La Formación Del Mundo Feudoburgués

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LA FORMACIÓN DEL MUNDO FEUDOBURGUÉS. LOS CAMBIOS DE MENTALIDAD. La transformación que dio origen al mundo feudoburgués trajo intensos cambios en las relaciones socioeconómicas y políticas y provoco alteraciones profundas en la cultura. Una nueva forma de mentalidad, distinta de las tradicionales, modificó creencias actitudes y opiniones. Pero no fue solo el cambio socioeconómico y político lo que desencadeno nuevos comportamientos, otras circunstancias fueron decisivas. Las actitudes y mentalidades tradicionales cayeron como consecuencia de la apertura del mundo. LA EXPANSION TERRITORIAL provocó una gran movilización de personas. Los que se trasladaban de un punto a otro del área romanogermánica comenzaron a comparar costumbres y se acercaron a culturas antes extrañas. A partir del siglo XII todo lo tradicional comienza a ser discutido y puesto en tela de juicio. El cambio fue intenso desde que comenzó a delinearse el mundo feudoburgués, fue un cambio tumultuoso, espontaneo y sin sistematización. Su impulso comenzó a detenerse cuando se advirtieron sus últimas consecuencias y solo siguieron adheridos a en los que decidieron desafiar conscientemente el orden tradicional. NUEVAS ACTITUDES Y NUEVAS MENTALIDADES La expansión territorial trajo consigo, a partir del siglo XI, una intensa expansión económica. Esta expansión provocó cambios generales e individuales que se tradujeron en actitudes de crítica al orden tradicional. Estas actitudes generaron aperturas para grupos e individuos que antes estaban sometidos a un orden que servía a intereses ajenos. Quien salía del ámbito geográfico comenzaba a confrontar su sistema de creencias y actitudes con otros distintos. LA EXPANSION PROVOCÓ LA TRANSHUMANCIA y los MERCADERES fueron los que comenzaron a enlazar distintas regiones antes casi incomunicadas. Las FERIAS y MERCADOS fueron el centro de este entrecruzamiento. La actitud que estos desarrollaban los predisponía a la tolerancia, a la comprensión y a la indiferencia de todo aquello que no afectara el trato comercial. Los mercaderes comenzaron a identificarse no solo por los rasgos de sus orígenes sino por las normas y valores usaban y por la mentalidad que les era propia.

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LA FORMACIÓN DEL MUNDO FEUDOBURGUÉS. LOS CAMBIOS DE MENTALIDAD.

La transformación que dio origen al mundo feudoburgués trajo intensos cambios en las relaciones socioeconómicas y políticas y provoco alteraciones profundas en la cultura. Una nueva forma de mentalidad, distinta de las tradicionales, modificó creencias actitudes y opiniones.Pero no fue solo el cambio socioeconómico y político lo que desencadeno nuevos comportamientos, otras circunstancias fueron decisivas.Las actitudes y mentalidades tradicionales cayeron como consecuencia de la apertura del mundo.LA EXPANSION TERRITORIAL provocó una gran movilización de personas. Los que se trasladaban de un punto a otro del área romanogermánica comenzaron a comparar costumbres y se acercaron a culturas antes extrañas. A partir del siglo XII todo lo tradicional comienza a ser discutido y puesto en tela de juicio.El cambio fue intenso desde que comenzó a delinearse el mundo feudoburgués, fue un cambio tumultuoso, espontaneo y sin sistematización. Su impulso comenzó a detenerse cuando se advirtieron sus últimas consecuencias y solo siguieron adheridos a en los que decidieron desafiar conscientemente el orden tradicional.

NUEVAS ACTITUDES Y NUEVAS MENTALIDADES

La expansión territorial trajo consigo, a partir del siglo XI, una intensa expansión económica. Esta expansión provocó cambios generales e individuales que se tradujeron en actitudes de crítica al orden tradicional.Estas actitudes generaron aperturas para grupos e individuos que antes estaban sometidos a un orden que servía a intereses ajenos. Quien salía del ámbito geográfico comenzaba a confrontar su sistema de creencias y actitudes con otros distintos.

