LA IDEA DE SACRIFICIALIDAD EN FRANZ … · La sacrificialidad en la teología griega ......
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UNI VE RSI D AD CE NT R O AME RI C AN A
JO S SI ME N C A AS
L A I DE A DE S ACRI FI CI ALI D AD E N FR AN Z HI N KE L AM ME RT .
T E SI S PRE PAR AD A P AR A L A
FACU LT AD DE POST GR AD OS
PAR A O PT AR AL G R ADO DE
M AE ST R O E N FI LOS O F A I BE RO AM E RI C AN A
POR
MOI S S V L ADI MI R G ME Z E SPI NO Z A .
OCT U BRE DE 201 2
ANT I GUO CUS C AT L N, E L S AL V AD OR, C. A.
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2
Rect o r
And reu O l iva D e la E spe ran za , S . J .
Secr e t a r ia G e ner a l
Ce lina P re z Riv e ra
Dec a na d e la Fa cu lt ad de Po s t g r ado s
Ne l ly A re ly Ch ve z R eyno sa
D ir ec t o r de Mae s t r a e n F i lo so f a I b e r o a mer ic a na
Saj id A l f red o He rre ra M ena
D ir ec t o r de T es is
Ca rlo s E rne st o M o lina V e l sque z .
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ndice.
Introduccin. N PGS........ 6 1. Aproximacin al tema de investigacin. 6 2. Justificacin de la investigacin 8 3. El problema 10 3.1 Hiptesis de trabajo 10 3.2 Objetivo general 10 4. Estructura del escrito. 10
Captulo 1: Sacrificialidad y teologa 14 1.1 El punto de partida: el sujeto viviente como ser natural, corporal, necesitado y trascendental.
14
1.2 El formalismo antropolgico y la teologa. 27 2. Hinkelammert y la teologa. 34 2.1 La sacrificialidad en la teologa cristiana. 39 2.2 El problema de la Fe. 51 2.2.1 La relacin entre fe y ley: esquematismo de la ley para el sometimiento del ser humano.
53
2.3 Vida y muerte en el mensaje cristiano. 55 3. La sacrificialidad en la teologa griega. 57 3.1 Prometeo o el castigo por la emancipacin humana. 58 3.2 Ifigenia y su sacrificio 60 4. La fe de Abraham y la fe de Agamenn. 61 4.1 Cristo e Ifigenia. 65
5. Conclusiones acerca del concepto de sacrificialidad desde la teologa.
67
Captulo 2: La sacrificialidad del sistema econmico. 70 1. Lectura sacrificial de algunos conceptos fundamentales vinculados a la teologa y a la economa.
70
2. Anlisis filosfico en clave sacrificial de los fundamentos de la economa contempornea.
77
3. La realidad emprica. 86 3.1 La crematstica imperante actualmente. 86 3.2 La deuda externa. 90 3.3 El desempleo. 93 3.4 Los programas de ajuste estructural (PAE). 95 3.5 La globalizacin unidimensional. 98 4. Los referentes tericos. 102 4.1 El individualismo posesivo a partir de John Locke. 102 4.2 La armona o automatismo del mercado en A. Smith.
109
4.3 La teora de la accin racional. 112 5. La crtica a la lgica sacrificial de la economa. 115 5.1 Del individuo como propietario al sujeto en comunidad.
118
5.2 Del fundamentalismo del mercado al sujeto viviente como fundamento de la sociedad.
120
5.3 La irracionalidad de lo racionalizado y la opcin por la racionalidad reproductiva.
121
Captulo 3: Sacrificialidad como utopismo y anti-utopismo contemporneo.
124
1. El formalismo antropolgico y la ley del valor. 126 1.1. El formalismo antropolgico y la filosofa moderna. La relacin sujeto-objeto en Descartes y el rigorismo tico en Kant.
128
a) La relacin sujeto-objeto en Descartes 128 b) El rigorismo tico en Kant. 133 c) La poltica lockeana 139 1.2 La Ley del valor en Descartes, Kant y Locke 141 2. La utopa en Franz Hinkelammert. Una aproximacin
144
3. Crtica y recuperacin utpica de los proyectos trascendentales.
159
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3.1 La utopa socialista sovitica. 159 3. 2 La recuperacin del socialismo y la utopa del reino de la libertad.
164
3.3 La utopa del mercado total. 166 3.3.1 Irracionalidad de lo racionalizado. 170 3.4 La utopa anarquista. 175 4. La teorizacin contempornea del anti-utopismo 178 4.1 Friedrich Nietzsche y Carl Schmitt como tericos del antiutopismo.
178
a) Friedrich Nietzsche (1844-1900) La actualizacin del Quien quiere el cielo en la tierra, produce el infierno en la tierra El AntiCristo.
178
b) Carl Schmitt (1888-1985), la recuperacin de lo humano por la destruccin del humanismo y el pacifismo como crimen.
186
5. A modo de conclusin preliminar. 192 Captulo 4: Hacia una interpretacin de la sacrificialidad en Franz Hinkelammert.
196
1 Qu se entiende por sacrificialidad en la obra de Hinkelammert?
196
2. Las fuentes del concepto de sacrificio en Hinkelammert.
198
a) La tradicin bblica. 198 b) La teologa griega. 204 c) La antropologa contempornea. 207 3. Interpretacin sacrificial de la realidad social. 208 a) Antiutopismo religioso: Anti-sacrificialismo y la superacin de los sacrificios humanos por el cumplimiento de la Ley.
208
b) Aplastamiento del sujeto va la irracionalidad de lo racionalizado. Su mitificacin sacrificial en aras de la competencia perfecta.
212
c) Anti-utopismo: sin-sentido del no-reconocimiento del ser humano como sujeto utpico desde la legalidad vigente.
216
4. Conclusiones generales. 219 Bibliografa. 224
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Dedicatoria
Esta investigacin no hubiera sido posible sin las siguientes personas: Magdalena, Beatriz, Paula y Nacho. Han sido mi soporte emocional y con alegra y optimismo disfrutan este viaje y apuesta por la filosofa, la docencia y el servicio a los dems. Agradezco a Roberto Valds, Jefe del Dpto. de Filosofa y Director del Seminario de Investigacin en donde discutimos muchas ideas de este trabajo, la orientacin que recib fue muy valiosa. Reitero mis agradecimientos a Carlos Molina por su oportuna direccin y asesora. Gracias a los colegas profesores y profesoras de Filosofa y de Economa que en las charlas de los pasillos supieron escuchar mis planteamientos y adems me hicieron observaciones muy puntuales que enriquecieron esta investigacin.
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Introduccin.
1. Aproximacin al tema de investigacin.
Mi inters es comprender la nocin de sacrificialidad como una posibilidad real siempre
vigente y permanente en la sociedad humana. En este sentido se trata de hacer
conciencia del carcter sacrificial de las instituciones sociales y ante todo la
sacrificialidad presente en los proyectos utpicos que sirven de soporte y le dan
existencia al Estado, el mercado, la religin, a la democracia, al capitalismo, las leyes, los
derechos humanos; todas las instituciones estn nutrindose de alguna utopa, ellas son
utopa como topa, desde el momento que se proyectaron como metas, una vez
alcanzadas se objetivan y dejan de ser utopa como una imposibilidad. La utopa es el
sueo, la topa es la pesadilla. De idea reguladora se transformaron en idea dominante;
Hinkelammert habla del sueo de la razn que produce monstruos para referirse a los
proyectos utpicos que celebran la muerte del sujeto, en aras de sociedades perfectas
presas del optimismo cientfico que es capaz de ilusionar en la medida que avanza al
desarrollo social y humano.
En esta investigacin deseara mostrar las consecuencias de no considerar esa
posibilidad en lo que se llama realidad social. La realidad social debe explicarse por sus
propias causas y aqu retomo el consejo de Polibio: donde sea posible encontrar la
causa de lo que ocurre, no debe recurrirse a los dioses1; eso es justo lo que pretendo
hacer aqu cuando digo que es necesario indagar por qu siguen existiendo esos
fenmenos con caractersticas tipo sacrificios. En mi teorizacin del tema no quiero
achacarles a los dioses, sean los que sean, la responsabilidad sobre la vigencia y
actualidad de los sacrificios humanos; aunque tenga que explorar algunos postulados de
orden teolgicos que usualmente han sido usados para legitimar tales acciones
violentas. Aqu me parece acertada la postura de Beltrn:
En resumen, y habida cuenta de que la realidad social puede manifestarse en unas ocasiones tal como es y en otras a travs de apariencias engaosas () lo que importa
1 Beltrn, M. Cinco vas de acceso a la realidad social Revista Espaola de Investigaciones Sociolgicas (REIS) N 29, Madrid, 1985. Pg. 12
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es la cosa (estado, situacin, proceso, objeto) en su ser ms real: la apariencia o fenmeno, en la medida en que es engaoso, no es sino pura representacin, mera ilusin que hay que superar y despreciar para llegar a la realidad de la cosa; si la cosa est enmascarada, lo que procede es desenmascararla y atenerse exclusivamente a ella tal como es en realidad2.
Hinkelammert da cuenta de lo hay tras la realidad social dominada por las
relaciones sociales de produccin capitalista: irracionalidad de lo racionalizado,
antiutopismo, negacin del sujeto; pero tambin mucha utopa y gente dispuesta a
imaginar otro mundo posible pero sin caer en la ilusin que es posible eliminar la
dominacin. La dominacin por excelencia es la institucin, cualquiera que sea su
naturaleza es administrar la muerte del sujeto.
El inters por realizar una investigacin relacionada con la problemtica
sacrificial en la sociedad moderna, nace a partir de mi afn por comprender la violencia
del mundo actual a partir de un enfoque estrictamente filosfico y emancipador. Me
parece que es obvio expresar que la violencia es irracional pero me pregunto por qu es
irracional?
Girard llega a sostener que la violencia insatisfecha busca y acaba siempre por
encontrar una vctima de recambio3. Esta vctima de recambio no es la causante
inmediata de la violencia del agresor, tal vez su nico defecto sea ser vulnerable y estar
cerca del violento. Ante la irracionalidad de la violencia la sociedad inventa una
estrategia engaa-violencia que tiene la virtud de alejar la violencia irracional de los seres
queridos al fijarse en una especie de cebo que la atrapa. Me pregunto aqu y ahora en
esta sociedad Quines hacen de cebo, de engaa-violencia?
