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CAPÍTULO 5 LA FORMACIÓN Y LA INVESTIGACIÓN EN LA AGRICULTURA, LA ALIMENTACIÓN Y EL MEDIO RURAL

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CAPÍTULO 5

LA FORMACIÓNY LA INVESTIGACIÓN

EN LA AGRICULTURA, LAALIMENTACIÓN Y EL MEDIO RURAL

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1. INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................ 301

2. LA FORMACIÓN EN EL SECTOR AGRARIO ........................................................................... 303

1. EL NIVEL DE FORMACIÓN DE LOS AGRICULTORES Y LA POBLACIÓN RURAL ............ 3031.1. La formación básica ........................................................................................................ 3031.2. La formación especializada en el sector agrario .......................................................... 305

2. LAS ESTRATEGIAS FORMATIVAS ESPECÍFICAS PARA LA AGRICULTURA ........................ 3062.1. La formación profesional agraria reglada ..................................................................... 3082.2. La formación ocupacional .............................................................................................. 3092.3. La formación continua ................................................................................................... 309

3. LA FORMACIÓN ESPECÍFICA PARA EL DESARROLLO RURAL ........................................... 311

4. LA ESTRUCTURA ORGANIZATIVA DEL SECTOR AGRARIO COMO GESTORA Y EJECU-TORA DE LA FORMACIÓN .................................................................................................... 312

5. LA LLEGADA DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS. LAS OPORTUNIDADES PARA LA FOR-MACIÓN .................................................................................................................................. 313

3. INVESTIGACIÓN Y TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA .................................................... 319

1. LA INVESTIGACIÓN AGRARIA .............................................................................................. 319

2. LA TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA ............................................................................... 321

4. RECOMENDACIONES ................................................................................................................ 323

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Cap. 5LA FORMACIÓN Y LA INVESTIGACIÓN EN LA

AGRICULTURA, LA ALIMENTACIÓN Y EL MEDIO RURAL

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En la actualidad existe una necesidad cre-ciente de innovación tecnológica en el sectoragroalimentario que se ve incrementada por lacoincidencia de tres tendencias confluyentes: lasexigencias de los consumidores en cuanto aseguridad alimentaria, los cambios debidos a lasnuevas demandas medioambientales de la socie-dad y la exigencias de un desarrollo del mediorural que mire más allá de la agricultura y per-mita un desarrollo económico multisectorialcapaz de valorizar sus potencialidades. La cober-tura de esta necesidad, desde líneas de actua-ción inscritas en las políticas agrarias y de con-sumo, es obligada y de su desarrollo depende lacompetitividad futura del sistema alimentario ylas posibilidades reales de promover un desarro-llo rural sostenible. En este sentido, convienetener presente que la investigación y la forma-ción, como puntos de partida de la innovación,constituyen una inversión de futuro y no ungasto, como a menudo se las considera; superartal consideración es imprescindible para el buendesarrollo del sector.

La sociedad global está cambiando por laaplicación de las nuevas tecnologías de la infor-mación, pero, además, en un mundo cambiante,otras tecnologías nuevas, y no tan nuevas, irrum-pen en el medio rural y en la agricultura; se tratade innovaciones que afectan al conjunto de lasociedad y que repercuten necesariamente en laagricultura. Así, el problema de las energías lim-

pias y renovables, su relación con procesoscomo la desalinización de aguas, el uso y trata-miento de los residuos generados en la actividadagraria y los núcleos rurales, y un largo etcétera,presionan en el sentido de que la aplicación delas tecnologías más avanzadas posibiliten volvera una agricultura que permita un desarrolloduradero. Desde esta perspectiva, empieza aasentarse, si no lo está ya, el principio básico deque a este fin es al que han de responder y parael que han de ser útiles las nuevas tecnologías.

Alinearse con las grandes tendencias indica-das, de las que depende en buena medida elmantenimiento y el futuro de la agricultura y delmedio rural, en sintonía con el desarrollo delconjunto de la sociedad y de las estructuras pro-ductivas, requiere personas capaces de innovarsu trabajo habitual, de introducir nuevas formasde producir y de manejar la información dispo-nible, de relacionarse con el sistema alimentarioy de desarrollar nuevas actividades dentro yfuera del sector agrario, lo que precisa tanto unadecuado nivel de formación básica, el manejode las nuevas tecnologías de la información ycomunicación y una aproximación a la produc-ción flexible y abierta, como una formación con-tinua de los agricultores que les facilite la incor-poración de las innovaciones y la adecuación alas nuevas exigencias.

Es claro que la formación y la investigaciónconstituyen dos pilares básicos para el cumpli-

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1. INTRODUCCIÓN

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miento de las políticas agrarias y de desarrollorural, que aun no dependiendo, en general, dela Administración Agraria, deben ser contem-plados en el marco del Libro Blanco de la Agri-cultura y el Desarrollo Rural, de forma que, engeneral, todos los actores del sector puedanconocer la situación al respecto, colaborar ensu mejora e instrumentar los mecanismos parala eficacia de los contenidos, métodos y, sobre

todo, divulgación y transferencia. Es muyimportante que la visión de las necesidades yde los problemas del sector, desde distintosángulos, se incorporen a los programas e itine-rarios formativos, por lo que, en ese sentido,resulta necesario y pertinente facilitar la partici-pación de los agentes del sector y de susestructuras organizativas para el logro de estepropósito.

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La necesidad de más y mejor formación profe-sional no es exclusiva del sector agrario ni siquie-ra del sistema agroalimentario. En la actualidad esun requisito imprescindible para la eficacia, com-petitividad y, en definitiva, viabilidad futura detodos los sectores productivos. Por eso, la preo-cupación por la calidad e idoneidad de la forma-ción profesional se plantea para todos los sectoresy en todos los países europeos y ha llevado a laComisión Europea a plantear iniciativas encamina-das al conocimiento de los sistemas vigentes enlos países miembros, a su coordinación y transpa-rencia y a su mejora. En este sentido, el debatesobre la formación profesional agraria y agroali-mentaria hay que plantearlo no sólo en el marcode la política agraria, sino también en el de la polí-tica formativa general, en cuyo ámbito confluyenlos Ministerios de Trabajo y Asuntos Sociales yEducación, Cultura y Deportes, así como los agen-tes sociales y económicos. Además, en España, eldéficit en la formación profesional, según nume-rosos estudios, es una carencia relativa en compa-ración con otros países de la Unión Europea.

1. EL NIVEL DE FORMACIÓNDE LOS AGRICULTORESY DE LA POBLACIÓN RURAL

1.1. LA FORMACIÓN BÁSICA

En línea con este panorama de necesidadesformativas, la realidad de la agricultura, en lo que

se refiere a la formación de los agricultores, estácondicionada por la propia estructura de las explo-taciones agrarias, ampliamente analizada en elmarco del Libro Blanco. A los efectos que interesaa este capítulo destacan las siguientes cuestiones:

� La pequeña dimensión de una parte con-siderable de las explotaciones no facilitansu profesionalización, como pone demanifiesto el hecho de que la mayoría delos agricultores dediquen menos del 50%de su tiempo de trabajo a la explotación.

� La gran mayoría de las explotacionescuentan con un titular persona física.Dentro de estos titulares son muchos losque no están inscritos en el REASS, biendebido a que tienen otra ocupación, obien porque han superado la edad dejubilación. En términos generales, la edadde los titulares de las explotaciones esmuy alta y, según todas las fuentes, losniveles medios de formación regladaalcanzada son insuficientes.

� Está creciendo el número de explotacio-nes bajo otras fórmulas jurídicas (socieda-des mercantiles, comunidades de bienes,SAT). Estas explotaciones tienen mayortamaño y las personas que las dirigen, eincluso sus trabajadores, suelen tenermayor dedicación y formación.

� Un número considerable de titulares depequeñas explotaciones son mujeres, lo

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2. LA FORMACIÓNEN EL SECTOR AGRARIO

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que en muchos casos se debe a cuestio-nes de conveniencia. Cuando es así, suformación suele ser escasa. Ahora bien,existe también un colectivo de mujerestitulares de explotaciones mayores queestán más cualificadas y llevan a cabo unagestión empresarial.

� Los mejores niveles de formación corres-ponden a los agricultores más jóvenesy/o más profesionalizados, así como enlos sectores con mayor permanencia en laexplotación de los hijos que, en general,las gestionan y dirigen (horticultura y flo-ricultura, ganado intensivo, viticultura,olivicultura, grandes explotaciones congestión empresarial, etc.). Este hechosuele ir unido a sectores o segmentosempresariales con buenos resultados ydimensión económica adecuada.

