La Familia en Desorden [Élisabeth Roudinesco]

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    lisabeth Roudinesco

    La familia en desorden

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    FONDO DE CULTURA ECONMICA

    MxICO - ARGENTINA - BRASIL - COLOMBIA - CHILE - EsPAA

    EsTADOS UNI DOS DE AMRICA - GUATEMALA - PER - VENEZUELA

  • Primera edicin en francs, 2002 Primera edicin en espaol, 2003 Cuarta reimpresin, 2010

    Roudinesco, lisabeth La familia en desorden. - la ed. 4a reimp. - Buenos Aires: Fondo de Cultura

    Econmica, 2010. 215 p. ; 20x13 cm. - (psicologa y Psicoanlisis)

    ISBN 978-950-557-552-7

    1. Sociologa ele la Familia. 1. Ttulo

    CDD 306.8

    Armado de tapa: Juan Balaguer

    Ttulo original: Laami/le en dsordrc

    2002, Librarie Arthme Fayard, 2002

    ISBN de la edicin original: 2-213-6121-53

    D. R. 2003, FONDO DE CULTURA E CONMICA DE ARGENTINA S.A.

    El Salvador 5665; 1414 Buenos Aires

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    Carretera Picacho Ajusco 227; 14738 Mxico D. F.

    ISBN : 978- 950-557-552-7

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    IMPRESO EN ARG ENTINA - PRlNTED IN ARGENHNA

    Hecho el depsito que marca la ley 1l.723

    Palabras preliminares

    Los recientes debates sobre e! pacto civil de solidaridad I pusieron a la luz de! da una situacin indita en la cual no haban pensado realmente ni los antroplogos, ni los psicoanalistas, ni los filsofos, ni los socilogos, ni los historiadores: por qu hombres y mujeres homosexuales manifiestan un deseo semejante de normalizarse? Por qu reivindican el derecho al matrimonio, la adopcin y la procreacin mdicamente asistida? Qu ha pasado desde hace treinta aos en la sociedad occidental para que sujetos alternativamente calificados de sodomitas, invertidos, perversos o enfermos mentales deseen ahora, no slo ser reconocidos como ciudadanos con todas las de la ley, sino adoptar el orden familiar que tanto contribuy a su infelicidad?

    Por qu ese deseo de familia, siendo que la homosexualidad siempre fue rechazada de la institucin de! matrimonio y la filiacin, al extremo de convertirse, con e! paso de los siglos, en el gran significante de un principio de exclusin.

    . En 1973, la revista Recherches public un nmero especial titulado "Trois milliards de pervers" ["Tres mil millones

    I El pacto civil de solidaridad entr en vigor en Francia por una ley votada el 15 de noviembre de 1999. La medida permite a las parejas (homosexuales o heterosexuales) legalizar su unin mediante un contrato especfico, pero no da derecho a la adopcin de hijos o a la procreacin mdicamente asistida.

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    de perversos"]. Contra toda clase de prej uicios, filsofos, escritores y psicoanalistas reivindicaban para los homosexuales un derecho a la diferencia, y sealaban que:

    la maquinacin homosexual rompe con cualquier forma de adecuacin posible a un polo parental identificable [ ...]. Decimos simplemente que, entre algunos otros, el homosexual puede ser, puede convertirse en el lugar de una gran ruptura libidinal en la sociedad, uno de los puntos de surgimiento de la energa revolucionaria desean te de la cual sigue desconectada la militancia tradicional. No perdemos de vista, empero, que tambin existe una locura de asilo infinitamente desdichada, o una homosexualidad infinitamente vergonzosa Y miserable. 2

    Los signatarios se erigan en los herederos de la larga historia de la raza maldita, magnficamente encarnada, a sus ojos, por Oscar Wilde, Arthur Rimbaud y Marcel Proust. La singularidad de un destino, aunque fuera e! de la anormalidad, les pareca preferible al hundimiento en la monotona de una vida acadmica y sin brillo. Ape!aban a "nuestros amantes, los bereberes", contra toda forma de opresin familiar, colonial y sexual.

    La familia era entonces impugnada, rechazada, declarada funesta para la expansin de! deseo y la libertad sexual. Asimilada a una instancia colonizadora, pareca transmitir todos los vicios de una opresin patriarcal: prohiba a las mujeres el goce de su cuerpo, a los nios el de un autoerotismo sin trabas y a los marginales e! derecho a desplegar sus fantasmas y prcticas perversas. Edipo era visto en esos das, junto con

    1 Recherches, marzo de 1973. Entre los participantes encontramos los nombres de Gilles Deleuze, Michel Foucault, Jean Genet, Flix Guattari, etctera.

    PALABRAS PRELIMINARES

    Freud, Me!anie Klein y Lacan, como e! cmplice de un capitalismo burgus de! cual era preciso liberarse so pena de volver a caer bajo e! yugo del conservadorismo. El antiedipismo haca furor, J apoyado, por otra parte, en la gran tradicin de los utopistas o libertarios que, de Platn a Campanella, haban soado con una posible abolicin de la familia. 4

    En nuestros das, los interesados juzgan obsoletas esas opiniones, e incluso hostiles a la nueva moral civilizada en bsqueda de norma y familiarismo recuperado. Pues parece claro que el acceso tan esperado a una justa igualdad de derechos en materia de prcticas sexuales -para las mujeres, los nios, los homosexuales- tiene como contrapartida, no la proclamacin de una ruptura con el orden establecido, sino una fuerte voluntad de integracin a una norma antao deshonrosa y origen de persecuciones.

    Al mismo tiempo, jams fue el sexo tan estudiado, codificado, medicalizado, expuesto, medido, peritado. Las numerosas investigaciones y pericias contemporneas sobre la familia o su situacin tienen como corolario nuevos estudios sexo lgicos acerca de las parejas y los acoplamientos ms sofisticados. Las descripciones prosaicas de las distintas prcticas florecen en el lugar de una palabra sobre el sexo, rebelde o ntima. Tambin confirman el enorme inters que

    J El antiedipismo se apoyaba en la obra de Gilles Deleuze y Flix Guattari, L'Anti-CEdipe. CajJiralisme ee Schizophrnia, Pars, Minuit, 1972 [trad. esp.: El anti-EdiPo. Capiralismo y esquizofrenia, Barcelona, Paids, 1998). Al respecto, el lector debe remitirse al captulo 7 de la presente obra, "El poder de las madres".

    1 "Las mujeres de nuestros guerreros", escribe Platn, "sern comunes a todos: ninguna de ellas vivir en particular con ninguno de ellos. Del mIsmo modo, los nios sern compartidos y los padres no conocern a sus hijosi ni stos, a sus padres" (La Rpublique, Pars, Gallimard, col. "Bibliotheque de la Pliade", 1950, p. 415 [trad. esp.: Repblica, Buenos Aires, Eudeba, 1977]).

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    LA FAMILIA EN LlF.50RLlEN

    nuestra poca presta hoya una forma indita de pornografa que podemos calificar de puritana, visto que presenta una clasificacin fra, minuciosa y casi botnica de las diferentes exhibiciones del sexo: en la literatura, la pintura, el arte cinematogrfico.

    Asociado a ese fenmeno, el gran deseo de normatividad de las antiguas minoras perseguidas siembra el desorden en la sociedad. Todos temen, en efecto, que no sea otra cosa que el signo de una decadencia de los valores tradicionales de la familia, la escuela, la nacin, la patria y sobre todo la paternidad, el padre, la ley del padre y la autoridad en todas sus formas. En consecuencia, lo que perturba a los conservadores de todos los pelajes ya no es la impugnacin del modelo familiar sino, al contrario, la voluntad de someterse a l. Excluidos de la familia, los homosexuales de antao eran al menos reconocibles, identificables, y se los marcaba y estigmatizaba. Integrados, son ms peligrosos por ser menos visibles. Todo sucede como si hubiera que rastrear en ellos lo inefable, lo idntico o la diferencia abolida. De all, el terror del final del padre, de un naufragio de la autoridad o de un podero ilimitado de lo materno, que ha invadido el cuerpo social en el momento mismo en que la clonacin parece amenazar al hombre con una prdida de su identidad.

    Sin orden paterno, sin ley simblica, la familia mutilada de las sociedades posindustriales se vera, dicen, pervertida en su funcin misma de clula bsica de la sociedad. Quedara librada al hedonismo, la ideologa de la "falta de tabes". Monoparental, homoparental, recompuesta, deconstruida, clonada, generada artificialmente, atacada desde adentro por presuntos negadores de la diferencia de los sexos, ya no sera capaz de transmitir sus propios valores. En consecuencia, el Occidente judeocristiano y, ms an, la democracia republicana estaran bajo la amenaza de la des-

    PALABRAS PRELIMINARES

    composicin. De all, la evocacin constante de las catstrofes presentes y venideras: los profesores apualados, los nios violadores y violados, los automviles incendiados, los suburbios librados al crimen y la ausencia de toda autoridad.

    De tal modo, y con respecto a la familia, nuestra poca genera un trastorno profundo, uno de cuyos reveladores sera, a mi juicio, el deseo homosexual, convertido en deseo de normatividad, en el momento mismo en que los poderes del sexo parecen estar ms extendidos que nunca en el corazn de una economa liberal que tiende cada vez ms a reducir al hombre a una mercanca.

    He consagrado este trabajo a penetrar el secreto de esos trastornos de familia.

    Fundada durante siglos en la soberana divina del padre, la familia occidental se vio, en el siglo XVIlI, ante el desafo de la irrupcin de lo femenino. Se transform, entonces, con la aparicin de la burguesa, en una clula biolgica que otorgaba un lugar central a la maternidad. El nuevo orden familiar logr poner freno a la amenaza que representaba esa irrupcin de lo femenino, a costa del cuestionamiento del antiguo poder patriarcal. A partir de la declinacin de ste, cuyo testigo y principal terico fue Freud al revisitar la historia de Edipo y Hamlet, se puso en marcha un proceso de emancipacin que permite a las mujeres afirmar su diferencia, a los nios ser considerados como sujetos y a los "invertidos", normalizarse. Ese movimiento gener una angustia y un desorden especficos, ligados al terror por la abolicin de la diferencia de los sexos y, al final del camino, la perspectiva de una disolucin de la familia.

    En esas condiciones, est el padre condenado a no ser ya ms que una funcin simblica? Debe obstinarse en vestir

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    los oropeles del patriarca de antao, como querran los conservadores? Debe, al contrario, transformarse en un educador benevolente, como lo anhelan los modernistas? Si el padre ya no es el padre, si las mujeres controlan por completo la procreacin y los homosexuales tienen la capacidad de hacerse un lugar en el proceso de la filiacin, si la libertad sexual es a la vez ilimitada y codificada, transgresora y normalizada, podemos decir, no obstante, que la familia est amenazada? Asistimos al nacimiento de una omnipotencia de lo "materno" que aniquilar de manera definitiva el antiguo poder de lo masculino y lo "paterno" en beneficio de una sociedad comunitarista amenazada por dos grandes espectros: el culto de s mismo y la clonacin?

    Tales son las cuestiones planteadas por este libro.

