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LA GRAN AVENTURA LA GRAN AVENTURA Brasil, mucho más Brasil, mucho más Brasil, mucho más que samba y fútbol Brasil, mucho más que samba y fútbol Texto y fotografías: Román Hereter

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LA GRAN AVENTURALA GRAN AVENTURA

Texto y fotografías: Román Hereter

Brasil, mucho másque samba y fútbolBrasil, mucho másque samba y fútbol

Texto y fotografías: Román Hereter

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Texto y fotografías: Román Hereter

LA GRAN AVENTURA

El mayor país de América del Sur, el quinto más poblado del mundo y unade las naciones más multiculturales y étnicamente diversas del planeta,

resultado de la fuerte inmigración procedente de muchos otros países, casisiempre provoca una profunda atracción entre los viajeros.

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LA GRAN AVENTURA

en cruz sobre la riqueza y la miseria de variosmillones de habitantes que viven en la ciudad y susalrededores. El 70% son pobres, muchos vi-venhacinados en las favelas, pero lo olvidan duranteel carnaval y luchan durante el resto del año parahacer más llevadera su miseria que contrasta conla opulencia de los afortunados y con la discreciónde los turistas advertidos de la inseguridad ciu-dadana, que afortunadamente ha remitido en losúltimos años y especialmente desde la nominaciónpara organizar los próximo juegos olímpicos.

Al atardecer, cuando la última luz del día seapaga en el horizonte y se encienden las lucesartificiales de los grandes edificios de Río, la bahíade Guanabara adquiere un encanto especial. Co-mienza la noche y Copacabana se convierte en lareina de la ciudad. Para sus habitantes, los cario-cas, salir de noche es un asunto muy serio. Inclusoen muchas ocasiones más que las actividades deldía. Y es que en Río de Janeiro hay noches paratodos los gustos.

Pocos edificios históricos quedan, ya que sehan derruido para construir modernidad. La másbella reliquia de épocas pasadas es la capilla NossaSenhora de Gloria Outeriro, más conocida como laiglesia de la Gloria. Constituye uno de los ejemplosmejor conservados de barroco brasileño en la ciu-dad y está situada en lo alto de una colina, frentea la hermosa bahía. El monasterio de Santo Antonio,la Igreja de Sào Francisco de Paula, de estilo roco-có, la Igreja da Candelaria, el monasterio de SàoBento, la Praça Tiradentes y el Paço Imperial, podríanconstituir la columna vertebral de un paseo históricopor la ciudad. Pero los monumentos de Río estánen las playas. Es allí donde los cuerpos se erigenen auténticas esculturas animadas, llamando laatención del forastero que se deleita con la visiónacomplejada de la belleza mulata. El tanga se inven-tó en Ipanema, pero es Copacabana el centro delas playas de Río. Sus cuatro kilómetros en formade media luna y el hecho de tener el Pan de Azúcaren uno de sus extremos, han facilitado su promo-ción estética, ya que la panorámica que se observadesde lo alto ha sido tantas veces reproducida quese ha convertido en el paradigma de la playa perfecta.Se hizo famosa en 1923 cuando en ella se cons-truyó en estilo neoclásico el entonces único hotelde lujo de toda Sudamérica, el Copacabana Pala-ce. Los casinos y las visitas relevantes la catapulta-ron rápidamente como la playa más famosa delmundo. Dicen que en un fin de semana de veranola playa llega a acoger entre lugareños y visitanteshasta medio millón de personas.

Ipanema es un nombre indio que significa “aguaspeligrosas”. Hoy es el centro de la elegancia y lasofisticación de la urbe. En un principio nació cuan-do por la explosión demográfica de Copacabanahubo de prolongarse la ciudad hacia el sur. Y al surde Ipanema está Leblón. Prácticamente es la mismaplaya, sólo separada por el canal que une el lago

Es evidente que posee una serie de tópicosmuy potentes como la samba, el fútbol, y los cuer-pos esculturales, que muchas veces eclipsan susotros múltiples atractivos. Una historia relativamentecorta pero intensa capaz de proporcionar un ricopatrimonio, una variedad ecológica debido al in-menso territorio y una economía emergente evi-dente en las grandes ciudades, son capaces desorprender al visitante, del mismo modo que el in-minente Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicosdel 2016, situarán al país en primera línea de laatención mundial. Nadie puede pretender conocerloen solo viaje, pero vamos a proponer desde aquíuna ruta que alternara grandes ciudades como Ríode Janeiro, Sao Paulo, Brasilia y Salvador de Bahía,con pequeñas poblaciones como Ouro Preto, Ma-riana o Tiradentes, pasando por zonas naturalescomo las Cataratas de Iguazú, el Pantanal del MatoGrosso o la cuenca del Amazonas. Pero empe-cemos por repasar un poco la historia.

El territorio del actual Brasil fue descubierto porlos portugueses en 1500, en una expedición co-mandada por Pedro Álvares Cabral, convirtiéndoseen una colonia portuguesa hasta 1815. La colo-nización se inició oficialmente en el año 1534,cuando el rey Juan III dividió el territorio en docecapitanías hereditarias, aunque pronto nombró ungobernador general para administrar toda la colonia.Los portugueses asimilaron algunas de las tribusnativas, mientras que otras fueron esclavizadas oexterminadas por las guerras prolongadas o porlas epidemias de enfermedades traídas por loseuropeos. A mediados del siglo XVI, el azúcar seconvirtió en el producto de exportación más impor-tante de Brasil, incrementándose el comercio deesclavos africanos debido a la creciente demandainternacional.

Mediante varias guerras contra los franceses,los portugueses lentamente expandieron su territoriohacia el sudeste, apoderándose de Río de Janeiroen 1567, y hacia el noroeste, tomando Sao Luisen 1615. De esta forma, en 1669 enviaron variasexpediciones militares hacia el Amazonas y con-quistaron algunas fortalezas inglesas y holandesas.En 1680 extendieron el territorio controlado en elextremo sur del país al fundar Colonia del Sacra-mento, en el actual Uruguay y frente a BuenosAires. La expansión territorial brasileña hacia elsur provocó múltiples conflictos, incluidas la guerracon las misiones jesuíticas.

A finales del siglo XVII, las exportaciones deazúcar comenzaron a disminuir, pero hacia 1693,el descubrimiento de yacimientos de oro en la re-gión de Minas Gerais y la explotación de otras mi-nas en Mato Grosso y Goiás en las décadas si-guientes, salvaron a la colonia de un colapso eco-nómico inminente. En 1815 se creó un reino unidocon Portugal, pasando la capitalidad de Lisboa aRío de Janeiro tras la invasión napoleónica de lapenínsula ibérica. La independencia brasileña sealcanzó en 1822, primero como Imperio de Brasily a partir de 1889 como república.

