La Guerra Del Campesinado, 1525
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El movimiento revolucionario campesino en Alemania. 1524-1525Historia de una mezcla entre ideología y ‘cultura material’
Sebastián A. Guerra Díaz.
Introducción
Para el historiador analizar y escribir Historia Social de las Mentalidades resulta por sobre
manera atrayente y cautivadora por el simple hecho que se estudian los comportamientos y
actitudes que ha tenido un grupo social determinado en cada uno de los momentos de la Historia. En
lo particular, el período temporal correspondiente a la transición de la Edad Media a los Tiempos
Modernos ha resultado ser un período histórico que ha seducido en sus diferentes aristas a los
historiadores, siendo los aspectos que rodean a la Reforma Protestante una de las temáticas que
con preeminencia lo ha realizado. Uno de estos aspectos tiene que ver con el movimiento
revolucionario campesino ocurrido en Alemania en 1524-1525 y la relación que tuvo con el
fenómeno religioso impulsado por Lutero. Es en este ámbito donde la presente investigación
encuentra sus gérmenes.
El período histórico mencionado anteriormente guarda una riqueza de estudio para el
historiador innegable y así ha quedado demostrado en la historiografía la importante cantidad de
trabajos que se han realizado del mismo. Sin embargo, es también cierto que el estudio de las
masas populares de dicho período se presenta en punto contrario a lo declarado anteriormente. He
allí donde radica la motivación de estudiar a la masa campesina de Alemania respecto a un
fenómeno tan magno como es la Reforma Protestante y el siglo XVI.
La relación existente entre las distintas esferas de la sociedad encuentra como punto común
el resultado de un fenómeno histórico determinado. Así al analizar el caso del origen y desarrollo de
la Guerra del Campesinado se observará cómo fueron capaces de confluir diferentes procesos y
acontecimientos en la gestación del movimiento revolucionario campesino, tal como fue la Reforma
Protestante, respecto a la malinterpretación de los textos de Luto, el contexto económico-social de la
Alemania de inicios del siglo XVI, en relación al incipiente auge del capitalismo y la creciente división
entre las clases sociales, y, finalmente, la corriente milenarista de Tomás Müntzer como la gran
ideología que motiva la insurrección de la clase oprimida.
Respecto a lo anterior, la intención de la presente investigación es observar, desde una
óptica de la Historia de las mentalidades, la temática del movimiento revolucionario alemán, no sólo
con un punto de vista económico, sino también de ideologías determinantes. Para ello será
necesario manejar un marco teórico importante respecto la Historia Social, de las Ideas y de las
Mentalidades.
Metodología
A fin de comprender y analizar el proceso y las distintas vertientes que engendraron el
movimiento revolucionario campesino en Alemania, es necesario seguir una secuencia lógica que
guarde relación con la propuesta que se ha planteado.
En primer lugar, tal como se ha señalado, es necesario e imperativo realizar un marco
teórico importante que tenga en cuenta ciertas consideraciones hechas a partir de la metodología de
la Escuela de los Annales, precursora de los cambios en cómo hacer Historia, sobre todo en lo que
respecta a la duración de los fenómenos históricos. Sumado a ello, cobra importancia lo realizado
por la Historia Social y su relación con la economía para la explicación de los fenómenos históricos,
visión historiográfica relevante para la investigación puesto que resulta primordial para la
comprensión de la principal literatura respecto a las Guerras Campesinas de Alemania elaborada por
Engels y su visión materialista de la Historia. Finalmente, es de necesidad vital manejar la visión de
la Historia de las Mentalidades para realizar el presente escrito, sobre todo lo emanado por Michel
Vovelle respecto a las actitudes y comportamientos de los grupos sociales en un determinado
momento histórico.
Luego, ocupando la terminología de Fernand Braudel, se analizará lo correspondiente a la
‘civilisation matérielle’ que rodeo al surgimiento del movimiento revolucionario en Alemania.
Respecto a ello, se ocupará lo desarrollado por Federico Engels para comprender y analizar el
contexto social y económico de la Alemania de inicios del siglo XVI.
Posteriormente, se realizará un estudio respecto a las ideologías presentes en la
conformación del movimiento revolucionario, el milenarismo de Tomas Müntzer y las teorías de
Lutero.