En principio me parece que Hinkelammert con la categora econmica de la
irracionalidad de lo racionalizado puede responder a la cuestin de la violencia irracional;
con esto quiero indicar que no es tan irracional la violencia que vivimos.
Tentativamente esta violencia puede ser explicada a partir del reduccionismo del ser
2 Beltrn, M. Realidad social como realidad o apariencia Revista Espaola de Investigaciones Sociolgicas (REIS) N 19, Madrid, 1982. Pg. 30. 3 Cf. Girard, R. La violencia y lo sagrado, Anagrama, Barcelona, 2005. Pg. 10
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humano a individuo calculador. En la Biblia aparece un ejemplo de este sujeto
calculador que utiliza una sustitucin sacrificial cuyo fin es engaar la violencia. Me
refiero a la historia de la bendicin de Jacob por parte de su padre Isaac en Gen. 27, 1-
29: Isaac es viejo y previendo que pronto morir desea bendecir a su hijo mayor Esa.
Antes le pide que vaya de cacera y le cocine un plato sabroso. Jacob, el menor, que
lo ha odo todo, le avisa la intencin de su padre a Rebeca. Esta aparta dos cabritos del
rebao familiar y prepara la comida que Jacob se apremia a ofrecer a su padre
hacindose pasar (sustituyendo a) por Esa. Isaac es ciego y puede identificar a su
hijo mayor por lo velludo de la piel; para sortear este problema a Rebeca se le ocurre
cubrir la piel de Jacob con el pellejo de los cabritos y as cuando Isaac toca en las manos
y cuello a Jacob cree que realmente se trata de Esa y le da su bendicin.
En el ejemplo vemos el sujeto calculador bblico que utiliza su clculo de
utilidades sin considerar la crisis sacrificial que desata con su accin, Esa lo perseguir
y aunque nunca llegue a matarlo, Jacob no vive tranquilo, vive huyendo. Pero es rico y
llega a tener muchas posesiones materiales. El cabrito es el engaa-violencia temporal no-
definitivo4. La sustitucin sacrificial slo tiene un efecto temporal y tarde o temprano
alcanza al culpable. Si nos fijamos la violencia entre los hermanos Esa y Jacob no
exista antes de la accin racional calculadora de Jacob lleno de ambicin. La violencia
viene despus de la injusticia producto de un ejercicio calculador muy racional pero que
por sus resultados indica su irracionalidad
Por lo anterior me pareci y me sigue pareciendo que en la obra de Franz
Hinkelammert hay suficientes elementos para una reflexin trascendental que cuestione
las imgenes mticas y utpicas que sostienen los antiutopismos contemporneos.
2. Justificacin de la investigacin
En el texto la maldicin que pesa sobre la ley. Las races del pensamiento crtico en Pablo de
Tarso publicado en 2010, Hinkelammert postula que el desafo actual para la
Modernidad es contener y controlar la irracionalidad de lo racionalizado del sistema
4 Cf. Girard, R. La violencia y lo sagrado, Anagrama, Barcelona, 2005. Pg. 13.
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capitalista en su etapa actual, la razn instrumental no lo puede hacer y por el contrario
lo agudiza su ceguera. Aportar en la comprensin y posible solucin de problemas
reales es tarea de cualquier investigador comprometido con la opcin por la vida y la
liberacin. Hinkelammert indica un marco de investigacin y apunta varias lneas por
desarrollar, cada quien sabr identificar cules reas o temas, deseara desarrollar, las
temticas son las siguientes: anlisis de la crisis actual; los mitos del poder; antropologa
y crtica de la economa poltica; la recuperacin o reconstruccin de la categora
marxiana del valor de uso; el tema de la reflexin trascendental del espacio mtico
(ubicar el lugar de los mitos en la reflexin del mundo); la problematizacin de la
legalidad, leyes del mercado y la irracionalidad de lo racionalizado; finalmente el
problema de ubicar el lugar del sujeto en los proyectos de emancipacin.
Partiendo de ese marco de investigacin creo que esta investigacin retoma al
menos dos lneas de investigacin: el lugar del sujeto en los proyectos de emancipacin
y el tema de la reflexin trascendental del espacio mtico (ubicar el lugar de los mitos en
la reflexin del mundo). La dificultad para el investigador es que todas las lneas se
cruzan y unas se complementan, otras son transversales (como en mi caso concreto: el
mito de la sacrificialidad est presente, bajo diversas expresiones en la teologa,
economa y en la teorizacin del sujeto); algunas lneas de investigacin exigen
capacidades tcnicas en matemticas, estadsticas, econometra, antropologa, semitica
de la cultura, antropologa de la religin etc. Los vacos en los resultados de las
investigaciones, quiz tengan que explicarse por los vacos en la formacin
interdisciplinaria de los investigadores. A lo mejor unos son fuertes en las reas tcnicas
y otros sern fuertes en las reas sociales, culturales o humanistas. El talante crtico,
amplia trayectoria y experiencia dirigiendo investigaciones en economa, filosofa,
sociologa y teologa hacen de Franz Hinkelammert un terico muy especial en Amrica
Latina.
El mtodo de anlisis de la realidad social que desarrolla Franz Hinkelammert
combina la crtica de las estructuras, instituciones y el marco categorial que lo soporta y
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lo hace consistente o inconsistente, justo o injusto, posible o imposible, racional o
irracional.
3. El problema
El mundo moderno, de acuerdo a Hinkelammert, est articulado sistemticamente por
una lgica de violencia sacrificial, esta lgica de muerte es sustentada por un discurso o
un pensamiento que legitima esa praxis. La realidad social y su teorizacin denotan una
sacrificialidad perversa la cual debe ser evidenciada y denunciada para postular que otra
realidad es posible.
3.1 Hiptesis de trabajo
Para comprender la violencia estructural que despliega la sociedad occidental es
necesario analizar la importancia y trascendencia del pensamiento que justifica el
sacrificio humano como medio para la reproduccin de la vida humana.
3.2 Objetivo general
Proponer una interpretacin acerca de la idea de sacrificialidad en Franz Hinkelammert
y precisar las categoras de anlisis sacrificial para el estudio de la realidad social y
determinar la relacin entre los espacios de la subjetividad, la religin y la economa.
4. Estructura del escrito.
La investigacin consta de cuatro captulos cimentados sobre tres ejes transversales:
Crtica al formalismo antropolgico:
Teorizacin del ser humano como un ser espiritualizado, infinito, inorgnico,
descorporeizado y sin necesidades; en resumen, un sujeto considerado como actor que
calcula sus utilidades hacia el otro visto como propietario.
La nocin de sacrificialidad
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La presencia de un fuerte antiutopismo por parte de los que defienden nihilistamente,
cnicamente con el pensamiento nico la irracionalidad de lo racionalizado que inunda
todas las esferas de la vida social (mercado total).
Pensamiento crtico.
Me inspira una interpretacin de las ideas de Marx que implica la necesidad de concebir
otro mundo posible, que surge como crtica a la institucionalidad excluyente, la crtica
se hace desde una ausencia presente como negatividad que exige y vive haciendo
realidad:
El imperativo categrico de echar por tierra todas las relaciones en que el hombre sea un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable5.
Este pensamiento permite hacer una anlisis de las mistificaciones/divinizaciones a
partir de la vida real y concreta; en este sentido, esta investigacin asume el desafo de
rebasar la reflexin huera, vaca; mejor ser si logro exponer un discernimiento de los
dioses, de los dolos presentes en nuestro mundo donde el Moloc mercado se lleva
todo. Pero hay que entender sus resortes, aquello que lo activa y conociendo lo
imposible quiz tengamos alguna idea de cmo salir de su lgica sacrificial.
Me ha inspirado y guiado en la investigacin el estudio doctoral del profesor Carlos
Molina, acerca de la tica en Hinkelammert6 que le supuso identificar, analizar, sintetizar
y sistematizar las crticas que el pensador alemn, hace a las nociones antropolgicas
occidentales; el resultado fue que obtuvo tres grandes ncleos o categoras que agrupan
todas esas crticas: sujeto incorpreo, sujeto calculador y sujeto antiutpico. En el
desarrollo de esta investigacin estn presupuestas esas categoras de anlisis y sin ellas
5 Fromm, E. Marx y su concepto del hombre. (Karl Marx: Manuscritos econmico-filosficos). FCE, Mxico, 1964. Pg. 230. 6 Molina Velsquez, C.:Sujeto viviente y tica del bien comn. El pensamiento tico de Franz Hinkelammert. Tesis doctoral presentada en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Centroamericana Jos Simen Caas, 2006. Indito. Disponible en http://www.uca.edu.sv/filosofia/index.php?cat=7&searchk=M. Dado que la tesis est publicada en dos partes a la par del nmero de la pgina indico la parte correspondiente.
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perdera mucho, en cuanto a sentido y significado, el antiutopismo como sacrificialidad.
Las tomo prestadas en mi exposicin y le agradezco su buena disposicin en orientarme
en su buen uso.
Captulo 1
Expongo el problema del sujeto y la ley a partir de la lectura sacrificial de dos
grandes mitos: el no sacrificio de Isaac y el sacrificio de Jess en la cruz. Indago la
dominacin cristiana y su antiutopismo espiritualizado; sigo a Hinkelammert en su
intuicin de considerar a la teologa como una reflexin humana, que gira sobre la
realidad de la tierra aunque se refiera al cielo o al infierno. Intento mostrar la
dominacin imperial y la rebelin del sujeto a partir de la relativizacin de la ley. Se
analiza algunos mitos fundantes de raz juda y griega y la resolucin del conflicto
dominacin -emancipacin. Un desafo especial es mostrar el carcter religioso del
mercado que permitan visibilizar las implicaciones o supuestos religiosos de la propia
economa de mercado como tal. Trato de conectar cristianismo como antecedente de
la religin econmica capitalista. Es de eso de lo que se trata cuando se habla, por
ejemplo de las mutuas implicaciones entre economa y teologa.
Captulo 2.
Abordo la problemtica de la economa y su conexin con la teologa, los
mecanismos, las categoras reales y conceptuales que constituyen el marco categorial
del neoliberalismo, trato de especificar la expresin sacrificial de lo que Hinkelammert
denomina la irracionalidad de lo racionalizado.
Captulo 3.
