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L A
CRÓNICA MÉDICA R E V I S T A Q U I N C E N A L
DE
M E D I C I N A , C I R U J I A Y F A R M A C I A
Qrgano de la Sociedad M é d i c a Unión Fernandina
A Ñ O X I X > L I M A , 1 5 D E A G O S T O ~ D E ~ Í 9 0 2 ~ r N"- : ! - s
TRABAJOS NACIONALES
Una historia clínica
Trabajo presentado por el señor J. L. Castro Gutiérrez al concurso sobre Trabajos Clínicos organizado por ¡a Sociedad Médica "Unión Fcrnandina'' y premia do con medalla de oro porelJurado caliñeador.
N...N...de 34 años de edad, jornalero de profesión, ingresó al hospita l ,'Dosde Mayo" á ocupar la cama número 17 de sala de Santo To-ribio el 13 dejunio 1901.
Antecedentes hereditarios: Raza india Ignora la causa de la muerte de sus padres. Los demás miembros de su familia parece que gozan de salud.
Antecedentes fisiológicos: Constitución débil, si bien antes era robusto. Temperamento linfático.
Antecedentes patológicos: Refiere que sufrió la enfermedad de Cardón en 1879. E n 1894 fue atacado de paludismo cuya forma no es posible clasificar por falta de datos seguros; esta enfermedad cogida en la hacienda "Santa Clara ," le duró un año, según su entender á pesar de recurrir varias veces al t ratamiento medico en este hospital. L a manera comó se curó es digna de mención, no tanto como tratamiento, sino como antecedente patológico; en efecto, marchando hacia
mejor aire que le proporcionara la salud perdida, tuvo la desgracia de encontrarse con una vaca que le acometió dándole un fuerte testarazo en la región lumbar que le arrojó por tierra. E l susto consiguiente á t a n intempestivoencuentro fue lacausade su curación, según dice.
Así, curado ya, no tuvo necesidad de permanecer muchos días en aquel lugar; así es que regresó pronto á su punto de partida á ocuparse en su antiguo trabajo.
No fue aquel el único traumatismo que sufrió. Hace año y medio que al subir en la fábrica de la hacienda por angosto y movible plano inclinado, llevando á cuestas un saco de azúcar, resbaló y cayó al suelo que estaba á corta distancia. En este accidente no sufrió el golpe del saco; él cayó del lado derecho, y es desde entonces que presenta una hernia inguinal.
Tnmbién refiere que hace cinco años enfermó con disentería. E l alcoholismo entra por muy poco en este individuo; niega haber bebido licor con frecuencia. E l vino casi no lo ha probado.
Su trabajo en "Santa Cla ra" se ha reducido desde 1883 á coger brazadas de caña deazucary echarlas á los carros; y para esto se in clinaba para tomarla del suelo, hacer con ella un tercio y, apoyándolo sobre un lado ú otro de la pared anterior del tronco, conducirlo a l carro.
Estado actual: E l resultado del
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examen clíninico el día de su ingreso es el siguiente:
Posición: Dccúbico dorsal. Tegumentos: Pálidos, ligero color
amarillento en las conjuntivas, piel seca; no hay cicatrices reveladoras de lesiones flogósicas de la piel ó de su vecindad. Algo de alopecia. -
Aparato locomotor: Nada digno de mencionar. E l enfermo por la astenia consecutiva á su afección no podría caminar un corto trecho.
Sentidos: Buenos; salvo uno de los ojosque Uevaunacatarata. Los globos oculares están hundidos, rodeados de un ligero círculo violáceo.
A P A R A T O R E S P I R A T O R I O
Trastornos funcionales: Disnea, por simple aceleración de los movimientos respiratorios: 30 respiraciones por minuto. Dolor no hay. Tos tampoeo.
Signos físicos: Inspección del tórax: Este individuo de escaso tejido adiposo, ele músculos delgados, presenta un tórax en idénticas condiciones. Los espacios intercostales son bien pronunciados, sus paredes como llevadas hacia dentro; sin embargo, en la base del tó rax esta depresión no lo es tanto. L a circunferencia deesa base parece más grande de lo que debiera ser. Observados los movimientos respiratorios se nota que la dilatación natural del tó rax en la inspiración es mucho más pronunciada en la parte superior, es decir que existe el tipo costa l superior. Ambos tiempos respiratorios son sensiblemente iguales, aunque más acelerados de lo normal.
Palpación de! tórax: Las vibraciones vocales se muestran aumentadas, pero no mucho, en la mitad superior del dorso; mientras queen la interioraparecen disminuidas,especialmente en el lado derecho en que, en una pequeña porción, est á n abolidas. No se siente nada más que sea digno de mención.
Percusión del tórax; Pared anterior: normal.
Dorso: Lado izquierdo: solo es digno de mencionar una pequeña zona de matitez que se extiende hacia afuera y al hipocondrio del mismo lado; lo demás normal. Lado derecho; existeuna zona de matitcz comprendida por debajo de la décima costilla, y confundiéndose más inferiormente con la de la región lumbar.
Auscultación de los pulmones: Murmullo vesicular más pronunciado, se acerca á la respiración pueril; por lo demás normal.
Como nada indica una mayor insistencia en el examen del aparato respiratorio, no se cont inúa en lo que al pulmón respecta. E l de los otros órganos como fosas nazales, laringe, traquea, no llamó la atención.
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Signos físicos: Labios: su forma no merece llamar la atención, son ellos delgados, iguales; su colores algo pálido, descolorido; están algo secos; no hay temblores, ni parálisis, ni algún otro síntoma que mencionar.
Dientes: completos; de coloración normal; algo fuliginosos; de conformación é implantación regular. No hay caries.
Encías: Color rosa pál ido,conun ligero liseré azulejo de Burton.
Olor del aliento y >íe la boca: Ninguno.
Mucosa bucal: Buena; algo pálido.
Lengua: De forma y volumen normal, sólo se podría citar un poco desaburraquelacubre en gran parte de su extensión.
Faringe: Buena á rápida investigación.
Esófago: Nada nos llama laoten-ción en este órgano; ni lainspección Y palpación en el cuello: ni los datos del enfermo nos obligan á particularizar más el examen.
Cavidad abdominal: Sin querer
LA CRONICA MEDICA
decir que la cavidad abdominal sea parte integrante del aparato digestivo, he tenido que examinarla en este momento, porque en ella se toca antes que nuestros medios de exploración lleguen á proporcionarnos los datos que las más importantes visceras de aquel aparato contenidas en ella les suministren.
Basta una ráp ida mirada para notar la dilatación globulosa del vientre de este individuo. Su pared anterior no deja ver circulación complementaria; la resistencia es tan grande que no se deja deprimir. A la izquierda se siente un cuerpo duro, resistente, lizo, algo doloroso, que invade el epigastrio, pasa un tanto l a línea media, avanza por debajo á ocho dedos .del arco costal y por arriba va á esconderse en el hipocondrio izquierdo. L a percusión del vientre arranca un sonido mate, salvo en cierta parte del epigastrio y región umbilical en donde hay algo de sonoridad; este mismo sonido se oye percutiendo a l ternativamente en los flancos después de desviar el cuerpo á uno y otro lado; es así como se conoce que aquella que dá lugar á l a ma¬t i tez en el decúbito dorsal se desplaza también con las desviaciones respectivas dA tronco. Combinando la palpación con la percusión se percibe claramente la sensación de una onda líquida que parte del punto percutido y se estrellaen el lugaren que la mano palpa.