Problemática e hipótesis
Al cuestionarse el cómo se gestó el movimiento revolucionario de los campesinos en
Alemania, ha sido posible darse cuenta a través de las lecturas cómo la literatura ha presentado
diferentes tópicos que responden a la inquietud del surgimiento y desarrollo de la Guerra de los
Campesinos. Sin embargo, no se ha presentado un estudio determinante que agrupe diferentes
respuestas a la misma interrogante: el porqué se ha formulado el movimiento revolucionario de los
campesinos y su desarrollo durante la Guerra del Campesinado. Por un lado se presenta una
solución de carácter materialista, y por el otro de ideologías determinantes en el comportamiento de
los campesinos.
La Historia de las Mentalidades nos da la capacidad para dar una respuesta hipotética que
dé en la conformidad de la problemática señalada. El movimiento revolucionario del campesinado
presenta dos motivaciones en su gestación y desarrollo durante la Guerra del Campesinado: una
vertiente económica-social – el alza de los impuestos y el sometimiento ante las demás clases
sociales de la dividida Alemania del siglo XVI- y una ideológica – el milenarismo presentado por
Tomás Müntzer y la Reforma Protestante. Mas no fue excluyente con ninguna de las dos, puesto
que el grupo social campesino, según se dieron las circunstancias, tendió a comportamientos y
actitudes relativos a mejorar su situación económica y social – “Los doce artículos”-, como dar
respuestas consecuentes a su creencia ideológica-religiosa – la no capitulación en la batalla final de
Frankenhausen ante el sermón de Tomás Müntzer. Los comportamientos y actitudes de los
campesinos se hallan determinados por aspectos económicos-sociales como también por factores
ideológicos que en suma llegan a conformar el movimiento revolucionario. Si bien existió un
descontento económico, el origen del movimiento revolucionario propiamente tal se debió a aspectos
ideológicos-religiosos que buscaban mejoras en el aspecto económico y social.
Objetivos de la investigación
El objetivo general de la investigación es demostrar cómo, con la aplicación metodológica de
la Historia de las Mentalidades, se puede demostrar la doble causalidad, una propia de la ‘cultura
material’ y otra de la ideología, en el comportamiento de los campesinos para conformar un
movimiento revolucionario en la denominada Guerra de los Campesinos.
En razón del conseguir el objetivo general de la investigación se hace necesario la
conformidad de los objetivos específicos que circunscriben a la misma. Los objetivos específicos son
los siguientes:
Realizar un esbozo general de la evolución que ha tenido la historiografía respecto al estudio
de la sociedad, principalmente desde Annales hasta la Historia de las Mentalidades. Dicho capítulo
será el marco teórico en cual se basará el resto de la investigación
Un segundo objetivo específico guarda relación con una descripción y breve análisis del
contexto económico-social de la Alemania de inicios del siglo XVI.
Luego, se pretende presentar, comprender y analizar el carácter ideológico del movimiento
revolucionario de los campesinos, motivados principalmente por el milenarismo de Tomás Müntzer y
la mala interpretación de algunos textos elaborados por Martín Lutero.
Como advertencia se declara que en ningún caso existe la intención de relatar los
acontecimientos de la Guerra del Campesinado, sino, más bien, realizar un análisis de la misma a
partir de la problemática e hipótesis señaladas anteriormente.
Estado de la Cuestión
Respecto a la Guerra del Campesinado, la literatura ha concentrado en Europa un gran
interés desde el siglo XIX destacando la gran obra, quizás la mejor recopilación de datos -a la cual
sólo se ha podido acceder a fragmentos- , de Wilhelm Zimmermann, “La historia de la Gran Guerra
de los Campesinos”, cuya primera edición data del año 1841. Sin embargo, la disponibilidad de las
mismas se torna compleja para su estudio. Al respecto la primera gran obra de análisis respecto a la
Guerra del Campesinado se halla en “Las guerras campesinas en Alemania”1 de Federico Engels,
obra que, ciertamente, está determinada por un análisis basado en el materialismo histórico
reduccionista propio de la doctrina marxista, pero que representa un análisis acabado del proceso
histórico.