Me introduzco en la exploracin y relacin entre el formalismo antropolgico,
teologa y economa y determinar la incidencia o el impacto del formalismo
antropolgico en los proyectos trascendentales (utopa y antiutopa) que, en cuanto
societas perfecta desemboca en el aplastamiento del sujeto.
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Captulo 4.
El ltimo apartado consiste en una sntesis en la que me lanzo a proponer una
interpretacin de la idea de sacrificialidad contempornea en Hinkelammert. Ello con el
fin de concretizar y vincular sacrificialmente de un lado, hechos de la vida real y
marcos categoriales, por el otro lado. La pregunta que me gua es cmo se evidencia
que el formalismo antropolgico, la teologa y la economa se articulan en una
racionalidad mortal? Qu papel juegan las imgenes antiutpicas religiosas en los
primeros siglos del cristianismo y cmo se transvasaron a la modernidad? Cmo se
transform el espritu de la cristiandad en la religin capitalista? Las aparentemente
desconectadas relaciones sacrificiales a las que se ve sometido el sujeto viviente, la
argumentacin teolgica que justifica la muerte y el aplastamiento del sujeto por
instituciones econmicas como el mercado.
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Captulo 1: Sacrificialidad y teologa.
1.1 El punto de partida: el sujeto viviente como ser natural, corporal, necesitado y trascendental. Como punto de partida de este captulo relacionado con el anlisis teolgico de
la realidad social es menester conceptualizar la idea de ser humano que propone
Hinkelammert. A tal efecto mostrar el sujeto viviente a partir de la conceptualizacin
filosfica que Hinkelammert retoma de Marx. Asimismo, nos servir la lectura de la
teologa de Pablo que el pensador alemn retoma. Creo que desde ambos
acercamientos quedan establecidos los rasgos del sujeto viviente como ser natural,
corporal, necesitado y trascendental.
De Marx, Hinkelammert retoma elementos importantes, para empezar, un
criterio antropolgico de discernimiento en contra de todos los dioses del cielo y de la
tierra, que no reconocen la autoconciencia humana (el ser humano consciente de s
mismo) como la divinidad suprema7. Retoma tambin el proceso de enajenacin que
describe bsicamente la deshumanizacin del sujeto viviente y por lo tanto el
aplastamiento del sujeto productor. Ya desde los Manuscritos, pero en forma ms clara
en su obra madura (El Capital), Marx se opone a un concepto abstracto de hombre
para pronunciarse por un concepto de hombre real inseparable de las relaciones
sociales y de las formas de individualidad; remito a la observacin puntual del profesor
Carlos Molina:
Lo que el sistema hace, segn Marx, es ignorar totalmente el principio constitutivo de la realidad que es el sujeto humano concreto, la conditio humana la cual funciona como el principio de factibilidad que muestra los lmites para todo proyecto humano8.
Hinkelammert analiza la cuestin de la condicin humana justo en el momento que
aborda la problemtica de los derechos humanos y el discernimiento de las
instituciones. Por conditio humana entiende aquella situacin por la cual el ser humano
7 Marx, Karl: Prlogo de su tesis doctoral Marx Engels Werke. Ergnzungsband. Erster Teil. S. 262 (marzo 1841) citado en Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Ed. Arlekn. San Jos, 2007. Pgs. 281; ver tambin pg. 138.
8 Molina Velsquez, C.: Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. pg. 216 parte I.
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vive y se afirma como sujeto viviente y necesitado en una tensin entre su propia
subjetividad y la objetividad; entre el individuo autnomo y el sujeto en comunidad,
entre la naturaleza y la cultura, entre la libertad y la necesidad. Se trata de una
inevitabilidad:
La condicin humana no es una ley, sino un condicionamiento de la vida humana, que solamente puede acercarse a la realidad por medio de leyes. Las instituciones, por tanto, son inevitables mediaciones de los derechos humanos, aunque ninguna institucin especfica se puede derivar de ellos9.
La conditio humana implica tal interaccin entre sujeto e instituciones que no se puede
abolir un polo sin afectar radicalmente al otro extremo:
Cualquier alternativa (pensable y realizable) debe darse al interior de las grandes instituciones que se han conformado en la historia de la Humanidad () siempre habr espacio para la discusin, pero partir, en la bsqueda de alternativas, de la abolicin del dinero, del Estado y del matrimonio, significa pretender abolir la condicin humana10.
Estela Fernndez como estudiosa de la obra de Hinkelammert define este concepto en
una forma bastante resumida pero cuidando de no dejar nada por fuera:
Puede decirse que la condicin humana es una paradjica e irresoluble tensin entre libertad y dominacin. Por una parte, el ser humano slo puede devenir tal a partir de su ingreso en un proceso de institucionalizacin. Las instituciones (Estado, mercado, matrimonio) son consecuencia del carcter fragmentario de las relaciones humanas, y representan un lmite de opacidad y finitud inherente a la propia condicin humana. Sin ellas, el hombre quedara limitado dentro de un espacio de experiencia reducida e inmediata. Por otra parte, por su propia lgica, las instituciones creadas para permitir el desarrollo humano, tienden a independizarse del hombre, a subordinarlo y a sacralizarse. A la larga, atentan contra la vida, la socavan. Las instituciones son, por tanto, necesarias y peligrosas 11 .
9 Hinkelammert, F. El sujeto y la ley. El retorno del sujeto reprimido. EUNA, Heredia, 2005. Pg. 464. Todo el desarrollo de la conditio humana queda plasmado entre las pginas 454-465.
10 Hinkelammert, F. El nihilismo al desnudo. Los tiempos de la globalizacin. LOM, Ed. Santiago de Chile, 2001. Pg. 277-78.
11 Fernndez Nadal, E.: Crtica y utopa en la filosofa de Franz Hinkelammert Revista Realidad, 102, Septiembre-Octubre 2004. Pg. 729.
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De Marx del Capital, Hinkelammert retoma, tanto para el anlisis de la realidad social
como de la realidad humana, la teora del fetichismo de la mercanca y la ley del valor.
Hinkelammert encuentra en la teora del fetichismo una manera de juzgar toda la
libertad del hombre a partir de sus posibilidades de vida o muerte12. Hinkelammert
desarrolla ms esta categora marxiana por cuanto la preocupacin profunda de
Hinkelammert es que en un contexto de mercado, esta libertad desemboca en una
metafsica anticorporal y antinatural13 que destruye las principales fuentes de riqueza: el
hombre y la tierra.
Acerca de la ley del valor estrictamente hablando, Hinkelammert parte de las
explicaciones de Marx sobre las leyes que rigen las diversas esferas de la economa
capitalista, salarios, precios, arrendamiento, ganancia, inters, crdito, bolsa, son
numerosas y complejas. Pero en ltimo trmino todas proceden de una nica ley
descubierta por Marx y examinada por l hasta el final: es la ley del trabajo-valor14 que es
ciertamente la que regula bsicamente la economa capitalista15. La esencia de esa ley es
simple. La sociedad tiene a su disposicin cierta reserva de fuerza de trabajo viva.
Aplicada a la naturaleza, esa fuerza engendra productos necesarios para la satisfaccin
de las necesidades humanas. Como consecuencia de la divisin del trabajo entre los
productores independientes, los productos toman la forma de mercancas. Las
12 Hinkelammert, F.: Las armas ideolgicas de la muerte. Dei, San Jos, 19772. Pg. 9.
13 Hinkelammert, F.: Democracia y totalitarismo. Dei, San Jos, 1990. Pg. 265.
14 La igualdad del trabajo del sastre y del tejedor no se expresa directamente, sino en que la tela y camisa representan, en cuanto mercancas, cristalizacin de la sustancia social que le es comn a ambos. De ah que sea ms correcto denominar la teora marxiana del valor, teora del trabajo-valor, y no, teora del valor-trabajo, aunque el mismo Marx no consider necesario hacer esta distincin, lo que a nuestro juicio es causa de confusin. En alemn (idioma materno de Marx) se habla de Arbeitswertlehre, esto es, teora del trabajo-valor. Ver Hinkelammert y Mora, Hacia una economa para la vida. Ed. Proyecto Justicia y Vida, Bogot, 2009. Pg. 444 15 Recordemos que para Marx, la contradiccin suprema del capitalismo no es la pretendida contradiccin entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de produccin, sino aquella entre el proceso de trabajo en cuanto metabolismo social y condicin natural del ser humano, y el proceso de valorizacin en cuanto forma capitalista de este proceso. Es, claro est, la contradiccin entre el valor de uso como base de posibilidad de la reproduccin material de la vida, y la forma valor de las relaciones humanas entre productores de mercancas. En ltima instancia, una contradiccin entre la vida y el capital. Ver Hinkelammert y Mora, Hacia una economa para la vida. Op. Cit. Pg. 441.
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mercancas se cambian entre s en una proporcin determinada, al principio
directamente y ms tarde por medio de un intermediario, el oro o la moneda. La
propiedad esencial de las mercancas, propiedad que las hace iguales entre s, siguiendo
cierta relacin, es el trabajo humano invertido en ellas -trabajo abstracto, trabajo en
general, la base y la medida del valor. La teora del trabajo-valor permite a Hinkelammert
desarrollar una crtica al abstraccionismo del mercado:
En una sociedad de productores de mercancas, las relaciones entre tales productores se expresan (se tienen que expresar, dira Marx) como relaciones de valor entre los productos del trabajo, y el tiempo de trabajo es la medida de estas relaciones. Marx reprocha este resultado del mercado, pues lo considera la base de un fetichismo mercantil que, entre otras cosas, abstrae el valor de uso de la relacin entre los seres humanos y de estos con la naturaleza, pero reconoce (y critica) que se trata de un resultado objetivo que surge cuando la coordinacin de la produccin social se organiza a travs de relaciones mercantiles16.
La herencia de la tradicin paulina en la obra de Hinkelammert. Dos categoras
importantes 1) la teologa del cuerpo y 2) la teologa de la ley.
