La comunidad politica

8
1.499 [01-03-10 / 15-03-10] 151 19 L a DSI considera la política como algo propio de la naturaleza humana: la actividad del ser humano como ser social y vocacionado a la comunión. En ese sentido, cuando la DSI habla de la política se refiere, según los casos, a tres dimensiones de una misma realidad. Primero, a la persona como sujeto, fin y centro de la vida política y de todas las instituciones sociales, que no tienen otro sentido que servir a la persona. En segundo lugar, también se refiere a la sociedad civil, con todas sus institu- ciones. Es decir, al conjunto de relaciones sociales a través * En tres «Temas de la Quincena», que publicaremos sucesivamente, vamos a ofrecer un conjunto de aportaciones de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) que creemos útiles y valiosas para orientarnos sobre cómo superar la crisis política de nuestra sociedad. El contenido de estos tres «Temas de la Quincena» es una síntesis de lo que se plantea en el «Plan Básico de Formación Política de la HOAC». En este primer Tema vamos a considerar el sentido y el valor que tie- ne la comunidad política como institucionalización de la vida social del ser humano. En un segundo Tema abordaremos la mejor forma de orga- nización de la comunidad política, según la DSI: la democracia. Por últi- mo, en un tercer Tema, valoraremos la relación entre la Iglesia y la co- munidad política. Tema de la quincena La comunidad política Sociedad, instituciones sociales y Estado Comisión Permanente de la HOAC

description

Sociedad, instituciones sociales y Estado

Transcript of La comunidad politica

Page 1: La comunidad politica

1.499 [01-03-10 / 15-03-10] 151

19

La DSI considera la política como algo propio de lanaturaleza humana: la actividad del ser humanocomo ser social y vocacionado a la comunión. En

ese sentido, cuando la DSI habla de la política se refiere,según los casos, a tres dimensiones de una misma realidad.Primero, a la persona como sujeto, fin y centro de la vidapolítica y de todas las instituciones sociales, que no tienenotro sentido que servir a la persona. En segundo lugar,también se refiere a la sociedad civil, con todas sus institu-ciones. Es decir, al conjunto de relaciones sociales a través

* En tres «Temas de la Quincena», que publicaremos sucesivamente,vamos a ofrecer un conjunto de aportaciones de la Doctrina Social de laIglesia (DSI) que creemos útiles y valiosas para orientarnos sobre cómosuperar la crisis política de nuestra sociedad. El contenido de estos tres«Temas de la Quincena» es una síntesis de lo que se plantea en el «PlanBásico de Formación Política de la HOAC».

En este primer Tema vamos a considerar el sentido y el valor que tie-ne la comunidad política como institucionalización de la vida social delser humano. En un segundo Tema abordaremos la mejor forma de orga-nización de la comunidad política, según la DSI: la democracia. Por últi-mo, en un tercer Tema, valoraremos la relación entre la Iglesia y la co-munidad política.

TTeemmaa ddee llaa qquuiinncceennaa

Vamos a plantearnos cómo entiende la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) la «comunidad

política» como forma institucionalizada de la vida social del ser humano. Dicho de otrama-

nera, la relación entre sociedad, instituciones sociales y Estado. Para ello, primero que

nada, vamos a intentar clarificar algunos conceptos que utiliza la DSI para comprender

mejor lo que ésta plantea.*

La comunidad políticaSociedad, instituciones sociales y Estado

Comisión Permanente de la HOAC

Page 2: La comunidad politica

de las cuales las personas realizamos nuestra humanidad ysociabilidad, con todas las instituciones que se generan eny para esas relaciones sociales, desde las más básicas comola familia, pasando por instituciones como la empresa, has-ta todas las organizaciones y asociaciones que las personasformamos para esa vida social (sociales, vecinales, de pa-dres y madres de alumnos, sindicales, políticas, culturales,deportivas, ecologistas, pacifistas…). Y, por último, se re-fiere al Estado en dos sentidos: como organización de lanecesaria autoridad para regir ordenadamente la vida so-cial y como conjunto de instituciones al servicio del buen

funcionamiento de la sociedad (lo cual incluye desde lasinstituciones legislativas, ejecutivas o de gobierno, judicia-les, hasta la administración y las instituciones públicas quenecesita la sociedad para preservar los bienes colectivoscomo la enseñanza, la salud, etc.).

