La Escalera
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La Escalera.
Por: Emanuel Bel Greco
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Dedicatoria.
¿Sabes? Ayer me asome debajo del sofá, estaba buscando la
perfección y me encontré mil cosas que creí perdidas, algunas las
retome, otras prefiero dejarlas ahí; pero lo más importante es que,
lo que estaba buscando de inicio lo encontré escrito en el polvo de
una tabla de aquel sofá, y decía… “sigue buscando”
Para: Miriam Grecia, te amo hija.
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Agradecimientos:
Agradezco el apoyo y colaboración al Lic. Aarón Mariano Castañón
por prestarme nuevamente su talento. Gracias Hermano.
Del mismo modo agradezco al Lic. Pedro Damián Moriel Quiralte
por su cooperación y disposición en este proyecto.: Gracias
Hermano.
A Isaac Viesca López por la Portada. Gracias amigo.
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Introducción.
¿Por qué los hombres creemos conocer a Dios? ¿Por qué
disponemos de su sabiduría como si fuese un manual básico para
enmendar nuestros errores? ¿Por qué a pesar de saber que la
superación es interna, seguimos culpando a las causas externas? Las
preguntas sin respuesta suelen ser las mejores; la presente lectura
solo tiene la intención de ofrecerte un punto de vista acerca de la
sicología de los personajes. Las conclusiones no tienen dueño, el
punto de vista es una huella digital.
Si no estás listo para la escalera… mejor no la leas.
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CLARA
¡Parto en proceso! ¡Parto en proceso! Preparen la sala.
Gritaba la enfermera, mientras empujaba la camilla rodeada de asistentes, cada
uno con amplia destreza aplicaba a Clara los elementos para su atención,
mientras unos proporcionaban suero y oxigeno, otros rasgaban sus ropas para
liberar la presión que ésta le causaba, Clara experimentaba soberbias
contracciones y con cada una sujetaba la barandilla de acero de la cama, este
parecía ceder ante la fuerza de Clara; una vez en la sala, los rostros de los
médicos no eran de tranquilidad, la excesiva presión del cuerpo de Clara no
soportaba más y el bebe solamente asomaba la parte superior de su cabeza que
se metía repentinamente al interior de Clara, las gotas del liquido amniótico en los
azulejos de la moderna sala, eran evidencia del sufrimiento de la madre; los
médicos principales intercambian miradas, como si en sus ojos existieran
manuales divinos que les permitieran tomar decisiones difíciles, Clara tiene un
instante de calma y voltea hacia su hijo que se niega a nacer, su vientre de pronto
es levantado por una de sus manitas que proyectaba perfectamente los cinco
pequeños dedos del bebe atreves de la piel en su vientre, la mirada de Clara se
dirige al médico que pregunta sin hablar; Clara interpreta perfectamente y
quitándose la mascarilla de su rostro le implora al médico.
<<Por favor sálvelo a él>>
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Ella sabía que su rechazo a la anestesia no le permitiría una exitosa intervención;
el cirujano espera la respuesta del médico a cargo y al asentir con un movimiento
de cabeza, saca el escalpelo para la incisión que relazaría sin anestesia y que
salvaría al producto, pero que seguramente sacrificaría a la joven madre. Al
colocar el filoso instrumento en el vientre de Clara, que le provoca la aparición de
un pequeño brote de sangre, se escucha el grito de una enfermera.
<<Ya viene, ya viene>>
El cirujano interrumpe el corte y todos se concentran hacia el nacimiento, Clara
saca fuerzas desde su interior, casi inexplicables y al grito de puje, el producto
sale expulsado a la vez que Clara rasga la almohada que le colocaron en su
cabeza, haciendo volar parte de las plumas de su interior. Momentos de
tranquilidad relajan la tensión de los médicos que voltean hacia la pared saturada
de modernos monitores que indican gráficamente si aún se está ahí. Las
enfermeras limpian y pesan al bebe que llora intensamente y espera encontrar el
aroma de su madre, el encuentro se da y Clara no soporta el llanto, en una mezcla
de dolor en su cuerpo y alegría en su alma, abraza al bebé y toma su pequeña
mano que sujeta fuertemente algún objeto, Clara abre los delicados dedos del
bebé encontrando una de las plumas que expulsó la almohada, con curiosidad la
examina y al borde de la pérdida del conocimiento Clara dice.
<<Seguramente es la pluma de algún ángel que lo jaló hacia fuera>>
Segundos después, Clara cae en coma y el pequeño bebé se quedó casi por
completo bajo los cuidados de las enfermeras, que al paso del tiempo ya lo
sentían parte de su vida, mientras la madre conectada a un sinfín de cables y
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catéteres que suministraban vida a la joven madre y que luchó contra ello por
meses.
Durante ese tiempo, el bebe ya identificaba infinidad de ambientes; enfermeras
amorosas que de vez en cuando platicaban con él y le arrancaban una sonrisa,
otras con el peso y el fastidioso cansancio de aquel turno de noche, y que
cambiaban el pañal al solitario niño con horas de retraso, gestos de horror por el
trabajo que depositaban en la cuna del indefenso bebé. Miles de rostros captados
por él, sin que llegara el cálido olor de la leche materna, todos esos silenciosos
momentos que se mantenían la mayor parte del día y que esporádicamente
alguien que se decía familiar de Clara, se acercaba al pequeño para tratar de
comparar rostros e identificar al padre que había elegido Clara para dicha
procreación, y que además enfurecía a los familiares por no haber cumplido con
los cánones que la familia tenía preestablecidos ante la sociedad y su religión.
Al paso de largos ocho meses en una noche que parecía común, salvo por el
fresco aire que corría por las ventanas abiertas y que indicaban que abría una
noche de lluvia, la enfermera de guardia, es sorprendida por una voz casi
inaudible que pedía agua; si, era el más viejo huésped del hospital, la famosa
Clara había salido del coma, el evento fue rápidamente divulgado en todo el
hospital y las visitas de todos los empleados no se hicieron esperar, desde los
directivos hasta los conserjes se hicieron presentes y por supuesto la noticia en
casi todos los diarios de la ciudad. Una semana después del asombro entre
charlas de pasillo y cafetería, acerca de lo que médicamente ocasionó que Clara
despertara del coma, fue despedida del hospital con flores, pastel y una carta que
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la comprometía a liquidar una enorme deuda. Pero ella era la mujer más feliz del
mundo, con su hijo en brazos y su vida alargada, trató de reincorporarse a las
actividades de la vida, sin embargo las condiciones ya no eran las mismas, en su
trabajo ya no hubo cabida, su familia le dio por completo la espalda al portar un
bebé sin padre, una lujosa residencia y demás propiedades que fueron rematadas
para liquidar las cuentas del hospital; pero la fortaleza de tener a Ángel y la nueva
vida que se le presentaba, no le permiten a Clara ningún intento de depresión, ella
logra conseguir un empleo en una pequeña farmacia mientras una vieja amiga le
ofrece alojamiento; no pasan tres meses cuando Clara ya se ganó el cariño
entrañable de su amiga, el respeto de sus patrones y compañeros de trabajo; la
enorme capacidad de clara que tenía y que por alguna razón se acrecentó
después de su coma, le hicieron triunfar en su trabajo, llegando a ser de completa
confianza para sus patrones.
Clara recuperó su vida, y la hiperactividad tanto mental como física que
derrochaba, la hacían parecer una mujer sin problemas, su aparente salud y esas
ganas de vivir que la distinguían, hacían de Clara una interesante mujer. Ella
nunca le negaba a nadie un buenos días, que se acompañaba de una bella
sonrisa, su esbelto cuerpo y sus caderas pronunciadas se mecían con rapidez
invitando a los barones a identificar la representación de la mujer bella y moderna;
el rítmico sonido de sus tacones cuando se dirigía al estacionamiento, era la señal
para hacer algunos segundos de tiempo y coincidir al paso entre Clara y los
habituados observadores.
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Mientras la vida pasaba, más lenta que Clara, el pequeño dejaba de ser bebé ante
los cuidados de la mejor amiga de Clara, la cual, aparte de ofrecer un espacio en
su confortable departamento, siempre estaba dispuesta a cuidar del pequeño.
El humo del cerillo se disipaba lentamente mientras dejaba ver el hermoso rostro
de Ángel al intentar apagar sus tres primeras velas sobre el pastel, Clara decidió
llamarlo Ángel por el favor que le brindaron estos seres celestiales, quienes
ayudaron al pequeño en los momentos traumáticos de su nacimiento; el tiempo
transcurría con toda normalidad entre un niño sin padre y los excesivos cuidados
que ofrecían Clara y su amiga, Ángel se adaptó a ello y el vinculo amoroso madre
e hijo no tenía comparativo; Ángel creció y la relación amorosa fue cambiando por
una excelente relación amistosa, los raspones infantiles de pronto se convertían
en grandes moretones que eran acompañados de un reporte escolar y a la vez,
estos eran ocultados por el joven; a Clara no le preocupaba mucho la actividad
escolar de su hijo, ella sabía que su capacidad intelectual, le había abierto las
puertas de los mejores colegios, esto aunado a la buena posición económica que
habían recuperado Clara; mientras tanto la armonía interna de la pequeña familia
hacían a Clara una mujer íntegra.
Pero la única seguridad que te ofrece la vida es la pérdida de la misma, Clara
enfermó severamente después de que Ángel cumplió 15 años, y los últimos 6
meses Ángel permaneció al lado de ella, le tomaba la mano y la consolaba con
ligeras caricias, él le platicaba todo el tiempo cada momento alegre de su vida,
cada travesura que ocultó a Clara para no recibir un regaño, cada cumpleaños sin
familiares, con tan solo un puñado de amigos y vecinos… pero Clara no
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respondía, Clara simplemente abría los parpados esporádicamente para ver a su
hijo, para asegurarse que todo por lo que había luchado y todo por lo que se había
superado, fue de y para la persona que se encontraba a su lado; ella lo observaría
cada vez que tuviese fuerzas para levantar los parpados y hasta su último
esfuerzo, las miradas estarían ahí, algunas veces borrosas por las lágrimas pero
algunas más con ese brillo de inmensa alegría por haber coincidido en este
mundo. Finalmente, después de meses en agonía, no más lágrimas, no más brillo
en los ojos… nunca más un parpadeo.
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AMIGOS
Ángel no puede superar el duelo por la pérdida de su madre, ni la droga que se
había convertido en algo habitual, ni las novias asediándolo por su atractivo
aspecto físico, ni los libros consumidos como si estuviera en un bufete de
literatura y leía con tal velocidad que sorprendía a cualquiera; ni nada, lo
consolaría. Aquel día Ángel no probó droga, no abrió libro alguno, no le apeteció
el alcohol, ni el sexo ocasional con alguna de sus admiradoras; simplemente quiso
salir con su mejor amigo y pasear por el parque, una vez que pide permiso a los
familiares de Damián para dar un paseo por el hermoso e inmenso parque,
finalmente el permiso es otorgado con muchas dudas, ya que la familia deseaba
una distancia entre Ángel y Damián, finalmente dejan que Ángel guié esa
moderna silla de ruedas por el parque, con una manta en las rodillas de Damián,
salen por la estrecha puerta con algo de dificultad para Ángel, ya que nunca había
maniobrado a su amigo, finalmente y con mucho esfuerzo logra superar la altura
de las dos banquetas que separan el parque y la casa de Damián; pasos
tranquilos y despreocupados avanzaban entre los corredores del parque, las hojas
secas crujían al ser trituradas por el paso de los amigos que estaban ahora
distanciados por esa horrible parálisis; hacen una pausa frente a la fuente que les
ofreció múltiples vagancias y ocurrentes ideas de niños, la hermosa figura de un
niño regordete orinando desnudo en la fuente es contemplada por ambos… Ángel
sonríe y seguramente Damián también lo hace, solo que sus atrofiados músculos
no permiten se note tal gesto. La imagen mental se hace presente, de aquel día en
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el que colocaron un largo globo en el pene de la estatua marmolada, con un
ingenioso orificio en la punta para que el globo no reventara por la presión del
agua pero se mantuviera con una cómica erección; también recordaban el día que
localizaron el grifo que controlaba el flujo del agua, esperaban con toda calma
durante minutos, hasta que algún visitante se colocara frente a la estatuilla, justo
ahí, abrían la presión del agua, mojando los rostros de los visitantes… sonrisas y
lágrimas; todo había cambiado y no había vuelta atrás. Ángel camina hacia la
copa de un árbol aun con hojas, coloca a Damián frente a la banca y él se sienta
en ella; ambos, frente a frente, vuelven a esbozar una sonrisa, esta vez, si se
distinguió el gesto de Damián.
<<Que tiempos, que momentos, que cabrones éramos… De verdad te extraño
mucho amigo mío, por eso vine a despedirme de ti, que eres la única persona que
me queda, la vida sin mi madre no será fácil, no tengo el apoyo de mis familiares,
no conozco a mi padre, no tengo un trabajo, la droga me resulta muy costosa y no
quiero robar a nadie para conseguirla; el panorama es difícil.>>
Ángel se queda en silencio y pensativo un par de minutos.
<<Pero que estoy diciéndote hermano, estoy hablando de dificultad frente a ti,
frente a la persona más valiente que conozco, frente a mi mejor amigo;
probablemente si yo tuviera tu valentía nuestras historias hubieran sido diferentes,
pero como tú siempre me decías “el hubiera nunca paso” todo es un eterno
presente que nos envuelve, nos distrae con aquello de ¿Qué haremos mañana?
y es tanta la preocupación por el mañana que olvidamos nuestra existencia es
ese eterno presente, ese que tú siempre me señalaste; recuerdo cuando
jugábamos futbol y tú jugabas como si fuera un verdadero campeonato; en alguna
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ocasión yo tenía mucha flojera y recuerdo me regañabas con la mirada, como
diciendo, “ponle más empeño al juego”, yo simplemente dejé que el juego se
acabará y al final solo esperé el sermón y me dijiste “¿Qué te pasa? ¿Para qué
demonios vienes a jugar con esa pinche apatía?” Yo no tenía ganas de
escucharte, me coloque mi playera sudada al hombro mientras giraba el cuerpo y
comencé mi camino hacia la casa, recuerdo que tú me dejaste dar unos diez
pasos, luego el grito que no quería que llegará, “Ángel te estoy hablando”, lo
menos que debes hacer es ponerme atención; yo me puse colérico, regrese hacia
ti con paso apresurado como si fuese a golpearte y una vez que estábamos cara
acara, comenzamos a gritarnos al mismo tiempo, la gran apertura de ambas bocas
era como un duelo de estridencia, ambos expresábamos pero ninguno escuchaba,
tú defendías la tesis de poner el máximo en cualquier actividad, sin importar si era
la actividad más simple e irrelevante del mundo y yo te gritaba que no siempre hay
que dar el máximo, que hay ocasiones en las que hacer una pausa es importante
y viene bien; pero tu argumento final me dejo helado, recuerdo me diste una gran
lección de dar el máximo, me dijiste “tal vez algún día, por alguna circunstancia no
podrás jugar futbol y me dijiste también, me arrepentiría por no dar el máximo en
todos los partidos”, como si ya supieras lo que sucedería, también me hiciste
saber que, es lo mismo en cualquier actividad: en el estudio, en la amistad, como
hijo, líder, padre, novio ó como lo que fuere, siempre tendría que esforzarme al
máximo, me dijiste también, la mediocridad es un hábito y ese hábito se puede
volver indispensable para el ser humano. Y mírate hoy, no te puedes mover y aun
así, sé que das tu máximo esfuerzo ahí donde estas, sé que todo lo que hiciste lo
hiciste correctamente… sé que tenias razón.>>
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La silla de ruedas de Damián, ya acumulaba algunas hojas secas en sus ruedas,
evidencia de haber trascurrido algunas horas en esa extraña conversación donde
uno monologa y el otro reacciona con miradas y sonrisas de difícil apreciación.
Damián llora mientras escucha a Ángel, y lo mismo hace Ángel mientras platica,
pero él sabe, tiene que cambiar de tema para liberar la tensión, mientras limpia
sus lágrimas en la manta que cubre las piernas de Damián.
<<Oye ¿te acuerdas del tipo de las botas de hule que creíamos, era un loco? ¿El
tipo que era jardinero en la escuela de niñas? Todavía recuerdo el primer día en
que nos brincamos la barda de la escuela y nos metimos a la asquerosa
habitación donde él vivía, estaba dormido y sus pies se asomaban fuera de las
sabanas, ¿Te acuerdas de sus uñas? eran como troncos, gruesas y casi negras
con un apeste que se distinguía hasta afuera de la escuela; recuerdo tenía un
baúl de madera que esa noche abrimos; había cientos de revistas con pornografía;
me gustó que le robamos todas las revistas y sus asquerosas botas de hule,
luego les prendimos fuego; el pobre tipo huso huaraches durante unos días. ¿Te
acuerdas la noche que entramos y nos estaba esperando tras la puerta? No
dejamos de gritas de susto durante diez minutos, lo bueno fue que el loco no
podía correr y nosotros teníamos una velocidad sorprendente, además con una
carga de adrenalina que nos hacia pareces moscas evitando los manotazos que
nos lanzaba el tipo de las botas.>>
Sin duda, ambos amigos volvieron a vivir los hechos cuando Ángel lo narraba, el
corazón de Damián por fin tenia variaciones emocionales como nunca desde el
día de su accidente.
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<<¿Sabes? a ese señor lo metieron a la cárcel, luego lo mataron ahí mismo, en su
celda; me di cuenta por una noticia en un diario donde salió su fotografía.>>
La tranquila y relajada charla de pronto fue interrumpida por la madre de Damián
que se acerco a la orilla del parque y lanzó un grito “Ángel… ya es tarde regresa a
Damián” Ángel hace señas a la señora en calidad de afirmación, no sin antes
declararle a Damián el motivo por el cual lo saco al parque.
<<Amigo mío, solo quiero que sepas, me estoy despidiendo, que fuiste una
inspiración para mí y que soy el único culpable de que tú estés en esa silla de
ruedas. Pero muy pronto pagaré todo lo que hice mal, muy pronto estaré lejos de
todo lo que no puedo corregir… muy pronto estaré con mi madre.>>
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LA BALANZA
Ángel portaba un rostro cargado de cansancio, su juventud no se reflejaba en ese
flácido y delgado cuerpo; las arrugas que rodeaban sus ojos, cronometraban esa
velocidad de vida que había probado de todo; las marcas de las agujas en su
cuerpo que buscaban el flujo sanguíneo para mezclarse con lo intangible, eran
testigos de la fusión que alteraba su conciencia, su actitud, sus emociones y su
destino, destino que estaba marcado en ese mismo momento y deseaba pasar la
delgada línea entre el azul y el naranja del final.
Humo espeso de colores que invitaba al llamado, se escuchaba claramente el
humo hablando en bellas frases, con sentido sarcástico de lo que Ángel no pudo
lograr, la gruesa voz masculina, por momentos pareciera una bella dama, daba a
Ángel un veredicto de los errores y el castigo que siempre se dejaron a libertad de
elección; si se tomaba, el escapé era eternamente imposible y si se rechazaba, la
fianza maldita triplicase conforme se repetían los eventos.
<<No es castigo ni error>>, decía la bella voz desde dentro del espeso humo,
simplemente así es la eterna circunstancia que padece todo el que desea el reto.
<<¿El reto? Yo no elegí ningún reto, es simplemente que por alguna razón se
juntaron las células dentro del vientre de mi madre y sin quererlo, sin siquiera
pedirlo, alguien me ha traído a este lugar que yo no elegí>>
El humo se matiza de colores grises y negros, y con grito ensordecedor lanza un
reclamo.
