de ensueño, donde tanto las aspiraciones materiales
como las espirituales se ven cumplidas. Esta concepción se va a ver plasmada por
el desarrollo del imaginario, se buscará El Dorado, el Gran Paitití, la Ciudad de los
Césares, la Fuente de la Eterna Juventud.26
22 Ibídem Pág. 146
23 Moro, Tomás, Utopía, Marymar , Buenos aires 1980
24 Rousseau en “Emilo o la Educación”, Edaf, Madrid, 2005,
25 Montaigne, Michel de, Ensayos completos, Ediciones Cátedra, Madrid 2008. Pág. 500.
26 Pellicher, Rosa, “El paraíso en el nuevo mundo”, en “Espacio Geográfico, Espacio Imaginario”, España, 2002.
21
Paralelamente a esta concepción, se fue gestando una visión negativa
acerca de los indios. Se los consideró hombres bárbaros, incivilizados, pecadores.
Esta concepción nace de la mentalidad europea, de su sentimiento de
superioridad, de saberse los únicos seguidores de la verdadera fe, llevándolos a
no valorar lo que era diferente a sus estándares.
A lo anterior se suma la idea de que si existiesen hombres en las antípodas,
estos tendrían que ser opuestos a lo normal, a lo europeo y civilizado. De esta
forma se ve la deformidad, la alteración, que bajo la imagen medieval están
sintetizados en los monstruos, en los habitantes del nuevo mundo.
A nivel teológico se aplicarán a los americanos las preguntas de San
Agustín: ¿Son hijos de Noé, se pueden convertir?
Se ha analizado esta postura negativa ante el indio como una justificación
de la esclavitud y sometimiento de los pueblos americanos. Si los indios son
bárbaros es deber del europeo primero subyugarlos y después educarlos. “El
imaginario europeo elaboró una literatura peyorativa de la otredad. Esta
legitimación nacionalista de las conquistas hispánicas en ultramar llevó a pintar
con los colores más sombríos la índole y costumbres de los indios. Los aborígenes
del Nuevo Mundo no sólo se hallaban privados de cultura, sino que viven como
bestias salvajes. Practican una absurda idolatría, sacrifican a sus dioses víctimas
humanas y comen la carne de sus semejantes. Desconocen la honestidad y el
pudor y son afectos a la embriaguez y la sodomía”.27
Tales posturas fueron recopiladas en la cartografía de estas regiones,
donde aparecen ubicados tantos los elementos positivos (como la fuente de la
eterna juventud, el Dorado), como los negativos: los monstruos (los caníbales).
Lo anterior no es algo casual, pues lo mapas no son un mero instrumento
descriptivo de la realidad geográfica, al contrario, constituyen una gran fuente a
través de la cual se manifiesta la cosmovisión de quien los realiza o manda a
ejecutar. Según Harley “La cartografía fue, principalmente, una forma de discurso
político relacionada con la adquisición y la conservación del poder”28 pues el mapa
“estructura la geografía que describe de acuerdo con una serie de creencias en
27 Pereira, Jose Luis “La imagen del indio en el viejo mundo” en “Espacio Geográfico, Espacio Imaginario”, España, 2002, Pág. 179.
22
cuanto a cómo debería ser el mundo y presenta esta construcción como
verdadera”29
La proyección de los valores de la sociedad sobre la construcción de un
mapa se aprecia tanto en los dibujos de los contornos de una zona, como en los
elementos que se colocan en el interior de la misma. Al establecer los límites y las
fronteras se apropio el territorio, por lo tanto el delineamiento de los mismos
representan una manera de determinar el lugar y dominarlo.
El contenido iconográfico del mapa indica los elementos que se consideran
significativos del lugar; en este sentido, la colocación de un monstruo, planta o
animal, no es aleatorio, denota la mentalidad de quien produjo la cartografía.
Colocar un monstruo en un mapa identifica el lugar señalado, según la ideología
de su autor.
