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Política y Sociedad, 2011, Vol. 48 Núm. 2: 381-402 381 doi: 10.5209/rev_POSO.2011.v48.n2.9 Nota de Investigación la flexibilidad laboral: significados y consecuencias * Labour Flexibility: Meanings and Consequences Juan Ignacio MaRtíNEz P aStoR UNED, Departamento de Sociología II [email protected] Fabrizio bERNaRdI European University Institute, Department of Political and Social Sciences, Florencia [email protected] Recibido: 14.9.2010 Aprobado definitivamente: 24.2.2011 RESUMEN Los objetivos del artículo son 1) analizar las consecuencias de la flexibilidad laboral en el curso vital de los individuos, 2) así como saber si la flexibilidad ha socavado o reforzado la importancia de las clases sociales, de la educación y del género en distintos aspectos concernientes al curso vital, sobre todo rela- cionados con el empleo en España. La peculiaridad española con respecto a la flexibilidad radica en la alta proporción de contratos temporales. La mayor diferencia entre estos contratos y los indefinidos es su menor coste de despido. La manera en la que el Estado del Bienestar ha introducido la flexibilidad ha logrado un equilibrio de riesgos entre generaciones, por lo que no puede decirse que haya unos cla- ros ganadores o perdedores. Los datos indican que los efectos de la flexibilización sobre el curso vital de los individuos son mucho más modestos de lo que las hipótesis prevén. Asimismo, la flexibilización no ha mermado la importancia de las clases sociales ni de los niveles de estudio para explicar la posi- ción de los individuos en el mercado laboral, aunque tampoco hay una clara evidencia de que las bre- chas entre los individuos de distintas clases ocupaciones o con distintos niveles de estudio hayan aumentado en España. PalabRaS clavE: Empleo, temporalidad, paro, tiempo parcial, desigualdad. * Este artículo forma parte del proyecto Estratificación ocupacional y rendimiento de la formación en España: ajuste educa- ción-empleo, inmigración, y jubilación (Referencia CSO2010-21004), concedido por el Ministerio de Ciencia e Innovación.

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Política y Sociedad, 2011, Vol. 48 Núm. 2: 381-402 381doi: 10.5209/rev_POSO.2011.v48.n2.9

Nota de Investigación

la flexibilidad laboral: significados y consecuencias*

Labour Flexibility: Meanings and Consequences

Juan Ignacio MaRtíNEz PaStoR

UNED, Departamento de Sociología [email protected]

Fabrizio bERNaRdI

European University Institute, Department of Political and Social Sciences, [email protected]

Recibido: 14.9.2010Aprobado definitivamente: 24.2.2011

RESUMEN

Los objetivos del artículo son 1) analizar las consecuencias de la flexibilidad laboral en el curso vital delos individuos, 2) así como saber si la flexibilidad ha socavado o reforzado la importancia de las clasessociales, de la educación y del género en distintos aspectos concernientes al curso vital, sobre todo rela-cionados con el empleo en España. La peculiaridad española con respecto a la flexibilidad radica en laalta proporción de contratos temporales. La mayor diferencia entre estos contratos y los indefinidos essu menor coste de despido. La manera en la que el Estado del Bienestar ha introducido la flexibilidadha logrado un equilibrio de riesgos entre generaciones, por lo que no puede decirse que haya unos cla-ros ganadores o perdedores. Los datos indican que los efectos de la flexibilización sobre el curso vitalde los individuos son mucho más modestos de lo que las hipótesis prevén. Asimismo, la flexibilizaciónno ha mermado la importancia de las clases sociales ni de los niveles de estudio para explicar la posi-ción de los individuos en el mercado laboral, aunque tampoco hay una clara evidencia de que las bre-chas entre los individuos de distintas clases ocupaciones o con distintos niveles de estudio hayanaumentado en España.

PalabRaS clavE: Empleo, temporalidad, paro, tiempo parcial, desigualdad.

* Este artículo forma parte del proyecto Estratificación ocupacional y rendimiento de la formación en España: ajuste educa-ción-empleo, inmigración, y jubilación (Referencia CSO2010-21004), concedido por el Ministerio de Ciencia e Innovación.

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abStRact

The objectives of the paper are 1) to analyse the effects of labour flexibility on individuals from a life-course perspective and 2) to know whether flexibility has undermined or reinforced the effects of socialclasses, education and gender on several aspects concerning the life-course, above all those related toemployment in Spain. The peculiarity of the Spanish case lies in the proportion of fixed-term contracts.The greatest difference between these contracts and permanent contracts is not the job to be done, oreven its temporary or permanent nature, but rather the lower layoff cost. The way that the Welfare Statehas introduced flexibilisation has achieved a balance of risks between the generations, so that therecannot be said to be clear winners or losers. The data indicate that the effects of flexibilisation on themain changes in the labour market and in demography are much more modest than what the hypothesespredict. Similarly, flexibilisation has not evened out the risks among the different social classes andeducational levels, although it has not provoked an increase in inequality, either..

KEywoRdS: Employment, temporality, unemployment, part-time, inequality.

SUMaRIo

1. Introducción. 2. Los muchos significados de la flexibilidad. 3. Las consecuencias de la flexibilizacióndesde un punto de vista intergeneracional. 3.1. Hipótesis. 3.2. El equilibrio de riesgos entre generaciones.3.3. Los jóvenes. 3.4. Los adultos y los mayores. 4. ¿Siguen importando la clase social, la educación y elgénero como variables explicativas en la era de la flexibilidad? 5. Conclusiones.

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INtRodUccIóN

El mercado laboral se ha flexibilizado nota-blemente en las últimas décadas (Esping-Ander-sen and Regini 2000; Cazes and Nesporova2003; Blossfeld et al, 2008, Miguélez y Prieto,2009). Este hecho ha promovido dos importan-tes debates. El primero trata del impacto de laflexibilidad laboral sobre el curso vital de losindividuos. Se arguye que la flexibilidad afectasobre todo a los jóvenes, ya que los inicios delas carreras laborales son más inestables, y esorepercute en la formación familiar. Pero tambiénse advierte que los adultos y los mayores noestán exentos de las consecuencias de la flexibi-lización. Con respecto a los adultos, se dice quesus carreras se han convertido en caminos frag-mentados, inestables y contingentes. Sobre losmayores se afirma que la flexibilidad laboral, dela mano de la globalización económica, adelan-ta cada vez más su salida del mundo del empleo.

El segundo debate atañe a la importancia delas variables clásicas de la desigualdad en estecontexto de flexibilidad. Como se verá en laspáginas siguientes, algunos autores sostienenque los riesgos asociados a la flexibilidad se hanextendido de tal modo que ya nadie está a salvode ellos. De ahí se deduce que la flexibilidadlaboral, al extenderse a todos, ha socavado lasdiferencias entre las clases sociales, los géneroso los niveles educativos. Y las ha socavado apeor. Es decir, se trataría de una reducción de ladesigualdad negativa, debida al empeoramientode la posición de los de arriba, y no a una mejo-ra de los de abajo. Según este argumento, losniveles educativos, las clases sociales o el géne-ro estarían perdiendo relevancia para explicarlas desigualdades en las sociedades actuales.

El objetivo del artículo es determinar, a par-tir de las investigaciones realizadas, si la flexi-bilidad laboral tiene los efectos señalados y siestá socavando el poder explicativo de las varia-bles tradicionales de la desigualdad en diversosaspectos de la vida social. El texto se divide entres grandes apartados. En el primero se expli-can los múltiples significados de la flexibilidadlaboral y en qué consiste la peculiaridad de laflexibilización española. El segundo está dedi-cado al análisis de cómo está afectando la flexi-bilidad a distintos colectivos: los jóvenes, losadultos y los mayores o los que tienen una edad

cercana a la jubilación. En el tercer apartado seinvestigan los efectos de la flexibilización sobrela desigualdad. Finalmente se exponen las con-clusiones. La mayoría de los datos ofrecidosprovienen de la Encuesta de Población Activa(EPA), aunque también se han utilizado indica-dores de la OCDE y de Eurostat.

loS MUcHoS SIGNIFIcadoS dE la FlEXbIlIdad

La flexibilidad laboral es un concepto poli-sémico. Blossfeld et al (2005) han recopiladoalgunos de sus significados. La flexibilidadpuede ser a) numérica, mediante los contratostemporales o a través de los despidos; b) funcio-nal, si los empleados son polivalentes y ajustansus tareas a las necesidades cambiantes de laempresa; c) salarial, en este caso se ajustan lossalarios; d) temporal, varían las horas y jornadasde trabajo; y por último, e) otro tipo de flexibi-lidad es la que sucede cuando las empresasexternalizan el trabajo, contratando los serviciosde otras empresas para la realización de algunastareas, o subcontratando a autónomos. A su vez,Edgell (2006: capítulo 8) distingue cuatro tiposde flexibilidad o formas de empleo no estándar.A saber, la flexibilidad contractual (los autóno-mos), la espacial (el teletrabajo), la temporal(los empleos temporales), y la total (los emple-os informales), a las que añade una forma desubempleo, el trabajo a tiempo parcial.