En relación con la teoría milenarista de Müntzer, la obra “En pos del milenio. Revolucionarios
milenaristas y anarquistas místicos de la Edad Media”2 de Norman Cohn presenta un claro análisis
1 Vs. Engels, Federico; “Las guerras campesinas en Alemania”; Editorial Quimantú; Santiago de Chile; Chile; 1972.2 Vs. Cohn, Norman; “En pos del milenio. Revolucionarios milenaristas y anarquistas místicos de la Edad Media”; Barral Editores; Barcelona; España; 1981.
respecto a la doctrina de Müntzer respecto a los Últimos Días y la lucha de los justos contra los
injustos, la presentación de la conformación del movimiento revolucionario milenarista de Müntzer se
halla determinado a la personalidad del propheta de Turingia. Al respecto, la obra de James Atkinson
“Lutero y el nacimiento del protestantismo”3 difiere de la de Engels como la de Cohn en relación al
carácter de Müntzer a quien Atkinson sólo lo ve como un incompetente y oportunista del contexto
alemán.
Por otro lado, el mismo Atkinson presenta los aspectos con los cuales se puede vincular la
Reforma Protestante, en especial los escritos de Lutero, a la conformación del movimiento
revolucionario campesino. Su análisis está más bien centrado en el impacto negativo que tuvo para
Lutero y la Reforma la Guerra de los Campesinos.
Respecto a la Historia de las Mentalidades, la historiografía es basta y será abordada con
mayor precisión en el propio capítulo que servirá de marco teórico para la investigación.
Los avances historiográficos: de Annales a la Historia de las Mentalidades
La revista “Anales de Historia Económica y Social” fundada por Lucien Febvre y Marc Bloch
en 1929, marca un hito en la historiografía, ya que determina una nueva manera de entender la
historia en su relación con las ciencias sociales, en particular con la sociología, ampliando su objeto
de estudio más allá del acontecimiento e inscribiéndola en la larga duración. La importancia radica
en que ésta innova al incursionar en ámbitos temáticos que en la historia tradicional marcadamente
positivista no se tomaban en cuenta, he allí la denominación de Nueva Historia.
Según Peter Burke, la publicación “aspiraba a ser la guía intelectual en los campos de la
historia económica y social”4, regida por tres ideas principales: la sustitución de la tradicional
narración de los acontecimientos por una historia ‘annalítica’ orientada por un problema
determinado, la idea de realizar una historia basada en todas las actividades humanas en lugar de
una historia que sea primordialmente política, y, finalmente, buscar la colaboración de las ciencias
sociales, como por ejemplo la geografía, sociología, lingüística, economía, etc. En consecuencia de
lo anterior, Annales formaba una nueva corriente de pensamiento que rápidamente se trasladó a la
historia social.
3 Vs. Atkinson, James; “Lutero y el nacimiento del protestantismo”; Editorial Alianza; Madrid; España; 1971.4 Burke, Peter; “La Revolución Historiográfica Francesa”; Editorial Gedisa; Barcelona; España; 1993; pág. 29.
Se entiende que la Historia Social comprendía cualquier manifestación cultural que se
pudiera historiar. Annales entendió la historia social ligada a lo económico, pero sin que esto
significase que fuesen lo mismo, por lo que en su mayoría los temas eran tratados y desarrollados
desde una perspectiva u otra, o bien como elementos que se influyen entre sí. Así, la Historia
Económica y Social, en palabras de Anderson, habría de estudiar cómo el modelo mundial ha
cambiado con el tiempo y las repercusiones que este ha tenido en las diferentes sociedades En
palabras de Fernand Braudel “El problema no reside en negar lo individual bajo de que es objeto de
contingencias, sino de sobrepasarlo, en distinguirlo de las fuerzas diferentes de él, en reaccionar
contra una historia arbitrariamente reducida a la función de los héroes quintaesenciados: no creemos
en el culto de todos esos semidioses, o, dicho con mayor sencillez […] la historia también hace a los
hombres y modela su destino: la historia anónima, profunda y con frecuencia silenciosa, cuyo
incierto pero inmenso campo se impone ahora abordar”.5
Eric Hobsbawm en su obra “Sobre la Historia” 6, identifica tres acepciones para definir lo que
es la Historia Social. La primera de ellas guarda relación con el reconocimiento de la historia de las
clases pobres o bajas, que se centra principalmente en la historia de los movimientos sociales. En
segundo lugar, se refiere “a las obras que trataban de diversas actividades humanas que son
difíciles de clasificar excepto empleando términos como “maneras”, “costumbres”, “vida cotidiana””7.