    1. Dios padre

    Como es sabido, en 1956 Claude Lvi-Strauss sealaba:

    La vida familiar est presente en prcticamente todas las sociedades humanas, incluso en aquellas cuyas costumbres sexuales y educativas estn muy distantes de las nuestras. Tras haber afirmado durante alrededor de cincuenta aos que la familia, tal como la conocen las sociedades modernas, no poda ser sino un desarrollo reciente, resultado de una prolongada y lenta evolucin, los antroplogos se inclinan ahora a la opinin contraria; a saber, que la familia, apoyada en la unin ms o menos duradera y socialmente aprobada de un hombre, una mujer y sus hijos, es un fenmeno universal, presente en todos los tipos de sociedades. I

    El carcter de fenmeno universal de la familia, que supone por un lado una alianza (el ma trimonio) y por otro una filia-

    I Claude Lvi-Strauss, "La famille", en Raymond Bellour y Catherine Clment (comps.), Claude Lvi-Strauss . Textes de et sur Claude LviStrauss, Pars, Gallimard, 1979, p. 95. Cf. tambin Jack Goody: "En la historia del gnero humano no se conoce prcticamente ninguna sociedad en la cual la familia elemental (nuclear) no haya cumplido un papel importante, en la inmensa mayora de los casos como grupo residente en la misma casa" (La Famille en Europe, Pars, Seuil, 2001, pp. 12-15 [trad. esp.: La familia europea, Barcelona, Crtica, 2001]) . Desde los primeros estudios de Herodoto se enumeraron en el mundo entre cuatro mil y cinco mil sociedades. En todas ellas est presente la familia conyugal.

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    cin (los hijos), radica entonces en la unin de un hombre y una mujer, es decir, un ser de sexo masculino y otro de sexo femenino. l

    Luego de subrayar que la universalidad de la familia se basa en esta concepcin naturalista de la diferencia de los sexos, Claude Lvi-Strauss corrige el posible efecto dogmtico de la adhesin a esa evidencia agregando que para la creacin de la familia es necesaria otra condicin: la existencia previa, dice, de "otras dos familias, una dispuesta a proporcionar un hombre, y otra, una mujer, que gracias a su matrimonio darn origen a una tercera, y as indefinidamente". E,>ta precisin nos lleva a advertir la posibilidad de dos enfoques del fenmeno familiar. El primero, sociolgico, histrico o psicoanaltico, privilegia el estudio vertical de las filiaciones y generaciones insistiendo en las continuidades o distorsiones entre los padres y los hijos, as como en la transmisin de los saberes y las actitudes, heredados de una generacin a otra. El segundo, ms antropolgico, se ocupa sobre todo de la descripcin horizontal, estructural o comparativa de las alianzas, y subraya que cada familia proviene siempre de la unin -y por lo tanto de la fragmentacin-de otras dos. En un caso utilizaremos sin dudar la palabra "familia"; en el otro, hablaremos de "parentesco". 3

    l En este aspecto, Fran;:oise Hritier se ubica en filiacin directa con la enseanza de su maestro, Claude lvi-Strauss, cuando afirma que "la observacin de la diferencia de los sexos est en el origen de todo pensamiento, sea tradicional o cientfico". A lo cual agrega que existe una dominacin ancestral, de lo masculino sobre lo femenino, que slo pudo "quebrarse en el siglo xx con la aparicin del control de la fecundacin por parte de las mujeres" (Masculin/fminin . La Pense de la diffrence, Pars, Odile Jacob, 1996 [trad. esp.: Masculino/femenino: el pensamiento de la diferencia, Barcelona, Ariel, 1996]).

    J Claude lvi-Strauss, "Prface", en Andr Burguiere, Christiane Klapisch-Zuber, Martine Segalen y Fran;:oise Zonabend (comps.), Histoire de lafamiUe (1986), vol. 1, Pars, GlF, col. "Rfrences", 1994, p. 10 [trad.

    DIOS PADRE

    Como quiera que sea, citamos tambin a Lvi-Strauss, "lo que diferencia realmente al hombre del animal es que, en la humanidad, una familia no puede existir sin sociedad, es decir, sin una pluralidad de familias dispuestas a reconocer la existencia de otros vnculos al margen de los lazos de la consanguinidad, y que el proceso natural de la filiacin slo puede proseguir a travs del proceso social de la alianza".4 De all se derivan, por un lado, la prctiCa del intercambio,5 que define el modo de establecimiento de los lazos matrimoniales entre los grupos sociales -yen especial la circulacin de las mujeres-, y por otro, la necesidad de la prohibicin del incesto, la cual supone que las familias "slo pueden aliarse unas a otras y no cada una por su cuenta, consigo misma".6

    El carcter necesario de esta prohibicin para la constitucin de la familia se debe a que, ms all de la primaca natural inducida por la diferencia sexual (la unin de un hombre y una mujer), interviene otro orden de realidad que, esta vez, no compete a un fundamento biolgico. En efecto, si la institucin de la familia se apoya en la existencia de una diferencia anatmica, tambin supone, en igual medida, la existencia de otro principio diferencial cuya aplica

    esp.: Historia de la familia, 2 volmenes, Madrid, Alianza, 1988J. En el resto de la presente obra utilizo ambos trminos en ese sentido.

    4 Ibd., p. 119. Cf. tambin Fran~oise Hritier, V Exercice de la parent, Pars, Gallimard/Seuil, col. "Hautes tudes", 1981.

    5 la nocin de intercambio asumi una gran importancia en antropologa desde la publicacin del "Essai sur le don: forme et raison de I'change dans les socits archa'iques", de Marcel Mauss, en Sociologie et anthropologie , Pars, PUF, 1950 [trad. esp.: Sociologa y antropologa, Madrid, Tecnos, 1979]. Vase tambin Claude lvi-Strauss, Les Structures Lmentaires de la parent (1949), Pars, Mouton, 1967 {trad. esp. : Las estructuras elementales del parentesco, Barcelona, Paids, 19931.

    6 Fran;:oise Hritier, Masculin/fminin, ob. cit., p. 119.

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    cin asegura, en la historia de la humanidad, el paso de la naturaleza a la cultura. En consecuencia, el interdicto del incesto es tan necesario para la creacin de una familia como la unin de un sexo masculino a un sexo femenino.

    Construccin mtica, el interdicto est ligado a una funcin simblica. Es un hecho de cultura y de lenguaje que prohbe en diversos grados los actos incestuosos, justamente debido a que existen en la realidad. Por eso permite diferenciar el mundo animal del mundo humano, al arrancar una pequea parte del hombre a ese continuum biolgico que caracteriza el destino de los mamferos. En esas condiciones, la familia puede considerarse como una institucin humana doblemente universal, porque asocia un hecho de cultura, construido por la sociedad, a un hecho de naturaleza, inscripto en las leyes de la reproduccin biolgica. Conviene sealar, sin embargo, que si bien la prohibicin del incesto (entre madre e hijo y padre e hija) parece ser, con algunas excepciones,7 una de los grandes invariantes de la doble ley de la alianza y la filiacin, no siempre se la interpret de la misma manera segn las sociedades y las pocas.8 As, el casamiento entre pa

    7 Cf. Christian Jambet, "Morale de I'inceste et inceste moral. L'Iran mazden", La Revue des Oeux Mondes, mayo de 2001, pp. 124-130.

    ~ Cuando se habla de la universalidad de la prohibicin del incesto, se alude en general al incesto entre ascendientes y descendientes (padre/hija, madre/hijo) y no a las otras fom,as de relaciones incestuosas, no incluidas en la misma prohibicin en la totalidad de las sociedades humanas. En las sociedades democrticas de nuestros das, el acto incestuoso entre adultos es reprobado y siempre se vive como una tragedia y, por lo tanto, como un interdicto "interiorizado"; pero no se castiga como tal si ninguno de los involucrados hace una denuncia. Slo se sancionan la pedofilia (incestuosa o no) , la corrupcin de menores, la violacin, el exhibicionismo o el atentado al pudor. La ley prohbe el matrimonio incestuoso y no se admite filiacin alguna para el hijo nacido de una relacin semejante. Slo puede reconocerlo la madre, si lo declara de padre desconocido.

    DIOS PADRE

    rientes cercanos (primos, primas, hennanos, hennanas, cuadas, etc.) fue ampliamente admitido en las civilizaciones antiguas, antes de ser prohibido por la Iglesia cristiana.9

    La existencia de esos dos rdenes, en los cuales se mezclan una multitud de diferencias ligadas a las costumbres, los hbitos, las representaciones, el lenguaje, la religin y las condiciones geogrficas e histricas, est en el origen de una enorme abundancia de experiencias humanas. Por eso, interrogado por un socilogo sobre la posicin que debera asumir la antropologa, como disciplina, con respecto a la cuestin de las nuevas formas de organizacin de la familia, Lvi-Strauss respondi: "El abanico de las culturas humanas es tan amplio, tan variado (y de tan fcil manipulacin), que en l encontramos sin esfuerzo argumentos en apoyo de cualquier tesis. Entre las soluciones concebibles a los problemas de la vida en sociedad, el papel del etnlogo consiste en catalogar y describir las que, en determinadas condiciones, se revelaron viables".lo

    Si el abanico de las culturas es lo suficientemente amplio para permitir una variacin indefinida de las modalidades de la organizacin familiar, es bien sabido, y Lvi-Strauss lo dice con claridad, que ciertas soluciones son duraderas y otras no lo son. En otras palabras, es preciso admitir que dentro de los dos grandes rdenes de lo biolgico (diferencia sexual) y lo simblico (prohibicin del incesto y otros

    9 Segn Jack Goody, la institucin del matrimonio cristiano y su reglamentacin definitiva en el siglo XII pusieron fin en Europa a las uniones entre parientes cercanos, ya que a partir de entonces se las consider "incestuosas". Cf. La Famille en Europe, ob. cit., pp. 49-7l.

    10 Citado por ric Fassin, "La voix de I'expertise et les silences de la science dans le dbat dmocratique", eh Daniel Borillo, ric Fassin y Marce\a Iacub, Au-dela du pacs . L'Expertise familiale d l'preuve de l'homosexualit, Pars, PUF, 1999, p. 10.

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    interdictos) se desplegaron durante siglos no slo las transformaciones propias de la institucin familiar, sino tambin las modificaciones de la mirada puesta sobre ella a lo largo de las generaciones.

    Por consiguiente, no basta con definir la familia desde un mero punto de vista antropolgico; tambin debemos saber cul es su historia y cmo se introdujeron los cambios caractersticos del desorden que hoy parece afectarla.

    La palabra misma encubre diferentes realidades. En un sentido amplio, la familia siempre se defini como un conjunto de personas ligadas entre s por el matrimonio y la filiacin, e incluso por la sucesin de individuos descendientes unos de otros: un genos, un linaje, una raza, una dinasta, una casa, etctera. I 1Para Aristteles, opuesto en este aspecto a Platn,12 se define como una comunidad (oikia u oikos) que sirve de base a la ciudad (polis). Lejos de conformar un grupo, est organizada en una estructura jerrquica, centrada en el principio de la dominacin patriarcal. La constituyen tres tipos de relaciones, calificadas de "elementales": el vnculo entre el amo y el esclavo, la asociacin entre el esposo y la esposa, el lazo entre el padre y los hijos. En consecuencia, la oikia demuestra ser indispensable para la vida en sociedad, porque toda ciudad est compuesta de familias y, privada de ellas, una ciudad correra el riesgo de hundirse en la anarqua.

    En cuanto a la llamada familia conyugal "nuclear" o "restringida", tal como la conocemos hoy en Occidente, es la culmina-

    II Cf. ]ean-Louis Flandrin, Familles, paTent, maison, sexualit dans !'ancienne socit (1976), Pars, Seuil, col. "Points", 1984, pp. 10-11, Y Franc;oise Zonabend, "De la famille. Regard ethnologique sur la parent et la famille", en Andr Burguiere et al. (comps.), Histoire de lafamille, vol. 1, ob. cit., p. 19-10l.