Hinkelammert observa que tanto Pablo como Marx en sus crticas a los
respectivos sistemas dominantes parten del ser humano real y concreto, del sujeto
necesitado, coinciden en elaborar sus teoras no sacrificiales -diramos nosotros- desde
la categora de corporeidad concreta y desde las condiciones de reproduccin de la vida
humana que incluye a la misma naturaleza. No puedo decir cun importante y urgente
es ver que nuestra sociedad sigue -como en los tiempos de Pablo, como en los tiempos
de Marx- negando e invirtiendo este sujeto necesitado17 que nos indica la constante
negacin de este sujeto corporal y necesitado que no tiene ms opcin que un grito que
se ahoga sin respuesta a lo largo del tiempo, y sin embargo, sigue estando como presencia
ausente, su ausencia no obsta para que nos guiemos por ella como una instancia reflexiva
que nos mueve a pensar en mejores derroteros de humanidad. Esta instancia reflexiva
16
Hinkelammert y Mora, Hacia una economa para la vida. Op. Cit. Pg. 444. Ver tambin pgs. 451-467 17 A partir de ello se puede entender el ttulo de una obra de Hinkelammert: F. El grito del sujeto. Del teatro mundo del evangelio de Juan al perro mundo de la globalizacin, DEI, San Jos, 1998.
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no se pregunta -como Descartes- si existo, sino que se hace la pregunta ms radical de si
puedo seguir existiendo18.
A partir de estos insumos que Hinkelammert retoma de Pablo y Marx procede a
desarrollar algunas observaciones acerca de la conditio humana y nos dice que se trata de
un sujeto vivo, natural, corpreo y necesitado; que busca transformar su realidad en
conjuncin con otros que admiten el mutuo reconocimiento como sujetos en
comunidad. Para el ser humano visto como sujeto viviente la utopa y la posibilidad de
pensar e imaginar otro mundo posible es parte de su capacidad humana, de su
condicin humana; pero sabe, y es consciente de su finitud y postula mundos posibles a
partir de su condicin socio histrica: el criterio del lmite entre lo posible y lo
imposible es el criterio de la reproduccin de la vida humana real y concreta19.
Teniendo este criterio como punto de partida aparece una construccin terica
antropolgica y filosfica a la que Hinkelammert le presta mucha atencin por su
carcter destructivo, me refiero al hombre abstracto:
Una sociedad proyectada a partir de las consideraciones sobre el hombre abstracto no puede ms que reproducir una praxis que termina aplastando a los sujetos humanos concretos, ponindolos a merced de las instituciones que tienen como paradigma las relaciones mercantiles, ya que no slo se trata del mercado en s, sino de las instituciones estatales, jurdicas, etc. Todas estas se configuran a partir de un modelo en el cual cuentan fundamentalmente la movilidad de las mercancas y el establecimiento as como su cumplimiento rigorista de contratos entre propietarios. Si se ve bien, tal concepcin de la sociedad es totalmente coherente con una concepcin del ser humano descorporeizado, para el que la satisfaccin de sus necesidades no cuenta, sino
slo la realizacin de las reglas del mercado20.
Hinkelammert en su obra explica las dimensiones constitutivas del sujeto:
Una vez aclarado el hecho de que el sujeto cognoscente es una instancia reflexiva del sujeto actuante, aparece una nueva dimensin tanto de la realidad como del sujeto enfrentado a ella: se trata de la dimensin del sujeto prctico. Al escoger los fines por realizar, aparece la escasez de medios para esa realizacin como el condicionante material de toda eleccin. As pues, el conjunto de los fines tecnolgicamente posibles no es de por s prcticamente posible; slo un subconjunto de esos fines puede ser
18 Hinkelammert, F. El sujeto y la ley. El retorno del sujeto reprimido. EUNA, Heredia, 2005. Pg. 487.
19 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Descle de Brouwer, Bilbao, 20023. Pg. 371.
20 Molina Velsquez, C.: Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pg. 83 parte I.
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realizado () Ahora bien, el sujeto prctico no puede actuar a no ser que sea un sujeto vivo21.
Carlos Molina destaca, al interpretar esta cita, la continuidad en las dimensiones de la
subjetividad que aparecen despus de un ejercicio reflexivo y con lo cual tendramos la
constitucin de un sujeto trascendental podramos, incluso, encontrar una cierta
secuencia, a saber, sujeto cognoscente, sujeto actuante, sujeto prctico y sujeto
viviente (sujeto necesitado)22. De acuerdo a Carlos Molina es posible identificar otra
dimensin del sujeto como productor o creador y en la secuencia lo ubica entre el sujeto
prctico y el sujeto viviente; cada uno de ellos estara, en ese orden, fundado en el
siguiente. Tratar de exponer brevemente esta secuencia que expresa las dimensiones
constitutivas del sujeto necesitado y trascendental.
a) En primer lugar el sujeto cognoscente. Hinkelammert al dialogar con el filsofo
de la ciencia Karl Popper, le recrimina el no reconocimiento de la subjetividad del
sujeto cognoscente a quien considera como un mero observador neutral y que no se
involucra con lo observado, le interesa a Popper resaltar la objetividad. A partir de
Popper el que las ciencias sean objetivas, quiere decir que tienen validez
independientemente del sujeto humano23.
Para el autor la objetividad de las ciencias estriba en otra cuestin: siempre que
las ciencias se dirijan a la realidad, tcitamente aceptan la accin humana sobre esa
realidad y ello convierte a las ciencias en antropocntricas y subjetivas24 Qu quiere
decir esto? El ser humano por su capacidad de abstraccin es que concluye una
objetividad del mundo ms all de la vida y muerte del sujeto:
21 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Descle de Brouwer, Bilbao. 20023. Citado por Molina Velsquez, C.: Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pg. 21 parte II.
22 este sujeto productor aparece al comprender la subjetividad desde la perspectiva de la produccin de valores de uso o la creacin de (objetos) satisfactores de necesidades Molina Velsquez, C.: Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pg. 23 parte II. Acerca del sujeto productor o creador se puede ver su desarrollo en el texto de Hinkelammert, F., y Mora, H. Hacia una economa para la vida. Ed. Proyecto Justicia y Vida, Bogot, 2009.
23 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Descle de Brouwer, Bilbao, 20023. Pg. 310-311. 24 Cf. Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 309.
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La solucin en que el mundo es subjetivo y su existencia objetiva es una conclusin terica que resulta de la abstraccin de la subjetividad de la experiencia de las cosas25.
Una cosa es la experiencia, por ejemplo, el dolor que causa un golpe contra una
pared y otra cosa es la objetividad cientfica que abstrae, separa esa experiencia subjetiva
que ensea que la pared es dura y se la atribuye como una cualidad de intrnseca a la
pared. Hinkelammert explica con ejemplos prcticos cmo esta conclusin terica
rpidamente la olvidamos y pasamos a pensar de esta forma: los aviones vuelan. Por
supuesto que no es as, el piloto vuela usando aviones26 es lo correcto; pero este
hecho objetivo lo pasamos por alto y realmente hemos llegado a creer que los aviones
vuelan; la razn por la que pensamos que la pared es dura y que los aviones vuelan es
porque hemos abstrado la subjetividad de la experiencia de las cosas27, sin embargo,
este hecho no debe hacernos olvidar que toda experiencia del mundo es subjetiva
aunque, ciertamente, la mente humana infiera un mundo disociado del sujeto:
La realidad objetiva no es algo dado con independencia de la vida del ser humano. Es la vida de este, al lograr eludir la muerte, lo que mantiene la realidad como realidad objetiva28.
Sin seres humanos no hay objetividad como tampoco existira lo que llamamos
realidad. Ciertamente hay una necesidad intrnseca del sujeto por conocer la realidad
que es ilimitada, el sujeto apenas puede percibir y conocer algunos hechos; se trata del
acceso a un universo limitado de la realidad que puede observar y, sin embargo, en su
inters de conocer ms, es decir, en su afn de conocer la totalidad de la realidad, este
sujeto cognoscente se ve en la necesidad de construir conceptos universales: estos
conceptos universales son necesarios ante la finitud del observador que es rebasado por
la realidad ilimitada que empricamente no puede observar:
25Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pgs. 185. 26 Ver ste y otros ejemplos en Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pg. 183-185. 27 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pgs. 185. 28 Hinkelammert, F. Hacia una economa para la vida. Ed. Proyecto Justicia y Vida, Bogot, 2009. Pgs. 695.
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Si el sujeto cognoscente no estuviera limitado a la experiencia como una parcialidad, no recurrira a conceptos universales. Estos son una muleta del sujeto cognoscente en cuanto aspira a la totalidad, si bien se encuentra limitado a un nmero finito parcial de casos observables29.
Para Hinkelammert si el sujeto cognoscente no aspirara al conocimiento de la
totalidad no recurriera a la construccin de conceptos universales, en este sentido esos
conceptos revelan un hndicap y un lmite humano que tiene que ver con lo siguiente:
no tener acceso a la totalidad no significa que no juzgamos a la luz de la totalidad a
pesar que el sujeto cognoscente est excluido de aquella totalidad, sin embargo, por la
va del mecanismo de los conceptos universales el ser humano haya una manera de
introducirse en aquella totalidad desde su realidad precaria:
La ausencia presente de la totalidad es la limitacin del ser humano, su finitud. Es la conditio humana. Pero por ausencia la totalidad est presente, lo que es la infinitud del ser humano. Decir solamente que el ser humano es finito, es falso. Es infinito atravesado por la finitud. La finitud significa, que la infinitud como totalidad est presente por su ausencia30.
Ahora quisiera apuntar el tema del sujeto cognoscente en Popper como una
construccin de una subjetividad ideologizada. No olvidando, por supuesto, que Franz
Hinkelammert trata de recuperar la nocin de que no existe un conocimiento objetivo
sin sujeto tal como parece que Popper quiere defender. Pero hay que ir ms all.
Construcciones tericas como las de Popper contribuyen a ideologizar o al menos a no
cuestionar los medios ni los fines dominantes a los que sirve la ciencia y su
pretendida objetividad:
La razn es ahora el nuevo decantado de lo humano, que reproduce el pensamiento de la dominacin, en esta ocasin, introduciendo un nuevo reduccionismo: el del sujeto cognoscente31.
29 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 313. 30 Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pg. 188. 31 Molina Velsquez, C. El sujeto viviente y tica del bien comn. El pensamiento tico de Franz J. Hinkelammert. Op. Cit. Pg. 82 Parte I.
