LA IDEA DE SACRIFICIALIDAD EN FRANZ … · La sacrificialidad en la teología griega ......

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UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA “JOS É SIMEÓN CAÑAS” LA IDEA DE SACRIFICIALIDAD EN FRANZ HINKELAMMERT. TESIS PREPARADA PARA LA FACULTAD DE POSTGRADOS PARA OPTAR AL GRADO DE MAESTRO EN FILOSOFÍA IBEROAMERICANA POR MOISÉS VLADIMIR GÓMEZ ESPINOZA. OCTUBRE DE 2012 ANTIGUO CUSCATLÁN, EL SALVADOR, C.A.

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  • UNI VE RSI D AD CE NT R O AME RI C AN A

    JO S SI ME N C A AS

    L A I DE A DE S ACRI FI CI ALI D AD E N FR AN Z HI N KE L AM ME RT .

    T E SI S PRE PAR AD A P AR A L A

    FACU LT AD DE POST GR AD OS

    PAR A O PT AR AL G R ADO DE

    M AE ST R O E N FI LOS O F A I BE RO AM E RI C AN A

    POR

    MOI S S V L ADI MI R G ME Z E SPI NO Z A .

    OCT U BRE DE 201 2

    ANT I GUO CUS C AT L N, E L S AL V AD OR, C. A.

  • 2

    Rect o r

    And reu O l iva D e la E spe ran za , S . J .

    Secr e t a r ia G e ner a l

    Ce lina P re z Riv e ra

    Dec a na d e la Fa cu lt ad de Po s t g r ado s

    Ne l ly A re ly Ch ve z R eyno sa

    D ir ec t o r de Mae s t r a e n F i lo so f a I b e r o a mer ic a na

    Saj id A l f red o He rre ra M ena

    D ir ec t o r de T es is

    Ca rlo s E rne st o M o lina V e l sque z .

  • 3

    ndice.

    Introduccin. N PGS........ 6 1. Aproximacin al tema de investigacin. 6 2. Justificacin de la investigacin 8 3. El problema 10 3.1 Hiptesis de trabajo 10 3.2 Objetivo general 10 4. Estructura del escrito. 10

    Captulo 1: Sacrificialidad y teologa 14 1.1 El punto de partida: el sujeto viviente como ser natural, corporal, necesitado y trascendental.

    14

    1.2 El formalismo antropolgico y la teologa. 27 2. Hinkelammert y la teologa. 34 2.1 La sacrificialidad en la teologa cristiana. 39 2.2 El problema de la Fe. 51 2.2.1 La relacin entre fe y ley: esquematismo de la ley para el sometimiento del ser humano.

    53

    2.3 Vida y muerte en el mensaje cristiano. 55 3. La sacrificialidad en la teologa griega. 57 3.1 Prometeo o el castigo por la emancipacin humana. 58 3.2 Ifigenia y su sacrificio 60 4. La fe de Abraham y la fe de Agamenn. 61 4.1 Cristo e Ifigenia. 65

    5. Conclusiones acerca del concepto de sacrificialidad desde la teologa.

    67

    Captulo 2: La sacrificialidad del sistema econmico. 70 1. Lectura sacrificial de algunos conceptos fundamentales vinculados a la teologa y a la economa.

    70

    2. Anlisis filosfico en clave sacrificial de los fundamentos de la economa contempornea.

    77

    3. La realidad emprica. 86 3.1 La crematstica imperante actualmente. 86 3.2 La deuda externa. 90 3.3 El desempleo. 93 3.4 Los programas de ajuste estructural (PAE). 95 3.5 La globalizacin unidimensional. 98 4. Los referentes tericos. 102 4.1 El individualismo posesivo a partir de John Locke. 102 4.2 La armona o automatismo del mercado en A. Smith.

    109

    4.3 La teora de la accin racional. 112 5. La crtica a la lgica sacrificial de la economa. 115 5.1 Del individuo como propietario al sujeto en comunidad.

    118

    5.2 Del fundamentalismo del mercado al sujeto viviente como fundamento de la sociedad.

    120

    5.3 La irracionalidad de lo racionalizado y la opcin por la racionalidad reproductiva.

    121

    Captulo 3: Sacrificialidad como utopismo y anti-utopismo contemporneo.

    124

    1. El formalismo antropolgico y la ley del valor. 126 1.1. El formalismo antropolgico y la filosofa moderna. La relacin sujeto-objeto en Descartes y el rigorismo tico en Kant.

    128

    a) La relacin sujeto-objeto en Descartes 128 b) El rigorismo tico en Kant. 133 c) La poltica lockeana 139 1.2 La Ley del valor en Descartes, Kant y Locke 141 2. La utopa en Franz Hinkelammert. Una aproximacin

    144

    3. Crtica y recuperacin utpica de los proyectos trascendentales.

    159

  • 4

    3.1 La utopa socialista sovitica. 159 3. 2 La recuperacin del socialismo y la utopa del reino de la libertad.

    164

    3.3 La utopa del mercado total. 166 3.3.1 Irracionalidad de lo racionalizado. 170 3.4 La utopa anarquista. 175 4. La teorizacin contempornea del anti-utopismo 178 4.1 Friedrich Nietzsche y Carl Schmitt como tericos del antiutopismo.

    178

    a) Friedrich Nietzsche (1844-1900) La actualizacin del Quien quiere el cielo en la tierra, produce el infierno en la tierra El AntiCristo.

    178

    b) Carl Schmitt (1888-1985), la recuperacin de lo humano por la destruccin del humanismo y el pacifismo como crimen.

    186

    5. A modo de conclusin preliminar. 192 Captulo 4: Hacia una interpretacin de la sacrificialidad en Franz Hinkelammert.

    196

    1 Qu se entiende por sacrificialidad en la obra de Hinkelammert?

    196

    2. Las fuentes del concepto de sacrificio en Hinkelammert.

    198

    a) La tradicin bblica. 198 b) La teologa griega. 204 c) La antropologa contempornea. 207 3. Interpretacin sacrificial de la realidad social. 208 a) Antiutopismo religioso: Anti-sacrificialismo y la superacin de los sacrificios humanos por el cumplimiento de la Ley.

    208

    b) Aplastamiento del sujeto va la irracionalidad de lo racionalizado. Su mitificacin sacrificial en aras de la competencia perfecta.

    212

    c) Anti-utopismo: sin-sentido del no-reconocimiento del ser humano como sujeto utpico desde la legalidad vigente.

    216

    4. Conclusiones generales. 219 Bibliografa. 224

    .

  • 5

    Dedicatoria

    Esta investigacin no hubiera sido posible sin las siguientes personas: Magdalena, Beatriz, Paula y Nacho. Han sido mi soporte emocional y con alegra y optimismo disfrutan este viaje y apuesta por la filosofa, la docencia y el servicio a los dems. Agradezco a Roberto Valds, Jefe del Dpto. de Filosofa y Director del Seminario de Investigacin en donde discutimos muchas ideas de este trabajo, la orientacin que recib fue muy valiosa. Reitero mis agradecimientos a Carlos Molina por su oportuna direccin y asesora. Gracias a los colegas profesores y profesoras de Filosofa y de Economa que en las charlas de los pasillos supieron escuchar mis planteamientos y adems me hicieron observaciones muy puntuales que enriquecieron esta investigacin.

  • 6

    Introduccin.

    1. Aproximacin al tema de investigacin.

    Mi inters es comprender la nocin de sacrificialidad como una posibilidad real siempre

    vigente y permanente en la sociedad humana. En este sentido se trata de hacer

    conciencia del carcter sacrificial de las instituciones sociales y ante todo la

    sacrificialidad presente en los proyectos utpicos que sirven de soporte y le dan

    existencia al Estado, el mercado, la religin, a la democracia, al capitalismo, las leyes, los

    derechos humanos; todas las instituciones estn nutrindose de alguna utopa, ellas son

    utopa como topa, desde el momento que se proyectaron como metas, una vez

    alcanzadas se objetivan y dejan de ser utopa como una imposibilidad. La utopa es el

    sueo, la topa es la pesadilla. De idea reguladora se transformaron en idea dominante;

    Hinkelammert habla del sueo de la razn que produce monstruos para referirse a los

    proyectos utpicos que celebran la muerte del sujeto, en aras de sociedades perfectas

    presas del optimismo cientfico que es capaz de ilusionar en la medida que avanza al

    desarrollo social y humano.

    En esta investigacin deseara mostrar las consecuencias de no considerar esa

    posibilidad en lo que se llama realidad social. La realidad social debe explicarse por sus

    propias causas y aqu retomo el consejo de Polibio: donde sea posible encontrar la

    causa de lo que ocurre, no debe recurrirse a los dioses1; eso es justo lo que pretendo

    hacer aqu cuando digo que es necesario indagar por qu siguen existiendo esos

    fenmenos con caractersticas tipo sacrificios. En mi teorizacin del tema no quiero

    achacarles a los dioses, sean los que sean, la responsabilidad sobre la vigencia y

    actualidad de los sacrificios humanos; aunque tenga que explorar algunos postulados de

    orden teolgicos que usualmente han sido usados para legitimar tales acciones

    violentas. Aqu me parece acertada la postura de Beltrn:

    En resumen, y habida cuenta de que la realidad social puede manifestarse en unas ocasiones tal como es y en otras a travs de apariencias engaosas () lo que importa

    1 Beltrn, M. Cinco vas de acceso a la realidad social Revista Espaola de Investigaciones Sociolgicas (REIS) N 29, Madrid, 1985. Pg. 12

  • 7

    es la cosa (estado, situacin, proceso, objeto) en su ser ms real: la apariencia o fenmeno, en la medida en que es engaoso, no es sino pura representacin, mera ilusin que hay que superar y despreciar para llegar a la realidad de la cosa; si la cosa est enmascarada, lo que procede es desenmascararla y atenerse exclusivamente a ella tal como es en realidad2.

    Hinkelammert da cuenta de lo hay tras la realidad social dominada por las

    relaciones sociales de produccin capitalista: irracionalidad de lo racionalizado,

    antiutopismo, negacin del sujeto; pero tambin mucha utopa y gente dispuesta a

    imaginar otro mundo posible pero sin caer en la ilusin que es posible eliminar la

    dominacin. La dominacin por excelencia es la institucin, cualquiera que sea su

    naturaleza es administrar la muerte del sujeto.

    El inters por realizar una investigacin relacionada con la problemtica

    sacrificial en la sociedad moderna, nace a partir de mi afn por comprender la violencia

    del mundo actual a partir de un enfoque estrictamente filosfico y emancipador. Me

    parece que es obvio expresar que la violencia es irracional pero me pregunto por qu es

    irracional?