Estómago: Palpación. E l enfermo es colocado en el decúbito dorsal, la cabeza y las espaldas lijera-mente levantadas, los muslos un poco flexionados, respirando lentamente con la boca entreabierta y dírij¡endósele en momentos necesarios, preguntas para desviar su atención.
Previas cstasprecaucionesy otras más que indica la ciencia moderna, práctico la palpación del es tómago con el siguiente resultado: No hay dolor provocado; en el cuarto izquierdo de la región epigástrica se percibe el cuerpo duro que ya he vis
to antes. Desde luego esta investigación no es satisfactoria, porque la resistencia de la pared anterior del abdomen no lo permite. No hay clapoteo en este momento en que el enfermo está en ayunas; no se puede por tanto conocer los límitesdel es tómago por el método descrito por el Profesor Hayem.
Siguiendo el consejo del Pf. Stiller de Buda-Pesth, busco la 10'? costi l la y la encuentro perfectamente fija por un car t í lago al reborde to-ráxico.
Percusión: Practicadacon laspre-cauciones debidas se obtuvo el siguiente resultado: Espacio semilunar de Traube, mate y por tanto ocupado; no es posible por esto conocer el límite superior del órgano; ef límite inferior, aunque de difícil constatación, parece encontrarse á. cuatro t ra veces de dedopor encima del ombligo en este vientre dila-' tad o.
No insisto más en el examen del es tómago por no creerlo necesario por ahora.
Intestinos: E l examen físico es imposible.
Recto: Ampolla rectal vacía. No hay dilataciones varicosas; nada llama la atención.
Hígado: L a palpación es imposible. Por la percusión apenas se arranca una pequeña zona sub-mate, sospechándose por esto una atrofia avanzada del. órgano en examen.
Bazo: Parece que ese cuerpo duro que he encontrado á la izquierda en l a cavidad abdominal por lo menos forma cuerpo en el bazo.
Trastornos funcionales: Ninguno, excepto una anorexia casi absoluta.
A P A R A T O C I R C U L A T O R I O
Sig'nos físicos: Corazón: Inspección de la región precordial: nada digno de mencionar; está normal.
Palpación: la punta se siente latir, con débil energía teniendo en cuenta el adelgazamiento de la pa-
348 LA anosicA um>WA red toráxica, al nivel del 5 9 espacio intercostal y en la línea para-ester-nal. No hay pulsaciones epigástricas, ni otra cosa digna de mención.
Percusión: L a zona de matitez absoluta del corazón está más pequeña.
Auscultación: Todo demuestra el buen funcionamiento valvular."así como el de la fibra muscular cardiaca.
Aorta Y arteria pulmonar: No se percibe el latido aórtico en la horquilla supresternal; no hay zona mate al nivel del mango del esternón; las válvulas sigmoideas funcionan bien. No hay soplo anémico.
Otros gruesos vasos: Se ve latir algo lascarót idas ; lasyugulares est án invisibles. No hay ar ter ías cal-sificadas; ni dilatación serpentina de las temporales superficiales. Pulso radial: 95 por minuto; pequeño, blando, depresible, regular, igual en ambos lados y en relación exacta con los latidos del corazón.
Linfáticos: Ganglios inguinales y axilares derechos hipertrofiados. No hay ganglio de Troisier, ni de Ri -cord.
Trastornos funcionales: No hay ni ha habido palpitaciones, precor-dialgias, ni hemorragias. Ascítis abundante; algo de edema en las extremidades inferiores, especialmente á la izquierda.
A P A R A T O GÉNITO—URINARIO
Bueno al parecer; no ha habido chancro. Algo de oliguria, según dice.
A P A R A T O N E R V I O S O
E l enfermo se expresa correctamente, razona bien, está tranquilo aunque se queja de insomnio. No tiene parálisis; no hay fenómenos atáxieos; no tiene vértigos; no presenta contracturas musculares patológicas. Noexisten, á rápido examen, trastornos de l a sensibilidad ni objetiva ni subjetiva. Los refle
jos se conservan bien. No hay trastornos tróficos.
Temperatura axilar á las 9.30 a. m. 36°4.
En este estado dejaremos el examen ¡jara continuarlo mañanapre via la paracentesis.
Temperatura de la tarde 3b°6.
Día 14; Está lo mismo que ayer. Hácese la punción del vientre y se extrae ocho litros más ó menos de un líquido ligeramente amarillento, transparente, fuertemente albuminoso. Así facilitado el examen de algunos órganos contenidos en la cavidad abdominal, lo ampliaré en lo posible.
Él hígado no es palpable, no se le encuentra á nuestro alcance; la percusión misma, difícilmente lo limita; arranca una zona submate entre la 6*7 y 8^ costillas en la línea mamaria, y por debajo de la 7*- en la línea axilar; en la línea media anterior una pequeña lengüeta hepát ica por debajo del apéndice x i -foide; a t r á s , en la línea escapular, la matitez ha descendido muchísimo, reemplazada en su parte ausente por una zona sub-mate. Deprimiendo con el índice en distintos sitios de los espacios intercortales en la zona sub-mate no se despierta dolor. L a auscultación es nula.
E l órgano duro que ayer se encontró á la izquierda, se muestra muy bién no solo á la palpación sino también á nuestra vista, es bastante voluminoso, completamente liso, llega á tres dedos por encima de laespina iliaca án tero-superior y por arriba hasta el borde superior de la 7 9 costilla; presenta una escotadura profunda en su borde interno; imprimiéndole movimiento se desplaza muy bien, se le puede esconder en parte en l a bóveda dia-fragmát ica . Este cuerpo es pues el bazo enormemente hipertrofiado, ó quizás si alguna neoplasia implantada en ese órgano.
E l es tómago é intestinos no nos dan gran enseñanza. Régimen lácteo.
LA CROXICA MEDICA 240
Días 15,16 v 17. En observación, ¿pirexia entré 36 95 y 36°7.
Día 18. E l peritoneo se llena nuevamente. Recojo la orina para su examen. 36 95 v 36Q3
Día 19. Lo mismo; solo la ascitis aumenta- Temperatura á lasS a. m. 36?5;
Análisis de orina Orina recojidade 9 a. m . á 9 . a . m.
E X A M E N FÍSICO Y QUÍMICO
Cantidad - 1.200 gms. Color amarillo Aspecto un tanto transparente Sedimento muy poco Olor normal Reacción débilmente ácida Densidad á T. 17 y 1.017.
f Urea 16.50 gms. 1 E t a n t o s n o ^ a l e s í S ^ ; ; : ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; «;™ ;; > por litro
í ácido fosfórico 1.20 ,, J r Albúmina 1 I Glucosa
. . j Indican . Elementos patológicos \ P i g m c n t o s biliares r n o ha^''
! Hemoglobina | L Acetona J E X A M E N MICROSCÓPICO
f f Corta cantidad de urato ácido de soda en finas ¡ . r I ramdaeiones incoloras, rápida y totalmente so-Elementos ' Amorfos < l r M & ¡ d ^
orgánicos] [Alucina [Cristalinos. { Fosfatos diversos en muy corta cantidad.
f Cilindros ) i Elementos renales ¡-no hay
Elementos organizados] § * £ ¡ ^ y
i ganos de las vías geni-j una que otra célula Ito urinarias J vesical
E l mismo régimen. Temperatura de la tarde 36 t f6.