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<<insolente, aun que yo no tuve nada que ver con ello, te reclamo con toda mi ira
¿Cómo piensas pues que estas aquí? ¿Crees tener todas las respuestas
universales? ¿Crees que fue una circunstancia el que tú ocupes un valioso
espacio? ¿No te has dado cuanta aún que eres un engrane importante en esta
compleja maquinaria? pero como darte cuenta pequeño y despreciable ser,
¿Cómo respiras un aire prestado sin dar nada a cambio? ¿Cómo te atreves a
ocupar un espacio? sin tener la conciencia que es solo tuyo y en ese espacio
otorgado puedes hacer lo que tú quieras, mediocre, chico, mediano, grande o
infinito, bueno o malo, constructivo o destructivo, esa es tu decisión; así es que
nunca vuelvas a mencionar el que no has elegido, si así lo haces, yo mismo te
haré subir la escalera.>>
Ángel desesperado pone sus antebrazos en sus oídos entrelazando sus dedos
detrás de su cabeza y con movimientos bruscos de negación se balancea
mientras aprieta sus ojos, de pronto con más ansia que serenidad, grita a la voz.
<<Ninguna, entiéndelo bien, ninguna estúpida voz me hará saber lo que yo
decidiré, si subo o no subo la escalera será asunto solo mío y eso es lo único que
me hace libre frente a lo que no entiendo por destino, no entiendo por línea
marcada para cada uno y para todos a la vez, no aceptaré ninguna hipótesis que
me diga que no es obra de la casualidad y por más infieles teorías que se me
presenten a mi conciencia, no agradeceré a nadie, ni a nada mi, pobre
existencia.>>
<<Vaya, vaya… al menos has mostrado algo de coraje y defendiste tu sentir con
toda convicción, eso te hace valiente entre los valientes, pero también necio entre
los necios y tal vez tu rigidez de pensamiento te haga maldito entre los malditos>>
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<<A sí, ¿Y quién dictará el veredicto?>>
Pregunta Ángel ya sin miedo y con actitud de reto, mientras la voz serena y
modulando su tono tornándose suave y melodioso.
<<El mismo que existe y no existe, el mismo que premia y no premia, el mismo
que confunde con su sabiduría, el mismo que aturde con su silencio, el mismo que
propone sin oponer, el mismo que es, el mismo con infinidad de nombres y
cambiantes cultos, el infinito eterno>>
Ángel se confunde y vuelve a preguntar.
<<¡Pero cómo¡ ¿a caso no estamos hablando de tu peor enemigo?>>
<<Si así es>>
Responde la voz serenamente, Ángel no puede quedarse con la duda y
cuestiona.
<<¿Y por qué tanta admiración hacia él?>>
Con un grito que hace dar a Ángel un sobresalto, la voz responde.
<< <<Error humano ¿Cuándo entenderán que la verdad no es un entreguismo
absoluto? Pocos han sabido que el reconocer la fortaleza ajena es el primer plano
para dominar al contendiente, los que lo entendieron y se han dispuesto a ello,
simplemente hoy están en la historia de la humanidad, como héroes o como
villanos, eso ustedes se los ponen, pero la verdad es que no puedes aclarar tu
actuar si no hay un punto referente de avance ¿A dónde podrá llegar un
caminante si no se distingue ninguna piedra o montaña que alcanzar? pero no, de
ninguna manera hay enemistad, simple alianza que compense la envolvente
balanza de las energías y tiene que tener tres lados para mantenerla… recuerda,
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la balanza no puede estar cargada para un solo lado, el universo no se puede
descompensar y cada extremo lucha por mantenerse a un nivel>>
<<¿Pero cómo? Yo pensé que ustedes estaban en su cómodo lecho observantes,
que sin esfuerzo, simplemente levantaban su índice para premiar y castigar el
actuar humano, que su vida era lo más cómodo y relajado de la existencia>>
El espeso humo cubrió a Ángel y sin respuesta sonora lo traslada dejando su
cuerpo para que sintiese el sufrimiento ajeno que hace inclinar las balanzas. Ángel
pide piedad al ver exudar sangre por los poros de su cuerpo, mientras un soldado
preso, es sometido a intensas torturas, el dolor es insoportablemente castigador,
pero el mismo soldado no exuda ni una gota de sangre; Ángel quiere desfallecer
pero su momentáneo potencial no le permite hacerlo; el castigo termina una vez
que Ángel lucha por aceptar el dolor y lo supera; una vez salvo el soldado, el dolor
comienza a cesar y la sangre que empapó las prendas de Ángel, retornan a su
cuerpo dejando las telas con limpieza celestial; no conforme con ello, de pronto
siente una soledad desgarradora y un sentimiento de indescriptible pesar que ni
siquiera las lágrimas pueden calmar, ese grito de negro vacío que nacía en la
boca de su estomago y subía de pronto hasta la garganta, con la mirada siempre
fija de la madre que observaba el cadáver de su pequeño hijo y que pareciera no
estar mirando nada, era transmitido a Ángel y este simplemente se retorcía
pidiendo clemencia.
<<¿Pensaste que era fácil y cómodo? Ahora sabes como se le quita la carga a un
ser, el dolor del soldado que es torturado y la angustia de la madre que pierde a su
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hijo, no son nada comparados con las tiranías de la misma humanidad, ahora
multiplica todo ello cada segundo que pasa millones de veces.>>
La voz hace una larga pausa que permite a Ángel tratar de digerir lo que había
vivido.
<<Pero no creas que siempre es así, las alianzas que se llegan a formar entre las
personas y nosotros, nos ayudan a que la carga de dolor, angustia, desesperación
y sufrimiento, sean más cortos y soportables>>
Ángel observa el humo espeso tratando de encontrar a una figura en su interior y
pregunta.
<<Pero tú eres el otro extremo, y a ti ¿Qué te podría importar si la angustia, el
dolor, la desesperación o el sufrimiento son mayores?>>
<<Tienes que tener claro que no se trata de ganar o perder sino de balancear>>
<<Por cierto te equivocaste>> le dice Ángel a la voz, las balanzas no son de tres
sino de dos.
<<No pequeño y confundido ser, yo nunca me equivoco>>
<<Y ¿Quién está al tercer extremo?>>
El humo se desvanece y el dolor que siente Ángel en sus huesos, lo hacen
retorcerse mientras piensa que este intenso dolor es producto de los efectos de la
droga que comienza a ceder. Abre los ojos poco a poco y la luz del día que entra
por el hueco que hace el enorme pórtico del edificio, ciegan al confuso sujeto y
moviendo lentamente cada miembro de su cuerpo para que cedieran los intensos
calambres que le daban esa sensación de ausencia de droga, comienza a
reaccionar, una vez que se supo vivo y con la misma apatía de vivir que antes de
la experiencia pasada, se dispone a subir la escalera.
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El frío concreto y el mohoso hierro de la escalera, tan estrecha que no permitía el
asenso a más de una persona, se protegía con un rustico pasamanos, éste
formaba figuras caprichosas hechas por manos artesanales y que pareciera, no
les alcanzo el tiempo a dos generaciones para forjarla, aquellas figuras hacían
perfecto juego con el viejo entorno del edificio, edificio que segregaba un fétido
olor a húmedo y viejo; paredes con cáncer que exponían el ladrillo en más de la
mitad del edificio; a lo largo del viaje hacia los pisos superiores se distinguían siete
pisos que presentaban una decena de puertas cada uno de ellos; pareciera que el
enorme caracol que formaba la escalera a lo largo del asenso y el piso
ajedrezado, sacaban de perspectiva el aplomo del edificio y de pronto la ilusión
óptica de este juego de cuadros y caracoles, desbalanceaba las estructuras del
edificio, aparentando un repentino derrumbe; cables de electricidad que
atravesaban el patio para electrificar cada una de las habitaciones, de pronto
chocaban con las ráfagas de viento que entraban por el techo y contactaban los
polos de electricidad suspendiendo el suministro, ofreciendo un evento de chispas
que antecedía a una inminente oscuridad; cuando ello, lo más prudente era
tomarse del pasamanos o de los muros para no dar ningún mal paso que pudiera
fracturar un tobillo o incluso caer de un piso superior. Por las noches, descender la
escalera era una experiencia sumamente aterradora, al pasar por las puertas
camino hacia abajo, el goteo constante de las tuberías era el sonido más
tranquilizador, que de pronto se frustraba por el estridente llanto de los inquilinos;
llantos secos sin sentido que piden lo que ya no tiene solución; luego, el silencio
cuando aquellos dolosos cesan de cansancio y nuevamente el goteo de las
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tuberías; los pasos sigilosos de pronto desprenden una teja de los escalones y su
fino estallido hace eco en todo el edificio despertando la ira del portero que vigila
el acceso del edificio con un iracundo celo.
<<¿Y ahora quien viene a perturbar? Mejor lárguense al infierno antes de que yo
mismo los saque de aquí.>>
El fiel guardián de la enorme puerta de madera que había visto pasar a infinidad
de personajes y como pago a su labor, recibía su estancia inamovible al empleo,
hasta que decidiese perdonar al reflejo de su barbudo y arrugado rostro; pero la
decisión no era fácil para el portero, ni para Ángel, ni para nadie que decida la
escalera, esa fuerza que obliga a la negación de no subirla y que se erradica sin
sentido al no salir, no superar el mismo miedo y no darse la oportunidad de creer,
es lo que alimenta al viejo edificio que ha pagado su eterno derecho de piso, al
cual, ni la modernidad del entorno ni los nuevos proyectos lo derribarán mientras
la balanza permanezca y alguien tenga que realizar el equilibrio.
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LIMPIEZA
Ángel siente las piernas como si fueran de plomo, cada paso que sigue se dificulta
más, como si la altura del extraño edificio aumentará la gravedad de los objetos,
incluso el ambiente y las mismas palabras se tornaban tan pesadas que parecía
que tardaban algunos segundos en llegar entre la boca del emisor y los oídos del
receptor, todo era lento… todo era en movimientos que detenían el tiempo. Ángel
se sienta en el último peldaño del siguiente piso, con la mirada fija en la cuadricula
de la planta baja que cada vez se alejaba más, recuesta su espalda húmeda sobre
el fresco y sucio piso, poniendo sus manos sobre la frente y parte de sus ojos,
como en postura de dormir; se hacen notar sus costillas al ritmo de su respiración
y descansa unos minutos. La intensa luz que se proyectaba debajo de una puerta,
se reflejaba directo a sus ojos, esta luz le impedía el quedarse dormido por
completo, al voltear hacia la molesta luz le llamó la atención la exagerada blancura
con la que estaba pintada la puerta, y como un cuerpo bajo los efectos de un
hipnotismo, se acerco lentamente para tocar dicha blancura y mientras lo hace,
una anciana voz le invita a pasar.
<<Pase, pase por favor>>
<<No gracias no, solo estaba viendo su puerta, ¿Cómo es que la mantiene tan
blanca?>>
<<Bueno soy excesivamente limpia, tanto que me ha costado no poder ser esposa
ni ser madre>>
<<No me diga que se fue su familia por que lavaba mucho la puerta>>
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<<No, en realidad nunca tuve una familia, nunca me di el espacio para tener un
serio noviazgo y mucho menos un esposo; pero, el exceso de limpieza lo traigo
desde bebé, yo nací entre cunas de sabanas blancas y la limpieza militarizada que
imponía mi madre a las criadas, era exhaustiva, aún recuerdo que mi educación
era limpieza, formalidad, limpieza, cortesía, limpieza, respeto, limpieza, estudio,
limpieza, limpieza, limpieza y así toda mi niñez y mi juventud, hasta que mi madre
murió; si supieras todas las pastillas de jabón que se derritieron en mis manos
durante lo largo de mi vida, lástima que hoy no me alcanza el dinero para tanto y
tengo que administrar una pastilla por semana. Pero no todo ha sido tan malo, en
mi trabajo como enfermera de cunas me ascendieron rápidamente por mantener
un estricto control de la limpieza en mis treinta años de trabajar en un hospital. Y
tú ¿Cómo te llamas?>>
Interrumpe su charla la anciana.
<<Ángel, me llamo Ángel.>>
<<Te llamas como el último paciente que cuide en el hospital, un bebito que
esperaba a que su madre se recuperara, de hecho déjame platicarte que ese niño
fue la causa de mi despido del hospital, una vez que te acostumbras a una rutina
tediosa, monótona y horriblemente aburrida, es decir te levantas de la cama
blanca, excesivamente blanca para distinguir las manchas que puedan ocasionar
el polvo de la habitación y sabes que te tienes que levantar para trabajar, pero no
con ganas de hacerlo, sabes que te enfrentarás nuevamente a esa constante
lucha entre tú y la mugre, entre tú y las bacterias, entre tú y la suciedad pero
pasan y pasan los años y nunca ganas, nunca ceden las manchas, la mugre; aún
recuerdo a mi madre esterilizando todo para alimentarme, cada cuchara que se
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utilizaba para prepararme el alimento, cada biberón, cada juguete que se me
acercaba era ferozmente esterilizado ¿será por eso que yo hago lo mismo que mi
madre? Tal vez si, se dice que las conductas se heredan de padres a hijos, luego
tú trasfieres a tus hijos y tus hijos a tus nietos hasta que se distingue como algo
tan normal que pasa, solo pasa; de hecho mi madre murió de una extraña
enfermedad de contagio, decían los doctores que era una infección grave pero
nada que no se haya podido controlar, solo que es como si a un soldado le da
miedo la guerra, como si una monja perdiera la fe, como si un bombero le diera
pánico el calor; en fin ella murió de depresión por haber contagiado su cuerpo de
algo extraño. Y así fue mi educación, luego al crecer sola, no me quedo otra
opción que aprender a limpiar todo; de hecho desde niña, ya sin mi mamá y
obviamente sin sirvientes, yo recordaba como eran los procesos de limpieza y
traté de asignarme tareas que no había realizado jamás, sin alguna asesoría, así
es que conforme me fueron corrigiendo mis familiares, que esporádicamente se
acercaban a la casa, yo rectificaba; es curioso creer como pensaba que aún
teniendo ocho años yo tendría que alimentarme con un biberón esterilizado, así es
que cuando me tope con el reto de utilizar un vaso simplemente se me escurría
todo, por los lados y entre los labios. Luego llego la pubertad y con ello los novios,
no recuerdo la cantidad de ellos que salieron corriendo al saber que antes de un
beso necesitaban un lavado bucal y mantener gárgaras de solución salina durante
minutos, algunos creían que era una simple broma y se sometían para después
obtener el preciado beso, algunos otros se ofendían y jamás me dirigían la
palabra, pero no es que yo lo quisiera así, simplemente así se me enseño, así se
me educo y por ello murió mi madre; toda mi vida fue extraña y por lo tanto nunca
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me case, nunca nadie se acerco después de saber mi adicción a la limpieza y aquí
me tienes sola, sin pareja y sin familia.>>
Una pesada pausa se apodero del momento y la mujer rompe con pausada voz.
<< Aún que no tengas el ánimo de preguntarme, sé que en tu cabeza están
ciertas preguntas incomodas; si… si me quede con las locas ganas de tener una
familia, hubo incluso alguna ocasión, cuando yo recién cumplía los cincuenta
años, realice un muñeco en forma de bebé, lo confeccioné, lo vestí, incluso le
puse nombre, ya te imaginaras como eran los cuidados para el muñeco de trapo,
seguramente le cambie tres o cuatro veces la tela de la piel, por tanto desgaste
que se producía al limpiarlo y por supuesto comencé a llegar tarde y desvelada al
trabajo; pero los verdaderos problemas vinieron cuando tenía que responder las
filosas preguntas de los jefes y compañeras, ¿Tarde otra vez? ¿Pues que ya
tenemos pareja? La estúpida ironía de las preguntas me hacían enfurecer y
responder con mentiras, “me desvele atendiendo al niño y mi esposo no me
ayudo” al principio se reían como si se tratara de una elaborada respuesta en son
de broma, pero luego tenía que soportar las miradas evasivas que te dicen “vieja
loca” pero claro, como se me ocurre decir que tenía un esposo y peor aún como
se me ocurrió decir que tenía un bebé; tal vez la desesperación de tener
relaciones sexuales y formar una familia me orillaron a la locura, así es que hoy
me conformo con un muñeco de trapo, que ya no aseo, y unas manos
exageradamente limpias que me hacen tener una pareja sublime que estoy
comenzando a amar>>
<<Pero dígame señora ¿Por qué dijo que perdió el trabajo? ¿O a caso la corrieron
por loca?>>
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<<Si, me corrieron, pero no por loca; en un turno de noche en el hospital yo estaba
completamente desolada, la desesperación me asfixiaba y salí corriendo por los
pasillos, ya no había nada que perder, a quien le puede si falta la jefa de cunas o a
quien le importa si vivo o muero, no tenía a nadie, de pronto el largo pasillo hacia
la salida se encontraba solo, decenas de puertas laterales fueron testigos de mis
pensamientos mientras bajaba la velocidad al ritmo de mis intenciones, una vez
que mi cuerpo se freno, la decisión ya estaba tomada, me tenía que ir de ese
ostentoso y monótono lugar, pero nunca sola, al fin y al cabo ¿a quién le podría
importar un bebé de tres meses que ya nadie visita?, con una madre que morirá y
dejará un indefenso niño en las garras de algún orfanato o en el mejor de los
casos sería adoptado a una familia rica que compra la felicidad con juguetes, no
nunca lo permitiría, ese hermoso bebé y yo seriamos una bonita familia, con
proyectos, pastel con velas cada año, regalos bajo el árbol, protección, limpieza,
buena educación, lejos de las malas amistades, las malas influencias, lejos de
todo mal, solos él y yo… su nueva madre. Pero eso no fue así, cuando faltaban
unos cuantos pasos para la puerta de cristal con un esperanzador letrero de
salida, la apurada voz de un guardia y el sonido de sus llaves que colgaban en su
cinturón me decían que todo había terminado para siempre, que regresara al niño.
Lo demás no es nada grato, unos meses de cárcel, un abogado que me pedía
sexo para transferirme a un hospital lleno de locos y un nuevo bebé de trapo que
confirmaba mi estado mental.>>
<<Pero entonces ¿está o no está loca?>>
<<¿Tú conoces a alguien sano? … claro, tu silencio no me deja mentir; ¿sabes
muchacho? La única diferencia es que mi habitación debe estar cubierta con
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colchones, por si me deseo golpear la cabeza, pero haya afuera, en la vida, no
hay colchones y la gente vive y se desangra a diario, minuto a minuto y nadie
reclama, nadie les pide aclaración alguna, no hay electroshock, no hay jeringas
con sedantes ¿Estás de acuerdo con eso?>>
<<Pues no… la verdad que no estoy de acuerdo>>
<<Entonces lárgate, lárgate, vete ya, si no entiendes esa parte de la humanidad,
donde la normalidad solo son parámetros de percepción y la mayoría cree tener la
razón, no tienes porque opinar del tema que desconoces; pero lo que no sabes es
que detrás del espejo siempre es gris, y ese lado gris nunca lo quieres ver, porque
no hay reflejo que te diga. “eres normal, eres como la mayoría… sigue así” el gris
lo tienes que interpretar y adaptarte a ello. Ahora vete para jamás posar sobre mi
puerta>>
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LA FLOR Y LA BESTIA
Ángel, sube un peldaño más y su agitada respiración le exige abrir la boca tan
grande que las bocanadas de aliento se acompañaban con un extraño sonido de
ronco jadeo, su energía se agotó y decide hacer una pausa sujeto fuertemente del
picaporte de una puerta para detener su flácido cuerpo, pero su ritual de
recuperación es interrumpido por el inquilino de la habitación al creer que alguien
trataba de penetrar su puerta, el individuo exaltado pataleaba la puerta y gritaba a
Ángel que se retirará de su habitación, sin embargo Ángel apenas podía dar un
paso más y prefirió conciliar la estancia.