    Girard llega a sostener que la violencia insatisfecha busca y acaba siempre por

    encontrar una vctima de recambio3. Esta vctima de recambio no es la causante

    inmediata de la violencia del agresor, tal vez su nico defecto sea ser vulnerable y estar

    cerca del violento. Ante la irracionalidad de la violencia la sociedad inventa una

    estrategia engaa-violencia que tiene la virtud de alejar la violencia irracional de los seres

    queridos al fijarse en una especie de cebo que la atrapa. Me pregunto aqu y ahora en

    esta sociedad Quines hacen de cebo, de engaa-violencia?

    En principio me parece que Hinkelammert con la categora econmica de la

    irracionalidad de lo racionalizado puede responder a la cuestin de la violencia irracional;

    con esto quiero indicar que no es tan irracional la violencia que vivimos.

    Tentativamente esta violencia puede ser explicada a partir del reduccionismo del ser

    2 Beltrn, M. Realidad social como realidad o apariencia Revista Espaola de Investigaciones Sociolgicas (REIS) N 19, Madrid, 1982. Pg. 30. 3 Cf. Girard, R. La violencia y lo sagrado, Anagrama, Barcelona, 2005. Pg. 10

  • 8

    humano a individuo calculador. En la Biblia aparece un ejemplo de este sujeto

    calculador que utiliza una sustitucin sacrificial cuyo fin es engaar la violencia. Me

    refiero a la historia de la bendicin de Jacob por parte de su padre Isaac en Gen. 27, 1-

    29: Isaac es viejo y previendo que pronto morir desea bendecir a su hijo mayor Esa.

    Antes le pide que vaya de cacera y le cocine un plato sabroso. Jacob, el menor, que

    lo ha odo todo, le avisa la intencin de su padre a Rebeca. Esta aparta dos cabritos del

    rebao familiar y prepara la comida que Jacob se apremia a ofrecer a su padre

    hacindose pasar (sustituyendo a) por Esa. Isaac es ciego y puede identificar a su

    hijo mayor por lo velludo de la piel; para sortear este problema a Rebeca se le ocurre

    cubrir la piel de Jacob con el pellejo de los cabritos y as cuando Isaac toca en las manos

    y cuello a Jacob cree que realmente se trata de Esa y le da su bendicin.

    En el ejemplo vemos el sujeto calculador bblico que utiliza su clculo de

    utilidades sin considerar la crisis sacrificial que desata con su accin, Esa lo perseguir

    y aunque nunca llegue a matarlo, Jacob no vive tranquilo, vive huyendo. Pero es rico y

    llega a tener muchas posesiones materiales. El cabrito es el engaa-violencia temporal no-

    definitivo4. La sustitucin sacrificial slo tiene un efecto temporal y tarde o temprano

    alcanza al culpable. Si nos fijamos la violencia entre los hermanos Esa y Jacob no

    exista antes de la accin racional calculadora de Jacob lleno de ambicin. La violencia

    viene despus de la injusticia producto de un ejercicio calculador muy racional pero que

    por sus resultados indica su irracionalidad

    Por lo anterior me pareci y me sigue pareciendo que en la obra de Franz

    Hinkelammert hay suficientes elementos para una reflexin trascendental que cuestione

    las imgenes mticas y utpicas que sostienen los antiutopismos contemporneos.

    2. Justificacin de la investigacin

    En el texto la maldicin que pesa sobre la ley. Las races del pensamiento crtico en Pablo de

    Tarso publicado en 2010, Hinkelammert postula que el desafo actual para la

    Modernidad es contener y controlar la irracionalidad de lo racionalizado del sistema

    4 Cf. Girard, R. La violencia y lo sagrado, Anagrama, Barcelona, 2005. Pg. 13.

  • 9

    capitalista en su etapa actual, la razn instrumental no lo puede hacer y por el contrario

    lo agudiza su ceguera. Aportar en la comprensin y posible solucin de problemas

    reales es tarea de cualquier investigador comprometido con la opcin por la vida y la

    liberacin. Hinkelammert indica un marco de investigacin y apunta varias lneas por

    desarrollar, cada quien sabr identificar cules reas o temas, deseara desarrollar, las

    temticas son las siguientes: anlisis de la crisis actual; los mitos del poder; antropologa

    y crtica de la economa poltica; la recuperacin o reconstruccin de la categora

    marxiana del valor de uso; el tema de la reflexin trascendental del espacio mtico

    (ubicar el lugar de los mitos en la reflexin del mundo); la problematizacin de la

    legalidad, leyes del mercado y la irracionalidad de lo racionalizado; finalmente el

    problema de ubicar el lugar del sujeto en los proyectos de emancipacin.

    Partiendo de ese marco de investigacin creo que esta investigacin retoma al

    menos dos lneas de investigacin: el lugar del sujeto en los proyectos de emancipacin

    y el tema de la reflexin trascendental del espacio mtico (ubicar el lugar de los mitos en

    la reflexin del mundo). La dificultad para el investigador es que todas las lneas se

    cruzan y unas se complementan, otras son transversales (como en mi caso concreto: el

    mito de la sacrificialidad est presente, bajo diversas expresiones en la teologa,

    economa y en la teorizacin del sujeto); algunas lneas de investigacin exigen

    capacidades tcnicas en matemticas, estadsticas, econometra, antropologa, semitica

    de la cultura, antropologa de la religin etc. Los vacos en los resultados de las

    investigaciones, quiz tengan que explicarse por los vacos en la formacin

    interdisciplinaria de los investigadores. A lo mejor unos son fuertes en las reas tcnicas

    y otros sern fuertes en las reas sociales, culturales o humanistas. El talante crtico,

    amplia trayectoria y experiencia dirigiendo investigaciones en economa, filosofa,

    sociologa y teologa hacen de Franz Hinkelammert un terico muy especial en Amrica

    Latina.

    El mtodo de anlisis de la realidad social que desarrolla Franz Hinkelammert

    combina la crtica de las estructuras, instituciones y el marco categorial que lo soporta y

  • 10

    lo hace consistente o inconsistente, justo o injusto, posible o imposible, racional o

    irracional.

    3. El problema

    El mundo moderno, de acuerdo a Hinkelammert, est articulado sistemticamente por

    una lgica de violencia sacrificial, esta lgica de muerte es sustentada por un discurso o

    un pensamiento que legitima esa praxis. La realidad social y su teorizacin denotan una

    sacrificialidad perversa la cual debe ser evidenciada y denunciada para postular que otra

    realidad es posible.

    3.1 Hiptesis de trabajo

    Para comprender la violencia estructural que despliega la sociedad occidental es

    necesario analizar la importancia y trascendencia del pensamiento que justifica el

    sacrificio humano como medio para la reproduccin de la vida humana.

    3.2 Objetivo general

    Proponer una interpretacin acerca de la idea de sacrificialidad en Franz Hinkelammert

    y precisar las categoras de anlisis sacrificial para el estudio de la realidad social y

    determinar la relacin entre los espacios de la subjetividad, la religin y la economa.

    4. Estructura del escrito.

    La investigacin consta de cuatro captulos cimentados sobre tres ejes transversales:

    Crtica al formalismo antropolgico:

    Teorizacin del ser humano como un ser espiritualizado, infinito, inorgnico,

    descorporeizado y sin necesidades; en resumen, un sujeto considerado como actor que

    calcula sus utilidades hacia el otro visto como propietario.

    La nocin de sacrificialidad

  • 11

    La presencia de un fuerte antiutopismo por parte de los que defienden nihilistamente,

    cnicamente con el pensamiento nico la irracionalidad de lo racionalizado que inunda

    todas las esferas de la vida social (mercado total).

    Pensamiento crtico.

    Me inspira una interpretacin de las ideas de Marx que implica la necesidad de concebir

    otro mundo posible, que surge como crtica a la institucionalidad excluyente, la crtica

    se hace desde una ausencia presente como negatividad que exige y vive haciendo

    realidad:

    El imperativo categrico de echar por tierra todas las relaciones en que el hombre sea un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable5.

    Este pensamiento permite hacer una anlisis de las mistificaciones/divinizaciones a

    partir de la vida real y concreta; en este sentido, esta investigacin asume el desafo de

    rebasar la reflexin huera, vaca; mejor ser si logro exponer un discernimiento de los

    dioses, de los dolos presentes en nuestro mundo donde el Moloc mercado se lleva

    todo. Pero hay que entender sus resortes, aquello que lo activa y conociendo lo

    imposible quiz tengamos alguna idea de cmo salir de su lgica sacrificial.

    Me ha inspirado y guiado en la investigacin el estudio doctoral del profesor Carlos

    Molina, acerca de la tica en Hinkelammert6 que le supuso identificar, analizar, sintetizar

    y sistematizar las crticas que el pensador alemn, hace a las nociones antropolgicas

    occidentales; el resultado fue que obtuvo tres grandes ncleos o categoras que agrupan

    todas esas crticas: sujeto incorpreo, sujeto calculador y sujeto antiutpico. En el

    desarrollo de esta investigacin estn presupuestas esas categoras de anlisis y sin ellas

    5 Fromm, E. Marx y su concepto del hombre. (Karl Marx: Manuscritos econmico-filosficos). FCE, Mxico, 1964. Pg. 230. 6 Molina Velsquez, C.:Sujeto viviente y tica del bien comn. El pensamiento tico de Franz Hinkelammert. Tesis doctoral presentada en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Centroamericana Jos Simen Caas, 2006. Indito. Disponible en http://www.uca.edu.sv/filosofia/index.php?cat=7&searchk=M. Dado que la tesis est publicada en dos partes a la par del nmero de la pgina indico la parte correspondiente.

  • 12

    perdera mucho, en cuanto a sentido y significado, el antiutopismo como sacrificialidad.

    Las tomo prestadas en mi exposicin y le agradezco su buena disposicin en orientarme

    en su buen uso.

    Captulo 1

    Expongo el problema del sujeto y la ley a partir de la lectura sacrificial de dos

    grandes mitos: el no sacrificio de Isaac y el sacrificio de Jess en la cruz. Indago la

    dominacin cristiana y su antiutopismo espiritualizado; sigo a Hinkelammert en su

    intuicin de considerar a la teologa como una reflexin humana, que gira sobre la

    realidad de la tierra aunque se refiera al cielo o al infierno. Intento mostrar la

    dominacin imperial y la rebelin del sujeto a partir de la relativizacin de la ley. Se

    analiza algunos mitos fundantes de raz juda y griega y la resolucin del conflicto

    dominacin -emancipacin. Un desafo especial es mostrar el carcter religioso del

    mercado que permitan visibilizar las implicaciones o supuestos religiosos de la propia

    economa de mercado como tal. Trato de conectar cristianismo como antecedente de

    la religin econmica capitalista. Es de eso de lo que se trata cuando se habla, por

    ejemplo de las mutuas implicaciones entre economa y teologa.