� Como respuesta al desajuste entre la situa-ción estructural y las necesidades econó-micas y sociales, se está desarrollando unaamplia red de servicios al sector agrario,analizada también en el capítulo deestructuras, que palia en cierta medida losdéficit formativos de los agricultores. Seincluye aquí la estructura técnica de coo-perativas y los agentes de desarrollo rural.

� En la agricultura está aumentando el tra-bajo asalariado, que absorbe la mayorparte del crecimiento del volumen de tra-bajo en las áreas más dinámicas, y susti-tuye al familiar en otros casos. Dentro deeste volumen de trabajo predomina eleventual. La precariedad de los trabajado-res eventuales hace muy difícil la forma-ción y, por otro lado, las condicioneslaborales y de seguridad social y los sala-rios, más bajos que en otros sectores, no

incentivan a los trabajadores más forma-dos a permanecer en el sector.

� En muchos casos, cuando los hijos deagricultores terminan su formación, dejanla explotación familiar, cuestión cuyascausas están relacionadas con la propiaelección profesional, la viabilidad de lasexplotaciones por motivos estructurales eincluso la imagen social de la actividadagraria. Como se ha indicado antes, úni-camente se ha detectado un índice signi-ficativo de permanencia de jóvenes bienformados en empresas de un cierto tama-ño, en sectores concretos y en explota-ciones diversificadas.

Este proceso dificulta la mejora formativa delsector a partir del esfuerzo de las propias fami-lias agricultoras; hecho que tiene, además, uncomponente de género, en la medida en que lashijas, que suelen permanecer una media de, almenos, tres años más en el sistema educativo,permanecen con mucha menor frecuencia en laexplotación.

Como primera cuestión hay que reseñar lainsuficiente formación básica reglada que tienenmuchos titulares de explotaciones individuales,lo que supone un problema importante a la horade adquirir mayores habilidades y profundizaren la formación. Esta circunstancia se repite enlas ayudas familiares y en buena parte de losasalariados.

Según los resultados del trabajo “Condicionesde vida y de trabajo de los agricultores y gana-deros españoles” (ICES 1998) el 28% de los agri-cultores que dedican todo o la mayor parte desu tiempo a la explotación no tienen estudios deninguna clase, el 47,6% ha completado los estu-dios primarios, un 11,6% tienen bachillerato ele-mental (o EGB), mientras sólo un 12,8% supera

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ese nivel. Dentro de este último segmento, el 6%ha cursado FP y el 6,8% bachillerato superior uotros estudios.

Corroborando la segmentación mencionadamás arriba, hay que reseñar la diferencia de laformación de los agricultores según grupos deedad: entre los agricultores menores de 35 años,el porcentaje de los que han superado el bachi-llerato elemental o similar duplica el de la pobla-ción total, al igual que sucede con los que hanrealizado estudios superiores. Aun así, el por-centaje de agricultores jóvenes con estudios ter-minados de bachillerato superior o equivalentees inferior a la media española.

Este déficit de formación general se encuen-tra también en la industria alimentaria, en espe-cial en la de primera transformación, situada enentornos rurales, y es particularmente grave paralas cooperativas. Cuestiones como el desconoci-miento de idiomas o los problemas con el mane-jo de las nuevas tecnologías de la información yla comunicación se convierten en factores de nocompetitividad frente a los restantes países de laUnión Europea.

1.2. LA FORMACIÓN ESPECIALIZADA

EN EL SECTOR AGRARIO

Los agricultores adolecen también de undéficit formativo específico. Según el estudiocitado, sólo un 6% han estudiado FP y de éstospoco más del la mitad (equivalente a un 3% deltotal) han seguido la rama agraria. Estos agricul-tores con más formación profesional se encuen-tran entre los grupos de menor edad.

Más frecuente ha sido la asistencia a cursosde corta duración. Según el trabajo citado, másde un tercio de los agricultores han asistido algu-

na vez a estos cursos en especial los más jóve-nes (casi el 60% de este colectivo). Como mediacada agricultor había asistido a 2,5 cursos.

Todas estas cifras ponen de manifiesto laescasa incidencia de la formación específica delos agricultores. Por el momento, el sector agra-rio vive en su mayoría del saber hacer acumula-do por la experiencia que resulta adecuado paramuchas tareas, pero no facilita la innovación.Además, gran parte de las vías tradicionales detransmisión de saberes se han roto y no han sidosustituidas por otras en la medida necesaria.

Frente a esta situación, en términos genera-les, en el entorno de la agricultura y del des-arrollo rural existe un número considerable detécnicos y asesores que juegan un papel muyimportante en la transferencia de tecnología ypalian en parte los déficit formativos. Entre ellosse encuentran los técnicos de ATRIA, Asociacio-nes de Defensa Ganadera, cooperativas y enocasiones de empresas de la cadena de produc-ción (piensos, lácteas, etc.), técnicos de los Gru-pos de Desarrollo Rural y empresas de asesoríatécnica. Todos ellos juegan un papel muy impor-tante en la innovación dentro del sector agrarioy en la adecuación de los empresarios y, engeneral, del trabajo a las nuevas exigencias. Sinembargo, esta circunstancia no suple totalmenteel déficit de formación básica. Asimismo hay quecontar con la presencia de los técnicos de lasempresas de insumos para la agricultura (maqui-naria, semillas, fitosanitarios, ...), que tambiénjuegan un papel en la transferencia de tecnolo-gía y en la innovación. Ahora bien, en estoscasos ese papel tiene un componente comercialfrente al que la poca formación básica y especí-fica de la mayoría de los agricultores los colocaen una situación de clara desventaja para discer-nir sobre la conveniencia o no de adoptar laspropuestas que se les formulan.

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Cabe citar que en la actualidad no existe unorganismo específicamente diseñado para llevara cabo la transferencia de tecnología en el sec-tor agrario, a escala nacional, y no es fácil quelos entes estructurados a tal fin, para el conjun-to de los sectores productivos, tengan un accesofácil al sector agrario, en especial a las explota-ciones, con excepción de las mejor dimensiona-das de algunos sectores. Sin embargo, en lasComunidades Autónomas suele haber mayorconexión entre los organismos de desarrollo einvestigación, el sector agrario y sus estructuras(cooperativas, etc.).

En resumen, en el sector agrario, o inclusoen el agroalimentario, existe una enorme diver-sidad en cuanto al grado de formación, y, así,mientras hay una parte de titulares de explota-ciones agrarias que tienen niveles de formaciónelevados, la gran mayoría tienen escasa prepara-ción. Lo mismo ocurre con mucha frecuenciacon los asalariados.

Los déficit formativos de los agricultores setransmiten a las cooperativas, a las organiza-ciones agrarias, a los consejos reguladores y,en general, a todas las estructuras que emanande los agricultores y afectan a las oportunida-des de desarrollo rural. La falta de personasformadas para cubrir los Consejos Rectores delas cooperativas, así como la escasa prepara-ción de los miembros de las asambleas, difi-culta una gestión empresarial a la altura de lostiempos en la mayoría de los casos. Este hechorepercutirá en el futuro inmediato en la apli-cación de los principios de seguridad alimen-taria y de manejo respetuoso del medioambiente; principios ambos cuya puesta enpráctica va a requerir habilidades específicasy, en cierto modo, diferentes del saber hacertradicional.

Otro problema añadido a esta situación, yque a su vez es causa de la misma, es la escasavaloración que los propios agricultores hacen dela formación, y así sólo un 12,8% considera quela formación o capacitación agraria es indispen-sable para vivir de la agricultura o conseguir enella un buen empleo. A esto hay que sumar queun 42,1% consideran que la fuente de cualifica-ción más importante es la experiencia práctica;entre los más jóvenes esta opinión la tienen el34%, lo que supone una mejora de la valoraciónde la formación. De hecho, sólo el 17% de losagricultores cita la falta de formación como elprimer problema de la agricultura española, esdecir, en el sector se da poca importancia relati-va a este problema.

Cabe resaltar que, según la misma fuente, losagricultores echan en falta la existencia de servi-cios públicos de apoyo técnico directo, análogosa los servicios de extensión y adaptados a lostiempos actuales.

