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LA FIESTA BARROCA COMO PORTAVOZ DE LA EMBLEMÁTICA: EL CASO DE SEVILLA Reyes Escalera Pérez Universidad de Málaga La fiesta barroca sevillana ha sido motivo de estudio de numerosos investigado- res que han desgranado, algunos de forma general y otros con mayor concreción las celebraciones que durante los siglos XVII y XVIII formaron parte del devenir cotidiano de los habitantes de la ciudad. Como era habitual muchas de ellas están descritas en las Relaciones, publicaciones que trasladaban al lector lo visto y vivido durante los días que duraban los festejos y, en muchos casos, le ayudaban a com- prender el contenido simbólico de las decoraciones dispuestas en las arquitecturas que se erigían en el espacio destinado para la fiesta. Algunos de estos escritos van acompañados de los sermones que fueron pronunciados en las celebraciones re- ligiosas y que eran declamados por predicadores que acompañaban la voz de gestos y movimientos para enseñar y conmover a los oyentes. Los autores de las crónicas festivas y de los sermones y oraciones, con una prosa que suele ser ampulosa e hiperbólica, derrochan erudición o «supuesta erudición» en algunos casos, con notas en las que citan fuentes de muy diversa naturaleza: pasajes bíblicos, filósofos greco-latinos, mitógrafos —entre los que destacan Ovidio y Virgilio—, padres de la iglesia, libros de jeroglíficos —como el de Pierio Valeriano—, la Iconología de Cesare Ripa y los libros de emblemas. Si bien es indudable que los mentores de la fiesta hacían uso de la literatura emblemática para realizar los jeroglíficos 1 , componentes indispensables en el deve- nir festivo y que se integraban en arcos, altares y túmulos, que comparten con los emblemas idénticos elementos —lema, cuerpo y epigrama 2 — también este género literario fue utilizado en numerosas ocasiones por los autores de las Relaciones de fiestas y de los sermones que se pronunciaron como referencias eruditas o sen- tencias en las que basar sus afirmaciones, en la misma línea que las alusiones a los filósofos o pensadores de la antigüedad. Este estudio se va a centrar en los casos en los que, tanto en Relaciones como en sermones sevillanos sus autores citan a los emblemistas 3 . Tras la consulta de más de cincuenta impresos, la nómina de libros de emblemas que están presentes en algunas de estas publicaciones se reduce considerablemente si los comparamos con los utilizados en las descripciones de las festividades granadinas 4 . En cuanto a 1 En ocasiones son denominados por los autores de las Relaciones enigmas, empresas o emblemas. 2 Generalmente el epigrama de los jeroglíficos festivos, aunque se escribía en latín, se acompañaba con su traducción al castellano. 3 Los textos que han sido analizados son, en su mayoría, inéditos. 4 Son muchas las Relaciones de fiestas granadinas que citan los libros de emblemas como fuente de inspiración, destacando entre todos ellos las obras de Alciato, Solórzano, Saavedra Fajardo, Covarrubias

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LA FIESTA BARROCA COMO PORTAVOZ DE LA EMBLEMÁTICA: EL CASO DE SEVILLA

Reyes Escalera Pérez Universidad de Málaga

La fiesta barroca sevillana ha sido motivo de estudio de numerosos investigado-res que han desgranado, algunos de forma general y otros con mayor concreción las celebraciones que durante los siglos XVII y XVIII formaron parte del devenir cotidiano de los habitantes de la ciudad. Como era habitual muchas de ellas están descritas en las Relaciones, publicaciones que trasladaban al lector lo visto y vivido durante los días que duraban los festejos y, en muchos casos, le ayudaban a com-prender el contenido simbólico de las decoraciones dispuestas en las arquitecturas que se erigían en el espacio destinado para la fiesta. Algunos de estos escritos van acompañados de los sermones que fueron pronunciados en las celebraciones re-ligiosas y que eran declamados por predicadores que acompañaban la voz de gestos y movimientos para enseñar y conmover a los oyentes. Los autores de las crónicas festivas y de los sermones y oraciones, con una prosa que suele ser ampulosa e hiperbólica, derrochan erudición o «supuesta erudición» en algunos casos, con notas en las que citan fuentes de muy diversa naturaleza: pasajes bíblicos, filósofos greco-latinos, mitógrafos —entre los que destacan Ovidio y Virgilio—, padres de la iglesia, libros de jeroglíficos —como el de Pierio Valeriano—, la Iconología de Cesare Ripa y los libros de emblemas.