Según Castells(1996:294-297), el aumentode la competitividad basado en las nuevas tecno-logías y en la globalización es la raíz de la flexi-bilidad actual. El autor señala que la tecnologíade la información y la competencia global rees-tructuran las empresas y transforman decisiva-mente el empleo. El trabajo se individualiza, lagestión se descentraliza y los mercados se perso-nalizan. Esto se traduce en la transformación delos contratos laborales. Proliferan los contratos atiempo parcial, los temporales, los trabajadoresautónomos y la externalización. A mediados delos noventa, el autor concluía que “la forma tra-dicional de trabajo, basada en un empleo detiempo completo, tareas ocupacionales bien defi-nidas y un modelo de carrera profesional a lolargo del ciclo vital se está erosionando de mane-ra lenta pero segura” (Castells, 1996:297).

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Blossfeld et al (2005) detallan la relaciónentre globalización, incertidumbre y flexibili-dad. Según estos autores, la globalización secaracteriza por la transnacionalización de mer-cados, el aumento de la competencia, las redesque intercambian y difunden información a tra-vés de las nuevas tecnologías, y la crecienteimportancia de los mercados, con cambios cadavez más impredecibles y con la consecuenteincapacidad de los actores para manejarlos.Estos factores aumentan la incertidumbreestructural y obligan a las empresas a ajustarseconstantemente al devenir del mercado. Elresultado, que las empresas trasladan la incerti-dumbre a los empleados. Esta reacomodaciónde los riesgos sería asimétrica (Breen 1997),puesto que los empresarios pueden aplicar laflexibilidad, mientras que los trabajadores notienen más remedio que aceptarla.

El papel de la globalización como impulsorade la flexibilización de los mercados laboralesno debe ocultar las diferencias entre países. Enesas diferencias juega un papel fundamental laconfiguración del sistema de relaciones labora-les de cada Estado (Miguélez y Prieto, 2009).Estos autores han distinguido diversos tipos deflexibilización en la UE. La flexibilidad contro-lada se caracteriza por la importancia delempleo femenino a tiempo parcial. Se da sobretodo en Suecia y en Holanda. La flexibilidadincontrolada, que según los autores se da enEspaña, se caracteriza por una combinaciónentre altas tasas de desempleo, de temporalidady de economía sumergida, que a su vez danlugar a una inseguridad incontrolada en la quesalen perdiendo sobre todo las mujeres, losjóvenes y los inmigrantes. Entre esos dos tiposideales de flexibilidad, los autores sitúan la fle-xibilidad variable, que se da en un grado u otroen los demás países de la UE y que pueden com-binar los trabajos precarios a tiempo parcial conlos bajos salarios (Reino Unido), o las bajastasas de empleo (sobre todo juvenil y femenino)con una fuerte segmentación laboral en la queunos trabajadores están bien protegidos, y otrossalen adelante a través del autoempleo y de laeconomía sumergida.

La flexibilización de los mercados laboralestambién ha sido interpretada como una respues-ta empresarial a los logros y demandas de lostrabajadores (Piore, 1980, cap. 2). El autor se

remite a las revueltas obreras estadounidensesde los años 30 del siglo XX, al mayo francés de1968 y al otoño caliente italiano de 1969. Argu-menta que las demandas de los trabajadoresaumentaron la incertidumbre económica de losempresarios. Su respuesta fue segmentar el mer-cado laboral. Algunos trabajadores quedaroninsertos en el segmento primario, con buenascondiciones laborales y una gran estabilidad enel puesto. Otros, los menos poderosos política-mente, cayeron en el segmento secundario, conunas condiciones menos ventajosas, más flexi-bles y más inciertas. Miguélez (2004) ha argu-mentado que, en efecto, la flexibilización delempleo responde a una estrategia empresarialpara recuperar el control sobre una organizacióndel trabajo que en otros períodos contaba con laparticipación activa de los trabajadores. Asimis-mo, la flexibilización se traduce en una reduc-ción de costes. La contrapartida para el trabaja-dor está clara: “incertidumbre en suscondiciones de vida” (Miguélez, 2004: 25). Eneste sentido, podría decirse que la flexibiliza-ción del empleo es una herramienta más paraconvertir la fuerza de trabajo en trabajo efectivo(Braverman, 1974, cap. 1; Edwards, 1979, cap.1). Por ejemplo, el teletrabajo, el paro, la tem-poralidad o el empleo a tiempo parcial, puedendividir a los trabajadores y anular sus resortespara demandar mejoras laborales.

Así pues, la flexibilidad abarca un ampliorango de estrategias, desde los despidos hasta eltrabajo informal, pasando por la flexibilidadhoraria, la externalización o el teletrabajo. Esmuy difícil saber la incidencia de algunas deellas en España, por ausencia de datos. No obs-tante, es posible cuantificar las más importantesy compararlas internacionalmente para conocerla peculiaridad española. La tabla 1 refleja estosindicadores para varios países hasta 2009 ó2010, un momento marcado por la crisis. Espa-ña no destaca demasiado en comparación conotros países con respecto a la proporción deautónomos o al empleo a tiempo parcial. Sísobresale en la proporción de trabajadores atiempo parcial que desearían otro tipo de con-trato, aunque repetimos que España no estáentre los países con una tasa de trabajadores atiempo parcial más elevada. La peculiaridadespañola reside en la tasa de desempleo (que haaumentado vertiginosamente con la crisis) y en

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la temporalidad, las formas de flexibilidad másespecíficas del mercado laboral español. Enjulio de 2010, la tasa de paro alcanza el 20,3%,la más alta con diferencia de la de los paísesincluidos en la tabla 1. La tasa de temporalidadtambién sobresale de manera muy llamativa encualquier ciclo económico, sea o no recesivo.En 2006, en pleno período de bonanza, el 34%de los asalariados trabajaba con un contratotemporal, cifra muy superior al resto de países.En 2009 la tasa de temporalidad se redujo hastael 25%, tan sólo superada por Polonia. La tasacasi duplica la de la UE15 y es más del dobleque la de los países de la OCDE. El descenso delos últimos años se debe principalmente a queen épocas de crisis los primeros despedidos sue-len ser los trabajadores temporales por el menorcoste de despido de sus contratos. Como vere-mos, más allá de los ciclos económicos, la tem-poralidad ha sido la vía elegida para introducirla flexibilidad en España.

Antes de explicar la causa de esta peculiari-dad y de exponer su origen, conviene saber quéimplica realmente la temporalidad en España.Los analistas del mercado de trabajo distinguenvarios tipos de trabajo temporal que suelendarse de una u otra manera en todos los merca-dos laborales. Van desde el (1) causal (cuandohay una causa verdadera que lo motiva), (2) elestacional, (3) hasta formas de trabajo por cuen-ta propia o (4) el empleo freelance, (5) pasandopor trabajadores temporales a tiempo completoque en realidad desempeñan una tarea perma-nente, no temporal (Atkinson et al, 1996; Pur-cell, 2000). En España predomina esta últimasituación. La mayoría de los contratos tempora-les son ocupados por trabajadores que realizantareas permanentes. ¿Por qué entonces losempresarios utilizan estos contratos y no losindefinidos para estas tareas? La cuestión clavees el menor coste de despido de un trabajadortemporal en comparación con uno indefinido.La mayor parte de los contratos indefinidos tie-nen un coste de despido de 45 días por año deservicio, con un límite de 42 mensualidades.

Algunas modalidades de contratación temporalno tienen coste de despido. Las que lo tienen,llegan hasta 8 días por año trabajado1.

De este modo, la mayor diferencia entre estarcontratado indefinidamente y no estarlo es laindemnización en caso de despido. Los contra-tados indefinidos acumulan una cantidad poten-cial de dinero que el empresario debe pagarles siles despide. Esa cantidad es sensiblementemenor si el despedido es un trabajador temporal.Ésa es la causa principal de la gran proporciónde trabajadores con contrato temporal en Espa-ña: la flexibilidad se centra en ellos. Tambiénesto explica que el mercado laboral europeomás flexible, el Reino Unido, no destaque enninguno de los contratos o tipos de empleo máspropios de la flexibilidad, como los contratostemporales, a tiempo parcial o los trabajadoresautónomos. A diferencia de España, en paísescomo el Reino Unido o Estados Unidos, la fle-xibilidad está dentro de los propios contratosindefinidos. Es interesante resaltar este hecho,puesto que según los indicadores de la OCDE,el mercado de trabajo español está consideradocomo uno de los menos flexibles. Sin embargo,si se mira más allá de los criterios formales uti-lizados por la OCDE, la incidencia de formas deempleo flexible es muy alta, tal y como sucedecon los contratos temporales, traducidos en cos-tes de despido muy bajos.