2. LAS ESTRATEGIAS FORMATIVASESPECÍFICAS PARA LA AGRICULTURA

Frente a esta situación, catalogada comopoco satisfactoria desde todos los ámbitos,deben formularse estrategias de formación yhacer atractivo el sector para aquellos que, pro-viniendo de él o incluso de otros, han alcanza-do un nivel de formación mayor. En este senti-do la profesionalización de la agricultura consti-tuye formalmente uno de los objetivos de lapolítica agraria y es algo que reivindican lasorganizaciones profesionales agrarias y la orga-nización cooperativa.

Y de aquí deriva un primer problema, ya quela profesionalización es algo poco definido, muy

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genérico y difícil de concretar, y que los agricul-tores no relacionan necesariamente con unamayor formación. A esto se suma el hecho deque la propia estructura y mecanismos de incor-poración al sector no exige que la formación seaun requisito necesario. Así las cosas, esa necesa-ria profesionalización y la formación que conlle-va no se ha traducido en propuestas concretascoherentes por parte de los agentes del sector nisus representantes. En estas circunstancias pare-cería que la formación no se valorara suficiente-mente en sí misma, por el propio sector, lo quehace que las decisiones, en cuanto a su gestióny sus contenidos, estén respondiendo a interesesque no corresponden necesariamente a los sec-toriales, con el riesgo consiguiente de pérdidade coherencia en la estrategia formativa quefinalmente se implanta.

Todo esto también está relacionado con elhecho de que apenas existan análisis sobre laformación en agricultura, tema al que los estu-diosos y académicos apenas han prestado aten-ción, y que habrá que fomentar en el inmediatofuturo.

El análisis de la formación en agricultura secompone de dos capítulos diferenciados:

� La formación general de los activos del sec-tor, que va a condicionar su capacidad paraasimilar nuevos conocimientos y desarro-llar su actividad en el mundo actual.

� La formación específica para el trabajo yla gestión en el sector agrario propiamen-te dicho, así como para el desarrollo rural.

El primer apartado se refiere a los niveles deformación general que alcanzan los activos delsector y en general la población del medio rural.Abordarlo pasa por los planes generales de edu-cación y, en concreto, por las medidas para evi-

tar el fracaso escolar, muy alto en el medio rural,y el abandono del sistema educativo a una edadmuy temprana, situación que también ocurrecon mucha frecuencia en el entorno agrario.Incluso se han encontrado segmentos producti-vos muy dinámicos donde los jóvenes, funda-mentalmente varones, tienen una tendencia alabandono del sistema educativo para incorpo-rarse a la actividad productiva familiar despre-ciando la propia formación como tal en favor deuna práctica directa; por suerte también seencuentra en menor medida el fenómeno con-trario.

Este hecho ya indica, como se ha apuntadoanteriormente, que uno de los mayores proble-mas a los que se enfrenta la formación en el sec-tor agrario y en el medio rural es la escasa valo-ración con la que cuenta (ligada en parte a lasbajas remuneraciones obtenidas en él) y, por lotanto, este es un primer aspecto a considerar. Alo que hay que añadir el problema de que granparte de la industria alimentaria de primeratransformación y la red comercial en origen, laque está más cerca del sector agrario, incluidaslas cooperativas, también valora muy poco laformación, mientras otras industrias, en produc-ciones fomentadas desde éllas y con requeri-mientos y condiciones especiales, sí la han valo-rado y apoyado. Situación distinta suele ser la dealgunas empresas suministradoras de insumos,que necesitan mejorar la formación de los agri-cultores para dar salida a sus innovaciones.

La formación específica agraria o agroali-mentaria encaja dentro de la formación reglada(formación profesional), de la ocupacional y dela continua, estas dos últimas ligadas a las polí-ticas de empleo. Mientras la organización y lagestión de la primera depende del Ministerio deEducación, Cultura y Deporte, las dos segundaslo hacen del Ministerio de Trabajo y Asuntos

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Sociales; a su vez el Ministerio de Agricultura,Pesca y Alimentación desarrolla una parte de laformación continua. La ubicación de la forma-ción agraria fuera del marco de la Administra-ción Agraria facilita su imbricación con el restode las políticas formativas, pero dificulta suensamblaje con la política agraria, de la quenecesariamente debe ser un pilar fundamental.Todas estas cuestiones se han planteado en lanueva estrategia sobre formación profesional, enla que se han creado órganos de coordinaciónque deben resolver estos problemas.

A su vez, la formación en sus tres modalida-des se encuentra transferida a las ComunidadesAutónomas, existiendo, en el caso de la forma-ción reglada, una coordinación básica de los iti-nerarios.

La política de formación profesional se coor-dina a través del Consejo General de la Forma-ción Profesional, dependiente del Ministerio deTrabajo y Asuntos Sociales; cuenta con la parti-cipación del Ministerio de Educación, Cultura yDeportes y el MAPA. A este Consejo pertenecentambién organizaciones sociales y económicas.Por el momento estos mecanismos de coordina-ción son muy recientes y no es posible hacerbalance sobre su eficacia. En el ámbito de laAdministración Agraria, el esfuerzo de coordina-ción entre el Ministerio de Agricultura, Pesca yAlimentación y las Consejerías de Agricultura delas CC.AA., con respecto a su actividad en elárea de la formación, es un primer paso en estanecesaria dirección.

Por último hay que citar al Sistema Nacionalde Cualificaciones que define los contenidos ymódulos necesarios para acceder a cualificacio-nes válidas en todo el territorio nacional. Una delas funciones principales de este sistema, gestio-nado desde 1999 a través del Instituto Nacional

de Certificaciones (R.D. 375/1999), es la adecua-ción de los conocimientos adquiridos en la for-mación reglada, la ocupacional y la continua y laexperiencia práctica. La participación del sectoragrario en este organismo debe incrementarse.

2.1. LA FORMACIÓN PROFESIONAL AGRARIA

REGLADA

La formación reglada está incluida en el siste-ma educativo, y es una de las opciones de la for-mación profesional que proporciona conocimien-tos jerárquicamente programados y una base poli-valente de la profesión. Se rige por la Ley Orgáni-ca de Ordenación General del sistema Educativode 1990 y proporciona un certificado de profesio-nalidad. En el marco de la nueva estrategia de laformación profesional, se ha establecido reciente-mente un mecanismo de colaboración entre elMinisterio de Educación, Cultura y Deporte y el deAgricultura, Pesca y Alimentación.

La formación agraria exige unos medios einstalaciones costosos que sólo están disponi-bles en algunos centros, lo que dificulta laopción para una población agraria muy disper-sa. Este hecho varía mucho de unas Comunida-des Autónomas a otras, y mientras en algunas,desde el momento de la transferencia, se haninstalado nuevos centros y se ha promocionadoesta formación, en otras la oferta ha disminuidodejando grandes huecos geográficos. Comohecho positivo hay que reseñar los centros for-mativos específicos abiertos para sectores muyespecializados. Algunas de las escuelas comar-cales de capacitación, la mayoría con buenasinstalaciones, están cerradas, mientras otras con-tinúan trabajando incluidas en las redes formati-vas de las Consejerías de Educación de las Auto-nomías.

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En el marco de la formación reglada, y aun-que escapa del ámbito de la formación profesio-nal propiamente dicha, hay que hacer una men-ción a la formación agraria universitaria, tanto engrado superior como en grado medio. Ademásde un cierto número de hijos de agricultores quecursan estos estudios y se incorporan a la explo-tación familiar, las personas que estudian carrerasvinculadas a la actividad agraria y el mundo ruralconstituyen la principal cantera de técnicos pró-ximos al sector, jugando un papel primordial enasociaciones, grupos de desarrollo rural, coope-rativas, empresas de alimentación, sociedades deservicios, ATRIA, ADS, etc. en el fomento de lamodernización del sector. En este sentido, cabedestacar el incremento de estudiantes y titulados,y resulta conveniente poner los medios precisospara que puedan desarrollar su vida profesionalen el sector. Por otro lado, la extensa red defacultades y escuelas técnicas agrarias juegan unpapel importante en la formación profesional,prestando medios y profesores o, incluso, asu-miendo de manera más o menos formal parte dela formación más especializada de los agriculto-res más cualificados y de los técnicos agrarios.