Si bien es indudable que los mentores de la fiesta hacían uso de la literatura emblemática para realizar los jeroglíficos1, componentes indispensables en el deve-nir festivo y que se integraban en arcos, altares y túmulos, que comparten con los emblemas idénticos elementos —lema, cuerpo y epigrama2— también este género literario fue utilizado en numerosas ocasiones por los autores de las Relaciones de fiestas y de los sermones que se pronunciaron como referencias eruditas o sen-tencias en las que basar sus afirmaciones, en la misma línea que las alusiones a los filósofos o pensadores de la antigüedad.

Este estudio se va a centrar en los casos en los que, tanto en Relaciones como en sermones sevillanos sus autores citan a los emblemistas3. Tras la consulta de más de cincuenta impresos, la nómina de libros de emblemas que están presentes en algunas de estas publicaciones se reduce considerablemente si los comparamos con los utilizados en las descripciones de las festividades granadinas4. En cuanto a

1 En ocasiones son denominados por los autores de las Relaciones enigmas, empresas o emblemas.2 Generalmente el epigrama de los jeroglíficos festivos, aunque se escribía en latín, se acompañaba

con su traducción al castellano.3 Los textos que han sido analizados son, en su mayoría, inéditos.4 Son muchas las Relaciones de fiestas granadinas que citan los libros de emblemas como fuente de

inspiración, destacando entre todos ellos las obras de Alciato, Solórzano, Saavedra Fajardo, Covarrubias

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las características de las Relaciones festivas hispalenses no hay nada original ya que, como en la mayoría de las que se publicaron en los siglos XVII y XVIII en España e Hispanoamérica, se puede seguir paso por paso, día por día los acontecimientos, desde los preparativos y anuncios de la fiesta a la población pasando por las deta-lladas descripciones de las arquitecturas efímeras, los jeroglíficos y las poesías que los acompañaban así como los personajes que formaban parte de las procesiones o más-caras. Sus autores son religiosos, poetas, cronistas o eruditos locales —aunque muchas de estas crónicas son anónimas—, y, en ocasiones, son los creadores del programa ico-nográfico. Aunque algunas son muy breves, apenas opúsculos de ocho o diez hojas, otras extienden su prosa hasta un número considerable de páginas que, en ocasiones, se ven ilustradas con grabados que inmortalizan las arquitecturas ficticias que se mon-taron para la ocasión, los jeroglíficos que los adornaron simbólicamente —como los insertos en la crónica de la fiesta de canonización de Fernando III descrita por Torre Farfán5— o los carros que protagonizaron los desfiles procesionales, como veremos a continuación. En otras ocasiones ofrecen interesantes grabados que muestran a santos, escudos, Vírgenes o retratos de personajes.

Sin embargo sí presentan una notable excepción en el panorama de la inves-tigación sobre la fiesta barroca algunas pinturas que se conservan en la capital hispalense relacionadas con diversas celebraciones, como el lienzo que representa la fiesta que se celebró en 1662 con motivo de la consagración de la iglesia del Sagrario de Sevilla y en señal de júbilo por el Breve del papa Alejandro VII favo-

Picinelli y Otto Vaenius. Ver: Cuesta García de Leonardo, 1995; Escalera Pérez, 1994a y 1994b; Escalera Pérez, 1996; Escalera Pérez, 2002a.

5 Torre Farfán, Fiestas de la S. Iglesia metropolitana y patriarcal de Sevilla al nuevo culto del… rey S. Fernando el tercero de Castilla y de León… La simbología de esta fiesta ha sido estudiada por Moreno Cuadro, 1985.

Fig. 1. Anónimo. Procesión de la consagración de la iglesia del Sagrario de la catedral de Sevilla y fiestas por el Breve del papa Alejandro VII favorable a la Inmaculada Concepción. H. 1662. Catedral de Sevilla

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rable a la Inmaculada Concepción en el que se puede contemplar la esplendorosa decoración que se dispuso en la calle Alemanes ante las gradas de la catedral (Fig. 1). Además, tenemos la fortuna de poder contemplar en el Museo de Bellas Artes hispalense ocho pinturas de Domingo Martínez que presentan plásticamente la máscara que se organizó para conmemorar la subida al trono de Fernando VI (Fig. 2) y que describió Cansino Casafonda en una jugosa relación6.