    12 Aristteles, Politique, vol. 1, Pars, Vrin, 1955 [trad. esp.: Poltica, Madrid, Alianza, 1993]. Vase tambin la p. 103 de la presente obra.

    DIOS PADRE

    cin de una larga evolucin -del siglo XVI al siglo XVI 11-, en el transcurso de la cual el ncleo padre-madre-hijo(s), del que habla Lvi-Strauss, se separ de lo que constitua antao las amilias: lm conjunto, una casa, un grupo, que inclua a los dems parientes, los allegados, los amigos, los domsticos. No obstante, esta estructura nuclear bsicalJ parece haber existido en Europa desde la Edad Media, mucho antes de convertirse en el modelo dominante de la poca moderna.

    Podemos distinguir tres grandes perodos en la evolucin de la familia. En un primer momento, la llamada familia "tradicional" sirve, ante todo, para asegurar la transmisin de un patrimonio. Los casamientos se arreglan entonces entre los padres sin tomar en cuenta la vida sexual y afectiva de los futuros esposos, unidos en general a una edad precoz. Segn esta perspectiva, la clula familiar se apoya en un orden del mundo inmutable y sometido en su totalidad a una autoridad patriarcal, verdadera transposicin de la monarqua de derecho divino. En un segundo momento, la llamada familia "moderna" se convierte en el receptculo de una lgica afectiva, cuyo modelo se impone entre fines del siglo XVlIl y mediados del siglo xx. Fundada en el amor romntico, sanciona a travs del matrimonio la reciprocidad de sentimientos y deseos carnales. Pero tambin valoriza la divisin del trabajo entre los cnyuges, a la vez que hace del hijo un sujeto cuya educacin est a cargo de la nacin. La atribucin de la autoridad es entonces objeto de una divisin incesante entre el Estado y los progenitores, por un lado, y entre los padres y las madres, por otro. Por ltimo, a partir de la dcada de 1960, se

    II Sobre todo en Europa occidental, central y del norte. Cf. Andr Burguiere y Franc;o is Lebrun, "Les cent et ne familles de I'Europe", en Andr Burguiere et al. (comps.), Histoire de lafamille, vol. 3, ob. cit., pp. 21-123.

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    impone la llamada familia "contempornea" -o "posmoderna"-, que une por un perodo de extensin relativa a dos individuos en busca de relaciones ntimas o expansin sexual. La atribucin de la autoridad comienza entonces a ser cada vez ms problemtica, en correspondencia con el aumento de los divorcios, las separaciones y las recomposiciones conyugales. 14

    Que esta ltima organizacin familiar sea el sntoma de la importancia que el siglo XIX asignaba a la vida privada, o que sta se haya impuesto como objeto de estudio debido a ese movimiento, importa poco en comparacin con el hecho mismo, verdadero trastocamiento, producido en la sociedad occidental alrededor de 1850.15 La esfera de lo privado, como lo destaca Michelle Perrot, 16 surgi de una zona "oscura y maldita" para convertirse en el mbito de una de las grandes experiencias subjetivas de nuestra poca.

    Paralelamente, la descripcin literaria e histrica de la familia -o de la vida de las familias- fue sustituida, entre 1861 y 1871, por un enfoque estructural de los sistemas de parentesco puesto en marcha por las nuevas ciencias humanas: sociologa, antropologa, psicologa. Y la transformacin de la mirada dirigida hacia esta realidad tuvO como consecuencia valorizar la toma en consideracin de las fun

    14 Se encontrar una buena sntesis de la evolucin de la familia en Occidente en las distintas obras de Fran

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    En el derecho romano, el pater es quien se autodesigna como padre de un hijo por adopcin, al alzarlo en sus brazos. En consecuencia, la filiacin biolgica (genitor) apenas se tiene en cuenta si no es seguida por la designacin por el gesto o la palabra. De ese ritual se deriva la posicin de mando del padre en e! seno de la familia, as como la sucesin de los reyes y emperadores en el gobierno de la ciudad.

    La paternidad natural, entonces, no tiene significacin en el derecho romano: "El nio que no es reconocido como su hijo por un hombre, aun cuando haya nacido de su esposa legtima y de sus actos, carece de padre". En cuanto al padre, puede, si quiere, legitimar a cualquier hijo natural: "Puede, como a cualquier extrao, darle todo, declararlo heredero y despojar a los hijos legtimos en su beneficio, pues l es el amo de su casa. Pero puede igualmente dejarlo en la indigencia, ignorarlo por completo: ese nio no es su hijo y l no le debe nada".IB

    Sin abolir la paternidad adoptiva, el cristianismo impone la primaca de una paternidad biolgica a la cual debe corresponder obligatoriamente una funcin simblica. A imagen de Dios, el padre es considerado como la encarnacin terrestre de un poder espiritual que trasciende la carne. Pero no por ello deja de ser una realidad corporal sometida a las leyes de la naturaleza. En consecuencia, la paternidad ya no deriva, como en el derecho romano, de la voluntad de un hombre, sino de la de Dios, que cre a Adn para engendrar una descendencia. Slo es

    18 Jacques MulJiez, "La dsigmition du pere", en Jean Delumeau y Daniel Roche (comps.), Hiswire des peres et de la patemit (1990), Pars, Larousse, 2000, p. 45. Con respecw al debate moderno sobre la paternidad adoptiva, conviene remirse al captulo 7 de la presente obra, "El poder de las madres".

    DIOS PADRE

    declarado padre quien se somete a la legitimidad sagrada del matrimonio, sin la cual ninguna familia tiene derecho de ciudadana.

    El padre, entonces, es quien toma posesin del nio, ante lodo porque su semen marca el cuerpo de ste y, adems, porque le da su nombre. Por lo tanto, transmite al nio un doble patrimonio: el de la sangre, que imprime una semejanza, y el del nombre -nombre de pila y patronmico-, que atribuye una identidad, en ausencia de toda prueba biolgica y de cualquier conocimiento del pape! respectivo de los ovarios y los espermatozoides en el proceso de la concepcin. Desde luego, el padre es reputado como tal en la medida en que se supone absolutamente fiel a la madre. Por otto lado, la eventual infidelidad del marido no tiene efecto sobre la descendencia, porque sus "bastardos" se conciben fuera del matrimonio y, por ende, fuera de la familia. En cambio, la infidelidad de la mujer es literalmente impensable porque atentara contra e! principio mismo de la filiacin, debido a la introduccin secreta, en la descendencia del esposo, de una simiente ajena a la suya y, por lo tanto, a la "sangre" de la familia.

    En realidad, slo la nominacin simblica19 permite garantizar al padre que es, sin duda, el progenitor de su descendencia, por la sangre y el semen: "En la poca medieval", escribe Didier Len, "la mayora de los hombres estn convencidos de que, durante la concepcin, la simiente femenina no cumple ningn papel en la formacin del em

    19 Existen varias modalidades de la transmisin del nombre del padre, cuya huella encontramos hoy en la costumbre de dar al primognito el nombre de pila del abuelo paterno y a la primognita el de la abuela paterna, y as sucesivamente. Tambin puede transmitirse al hijo mayor, adems del apellido, el nombre de pila del padre o el padrino.

  • 25 24 LA FAMILIA EN DE$OROEN

    brin y slo el esperma masculino permite la existencia de virtudes informativas y transmite semejanzas".20

    El padre, por consiguiente, slo es un padre procreador en tanto es un padre por la palabra. Y este lugar atribuido al verbo tiene por efecto, a la vez, reunir y escindir las dos funciones de la paternidad (pater y genitor), la de la nominacin y la de la transmisin de la sangre o la raza. 21 Por un lado el engendramiento biolgico designa al progenitor, por otro la vocacin discursiva delega en el padre un ideal de dominacin que le permite alejar a su progenitura de la bestia, la animalidad, el adulterio y e! mundo de los instintos, encarnados por la madre. La palabra de! padre, al esbozar la ley abstracta de! lagos y la verdad, slo prolonga el alimento materno al precio de separar al nio del lazo camal que, desde e! nacimiento, lo une al cuerpo de la madre. 22

    Es cierto, los telogos de la Edad Media se preguntaron hasta qu punto, en e! momento del orgasmo, la emisin de

    10 Didier Len, "Tendres souverains", en Jean Delumeau y Daniel Rache (comps.), HislOire des peres . .. , ob. cit., p. 26. El descubrimiento experimental de los ovarios se producir en 1668 y el del espermatozoide (por medio del microscopio), en 1674. En cuanto al proceso de fecundacin, se establecer en 1875.

    I1 Hasta el siglo XVIII, la pertenencia a la "raza" nobiliaria se defina por los lazos de sangre, es decir, por la antigedad de la ascendencia y el valor de las alianzas. En el siglo siguiente, la burguesa reemplazara esta pertenencia por la de los lazos hereditarios, asimilados a una "raza" biolgica "buena" o "mala". "Las familias", escribe Michel Foucault, "llevaban y ocultaban una especie de blasn invertido y oscuro cuyos cuarteles infamantes eran las enfermedades o las taras de la parentela: la panlisis general del abuelo, la neurastenia de la madre, la tisis de la segundona, las tas histricas o erotomanacas, los primos de malas costumbres" (La Volonc de savoir, Pars, Gallimard, 1976, p. 165 [trad. esp.: Historia de la sexualidad, l . La voluntad de saber, Mxico, Siglo XXI, 1985]).

    21 Odile Roben, "Poner le nom de Dieu", en Jean Delumeau y Daniel Rache (comps.), Histoire des peres ... , ob. cit., pp. 145-167.

    OIOS PADRE

    un lquido por la mujer poda desempear un papel en la procreacin. La simiente femenina era necesaria para el engendramiento de un nio "normal"? Y, si faltaba, cul poda ser el riesgo para la descendencia? Sin embargo, todos estos interrogantes no apuntaban tanto a definir el estatus de un eventual deseo femenino en la procreacin como a hacer del vientre materno el receptculo ms fecundo de la potencia paterna, fuente de reproduccin. 2J Por eso, en las representaciones cristianas de la unin conyugal la mujer siempre se muestra dada vuelta, con la espalda contra el suelo. Debe dejarse "labrar" pasivamente, como un surco frtil, por el pene del hombre. En cambio, en las relaciones prohibidas, hechas de "fornicacin" o placeres secretos, se la aparta de esa imagen para pintarla como dominadora o hechicera .

    El orden de la procreacin debe respetar el orden del mundo. Penetrada por el hombre tendido sobre ella, la mujer ocupa su verdadero lugar. Pero si la posicin se invierte, el orden del mundo se pervierte. Slo la imagen del hombre que cabalga a la mujer y penetra su carne se juzga conforme a la norma. 24

    La doble temtica del padre separador, dotado de cultura y cogito, fuente de libertad y alimento espiritual, y de la madre, naturaleza exuberante hecha de fluidos y sustancias,

    lJ Jean-Louis Flandrin, Le Sexe et l'Occident. volution des actitudes el des compoTlements, Pars, Seuil, col. "Points", 1981 [trad. esp.: La moral sexual en Occidente . Evolucin de las actitudes y comportamientos, Barcelona, Juan Granica, 1984J.

    14 Pierre Bourdieu informa que, en Cabilia. el mito del origen del amor fsico describe el pasaje de una actividad sexual anmica, en la cual la mujer es activa e iniciadora, a un

  • 26 27 LA FAMILIA EN DESORDEN

    fue uno de los grandes componentes de la representacin j udeocristiana de la familia. 25 Ser retomada como herencia, luego de sufrir serias revisiones, por la filosofa de las Luces y e! psicoanlisis.