<< Un momento… por favor… solo estoy descansando>>
<< No es cierto, largo, ¿Tú quien eres? ¿Acaso eres un policía? Largo yo ya
pague mi condena, largo>>
<<No, no, señor yo no soy ningún policía, solo me dirijo hacia arriba>>
<< Mienten, malditos policías, ya les dije que he pagado mi condena>>
Ángel, se llena de ira y entre cansancio y coraje le grita a la puerta.
<<No importa lo que piense… si cree que soy o no soy policía, no me importa yo
solo estoy descansando y me voy en este momento>>
<<Espera, espera, ¿seguro que no eres policía?>>
<<¿Quiere que le repita la misma respuesta por tercera vez?>>
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<<No espera, no te marches, solo cuéntame acerca de ti ¿a qué has venido a
este edificio?>>
Ángel desea saciar la sed que le ocasionó el esfuerzo de subir.
<<Eso es asunto mío, si quiere platicar deme un vaso de agua>>
<<Espera un poco, por favor>>
El individuo mucho más sereno y con un tono de voz más conciliador, le pasa a
Ángel un vaso de agua por una pequeña portezuela que se encontraba a la altura
de la cara de quien deseaba entrar, pero su rostro jamás asomo.
<<De aquí en adelante el asenso es mucho más ligero, no te desanimes o debería
decir mejor desanímate, al fin es lo mismo si subes o te quedas>>
Ángel bebe con desesperación el vaso de agua y aún escurriendo de su boca
entrega el vaso y agradece entre jadeos.
<<Gracias señor, ¿Y usted que le teme a la policía?>>
<<Si tú estuvieras preso durante más de diez años sabrías lo que es temerle a los
policías>>
<<Diez años es mucho tiempo, ¿Puedo saber que hizo?>>
<<Justicia>>
<<¿Cómo? ¿Lo encerraron por justicia?>>
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Ángel simplemente arruga el entrecejo y abre sus ojos a máxima expresión
cuando escucho la aparente contradicción que le hace perder el interés.
<< Si claro, eso han de decir todos ahí en la cárcel. ¿Sabe? que yo tengo muchos
escalones que subir, adiós>>
Ángel se decidía a subir, cuando escuchó una frase que le hizo prestar atención
<<Mate a un individuo, si así como lo escuchas, pero no creas que me arrepiento,
con ese asesinato he rescatado la paz de mi hija>>
<<¿Mato por la paz de su hija y no está arrepentido? ¿Quién le dijo que matando
se gana la paz?>>
<<Me lo dijo un sacerdote>>
Ángel no pudo resistir el escuchar tal confusión y se queda tras la puerta con su
oído dirigido a la abierta puertezuela para poder escuchar.
<<Cuando era chico mi amigo de la infancia y yo formamos un lazo muy especial,
no había nada que no hiciéramos juntos, los primeros años de escuela, los
equipos de fútbol, las primeras novias, en fin; todo lo hacíamos juntos,
naturalmente crecimos y yo decidí estudiar una carrera en administración y llegué
a ser el gerente general de un hospital de maternidad, y por alguna razón que aún
no recuerdo por qué sucedió, Miguel se fue al seminario, por supuesto que ambos
triunfamos en nuestros respectivos proyectos; él, un respetado y querido
sacerdote y yo un triunfador hombre de negocios; ya no hubo contacto entre
Miguel y yo, solo un par de llamadas al año para recordarnos los cumpleaños y
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felicitarnos en las fiestas navideñas y por supuesto que yo donaba un buen
cheque a la parroquia de Miguel, cada semana santa. Pero dejemos un rato a
Miguel para hablarte de mi hija, cuando yo enviude de mi esposa, porque ella
padecía un cáncer que le consumió todo su cuerpo, no fue muy larga su espera,
solo tres meses después de una metástasis y su cuerpo ya no resistió… falleció.
Yo refugié la tristeza en mi única hija, le trate de dar todo lo material y lo
espiritual, pero en esto último nunca fui bueno, pensaba que con un amigo
sacerdote y un cheque lleno de ceros, mi alma estaba tranquila y salva. Pero que
iluso y estúpido he sido, nunca pensé que el destino cambia como cambia el
clima, nunca me di cuenta que los planes de vida son planes ajenos y hoy ni mi
esposa ni mi hija están aquí>>
<<¿Su hija también murió?>>
<<No a ella la asesinaron, y yo me siento tan culpable de ello, no debí haber
escogido ese colegio, pero como saber que el conserje era un loco maniático…
estúpido loco>>
<<¿Acaso el asesino a su hija?>>
Con palabras entrecortadas y a punto de romper en llanto, hace un esfuerzo por
responder.
<<Así fue… y aún tengo el recuerdo de cada letra de la declaración ante las
autoridades. ¿Pero cómo puede haber algo tan atroz en una persona?>>
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El llanto sollozante y los constantes golpes de su talón en la puerta hacían
suponer a Ángel que le había dado la espalda a la puerta y que no se era
momento para otra pregunta, un silencio de ambos que los conectó en mente
abrió la posibilidad para que el letrado y educado personaje rompiera el silencio
que se guardó durante tantos años y como una posibilidad de auto terapia
comienza a describir el horror que lo aprisionaba.
<<Imagínate que una bestia con rostro grotesco y largo bigote, toma una pequeña
flor, naturalmente la bestia y la pequeña flor no corresponden a una misma
frecuencia de pensamiento, edad, genero, sentimiento y el solo hecho de ver a
esta mal oliente bestia con una pequeña flor, rompe toda lógica de armonía divina;
pero la bestia se aprovecha de su fuerza superior y arranca la flor de la planta, las
demás flores solo observan… angustiadas, tristes, impotentes; la bestia corre
algún lugar con la delicada flor, después de un rato de observar tal belleza…
belleza que llora, comienza a despojarla de sus pétalos, el frió y el temor de mi flor
la hacen ceder ante la bestia y después de un shock de temblor y espanto, la
pequeña flor pasa de temblante rigidez a inconsciente flacidez; ella ya no estaba
ahí mientras sucedía lo más horrible y sin embargo el rostro de la bestia fue lo
último que los ojos de mi pequeña flor vieron de este extraño e injusto destino>>
Ángel estaba plenamente sorprendido de cómo un hombre pueda sacar fuerzas de
su interior para describir tal evento, el agotamiento mental de ambos los obligo a
hacer una pausa para digerir el amargo bocado que compartían.
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<<Pero eso no es todo mi amigo, déjame decirte que ante la ausencia de mi hija,
no encontraba consuelo en ningún lado, se dice que al extraño ritual, ese de velar
a los muertos, fueron miles de personas a las que yo tenía que abrazar y decirles
gracias, sin embargo aun no puedo recordar ningún rostro, incluso el de Miguel,
que dicen, siempre estuvo a mi lado y que por cierto fue la primera persona que
visite una vez que volví en sí de mi extraño estado de ausencia mental.
Miguel dime que hice mal, le preguntaba constantemente ¿Por qué tu Dios me
odia tanto? ¿Acaso es un castigo por no seguirte los pasos al sacerdocio? Miguel
solo me callaba y renegaba de mis blasfemias, me recitaba citas bíblicas y me
daba fortaleza moral, pero yo no estaba satisfecho y me obsesione por querer
encontrar un alivio que me diera esa tranquilidad que no se calmaba aun sabiendo
que el asesino estaba preso. Al poco tiempo, una vez que me quede sin mi
negocio del hospital, por los chantajes y extorciones de un periodista, yo me
encontraba en una verdadera crisis económica y de conciencia, y el poco alimento
que podía comprar deterioró mi salud, corrí para con Miguel nuevamente, su rostro
alcanzó a denotar un gesto de fastidio al verme, y mi poca lucidez encontró las
palabras precisas para captar su atención, “Miguel, dime si en verdad Dios
perdona a los verdaderos arrepentidos”, la respuesta fue lógica viniendo de un
sacerdote; al poco tiempo Miguel no podía creer lo que leía en un citatorio que le
hicieron las autoridades para declarar sobre el asesinato de la bestia>>
<<¿Mato al asesino de su hija?>> Pregunta Ángel plenamente sorprendido, pero
con la oculta sensación de alivio si la respuesta fuese un si.
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<<Por supuesto que lo hice, entré a la cárcel haciéndome pasar por el primo de la
bestia y sin más, cuando lo tuve de frente me quite el cinturón, lo enrede en su
cuello y lo apreté hasta que dejo de respirar>>
<<¿Y el padre Miguel que tuvo que ver con ello?>>
<<Cuando me dejaron ver a Miguel en mi celda me hizo la misma pregunta, el no
podía creer que le di las gracias por haberme dado la luz de la paz; ante el
reproche que me hizo Miguel de mi afirmación le dije, recuerdas que en mi última
visita a tu iglesia me sacaste de una gran duda, pues ahí lo tienes, el
arrepentimiento siempre llega si es sincero y de todo corazón>>
<<Pero usted primero pregunto acerca del arrepentimiento y después fue y mato
a una persona, ¿Cómo puede ser eso?>>
<<Así como te escuchas, escuché a Miguel, y la misma respuesta es para ti; Si
mi pequeña hija, que ahora está en el cielo, ve nuevamente el horrible rostro de su
asesino, jamás me lo perdonaría a mí mismo, sin embargo ante la posibilidad de
que esta bestia se arrepintiera de todo corazón y Dios le dé cabida en su paraíso,
me adelanté y le quite la vida, con ello evite un encuentro entre la flor y la bestia>>
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NO ENCONTRE A DIOS
<<Hey tú, te estaba esperando, sabía que pasarías por esta puerta, te he visto
platicar con Lisandro, sé que tienes algunas dudas y que deseas preguntar mil
cosas, pero no creas que se tienen todas las respuestas, mucho menos si bienes
de abajo. ¿Sabes?... no basta con estudiar teología para encontrar las verdaderas
respuestas que la humanidad tiene que saber, en realidad todo es relativo, todo es
con la claridad u oscuridad que tu lente interno determine; sin embargo esto que te
digo me ha costado el retiro de la iglesia, que mas bien, fue despido de mi iglesia,
de mi trabajo>> el hombre exhala y hace una meditada pausa <<y cuantas veces
te detienes a pensar que en realidad es un trabajo, que puede salvar almas, vidas
y conciencias, pero al final del día es un trabajo. ¡Padre Miguel, padre Miguel por
favor escuche lo que le tengo que platicar! Me pedían los feligreses; no, no, ahora
no, tengo que agarrar mi sotana e irme a ofrecer confesiones, como si a un
bombero le pidieras apagar tu casa y te contestara, no, no ahora no, tengo que ir a
apagar incendios. Pero eso no es importante lo verdaderamente importante es que
ahora que ya no soy sacerdote sigo amando a Dios, un Dios que nunca intimide
con él, que nunca me di la oportunidad de decirle gracias, te quiero, te admiro,
eres parte de mi ser. y no se lo dije, porque creí que una vez culminados mis
estudios sacerdotales le podría hablar al oído y él me respondería. Y es que lo
más difícil de hablar con Dios no es sacar sonidos con la boca, lo más difícil es
encontrar la mirada exacta, justo cuando él te esta volteando a ver y en ese
momento aprovechar y decirle, mira salve a uno de tus hijos, rescate a una de tus
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hijas, hoy hice sonreír a un niño, hoy no comí… pero ese indigente si lo hizo; y no
pedirles absolutamente nada a cambio, ni quiero que me lo agradezcas mi Dios,
pero quiero que sientas el sonido frágil, suave y satisfecho de mi corazón. Así
captas la mirada del Dios que nunca vemos y que todos creemos conocer, pero
más allá de que todos lo creemos conocer, sentimos que es un esclavo nuestro…
me incluyo.
¿Aún estas ahí muchacho? ¡imagínate tener a un Dios como esclavo¡ pero así ha
sido siempre, la humanidad se acostumbró a decir: Dios ayúdame, sácame de
este apuro, salva a mi padre de esa enfermedad, no dejes que me reprueben en el
colegio, dame trabajo, bendice mis propiedades para que no les pase nada,
ayúdame a ganar esta contienda; y claro, cuando no se cumple la voluntad del
amo, todo es reproche, todo es injusticia y todo es malo; luego, por alguna razón,
nos acordamos que tenemos que darle al esclavo algo a cambio y empezamos a
intercambiar idioteces: si me sacas de esta yo te prometo que, si lo salvas yo te
juro que, si me ayudas yo estoy dispuesto a. Como si al santísimo le interesará
hacer algún tipo de trueque o negocio que haga más rica su inmensa sabiduría,
como si la vida, que es de él, fuera un privilegio de los individuos para determinar
el rumbo por peticiones que se dicen en locos momentos de impotencia humana.
A todo esto ¿Cómo te llamas?>>
<<Ángel, señor>>
<<Mira Ángel, no me importa todo lo que Lisandro te pudo haber dicho de mí o del
perdón, pero además la idea del perdón, del arrepentimiento, de la vida presente y
la vida en muerte, son cosas tan personales que tienes que encontrar el verdadero
sentido y no explicarle a nadie tal confusión, espero que comprendas esto.
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¿Te platique del individuo que quería encontrar a Dios? Perdón estoy pensando
que tienes todo el tiempo del mundo y ni siquiera sé si te interese>>
<<Pues la verdad…>>
Ángel tuvo un titubeo ante su respuesta y la palabra le fue arrebatada.
<<Además con Lisandro te estuviste mucho tiempo y hasta te dio un vaso de
whisky>>
<<No señor, la verdad era agua, y al igual que usted, no me permitió verle el
rostro>>
El sacerdote le responde a Ángel con una carga de meditación.
<<Los rostros son solamente figuras para guardar los pensamientos, esos no
importan, pero déjame te sigo diciendo de aquel individuo que quiso conocer a
Dios. Era la preparación de la pascua, todos los sacerdotes estamos sumamente
atareados en esas épocas. que la organización, que los horarios, que cambio de
insignias, los coros, las flores, los monaguillos, en fin, y lo último que quieres es
encontrarte con un necio individuo que desee saber cosas de Dios, pero parece
mentira, siempre se aparece uno de ellos, Don Carlos un tipo rico que siempre
vivió frente a la iglesia y que jamás se acerco a ella hasta que la vida le dio la más
grande de las maldiciones… la soledad, su familia lo fue dejando solo porque no
soportaban a un alcohólico, pero no era un alcohólico convencional sino que
aparte de bebedor, era altanero, prepotente y con mucho dinero. Así es que sus
hijos prefirieron casarse a temprana edad y claro que las celebraciones de cada
una de las bodas tenían dos festejos, uno sencillo y con tres o cuatro familiares en
la casa de Don Carlos y otra en grande, con cientos de invitados… menos Don
Carlos, ya te imaginaras el por qué de la exclusión y el pobre Don Carlos solo se
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limitaba a preguntar ¿Pues a dónde van todos tan formales? En fin, ese era Don
Carlos que al final su esposa también lo dejó, ella aprendió a soportar el
alcoholismo de Don Carlos casi hasta el final, solo que un día se entero que, aquel
imperfecto hombre había tenido un hijo fuera del matrimonio y la angustiada
esposa se limitó a tomar sus maletas y dejar a Don Carlos como un perro en casa
de lujo, tal vez a la esposa no le hubiese importado tanto el romance fuera del
matrimonio, a esa edad puedes tolerar ciertas cosas, sin embargo la triste historia
de aquel romance que dejó como saldo una mujer embarazada, que perdió su
trabajo, sus bienes y casi pierde a su hijo en el parto dejándola en coma durante
meses, obligó a la esposa a tomar esa dura decisión. Pero regresemos a lo otro,
te decía que a vísperas de pascua se acerca Don Carlos con su característico
aliento etílico que te obliga a retroceder un par de pasos, suplicando le indique el
camino de Dios y preguntando que si Dios puede hacer que su soledad
desaparezca; la pregunta fue tan trivial que no supe responderle, En ese
momento, un simple “si” o “un claro que es el camino”, no serviría de mucho, así
es que mejor mandé a Don Carlos a buscar a Dios, y te soy sincero, con una leve
esperanza de que lo encontrara y viniera nuevamente con migo a indicarme donde
lo encontró; así pasaron las fiestas de pascua y Don Carlos jamás se acerco y la
verdad a mi ya se me había olvidado el asunto. Un día que salí fuera del templo
para supervisar unas reparaciones al edificio, dirigí la mirada a la mansión de Don
Carlos y ahí estaba, fuera de su casa en una gran sombra que proyectaba el árbol
de su banqueta, se veía tan pasivo, tranquilo relajado y hasta se distinguía una
sonrisa en su rostro, no pude dejar pasar la oportunidad de preguntarle si había
encontrado el camino, la compañía de Dios>>
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<<Mire padre Miguel, estoy satisfecho de no haberlo encontrado, y créalo lo
busqué, es mas, hace dos domingos vine a la misa que usted celebró por la tarde,
créalo padre, nunca había puesto tanta atención en tan elevado ritual, pero antes
de continuar déjeme darle la libertad de que me corrija, si es que estoy diciendo
algo incorrecto, estoy sorprendido que usted tenga el permiso para decirle a Dios
que se transforme en pan y dárselo en la boca a los feligreses, pero además me
sentí muy desdichado de no haber querido participar en esto de alimentarse con el
cuerpo y sangre del mismísimo Dios, sin embargo también me puse a pensar
¿qué haría yo con tal responsabilidad dentro de mí? Y para no tener la tremenda
tentación de recibir al Dios que andaba buscando, mejor observe a los que se
alimentaron de él, con todo cuidado me grave un par de rostros y al terminar la
misa los seguí, sin duda que fue para mí una gran decepción, esa gente no traía a
Dios dentro, y yo no note algún cambio en ellos, incluso puedo decirle, algunos lo
hicieron con la misma naturalidad con la que defecan, nadie lloró, nadie mostró
una sonrisa diferente, nadie gritó de alegría; por lo tanto pensé que ahí no estaba
Dios y lo seguí buscando. Usted no lo va a creer padre, pero ya no lo quise buscar
en los templos donde se enseña religión, mejor me fui a la cantina, en esta
ocasión no pedí ni una gota de alcohol, solo me aboqué a buscar a Dios. La tétrica
música, los escupitajos, las palabras incongruentes que emanaban de los ahí
borrachos, me hicieron ver una realidad en la cual yo estaba ahí dentro la mayoría
del tiempo, pero ese loco día yo solo estaba buscando a Dios, al poco tiempo me
acerque a la barra, pedí un refresco, el cual me despacho el cantinero con la cara
de extrañeza, y me dedique a escuchar las platicas incongruentes y casi
incomprensibles a pesar del estridente tono con el que se platicaba. Pues vera
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padre, no encontré mucho, pareciera que todos vivían en la misma casa,
trabajaban en el mismo lugar y tenían a la misma esposa, sus problemas eran
como un guión de una trágica obra de teatro donde cada quien le ponía su final,
unos dejaban todo, sus hogares, sus trabajos, su familia; otros se resignaban a
vivir con sus problemas e incluso había quien intentaba matar a su esposa… No
sé, tal vez era el estado etílico y la frustración de no saber resolver los problemas.
El caso es, padre, que ahí tampoco encontré a Dios, pero déjeme decirle que al
salir de la cantina vi a un muerto en vida, el individuo se sujetaba fuertemente de
un poste para mantener el equilibrio, pareciera una feroz lucha entre el movimiento
del planeta y el individuo que trataba de controlarlo, tras de él, un niño que le
decía con tremendo llanto mientras sujetaba las mangas de su pantalón, “Papi,
papi, por favor ya vámonos a la casa”. Así es que decidí en ese momento soportar
la angustia del niño que luchaba con tremenda fuerza para controlar al muerto, el
borracho ni siquiera se daba cuenta de que el mundo no se movía y que era su
hijo el de la verdadera lucha contra ese involuntario movimiento, por último, ese
mundo que sigue girando con toda soberbia sin siquiera darse cuenta que un
muerto lo quiere detener>>
<<¿Pero por que la expresión de “muerto” ante una persona?>>
Pregunta un tanto desconcertado el padre Miguel.