En las crónicas festivas sevillanas se alza como fuente de indiscutible protago-nismo emblemático el libro de Filippo Picinelli Mundus simbolicus, aunque también son citados los de Andrea Alciato, Francisco de Villava, Diego Saavedra Fajardo y, excepcionalmente, la obra de Georgette de Montenay.

Los Emblemas de Alciato, como obra que inaugura el género, suele ser muy uti-lizado por los mentores de las fiestas, y en Sevilla no pasó desapercibido para éstos habida cuenta de que ya a mediados del siglo XVI el humanista Juan de Mal Lara insertó en su obra Philosofía vulgar, publicada en 1568, varios pasajes de este libro7. Veamos algunos ejemplos de cómo esta publicación sirvió de fuente de inspiración para los mentores de diversas fiestas sevillanas y el uso que le dieron los cronistas que las relataron.

En 1741 Luis Jaime de Borbón, hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio fue nom-brado arzobispo de Toledo y de Sevilla con 14 años. Para celebrar su toma de po-sesión los cabildos eclesiástico y secular así como diversas instituciones realizaron

6 Cansino Casafonda, Nuevo mapa: descripción iconológica del Mundo abreviado. Real máscara de simbólicos triumphos en festiva ostentacion del mas plausible culto por medio de los cuatro elementos, que ofrecio la lealtad amante de los Dependientes de las Reales Fabricas del Tabaco, para celebrar… la Exaltacion à el Throno… de nuestro Catholico Monarcha El Sr. D. Fernando VI… La simbología de esta máscara ha sido estudiada en: Pizarro Gómez y Viña Díaz, 2000; Morales Martínez, 2005.

7 Bernal Rodríguez, 1982; Merino Jerez, 2004.

Fig. 2. Domingo Martínez, Carro del Parnaso, 1748-1749, Museo de BB. AA. Sevilla

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festejos, como una máscara joco-seria que organizaron los alumnos del Colegio dominico de Santo Tomás de Aquino el 2 de mayo, que es el acontecimiento que nos ocupa. La crónica que la describe8 está ilustrada con imágenes grabadas de los cuatro carros protagonistas de la cabalgata (Fig. 3), estampas que fueron realizadas por Agustín Moreno según dibujos de Domingo Martínez. Junto a éstos desfilaban cuadrillas jocosas o serias compuestas por numerosas personas que simulaban los más diversos personajes.

El anónimo autor de dicha descripción utiliza como fuente las obras de nu-merosos autores clásicos como Virgilio, Ovidio, Marcial, Catulo, Claudiano, etc. citando, además, dos libros de emblemas, concretamente la obra de Andrea Alciato y las Empresas Espirituales y Morales de Francisco de Villava.

En los dos últimos carros se comparó la subida al Olimpo del dios Júpiter con la elevación del infante a las sedes arzobispales de Toledo y Sevilla y junto a ellos des-filaron cuadrillas de estudiantes disfrazados que sostenían una tarjeta con un «jero-glífico, emblema, enigma o empresa» —los denomina indistintamente el anónimo autor—, compuesto por un mote en latín, un dibujo y una redondilla castellana en

8 Aplauso real, aclamación afectuosa, y obsequio reverente, que en lucido Festejo de Mascara Joco-seria consa-graron los Escolasticos Alumnos del Colegio Mayor de Sto. Thomás de Aquino… en el dia 2 de mayo de este año de 1742. Al Serenissimo Señor Infante Cardenal don Luis Jayme de Borbón, y Farnese… De esta relación se ha publicado un facsímil que ha sido editado por Piedad Bolaños y Mercedes de los Reyes, autoras de la introducción y Emma Falque, que lo fue del Apéndice. En este último titulado «La tradición clásica en la “Mascarada”» esta investigadora traduce y comenta las citas latinas del texto, entre las que se in-cluyen las de los libros de emblemas. Las referencias que incluyo en este estudio completan, y en algunas ocasiones matizan lo contenido en dicho Apéndice. Ver: Bolaños Donoso y Reyes Peña (ed.), 1992.

Fig. 3. Domingo Martínez (dibujante) y Agustín Moreno (grabador), Carro Cuarto Serio, 1742

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relación a Sevilla y al infante. Entre ellos había un escuadrón de «párvulos infantes» vestidos de turcos, con arcos y flechas y un carcaj en la espalda. En el centro apare-cía el Alférez, magníficamente ataviado y en su tarjeta iba pintado un clarín del que salía el mote: «Victoria certa est» (La victoria es segura)9, bajo el que se dispuso una redondilla. Este lema se inspira en el epigrama del emblema 41 de Alciato10 «Unum nihil, duos plurimum posse» (Que uno no puede nada, y dos mucho).

