La correspondencia Ferrari-Conforti El consuelo de una amistad cristiana Conforti SPA... · 2011....

6
C uando dos santos se encuentran, a menudo se instaura entre ellos una relación profun- da, basada sobre el hecho de que ambos viven la realidad bajo la luz especial de la voluntad de Dios y vibran al unísono frente a su modo, para nosotros extraño, de pensar y de actuar. Pero es también interesante notar que esta orientación fuerte hacia Dios a menudo hace que entre ellos nazca una amistad humana fruc- tífera para ambos. Quizá sin saberlo, se apoyan en el camino de la vida, ayudándose el uno al otro a descubrir lo que Dios quiere de ellos. Esto ocurrió sin duda alguna con el carde- nal Andrea Carlo Ferrari y con monseñor Gui- do Maria Conforti, su seminarista y luego, co- mo él, obispo de la Iglesia italiana. Dos carac- teres muy distintos pero, precisamente por esto, capaces de conseguir una profunda complementariedad y una verdadera unión espiritual por el bien del pueblo de Dios bajo su cuidado. Con motivo de la canonización de monse- ñor Conforti, podemos humanamente afirmar que sin la influencia de Ferrari desde su más tierna juventud probablemente Guido Con- forti no hubiera sido uno de los obispos más significativos de la Iglesia italiana de comien- zos del siglo XIX y quizá ni siquiera hubiera lle- gado a santo. padre Rino Benzoni superior general de los javerianos El consuelo de una amistad cristiana La correspondencia Ferrari-Conforti De izquierda a derecha, monseñor Guido Maria Conforti y el cardenal Andrea Carlo Ferrari San Guido Maria Conforti y el beato Andrea Ferrari E s sabida la amistad entre el cardenal Andrea Carlo Fe- rrari, arzobispo de Milán, y monseñor Guido Maria Conforti, arzobispo de Ravenna y luego obispo de Parma. Andrea Carlo Ferrari nació en Lalatta (Parma) el 13 de agosto de 1850; ordenado sacerdote en 1873, fue rector del seminario obispal de Parma desde 1877 hasta 1890, año en el que fue nombrado obispo de Guastalla. En 1891 fue nombrado obispo de Como y en 1894 arzobis- po de Milán y cardenal. Murió el 2 de febrero de 1921, tras veintisiete años de gobierno de la archidiócesis de Milán. Fue beatificado por Juan Pablo II en 1987. Guido Maria Conforti nació en Casalora di Ravadese (Par- ma) el 30 de marzo de 1865; recibió la ordenación sacerdotal en 1888. Fue ordenado arzobispo de Ravenna en 1902, y nombrado obispo de Parma en 1907. Murió el 5 de noviem- bre de 1931. Fue proclamado beato el 17 de marzo de 1996 y será canonizado el 23 de octubre de este año.

Transcript of La correspondencia Ferrari-Conforti El consuelo de una amistad cristiana Conforti SPA... · 2011....

Cuando dos santos se encuentran, a menudose instaura entre ellos una relación profun-

da, basada sobre el hecho de que ambos vivenla realidad bajo la luz especial de la voluntad deDios y vibran al unísono frente a su modo, paranosotros extraño, de pensar y de actuar.

Pero es también interesante notar que estaorientación fuerte hacia Dios a menudo haceque entre ellos nazca una amistad humana fruc-tífera para ambos. Quizá sin saberlo, se apoyanen el camino de la vida, ayudándose el uno alotro a descubrir lo que Dios quiere de ellos.

Esto ocurrió sin duda alguna con el carde-nal Andrea Carlo Ferrari y con monseñor Gui-do Maria Conforti, su seminarista y luego, co-mo él, obispo de la Iglesia italiana. Dos carac-

teres muy distintos pero, precisamente poresto, capaces de conseguir una profundacomplementariedad y una verdadera uniónespiritual por el bien del pueblo de Dios bajosu cuidado.