<<¿Y cuál es la diferencia entre un muerto que camina, come y grita, a uno que
simplemente yace en la tierra? La única diferencia es que uno consume y el otro
no, pero ambos se pudren lentamente.>>
<<Entonces Don Carlos ¿Encontró a Dios o no lo encontró?>>
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Don Carlos, inclina ligeramente la cabeza mientras su mirada sigue fija al rostro
del padre Miguel y con ambas manos hace un ademan hacia su cuerpo poniendo
las palmas cruzadas en su pecho.
<<Míreme Padre, acaso le parezco al mismo muerto de antes? >>
<<La verdad lo veo con tremenda vitalidad Don Carlos>>
<<Entonces… lo he encontrado, Padre. Y hoy dedicaré todas mis energías a
buscar a mi hijo que nunca quise conocer, le daré todo lo que le pueda dar, si él
me lo permite, y compensaré todo el daño que le pude ocasionar a él y a su
madre.
Como vez Ángel, solo me quedó el saber, que Dios es ese efecto positivo que se
encuentra en donde tú lo quieres encontrar, como lo quieras encontrar y tienes
que darte el libre valor de saber que lo necesitas, nada tiene sentido sin un Dios a
quien recurrir, a quien ofrecer, a quien corresponder, así de sencillo así de
profundo… así de doloroso.>>
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VIDAS AJENAS.
Ángel continua su ascenso, lo que más desea es estar en el final, sus
pensamientos le ocasionaban tal fatiga, como al caminante del desierto le
ocasiona la deshidratación, que prefería desplomarse; sin embargo no podía dejar
inconcluso lo que empezó. Al llegar al siguiente piso, decide hacer un reposo,
coloca los antebrazos en el pasamanos de la barandilla y entrecruza sus dedos
pegando las palmas de sus manos, su espalda hacía una prolongada curvatura
que dejaba ver la mayoría de sus vertebras; respiraba con dificultad y comenzó a
presentar mareos; inhalaba y exhalaba aire para poder recuperarse, pero ello no
fue suficiente y repentinamente expulsó una gran cantidad de vomito, al momento
e instintivamente para no llenar el suelo del primer piso y que éste llamara la
atención, decide voltearse y arrojar su vomito al interior del pasillo; inevitablemente
ensucia una puerta, Ángel intenta limpiarla con su pantalón usando su rodilla, pero
solo extiende la mancha, después de controlar las nauseas con largas y lentas
inhalaciones, coloca una de sus palma en la pared y la otra en el estomago, como
trasmitiendo energía al interior, una vez recuperado, decide continuar.
<<¿Crees que te puedes ir dejando tu mugre en mi entrada? ¿Crees que es
suficiente con ese intento de limpiar? ó ¿Qué crees que te da derecho de ir
ensuciando el camino de las demás personas?>>
<<Estoy mareado, ¿podría comprender eso?>>
<<Me importa un rábano si estas mareado, me importa un rábano si te estás
muriendo, yo no te pregunté qué te pasaba, te pregunte si ¿Crees que puedes ir
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dejando tu mugre en mi entrada? Pero ni te molestes en contestarme
seguramente y por lo que escuché, eso es lo que haces, vas dejando mugre en el
camino de los demás; eres igual a nosotros los periodistas, que sin importar a
quien dañemos, alteramos los hechos para que las notas periodísticas sean más
atractivas a la gente, entre más sangre, infidelidades, engaños, venganzas y odio;
los periodistas vendemos más notas que son publicadas en los prostituidos
diarios. ¡Si¡ esa expresión es correcta… “vamos llenando de mugre las vidas” ¿te
parece bien ese encabezado? Al menos que quieras que lo distorsione más y le
ponga “vidas entre vomito y porquería”>>
Suelta una carcajada con tremenda ironía, y continua.
<<aquí todo se vale, y entre más denigrante y asqueroso pongas el titulo, más
ventas, más dinero, más prestigio y sobre todo más controlas a la gente y la
sumerges en tus pensamientos, en tu propia distorsión de la vida hacia los demás;
porque llega un momento en el que te conviertes en Dios, puedes con un bolígrafo
poner palabras que destruyen, puedes cambiar vidas con solo apuntar en una
libreta, aquellos datos que no corresponden a la realidad, además ya cuando eres
muy hábil en esto y te mueves rápidamente, puedes ir con el afectado y le pláticas
la noticia que saldrá a las cinco de la mañana del siguiente día, si a él no le gusta,
con una módica suma de dinero le quitamos las palabras sangre, traición, incesto,
infidelidad, violación, etcétera etcétera etcétera; así, vives bien económicamente y
haces la función de Dios, controlas todas las voluntades con un solo dedo. Porque
creo que eso hace Dios ¿no? O también eres como esos de extraño pensamiento
que creen que Dios te deja al libre albedrio todo lo que rige tu vida; nombre… no
seas ingenuo, si eso fuera ni siquiera habría diferencias, siempre las habrá, en la
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vida siempre habrá, ricos y pobres, poderosos y sometidos, negros y blancos,
judíos y arios, buenos y malos; imagínate la vida sin ello, sería bastante aburrida.
Mira, el control que Dios ejerce ante la humanidad es para eso, para que existan
algunos nacidos que su función sea la de ser pobre, abusado, golpeado,
asesinado, violado, invadido, y todo lo malo que te pueda decir; si esto no fuera
así, el trabajo de Dios sería muy aburrido y sus ocho horas laborales estarían
llenas de tedio, solamente confiando en “el libre albedrio”.>>
<<Espera, espera reportero loco, ya hasta le pusiste un horario de ocho horas al
creador, ya le pusiste trabajo interesante y definiste sus tareas, lo que yo creo es
que no solo haces las funciones de él, sino que te crees superior a él. Mira anota
esto en tu libreta “Este estúpido periodista se cree Dios” para que salga en el
encabezado de mañana. ¿Qué te parece?>>
<<Mal, en realidad seria ”Estúpido periodista se cree Dios” tienes que eliminar
pronombre de los encabezados.>>
<<De cualquier forma el saber redactar no te quita lo estúpido>>
El periodista responde.
<<Tu opinión es lo que menos me interesa, este mundo siempre ha sido de los
estúpidos, los poderosos, los influyentes, los lame pies, los rudos, los potentados,
y si te quieres quedar atrás es decisión tuya>>
Ángel responde apresurado.
<<Entonces ¿si estás de acuerdo o no estás de acuerdo en lo del libre albedrio?
Porque hace rato me dijiste que Dios controlaba todo para no aburrirse y que
algunos nacidos tendrían que…>>
El periodista interrumpe a Ángel con un sonido de su boca.
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<<Shhhhh basta, basta. Ya sé lo que te dije, lo que no has entendido tú, es que
soy periodista y cambio realidades, nunca creas nada de lo que escriba o diga un
periodista, nuestra mente ya está dispuesta a distorsionar lo más sencillo y lo
convertimos en lo más crudo, así de fácil.
Mira te platicaré lo que logré hacer en una ocasión con un hospital. Era ya tarde,
las noticias que saldrían al día siguiente ya estaban entregadas a la redacción; de
pronto un telefonema me indica que hay una noticia en un hospital, que acuda a
tal dirección por que una mujer duró ocho meses en coma, ya despertó y está en
perfectas condiciones. Mi respuesta fue negativa, ya había noticias para el día
siguiente y eso de despertar de un coma no es algo que pueda vender tanto. Pero
la sugerencia se convirtió en orden y tuve que acudir al dichoso hospital. Al entrar
era como una fiesta alrededor de la paciente, había globos, flores, periodistas de
toda la ciudad; ese día yo no pregunté nada, no entrevisté a nadie, simplemente
estaba observando y escuchando las preguntas inútiles que hacían mis colegas y
por supuesto ya conocía las respuestas de la paciente, aunque muy inteligentes,
todas las personas te contestan lo mismo. Yo con el fastidio de cubrir una noticia
que no quería, comencé a observas otras cosas, dirigí la mirada a los pasillos y
me percaté de dos individuos que portaban trajes elegantes y discutían
acaloradamente; sigiloso me fui acercando hasta que la distancia me permitía
escuchar perfectamente. Uno de ellos, el más joven, le decía al otro que no era
conveniente hacer que la paciente recién salida del coma, pagara la cuenta, que
hacía meses perdieron el contacto con sus familiares y según la investigación ella
ya no tenía trabajo ni algún fiador que se responsabilizara de sus cuentas.
Finalmente el joven ejecutivo logra persuadir al otro individuo, por su forma de
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hablar y autoridad que denotaba, seguramente era de un puesto superior al joven,
ahí las palabras mágicas llegaron a mis oídos, cuando le dice al joven ejecutivo
“pero nada de abogados externos, que todo quede internamente”. De seguro ese
hospital ya había tenido problemas legales; yo espere un largo rato hasta que los
periodistas, doctores y metiches se fueron de la sala de la paciente, entre con
algunos papeles y me presente. “Buenas noches señora, soy abogado del bufet
de defensa para los pacientes en coma, estamos perfectamente enterados de su
situación económica y en defensa a sus bienes queremos que nos contrate para
que el hospital no le pueda cobrar ni embargar nada”. La señora solo me veía y
me preguntaba si habría un problema con su bebé, yo no sabía a cual bebé se
refería, pero obviamente le tenía que responder que todo estaba bien, a los pocos
minutos de platicar y calmarla con relación a su futuro, logré que me firmara una
carta poder donde me cedía todos sus bienes; luego de ese acto, me aboqué a
buscar al tipo de traje que quería cobrarle la cuenta a la paciente, busque por todo
el hospital, preguntaba al personal hasta que un guardia me indico que era el
gerente general y accionista mayoritario del hospital, también me indicó cual era
su oficina, yo entre al baño, me acomode mi corbata y mi barato traje, me mojé un
poco el cabello y acudí con el gerente. Una vez que me presenté como abogado y
apoderado legal de todos los bienes de la paciente, le improvisé una triste historia
de embargos y problemas financieros de la familia de la señora, con la finalidad de
lograr vincular su deuda con sus bienes y así poder embargarle todo, el individuo
simplemente me decía que la cuenta de la señora y la de su hijo, ya eran parte de
los gastos del hospital, que nunca le cobraría ni un solo peso; sin embargo yo ya
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sabía que ese hombre tenía toda la intención de recuperar, por lo menos algo de
los exorbitantes gastos que le generó tener a una paciente en coma y su bebé.
“Bien abogado, ¿Qué propone?” me preguntó.
Mire, yo como apoderado de los bienes tengo que ponerlos legalmente a mi
nombre, es lo que más le conviene a la familia ya que están en proceso de
embargo; pero no podré sin un fin legal, así es que si le decimos a la paciente que
firme unos pagares y que firme una carta compromiso para pagar la deuda del
hospital, yo podré hacer un auto embargo, así le pago a usted su cuenta y yo me
cobro mis honorarios de lo que me sobre.>>
El accionista del hospital estaba impactado por lo que escuchaba, él creía que no
había persona más maldita y ventajosa que él. Pero el negocio no estaba nada
bien y sería algo entre el abogado y él.
<< “Quiero ver el documento que muestre que usted es el apoderado de los
bienes” me dijo, al momento saque de mi viejo maletín de cuero café, una carpeta
donde esta estampada la firma de la paciente, y que en efecto mostraba que yo
era el apoderado legal de los bienes.
Lo demás mejor ni te lo platico porque a mí mismo me da tristeza, creo que la
señora hoy vive en la calle, el mocoso debe estar en algún orfanato del gobierno y
a los directivos del hospital los demandé por fraude y los amenacé con sacar
historias macabras de su hospital, así es que, simplemente me quede con todos
los bienes de la señora sin pagarle ni un céntimo al hospital.
Desde ese momento mi destino, mi estilo de vivir y mi elección de estar por
encima de los demás a costa de lo que sea, me ha hecho el hombre más feliz del
mundo.>>
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Ángel siente una rabia interna, no solo por lo escuchado en esa puerta, sino
porque sabe que en la humanidad, los mismos cánones del periodista son los que
rigen las conductas y las acciones de las personas, sabe que casi siempre las
riquezas materiales son motivo de respeto y adulación, y que hay personas
dispuestas a todo para lograr ese extraño estatus, que una vez logrado, cambia la
expectativa a controlar a los demás, luego a tener poder y es justo cuando se
combina esa acumulación material con la ambición de poder, cuando ya nada
importa, no importa si aplastas sin sentido al prójimo, cuando robas y abusas de
los débiles, cuando ultrajas a placer con la plena convicción de que serás
exonerado por los tuyos y por quien te adula. Ángel siente nuevamente nauseas,
solo que en esta ocasión no es por malestar físico, es por malestar moral, no hace
nada por evitar el vomito en esta ocasión, y con tremenda fuerza hace una
contracción estomacal y deja salir un torrente hacia la puerta del periodista.
<<Ahí te dejo ese vomito, para que recuerdes que todo lo que hagas tiene
consecuencias, que aún que no conozcas a las personas, les cambias la vida
cuando las puedes convertir en personas marcadas para siempre, te dejo ese
vomito para que el ácido olor, te recuerde que cada paso dado sin sentido positivo,
perjudicó a otras personas y con ello perjudicas a toda una humanidad, también
quiero que te acuerdes con esta mancha, que nadie puede tomar el papel de Dios,
que solo los enfermos de poder y los estúpidos, creen tener esa facultad y si eres
tan valiente abre esa puerta saca tu maldita cabeza y pruébalo, así sabrás lo que
probaron las personas que les hiciste mal.>>
Ángel, se aleja de la puerta, con una carga de rabia en su alma, cuando escucha
la voz del periodista.
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<<Espera un momento, tengo que pedirte un favor. Cuando estés en asenso y te
encuentres una puerta que diga “Familia González” por favor toca y dile a la dama
que te atienda, que aún la amo>>
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AMBIVALENCIA
El inevitable encuentro con otra puerta se hizo presente, en esta ocasión la más
extraña puerta que jamás haya visto Ángel, delgadas líneas diagonales que se
intercalaban con la blanca puerta, realmente parecía la entrada a una dulcería, a
los costados dos ligeros recuadros enmarcados con madera también con líneas
diagonales, con estos protegían dos poemas mano escritos con perfecta letra
cursiva, Ángel fue invitado por el extraño entorno para que los poemas sean
leídos, se queda y hace un esfuerzo por enfocar las pequeñas letras de un poema,
que de inicio le parecieron bastante empalagosos; al cuarto renglón Ángel
comienza a saltearse líneas para terminar más rápido.
<<No, no, no, pero ¿Quién te dijo que los poemas se leen con prisa?>>
Ángel justifica el espontáneo regaño.
<<No realmente de todo lo que he leído, los poemas son lo que menos me
interesa, pero espera… ¿Cómo saben ustedes cuando uno llega a las puertas,
jamás se asoman y sin embargo siempre están pendientes de lo que sucede
afuera, esta vez no le seguiré el juego, yo ya me voy, tengo algo que hacer al
final de las escaleras; adiós>>
Cuando Ángel se dispone a marcharse, responden detrás de la puerta.
<<Hey, hey, hey, no puedes irte sin pagarme>>
<<¿Qué demonios le tengo que pagar?>>
Cuestiona Ángel.
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<<Primeramente no me hables de usted, tal vez sea mucho menor que tú y
segundo, me debes la lectura del poema>>
<<Quien puede atreverse a cobrar por leer esos horribles poemas>>
<<¿Horribles? ¿Horribles? Ja!!, Te puedo pasar el insulto de la edad, incluso tu
crítica de mi puerta, pero jamás te permitiré que no aprecies estas hermosas
letras>>
<<Es una locura, además no cargo ni una moneda en mis ropas, así es que ni
quiero ni puedo pagar por tan ridículos poemas>>
<<Está bien, no te pido dinero, puedes pagarme de otra forma, solamente quiero
escucharlos de tu voz, acércate a la puerta y comienza a leer pausado y claro;
pero por favor antes de que te suene una locura déjame te digo la importancia de
esos poemas>>
Ángel se siente incomodo ante dicha charla, y con más ganas de marcharse que
de escuchar se queda para no ser descortés ante la intensidad con la que le
platicaban.
<<Cuando yo tenía escasos doce años mi mamá trabajaba en una farmacia, ella
limpiaba los pisos y los sanitarios, pero claro, la mayoría de las veces me tenía
que llevar al trabajo porque no había quien me cuidara ya que ella fue madre
soltera, algunas veces me depositaba en un rincón del almacén, me dejaba ahí
tres o cuatro horas con la instrucción precisa de que no hiciera ruido, no me
moviera y mucho menos que saliera de ahí, de cuando en cuando mi madre
tomaba una barra de chocolate y la lanzaba apuradamente desde algunos metros
para introducirla por entre las cajas, yo ya nada mas esperaba el ruido aliviador
del chocolate, no para calmar el hambre, sino para tratar de leer las decenas de
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letras que indicaban, desde los ingredientes hasta el país donde se fabricó, y es
que mi madre nunca supo que leer era mi verdadera pasión. Un día el jefe del
almacén me descubrió en el rincón de las cajas, por supuesto que después de un
mutuo susto y un par de puntapiés que me aplicó, me identifique pero el colérico
individuo simplemente me tomo de los cabellos y se dirigió a la puerta de entrada,
los empleados y los clientes comenzaron a cuestionar al individuo por el trato que
me estaba aplicando, él simplemente con toda soberbia se sintió el gran súper
héroe del almacén y explicaba “estaba a punto de robarse los medicamentos del
almacén, llamen a la policía” mi madre estaba limpiando los sanitarios y alcanzo a
escuchar los gritos, su instinto maternal le hicieron pensar lo que ella siempre
temía, al ver los jaloneos corrió a mi rescate, en ese momento ya había llegado la
policía y mi madre solo gritaba “déjenlo, es mi hijo” de pronto mis brazos se
querían separar de mi cuerpo en la feroz lucha entre mi madre y el par de
panzones policías, no sé de donde pudo sacar tanta fuerza una mujer tan delgada;
en ese justo momento, llegaba la gerente de la farmacia, una señora de nombre
Clara y sin saber nada del asunto les dijo a los oficiales, ¿qué les pasa, a donde
llevan a la criatura? ¿Que no saben que trabaja aquí en la farmacia? Todo mundo
comenzó a intercambiar miradas de explicación y la señora Clara, como siempre,
formal y con una presencia que imponía su autoridad, explico: es la nueva persona
que limpia las cajas del almacén. Al final todo quedo en un disculpe usted señora,
pero mi madre, ya en su oficina, le besaba las manos a la señora Clara.
<<Mire señora yo ya sabía desde hace mucho lo que usted hace, ¿apoco cree que
no sé cuantos chocolates me faltan?, pero nunca pensé que el almacenista lo
descubriría. Pero como a de saber, yo no necesito a alguien que limpie las cajas,
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ni usted puede traer niños al trabajo, así es que haremos esto; de una a ocho de la
tarde, yo puedo estar al pendiente de su hijo aquí mismo en mi oficina, mientras
usted trabaja ¿le parece?>>.
Mi madre no podía creer lo que la señora Clara le estaba proponiendo, cuidarme
siete horas con todo y la carga de trabajo que tenía. Pero desde ahí comenzó la
línea que marcaría mi vida, la señora Clara un día llevo a su hijo a la farmacia, un
lindo niño espigado, con mirada firme y penetrante, pero algo serio y enojón; como
todo proceso de conocimiento al principio solo nos intercambiábamos algunos
comentarios, pero pasando tres o cuatro encuentros se formo la mejor amistad
que dos niños hayan tenido jamás, largas horas de infantil fantasía se hacían
minutos, no había cansancio, ni hambre, ni sueño, simplemente nos
transportábamos a ese mundo imaginario. Pero algunas ocasiones yo
simplemente dejaba de jugar para observarlo, largamente veía sus gestos,
escuchaba los ruidos que hacía con su boca para complementar ese momento de
juego, sin duda que lo envolvía hasta meterse a los pequeños carritos y barcos, y
casi podría jurar que él se proyectaba dentro de los controles operando los
pequeños juguetes. De ahí, de esos momentos infantiles y ese hermoso rostro
flaco, nació el gran amor de mi vida; me enamore de ese niño por muchos años y
aún que mis difíciles relaciones de pareja fueron muchas, nunca lo olvidé.