    Captulo 2.

    Abordo la problemtica de la economa y su conexin con la teologa, los

    mecanismos, las categoras reales y conceptuales que constituyen el marco categorial

    del neoliberalismo, trato de especificar la expresin sacrificial de lo que Hinkelammert

    denomina la irracionalidad de lo racionalizado.

    Captulo 3.

    Me introduzco en la exploracin y relacin entre el formalismo antropolgico,

    teologa y economa y determinar la incidencia o el impacto del formalismo

    antropolgico en los proyectos trascendentales (utopa y antiutopa) que, en cuanto

    societas perfecta desemboca en el aplastamiento del sujeto.

  • 13

    Captulo 4.

    El ltimo apartado consiste en una sntesis en la que me lanzo a proponer una

    interpretacin de la idea de sacrificialidad contempornea en Hinkelammert. Ello con el

    fin de concretizar y vincular sacrificialmente de un lado, hechos de la vida real y

    marcos categoriales, por el otro lado. La pregunta que me gua es cmo se evidencia

    que el formalismo antropolgico, la teologa y la economa se articulan en una

    racionalidad mortal? Qu papel juegan las imgenes antiutpicas religiosas en los

    primeros siglos del cristianismo y cmo se transvasaron a la modernidad? Cmo se

    transform el espritu de la cristiandad en la religin capitalista? Las aparentemente

    desconectadas relaciones sacrificiales a las que se ve sometido el sujeto viviente, la

    argumentacin teolgica que justifica la muerte y el aplastamiento del sujeto por

    instituciones econmicas como el mercado.

  • 14

    Captulo 1: Sacrificialidad y teologa.

    1.1 El punto de partida: el sujeto viviente como ser natural, corporal, necesitado y trascendental. Como punto de partida de este captulo relacionado con el anlisis teolgico de

    la realidad social es menester conceptualizar la idea de ser humano que propone

    Hinkelammert. A tal efecto mostrar el sujeto viviente a partir de la conceptualizacin

    filosfica que Hinkelammert retoma de Marx. Asimismo, nos servir la lectura de la

    teologa de Pablo que el pensador alemn retoma. Creo que desde ambos

    acercamientos quedan establecidos los rasgos del sujeto viviente como ser natural,

    corporal, necesitado y trascendental.

    De Marx, Hinkelammert retoma elementos importantes, para empezar, un

    criterio antropolgico de discernimiento en contra de todos los dioses del cielo y de la

    tierra, que no reconocen la autoconciencia humana (el ser humano consciente de s

    mismo) como la divinidad suprema7. Retoma tambin el proceso de enajenacin que

    describe bsicamente la deshumanizacin del sujeto viviente y por lo tanto el

    aplastamiento del sujeto productor. Ya desde los Manuscritos, pero en forma ms clara

    en su obra madura (El Capital), Marx se opone a un concepto abstracto de hombre

    para pronunciarse por un concepto de hombre real inseparable de las relaciones

    sociales y de las formas de individualidad; remito a la observacin puntual del profesor

    Carlos Molina:

    Lo que el sistema hace, segn Marx, es ignorar totalmente el principio constitutivo de la realidad que es el sujeto humano concreto, la conditio humana la cual funciona como el principio de factibilidad que muestra los lmites para todo proyecto humano8.

    Hinkelammert analiza la cuestin de la condicin humana justo en el momento que

    aborda la problemtica de los derechos humanos y el discernimiento de las

    instituciones. Por conditio humana entiende aquella situacin por la cual el ser humano

    7 Marx, Karl: Prlogo de su tesis doctoral Marx Engels Werke. Ergnzungsband. Erster Teil. S. 262 (marzo 1841) citado en Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Ed. Arlekn. San Jos, 2007. Pgs. 281; ver tambin pg. 138.

    8 Molina Velsquez, C.: Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. pg. 216 parte I.

  • 15

    vive y se afirma como sujeto viviente y necesitado en una tensin entre su propia

    subjetividad y la objetividad; entre el individuo autnomo y el sujeto en comunidad,

    entre la naturaleza y la cultura, entre la libertad y la necesidad. Se trata de una

    inevitabilidad:

    La condicin humana no es una ley, sino un condicionamiento de la vida humana, que solamente puede acercarse a la realidad por medio de leyes. Las instituciones, por tanto, son inevitables mediaciones de los derechos humanos, aunque ninguna institucin especfica se puede derivar de ellos9.

    La conditio humana implica tal interaccin entre sujeto e instituciones que no se puede

    abolir un polo sin afectar radicalmente al otro extremo:

    Cualquier alternativa (pensable y realizable) debe darse al interior de las grandes instituciones que se han conformado en la historia de la Humanidad () siempre habr espacio para la discusin, pero partir, en la bsqueda de alternativas, de la abolicin del dinero, del Estado y del matrimonio, significa pretender abolir la condicin humana10.

    Estela Fernndez como estudiosa de la obra de Hinkelammert define este concepto en

    una forma bastante resumida pero cuidando de no dejar nada por fuera:

    Puede decirse que la condicin humana es una paradjica e irresoluble tensin entre libertad y dominacin. Por una parte, el ser humano slo puede devenir tal a partir de su ingreso en un proceso de institucionalizacin. Las instituciones (Estado, mercado, matrimonio) son consecuencia del carcter fragmentario de las relaciones humanas, y representan un lmite de opacidad y finitud inherente a la propia condicin humana. Sin ellas, el hombre quedara limitado dentro de un espacio de experiencia reducida e inmediata. Por otra parte, por su propia lgica, las instituciones creadas para permitir el desarrollo humano, tienden a independizarse del hombre, a subordinarlo y a sacralizarse. A la larga, atentan contra la vida, la socavan. Las instituciones son, por tanto, necesarias y peligrosas 11 .

    9 Hinkelammert, F. El sujeto y la ley. El retorno del sujeto reprimido. EUNA, Heredia, 2005. Pg. 464. Todo el desarrollo de la conditio humana queda plasmado entre las pginas 454-465.

    10 Hinkelammert, F. El nihilismo al desnudo. Los tiempos de la globalizacin. LOM, Ed. Santiago de Chile, 2001. Pg. 277-78.

    11 Fernndez Nadal, E.: Crtica y utopa en la filosofa de Franz Hinkelammert Revista Realidad, 102, Septiembre-Octubre 2004. Pg. 729.

  • 16

    De Marx del Capital, Hinkelammert retoma, tanto para el anlisis de la realidad social

    como de la realidad humana, la teora del fetichismo de la mercanca y la ley del valor.

    Hinkelammert encuentra en la teora del fetichismo una manera de juzgar toda la

    libertad del hombre a partir de sus posibilidades de vida o muerte12. Hinkelammert

    desarrolla ms esta categora marxiana por cuanto la preocupacin profunda de

    Hinkelammert es que en un contexto de mercado, esta libertad desemboca en una

    metafsica anticorporal y antinatural13 que destruye las principales fuentes de riqueza: el

    hombre y la tierra.

    Acerca de la ley del valor estrictamente hablando, Hinkelammert parte de las

    explicaciones de Marx sobre las leyes que rigen las diversas esferas de la economa

    capitalista, salarios, precios, arrendamiento, ganancia, inters, crdito, bolsa, son

    numerosas y complejas. Pero en ltimo trmino todas proceden de una nica ley

    descubierta por Marx y examinada por l hasta el final: es la ley del trabajo-valor14 que es

    ciertamente la que regula bsicamente la economa capitalista15. La esencia de esa ley es

    simple. La sociedad tiene a su disposicin cierta reserva de fuerza de trabajo viva.

    Aplicada a la naturaleza, esa fuerza engendra productos necesarios para la satisfaccin

    de las necesidades humanas. Como consecuencia de la divisin del trabajo entre los

    productores independientes, los productos toman la forma de mercancas. Las

    12 Hinkelammert, F.: Las armas ideolgicas de la muerte. Dei, San Jos, 19772. Pg. 9.

    13 Hinkelammert, F.: Democracia y totalitarismo. Dei, San Jos, 1990. Pg. 265.

    14 La igualdad del trabajo del sastre y del tejedor no se expresa directamente, sino en que la tela y camisa representan, en cuanto mercancas, cristalizacin de la sustancia social que le es comn a ambos. De ah que sea ms correcto denominar la teora marxiana del valor, teora del trabajo-valor, y no, teora del valor-trabajo, aunque el mismo Marx no consider necesario hacer esta distincin, lo que a nuestro juicio es causa de confusin. En alemn (idioma materno de Marx) se habla de Arbeitswertlehre, esto es, teora del trabajo-valor. Ver Hinkelammert y Mora, Hacia una economa para la vida. Ed. Proyecto Justicia y Vida, Bogot, 2009. Pg. 444 15 Recordemos que para Marx, la contradiccin suprema del capitalismo no es la pretendida contradiccin entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de produccin, sino aquella entre el proceso de trabajo en cuanto metabolismo social y condicin natural del ser humano, y el proceso de valorizacin en cuanto forma capitalista de este proceso. Es, claro est, la contradiccin entre el valor de uso como base de posibilidad de la reproduccin material de la vida, y la forma valor de las relaciones humanas entre productores de mercancas. En ltima instancia, una contradiccin entre la vida y el capital. Ver Hinkelammert y Mora, Hacia una economa para la vida. Op. Cit. Pg. 441.

  • 17

    mercancas se cambian entre s en una proporcin determinada, al principio

    directamente y ms tarde por medio de un intermediario, el oro o la moneda. La

    propiedad esencial de las mercancas, propiedad que las hace iguales entre s, siguiendo

    cierta relacin, es el trabajo humano invertido en ellas -trabajo abstracto, trabajo en

    general, la base y la medida del valor. La teora del trabajo-valor permite a Hinkelammert

    desarrollar una crtica al abstraccionismo del mercado:

    En una sociedad de productores de mercancas, las relaciones entre tales productores se expresan (se tienen que expresar, dira Marx) como relaciones de valor entre los productos del trabajo, y el tiempo de trabajo es la medida de estas relaciones. Marx reprocha este resultado del mercado, pues lo considera la base de un fetichismo mercantil que, entre otras cosas, abstrae el valor de uso de la relacin entre los seres humanos y de estos con la naturaleza, pero reconoce (y critica) que se trata de un resultado objetivo que surge cuando la coordinacin de la produccin social se organiza a travs de relaciones mercantiles16.

    La herencia de la tradicin paulina en la obra de Hinkelammert. Dos categoras

    importantes 1) la teologa del cuerpo y 2) la teologa de la ley.