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Opuesto a este sujeto cognoscente nuestro autor desea reconstruir un sujeto
cognoscente que es infinito pero atravesado por la finitud32: tiene un tiempo de vida,
tiene necesidades (aunque no las conozcamos a priori), es un sujeto corporal, sensual y
comunitario33 y expuesto, como todo ser natural a la muerte que le puede ocurrir en
cualquier momento. El sujeto cognoscente de Hinkelammert recupera e introduce en la
condicin humana el carcter contingencial de su propia existencia34, ya no se trata de
un observador fuera de la realidad sino de un observador afectado por la realidad
precaria .
b) En segundo lugar el sujeto actuante lo comprendemos en relacin al sujeto
cognoscente pero en su trascendencia. Esto es as en razn que el sujeto cognoscente es
exclusivamente un observador de la realidad mientras que el sujeto actuante es observador
y realizador35. La caracterstica de este sujeto es que acta con determinados fines sobre
la realidad36. Es esta actuacin la que le permite conocer los lmites empricos de
las imposibilidades de la accin humana; a priori, no se pueden conocer. El principio de
imposibilidad conocido como el perpetuum mobile es descubierto por el sujeto actuante
despus de fallar en el intento de construir una mquina de movimiento continuo.
Tambin resulta que un sujeto actuante es aquel que parte de la capacidad reflexiva
que se dirige hacia el mundo exterior del hombre en funcin de fines de la accin ms
all de cualquier consideracin de factibilidad37. Este sujeto actuante no siempre
considera la realidad de sus posibilidades concretas y entonces en su actuar choca con
la realidad que le dice que un fin puede ser posible lgicamente y tcnicamente pero de
32 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pg. 188. 33 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pg. 135. 34 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pgs. 95 en nota a pie de pgina. 35 Cf. Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 309. 36 Cf. Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 316. 37 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 317.
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eso no puede derivar qu es viable fcticamente. Pero justamente la tarea de este sujeto
actuante es construir los mbitos de todos los fines tecnolgicamente posibles sin
caer en la violacin de los principios de factibilidad, entonces estos principios nos
remiten a la condicin humana: el ser humano infinito atravesado por la finitud. Para
esto se requiere que cumpla dos presupuestos: medios tcnicos materiales (que el fin
buscado sea alcanzable) y considerar los valores y pautas de comportamiento dentro de
la organizacin del trabajo, que no implique exigir esfuerzo humanos denigrantes para
alcanzar un fin determinado, aunque existan los medios tcnicos para llevarlo a cabo38.
c) En tercer lugar el sujeto prctico. Ya hemos dejado establecido que el sujeto
cognoscente es una dimensin reflexiva del sujeto actuante. Ahora bien, lo propio del
sujeto prctico es que advierte al sujeto actuante que no todos los fines tcnicamente
posibles son prcticamente posibles en razn de la escasez de los medios para llevarlos
a cabo. Marx ya nos haba advertido algo en esta lnea del sujeto prctico:
La humanidad slo se plantea los problemas que puede resolver porque al examinarlos con mayor detalle siempre descubre que el problema mismo slo surge cuando las condiciones materiales requeridas para su solucin ya existen o, por lo menos, estn en proceso de formacin39.
El sujeto prctico es el que hace aterrizar las iniciativas tecnolgicas innovadoras del
sujeto actuante, pero ajustados a los medios o recursos disponibles:
Proyectos tcnicamente posibles se vuelven econmicamente posibles, en cuanto pueden recurrir a un espacio en este universo econmico del producto social y, por tanto, contar con sus condiciones materiales de posibilidad40.
Recapitulando hasta ahora llevamos ya desarrollados toda una lgica subjetiva:
iniciamos con un sujeto cognoscente que es parte de una totalidad y que l mismo la
38 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una economa para la vida. Ed. Proyecto Justicia y Vida, Bogot, 2009. Pgs. 79-80. 39 Marx, K.: Contribucin a la crtica de la economa poltica consultado en www. marxism.org; tambin ver Marx, K.: Introduccin de 1857, en Elementos fundamentales para la crtica de la Economa Poltica, Tomo I, Siglo XXI, Mxico, 1986. Pg. 34.
40 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 318.
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vive como ausencia presente desde el momento que se reconoce como ser humano
infinito pero atravesado por la finitud. Los conceptos universales le sirven para dar
cuenta de una realidad que siempre le trasciende. Luego aparece el sujeto actuante que
deduce leyes generales a partir de la experiencia de lo imposible. Luego lo ya dicho
sobre el sujeto prctico que conociendo el conjunto de los fines tecnolgicamente
posibles se restringe a llevar adelante apenas un subconjunto de fines: aquellos para los
cuales hay recursos econmicos suficientes y que pueden ser sostenibles a largo plazo.
d) En cuarto lugar el sujeto creador o productor. La caracterstica principal de este
sujeto le viene dada porque introduce el circuito medio-fin (sujeto prctico) dentro del
otro circuito de la reproduccin de la vida humana (sujeto viviente) en tanto produce
valores de uso orientados a la satisfaccin de las necesidades del ser humano41; este
sujeto permite hacer una fina pero esencial diferenciacin conceptual entre: sujeto
necesitado y sujeto de necesidades. Nos dice Carlos Molina que es en este sujeto
productor que encontramos las necesidades, es por este sujeto que comprendemos
cmo los valores de uso dejan de ser simples valores de uso aisladamente concebidos para
insertarse en un horizonte integral mucho ms amplio y de carcter ms trascendental.
Este concepto de sujeto productor o creador nos hace caer en la cuenta que el ser
humano en cuanto ser natural no es un sujeto con necesidades -especificas- sino que es
un sujeto necesitado:
La totalidad es totalidad para un ser necesitado de otros seres humanos y de la naturaleza exterior al ser humano. No tiene necesidades fijadas a priori, no obstante, necesita fijar necesidades para poder satisfacerlas mediante una accin medio-fin. Pero no puede fijar estas necesidades si no es en relacin con otros seres humanos42.
Si dijramos que es un ser de necesidades estaramos afirmando un sujeto
definido a priori y por lo tanto a-histrico. Justamente el sujeto productor nos indica
que su presencia es necesaria porque las necesidades del sujeto van surgiendo dentro de
la historia, y hay que resolverlas, segn la manera o forma en que el sujeto necesitado
41 Molina, C. Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pg. 23 parte II (cursiva es ma)
42 Hinkelammert, F. Hacia una economa para la vida. Ed. Proyecto Justicia y Vida, Bogot, 2009. Pgs. 331.
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fundamentalmente va insertndose en lo que Hinkelammert denomina el circuito natural
de la vida43 que constituye la prioridad urgente del sujeto. Dado que la historia humana
constituye en s misma un proceso de especificacin de necesidades y esto siempre va
unido al proceso de produccin; la categorizacin de un sujeto productor o creador queda
ms que justificada.
e) Por ltimo llegamos al sujeto vivo que engloba a todos los anteriores y se
constituye en principio y fin pero sin anularlos sino fundndose en cada uno de ellos.
El sujeto vivo en cuanto tal es el nico que puede proyectarse, realizar fines, y,
por tanto, la eleccin de estos est subordinada a la vida del sujeto como individuo y
como conjunto social. Este mismo sujeto es parte del circuito natural de la vida y por
tanto su proyecto vital debe ajustarse a esas condiciones naturales. Este sujeto vivo no
es el sujeto de preferencias de la economa neoliberal que antes hemos analizado, en
cambio, para el sujeto vivo la satisfaccin de necesidades es cuestin de vida o muerte y
ello se decide dependiendo del acceso a la divisin social del trabajo y segn cmo se
distribuya los ingresos. La dominacin y explotacin aparece justamente cuando se
acaparan los medios materiales de vida del sujeto:
La dominacin equivale a limitar o quitar la posibilidad de vivir a travs de la explotacin y se vincula, por tanto, con el concepto de necesidades. Por su parte, la explotacin, en relacin a las necesidades, es muerte44.
De acuerdo a la secuencia que constituye la subjetividad del ser humano que he
presentado, podemos afirmar que en la antropologa hinkelammertiana se descarta un
sujeto trascendental a priori45 por el hecho de que como sujeto viviente se revela en el
43 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una economa para la vida. Op. Cit. Pgs. 35-52.
44 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 323. 45 Carlos Molina en su estudio ya citado ms arriba aclara esto de la siguiente manera: La trascendentalidad en la que piensa Hinkelammert es una dimensin que se abre con la asuncin del sujeto viviente, a partir de las consideraciones de factibilidad de la vida humana, implcitas en los juicios de la racionalidad material y en toda accin social que, a su vez, es consistente con la misma conditio humana. Esta apertura empuja hacia la ruptura del lmite de lo factible, pero desde dentro de la vida humana. Es una trascendentalidad que aparece en la empiria misma, pero trascendindola, no por voluntarismos o actos de fe, sino por el reconocimiento entre sujetos que se hacen presentes como ausencia; Molina, C. Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pg. 2-3 parte II.
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curso de un proceso en el cual se va haciendo sujeto a posteriori: se revela como
necesidad en cuanto resulta, que la inercia del sistema es autodestructiva. () Es una
potencialidad humana y no una presencia positiva46. Hinkelammert nos plantea un
sujeto trascendental pero desde una metafsica al interior de la vida real -intramundana-,
si se quiere utilizar ese lenguaje. Es intramundana ya que en cuanto sujeto actuante; o
sea como sujeto prctico, es parte del sistema, pero en cuanto sujeto vivo est
enfrentado al sistema y en ese sentido es sujeto trascendental. Este sujeto y el concepto
de trascendentalidad son estrictamente utpicos47 por su misma condicin humana.
Podemos concluir, puntualizando algunas caractersticas concretas del sujeto: es
una instancia reflexiva, se le descubre a partir de su negacin, es una ausencia que
mueve a hacerlo presente; su criterio ms importante es la consideracin que el ser
humano es la esencia suprema para el ser humano; es un sujeto comunitario. Esto quiere decir
que no es el mero individuo aislado de los dems, primariamente el sujeto es el Otro, tal
como lo ha descrito muy bien Lvinas al afirmar que el sujeto surge por el rostro del
Otro48. Cuando la comunidad, la alteridad interpela al sujeto y sobre todo cuando el
sujeto responde a ese llamado all hay sujeto. Esto nos conecta con otro rasgo
caracterstico del sujeto: la solidaridad. El sujeto es solidario como exigencia
constitutiva del ser sujeto que reconoce al otro como sujeto, a pesar que, este se
presenta siempre como individuo, mediatizado, objetivado (por el lenguaje, por las
instituciones, etc.) tal como lo denuncia la teora marxista del fetichismo de la
mercanca. La solidaridad ob-liga al sujeto a reconocer al otro ms all de su condicin
46 Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pgs. 274. Ver tambin El sujeto y la ley Op. Cit. Pg. 496.