Con casi seis millones de visitantes extranjerosanuales, cifra que se espera rebasar en 2013, Bra-sil es uno de los principales destinos turísticosinternacionales en América del Sur, y ocupa el ter-cer lugar de América Latina después de México yArgentina. Se trata de un país inmenso. La exten-sa selva amazónica, el rico pantanal del Mato Gro-sso y las espectaculares cataratas del Iguazúrepresentan los entornos naturales más destaca-bles del país, que pueden alternarse con la visitaa las ciudades que se decantan entre un rico pa-sado colonial y una considerable modernidad yentre las que se encuentran algunas de las urbesmás hermosas de nuestro planeta.

Río de Janeiro

El 1 de enero de 1502 un barco portugués almando de Américo Vespucio arribaba a una bahíade 245 kilómetros cuadrados, pero los navegantesla confundieron con un río, bautizándolo con elnombre del mes que aquel día se iniciaba. Río deJaneiro o “Río de Enero” fue el nombre dado a labahía que los indios llamaban Guanabara, quesignifica brazo de mar.

Hoy, cuando se pregunta a los capitanes debarco del siglo XXI, cuál es el puerto más bello delmundo al que les gusta llegar, contestan sin dudarRío de Janeiro. Y es que entrar en la bahía pormar representa un obsequio para las pupilas mien-tras una agradable inquietud que despierta lossentidos. Un asombroso paisaje con picos volcá-nicos recortados formando las islas, suaves playasextendidas sobre el litoral y las cálidas aguas quecompiten con el azul del cielo, maravillan al forasteroque dirige su mirada al famoso Pan de Azúcar quedomina la ciudad y al Corcovado, donde el CristoRedentor, con sus pies en una roca situada a 710metros sobre el nivel del mar, extiende sus brazos

En las playas de Ríose dan cita lasbellezas mulatasmientras desde elteleférico del Pan deAzúcar se puedenobtener bellaspanorámicas delentorno.

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de Brasil a lo largo de aproximadamente 450 añosde existencia.

La villa de São Paulo de Piratininga tuvo suscomienzos el 25 de enero de 1554 con la construc-ción de un colegio jesuita, por los padres Manuelda Nóbrega y José de Anchieta, entre los ríos Anhan-gabaú y Tamanduateí. Tal colegio, que funcionabaen un barracón rústico, tenía por finalidad la cate-quesis de los pueblos indígenas que vivían en laregión. El edificio aún existe, y se le conoce con elnombre de Pátio do Colégio. El poblamiento de laregión comenzó en 1560, cuando Mem de Sá, go-bernador general de la colonia, mandó trasladar ala población de la villa de Santo André da Borda doCampo hacia los alrededores del colegio, deno-minado “Colegio de São Paulo de Piratininga”. Sunombre fue escogido porque el día 25 de enero laIglesia Católica celebra la conversión del apóstolPablo de Tarso. De esta forma, la villa de Santo An-dré da Borda do Campo quedó extinta y São Paulofue elevada a la categoría de villa, que permaneció,durante los dos siglos siguientes, como una villapobre y aislada de los centros de poder de la colonia.

Por tratarse de la región más pobre de la misma,tuvo inicio la actividad de los bandeirantes, o pobla-dores que se dispersaron por el interior del país ala caza y búsqueda de indios, oro y diamantes. Eldescubrimiento de oro en la región de Minas Geraisprovocó que las atenciones del reino se fijaran enSão Paulo, que fue elevada a la categoría de ciudaden 1711. Cuando se agotó el oro de Minas Gerais,a fines del XVIII, se dio inicio al ciclo paulista delazúcar, que se desarrolló por el interior de la provin-cia mientras la ciudad de São Paulo se encargabade dirigir la producción hasta el puerto de Santos.

En 1828 se instaló la primera facultad de dere-cho, lo que dio un nuevo impulso al crecimiento conel flujo de estudiantes y profesores, junto con el dela producción de café en las regiones de Campinasy Río Claro. En este periodo la provincia comenzóa recibir una gran cantidad de inmigrantes, espe-cialmente italianos. La ciudad comenzó a ganarimportancia con el desarrollo de la economía ca-fetalera, en un momento en que los latifundistas delcafé comenzaron a instalarse en la ciudad y hacervaler su importancia política. Con el desarrolloindustrial del s. XX, el área urbanizada siguió au-mentando y los barrios nuevos iban cubriendo terre-nos de antiguas haciendas. El gran salto industrialse produjo durante la II Guerra Mundial. Siguiendola norma de las ciudades brasileñas, São Paulo esuna ciudad de crecimiento esencialmente vertical,lo que se traduce en sus abundantes rascacielos.

La catedral construida en estilo neogótico yterminada en 1954 se levanta frente a la plaza deSé, centro neurálgico de la ciudad y uno de lospulmones verdes donde se puede respirar, entreel bosque de rascacielos que se extiende más allá.Al sur se halla el Museo de Arte de Sao Paulo (MASP)que acoge distintas exposiciones temporales. Una

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lo bautizaron así argumentando que su forma esparecida a los moldes de azúcar. El primer teleféricose instaló en 1912, siendo sustituido 60 años mástarde por uno con cabinas de mayores dimensiones.Tiene una capacidad para 75 pasajeros que seelevan en las cabinas en forma de burbuja dise-ñadas y construidas por los italianos. Desde lacumbre se obtiene una magnífica panorámica de360 grados. Hacia el oeste se observan las playasde Leme, Copacabana, Ipanema y Leblón. Al norteel impresionante puente que cruza la bahía y uneRío de Janeiro con Niteroi y las playas de esta ciu-dad. A sus pies, los renombrados barrios de Fla-mengo, en cuya playa se practica el fútbol y Bota-fogo. Y al fondo el pico del Corcovado con la estatuadel Cristo Redentor, desde donde se aprecia todoel encanto de la ciudad y sus playas formando unconjunto estéticamente exquisito.

Sao Paulo, la capital económica

La ciudad de São Paulo es la mayor de Brasily está considerada la principal ciudad del país,desde el punto de vista social, cultural y económico.Es, así mismo, uno de los mayores centros finan-cieros de América Latina y el mayor de Sudamérica.Su historia transcurre paralelamente a la historia

Rodrigo de Freitas con el Atlántico.En Río hay otras playas. Las de la bahía de

Guanabara no son aptas para bañarse, pero hanconstituido desde siempre el punto de reunión desus habitantes. La “plaza del pueblo”. Y con el au-mento de la población, el carioca ha necesitadocada vez más playas y la ciudad se ha ido exten-diendo hacia el sur siguiendo la línea costera.Primero fueron las de la bahía, después Copaca-bana, posteriormente Ipanema y Leblón. Más tardeSào Conrado y ahora la Barra de Tijuca, la máslarga de todas con una longitud de 18 kilómetros.Durante la semana está prácticamente vacía, peroel fin de semana se presenta tremendamente con-currida. Cada vez hay más restaurantes y disco-tecas y se han prodigado mucho los quioscos queofrecen comidas durante el día y se convierten enpuntos de reunión durante la noche.