    Hinkelammert observa que tanto Pablo como Marx en sus crticas a los

    respectivos sistemas dominantes parten del ser humano real y concreto, del sujeto

    necesitado, coinciden en elaborar sus teoras no sacrificiales -diramos nosotros- desde

    la categora de corporeidad concreta y desde las condiciones de reproduccin de la vida

    humana que incluye a la misma naturaleza. No puedo decir cun importante y urgente

    es ver que nuestra sociedad sigue -como en los tiempos de Pablo, como en los tiempos

    de Marx- negando e invirtiendo este sujeto necesitado17 que nos indica la constante

    negacin de este sujeto corporal y necesitado que no tiene ms opcin que un grito que

    se ahoga sin respuesta a lo largo del tiempo, y sin embargo, sigue estando como presencia

    ausente, su ausencia no obsta para que nos guiemos por ella como una instancia reflexiva

    que nos mueve a pensar en mejores derroteros de humanidad. Esta instancia reflexiva

    16

    Hinkelammert y Mora, Hacia una economa para la vida. Op. Cit. Pg. 444. Ver tambin pgs. 451-467 17 A partir de ello se puede entender el ttulo de una obra de Hinkelammert: F. El grito del sujeto. Del teatro mundo del evangelio de Juan al perro mundo de la globalizacin, DEI, San Jos, 1998.

  • 18

    no se pregunta -como Descartes- si existo, sino que se hace la pregunta ms radical de si

    puedo seguir existiendo18.

    A partir de estos insumos que Hinkelammert retoma de Pablo y Marx procede a

    desarrollar algunas observaciones acerca de la conditio humana y nos dice que se trata de

    un sujeto vivo, natural, corpreo y necesitado; que busca transformar su realidad en

    conjuncin con otros que admiten el mutuo reconocimiento como sujetos en

    comunidad. Para el ser humano visto como sujeto viviente la utopa y la posibilidad de

    pensar e imaginar otro mundo posible es parte de su capacidad humana, de su

    condicin humana; pero sabe, y es consciente de su finitud y postula mundos posibles a

    partir de su condicin socio histrica: el criterio del lmite entre lo posible y lo

    imposible es el criterio de la reproduccin de la vida humana real y concreta19.

    Teniendo este criterio como punto de partida aparece una construccin terica

    antropolgica y filosfica a la que Hinkelammert le presta mucha atencin por su

    carcter destructivo, me refiero al hombre abstracto:

    Una sociedad proyectada a partir de las consideraciones sobre el hombre abstracto no puede ms que reproducir una praxis que termina aplastando a los sujetos humanos concretos, ponindolos a merced de las instituciones que tienen como paradigma las relaciones mercantiles, ya que no slo se trata del mercado en s, sino de las instituciones estatales, jurdicas, etc. Todas estas se configuran a partir de un modelo en el cual cuentan fundamentalmente la movilidad de las mercancas y el establecimiento as como su cumplimiento rigorista de contratos entre propietarios. Si se ve bien, tal concepcin de la sociedad es totalmente coherente con una concepcin del ser humano descorporeizado, para el que la satisfaccin de sus necesidades no cuenta, sino

    slo la realizacin de las reglas del mercado20.

    Hinkelammert en su obra explica las dimensiones constitutivas del sujeto:

    Una vez aclarado el hecho de que el sujeto cognoscente es una instancia reflexiva del sujeto actuante, aparece una nueva dimensin tanto de la realidad como del sujeto enfrentado a ella: se trata de la dimensin del sujeto prctico. Al escoger los fines por realizar, aparece la escasez de medios para esa realizacin como el condicionante material de toda eleccin. As pues, el conjunto de los fines tecnolgicamente posibles no es de por s prcticamente posible; slo un subconjunto de esos fines puede ser

    18 Hinkelammert, F. El sujeto y la ley. El retorno del sujeto reprimido. EUNA, Heredia, 2005. Pg. 487.

    19 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Descle de Brouwer, Bilbao, 20023. Pg. 371.

    20 Molina Velsquez, C.: Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pg. 83 parte I.

  • 19

    realizado () Ahora bien, el sujeto prctico no puede actuar a no ser que sea un sujeto vivo21.

    Carlos Molina destaca, al interpretar esta cita, la continuidad en las dimensiones de la

    subjetividad que aparecen despus de un ejercicio reflexivo y con lo cual tendramos la

    constitucin de un sujeto trascendental podramos, incluso, encontrar una cierta

    secuencia, a saber, sujeto cognoscente, sujeto actuante, sujeto prctico y sujeto

    viviente (sujeto necesitado)22. De acuerdo a Carlos Molina es posible identificar otra

    dimensin del sujeto como productor o creador y en la secuencia lo ubica entre el sujeto

    prctico y el sujeto viviente; cada uno de ellos estara, en ese orden, fundado en el

    siguiente. Tratar de exponer brevemente esta secuencia que expresa las dimensiones

    constitutivas del sujeto necesitado y trascendental.

    a) En primer lugar el sujeto cognoscente. Hinkelammert al dialogar con el filsofo

    de la ciencia Karl Popper, le recrimina el no reconocimiento de la subjetividad del

    sujeto cognoscente a quien considera como un mero observador neutral y que no se

    involucra con lo observado, le interesa a Popper resaltar la objetividad. A partir de

    Popper el que las ciencias sean objetivas, quiere decir que tienen validez

    independientemente del sujeto humano23.

    Para el autor la objetividad de las ciencias estriba en otra cuestin: siempre que

    las ciencias se dirijan a la realidad, tcitamente aceptan la accin humana sobre esa

    realidad y ello convierte a las ciencias en antropocntricas y subjetivas24 Qu quiere

    decir esto? El ser humano por su capacidad de abstraccin es que concluye una

    objetividad del mundo ms all de la vida y muerte del sujeto:

    21 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Descle de Brouwer, Bilbao. 20023. Citado por Molina Velsquez, C.: Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pg. 21 parte II.

    22 este sujeto productor aparece al comprender la subjetividad desde la perspectiva de la produccin de valores de uso o la creacin de (objetos) satisfactores de necesidades Molina Velsquez, C.: Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pg. 23 parte II. Acerca del sujeto productor o creador se puede ver su desarrollo en el texto de Hinkelammert, F., y Mora, H. Hacia una economa para la vida. Ed. Proyecto Justicia y Vida, Bogot, 2009.

    23 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Descle de Brouwer, Bilbao, 20023. Pg. 310-311. 24 Cf. Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 309.

  • 20

    La solucin en que el mundo es subjetivo y su existencia objetiva es una conclusin terica que resulta de la abstraccin de la subjetividad de la experiencia de las cosas25.

    Una cosa es la experiencia, por ejemplo, el dolor que causa un golpe contra una

    pared y otra cosa es la objetividad cientfica que abstrae, separa esa experiencia subjetiva

    que ensea que la pared es dura y se la atribuye como una cualidad de intrnseca a la

    pared. Hinkelammert explica con ejemplos prcticos cmo esta conclusin terica

    rpidamente la olvidamos y pasamos a pensar de esta forma: los aviones vuelan. Por

    supuesto que no es as, el piloto vuela usando aviones26 es lo correcto; pero este

    hecho objetivo lo pasamos por alto y realmente hemos llegado a creer que los aviones

    vuelan; la razn por la que pensamos que la pared es dura y que los aviones vuelan es

    porque hemos abstrado la subjetividad de la experiencia de las cosas27, sin embargo,

    este hecho no debe hacernos olvidar que toda experiencia del mundo es subjetiva

    aunque, ciertamente, la mente humana infiera un mundo disociado del sujeto:

    La realidad objetiva no es algo dado con independencia de la vida del ser humano. Es la vida de este, al lograr eludir la muerte, lo que mantiene la realidad como realidad objetiva28.

    Sin seres humanos no hay objetividad como tampoco existira lo que llamamos

    realidad. Ciertamente hay una necesidad intrnseca del sujeto por conocer la realidad

    que es ilimitada, el sujeto apenas puede percibir y conocer algunos hechos; se trata del

    acceso a un universo limitado de la realidad que puede observar y, sin embargo, en su

    inters de conocer ms, es decir, en su afn de conocer la totalidad de la realidad, este

    sujeto cognoscente se ve en la necesidad de construir conceptos universales: estos

    conceptos universales son necesarios ante la finitud del observador que es rebasado por

    la realidad ilimitada que empricamente no puede observar:

    25Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pgs. 185. 26 Ver ste y otros ejemplos en Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pg. 183-185. 27 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pgs. 185. 28 Hinkelammert, F. Hacia una economa para la vida. Ed. Proyecto Justicia y Vida, Bogot, 2009. Pgs. 695.

  • 21

    Si el sujeto cognoscente no estuviera limitado a la experiencia como una parcialidad, no recurrira a conceptos universales. Estos son una muleta del sujeto cognoscente en cuanto aspira a la totalidad, si bien se encuentra limitado a un nmero finito parcial de casos observables29.

    Para Hinkelammert si el sujeto cognoscente no aspirara al conocimiento de la

    totalidad no recurriera a la construccin de conceptos universales, en este sentido esos

    conceptos revelan un hndicap y un lmite humano que tiene que ver con lo siguiente:

    no tener acceso a la totalidad no significa que no juzgamos a la luz de la totalidad a

    pesar que el sujeto cognoscente est excluido de aquella totalidad, sin embargo, por la

    va del mecanismo de los conceptos universales el ser humano haya una manera de

    introducirse en aquella totalidad desde su realidad precaria:

    La ausencia presente de la totalidad es la limitacin del ser humano, su finitud. Es la conditio humana. Pero por ausencia la totalidad est presente, lo que es la infinitud del ser humano. Decir solamente que el ser humano es finito, es falso. Es infinito atravesado por la finitud. La finitud significa, que la infinitud como totalidad est presente por su ausencia30.

    Ahora quisiera apuntar el tema del sujeto cognoscente en Popper como una

    construccin de una subjetividad ideologizada. No olvidando, por supuesto, que Franz

    Hinkelammert trata de recuperar la nocin de que no existe un conocimiento objetivo

    sin sujeto tal como parece que Popper quiere defender. Pero hay que ir ms all.

    Construcciones tericas como las de Popper contribuyen a ideologizar o al menos a no

    cuestionar los medios ni los fines dominantes a los que sirve la ciencia y su

    pretendida objetividad:

    La razn es ahora el nuevo decantado de lo humano, que reproduce el pensamiento de la dominacin, en esta ocasin, introduciendo un nuevo reduccionismo: el del sujeto cognoscente31.

    29 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 313. 30 Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pg. 188. 31 Molina Velsquez, C. El sujeto viviente y tica del bien comn. El pensamiento tico de Franz J. Hinkelammert. Op. Cit. Pg. 82 Parte I.