¿Cuál es la raíz y cómo se aplicó institucio-nalmente este tipo de flexibilidad? El origen dela flexibilidad se remonta al Estatuto de los Tra-bajadores aprobado en 1980, con la democraciarecién nacida. En dicho Estatuto existía unaestricta causalidad que ligaba los contratos tem-porales a la naturaleza temporal de la tarea parala que el trabajador era contratado. Pese a quedejaba abierta la puerta para que el gobiernopudiera utilizar estos contratos para fomentar elempleo, con independencia de que la tarea fuesetemporal o no, seguía estableciendo el contratofijo como la norma de empleo.

Entre finales de los setenta y mediados delos ochenta, España atravesó una severa crisis

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1 Los contratos indefinidos incentivados, introducidos en la Reforma Laboral de 1997 para fomentar la contratación indefi-nida, tienen un coste de despido de 33 días por año trabajado, con un máximo de 24 mensualidades. Por otra parte, si el despidode un contratado indefinido es por causas objetivas o colectivo, la indemnización es de 20 días por año, con un máximo de 12mensualidades. Los contratos temporales de interinidad y formativos no tienen indemnización por despido una vez que expiran.

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económica. A mediados de los ochenta la tasade paro alcanzó el 21%. En ese contexto, elgobierno socialista aprobó una reforma delmercado laboral en 1984. La medida estrellafue la introducción de los contratos temporalescomo fomento del empleo. Los puntos clave deestos contratos fueron dos. El primero, que

podían aplicarse a tareas indefinidas, con lo quese rompía la causalidad entre contrato temporaly tarea temporal. El segundo, que sólo podíanser aplicados a los que lograban un nuevo tra-bajo. Es decir, sobre todo a los jóvenes quetransitaban del sistema educativo al mundo delempleo, y a los parados que encontraban un

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tabla 1Indicadores de flexibilidad laboral en varios países de la ocdE

tasa de paro tasa de temporalidad tasa de trabajadores tasa de trabajadores tasa de trabajadores(julio 2010) (2009) a tiempo parcial (2009) a tiempo parcial que autónomos (2007)

querrían un contrato atiempo completo (2009)

Austria 3,8 9,1 18,5 9,1 6,5Bélgica 8,9 8,2 18,2 12,4 8,8República Checa 7,3 8,5 3,9 13,6 12,0Dinamarca 6,9 8,9 18,9 11,1 4,5Estonia 18,6* 2,5 8,4 5,1Francia 10,0 13,5 13,3 28,7 5,6Alemania 6,9 14,5 21,9 18,3 6,1Grecia 11,0* 12,1 8,4 29,2 21,0Italia 8,4 12,5 15,8 34,0 17,3Irlanda 13,6 8,5 23,7 11,4 11,1Holanda 4,4* 18,3 36,7 4,4 8,7Polonia 9,4 26,5 8,7 11,8 15,0Portugal 10,8 22,0 9,6 26,4 17,8Rumanía 7,4* 19,4España 20,3 25,4 11,9 46,8 11,0Suecia 8,5 15,3 14,6 22,7 6,3Turquía 10,8* 10,7 11,1 21,5Reino Unido 7,8* 5,7 23,9 5,8 10,2EE.UU. 9,5 4,2* 14,1 8,1Japón 5,2 13,7 20,3 23,8UE 15 9,5 13,7 18,6 18,9OCDE 11,6 16,2 17,3

Fuentes: Tasas de paro: Eurostat

http://epp.eurostat.ec.europa.eu/tgm/table.do?tab=table&init=1&language=en&pcode=teilm020&plugin=1

Tasas de temporalidad, de trabajo a tiempo parcial y de trabajo a tiempo parcial involuntario: OECD database,http://stats.oecd.org/wbos; La tasa de empleo a tiempo parcial está estandarizada a partir de una definición común para todos lospaíses (trabajar menos de 30 horas en el empleo principal). Tasa de autónomos: Eurostat: Population and Social Conditions data,cuarto trimestre de 2007: http://epp.eurostat.ec.europa.eu.Nota:

Tasa de autónomos: cuarto trimestre de 2007. Tasa de temporalidad: porcentaje sobre el total de asalariados. Tasa de trabajado-res a tiempo parcial involuntarios: se calcula sobre el total de empleados a tiempo parcial.*La tasa de paro de Grecia y Rumanía son de marzo de 2010; la de Turquía, de abril de 2010; la del Reino Unido, de mayo de2010; y las de Estonia y Holanda, de junio de 2010.La tasa de temporalidad de EE.UU es de 2005.

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nuevo puesto. Una vez terminado el períodotemporal por el que se contrataba a los trabaja-dores, el empresario podía prescindir de ellossin indemnizaciones.

Polavieja (2003a, 2003b, 2006) ha explicadoesta peculiaridad española. Argumenta que laalta tasa de temporalidad se debe a la combina-ción de factores económicos e institucionales.La introducción de la temporalidad se produjoen un mercado laboral muy rígido, en unmomento de crisis económica y justo cuando lascohortes de nacidos en los sesenta, más nume-rosas y mucho mejor formadas que las anterio-res, alcanzaban la edad de entrada en el merca-do laboral. En ese contexto, los empresarioseran más reacios a comprometerse a largo plazo.Prefirieron utilizar los contratos temporales, sincoste de despido, que los indefinidos. Por otraparte, los trabajadores temporales (generacio-nalmente mucho mejor cualificados) supusieronuna barrera protectora de los fijos (menos cuali-ficados), especialmente durante las crisis. Al sermenos costosos de despedir, los temporales serí-an los primeros en perder el empleo (el últimocontratado, el primer despedido). Según Pola-vieja, en ninguno de los países occidentalescoincidieron estos factores a la vez. Más allá deesa coyuntura, la temporalidad posibilita que elempresario extraiga más trabajo del trabajador,ya que la posible conversión de un temporal enfijo es un acicate para el propio trabajador.

Las sucesivas reformas laborales de 1994,1997, 2001, 2006 y 2010, han tratado de fomen-tar la contratación indefinida. Se ha intentadoreforzar de nuevo la causalidad entre contratotemporal y tarea temporal; se han introducidodiversos incentivos fiscales para la contrataciónindefinida; se ha rebajado el coste de despidopara algunos tipos de contratos indefinidos; y sehan introducido indemnizaciones obligatoriaspara algunos contratos temporales. El resultadohasta el momento ha sido un descenso de la tem-poralidad (del 34.9% en 1995, al 25.1% en elcuarto trimestre de 2009)2. Gran parte del des-censo se debe precisamente a la crisis económi-ca, al estar los temporales más expuestos a losdespidos. De este modo, cabe pensar que una

gran cantidad de los que estaban contratadostemporalmente antes de la crisis, se encuentrenen el paro en 2010.

Antes de concluir este apartado es precisoseñalar que la evolución de los ingresos entregeneraciones (con una depreciación para los quetienen más estudios de las generaciones másrecientes), el subempleo, la economía sumergi-da o la disparidad entre las disposiciones legis-lativas en materia laboral y las escasas medidaspara velar su cumplimiento son otros rasgos quecaracterizan al modelo de flexibilización espa-ñol. Cabe pensar que las ocupaciones profesio-nales se están proletarizando en términos sala-riales y en condiciones de trabajo. En efecto, elvuelco educativo de los españoles y el sistemade jubilaciones han permitido a las empresasreducir los costes de personal ya que los traba-jadores de más edad han sido sustituidos porotros trabajadores mejor formados (con nivelesde estudio más altos) y que cobran menos encondiciones contractuales peores. La reducciónde los costes ha sido posible gracias a los meca-nismos de expulsión de la fuerza laboral de másedad (como las prejubilaciones precedidas o nopor un período de paro, las jubilaciones, o lasincapacidades laborales), junto con la ampliadisponibilidad de individuos con niveles educa-tivos altos, lo cual ha provocado el aumento dela competencia por un empleo y una deprecia-ción de los títulos. A este respecto, son revela-dores los datos ofrecidos por Carabaña y Salido(2011). Los ingresos mensuales medios de losocupados con estudios primarios de entre 25 y49 años en 1994 eran de 920 euros (en euros de2005). Los de los licenciados, de 1840 euros. En2005, la cifra para los de estudios primarios erade 994 euros. La de los licenciados, de 1248. Ladevaluación de los títulos y la depreciación delos ingresos de los universitarios ha sido clara.Garrido Medina y Rodríguez Rojo (2011:61-62), por su parte, han cifrado el subempleo delos licenciados en un 43%, y el de los diploma-dos en un 58%.