47 temas como el de utopa, la no sacrificialidad del sujeto y su carcter no entrpico, estn relacionados medularmente con este otro del sujeto trascendental en Acosta, Y. Pensamiento crtico en Amrica Latina: La constitucin del sujeto como alternativa en los noventa. Citado por Molina, C. Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pg. 2 Parte II.
48 El rostro del prjimo significa para m una responsabilidad irrecusable que antecede a todo consentimiento libre, a todo pacto, a todo contrato Cf. Lvinas, Emmanuel: Totalidad e Infinito. Ensayo sobre la Exterioridad. Ediciones Sgueme, Salamanca, 1977. Pg 150.
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de individuo. Cmo logra este paso fundamental? Interpelando, cuestionando la ley
que objetiva al sujeto como mero individuo. En definitiva el sujeto reconoce a travs
del rostro del Otro que no debe matarlo. Tenemos entonces, que no se trata de
cualquier tipo de reconocimiento, sino de aquel que se funda en un juicio de hecho
(esto es que va ms all de un simple juicio de valor) a partir de asumir que asesinato
es suicidio.
Opuesta a la categora de sujeto viviente como ser natural, corporal y necesitado
Hinkelammert identifica al menos tres formas deformadas de considerar la subjetividad
humana. Perfectamente encajan como reduccionismos antropolgicos, nos referimos a
ellos as: sujeto incorpreo; sujeto calculador-poseedor y el sujeto antiutpico.
Podemos decir que la caracterstica comn entre estos reduccionismos antropolgicos
es el constante rechazo y negacin de la corporalidad. Parafraseando a Carlos Molina
este rechazo puede identificarse en la espiritualizacin de la vida humana; en la
absolutizacin de los valores del mercado y por ltimo rechazando un universalismo
antropolgico49 y tico que consistira en la estrategia de negacin de la universalidad del
sujeto a travs del antihumanismo antirracionalista. A continuacin hago una
interpretacin, una propuesta provisional en cuanto a considerar la sacrificialidad como
ejemplo del sin-sentido del no reconocimiento del sujeto viviente. Asumo que el
antiutopismo est cargado de un profundo rechazo del sujeto viviente hasta causarle la
muerte.
1.2 El formalismo antropolgico y la teologa.
Como punto de partida para comprender el formalismo antropolgico hay que
asumir la tesis hinkelammertiana que postula un hecho fundante para toda la
civilizacin occidental, de la cual somos parte, la tesis sostiene que Dios se hizo hombre, se
hizo ser humano50 lo que implica que la Modernidad es resultado o consecuencia de tal
49 Cf. Molina, C.: Sujeto viviente y tica del bien comn. Op.Cit. Pgs. 25-27 parte I. 50 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pgs. 12-13.
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acontecimiento fundacional al continuar el mensaje y el llamado a humanizarse cuya
validez va ms all de cualquier credo o fe:
Yo hablo del hecho de que Dios se hizo hombre, no de la fe o creencia. Se trata de un hecho perfectamente secular. Es un hecho antropolgico. Efectivamente se trata de un hecho que podemos constatar. Evidentemente hay tambin la fe de que Dios se hizo hombre. Est en el centro del cristianismo. Tiene una forma religiosa y el hecho se produce por lo menos, eso es muy probable - a partir de esta fe. Pero va ms all de la fe, porque tambin segn la fe Dios no se hizo cristiano, sino se hizo hombre, ser humano. La paradoja del mensaje cristiano es, que Dios no se hizo cristiano, sino hombre. Desde el comienzo el mensaje cristiano va ms all de lo cristiano. Las grandes emancipaciones de la modernidad la del individuo, la de los esclavos, la de la mujer y la de la clase obrera nacen del hecho que Dios se hizo hombre, ser humano. Pero todas encontraron en el cristianismo constituido un enemigo frreo. El cristianismo produce las herejas para condenarlas despus. Por eso estas emancipaciones, que todava estn en curso, no son cristianas, pero surgen porque Dios se hizo hombre. A partir de eso se transforma en un hecho que penetra la sociedad entera y su cultura. Todo mundo mtico del occidente anterior se derrumba, pierde su sustancialidad y se transforma en un tesoro de sapiencia. Los dioses ahora son dioses alegricos. El mismo Dios Yahv cambia. En el cristianismo es ahora un Dios, del cual Irineo de Lyon dice: gloria Dei, vivens homo. La gloria de Dios es el ser humano vivo. El mismo centro de Dios ahora es el ser humano y no al revs51.
La cita refleja ya una escisin importante dentro del cristianismo: pareciera que
hay un cristianismo emancipador y otro ms bien dominante y opresor. Justamente las
teorizaciones al hecho antropolgico que Dios se hizo hombre se agrupan alrededor de dos
tradiciones humanistas que se pueden identificar porque operan en el cristianismo y la
modernidad las hereda siempre en forma dualista: emancipacin/sometimiento y
corporeidad concreta/corporeidad abstracta. Dentro del cristianismo de los primeros
siglos ya podemos identificar una concepcin del ser humano que se emancipa, que se
rebela y se afirma como corporeidad concreta que se enfrenta a un cristianismo que
defiende una subjetividad que tiene como principio una corporeidad abstracta que es
fcilmente sometida por una institucionalidad abstracta.
En el cristianismo emergente de la rebelin del sujeto de los primeros siglos,
sobretodo, en la visin de san Pablo52 y del evangelio de Juan53, se interpreta la tesis que
51 Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pgs.13-14. 52 En Cristo ya no hay judo ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer Gal. 3.28. Puedo afirmar que para Hinkelammert, en esta frase de san Pablo, ya se insina el reconocimiento de la
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Dios se hizo hombre como la emergencia de un sujeto que relativiza -cuando atenta contra
la vida- la ley, las instituciones y en general cualquier orden establecido. El sujeto que
opta por afirmar la vida en este caso, toma la forma de un oponerse y resistirse al mero
cumplimiento de leyes y normas que atentan contra la vida. Esta opcin por la vida
implica resistirse a sacrificar a otros, a sacrificarse va el suicidio y tambin se opone a
ser sacrificado por instituciones idealizadas que se consideran perfectas como ocurre
con el mercado visto a travs de la mirada neoliberal.
Para poner un ejemplo que ilustre la operativizacin del formalismo
antropolgico y su relacin con la Ley y la sacrificialidad. Consideremos la muerte de
Jess por oposicin a la muerte de Scrates. La muerte de Jess denuncia el despotismo
y la maldad de la ley que ocurre al no discernirla y relativizarla frente a la vida del sujeto
concreto que reclama respeto y el derecho de vivir. En el caso de la muerte de Jess
vemos que cuando se aplica ciegamente, la ley deja de ser ley para la vida. Cundo la ley
deja de ser ley para la vida? Cundo hay que oponerse a su fiel cumplimiento? Cundo
hay que resistir a la norma? A partir de Jess cuando la ley se fetichiza, esto es, cuando
se absolutiza, se vuelve inapelable, incuestionable y dogmtica, en definitiva, cuando
toma la vida de uno para que ella pueda vivir. La aplicacin y cumplimiento de la ley,
resulta en la muerte de Jess, viendo esto, el evangelista san Juan habla del escndalo de
la ley. Sin embargo, tanto Jess y sus juzgadores estn sometidos a la ley que es la Ley
de Dios, ya que se juzga a Jess con la ley mosaica y, por lo tanto no hay nada ilegal. No
obstante, san Juan capta la ilegitimidad de la ley cuando se totaliza y por ello el escndalo.
igualdad y dignidad humana, con el talante de ser una exigencia con pretensiones de universalizarse que llevara a trascender las fronteras de la fe cristiana; es posible ver el ideal universalista de san Pablo vinculado con las grandes emancipaciones de la modernidad la del individuo, la de los esclavos, la de la mujer y la de la clase obrera- todas ellas seran una continuidad. Todo esto refuerza la tesis de que el cristianismo y la modernidad estaran ms que vinculados, en realidad lo que ha ocurrido es una inversin y transformacin: El cristianismo domina en todas partes, pero es un cristianismo invertido y transformado. El cristianismo hoy no es universalizado por los cristianos, sino por aquello, en lo cual se transform con el surgimiento del capitalismo. En su forma invertida y transformada el cristianismo ha conquistado la tierra y se le han sometido todas las culturas y religiones, el cristianismo incluido. En el sentido de la ortodoxia la mercantilizacin es cristianizacin Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pg. 221, cursivas nuestras. 53 Yo he dicho: Dioses sois Juan 10,33.
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Podemos decir que en la muerte de Jess, la Ley se aplic y cumpli perfectamente
contra la voluntad de Jess. Como sujeto Jess niega la Ley aunque venga de Dios.
En la muerte de Scrates vemos que no es a causa de la aplicacin de la ley que
muere, sino a causa del abuso que hacen los jueces quienes mal interpretan la ley, los
jueces cometen lo que hoy se llama prevaricato. Scrates intuye esta mala jugada de
los jueces y se empea en sostener que la ley es la vida y que pase lo que pase debe
cumplirse, por ello no se rebela. Como sujeto Scrates afirma la ley aunque resulte una
injusticia54.
Jess es asesinado por culpa de la Ley, en cambio, en la muerte de Scrates la ley
es inocente, l no encuentra motivos para rebelarse. En ambos sujetos la muerte la
provoca la absolutizacin de la Ley, la diferencia est en el respeto por la vida como
criterio ltimo de legitimidad de cualquier institucin y en la actitud para defender ese
derecho humano: en Scrates hay un sujeto conformista que se sacrifica por la
institucin Ley, Jess, en cambio, exige que se le deje vivir y que se interprete la ley en
funcin de garantizarle la vida recordando que la ley es para la vida, este reclamo le
cuesta la vida. En la muerte de Scrates la ley sale fortalecida aunque se haya violado,
mientras que en la muerte de Jess la ley queda deslegitimada, aunque siga siendo
legal.