Con motivo de la canonización de monse-ñor Conforti, podemos humanamente afirmarque sin la influencia de Ferrari desde su mástierna juventud probablemente Guido Con-forti no hubiera sido uno de los obispos mássignificativos de la Iglesia italiana de comien-zos del siglo XIX y quizá ni siquiera hubiera lle-gado a santo.

padre Rino Benzonisuperior general de los javerianos

El consuelo de una amistad

cristiana

La correspondencia Ferrari-Conforti

De izquierda a derecha, monseñor Guido Maria

Conforti y el cardenal Andrea Carlo Ferrari

San Guido Maria Conforti y el beato Andrea Ferrari

Es sabida la amistad entre el cardenal Andrea Carlo Fe-rrari, arzobispo de Milán, y monseñor Guido Maria

Conforti, arzobispo de Ravenna y luego obispo de Parma.Andrea Carlo Ferrari nació en Lalatta (Parma) el 13 de

agosto de 1850; ordenado sacerdote en 1873, fue rectordel seminario obispal de Parma desde 1877 hasta 1890,año en el que fue nombrado obispo de Guastalla. En1891 fue nombrado obispo de Como y en 1894 arzobis-po de Milán y cardenal. Murió el 2 de febrero de 1921,tras veintisiete años de gobierno de la archidiócesis deMilán. Fue beatificado por Juan Pablo II en 1987.

Guido Maria Conforti nació en Casalora di Ravadese (Par-ma) el 30 de marzo de 1865; recibió la ordenación sacerdotalen 1888. Fue ordenado arzobispo de Ravenna en 1902, ynombrado obispo de Parma en 1907. Murió el 5 de noviem-

bre de 1931. Fue proclamado beato el 17 de marzo de1996 y será canonizado el 23 de octubre de este año.

¬

Mercoledì ultimo scorso, venivo chiamato a Roma a mezzo di pressagiungevo e mi presentavo, circa alle ore 10, al Prelato il quale con grandsere ricevuto in udienza dal santo Padre che desiderava parlarmi. AllSommo Pontefice assieme a mons. Maffi, attuale amministratore di Rpendomi dar ragione di quanto succedeva, ma quando poi Sua Santità mons. Maffi, mi sentii come venir meno e proruppi in lacrime. Pregai i

dottrinabisogni presenti del Seminario delle Missioni da me di recente fondato, m

Nombramiento para Ravenna

Conforti había fundado en Parma en 1895 el Instituto emiliano para lasmisiones extranjeras, que se convertiría en congregación religiosa tres añosdespués. El obispo de Parma le había nombrado vicario general de la dióce-sis de Parma ya en 1895. El 16 de mayo de 1902 fue a Roma, llamado porel papa León XIII, quien le comunicó que le había nombrado arzobispo deRavenna. En la carta al cardenal Ferrari, Conforti cuenta el aconteci-miento y expresa su desazón por el nombramiento. Acepta en obediencia alPapa, convencido de que hacía la voluntad de Dios. No falta un velado ra-papolvo a quien contribuyó a su nombramiento. La alusión al cardenal Fe-rrari es evidente.

En la carta de respuesta del cardenal puede verse la gran estima en quetenía a Conforti.

Monseñor Conforti al cardenal Ferrari

Parma, 22 de mayo de 1902

Eminencia:Con espíritu agitado por miles de afectos y sentimientos y no sin confusión me dispongo esta

vez a escribir a V.E., a quien nunca pude ocultar nada de lo que de alguna manera me afectara.El miércoles pasado se me convocaba en Roma por medio de una carta urgente, e inmediata-

mente me puse en camino rumbo a aquella ciudad, llegando al día siguiente y presentándome, ha-cia las 10, ante el prelado, el cual, para mi gran sorpresa, me invitaba al Vaticano para las 18 horasdel mismo día, para ser recibido en audiencia por el Santo Padre, que deseaba hablarme.