    Sin embargo, ya est presente, aunque en otra forma, en la tragedia griega, cuyo mensaje ser asimilado por e! cristianismo.

    Como se sabe, en la triloga La Orestada , de Esquilo, que pone en escena la historia de la familia de los tridas, Apolo no reconoce como culpable de! crimen de matricidio a Orestes, asesino de Clitemnestra, debido a que la madre no es sino e! receptculo del germen que ha llevado en su seno. "Slo e! padre engendra", dice Apolo al corifeo:

    La mujer que da a luz a aquel a quien se llama su hijo no es su madre, sino la nodriza de! germen que se engrosa recin sembrado. Engendra quien con ella se junta. Ella, como la extranjera para e! extranjero, ha salvaguardado al retoo, si ste es de los que no son nocivos para los dioses. Voy a mostrarte una seal de ese razonamiento: se puede ser padre sin una madre. Muy cerca de nosotros est e! testimonio; mralo: la hija de Zeus Olmpico, que no tuvo su alimento en las tinieblas de un vientre.26

    2, Se la encuentra en Johann Jakob Bachofen y luego en Sigmund Freud y Jacques Lacan. Sobre estas cuestiones, el lector puede remitirse a los captulos siguientes de este volumen.

    2~ Esquilo, Les Eumnides, en Les Tragiques grecs, Pars, Robert Laffom, col. "Bouquins", 2001, p. 422 [trad. esp.: Las Eumnides, en Tragedias completas, Madrid, Ctedra, 1983]. Maurice Godelier ha sealado que entre los baruyas de Nueva Guinea el semen valoriza a los hombres y la sangre menstrual devala a las mujeres. Slo el semen es capaz de nutrir al feto y producir el esqueleto. Cf. L1. Production des grands hommes. Pouvoir et domination masculine chez les Baruya de NouveUe-Guine, Pars, Fayard, 1982 [trad. esp.: L1. produccin de los grandes hombres. Poder y dominacin masculina entre los baruya de Nueva Guinea, Madrid, Akal, 1986J.

    DIOS PADRE

    Culpable de matricidio, Orestes es perseguido por las Erinias, defensoras del derecho de la familia al exigir que, en cada generacin, un crimen que hace correr "sangre de la misma sangre" sea castigado con otro crimen. Nacidas de Gea y las gotas de sangre del pene de Urano, cuando su hijo Crono lo castr, estas Erinias -o divinidades vengadoras- son de naturaleza animal y sacrificial y estn dotadas de una omnipotencia matriarcal. Frente a ellas, Apolo defiende los lazos de! matrimonio y del patriarcado que imponen la venganza al pariente ms cercano de un hombre asesinado. Por eso disculpa a Orestes afirmando que no es tanto el hijo de su madre como de aquella que lleva el germen de su padre. En consecuencia, Orestes es, ante todo, el hijo de un padre, porque slo la potencia masculina es capaz de engendrar. Interviene entonces Atenea, hija de Zeus: "No hay madre que me haya engendrado; siempre me complace lo varonil-salvo para conocer las nupcias- con toda la fuerza de mi corazn, y sin duda alguna soy adicta al padre. As, preferir no infligir un castigo por la muerte de una mujer, cuando sta ha matado a su marido, el ojo de su casa".27

    A la vez que tambin ella invoca la supremaca del poder patriarcal sobre e! matriarcado, Atenea salva a Orestes. Pues condena al mismo tiempo a Apolo y a las Erinias, a quienes obliga a convertirse en Eumnides, o divinidades benevolentes. Luego instaura el Arepago -o tribunal de los ciudadanos-, al cual confa la misin de juzgar y castigar los crmenes. De tal modo, e! derecho de la razn y de!logos separador, originado en Zeus y los olmpicos, sustituye el derecho mtico y arcaico (mythos) de las familias embargadas por la desmesura. lB

    27 Esquilo, Les Eumnides, ob. cir., p. 424. 28 Tal es, en todo caso, el mensaje de Esquilo a los atenienses en 458

    a.c., cuando pone en escena la historia legendaria de los Atridas. Sobre

  • 29 LA I'AMILlA EN DESORDEN28

    A travs del don del nombre y gracias a la visibilidad de una semejanza, en la Edad Media el padre se convierte, entonces, en un cuerpo inmortal. Aunque su carne est destinada a la muerte, l prolonga, en el nombre que llevarn sus descendientes, el recuerdo de sus ancestros, que a su vez perpetuaron la memoria de la imagen original de Dios padre.

    Esta concepcin de una paternidad monoltica, pero escindida en dos componentes -la carne y el espritu, el germen y ellogos, la naturaleza y el cogito-, se refleja en la tesis medieval de los dos cuerpos del rey que distingue, en el soberano, un cuerpo personal perecedero y un cuerpo poltico eterno, cuyos miembros son los sbditos del reino. Doctrina bicorporal, esta teora conduce a sacralizar en el monarca de derecho divino no slo al padre, encarnacin de Dios sobre la tierra, sino al mismo Estado, seguro de su perennidad ms all de la persona real. 29

    Clivado para unificarse mejor, el prncipe monrquico ejerce una dominacin exclusiva sobre el orden materno, a fin de que ninguna irrupcin de lo femenino pueda desbordarlo. Y aun en el siglo XVI, cuando el absolutismo real europeo se aparte del cosmos divino, en el momento de las guerras de religin, los artfices de la nueva soberana monrquica mirarn el cuerpo de las familias como el lugar de todos los peligros.

    As, Jean Bodin, terico del fundamento profano de la realeza, sita lo masculino del lado de la razn y lo femenino del lado del apetito pasional, para demostrar con mayor claridad el peligro existente en la posibilidad de que las mujeres se libe

    29 Debemos el estudio de esta doctrina a Ernst Kantorowicz, quien mostr que permita comprender la genealoga del Estado moderno. Cf. L'Empereur Frdric II (1927) Y Les Deux Corps du roi (1957) [trad. esp.: Los dos cuerpos de! rey, Madrid, Alianza, 1985], seguidos de Alain Boureau, Hiswires d'un hiswrie n , KanwTOwicz, Pars, Gallimard, col. "Quarto", 2000.

    DIOS PADRE

    ren de su sometimiento al orden marital. A su juicio, lo femenino, fuente de desorden, debe ser controlado por las leyes del matrimonio, as como es preciso prohibir la ginecocracia.JO

    En Bodin, la mejor expresin de este extrao pavor se encuentra sin duda en De la dmonomanie des sorciers, de 1580. Al igual que la religin, dice el autor, la familia debe perpetuar la soberana del padre, y slo podr lograrlo si se libera de la influencia de la hechicera. Pues la bruja, verdadero paradigma de la desmesura femenina, desafa permanentemente su autoridad al oponerle un poder malfico, sexual, seductor, "atesta", fuente de sedicin y licencias. Por eso es necesario combatir, sin la ms mnima clemencia, a las mujeres que se entregan a prcticas diablicas, pues con ello atacan la nocin misma de soberana.JI

    A mediados del siglo XVII, la concepcin de la autoridad paterna sostenida por Thomas Hobbes en su Leviatn tambin se asocia a una teora dellogos separador. Hobbes considera que el orden del mundo est compuesto por dos principios soberanos: el estado de naturaleza, representado por la madre, nica que puede sealar el nombre del padre, y el estado de adquisicin, encarnado por este ltimo: "Si no hay contrato", escribe Hobbes, "la autoridad corresponde a la madre. Pues en el estado de naturaleza, en el cual no existe ninguna ley sobre el matrimonio, no puede saberse quin es el padre, a menos que la madre lo designe. Por ende, el derecho de la autoridad sobre el nio

    Jll Sobre la cuestin de la ginecocracia, el lector puede remitirse al captulo 2 de este libro, "La irrupcin de lo femenino".

    11 Jean Bodin, De la dmonomaniedes sorciers ( 1580), Pars, Gutenberg Reprints, 1980. ef. tambin M. Praud, "La Dmonomanie des sorciers, filie de la RPublique", en lean Bodin. Actes du col/oque interdiscif)linaire des 24-27 nai /984, Angers, Presses de l'universit d'Angers, 1985.

  • LA FAMILIA EN DESORDEN.lO

    depende de su voluntad y, en consecuencia, ese derecho le pertenece". 32

    En el estado de adquisicin, la autoridad corresponde al padre que la ejerce a la manera "de un pequeo rey en su casa", e imita as al gobierno de los hombres en poltica. Pero el padre slo ejerce esa autoridad sobre el hijo porque la madre ha consentido los lazos del matrimonio. De tal modo, el paso del estado de naturaleza al estado poltico est asegurado por una transferencia de soberana que atribuye al padre un poder nacido de la fuerza de un deseo individual. Pues la designacin del padre depende, segn Hobbes, de la voluntad de la madre. Ella lo reconoce, como un sbdito acepta someterse al principio monrquico.

    Sin lugar a dudas, nunca hubo una edad de oro de la omnipotencia paterna, dado que las leyes de la ciudad siempre tuvieron por funcin imponer lmites al ejercicio de su autoridad. Como lo haba mostrado la tragedia de La Orestada, que rechazaba tanto los excesos de la desmesura paterna como el carcter funesto del poder matriarcal, esta autoridad corra el riesgo incesante de revelarse salvaje o destructiva. La dominacin del padre, por lo tanto, sigui siendo constante hasta fines del siglo XIX, pese a la gran fractura de la Revolucin de 1789, que le asest un golpe fatal. Sin embargo, las modificaciones que afectaron de manera permanente la calma seguridad de ese reino suscitaron en los contemporneos de cada poca la impresin de que siem

    J2 Thomas Hobbes, Le Lviachan (1651), traduccin de Grard Mairet, Pms, Gallimard, col. "Folio/Essais", 2000, p. 325 [trad. esp.: Leviatn o la materia, forma y poder de una repblica eclesistica y civil, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 19921. La traduccin de dominio n por "autoridad" es preferible a "dominacin", a fin de sealar con clmidad que el poder del padre no es natural sino construido, y homlogo al del monmca.

    DIOS PADRE JI

    pre estaba amenazada, degradada, escarnecida. De all la angustia que no dej de traducirse en la evocacin de las clebres palabras de Horacio: "Valemos menos que nuestros padres, y nuestros hijos valdrn menos que nosotros".

    Terrible juicio que pareca prohibir a los hijos superar a los padres!

    Llegara, sin embargo, el tiempo de la rebelin, que permitir transformar la opresin en su contrario. Si el padre era, a imagen de Dios, el depositario de una palabra que jams reduca el alma a un cuerpo carnal, era preciso admitir que el hijo fuera, a su turno, capaz de perpetuar, en cuanto hijo, el ideal de ese logos que le haba transmitido el verbo paterno. As, el padre poda tanto encarnar una fuerza mortfera y devastadora como, al contrario, convertirse en el portavoz de una rebelin simblica del hijo contra los abusos de su propio poder.

    La maldicin paterna fue una de las palabras clave del siglo XVIII francs. Voltaire se jact de ser un bastardo e impugn la autoridad de aquel cuyo nombre lIevaba.33 Condenaba tanto al Dios cristiano como al Dios judo del Antiguo Testamento, y al padre maldito por su dureza opona un padre del pueblo, tolerante para con las libertades religiosas, un padre amado por sus sbditos, un gran hombre cuyo modelo era, a su juicio, el rey Enrique IV, asesinado por un fantico.