De esta forma se amplían los límites de la tradicional ciencia de la Historia. Finalmente, la tercera
acepción señala que el historiador se centraba en la evolución de la economía para así acerarse al
entendimiento de la estructura y de los cambios de la sociedad, y por sobre todo, a la relación entre
las clases y los grupos sociales.
Se entiende que “Toda autentica historia política es, en primer lugar, historia social”8, no se
puede entender la historia política sin la historia social, ya que los cambios que se generen en este
ámbito tienen su génesis en los cambios sociales, por ser la sociedad quien promueve los cambios
que se generen en la estructura política de un Estado. Según Michelle Vovelle, la Nueva Historia “se
dedica a las palabras, a las imágenes, a los símbolos, ambiciona reconstruir las prácticas culturales
en términos de recepción, de invención, de las luchas de representación”.9
5 Braudel, Fernand; “La Historia y las Ciencias Sociales”; Editorial Alianza; Madrid; España; 1995; pág. 26.6 Hobsbawm, Eric; “Sobre la Historia”, Editorial Crítica; Colección “Libros de Historia”; Barcelona; España, 1998; págs. 84 – 85.7 Idem. 8 Soboul, Albert; “Los Sans – Cultotes. Movimiento Popular y Gobierno Revolucionario”; Editorial Alianza; Madrid; España; 1987; pág. 9.9 Vovelle, Michel; “Aproximaciones a la Historia de las Mentalidades Colectivas”;Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales UNMSM; Lima; Perú; pág. 19
Fernand Braudel hace una distinción que constituye una novedad para entender la historia la
cual radica en la distinción entre “fenómenos de larga duración, fenómenos de duración media y
fenómenos de corta duración.”10 Asimismo es que se desprende que historia de los Annales plantea
que fenómenos particulares (de corta duración) están inmersos en un proceso de mediana duración,
y éste, a su vez, en uno de larga duración. De esta forma se desprende que no se puede estudiar un
hecho concreto sin contextualizarlo en el proceso atingente al periodo, el cual se gesta dentro de un
ámbito mayor.
Se entiende que esta escuela historiográfica de los Annales puede dividirse en tres etapas
de evolución: la primera “va de la década de 1920 al año 1945, se trataba de un grupo pequeño que
libraba una acción de guerrilla contra la historia tradicional, la historia política y la historia de los
acontecimientos”11, lo que se pretendía en esta primera etapa era romper con la tradición de estudiar
hechos y personajes particulares, la continua vinculación con la historia política, destacando la
importancia del estudio de la economía y la sociedad, los cuales se entienden como los motores
principales de generación de cambios. Una segunda etapa “cabía hablar ciertamente de una escuela
con sus conceptos distintivos (en particular coyuntura y estructura) y sus métodos distintivos
(especialmente “la serie histórica” de los cambios producidos a largo plazo), estuvo dominada por
Fernand Braudel.”12 Es en este momento donde se introduce el concepto de ‘cultura material’ – Peter
Burke señala que la palabra cultura tiene mayor concordancia que la de civilización que ocupa
Braudel- como las acciones repetidas de procesos empíricos, siendo la base de una estructura a la
cual continúan la vida económica y posteriormente la supra estructura del capitalismo.
La tercera etapa de esta evolución de la historiografía de los Annales tiene su génesis a
finales de la década de los sesenta y comienzo de los setenta en Francia. “Se trataba de una
“escuela” unificada solo a los ojos de sus admiradores extranjeros y de sus críticos del propio país,
quienes continuaban reprochándole que subestimara la política y de la historia de los
acontecimientos.”13 Esta tercera etapa en que se destaca como uno de sus principales impulsores a
Jacques Le Goff trata de establecer una historia serial de las mentalidades, en otras palabras de las
representaciones colectivas y de las estructuras mentales de la sociedad con el propósito de
analizar de manera global la historia, partiendo desde la explicación de por qué las sociedades
reaccionan de tal o cual manera ante diferentes fenómenos, para así llegar a la explicación del
porqué de los cambios en el devenir histórico. Se sabe que no todas las personas piensan y actúan 10 Vs. Braudel, Fernand; “La Historia y las Ciencias Sociales”. Op. Cit. Pág.1111 Burke, Peter; “La Revolución Historiográfica Francesa”. Op. Cit. Pág. 12.12 Ídem13 Ibídem.
de igual forma, pero bajo ciertos parámetros, en la colectividad de la sociedad se siguen ciertos
patrones que permiten dar explicación a procesos y sucesos a nivel macro.