Este autor vuelve a ser citado al comentar una nueva cuadrilla compuesta de doce personas a caballo que acompañaba al cuarto carro y que encarnaban alego-rías relacionadas, según la crónica con los «Diputados ò Embaxadores Romanos, que fueron à Phrigia à solicitar la Translacion de la Gran Madre a Roma». Uno de ellos mostraba un sol entre nubes con el lema «Caelo advena nostro» (Forastero en nuestro cielo)11, cita extraída del epigrama del emblema 142: «Albutii ad Alciatum, suadentis, ut de tumultibus Italicis de subducat, et in Gallia Profiteatur» (De Albu-cio a Alciato, para convencerle de que se aleje de las contiendas italianas y trabaje en Francia). En la redondilla se leía: «De España el Sol verdadero / Su Cielo de Astros lleno / Y à Sevilla destino / A un eminente lucero», relacionándose éste último con el infante don Luis.

En las tarjetas de los dos últimos turcos se insertaron un ancla con el lema «An-chora jacta juvat» (Ayuda el ancla echada) y un espejo con el mote: «Ut Speculum» (Como un espejo) cuyas redondillas explican su significado: el ancla se compara con el nuevo arzobispo que logrará afianzar la iglesia hispalense y en relación con el espejo se lee, «Es Luis el Real Espejo / En que se mira Sevilla». El autor de la descripción relaciona ambas ideas con frases de los epigramas de dos emblemas de Alciato: «Princeps subditorum incolumitatem procurans» (Del príncipe que pro-cura la seguridad de sus súbditos, embl. 143) e «Inanis ímpetus» (Vano empeño, embl. 164)12. Aquí podemos comprobar cómo en ocasiones resultan absolutamente vanas estas citas eruditas.

A este carro también le acompañaba una cuadrilla femenina compuesta por seis jóvenes que representaban a las vírgenes vestales, sacerdotisas de la Gran Madre que concurrían a los cultos de Júpiter, simbolizando el fervor de los sevillanos hacia el infante que se compara con el dios. Una de ellas era la personificación de Sevilla y de su pecho salía una llama con este mote: «Fervens exuscitat ignis» (Se enciende el fuego ardiente)13 simbolizando el ardor del amor de los sevillanos por su nuevo arzobispo. Aunque el autor de la relación alude a Alciato en la descripción de esta alegoría, el lema que en esta ocasión ha escogido no es una transcripción exacta de una frase del epigrama de uno de sus emblemas (concretamente el 103 que tiene por mote «In astrologos»), sino que ha cambiado «resuscitat» por «exuscitat».

La última cuadrilla simbolizaba a la clase de teología, y estaba compuesta por dieciséis estudiantes. Uno de ellos portaba una tarjeta con un ave que volaba hacia

9 Aplauso Real, aclamación afectuosa…, p. 71. Ésta es la única ocasión en la que el anónimo autor cita en el texto el número del emblema.

10 Se ha seguido la numeración de la edición de los Emblemas de Alciato de Santiago Sebastián así como la traducción de los motes.

11 Aplauso Real, aclamación afectuosa…, p. 87. 12 Aplauso Real, aclamación afectuosa…, p. 88.13 Aplauso Real, aclamación afectuosa…, p. 91.

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un prado con el mote: «Ut prata vires-cant» (Para que florezcan los prados)14, con una redondilla en la que aclaraba que el ave era Luis que volaba feliz. El autor de la relación cita como fuente la empresa 3 de «Villalv». Hay una confu-sión tanto en el apellido del autor como en el número de la empresa ya que este lema pertenece a la empresa nº 4 de la primera parte de las Empresas espirituales y morales de Francisco de Villava15. Otro de los estudiantes portaba la imagen de la fama volando inclinada hacia una ciudad y tocando una trompeta, simbo-lizando cómo ésta publica a Sevilla la buena nueva con el lema «Advolat et secum regia fata trahit» (Vuela y con-sigo arrastra destinos reales)16. En esta ocasión el relator cita el emblema 38 de Alciato «Concordiae symbolum» (El símbolo de la concordia) del que vuelve

a tomar una máxima de su epigrama que dispone como mote en el «enigma» que llevaba el estudiante.