  • 22

    Opuesto a este sujeto cognoscente nuestro autor desea reconstruir un sujeto

    cognoscente que es infinito pero atravesado por la finitud32: tiene un tiempo de vida,

    tiene necesidades (aunque no las conozcamos a priori), es un sujeto corporal, sensual y

    comunitario33 y expuesto, como todo ser natural a la muerte que le puede ocurrir en

    cualquier momento. El sujeto cognoscente de Hinkelammert recupera e introduce en la

    condicin humana el carcter contingencial de su propia existencia34, ya no se trata de

    un observador fuera de la realidad sino de un observador afectado por la realidad

    precaria .

    b) En segundo lugar el sujeto actuante lo comprendemos en relacin al sujeto

    cognoscente pero en su trascendencia. Esto es as en razn que el sujeto cognoscente es

    exclusivamente un observador de la realidad mientras que el sujeto actuante es observador

    y realizador35. La caracterstica de este sujeto es que acta con determinados fines sobre

    la realidad36. Es esta actuacin la que le permite conocer los lmites empricos de

    las imposibilidades de la accin humana; a priori, no se pueden conocer. El principio de

    imposibilidad conocido como el perpetuum mobile es descubierto por el sujeto actuante

    despus de fallar en el intento de construir una mquina de movimiento continuo.

    Tambin resulta que un sujeto actuante es aquel que parte de la capacidad reflexiva

    que se dirige hacia el mundo exterior del hombre en funcin de fines de la accin ms

    all de cualquier consideracin de factibilidad37. Este sujeto actuante no siempre

    considera la realidad de sus posibilidades concretas y entonces en su actuar choca con

    la realidad que le dice que un fin puede ser posible lgicamente y tcnicamente pero de

    32 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pg. 188. 33 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pg. 135. 34 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pgs. 95 en nota a pie de pgina. 35 Cf. Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 309. 36 Cf. Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 316. 37 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 317.

  • 23

    eso no puede derivar qu es viable fcticamente. Pero justamente la tarea de este sujeto

    actuante es construir los mbitos de todos los fines tecnolgicamente posibles sin

    caer en la violacin de los principios de factibilidad, entonces estos principios nos

    remiten a la condicin humana: el ser humano infinito atravesado por la finitud. Para

    esto se requiere que cumpla dos presupuestos: medios tcnicos materiales (que el fin

    buscado sea alcanzable) y considerar los valores y pautas de comportamiento dentro de

    la organizacin del trabajo, que no implique exigir esfuerzo humanos denigrantes para

    alcanzar un fin determinado, aunque existan los medios tcnicos para llevarlo a cabo38.

    c) En tercer lugar el sujeto prctico. Ya hemos dejado establecido que el sujeto

    cognoscente es una dimensin reflexiva del sujeto actuante. Ahora bien, lo propio del

    sujeto prctico es que advierte al sujeto actuante que no todos los fines tcnicamente

    posibles son prcticamente posibles en razn de la escasez de los medios para llevarlos

    a cabo. Marx ya nos haba advertido algo en esta lnea del sujeto prctico:

    La humanidad slo se plantea los problemas que puede resolver porque al examinarlos con mayor detalle siempre descubre que el problema mismo slo surge cuando las condiciones materiales requeridas para su solucin ya existen o, por lo menos, estn en proceso de formacin39.

    El sujeto prctico es el que hace aterrizar las iniciativas tecnolgicas innovadoras del

    sujeto actuante, pero ajustados a los medios o recursos disponibles:

    Proyectos tcnicamente posibles se vuelven econmicamente posibles, en cuanto pueden recurrir a un espacio en este universo econmico del producto social y, por tanto, contar con sus condiciones materiales de posibilidad40.

    Recapitulando hasta ahora llevamos ya desarrollados toda una lgica subjetiva:

    iniciamos con un sujeto cognoscente que es parte de una totalidad y que l mismo la

    38 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una economa para la vida. Ed. Proyecto Justicia y Vida, Bogot, 2009. Pgs. 79-80. 39 Marx, K.: Contribucin a la crtica de la economa poltica consultado en www. marxism.org; tambin ver Marx, K.: Introduccin de 1857, en Elementos fundamentales para la crtica de la Economa Poltica, Tomo I, Siglo XXI, Mxico, 1986. Pg. 34.

    40 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 318.

  • 24

    vive como ausencia presente desde el momento que se reconoce como ser humano

    infinito pero atravesado por la finitud. Los conceptos universales le sirven para dar

    cuenta de una realidad que siempre le trasciende. Luego aparece el sujeto actuante que

    deduce leyes generales a partir de la experiencia de lo imposible. Luego lo ya dicho

    sobre el sujeto prctico que conociendo el conjunto de los fines tecnolgicamente

    posibles se restringe a llevar adelante apenas un subconjunto de fines: aquellos para los

    cuales hay recursos econmicos suficientes y que pueden ser sostenibles a largo plazo.

    d) En cuarto lugar el sujeto creador o productor. La caracterstica principal de este

    sujeto le viene dada porque introduce el circuito medio-fin (sujeto prctico) dentro del

    otro circuito de la reproduccin de la vida humana (sujeto viviente) en tanto produce

    valores de uso orientados a la satisfaccin de las necesidades del ser humano41; este

    sujeto permite hacer una fina pero esencial diferenciacin conceptual entre: sujeto

    necesitado y sujeto de necesidades. Nos dice Carlos Molina que es en este sujeto

    productor que encontramos las necesidades, es por este sujeto que comprendemos

    cmo los valores de uso dejan de ser simples valores de uso aisladamente concebidos para

    insertarse en un horizonte integral mucho ms amplio y de carcter ms trascendental.

    Este concepto de sujeto productor o creador nos hace caer en la cuenta que el ser

    humano en cuanto ser natural no es un sujeto con necesidades -especificas- sino que es

    un sujeto necesitado:

    La totalidad es totalidad para un ser necesitado de otros seres humanos y de la naturaleza exterior al ser humano. No tiene necesidades fijadas a priori, no obstante, necesita fijar necesidades para poder satisfacerlas mediante una accin medio-fin. Pero no puede fijar estas necesidades si no es en relacin con otros seres humanos42.

    Si dijramos que es un ser de necesidades estaramos afirmando un sujeto

    definido a priori y por lo tanto a-histrico. Justamente el sujeto productor nos indica

    que su presencia es necesaria porque las necesidades del sujeto van surgiendo dentro de

    la historia, y hay que resolverlas, segn la manera o forma en que el sujeto necesitado

    41 Molina, C. Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pg. 23 parte II (cursiva es ma)

    42 Hinkelammert, F. Hacia una economa para la vida. Ed. Proyecto Justicia y Vida, Bogot, 2009. Pgs. 331.

  • 25

    fundamentalmente va insertndose en lo que Hinkelammert denomina el circuito natural

    de la vida43 que constituye la prioridad urgente del sujeto. Dado que la historia humana

    constituye en s misma un proceso de especificacin de necesidades y esto siempre va

    unido al proceso de produccin; la categorizacin de un sujeto productor o creador queda

    ms que justificada.

    e) Por ltimo llegamos al sujeto vivo que engloba a todos los anteriores y se

    constituye en principio y fin pero sin anularlos sino fundndose en cada uno de ellos.

    El sujeto vivo en cuanto tal es el nico que puede proyectarse, realizar fines, y,

    por tanto, la eleccin de estos est subordinada a la vida del sujeto como individuo y

    como conjunto social. Este mismo sujeto es parte del circuito natural de la vida y por

    tanto su proyecto vital debe ajustarse a esas condiciones naturales. Este sujeto vivo no

    es el sujeto de preferencias de la economa neoliberal que antes hemos analizado, en

    cambio, para el sujeto vivo la satisfaccin de necesidades es cuestin de vida o muerte y

    ello se decide dependiendo del acceso a la divisin social del trabajo y segn cmo se

    distribuya los ingresos. La dominacin y explotacin aparece justamente cuando se

    acaparan los medios materiales de vida del sujeto:

    La dominacin equivale a limitar o quitar la posibilidad de vivir a travs de la explotacin y se vincula, por tanto, con el concepto de necesidades. Por su parte, la explotacin, en relacin a las necesidades, es muerte44.

    De acuerdo a la secuencia que constituye la subjetividad del ser humano que he

    presentado, podemos afirmar que en la antropologa hinkelammertiana se descarta un

    sujeto trascendental a priori45 por el hecho de que como sujeto viviente se revela en el

    43 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una economa para la vida. Op. Cit. Pgs. 35-52.

    44 Hinkelammert, F. Crtica a la razn utpica. Op. Cit. Pg. 323. 45 Carlos Molina en su estudio ya citado ms arriba aclara esto de la siguiente manera: La trascendentalidad en la que piensa Hinkelammert es una dimensin que se abre con la asuncin del sujeto viviente, a partir de las consideraciones de factibilidad de la vida humana, implcitas en los juicios de la racionalidad material y en toda accin social que, a su vez, es consistente con la misma conditio humana. Esta apertura empuja hacia la ruptura del lmite de lo factible, pero desde dentro de la vida humana. Es una trascendentalidad que aparece en la empiria misma, pero trascendindola, no por voluntarismos o actos de fe, sino por el reconocimiento entre sujetos que se hacen presentes como ausencia; Molina, C. Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pg. 2-3 parte II.

  • 26

    curso de un proceso en el cual se va haciendo sujeto a posteriori: se revela como

    necesidad en cuanto resulta, que la inercia del sistema es autodestructiva. () Es una

    potencialidad humana y no una presencia positiva46. Hinkelammert nos plantea un

    sujeto trascendental pero desde una metafsica al interior de la vida real -intramundana-,

    si se quiere utilizar ese lenguaje. Es intramundana ya que en cuanto sujeto actuante; o

    sea como sujeto prctico, es parte del sistema, pero en cuanto sujeto vivo est

    enfrentado al sistema y en ese sentido es sujeto trascendental. Este sujeto y el concepto

    de trascendentalidad son estrictamente utpicos47 por su misma condicin humana.

    Podemos concluir, puntualizando algunas caractersticas concretas del sujeto: es

    una instancia reflexiva, se le descubre a partir de su negacin, es una ausencia que

    mueve a hacerlo presente; su criterio ms importante es la consideracin que el ser

    humano es la esencia suprema para el ser humano; es un sujeto comunitario. Esto quiere decir

    que no es el mero individuo aislado de los dems, primariamente el sujeto es el Otro, tal

    como lo ha descrito muy bien Lvinas al afirmar que el sujeto surge por el rostro del

    Otro48. Cuando la comunidad, la alteridad interpela al sujeto y sobre todo cuando el

    sujeto responde a ese llamado all hay sujeto. Esto nos conecta con otro rasgo

    caracterstico del sujeto: la solidaridad. El sujeto es solidario como exigencia

    constitutiva del ser sujeto que reconoce al otro como sujeto, a pesar que, este se

    presenta siempre como individuo, mediatizado, objetivado (por el lenguaje, por las

    instituciones, etc.) tal como lo denuncia la teora marxista del fetichismo de la

    mercanca. La solidaridad ob-liga al sujeto a reconocer al otro ms all de su condicin

    46 Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pgs. 274. Ver tambin El sujeto y la ley Op. Cit. Pg. 496.