Michel Vovelle ve la historia de las mentalidades “como parte de una historia global”14, es
decir que esta historia permite comprender con mayor amplitud la historia en un ámbito más amplio,
ya que por medio de ella se da explicación a ciertos fenómenos sociales. Explica que la historia de
las mentalidades, en palabras de Robert Mandrou “es una historia de las visiones de mundo”15,
entendidas estas visiones como las diferentes realidades sociales y colectivas que se dan en un
lugar determinado.
Con Annales, y en este caso en particular en la vertiente de la Historia de las Mentalidades,
el campo de estudio del historiador, se amplia, permitiendo el aumento del interés por los fenómenos
de larga duración, donde los acontecimientos son fruto de las acciones de los hombres motivadas
por el entrelace de ideologías y mentalidades con la ‘cultura material’ dentro de un grupo social en
un determinado momento histórico. Con la Historia de las Mentalidades se abrió un nuevo camino
que permite estudiar las actitudes colectivas en su pasividad o su anonimato demostrando una cada
vez mayor amplitud del campo histórico.
El contexto económico-social de la Alemania de inicios del siglo XVI. La urgencia de un cambio
social.
Sí hay algo en lo que ha estado en común acuerdo la historiografía de la Guerra del
Campesinado es de la pésima situación social y, por consiguiente, económica en la que se
encontraba la clase social de los campesinos. La situación era de una explotación total en cada uno
de los territorios de Alemania, principalmente en el sector de Turingia y Sajonia. Pero esta situación
fue determinada por la marcada división de clases que existía en la sociedad germana que es fruto
de un proceso de larga duración en torno a la fuerte fragmentación territorial de Alemania que había
conllevado a relaciones de poder extremas respecto a las clases sociales.
Engels expresa cómo es esta división de clases la que determina el origen y desenlace de la
Guerra del Campesinado debido a los intereses divergentes que presentaban cada una de ellas en 14 Vovelle, Michel. “Aproximaciones a la Historia de las Mentalidades Colectivas”. Op. Cit. Pág. 27.15 Vovelle, Michel; “Ideologías y mentalidades”; Editorial Ariel; Barcelona; España; 1985; pág. 12.
el transcurso del proceso histórico, siendo una consecuencia necesaria de las condiciones históricas
de la vida social de estas clases en aquella época. Tales condiciones estaban determinadas por el
cambio en la civilisation matérielle de la vida de los campesinos, como también en la vie
économique que éstos llevaban en la cotidianeidad.
El cambio de estas condiciones históricas no es otra cosa que la transformación del contexto
económico de Alemania en los inicios del siglo XVI. Se produjo un auge importante del desarrollo de
la industria alemana donde la industria textil y orfebre lideraban ese ámbito, sumado a la creciente
conformación de gremios en las ciudades.16 Sin embargo, debido a lo fragmentado del territorio, aún
seguían existiendo lugares con una marcada economía medieval basado en la autarquía.
La mencionada fragmentariedad existente en Alemania trajo como resultado, junto a las
mencionadas condiciones históricas económicas, un cambio en la clases sociales, las cuales en su
mayoría presentaron beneficios importantes en los nuevos aires que vivía Alemania. La principal
clase beneficiada fueron los príncipes, puesto que el Emperador no tenía el peso que si poseía en
otras zonas del Imperio, éstos reclamaron poder y con ello motivaciones para acrecentarlo, siendo la
expropiación de tierras y la fuerte alza de impuestos sus principales herramientas. Actuaban de
manera centralizada en su territorio y descentralizada respecto al Imperio. La mediana y baja
nobleza se vieron más bien socavadas en su devenir económico como social, mientras que el Clero
se vio fortalecido en poder atraído por las maniobras que la misma Iglesia corrupta pregonaba para
consolidar su propia riqueza. Esto motivó el odio y la ira de los príncipes como también del pueblo.