El Parque Nacional de Tijuca ocupa una super-ficie de cien kilómetros cuadrados y sus construccio-nes representan un testimonio del romántico pasadode la época colonial. A través de la exuberantevegetación salpicada en ocasiones por cas-cadas,serpentea una carretera de unos cien kilómetrosque representa un relajante paseo por una de laszonas más bellas y menos conocidas de Río.

Una mole de granito, situada en la entrada dela bahía de Guanabara, es sin duda el lugar másfamoso de la misma: el Pan de Azúcar. Este mo-nolito singular era llamado por los indios Pau-nd-Acuqua, que significa “pico alto y puntiagudo”. Peroa los portugueses les sonaba a Pao de Açucar y

Las formas inclinadasde la catedral neogótica

de Sao Paulocontrastan con los

trazos rectangulares delbosque de rascacielosdel centro de la ciudad

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Las joyas del barrococolonial rebosan por

doquier en la localidadde Ouro Preto, dondeiglesias, ayuntamientoy calles inclinadas se

alternan con losmercados.

Hoy en día, Ouro Preto posee la colección dearte barroco más pura de Brasil. La ciudad parecesacada de un cuento de hadas. Museos, iglesiascoloniales, y un sinfín de hermosas calles bordeadaspor casas de tejados rojizos, conforman un conjuntoúnico que merece una detallada visita.

Ouro Preto, “Oro Negro” en portugués, fue fun-dada en el año de 1711 por la unión de varios case-ríos existentes en el lugar. En ese mismo año seconvirtió en Villa y sede de consejo, con la desig-nación de Vila Rica. En 1720 fue escogida comola nueva capital de la recién establecida capitaníade Minas Gerais. En 1823, con la llegada de la fa-milia real portuguesa a Brasil, la Villa fue elevadaa la calidad de ciudad con la designación de OuroPreto. En 1839 se creó la Escuela de Farmacia yen 1876 la Escuela de Minas. Fue la capital de laprovincia y más tarde del estado de Minas Geraishasta 1897.

Su casco histórico, fue declarado PatrimonioCultural de la Humanidad por la UNESCO en 1980y constituye uno de los conjuntos más homogéneosy completos de arte barroco del mundo. La pobla-ción llegó a tener 110.000 habitantes cuando Ríode Janeiro tenía sólo 20.000. Se llama así porquenegro era el color del dorado metal cuando losportugueses lo extraían en el río Tripui, ya que es-taba recubierto de una capa de paladio y fue famosopor su especial calidad. Inmediatamente, miles depersonas abandonaron sus comercios en Salvadorde Bahía; las plantaciones de caña en Pernambuco,o la cría de ganado en Río São Francisco, para irdetrás de tan codiciado oro. Llegaron también deRío de Janeiro y del litoral sur. Además, aldeas en-teras del norte de Portugal atravesaron el Atlán-tico, en busca de "El Dorado" por fin “descubierto”en el corazón de Brasil.

Todas estas gentes acabarían enfrentándosecon las de Sao Paulo, los pioneros en la conquistadel territorio. Varios conflictos, como la Guerra delos Emboabas, nombre que los paulistas daban alos forasteros portugueses y brasileños de otrasregiones que entraron en la región de las minas,marcaron los primeros tiempos de Minas Gerais.Durante el s. XVIII, la abundancia de oro, fácilmentehallado en el fondo de los ríos y arroyos de la re-gión, produjo el embellecimiento de la ciudad cons-truida sobre las colinas de dos montañas colosales.

El arquitecto y maestro carpintero Manuel Fran-cisco Lisboa, autor de obras importantes en Vila Rica,tuvo un hijo con su esclava africana, Antônio FranciscoLisboa, apodado el “Aleijadinho”, llamado también elDeformadillo, debido a la enfer-medad que le deformólos miembros, al final de su vida. Aleijadinho es elmayor artista brasileño del período colonial y legó alpaís una herencia inigualable por la genialidad desus dimensiones. Ouro Preto le debe el esplendorarquitectónico y artístico de la Iglesia de São Francis-co de Assis, entre muchas obras destacadas de laescena urbana y de la ornamentación de los tem-

de las vistas más espectaculares del centro de laurbe se obtiene desde el piso 41 de la torre Italia,situada en las esquinas de las avenidas Sao Luíse Ipiranga. Pero para disfrutar de joyas monumen-tales barrocas y entender el desarrollo inicial de laactual tercera aglomeración urbana del mundo,hay que desplazarse un poco hacia el norte, hastael estado de Minas Gerais.

Joyas del Barroco Colonial

El estado de Minas Gerais, que significa literal-mente “Minas Generales” por su riqueza minerales, con una superficie de 588.384, el cuarto mayoren extensión de Brasil. La ocupación de la zonatuvo lugar durante el siglo XVIII, a cargo de bande-riantes de Sao Paulo que buscaban oro y piedraspreciosas. En 1693, los primeros descubrimientosimportantes de oro provocaron una gran migraciónrumbo a la región.

Durante la primera mitad del siglo XVIII, MinasGerais se convirtió en el centro económico de lacolonia. En 1709 fue creada la Capitanía de SãoPaulo e Minas de Ouro, separada de la Río de Ja-neiro y en 1720, la Capitanía de Minas Gerais fueseparada de la de São Paulo, teniendo como capitalVila Rica, el actual Ouro Preto, pero la producciónde oro comenzó a caer alrededor de 1750, lo quellevó a Portugal a buscar medios para aumentarla recaudación de impuestos, provocando unarevuelta popular, que culminó en la InconfidênciaMineira, en 1789. Hoy en día Minas Gerais es elsegundo estado brasileño en cuanto a poblaciónse refiere, superando los 21 millones de habitantes.Su capital y ciudad más poblada es Belo Horizon-te, con 2,5 millones, y que llegan a los 5 millonesen toda su área metropolitana, siendo la primeraciudad moderna brasileña estructurada urbanís-ticamente. Hoy es la tercera más grande en el país,después de Sao Paolo y Río de Janeiro.

En los años 1940 se creó en el barrio de Pam-pulha, junto a un lago artificial, un parque en dondese halla la capilla de San Francisco de Asis, uno delos primeros proyectos del conocido arquitectobrasileño Oscar Niemeyer. El Parque da Pam-pulha es hoy uno de los lugares de referencia deBelo Horizonte.