También en alguno de los sermones consultados sus autores han considerado a Andrea Alciato como autoridad para expresar sus ideas. Entre ellos Juan de Soto, en la oración fúnebre que pronunció en las honras que celebró el Cabildo cate-dralicio en 1682 en memoria de Diego de Carvajal y Escabias17 (Fig. 4), inquisidor y maestrescuela de la catedral. En el disertación trata de la nobleza del difunto, de su discreción, inteligencia y sabiduría, expresando cómo se hacía respetar gracias a estas «prendas que le adornavan». Incluso llega a afirmar, en ese lenguaje adulador y elogioso característico de este tipo de obras que la causa de su temprana muerte fue el amor que le tenían todos sus allegados: «Con la docilidad de su genio, y su condicion, como de por fuerça, robaba los corazones... Y aun no se diga que fue aquesta la causa de averse anticipado algo su muerte: porque como ay quien muera de envidiado, ay algunos que mueren de queridos». Para acreditar esta idea cita a Séneca que escribe que a los que se quieren mucho habría que desearles la muerte más que la vida «porque para matar, también es veneno el amor». Este pensamien-to lo relaciona con el emblema nº 154 de Alciato: «De morte et amore» (De la muerte y el amor), «quando dixo que el amor avia trocado sus armas con la muerte,

14 Aplauso Real, aclamación afectuosa…, p. 93.15 Villava, Empresas espirituales y morales… En Baeça, por Fernando Díaz de Montoya, año 1613. Ver:

Pérez Lozano, 1997.16 Aplauso Real, aclamación afectuosa…, p. 93.17 Soto, Oración fúnebre y panegírica en las honras que hizo el cabildo de... Sevilla à la buena memoria del

señor Doctor D. Diego de Carvajal y Escabias... Maestre-Escuela de la dicha Santa Iglesia è inquisidor... el dia diez y seis de setiembre deste año de mil seiscientos y ochenta y dos...

Fig. 4. Juan de Soto, Oración fúnebre y panegírica…, 1682

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y que assi la muerte dava vida con las flechas, como el amor la quitava con la guadaña»18. Curiosamente él mismo se extraña de esta aseveración comentan-do en su escrito «¡Cosa rara!».

Todavía a principios del siglo XIX quedan antiguos ecos emblemáticos en las relaciones de fiestas. Concretamente en 1823 la obra de Alciato fue citada en el libro que describió la solemne entrada en Sevilla de Fernando VII y de su esposa María Josefa de Sajonia el 8 de octubre. En uno de los arcos que jalonaron las calles hispalenses, concre-tamente en el que se erigió en la calle de las Sierpes —pintado el fondo de «verde esmeraldino»—, se dispusieron dos esculturas en su zócalo —mayores que el natural— realizadas imitando al bronce representando la Guerra y la Paz; la primera era un guerrero con lanza, escudo y capacete y la segunda portaba un caduceo en la mano derecha y en la izquierda un haz de espigas significando la prosperidad «que por ella goza el co-mercio y la agricultura» como la describe Alciato, en su emblema 178 «Ex pace ubertas» (De la paz nace la abundancia), como cita el anónimo autor19. Finalizaban la decoración simbólica del arco las imágenes de dos Victorias dispuestas en las enjutas con una palma y una corona de laurel respectivamente y cabezas de leones.

Como ya he comentado el innegable protagonista de la fiesta sevillana es el abad milanés Filippo Picinelli, autor de Mundus Symbolicus20. Este libro es una am-plísima colección de emblemas y empresas que suministra, como se puede leer en la portada «a oradores, predicadores, académicos, poetas, etc. un copioso material de ideas» por lo que no es extraño que sea uno de las obras emblemáticas más con-sultadas y utilizadas por los eruditos y, por supuesto, por los mentores de las fiestas21.

En 1711 se organizó un novenario para solemnizar la festividad de San Felipe Neri, y como era habitual para cada día se invitó a un orador para que predicase. El último sermón lo dictó el dominico Fernando de Góngora, prior del conven-

18 Soto, Oración fúnebre…, fol. 5.19 Relación de la entrada pública que los Reyes Nuestros Señores don Fernando VII y Doña María Josefa

de Sajonia, los Serenísimos Infantes y Real Familia, hicieron en Sevilla el día 8 de octubre del presente año... (restituido el Rey al trono de sus mayores...)... y descripción de los ornatos públicos que con este motivo les ofreció la ciudad..., p. 24.