    47 temas como el de utopa, la no sacrificialidad del sujeto y su carcter no entrpico, estn relacionados medularmente con este otro del sujeto trascendental en Acosta, Y. Pensamiento crtico en Amrica Latina: La constitucin del sujeto como alternativa en los noventa. Citado por Molina, C. Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pg. 2 Parte II.

    48 El rostro del prjimo significa para m una responsabilidad irrecusable que antecede a todo consentimiento libre, a todo pacto, a todo contrato Cf. Lvinas, Emmanuel: Totalidad e Infinito. Ensayo sobre la Exterioridad. Ediciones Sgueme, Salamanca, 1977. Pg 150.

  • 27

    de individuo. Cmo logra este paso fundamental? Interpelando, cuestionando la ley

    que objetiva al sujeto como mero individuo. En definitiva el sujeto reconoce a travs

    del rostro del Otro que no debe matarlo. Tenemos entonces, que no se trata de

    cualquier tipo de reconocimiento, sino de aquel que se funda en un juicio de hecho

    (esto es que va ms all de un simple juicio de valor) a partir de asumir que asesinato

    es suicidio.

    Opuesta a la categora de sujeto viviente como ser natural, corporal y necesitado

    Hinkelammert identifica al menos tres formas deformadas de considerar la subjetividad

    humana. Perfectamente encajan como reduccionismos antropolgicos, nos referimos a

    ellos as: sujeto incorpreo; sujeto calculador-poseedor y el sujeto antiutpico.

    Podemos decir que la caracterstica comn entre estos reduccionismos antropolgicos

    es el constante rechazo y negacin de la corporalidad. Parafraseando a Carlos Molina

    este rechazo puede identificarse en la espiritualizacin de la vida humana; en la

    absolutizacin de los valores del mercado y por ltimo rechazando un universalismo

    antropolgico49 y tico que consistira en la estrategia de negacin de la universalidad del

    sujeto a travs del antihumanismo antirracionalista. A continuacin hago una

    interpretacin, una propuesta provisional en cuanto a considerar la sacrificialidad como

    ejemplo del sin-sentido del no reconocimiento del sujeto viviente. Asumo que el

    antiutopismo est cargado de un profundo rechazo del sujeto viviente hasta causarle la

    muerte.

    1.2 El formalismo antropolgico y la teologa.

    Como punto de partida para comprender el formalismo antropolgico hay que

    asumir la tesis hinkelammertiana que postula un hecho fundante para toda la

    civilizacin occidental, de la cual somos parte, la tesis sostiene que Dios se hizo hombre, se

    hizo ser humano50 lo que implica que la Modernidad es resultado o consecuencia de tal

    49 Cf. Molina, C.: Sujeto viviente y tica del bien comn. Op.Cit. Pgs. 25-27 parte I. 50 Cf. Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pgs. 12-13.

  • 28

    acontecimiento fundacional al continuar el mensaje y el llamado a humanizarse cuya

    validez va ms all de cualquier credo o fe:

    Yo hablo del hecho de que Dios se hizo hombre, no de la fe o creencia. Se trata de un hecho perfectamente secular. Es un hecho antropolgico. Efectivamente se trata de un hecho que podemos constatar. Evidentemente hay tambin la fe de que Dios se hizo hombre. Est en el centro del cristianismo. Tiene una forma religiosa y el hecho se produce por lo menos, eso es muy probable - a partir de esta fe. Pero va ms all de la fe, porque tambin segn la fe Dios no se hizo cristiano, sino se hizo hombre, ser humano. La paradoja del mensaje cristiano es, que Dios no se hizo cristiano, sino hombre. Desde el comienzo el mensaje cristiano va ms all de lo cristiano. Las grandes emancipaciones de la modernidad la del individuo, la de los esclavos, la de la mujer y la de la clase obrera nacen del hecho que Dios se hizo hombre, ser humano. Pero todas encontraron en el cristianismo constituido un enemigo frreo. El cristianismo produce las herejas para condenarlas despus. Por eso estas emancipaciones, que todava estn en curso, no son cristianas, pero surgen porque Dios se hizo hombre. A partir de eso se transforma en un hecho que penetra la sociedad entera y su cultura. Todo mundo mtico del occidente anterior se derrumba, pierde su sustancialidad y se transforma en un tesoro de sapiencia. Los dioses ahora son dioses alegricos. El mismo Dios Yahv cambia. En el cristianismo es ahora un Dios, del cual Irineo de Lyon dice: gloria Dei, vivens homo. La gloria de Dios es el ser humano vivo. El mismo centro de Dios ahora es el ser humano y no al revs51.

    La cita refleja ya una escisin importante dentro del cristianismo: pareciera que

    hay un cristianismo emancipador y otro ms bien dominante y opresor. Justamente las

    teorizaciones al hecho antropolgico que Dios se hizo hombre se agrupan alrededor de dos

    tradiciones humanistas que se pueden identificar porque operan en el cristianismo y la

    modernidad las hereda siempre en forma dualista: emancipacin/sometimiento y

    corporeidad concreta/corporeidad abstracta. Dentro del cristianismo de los primeros

    siglos ya podemos identificar una concepcin del ser humano que se emancipa, que se

    rebela y se afirma como corporeidad concreta que se enfrenta a un cristianismo que

    defiende una subjetividad que tiene como principio una corporeidad abstracta que es

    fcilmente sometida por una institucionalidad abstracta.

    En el cristianismo emergente de la rebelin del sujeto de los primeros siglos,

    sobretodo, en la visin de san Pablo52 y del evangelio de Juan53, se interpreta la tesis que

    51 Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pgs.13-14. 52 En Cristo ya no hay judo ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer Gal. 3.28. Puedo afirmar que para Hinkelammert, en esta frase de san Pablo, ya se insina el reconocimiento de la

  • 29

    Dios se hizo hombre como la emergencia de un sujeto que relativiza -cuando atenta contra

    la vida- la ley, las instituciones y en general cualquier orden establecido. El sujeto que

    opta por afirmar la vida en este caso, toma la forma de un oponerse y resistirse al mero

    cumplimiento de leyes y normas que atentan contra la vida. Esta opcin por la vida

    implica resistirse a sacrificar a otros, a sacrificarse va el suicidio y tambin se opone a

    ser sacrificado por instituciones idealizadas que se consideran perfectas como ocurre

    con el mercado visto a travs de la mirada neoliberal.

    Para poner un ejemplo que ilustre la operativizacin del formalismo

    antropolgico y su relacin con la Ley y la sacrificialidad. Consideremos la muerte de

    Jess por oposicin a la muerte de Scrates. La muerte de Jess denuncia el despotismo

    y la maldad de la ley que ocurre al no discernirla y relativizarla frente a la vida del sujeto

    concreto que reclama respeto y el derecho de vivir. En el caso de la muerte de Jess

    vemos que cuando se aplica ciegamente, la ley deja de ser ley para la vida. Cundo la ley

    deja de ser ley para la vida? Cundo hay que oponerse a su fiel cumplimiento? Cundo

    hay que resistir a la norma? A partir de Jess cuando la ley se fetichiza, esto es, cuando

    se absolutiza, se vuelve inapelable, incuestionable y dogmtica, en definitiva, cuando

    toma la vida de uno para que ella pueda vivir. La aplicacin y cumplimiento de la ley,

    resulta en la muerte de Jess, viendo esto, el evangelista san Juan habla del escndalo de

    la ley. Sin embargo, tanto Jess y sus juzgadores estn sometidos a la ley que es la Ley

    de Dios, ya que se juzga a Jess con la ley mosaica y, por lo tanto no hay nada ilegal. No

    obstante, san Juan capta la ilegitimidad de la ley cuando se totaliza y por ello el escndalo.

    igualdad y dignidad humana, con el talante de ser una exigencia con pretensiones de universalizarse que llevara a trascender las fronteras de la fe cristiana; es posible ver el ideal universalista de san Pablo vinculado con las grandes emancipaciones de la modernidad la del individuo, la de los esclavos, la de la mujer y la de la clase obrera- todas ellas seran una continuidad. Todo esto refuerza la tesis de que el cristianismo y la modernidad estaran ms que vinculados, en realidad lo que ha ocurrido es una inversin y transformacin: El cristianismo domina en todas partes, pero es un cristianismo invertido y transformado. El cristianismo hoy no es universalizado por los cristianos, sino por aquello, en lo cual se transform con el surgimiento del capitalismo. En su forma invertida y transformada el cristianismo ha conquistado la tierra y se le han sometido todas las culturas y religiones, el cristianismo incluido. En el sentido de la ortodoxia la mercantilizacin es cristianizacin Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. Materiales para la discusin. Op. Cit. Pg. 221, cursivas nuestras. 53 Yo he dicho: Dioses sois Juan 10,33.

  • 30

    Podemos decir que en la muerte de Jess, la Ley se aplic y cumpli perfectamente

    contra la voluntad de Jess. Como sujeto Jess niega la Ley aunque venga de Dios.

    En la muerte de Scrates vemos que no es a causa de la aplicacin de la ley que

    muere, sino a causa del abuso que hacen los jueces quienes mal interpretan la ley, los

    jueces cometen lo que hoy se llama prevaricato. Scrates intuye esta mala jugada de

    los jueces y se empea en sostener que la ley es la vida y que pase lo que pase debe

    cumplirse, por ello no se rebela. Como sujeto Scrates afirma la ley aunque resulte una

    injusticia54.

    Jess es asesinado por culpa de la Ley, en cambio, en la muerte de Scrates la ley

    es inocente, l no encuentra motivos para rebelarse. En ambos sujetos la muerte la

    provoca la absolutizacin de la Ley, la diferencia est en el respeto por la vida como

    criterio ltimo de legitimidad de cualquier institucin y en la actitud para defender ese

    derecho humano: en Scrates hay un sujeto conformista que se sacrifica por la

    institucin Ley, Jess, en cambio, exige que se le deje vivir y que se interprete la ley en

    funcin de garantizarle la vida recordando que la ley es para la vida, este reclamo le

    cuesta la vida. En la muerte de Scrates la ley sale fortalecida aunque se haya violado,

    mientras que en la muerte de Jess la ley queda deslegitimada, aunque siga siendo

    legal.