A estos otros rasgos de la flexibilidad laboralhay que añadir la disparidad entre las disposi-ciones legislativas en materia laboral y las esca-

2 Datos de la EPA (cuatro trimestres de 1995 y tres primeros de 2007).

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sas medidas de control para que se lleven acabo. Es muy interesante analizar los 18 indica-dores que la OCDE utiliza para medir la flexibi-lidad de los mercados laborales. Tres de ellosconciernen a los contratos temporales. Se tratade 1) supuestos válidos para el uso de contratostemporales; 2) máximo número de contratostemporales sucesivos permitidos; y 3) duraciónmáxima acumulada permitida. Teniendo encuenta únicamente estos tres indicadores, Espa-ña aparece como un país comparativamentemuy rígido. Aunque la legislación es menos fle-xible que en otros países, es sabido que en Espa-ña muchos empresarios modifican la tarea delempleado de un contrato a otro, para iniciar asíotro contrato temporal, saltándose el espíritu dela ley. Así pues, en España emerge un mercadolaboral flexible que combina una alta tasa detemporalidad y de paro (la temporalidad aumen-ta la probabilidad de transitar al desempleo),con mucho subempleo, una pérdida intergenera-cional de poder adquisitivo para los que tienenmás estudios, y una legislación laboral muy rígi-da aparentemente, pero que de hecho es lo sufi-cientemente laxa para permitir una tasa de tem-poralidad elevadísima.

laS coNSEcUENcIaS dE la FlEXIbIlIzacIóN dESdE UN PUNtodE vISta INtERGENERacIoNal

HIPóTESIS

Las consecuencias de la flexibilidad puedenser ambivalentes. La mayoría de los análisis secentran en los aspectos negativos. Muchos estu-dios resaltan que los trabajos flexibles implicaninseguridad económica e incertidumbre sobre elfuturo y muy pocas oportunidades de promo-ción. Suelen estar ocupados por personas conbaja cualificación, desmotivan al trabajador yconllevan en mayor medida problemas psicoso-ciales y de salud (Gallie et al, 1998; O’Reilleyand Fagan, 1998). Otros autores han remarcadoque ciertos tipos de contratos, como los de tiem-po parcial y los temporales, están altamentefeminizados, lo que contribuiría a perpetuar ladesigualdad de género (Purcell, 2000; Dooleyand Prause, 2004). Paralelamente, los econo-mistas críticos con la flexibilización acentúan

las consecuencias negativas para la productivi-dad derivada de la alta rotación propia de loscontratos temporales.

Por el contrario, otros sociólogos han subra-yado aspectos positivos. Beck (1992) y Castells(2001:290) destacan las mayores oportunidadespara compatibilizar el empleo con la vida fami-liar. Castells también ha resaltado el aumento deingresos que la flexibilidad puede suponer paralos profesionales, al permitir la combinación delempleo habitual a tiempo completo o parcial,con tareas de consultoría. Por otra parte, desdela doctrina liberal se argumenta que un mercadolaboral flexible fomenta la creación de empleo ydisminuye el paro.

Más allá de estas consecuencias, la investi-gación adopta una perspectiva de curso vital.Responde a cómo se ha conjugado la flexibili-dad en términos intergeneracionales, al analizarlas posibles consecuencias de ésta en la entradaen el mercado laboral, en la etapa central de lascarreras laborales, así como en el último esta-dio, antes de la jubilación. También se centra encómo la flexibilización ha afectado a las varia-bles tradicionales de la desigualdad, tales comola clase social, la educación y el género. Lassiguientes líneas resumen las principales hipóte-sis desde esta perspectiva. Son las que guíaneste trabajo.

Blossfled et at (2005), Blossfeld, Mills yBerbardi (2006), Blossfeld y Hofmeister(2006), Blossfeld, Buchholz y Hofäcker (2006)han formulado hipótesis sobre las consecuen-cias de la flexibilidad (derivada de la globaliza-ción) desde la perspectiva del ciclo vital. Conrespecto a los jóvenes, argumentan que elaumento de la inseguridad y de la incertidum-bre laboral, afectan al emparejamiento (se retra-sa y aumenta la cohabitación) y a la fecundidad(se tienen menos hijos y con más edad). Cabríaañadir otras hipótesis relativas a la probabilidadde estar ocupado. Por una parte, es verosímilque al ser los jóvenes los trabajadores más suje-tos a la flexibilidad, tendrán más oportunidadesde encontrar empleo en épocas de bonanza. Porotra, al ser los que menos indemnizaciones reci-ben en caso de despido, también puede esperar-se que sean los primeros despedidos en épocasde crisis. En resumen, los jóvenes estarían másexpuestos a los ciclos económicos que ningúnotro colectivo.

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En lo concerniente a la etapa central de lacarrera laboral de los varones, plantean la hipó-tesis de que la flexibilización ha podido tradu-cirse en carreras inestables, fragmentadas y con-tingentes. En lo relativo a las mujeres, señalanque la flexibilidad ha podido facilitar su accesoal mundo del empleo. Por una parte, los contra-tos flexibles, como los empleos a tiempo par-cial, facilitan la vuelta de las mujeres al merca-do de trabajo después de haber criado a loshijos. Por otra, la introducción de las nuevas tec-nologías en el proceso productivo, uno de losrasgos distintivos de la globalización, tambiénfacilita la compatibilidad entre trabajo domésti-co y extradoméstico, por ejemplo mediante elteletrabajo.

Finalmente, los autores relacionan más laevolución de la última etapa de la carrera labo-ral con la globalización que con la flexibilidad.Apuntan la hipótesis de que se adelantará la sali-da de los mayores del mercado laboral debido aque se adaptan peor a los cambios tecnológicos,a que aumentan los empleos cualificados de losservicios, más apropiados para los jóvenes, y aque tienen un rol alternativo al empleo social-mente aceptado: el de pensionistas. Los meno-res costes de despido derivados de la flexibiliza-ción de los mercados laborales, coadyuvarían aeste adelanto de la jubilación.

EL EqUILIBRIO DE RIESGOS ENTRE GENERACIONES

El modo en el que se introdujo la flexibilidaden España ha sido fruto de un ajuste de riesgosentre generaciones. Como se ha explicado másarriba, la flexibilidad se aplicó en el punto álgi-do de una crisis económica. En ese momentoestaban sucediendo varios fenómenos interrela-cionados. Por una parte, los mercados se estabanglobalizando cada vez más y, en concreto, Espa-ña se incorporaba a instituciones internacionalescomo la UE. Por otra, las empresas comenzabana acometer profundas reestructuraciones instiga-das por el aumento de la competencia interna-cional derivado de la globalización.

Es preciso referirnos a la desigualdad educa-tiva entre generaciones para comprender la lógi-ca de la reforma laboral de 1984, el origen de laflexibilidad. Esta reforma flexibilizó el empleo

sobre todo para los nuevos entrantes en el mer-cado laboral, y dejó relativamente intacta lasituación de los que ya estaban asentados. Losnuevos entrantes estaban mucho mejor cualifi-cados; más preparados para la globalización quelos que comenzaron a trabajar en las décadasanteriores. La racionalidad aplicada por losempresarios para hacer frente a la incertidumbrey ser más competitivos, fue ajustar la plantilladespidiendo a los trabajadores mayores, concualificaciones obsoletas, y en caso de contratarnuevos trabajadores, apostar por los jóvenes,mucho mejor cualificados.

La Reforma Laboral de 1984 ha sido inter-pretada como un pacto intergeneracional implí-cito para proteger a los trabajadores mayores(Garrido 1996a, 1996b). La sociedad había pre-parado mejor a los jóvenes para la globaliza-ción. A cambio, tuvieron que soportar la flexibi-lidad. Eran los ganadores en términoseducativos, y los perdedores en términos deinseguridad contractual. En cambio, los mayo-res eran los perdedores en términos educativos,y los ganadores en términos de protección con-tra el despido. La legislación laboral les favore-cía. De ahí que algunos autores hayan escritoque la flexibilidad en España es una flexibilidad“en el margen”, aplicada a los nuevos entrantesal mercado laboral (Toharia y Malo, 2000).

El apoyo institucional a los mayores se con-cretó en dos aspectos. Por un lado, en la protec-ción contra los mencionados contratos tempora-les (el caballo de Troya de la flexibilidad), quesólo podían aplicarse a los que encontraban unnuevo empleo (fundamentalmente los jóvenes).Esto se tradujo en que los empresarios debíanpagar unas altas indemnizaciones a los trabaja-dores mayores despedidos. La protección de lacalidad de vida de los mayores también se asen-tó sobre una pull strategy (o en salidas delempleo voluntarias, en contraposición con lapush strategy, o salidas del empleo forzadas)basada en generosos planes para la jubilaciónanticipada. Como se verá más adelante, fueronmuchos los que abandonaron el mercado laboralen los ochenta y noventa. En este sentido, Espa-ña hizo un gran esfuerzo para facilitar el tránsitode una mano de obra con cualificaciones obsole-tas en una economía globalizada, a otra más cua-lificada y apta para competir internacionalmente.La pull strategy aplicada en España se concretó

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en las prestaciones y subsidios por desempleo,las pensiones de incapacidad y las generosasofertas para las jubilaciones anticipadas.