20 Este libro fue publicado en toscano en 1653 en Milán con el título Mondo simbolico, publicándose en esa misma lengua en nueve ocasiones. En 1681 fue traducido al neolatín por Agustín Erath alcan-zando seis ediciones más.

21 Sirvió en numerosas ocasiones como fuente de inspiración para las decoraciones efímeras de Granada. Ver: Escalera Pérez, 2002b.

Fig. 5. Fernando de Góngora, Oración panegírica…, 1711

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to de Santa María de Montesión. Su oración fue publicada22 (Fig. 5) y en ella establece argumentaciones sobre distintas cuestiones relacionadas con pájaros citando para ello en numero-sas ocasiones a Picinelli, que dedica su libro IV a las aves y sus propiedades23.

En primer lugar cita al ibis para reflexionar sobre los colores blanco y negro del hábito dominico, rela-cionando a estos pájaros con la orden de los predicadores por lo que escri-be Picinelli en su libro, que asegura que fueron creados para destruir a las serpientes venenosas, asimilándolos así con los inquisidores24.

El color blanco del cisne lo hace corresponder con la pureza de la Vir-gen María y con el color del hábito de los mercedarios, orden a la que perte-necía otro de los oradores, cuyo dis-

curso elogia al comparar su dulzura con la del canto de este pájaro en sus últimos días, utilizando para dicha aseveración una cita de Picinelli «Dulcius ut canam»25.

Por su parte el halcón, que según Picinelli es un pájaro diestro en la caza que reserva para su dueño la presa «Non sibi, sed domino», es comparado por el orador con la Compañía de Jesús por las «copiosas espirituales presas, que a expensas de infatigables vuelos logran frequentes sus hijos, las destina su amante lealtad à mayor Gloria de Dios…»26.

Finalmente un nuevo pájaro, en esta ocasión una paloma, es comparada con la Virgen Dolorosa «porque en las llagas de la piedra Cristo «in for aminibus» hizo nido, donde gemir en vez de cantar su afecto», siguiéndole el mote extraído de Mundus Symbolicus: «Gemitu pro cantus»27.

Una nueva mención a la obra de Picinelli —concretamente al libro III dedi-cado a los dioses, héroes y hombres—, se encuentra en la oración que pronunció

22 Góngora, Oración panegírica, que en el último día de las solemnissimas fiestas que la venerable Congreg-ación del Señor San Phelipe Neri de Sevilla… predicó el Rmo. P.M.Fr. Fernando de Góngora… Orden de los Predicadores, haziendo la fiesta la Ciudad Nobilissima de Sevilla…

23 La obra de Picinelli se encuentra dividida en veinticinco libros; cada uno de ellos se subdivide en capítulos y en párrafos. Fernando de Góngora especifica en su impreso el número del libro, del capítulo y del párrafo.

24 Góngora, Oración panegírica..., p. 4.25 Góngora, Oración panegírica..., p. 6.26 Góngora, Oración panegírica..., p. 7.27 Góngora, Oración panegírica..., pp. 20 y 21.

Fig. 6. Marcos de S. José, Oración fúnebre…, 1741

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Marcos de San José en 174128 (Fig.6) en las honras que celebró la ciudad de Éci-ja en honor de Luis de Salcedo y Azcona, arzobispo de Sevilla. En su disertación ensalza, como es habitual, las virtudes del eclesiástico y para ponderar su «im-perio pacífico» ya que «…mientras duró su reynado fue el iris de paz, el gusto, los deleites y las delicias de todo este Arzobispado» lo compara con Júpiter de quien «decían los Gentiles, según refiere Picinello, que cuando niño la-braron las abejas panales dulces en sus labios»29.

Si bien hemos analizado algunos impresos festivos en los que Mundus Symbolicus es citado, finalizamos con una Relación en la que Picinelli ha sido mencionado en más de cincuenta oca-siones. Nos referimos a la descripción de la procesión que con motivo de la ca-nonización de San Juan de la Cruz organizó su orden en la capital hispalense el 4 de julio de 1728 escrita por Agustín Narváez y Cárcamo30 (Fig. 7) en la que desplegó su erudición con numerosas citas de libros. Veamos algunos ejemplos de la utilización de Picinelli por parte del relator.