Extractos del Mapa de Piri Reis (Apéndice 4)
Lo anterior se puede apreciar claramente con el mapa de Piri Reis30, en el
que se aprecia por un lado la creencia de que las tierras encerraban o contenían
los mares, al no existir un paso en el sur. Y por otra parte se colocan diferentes
elementos que van identificando el lugar: se ven unos marineros sobre el lomo de
28 Harley, John Bryan, “La Nueva Naturaleza de los Mapas”, Fondo de Cultura Económica, México, 2005, Pág. 114
29 Ibídem Pág. 96
30 No es este el lugar para analizar la problématicas que han surgido en torno al origen y fuentes de este mapa.
23
una ballena, según narra la leyenda del viaje de San Brandán31, aparecen también
distintos papagayos, símbolo que alude “a lo oriental, a lo exótico y a climas de
temperaturas tropicales”32, y un Ewaipanoma, la versión latinoamericana de los
tradicionales Blemmyas.
Los mapas nos dan la clave para entender la ubicación de dos tipos
diferentes de monstruos que según los europeos habitan las tierras americanas.
Por un lado los portentos que se reconocen por las deformaciones físicas, como
los ewaipanomas; y por otra parte, los monstruos que se identifican por la
alteración de los estándares culturales de la civilización europea, como van a ser
los caníbales y las amazonas.
Los ewaipanomas son el equivalente latinoamericano a los Blemmyas o
acéfalos, monstruos que provienen de una larga tradición en el imaginario cultural
y de los que se tienen numerosas referencias y descripciones: “Los acéfalos
nacieron antes de nuestra era, confirmaron su existencia las eminencias greco-
romanas y, más tarde, las autoridades doctrinales de la Edad Media; llegaron a
América para instalarse en las proximidades de El dorado y hasta el siglo pasado
se presentaban pruebas de su existencia. Vivieron más de dos milenios en la
imaginación humana”33
Son tratados por San Isidoro, por San Agustín; constituyen uno de los 22
pueblos impuros encerrados por Alejandro Magno, según nos lo cuenta una
versión tardía del Romance de Alejandro, encierro que reafirma Marco Polo34 en
sus escritos. Finalmente, Sir Walter Raleigh los encontrará custodiando la mítica
Manoa, donde se creía que se encontraba el Dorado:
“Los indios que habitan en las riberas del Caora tienen la cabeza y los
hombres hechos de una sola pieza; esto es monstruoso e increíble, yo estoy casi
convencido de su existencia. Este pueblo extraordinario se llama Ewaipan, y todos
lo niños de Arromaia atestiguan lo que yo escribo en mi Relación que los ojos se
31 Acerca navegación Brandan ver Magasich Op. Cit Pág. 70 y ss.
32 Sanfuentes, Op. Cit. Pág. 122
33 Magasich, Op. Cit. Pág. 142
34 Ibídem Págs. 45-48
24
encuentran en los hombros y la boca en el pecho… y este pueblo monstruoso
provocaba muchos estragos en las aldeas vecinas….”35 Y en otra ocasión añadirá
“Existe una montaña hecha con el metal precioso, pero cerca de ella viven los
poderosos Ewaipanomas, hombre sin cabeza, con sus ojos y boca en el pecho,
muy similares a los acéfalos orientales, pero tienen pelos en la espalda. Son
capaces de manipular arcos tres veces más grandes que los normales”36
Fragmento de Theodore de Bry sobre la Región que corresponde al imperio mítico de
Guiana (Ver Aapéndice 5)
En la historia de Walter Raileigh se aprecia como persiste la asociación
entre el oro y las riquezas y la presencia de pueblos monstruosos, pueblos que a
su vez son razón del fracaso de su aventura. En el grabado de Theodore de Bry
se puede ver la descripción de este mito, se aprecia claramente un Ewaipanoma
con su arco. Un poco más arriba, se encuentra un armadillo, animal que causó
mucho asombro a los primeros exploradores tal como lo hemos indicado. En un
mismo mapa, se asocian elementos, reales y fantásticos, que se consideraban
característicos del lugar.
Las amazonas, son personajes que también provienen de una larga
trayectoria mitológica. El mito de una mujer guerrera, que corta uno de sus pechos
y desprecia cualquier presencia masculina, tendrá su origen con los griegos;
35 Ibídem Pág. 90-91
36 Ibídem Pág.120.
25
también se las describen en el Romance de Alejandro; y Colón escribirá en su
diario que “avía una isla adonde no avía sino solas mujeres…”37 Orellana hará la
misma afirmación.