La otra cara del cristianismo, la cara del poder imperial, del orden
institucionalizado como religin del Imperio, entendi la tesis de que Dios se hizo hombre
significa que se hizo imperio. Se postula como aquella institucionalidad que cumple y
hace cumplir la ley. Para ello est dispuesta a someter al sujeto en nombre de la Ley de
Dios (ley mosaica) que ahora es ley de Cristo y al mismo tiempo ley del Imperio. Este
Cristianismo retoma la subjetividad griega de profundo respeto y sumisin con la ley.
Scrates aparece como un modelo y lo que se hace es transformar a Jess en un
Scrates judo de tal manera que parezca que tanto Scrates como Jess prefirieron
morir y sacrificarse antes que poner en tela de juicio la Ley:
54 Cf. Hinkelammert: F. El grito del sujeto. Del teatro mundo del evangelio de Juan al perro mundo de la globalizacin. Op. Cit. Pg. 152-154 y 158-160.
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La muerte de Scrates es el paradigma de la absolutizacin de la ley, por tanto del sistema social y posteriormente del imperio. Scrates es el hroe del poder en cuanto ejercicio de la ley. La muerte de Jess, en cambio, es el paradigma de la relativizacin de la ley en funcin del sujeto viviente. Es el paradigma de la muerte del rebelde, que exige que la ley sea ley para la vida. Se entiende entonces, que el cristianismo, si quera cristianizar el imperio, tena que someter la muerte de Jess a la muerte de Scrates. Eso implicaba la reinterpretacin del mensaje cristiano. Se entiende entonces, que la lectura antijudica del mensaje cristiano era el vehculo que permita imponer la muerte de Scrates a la muerte de Jess. Transform al Sanedrn en el rebelde frente a la nueva ley de Cristo, un rebelde que, tergiversando la ley, logr la muerte de Jess. La muerte de Jess ahora es ms que la muerte de Scrates, aunque sea del mismo tipo. Es la muerte en el altar de la ley universal, que es la ley de Cristo que pasa a ser la ley del imperio cristiano universal. La misma muerte de Jess ahora puede ser transformada en una muerte sacrificial, como la muerte de Scrates ya lo era. El altar de la ley universal, en el cual se sacrifica Cristo, ahora es Dios mismo. Dios exige el sacrificio, para que su ley, que es lo mismo en cuanto ley, sea confirmada. Dios, ofendido por los pecados resultantes de las transgresiones de su ley, encuentra su satisfaccin por el sacrificio de su hijo en el altar de la ley transgredida. As aparece la cristiandad55.
Este enfrentamiento entre ambas posturas tiene un desenlace fatal para el sujeto
que desea rebelarse y emanciparse: cuando en el siglo III-IV se imperializa el
cristianismo y se oficializa la opresin y la negacin del ser humano como sujeto con
una corporeidad concreta, para instaurar una institucionalidad que supone seres
humanos como sujetos abstractos, portadores de valores abstractos. Surge un imperio
que inaugura un humanismo abstracto antiutpico, en el que todo se ha convertido en
un sacrificio por la ley y el orden. Aunque ms adelante lo voy a desarrollar ms
ampliamente, un ejemplo concreto de radical importancia de esta corriente de
pensamiento la hallamos en san Agustn (354-430) y su formalismo teolgico: de l
decimos que es el primer moderno, fundador de la lnea argumentativa del
autoconocimiento (cogito agustiniano fundamento del ego cogito de la filosofa moderna), en
filosofa y teologa uno de los pilares de la cultura occidental. Descartes y Husserl
retoman el legado agustiniano y lo actualizan y as es como san Agustn llega hasta
nuestros das. Es el responsable de iniciar la espiritualizacin o formalismo en la
teologa. De acuerdo a san Agustn la fe es todo: crede ut intelligas: intellige ut credas
55 Hinkelammert: F. El grito del sujeto. Del teatro mundo del evangelio de Juan al perro mundo de la globalizacin. Op. Cit. Pg. 159.
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(cree para entender, entiende para creer) La categora de autoconocimiento se resume en no
vayas hacia afuera, vuelve a entrar en ti mismo: en el interior del hombre reside la
verdad la verdad interna es Dios. Su teora de las iluminaciones: las ideas son los
arquetipos de todos los seres en el espritu de Dios. El mundo creado es la realizacin y
la copia de dichos arquetipos.
Bajo la Cristiandad (visin antiutpica= ley no puede ser anulada) el ser humano
como sujeto viviente es desplazado y sometido al cumplimiento de la ley que est por
encima de la vida humana; se proyecta la idea que no puede superarse la ley de
Cristo56 que podemos enunciar como aquella del nunca ms sacrificios57; por medio
de esta ley el Imperio cristiano legitima la dominacin poltica que busca imponer la
muerte de Cristo como nico sacrificio de valor infinito frente al cual ya no se necesitan
ms sacrificios. La resistencia a esta imposicin es causa de persecucin, en ella el lema
es crucificar a los crucificadores que opera en dos sentidos: en primer lugar al interior
del sujeto. Dentro del sujeto el alma debe imponerse a los impulsos de la carne que se
presentan como exigencias de Satans corporeizado; esas seducciones son como los
crucificadores y se debe luchar contra ellas y crucificarlas, cuando el sujeto impone su
alma eterna al cuerpo perecedero est haciendo la va de encuentro con Dios. En
segundo lugar, al exterior del sujeto existen tambin los crucificadores y tambin deben
ser crucificados. El crucificador es aquel que en ltima instancia exige satisfaccin de la
sensualidad, que exige satisfaccin de las necesidades sensuales del cuerpo58 (alimento,
techo, salud etc.). Polticamente la nocin de crucificar a los crucificadores se extiende
de tal manera que todo lo que no est sometido al Imperio es transformado en
crucificador59, crucificadores imperiales son aquellos que reclaman satisfaccin de las
56 Remito al texto bblico de la carta a los Hebreos captulos 9 y 10 donde se desarrolla la idea de nunca ms sacrificios que se origina a partir del sacrificio humano del Hijo de Dios luego del cual ya no puede haber otro sacrificio humano. 57 Hinkelammert, F. Sacrificios humanos. Op. Cit. Pg. 21. 58 Cf. Hinkelammert, F. Armas ideolgicas de la muerte. Op. Cit. Pgs. 246-247. 59 Cf. Hinkelammert, F. Sacrificios humanos y sociedad occidental. Op. Cit. Pg. 23.
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necesidades corporales lo cual se puede interpretar como que quieren seguir haciendo
sacrificios o que no reconocen el sacrificio infinito de Cristo en la cruz, la autoridad
poltica vendra a ser el supremo juez o una especie de alma que observa y hace
cumplir la ley de Cristo en el cuerpo social. Toda la vida humana se transforma en vida
verdadera y de esta vida se derivan valores60 a los que hay que someterse61. Aparece
la ley de Dios62 como el principio para derivar normas que sirven a la dominacin
San Pablo y Karl Marx viviendo tiempos y sociedades distintas coinciden en afirmar
que la absolutizacin de normas y valores abstractos de convivencia traslapa o esconde
la imposicin de la ley que en ltima instancia es ley del valor (dinero).
Para el sujeto necesitado rebelarse e intentar colocarse en el centro de la historia, es
cuestin de vida o muerte. En cambio, para la dominacin, la actuacin del sujeto
corresponde a la hybris, esto es soberbia y orgullo63 porque desea estar en el lugar que
no le corresponde; el Imperio lo interpreta como que quiere ser como Dios, lo
60 Para Hinkelammert la condicin humana exige normas que siendo abstractas sirven para regular la sociedad, siendo abstractas no se puede exigir su fiel observacin ya que no se sabe las consecuencias de ello. Es decir estas normas abstractas deben concretizarse y as se sabr si conviene respetarlas, fomentarlas o desecharlas; a priori no pueden ser legtimas y menos ser legales. En El Salvador tenemos un ejemplo con la famosa Ley de Amnista de 1993. Si consideramos que la amnista representa el valor de la reconciliacin y sin embargo al concretizar ese valor abstracto en la sociedad salvadorea, se tradujo en impunidad que opera como un obstculo para la reconciliacin y por ello se pide derogar tal ley. Vemos en este caso una absolutizacin del valor abstracto de la reconciliacin, concuerdo con Hinkelammert cuando afirma la absolutizacin de los valores es el rechazo de la concretizacin de las normas abstractas de la convivencia humana en funcin de las exigencias de la vida real. Hinkelammert, F. Armas ideolgicas de la muerte. Op. Cit. Pg. 312. 61 Desde el punto de vista del sujeto antiutpico, la crtica del estilo de vida de los portadores sociales de los valores eternos no es un problema cuantitativo de la distribucin de los ingresos. Es un ataque a los valores eternos. Por tanto, estos portadores no defienden su participacin en tales ingresos, sino los valores. Hacindolo, los tienen que defender activamente. Al lado de la muerte econmica, aparece, por tanto, la muerte violenta de aquellos que atacan los valores eternos. En los momentos histricos, en los cuales tal defensa violenta de los valores eternos ocurre, el portador de los valores eternos se transforma en un Guerrero de Cristo Rey. La destruccin del cuerpo se lleva ahora a cabo fsicamente Hinkelammert, F. Armas ideolgicas de la muerte. Op. Cit. Pg. 236. Ver tambin Molina, C. Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pgs. 36-48 parte I bajo el subtitulo las proyecciones teolgicas: vida humana y vida verdadera. 62 Hinkelammert, F. Sacrificios humanos y sociedad occidental. Op. Cit. Pgs. 65. 63 Cf. Hinkelammert, F. Armas ideolgicas de la muerte. Op. Cit. Pg. 228.
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cataloga como utopista (hay que abolir y superar la ley) y por eso tiene que
perseguirlo y anularlo, aparece as la dominacin como anti-utopismo.
2. Hinkelammert y la teologa.
Al ser la sociedad burguesa una etapa de la sociedad occidental tenemos que
buscar la raz de los anti-utopismos como expresin sacrificial en el surgimiento del
cristianismo y su posicin respecto a si se deben hacer o no sacrificios humanos, aclarar
a qu deidades se ofrecen estos y por qu razones hay que hacerlo. Tampoco es el que
el cristianismo invent la sacrificialidad, ya los pueblos precristianos lo hacan, ese
hecho nos conecta histricamente a los judos, a Roma y Grecia.