En el XVIII, el oro del estado de Minas Geraisdominaba el comercio mundial. Desde 1700 hasta1820 se extrajeron en la zona 1.200 toneladas deoro, lo que suponía ni más ni menos que el 80%de la producción mundial del metal precioso duranteeste período. A cien kilómetros de Belo Horizonte,la capital del estado, se levanta la que se convirtióen el centro de la fiebre del oro del siglo XVIII: OuroPreto. La población se llamaba Vila Rica, hasta quemuy cerca se encontró un extraño mineral de colornegro “preto” que resultó ser oro ennegrecido debidoal óxido de hierro del subsuelo. En 1750 la ciudadsuperaba los 80.000 habitantes, y era mayor quela propia Nueva York durante la misma época.

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plos. Construida entre 1765 y 1810, esta iglesia esuna “opera prima” que une la genialidad de Aleija-dinho y la del pintor Manuel da Costa Athayde, otrogran maestro del barroco de Minas Gerais.

En el XVIII, las órdenes religiosas multiplicaronlas construcciones en Ouro Preto, y cada una in-tentó hacer de su iglesia la más rica y bonita de laciudad. Las iglesias de Nuestra Señora del Pilar yde Nuestra Señora de la Concepción, exponentesdel barroco de la primera etapa, y las construidasposteriormente revelan la exuberancia y abundan-cia escultural, entre media docena de templos quenarran la saga de la creatividad de los mineros.

A pesar de constituir ejemplos magníficos, lasiglesias no son el único patrimonio de Ouro Preto.Puentes de piedra, fuentes y caserones formanparte del ambiente histórico de la ciudad. En OuroPreto no hay una sola calle llana, y las cuestas sonextenuantes para subir y peligrosas para bajar, yaque están construidas con adoquines o piedrascolocadas verticalmente para frenar la erosión delagua. La localidad de halla a 1.000 metros de alti-tud y por tanto su clima es bastante frío en invierno.El Palacio de los Gobernadores, de 1740, y elAyuntamiento y la Cárcel, de 1784, hoy Museu daInconfidência o de la “Deslealtad”, demarcan laPlaza Tiradentes, centro de la ciudad, dominándolacon la imponencia de sus formas.

Pintura, escultura, música, poesía y teatro sonuna muestra de la fertilísima producción culturalde Ouro Preto en el siglo de oro. El remate de esaexpresión singular fue la conspiración por la inde-pendencia de Brasil, articulada por abogados, sa-cerdotes, poetas, militares y mineros de Vila Rica,entre 1788 y 1789, conocida como InconfidênciaMineira. Influenciados por las ideas ilustradas de

Francia y por la independencia de los Estados Uni-dos, los desleales de Ouro Preto soñaron con unaRepública en la América portuguesa y comenzarona preparar la revolución. Al ser denunciados poralgunos compañeros, los principales líderes fueronapresados. El alférez Joaquim José da Silva Xavier,“Tiradentes”, llamado así por ser dentista, fue ahor-cado en Río de Janeiro, el 21 de abril de 1792,mientras 12 prisioneros eran deportados al conti-nente africano. Ouro Preto es Patrimonio Culturalde la Humanidad desde 1981. Y resulta tremenda-mente aconsejable respirar su atmósfera dondeparece que el tiempo se ha detenido. Pero no esla única localidad donde esto ha sucedido.

Mariana, Sao Joao del Reiy Tiradentes

Levantada muy cerca de la espectacular ciudadcolonial de Ouro Preto, Mariana fue la primera ciu-dad, capital, villa y sede de obispado del estado deMinas Gerais. Su origen fue un caserío a orillas delarroyo del Carmo, establecido en 1703 por des-bravadores que buscaban un lugar estratégico parala incipiente “corrida” del oro en la zona. El caseríose transformó en una Villa que, algunos años mástarde, en 1745, fue declarada ciudad. Recibió elnombre de Mariana en homenaje a Doña MariaAna de Austria, esposa del rey Juan V de Portugal.

La población forma parte del “Circuito del Oro”de la zona turística central de Minas Gerais. Unbuen ejemplo del patrimonio histórico y cultural delestado se encuentra a lo largo de las calles de laciudad, en hermosas casonas, plazas e iglesias.La casa del Barón do Pontal, por ejemplo, dejaencantados a todos los visitantes por sus bellosbalcones tallados en pedra-sabão o esteatita. LaCatedral da Sé y la iglesia de San Francisco deAsís cuentan con primorosas obras del arte colonialtípicas de Minas Gerais.

Al sur del estado se encuentra São João DelRei, que se transformó de una villa minera en unimportante polo comercial de la zona del Campodas Vertentes. Aquí se puede apreciar la evoluciónurbana de una villa colonial dedicada a la minería,cuyo núcleo histórico permanece bastante con-servado, en armonía con las construcciones deestilos variados y mezclados del siglo XIX y loscambios arquitectónicos que tuvieron lugar duranteel XX. La población tuvo su origen en el antiguocaserío Arraial Novo do Rio das Mortes y su pro-greso siempre la mantuvo un paso al frente de lasotras villas mineras de la época. El casco urbanode la ciudad conserva algunas de las obras arqui-tectónicas más antiguas de la zona magníficamenteconservadas.

Situada en las laderas de la sierra de São José,la población de Tiradentes es famosa por su impor-tancia histórica y cultural. La ciudad fue bautizadacon el nombre del principal participante de la Inconfi-

dência Mineira, movimiento político que luchó porla independencia del Brasil del dominio portugués.La arquitectura preserva las bellezas del barroco,esculpidas en casonas, fachadas, iglesias y casascon tejas coloniales y paredes de adobe.

Por sus calles empedradas, por las que cir-cularon esclavos, hacendados y desbravadores,aún transitan sus actuales habitantes que recibengran cantidad de visitantes. La Iglesia Matriz de San-to Antonio fue construida en 1702 a partir de unamodesta capilla de madera de la época de losprimeros exploradores portugueses. La construccióndefinitiva empezó en 1710 y se prolongó duranteveinte años. Está considerada como uno de lasmás bellas iglesias barrocas del Brasil, tanto porsu exterior como por sus siete hermosos altarestallados de su interior.

La Iglesia de Nossa Senhora do Rosário dosPretos fue construida en granito en estilo renacen-tista, siendo la estructura más sólida de la ciudad.Sustituyó a una antigua capilla de inicios del sigloXVIII. La Casa de la Cámara es un hermoso ejem-plar de la arquitectura del setecientos, con unamplio balcón de estilo español construido posterior-mente con arcadas y columnas de madera y piedra.