Las amazonas se ubican en el segundo grupo de monstruos, por su
contraposición a la estructura social europea que entiende el rol femenino de
manera diferente. “Se crea un mito para explicar una realidad que genera tensión
y conflicto en un mundo donde dominan los hombres. El poder femenino en este
tipo de sociedad es un problema para la estabilidad del sistema y se convierte,
entonces, en un símbolo mítico que recuerda su peligrosidad…”38
Tal como se apreció en el grabado de Bry, las amazonas aparecen
asociadas con otros monstruos masculinos, como los Blemmias, y en general con
los caníbales.
Los caníbales son la representación por excelencia de todo lo que se
considera la barbarie del indio americano. Asociación que esta tan integrada en
nuestra mentalidad, que incluso la RAE la incorpora en su diccionario al definir
Caníbal como “1. adj. antropófago. U. t. c. s. 2. adj. Se dice de los salvajes de las
Antillas, que eran tenidos por antropófagos.U. t. c. s.39
El canibalismo es una de las prácticas más repulsivas que se pueden
concebir y que todavía sigue siendo una situación que nos causa escozor. Esta
costumbre apareció en muchas historias, dibujos y referencias sobre los pueblos
americanos, Pigafetta narra un encuentro con ellos e intenta dar una explicación
más “razonable” de su costumbre: “Una vieja no tenía sino un hijo que fuere
muerto por los enemigos…para vengarse, esta madre se lanzó como un animal
feroz sobre él y le desgarró la espalda con los dientes…para que los otros no les
aventajasen en ferocidad, se determinaron a comerse realmente a los enemigos
que se tomasen en los combate, y estos hicieron otro tanto….”40
37 Ibídem Pág. 146
38 Sanfuentes, Op. Cit Pág. 161
39 http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=can%EDbal visitado el 20 de junio de 2010 a las 20:28 hrs.
40 Pigafetta, Antonio, Primer Viaje entorno al Globo ,Francisco de Aguirre, Santiago, 1997, Pág. 15
26
Esta costumbre no podía faltar ser representada en los mapas. Entre
muchos ejemplos, destacamos el mapa Typus Cosmographicus Universalis de
1532 de Grynaeus, Hoblein y Münster, donde se aprecian los caníbales en su
esquina inferior izquierda, como parte de su decoración externa; y el Tauola dell’
iíole nuoue, le quali fon nominate occidentali & indiane per diuerli rilpetti de
Sebastían Múnster de 1544, donde claramente aparecen dibujados al interior del
continente americano.
Fragmento del Typus Cosmographicus Fragmento del Tauola dell’ iíole nuoue …
Universalis (ver apéndice 6) (ver apéndice 7 )
La representación en ambos mapas al mismo tiempo que es caricaturesca
muestra claramente el mensaje: son indios que a sangra fría mutilan un cuerpo y
luego, sin vergüenza alguna, cuelgan las partes como un fiambre. “Truculentos
por naturaleza y antropófagos por inclinación, su conducta es considerada la
antítesis del comportamiento cristiano y civilizado y son los que se encuentran en
la escala más baja de la humanidad. No se les cataloga de animales porque si lo
fueran, su comportamiento sería natural y no causarían el horror que
efectivamente producen. Por esta razón, se les califica en el límite de lo humano”41
Finalmente, un ejemplo de pueblos monstruosos que poblaron el sur de
nuestras tierras y que le dio el nombre a la región: los patagones.
41 Sanfuentes, Op. Cit. Pág. 165
27
Pigafetta narra su encuentro con ellos: “Un día en que menos lo
esperábamos se nos presentó un hombre de estatura gigantesca. Estaba en la
playa casi desnudo, cantando y danzando al mismo tiempo y echándose arena
sobre la cabeza….Este hombre era tan alto que con la cabeza apenas le
llegábamos a la cintura…·42 y también nos comenta acerca de sus costumbres
medicinales: “… Cuando se sienten mal del estómago, en lugar de purgarse, como
lo haríamos nosotros, se introducen bastante adentro en la coa una flecha para
provocar los vomitos…”43 Costumbre que dará origen a su identificación
iconográfica, tal como aparece en el mapa de Hulsius:
Fragmento de la Carta del estrecho de Magallanes de Levinius Hulsius de 1626 (Ver
apéndice 8)
Esta imagen
es tan caricaturesca
como la del caníbal y
logra ser muy
demostrativa y fácil
de entender.