Día 20. Lo mismo. Régimen lácteo. 36*9 y 37 93.
Día 21. Lo mismo. Régimen lácteo 37°2 y 37n.
Día 22. Lo mismo. Régimen lácteo 36 97 y 37 9
Día 23. Lo mismo. Régimen lácteo. 36 y8 y 37 9 1.
Día 24. Lo mismo. 36 99 y 37*6. Día 25. 37 9 1 y 38 9 Sulfato dequi
nina 0.30 v Salol 0.50 tres veces al día.
Día 26. L a ascitis ha aumentado
notablemente; diarrea serosa. Poción desinfectante. 37 92 y 38 9
Día 27. Lo mismo que ayer. 37 94 y 37 97.
Día 28. Esamen de la sangre: Número de los glóbulos rojos:
4.700,000 por milímetro cúbico. Número de los glóbulos blancos: 16,200 por milímetro cúbico. L a coagulación de la sangre está algo retardada. Los hematíes están algo descoloridos, por lo demás están normales. Los leucocitos en preparación fresca se ven en perfecto estado; en preparación coloreada se
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distinguen muchos voluminosos con un solo núcleo grande, redondeado; llama también la atención el gran número de los eosinófi los , que se presentan grandes, redondeados unos y con un solo núcleo ocupando la mayor parte de la célula, y otros el ípticos, á finísimas granulaciones protoplasm át icas , con dos núcleos de mediano volumen redondeados y dispuestos en los focos de la elipse. Xo hay hematozoarios, ni pigmento melánico.
L a sangre extra ída por punción del bazo presenta m á s ó menos los mismos caracteres.
Hoy ha amanecido con diarrea sanguinolenta, clisenteriforme. 3 7 9
v 37Q'¿. Desinfectantes intestinales. Día 29. Sigue peor. 3 7 9 3 y 37 9 G. Día 30. H a amanecido con dolor
fuerte á la región lumbar. 37 9 7 v 38'-'5.
Día l'} de Julio: Sigue la diarrea. Poc ión con dermatol. Se le administra 150 gms. de jarabe simple y cada 30 minutos se busca si existe glucosa en la orina; el resultado es negativo. Ordeno guardar lo orina de la noche para analizarla m a ñ a n a . 37 v 2 y 38*4.
Día 2. L a orina de la noche no da reacción de la glucosa; sucede lo mismo con la de esta m a ñ a n a .
Poción ele ácido láct ico. 37"5 v 38^6.
Día 3. S igúe la diarrea; el examen microscópico de las heces no revela gran cosa, no hay huevos ni parásitos sospechosos. E l dolor lumbar permanece.
L a disnea es fuerte. L a orina es color vino Oporto y contiene gran cantidad de g lóbulos rojos; además está albuminosa. 3 7 9 S y 38 9 2.
Siendo necesario emitir un juicio sobre este enfermo, después de varios d ías de observación, voy á discutirlo.
Diagnóstico: Resumiendo el cuadro s intomát i
co narrado tenemos los siguientes datos: Ascitis; atrofia del h ígado; gran hipertrofia espléuica; subietc-ria; no hay circulación complemcu-
I tar iaabdominal .no hay glicosuria alimenticia; diarrea disenteriforme; anorexia; número normalde l o s g l ó -
I bulos rojos; leucocitosis; sangre sin pigmento melánico ni gérmenes palúdicos; lijero edema ele las extremi-
; dades inferiores. Vamos con ellos á formular un
d iagnós t i co . E l que primero se presenta en nuestra mente es el de C i -
1 rrosis atronca alcohólica. ¿Podría tratarse adqui de esta enfermedad?
Desde luegoconesa denominación se designa como se sabe á la Enfer-
j medad de Laencc, en cuya e t io log ía I interviene el alcohol según una in-j mensa m a y o r í a de autores; y esta
aseveración es tan admitida, que el Prof. Lanccreauxdice "quesostener lo contrario es exponerse á no ser creído." Pero el enfermo cuyo examen hago niega haber usado bebidas alcohól icas en cantidad y frecuencia sospechosas; así es que falta el cle-
] m e n t ó e t io lóg ico de importancia para pensar en la Enfermedad de Lae-nec. Sin embargo, si pensamos que en el cirrótico Juan Edme que fué quien proporc ionó á Laenec la ocasión de estudiar esa enfermedad, no señala este autor háb i tos alcohólicos; si también pensamos en que nuestro enfermo pueda muy bien ser sobrio en sus bebidas, según su parecer, pero no al extremo de evitarse los perniciosos efectos de ese alcohol en un h í g a d o preparado por las enfermededades anteriores, sujeto á congestiones repetidas por los esfuerzos de un trabajo adecuado para ello y quizás sí también por una diátes is artrít ica para no decir la d iátes is biliar de Gilbert y Lere-boullet; si por ú l t imo pensamos que las sales de potasa incriminadas por Lancereaux en la producción de las cirrosis hepát icas no solo pueden hallarse en los vinos sino también en muchas otras substancias; creemos que no es difícil admitir la posibilidad de la Enfermedad de Laenec en el enfermo N. N.
Entre los s í n t o m a s de la cirrosis atróf ica alcohól ica tenemos los llamados por Hauot pequeños signos
LA CROSrCA MEDIO. SSI
de la Cirrosis; á saber: la hipoazo-turia; la glieosuria alimenticia; más rara vez la albuminuria y la pepto-nuria; la urobilinuria; la existencia de pigmento rojo bruno en la orina; la polieolia pigmentaria; el aumento de las sales biliares, la ieteria llamada hemafeica; algunas veces un principio de melanodermia. De todos estos solo la hipoassoturia hemos podido encontrar, y no muy pronunciada tampoco; sinembargo, es de tener en cuenta "que lo más generalmente solo algunos de los signos.precedentes existen,que ellos son poco marcados y piden ser investigados con minuciosidad y frecuencia, sobre todo al principio." Pero pasando á los s íntomas macroscópicos, aquellos que constitu-ven, puede decirse, la enfermedad tenemos que citar desde el primer período las hemorragiasy el edema de las extremidades inferiores; y en el período ascítico: l a ascitís, la circulación complementaria abdominal y la atrofia hepática. También se indica como importantes la hipertrofia del bazo, la falta de ieteria y ciertos trastornos urinarios como la oliguria, el aumento del ácido úrico, etc. En la observación que hemos hecho hasta la fecha, se ha podido comprobar todos estos síntomas á excepción de la circulación complementarla abdominal; pero, como la falta de un síntoma, queno es por cierto el más importante, no puede contrabalancear á los muchos otros que existen del lado opuesto, me parece que derecho hay, y bastante, para rotular á este enfermo con la etiqueta de "Enfermedad de Laenee."
Sinembargo, existen algunas o¬tras afecciones que deben ser estudiadas también, porque debemos recordar que si bien nuestro enfermo presenta todos ó la mayor parte de los síntomas de la Cirrosis atrófica alcohólica, también tiene otros actuales y entre sus antecedentes, que marcan un camino muy distinto y que conviene tener en cuenta. E n efecto, no podría tratar
se aquí de una caquexia palúdica? Veamos.