A la hora convenida me llegué allá e inmediatamente me llevaron ante la augusta presencia delSumo Pontífice, junto a monseñor Maffi, actual administrador de Ravenna, que también había si-do llamado con urgencia. El corazón me latía fuertemente sin poderme explicar lo que estaba pa-sando, pero cuando Su Santidad me dijo que me destinaba a arzobispo de Ravenna, dándome co-mo auxiliar a monseñor Maffi, sentí que me desmayaba y rompí a llorar. Rogué al Santo Padre queme librara de tanto peso, alegando mi poca virtud y doctrina, mi inexperiencia, mi maltrecha sa-lud, la debilidad de mi carácter, las necesidades presentes del Seminario de las Misiones que acabode fundar, pero ninguna de estas razones fue aceptada. Le rogué que invirtiera las partes, poniendoen mi lugar a monseñor Maffi, frente al cual bajo todos los aspectos puer sum et nescio loqui, pero envano. Le rogué, en fin, que si era su voluntad que yo fuera obispo, que por lo menos me diera unadiócesis menos ilustre e importante que Ravenna, y a esta última réplica, con timbre bastante de-

De la correspondencia Ferrari-Conforti ofrecemos solo cinco cartas que se refieren a dos momentos

dramáticos de la vida de Conforti: su nombramientocomo arzobispo de Ravenna y su dimisión de aquella

sede por motivos de salud

¬

Guido Maria Conforti,arzobispo de Ravenna

5330DIAS

Mercoledì ultimo scorso, venivo chiamato a Roma a mezzo di pressagiungevo e mi presentavo, circa alle ore 10, al Prelato il quale con grandre ricevuto in udienza dal santo Padre che desiderava parlarmi. All’oSommo Pontefice assieme a mons. Maffi, attuale amministratore di Rpendomi dar ragione di quanto succedeva, ma quando poi Sua Santità mons. Maffi, mi sentii come venir meno e proruppi in lacrime. Pregai idottrina,

la mia inesperienza, la malferma salute, la debolezza del mio carattere,

cidido me respondió con estas precisas palabras, que nunca podré olvidar: «No siga insistiendo nimucho menos encarguéis a otros que lo hagan porque entonces me obligará a una orden imperio-sa. Al Vicario de Cristo hay que obedecerle inmediatamente. Le he invitado a venir en persona aRoma precisamente para abreviar los trámites y para que oyera de la boca misma del Papa lo que éldesea de usted. Dispóngase, pues, a cumplir la voluntad de Dios, que copiosamente le concederásu gracia».

Salí del Vaticano muy agitado y durante la noche me atacó una fiebre muy alta. ¡Oh, qué inade-cuado me siento para la misión que se quiere encomendar a mi debilidad! Solo el pensamiento decumplir la voluntad divina, de la que no puedo dudar porque me ha sido manifestada por el Vica-rio de Cristo, me regala cierto consuelo.

Solo la esperanza de hallar en el nuevo oficio, al que estoy obligado por la obediencia, almasbuenas que querrán ayudarme y sabrán compadecerme me transmite algo de valor. Quiera elCielo que quienes han contribuido con buen fin a mi nombramiento no se arrepientan luegopor mi culpa. A principios del próximo mes, si me lo permite, me acercaré a importunarle, puessiento gran necesidad de abrir mi ánimo a V.E., que siempre me ha prodigado benevolencia ycompasión.

El cardenal Ferrari a monseñor Conforti

Milán, 22 de mayo de 1902Monseñor reverendísimo:Libre ya de la obligación del secreto, muy distinto del que me confió sor Ghezzi, le mando estas

letras; pero mis palabras podrían casi casi airear las de san Bernardo (pese a ser yo todo menos san-to) cuando escribía por primera vez a Eugenio III, recién elegido Papa. En aquel antiguo Padre po-dría encontrarme de alguna manera también yo; y si las cosas van de este modo, el padre se conver-tirá en hijo, y el hijo en padre.

Pero dejemos a un lado todo esto; y puesto que no dispongo de tiempo, como tampoco usted lotendrá en estos días, sin tantas ceremonias le presento mis congratulaciones, y si no las acepta, en-tonces se las presento a Ravenna, y a usted le desearé todas esas gracias que le serán indispensablespara ser de verdad un buen Cireneo. Sin embargo, será muy fácil para usted imaginarse con quéplacer le vería; pero un poco porque no tendrá tiempo, y más que un poco soy yo que non sum dig-nus. Y con afectuosa reverencia, quedo afmo. suyo en el Señor,

+ Andrea C. Card. Arz.