Hay cierto tipo de teologa que se dedica a espiritualizar la vida humana y
consiguientemente, cae en un fundamentalismo al absolutizar aquellos valores contra la
vida humana misma:
Existe una ronda utpica que lleva a la utopizacin de estructuras y al aplastamiento del sujeto, legitimizado por su estructura utopizada y, por tanto, salvfica. Iglesia, liberalismo y socialismo se entregan a esta utopizacin de estructuras en nombre de una respectiva societas perfecta64.
Contra esta institucin Iglesia que aplasta al sujeto viviente se dirige el
tratamiento crtico y, precisamente, va dirigido a mostrar que, desde algunos
planteamientos ortodoxos y conservadores (presentes en mundo cristiano y griego), al
asumir una subjetividad humana a priori se convierte en un fundamento de una religin
que opera como un mecanismo institucional legitimador de prcticas de sometimiento
del ser humano. Tambin la iglesia al ser una institucin empuja al sujeto a buscar su
realizacin en la interiorizacin ciega de la estructura65 que aunque sea en nombre de
la salvacin no obsta para que aplaste al sujeto; es aplastamiento aunque se diga que se
hace en nombre del ser humano para que conozca a Cristo o para que salve su alma. El
64 Hinkelammert, F. La fe de Abraham y el Edipo occidental. Op. Cit. Pg. 11. 65 Hinkelammert, F. La fe de Abraham y el Edipo occidental. Op. Cit. Pg. 11.
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anlisis hinkelammertiano va contra esta institucin, que supone la formalizacin de la
vida humana, y que pretende instaurar el imperio de la ley al que todo ser humano
debe plegarse y someterse a ella. La idea mtica del sometimiento a la ley y el orden
antecede y rebasa a lo que hoy conocemos como cristianismo dado que se manifiesta
en la tradicin juda y en la tradicin teolgica griega:
Sobre esta base se levanta el mito del poder. Es el mito sacrificial. El mito del poder lo podemos resumir: hay que dar muerte para que haya vida. El criterio de este dar muerte es el orden. Todos los mitos de poder se pueden resumir en estos trminos, aunque cada uno de estos mitos es especficamente diferente de los otros. Pero todos componen el gran circuito sacrificial: dar muerte asegura la vida. Estamos condenados a vivir este circuito sacrificial66.
Ante la discusin de si Hinkelammert es o no telogo: la investigacin conlleva
de mi parte la aceptacin tcita del Hinkelammert telogo de la liberacin. Es un
cientista social que recurre a la teologa no para fortalecer una fe o tradicin
determinada sino para comprender mejor la realidad social en lo que tiene de elementos
teolgicos. En este punto coincido con estudiosos de la obra de Hinkelammert como
Yamand Acosta67, Carlos Molina68; pero me aleja de otros acadmicos como Alejandra
Ciriza69, Enrique Dussel70 y Carlos Beorlegui71 que no dudan en considerarlo parte de la
constelacin de telogos de la liberacin sin ms. La riqueza de este debate recobra
66 Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. El laberinto de la modernidad. Materiales para la discusin. San Jos, Ed. Arlekn. 2007. Pg. 76. 67 Ver. Acosta, Y. Vigencia de la filosofa de Kant en dos expresiones actuales de la inteligencia filosfica en Amrica Latina: Arturo Andrs Roig y Franz J. Hinkelammert Estudios de Filosofa Prctica e Historia de las Ideas www.cricyt.edu.ar/estudiosAo 7 / N 8 / ISSN 1515-7180 / Mendoza / Diciembre 2006 / Artculos (55-78). 68 Ver Molina Velsquez, C. El sujeto viviente y tica del bien comn. El pensamiento tico de Franz J. Hinkelammert. Op. Cit. 69 Ciriza, A.: Cuerpo y poltica. Una lectura sobre Franz Hinkelammert en clave feminista s/n consultado en http://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/1299/cirizahinke.pdf. 70 Cf. Dussel, E. Teologa de la liberacin y marxismo en Ellacura, I. y Sobrino, J. (Editores) Mysterium liberationis. Conceptos fundamentales de la teologa de la liberacin. San Salvador, Uca Ed. 1991. 71 Cf. Beorlegui, C: Historia del pensamiento filosfico latinoamericano. Una bsqueda incesante de la identidad. Bilbao: Universidad de Deusto, 2004 (ver cap. 10 especialmente).
http://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/1299/cirizahinke.pdf -
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importancia a partir de la demarcacin de los campos del saber y s es pertinente o no
establecer relaciones entre las distintas disciplinas cientficas y s la teologa tiene algo
que decir en el campo del saber social o s slo es una disciplina restringida al hecho
religioso. Hinkelammert demuestra la radical importancia de la teologa para
comprender la realidad social.
La teologa de la liberacin en Hinkelammert da un giro importante que es a la
vez un revulsivo para la teologa tradicional en cuanto a interpretacin; Juan Jos
Tamayo ha sealado la importancia de ello cuando aborda la cuestin hermenutica:
El horizonte hermenutico constituye la clave de bveda de toda teologa e intenta liberar al discurso religioso de todo resto de fundamentalismo e implica el paso de la teologa como mera exgesis de textos a una teologa toda ella hermenutica en busca de sentido. Sin la mediacin hermenutica, el discurso teolgico deja de ser tal para convertirse en repeticin de los textos del pasado, reproduccin del discurso religioso oficial, legitimacin de las instituciones religiosas y simple glosa de las declaraciones
doctrinales emanadas de los magisterios jerrquicos72.
Finalmente quisiera compartir la postura del mismo Hinkelammert acerca de la
percepcin que tiene de la teologa de la liberacin y s l se siente parte protagonista de
esa corriente de pensamiento:
En las pginas que siguen, quiero dar un enfoque de la teologa de la liberacin en correspondencia con lo que he vivido y experimentado como participante en su desarrollo. No pretendo hacer una historia de ella. Eso llevara a un anlisis mucho ms diversificado y, posiblemente, ms imparcial, de lo que puedo ofrecer. Ms bien tratar de presentar lo que ha sido mi preocupacin, y de otros compaeros con los cuales he trabajado desde 1976 en el DEI ---, y que nos ha llevado a sentimos parte de esta corriente de pensamiento en la Amrica Latina de hoy. Se trata precisamente de la tesis de que cualquier teologa de la liberacin tiene que desarrollarse en la discusin terica de la relacin economa y teologa73.
El autor estudiado se declara como parte del movimiento intelectual que ha
elaborado y contribuido al desarrollo de una teologa de la liberacin y,
consiguientemente, en este estudio lo asumimos como tal, si hacer teologa de la 72 Tamayo, J.J. Teologa para otro mundo posible (Conferencia pronunciada en el Foro Mundial de Teologa y Liberacin en Porto Alegre, 21-25 de enero de 2005). Pgs. 91-92. Consultada en http://www.iglesiaviva.org/222/222-31-TAMAYO.pdf. 73 Hinkelammert F. El nihilismo al desnudo. Los tiempos de la globalizacin. Op. Cit. Pg. 185 (nfasis es mo)
http://www.iglesiaviva.org/222/222-31-TAMAYO.pdf -
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liberacin implica y, adems, exige, analizar la relacin economa-teologa con miras a
liberar al sujeto; si es as, entonces, Hinkelammert es un motor de desarrollo del
pensamiento teolgico liberador.
La teologa, en cualquiera de sus expresiones, de acuerdo a Hinkelammert, est
muy lejos de ser un elemento ajeno a la problemtica social, no se puede pensar en una
teologa apoltica y menos atribuirle una pretendida neutralidad por su carcter
espiritual. Cuanto ms espiritual pretende ser ms vnculos materiales niega74. A partir
de estas consideraciones es que Hinkelammert va a sostener:
Que en el plano de la religin haya o no sacrificios humanos, no cambia para nada el hecho de que en la sociedad si existan. En el plano de la religin, que siempre gira de alguna manera alrededor de la vida y sacrificio humano, se da sentido a la vida y al sacrificio, independientemente del hecho de que hayan sacrificios religiosos o no, o en qu forma75.
La crtica de las imgenes discursiva de corte religioso o teolgico tal como la
realiza Hinkelammert nos revela un mecanismo sacrificial como es la necesaria distorsin
del mensaje evanglico, de la misma forma esquemtica, ocurre en la economa, con el
amor al falso Dios dinero, su creencia idoltrica legitima ciertos mecanismos naturales y
necesarios para su funcionamiento. La pertinencia de vincular en profundidad la relacin
entre economa y teologa conduce a un replanteamiento cada vez ms explcito del
sacrificialismo presente en nuestra realidad tal como lo constata Assmann destacando lo
oportuno del anlisis teolgico de Hinkelammert76.
Ya he mencionado con quienes hace teologa Hinkelammert, sin embargo, hace
falta decir con quienes dialoga, discute y se opone. Al hacer su teologa Hinkelammert
comprende que se trata de analizar lo que podramos llamar la espiritualidad
institucionalizada. Esto quiere decir que la vida y muerte en una sociedad determinada no
puede ser vista como un problema subjetivo y vinculado nica y exclusivamente a la 74 As podra resumirse la tesis principal desarrollada en el texto Las armas ideolgicas de la muerte. Dei, San Jos, 1977. 75 Hinkelammert, F. Democracia y totalitarismo. Dei, San Jos, 19902. Pg. 161. 76 Cf. Assmann H. (Editor) Sobre dolos y sacrificios. Ren Girard con telogos de la liberacin. Dei, San Jos, 1991. Pgs. 107-112
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calidad moral de las personas. La teologa que desarrolla Hinkelammert tendra ms
conexin con lo estructural-sistmico que con lo biogrfico. Bsicamente las teologas
que Hinkelammert confronta y diluye con su anlisis crtico son dos: a) teologa
cristiana ortodoxa. b) teologa griega: desarrollada en los mitos griegos como Edipo,
Ifigenia, Antgona.
Se trata -dice nuestro autor- de un anlisis de las divinizaciones a partir de la vida
real; por este medio se analiza a los dioses y permite su discernimiento y de este modo
se alcanza el entendimiento, la crtica y su respectiva evaluacin. Hinkelammert constata
que el discernimiento de los dioses est en los orgenes de la teologa de la liberacin
una teologa que nunca discuti la alternativa atesmo/tesmo como un problema, sino
siempre idolatra/fe77. Aqu presento algunos de los textos ms significat