La fiesta se anunció el 28 de junio con carteles dispuestos en diversos lugares públicos y en las puertas de las iglesias y un pregón informó a los vecinos de las calles por donde transcurriría la procesión «para que las colgassen i pusiessen con la debida decencia i adorno». Comienza las citas de Picinelli ya en la introducción31, donde escribe sobre las «armas» del cabildo sevillano: dos jarrones con azucenas «à quien Pierio Valeriano llama flor Real “Flos Regius à Regia, qua praestat celsitudi-ne”» que flanquean a una torre. En relación con este símbolo cita el mote «Et Tego & tero», inspirado en el libro XVI de Picinelli dedicado a los edificios.

La tarde del 3 de julio el arzobispo honró a los carmelitas con su presencia, disculpándose por no poder asistir a la solemne procesión ya que debía viajar al día siguiente a Écija. Este hecho, muy alabado por Narváez, fue puesto en relación con el mote tomado del libro XV (dedicado a los utensilios domésticos) de Mun-

28 San José, Oracion funebre panegyrica que en las solemnes honras, que en la universidad, o esclarecida congregación de beneficiados de esta nobilísima ciudad de Ezija hizo, y ahora saca a la luz en obsequio de su ... arzobispo el venerable señor D. Luis de Salcedo y Azcona...

29 San José, Oracion funebre…, p. 27.30 Narváez y Cárcamo, Relación de la sumptuosissima fiesta, i Procession, que a la Canonizacion del ...

Padre S. Juan de la Cruz celebrò el ... Convento de Nra Sra del Carmen de Observancia de esa Ciudad Sevilla el dia 4 de Julio de este año de 1728…

31 Narváez y Cárcamo, Relación…, p. 3

Fig. 7. Agustín Narváez y Cárcamo, Relación de la sumptuosissima fiesta…, 1728

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dus symbolicus «Princeps sapiens sapientum commercio», que según Picinelli es un texto de Eurípides32.

Llegó el día señalado, y la solemne procesión comenzó a salir de la iglesia del convento; en ella formaron parte numerosas órdenes religiosas que portaban en andas —que en ocasiones son denominadas por Narváez «passos»— a sus santos. A cada uno de ellos le correspondía algún pensamiento o mote del que era autor Pi-cinelli. Sin embargo antes Narváez llama la atención sobre los «clarineros» que con su música convidaban a los sevillanos a un «dulce recreo»33, citando al emblemista en relación con uno de los motes inserto en el libro XXIII de su obra (dedicado a los instrumentos musicales): «Attrahunt, non terrent».

El primer santo fue san Elías, patriarca de la religión del carmelo y en las an-das que lo portaban se interpretó la defensa de esta religión de la concepción sin pecado de la Virgen. Se adornó con inscripciones en relación al tema y sobre la imagen, dispuesta en una urna, se creó un «prado de flores, tan hermosamente co-locadas, que se les pudo poner el mote que à otro prado de flores puso Piccinelli “Communia, non communiter”» (Libro XI, dedicado a las flores) ya que a pesar de que eran flores normales lo singular era su colocación. Sobre este prado aparecía la imagen de la Inmaculada con «corona de oro, i ricas piedras preciosas, i tembleques de lo mismo, por lo que se pudo decir con el poeta “nomine & imperium desert, meritumque corona”»34; el poeta no es otro que Picinelli (Lib. XI).

También se utilizó al escritor italiano como sentencia en relación con el paso de María Magdalena de Pazzi; en él se planeó el paraíso con Adán y Eva en el que aparecían numerosas aves de oro y plata «que casi no los discernía la vista, por in-numerables, y se les pudo poner el mote del Picinello “Non cernuntur & adsunt”» (Lib. XII dedicado a las piedras preciosas). También había una iglesia, casitas, reba-ños, y a todos les estaba bendiciendo el Padre Eterno rodeado de soldados armados a los que relacionó con el lema «Munit & unit» (Lib. XVI). Pero «aunque todo era tan primoroso, se le pudo poner el mote del citado Picinello “Surget in melius”» (lib. XVI). También se levantó un arco con espejos, flores y frutas que envolvía una urna de plata en la cual estaba la santa con los ojos elevados al cielo y los brazos abiertos, «a quien se le pudo poner el mote “Ubi amor, ibi oculi”»35 (Lib. XI).