La renuncia a Ravenna

El arzobispo Conforti tuvo que ponerse al frente de una diócesis en la que la propaganda anticlericalhabía alejado al pueblo de la fe: las iglesias estaban desiertas, no se bautizaba ya a los niños y ni si-quiera se llevaba a los muertos a la iglesia. Además, encontró un clero dividido en partidos opuestos.Las dificultades y el clima influyeron en su ya precaria salud. En 1904 el arzobispo sufrió varios de-rrames de sangre, hasta el punto que se llegó a pensar que tenía una tuberculosis galopante. Por esodecidió presentar su dimisión al Papa. Le cuenta al cardenal las razones de este grave paso y le pideque medie para conseguir la aprobación del santo padre Pío X.

La correspondencia Ferrari-Conforti

54 30DIAS

ante lettera, e tosto messomi in viaggio a quella volta, il giorno appresso vide mia sorpresa mi invitava in Vaticano per le 18 del giorno stesso per esse-’ora convenuta mi trovai colà e tosto venni messo all’augusta presenza del

Ravenna, chiamato esso pure d’urgenza. Il cuore forte mi batteva non sa-mi disse che mi destinava arcivescovo di Ravenna, dandomi ad ausiliare

il S. Padre a risparmiarmi un tanto peso, adducendo la poca mia virtù e

i bisogni presenti del Seminario delle Missioni da me di recente fondato,

El arzobispo Conforti al cardenal Ferrari

In omnibus Christus!

Parma, 11 de septiembre de 1904

Eminentísimo Príncipe:Permítame que abra mi corazón a V.E. con esa confian-

za que me inspira su bondad e implorar su apoyo en estegrave momento, que quizá le cause pesar, pero que habráde reconocer que para mí es indispensable.

Desde que llegué a Ravenna mi pobre salud ha venidocontinuamente degradándose y ahora me encuentro en unestado muy poco halagüeño. El año pasado, entrando enla estación estival, que en Ravenna es muy calurosa y bo-chornosa, me entró una tos continua, insomnio y frecuen-tes fiebres que duraron más de tres meses, hasta el puntoque los médicos llegaron a creer que se trataba de una tu-berculosis incipiente. El mes de agosto me trasladé algúntiempo a Parma y el aire de allí y los cuidados asiduos de-terminaron en mí una notable mejoría, por lo que volví a mi sede y al trabajo con discreto optimis-mo. Sin embargo, no tardé en darme cuenta de un notable empeoramiento, y, en efecto, no ha pa-sado mes que no haya tenido que guardar cama durante algunos días. Además, el regreso de la esta-ción estival me ha provocado los acostumbrados ataques de tos y fiebre que he intentado soportarsin darles demasiada importancia, cumpliendo lo mejor que podía mis obligaciones, lo cual hacontribuido al empeoramiento de mi salud, cosa de lo que pueden dar fe los no infrecuentes espu-tos de sangre, que siempre oculté a los de casa para no entristecerlos.

A finales del pasado mes de julio fui a Parma, donde aún me encuentro, pero en condicionesbastante deplorables. A primeros de agosto tuve dos derrames de sangre, a pocos días de distan-cia, y si en estos días, gracias a los diligentes cuidados a los que me he sometido, me siendo mu-cho mejor, no puedo decir que me haya curado del todo, pues aún echo de vez en cuando espu-tos sanguinolentos. No le oculto a V.E. que este conjunto de cosas me provoca mucho dolor, nopudiéndome esperar que en un futuro mi salud alcance mejoría, máxime cuando pienso quetambién en el pasado tuve siempre, ya desde mi más tierna infancia, una gran tendencia a las en-fermedades del pecho.