Hasta finales del siglo XVI, Minas Gerais úni-camente estaba poblado por algunos indios. Nomuy lejos de allí, en el sur, en Sao Paulo, ya sehabían recibido algunas expediciones de bandei-rantes que partían a hacer prospecciones por lasierra o seguían los cauces de los ríos con el finde explorar las tierras del interior del país. Estosbandeirantes o bandas de aventureros partíanacompañados de mujeres, hijos y ganados, llevandouna “bandeira” o bandera a la cabeza. Ya en el si-glo XVII recorrían las montañas y valles de MinasGerais a la búsqueda de tesoros que por las leyen-das imaginaban que existirían.

En el momento en que la supremacía brasileñaen la producción de azúcar comenzaba a cederterreno ante la competencia holandesa, inglesa yfrancesa de las islas del Caribe, un nuevo ciclo re-lanzó la prosperidad de Brasil: el minero en relaciónal oro y los diamantes. En esta época se fundaronciudades como Mariana, Ouro Preto, Sao Joao delRei y Tiradentes. Gracias a sus arquitectos, escul-tores, pintores y a su escuela de música sacra, Mi-nas Gerais, en el siglo XVIII, fue considerada tanimportante como Portugal desde el punto de vistacultural. Hoy en día, un viaje a través de estas pe-queñas poblaciones permite disfrutar de autén-ticas joyas del barroco colonial antes de proseguirhacia uno de los espectáculos más impresionantesde la naturaleza.

Brasilia, la capital de Brasil

Situada en la parte central del territorio brasileño,a 950 kilómetros al noroeste de Río de Janeiro,Brasilia es la capital del país, acogiendo la sede

del gobierno federal y albergando su poder políticoconformado por el presidente, que reside en elPalacio de Planalto, el Supremo Tribunal Federaly el Congreso Nacional de Brasil. La construcciónde la ciudad comenzó en 1956, siendo Lucio Costael principal urbanista y oscar Niemeyer el principalarquitecto. En 1960, se convirtió oficialmente enla capital de Brasil y una de las ciudades capitalesde más reciente construcción en el mundo. Fuedeclarada por la UNESCO Patrimonio Cultural dela Humanidad, siendo la única ciudad construidaen el siglo XX que había recibido este honor.

Brasil, previamente había tenido dos capitales:Salvador de Bahía y Río de Janeiro. Al trasladar lacapital al interior, el gobierno pretendía ayudar apoblar aquella zona. Gentes de toda la nación,especialmente de la región nordeste de Brasil,fueron contratadas para la construcción de la ciudadcon dos principales objetivos: impulsar la coloni-zación del interior y dotar a la nación de una capitaly sede de gobierno central totalmente nuevos, paraterminar con la tradicional disputa entre las gran-des ciudades de Río de Janeiro y Sao Paolo, quebuscaban un mayor papel político, a pesar de serRío la capital oficial desde 1763 hasta entonces.

Una de las muchasiglesias barrocas de laciudad más pujantedurante el siglo XVIII enMinas Gerais: OuroPreto. Bajo estas líneas,desfile de la bandamunicipal en Mariana.

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Kubitschek, que fue un mandatario de orien-tación comunista, formó un equipo de profesionalesde su misma tendencia política. Así el grupo decreativos intentó desarrollar un modelo de ciudad"utópica" donde se pretendía eliminar las clasessociales. Por esta razón, la ciudad también fue co-nocida como “Capital de la Esperanza”, título acu-ñado por el escritor francés André Malraux. Aunqueen la actualidad dicho objetivo no se ha cumplido,durante la construcción de la ciudad fue unarealidad, ya que obreros y funcionarios compar-tían los improvisados campamentos y las comidas.

Brasilia comparte con ciudades como San Pe-tersburgo, Washington D.C. o Canberra, entre otras,la particularidad de haber sido construida de lanada, convirtiéndose rápidamente en una gran urbe.

La ciudad fue construida sobre una base enforma de avión que apunta al sureste, si bien LucioCosta solía insistir en que buscó darle forma demariposa. El terreno originalmente era árido e in-hóspito. Destaca por sus amplias avenidas queencierran además de edificios públicos, una seriede barrios, llamados "supercuadras", que como sunombre indica, agrupan enormes conjuntos deinmuebles. Entre los edificios más llamativos cons-truidos por Oscar Niemeyer destacan la Catedral,la iglesia de Dom Bosco, el Senado, la Cámara delos Diputados, y el Palacio dos Arcos.

Brasilia no es una ciudad que se pueda visitara pie, ya que los monumentos están muy lejosunos de otros. Por tanto, la visita habrá que hacerseen coche. Pero la mejor solución será dirigirse aalguna agencia de viajes de las que organizanvisitas guiadas.

La Catedral, de 40 metros de altura, está situadaentre los barrios residenciales y los edificios

oficiales, apareciendo como “un lazo de unión entreel pueblo y el Estado”. En el umbral, los cuatroEvangelistas reciben al visitante invitándole a bajara la catedral, ya que esta es subterránea. Sinembargo, la elegancia, la pureza y la sobriedad desus líneas hacen de ella uno de los monumentosarquitectónicos mejor conseguidos del siglo XX.

No se trata de una ciudad de la que uno semarche sin que le haya causado ninguna impresión.Brasila asombra, fascina, desconcierta o decep-ciona, pero siempre provoca una reacción y es porello por lo que hay que visitarla. Se trata de unaciudad en la que los nervios no sufren, donde sepuede oír el silencio, donde se puede ver el hori-zonte y las puestas de sol y donde, fuera del con-glomerado urbano, uno se encuentra en cinco mi-nutos en plena selva, aunque para ver muchosanimales es mejor trasladarse hacia el oeste.

Uno de los iconos deBrasilia, es sin duda

su catedral, quealcanza los 40 metros

de altura.

El Pantanal del Mato Grosso

El Mato Grosso es el punto donde los ríos nosaben a ciencia cierta si dirigirse hasta la cuencadel Amazonas o, por contra, hacia las vertientesdel Río de la Plata. De octubre hasta abril, cuandolas lluvias se suceden más intensamente, los ríosse desbordan inundando la zona y formando unecosistema único en el que se alternan la selva,la pampa, los pantanos y las marismas. Zonas ha-bitadas por una gran variedad de especies animalesque constituyen la mayor concentración de faunade todo el continente americano.

En realidad, el Brasil centro-oriental está for-mado por los estados de Rondonia, Mato Grossoy Mato Grosso do Sul. Se trata de tierras fronterizasque han vivido a lo largo de los tiempos las luchasentre indios y colonos, buscadores de oro y pisto-

leros, ganaderos y ecologistas. En los alrededoresdel Pantanal se han instalado hasta 240.000 per-sonas distribuidas en unas dos mil granjas quealbergan unos seis millones de bovinos.