LA EXPANSION PROVOCÓ LA TRANSHUMANCIA y los MERCADERES fueron los que comenzaron a enlazar distintas regiones antes casi incomunicadas. Las FERIAS y MERCADOS fueron el centro de este entrecruzamiento. La actitud que estos desarrollaban los predisponía a la tolerancia, a la comprensión y a la indiferencia de todo aquello que no afectara el trato comercial. Los mercaderes comenzaron a identificarse no solo por los rasgos de sus orígenes sino por las normas y valores usaban y por la mentalidad que les era propia.

Algo semejante ocurrió con lo ESCOLARES TRANSHUMANTES y LOS MONJES de las órdenes internacionales. La frecuentación mutua permitió confrontar ideas, conductas y formas de pensamiento.

Ellos llevaron y trajeron ideas y opiniones, difundieron lo que habían visto y oído y ejercitaron el juicio comparando formas de vida y opiniones. Nuevas formas de mentalidad se insinuaban y cobraban fuerza.

También contribuyeron a formar este nuevo sistema de comunicación entre regiones distintas los PEREGRINOS y JUGLARES. Además de las noticias sobre lo que ocurría en distintas ciudades, ayudaron a difundir los cambios de un mundo que se transformaba aceleradamente.

Repitieron en lugares diversos las formas plásticas y poéticas que habían descubierto en otros, y dejaron sus huellas en escuelas de artesanos y poetas que difundían nuevas formas antes desconocidas.

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Mas profunda y decisiva que la trashumancia dentro del área romanogermánica fue la influencia de los contactos con el MUNDO MUSULMÁN Y EL BIZANTINO.

Luego de los primeros contactos hostiles con el mundo musulmán, se establecieron en algunas zonas relaciones comerciales y aparecieron ocasionales tráficos de personas que permitieron la penetración de ideas y técnicas de una cultura que antes era condenada. Algo parecido ocurrió con el mundo bizantino pero en este caso a través del mar

Estos contactos se precipitaron a partir del siglo XI cuando el mundo cristianofeudal paso a la ofensiva: Los caballeros y sus numerosos acompañantes (soldados, religiosos, juglares, mujeres, etc.) pudieron descubrir un mundo sorprendente. La comparación fue inmediata y siempre favorable para lo descubierto, sobretodo en el aspecto material. Los que se quedaron en las regiones de tradición musulmana o bizantina fueron incorporándose a ciertas formas de vida y acercándose a ciertas corrientes de pensamiento que antes eran conocidas solo a través del enfrentamiento político-religioso.

Así ocurrió sobretodo en los estados cristianos enclavados en el área musulmana: los principados de EDESA, ANTIOQUÍA, TRÍPOLI Y JERUSALÉN donde la interpenetración cultural fue rápida y profunda, lo mismo sucedió en el Imperio Latino de Oriente. En ambos casos quienes permanecían largo tiempo(por ej los caballeros Templarios) tuvieron que hacer un reajuste de sus opiniones y creencias que quebró la resistencia a las culturas extrañas del mundo cristianofeudal.

Distinto fue el caso de los estados que funcionaron como fronteras.

En VENECIA, EL REINO DE LAS DOS SICILIAS Y EN LOS REINOS HISPÁNICOS la penetración fue lento y continuo, produciéndose rápidamente algunas adaptaciones que revelaron la existencia de ciertos supuestos comunes. Y en los puertos mediterráneos donde se concentraban las naves fue heterogéneo y aparecieron síntesis inusitadas.

A estas vías se sumaron otras ocasionales, cruzados, monjes y viajeros volvieron de los países orientales con conocimientos que transmitieron a través de relatos, a veces orales e imprecisos, y a veces escritos y meticulosos.

Estas ideas y pensamientos desafiaron el firme etnocentrismo del mundo cristianofeudal.

Pero hubo todavía otros canales abiertos al intercambio de ideas. En los reinos hispánicos y de las dos sicilias aparecieron en el siglo XII centros intelectuales que empezaron a traducir al hebreo y al latín importantes obras filosóficas y científicas de origen musulmán y griego. Gracias a esto el avance en la vida intelectual fue enorme. Se vivificó la enseñanza en las escuelas conventuales y catedralicias y adquirieron vigor las universidades.