Frecuentemente (aunque no siempre, pues en ocasionestambién parece referirse con ella tanto a la sociedad civilcomo al Estado), la DSI utiliza la expresión «comunidadpolítica» (también sociedad política) como sinónimo de Es-tado. Y también utiliza frecuentemente la expresión cuer-

TTeemmaa ddee llaa qquuiinncceennaa

1.499 [01-03-10 / 15-03-10]152

20

LA COMUNIDAD POLÍTICA COMO BÚSQUEDA DEL BIEN COMÚN

«Los hombres, las familias y los diversos grupos que constituyen la comunidad civil son cons-cientes de su propia insuficiencia para lograr una vida plenamente humana y perciben la ne-cesidad de una comunidad más amplia, en la cual todos conjuguen a diario sus energías en or-den a una mejor procuración del bien común. Para ello forman comunidad política según tiposinstitucionales varios. La comunidad política nace, pues, para buscar el bien común, en el queencuentra su justificación plena y su sentido y del que deriva su legitimidad».

(Concilio Vaticano II, «Gaudium et spes», 74)

Page 3: La comunidad politica

pos intermedios como sinónimo de sociedad civil, para re-ferirse a las asociaciones e instituciones que existen entrelas personas y el Estado.

Hechas estas precisiones, y por considerarlo mejor paraexpresar lo que plantea la DSI, nosotros utilizamos la ex-presión «comunidad política» para referirnos a la institucio-nalización de la actividad que las personas realizamoscomo seres sociales y comunitarios, tanto en la sociedadcivil como en el Estado. Así, la comunidad política es elconjunto de las instituciones y relaciones que las personashemos creado para organizar la vida social y abarca tantola sociedad civil como el Estado.

La comunidad política es unanecesidad del ser humano

Las relaciones sociales son propias del ser humano, puesno somos individuos aislados, sino personas que nos reali-zamos como tales en la comunión con los demás. La DSIinsiste siempre en que la persona, por su propia naturale-

za, tiene absoluta necesidad de la vida social, que le permi-te realizar su vocación a la comunión; la sociabilidad es lopropio de nuestra humanidad. Una sociabilidad que de-manda que las personas no seamos objetos sino sujetos yprotagonistas de la vida social.

En razón de esta sociabilidad establecemos multitud derelaciones sociales que se hacen duraderas en el tiempo yfuncionan a través de todo tipo de instituciones sociales,económicas, políticas…, que ordenan la convivencia so-cial. Entre estas instituciones están desde las más básicascomo la familia, pasando por la organización de la produc-ción de bienes y servicios para la vida (como la empresa,por ejemplo), hasta las diversas formas de organización te-rritorial, como el municipio, etc. Y, para responder a nues-tras necesidades y defender mejor lo que consideramosnuestros intereses y nuestros ideales, las personas hemoscreado también multitud de organizaciones y asociacionesde todo tipo, que igualmente son instituciones sociales.Todo ello constituye el entramado de la vida social.

Pero, para poder ser realmente instrumentopara la realización de nuestra vocación a la comu-nión social, todo este entramado de la vida socialnecesita ordenarse y cohesionarse como un todo,armonizando y compaginando todas las diversasiniciativas particulares que surgen de la necesidadde relaciones sociales del ser humano. A esa or-ganización coherente y cohesionada de la vida so-cial es a lo que denominamos comunidad políti-ca. Ésta surge, pues, de la misma naturalezahumana y puede organizarse de diversas formas,pero es absolutamente imprescindible para la re-alización de las dignidad del ser humano. Así loexpresaba Pablo VI: «El hombre, ser social, cons-truye su destino a través de una serie de agrupa-ciones particulares que requieren, para su perfec-cionamiento y como condición necesaria para su

TTeemmaa ddee llaa qquuiinncceennaa

1.499 [01-03-10 / 15-03-10] 153

21

LA COMUNIDAD POLÍTICA NECESITA AL ESTADO

«Pero son muchos y diferentes los hombres que se encuentran en una comunidad política, ypueden con todo derecho inclinarse hacia soluciones diferentes. A fin de que, por la pluralidadde pareceres, no perezca la comunidad política, es indispensable una autoridad que dirija la ac-ción de todos hacia el bien común no mecánica o despóticamente, sino obrando principalmen-te como una fuerza moral, que se basa en la libertad y en el sentido de responsabilidad de cadauno».

(Concilio Vaticano II, «Gaudium et spes», 74).

Page 4: La comunidad politica

desarrollo, una sociedad más vasta, de carácter universal,la sociedad política. Toda actividad particular debe colocar-se en esta sociedad ampliada y adquiere, con ello, la di-mensión del bien común» («Octogessima adveniens», 24).

Porque, efectivamente, la razón de ser y el sentido de lacomunidad política es la búsqueda del bien común que im-plica fundamentalmente la afirmación práctica de la digni-dad de la persona en la vida social, buscando crear las me-jores condiciones sociales que posibiliten la realización deesa dignidad para todas y cada una de las personas. Poreso, el bien común exige priorizar las necesidades y dere-chos de los empobrecidos, para que dejen de serlo.