Después de largas discusiones, se establecióen 1984 el Parque Nacional del Pantanal, el mayorparque ecológico del país, con un área protegidade 100.000 kilómetros cuadrados de extensión,que acoge en sus tierras pantanosas 600 especiesde aves y 350 de peces, además de cocodrilos,ciervos, nutrias, emús, monos y boas. Al norte,Porto Velho, capital del estado de Rondonia, selevanta a orillas del río Madeira, donde comienzael límite de la inmensa Amazonía brasileña, quetiene en las ciudades de Manaos y Belén suspuntos más civilizados.

El Pantanal o El Gran Pantanal situado en sumayoría en Brasil, y conocido durante la época dela conquista española con el nombre de Lagunade Jarabes, es una llanura aluvial inmensa quecubre también algunas partes de Bolivia y de Pa-raguay. Es el humedal más grande del mundo, ubi-cado en la región del Mato Grosso y Mato Grossodo Sul brasileño y alcanza incluyendo los territoriosdentro de Paraguay y Bolívia, una extensión totalde 200.000 km cuadrados. Es posiblemente el eco-sistema más rico del mundo en biodiversidad deflora y fauna. Pese a su nombre, no es un granpantano, sino una extensa llanura que en su origenfue un mar interior, luego un inmenso lago, y ahorauna inmensa extensión que se inunda periódica-mente de octubre a marzo. Durante la época delluvias, las aguas se llenan de peces y los estanquesde numerosos animales y plantas. Enormes banda-das de aves llegan aquí para formar colonias quealcanzan una superficie de varios km cuadrados.

Una vez que empieza a retroceder el agua, apartir de marzo, crece la hierba formando unasabana, y entonces, caimanes y halcones se dis-putan la comida de los estanques. Es ésta la mejorépoca para visitar el Pantanal. Las temperaturasson altas de día y frescas de noche. En noviembrey diciembre las temperaturas son altísimas y losmosquitos atacan con todas sus fuerzas. En febreroy marzo las precipitaciones son tan fuertes que laspistas son prácticamente intransitables. El Pantanal,llamado también “Tierra de nadie” tiene pocos ha-bitantes y en su interior no hay ninguna ciudad.Las distancias son enormes y el transporte terrestreescaso y restringido, según las estaciones del año.Tan sólo existe una carretera, sin asfaltar, conocidacomo la “Transpantaneira”. La falta de recursos ylas restricciones medioambientales mantienen estazona sin urbanizar. Curiosamente, el Pantanal, apesar de ser Parque Nacional, pertenece, en sumayor parte a propiedad privada.

El Pantanal está apoyado en una depresión dela corteza terrestre formada por el mismo procesoque dio origen a la Cordillera de los Andes. En ellaafluyen varios ríos, que conjuntamente componen

En la página de laderecha, una muestra

de la riquezaecológica y faunísticadel Pantanal del Mato

Grosso.

LA GRAN AVENTURA

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un enorme Delta interno en el que vuelcan sus se-dimentos. El principal de estos es el Río Paraguay.Debe sumársele una pluviosidad media anual deentre 1.000 y 1.400 milímetros, lo que asegura lavida de una fauna salvaje en plena libertad. Estaárea ambiental espectacular es mucho más queel hogar de miles especies de flora y fauna, ya quetiene también funciones esenciales para la saluddel sistema entero acuático. Por ejemplo, una lasfunciones es purificar el Río Paraguay de los me-tales pesados que le entran de la industria minera.Otra función es servir como una esponja para mi-tigar el efecto de las inundaciones durante las llu-vias estacionales resultando así un gran reguladorde los caudales. Sin el Pantanal, existiría un altocrecimiento potencial de los ríos Paraguay y Paraná,con efectos serios que afectarían diversas comuni-dades e individuos en Paraguay, Brasil y Argentina.

La densidad de la población humana es muybaja en la zona Pantanal, aunque los números su-ben en las tierras altas alrededor de él, mientraslos ganaderos forman la industria más importantedel lugar, que pertenece a la Región BiogeográficaBrasileño-Paranense. Más de 3.500 especies ve-getales conocidas, entre ellas la mayor diversidadde flora acuática concentrada en lugar alguno delplaneta, crecen en el pantanal. La diversidad orni-tológica es también importante, con unas 650especies de aves tropicales, muchas de ellas endé-micas. La región ha sido llamada “un paraíso eco-lógico” y “un santuario de vida salvaje sin parangón,y de belleza espectacular”, con especies de floray fauna tan densa y diversa como las de la ama-zónica. Como la zona del Amazonas, el Gran Pan-tanal es uno de los sistemas hidroecológicos másdensamente poblado en el mundo. Se forma unambiente que es el hogar de miles de especies deplantas, mariposas, insectos, aves, serpientes,reptiles, peces y mamíferos. La anaconda y el ya-caré, el jaguar, el pecarí, el tapir y la nutria gigantede río, el tucán y el huacamayo, entre muchosotros, tienen su hogar en el Gran Pantanal.

Su biodiversidad incluye a las más de 650 espe-cies diferentes de aves citadas, 262 especímenesde peces, 1.100 de mariposas, 80 de mamíferos,50 de reptiles y más de 1.700 de plantas, lo queconvierte al Pantanal en el área con la mayor con-centración de fauna de las Américas. En este pa-raíso ecológico, el sonido de los pájaros al ama-necer, el encanto de las aguas, el cielo azul, ladeslumbrante puesta del sol, las cabalgadas porlas matas e inundaciones, las aves volando, losreptiles jugando en los márgenes de los ríos, losyacarés tomando sol... proporcionan momentosúnicos e inolvidables.

De agosto a diciembre existe el fenómeno migra-torio de los peces. A millares, recorren larguísimasdistancias para venir a reproducirse aquí. Este fe-nómeno es característico de algunos peces comoel dourada, el pacú, el pintado o el curimbatá. Estos

se reproducen una vez por año y el desove dependede numerosos factores, como el tiempo, la tempera-tura ambiental, la luminosidad, la lluvia que puedeenturbiar las aguas, etc. La pesca durante esteperíodo está autorizada, aunque muy controlada.

El Pantanal tiene una infraestructura turísticarelativamente rústica y poco efectiva. Lo que seencontrará más a menudo será el pesqueiro y lafazenda. Los pesqueiros son refugios de pescaconstruidos a orillas de los ríos. Están equipadoscon todo el material de pesca, que se puede alquilar,y casi siempre con un congelador para conservarel pescado. Generalmente el precio diario delalojamiento en un pesqueiro ya incluye el de unaexcursión en barco. Las fazendas son enormesfincas en las que se cría ganado y que han sidoacondicionadas para albergar huéspedes, por loque constituye el alojamiento ideal desde el querealizar excursiones en barco y dar paseos a ca-ballo. Para permitir una mejor observación de lavida animal, estos albergues están ubicados enpleno campo. No disponen de teléfono, pero sí deradio. Por tanto, es indispensable hacer la reservacon antelación. Algunos no disponen más que decuatro o cinco habitaciones y no están abiertosdurante todo el año.