E l elemento etiológico patoneu-mónicodecualesquiera de las manifestaciones del paludismoes, se sabe, el hematozoario de L a verán; también,en c ier tasépocasdela enfermedad s i rveparaeldiagnóst ico, la existencia de pigmento melánico en la sangre circulante. (1)
Pues bien, en los detenidos exámenes que he hecho de la sangre periférica y esplénica de este sujeto, no he podido encontrar ní el gérmen, ni el pigmento; pero estos resultados negativos no deben tomarse de manera tan concluyente, porque en muchas ocasiones me ha sido dado tropezar con palúdicos de forma aguda ó crónica, perfectamente averiguados y en quienes un examen prolijo ya en sangre fresca, y a en preparación coloreada, no ha sido bastante para encontrar el germen patógeno; por otra parte, sabemos por el Pf. Gilbert que "en el paludismo crónico el pigmento melánico no se muestra más que en ocasión de las recrudecencias agudas."
En cambio déla ausencia ele aquellos datos, importantes desde luego, tenemos los antecedentes y procedencia del enfermo. Este es un individuo que nos viene de la hacienda "Santa Clara" que como S Í conoce es un foco de paliadismo. Eí mismo cita entre sus anamnést icosun ataque prolongado de esta enfermedad, en el año 1894 y que resistió á todo tratamiento médico; cierto que él se dice curado, p?ro para nosotros semejante tratamiento uo es atendible. Por esto, podemos con-
(1) "Aunque86 conoce un gran número de enfenueiiiideH infeccioses y de int<jxi<3H-ciimes en las cuales la destrucción globular llega & analto grado, no hay ninguna en la cual la circulación de pigmento melánico en la sangre haya sido cunatactt a: i;i me-lanemía puede pues s«r cinsider...In. hí-ciendq nna reserva para la melanosis — y para la Fiebre recurrente agre¿a el Pf. Á. Gilbert—cuino un producto exclusivo y característico de la enfermedad-" E-tas ami palabras expresad is al hablar del Paludismo por Kelsch y Kiener en su tratado de Enfermedades de los países cálidos.
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cluir que no hubo t«l curación como cree, sino que siguió enfermo aunque yá bajo ese aspecto nada : lidoso, solapado, con que se marcha á la caquexia palúdica.
Pero, viniendo al tiempo actual, como explicar una caquexia avanzada con 4.700,000glóbulos rojos? Además, el paludismodá l u g a r m á s á la cirrosis hipertrófica, que á la atrófica, y su marcha es muy lenta comparada á la de origen alcohólico. Ese bulto, como él lo llama, que lleva en el lado izquierdo del vientre, comenzó á hacerse notar por el epigastrio, y solo ahora dos meses antes de su ingreso á este Hospital; cierto que ese sitio por donde nos presenta el enfermo la iniciación de la hipertrofia esplénica revela que el bazo y a estaba grande antes de los s íntomas actuales, si bien imperceptible á la exploración tosca de una mano inhábil; pero también es cierto que si bien ello se explica por la acción de las enfermedades anteriores, no sucede lo mismo con la posterior actividad hipertrofiante en que otra causa se nos presenta como más admisible.
Pero, en fin, que se ha hecho el paludismo que tuvo este individuo? ¿Subsiste aún, como debiera ser desde que no se le pudo curar, y en este caso explicaremos por él los accesos febriles que hemos observado? ¿O ha desaparecido y debemos buscar la causa de esa curación? ¿Si Golgi cree, y con razón, que la pa-gocitosis puede operar la curación expontánea del paludismo, y si en el caso actual existen gran número de fagocitos, podremos nosotros creer que el paludismo ha desaparecido en ese bazo? Pero no vayamos tan lejos, para nuestro diagnóstico el paludismo queda á un lado, porque las lagunas que él deja y un cuadro sintomático que se aviene con la enfermedad estudiada más a t r á s , nos obligan á posponerlo y escribir el de Cirrosis atrófica alcohólica.
Pronóstico: " L a atrofia hepática es siempre un signo grave y de mal
augurio," y aunque aquí la glándula aún no es insuficiente, es de presumir, dada la resistencia de ciertos síntomas, que un término fatal sobrevendrá en breve plazo.
Día 4. Se le administra 100 gms. de glucosa y seexatnina l a orina cada 30 minutos, sin reducción del l i cor de Fehlíng.
L a ascitis ha aumentado, sin ser enorme. Vómito de sangre, pero examinada la faringe se nota que hay epistaxis; la sangre vomitada es negra, semi-digerida, ella ha venido de la nariz. L a posición que ha guardado el enfermo es el decúbito dorsal. Sigue la diarrea. B l bazo ha venido disminuyendo poco á poco. E l estado general del sujeto es peor, la emaciación aumenta, la adinamia se anuncia.
Tanato de quinina 1 gms. tres veces a l día. 37*1 y 37 9 7.
Día 5. No hay ya heniatemesis, pero las deposiciones son negras. Pildoras de ergotina con opio. 37"4 y 38*
Dia 6. Hoy está atacado de somnolencia. Pulsopequeño. 76 parmi-nuto. E l bazo sigue disminuyendo de volumen; el hígado está lo mismo que antes; la diarrea ha calmado; el dolor á los lomos también. No hay albúmina; tampoco existen pigmentos ni ácidos biliares en l a orina. Poción de ergotina y enemas de cocimiento de ratania con bismuto. 37 9 y 38 9 4.
Dia 7. Lo mismo que aver é igual tratamiento. 36 9 S y 37 9 "
Dia 8. Sigue más ó menos lo mismo, con la diferencia que hoy tiene vómitos. Tratamiento de ayer. 37,?2
\ y 3 6 9 7 . Dia 9. E l enfermo se cree mejor.
L a diarrea subsiste. Pulsopequeño. Recojo la orina de la noche y es
tudio su toxicidad: Conejo blanco en perfecto estado de salud después de ocho días de observación; tierno y del4onzas depeso. L a orinapre-
j viamentefiltrada al papel Berzelius | es colocada en un irrigador especial
convenientemente limpio y esterili-. zado en lo posible; lleva en l a extre-
LA CROXTCA MEDICA 253
mi dad de la manguera una canillita dé Pravatz. Afeito la oreja y la desinfecto, la vena es bastante delga¬da,pero con cuidado logró introducir la aguja y la inyección comienza. Alos 12 c. c. observo sucesivamente los siguientes fenómenos: miosis, disnea, una que otra convulsión, temblores en las manos y algidez; mucho más tarde sobrevino midria-sis y diuresis abundante. A los 15 c. c. la convulsión aumenta y la cánula se sale de la vena, así es que se suspende la operación á los 17 minutos de comenzada; media hora después el conejo muere.
Esto debía haber sucedido á los 1G.80 c. e. con una orina normal; y como aquí la cánula se salió debido á los movimientos del animal se hubiera podido muy bien inyectar algo más de 17 c. c. Luego debemos deducir que la toxicidad está disminuida, y esto sin contar con que la orina empleada es la de la noche.es decir la más concentrada.
Tratamiento: subnitrato de bismuto. 36*8 y 37*5.