Una nueva alusión al libro de Picinelli se encuentra en el comentario que Nar-váez hace de los villancicos que se cantaron junto a las andas en las que se dispuso a Santa Teresa; fueron tan del gusto del narrador que escribió: «se le pudo poner el mote que Strozzio puso a dos bien templadas liras; que al toque de la una, resonaba la otra: “Vocem dabit altera concors”»36, cita del libro XXIII de Mundus Symbolicus dedicado, como antes hemos comentado, a los instrumentos musicales. Así mismo enalteció la riqueza de este paso «i mucho de admirar la discreción, con que iba co-locado; i asi se le pudo poner el mote del Picinello: “Non al ibi melius”»37 (Lib. XI).

32 Narváez y Cárcamo, Relación…, p. 9.33 Narváez y Cárcamo, Relación…, p. 15.34 Narváez y Cárcamo, Relación…, pp. 17 y 18.35 Narváez y Cárcamo, Relación…, p. 22.36 Narváez y Cárcamo, Relación…, p. 24.37 Narváez y Cárcamo, Relación…, p. 25.

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Las andas en las que se portaba a San Alberto fueron acompañadas por una dan-za de gitanos y las hermandades de san Juan y santa Ana cuyos componentes por-taban luces «emulando la comunidad en los obsequios del santo, por lo que se les pudo poner el lemma, que a otro regio puso Lucarino: “Aemulantur obsequiis”»38 (Lib. VIII dedicado a los insectos)39.

De igual modo, el paso de San Cirilo fue realzado por Narváez; éste iba ador-nado con faroles y ramos de plata, ramos de seda y flores «las cuales hacían aquel leño seco un vistoso, i ameno prado: pudiéndosele decir con Mazenio: “Cernis, ut arenti vernans rosa stipite surgit, / Et nunc flore viret, quod modo truncus erat”», (Lib. XI). Al describir sus ropajes y sus adornos añade que llevaba en la mano una concha de plata para bautizar al sultán «a quien como instrumento le pudo con Juvenal decir: “Prima mihi debes animi bona Sanctus haberi / Justitiaeque tenax, factis, dictisque mereris”» (Lib. XII dedicado a las gemas y las piedras preciosas, p. 28). Junto a él iba un ángel con un ramo de azucenas y en la cabeza una guirnal-da de flores, acompañándose esta descripción con el mote de la obra de Picinelli: «Meruit candore coronam» (Lib. XI). A los pies llevaba el santo una almohada y sobre ella dos libros, representando los que escribió; también un bonete y un pa-lio patriarcal simbolizando su rechazo al patriarcado de Jerusalén que le ofreció el papa Celestino III para no dejar su vida monástica que era para él el «camino seguro para el cielo, que es lo único a que se debe aspirar», aseveración que va acompañada del lema de Picinelli «Altiora quaero»40 que se inserta en el libro XII.

Las menciones a Mundus Symbolicus que realiza a continuación —como hemos escrito más arriba, pasan de las cincuenta— tienen las mismas características que las comentadas. No obstante, Narváez no sólo remite a este libro de emblemas sino que menciona en su escrito a Saavedra Fajardo y a Georgette de Montenay, ambos citados en relación con las campanas. De las Empresas de Saavedra41 alude a la núm. 11 que lleva por mote «Ex pulsu noscitur» (Conocida por su tañido) para exponer cómo cuando pasaba la procesión las iglesias hacían sonar sus campanas. Así mismo, estos toques servían para convocar a la gente, «como cantó el poeta Aera quatit, pulsuque ad coetum convocat omnes / Praeco, nec in culpa est, si quis adesse neget (o negat)». Este «poeta» era Georgette de Montenay, de la que cita el emblema 43 «Multi sunt vocati» de su libro Emblemes, ou devises chretiennes42.

Para finalizar comentar que ésta es sólo una primera aproximación a los usos que relatores y artistas de lo efímero de Sevilla hicieron de los libros de emblemas, estudio que continuaremos en posteriores investigaciones.

38 Narváez y Cárcamo, Relación…, p. 26.39 Éste es uno de los libros que se ha traducido y analizado de la obra de Picinelli en el Colegio de

Michoacán de México en el proyecto denominado Mundus Symbolicus, siendo los editores Eloy Gómez Bravo, Rosa Lucas González y Bárbara Skinfill Nogal.

40 Narváez y Cárcamo, Relación…, pp. 28-30.41 Saavedra Fajardo, Idea de un príncipe político-christiano representada en cien empresas…42 Esta obra fue editada por primera vez en Lyon en 1567. En 1619 se publica en Frankfurt una

versión con textos en diversos idiomas, y entre ellos el español. Esta edición ha sido estudiada por Adams, 2002.

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