Ahora que ya sabes parte de mi vida, por favor, págame con la lectura que te
pedí.>>
Ángel tímidamente se posa frente al cuadro donde se encontraba plasmado el
poema e inicia una tímida lectura.
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Amanece
filo que rasga
maldito vicio de tenerte
cristal en resplandor aún…
niño inocente
Tu soplo resucita cierto fuego
al cielo, solo luces
al fondo obscuras voces
niebla que te viste, dolor y ternura
cuando tu burbuja se descubre, bello
Conciencia parapléjica de absuelto pecado
limpieza que corrompe y empacha mi mente
por fuera solo tú, por dentro te acompaño
asfixia refrescante que me quema
yo sé que moriré.
Moriré por ti, moriré contigo
homicidio limpio de un perfecto crimen
y aún que sin pulso en mi mundo
en mi mente… signos vitales
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Y aun te tengo
sin verte, sentirte
tu olor yace en mi loco recuerdo
proyección ilusa en la habitación
que me invita a llorar gritando…
gritar llorando
De púrpura se viste mi fin
rincón que aterra tras esa obscuridad
obscuridad de espera, espera que mata
por estar sin ti
Mi paciencia se desploma
el tiempo desquicia las ansias de amarte
solo tú y yo la solución
circulo perfecto entre miradas acuosas
al ver el espejo y observar lo mismo.
Ángel termina la lectura y con un gesto de cansancio e incomprensión hace un
largo silencio que deja escuchar un ligero y discreto llanto.
<<¿Está llorando? Por favor no lo haga, me sentiré muy mal si lo hace
¿realmente se enamoro de ese chico? ¿Por qué nunca se lo dijo?>>
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<<En realidad no fue él en especial de quien me enamore, sino de lo que me
enamore, es decir, desde ese momento supe de mi afición a los chicos>>
<<¿Y eso es malo?>>
<<La sociedad dice que sí, cuando perteneces a la misma clasificación genérica,
cuando un lugar en el cielo esta apartado para los que no se encuentran o definen;
pero te aseguro que si logró estar en ese lugar, le preguntare a Dios, ¿Qué he
hecho mal para que me separes? ¿Qué maldición me marca por ser diferente?
¿Qué tan horrible delito es enamorarse de tu propio género? ¿Qué es lo
estúpidamente difícil de explicar? Es solo un sentimiento que nace, es ese
hermoso vacio que se siente a la altura de tu pecho y que te acelera el ritmo
cardiaco… créelo, yo no elegí eso, yo nunca tome un catalogo de la cantidad de
virilidad que debiera tener un varón, pero ahí está y es insoportablemente fuerte y
la energía empleada para tratar de ocultarlo o cambiarlo, primero te agota la vida
antes de ceder a tan maravilloso sentimiento. Por ello creo firmemente que la
sociedad está sumamente equivocada en señalar, segregar y acusar sin siquiera
saber lo que se siente; pero estoy plenamente convencido que al final, ello no
importará, que el amor no es juzgado, señalado y mucho menos castigado, si así
fuere, simplemente no sería amor.>>
Ángel se despide de él, después de un intercambio de acuerdos de pensamiento,
le desea lo mejor de la existencia y se despide. Sus pasos continúan con dos
grandes bloques de reflexión que le pesan a cada paso cuando recuerda haberse
burlado de las personas con diferentes preferencias.
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REFLEXION
Mil situaciones, pensamientos y una tremenda confusión hacen de la conciencia
de Ángel un verdadero laberinto: avanza y se detiene, piensa y reflexiona, pero
nunca concluye, no sabe si todo esto es parte de un momento de dosis, que ha
durado mucho más de lo habitual, o si ya es parte de otro plano de vida donde se
ha estancado como una especie de examen de conciencia y desintoxicación del
alma para proseguir con lo eternamente escrito.
Y es que tal vez, aquello de los equilibrios, si tenga razón de ser, reflexiona
pensativo; tal vez cada gasto de energía que derroche el ser humano, abone a la
causa de las mismas, y cuando el ser humano en la suma de todas estas
energías, no logra hacer ese balance, es ahí cuando interviene el dedo divino del
que todo lo ve, las formas son múltiples y en ocasiones espantosas: sismos,
tsunamis, incendios, cáncer, SIDA, esclavitud, guerras… qué se yo. Se decía
Ángel a sí mismo. Lo que no lograba comprender era aquello de lo bueno o lo
malo, la virtud y el vicio, lo negro y lo blanco ¿que no se supondría que siempre
debe ganar el bueno, la virtud, el blanco? ¿Y que cuando ello no suceda, esas
catástrofes dejan ver su poderío y hacen una especie de purga? O quizá aquella
voz dentro del humo, no estaba equivocada y que la etiqueta de bueno o malo
simplemente se la colocamos nosotros los mortales, porque no encuentro razón
para entender el por qué, en esa especie de purga, mueren más personas que
no participan en la dinámica de maldad, del vicio. ¿Acaso será por eso, porque no
hacen el gasto de energía?. Seguramente así es; porque tan peligroso es gastar
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energía para asesinar personas, como no gastarlas para evitarlo; por que tan
peligroso es gastar energía para hacer una red de esclavas sexuales, como no
gastarla en moderar el sexo; por que tan culpable es el que corrompe, mata,
degrada, como el que se deja corromper; tan culpable es el que no grita al
asesino, ni salva al asesinado, como el que dispara o entierra el hierro; tan
culpable es el que destruye todas las formas de equilibrio de la naturaleza,
sociales, biológicas, mentales, como el que no derrocha ni un ápice de energía
para evitarlo y simplemente se queda en esa zona cómoda, esperando a que pase
algo, y que piensa que nada puede hacer o nada cambiaría con su pequeña
aportación de energía. Y es que tal vez eso es lo que no hemos entendido, que
cada ápice de energía aplicada tiene una interacción directa con el todo, que cada
aportación inteligente bien aplicada y a tiempo, se suma a las demás haciendo
una enorme bola de nieve y reprograma el sentido de la vida, y está le da un
rumbo… un rumbo que puede ser moderado por nosotros mismos y que además
contamos con ese inmenso potencial para lograrlo, que la suma de esas energías
pueden acabar con imperios deshonestos, con personajes nefastos y poderosos,
con todo aquello que abuse de la balanza…
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ARTE
Aquella puerta que se distinguía en el piso superior tenía un rótulo en forma de
semicírculo, Ángel no lograba leer lo que este decía, poco a poco se acerca a la
puerta; sube la escalera ayudándose con las dos manos asidas fuertemente del
pasamanos metálico, en pausas, coordina cada paso que da con el movimiento
de jalón que hacen sus manos ayudados del metal, sin quitar ni un momento la
mirada de las letras mientras aprieta los ojos fuertemente y con frecuencia, para
enfocar su borrosa visión; finalmente logra leer el letrero de la puerta, “Dr. Nicols”
“Medico Cirujano”. Ángel no puede dejar pasar el momento y cuando llega a la
puerta, que tenía en la mitad superior un vidrio traslucido que dejaba ver solo la
silueta de las personas que se acercaban a ella, golpea fuertemente el vidrio para
que el doctor atienda su llamado, no hubo inmediata respuesta por lo que Ángel
insiste en tocar, hasta que la silueta de un hombre sumamente obeso pega su
rostro en el vidrio, colocando ambas manos en los lados de su rostro para no dejar
pasar la luz y distinguir quien golpeaba a su puerta.
<<¿Quién es? ¿Qué quiere?>>
<<Yo señor, ¿usted es el doctor?>>
<<Así parece ¿Qué quieres aquí? Hoy no hay consulta>>
<<¿Ya está cerrado? ¿A qué hora cerro?>>
Ángel se extraña de las golpeadas respuestas y grosero tono del doctor.
<<cerré el consultorio a las doce, del día viernes, del mes de abril, de hace
diecisiete años; así es que llegaste un poco tarde>>
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El obeso sujeto hace una extraña reflexión. <<Sin embargo hace mucho tiempo
que no ejerzo mi trabajo, si quieres te puedo consultar>>
<<ha, que bien ¿puedo pasar?>>
<<nunca, jamás podrás entrar, si quieres te puedo consultar desde donde estas, o
si lo prefieres puedes seguir tu camino.>>
Ángel se estaba acostumbrando a que los inquilinos del edificio, no mostraban su
rostro y que por alguna razón se ocultaban tras las puertas.
<<Está bien, consúlteme desde ahí adentro>>
<<¿Dime qué te pasa?>>
<<yo soy adicto ¿sabe? Así es que no me he inyectado desde que entre a este
edificio y ya siento que el corazón me revienta, me falta la respiración y se me
acalambra los brazos y las piernas, también siento la lengua seca y escamosa, me
duele la cabeza en constantes punzadas que me atraviesan de lado a lado, a la
altura de la sien… ¿me está escuchando?>>
<<Claro, te estoy escuchando.>>
Responde completamente despreocupado el cirujano.
<<Porque me pareció haber escuchado que silbaba mientras le decía mi
padecimiento>>
<<ha sí, estaba silbando la canción de Santa Lucia ¿la conoces?>>
Ángel se desespera por la infantil respuesta y le grita pegando toda la apertura de
su boca a pocos milímetros del vidrio.
<<¿No me estabaaaa escuchandooooo?>>
<<Ya te dije que si te escuchaba, solo que también estaba silbando>>
<<Entonces dígame que tengo>>
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<<Nada… tienes una gran estupidez y contra la estupidez no hay píldoras. Eres
adicto ¿no me dijiste tu mismo? Ante eso no te puedo dar nada y claro que todos
los síntomas que me das, son solamente un síndrome de abstinencia. Eso lo
tienes más claro que yo, así es que te confundiste, soy cirujano no psicólogo.>>
Ángel no refuta eso, él sabe que el doctor tiene razón, sabe también que era más
la necesidad de platicar para que pasaran más ligeros los padecimientos de la
abstinencia. Y le responde al doctor con toda calma.
<<Claro, claro… desearía que hubiera medicamento para la estupidez, así el
mundo sería diferente ¿no lo cree doctor?>>
<<Por favor a mi no me hagas preguntas ingenuas, yo no necesito terapia.>>
<<No es eso doctor… >>
Ángel inclina su espalda hacia atrás para leer el nombre en la puerta
<<Nicols. Mire doctor Nicols usted se cree superior a mí, de eso no tengo duda,
pero la silueta de su cuerpo me dice que usted se come la comida de cinco
personas, eso no es sano para alguien que se supone conoce el cuerpo humano a
la perfección, déjeme le digo, Dr. Nicols, que una vecina falleció por que su forma
de comer…>>
El doctor comienza a golpear el grueso y rugoso vidrio con la palma de su mano,
el sonido era sumamente estridente y parecía que de un momento a otro el vidrio
se fragmentaría en mil pedazos. Una vez que cesan los golpeteos, comienza a
hablarle a Ángel con tono por demás entre pausado y condescendiente.
<<No… me… interesa… lo que tragaba… tu vecina. Yo sé mis riesgos y mis
límites, además yo nunca quise ser médico, mi padre me obligo a estudiar
medicina, la verdad yo no sé porque los padres quieren que los hijos sean como
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ellos, logré ser médico pero mi mente siempre estuvo en las artes, las artes es mi
pasión y todo lo relaciono con ello. Un día, en exámenes finales en la facultad yo
terminé un trabajo a altas horas de la noche, al siguiente día tenía otro examen y
decidí quedarme a estudiar en la biblioteca, una vez que el cansancio y el hambre
comenzaron a distraer mi atención en el estudio, cerré el libro y mi mente
comenzó a crear arte, por mi cabeza pasaban infinidad de formas, diseños,
colores, bailes, etc. Mis ganas de crear se intensificaron, primero tome algunos
libros y forme algunas figuras con ellos, luego las dibuje; pero no me fue
suficiente, necesitaba más arte, más expresión. No tardé mucho en decidir que en
la morgue no había nadie que me observará, entré y saqué varios cuerpos
acomodándolos en formas artísticamente bellas, era como un gran cuadro
tridimensional; era sumamente bello; la niña que posaba en una silla con el rostro
en la mesita de trabajo, le tapé la cara con su mismo cabello de un negro intenso,
y le coloqué las manos sobre su cabeza, con un hilo le amarre los dedos para que
se sostuvieran, también le coloqué un lápiz entre sus dedos y el libro de bitácoras
entre la mesa y su rostro, para que diera la impresión de que estaba cansada de
hacer su tarea escolar. Coloqué también a un anciano que tenía su piel pegada a
todos sus huesos, lo saque de su gaveta y lo coloqué pegado a la pared, mirando
hacia una ventana, su rigidez me permitió fácilmente inclinarle la cabeza como
volteando a ver el alba, la luz de la ventana hacían de su afilado rostro un bello
panorama. El par de jovencitos que logre detener uno contra otro inclinándolos un
poco y recargados contra sus propias espaldas, ambos con porte atlético y uno de
ellos con la pierna entrecruzada enseñando la planta de su pie. La mejor figura de
todas fue la señora de hermoso cuerpo que colgué con sus manos sobre su
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cabeza en forma de bailarina de ballet en quinta posición, su rostro reflejaba ese
desplante de vanidad y ausencia que reflejan las bailarinas de ballet.
Terminé casi al amanecer y podría haberme estado contemplándolo por horas,
pero tenía un examen en minutos y ni siquiera me dio tiempo de regresar los
cuerpos a sus gavetas. Lo más raro de todo fue que disfruté como nunca esa
creación; mi cuerpo, aunque cansado, tenía toda la energía para seguir creando.
Cuando estás en ese éxtasis, el tiempo no existe, las manos se apresuran para
crear a la velocidad de tus ideas, que casi nunca las alcanzas, pero el reto es
maravilloso y celestial. Esa mañana se suspendieron las clases, todas las
autoridades de la facultad estaban en la morgue, buscando una explicación; pero
nunca sabrían la verdad, eso, se quedaría entre mis modelos y yo.
Ese día llegue a mi casa, dispuesto a decirle a mi padre que mi vocación no es
ser médico, que mi corazón estaba en las artes; no te fastidiaré con la cantidad de
insultos que me dirigió, solo te diré que al siguiente día ya no tenía carro,
departamento, tarjetas de crédito, ni padres, así que mejor cedí ante las presiones
de mis padres; me esforcé y logré graduarme de médico cirujano, a escasos dos
meses ya mi padre me había colocado en un hospital de natalidad y ginecología,
pero yo trabajaba sin gusto, sin ganas, sin deseos de superarme.
Ángel hace una pregunta al cirujano.
<<Eso no es fácil ¿Cómo realizaba cirugías pensando el ballet ó pintura?>>
La respuesta que dio el cirujano nunca la hubiera esperado Ángel.
<<Lo peor no es que hiciera cirugías con esos pensamientos, lo peor llegó con el
tiempo. Cuando abres tantos cuerpos, te vuelves insensible, al grado que crees
que la vida esta en tus manos, por lo tanto crees que eres el dueño de esa vida y
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que tú tienes el poder del destino final de ese ser humano. Un día de frio invierno,
ya era demasiado tarde, yo prometí a mi familia que llegaría a las fiestas y cenar
temprano en esa navidad, de pronto llega una paciente para parto; todo parecía
tranquilo y normal, sin embargo el parto se complico y la cirugía se extendió por
muchos minutos más, cuando estaba trabajando en ello, le destape el rostro a la
señora, su tez me decía que era un tipo de señora indigente, que en ocasiones
nos manda el estado, yo hice una pausa y comencé a pensar ¿para qué salvar
estas vidas, si tal vez no tengan a nadie esperándolos para cenar en navidad? Yo
si tengo una familia que me espera y no creo estar haciendo un mal si evito la vida
de esta señora y su bebé.
<<¿Las mató?>>
Cuestiona Ángel.
<<No… simplemente no hice bien mi trabajo…>>
<<¿Las mató?>>
Vuelve a cuestionar Ángel con mucho más intensidad, a lo que responde el
cirujano.
<<Si… las mate; no hice mi trabajo bajo el juramento que me obliga a hacer todo
mi esfuerzo por salvar vidas, falte a mis principios como médico y como ser
humano, pero no fue la última vez, eso se repitió algunas veces, creí tener el
poder de lo divino, creí ser parte del inventario de vidas y que tenia la autoridad
para sumar o restar.>>
<<¿y qué paso después>>
<<Nada, seguí mi amarga vida, con mi amargo trabajo, hasta que un día,
atendiendo un complicado parto, yo tenía un compromiso importante, al paso de la
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misma complicación y ante la imposibilidad de pasarle mi trabajo a otro cirujano,
me hice otra vez la pregunta ¿Por qué estoy aquí perdiendo tiempo? Pero ese día
en especial, también le hice la pregunta a Dios ¿Señor mío, me dejas acabar con
esta vida? Con la plena convicción de que él no me respondería… pero>>
<<¿Obtuvo respuesta? ¿Qué respuesta obtuvo?>>
<<Un segundo después de cuestionar a Dios, la misma paciente se desprende de
su cuerpo y con un brillo que cegaba, me dijo al oído “salve a mi bebé…
sacrifíqueme a mí” luego como una extraña señal, el bebé levanta la mano sobre
la barriga de su madre para posteriormente salir del vientre. Yo no hice nada, no
pude cortar, no limpie, no di ninguna orden, solo me quede mirando a la nada con
el escalpelo en mi mano; minutos de pasmo, lo que hice después fue irme de ese
hospital para nunca regresar, para nunca decidir sobre la vida de los demás.>>
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OLORES
Ángel sube el siguiente piso, y en cada peldaño que superaba, se escuchaba una
voz que contaba sus pasos, de pronto hacia pausas para rectificar si eran sus
pasos los que eran contabilizados, incluso retrocedió un par de ellos y confirma su
sospecha con la cuenta regresiva, una vez conforme, sube los cuatro últimos
peldaños con bastante prisa y se coloca frente a la puerta que emitió el conteo,
coloca su mejilla en la puerta para sentir algo de fresco que le ofrecía el metal de
la puerta y superar el asfixiante calor.
<<Diecisiete pasos de la escalera, para llegar hasta esta puerta>>
<<¿Me está hablando a mi? ¿Usted cuenta los escalones?>>
Detrás de la puerta se escucha la voz de una anciana.
<<No, que va. Yo solo me estoy entreteniendo con algo de ruido>>
<< ¿A, sí? Y por qué mejor no se entretiene, leyendo algo o mejor vea la televisión
o limpia su armario?>>
<<Porque todo ello, implica ver>>
<< ¿Y qué? ¿Es ciega?>>
<<Si, pero no te sientas mal por tu pregunta, ¿Cómo ibas a saber que lo era? Y ya
que preguntas, déjame te digo que no es tan malo, no recibir la luz, a lo largo de
los años, hasta lo llegas a disfrutar. Tus sentidos, tus planes y tus experiencias se
desarrollan en plena obscuridad, pero los recuerdos… esos si son con luz y los
guardo fielmente en mi memoria.