Dia 10. Sigue el mismo de ayer. Tratamiento: subnitrato de bismuto 1 gm. tres veces al día. 37 9 v 37*4.
Día 11. L a ascitis ha aumentado más . E l mismo tratamiento 37*2 y 37*5.
Día 12. Lo mismo. Idéntico tratamiento. 36*9 y 37*1.
Día 13. Sigue peor. Tratamiento el mismo 37*6 y 37*3-.
Día 14. Ascitis enorme. Tratamiento el mismo. 37*2 y 38*1.
Día 15' Paracentesis; gran cantidad del íquidoextraído37*3 y36*8. Sin régimen.
Dia 16. Ha amanecido mejor. E l bazo se observa hoy muy reducido. Como la oclusión de la herida se hizo mal, ha seguido saliendo líquido ayer todo el d í a y t o d a la noche. L a diarrea ha disminuido notablemente. Salicilato bismuto veerio4gms. en poción. 37*7 y 37*
Dia IT. Aliviado. Tratamiento de ayer. 36*6 y 37*3.
Dia 18. L a ascitis se reproduce.
Tratamiento de ayer. 36*5 y 37*4. Dia 19. E l mismocstado v el mis¬
mo tratamiento 36*6 y 37*2. Dia 20. Aumenta la ascitis. T ra
tamiento de ayer. 36*7 y 37* Dia 21. Peor. Régimen de aver.
36* v 36*7. Dia 22. Id . Id . Id . 36*9 y 36* Dia 23. Sigue mal. Pildoras de ca
lomel con opio. 37* y 36*7. Dia 24. Mal. Tratamiento de aver.
36°3 y 37* Dia 25. L a diarrea aumenta. L a s
pildoras de ayer 36°5 y 37* Dia 26. Lo mismo de la diarrea.
36*7 v 37* Enemas laudanizados. Dia'27. L o mismo 36*7 v 36°8. Dia 28. L o mismo 36°5 y 36*8. Dia 29. L a lengua es seca, roja,
como descamada. L a emaciación y adinamia son notables. Benzonaftol y enemas amiláceos. 36*7 y 36*9
Dia 30. Lo mismo. Tratamiento de ayer. 36*7 y 36°7.
Dia 31. Id. Id. Id . 36°9 y 36J9. Dia I * de Agosto. L a ascitis au-
I menta, pero el bazo sigue disminu-| yendo. Pulso pequeño y rápido.
Tratamiento de ayer y su régimen lácteo á que está sometido desde su ingreso; 37*3 y 36*9.
Dia 2. E l mismo tratamiento. Dia 3. Paracentesis; como 8 l i
tros de líquido. Como tratamiento solo su régimen lácteo.
Dia 4. L a demacración aumenta; diarrea no hay.
Dia 5. Lo mismo. Su régimen lácteo y dcrmatol.
Dia 6. Estado v tratamiento, los mismos de ayer. 36*4 y 36*8.
Dia 7. Lo mismo de ayer. Dia 8. L a ascitis se ha reproduci
do, pero muy poco. Pulso siempre pequeño. Bazo duro, pero mas pequeño. Lengua seca. Otra vez diarrea. Tratamiento: dermatol en poción 37°5 y 36*2.
Examen de la sangre. 17,000glo-bulos blancos y 2.400,000glóbulos rojos. Estos están muy descoloridos y deformados; es bien manifiest a la poikilocvtosis de Quincke.
Días 9, 10, 11, 12, 13. Cada día peor, pues la adinamia es grande y
LA CRONICA MEDICA 254
la demacración mayor. L a diarrea evoluciona siempre imperturbable. L a ascitis no se reproduce. Tratamiento: tanígeno tres veces al día. Apirexia entre 3 6 u l y 37 9
Día 14. L o mismo. Tratamiento: Ac. esenc. trement V I gts. L . Syd Igms . Muc. gom 120 ,, Tint , percl. fe 3 „ Jbe. menta 30 ,, m. euch. 1 e. 2 hs.
150 gms. jbe. simple no dan lugar á la glieosuria alimenticia. " IUfís 15,16,17y 18. Estadoy tratamiento los mismos.
Dia 19. Esofagitis. Tratamiento el mismo.
Dins 20, 21, 22 y 23. L a diarrea ha disminuido: en cambio el estado general es cada día peor.
Dia 24. E l estado general es malísimo; este individuo no pasará muchos días más. No hay líquido en el peritoneo; el bazo ha disminuí-do como un 50 'A, pero siempre duro. L a diarrea es solo de cuatro c á maras al día. L a lengua se mantiene roja y seca. Disfagia grande. Pulso filiforme. Una punción del bazo extrae insignificante muestra de sangre completamente desprovista de hematozoarios y pigmento melá-nico.
Dias 25 y 26. Muy mal. Inyecciones hipodérmicas de aceite alcanforado.
Día 27. I n extremis. Fallece á las 8 p. m.
Día29. Autopsia. He aquí el resultado.
E X A M E N MACROSCÓPICO
Aspecto exterior: Gran enflaquecimiento. L a pared anterior del abdomen está completamente deprimido, pegada casi á la pared posterior.
Cavidad peritoneal: Existe pequeña cantidad de líquido sanguinolento; en la serosa se ve inyecciones sanguíneas ligeras.
Bazo: Se le encuentra oculto en la bóveda d ia f ragmát icay libre de ad
herencias. Está aumentado de volumen en un lOO'^desu estadonor-mal; pero aun así no es el volumen enorme á que llegó en los primeros dias de nuestra observación. Su resistencia al dedo es notable; su cápsula dura también engrosada. Presenta nodulacioncs duras, blanquizcas y placas lechosas. Al corte está duro; su color es conserva de membrillo.
Hígado: Está pequeño; reducido como á las dos terceras partes de su volumen normal; su coloración es bruna algo verdosa; su superficie es lisa, no hay granulaciones, ni deformaciones del órgano; una banda conjuntiva lo sujeta al bazo; no tiene adherencias con la bóveda del diafragma; colocado sobre la mesa del anfiteatro se extiende algo. A l a palpación no se notan granulaciones; su consistencia es normal; su peso comparándolo á su volumen no llama la atención. Al corte no chilla, se le ve congestionado, bruno obscuro, sin granulaciones.
Pancreas: Aparentemente bueno, aunque algo duro.
Es tómago: Algo dilatado, contiene líquido negro. L a mucosa no está engrosada; toda ella contiene manchas negro-verdosas, pequeñas y redondas; no se ven hiperemias.
Intestino delgado: Casi normal, pues solo se hacen notar algunas vascularizaciones; su contenido es un líquido algo espeso color amarillo subido. Sus válvulas están notablemente aumentadas de t amaño .
Intestino gruezo: Presenta su mucosa negra y su contenido negro también. Tiene algunas zonas algo hipertrofradas. No hay ulceraciones.
Ríñones: pequeños; congestionados en la zona cortical. Pulmones: anémicosy pequeños.No hay tubérculos.
Pericardio: Contiene un poco de líquido sanguinolento.
Corazón; Pequeño; no está grasoso.
Cerebro: L a substancia gris es escaza; lascircunvolucionesestán díl
V LA CRÓNICA MEDICA 255
gadas atrofiadas, pero no duras. Toda la substancia blanca que rodea á los núcleos, hasta sitio m a s ó menos lejano presenta un color plomizo.