Respecto a la clase proletaria urbana concentró riquezas a partir del auge del comercio, sin embargo
se vio muy afectada por los impuestos que debían pagarse ante los príncipes. Esta base plebeya,
como le denomina Engels, presentó una ambigüedad en su conformación lo que repercutió en que
cada vez, las pocas, que se unieron no lograron una lucha eficiente puesto que presentaban
intereses muchas veces divergentes. Finalmente, en relación a la clase campesina, la gran masa de
la población, se puede manifestar que fue por lejos la más reprimida en cada sentido de la palabra
durante toda su vida.
Los campesinos no tenían los elementos para poder desarrollar una insurrección por la
importante fragmentación señalada en lo territorial como en lo social. Las diferentes clases del
Imperio a inicios del siglo XVI formaban una masa sumamente confusa con intereses divergentes y
en todo contradictorios. Cada clase era un estorbo para la otra y se hallaba en lucha continua contra
16 Vs. Engels, Federico. Op. Cit. Págs. 25 - 26
las demás.17 Siendo la más débil, el campesinado, la más afectada. La urgencia de un cambio en las
circunstancias sociales era total, para ello era necesario modificar la totalidad de un orden
establecido. Los campesinos alemanes estaban justificados en la generación de un movimiento
revolucionario porque eran poco más que esclavos. Como se mencionó estaban oprimidos por los
impuestos, legales e ilegales. El aumento de riquezas y lujo que trajo consigo el descubrimiento de
América empeoró aún más sus vidas. Había escasez de tierra, debido a las confiscaciones que
realizaban los príncipes como la Iglesia y por el aumento de la población.18
Los catalizadores del movimiento revolucionario: la Reforma de Lutero y el
milenarismo de Müntzer
Tras la explosión de la Reforma Protestante en 1517, fecha simbólica de inicio con las tesis
de Martin Lutero contra las indulgencias en la catedral de Wittenberg, en Alemania se desarrollo un
contexto ideológico determinante para los grupos sociales que la componían, especialmente en la
zona de Turingia. Fue en ese lugar donde un hombre encontraría en conversaciones con un tejedor
llamado Miklas Storch la creencia salvífica del fin al período atormentado que vivía él y la sociedad
del bajo pueblo alemán, tal persona fue Tomás Müntzer19.
Müntzer desarrolló una doctrina revolucionaria de carácter milenarista que sentaba sus
bases en la creencia del inminente fin del mundo, los Últimos Días, tras la batalla que
necesariamente debían tener los justos contra los injustos para esperar la segunda venida de
Cristo.20 El predicador de Turingia realizó por muchos años un período de peregrinación por distintos
pueblos y ciudades de Turingia y Sajonia, lugares que coincidían con el espacio territorial donde
había comenzado la Reforma de Lutero. Se estableció en Allstedt en el año 1523 donde se casó y
realizó liturgias en lengua vernácula para la gran masa de la población, principalmente el
campesinado que, junto a los artesanos, le dieron una masa de seguidores que estructuró en una
organización revolucionaria denominada la “Liga de los Elegidos”. Era el momento en que Allstedt
iba a reemplazar a Wittenberg como centro de una nueva reforma que debía ser total y final para dar
paso al milenio con la sola presencia de los justos. Al respecto Müntzer siempre entró en conflicto
17 Ídem. Págs. 38 y 39.18 Vs. Atkinson, James. Op. Cit. Pág. 270.19 Sacerdote y predicador alemán nacido en Turingia en 1488 en el seno de una familia acomodada. Estudiante aplicado que le llevó a conocer y manejar diferentes idiomas como el latín, hebreo, griego. Su vida estará ligada a la búsqueda de respuestas tormentosas de carácter existencial respecto a Dios y la religión. Fallece en 1525 tras la batalla de Frankenhausen en la Guerra de los Campesinos. Vs. Cohn, Norman; Op. Cit. págs. 255 – 271.20 Vs. Cohn, Norman. Op. Cit. Pág. 256.
con Lutero en torno al público que iba dirigido cada uno de sus mensajes: para el predicador de
Turingia sus seguidores se hallaban en las capas más desprotegidas de la sociedad alemana,
mientras que para el monje agustino su público era esencialmente la clase dirigente, los príncipes.