La comunidad políticanecesita del Estado

Para la DSI la existencia del Esta-do es una necesidad que surge de lamisma comunidad social. Otra cosadistinta es cómo debe ser el Estado.Esta necesidad la concreta la DSI enun triple sentido.

Por una parte, la DSI consideraque el Estado es expresión de la au-toridad que necesita la sociedad. Lacomunidad social es diversa, en ellaexisten intereses diferentes, manerasdiferentes de entender la forma enque hay que organizar la vida social,propuestas diversas ante los proble-mas sociales… Esa diversidad es unbien social que es necesario recono-

cer, respetar y promover para no sofocar la libertad y laresponsabilidad de las personas, elemento esencial de ladignidad humana. Pero, para que sea posible la vida en co-mún, para que no se disuelva la sociedad en la confronta-ción entre esos diversos intereses, perspectivas, visiones dela vida social…, y para resolver humanamente los conflic-tos, es necesaria la existencia de una autoridad, cuya legi-timidad sea reconocida por el conjunto de la sociedad, quearmonice y conjugue esa diversidad, orientándola hacia elbien común e impidiendo que los intereses y posturas par-ticulares se impongan sobre los derechos y la dignidad delos más débiles y sobre las necesidades del conjunto de lasociedad. Esta orientación hacia el bien común es la tareay el sentido de la autoridad en la comunidad política. En

TTeemmaa ddee llaa qquuiinncceennaa

1.499 [01-03-10 / 15-03-10]154

22

LA COMUNIDAD POLÍTICA AL SERVICIO DE LA SOCIEDAD CIVIL

«La comunidad política está esencialmente al servicio de la sociedad civil y, en último análi-sis, de las personas y de los grupos que la componen (…) es precisamente la sociedad civil la quejustifica la existencia de la comunidad política.

El Estado debe aportar un marco jurídico adecuado para el libre ejercicio de las actividadesde los sujetos sociales y estar preparado para intervenir, cuando sea necesario y respetando elprincipio de subsidiaridad, para orientar al bien común la dialéctica entre las libres asociacio-nes activas en la vida democrática. La sociedad civil es heterogénea y fragmentaria, no caren-te de ambigüedades y contradicciones: es también lugar de enfrentamiento entre intereses di-versos, con el riesgo de que el más fuerte prevalezca sobre el más indefenso».

(Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 417 y 418)

Page 5: La comunidad politica

este sentido hay que subrayar que las imágenes idílicas dela sociedad civil falsean la realidad. La sociedad civil es unarealidad contradictoria y conflictiva, en la que existen in-tereses diversos y a veces contradictorios. Todas las perso-nas y grupos no ocupan la misma posición en la sociedadcivil para defender sus derechos. Se corre el real peligro deque los intereses y conveniencias de los más fuertes se im-pongan sobre los de los más débiles, como también de queen nombre de la libertad se atropellen derechos fundamen-tales de las personas.

Tal como la concibe la DSI, la autoridad necesita dispo-ner de poder coercitivo, es decir, poder hacer efectivocuando sea necesario aquello que precisa el bien comúnde la sociedad y reprimir lo que lo niega o amenaza. Pero,ante todo, la autoridad debe ser un poder moral, es decir,basado en su capacidad de orientar a todos y cada uno ha-cia el bien común y en su legitimidad que depende del res-peto y la afirmación práctica de los derechos humanos. Enese sentido, la DSI subraya el carácter de servicio que debetener el ejercicio de la autoridad en la vida social. Por esomismo, la autoridad debe caracterizase por su capacidad

de diálogo y de impulsar mecanismosde participación del conjunto de la so-ciedad en la toma de decisiones y en lamisma elección de quienes ejercen laautoridad.

Pero la necesidad del Estado no deri-va sólo de la necesidad de autoridadque existe en la vida social. Por otraparte, la DSI considera que la comuni-dad política, para orientarse hacia elbien común, necesita una administra-ción adecuada y justa de los bienes co-lectivos. El Estado debe desempeñar lafunción fundamental de organizar unaeficaz administración pública de todolo necesario para un buen ordenamien-to de la sociedad, facilitando el funcio-namiento de todos los servicios que ne-

cesita la sociedad para realizar la convivencia social. Unaadministración pública eficaz es un elemento esencial delbien común. Para ser eficaz, la administración debe ser su-ficiente y contar con los recursos necesarios, pero evitan-do la burocratización que sofoca la vida social y despilfarralos recursos públicos. Para ello es fundamental que se res-pete el principio de subsidiaridad por el cual la administra-ción pública no tiene por qué asumir aquello que la socie-dad civil puede hacer por si misma, sino que debepromover y alentar la propia iniciativa social en la cons-trucción del bien común.