Cerebelo; L a s mismas anotaciones del cerebro.
E X A M E N MICROSCÓPICO
Hígado; Xo se ven aquellas grue-zas bandas conjuntivas que se observan en la cirrosis; fibrillas delgadísimas separan espacios vacíos unos, otros ocupados por células pequeñas, apelotonadas algunas. E n ciertos vasos que se ven cortados á travez se observa el tejido conjuntivo engrozando sus túnicas, pero no mucho.
Bazo; L a cápsula está hipertrofiada. Los vasos todos se observan grandemente rodeados por tejido conjuntivo; por otros sitios se ven placas de este mismo tejido.
Pancreas. Sus vasos presentan también algo de hipertrofíadel tejido conjuntivo que los rodea.
Ríñones; Tubos obstruidos. Tejido conjuntivo en escasa cantidad; células borradas algunas.
DISCUSIÓN
Existe como se ve, una discrepan -cía entre los datos necrópsicos y el diagnóstico hecho en vida. Ni las lesiones anatómicas halladas explican la muerte de este organismo, si subsiste el diagnóstico de Cirrosis atronca alcohólica, ni la Cirrosis comprende todos los datos suministrados. Analizaremos.
Desde luego, en esta afección lo primero que tenemos que buscar es el hígado. ¿Y el hígado como se encuentra en la Cirrosis atronca alcohólica y como se encuentra en el cadáver de N. N.? No siendo la simple disminución de volumen del órgano lo que nos hace llamar cirrosis, debemos dirigir nuestras miradas en otro sentido que explique por completo la esencia misma del mal. " E l hígado, dice Dieulafoy, está total
mente deformado y atronado; su superficie es abollada, lobulada, granulosa, er izadadepequeñas masas duras, mamelonadas, de un amarillo rojo, del volumen de una cabeza de alfiler, de una lenteja de una alberja, de una nuecesilla". Gilbert y Surmont dicen "que sobre los puntos donde la cápsula de Glis-son es visible, aparece espesada, fi-broide, blanquizca, sobre todo al nivel de los surcos que separan las granulaciones cirrótieas". Lance-reaux hablando de la cirrosis anular, dice; "su superficieestá sembrada de granulaciones salientes, hemisféricas, de un volumen desigual, que varía entre el de un grueso
| grano de mijo y el de una lenteja ó I de una alberja". Trousseau, el céle-
clínico del Hotel Dieu de París, también habla á sus alumnos de las granulaciones en la cirrosis. Coyne en su obra de Anatomía Patológica, hace mención de las granulaciones al hablar de los caracteres macroscópicos. Morgagui, que fué quien observó y describió la Cirrosis antes de Laenec, hace mención de los "tubérculos del hígado", en vista de ese aspecto mamelonado, y señala la coincidencia de esta alteración y la ascitis. E l médico inglés Bailic dá una descripción completa de las granulaciones tratando de hablar
I sobre su patogenia. Laence también se dedica á estudiarlas. Freri-chs, de Berlin, en su Tratado de Enfermedades del Hígado habla de ellas. En una palabra, todos los autores señalan ese trastorno, indispensable, por lo demás, en la Cirrosis.
Y así teníaqueser . E l agenteetio-', lógico á medida que llega, y a por I su cantidad, ya por su frecuencia, á ¡ pasar el límite desconocido que de¬' terminado hígado puede soportar,
principia á ejercer sus efectos desas-1 trosos;el tejido conjuntivo que sos¬> tiene el elemento glandular, sufre,
b a j ó l a acción del tóxico,un golpede fuete que lo hace saltar la valla or-
¡ diñaría y desbordarse poco á poco, ! invadiendo territorio ageno y alte-
LA CRONICA MKDTCX
rando al fin en su forma y funcionalismo los elementos más importantes de la viscera; él avanza y avanza al rededor de los vasos, ya portas, ya de las venas intralobu-lares suprahepáticas, y después de ambos á la vez; se ven bandas conjuntivas más ó menos voluminosas según su edad, rodear en bloc un cierto número delobulillos hepáticos, limitando así islotes parenquinatosos de volumen variable, que no son otros que las mismas granulaciones
" L a s granulaciones, dicejacoud, tanto por su número como por sus dimensiones, están en razón inversa del volumen del ó rgano" . Después de todo esto creo tener derecho para concluir que no se concibe Cirrosis atrófiea, avanzada si se quiere, que cause la muerte si se me exige más, que no presente granulaciones. E l hígado que hemos sacado del cadáver de N. N. no las presenta; tampoco está deformado; eso sí hay una atrofia general y muy pronunciada. L a coloración es bruna obscura, algo verdosa. Todavía más, él no está duro, su resistencia es normal, no chilla al escalpelo; su peso no llama la atención al relacionarlo á su t amaño; está congestionado. No es pues un hígado cirrótico. L a observación microscópica confirma esta conclusión.
No había cirrosis en el hígado. Y es así como se explica la falta de circulación complementaria durante toda nuestra observación. Sin embargo, no insistiré mucho sobre este síntoma, porque las observaciones de Lecorché, hacen saber que hav casos de cirrosis atrófiea, sin circulación complementaria.
L a glicosuria alimenticia es otro signo importante que no se pudo hallar en las varias veces que me dediqué á buscarlo; síntoma es este que ha debido encontrarse, dada la gravedad del sujeto, si se hubier a tratado de una cirrosis.
H a habido un síntoma, la ascitis, que pugna valerosamente por incli
nar nuestro juicio del lado de la en-térmedad de Laenee. Si no ha habido cirrosis, sino ha habido impermeabilidad en los vasos venosos de la glándula; como explicar ese derrame peritoneal insistente, avanzado?
Efectivamente, difícil sería la explicación de tal fenómeno si todavía pensáramos como nuestros antepasados en que la ascitis en la cirrosis es ocasionada por una causa mecánica en los canales de desagüe; pero ya no es así. E s cierto, que, como lo aconseja Dieulafoy, no se le puede negar una influencia en tal síntoma, pero también lo es que él sólo no lo explica satisfactoriamente.
L a ascitis se interpreta ahora como efecto de las inflamaciones pe-ritoneales y estas por cierto que no son del dominio exclusivo de la cirrosis atrófiea alcohólica. Luego, pues, ese s íntoma no nos obliga á pensar en el sentido en que lo hize al principio.
Todavía un momento. Trousseau dice: que "una vez la ascitis aparecida, aumenta lentamente, siguiendo en sus progresos la marcha de la degeneración del hígado." Pues bien: ¿En una cirrosis eme avanza y avanza hasta la muerte, eon paso seguro y rápido, sin claudicar ni un instante, como explicar que el derrame peritoneal desaparezca por completo en los últimos días de la vida, cuando en épocas mejores se most ró atrevido y reincidente? Cierto es que Hanot y Lecorché citan autopsias de Cirrosis a t rófiea que han recorrido toda su evolución, llegando al periodo más atronco, sin producir la menor ascitis; pero de aquí á creer que después de existir puede desaparecer completamente en la época en que está más avanzada la lesión, hay mucha distancia. Pero pasemos á otro síntoma.