Pero mucho más dolor me causa el pensamiento de no poder desarrollar en Ravenna toda la ac-tividad y energía que la gravedad de las condiciones morales locales requerirían. Aquella ilustrediócesis ha caído muy bajo por el hecho de que desde hace cincuenta años siempre ha sido gober-nada por arzobispos que, pese a su encomiable piedad y doctrina, llegaban a esta sede ya viejos yenfermos, por lo que bien poco pudieron hacer por el bien de la misma.

El pensamiento, pues, que también por mi causa se haya de prolongar este doloroso estado decosas me aflige profundamente y no me deja ni un instante de paz. Por ello, y no ya por las cruces ypenas inseparables del ministerio episcopal, llegué a la engorrosa determinación de presentar a lasaugustas manos del Santo Padre mi dimisión, lo cual hice hace algunas semanas. Recibí respuestade que su Santidad no podía aceptar mi renuncia y me proponía que eligiera un auxiliar o un co-

Guido Maria Conforti

¬

5530DIAS

Mercoledì ultimo scorso, venivo chiamato a Roma a mezzo di pressagiungevo e mi presentavo, circa alle ore 10, al Prelato il quale con grandre ricevuto in udienza dal santo Padre che desiderava parlarmi. All’oSommo Pontefice assieme a mons. Maffi, attuale amministratore di Rpendomi dar ragione di quanto succedeva, ma quando poi Sua Santità mons. Maffi, mi sentii come venir meno e proruppi in lacrime. Pregai idottrina,

la mia inesperienza, la malferma salute, la debolezza del mio carattere,

adjutor de mi confianza. Respondíagradeciéndole la atención, pero almismo tiempo insistiendo en la re-nuncia, haciendo notar sumisa-mente que esa opción hubiera crea-do un estado de cosas anormales,que hubiera podido durar muchotiempo, dada mi edad no tan avan-zada, sin contar que la Mensa, pese aque se cree que es muy rica, no ofrecía margen suficiente para una compensación económica al co-adjutor. Aún no he recibido respuesta a esta replica mía, por lo que ruego cuanto puedo y sé a V.E.que haga valer sus buenos oficios ante el Santo Padre.

No es vano temor lo que me lleva a dar este grave paso, sino el deseo de mayor gloria de Dios yde mayor bien de las almas, que sin duda se conseguiría con mi renuncia. Ravenna necesita unobispo capaz de toda la energía y actividad, y yo me siento físicamente inadecuado para la grave ta-rea. Por mi parte no pido más que poderme retirar a la soledad de mi Instituto para las Misiones,donde dedicaré el resto de mis días, que no pueden ser muchos, a educar a tantos queridos jóvenesque anhelan las pacíficas conquistas de la fe y el martirio. Esta es mi única aspiración en esta tierra.

Si el Santo Padre desea asignarme algún sostén pecuniario yo lo aceptaré con agradecimiento abeneficio de la humilde Obra, a la que he consagrado todas mis fuerzas. Perdóneme también estavez si abuso de su bondad, que sé que es muy grande, y bendígame.

Respuesta del cardenal Ferrari

J.M.JExcelencia ilustrísima y reverendísima:El Santo Padre, muy a su pesar, ha tenido que reconocer el grave peso de las razones aducidas

por V.E. en su instancia, y ya está pensando en cómo actuar en esa diócesis. He añadido una alu-sión al sostén pecuniario, y ha respondido que, como es justo, sabrá tenerlo en cuenta. Con granpena he realizado la tarea que me había mandado, pero con Vd. he levantado los ojos al Cielo y hedicho: “Fiat voluntas Dei”. Sin embargo, deseo que la Providencia le depare seguir haciendo toda-vía mucho bien; y una vez que recupere completamente la salud, especialmente mediante el abso-luto reposo, podemos esperar que V.E. prodigue sus fuerzas y su santo celo no solo en su Semina-rio, sino también en la querida diócesis parmense.

Siento mucho tener que pasar por Génova, pues salgo hoy a las 2.40, porque me hubiera gustado ha-cerle una visita en Parma. ¿No podré verle en Milán más adelante? Para mí sería una gran alegría, y espe-ro que así sea.