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Aun recuerdo las arrugas de mi rostro cuando cortaban el aire fresco de la
mañana, la sensación de recibir el aire matutino después de una noche lluviosa es
la mejor sensación que existe, además el sonido de los charcos que se juntan en
la orilla de las banquetas me ayuda a orientarme mejor para avanzar con más
rapidez, la blanda suela de mis sandalias percibe la textura rugosa del asfalto y
me indica el camino hacia el liso concreto: por las mañana se distingue la recién
higiene que aplican los locatarios, pero lo que verdaderamente disfruto es ese
juego de diferentes aromas que me hacen iluminar mi mente, tengo ya siete años
con mi rutina de pasear por el mercado, yo supongo que todos ahí me conocen
por que me saludan por mi nombre, me regalan algunas frutas y siempre intentan
ayudarme a pasar de un lugar a otro, mas eso no me gusta, esto es como todos
los procesos, entre más te ayuden menos te empeñas por ser autosuficiente, pero
mi obscura visión del mundo y mi vaga memoria intenta poner rostros a las voces;
tú no me lo vas a creer pero pareciera que las voces, las situaciones y los olores
de los que ahí trabajan me ayudan a dibujar sublimes rostros, que si te los
describiera con seguridad me dirías, si… así es fulano; es más, te puedo decir que
Doña Lupe es una señora obesa y enojona, con su cabello pintado de güero y
esconde su grasa bajo un sucio delantal que debe ser de un color púrpura o
anaranjado, los lunes amanece amable pero los martes ya muestra un fastidio,
que refleja en su temple de voz, casi siempre se distingue que come algo que
huele a cebolla, chile o ajo y habla con la boca llena mientras grita “pásele, pásele,
aquí está la mejor fruta del mercado” pero la verdad es que su fruta es la más
aguada, caliente y de mal olor en todo el mercado; ¡ah¡ pero que diferencia a la
fruta de don Carlos, para mí que Don Carlos no es frutero, su forma tan formal de
70
expresarse, su tono amable y su convencimiento de venta es muy superior a los
demás, todas las mañanas huele a jabón con un toque de perfume suave, seco y
penetrante que te invita a quedarte ahí, en ocasiones escucho que se acomoda el
nudo de una corbata que al friccionar se distingue como fina ceda, pero aparte de
todo, siempre tiene una atención para con los clientes, ¿Cómo sigue de su pierna?
¿Cómo esta su esposo? ¿Cómo va esa dieta? Etcétera, eso si, da más caro que
cualquier otro, pero los pocos centavos que le pagas de más, son como un amable
trueque entre un buen trato y un cliente agradecido. El puesto que paso por alto es
el de Dolores, antes llegaba pero ella enfermo y ahora despachan su hija y su
yerno… malditos mocosos, siempre huelen a sexo y así se atreven a manipular la
fruta, y creen que no los oigo cuando cuchichean “ahí viene la ciega, escóndete
para que no nos vea” por lo menos que ya cambie de chiste el maldito muchacho
púbero.
También se aprende a reconocer a las personas por su voz ¿sabes? Como el
señor Layous yo sé que no se llama así, pero dicen que desde chico él trabaja en
el mercado y así le dicen todos, hoy tiene un puesto bastante grande y bien
presentado, lo noto por que los olores de cada producto están bien definido, sin
polvo y el olor es abundante, pero desde que murió su esposa por un cáncer de
huesos, él habla triste, su voz se entrecorta cuando platica y la mitad de su mente
siempre esta imaginando el rostro de su esposa, casi siempre le tienes que repetir
dos veces la misma pregunta; yo recuerdo el día que dejó de ir al trabajo la
esposa del señor Layous; “baja esa caja de calabazas Layous”, le dijo la activa
señora, “ahorita que barra”, contesto él, pero la señora no se quiso esperar y al
tomar la reja y aplicar fuerza se escuchó un horrible crujido de los huesos en su
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columna, que siguió de un estridente quejido y el sonido de un cuerpo que azotó
en el duro concreto luego… se pudo escuchar la pausada caída de las calabazas
que chorreaban al piso, sin duda que ella estaba mal, era como si le hubiesen
cortado su cuerpo en dos, lo de arriba se movía y lo de bajo estaba en silencio.>>
La señora, se asegura que Ángel aún la escuche.
<<Sé que todavía estas ahí, percibo tu aroma, escucho tu respiración y
ligeramente los latidos de tu corazón.
Te aseguro que la vida entre olores y sonidos tiene también sus lados bellos, amo
el olor de las frutas frescas que recaen en mi paladar como si las estuviese
saboreando; los chiles curtidos me causan esa extraña reacción de producir
mucha saliva; las verduras aun rociadas con esas pequeñas gotas de agua y que
al tacto se sienten firmes, las semillas y especias que penetran como seco polvo
en mi nariz y me roban un estornudo; el humor de las personas que platican con
tu nariz, tu oído y te confiesan si se está triste, cansado, contento, apurado, listo
para la vida, listo para el sexo, incluso listo para la muerte; pero lo que más amo
es pasar por las florerías, es como introducirse en los profundos secretos de la
naturaleza; te juro, el olor de los pétalos al abrir es más intenso y sucede al alba,
pero lo más interesante es que las flores cuando se concentran en esa morgue
botánica, dan su último esfuerzo por predominar en su competido mundo de
olores, algunas actúan en grupo, las menos, simplemente se deprimen y dejan de
luchar, pero incluso la muerte en ellas no huele mal, es exótico, sublime, simple y
a la vez complicado… es simplemente hermoso.>>
Ángel interviene notablemente emocionado, al escuchar a la señora con esa
lucidez de pensamiento.
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<<Es curioso pero… con su plática me han dado ganas de ver como usted ve o
mejor dicho de no ver para poder captar como usted, o ¿Es que usted es filosofa y
realza todo lo trivial para convertirlo en dulces momentos?>>
<< De ninguna manera, mira, el ser humano cuenta con más de mil proteínas
olfativas para captar los olores y mandar al cerebro, este tiene más de diez
millones de neuronas del olfato para reconocer y recordar los aromas, así es que
no es nada extraordinario lo que yo pueda captar, simplemente que mi necesidad
de sobre vivencia ha hecho que mis otros sentidos se despierten y comiencen a
funcionar para lo que fueron creados, ¿comprendes?>>
<<Usted sabe mucho señora, su cultura y clase no pertenecen a este lugar, aquí
es frío, húmedo y sombrío, ¿Cómo es que soporta esto?>>
<<Ni modo que no, es un pequeño abono al mal que he causado, has de saber
que antes yo tenía mi vista perfectamente, sin embargo la droga me ocasionó un
accidente que me hizo perder la vista, eso no me causa tanto pesar como lo que le
hice a mi amiga Clara, una querida amiga con la que compartía un departamento,
y que estimo mucho, pero que hoy no tengo el valor para estar frente a frente, yo
traicione la confianza que me brindó al dejarme al cuidado de su hijo cuando ella
salía a trabajar, aún recuerdo un día que me entró un ataque de depresión, los
gritos y llanto que salían de mi alma eran incontenibles, luego la mirada a la nada
que obligaban a Clara a darme tremendas bofetadas para reaccionar, pasando
esa horrible madrugada la visita al neurólogo fue inevitable, pastillas
antidepresivas fue la solución, como Clara trabajaba en una farmacia, no fue difícil
el conseguirlas, pero era tanta la calma y la normalidad que poco a poco fui
aumentando la dosis de esa normalidad, primero Clara me negó la administración
73
pero luego me las ingeniaba para visitarla en la farmacia e introducirme a la
gaveta de los medicamentos controlados, pero lo malo no para ahí, una vez en
éxtasis y bajo esa pasividad que me brindaba el medicamento, no soportaba el
ruido y los chillidos del hijo de Clara, al principio solo me hacía a la idea de que no
estaba ahí y lo dejaba llorar hasta que se agotara y se dormía, pero al crecer más
y requería de mucha energía yo me rendía ante el esfuerzo que la tarea me
demandaba, la solución no fue difícil, administrarle dosis de normalidad y así como
yo, el niño sería plenamente feliz. Por supuesto que Clara no lo supo al principio,
ella solo se limitaba a preguntar ¿Que le pasará al niño, su quietud es demasiada
para un niño de su edad? Pero por supuesto que Clara nunca fue una mujer
normal, su capacidad de razonar, su suspicacia y su soberbia inteligencia, la
hicieron ir más allá y al final descubrió el motivo de la somnolienta pasividad del
niño; primero una llamada telefónica que me insulto hasta los huesos, cuando
descubrió el faltante de medicamentos, luego colgó con toda intención de
buscarme, cuando llegó, yo ya no estaba ahí, solamente una extensa carta de
arrepentimiento en la que le pedía perdón por lo que hice. Aún recuerdo, llene mi
maleta de la poca ropa que quise llevarme, tal vez con la intención de que las
mejores prendas algún día fueran usadas por clara en una especie de
compensación por los daños; ese día me oculte en la cafetería que estaba al
cruzar la calle, pero que dejaba ver perfectamente el departamento del segundo
piso donde hasta ese día viví con Clara y su hijo. Pasaron un par de horas y el
mesero ya acumulaba doce vasos de agua servidos y una tremenda cara de furia
amable por no elegir nada del menú. De pronto, vi la hermosa falda azul de Clara
revolotear por las escaleras que acompañaban su desesperada prisa para subir al
74
departamento, no era su hora de llegada, pero yo ya sabía que Clara con su
especial presentimiento llegaría antes, pasaron cinco minutos y el abrupto
rompimiento del cristal y la lluvia de pertenencias que le dejé a Clara me dieron
cuenta de que mi vida en delante era sin Clara… mi mejor amiga. Mi cuerpo se
levanto de la silla, mi alma y mi mente aún bebían agua, fue tal la separación física
que no sentí el impacto del camión que me estrello contra el asfalto, en fin, mis
últimos colores que percibí fueron los de mis prendas favoritas volando por la
ventana.>>
75
LLAVES
Un piso más, y con ello una puerta más frente a sus ojos, está tenía una
particularidad, en el picaporte se encontraban colgadas un par de docenas de
llaves que estaban sujetas con un gran aro de grueso metal, como en todos los
casos la puerta estaba cerrada, pero la lógica de las llaves le decían a Ángel que
alguna de ellas abriría por lo menos esa puerta; Ángel más por reto personal que
por algún claro objetivo, comenzó a probar todas las llaves en la rendija del
picaporte, algunas llaves ni siquiera tenían razón de ser en ese llavero, su
antigüedad era tal que no valía la pena ni siquiera el intento por introducirlas;
después de varias pruebas y tal vez dos o tres vueltas que les dio a las llaves para
poder abrir esa puerta, el joven desiste y lanza el enorme llavero al pórtico del
edificio.
<<¿Ya estas contento? ¿Ahora te sientes bien de tirar mis llaves al vacio?>>
<<¿Y usted quién es?>>
<<¿Eso importa? ¿Acaso te pregunte si quieres presentarte? Lo que te pregunte
es muy claro y quiero que ahora mismo me regreses las llaves que no tenias por
que haber tirado.>>
Ángel, siente gran pena por lo que hizo, pero se auto justifica porque pensó que
nada valían para nadie ese enorme llavero.
<<Créalo señor que yo iría con mucho gusto, pero si desciendo la escalera, no
creo tener las fuerzas para subir nuevamente>>
76
<<¿Ah, entonces quieres que me quede con tu inútil explicación y me pierda de mi
llavero? ¿Piensas, como todos los demás, que nada más lo tuyo importa o crees
que eres el ombligo del universo y que tú dispones? Te exijo que bajes esa
escalera y traigas ese maldito llavero>>
<<¿Maldito? ¿Está poniendo solo un calificativo por su ira? o ¿si está maldito?>>
<<Eso depende de cuan ignorante o supersticioso seas, lo maldito no existe, es
solo una expresión de cual fue tu relación con lo que maldices.>>
<<¿Y qué tan mal pudo tratarlo un llavero para que lo maldiga?>>
<<Ese llavero siempre estuvo colgado a mi cinturón, toda mi vida trabajé como
guardia de seguridad, algunos dirían que es un trabajo tedioso y aburrido, que no
hay expectativas de superación mas allá que un pequeño aumento salarial, pero
llegas a conocer a todas las persona, todas las conductas e incluso llegas a
conocer sus vidas secretas; el portar las llaves de todas las puertas, te da el
beneficio de conocer todos los rincones, todos los archivos, todos los elementos
que se ocultan en una empresa. Con el acceso al todo, yo logré descubrir muchas
cosas que nadie sabía en el hospital donde trabajaba, incluso algunas que jamás
hubiera deseado descubrir.
Un día siendo las tres de la mañana, lo recuerdo por que recién registre la
segunda ronda, estaba sumamente aburrido, mi mirada solo observaba los
monitores de vigilancia que registraban el caminar esporádico de alguna
enfermera, el área de cunas y el piso administrativo que es mucho más lento que
el de urgencias, pero yo siempre preferí esa lentitud que la sangre y caras de
desesperación; te decía que una vez que registré la segunda ronda me acerque a
la máquina de café que se encontraba junto a la puerta del administrador, al meter
77
la mano a la bolsa del pantalón y sacar una moneda, esta se me rodo
introduciéndose por la rendija de la puerta, ya no tenía más monedas para
completar el café y lo único que se me ocurre es abrir la puerta del administrador,
entrar y sacar mi moneda; así lo hice pero una vez adentro, la tentación de buscar
archivos fue más fuerte que mi ética profesional; abrí un par de cajones que tenia
carpetas sumamente clasificadas, encontré demandas perdidas de los pacientes
mal atendidos, demandas ganadas y evidencia de la corrupción para ganarlas;
encontré el caso de la enfermera que quiso robarse al bebé de la madre en coma,
encontré problemas financieros y encontré una carpeta que me cambió la vida por
completo; era una carpeta color amarillo huevo que decía en su pestaña “recorte
de personal” naturalmente la tome para ver si mi nombre estaba en esa lista, sin
embargo y con gran alivio no estaba mi nombre, hasta donde entendí el hospital
recortaría poco a poco a todo el personal en el trascurso de dos años, por sus
problemas financieros hasta que cerrara sus puertas.
Era diciembre y los permisos vacacionales se incrementaban en esa época para
pasar las fiestas, en alguna ocasión nos encontrábamos en el comedor del
hospital, el tema de los permisos era obligado, recuerdo que alguna enfermera
mencionó a la Doctora Ruiz que también pidió siete días de permiso, sin embargo
yo sin dejar de comer, mencione que la Dra. Ruiz ya no regresaría y es que su
nombre fue el único que se me gravo de la lista de despidos; todos los
comensales renegaron de tal afirmación. ¿Cómo sería posible que la Dra. Ruiz no
regresara, si es la jefa de doctores y la máxima autoridad médica en el hospital?
“pues así como lo escuchan, no solo no regresará sino que nadie ocupara su
lugar”. Esa afirmación causo mucho más polémica que la primera, no pasaron
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veinte minutos cuando las apuestas me llovían como juegos pirotécnicos… Yo
naturalmente acepte todas, sin darme cuenta que la suma de ellas era mi sueldo
de cuarenta días, y por supuesto que las gané todas; a partir de ahí, no solo mi
situación económica fue mejorando sustancialmente sino que todo el personal me
catalogó como una especie de psíquico; de ahí en adelante, todos hacían sus
planes de vida en base a lo que yo les decía con relación a su trabajo.
“¿Oiga Poli, usted cree que me convenga pedir un préstamo para comprar casa?”
Eran algunas de las muchas preguntas que me realizaban.>>
<<No, porque dejarás el trabajo dentro de cuatro meses.
Por supuesto que la respuesta siempre estaba acompañada de un jugoso cheque,
y tenía claro que esos cheques llegarían hasta que me equivocara o que los
directivos corrigieran el listado. Mi vida hizo un cambio radical, de pronto portaba
ropa fina, ya no me transportaba en metro, sino en vehículo propio, y todos me
comenzaron a respetar en demasía. Esas llaves no solo abrieron puertas sino que
abrió una expectativa de mejor vida, yo era el Poli más feliz del mundo, hasta que
un día abrí una puerta que no tenía que abrir.
<<¿Lo descubrió su jefe?>>
Pregunta Ángel con tibia cautela.
<<No yo lo descubrí a él, ese día quise llegar temprano para extraer más datos y
seguir con mi productivo negocio; recuerdo que salude con tremenda arrogancia,
ya que me sentía superior a los demás y camine hacia mi puesto de trabajo, una
vez que el último médico de guardia salió del hospital, yo me dirigí a utilizar mis
mágicas llaves, con todo cariño las desenfunde de mi cinturón y las coloque sobre
mi pecho mientras caminaba por el pasillo, al pasar por una puerta que tenía el
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rotulo de “director general” escuche el quejido de una dama que respiraba y
jadeaba fuertemente mientras gritaba que era el mejor, naturalmente mi sentido
masculino me hizo detenerme en la puerta, abrirla con mis llaves y acercar el oído
para escuchar mejor, la dama seguía gritando mientras mi mente se imaginaba
aquel bello rito de las relaciones sexuales, que se hacen a escondidas y en los
lugares menos imaginados, la curiosidad me fue ganando y pensé que nada
pasaría si abría un poco más la puerta, así lo hice pero la poca abertura de la
puerta solo me dejaba ver al director del hospital que estaba en la alfombra boca
arriba, yo quería ver a la chica y abrí un poco más la puerta, ahí estaba ella, con
su pelo lacio a la altura del hombro, su delicado cuello que resaltaba sus
exquisitas venas, cada vez que se contraía y gritaba con más fuerza, su acelerado
ritmo que hacía que sus pechos, pequeños pero firmes, se movieran con el loco
ritmo del final; de pronto sacude su pelo con un movimiento de cabeza para
quitárselo de su rostro y al girarlo, la coincidencia de miradas fue inevitable… era
ella.
<<¿Quién, quien era?>>
Grita Ángel para obtener la respuesta. Pero un lapso se hizo presente.
<<Al poco tiempo me divorcie y el director para no tener problemas comenzó a
investigar mi actuar y encontrar algo que pudiera justificar mi despido, no paso
mucho tiempo en que se supo todo y ahora estoy aquí, sin trabajo, sin dignidad y
claro… sin esposa>>
<<¿Usted les reclamo en ese momento?>>
<<No, simplemente preferí que cada quien se quedara con lo que se robo, y
acepte lo que vi.
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Por ello no todas las llaves abren algo agradable, es más yo te aconsejo que si no
sabes que hay detrás de la puerta y aunque cuentes con la llave, no abras las
puertas; además te digo que toda la humanidad fue dotada de llaves, todos
tenemos la capacidad de abrir puertas, pero no todas son gratas.>>
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HAMBRE DE BUEY
Ángel ve a la distancia aquella puerta con la inscripción “Familia González” se
dirige a ella, sin tener claro el porqué, para trasmitir aquel recado que le pidió el
nefasto sujeto periodista; en el trayecto, las ráfagas de aire aumentaban su
velocidad; por alguna razón, el edificio absorbía íntegramente el viento que
pasaba sobre él, ya en los pasillos, Ángel se pelea férreamente contra ese
inexplicable viento, su cuerpo era capaz de mantener una inclinación hacia
adelante sin que esté se cayera al piso, parecía algo divertido hasta que el mismo
aire le prohibía respirar, cuando eso sucedía, simplemente agachaba la cabeza y
absorbía largas y apuradas bocanadas de oxigeno; oxigeno frio, húmedo y mal
oliente; el humor del edificio trasmitía gran cantidad de hongos acumulados a lo
largo del tiempo. Ángel finalmente llega a la puerta y toca con la punta del pie.
<<Hola, ¿hay alguien ahí?>>
<<No es necesario ni que grite ni que patalee la puerta ¿que no tiene modales?>>
<<Disculpe usted, creí que con tanto aire no me escucharía, solo le traigo el
recado de una persona que quiere que usted sepa algo.>>
<<No quiero saber el contenido del recado, no me interesa saber cuánto viento
hay afuera y no me interesa nada de lo que te pase a ti, a donde quieras llegar o si
saltaras o no. ¿Pero sabes que es lo que si me puede interesar?>>
Ángel no quiere saber nada, él solo quería trasmitir el recado y marcharse.