De este modo, el Estado del Bienestar españolha destinado recursos para los jóvenes a través deuna educación universal y gratuita. A cambio, laflexibilidad ha recaído sobre ellos. Los recursosdestinados a los mayores han sido cuantiosos.Por una parte, la legislación laboral les ha favo-recido; por otra, la pull strategy ha conllevado latransferencia de una gran cantidad de dinero.Como se verá en los próximos epígrafes, estehecho ha tenido cierto impacto en la posposiciónde la formación familiar. Los jóvenes convivencon las generaciones protegidas, que les transfie-ren recursos y servicios. En España no es habitualque los jóvenes no emancipados contribuyan alos gastos familiares. En este sentido, algunos delos recursos que el Welfare State transfiere a losmayores, acaban disfrutándolos también los jóve-nes, pero indirectamente, a través de la redistri-bución dentro de las familias.

Es preciso señalar que este gran desequilibriointergeneracional al que ha dado lugar la flexibi-lización laboral en España no ha producido grie-tas sociales por los siguientes motivos. En primerlugar, porque los protegidos han sido los padresde los que han entrado en el mercado laboraldesde los 80. Dado el riesgo de despido para suspadres, es lógico pensar que los jóvenes no criti-caran que la flexibilización sólo se concentraraen ellos. En segundo lugar, si la mayoría de loscontratados temporales se convierten en fijos, esracional que a los jóvenes no les importe soportartoda la flexibilidad durante un período de su vidalaboral, si después van a disfrutar de una seguri-dad que no hubieran obtenido de otro modo. Entercer lugar, el retraso de la formación familiar noes visto con zozobra por los jóvenes, que se apro-vechan de los recursos y servicios de los mayorescon los que conviven y disfrutan de bastantelibertad incluso no estando emancipados.

LOS JóVENES

La consecuencia directa más visible de la fle-xibilización en España ha sido el aumento de latemporalidad, particularmente entre los jóvenes.La tabla 2 resume una serie de indicadores labo-rales y familiares de la juventud española entre

1984 y 2010. En ella se observa que la tasa detemporalidad entre toda la población asalariadaha aumentado desde el 18% en 1987, hasta el25% en el segundo trimestre de 2010. Hay querecordar que la tasa ha rozado el 35% en variasocasiones a lo largo de ese período. Antes de1987 la EPA no recogía la información sobreestos contratos, aunque es de suponer que antesde 1984 la temporalidad fuera muy baja. La tem-poralidad aumentó vertiginosamente desde lareforma de 1984. A principios de los 90, la tasaya alcanzaba el 30%. Las sucesivas reformas delmercado laboral no han logrado reducir clara-mente la tasa. Tan sólo parece que la de 2006 hatenido algún efecto, aunque no hay que olvidarel papel de la crisis en el descenso de trabajado-res temporales que, en lugar de convertirse enfijos, se convierten en desempleados.

La temporalidad entre los jóvenes asalariadosde 16-29 años es sensiblemente mayor que enotros colectivos. A mediados de los 90, más del60% de ellos trabajaba con un contrato temporal.La cifra superaba el 50% en el primer trimestrede 2008 y ha bajado al 45% en 2010, sobre todopor la crisis. Otros indicadores confirman lahipótesis de que la entrada en el mercado laboralen España se produce sobre todo a través de latemporalidad. Desde principios de los 90 hasta2004 (ultimo año del que se disponen de cifras),alrededor del 85% de los trabajadores no estu-diantes que el año anterior eran estudiantes atiempo completo, tenía un contrato temporal.Las tasas de los que terminaron los estudios haceaproximadamente dos años oscilan entre el 70 yel 80 a partir de los años noventa, aunque el por-centaje ha disminuido en los últimos años. Latasa se sitúa entre el 55 y el 40% para los que ter-minaron sus estudios hace aproximadamentesiete años, con tendencia a disminuir también enlos últimos años.

Estos tres últimos datos muestran la granincidencia de la temporalidad entre los jóvenes,pero también que conforme se avanza en lacarrera laboral, se suele abandonar este tipo decontratos. Martínez Pastor, Bernardi y Garrido(2006) han seguido longitudinalmente la pro-porción de temporales para nueve cohortesquinquenales de nacimiento. Su trayectoriademuestra que siguen un patrón muy parecidode salida de estos contratos. La mayoría losabandona para convertirse en fijos. No obstante,

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entre el 10 y el 15% de los individuos de todaslas cohortes tienen un contrato temporal en eda-des muy alejadas de la inserción laboral.

Una de las posibles consecuencias de la altatemporalidad entre los jóvenes es su mayor sen-sibilidad a los ciclos económicos. Es verosímilpensar que en épocas de crisis los jóvenes seanlos primeros en ser despedidos, ya que sus cos-tes de despido son mucho menores. Los datosmuestran que la tasa de desempleo de los jóve-nes fue muy alta durante las dos crisis de losochenta y noventa del siglo pasado (por encimadel 34%), y de nuevo se sitúa por encima del30% en 2010. Este hecho se suma a los hallazgosde otras investigaciones que demuestran lamayor propensión de los temporales a sufrir paroen comparación con los fijos (Polavieja, 2003).

Aparte del aumento de la temporalidad (conindependencia del ciclo) y de la tasa de paro (enépocas de crisis), las posibles consecuencias de laflexibilización se centran en el retraso de la for-mación familiar. Se dice que los jóvenes pospo-nen la formación familiar al soportar una mayorincertidumbre contractual, sobre todo en los regí-menes de bienestar que han promovido la dinámi-ca insiders/outsiders, como España. Otras hipóte-sis también vaticinan un aumento de lacohabitación entre los jóvenes en perjuicio delmatrimonio, debido a que no pueden asumir sóli-dos compromisos a largo plazo. La tabla 2 ofrecedatos al respecto. Las tendencias son muy claras.La proporción de jóvenes entre 20 y 29 años algu-na vez casados ha disminuido muy notablemente.La edad media al primer matrimonio ha aumenta-do en más de 5 años entre 1984 y 2010. El núme-ro medio de hijos por mujer ha disminuido de 1,7en 1984, a 1,4 en 2009. A su vez, la proporción demujeres solteras de entre 20-29 años que cohabi-tan ha aumentado vertiginosamente en sólo unadécada. En 2008, casi una quinta parte de lasmujeres solteras de entre 20 y 29 años cohabitabacon su pareja, aunque la proporción ha bajado en2009 y 2010, durante la crisis.

A pesar de que este primer vistazo a los datosconcuerda con las hipótesis sobre los efectos dela flexibilización sobre la formación familiar,hay otros hechos que ponen en cuestión la cau-salidad de ambos fenómenos. En primer lugar,la caída y el retraso de la nupcialidad vienen delejos. La edad media al primer matrimoniocomenzó su imparable aumento en 1980. El

mayor descenso del número medio de hijos pormujer también tuvo lugar antes de la flexibiliza-ción. En 1976 el número medio de hijos era de2,8; en 1983, de 1,8. Por otra parte, el aumentode la cohabitación ha comenzado una década ymedia después del auge de la temporalidad. Lodecisivo es saber si aquellos que trabajan concontratos temporales tienen una menor propen-sión a formar una familia que los indefinidos, enqué medida y qué peso tiene ese factor en elretraso general de la formación familiar.

Con respecto a la nupcialidad y a la fecundi-dad, los investigadores han hallado una moderadamenor propensión a casarse y a tener hijos entrelos jóvenes con contrato temporal en comparacióncon los indefinidos (González y Jurado-Guerrero,2006, 2007; Baizán, 2007; Martínez Pastor 2009).No obstante, es mucho más relevante el hecho deque el descenso de la formación familiar durantelas tres últimas décadas ha sido común para todoslos jóvenes, con independencia de su situaciónlaboral. En 2005 había un 28% menos de varonescasados que en 1977 a la edad de 20-29 años. Ladiferencia hubiera sido de 25 puntos de no existirla temporalidad, así que la flexibilización contrac-tual por sí sola no es el factor clave para explicarel cambio de la formación familiar (Martínez Pas-tor, 2009). Existen otros factores, entre los quedestaca el mercado de la vivienda, que determinaen gran medida la formación familiar (JuradoGuerrero, 2003), la incorporación de las mujeresal mundo del empleo y su mayor nivel de cualifi-cación, o la configuración del Estado del Bienes-tar, en el que de momento no existen serviciospúblicos de guardería para la mayoría de los niñosde entre 0 y 3 años.