2.2. LA FORMACIÓN OCUPACIONAL

La formación ocupacional está ligada al mer-cado de trabajo y enfocada directamente a laconsecución de un empleo. Se considera parteintegrante de las políticas activas de empleo. Enel enfoque de esta actividad encaja mal el traba-jo autónomo o por cuenta propia, aunque algu-nas de las actividades, como, por ejemplo, losoficios ligados a la construcción, se encuentranampliamente cubiertos.

Está destinada expresamente a los parados,sean o no demandantes del primer empleo. Este

último segmento tiene un tratamiento especialdentro de la formación ocupacional, por ejem-plo, a través de las Escuelas Taller.

Los agricultores titulares de explotación y lasayudas familiares tienen dificultades para su uti-lización, ya que no figuran como demandantesde empleo ni se inscriben en las oficinas delINEM, aunque algunas actividades formativas,como el curso de instalación para jóvenes agri-cultores, que suelen impartir centros dependien-tes de las Consejerías de Agricultura, podría serconsiderado en esta categoría.

Los trabajadores del sector agrario tienen, engeneral, poco acceso a la formación ocupacio-nal. Incluso apenas hay oferta específica para losasalariados; y como el trabajo en agriculturaresulta poco atractivo, la que hay difícilmente secubre.

Esta modalidad formativa, tal y como estádiseñada en la actualidad, tampoco encaja biencon las necesidades del desarrollo rural, enespecial en lo que se refiere a la constitución denuevas empresas o actividades o a la prepara-ción para la continuidad en el negocio familiar.Por el contrario, se adapta bien para cualificar atrabajadores para empresas ya existentes oinversiones de cierta dimensión de nuevas acti-vidades.

2.3. LA FORMACIÓN CONTINUA

La formación continua está encaminada a laadecuación permanente de los trabajadores yempresarios a los cambios en el sistema produc-tivo, y uno de sus objetivos prioritarios es laincorporación de innovaciones y la mejora delos puestos de trabajo. Se realiza en el ámbito dela empresa y para personas en activo. Está, igual

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que la anterior, vinculada al mercado de trabajoy a las necesidades del aparato productivo.

En este tipo de formación la empresa esparte directa activa, siendo en buena medidagestora de los recursos y diseñadora de los pro-gramas. Esta actividad dentro de la empresa serealiza en colaboración con los sindicatos y, siéstos no existieran, con los representantes de lostrabajadores. En su caso también juegan estepapel los sindicatos de trabajadores y las organi-zaciones empresariales, en especial las firmantesde los acuerdos de empleo.

Esta formación se financia, sobre todo, por elFondo Social Europeo y a través de la cuota a laSeguridad Social de los asalariados. Los trabaja-dores autónomos o por cuenta propia no cotizanpor la formación continua y, en el caso de laagricultura, los asalariados fijos cotizan muypoco y los eventuales tampoco cotizan. Estehecho coloca al sector agrario en su conjunto ensituación de precariedad a la hora de acceder aesta formación.

La debilidad de la empresas agraria como tal,e incluso su escasa aproximación a la formación,también juega en contra de que el sector agrariopueda beneficiarse de este tipo de formación.

Siguiendo el modelo de otros países euro-peos, en España la formación continua ha esta-do regida y gestionada por la FORCEM, funda-ción integrada por las organizaciones empresa-riales y los sindicatos generales firmantes de losacuerdos generales de empleo. Tanto la organi-zación cooperativa, al igual que el resto de laeconomía social, como una de las organizacio-nes agrarias no integrada ni en los grandes sin-dicatos ni en la patronal, se encuentran en pre-cario, en relación con esta modalidad formativa.La FORCEM ha sido recientemente sustituida porla Fundación Tripartita para la Formación Conti-

nua, entre los mismos protagonistas y el Gobier-no, que ahora tiene un papel más relevante. Porotro lado, se ha producido un proceso de trans-ferencia de la Formación Continua a las Comu-nidades Autónomas. Diversos problemas de ges-tión de los últimos años han llevado a una revi-sión en profundidad que ha concluido en unnuevo modelo de gestión propuesto por elGobierno. Al margen de las posibles deficienciasde control, el modelo de formación continua delos últimos años se ha mostrado poco eficaz entérminos generales. De cara al nuevo modeloque se está instrumentado, tanto para el sectoragrario como para el alimentario es fundamentalque se cuide particularmente el acceso de lapequeña y mediana empresa.

El sector agrario se ha beneficiado de la for-mación continua gestionada por la FORCEM,sobre todo a través de las actividades desarro-lladas a su amparo por las organizaciones agra-rias, las federaciones agroalimentarias de lossindicatos y las organizaciones nacionales yautonómicas o provinciales de cooperativas. Elrecurso a proyectos de una sola empresa hasido mínimo, excepción hecha de algunas gran-des cooperativas (para sus asalariados) o de lasgrandes agrofactorías vegetales, únicas que reu-nían las condiciones. El acceso del sector agra-rio a los planes formativos de FORCEM tuvolugar más tarde que para otros sectores, debidoa su falta de cotización por este concepto a laSeguridad Social.

El cumplimiento de las condiciones paraacceder a la formación continua ha entrañadodificultades especiales en el sector agrario, debi-do a las dificultades para cumplir los requisitosbásicos: cuota femenina, alta en el REASS, etc.Por otro lado, estos planes presentan problemasde calendario en ocasiones incompatibles con

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las tareas agrarias y no siempre se tienen encuenta las peculiaridades del sector.

En el ámbito de la formación continua, seubican también los planes formativos que ges-tionan el MAPA y las Consejerías de Agriculturade las Autonomías financiados básicamente porel FSE. Estas Administraciones suelen tener dostipos de actividades formativas:

� El primero está gestionado por ellas mis-mas y orientado sobre todo a proporcio-nar formación continua a sus funcionariosy, en su caso, a representantes del sector,gestores de cooperativas, etc. Estos cur-sos son planificados anualmente y sepublicitan adecuadamente. Dentro deesta actividad, el MAPA mantiene unaestrecha colaboración con los países deAmérica Latina.

� El segundo se desarrolla en colaboracióncon las organizaciones representativas delsector: OPA, organización cooperativa y,en mucha menor medida, organizacionesindustriales, organizaciones de mujeresrurales, sindicatos obreros, etc. Se regulaen base a una Orden Ministerial que sepublica cada año, o bien mediante Con-venios, o cualquier otra fórmula de cola-boración.

Estos planes consisten en cursos de cortaduración. Cada año se publican los temas sobrelos que deben desarrollarse los cursos, siendoeste la única guía al respecto; estos temas suelenser muy genéricos y no responden específica-mente a una estrategia formativa, con caráctergeneral. Una estrategia formativa coherente, conunos ciertos itinerarios, por parte de las entida-des que gestionan esta modalidad resultaría degran utilidad para obtener un mejor aprovecha-

miento de los recursos puestos a disposición deestas tareas. Existe un plan de buenas prácticasque limita los gastos atribuidos a cada fin y ponelas condiciones para el desarrollo de la activi-dad, aunque, en general, éstas no se refieren ala calidad pedagógica. El volumen de fondosmanejados por el conjunto de las Administracio-nes en esta línea es alto. Esta oferta de forma-ción continua es menos exigente que la de FOR-CEM, por ejemplo, en cuanto a la participaciónde mujeres o a estar inscrito en el REASS, por loque los agricultores y ayudas familiares a tiempoparcial pueden acceder más fácilmente.

Por el momento no existe un análisis en pro-fundidad de la actividad formativa de la redorganizativa del sector agrario, de su rigor, de sueficacia, ni del grado de adecuación de esta redpara impartir formación en cuanto a medios einfraestructuras. Dada la importancia de la for-mación para el sector y el volumen de fondosempleados en estas líneas, es necesario realizarun balance en profundidad para corregir los pro-blemas y potenciar las grandes ventajas queofrece una formación planteada en colaboraciónentre los agentes del sector y la Administración.

3. LA FORMACIÓN ESPECÍFICAPARA EL DESARROLLO RURAL

El reglamento sobre medidas de desarrollorural (1257/99) establece en su artículo 9 ayudasa la formación profesional en el medio rural quecontribuirán al aumento de la capacidad y com-petencia de los profesionales de la agricultura ydemás personas que se dediquen a las activida-des agrarias y forestales y a su reconversión. Estaformación se cataloga como formación continua,aunque podría también entenderse como ocu-

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pacional. En principio, la fuente de financiaciónes el FEOGA, pero también puede ser cubiertadesde el FSE. Además en el entorno rural hayacciones formativas en el marco de los Progra-mas LEADER.