    La otra cara del cristianismo, la cara del poder imperial, del orden

    institucionalizado como religin del Imperio, entendi la tesis de que Dios se hizo hombre

    significa que se hizo imperio. Se postula como aquella institucionalidad que cumple y

    hace cumplir la ley. Para ello est dispuesta a someter al sujeto en nombre de la Ley de

    Dios (ley mosaica) que ahora es ley de Cristo y al mismo tiempo ley del Imperio. Este

    Cristianismo retoma la subjetividad griega de profundo respeto y sumisin con la ley.

    Scrates aparece como un modelo y lo que se hace es transformar a Jess en un

    Scrates judo de tal manera que parezca que tanto Scrates como Jess prefirieron

    morir y sacrificarse antes que poner en tela de juicio la Ley:

    54 Cf. Hinkelammert: F. El grito del sujeto. Del teatro mundo del evangelio de Juan al perro mundo de la globalizacin. Op. Cit. Pg. 152-154 y 158-160.

  • 31

    La muerte de Scrates es el paradigma de la absolutizacin de la ley, por tanto del sistema social y posteriormente del imperio. Scrates es el hroe del poder en cuanto ejercicio de la ley. La muerte de Jess, en cambio, es el paradigma de la relativizacin de la ley en funcin del sujeto viviente. Es el paradigma de la muerte del rebelde, que exige que la ley sea ley para la vida. Se entiende entonces, que el cristianismo, si quera cristianizar el imperio, tena que someter la muerte de Jess a la muerte de Scrates. Eso implicaba la reinterpretacin del mensaje cristiano. Se entiende entonces, que la lectura antijudica del mensaje cristiano era el vehculo que permita imponer la muerte de Scrates a la muerte de Jess. Transform al Sanedrn en el rebelde frente a la nueva ley de Cristo, un rebelde que, tergiversando la ley, logr la muerte de Jess. La muerte de Jess ahora es ms que la muerte de Scrates, aunque sea del mismo tipo. Es la muerte en el altar de la ley universal, que es la ley de Cristo que pasa a ser la ley del imperio cristiano universal. La misma muerte de Jess ahora puede ser transformada en una muerte sacrificial, como la muerte de Scrates ya lo era. El altar de la ley universal, en el cual se sacrifica Cristo, ahora es Dios mismo. Dios exige el sacrificio, para que su ley, que es lo mismo en cuanto ley, sea confirmada. Dios, ofendido por los pecados resultantes de las transgresiones de su ley, encuentra su satisfaccin por el sacrificio de su hijo en el altar de la ley transgredida. As aparece la cristiandad55.

    Este enfrentamiento entre ambas posturas tiene un desenlace fatal para el sujeto

    que desea rebelarse y emanciparse: cuando en el siglo III-IV se imperializa el

    cristianismo y se oficializa la opresin y la negacin del ser humano como sujeto con

    una corporeidad concreta, para instaurar una institucionalidad que supone seres

    humanos como sujetos abstractos, portadores de valores abstractos. Surge un imperio

    que inaugura un humanismo abstracto antiutpico, en el que todo se ha convertido en

    un sacrificio por la ley y el orden. Aunque ms adelante lo voy a desarrollar ms

    ampliamente, un ejemplo concreto de radical importancia de esta corriente de

    pensamiento la hallamos en san Agustn (354-430) y su formalismo teolgico: de l

    decimos que es el primer moderno, fundador de la lnea argumentativa del

    autoconocimiento (cogito agustiniano fundamento del ego cogito de la filosofa moderna), en

    filosofa y teologa uno de los pilares de la cultura occidental. Descartes y Husserl

    retoman el legado agustiniano y lo actualizan y as es como san Agustn llega hasta

    nuestros das. Es el responsable de iniciar la espiritualizacin o formalismo en la

    teologa. De acuerdo a san Agustn la fe es todo: crede ut intelligas: intellige ut credas

    55 Hinkelammert: F. El grito del sujeto. Del teatro mundo del evangelio de Juan al perro mundo de la globalizacin. Op. Cit. Pg. 159.

  • 32

    (cree para entender, entiende para creer) La categora de autoconocimiento se resume en no

    vayas hacia afuera, vuelve a entrar en ti mismo: en el interior del hombre reside la

    verdad la verdad interna es Dios. Su teora de las iluminaciones: las ideas son los

    arquetipos de todos los seres en el espritu de Dios. El mundo creado es la realizacin y

    la copia de dichos arquetipos.

    Bajo la Cristiandad (visin antiutpica= ley no puede ser anulada) el ser humano

    como sujeto viviente es desplazado y sometido al cumplimiento de la ley que est por

    encima de la vida humana; se proyecta la idea que no puede superarse la ley de

    Cristo56 que podemos enunciar como aquella del nunca ms sacrificios57; por medio

    de esta ley el Imperio cristiano legitima la dominacin poltica que busca imponer la

    muerte de Cristo como nico sacrificio de valor infinito frente al cual ya no se necesitan

    ms sacrificios. La resistencia a esta imposicin es causa de persecucin, en ella el lema

    es crucificar a los crucificadores que opera en dos sentidos: en primer lugar al interior

    del sujeto. Dentro del sujeto el alma debe imponerse a los impulsos de la carne que se

    presentan como exigencias de Satans corporeizado; esas seducciones son como los

    crucificadores y se debe luchar contra ellas y crucificarlas, cuando el sujeto impone su

    alma eterna al cuerpo perecedero est haciendo la va de encuentro con Dios. En

    segundo lugar, al exterior del sujeto existen tambin los crucificadores y tambin deben

    ser crucificados. El crucificador es aquel que en ltima instancia exige satisfaccin de la

    sensualidad, que exige satisfaccin de las necesidades sensuales del cuerpo58 (alimento,

    techo, salud etc.). Polticamente la nocin de crucificar a los crucificadores se extiende

    de tal manera que todo lo que no est sometido al Imperio es transformado en

    crucificador59, crucificadores imperiales son aquellos que reclaman satisfaccin de las

    56 Remito al texto bblico de la carta a los Hebreos captulos 9 y 10 donde se desarrolla la idea de nunca ms sacrificios que se origina a partir del sacrificio humano del Hijo de Dios luego del cual ya no puede haber otro sacrificio humano. 57 Hinkelammert, F. Sacrificios humanos. Op. Cit. Pg. 21. 58 Cf. Hinkelammert, F. Armas ideolgicas de la muerte. Op. Cit. Pgs. 246-247. 59 Cf. Hinkelammert, F. Sacrificios humanos y sociedad occidental. Op. Cit. Pg. 23.

  • 33

    necesidades corporales lo cual se puede interpretar como que quieren seguir haciendo

    sacrificios o que no reconocen el sacrificio infinito de Cristo en la cruz, la autoridad

    poltica vendra a ser el supremo juez o una especie de alma que observa y hace

    cumplir la ley de Cristo en el cuerpo social. Toda la vida humana se transforma en vida

    verdadera y de esta vida se derivan valores60 a los que hay que someterse61. Aparece

    la ley de Dios62 como el principio para derivar normas que sirven a la dominacin

    San Pablo y Karl Marx viviendo tiempos y sociedades distintas coinciden en afirmar

    que la absolutizacin de normas y valores abstractos de convivencia traslapa o esconde

    la imposicin de la ley que en ltima instancia es ley del valor (dinero).

    Para el sujeto necesitado rebelarse e intentar colocarse en el centro de la historia, es

    cuestin de vida o muerte. En cambio, para la dominacin, la actuacin del sujeto

    corresponde a la hybris, esto es soberbia y orgullo63 porque desea estar en el lugar que

    no le corresponde; el Imperio lo interpreta como que quiere ser como Dios, lo

    60 Para Hinkelammert la condicin humana exige normas que siendo abstractas sirven para regular la sociedad, siendo abstractas no se puede exigir su fiel observacin ya que no se sabe las consecuencias de ello. Es decir estas normas abstractas deben concretizarse y as se sabr si conviene respetarlas, fomentarlas o desecharlas; a priori no pueden ser legtimas y menos ser legales. En El Salvador tenemos un ejemplo con la famosa Ley de Amnista de 1993. Si consideramos que la amnista representa el valor de la reconciliacin y sin embargo al concretizar ese valor abstracto en la sociedad salvadorea, se tradujo en impunidad que opera como un obstculo para la reconciliacin y por ello se pide derogar tal ley. Vemos en este caso una absolutizacin del valor abstracto de la reconciliacin, concuerdo con Hinkelammert cuando afirma la absolutizacin de los valores es el rechazo de la concretizacin de las normas abstractas de la convivencia humana en funcin de las exigencias de la vida real. Hinkelammert, F. Armas ideolgicas de la muerte. Op. Cit. Pg. 312. 61 Desde el punto de vista del sujeto antiutpico, la crtica del estilo de vida de los portadores sociales de los valores eternos no es un problema cuantitativo de la distribucin de los ingresos. Es un ataque a los valores eternos. Por tanto, estos portadores no defienden su participacin en tales ingresos, sino los valores. Hacindolo, los tienen que defender activamente. Al lado de la muerte econmica, aparece, por tanto, la muerte violenta de aquellos que atacan los valores eternos. En los momentos histricos, en los cuales tal defensa violenta de los valores eternos ocurre, el portador de los valores eternos se transforma en un Guerrero de Cristo Rey. La destruccin del cuerpo se lleva ahora a cabo fsicamente Hinkelammert, F. Armas ideolgicas de la muerte. Op. Cit. Pg. 236. Ver tambin Molina, C. Sujeto viviente y tica del bien comn. Op. Cit. Pgs. 36-48 parte I bajo el subtitulo las proyecciones teolgicas: vida humana y vida verdadera. 62 Hinkelammert, F. Sacrificios humanos y sociedad occidental. Op. Cit. Pgs. 65. 63 Cf. Hinkelammert, F. Armas ideolgicas de la muerte. Op. Cit. Pg. 228.

  • 34

    cataloga como utopista (hay que abolir y superar la ley) y por eso tiene que

    perseguirlo y anularlo, aparece as la dominacin como anti-utopismo.

    2. Hinkelammert y la teologa.

    Al ser la sociedad burguesa una etapa de la sociedad occidental tenemos que

    buscar la raz de los anti-utopismos como expresin sacrificial en el surgimiento del

    cristianismo y su posicin respecto a si se deben hacer o no sacrificios humanos, aclarar

    a qu deidades se ofrecen estos y por qu razones hay que hacerlo. Tampoco es el que

    el cristianismo invent la sacrificialidad, ya los pueblos precristianos lo hacan, ese

    hecho nos conecta histricamente a los judos, a Roma y Grecia.