Por otra parte, se ha demostrado que en Espa-ña, al menos hasta el inicio del siglo XXI, el augede la cohabitación se relaciona con grupos dejóvenes altamente educados y con modos de pen-sar más innovadores, a diferencia de otros países,como Italia o Estados Unidos (Billari et al, 2002).Es plausible pensar que el auge de la cohabita-ción tenga mucho que ver en España con el cam-bio de valores. En resumen, otros hechos puedenexplicar mejor el retraso de la formación familiar.

En cualquier caso, la relación entre flexibili-zación y formación familiar es indirecta y estaríarelacionada a su vez con otros factores. Uno deellos sería la combinación del alto precio de lavivienda con la dificultad para conseguir una

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Martínez Pastor y Bernardi La flexibilidad laboral: significados y consecuencias

Política y Sociedad, 2011, Vol. 48 Núm. 2: 381-402 393

hipoteca en caso de trabajar con un contrato tem-poral. La desigual distribución de recursos entregeneraciones relatado más arriba sería otro meca-nismo que relaciona indirectamente la flexibiliza-ción laboral con el declive de la formación fami-liar. La explicación reside en el escaso apoyo a lacrianza de los hijos mediante servicios públicosde guardería en la sociedad de las parejas dedobles ingresos, debido a que los recursos delEstado del Bienestar se orientan hacia otroscolectivos, como los estudiantes o las generacio-nes más antiguas (pensiones de jubilación).

LOS ADULTOS Y LOS MAYORES

¿Cómo ha afectado la flexibilización a lasetapas central y última de las carreras laborales?Hasta ahora hemos repasado cómo el diseñoinstitucional de la flexibilización ha favorecidoa los trabajadores con edades típicas de la etapacentral de la carrera laboral. Si son despedidos,reciben una indemnización muy superior a la delos jóvenes. Este hecho debe traducirse en unatasa de paro muy inferior. El gráfico 1 represen-ta, entre otras tasas, la de paro para los varonesde 30-49 años, entre 1976 y 2010. En él seobserva que, en efecto, la tasa de paro es sensi-blemente inferior que la de los jóvenes. Aun así,las épocas de crisis también se han dejado sentiren la etapa central de la carrera laboral de losvarones. La tasa de paro más elevada se alcanzaen el último dato disponible de la EPA, el segun-do trimestre de 2010, con un 17,1%.

Aun siendo importante la magnitud del des-empleo en esas edades, sobre todo en la últimacrisis, que golpea con más fuerza a los inmi-grantes, no es suficiente para concluir que lacarrera laboral en la vida adulta se haya vueltoinestable, fragmentada e insegura. El gráfico 2ofrece un panorama más completo. Muestra latasa de empleo masculina de cuatro cohortesquinquenales de nacimiento en plena etapa cen-tral de sus carreras laborales (entre los 31 y los54 años). La primera cohorte representada es lade los nacidos entre 1941-45; la última, la de losnacidos entre 1966-70. Al seguir la trayectoriade cada cohorte se observa que en épocas de cri-sis la tasa de empleo se reduce, pero no des-ciende más allá del 80%. Es decir, incluso en laspeores fases de empleo, trabajan 8 de cada 10

varones de cada cohorte en las etapas centralesde sus carreras (el otro 20% se reparte entre elparo, la mayoría, y la inactividad). A pesar deque los datos son transversales y que se ha utili-zado el método de las cohortes ficticias (no sepuede seguir la trayectoria de los mismos indi-viduos durante tantos años a lo largo del tiempodebido a la rotación muestral de la EPA), delgráfico se deduce que en términos de ocupación,las carreras laborales de los varones en su etapacentral no son inestables, ni precarias ni frag-mentadas, al menos para la gran mayoría.

Además, existen dos mecanismos por los quela situación de los trabajadores parados en Espa-ña ha sido más suave que lo que cabría pensar. Elprimero, común para las etapas central y últimade las carreras laborales, es la ayuda del Estadodel Bienestar. Entre esas ayudas se encuentranlas prestaciones por desempleo, en especialdurante las crisis económicas. El otro mecanis-mo, en este caso compartido entre todas lasgeneraciones, es la familia. Según los datos de laEPA, la proporción de hogares que dicen no reci-bir ingresos del mercado laboral ni del Estado deBienestar no supera el 2,5% en las épocas másduras de las crisis económicas. Durante las crisisde los ochenta y noventa, más de dos tercios delos parados convivían con algún ocupado, y alre-dedor del 90% con algún ocupado o con algúnpreceptor de ingresos.

Sin duda, el cambio más relevante en la etapacentral de las carreras laborales en España ha sidola incorporación de las mujeres al mundo delempleo. Como se observa en el gráfico 1, la tasade empleo de las mujeres de entre 30 y 49 años(calculada sobre el total de la población de esaedad, no sólo sobre las activas) era del 27% en1976. En 2010 alcanza el 64%. Es seguro que latasa seguirá aumentando en los próximos años, amedida que las cohortes más jóvenes cumplanaños y se integren en las edades típicas de laetapa central. En el primer trimestre de 2008, latasa de empleo para las nacidas entre 1976-80alcanzó un tope del 81%. Desde entonces la tasaha descendido por la crisis.

El desarrollo de carreras laborales de lasmujeres hunde sus raíces en su vuelco formativomás que en aspectos relacionados con la flexibi-lización. Ni el trabajo a tiempo parcial, ni otrasformas de flexibilidad como el teletrabajo, expli-can este impresionante cambio. La mayoría de

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las mujeres en su etapa central trabaja a tiempocompleto (el 78% en 2008), mientras que el tele-trabajo todavía está poco extendido en España.

De poseer tradicionalmente niveles de estu-dio menores que los varones, las cohortes másrecientes superan a sus varones coetáneos. Enefecto, el 36% de las mujeres nacidas entre1936-40 no tenía estudios (por el 26% de losvarones). Sólo dos de cada diez cursó más alláde primaria, por tres de cada diez varones. Lasituación para las que han nacido entre 1976-80es muy diferente. Nueve de cada diez han atra-vesado la secundaria, y tres de cada diez sonuniversitarias, proporción superior a la de losvarones. Este hecho ha permitido que las muje-res tengan la oportunidad de competir con los

varones en los puestos de alto nivel, así comode ocupar los puestos de las administracionespúblicas, por lo que muchas gozan de una granseguridad en el empleo.

Como se aprecia en el gráfico 1, la últimafase de las carreras laborales ha sufrido grandesconvulsiones durante los últimos 30 años enEspaña. En 1976, el 78% de los trabajadoresvarones de entre 55 y 64 años estaba trabajando.La proporción en 1994 era del 48%. La salidaprecipitada de muchos trabajadores con más de55 años desde mediados de los setenta se debe atres factores relacionados entre sí. Por aquelentonces la globalización ya había comenzado.Esto tuvo una especial incidencia en España, quetransitaba políticamente de la dictadura franquis-

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Gráfico 1Indicadores concernientes a las etapas centrales y finales de las carreras laborales

t

Fuente: EPA, ficheros de microdatos (todos los trimestres desde el tercero de 1976 hasta el primero de 2008).

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ta a la democracia y se insertaba plenamente enla economía global, con el consabido reto para lacompetitividad. El nivel educativo de los mayo-res era muy inferior al de los más jóvenes. Almismo tiempo, España, junto con los paísesoccidentales, sufría una crisis económica que seprolongó hasta mediados de los ochenta. Estoshechos provocaron una salida precipitada delmercado de trabajo de los mayores. Mientrastanto, la economía española se modernizaba.

¿Han sido entonces los trabajadores mayoreslos perdedores de la flexibilización? Como se haexplicado más arriba, no puede decirse que hayansalido perdiendo. El Estado del Bienestar acudióen su ayuda mediante planes de jubilación gene-rosos, prestaciones y subsidios de desempleo eincluso a través de pensiones de incapacidad. Deeste modo, los ingresos de los mayores sólo fue-ron un poco menores que si hubieran dejado lacarrera laboral en las edades obligatorias. Los tra-bajadores mayores han sido influidos de estemodo por el aumento de la competencia derivado

de la globalización, y a su vez han influido en eldiseño institucional de la flexibilización.

Por último, es oportuno subrayar que en losúltimos años, antes de la llegada de la crisis, seobserva un cambio de tendencia. La tasa deempleo de los varones de entre 55-64 añosaumentó hasta 2008. En el primer trimestre deese mismo año, por tomar como referencia unode los trimestres donde la crisis todavía no se per-cibía con fuerza, la tasa de empleo llegaba al61%. Es posible vaticinar que una vez superadala crisis, la tasa seguirá aumentando por los doshechos siguientes. La estructura laboral ha cam-biado mucho en estos treinta años. Buena partede los trabajadores mayores que abandonaron elmundo del empleo durante los ochenta y losnoventa se dedicaban a la agricultura y a la indus-tria. Hoy la agricultura no supone más del 5% defuerza de trabajo en España. Además, las grandesreconversiones industriales ya han tenido lugar.El segundo hecho que puede conllevar el aumen-to de la tasa de empleo entre los trabajadores

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Gráfico 2tasa de empleo de los varones (etapa central de la carrera laboral)

t

Fuente: EPAs, todos los trimestres de 1976 a 2007.