    El poder paterno se vio disminuido. Como el padre maldeca a su descendencia, el hijo tena el deber de maldecir al padre que haba hecho de l un libertino, esclavo del desenfreno, o un extraviado, obligado a la impotencia. Al ponerse

    lJ Ren Pomeau (comp.), Volraire en son temps, D'Arouet aVolcaire, l 694- l 734, vol. 1, Oxford, Voltaire Foundation/Fayard, 1985.

  • 33 LA FAMILIA EN L)ESORDEN 32

    a su tumo el hbito de padre, no podra sino perpetuar, contra sus propios hijos, la genealoga infernal de la maldicin paterna. No debe sorprendemos, entonces, encontrar la huella de esta profeca de la caducidad reiterada tanto en la principal obra de Restif de La Bretonne, La Vie de mon pere, de 1779, como en las pinturas de Greuze, los relatos de Diderot,34

    los ensayos de Rousseau o las descripciones de filiaciones per

    35

    versas e incestuosas imaginadas por Sade.

    A la figura de Dios padre, fuente de maldicin, se opuso

    desde entonces el principio de una autoridad fundada sobre

    un contrato moral y social. La maldicin de los padres, sin

    duda, arrastraba a los hijos a maldecir a sus propios hijos;

    .14 Freud sealaba en 1938 que Diderot haba indicado, en una sola frase y un siglo antes del psicoanlisis, la importancia del complejo de Edipo: "Si el pequeo salvaje fuera abandonado a s mismo, conservara toda su imbecilidad Y uniera a la escasa razn del nio en la cuna la violencia de las pasiones del hombre de treinta allOs, le retorcera el pescuezo a su padre y se acostara con su madre". Citado por Sigmund Freud en L'Abrg de psychanalyse (1940), Pars, PUF, 1967, p. 64 [trad. esp.: Esquema del psicoanlisis, en Obras completas (oc), vol. 23, Buenos Aires, Amorrortu, 1980).

    ,11 Sobre todo en La Philosophie dans le boudoir (1795), Pars, Gallimard, 1976 [trad. esp.: La filosofa en el tocador, Barcelona, Tusquers, 1989), Sade propicia como fundamento de la Repblica la obligacin del incesto, la sodoma y el crimen (en el captulo "Frant;ais, encore un effort pour devenir rpublicains" ["Franceses, un esfuerzo ms, si queris ser republicanos"]). Segn su parecer, ningn hombre debe ser excluido de la posesin de las mujeres, pero ninguno puede poseer a una en particular. Las mujeres tienen la obligacin de prostituirse, los hijos pertenecen a la Repblica Yno a los padres. Por eso es preciso separarlos de sus madres desde el nacimiento. El tocador sadiano, que pretende ser el modelo de una sociedad futura, se apoya adems en la abolicin radical de la institucin del padre en beneficio de la colectividad de los hermanos. En trminos freudianos, podramos decir que S,1de propone la construccin de una sociedad fundada en la generalizacin de la perversin polimorfa: ni prohibicin del incesto, ni ley del padre, ni logos separador.

    DIOS PADRE

    I'L-ro, a la inversa, a la ternura paterna tambin poda resIl()nder la piedad filial.36

    Al privilegiar la compasin, la familia pudo transformarse ( ' 1\ una institucin que pronto sera suplida por otras insI :mcias -el Estado, la nacin, la patria-, sobre todo cuando (-1 padre fuera juzgado contumaz. Rousseau escribe:

    La ms antigua de todas las sociedades y la nica natural es la de la familia . Sin embargo, los hijos slo permanecen ligados al padre el tiempo que lo necesitan para preservarse. Tan pronto cesa esa necesidad, el lazo natural se disuelve. Los hijos, eximidos de la obediencia que deban al padre, y ste, eximido de los cuidados que deba a ellos, conquistan a la vez la independencia. Si siguen unidos, ya no lo hacen naturalmente sino de manera voluntaria, y la familia misma slo se mantiene por convencin [ ... J. Por lo tanto, la familia es, si se quiere, el prime~ modelo de las sociedades polticas; el jefe es la imagen del padre, el pueblo es la imagen de los hijos y todos, nacidos iguales y libres, slo enajenan su libertad por su utilidad.J7

    Una vez relativizada, la soberana de Dios padre se borr len,mente. Hroe burgus, el padre domstico no tard en suceder al hroe guerrero de la antigua nobleza feudal. Del mismo modo, la familia cristiana que haba relevado a la familia ~Il\tigua, conservando una parte de sus figuras tutelares, fue

    lfi Cf. Jean-Claude Bonnet, "De la famille a la patrie", en Jean Iklumeau y Daniel Roche (comps.), Hiswire des peres .. " ob. cit., p. 253.

    11 Jean-Jacque, Rousseau, Du contrat social, en CEuvres completes, vol. ), Pars, Gallimard, col. "Bibliotheque de la Pliade", 1964, p. 352 [trad. esp.: El contrato social, Madrid, Espasa-Calpe, 1993) . Lynn Hunt dest

  • 35 LA FAMILIA EN DESORDEN34

    sustituida por la familia de los notables. Para ella, la religin era un rito, una costumbre, y ya no el mbito de una manifestacin de la fe en Dios. Pero el padre pronto reinvirti el poder que haba perdido en el escenario de las batallas y la caballera en el teatro de la vida econmica y privada.

    La caducidad de Dios padre result visible -por primera vez, indudablemente, de manera tan clara- en 1757, con la herida que Fran~ois Robert Damiens infligi a Luis XV. De origen campesino, maltratado por su padre, insolente, suicida y al menos extrao en su manera de mantener soliloquios, el hombre que atent el 5 de enero contra la vida del soberano tena sin duda la mente tan trastornada como los dos regicidas anteriores.3s

    Perteneca a la clase de los domsticos escarnecidos por sus amos, pero viva a la sombra y en la intimidad de una nobleza que los induca a pensarse distintos de lo que eran. Ahora bien, a fuerza de ser vilipendiados, perseguidos, seducidos, utilizados, enrolados en las locuras de quienes los dominaban, terminaban por hundirse en la miseria mora[.39

    Obsesionado por la idea de que el reino se encaminaba a su ruina, Dam iens quiso tocar al rey. Y, a travs de ese con tacto que recuerda el gesto de los reyes taumaturgos cuand rozaban con la mano las escrfulas de sus sbditos, su intencin era despertar el espritu del soberano, hacerlo recobra el juicio, curarlo de sus vicios. Por rumores de pasillo, e domstico saba que Francia corra el riesgo de ser goberna

    38 Sobre las analogas y diferencias entre Jacques Clment, Jean Franc;ois Ravaillac Y Franc;ois Roben Damiens, d. Pierre Chevallier, Le Rgicides, Pars, Fayard, 1989. 1~ Cf. Gilles Perrault, Le Secret du roi, vol. 1, Pars , Fayard, 1992, pp 378-387 [trad. esp.: El secreto del rey, Barcelona, Plaza y Jans, 1993], Jacques Delaye, Louis XV et Damiens, Pars, Gallimard, 1986.

    DIOS PADRE

    I LI por una mujer y, peor an, por el cuerpo de las mujeres, l.. pasin que el rey consagraba al sexo de las mujeres . El lIIilujo de lo femenino, por 10 tanto, amenazaba la cabeza i k-I rey, el alma del monarca, la soberana del reino.

    Damiens toc el cuerpo del rey con la hoja de una nava1;1 y reivindic su gesto. Contrariamente a los otros regicidas, 110 quera matar. Sin embargo, ese acto fallido fue para la

    ~,;t leza peor que un asesinato consumado. Luis XV se hun,I( en la melancola. A quienes afirmaban que ese pequeo , nrte no dejara ninguna huella, respondi: "La herida es II\ :\S grave de lo que creis, pues llega al corazn, y si el t'llerpo est bien, esto est mal". Se seal la cabeza: "Y esto '' s imposible de curar".

    En opinin de muchos historiadores, ese acto fallido (lI\uncia por anticipado el regicidio legal del 21 de enero de 1793: la muerte de Luis XVI luego de la abolicin de la monarqua, la agona de Dios padre. Al cortarle la cabeza al I q, dir Balzac, la Revolucin decapit a todos los padres ,le familia.

    Michel Foucault describi el horror del suplicio de iamiens, uno de los ms crueles de todos los tiempos. La resistencia del cuerpo fue tan grande que los caballos se (ksplegaron en sesenta ocasiones antes de romper los miemIlros del desdichado domstico, ya mil veces torturado. Sin t'mbargo, en su martirio, Damiens se convirti, de algn modo, en un doble del rey, encadenado a un lecho de dolor y revelador, a travs de su cuerpo mutilado, del devenir de una monarqua patriarcal presa de sus terrores,40

    4Q Cf. Michel FOllcault, Surveiller et punir. Naissance de la prison, Pa.. is, Gallimard, 1975 [trad. esp.: Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisin, Ml'xico, Siglo XXI, 1976].

  • .36 LA FAMILIA EN DESORDEN

    El rey nO presenci durante mucho tiempo e! suplicio, pero exigi que lo mantuvieran informado de su desarrollo hasta en los menores detalles. En cuanto a los hombres, el espectculo les repugnaba a tal punto que pronto apartaron la vista de la escena. En cambio, como lo destaca Casanova, las mujeres no manifestaron la misma repulsin: "Y apenas haba crueldad en su corazn. Me dijeron, y deb simular creerlo (sic], que no podan sentir la menor piedad por un monstruo semejante, pues tanto amaban a Luis XV".41

    Numerosos fueron los testigos de esta fiesta sombra que conservaron el recuerdo de un comportamiento femenino particular, diferente de la conducta de los hombres y de una ferocidad casi inconfesable. Una especie de goce ilimitado pareca empujar a las mujeres a mirar el horror sin desfallecer.

    La evocacin de esta especificidad femenina en la crueldad42 ser uno de los temas recurrentes del discurso misgino. Y si pudo perdurar a travs de los siglos con tanto vigor, es porque traduca un temor autnticamente masculino a lo femenino y, ms an, una obsesin por la femirzacin del cuerpo social que no hara sino agravarse con la decadencia de la monarqua y la degradacin de la figura de! padre.

    41 Giacomo Casanova de Seingalt, Hiswire de HU! vie (1822), vo\. 5 cap. 3, Pars, Brockhaus et Plon, 1960 [trad. esp.: Memorias, Madrid Aguilar, 1982).

    41 Pero ya encontramos su huella en los mitos griegos, como la le venda de las bacantes, esas mujeres de Tebas enloquecidas por Dioniso capaces de los desbordes ms frenticos.

    2. La irrupcin de lo femenino

    A fines del siglo XIX, cuando Freud introduce en la cultura occidental la idea de que el padre engendra al hijo que ser su asesino, el tema del advenimiento de una posible feminizacin del cuerpo social ya es materia sustancial de un debate sobre el origen de la familia. En esta nueva perspectiva, e! padre deja de ser el vehculo exclusivo de la transmisin psquica y carnal y comparte ese papel con la madre. De all, la frase de Auguste Comte, que invierte por completo la teora medieval de las semejanzas: "Los hijos son en rodos los aspectos, e incluso fsicamente, mucho ms hijos de la madre que de! padre". No ser una sorpresa, entonces, ver surgir en este contexto, y gracias a la difusin de las hiptesis evolucionistas, una vasta polmica en torno de la cuestin del patriarcado y e! matriarcado.