Las partidas dirigidas a formación en elentorno del desarrollo rural no son altas y enmuchos grupos casi no existen, ya que hay unaoferta formativa amplia. En su caso se trataría deacciones formativas muy focalizadas en accionesdirigidas al éxito de inversiones concretas ycomo parte de los proyectos empresariales. Estaformación debería ser muy flexible en cuanto asus formas, incluyendo becas, estancias enempresas similares, etc.

También en el marco del desarrollo rural hayprogramas formativos dirigidos a colectivos con-cretos de la población, especialmente mujeres ojóvenes. Hasta la fecha, ha habido diversos pro-gramas de este tipo siempre con carácter local yfinanciadas en su mayoría por el FSE. La varie-dad de la oferta formativa en este marco esamplia y raramente suele coordinarse con otrosproyectos en marcha.

También desde la Universidad se han habili-tado distintos cursos sobre desarrollo rural entérminos generales y en cuestiones concretas.Su papel puede ser particularmente importanteen la formación de los agentes de desarrollorural.

4. LA ESTRUCTURA ORGANIZATIVADEL SECTOR AGRARIO COMOGESTORA Y EJECUTORADE LA FORMACIÓN

La estructura organizativa de la agriculturadebe participar en el diagnóstico, el diseño y

la puesta en marcha de la política formativahacia el sector agrario en el marco de sus rela-ciones de participación en la política agraria.Esto significa que debe formar parte en lamisma medida que en otras políticas en losórganos de consulta y colaboración específi-cos en el ámbito de su sector. Esta participa-ción debe tener como contrapartida la corres-ponsabilidad en la gestión de la formación atodos los niveles.

Teniendo en cuenta la poca incidencia de lagran empresa en el sector, estas organizacionesson además muy importantes para la aplica-ción de la formación continua, necesariamenteligada a las necesidades de las empresas, ypueden y deben serlo mucho más en la trans-ferencia de tecnología. En este ámbito, lasempresas cooperativas pueden y deben teneruna relevancia especial debido al tipo de rela-ciones establecidas con las empresas agrariasasociadas.

Las Administraciones están obligadas a ponerlos medios para garantizar el buen uso, enten-diendo como tal “máxima eficacia y máxima efi-ciencia”, de los fondos públicos destinados a laformación profesional, en la medida en que estedebe ser un objetivo primordial de la políticaagraria y formativa. Para eso debe garantizarseque las entidades involucradas dispongan de lasestructuras indispensables a este fin y de perso-nal cualificado para la formación, así como deprogramas solventes, convenientemente valida-dos por los órganos de seguimiento y controlpertinentes. En esta línea, deberá establecerseun código de buenas prácticas y unos protoco-los de obligado cumplimiento para todas lasentidades colaboradoras que deberían garanti-zarse mendiante un sistema de auditorías, talcomo se hace para otros fines.

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5. LA LLEGADA DE LAS NUEVASTECNOLOGÍAS. LAS OPORTUNIDADESPARA LA FORMACIÓN

La nueva economía que, aun de forma des-igual, se ha configurado con la introducción delas nuevas tecnologías de la información entodas las áreas del mundo no está sólo basadaen las empresas que ofertan servicios de Inter-net, las llamadas punto-com, sino que se ramifi-ca en los sectores diversos de actividad quedeben adoptar otros estándares de trabajoimpuestos por el hecho de operar en la sociedadde la información impuesta por estas no ya tannuevas tecnologías.

También la economía del mundo rural, laagraria y la diversificada que complemente elespectro de actividad necesario para su desarro-llo, debe adaptarse a las nuevas formas de tra-bajo: el trabajo en red. Las empresas agrarias,pequeñas, medianas o grandes, las cooperativasque les dan servicios para la producción ocomercialización de sus productos, y el resto delas empresas que operan en el mundo rural,necesariamente deben estar en contacto perma-nente con sus proveedores, con sus clientes, conlas administraciones o con las empresas queofrecen soluciones tecnológicas para incorporarlas innovaciones necesarias para mantener susempresas cerca de lo que pide el mercado o lasociedad.

Por otro lado, las nuevas tecnologías estánproduciendo cambios importantes en los pro-cesos productivos de todos los sectores: Laautomatización, la robótica y la informática degestión o para la gestión del conocimiento,posibilitan nuevas formas de hacer las cosasque pueden permitir aumentar la productivi-dad, mejorar la competitividad o adaptar los

procesos productivos a las necesidadesmedioambientales.

Todas estas ventajas pueden apreciarse, porejemplo, en la agricultura de precisión, en lacual la obtención y utilización de mapas de ren-dimiento muy exactos supone la aplicacióncorrecta de insumos, semillas, fertilizantes y her-bicidas, con el consiguiente ahorro y mejorasambientales. Igualmente, las nuevas tecnologíasestán produciendo ahorros importantes de tiem-po en tareas, y hacer que éstas mejoren desde elpunto de vista ergonómico, por ejemplo, la auto-matización y el telecontrol de los sistemas deriego, no sólo posibilita el ahorro de agua encantidades importantes, sino la mejora de suaplicación con ahorro de horas de trabajo y evi-tando horarios normalmente no laborales.

La orientación, cada vez mayor, de las pro-ducciones agrarias hacia las demandas de losmercados hará que los procesos de innovacióntecnológica se aceleren. En este proceso las nue-vas tecnologías de la información juegan unpapel relevante, facilitando el que las señales delmercado lleguen a los centros de producción oconectando a estos con las organizaciones queproducen la innovación. Tampoco es posibleque las explotaciones agrarias cumplan cabal-mente con su papel multifuncional, como gestormedio ambiental eficiente, por ejemplo, sin unuso amplio de estas nuevas tecnologías. Y des-graciadamente la situación de nuestros agriculto-res, en lo que concierne al acceso a las tecnolo-gías de la información, queda aún lejos de la delos homólogos de países como Alemania,EE.UU., Bélgica, Reino Unido o Alemania, endonde, según datos de EFITA (Federación Euro-pea para las Tecnologías de la Información en laAgricultura), el porcentaje de explotaciones queusaban ordenador en su gestión, en el año 2001,estaba comprendido entre el 55% (USA) y el 85%

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(Alemania), y el 43% de los agricultores ameri-canos usaban Internet.

Para las economías no agrarias ubicadas en elmundo rural, resulta igualmente necesario elempleo de estas nuevas tecnologías. No resultafácil que una actividad como el agroturismo sepueda ejercer adecuadamente sin su conexión,vía Internet, a una central de reservas. Las opor-tunidades que las nuevas tecnologías ofrecen alprogreso de la agricultura y del desarrollo rural sepusieron de manifiesto en la Conferencia que, losdías 3 y 4 del pasado mes de febrero de 2003, secelebró en Valencia bajo el lema “La Sociedad dela Información como instrumento clave para eldesarrollo rural”, que concluyó con una “Declara-ción” en la que se destacaron tres puntos:

� Infraestructuras y servicios.

� Sectores tradicionales y nuevas oportuni-dades de negocio.

� Una sociedad del conocimiento paratodos.

La mejora de las infraestructuras y de los ser-vicios para hacer posible que los habitantes delmedio rural disfruten de iguales oportunidadespara usar estas nuevas tecnologías es el primero,aunque no el único, obstáculo a remover paraevitar la exclusión de una parte de nuestrapoblación rural de las ventajas del uso de lasnuevas tecnologías. A principios del año 2003,según datos ofrecidos por RED.es (la empresapública que tiene atribuida por la Ley 14/2000,de 29 de diciembre, por la que se modifica laDisposición Adicional Sexta de la Ley 11/1998,de 24 de abril, General de Telecomunicaciones,del fomento y desarrollo de la Sociedad de laInformación), la posibilidad de acceso a los ser-vicios de ADSL (Internet en banda ancha) en lasprovincias españolas se resume en el siguientecuadro:

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ProvinciaTotal Población Municipios Población % Municipios % Población

municipios total sin ADSL sin ADSL sin ADSL sin ADSL

Álava 51 291.860 44 33.592 86 12%

Albacete 87 371.787 64 60.115 74 16%

Alicante 141 1.557.968 79 74.744 56 5%

Almería 102 546.498 79 90.336 77 17%

Asturias 78 1.073.971 45 78.648 58 7%

Ávila 248 165.138 239 89.455 96 54%

Badajoz 164 662.808 142 250.622 87 38%

Baleares 67 916.968 16 30.280 24 3%

Barcelona 311 4.906.117 158 191.786 51 4%

Burgos 371 352.723 361 96.749 97 27%

Cáceres 219 410.242 205 201.472 94 49%

Cádiz 44 1.140.793 19 67.006 43 6%

Cantabria 102 542.275 77 124.923 75 23%

Castellón 135 501.237 103 59.584 76 12%

Ceuta 1 76.152 0 0 0 0%

MUNICIPIOS Y POBLACIÓN CON ACCESO A ADSL

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ProvinciaTotal Población Municipios Población % Municipios % Población

municipios total sin ADSL sin ADSL sin ADSL sin ADSL

Ciudad Real 102 484.338 63 57.145 62 12%

Córdoba 75 771.131 50 128.922 67 17%

Coruña (A) 94 1.111.886 45 163.733 48 15%

Cuenca 238 201.614 221 88.414 93 44%

Girona 221 598.112 148 92.014 67 15%

Granada 168 818.959 137 220.194 82 27%

Guadalajara 288 177.761 279 62.113 97 35%

Guipúzcoa 88 682.977 55 83.305 63 12%

Huelva 79 464.934 57 96.919 72 21%

Huesca 202 208.963 186 71.685 92 34%

Jaén 97 647.387 56 135.784 58 21%

León 211 496.655 193 183.627 91 37%

Lleida 231 371.055 188 96.909 81 26%

Lugo 67 361.782 49 138.546 73 38%

Madrid 179 5.527.152 84 82.329 47 1%

Málaga 100 1.330.010 59 86.435 59 6%

Melilla 1 69.184 0 0 0% 0%

Murcia 45 1.226.993 7 9.162 16 1%

Navarra 272 569.628 228 138.396 84 24%

Ourense 92 343.768 83 163.663 90 48%

Palencia 191 176.125 180 54.619 94 31%

Palmas (Las) 34 951.037 6 21.296 18 2%

Pontevedra 62 919.934 32 133.242 52 14%

Rioja (La) 174 281.614 152 48.222 87 17%

Salamanca 362 347.120 349 119.411 96 34%

SC Tenerife 53 892.718 20 70.376 38 8%

Segovia 209 149.286 203 69.960 97 47%

Sevilla 105 1.758.720 57 199.317 54 11%

Soria 183 91.487 178 38.933 97 43%

Tarragona 183 631.156 129 105.657 70 17%

Teruel 236 137.342 216 51.141 92 37%

Toledo 204 546.538 148 144.403 73 26%

Valencia 265 2.267.503 153 186.451 58 8%

Valladolid 225 501.157 210 94.149 93 19%

Vizcaya 111 1.133.444 67 89.370 60 8%

Zamora 248 200.678 244 107.269 98 3%

Zaragoza 292 871.209 251 94.882 86 11%

Total 8.108 41.837.894 6.414 5.177.305 69 21%

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Un 69% de los municipios y un 21% de lapoblación no disponían de acceso a Internet enbanda ancha, municipios y población que secorresponden con las zonas más ruralizadas denuestro país. Situación que, de no corregirse,podría ocasionar una situación de “fractura digi-tal” para millones de personas de nuestro mundorural, es decir, su exclusión del uso de estas tec-nologías.

Esto no afecta solamente a nuestro país. ElReino Unido, en el informe gubernamentalsobre la situación del mundo rural, correspon-diente al año 2002, reconoce que el 50% de suterritorio está excluido también para estas tecno-logías.

Por lo tanto, la necesidad y urgencia de hacerllegar estos servicios a toda la geografía parecenevidentes. En torno a estas necesidades, las ini-ciativas, planes y programas que se han puestoen marcha para el Desarrollo de la Sociedad dela Información en el Medio Rural, desde la pers-pectiva europea y nacional, han sido:

� En el ámbito europeo destaca tanto elPlan de Acción e-Europe 2005, para elDesarrollo de la Sociedad de la Informa-ción, como las sucesivas Iniciativas deDesarrollo Rural LEADER (cofinanciadaspor el FEOGA-Orientación) o las medidasencaminadas a fortalecer la sociedad delas información en los diferentes Progra-mas Operativos y Programas de Desarro-llo Regional (normalmente cofinanciadaspor el FEDER, FEOGA y FSE).

� En el ámbito nacional tenemos, por unlado, las previsiones del Plan de AcciónInfo XXI o el nuevo plan España.es, en loque se refiere tanto a las iniciativas gené-ricas sobre Sociedad de la Informacióndel Ministerio de Ciencia y Tecnología

como a las específicas del Ministerio deAgricultura, Pesca y Alimentación; y losprogramas de ayudas que dichos Depar-tamentos han puesto a disposición de lasempresas y de las Administraciones públi-cas para el desarrollo de proyectos enesos dos ámbitos: la sociedad de la infor-mación y el mundo rural.

� Dentro de los programas de ayudas delMinisterio de Ciencia y Tecnología, hayque mencionar especialmente a proyectosemblemáticos (o de buenas prácticas) deimplantación de las nuevas tecnologías enel entorno rural, apoyados, bien desdePROFIT (Programa de Fomento de la Inno-vación Tecnológica), en el marco del PlanNacional de Investigación, Desarrollo eInnovación (I+D+I), bien desde el progra-ma PISTA (Programa de Identificación deServicios emergentes de Telecomunicacio-nes Avanzados), o bien desde el ProgramaARTE-PYME (Acciones Regionales en Tele-comunicaciones, orientadas a las PYME,destacado por la Comisión europea comouno de los mejores programas y “prácticas”para el Desarrollo e implantación de laSociedad de la Información).

Mención especial merece la iniciativa llevadaa cabo por el Ministerio de Ciencia y Tecnología,la Federación Española de Municipios y Provin-cias y el Ministerio de Agricultura Pesca y Ali-mentación, para dotar los municipios rurales conpuntos de acceso público a Internet de bandaancha. El 3 de abril de 2003 el Ministerio deCiencia y Tecnología –a través de la entidadpública empresarial Red.es–, el Ministerio Agri-cultura, Pesca y Alimentación y la FederaciónEspañola de Municipios y Provincias, celebraronun Convenio Marco de Colaboración para lapuesta en marcha del programa “Internet Rural”

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incluido en el programa de acción INFO XXI. Laadhesión a este convenio se ofreció a las dipu-taciones provinciales, cabildos y consejos insula-res, así como a las comunidades autónomas uni-provinciales. Éstos, junto con la FederaciónEspañola de Municipios y Provincias, y bajo lacoordinación del Ministerio de Agricultura, Pescay Alimentación y de Red.es, se encargaron deseleccionar los municipios beneficiarios.

Alcanzado el objetivo del mínimo equipa-miento, la generalización del uso de las nuevastecnologías en el mundo rural obliga necesaria-mente a diseñar un dispositivo formativo quepermita su uso masivo por la gran mayoría de la

población, prestando una especial atención a lapoblación femenina y a la juventud del mediorural.

Los puntos de acceso público a Internet quese vayan creando con el desarrollo del convenioMAPA, MCYT y FEMP, y que alcanzarán unnúmero de 740 (1) a finales del 2003, deberánser el laboratorio donde se ensaye el primer Pro-grama de Formación para la Difusión del Uso delas Nuevas Tecnologías en el Mundo Rural,punto de partida para posibilitar la integraciónde los empresarios en el mundo rural (de la agri-cultura o de otras actividades) en la nueva eco-nomía de la sociedad de la información.

1.ª PARTE: Cap. 5: La formación y la investigación en la agricultura, la alimentación y el medio rural

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(1) Correspondientes a municipios de las provincias o cabildos de Astu-rias (30), Almería (55), Avila, Badajoz (111), Cádiz (17), Fuerteventura (6),Gran Canaria (21), La Gomera (6), El Hierro (6), Huelva (13), Huesca(184), Palencia (24), Soria (34), Tenerife (46), Teruel (187).

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1. LA INVESTIGACIÓN AGRARIA

No es éste el lugar apropiado para realizar unanálisis en profundidad sobre el sistema deinvestigación, por lo que el objetivo de esteapartado es poner de manifiesto aquellos ámbi-tos que, desde el punto de vista del sector agro-alimentario, puedan ser mejorados, en especialen lo que se refiere a la vinculación de la inves-tigación agraria a la realidad del sector, a las ten-dencias de futuro y a la política agraria, alimen-taria y de consumo.