Son conocidas las hipertrofias es-plénicas en la Enfermedad de Lae-nec, si bien hay casos en que se citan las atrofias. Pues bien, ¿Cómo
LA CRONICA NFA)WA 357
explicar el caso en que, después de una hipertrofia notable se reduzca al 50 A de lo que estuvo, en una cirrosis a trófica, precisamente cuando el enfermo va peor, cuando la aseitís se reproduce'' Aunque al decir de Chauffard " l a explicación mecánica de la esplenomegalía por hipertensión porta es contradicha por numerosos hechos;" pero esto no obsta para rechazar del platillo de la cirrosis este dato tal 3- conforme sejha presentado en el caso actual.
Otro síntoma. L a toxicidad urinaria e s t á a u m e n t a d a en la Cirrosis y en N. N. se mantiene normal á pesar de la gravedad del sujeto y del buen estado del riñon.
E n conclusión, ni la etiología, ni la ana tomía potología,nÍ los síntomas de la Cirrosis atrófica alcohólica que se encuentran aquí, ni la marcha de la enfermedad, justifican el diagnóstico que he venido analizando.
Pero sí no se trata de la Enfermedad de Laenec, en que diagnóstico podríamos pensar?
Hemos visto y a que el enfermo acusaba la hipertrofia esplénica desde antes que los síntomas cirró-ticos se anunciaran; también sabemos que si nada fijo podemos decir sobre el origen de esa hipertrofia percibida por el enfermo, debemos sí estar seguros, á juzgar por los antecedentes patológicos, de que el bazo ha tenido que hipertrofia-ne, más de una vez, y por más ó | menos largo tiempo. Fué en 1894 que este individuo se enfermó con paludismo, él recurrió á l a asistencia médica y no sanó, estuvo así un año y mudó de clima,desapareciendo casi bruscamente los ataques agudos; pero, con todo, esta curación no tuvo nada de real, y asi la hiper- j t ro í í aha tenido que seguir, por cier- < to tiempo por lo menos. E l creyéndose sano vuelve á s u trabajo, vuelve á su foco malárico, y asi, palúdico y todo, coje brazadas de caña para echarla á los carros y somete á su bazo grande á constantes débiles irritaciones que han tenido que
resonar de algún modo sobre ese órgano.
Y a por esto se comprende una cierta facilidad ó predisposición para una afección de esa viscera.
Por otro lado, el bazo, ese diver-ticulo de la circulación abdominal, es considerado por algunos eomo Chauffard "como uno de los focos ó también según los casos, como el foco primodial, donde se almacenan y se elaboran microbios, toxinas y venenos." En las hipertrofias del bazo esta morbosidad aumenta v es claro que "este aparte de la sangre esplénica, no puede ser más no-sivo para el h ígado." E n el caso actual en que hubo una hi
pertrofia primitiva verrucosa,y más seguramente una palúdica posteriora esa,inmutable por mucho tiempo, es por allí que debemos ver el origen de la afección que estudiamos. E l sindroma este se aparta de las descripciones clásicas, porque su origen es distinto. Aquí vemos una verdadera esplenopatía primitiva; esta ha engendrado después una lesión atrófica del hígado, no tanto por hiperplasia del tejido conjuntivo, sino por atrofia y destrucción de la célula hepática; "el hígado colocado en el trayecto de la vena esplénica, es en su parénquina que se acaba la depuración sanguínea principiada y llevada más ó mimos lejos al nivtí de la pulpa esplénica".
Así, y a sea que el demasiado funcionamiento toxilítico de la célula hepática, para salvar al organismo de una sangre alterada por algo desconocido, haya engendrado su propia destrucción é insuficiencia consecutiva, ó ya sea que la toxicidad excesiva de esa sangre ha podido salvar ese pequeño laboratorio llamado hígado 3- atacar á todo el organismo; lo cierto es que la economía enteraba sido conmovida de un modo inusitado, sus órganos atacados por igual y la muerte la consecuencia de este trastorno nacido del parénquima espléníco.
E l cadaver de este individuo lleva impreso un sello especial: la atro-
LA MEDICA CRONICA
fia de sus órganos, la hipertrofia y esclerosis del bazo, la pigmentación especial de sus parénquimas y la caquexia consecutiva como respuesta á todo ese conjunto patológico.
Lima, agosto 7 de 1902.
CRONICA
Sociedad Hédica Unión Fernandina El 13 del presente celebró esta so
ciedad el X I X aniversario de su fundación con la sesión solemne de reglamento, y á la que asistieron, además de sus socios, buen número de médicos y alumnos de la Facultad de medicina.
L a nota saltante en la sesión fué el resultado del concurso solare trabajos clínicos que había organizado la Sociedad con el estímulo de tres premios, y deque ya en otra ocasión hemos dado cuenta. Este año, al contrario de lo que en otras veces ha sucedido, encontró eco entusiasta el llamamiento de la Sociedad y varios socios seaprestaron á disputarse los premios. El Jurado calificador ha sido compuesto por los Sres. Dres. Eduardo Sánchez Concha, Julián Arce, Enrique León García, Rómulo Eyzaguirre y Daniel E . Lavoreria, quienes en su informe dicen entre otras cosas lo siguiente:
"A la llamada hecha por la Sociedad han acudido sus miembros presentando 7 trabajos rotulados así: Mae Ewen, Loredam, Vidius, Iva-rios, Dik, Malato y Livavel.—El jurado reunido en los días 8 y 11 del presente, procedió á la lectura de dichos trabajos, siendo cada uno de ellos calificado á medida que era leído, discutido y analizado por sus miembros. E l escrutinio de la votación se hizo después de concluir la discusión de todos ellos."
"De la lectura y análisis de esos trabajos, el jurado conserva la impresión mas favorable, todos ellos son meritorios, todos dignos de figurar en los anales de la sociedad, todos revelan trabajo asiduo, ob
servación clínica minuciosa é inteligente y educado criterio médico en sus autores. Habríamos querido disponer de un número suficiente de premios para recompensarlos todos."
"Entre ellos sobresale, sin embargo, el firmado con el sendónimoLo-redum, que es en concepto del jurado un trabajo muy completo, es la historia de uno de esos casos complejos que se presentan en la clínica, en cuyo estudio el autor ha extremado los medios de examen, llevando una escrupulosa observación del enfermo, sometiéndolo á la experimentación fisiológica y ejecutando todos los análisis é investigaciones que exige la ciencia moderna para la formación del diagnóstico.—A ello se agrega una correcta interpretación de los fenómenos observados y una buena ilustración médica. Fué calificado con la nota 20, es decir, la más alta, y el jurado acordó asignarle la medalla de oro, primer premio del concurso."
" E l trabajo presentado con el lema Vidius, es también de bastante mérito; el autor expone en él, con notable lucidez, el cuadro clínico de un caso muy interesante de ancuri-ma cirsuide, en cuyo diagnóstico y tratamiento, revela amplios conocimientos y prolijo métododeexamen clínico.—En la votación obtuvo la nota 19 y el jurado le asignó el segundo premio, ó sea una medalla de
i plata." " E l tercer premio ó sea una men-
¡ ción honrosa, corresponde al traba-i jo firmado Malato, que obtuvo la i nota 17, es en resumen, una concep
ción terapéutica desprendida de una serie de observaciones clínicas muv prolijas, notable no solo por su originalidad, sino por la importancia del asunto, que si bien requiere todavía confirmarse en mayor número de casos, revela estudio del tema y constancia y laboriosidad en la observación y experimentación clínicas."