    A partir de los trabajos de Lewis Henry Morgan,1 el discurso antropolgico marcado por e! evolucionismo defina e! patriarcado como un sistema jurdico poltico en el cual la autoridad y los derechos sobre los bienes y las personas obedecan a una regla de filiacin patrilineal. A ese sistema

    1 Abogado neoyorquino y defensor de los iroqueses, Lcwis Henry Morgan (1818-1881) fue uno de los fundadores de la antropologa social y del estudio de los hechos de parentesco, desde una perspectiva a la vez estructural y evolucionista. Cf. Systems of Consanguinity arul Affinity af the Human Family (1871), Oosterhout, Anthropological Publications, 1970.

    37

  • LA FAMILIA EN DESORDEN,8

    se opona el matriarcado, segn el cual la regla de filiacin matrilineal decida esa misma autoridad con referencia a

    2lazos genealgicos que pasaban por las mujeres. Aunque estos dos sistemas no hubiesen existido jams en estado puro y fuera imposible confundir un orden jurdico con una modalidad cualquiera de ejercicio del poder (paterno o materno, masculino o femenino), el imaginario ligado a esta bipolaridad siempre tuvO -y de manera recurrente- fuerza de ley. A tal punto, que a veces se olvidaba que la dominacin del principio masculino sobre el principio femenino haba sido, en todos los tiempos y casi todas las sociedades humanas, la nica regla a partir de la cual era posible construir las relaciones entre los sexos.

    Si esos dos trminos -patriarcado y matriarcado- asumieron un alcance tan considerable en el discurso antropolgico de la segunda mitad del siglo XIX, no fue tanto porque sirvieran para definir un modo de funcionamiento real de las sociedades como porque daban cuenta de las dos modalidades de la nueva soberana burguesa: una fundada en la autoridad paterna y otra, en el poder de las madres. Por eso es preciso atribuirles una funcin de sexualizacin del lazo social. Permitan pensar la historia de la familia dentro de la categora, no slo de la diferencia sexual-lo masculino contra lo femenino y a la inversa-, sino tambin de la contradiccin entre dos formas de dominacin econmica y psquica: paternocentrismo de un lado, maternocentrismo del otro.

    1 En las sociedades de derecho patrilineal, la autoridad se sita del lado del padre y la ternura es patrimonio de la madre y de su hermano. El to desempea as un rol "maternal" y, en caso de conflicto con el padre, el hijo encuentra consuelo en l. En las sociedades de derecho matriline

  • 41 LA FAMILIA EN DESORDEN40

    hogar como de su empresa, este padre es un padre ms real que simblico, y slo es e! amo de su domesticidad en cuanto sabe imponer lmites al ejercicio de la omnipotencia de lo femenino, madres y mujeres combinadas.

    El orden familiar econmico burgus se apoya, entonces, en tres fundamentos: la autoridad del marido, la subordinacin de las mujeres y la dependencia de los nios. Pero al otorgar a la madre y la maternidad un lugar considerable, se arma de recursos para controlar, en e! imaginario de la sociedad, lo que amenaza con desembocar en una peligrosa irrupcin de lo femenino, es decir, en e! podero de una sexualidad considerada mucho ms salvaje o devastadora por no estar ya adherida a la funcin materna. La mujer debe ser ante todo una madre, a fin de que el cuerpo social est en condiciones de resistir la tirana de un goce femenino susceptible, se cree, de borrar la diferencia de los sexos.

    El hecho de que la paternidad se prolongara en esa funcin autoritaria no impidi, sin embargo, que quedara sometida a toda clase de fragmentaciones. Y la imagen de! padre dominador cedi progresivamente su lugar a la representacin de una paternidad tica. Al mismo tiempo, se asisti al nacimiento de una nueva figura de la paternidad.

    Inmediatamente despus de la Revolucin de 1789, el Estado francs se convierte en el garante de la autoridad paterna. El "derecho de castigo corporal" tiende entonces a reemplazar la costumbre de las lettres de cachet,4 que antao haba

    (y, por lo tanto, la prostitucin) y la atrofia del nio por la noche (Pars, Roben Laffom, col. "Bouquins", 2002 [trad. esp.: Los miserables, B,lrcelona, Planeta, 1989]).

    ~ Las lemes de cachet fueron suprimidas en marzo de 1790. En el Cdigo Civil de 1804, el derecho de castigo corporal se atribuye al padre, el nico que ejerce la autoridad mientras dura el matrimonio. Las le mes de

    LA IRRUPCIN DE LO FEMENINO

    permitido a las familias del Antiguo Rgimen desembarazarse sin demasiados costos de los herederos rebeldes. Empero, para aplicarse como corresponde, ese derecho supone que e! padre sea tambin un buen padre, no abuse del poder que se le ha otorgado y obedezca la regla del "quien bien te quiere, te har llorar". Por lo tanto, lejos de destruir la familia, los revolucionarios procuraron, al contrario, hacer de ella el pivote de la nueva sociedad. Pero, cmo abolir e! orden monrquico sin poner en entredicho la potestad paterna y la legitimidad del matrimonio, sobre las cuales se apoyaba? Regenerando desde adentro los valores de antao, a fin de que ya no sirvieran para perpetuar la ideologa nobiliaria.

    Reinvestido de su poder, e! padre ser entonces un padre igualitario, sometido a la ley y respetuoso de los nuevos derechos adquiridos en virtud de la Declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Desde este punto de vista, e! matrimonio cambia de naturaleza. Lejos de ser un pacto de familia indisoluble y garantizado por la presencia divina, se convierte en un contrato libremente consentido entre un hombre y una mujer. Basado en el amor, slo dura lo que dura ste. Ese cambio supone el derecho al divorcio, instaurado en 1792, abolido por la Restauracin y definitivamente restablecido a partir de 1884. Pero prolonga asimismo la idea de que todo nio -ilegtimo, adulterino o abandonado- tiene derecho a una familia, un padre, una madre. Se constatar entonces, en la sociedad posrrevolucionaria, cierta actualizacin de los principios de la paternidad adoptiva. s

    cachet permitan a un padre enviar a prisin a un hijo recalcitrante. Mirabeau fue una de sus vctimas. Cf. Michel Chaillou, Le Matamore bouriff, Pars, Fayard, 2002, y Arlette Farge y Michel Foucault, Lemes de cachet des archives de la Bastille, Pars, Gallimard, col. "Archives", 1982.

    \ Sobre la cuestin de la paternidad adoptiva, vase el captulo 7 de la presente obra, "El poder de las madres".

  • 42 43

    LA FAMILIA EN DESORDEN

    En los Principios de la filosofa del derecho, 6 de 1821, Hegel propuso la mejor descripcin de la nueva relacin instaurada entre el individuo, la sociedad y el Estado. En ella, la familia se convierte, junto con las corporaciones, en una de las estructuras bsicas de la sociedad. Pues sin ella, en efecto, e! Estado slo se vera ante turbas despticas o tribales. Garante de la moralidad, ella descansa sobre la institucin del matrimonio mongamo que une, por consentimiento mutuo, a un hombre y una mujer, quienes dan preferencia a la

    inclinacin espiritual sobre la pasin sexual. A travs del

    trabajo o la actividad intelectual, e! marido se enfrenta al

    mundo externo o a una reflexin sobre el mundo o sobre s

    mismo, mientras que en el seno de! hogar su esposa, con

    vertida en madre, goza de una autntica libertad.

    Si e! padre es designado como el jefe de una familia asimilada a una "persona moral", el patrimonio, cuyos intereses representa, es, en cierto modo, la traduccin del ejercicio de su poder simblico, y slo su muerte permite a los herederos, a su turno, tener acceso a ese estatus. Los hijos repiten e! destino de los padres y las hijas, el de las madres.

    A lo largo de todo el siglo XIX, la autoridad paterna se revaloriz sin cesar; aunque, por otra parte, se fractur, dividi, fragment y laiciz de manera constante. y como en Francia e! padre se converta en el depositario de las instituciones estatales y en Europa, de la sociedad civil, la subordinacin de las mujeres y la dependencia de los hijos ya no podan ser ilimitadas. Si e! padre claudicaba, si cometa faltas o injusticias, deba recibir una sancin. De tal modo, la sustitucin del poder de Dios padre por el pater familias allan el

    (, Friedrich Hegel, Les PrnciPes de la philosophie du droit (1821), Pars, Flammarion, 1999 [trad. esp.: PrinciPios de la filosofa det derecho o derecho natural y ciencia poltica, Buenos Aires, Sudamericana, 1975].

    l.A IRRUPCiN DE LO FEMENINO

    camino l una dialctica de la emancipacin, cuyas primeras beneficiarias seran las mujeres y los nios tras ellas.

    Entre 1889, ao de la puesta en vigencia en Francia de las grandes leyes sobre la caducidad de la patria potestad, que prohiban a los padres indignos aplicar castigos injustos a sus hijos, y 1935, cuando se aboli definitivamente e! castigo corporal paterno, surgi en Europa una representacin contradictoria de la paternidad, que combinaba lo sublime, lo grotesco y lo horrible . Ya encontramos su huella en los grandes novelistas franceses de la Restauracin y el Segundo Imperio: as, lean Valjean se codea con pap Goriot y pap Grandet. En otras palabras, a partir de 1889 y durante un siglo, e! padre slo se construye como tal porque tiene obligaciones morales para con aquellos a quienes gobierna. Su estatus le impone restricciones y, si no las respeta, es susceptible de caer en la indignidad y perder su derecho a ser padre.

    Todas estas realidades se toman en cuenta en e! gran debate que, despus de 1860, enfrenta a partidarios y adversarios de! patriarcado y el matriarcado. De Morgan a Friedrich Enge!s, pasando por Frdric Le Play y Johann Jakob Bachofen, la cuestin de la decadencia de la autoridad paterna y el fortalecimiento del poder de las mujeres se considera desde un punto de vista normativo. O el reino de! matriarcado se presenta como fuente de caos, anarqua, desorden, opuesto al del patriarcado, sinnimo de razn y cultura, o se lo describe como un paraso original y natural que el patriarcado habra destruido para establecer su despotismo autoritario.

    Sin embargo, si hay discrepancias a la hora de decidir cul es el mejor sistema, todos coinciden en decir que el patriarcado es una forma tarda de organizacin social, su

  • 44 45 LA FAMILIA EN DESORDEN 7

    cesora de un estado primitivo de tipo matriarcal. As, Engelsve en el advenimiento del patriarcado la gran derrota del sexo femenino y la invencin de la lucha de clases -en la familia burguesa, la mujer se convierte en "el proletario del hombre"-, mientras que Bachofen, por su parte, cree en la necesidad de esa derrota. Sin ella, estima, la humanidad se encaminara a la decadencia, subvertida por la preeminencia irracional de una femineidad salvaje.

    En Francia, la temtica del miedo al desborde femenino

    asume, de Louis de Bonald a Hippolyte Taine, la forma de

    una virulenta crtica de los ideales igualitarios de la Revolu

    cin, a los cuales se achaca la responsabilidad de un relajamiento de las costumbres, una inversin de los roles sexuales y una feminizacin de la sociedad. Para los partidarios del discurso contrarrevolucionario, el divorcio es "intrnsecamente perverso" y debe volverse al ideal del fundamento del matrimonio: dependencia de las mujeres con respecto a la autoridad de los padres. Para ellos, la restauracin de la monarqua pasa, adems, por la reafirmacin del poder paterno: para sacar al Estado de las manos del pueblo, se dice en esos crculos, es preciso que la familia deje de estar en las manos de las mujeres y los nios. Con el establecimiento de la repblica, ese proyecto fracasa.