La investigación agraria en España a escalanacional se encuentra integrada en el marco delconjunto de la investigación, bajo la competen-cia administrativa y política del Ministerio deCiencia y Tecnología, en el marco de la políticainvestigadora de la Unión Europea. Del MCTdependen los dos grandes organismos que reali-zan la investigación en los sectores agrario y ali-mentario: el INIA y el CSIC. Mientras que el CSICestá constituido como un organismo investiga-dor único con estructura estatal, el INIA habíasido transferido a las CC.AA. antes de su absor-ción por el MCT y, en la mayor parte de lasAutonomías, sigue adscrito a la AdministraciónAgraria. Este hecho da lugar a una estructuracoordinadora particular que no es fácil articular.

Por otro lado, cabe resaltar que cada vez esmás importante la investigación que se realizaen las múltiples Universidades que existen en la

actualidad en el territorio español, entre las quehay abundantes facultades y escuelas vinculadasal sector de una u otra forma.

La principal urgencia es ensamblar la investi-gación con la política agraria y alimentaria y lastendencias del sector, lo que requiere un esfuerzopor todas las partes y la creación de mecanismosde coordinación en los que debería participar laAdministración y el sector a través de sus diversosrepresentantes para este fin. De esta forma, el sec-tor, sus organizaciones y sus agentes económicospodrán beneficiarse de la investigación y partici-par en las propuestas de líneas trabajo.

Existe también una incipiente actividadinvestigadora llevada a cabo por las empresas,que, en parte, se hace en colaboración con losorganismos mencionados anteriormente. Laindustria alimentaria española dedica a I+D un0,137% de su volumen de ventas, muy pordebajo de conjunto de la industria española(0,97%), que a su vez es particularmente baja.Son muchos los factores que llevan a que estaintensidad investigadora sea baja, entre ellos: labaja intensidad de la tecnología aplicable, lafacilidad de la imitación tanto en procesoscomo en nuevos productos, la existencia degraves deficiencias culturales en la compren-sión por parte del sector de la importancia dela innovación y el desarrollo y la falta de unapolítica económica incentivadora de estasinversiones.

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3. INVESTIGACIÓN Y TRANSFERENCIATECNOLÓGICA

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Como ejemplo de la situación, cabe citar quede cada 100 productos teóricamente nuevospuestos en el mercado, 82 son meras imitacio-nes, lo que responde al hecho de que esta acti-vidad tiene mucho menos riesgo. Hay que teneren cuenta que de los productos realmente nue-vos que salen al mercado hay muy pocos que semantengan más allá de dos años, y que la pene-tración de un producto nuevo en el mercado esmuy cara en términos de promoción. Esto pro-voca que los empresarios, alejados histórica-mente de la investigación, den la espalda a estaactividad de alto riesgo cuyos resultados siempretardan el llegar.

Otro hecho que dificulta la investigación esla falta de recursos humanos al efecto y laausencia de servicios en esta línea, y, así, enEspaña son pocas las fundaciones que real-mente se dedican a la investigación en materiade alimentación y agricultura, y tampoco fun-cionan adecuadamente las fórmulas de capitalriesgo.

Ahora bien, el principal problema del sectorprivado para asumir la investigación, la base detodos los restantes, es su escasa dimensión.Según diversos estudios, se estima que unaempresa debe dedicar a la investigación delorden de 10 millones de Euros para que ésta seauna actividad con continuidad, y el 80% de lasempresas españolas del sector de alimentacióntienen un volumen de ventas inferior a esa cifra.De cara a solventar ese problema es imprescin-dible buscar vías de solución de la mano de lasdistintas formas de investigación colectiva y encolaboración con los organismos públicos. Setrata de los mecanismos de investigación coope-rativa, investigación compartida e investigacióncoordinada, de los que hay algunos ejemploscon éxito en España.

Un ejemplo de investigación cooperativa sonlos Centros Tecnológicos, de los que existendos (Conservas Vegetales y Conservación deProductos de Pesca) que iniciaron su andaduraen 1989 bajo el amparo del CSIC y con la impli-cación de las organizaciones empresariales delos sectores correspondientes (integradas en laFIAB). Se trataba de centros de investigaciónconstruidos por las Administraciones Públicas,cuya propiedad y gestión se traspasaba al sectorsegún una Resolución de la Comisión Intermi-nisterial de Ciencia y Tecnología (BOE 1-III-89).Generalmente, la colaboración partía de variasadministraciones. Todas ellas son entidades sinánimo de lucro con financiación básicamenteprivada.

AIMCRA, en el sector de remolacha-azúcar,es el mejor ejemplo de investigación compartidaen el que participan industriales y agricultores,de forma similar a los Centros TecnológicosInterprofesionales franceses. La existencia de lasorganizaciones interprofesionales en Españapodría aprovecharse para potenciar líneas deinvestigación compartida con gestión y financia-ción de todo el sector, adaptando para ello laLey 38/94 de Organizaciones InterprofesionalesAgroalimentarias.

La investigación coordinada entre centrospúblicos y privados, de la que también hayejemplos, podrá ser un instrumento importantepara concentrar los esfuerzos de los diversosorganismos que trabajan en la misma área de lasempresas privadas y sus asociaciones. De estamanera se logra una masa crítica de investiga-ción mucho más eficaz. En este sentido, existenlos Centros de Competencia Científica en Red:CECOC-PTC (industria de la carne) y CECOBA(seguridad alimentaria). Esta propuesta estárecogida en el Plan Nacional de I+D.

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2. LA TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA

En la actualidad es impensable plantear laformación en cualquier sector productivo y noconsiderar en paralelo las formas y mecanismosde transferencia de tecnología, que en buenaparte constituye la esencia de la formación con-tinua, en especial cuando ésta se dirige a peque-ños empresarios.

Históricamente, en España la transferencia detecnología ha tenido mucha importancia en lamodernización de la agricultura. En los años cru-ciales de la modernización de la agricultura y dela superación del modelo de agricultura tradicio-nal, el Servicio de Extensión Agraria jugó unpapel muy importante reconocido por todos losestudiosos y agentes del sector. Este modelo sebasaba en la existencia de un cuerpo técnico defuncionarios localizados en el ámbito comarcalencargados de promover y asesorar el procesomodernizador de los agricultores; el mecanismotenía previsto un sistema de apoyo a los agenteslocalizados en el medio rural, organizados enequipos, y de reciclaje permanente mediantecursos de lo que hoy sería formación continua.En algunas etapas, la investigación y la forma-ción agrarias pertenecían a una misma unidadadministrativa, aunque la transferencia prácticade los logros científicos no era tan evidente.Había también algunas experiencias sectorialesde gran interés tales como la Agencia de Des-arrollo Ganadero, que también jugó un papelmodernizador importante. Este sistema práctica-mente desapareció a partir de las transferenciasa las CC.AA., y fue sustituido por oficinas agra-rias comarcales con funciones básicamenteadministrativas. En algunas autonomías, en espe-cial en Navarra, se han constituido los InstitutosTécnicos de Gestión, verdaderos “transferidores”de tecnología al sector.

En la actualidad existen organismos para latransferencia de tecnología de carácter general,que actúan en todos los sectores y están vincu-lados al Ministerio de Ciencia y Tecnología, obien a los organismos investigadores (Universi-dades, organismos de investigación de lasCC.AA. e instancias privadas de investigación).Esta estructura de transferencia, sin embargo, noestá resultando todo lo eficaz que sería necesa-rio para el ritmo de incorporación de tecnologíaque requiere el sector agrario, e incluso nisiquiera para el alimentario en su conjunto. Ladesconexión de la estructura de investigacióncon el sector es alta.

Las empresas demandantes de los productosagrarios también han jugado y juegan un papelmuy importante en la transferencia de tecnolo-gía, en especial a partir del momento en quenecesitan determinadas condiciones de calidad,ritmo de entrega, etc., en sus suministros. Estepapel ha sido mayor en los casos en que existíauna coordinación vertical más importante ycuando las empresas han contado con serviciosde campo; por ejemplo, el papel de las firmasintegradoras en la transferencia de tecnología alsector ganadero, las industrias lácteas en lamodernización del sector vacuno de leche o losexportadores en las frutas y hortalizas. En lamisma línea, es destacable el papel de las firmassuministradoras de insumos, en especial maqui-naria, fitosanitarios, abonos, semillas, riegos,etc., y las empresas de servicios a la agricultura.Las cooperativas juegan un papel muy impor-tante en este aspecto porque, en la medida enque la disciplina interna es mayor, tienen unagestión más empresarial e innovadora y cuidanparticularmente la tutela y asesoría a sus sociosa través de técnicos de campo. Ésta es una trans-ferencia de tecnología y saber hacer directamen-te ligada a las exigencias de los mercados.