Salvador de Bahía

Salvador de Bahía es una de las ciudades colo-niales más impresionantes del continente ameri-cano. Sus calles plagadas de iglesias y palaciosportugueses del siglo XVIII merecen ser transitadasa pie, impregnándose de esa atmósfera donde semezclan las distintas culturas que conforman Brasil.El nombre completo de la ciudad es São Salvadorda Bahia de Todos os Santos, está situada en lacosta noreste de Brasil, y es la capital del estadode Bahía, por lo que durante mucho tiempo ha sidodenominada con el nombre de su estado, es decir,simplemente Bahía. Está localizada en una penín-sula, es el primer puerto exportador del país y elcentro de la región metropolitana de RecôncavoBaiano. Hoy se enorgullece de ser el principalcentro de la cultura brasileña y la cuarta ciudad deBrasil en cuanto a población se refiere.

El lugar fue habitado por primera vez hacia el1530, cuando Joào III de Portugal envió a un grupode colonos a tomar posesión de este nuevo terri-torio, para afianzar la presencia portuguesa antelos invasores franceses y holandeses. Salvadorfue la primera capital de Brasil desde 1549 y rápida-mente se convirtió en el mayor puerto brasileño ycentro de la industria del azúcar y de la trata deesclavo. Obispado desde 1552, su Catedral secompletó en 1572.

Los holandeses saquearon la ciudad en mayode 1624 y la mantuvieron hasta abril del año si-guiente. Fue capital de Brasil hasta 1763 cuandofue reemplazada por Río de Janeiro. La ciudad seconvirtió en la base del movimiento independentista,

siendo atacada por tropas portuguesas en 1812.Fundada sobre una colina, dominando una in-

mensa bahía, según la vieja tradición portuguesa,enseguida incorporó dos importantes funcioneseconómicas: la de puerto de apoyo a las rutas delOriente y la de gran centro de exportación de azú-car. Estas dos actividades contribuirían a la con-formación de una población mestiza de portuguesesy esclavos africanos, traídos a gran escala para elcultivo de la caña de azúcar. A estos se sumaronotros contingentes étnicos, a partir de finales delsiglo XIX, dando origen a una cultura popular muyrica, en la que se mezclan aspectos occidentales,africanos y, en menor escala, orientales.

No resulta menos original la ciudad de dos pisosque este conglomerado humano llego a crear. So-bresalían sobre la colina las torres de las iglesias,las moles de edificios públicos y las grandes man-siones tanto de los señores del azúcar, como de ne-greros y exportadores. Por las cuestas se acumu-laban las casas de la gente sencilla y en el puerto,las lonjas, los “sobrados” de oficinas, es decir casasde dos o más pisos típicas de las ciudades colonia-les, y las moradas de los pes-cadores y marineros.

La primera muralla no fue capaz de rodear todala ciudad por mucho tiempo y ya en el siglo XVIse amplió para proteger el Colegio de los Jesuitas,el Convento Franciscano y el barrio que se formóa su alrededor. Extramuros, quedaron otros dosgrandes conventos y barrios: Carmo, al norte, ySão Bento, al sur.

Inmediatamente después que en 1624 losholandeses se apoderaran de Salvador, al añosiguiente se organizó la resistencia para expulsara los invasores, a quienes se reconquistó la ciudadtras unos violentos combates. Los holandeses noperdieron la esperanza de volver a conquistarlavolviendo a la carga en 1627 y 1629. A partir deestas sucesivas invasiones, los gobernadores deSalvador se consagraron a la tarea de transformarla ciudad en una plaza fuerte y la rodearon conuna serie de fuertes: Rio Vermelho, Sao Diogo,Gamboa, Monte Serrat, etc.

Hasta mediados del siglo XVII, Bahía no cesóde crecer y de prosperar. Algunos años más tardese descubriría el oro en Minas Gerais y los interesesde los colonos se dirigieron entonces hacia el sur,donde iba a comenzar una nueva era de la historiabrasileña con el ciclo del oro que venía a prolongarel gran ciclo del azúcar. A partir de ese momento,los controles serían ejercidos en el sur y Río fuenombrada capital en 1763.

Capital de Brasil durante 214 años, Salvador deBahía ha conservado perfectamente la huella deeste privilegio. Efectivamente, a medida que se vanrecorriendo sus estrechas callejuelas se presienteque sus paredes cargadas de historia tienen algoque contamos y uno se deja vencer rápidamentepor la tentación de entrar en los antiguos palacios,iglesias y conventos. Una vez se han franqueadosus pórticos, se descubre emocionadamente la

LA GRAN AVENTURA

En la página de laderecha: Mujeres

bahianas ataviadascon el traje tradicional

frente a la Iglesia deSan Francisco, enSalvador de Bahía

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grandeza de toda una época a través de monu-mentos casi siempre ricamente decorados por den-tro con fabulosas maderas talladas y revestidas conpanes de oro, con magníficos techos pintados y conmaravillosos azulejos azules típicamente portu-gueses. Salvador es un monumento inestimabledesde el punto de vista del arte colonial y la leyendale ha dado el sobrenombre de “ciudad de las 365iglesias”, aunque “sólo” se han catalogado 150.

La ciudad de Salvador se encuentra bordeadapor una especie de acantilado, lo que ha originadoque la ciudad se haya desarrollado en el pie y enla cima de éste, y quede dividida en dos: la ciudadalta y la ciudad baja. En la alta están agrupadoslos principales monumentos y barrios viejos, mien-tras que en la baja hay algunas iglesias muy bonitasy sobre todo están las playas cercadas por un con-junto de fortificaciones. Ascensores y funicularespermiten comunicar ambos niveles.

Uno de los espacios públicos más represen-tativos de esta ciudad antecedía a las Puertas delCarmo, es el llamado Pelourinho. Las calles queconvergían en esas puertas dieron origen a unaplazuela de forma triangular y en declive, que con-tinuaba en la ladera del Carmo. Su nombre derivabade la presencia en este espacio de un pilar de pie-dra, símbolo en la Metrópoli, de justicia y de auto-nomía municipal, pero que en la Colonia se transfor-maría en instrumento de discriminación y tortura.Dicha plazuela, que es una mezcla de plaza, mira-dor mediterráneo y terraza africana, prestaría sunombre a lo que se ha conservado del centro his-tórico de Salvador, declarado Patrimonio de laHumanidad por la Unesco, en 1985.

El descubrimiento de oro y piedras preciosasen la Meseta Central, a principios del siglo XVIII,trajo más riqueza a la ciudad y se construyeron

muchos edificios y otros se rehicieron con mayorlujo. De esa época son la mayoría de las iglesiasde las cofradías, con sus retablos dorados y sunotable colección de imágenes barrocas.