    En 1870, Frdric Le Play, socilogo liberal y evolucionista, intenta concebir un programa de preservacin de la familia tradicional movilizando los recursos modernos de la investigacin para estudiar esencialmente el mundo obrero. Le Play divide la familia en tres tipos: la familia patriarcal, en la cual los descendientes permanecen hasta su muerte

    1 Friedrich Engels, L'Origine de la famille, de la proprit prive et de l' cat (1884), Pars, Scandditions, 1983 [trad. esp.: El origen de la familia, de la proPiedad privada y del Estado, Madrid, Fundamentos, 19861.

    LA IRRUPCiN DE LO FEMENINO

    I);tjo la dependencia del padre; la familia troncal, en la que ;/ )10 uno de los hijos hereda y permanece bajo el mismo lecho que los padres, y la familia restringida, reducida a la I )

  • 47 46 LA FAMILIA EN DESORDEN

    los primeros tiempos, a ese "rizoma"'o telrico, el nombre de hetairismo, perodo marcado por la promiscuidad sexual y el reino de la diosa Afrodita. Las mujeres estn expuestas a la violencia de los hombres y los hijos no conocen a sus padres.

    La segunda etapa, la de la ginecocracia, marca el establecimiento de un poder matriarcal. Las mujeres fundan la familia, inventan la agricultura, condenan el matricidio -el crimen ms odioso- y alientan la educacin del cuerpo, a la vez que toman a la diosa Demter como divinidad simblica. Sistema frgil, la ginecocracia est amenazada sin cesar por un retomo de lo reprimido, como lo testimonia la historia de las amazonas, el surgimiento de un imperialismo femenino directamente procedente del perodo del hetairismo.

    Aparece entonces el reino del patriarcado -afirma Bachofen-, el nico que permite el advenimiento de una civilizacin del espritu y el progreso. Gracias a la consumacin final de su soberana, se impone a los maleficios del orden materno. El padre se encarga de separar al hijo de la madre, a fin de asegurarle su independencia. '1 Pero ese rgimen patriarcal, tan necesario, sufre la amenaza constante de las reminiscencias, aunque parezca slidamente establecido desde varios siglos atrs. Pues el recuerdo reprimido del matriarcado no deja de persistir en l a travs de los mitos y leyendas que acosan su memoria. Es preciso, entonces, defenderlo y protegerlo contra la irrupcin de lo femenino.

    10 Trmino retomado por Gilles Deleuze y Flix Guattari, quienes, de ese modo, tratarn de valorizar, contra la ley del padre edpico, el flujo de un deseo mltiple, rizomtico, pulsiona!. Cf. L'Ami-CEdipe .", ob, cit" aSl como el captulo 7 de la presente obra, "El poder de las madres",

    11 Volvemos a encontrar aqu el tema cristiano de la paternidad asimilada al cagito o aliagas, al cual me referf en el captulo anterior,

    LA IRRUPCiN DE LO FEMENINO

    De acuerdo con esta perspectiva, Bachofen interpreta el IlIito de Edipo como la traduccin de la larga historia del Mutterrecht. A su entender, el hroe mata a la Esfinge, smIl()lo del hetairismo, para instaurar en Tebas el reino del Illatriarcado bajo el gobierno de la reina Yocasta. Converti,lo en el representante de un desorden social y un desastre i:t'l1ealgico, Edipo conduce el rgimen a su prdida: su reI'lnplazo por el patriarcado.

    Siempre amenazado en sus fundamentos, el patriarcado, '-'/) consecuencia, corre aun ms riesgos en la aurora del si,:10 xx, porque a la sazn -sigue Bachofen- la familia bur1:llesa constata el deterioro de sus privilegios en beneficio de un matriarcado armado de toda la fuerza engaadora de \ 11)a modernidad con apariencia de esfinge. En efecto, cuallJ"iera sea su estatus, la Mujer, en el sentido del Mutterrecht, (.~ para siempre la encarnacin del exceso, la muerte, el Incesto, el salvajismo, el canibalismo. Por consiguiente, cualquier movimiento favorable a la emancipacin de las IlIujeres constituye una amenaza para el porvenir del gne1() humano, ya que propicia la feminizacin del cuerpo so

    ,ial, a travs de la abolicin de la diferencia de los sexos y

    I; generalizacin de la androginia.

    Freud comparte con Bachofen la conviccin de que el ogas es de esencia masculina y la humanidad hizo un pro([eso decisivo al pasar del matriarcado al patriarcado, es' ,Iecir, de un mundo calificado de "sensible" a un mundo l'

  • 48 LA FAMILIA EN DESORDEN

    sara del matriarcado al patriarcado".'2 En esta perspectiva, Freud considera la civilizacin (Kultur) como "la totalidad de las obras y organizaciones cuya institucin nos aleja del estado animal de nuestros ancestros y que sirven a dos fines: la proteccin del hombre contra la naturaleza y la regulacin de los hombres entre s"Y En otras palabras, si bien la familia es para l una de las grandes colectividades humanas de la civilizacin, slo puede distanciarse del estado animal si afirma la primaca de la razn sobre el afecto y la de la ley del padre sobre la naturaleza.

    No obstante, Freud jams ceder al temor fantasmtico a una posible feminizacin del cuerpo social. En contrast con Bachofen y buena cantidad de sus contemporneos, nunca pens que la emancipacin de las mujeres significar el crepsculo de la razn. y los elementos tomados de 1 obra de Bachofen son menos indicativos de su concepci de la familia que la relacin ambigua que mantuvo con e Edipo de Sfocles.

    1I Sigmund Freud, "Remarques sur un cas de nvrose obsessionnelle (1909), en Cinq psychanalyses, Pars, PUF, 1954, p. 251 [trad. esp.: A pro psito de un caso de neurosis obsesiva, en oc, ob. cit., vol. 10, 1980].

    11 Sigmund Freud, Malaise dans la civilisation (1930), Pars, PUF, 197 [trad. esp.: Ellnaleswr en la cultura, en oc, ob. cit, vol. 21,1979].

    3. Quin mat al padre?

    La invencin de la familia edpica tuvo un impacto tan grande sobre la vida familiar del siglo xx, y sobre la aprehensin de las relaciones internas de la familia contempornea, que es indispensable comprender el extrao camino por el cual Freud pudo revalorizar de ese modo las antiguas dinastas heroicas a fin de proyectarlas en la psique de un sujeto culpable de sus deseos. Cmo se produjo, entonces, esa refundicin que introdujo, en el ncleo de la descripcin moderna del parentesco, una mitologa del destino y de la condena originada tanto en el teatro griego e isabelino como en la literatura novelesca del siglo XIX?

    Aunque jams haya publicado el ms mnimo trabajo sobre el Edipo de Sfocles ni consagrado ningn estudio a su famoso complejo, Freud siempre reivindic esta invencin como un principio esencial del psicoanlisis. Ms an, no dej de repetir que el complejo de Edipo era "un fundamento de la sociedad, en la medida en que aseguraba una eleccin de amor normal". Razn por la cual, en su ltimo texto no vacil en escribir estas palabras: "El descubrimiento del complejo de Edipo bastara por s solo para incluir el psicoanlisis entre las preciosas adquisiciones del gnero humano".'

    Podemos decir entonces que el psicoanlisis se reduce ntegramente al tema del parricidio y el incesto? Si damos

    1 Sigmund Freud , L'Abrg de psychanalyse, ob. cit., p. 65.

    49

  • 51 so LA FAMILIA EN DESORDEN

    crdito a su fundador, est condenado, por lo tanto, a enunciar una eleccin de amor normal y a repetir la trada descripta por Nietzsche en El nacimiento de la tragedia, cuando dice lo siguiente ?:

    Eclipo, la figura ms dolorosa de la escena griega [ ...], concebida por Sfocles como el hombre noble y generoso, condenado pese a su sabidura al error y la desdicha; pero que, a causa de sus espantosos sufrimientos, tennina por ejercer a su alrededor un poder mgico benfico, cuya fuerza sigue hacindose sentir luego de su muerte [ ...], Eclipo, asesino de su padre, esposo de su madre, vencedor de la Esfinge! Qu significa para nosotros la misteriosa trada de esas acciones fatales? 2

    ES cierto, Freud apenas comparta las convicciones de Nietzsche, pero las interrogaciones de ste no son ~jenas a su lectura de la obra de Sfocles.3 En efecto, tras los pasos de Hegel, Hlderlin y Schopenhauer, N ietzsche haba vuelto a poner en circulacin, contra las pretensiones positivistas de las ciencias y la psicologa mdica, una concepcin del mundo heredada de la Grecia arcaica y fundada en la oposicin de lo dionisaco y lo apolneo. Entre el goce y la ley, el hombre moderno soado por el joven Nietzsche deba, para cumplir su tarea de resucitador de las fuerzas vivas del arte y la creatividad, volver a ser el hroe de la gran escena antigua de las purgas. Obligado a descubrirse distinto de lo que crea ser, deba renacer en s mismo al reencontrar en su psique las fuerzas telricas de la risa y la danza, lo demonaco y lo sagrado.

    2 Friedrich Nietzsche, La Naissance de la tragdie (1872), en CEuvres, vol. 1, Pars, Robert Laffont, col. "Bouquins", 1993, p. 66 [trad. esp.: El nacimienw de la tragedia, o Grecia o el pesimismo, Madrid, Alianza, 1973J.

    1 Al respecto, Cf. Jacques Le Rider, Freud, de l' Acropole au SinaL Le rewur al'Antique des Modemes viennois, Pars, PUF, 2002.

    QUIN MAT AL PADRE?

    Abandonada durante siglos porque expresaba un desborde imposible de representar en un escenario teatral, la pieza de Sfocles fue entonces reexaminada, reinterpretada, universalizada.4 Traducida al alemn en 1839, conoci una nueva suerte al asimilarla, a partir de 1886, a uno de esos "dramas de la fatalidad" que ponan en escena sombras historias de familia, contra un fondo de venganza y decorados de cartn piedra. El "destino" intervena con la fonna de un deus ex machina que, en general, permita a una pareja de jvenes, abrumados por el poder paterno, liberarse del peso de una genealoga engaosa. Revuelta del hijo contra el padre, de la hija contra la madre, de los adolescentes contra los padres, e incluso abuelos transformados para la ocasin en espectros: tal era, en efecto, el argumento de ese teatro tramposo que se complaca en exhibir las bajezas de la familia burguesa de fin de siglo.

    A Freud lo horrorizaban. Sin embargo, testigo privilegiado del gran mal de las familias que haca estragos en Viena, slo renunci a Franz Grillparzer5 para regresar a Sfocles.

    4 En 1659, Comeille renunci a adaptarla, ya que consideraba "horrible" y "chocante" verse en la obligacin de poner en escena a un hroe que se vaciaba los ojos. En cuanto a Voltaire, juzg "defectuoso e inverosmil" el tema. Por eso, modific el contenido de la pieza inventando otro personaje para llevar a cabo el asesinato de Layo. Hizo de Edipo, no el sujeto de un destino trgico, sino un hombre que un da se descubra el juguete de un dios desptico. En la edad clsica y el siglo siguiente, el Edipo sofocleano fue considerado, entonces, como un "hroe imposible" y muy poco universal: "Para que Edipo sea el hroe de la revolucin psicoanaltica", escribe Jacques Ranciere, "es preciso un nuevo Edipo que invalide los de Comeille y Voltaire [ ...]. Hacen falta un nuevo Edipo y una nueva idea de la tragedia, los de Holderlin, Hegel o Nietzsche" (L'lnconsciem esthtique, Pars, Galile, 2001, p. 25).