Es difícil identificar el significado que este grupo humano pudo tener bajo la
mirada europea, según Sanfuentes, ya desde la Edad Media se asociaba a los
gigantes con los albores de la civilización y “era importante para el europeo
encontrar gigantes en América porque garantizaba la superioridad de la
42 Pigafetta, Op. Cit. Pág. 22.
43 Ibídem. Pág. 27
28
civilización encarnada por España, y por tanto, la urgencia de la conquista
civilizadora y la evangelización de estos pueblos sumidos en la inferioridad.”44
Pero por otra parte, la existencia de los patagones sirvió de base para que
Gabriel-Francois Coyer escribiera “Carta al Doctor Maty”, de 1767, una utopía
social basada en este pueblo45. Estas dos visiones acerca de los patagones nos
reflejan la variedad de concepciones que se pueden gestar entorno al imaginario y
lo difícil que debió resultarle al europeo entender las complejas y diferentes
costumbres de los pueblos americanos.
La presencia de monstruos en los mapas de América nos habla del proceso
de migración y de desarrollo que ha sufrido el imaginario monstruoso.
A medida que el ser humano ha ido descubriendo nuevas tierra y ampliando
su horizonte habitacional, los monstruos fueron ubicados en el “más allá”
desconocido. A medida en que los espacios fueron develándose a la civilización y
la razón, los monstruos tuvieron que ir emigrando hacia los confines del mundo,
hasta llegar a tierras tan lejanas como la Patagonia chilena y argentina.
En los mapas, su presencia corrió la misma suerte. En un comienzo se los
dibujaba para describir el interior desconocido de determinadas regiones, pero a
medida que se van conociendo dichas tierras, se fundan ciudades y se abren
camino en ellas, también se “civiliza” el mapa. Dejan de ser necesarias las
referencias iconográficas y se excluyen poco a poco a los monstruos, siendo
reemplazados por la toponimia.
Tal vez ya no queden muchos lugares por descubrir, pero la necesidad del
hombre por el imaginario siempre va a estar presente mientras tenga la capacidad
de soñar con lugares lejanos. Actualmente esa frontera de lo conocido lo
constituyen los fondos oceánicos, el espacio intergaláctico y el lado oscuro de la
luna, donde se ubica ahora el imaginario monstruoso.
44 Sanfuentes, Op, Cit, Pág. 150.
45 Magasich, Op. Cit, Pág. 215
29
Conclusión
A lo largo de este trabajo se analizó el desarrollo del imaginario monstruoso
y como éste influyó en la concepción que tuvo el europeo sobre el Nuevo Mundo.
En el primer capítulo, se estudió el origen del problema de la existencia de
los monstruos, tanto en la antigüedad clásica, como en los primeros siglos de la
Edad Media, resaltándose la interpretación teológica que realizaron San Agustín y
San Isidoro respecto de este tema.
En el segundo capítulo, se trató el proceso de consolidación de la
concepción medieval del mundo a través de la interpretación alegórica de la
realidad, tal como se aprecia en los bestiarios y en los monstruos. A continuación
se pasó a analizar los elementos que empiezan a asociarse con Oriente: lugar de
riquezas y de seres fantásticos; y cómo esta percepción se trasladaría a los
territorios americanos bajo la descripción que Cristóbal Colon hace de ellos. De
esta manera, la primera imagen que se tendría del Nuevo Mundo, sería la
asociada por el europeo con Asia.