Consecuencia de ello es que no tardarían en entrar en conflicto ambos presupuestos respecto a los
intereses de cada clase.
Ante la amenaza de los príncipes, especialmente de Juan de Sajonia, Müntzer redactó
“Desenmascaramiento explícito de la falsa fe del mundo incrédulo” donde señala la inoperancia de
los príncipes respecto a la verdadera recepción del “Cristo vivo”, el Espíritu Santo, en sus corazones
para determinar su accionar. Es en ese momento donde decide radicarse en Mühlhausen, ciudad
libre del Imperio, que estaba en pleno proceso de gestación de una situación revolucionaria, como lo
destacase Charles Tilly. Allí residía uno de sus amigos Heinrich Pfeiffer quien había pavimentado el
camino para la llegada de Müntzer y su consiguiente prédica respecto al nuevo orden religioso que
se habría de instaurar en el mundo.
Al respecto, la ideología con la que Müntzer y Pfeiffer influyeron en los campesinos es
determinante para comprender el accionar de esta clase oprimida. Sumado a ello, a pesar de la
disputa que Müntzer tenía con Lutero, también es pertinente recordar que fuel mismo agustino quien
avivó los ánimos de los ciudadanos de Sajonia y Turingia, motivado principalmente por sus escritos
políticos sobre la libertad cristiana respecto a la Iglesia en Roma.21 Al respecto se ha insistido en la
literatura en que lo ocurrido con la Guerra del Campesinado habría sido motivado por una
malinterpretación de los escritos políticos presentados por el reformador de Wittenberg.
Müntzer al declarar en su doctrina el carácter comunitario de la tierra, la propensión a que el
pueblo era el único elemento de la sociedad que era justo para recibir al ‘Cristo vivo’, motivó en la
clase campesina una reacción ante las injusticias que venían ocurriendo en el orden social, político y
económico de la Alemania de inicios del siglo XVI. Elementos que, evidentemente, chocaban con lo
planteado por las clases dominantes. He allí el origen de la Guerra del Campesinado de 1525.
“Los doce artículos”
Tal cómo se ha observado en el transcurso del presente escrito y cómo se ha presentado en
la hipótesis del mismo, el movimiento revolucionario campesino de inicios del siglo XVI en Alemania
tiene un origen económico en la finalidad de acabar con la deplorable situación en que se hallaba
21 Vs. Huesbe, Marco y Carvajal, Patricio; “Martin Lutero y Juan Calvino. Los fundamentos políticos de la modernidad”; Ediciones Universitarias de Valparaíso; Valparaíso; Chile; 2003; págs. 123-159.
inmersa la clase campesina y que encontró en el milenarismo de Müntzer un catalizador para poder
iniciar una insurrección revolucionaria.
La clase social campesina se vio se seducida por la doctrina de Müntzer para hallar en ella
la oportunidad de luchar por mejoras sociales y económicas de su alicaída existencia. Así lo
demuestra uno de los principales documentos que tienen relación con la Guerra del Campesinado,
“Los doce artículos”. Este petitorio para acabar con el movimiento tiene un mero trasfondo
económico-social de parte de los campesinos para frenar la revolución que había sido incitada por
Müntzer. En él no se señala ninguna petición de carácter ideológico-religioso que se podría pensar
con la lucha a partir del pensamiento impulsado por el predicador de Turingia. Por el contrario, se
señalan sólo peticiones acordes al ámbito económico para mejorar la situación en la que se
encontraba sumida la clase campesina.
La liberación del diezmo pequeño, la abolición de la servidumbre, la libertad para pescar y
cazar, una parte de los bosques para leña en el hogar, una restricción al servicio obligatorio y una
reducción en las rentas22 son claros ejemplos de cómo el movimiento revolucionario que, en la lógica
presentada por Cohn respecto a un movimiento milenarista, en ningún caso buscó fines de carácter
religioso, sino, más bien, se presentó como un movimiento que buscaba mejorar la situación del
campesinado, propio de lucha de clases que se presentaba en la Alemania del siglo XVI, tal como ya
fue presentado.
Los fines del movimiento se encontraron sumergidos en mejorar las condiciones históricas
en las que se encontraba el campesinado, principalmente ligado al ámbito de lo económico y social.