    5 Franz Grillparzer (1791-1872), dramaturgo viens, poeta oficial del liberalismo y autor de una tragedia del destino, La abuela, duramente criticada por Freud. Luego de 1848, cultiv los valores de la fidelidad, la piedad y el autosacrificio.

  • 53 LA FAMILIA EN DESORDEN52

    Heredada de los mitos fundadores de la civilizacin occidental, la historia de la familia maldita de [os Labdcidas6 reenviaba a los hombres de fines del siglo XIX a un malestar estructural que les pareca correlativo de la degradacin de la funcin monrquica del padre. En ese contexto, Freud pudo reactualizarla como la expresin de una especie de crisis "sacrificial"7 del sistema patriarcal. Porque concentraba todos los signos de una suerte de genealoga cojaS que pareca confirmar la llegada del apocalipsis tan temido de una posible borradura de la diferencia de los sexos. Ms que las de los Atridas9 -cuya historia tambin se redescubra a raz de las excavaciones que haban permitido localizar los sitios de Troya y Micenas-, las estructuras de parentesco propias de la familia de los Labdcidas, condenaban a las mujeres a no encontrar jams su lugar como no fuera bajo

    6 Cf. Jean Bollack, La Naissance d'CEdipe, Pars, Gallimard, col. "Tel" , 1995.

    7 Cf. Rcn Girard, La Violence et le sacr, Pars, Grasset, 1972 (trad. esp.: La violencia y lo sagrado, Barcelona, Anagrama, 19981.

    s El tema de la cojera fue abordado por Claude Lvi-Strauss en Amhropologie structurale, Pars, Plon, 1958, pp. 227-254 [trad. esp.: Antropologa estructural, Barcelona, Paids, 1995], y por Jean-Pierre Vernant en "Le tyran boiteux: d'CEdipe a Priandre" (1981), en Jean-Pierre Vernant y Pierre Vidal-Naquet, CEdipe et ses mythes, Bruselas, Complexe, 2001, pp. 54-78.

    9 La problemtica que gobierna el mito de la familia de los Atridas -cuyas hazaas son relatadas por Homero y retomadas por los trgicoses la de un modo de transmisin del poder centrado en las relaciones entre la soberana de los dioses y la de los hombres. La historia de la dinasta culmina con el triunfo de los Olmpicos y la instauracin de una supremaca del padre sobre la madre y del poder de la ley sobre la locura criminal. Cf. Yves Bonnefoy (comp.), Dictionnaire des mythologies , Pars, Flammarion, 1981 [trad. esp.: Diccionario de las mitologas y de las religiones de las sociedades tradicionales y del mundo antiguo, 6 volmenes, Barcelona, Destino, 1996-20021.

    QUIN MAT AL PADI{E?

    1'[ signo de la locura, el asesinato y la mancha. De ese inforIllnio se derivaba un trastorno generacional que se repeta incesantemente hasta la extincin de la raza (genos) .

    hmdador de la dinasta, el rey Cadmo, unido a Hannona, haba engendrado un hijo (Polidoro) que nunca logr trans11Iitir el poder a su hijo Lbdaco (el cojo), muerto cuando su Ilropio hijo, Layo, tena un ao. Criado por el rey Plope, Layo :;1: comport de manera "desequilibrada" * con su anfitrin, Iluesto que viol a su hijo Crisipo, quien se suicida. 10 Como ll:presalia, Plope condena al genos de los Labdcidas a la exI incin. De regreso en Tebas, Layo desposa a Yocasta, quien Integra la dinasta de Cadmo, y de ese modo la sucesin al I rono adquiere un carcter francamente delirante.

    Advertido por el orculo de que no deba engendrar ninguIla progenie y de que si desobedeca tendra un hijo que lo I natara y se acostara con su madre, Layo mantuvo con Yacasta rdaciones sodomitas:] I "Rey de Tebas de hennosos cabellos", k haba dicho el dios, "gurdate de sembrar, pese a los dioses, -1surco femenino. Si procreas un hijo, ese nio te matar y Ioda tu casa se hundir en la sangre"Y Pero una noche, inca

    En el original, el trmino entre comillas es boiteuse, literalmente, "coja", utilizado aqu con el sentido de defectuosa, desigual, poco conse

  • 55 LA FAMILlA EN DESORDEN54

    paz de resistirse, penetr a su esposa por el "lado adecuado" y

    1

    I' .

    1 hizo un hijo. Al nacer, ste fue condenado a quedar expuesto a' la intemperie en el monte Citern y morir all. i3 El pasto a quien lo confiaron, que deba cumplir esa misin, le pas u cordel a travs del taln para colgarlo. Pero en lugar de abandonarlo, lo entreg a un servidor de Plibo, rey de Corinto, cuya esposa Mrope era estril. Apodado Edipo a causa de s pie hinchado, el hijo de Layo fue educado como un prncip por aquellos a quienes l supona sus padres, que lo hab erigido en heredero del reino. En su cuerpo conservaba, si saberlo, la huella de la dinasta coja de los Labdcidas.

    En la adultez, enfrentado un da al rumor de su orige

    dudoso, decidi trasladarse a Delfos para consultar el or

    culo, que repiti su prediccin. Edipo quiso entonces aleja

    de s a la maldicin. No regres a Corinto y se dirigi

    Tebas, en el momento mismo en que esta ciudad sufra e

    asedio de muchas plagas. En la encrucijada de los tres cami

    nos se cruz con Layo y su comitiva, que iba aDelfas

    interrogar al orculo acerca del desastre que se abata sobr su reino. Como el camino era demasiado estrecho para qu los dos viajeros transitaran por l a la vez, estall una dispu ta. 1i Edipo mat a Layo y prosigui su camino a Tebas, mien tras un superviviente de la comitiva del segundo llevaba la ciudad la noticia de la muerte del rey. Creonte, herman de Yocasta, quien perteneca al linaje de Cadmo, subi en tonces al trono. Condenado a reinar slo de manera indi recta, al cabo de una serie de anomalas, y sin lograr jam

    2000]. Sfocles no dice por qu Layo transgrede la orden divina. Eurpid

    lo atribuye a la ebriedad y Esquilo, a un deseo amoroso. Cf. Les Se

    contre Thebes, en Les Tragiques grecs, voL 1, ob. cit. [trad. esp. : Esquil

    Los Siete contra Tebas, en Tragedias completas, Madrid, Ctedra, 1998] .

    Ll En la pieza de Sfocles, quien decide exponerlo es Yocasta.

    14 En Sfocles, la responsabilidad del altercado recae en Layo.

    QUIN MAT AL PADRE?

    I! .lnsmitir el poder a su descendencia,15 tambin l marcadp por un destino cojo; luego de ser convertido en rey duIlI nte algn tiempo, ofreci pblicamente el lecho de la reiil.\ a quien resolviera el enigma de la "virgen sutil".16

    Mitad hombre y mitad animal, a la vez macho y hembra, 11 , Esfinge l7 custodiaba la entrada de la ciudad mientras enI/ Inaba profecas. Cuando vea a un viajero, le propona re~p lver un acertijo que era el enigma mismo de la condicin IlIlInana; y, por lo tanto, de la condicin trgica de Edipo el Il/'roe, ya asesino de su padre sin saberlo: "Hay sobre la tie11:1 un ser de dos, tres y cuatro pies y cuya voz es nica. Slo \[ cambia su naturaleza entre quienes se mueven sobre el l/do, en el aire y en el mar. Pero cuando camina apoyado

    1\ 1\ ms pies, menos vigor tienen sus miembros".18 "Hablas del hombre", respondi Edipo; "cuando de cria

    IlIfa se arrastra por el suelo, al salir del seno de su madre, I ('ne cuatro pies. Ya viejo, se apoya sobre un bastn, tercer Ilit.: , con la espalda doblegada por el peso de la edad",t9

    Anonadada por el poder de Edipo, la Esfinge desapareci 1' 1 \ las tinieblas20 y Tebas pudo renacer. Creante dej el trono

    15 Creonte tuvo tres hijos: Megareo, muerto en combate en defensa de Tebas; Meneceo, que se inmol para salvar la ciudad, y Hemn, com

    '" ,metido con Antgona, que se suicid por amor. Loca de dolor, Eurdice, 111 madre de los tres, se dio muerte. Cf. Esquilo, Les Sept contre Thebes; II l1rfpides, Les Phniciennes; Sfocles, Antigone y CEdiPe aColone, en Les Il'IIgiques grecs , vols. 1y 2, ob. cit. [trad. esp .: Ant(gona y Edipo en Colona, 1I Tragedias completas, ob. cit.].

    11> se el nombre que Eurpides da a la Esfinge. 17 Segn Pausanias, escritor griego del siglo /1 d.c., la Esfinge habra

    Ihlo una hija bastarda de Layo. 18 Versin de Eurpides en Les Phniciennes , en Les Tragiques grecs, voL

    . ob. cit., p. 580. lO Ibd. l l' En algunas versiones se suicida.

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    LA FAMILIA EN DESORDEN

    y entreg a Yocasta en matrimonio al hroe que no deseaba ni amaba a la reina, pero estaba obligado a tomarla por esposa, como un don, una recompensa ofrecida por la ciudad liberada, gracias a l, de la plaga de la profetisa: "Esfinge y reina", escribe Jean Bollack, "simbolizan la ciudad, una en su dislocacin, otra en su plenitud".21 Con Yocasta, Edipo restaura la unidad de Tebas.

    Sin saberlo, cometi el incesto despus del parricidio y luego sustituy a Layo en el acto de engendramiento y procreacin.

    Convertido en tyrannos,22 Edipo ejerci el poder a la manera de un sabio reconocido como el maestro del saber y el soberano absoluto de la ciudad. Durante varios aos ignor que la mujer a la cual haba atado su destino era su madre y que los cuatro hijos procreados con ella (Eteocles, Polinices, Antgona e Ismena) llevaban en s la marca de la genealoga coja de los Labdcidas. Aunque asesino de su padre, mediante su alianza carnal con Yocasta23 haba "labrado el mismo campo en el cual haba sido sembrado" y luego "obtenido sus propios hijos de una pareja idntica a aquella de la cual haba nacido".24 Hermano de sus hijos e hijas, hijo y esposo de su madre, haba conjugado el parricidio y el in

    /1 Jean Bollack, La Naissance d'CEdipe, ob. cit., p. 229. 12 Tyrannos (tirano) quiere decir, a la vez, 'rey' y 'maestro del saber'.

    El trmino remite a la idea de una soberana permanentemente acechada por su opuesto, la desmesura, que puede hacer de l un phannakos, un chivo expiatorio mancillado por la suciedad y obligado a descubrirse distinto de lo que crea ser.

    / .1 La edad de Yocasta no se menciona en ninguna parte, ni en el mito, ni en los trgicos, pero deba tener al menos veinticinco aos ms que Edipo. En Las fenicias aparece como una anciana de la misma generacin que Edipo.

    /4 Sfocles, CEdiPe mi, traduccin de Jean Bollack en La Naissance d'CEdipe, ab. cit., p. 78 [trad. esp.: Edipo rey, en Tragedias completas, ob. cit.] .

    QUIEN MAT AL PADRE ?

    ;esto cuando se crea igual a los dioses, el mejor de los homIlres y el ms sublime de los soberanos. Peor an, haba atenlado contra la regla sagrada de la diferencia de las generaciones, necesaria para el orden social y las estructuras fundamentales de la familia. Por consiguiente, Edipo era un destructor del orden familiar: "La condicin humana compromete un orden del tiempo", escribe Jean-Pierre Vernant, "porque la sucesin de las ed