En el tercer capítulo, se analizaron los problemas que tuvieron los primeros
exploradores para entender y clasificar la fauna, la flora y los habitantes de
América. En este último punto se estudió las dos visiones que se desarrollaron en
torno al indio. Se pudo apreciar que, tanto para la visión positiva como en la
negativa, fue determinante la influencia del imaginario y cosmovisión medieval
para configurarlas. Por último, se hizo un breve repaso de los monstruos
propiamente americanos: los Ewaipanomas, las Amazonas, los Caníbales y los
Patagones.
Como se puede apreciar a lo largo del trabajo, la influencia del imaginario
medieval alcanzó al hombre renacentista, al descubridor y conquistador de las
nuevas tierras. Lo que implica que, al menos en este aspecto, la mentalidad del
moderno no difiera, en gran medida, del medieval.
Paralelamente se pudo demostrar que el problema de la existencia de los
monstruos abarca preguntas teológicas y filosóficas profundas respecto de la
alteridad, de la configuración de lo otro, de lo extraño a los parámetros conocidos,
30
por lo que grandes pensadores han dedicado parte de sus obras al estudio de
estas interrogantes. Por lo tanto ya no se puede considerar este tema como
producto de la mera superstición e ignorancia de los medievales “oscurantistas”.
El presente trabajo tenía un límite temporal, pero como se ha planteado, la
existencia de un imaginario monstruoso es algo que ha acompañado al hombre a
lo largo de su historia y por lo tanto, falta mucho todavía por estudiar y descubrir al
respecto. Uno puede preguntarse por lo que pasó luego de que no se
descubrieran las míticas ciudades como El Dorado o nunca se llegase a encontrar
un cinocéfalo, ¿Qué transformaciones sufrió el imaginario en ese momento? O
que análisis y respuestas le dieron los exploradores científicos, como Humboldt, a
la creencia de esto monstruos. Sería interesante poder estudiar cual es la visión
que tiene Oriente de nosotros, ¿seremos para ellos algún tipo de portento o
bárbaro incivilizado?
La pregunta por los monstruos, es una pregunta por lo desconocido, por lo
diferente que nos causa temor. Esta inquietud va a estar siempre presente en el
hombre en la medida en que éste sueñe y se imagine lugares distantes y por
descubrir. Debido a esto, el tema del imaginario no se agota, y si tal vez ya no se
crea en la existencia de un acéfalo o un esciopoda, vendrán otros monstruos,
como Alien o Depredador, a ocupar su espacio.
31
Bibliografía
Aristóteles, Física, Gredos, Madrid, 2002.
Biblia de Jerusalen, Trad. José Ubieta, Bilbao, Desclee de Brouwer, 1994.
Gil, Juan, Mitos y utopías del Descubrimiento, Alianza Editorial, España,
1968,
Graves, Robert, Mitos Griegos, Alianza Editorial, España, 2002.
Harley, John Bryan, “La Nueva Naturaleza de los Mapas”, Fondo de Cultura
Económica, México, 2005.
Ignacio Malaxecheverría, Bestiario Medieval, Ediciones Siruela, Madrid,
2002.
Jacques Fontaine, Isidoro de Sevilla: Génesis y originalidad de la cultura
hispánica en tiempos de los visigodos, Madrid, Ediciones Encuentro, 2002.
Jacques Le Goff, Lo Maravilloso y lo cotidiano en el occidente medieval,
Barcelona, Gedisa, 1991.
Magasich, Jorge, América Mágica: mitos y creencias en tiempos del
descubrimiento del nuevo mundo, LOM, Santiago de Chile,
Manuel Díaz y Díaz, “Introducción general”, en San Isidoro de Sevilla,
Etimologías, Volumen I, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1993.
Montaigne, Michel de, Ensayos completos, Ediciones Cátedra, Madrid
2008.
Moro, Tomás, Utopía, Marymar , Buenos aires 1980
Pellicher, Rosa, “El paraíso en el nuevo mundo”, en “Espacio Geográfico,
Espacio Imaginario”, España, 2002.
Pereira, Jose Luis “La imagen del indio en el viejo mundo” en “Espacio
Geográfico, Espacio Imaginario”, España, 2002.
Plinio Segundo, Cayo, Historia Natural, Gredos, Madrid, 2001.