"Concluida la calificación, se abrieron los sobres que contenían los
*
ÍJA CRÓNICA MEDICA 259
nombres de los autores de los tres trabajos premiados, teniendo la satisfacción de saber que ellos pertenecían á los señores:
Justo L . Castro Gutiérrez, (Lo-redam)
César Sánchez Aizcorbe (Yidius) Justo L . Castro Gutiérrez (Ma-
lato) y se quemaron los sobres correspondientes á los trabajos restantes.'*
" E l jurado felicita á los señores premiados, pero cumple un deber de justicia al declarar, que todos trabajos presentados han sido meritorios 3' dignos de las tradiciones de la sociedad "Unión Fernandina."
Después de la lectura de este informe el Señor Presidente Dr. Sanchez Concha dió cuenta de la marcha de la sociedad en el año que ha terminado; y en seguida los Sres. Castro Gutiérrez y Dr. Sanchez Aizcorbe leyeron sus trabajos premiados el primero de los cuales, en otro lugar, tenemos el gusto de publicar.
L a Junta Directiva para el nuevo año social está compuesta de los siguientes señores:
Presidente, doctor Eduardo Sanchez Concha (reelecto)
l c r . vicepresidente, doctor Enrique León García (reelecto)
2 9 vicepresidente, doctor Rómulo Eyzaguirre (reelecto)
Secretarios, doctor Miguel C. Al-jovín y Sr. Luis A. Chavez Velando (reelectos)
Tesorero, doctor Adán H . Mejía (reelecto)
Vocal de la junta económica, doctor Daniel E . Lavorería.
Bibliotecarios, señores Justo L . Castro Gutiérrez y Julio Gast iaburú.
Pro-secretario, señor Augusto Dammert (reelecto)
Publicaciones recibidas Memorias de la real Academia de
Ciencias y Artes de Barcelona: Júpiter en 1901 por el Académico
Sr. D.José Comas Sola; publicada en abril de 1902.
La "Nova Persei" por el Académico D. José Comas Sold; publicada en abril de 1902.
Comparación fia temática entre los distintos modos de calcular los descuentos simple y compuesto por el Académico numerario D. Antonio Torrents v Monner. Publicado en marzo de 1902.
Del infinito por el Académico numerario D. Luis Rouviére. Publicada en marzo de 1902.
De la importancia de los laboratorios de fisiología en el adelanto de las ciencias médicas por el Académico numerario Bxcmo. Sr. Dr. D. Ramón Coll y Pujol. Publicada en marzo de 1902.
Enciclopedia de Ginecología publicada bajo la dirección de J . Veit, de la UniverskUid de Leiden, con la colaboración de distinguidos profesores. Versión Castellana de los Drs. D. Isidoro de Miguel y Viguri, D. Rafael del Valle, D.Silvio Escolano, D. Miguel Ga3*arrc, D. Gaspar Sen-tiñón y D. José Palancar. Precedido de un prólogo por el Dr. D. Eugenio Gutierrez, individuo de la Real Academia de Medicina de Madrid y E x presidente de la Sociedad Ginecológica Española.
Defiriendo á nuestra solicitud, nos han sido enviados por su editor D. Rafael Ulecia \' Cardona, los cuatro últimos cuadernos de esta interesante obra.
Nada puede agregarse á los justos elogios que de esta enciclopedia hace la prensa médica universal. E n conformidad con su nombre, enciclopedia, abraza cuanto la ciencia médica y quirúrgica alcanza en el ramo de enfermedades de señoras.
Proyecto de organización del movimiento científico mundial, escrito en
! inglés, español, francés, alemán é I italiano, por el Dr. E . M. Carazzutti
•
LA CnOXTCA MENICA
de Buenos Aires, dedicado á ¡*lr Andrew Carnegie.
Buenos Aires, 1902.
Manual de Terupeutica Médica publicado bajo la dirección de O. M. Debove, miembro de la Academia de Medicina, decano de la Facultad de Medicina de París 3' Ch. Achard, Agregado á la Facultad de Medicina, médico de los hospitales.
Traducido al castellano por D. Patricio Marco y PonS, medico—cirujano.
Tomo I.—Enfermedades del aparato respiratorio, del aparato circulatorio y de la sangre. Con 25 figuras intercaladas en el texto.
Madrid. Hernando y C° editores. Arenal 11 á Quintana 3 1 .
L a obra constará de 3 tomos en 4 V prolongado de 700 páginas próximamente cada uno é impor ta rá 50 francos, más el precio dé los regalos y del franqueo. L a s demáscon-diciones de la suscrición se hallan en el prospecto que adjunto nos ha enviado la casa editora, y pueden verlo en esta administración los sórores que deseen adquirir esta importante obra.
Fisiología humana. — Por Luigi Luciani, traducida del italiano por P. Ferrer Piera. —Yirgili editores.— Barcelona calle de Valencia 301.
"Hemos tenido el placer,de recibir los primeros cuadernos traducidos de la obra de Fisiología, publicada en italiano por el célebre fisiólogo Luciani, Director del Instituto Fisiólogo de la Real Universidad de Roma.
No cometeremos la osadía de presentar el autor, quien bien conocido es por todo médico medianamente ilustrado, solo nos concretaremos á dar el aviso para que llegue á oídos de los médicos cubanos que no traducen el italiano.
Pero no podemos resistir--el deseo de copiar un pár ra fo de la carta que otro insigne fisiólogo. Masso, dirige á Luciani cuando apareció la obra en italiano.
"Ayer recomendé calurosamente tu tratado á mis alumnos " No puedo negarte esta satisfacción, y luego lo hago con el mayor placer, porque realmente eres digno de nuestro mayor encomio.
Recomendamos su adquisición a los compañeros".
Hemos recibido los doce primeros cuadernos.
Formulaire des médicaments nou-veaux pour 1002 por H . Bocquillon— Limousin docteuren pharmacie de 1' Université de París. Introduction parle docteur Huchard, medecin des hopitcaux. 1 vol. in 18 de 322 pages, cartonné. (Librairie J . B . Bailliere et fils, 19, rue Hautefeui-lle, París)—Príy, 3 francs.
E l año de 1901 ha visto nacer un gran número de medicamentos nuevos: E l Formulario de B O C Q U I L L O N , LIMOUSIN está al corriente de dioses el que registra las novedades á medida que se producen.
L a edición de 1902 contiene gran número de artículos sobre los médicamente s introducidos recientemente en la terapéutica que no han encontrado todavía lugar en ningún formulario, aún de los más recientes.
E l señor doctor Leonardo Varas, de Lima, dice en extracto á los señores Scott v Bowne de Nueva York, con fecha 17 de abril, 1893:
"Me es sumamente grato participar á Uds. que habiendo propinado ámis enfermos desde hace algún tiempo la Emulsión de Scott en las enfermedades de los bronquios y de los pulmones, he obtenido resultados positivos y verdaderos."
No hay duda alguna que ¡a Emulsión de Scott no tiene igual para fortificar los pulmones, producir uerzas y crear carnes.
Imp. de San Pedro - 2SS10