Todo esto, tanto lo derivado de las nuevas actitudes ante el cambio socioeconómico y lo adquirido por el intercambio, incidieron sobre el conjunto social, pero de distinta manera según los sectores.

En la aristocracia feudal promovieron un cambio de actitud económica orientado hacia nuevas formas de explotación de la tierra.

Hubo quienes adoptaron modos de vida distintos a los tradicionales. Algunos abandonaron sus castillos para instalarse en nuevas ciudades. Otros, prefirieron permanecer en sus castillos pero adaptaron su vida a las nuevas normas.-

Las clases rurales comenzaron a adoptar una actitud crítica frente al orden antes establecido.-

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El mayor cambio se produjo en los nuevos grupos sociales que lograron el ascenso y la acumulación de riquezas. A medida que ascendían, modelaban sus modos de vida y sus posiciones frente a la sociedad. La diversificación social trajo una diversificación profesional. Aparecieron notarios, médicos, abogados, empresarios, banqueros, comerciantes, que adoptaron modalidades propias sostenidas por un cuerpo de ideas y de normas. La creciente diversificación de actitudes hizo que estas clases en ascenso no constituyeran un todo homogéneo sino inestable.

Toda esta diversidad de conductas y de forma de pensamiento quebraron las anteriores actitudes morales, las formas de la convivencia social, las formas del trabajo y de la creación, hasta las creencias religiosas fueron puestas en crítica.

La imagen de un orden inmutable comenzó a ser sustituida por la de un mundo inestable.-

LA VIDA REEMPLAZABA A LA MUERTE QUE ERA EL ABSOLUTO QUE PRESIDIA LA CONCEPCION CRISTIANA FEUDAL.

CAPITULO DOS: LA NUEVA IMAGEN DEL HOMBRE, LA SOCIEDAD Y LA HISTORIA.

1) La imagen del hombre:

La ruptura de los vínculos personales de dependencia fue profunda y decisiva para quienes lo hicieron. De esa experiencia nació la imagen del hombre como individuo: ni criatura de Dios ni hombre de su señor sino simplemente individuo, sin destino preestablecido. No servía a nadie pero a la vez tampoco poseía nada salvo sus propias facultades.-

El destino de cada individuo no estaba escrito sino que dependía de él mismo, para modificar el entorno. Se comenzó a dar un valor cada vez más importante a la idea de la vida, concebida como aventura del individuo solo. Sin embargo, esta concepción no era nueva ya que anteriormente la había adquirido la clase señorial. Pero para estos la nueva aventura no era ya vencer con la espada o matar infieles sino ascender económica y socialmente. Esta experiencia quedo abierta a vastos sectores que se constituían y ordenaban a partir de los resultados de esa aventura.

Esta idea de “Hombre Nuevo” que podía forjar su futuro, generó un sentimiento de autovaloración muy acentuado. Ahora el hombre enfrentaba su destino con la fuerza que le daban sus “dones interiores”. Ahora el individuo que había experimentado la posibilidad de dirigir su vida se aferraba a sus fines terrestres. Toda su fuerza radicaba en las aptitudes para enfrentar las contingencias. Así concluyó por considerarse parte de la naturaleza y recuperó el sentimiento del valor de vida. Mezcla de bien y de mal la condición humana triunfaba sobre todo. Pero este triunfo suponía el enfrentamiento con tradicionales normas éticas. Jamás hubo tan grandes pecadores, decían los moralistas. El hombre se entregaba a la alegría de vivir, que a veces desembocaba en excesos. Lo importante era vivir, pero vivir alegremente.

Condición indispensable para una vida feliz, fue el ocio que permitió a las personas el momento para olvidar las preocupaciones cotidianas. La conversación fue un hecho nuevo en las ciudades, plazas y tabernas. El impulso de la poesía fue importante.