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La transferencia de tecnología siempre es másproblemática en los sectores muy fragmentadosempresarialmente, máxime cuando su gradomedio de formación es bajo y la edad de losempresarios avanzada, circunstancias todas ellasque coinciden en el sector agrario. Por eso, elpapel de la red de industrias del sistema agroali-mentario es importante, y ésta debe ser una de lasprincipales responsabilidades de las cooperativascon sus socios. En realidad son ellas las que tie-nen acceso a organismos de transferencia de tec-nología (CDTI, OTRI de universidades, etc.) a losque resulta muy difícil acceder a los agricultores.

En la misma línea juegan un papel importan-te algunas asociaciones constituidas específica-mente con estos fines; éste ha sido el caso de laexpansión de las técnicas de agricultura de con-servación y técnicas de no laboreo y de mínimolaboreo. En ocasiones estas asociaciones estánapoyadas por industrias interesadas en expandirtecnologías concretas.

Aunque es menos frecuente, también hayorganizaciones de corte profesional, general-

mente de algún sector en concreto, que hanexpandido determinadas tecnologías, colaboran-do por lo tanto en la transferencia de tecnología.Algunas de estas asociaciones han participadoen proyectos de investigación, por ejemplo enporcino, cuestión que también ha realizado oca-sionalmente la Confederación de CooperativasAgrarias de España.

Hay que tener en cuenta que España nocuenta con ningún mecanismo que facilite quelas organizaciones empresariales y/o profesiona-les acometan labores de investigación y transfe-rencia de tecnología. Por ejemplo, en Francia losCentros Técnicos sectoriales, de corte interprofe-sional, con financiación y gestión asumida porindustriales y agricultores, han jugado un papelcrucial tanto en la investigación como en latransferencia de tecnología a los sectores agrarioy alimentario. En esta línea, se podrían poner losmedios para que las organizaciones interprofe-sionales realizaran estas actuaciones, que enalgunos casos ya se desarrollan en el ámbito dela investigación y difusión.

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Las conclusiones que aquí se plantean partendel hecho de que tanto la formación como lainvestigación en agricultura y alimentación estánenmarcadas en las políticas nacionales generalesde educación, por un lado, y de investigación ytransferencia de tecnología, por otro. Además, enuna y otra estructura, tienen amplias responsabili-dades y competencias las Administraciones Auto-nómicas. Por otro lado, ya existe una presencia yuna participación del sector en estos ámbitos quedebe ser incluso más alta, siempre que el meca-nismo elegido garantice la calidad. Por lo tanto,cualquier plan de actuación que se haga deberátener en cuenta estas referencias. En estas cir-cunstancias, el primer objetivo a lograr es el acer-camiento de la investigación y la formación a lapolítica agraria y alimentaria y a las necesidadesdel sector, así como la mejora de los mecanismosde transferencia y la mejora de la formación.

En este sentido, se proponen las siguientesrecomendaciones:

1. Analizar la conveniencia de ligar la profesio-nalización del sector con un nivel de forma-ción exigible para su incorporación almismo, en el ámbito de la agricultura, laganadería, la silvicultura, la industria agroali-mentaria y el desarrollo rural. Sólo así seconseguirá, de un lado, elevar la considera-ción de la formación y, de otro, se lograránintroducir en el sector agrario las capacida-des personales que se precisan para llevar a

cabo las innovaciones que la sociedad estádemandando.

A este fin sería necesario promover, desdelos poderes públicos y desde las organiza-ciones sectoriales, trabajos y estudios quepermitan profundizar en el conocimientosobre la situación en que se encuentra la for-mación en agricultura y, en general, en elmedio rural, llevando a cabo un seguimien-to periódico de la situación analizada.

2. Promover el desarrollo de actuaciones querealcen el valor de la formación agraria,tanto en el seno de las familias rurales comoentre los jóvenes en edad de adquirir habili-dades que deben ir más allá del saber hacertradicional.

3. Fortalecer la coordinación entre los Departa-mentos implicados en el ámbito de la for-mación, así como de éstos con los agenteseconómicos y sociales, a fin de diseñar iti-nerarios educativos que respondan a lasnecesidades reales, dotándolos así de lacoherencia imprescindible.

En este sentido, el MAPA debe proseguir conel esfuerzo iniciado para la coordinación desus posibilidades de actuación con las de lasCC.AA. promoviendo la cooperación entreéstas.

4. Promover la utilización de los medios for-mativos disponibles en los centros de ense-

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4. RECOMENDACIONES

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ñanza media y superior en materias agrarias,distribuidos por toda España, aplicándolos ala formación básica agraria, haciendo uso delas más modernas tecnologías de la informa-ción y la comunicación aplicadas a la for-mación a distancia, así como a la investiga-ción y transferencia de tecnología. Particularinterés habría que mostrar en el aprovecha-miento de estos recursos en el ámbito de laformación continua.

5. Revisar los esquemas hasta ahora aplicadosen la modalidad de formación continua, rea-lizando un análisis en profundidad de suestructura organizativa, su idoneidad y la delos contenidos impartidos, adecuándolos auna estrategia formativa moderna, rigurosa yeficaz, en colaboración con los agentes eco-nómicos y sociales representativos del sectoragrario.

En este sentido, convendría establecer uncódigo de buenas prácticas y protocolos deobligado cumplimiento para las entidadescolaboradoras en esta modalidad formativa,garantizados mediante sistemas de auditoríasapropiados.

6. Impulsar la formación orientada al desarro-llo rural integral, buscando contenidos adap-tables a cada circunstancia, a cuyo fin resul-tará de interés establecer mecanismos deapoyo administrativo a los programas de for-mación universitaria de posgrado de recono-cido prestigio nacional e internacional eneste ámbito concreto, así como a las iniciati-vas que permitan complementar esa forma-ción con estancias en empresas o colabora-ción con Grupos de Acción Local, sobre elterreno.

7. Continuar en la línea emprendida a travésdel convenio entre los Ministerios de Ciencia

y Tecnología, Agricultura, Pesca y Alimenta-ción, Federación Española de Municipios yProvincias y Red.es, impulsando la implanta-ción de las tecnologías de acceso a Interneten banda ancha (servicios de ADSL) entodos los territorios rurales con el fin deextender la formación a la población rural,particularmente a la población femenina y ala juventud del mundo rural, diseñando undispositivo formativo que permita su usomasivo.

8. Promover una más estrecha coordinaciónentre la investigación pública y la políticaagraria y alimentaria a nivel administrativo, ycon los representantes del sector, organiza-ciones sociales y agentes económicos, paraadecuar las líneas de trabajo a las necesida-des reales.

9. Igualmente, de los análisis efectuados enrelación con la investigación desarrolladapor entidades privadas, se deduce la necesi-dad de impulsar esta actividad investigadoraadoptando medidas de política económicaque incentiven las inversiones en investiga-ción, así como la cooperación entre entida-des públicas y privadas, nacionales e inter-nacionales con estos fines, en materia agra-ria, alimentaria y de desarrollo rural (investi-gación cooperativa o compartida).

En este sentido, debería aprovecharse la exis-tencia de organizaciones interprofesionalesen España para potenciar líneas de investiga-ción compartida entre industriales y agricul-tores, de forma similar a como sucede en losCentros Tecnológicos Interprofesionales quefuncionan en algunos países europeos.

10. Desarrollar mecanismos de transferencia detecnología, adaptados a las nuevas circuns-tancias, como medio de hacer llegar al

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mundo rural las innovaciones tecnológicasal ritmo que los tiempos requieren, tanto enel sector agrario como en el alimentario y enel resto de los sectores económicos de inte-rés, en cada caso. Para el cumplimiento deesta función, se considera que el movimien-to cooperativo puede y debe desempeñarun papel crucial.

Nuevamente aquí se considera que las orga-nizaciones interprofesionales podrían consti-tuir uno de los principales cauces para hacerllegar al sector las innovaciones tecnológicasnecesarias para hacerlo más competitivo,respondiendo a las exigencias crecientes delos mercados de destino, nacionales e inter-nacionales, de nuestras producciones.

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