    Hay cierto tipo de teologa que se dedica a espiritualizar la vida humana y

    consiguientemente, cae en un fundamentalismo al absolutizar aquellos valores contra la

    vida humana misma:

    Existe una ronda utpica que lleva a la utopizacin de estructuras y al aplastamiento del sujeto, legitimizado por su estructura utopizada y, por tanto, salvfica. Iglesia, liberalismo y socialismo se entregan a esta utopizacin de estructuras en nombre de una respectiva societas perfecta64.

    Contra esta institucin Iglesia que aplasta al sujeto viviente se dirige el

    tratamiento crtico y, precisamente, va dirigido a mostrar que, desde algunos

    planteamientos ortodoxos y conservadores (presentes en mundo cristiano y griego), al

    asumir una subjetividad humana a priori se convierte en un fundamento de una religin

    que opera como un mecanismo institucional legitimador de prcticas de sometimiento

    del ser humano. Tambin la iglesia al ser una institucin empuja al sujeto a buscar su

    realizacin en la interiorizacin ciega de la estructura65 que aunque sea en nombre de

    la salvacin no obsta para que aplaste al sujeto; es aplastamiento aunque se diga que se

    hace en nombre del ser humano para que conozca a Cristo o para que salve su alma. El

    64 Hinkelammert, F. La fe de Abraham y el Edipo occidental. Op. Cit. Pg. 11. 65 Hinkelammert, F. La fe de Abraham y el Edipo occidental. Op. Cit. Pg. 11.

  • 35

    anlisis hinkelammertiano va contra esta institucin, que supone la formalizacin de la

    vida humana, y que pretende instaurar el imperio de la ley al que todo ser humano

    debe plegarse y someterse a ella. La idea mtica del sometimiento a la ley y el orden

    antecede y rebasa a lo que hoy conocemos como cristianismo dado que se manifiesta

    en la tradicin juda y en la tradicin teolgica griega:

    Sobre esta base se levanta el mito del poder. Es el mito sacrificial. El mito del poder lo podemos resumir: hay que dar muerte para que haya vida. El criterio de este dar muerte es el orden. Todos los mitos de poder se pueden resumir en estos trminos, aunque cada uno de estos mitos es especficamente diferente de los otros. Pero todos componen el gran circuito sacrificial: dar muerte asegura la vida. Estamos condenados a vivir este circuito sacrificial66.

    Ante la discusin de si Hinkelammert es o no telogo: la investigacin conlleva

    de mi parte la aceptacin tcita del Hinkelammert telogo de la liberacin. Es un

    cientista social que recurre a la teologa no para fortalecer una fe o tradicin

    determinada sino para comprender mejor la realidad social en lo que tiene de elementos

    teolgicos. En este punto coincido con estudiosos de la obra de Hinkelammert como

    Yamand Acosta67, Carlos Molina68; pero me aleja de otros acadmicos como Alejandra

    Ciriza69, Enrique Dussel70 y Carlos Beorlegui71 que no dudan en considerarlo parte de la

    constelacin de telogos de la liberacin sin ms. La riqueza de este debate recobra

    66 Hinkelammert, F. Hacia una crtica de la razn mtica. El laberinto de la modernidad. Materiales para la discusin. San Jos, Ed. Arlekn. 2007. Pg. 76. 67 Ver. Acosta, Y. Vigencia de la filosofa de Kant en dos expresiones actuales de la inteligencia filosfica en Amrica Latina: Arturo Andrs Roig y Franz J. Hinkelammert Estudios de Filosofa Prctica e Historia de las Ideas www.cricyt.edu.ar/estudiosAo 7 / N 8 / ISSN 1515-7180 / Mendoza / Diciembre 2006 / Artculos (55-78). 68 Ver Molina Velsquez, C. El sujeto viviente y tica del bien comn. El pensamiento tico de Franz J. Hinkelammert. Op. Cit. 69 Ciriza, A.: Cuerpo y poltica. Una lectura sobre Franz Hinkelammert en clave feminista s/n consultado en http://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/1299/cirizahinke.pdf. 70 Cf. Dussel, E. Teologa de la liberacin y marxismo en Ellacura, I. y Sobrino, J. (Editores) Mysterium liberationis. Conceptos fundamentales de la teologa de la liberacin. San Salvador, Uca Ed. 1991. 71 Cf. Beorlegui, C: Historia del pensamiento filosfico latinoamericano. Una bsqueda incesante de la identidad. Bilbao: Universidad de Deusto, 2004 (ver cap. 10 especialmente).

    http://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/1299/cirizahinke.pdf
  • 36

    importancia a partir de la demarcacin de los campos del saber y s es pertinente o no

    establecer relaciones entre las distintas disciplinas cientficas y s la teologa tiene algo

    que decir en el campo del saber social o s slo es una disciplina restringida al hecho

    religioso. Hinkelammert demuestra la radical importancia de la teologa para

    comprender la realidad social.

    La teologa de la liberacin en Hinkelammert da un giro importante que es a la

    vez un revulsivo para la teologa tradicional en cuanto a interpretacin; Juan Jos

    Tamayo ha sealado la importancia de ello cuando aborda la cuestin hermenutica:

    El horizonte hermenutico constituye la clave de bveda de toda teologa e intenta liberar al discurso religioso de todo resto de fundamentalismo e implica el paso de la teologa como mera exgesis de textos a una teologa toda ella hermenutica en busca de sentido. Sin la mediacin hermenutica, el discurso teolgico deja de ser tal para convertirse en repeticin de los textos del pasado, reproduccin del discurso religioso oficial, legitimacin de las instituciones religiosas y simple glosa de las declaraciones

    doctrinales emanadas de los magisterios jerrquicos72.

    Finalmente quisiera compartir la postura del mismo Hinkelammert acerca de la

    percepcin que tiene de la teologa de la liberacin y s l se siente parte protagonista de

    esa corriente de pensamiento:

    En las pginas que siguen, quiero dar un enfoque de la teologa de la liberacin en correspondencia con lo que he vivido y experimentado como participante en su desarrollo. No pretendo hacer una historia de ella. Eso llevara a un anlisis mucho ms diversificado y, posiblemente, ms imparcial, de lo que puedo ofrecer. Ms bien tratar de presentar lo que ha sido mi preocupacin, y de otros compaeros con los cuales he trabajado desde 1976 en el DEI ---, y que nos ha llevado a sentimos parte de esta corriente de pensamiento en la Amrica Latina de hoy. Se trata precisamente de la tesis de que cualquier teologa de la liberacin tiene que desarrollarse en la discusin terica de la relacin economa y teologa73.

    El autor estudiado se declara como parte del movimiento intelectual que ha

    elaborado y contribuido al desarrollo de una teologa de la liberacin y,

    consiguientemente, en este estudio lo asumimos como tal, si hacer teologa de la 72 Tamayo, J.J. Teologa para otro mundo posible (Conferencia pronunciada en el Foro Mundial de Teologa y Liberacin en Porto Alegre, 21-25 de enero de 2005). Pgs. 91-92. Consultada en http://www.iglesiaviva.org/222/222-31-TAMAYO.pdf. 73 Hinkelammert F. El nihilismo al desnudo. Los tiempos de la globalizacin. Op. Cit. Pg. 185 (nfasis es mo)

    http://www.iglesiaviva.org/222/222-31-TAMAYO.pdf
  • 37

    liberacin implica y, adems, exige, analizar la relacin economa-teologa con miras a

    liberar al sujeto; si es as, entonces, Hinkelammert es un motor de desarrollo del

    pensamiento teolgico liberador.

    La teologa, en cualquiera de sus expresiones, de acuerdo a Hinkelammert, est

    muy lejos de ser un elemento ajeno a la problemtica social, no se puede pensar en una

    teologa apoltica y menos atribuirle una pretendida neutralidad por su carcter

    espiritual. Cuanto ms espiritual pretende ser ms vnculos materiales niega74. A partir

    de estas consideraciones es que Hinkelammert va a sostener:

    Que en el plano de la religin haya o no sacrificios humanos, no cambia para nada el hecho de que en la sociedad si existan. En el plano de la religin, que siempre gira de alguna manera alrededor de la vida y sacrificio humano, se da sentido a la vida y al sacrificio, independientemente del hecho de que hayan sacrificios religiosos o no, o en qu forma75.

    La crtica de las imgenes discursiva de corte religioso o teolgico tal como la

    realiza Hinkelammert nos revela un mecanismo sacrificial como es la necesaria distorsin

    del mensaje evanglico, de la misma forma esquemtica, ocurre en la economa, con el

    amor al falso Dios dinero, su creencia idoltrica legitima ciertos mecanismos naturales y

    necesarios para su funcionamiento. La pertinencia de vincular en profundidad la relacin

    entre economa y teologa conduce a un replanteamiento cada vez ms explcito del

    sacrificialismo presente en nuestra realidad tal como lo constata Assmann destacando lo

    oportuno del anlisis teolgico de Hinkelammert76.

    Ya he mencionado con quienes hace teologa Hinkelammert, sin embargo, hace

    falta decir con quienes dialoga, discute y se opone. Al hacer su teologa Hinkelammert

    comprende que se trata de analizar lo que podramos llamar la espiritualidad

    institucionalizada. Esto quiere decir que la vida y muerte en una sociedad determinada no

    puede ser vista como un problema subjetivo y vinculado nica y exclusivamente a la 74 As podra resumirse la tesis principal desarrollada en el texto Las armas ideolgicas de la muerte. Dei, San Jos, 1977. 75 Hinkelammert, F. Democracia y totalitarismo. Dei, San Jos, 19902. Pg. 161. 76 Cf. Assmann H. (Editor) Sobre dolos y sacrificios. Ren Girard con telogos de la liberacin. Dei, San Jos, 1991. Pgs. 107-112

  • 38

    calidad moral de las personas. La teologa que desarrolla Hinkelammert tendra ms

    conexin con lo estructural-sistmico que con lo biogrfico. Bsicamente las teologas

    que Hinkelammert confronta y diluye con su anlisis crtico son dos: a) teologa

    cristiana ortodoxa. b) teologa griega: desarrollada en los mitos griegos como Edipo,

    Ifigenia, Antgona.

    Se trata -dice nuestro autor- de un anlisis de las divinizaciones a partir de la vida

    real; por este medio se analiza a los dioses y permite su discernimiento y de este modo

    se alcanza el entendimiento, la crtica y su respectiva evaluacin. Hinkelammert constata

    que el discernimiento de los dioses est en los orgenes de la teologa de la liberacin

    una teologa que nunca discuti la alternativa atesmo/tesmo como un problema, sino

    siempre idolatra/fe77. Aqu presento algunos de los textos ms significat