Sentirse como un ser de la naturaleza era evadirse de las normas impuestas por la vida social y el ocio urbano ofreció esto a vastos sectores.. El hombre comenzó a perseguir el goce físico, y a descubrir nuevas formas de erotismo en las cuales los moralistas vieron formas de relajamiento de

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las costumbres. Fue esta supuesta experiencia malsana de las ciudades la que estimuló la contemplación de la naturaleza. El paisaje natural fue una respuesta al ambiente urbano.

La naturaleza fue entonces pensada como un conjunto orgánico y una fuente de vida y belleza. Dentro de este conjunto la sensibilidad podía sorprender el valor estético de cada elemento, el perfume, el color, la forma, el sabor, la proporción.

Por el mismo camino la figura humana adquirió un inesperado valor. Los artistas representaron figura juvenil, grácil y ligera buscando con esto responder al impacto de la naturaleza que aparecía ante sus ojos como creadora de belleza.

Pero a la vez, el artista también se sintió creador de belleza aunque buscara inspiración en la naturaleza. La escultura y la pintura trataban ahora de reproducir no las formas convencionales, sino lo que surgía de la observación y la imaginación creadora. En cuanto a la vestimenta, la elegancia llegó a ser un ideal constantemente perseguido por los sectores sociales que alcanzaban la riqueza.

La tradición sostenía la imagen del hombre como ser de razón, pero las nuevas experiencias precisaron también su imagen como ser sensible.

Esta imagen provenía de la convicción de que el hombre era parte de la naturaleza. No fue una convicción elaborada racionalmente, sino un sentimiento nacido de nuevas experiencias, producto de LA SUBJETIVIDAD, del mundo interior del hombre del que brotaban no solo ideas lógicas, sino sentimientos, intuiciones y anhelos.

Un gran esfuerzo hizo los artistas para lograr que sus representaciones reprodujeran exactamente las cualidades y los estados del alma. Más compleja, fue la expresión del estado del amor.”El amor hace de los señores criados y de las damas sirvientas”.

Quizás lo más singular fue el descubrimiento de la sonrisa, como expresión de estado de ánimo. La sonrisa, en especial la femenina, aparece acompañada de una actitud física que corresponde a los modos corteses, expresión de una condición social superior, estable y segura.

El descubrimiento de la sonrisa guarda relación con la imagen del papel de la razón que se fue elaborando.

Como el hombre cortés, el hombre burgués huye de los excesos, y gobierna su conducta. La razón empieza a ser el instrumento para dominar la naturaleza, y en la construcción y ordenamiento de las ciudades se encuentra el ejemplo más audaz. El mismo afán racionalizador se advierte en el intento de regular la vida del grupo urbano. Las actividades fueron sometidas a normas cada vez más precisas y sistemáticas.

De toda la exaltación de la vida no borró la esperanza de la vida eterna, ni la esperanza de salvación, pero opuso a la idea religiosa de vivir para la muerte la idea de vivir para la vida.

A la trascendencia religiosa opuso una trascendencia profana.

El hombre quiso trascender pero no a través de un salto hacia un mundo desconocido (después de la muerte) sino a través de la vida perpetuada por hijos y nietos.

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Para trascender el hombre burgués tomo el camino de la acción económica, política o social que le ofrecía el entorno de la vida urbana. , En la medida que adquiría riquezas y prestigio social, trascendía.

Algo semejante comenzó a ocurrir con el saber. El estudio y la sabiduría proporcionaban fama. Nuevas formas de saber se desarrollaron: La medicina y la farmacia, por una parte, la matemática y la contabilidad, por otra hicieron de quienes las practicaban figuras importantes de la sociedad.

En menor escala la estética ofreció también un camino de trascendencia profana. Construir una iglesia, para un arquitecto, fue una forma de asociar el propio nombre a una obra perdurable y lo mismo pasó con la pintura y la escultura.

Debía quedar en el momento de la muerte algo que perpetuara el paso por la vida, un legado del hombre a la posteridad.

La figura del rico donante, empieza a verse pintada o esculpida, el artista se pinta a sí mismo y a sus amigos y el poeta empieza a hablar de sí y de su obra. Finalmente la rica tumba y el epitafio son instrumentos para perpetuar la memoria de quien dejó la vida dejando vivo su recuerdo.