<<¿Cuánto pesas? ¿Estás delgado, gordo, obeso? Dime, por favor descríbete.>>
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<<Pues… estoy delgado. ¿Pero, le importa saber más eso que lo que tengo que
decirle?>>
<<Claro, lo que vienes a decirme ya sé que es, pero me emociona tratar de
adivinar la complexión de las personas con su tono de voz, casi nunca le atino,
pero es muy emocionante tratar de adivinar que tan gordas o flacas son las
personas.>>
<<¿Eso tiene alguna importancia para usted? ¿Sabe qué? de las personas en
esté edificio, la más rara es usted, y valla que me he topado con personas
raras.>>
<<Bueno, cada quien tiene sus propios defectos y virtudes, pero mis defectos son
de esos que tratas de ocultar toda la vida, ¿conoces el termino hambre de buey?
Pues yo padezco Hambre de Buey desde hace más de 15 años, eso es peor que
cualquier droga, es vergonzoso y te mata lentamente; primero una sensación
indescriptible por devorarte todo el alimento que puedas, una vez que inicias nadie
te puede detener, cuando la medida de tu estomago no soporta más elasticidad,
simplemente te diriges al sanitario y lo arrojas, así de sencillo, solo que junto con
esa práctica siempre llega esa sensación de culpabilidad, esa sensación de odio y
suciedad de ti mismo, sientes ese vacío en el pecho que te corta en dos, luego el
encierro, el llanto, el eterno esperar hasta que crees que todo ha vuelto a la
normalidad; pero no es así, cuando te postras frente al espejo, te comienzas a
cuestionar ¿por qué estoy tan gorda? te comienzas a odiar, te sientes sucia y
obesa, luego nuevamente las ganas locas de comer, comer y comer, hasta que tu
estomago diga, ya no más; pero eso duele, el ácido que expulsas de tu estomago,
te quema poco a poco todo el trayecto de tu sistema hasta la lengua, luego se
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pierde sensibilidad, se pierden sabores y el alimento solo se convierte en ese
instrumento de llenar vaciar, llenar vaciar, y en ese perverso ciclo, te vas muriendo
inevitablemente.>>
Ángel le trasmite una opinión a la dama.
<<Entiendo que esa enfermedad no se contagia, se adquiere por conductas de
consumo ¿no es así señora González?>>
<<María, dime María por favor. En realidad todos creen que es una distorsión de
los hábitos alimenticios, sin embargo no es así, en realidad estas ocultando
miedos, traumas, impotencias. Es simplemente un extraño reflejo de tus temores,
es como un volcán que está pasivo y de pronto inicia su actividad, tiene que
expulsar su energía; es igual con nosotros, tenemos que expulsar esa carga y lo
hacemos comiendo, vomitando, sintiéndonos gordas, volviendo a comer,
deprimiéndonos, y así hasta que el ciclo simplemente no tiene inicio, ni final, ni
forma, por lo tanto no sabes por dónde empezar, no sabes si es mejor dejar de
comer, de vomitar, de deprimirte o dejar de verte gorda al espejo. Es una angustia
que te aísla, te hace creer que eres mala persona, te hace desear la muerte.
Cuando yo inicie con esta enfermedad, no tenía idea de lo progresiva y radical que
sería, primero me provocaba el vomito con dificultad, luego con tremenda facilidad
ahora ya ni siquiera introduzco el dedo a mi garganta, pero antes del primer
intento yo tenía una vida normal, me alimentaba a placer y no tenía ese
sentimiento de culpa, pero cuando mi esposo de pronto comenzó a progresar en
su trabajo, de un día para otro ya teníamos una residencia nueva, dos carros y
propiedades por todos lados, no sé cómo lo hizo pero creo que es un muy buen
periodista, lo malo de esa nueva vida es que comenzamos a socializar con gente
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de mucho dinero, fiestas, reuniones y brindis que requerían de una gala
extraordinaria; pero yo más bien soy una persona obesa, morena y de muy baja
estatura, por lo que cualquier vestido, por muy caro y elegante que fuera, no lucia
sobre mi feo cuerpo. Claro que al principio dejaba pasar los venenosos
comentarios hacia mi persona, luego fueron burlas y después humillaciones, yo no
soporté más y decidí hacer algo al respecto; pero lo que hice fue absorber todos
los traumas, humillaciones y rencores, así me daba fuerza para poner mi dedo en
la garganta y sacar todos los kilos de vergüenza y obesidad que entraban por mi
boca, no deseaba que ningún gramo de alimento me ganará la batalla, tenía que
ganarle a esa mole de grasa que rodeaba mi humanidad, pero fue tal el daño que
en un par de años yo ya tenía mis costillas pegadas a la piel, mis piernas hacían
un arco que era imposible juntarlas, los huesos de mis caderas parecían una gran
mariposa en mi trasero y mis hombros distinguían cada uno de los huesos que lo
conformaban. Y lo peor de todo fue que, cuando confrontaba al espejo, me seguía
diciendo, “maldita gorda, eres una cerda” mi autoestima se caía hasta el suelo, y
mi orgullo decía, “ningún espejo me ganará la batalla”, inmediatamente habría el
refrigerador, comía de todo hasta que el dolor me ganaba y de ahí al sanitario, a
ese bendito lugar de desahogo, donde, con toda intimidad, expulsaba el objeto de
mis traumas y aunque los ácidos me quemaban todo, siempre ganaba la batalla, lo
difícil era ese sentimiento de culpabilidad, ese vacío… esa angustia.
Por eso quiero que te vayas de aquí, quiero que te lleves tu recado a donde no lo
pueda escuchar, pero también quiero que me respondas antes de irte ¿Cuánto
pesas? ¿Estás gordo?>>
<<Adiós señora, cuídese mucho por favor.>>
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PORTERO
La seguridad con la que Ángel camina a paso firme hacia la parte superior del
edificio, una vez que la escalera ya ha sido superada, es signo de que el final no
está lejos, como cuando un condenado a la silla eléctrica camina por los pasillos y
sus pensamientos son claramente percibidos, no es miedo a dejar de vivir, es
miedo a lo desconocido, miedo a lo que se deja detrás y miedo a que, los últimos
pensamientos del ofendido no sean de perdón, sino de venganza. Cuando Ángel
localiza el acceso a la azotea, sale en su camino un tipo anciano; con una
abultada barba canosa y enredada; muy fuerte para su edad, sus dientes eran
perfectos, pero su aliento sumamente desagradable, era como una mezcla de
alcohol y desperdicios de comida; Ángel le quiere esquivar, pero el tipo le pone el
hombro en el pecho a Ángel haciéndole perder el equilibrio; a punto de caerse, se
toma de la pared mientras le dice amablemente al anciano.
<<¿Está usted bien?>>
El anciano responde con otra pregunta
<<¿Por qué no escucho odio en tu pregunta?>>
<<¿Odio?>>
<<Bueno sí, yo te agredo físicamente y tú no respondes a la agresión, por el
contrario, preguntas por mi integridad, siendo que el golpe lo has recibido tú>>
Ángel observa un instante al anciano y logra reconocerlo.
<<¿Qué usted no es el portero del edificio?>>
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<<Si, y este será el único rostro que veas en este edificio, pero que eso no te
importe, los rostros son simples facciones expresivas de lo que eres o lo que
quieres aparentar ser. Si así es, yo cuido la puerta principal, y eso me da
seguridad y control>>
El viejo portero, se peinaba la barba con su mano, con un porte de soberbia
cuando mencionaba la palabra control; el ademan molestó mucho a Ángel que
tenía ya una carga emocional bastante fuerte y que la escalera había
proporcionado durante su acenso.
<<¿Y no le parece demasiado mediocre ser el portero de un viejo edificio?
Además ¿de qué tiene el control, de una vieja y astillada puerta?>>
<< No solamente de la puerta, tengo el control de las personas, de quien entra
quien sale y lo que hacen, eso es mucho más que abrir y cerrar puertas, es una
tarea que no dejaré que nadie haga, porque la última vez que deje que ello
sucediera, se metieron a mi negocio, a mi privacidad, a mi vida y está fue
destruida por completo.
Por ello, hoy deseo tener yo las llaves, tener yo el control y los accesos a las
puertas; porque en lo que menos piensas ya hay voluntades tras de ti, tras de lo
que has logrado.>>
<<Y dígame usted, ¿porque simplemente no trató de corregir el problema de las
llaves y le quitó el control a las personas que según usted le invadieron su
privacidad?
¿No hubiera sido más sencillo e inteligente Y además se hubiera ahorrado tanto
odio?>>
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<<No deseo ahorrarme ni un gramo de odio, es más, el odio es hoy mi alimento,
debo decirte que soy gente mala desde que se metieron en mi vida, y al contrario
de lo que tú haces, deseándole el bien a las personas, yo siempre deseo lo peor
de la vida a todo aquel que se me atraviese, deseo que sean los más
desdichados, tan infelices que se retuerzan en su sufrimiento, de esa forma yo
seré feliz, seré mejor que cualquiera; alguien tiene que pagar mis desdichas y
escupo pestes a las personas, sobre todo a aquellos que son felices a aquellos
que son mejores.>>
El anciano gesticulaba como si estuviera en una obra de teatro, sus muecas de
odio no parecían naturales, cada vez que articulaba palabra alguna, apretaba su
puño, esto hacia que Ángel retrocediera por instinto de sobrevivencia; la
intensidad con la que platicaba el anciano, su fétido aliento y el deseo de Ángel de
quedarse solo en la azotea, le hicieron interrumpir al anciano para despedirse.
<<Bueno señor, que gusto conocerlo, fue un placer verlo>>
<<No, seas hipócrita, por lo menos inténtalo, se debe decir “me dio asco
conocerlo” “ya no me es grata su presencia” “déjeme solo”, lo que tú no sabes es
que en este edificio aprendemos a leer voluntades, deseos y pensamientos;
además, eso de odiar, tiene su lado satisfactorio; mira, al principio le dices al
vecino “buenos días ¿Cómo esta? Que tenga un bonito día” pero dentro de ti le
dices, “viejo infeliz, sepa que lo aborrezco, odio que conduzca una camioneta
mejor que la mía y que sus nietos lo quieran mucho” ya después no lo saludas
hipócritamente y solo le deseas el mal, eso quiere decir que ya estas avanzando al
respecto. Y cuando tienes dinero y poder, se pone mejor, porque la gente te
respeta cuando tienes una buena posición económica, te adula y te sigue, eso
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alimenta tu ego y cuando te topas con alguna persona inteligente que ni te respeta
ni te admira por tu dinero, simplemente lo seduces corrompiéndolo, todos caen y
los tendrás de su lado, compras voluntades, compras poder y gobierno, es
sumamente sencillo, luego sigues odiando, sigues fingiendo y te escondes en un
perfecto anonimato, puedes ir por la calle sin que nadie te pueda distinguir lo
mucho que odias, incluso das unas monedas al necesitado a la vista de otros y te
ven como gente buena. ¿Puedes creer lo estúpida que es la gente?>>
<<Lo que creo es que, aquí el único estúpido es usted, lo que creo es que su odio
a las personas no es más que odio a usted mismo, cree que gana con la desgracia
de los demás, y cree que el mal ajeno, será el bien suyo, eso es lo que yo creo de
usted>>
<<Pues mira, antes pensaba como tú, pero un día, el guardia de las llaves me
traiciono vendiéndole información a un periodista que me quito todo lo que había
logrado con el esfuerzo de mi trabajo, vendió información que simplemente me
destruyo financieramente, eso fue el producto y la ganancia del odio hacia mí y
ese odio le ocasionó dividendos al tipo en el que confié, él fue el que ganó con el
odio, él fue el que sacó la mejor parte por odiar, yo ya aprendí eso>>
Ángel pretende evadir al sujeto, su plática le resulta bastante estéril, le palmea la
espalda y le dice que ha tenido mucho gusto en conocerlo, pero el portero no deja
de hablar y de repartir odios hasta el momento en el que Ángel le comienza a
gritar.
<<Ya, basta, deje de decir estupideces y por favor sea más inteligente, ¿Por qué
cree que las personas gastarían energía en odiar para que ese odio les beneficie?
No tiene ningún sentido, no tiene lógica alguna. Lo que debe de cuestionarse es
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que obligó a ese guardia a hacer lo que hizo. Cuestiónese cómo lo trato usted
como empleado, como ser humano; cómo lo respetó y hasta donde; cuestiónese si
algún día lo ofendió o simplemente le rechazó alguna ayuda que para usted le
resultaba fácil brindarle. Siempre vemos el daño que nos hacen y tratamos de
evadir el daño ocasionado, ha de ser como un tipo de auto justificación, algún tipo
de absolución de nuestros errores; pensar que nos hacen y no hacemos es un
vicio exponencialmente peligroso>>
Finalmente el anciano deja su dureza de lado.
<<Pero sí, hora que nos sinceramos te digo que sí dañé la integridad moral de ese
hombre, sí ofendí su reputación, y cabe decirlo, sí estoy arrepentido y siento pena
por él. Yo aproveché su horario nocturno para acercarme a su bella esposa, que
había visto un par de veces, cuando lo visitaba en mi hospital; yo saque de mis
archivos, los datos de su domicilio, poco a poco fui haciendo amistad con ella,
amistad oculta, luego con mil regalos y atenciones me fue fácil enamorarla;
formamos pareja durante dos meses, pero un día yo tenía que firmar unos
documentos, nosotros cenábamos en un lujoso restaurante y recordé lo de las
firmas, acudimos al hospital, ella estaba entre asustada y emocionada, yo trataba
de tranquilizarla y una vez en el hospital, tomamos una ruta a mi oficina que el
guardia, su esposo, no tenia porque estar en ella; luego ya sabes, mi oficina, mi
pareja, mi galantería… lo que siguió fue usar la alfombra cómo espacio donde
nuestros cuerpos se expresaron. Pero algo paso, de pronto se abrió la puerta de
mi oficina y se realizó un intercambio mental de confesiones, él tenía mis llaves,
mis documentos y mi futuro financiero, yo tenía al amor de su vida… ambos
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conservamos lo robado y como premio por tales intercambios, nos deseamos una
fuerte carga de odio mutuo.>>
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MUERTE
Ángel se encuentra al borde de la pequeña barda que resguarda el techo del
edificio, con sus codos en las rodillas, manos en el rostro, el pelo largo y húmedo
le tapaba la mitad de sus manos mientras lloraba meditando. Ángel emite un
sollozo entrecortado y se dispone a ya no llorar más, restriega sus palmas en su
rostro y cuando las separa, observa a la mismísima muerte; mujer joven de
algunos veinte años, cara bonita, mas bien regordeta, ropa de moda y zapatos de
piso algo desgastados. Ángel se percata perfectamente de quien se trata y le
pregunta.
<<¿Ya vienes por mi?>>
La joven muerte con bella voz un tanto picara y apresurada responde.
<<Ustedes tienen un mal concepto de la muerte, primeramente no tenemos nada
que ver con la decisión de vida, no determinamos quien se va o a quien le toca,
solamente recogemos las almas como quien recoge la basura de las casas>>
<<¿Recogemos? ¿Son varios?>>
<<Imagínate, cuántos somos si muere uno cada cinco segundos>>
<<¿Pero entonces quien determina quién se queda con vida o quien se muere,
alguien debe de regir eso y si no son ustedes quien lo hace?>>
La muerte sin preguntar el nombre al joven, responde.
<<Mira Ángel, existen muchas formas de morir y muchas variantes, algunas son
plenamente circunstanciales, por ejemplo imagínate un colapso natural: sismo,
diluvio, incendio y todo eso, la verdad es que en esas circunstancias ni yo ni
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ustedes ni el todo poderoso tenemos el control, muere simplemente el más débil,
el que entra en pánico, o el que está en donde no debería estar al momento que
no debería estar; mueren también los que de alguna manera se quieren morir,
algunos de un solo evento como ustedes los suicidas y algunos se desgastan
lentamente y se auto enferman hasta culminar en el deceso y no es que sean
peores o menos que los demás, simplemente deciden no vivir y eso es en lo único
donde no podemos meternos.>>
<<¿En el suicidio?>>
<<No>>
, responde la muerte levantando su dedo índice.
<<En la libre decisión>>
Ángel elabora casi por automático las preguntas que surgen al escuchar a la
muerte.
<<¿Y cómo explicas la decisión de un bebé que muere de inanición o como
explicas el milagro de un pequeño que sobrevive en el mar flotando bajo las
condiciones más adversas? Ellos nunca podrán decidir por propia voluntad>>
<<Tienes razón, te diré algo que no debería decir, no todo es circunstancial,
también hay concesiones de muerte y las hay de vida, existen personas señaladas
que deberían de haber muerto en cierto evento y sin embargo la protección
determina que debe haber una lección y que la tarea no está concluida, pero ellos
son personas especiales que están dentro de la estructura la cual sirve al Todo
Poderoso, de la misma forma hay personas con intachable conducta, de buen
corazón, productivas que hacen mucha falta a quien lo rodea y en general a la
humanidad y sin embargo son llamados para continuar con el equilibrio>>
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Ángel un tanto escéptico cuestiona con ironía.
<<¿Y supongo que esos elegidos son felizmente recibidos y ellos se sienten
alagados?>>
<<Bueno… no siempre, ¿te acuerdas de aquella monjita de Calcuta? Responde
la muerte también con la misma carga de ironía.>>
<<Si por supuesto, la Madre Teresa>>
<<Pues esa señora todos los días reniega y nos reclama que no estaba su trabajo
concluido y que la regresemos ahora mismo, por supuesto que todos le tienen
miedo y no desean toparse con ella para evitar un amargo reclamo>>
Ángel se desprende de una sonora carcajada y siente la felicidad como escasas
veces la sintió a lo largo de su vida.
<<Eres una muerte sumamente mentirosa, Ja, ja, ja… La Madre Teresa.>> repite
Ángel para si mismo con voz muy baja; la joven muerte se siente agredida por las
carcajadas de Ángel y le expone con toda calma y con un tono de voz que nunca
había salido de su garganta, dulce pero con cierta firmeza, melodiosa y un tanto
sensual.
<<Pues en un momento lo sabrás>>
Ángel deja de reír repentinamente y le aqueja cierto miedo, tal vez la joven Muerte
ya sabía las intenciones de Ángel y estaba lista para recibirlo
<<¿Tú cómo sabes que me puede pasar y cuando? Y si me muero hoy o mañana
o cuando yo quiera y ¿Cómo sabes que tú me recibirás? tú misma me dijiste que
son muchos.>>
<<Pues mira, yo soy la sucursal más cercana.>> La muerte se mofaba
sarcásticamente mientras fingía limpiar delicadamente la uña de su pulgar.
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<<Es todo lo que me faltaba, una Muerte muy graciosa. Por cierto quiero hacerte
una pregunta, cuando recibes a alguien ¿Que te preguntan?>>
La joven muerte se emociona por la pregunta y responde.
<<Eso es la mejor parte de todo, tú no me vas a creer pero la mayoría de la gente
no sabe que está muerta y una vez que tienen la certeza, comienza el bombardeo
de historias de vida: que yo me porte bien, que siempre daba limosnas en los
templos, que fui un buen padre, que fui más fiel que mi vecino, que nunca tuve
vicios, que me esforcé mucho en mi empleo, en fin… y yo en ocasiones me
aprovecho de que crean que yo tengo el poder para juzgarlos y les saco cada
secreto que para que te los cuento; las que me dan mucha tristeza son las
madres que lloran por dejar a sus hijos aun pequeños, ellas nunca se pueden
explicar cómo sobrevivirán sus hijos, quien los alimentará, educará, quien los
curará cuando enfermen, quien los consolará cuando estén tristes. Y ¿te confieso
algo? En ocasiones es tan amargo el llanto que me contagia y me hace llorar a mí
también. A los que aborrezco son a los políticos corruptos, creen que arrepentirse
frente a mí los va a salvar de no sé que, aparte de corruptos, avaros y soberbios,
son ignorantes ¿Que creerán que hay después de la vida? Como estará su
conciencia que tienen miedo a entrar a un lugar de castigo.>>
Ángel observa de frente a la muerte y con cara de incredulidad le cuestiona.