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mayores concierne al vuelco formativo. Lascohortes que ahora van alcanzando las últimasfases de la carrera laboral están más cualificadasque las de los años setenta y ochenta. Los análi-sis muestran una relación negativa entre el nivelde estudios y la probabilidad de salir del empleoen las últimas fases de las carreras laborales (Ber-nardi y Garrido, 2006). Los que tienen más estu-dios son los que más tardan en salir del empleo.

¿SIGUEN IMPoRtaNdo la claSESocIal, la EdUcacIóN y El GÉNERocoMo vaRIablES EXPlIcatIvaS ENla ERa dE la FlEXIbIlIdad?

En este apartado se analiza si durante la fle-xibilización ha aumentado, ha disminuido o seha mantenido constante la brecha entre las cla-ses sociales, los niveles educativos y los géneroscon respecto al mercado laboral y a la formaciónfamiliar. Para ello se resumen los hallazgos deinvestigaciones que han estudiado este tema.Merecen una mención especial los capítulosreferidos a España pertenecientes a los proyec-tos Globalife y Flexcareer (Simó Noguera, Cas-tro Martín and Soro-Bonmatí, 2005; SimóNoguera, Golsch y Soro Bonmatí, 2006; SimóNoguera, 2006, Bernardi y Garrido, 2006; Mar-tínez Pastor, Bernardi y Garrido, 2008). Susresultados están resumidos en la tabla 3.

Algunos sociólogos han elaborado hipótesisacerca de los efectos de la flexibilización sobrelas variables más importantes de la desigualdad,tales como la clase social, el nivel educativo, o elgénero. De los escritos de Beck (1992) y Castells(2001) se deduce la idea de que la flexibilidad seextendido tanto que afecta a todos los niveles. Noobstante, existen matices. Beck y Giddens remar-can que la inseguridad aumenta para todos. Eneste sentido, la sociedad de clases se habría con-vertido en la sociedad del riesgo o, en otras pala-bras, si antes factores estructurales como la edu-cación, el género o la clase social condicionabanbastante la biografía de los individuos, ahora losindividuos “no tienen otra elección que elegir”(Giddens 1994, p. 175). Es decir, según esta hipó-tesis, la flexibilidad laboral afecta a todos yrompe con los moldes educativos, de clase y degénero, incluso aumentando la libertad de losindividuos. La interpretación más radical de esteargumento lleva a pensar que las clases sociales y

la educación son menos importantes a medidaque se ha flexibilizado el mercado.

Otros autores mantienen la visión contraria.Breen (1997) advierte que el reajuste de los ries-gos derivado de la flexibilidad, se concentrasobre todo en los que tradicionalmente tienenuna posición débil en el mercado laboral, por loque las clases sociales siguen importandomucho. Goldthorpe (2000) apoya esta visión alseñalar que aquellos trabajos basados en lasrelaciones de servicio (los mejores puestos en laestructura ocupacional) están más protegidoscontra los riesgos laborales en esta época de fle-xibilización. De estos argumentos se deduce quela brecha entre las clases sociales y los diferen-tes niveles educativos ha aumentado.

Con respecto a la desigualdad de género,también encontramos visiones contrapuestas.Autores como Purcell (2000) han resaltado lafeminización de la flexibilidad laboral, ya quelas mujeres tienen más riesgo de estar contrata-das a tiempo parcial o temporalmente, por lo quela brecha entre géneros habría aumentado. Encambio, el hecho de que en pleno proceso de fle-xibilización los niveles educativos de las muje-res sean más altos que los de los varones, lleva apensar que ellas están más protegidas contra losriesgos laborales, si se comprueba que a mayornivel educativo, mayor probabilidad de trabajara tiempo completo con un contrato indefinido.

Así pues, unos autores resaltan que la flexibi-lización ha expandido los riesgos a todos, y otrosafirman que la flexibilización ha aumentado labrecha entre las formas tradicionales de desi-gualdad, puesto que se concentra en los que tie-nen una posición más débil en el mercado labo-ral. ¿qué ha sucedido en España? La primeracolumna de la tabla 3 contiene las fases del ciclovital estudiadas (entrada en el mercado laboral,etapa central para los varones, para las mujeres,y última fase o fase de salida del mercado labo-ral). La segunda columna incluye las variablesdependientes analizadas. Las otras tres colum-nas, las variables independientes (educación,clases sociales y género). Cada casilla indica sila relación entre las variables es positiva (+) onegativa (–), y si las distancias entre las catego-rías han aumentado (↑) o han disminuido (↓) a lolargo del tiempo. Por ejemplo, la relación entretrabajar en una ocupación que no requiere cuali-ficación en la fase de entrada al mercado laboral

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y el nivel educativo es negativa (–): esto es, amayor nivel de estudios, menor probabilidad detrabajar en los peores empleos, aunque la dife-rencia entre los niveles a la hora de evitar esosempleos ha disminuido a lo largo del tiempo (↓).Las relaciones detalladas se encuentran en latabla. Repasaremos las tendencias más impor-tantes. Antes de ello, es necesario advertir que enalgunos estudios no ha sido posible aplicar losmismos análisis a distintas cohortes, por lo queno se sabe si la brecha entre los niveles educati-vos, las clases sociales y los sexos ha aumentadoo disminuido a lo largo del tiempo.

La relación entre la educación y las variablesdependientes es la esperada. Con respecto a lainserción laboral, a más educación, mayor pro-babilidad de estar ocupado y menor de tener uncontrato temporal o de trabajar en un empleo queno requiere cualificación. A su vez, a más educa-ción, mayor probabilidad de movilidad ascen-dente en la etapa central de la carrera para losvarones. Además, los universitarios tienen unamenor probabilidad de salir del empleo en esamisma etapa. En general, los resultados mues-tran diferencias significativas entre los nivelesde estudio, por lo que siguen siendo importantesen la nueva era de la flexibilización.

En algunos casos las distancias entre ellos hanaumentado, sobre todo para los de educación pri-maria o menos, que se alejan del resto. Los peoresefectos de la flexibilización se concentran enellos, en un contexto en el que se ha producidouna gran expansión educativa. En otros casos, lasdiferencias entre niveles educativos han disminui-do. El ejemplo más claro se da en la probabilidadde trabajar en una ocupación que no requiere cua-lificación (las peores) en las edades típicas de lainserción laboral. Se trata de una disminución dela desigualdad negativa, ya que estos empleos soncada vez más comunes entre los que tienen másestudios. No obstante, no puede decirse que losriesgos se hayan nivelado. Las diferencias entreunos y otros siguen siendo muy altos (Bernardi yMartínez Pastor, 2010). Hay datos para pensarque la inflación educativa explica la extensión dealgunas formas de precariedad laboral entre losniveles de estudio secundario y terciario.

En lo que respecta a la formación familiar, larelación entre los niveles educativos y la proba-bilidad de casarse o tener hijos es negativa, espe-cialmente para las mujeres. Aun así, la diferencia

entre los niveles ha disminuido a lo largo deltiempo. La disminución de las distancias entre lasmujeres con edades jóvenes se debe a que la for-mación familiar se ha retraído notablemente paratodas, con independencia de los niveles de estu-dio. Entre mujeres con edades fronterizas para lareproducción, la disminución de las distancias sedebe a que las universitarias de hoy son más pro-clives a formar familias que las universitarias dehace varias décadas (Martínez Pastor, 2009).

La relación entre la clase social y las variablesdependientes también es la esperada. Cuanto másalta sea la clase, menor probabilidad de tener uncontrato temporal, de perder el empleo y, entrelas mujeres, de abandonarlo para criar a los hijos.Las diferencias entre las clases han aumentadosólo para este último caso. También han aumen-tado las diferencias entre los extremos con res-pecto a la probabilidad de tener un contrato tem-poral en la fase de entrada. En general, no seobserva que las clases sociales hayan perdidoimportancia, pero tampoco que la brecha entreellas haya aumentado durante la flexibilización,al menos para los análisis llevados a cabo.

Las diferencias de género han sido estudia-das en la fase de inserción laboral. La brechaentre géneros con respecto a la probabilidad deestar ocupado disminuye conforme más jovenes la cohorte. Además, ellas tienen una menorprobabilidad de trabajar con contratos tempora-les o en empleos que no requieren cualificación,debido a que poseen más estudios que los varo-nes. Los análisis demuestran que laboralmentese parecen cada vez más a ellos y que allí dondepersiste la desigualdad, disminuye conformemás reciente es la cohorte (Martínez Pastor,Bernardi y Garrido, 2008).