El Santo Padre le bendice con todo cariño, y yo le renuevo mi veneración profunda, besándolehumildemente las manos.

De V.E. Revma,Roma, 16 de septiembre de 1904

humilmo. devmo. afmo.+Andrea C. Cardenal Ferrari

Arz. de Milán

56 30DIAS

Guido Maria Conforti, obispo de Parma

ante lettera, e tosto messomi in viaggio a quella volta, il giorno appresso vide mia sorpresa mi invitava in Vaticano per le 18 del giorno stesso per esse-’ora convenuta mi trovai colà e tosto venni messo all’augusta presenza del

Ravenna, chiamato esso pure d’urgenza. Il cuore forte mi batteva non sa-mi disse che mi destinava arcivescovo di Ravenna, dandomi ad ausiliare

il S. Padre a risparmiarmi un tanto peso, adducendo la poca mia virtù e

i bisogni presenti del Seminario delle Missioni da me di recente fondato,

El arzobispo le da las gracias y afirma de nuevo las razones de la renuncia: «Loprivado ha de claudicar ante el bien común; y yo de buen grado he cumplido estesentimiento para mí obligado».

In omnibus Christus!

Parma, 18 de septiembre de 1904

Eminentísimo Príncipe:Nada más recibir su venerada misiva, me acerqué a la capilla para dar gracias al Señor por la gra-

cia conseguida, y ahora satisfago el deber de expresarle a V.E. mi más viva gratitud por los buenos yeficaces oficios ante el Santo Padre para que fueran oídos.

Me siento como si hubiera renacido, ahora que he sido liberado de esa inmensa cruz que, hacedos años, se me imponía y que yo aceptaba para agradar al Vicario de Cristo. Acostumbrado a reco-nocer en los acontecimientos humanos la voluntad de Dios, que todo lo dispone por nuestro bien,no siento ningún remordimiento por el paso engorroso que he dado, frente a las dificultades no le-ves que me impedían poder hacer todo ese bien que yo hubiera querido. Antes bien, creo haberrea lizado un sagrado deber al preocuparme de que se mande a Ravenna a un arzobispo que pueday sepa hacer lo que yo, por mi maltrecha salud, solo hubiera podido desear hacer.

Lo privado ha de claudicar ante el bien común; y yo de buen grado he cumplido este sentimiento paramí obligado. De ahora en adelante mis pensamientos y mis cuidados irán dirigidos a educar para elapostolado católico a tantos queridos jóvenes; una ocupación disconforme con el excelso carácter epis-copal del que contra todo mérito fui distinguido. V.E. siempre bueno, siempre paternal conmigo, ayúde-me con sus oraciones para que pueda alcanzar este objetivo nobilísimo y saludable y de ese modo por lomenos siga siendo útil a la Iglesia de Dios en los años, quizá no muchos, que aún me quedan de vida.

Agradezco a V.E también la hermosa carta pastoral que me ha mandado como regalo y la ama-ble invitación que me hace de llegarme hasta Milán. Es muy vivo el deseo que siento de volver a very rendir homenaje a V.E. para que deje pasar largo tiempo antes de realizarlo.

Le beso con profunda reverencia la Sagrada Púrpura y con exuberante reconocimiento y grati-tud, me pongo a su disposición, eminentísimo Príncipe.

Devotísimo, obligadísimo, afectísimo Hijo en Cristo

Guido M. Arzobispo

Así termina la historia de Ravenna y monseñor Conforti volvió a Parma a su Ins-tituto. Tras recuperarse bastante bien, fue nombrado por el papa Pío X en 1907 co-adjutor del obispo de Parma con derecho a sucesión. Cosa que ocurrió a finales dediciembre de aquel año, y gobernó la diócesis durante 24 años, hasta su muerte. Laamistad con el cardenal Ferrari y el intercambio de cartas duraron hasta la muertedel cardenal en 1921.

Al cuidado del padre Augusto Luca, sx

5730DIAS