Polo, Marco, Libro de las Maravillas, Biblioteca Grande Viajeros, Barcelona,
1998,
Rousseau, Jean- Jaques, “Emilo o la Educación”, Edaf, Madrid, 2005,
32
San Agustín, Ciudad de Dios, Tomo II, Buenos Aires, Club de Lectores,
1940.
Sanfuentes, Olaya, Develando el Nuevo mundo: imágenes de un proceso,
Edición Universidad Católica de Chile, Santiago, 2008.
Santo Tomás, Suma Teológica, BAC, Madrid, 1955
Umberto Eco, Arte y Belleza en la estética medieval, Barcelona, Lumen
1999.
Umberto Eco, Historia de la Belleza, Barcelona, Lumen, 2006.
Recursos de Internet
http://4.bp.blogspot.com/_EB7XaPlGGok/Sw-r9GyyNuI/AAAAAAAAAao/
SqHrA56f0H8/s1600/Hereford_Mappa_Mundi_1300.jpg
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=can%EDbal
http://es.wikipedia.org/wiki/Mapa_de_T_en_O
http://www.antropologiavisual.cl/articulos4/articulo%20margarita%20lira/
descabezado.jpg
http://www.antropologiavisual.cl/articulos4/articulo%20margarita%20lira/
descabezado.jpg
http://www.bibliotecapleyades.net/mapas_antiguos/lm_webpage/
maps_list.htm.
http://www.bibliotecapleyades.net/mapas_antiguos/reanaissance/
maps_list.htm.
http://www.lavondyss.net/biblioteca/bestiario-medieval-siruela/00.-
BESTIARIO%20MEDIEVAL.htm
http://www.mapsorama.com/maps/world/
Map_of_America_by_Sebastian_Munster.JPG visitada el 7 de Junio de
2010 a las 20:47 hrs.
33
Apéndice 1: Mapa de “TO”
Mapa de “T” en “O” de San Isidoro (627-630)46
46 http://es.wikipedia.org/wiki/Mapa_de_T_en_O visitado el 18 de junio de 2010 a las 22:34 hrs.
34
Apéndice 2: Mapa de Hereford
Mapa de Hereford de Richard de Holdingham o Lafford c. 1300.47
Apéndice 3: Mapa Liber chronicarum Secunda etas Mundi
47 http://4.bp.blogspot.com/_EB7XaPlGGok/Sw-r9GyyNuI/AAAAAAAAAao/SqHrA56f0H8/s1600/Hereford_Mappa_Mundi_1300.jpg Visitado el 15 de junio del 2010 a las 22:15 hrs.
35
Liber chronicarum Secunda etas Mundi (Nuremberg Chronicle).
Autor: Hartman Schedel, año 149348:
48 http://www.bibliotecapleyades.net/mapas_antiguos/lm_webpage/maps_list.htm. Visitada el 18 de abril a las 22:30 hrs-.
36
Apéndice 4: Mapa de Piri Re'is
Mapa de Piri Re'is año 151349:
Apéndice 5: Mapa de Theodore de Bry
49 Idem.
37
Theodore de Bry (I528 y 1598) sobre la Región que corresponde al imperio
mítico de Guiana. 50
Apéndice 6: Mapa Typus Cosmographicus Universalis
50 http://www.antropologiavisual.cl/articulos4/articulo%20margarita%20lira/descabezado.jpg visitada el 15 de junio del 2010 a las 21:10 hrs
38
Typus Cosmographicus Universalis. S. Grynaeus/H. Hoblein/S. Münster,
153251:
Apéndice 7: Mapa Tauola dell’ iíole nuoue, le quali fon nominate occidentali
& indiane per diuerli rilpetti
51 http://www.bibliotecapleyades.net/mapas_antiguos/reanaissance/maps_list.htm . Visitada el 18 de abril a las 22:30 hrs-.
39
Tauola dell’ iíole nuoue, le quali fon nominate occidentali & indiane per
diuerli rilpetti de Sebastían Múnster de 1544 52
Apéndice 8: Carta del estrecho de Magallanes
52 http://www.mapsorama.com/maps/world/Map_of_America_by_Sebastian_Munster.JPG visitada el 7 de Junio de 2010 a las 20:47 hrs.
40