Antes de concluir este apartado sobre los fac-tores tradicionales de la desigualdad, es necesarioresaltar los efectos de la llegada de inmigrantes aEspaña desde principios del nuevo milenio. En1998, había 637.000 extranjeros, el 1,6% de lapoblación residente en España. El 1 de enero de2009, el número de extranjeros asciende a5.598.000, el 12% de la población. De acuerdocon análisis recientes, ser inmigrante se ha con-vertido en una nueva y sólida fuente de desigual-dad en el mercado laboral español. Ellos ocupanlos peores empleos, incluso a igual educación ysector de actividad que los españoles (Bernardi yGarrido, 2008; Bernardi y Martínez Pastor, 2010).

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tabla 3Evolución de la relación entre educación, clase social y género (variables independientes)

con variables dependientes relativas al mercado laboral y a la formación familiar

variables dependientes Influencia de Influencia de las Influencia del la educación clases sociales género (mujeres)

Fuentes: fase de entrada en el mercado laboral: Martínez Pastor, Bernardi y Garrido (2008) y Simó Noguera, Castro Martín ySoro Bonmatí (2005); Etapa central de los varones: Simó Noguera, Golsch y Soro Bonmatí (2006); Etapa central de las mujeres:Simó Noguera (2006); Última etapa (fase de salida del empleo): Bernardi y Garrido (2006).Nota: + significa una relación positiva entre la variable dependiente e independiente; - significa una relación negativa; n.s. sigi-fica que no hay una relación estadísticamente significativa; ↑: la distancia entre las variables aumenta; ↓ la distancia entre lasvariables disminuye.

Transición de la educación al empleo(probabilidad de estar ocupado)

Transición de la educación al empleo(probabilidad de tener un contrato temporal)

Transición de la educación al empleo(probabilidad de trabajar en los peores empleos)

5 años después de haber dejado los estudios(probabilidad de estar ocupado)

5 años después de haber dejado los estudios(probabilidad de tener un contrato temporal)

5 años después de haber dejado los estudios(probabilidad de trabajar en los peores empleos)

Probabilidad de haberse emparejado(matrimonio o cohabitación)

Probabilidad de haber tenido hijo

Probabilidad de transitar del empleo al paro

Probabilidad de transitar del desempleo al empleo

Probabilidad de movilidad ascendente

Probabilidad de transitar del empleo al paro

Probabilidad de dejar el empleo para ser ama de casa (cuidar a los niños)

Probabilidad de dejar el empleo (sólo varones)

+ (↑ ligeramente)

– (↑ ligeramente)

– (↓)

+ (↓)

– (↑ para la brecha entre los que tienen educaciónprimaria o menos y el resto)

– (↓)

– (para las mujeres)n.s. (para los varones)

– (tanto para varones como para mujeres)

– (para las cohortes queentraron en el mercadolaboral entre 1955-74)n.s. (para los que entraronentre 1975-94)

– (universitarios: salario de reserva)

+

n.s. excepto para losuniversitarios (que esnegativa)

– (↑ entre los extremos, pero↓ entre los profesionales y elresto)

– (↑ la brecha entre losextremos)

– (↓ positiva, los de másabajo están mejor)

– (salario de reserva)

n.s.

– (↑)

Los autónomos agrícolas,tienen una menorprobabilidad que losautónomos no agrícolas.Asalariados: cuanto másbaja la clase, mayorprobabilidad de salir delmundo del empleo.Excepción: los trabajadorescon empleos que norequieren cualificación enlos servicios, que tienen unamenor probabilidad de salir.

– (↓)

– (ligeramente) ↔

– (↓)

– (↓)

– (↑ ligeramente)

+ (ligeramente) (↓)

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En resumen, los resultados no confirman lahipótesis de que la inseguridad ha llegado atodos y que las clases sociales o los niveles deestudio han perdido importancia. Tampocopuede decirse que la desigualdad haya aumenta-do. Algunos resultados indican que las diferen-cias entre los extremos de las estructuras educa-tiva y social han aumentado, aunque esosextremos representan a una pequeña parte de lapoblación. Estos resultados confirmarían losestudios sobre la desigualdad de renta en Espa-ña, que indican una clara reducción de la desi-gualdad durante los años ochenta, y un ligeroaumento desde los noventa debido a la mejorarelativa de los tramos más altos, pero no alempeoramiento de los tramos medios y bajos(Goerlich y Mas, 2004; Salido, 2005). Por suparte, la desigualdad entre hombres y mujeres seha reducido de manera clara.

coNclUSIoNES

El origen de la flexibilización en España seremonta a la Reforma Laboral de 1984 con laintroducción de los contratos temporales para elfomento del empleo, en un contexto de muchoparo. En realidad, la diferencia entre los contra-tos temporales y los indefinidos no se asientasobre la actividad realizada, sino sobre losmenores costes de despido de los trabajadorestemporales. Ése es el aspecto clave que diferen-cia a los temporales de los indefinidos.

La Reforma permitió que los contratos tem-porales se aplicaran sólo a los que lograban unnuevo empleo, por lo que en la práctica se desti-naron a los nuevos entrantes en el mercado,dejando intacta la situación de los que ya estabanasentados. ¿Puede hablarse de ganadores y per-dedores de la flexibilización desde un punto devista intergeneracional? El diseño institucionalde la flexibilización en España ha conllevado unjuego de equilibrios entre los jóvenes y losmayores. Los jóvenes se han beneficiado de unaeducación más adecuada para afrontar la globa-lización y ser más competitivos, mientras que losmayores, que no tuvieron muchas oportunidadeseducativas, se han beneficiado de una proteccióncontra los peores efectos de la flexibilización.

Son varias las hipótesis formuladas acercade las consecuencias de la flexibilización desde

la perspectiva del curso vital. Los análisis lle-vados a cabo arrojan luz al respecto. Para losjóvenes, la consecuencia más evidente ha sidoque la mayor parte de las entradas en el merca-do laboral se producen mediante contratos tem-porales. Aun así, la mayoría acaba convirtiendoestos contratos en indefinidos. No obstante, lagran diferencia entre los costes de despido delos temporales en comparación con los indefi-nidos, hacen que los jóvenes sean mucho mássensibles a las crisis económicas. El paro serefleja mucho más en ellos. Por otra parte, laflexibilización laboral por sí sola explica, en elmejor de los casos, una pequeña parte de losgrandes cambios familiares que han ocurrido enlas tres últimas décadas en España, como eldescenso y retraso de la nupcialidad y de lafecundidad, o el aumento de la cohabitación.Hay otros factores que están más relacionados,como el acceso de la mujer al empleo y su vuel-co formativo, o la ausencia de servicios deguardería para niños menores de tres años. Entodo caso, la flexibilización tendría algún efec-to más claro si se combina con el elevado pre-cio de la vivienda.

Con respecto a la fase central de las carreraslaborales, no hay evidencia de una generaliza-ción de la inestabilidad, discontinuidad y preca-riedad en las carreras de los varones. Por otraparte, el acceso de las mujeres al mercado labo-ral tampoco está relacionado con la flexibiliza-ción, y sí con que se han educado para desarro-llar una carrera laboral. La coincidencia entre laflexibilización y la globalización ha promovidoel retiro precipitado de muchos trabajadoresmayores. Sin embargo, gracias al apoyo institu-cional basado en una pull-strategy, sus ingresosse han visto muy poco reducidos en compara-ción con lo que hubieran ganado si se hubieranjubilado a las edades correspondientes.

Los análisis llevados a cabo confirman lagran importancia de la clase social y de la edu-cación en el mercado laboral. No confirman lahipótesis de que los riesgos se han nivelado paratodos. Tampoco muestran que la flexibilizaciónhaya aumentado las desigualdades entre las cla-ses sociales y los niveles educativos. Tan sólo seobserva un aumento de la diferencia entre losextremos (entre los managers y el resto, o entrelos de primaria o menos y el resto) para algunostipos de análisis. Se trata de categorías donde se

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concentran pocos individuos. No se observa quela desigualdad aumente entre las categorías másaltas y más bajas que agrupan a una parte signi-ficativa de la población. Con respecto al género,cabe destacar que la expansión de la flexibiliza-ción en España ha coincidido con una gran con-vergencia entre géneros. De nuevo, el efecto dela flexibilización en este hecho es muy modes-to. La convergencia entre géneros se debe a que

las mujeres se forman mayoritariamente para eldesarrollo de una carrera laboral.

Sobre los desarrollos futuros de la flexibili-zación y sus efectos en la desigualdad, es opor-tuno señalar que la “flexibilidad total” se con-centra en los inmigrantes. Si esta tendenciapersiste, tal y como parece, es previsible que ladesigualdad de ingresos y de condiciones labo-rales a nivel nacional aumente.

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