Hasta finales del siglo XIX, cuando la economíaazucarera entró en crisis, la ciudad se conservóintacta. En la segunda década de este siglo, laampliación del puerto de Salvador y de sus accesosdesencadenaría un proceso de modernización dela mitad sur de la ciudad colonial. La parte norte,apartada de las principales vías de comunicación,se conservaría intacta pero iniciando un procesolento de empobrecimiento, con la huída de sus ha-bitantes originarios hacia los barrios periféricosburgueses. En los años treinta del siglo XX, a lapobreza se sumaría el desplazamiento de la prosti-tución a este barrio de la ciudad.

Las primeras medidas para la restauración delbarrio datan de 1967, con la creación de una funda-ción. Durante los difíciles años ochenta del siglopasado, el Estado dejó de invertir en esta área yel barrio entró en un proceso acelerado de degra-dación física y social. Pero el retorno de la tradicionalbendición de São Francisco y los ensayos y "shows"de grupos musicales y coreógrafos negros, comoOs Filhos de Gandhi, Olodum y Levada do Pelô,pasaron a atraer a gran número de personajes po-pulares al barrio, despertando la atención de otrossectores de la sociedad.

A partir de 1992, el gobierno del estado de Ba-hía inició un gran proyecto de recuperación del ba-rrio de Pelourinho, que incluía la renovación de suinfraestructura y la consolidación y adaptación desus edificios para funciones turísticas. El proyectode Recuperación del Centro Histórico de Salvadores el mayor programa de este género realizado enel país, con la particularidad de que ha sido total-

mente financiado por el gobierno de un estado.Hasta mediados de 1996, el estado de Bahía invirtióa fondo perdido cerca de 24 millones de dólares,sin contar la financiación concedida a los comer-ciantes que se instalaran en el barrio.

Los antiguos habitantes de la ciudad están ha-ciendo revivir los valores culturales tradicionalesy las nuevas generaciones los están descubriendo.A pesar de todas las vicisitudes por las que ha pa-sado, el barrio del Pelourinho continúa siendo unafiesta de gente, color, música y magia.

Para orientarse en Salvador de Bahía hay quetener en cuenta que la ciudad está dividida en cua-tro partes: las playas, los suburbios, y las ya citadasmoderna ciudad baja y la vieja ciudad alta, donde,como hemos dicho, se encuentra el impresionantebarrio del Pelourinho.

Iglesias barrocas y casas pintadascon colores pastel

Un paseo por la ciudad alta podría comenzarpor la Praça da Sé, que da paso a otra llamadaTorreiro de Jesus, donde se encuentran tres de lasiglesias más famosas de Salvador. La mayor delas tres es la Catedral Basílica, construida en elsiglo XVII por los jesuitas, con bellas tallas doradasen su altar mayor. Junto a esta se encuentra laiglesia dominicana Ordem Terceira de Sào Do-mingo, también del siglo XVII, y otra del siglo XVIII, la de Sào Pedro dos Clérigos.

En la vecina Praça Anchieta se eleva majes-tuosa una de las iglesias barrocas más opulentasdel mundo, dedicada paradójicamente a un santoque predicó la pobreza y la austeridad. La Igrejado Sào Francisco es un edificio del s. XVIII, construi-do con piedras importadas de Portugal. Su interiorestá recubierto de elaboradas tallas con oro in-crustado. En un altar lateral, puede verse la esplén-dida estatua de San Pedro de Alcántara, talladade una sola pieza por Manoel Inácio da Costa, unode los principales artistas barrocos brasileños.

Cruzando de nuevo Terreiro de Jesus, hay quetomar la Rua Alfredo Brito hasta llegar a Pelourinho,lugar de los edificios coloniales mejor restaurados,con sus fachadas de colores y sus calles empe-dradas. Pelourinho significa picota, y se remontaa la época colonial cuando se fijaban estas picotaspara castigar a los esclavos y delincuentes. A suspies, ya en la ciudad baja, se halla el MercadoModelo, en la actualidad es el punto elegido porla mayoría de los turistas para comprar recuerdosde Bahía. En el subsuelo, que actualmente estáabierto al público, se custodiaban los esclavos pro-cedentes de África, a la espera de ser subastados.

Tras tanta concentración monumental, tras tan-to ambiente ciudadano, es el momento de pensaren las playas. Una serie consecutiva de rúas y ca-rreteras posibilitan el poder trasladarse a lo largode las mismas, desde Barra, la más cercana al cen-tro de la ciudad, hasta las más alejadas de la parte

Típica calle del barriodel Pelourinho, enSalvador de Bahía

norte, consideradas entre las más hermosas detodo el país. Barra, es especialmente conocida porel ambiente de sus bares y cafés al aire libre másque por la propia playa en sí, que está protegidapor el fuerte de Santo Antonio da Barra, que alber-ga en su interior un faro y un museo oceanográfico.

Las principales playas urbanas son Itapua, Artis-tas, y Porto da Barra, que atraen tanto a los habitan-tes locales como a turistas, principalmente debidoa la agradable temperatura del agua. Algunas playascuentan con restaurantes típicos situados sobre laarena donde se prepara marisco y diversas bebidas.Además, en las playas se pueden encontrar pues-tos de las famosas "bahianas", donde se puede co-mer el acarajé, comida típica afro-brasileña.

La gente de Salvador es alegre, creativa, y he-redera de un rico folclore y de relevantes valoresculturales. Salvador es una ciudad que destaca porsu música, gastronomía, religión, y artes marciales;además de ser la cuna de numerosos y renombra-dos artistas a nivel internacional, especialmente enlo que a pintura naif se refiere. Los ritmos musicalesmás conocidos de la región son el Axé, el Pagode,el Forró, el Arrocha, y la Samba. Salvador cuentaademás con un importante movimiento Rock yMPB, que atrae la atención de numerosas produc-toras musicales. Es conocida por la gran influenciacultural africana. La mayor parte de la poblaciónproviene de ese continente. La ciudad es el centrodel Yoruba Candomblé y del baile marcial capoeira.

Al igual que Río de Janeiro, Salvador es cono-cida por sus grandes celebraciones del carnaval.Posiblemente es menos espectacular, pero muchosafirman que resulta más auténtico. Sea como fuere,dejando rivalidades internas, Brasil es un país ex-cepcional, con muchos y muy variados atractivos,resulta imposible pretender abarcarlo en un únicoviaje. En estas páginas hemos sugerido algunasde las visitas que nos parecen interesantes e in-tentado demostrar que Brasil es mucho más quefútbol y samba.

Los cuadros de estilonaif, como este quereproduce la imagen deun mercado, resultanuno de los souvenirsmás valorados por losvisitantesde Salvador.