<<¿Cómo? ¿No hay un lugar de castigo? >>
<<¿De qué forma se los explico? NO HAY TAL…>> La muerte expulsa un
estridente grito que retumba en las viejas paredes haciendo eco; Ángel escucha
pensativo, ya sentado en el piso de la azotea con la espalda recargada en uno de
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los muros, los pies cruzados en flor de loto y la cabeza gacha, repite mientras
asienta con movimientos cortos y repetidos.
<<No hay tal, no hay tal… ¿Entonces tampoco hay premio? Dime Muerte, si no
hay castigo tampoco hay premio ¿no es verdad?>>
La joven Muerte guarda silencio y no responde a las preguntas de Ángel.
<<Entonces para que tanto engaño, para que decirle a la humanidad que sea
recta, sea honesto, que actué siempre con amor y respeto, para que tanta
hipocresía si al final resulta lo mismo si eres un político corrupto o un obrero que
trabajó honestamente toda su vida, dime Muerte ¿Para qué?>>
<<Es que ustedes no han entendido, eso no se mide en pobreza ni riqueza
material, para ellos, para los que determinan, vale más el político corrupto que se
esforzó día a día y que utilizo al máximo su potencial del que fue dotado, a un
obrero que se levanta con el único anhelo de que llegue la noche para poder
dormir y al siguiente día lo mismo y hacer eso como una forma de vida hasta que
el tiempo desgaste su cuerpo y muera. Entiéndelo Ángel la vida o el grado de vida
después de la muerte no se mide en la cantidad de yates o la acumulación de
hambre que soporto tu cuerpo, aquí bienvenido es el que vivió intensamente, logró
sus objetivos personales y utilizó sus códigos programados; mientras que
despreciado es el que no se esforzó en su vida, nunca sonrío y siempre dijo, no
puedo; si alguien te robo algún bien no te convierte en el bueno ni a él en el malo,
es un simple cambio de bienes, pero si te quejas y te retuerces por ello, afectando
la vida misma y la de los tuyos, eso te convierte en un ser de baja escala, y sí
tiene su castigo, ese castigo es personal y auto elegible.>>
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EL FINAL DE LA ESCALERA
La llegada al final era inevitable, un pequeño pasillo de ladrillo que cubría una
decena de escalones de concreto, sucio hasta el apeste por la plaga de palomas
que revoloteaban y defecaban en todo lo alto del edificio, mientras tanto Ángel
subía, ya en la azotea y a punto de que el sol saliera, Ángel decide esperar la luz
del sol para asegurarse de que la caída le arrancará la vida sin contradicciones, se
sienta a la orilla del edificio con los pies colgando hacia el vació, aprieta los ojos
fuertemente en un par de ocasiones tratando de enfocar la altura que determinaría
su final, el cálculo parecía bueno, unos veinticinco metros de caída libre y tan solo
unos cables de alta tensión se interponían entre la azotea y el suelo, sentado al
borde y con movimientos tambaleantes como si hubiese bebido una gran cantidad
de alcohol, decide asirse de las tejas para que la decisión sea voluntaria y no
accidental, de pronto siente que el sol ya no le calienta el hombro derecho y voltea
a su costado.
<<¿Y tú quien eres? lárgate de este lugar yo llegue primero que tú ¿O a caso
quieres evitarlo? ¿Eres policía o sacerdote o algo parecido?>>
Tremenda carcajada se escucha ante las preguntas de Ángel.
<<Ni policía, ni sacerdote, ni tu salvación, edemas déjame hacerte una corrección
yo llegue primero que tú… mucho antes, pero no, no quiero salvarte de tremenda
caída, es más, quiero ver si te estallan las viseras, mira.>>
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El individuo abraza al desconcertado Ángel y le señala con su dedo índice los
posibles lugares donde sí puede haber estallamiento de viseras.
<<Nada mas no se te ocurra rebotar en los cables de alta tensión, ya que aparte
de que te electrocutas no es una muerte instantánea y te quitan toda la velocidad
que llevas, lo más probable es que vivas con gran parte de tu cuerpo quemado y
en una silla de ruedas, y si… de por si estas feo, ¿Cómo te veras en una silla de
ruedas y todo quemado? Mira fíjate bien, tiene mucho que ver tu posición inicial, si
te lanzas de cabeza como en una alberca, el impacto contra el asfalto te ocasiona
lesiones fatales, primero la fractura del cráneo y lo más seguro es que tu columna
se compacte tanto que se quebrará como una copa de cristal y no duele mucho
solo unos segundos, pero el miedo es tal que durante el descenso el cuerpo se
auto protege y le da por girar para caer con una parte blandita, pero mira.>>
<<Basta, basta, bastaaaaaa; ¿qué intentas hacer? No es asunto tuyo, aléjate no
es asunto tuyo, me estas asustando>>
<<¿Asustando? Es la primera vez que veo a un suicida cobarde, pero lo sé,
tienes miedo, mucho miedo de desaparecer, ¿Y cómo sabes que la muerte te
salvara de ese miedo?>>
<<Otro con clases de otra vida, mira, no estoy seguro de lo que pase después de
esto y no estoy seguro de la existencia de un tal Dios ni un tal Diablo es más, no
creo en nada, no tengo eso que las personas sin oficio le llaman fe y que se
aferran a una estúpida vida de esperanza tratando de ser buenos toda su triste
vida y que al final están todos sentados aquí a mi lado esperando el momento
preciso para lanzarse y terminar con sus impotencias, frustraciones, fobias,
miedos y se auto consuelan con ese invento de falsa esperanza ¿y para qué?
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Para que al final, estar en esta fila, al igual que tú, dónde creyendo que después
del chingazo tendrás una enorme puerta adornada con bellas flores, en una cama
de humo que deja entrever al viejito del gran libro que te dice “fuiste bueno o fuiste
malo” y si se apiada de ti, te toca un gran jardín donde convives con animales que
no te dañan, comes frutas silvestres de los árboles y se te posan las aves en tu
hombro>>
La molestia en el rostro de Ángel y el jadeo que ocasionó el esfuerzo por los
gritos terminaron por captar la atención del sujeto y con un duelo de miradas
Ángel vuelve a cuestionar. << ¿Apoco tú si tienes fe en la existencia de Dios?>>
<<¿Y tú qué crees que es la fe?>>
Pregunta a Ángel obteniendo respuesta inmediata de este, encogiendo los
hombros como si la respuesta fuera obvia.
<<La fe es creer>>
<<Falso, la fe no es creer sino saber, acaso tú tienes fe en que mañana sale el
sol, seguro que no, tu sabes que mañana saldrá el sol, y de ti depende si lo
aprovechas o no o si prefieres taparte los ojos para no disfrutarlo, por lo tanto
aquel que cree en Dios es un mediocre… o crees o sabes>>
Ángel lo observa, frunce ligeramente el entrecejo y cuestiona.
<<¿Y qué pensarías si en lugar de que todo eso que te ofrece el cielo es falso,
que simplemente hay una sola oportunidad de vida y que es falso eso de que tu
alma llega a otro lugar donde, o todo es bello o todo es horroroso, y tu esfuerzo
no trasciende más que aquello que dejaste en este mundo y que nadie te
apapachará en tu muerte y que no hay una figura que te recibirá, que tu Dios no
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es una persona a tu semejanza ni es un gran jardín y es más, que simplemente
después de todo tu esfuerzo no hay nada de nada?>>
El hombre con sabia tranquilidad responde sin meditar, como si ya supiera cada
parte de la pregunta.
<<Entonces diría, gracias Dios por ser como te imaginaba… aquí y ahora>>
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POR FIN UNA PUERTA ABIERTA
Ángel decide no suicidarse todavía, pero no por temor o cobardía, simplemente
que no desea darle gusto a tanta opinión de personas que llegan sin ser
invocadas o deseadas; prefiere esperar el momento en el que este completamente
solo, Ángel decide que el boleto de la muerte ya estaba comprado con anticipación
y que solo era cuestión de tiempo para abordar el transporte; sin aspavientos y
con toda tranquilidad fingida, para no dar oportunidad a otro extraño personaje de
que aparezca con sus locas formas de platicar y le meta en la cabeza confusiones
que en ese momento ya no deseaba, se dispone a descender. El cansancio
mental era abrumador, el sudor le empapaba los cabellos que se le pegaban al
rostro incómodamente; el cuerpo, aun que acalorado, temblaba de frío. Ángel
decide bajar la escalera por el momento, sus manos son guardadas en los
bolsillos de su apretado pantalón, y su cabeza gacha pone atención en los
deteriorados peldaños de la vieja escalera… cada paso, cada eco; cada metro,
cada deseo de que el descenso sea solitario, acompañan a Ángel y comparten
expectativas.
En su viaje de regreso al descenso nota que en uno de los pisos hay algo
diferente, por fin una puerta abierta, la habitación parecía vacía, solo un pequeño
mueble de madera se distinguía en la pared del fondo, la puerta se abría y cerraba
abruptamente con las ráfagas de aire que de pronto se hacían presentes en el
viejo edificio, Ángel se acerca cauteloso esperando que por fin alguien aparezca
dentro de la habitación y ver su rostro, pero nadie respondía a los saludos que
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retumbaban en las paredes y buscaban la presencia de alguien; lentamente
asoma la cabeza hacia el interior y dirige su mirada a cada rincón de la habitación
encontrando solo un par de grandes espejos, estaban pegados al muro más largo
de la habitación, no tenían marcos ni se podía observar algún clavo o tornillo que
los sujetara de los muros, solo se distinguía una quebrada al final, en forma de
telaraña y sin faltarle algún fragmento del espejo; Ángel da los primeros pasos al
interior, cauteloso y aún con la expectativa de que por fin alguien mostrará su
rostro, ya en el centro de la vieja duela comienza a observar cada rincón, los
colores lo confundían y había algo extraño con los espejos que Ángel no
alcanzaba a comprender, después de comparar el reflejo de los espejos con la
habitación, se percata de que no corresponde la imagen del espejo con la realidad
y al dar algunos pasos hacia el frente los colores cambiaban de forma caprichosa,
aún confundido y volteando repentinamente hacia atrás para ver qué era lo que se
movía o distinguir alguna rendija que filtrara la luz del exterior, pero la habitación
no respondía, permanecía estática, silenciosa… omisa. Ángel se dirige hacia la
puerta con la intención de salir, y a cada paso ve imágenes confusas en el espejo
que lo hacen acelerar la salida, pero a un par de metros de la puerta por fin ve una
imagen clara reflejada, era él en su adolescencia, retrocede medio paso y se ve
perfectamente, de cuerpo entero y con su ropa favorita en esa etapa de su vida,
también estaba a su lado su mejor amigo, un sentimiento de nostalgia, duda y
ansiedad le hacen recordar vivamente ese momento, se coloca las manos en la
cabeza y un repentino desequilibrio lo hacen retroceder un par de pasos, al
momento los personajes de la imagen cambian drásticamente, sus rostros
envejecen, sus cuerpos en exceso delgados y su ropa favorita sucia y rota, su
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amigo en una silla de ruedas con su hombro derecho casi pegando con su rodilla,
una gran deformación en su delgada espalda que aparentaba una enorme joroba y
su boca escurría gran cantidad de saliva, juntos pero sin cruzar palabras
esperaban a que la nada llegara a platicarles lo que continuaba, miradas perdidas,
silencios eternos, ansiosos, cuerpos que tiemblan involuntariamente como si sus
almas quisieran salir de ese claustrofóbico esqueleto; Ángel solo deja salir sus
lágrimas al ver el escenario que proyectaba el espejo, y aún confuso al ver la
escena de lo que ocurrió años después del accidente automovilístico que sufrieron
él y su mejor amigo, al momento Ángel entiende la dinámica que le ofrece el
espejo; pasos al frente, tiempo antes del suceso, pasos atrás tiempo después del
suceso, del mismo modo el movimiento a la izquierda del reflejo, el espejo ofrecía
la vida inicial de Ángel y los pasos a la derecha hacían avanzar la vida trascurrida.
De inmediato Ángel se posiciona justo en el momento del impacto del automóvil y
suaviza sus movimientos haciendo un balance de su cuerpo para ver una y otra
vez el momento preciso en que su amigo se confunde y sin disminuir la velocidad
se proyecta contra un gran árbol, Ángel logra identificar entre esquirlas de vidrio
un rostro inexpresivo y ojos en blanco del perdido conductor que ese día probo su
primera dosis de droga, el impacto expulsa a Ángel por la ventana y casi ileso ve
como convulsiona su mejor amigo con el rostro en el volante. En un grito de
culpabilidad que le quema el pecho, da pequeños pasos hacia el espejo hasta
encontrar el momento justo en que convence al joven, después de 10 años de
ofrecerle la fabulosa sensación de drogarse y aprovechando el mal momento
anímico de él y como con tremenda arrogancia, le explica la técnica precisa en el
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uso de la jeringa y con un estúpido afán paternalista, lo instruye de cómo hacerlo
para que no le dañe la aguja.
Son inevitables las preguntas que se hace Ángel con esa mal entendida
sensación que tiene el ser humano de hablar con Dios y decirle “si tan solo me
dieras otra oportunidad de no equivocarme” pero no existe respuesta ante ello y
sin embargo la oportunidad de no equivocarse se otorga todo el tiempo, coexiste
con la vida segundo a segundo y es eterna, además puedes hacer un camino
limpio y plano para los que vienen tras de ti o puedes caminar levantando asfalto
para que a los detrás les sea complicada la existencia; puedes ir pisoteando
credos para confundir a los débiles de actitud y que necesitan una deidad para
levantarse o puedes sembrar esperanza y edificar la universalidad de la oración
para aprender a ser humilde; puedes sujetar al mundo para que todo el que se
atraviese parezca que es inferior a ti o puedes ir repartiendo parabienes y ayudas
precisas para que el mundo gire con esa maravillosa lubricación de pensamiento
que evita el rechinido maldito de los negativos.
Ángel quiere saber qué pasará con su existencia, busca con dificultad los
momentos que reconoce y se detiene en la muerte de Clara, su madre, se
mantiene estático para que el espejo no le cambie el justo momento en que alma y
cuerpo se separan, con mirada fija, Ángel simplemente llora e impotente recuerda
y hace homenaje a la memoria de la persona que mas amó.
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DIALOGO CONMIGO
Todavía en la habitación y después de una larga reflexión frente al espejo, da
cuidadosos pasos a la derecha para ver qué sucederá con su vida, hasta que se
encuentra nuevamente en la azotea del edificio, la imagen que muestra el espejo
refleja a un Ángel sumamente decidido a saltar.
<<¿Qué te pasa? ¡No lo hagaaaas, Noooooo!>>
Le grita a la imagen del espejo, y este se coloca en posición con los pies juntos ya
del otro lado de la pequeña barda que sirve de guarnición al edificio, sus manos
hacia atrás fuertemente aferradas a la teja, es lo único que sostiene el cuerpo
completamente rígido y ligeramente arqueado de la espalda hacia atrás, con la
mirada apuntando hacia el cielo y de cuando en cuando voltea al suelo para darse
valor. Nuevamente el grito de Ángel en la habitación del espejo.
-¡Nooo, no lo hagas!-
La imagen del espejo busca de donde le gritan, desesperado voltea a todos lados
para encontrar de donde salen los gritos, pero no ve a nadie.
<<¿Quién grita? No lo podrán impedir, saltaré.>>
El cielo súbitamente se nublo, el sol se escondió y de pronto una ligera pero
constante lluvia, comenzó a caer, la imagen del espejo pronto estaba
completamente empapada, la ropa se le pegaba al cuerpo y el fresco aire le
ocasionaba un horrible frio que lo hacía temblar; en la habitación, Ángel
experimentaba la misma sensación de frio, la ropa pegada al cuerpo y el cabello
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se sentía completamente escurriendo de agua, pero ahí dentro, ni una sola gota,
solo compartían sensaciones.
<<Por favor no saltes, te lo pido.>>
<<¿Eres tú? ¿Te estás pidiendo a ti mismo que no saltes, siendo que tú
ocasionaste todo esto?>>
<<Si, me estoy pidiendo a mi mismo que no salte, pero no, tal vez eso no cambie
nada, tal vez, todo siga igual y simplemente mañana solo sea una noticia. Y es
que no me alcanzó la vida para entenderlo, ¿sabes? para comprender que ya
estaba habituado al odio… el odio a mí ser, que me afectaban más las dosis de
tristeza que las de droga, que la droga curaba mi estado de ánimo
momentáneamente, pero que la tristeza y la autodestrucción eran mi verdadera
adicción. Pero en ese juego perverso de causa y efecto, al final todo era interno;
mis fobias, mis anhelos, mis frustraciones y mis éxitos, mis vicios y mis virtudes;
simplemente se archivaban en ese inventario interno que se queda para ti, hasta
que te das cuenta cual es el punto de coincidencia entre lo que te hace mal y lo
que te pueda hacer bien, resultando en ese punto de coincidencia una línea eterna
que está regida por el libre albedrio; fuerza que arrastra sin importar a quien
arroya, a quien daña… a quien mata; el libre albedrio puede ser tu dulce compañía
en el anonimato de la mediocridad o puede ser tu mejor aliado en el éxito… ¿lo
quieres o no lo quieres, lo tomas o lo dejas?. Tú tienes el poder y el creador te lo
ofreció para amar, odiar… odiar, amar. Pero sabe que cuando el amor se
convierte en resentimiento, el camino sin retorno de la obscuridad se torna
placentero, necesario, y de ahí se alimentan los tiranos. Por otro lado cuando el
resentimiento cambia esa divina polaridad y lo transformas en virtud, la humanidad
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crea conciencias y armoniza su vida. Es un camino sin retorno y yo elegí el
incorrecto, pero aquí estoy ahora, pudriéndome y rogándome que no salte, por
favor no quiero saltar.>>
La imagen del espejo, ya con rostro de cansancio y su esfuerzo que se registraba
fielmente en las venas de su cuello que parecían reventar, la lluvia no cesaba y el
frío ya era demasiado, con sus cabellos al rostro, el mentón pegado al pecho y de
cuando en cuando, se soltaba con una mano para abrirla y cerrarla, y así la sangre
que fluía le ayudase a descansar un poco. En la habitación, Ángel con la misma
fatiga, con frío y aunque no había agua, cuando hablaba resoplaba su rostro con
su boca como si con ello se limpiaran las gotas de agua que no existían.
<<No lo hagas, aguanta, aguanta, es solo una decisión, toma la correcta>>
El Ángel del espejo y Ángel coinciden finalmente, se observan fijamente a los ojos
y le vuelve a pedir que no salte; él asiente con su cabeza y levanta sus pupilas al
cielo para indicar que está de acuerdo en no saltar, pero la lluvia arrecia, el frío se
torna más intenso, sus brazos no pueden más, su cuerpo está completamente
rígido, y el agua intensa, remoja las tejas hasta ablandarlas, Ángel en el espejo,
simplemente vuelve a dirigir su mirada al cielo y disienta con su cabeza; Ángel en
la habitación, simplemente grita mientras la teja se desgrana y Ángel ya no tiene
sujeción, el impacto es imponente y traumático, el grito de Ángel retumba en la
habitación, luego no quiere ver el resultado y cierra sus ojos, se toma la cabeza
con sus temblantes manos y mientras el Ángel del espejo sufría de espasmos
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como señal de el fin de su vida, Ángel en la habitación comienza a sangrar por sus
oído. Silencio, obscuridad total… de pronto… la luz.
¡Parto en proceso! ¡Parto en proceso!