Pensar en que fue un movimiento que se cegó para la concreción de fines milenaristas sería limitar
el análisis del mismo, puesto que este documento vital en la interpretación del proceso demuestra
todo lo contrario.
El mejoramiento de la ‘cultura material’ y la ‘vida económica’ de la clase campesina era el fin
real del movimiento revolucionario de 1525. El carácter milenarista del mismo sería el catalizador
que habría dado el primer paso para ir en búsqueda de estas mejoras de las condiciones históricas.
Así al analizar el movimiento revolucionario se ve cómo a lo largo de su proceso de
gestación, de lucha y de derrota fue fluctuando entre los aspectos ideológicos que motivaron su
lucha y el carácter material del mismo respecto a su real origen y fin del mismo. Tal cómo ha sido
durante toda la Historia, este fenómeno histórico se encuentra en el limbo de la ‘cultura material’ con 22 Vs. Atkinson, James. Op. Cit. Pág. 275.
las ideologías, siendo ambas las que motivasen las acciones de los hombres en el tiempo y espacio
determinado, para este caso el de los campesinos en Alemania durante 1525.
Conclusiones
Las actitudes y comportamientos de los hombres en tiempo y lugar determinado se han
hallado siempre influidas por la interacción que existe entre la ‘cultura material’ y la ‘vida económica’,
por un lado, y las ideologías, por otro.
Las condiciones históricas del campesinado junto al rol del milenarismo en sus
comportamientos condicionaron de manera determinante la conformación de un movimiento
revolucionario de parte de los campesinos para cambiar su alicaída situación histórica. Una mezcla
de fenómenos de mediana y corta duración son los que se vivieron durante la antesala de la Guerra
del Campesinado, como en el desarrollo de la misma.
Así, se ha observado, a partir de la perspectiva de la Historia de las Mentalidades, cómo el
movimiento revolucionario campesino encontró sus gérmenes en la deplorable situación social y
económica que le presentaban las circunstancias históricas de inicios del siglo XVI. El cual se vio
motivado para la insurrección en el ámbito ideológico presentado por la doctrina milenarista
impulsada por Tomás Müntzer. No es que la una sea excluyente de la otra; por el contrario,
establecen una relación de complementariedad al momento de determinar una acción de un grupo
social.
Sin embargo, tras la presentación de “Los doce artículos”, se da cuenta de cómo una puede
tomar mayor preponderancia al final de un fenómeno histórico, en este caso la revolución
campesina. Mas no se ha de olvidar que el catalizador de la misma encontró en el mundo de las
ideologías un lugar más apropiado para la gestación de dicho movimiento.
En suma, la Historia de las Mentalidades habría de dar respuesta al fenómeno histórico del
movimiento revolucionario campesino de Alemania en 1525, al analizar las causas materiales e
ideológicas del mismo en su gestación como en su desarrollo.
Bibliografía
* Engels, Federico; “Las guerras campesinas en Alemania”; Editorial Quimantú; Santiago de
Chile; Chile; 1972.
* Cohn, Norman; “En pos del milenio. Revolucionarios milenaristas y anarquistas místicos de
la Edad Media”; Barral Editores; Barcelona; España; 1981.
* Atkinson, James; “Lutero y el nacimiento del protestantismo”; Editorial Alianza; Madrid;
España; 1971.
* Burke, Peter; “La Revolución Historiográfica Francesa”; Editorial Gedisa; Barcelona; España;
1993.
* Braudel, Fernand; “La Historia y las Ciencias Sociales”; Editorial Alianza; Madrid;
España; 1995.
* Hobsbawm, Eric; “Sobre la Historia”, Editorial Crítica; Colección “Libros de Historia”;
Barcelona; España, 1998.
* Soboul, Albert; “Los Sans – Cultotes. Movimiento Popular y Gobierno Revolucionario”;
Editorial Alianza; Madrid; España; 1987.
* Vovelle, Michel; “Aproximaciones a la Historia de las Mentalidades Colectivas”; Fondo
Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales UNMSM; Lima; Perú.
* Vovelle, Michel; “Ideologías y mentalidades”; Editorial Ariel; Barcelona; España; 1985.
* Huesbe, Marco y Carvajal, Patricio; “Martin Lutero y Juan Calvino. Los fundamentos políticos
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