Por último, según la DSI, la comunidad política no nece-sita del Estado sólo para el ejercicio de la autoridad y parala administración pública, sino también para la promociónefectiva de los derechos básicos y fundamentales de laspersonas, con especial atención a los derechos de los em-pobrecidos. Para ello, el Estado debe articular todos aque-llos servicios y recursos públicos necesarios para que estosderechos sean realizables en la práctica. Proteger y afirmaresos derechos como un bien colectivo es tarea esencial delEstado para que la sociedad se oriente al bien común, cre-

TTeemmaa ddee llaa qquuiinncceennaa

1.499 [01-03-10 / 15-03-10] 155

23

«Cuiden los gobernantes de no entorpecer las asociaciones familiares, sociales o culturales,los cuerpos o las instituciones intermedias, y de no privarlas de su legítima y constructiva ac-ción, que más bien deben promover con libertad y de manera ordenada. Los ciudadanos, porsu parte, individual o colectivamente, eviten atribuir a la autoridad política todo poder excesi-vo y no pidan al Estado de manera inoportuna ventajas o favores excesivos, con riesgo de dis-minuir la responsabilidad de las personas, de las familias y de las agrupaciones sociales».

(Concilio Vaticano II, «Gaudium et spes», 75)

Page 6: La comunidad politica

ciendo en justicia y en hacer posible elejercicio de la libertad de las perso-nas. Para ello, el Estado tiene tam-bién el deber de promover elcumplimiento por todos de lasrespectivas responsabilidadesy deberes respecto a la vidasocial.

El Estado alservicio de lasociedad

Según la DSI el Estadonace, pues, de la necesidadque tiene la comunidad políti-ca de ordenarse al bien común.Ahora bien, la DSI subraya quenunca debe perderse de vista que elEstado no es un fin en si mismo, sinosólo un instrumento al servicio de la comuni-dad política. La primacía es de la sociedad civil, a cuyoservicio debe estar el Estado.

Para realizar su servicio al bien común, el Estado debeguiarse por los principios de solidaridad y subsidiaridad,principios que permiten la búsqueda y la construcción delbien común en la sociedad. La solidaridad nace del hechode que no es posible construir una sociedad humana des-de el individualismo, sino sólo desde el reconocimiento deque necesitamos los unos de los otros y de que somos res-ponsables los unos de los otros. La subsidiaridad es condi-ción para vivir la solidaridad, pues para vivir con dignidadnecesitamos poder ejercer la libertad y la responsabilidad.Como podemos avanzar hacia una sociedad más humanaes viviendo desde la solidaridad hecha de libertad y res-ponsabilidad.

La solidaridad implica justicia y, por eso, es en primer lu-gar solidaridad con los empobrecidos. La solidaridad, paraser tal, necesita construirse desde el respeto y la promo-ción de la libertad, la iniciativa y la responsabilidad d las

personas, grupos y organizaciones socia-les. Pues la comunidad política para

guiarse por la solidaridad necesitaguiarse por la promoción de la li-

bertad, iniciativa y responsabi-lidad de las personas, gruposy organizaciones sociales.

El Estado, en su servicioa la sociedad debe ser ga-rante e impulsor de estasolidaridad desde la subsi-diaridad en la comunidad

política. Por eso, la claveestá en el equilibrio que el

Estado debe mantener entresu intervención en la vida social

para garantizar la justicia social ysu respeto y promoción de la libertad

e iniciativa social de las personas y gru-pos.

Cuando falta la debida intervención del Estado, aumen-tan las injusticias y desigualdades sociales y la afirmaciónde los derechos y responsabilidades de las personas se con-vierten fácilmente en pura retórica. Cuando la interven-ción del Estado no respeta el principio de subsidiaridad yse hace excesiva, con actuaciones innecesarias, se corre elreal peligro de sofocar el dinamismo social y la responsabi-lidad de las personas y grupos. Podemos resumirlo de la si-guiente manera, según lo planteó el Concilio Vaticano II:«Para el pensamiento liberal, la democracia es tan solo unprocedimiento para tomar decisiones, que nada dice sobreel contenido de las mismas. Sin embargo, los poderes pú-blicos deben garantizar los derechos socioeconómicos(educación, seguridad social, vacaciones retribuidas, vi-vienda digna, etc.) tanto como los derechos civiles y polí-ticos, lo cual impone correctivos a la concepción liberal deun Estado no intervencionista».

De hecho, el Concilio reconoció que, debido a «la com-plejidad de nuestra época, los poderes públicos se ven obli-

TTeemmaa ddee llaa qquuiinncceennaa

1.499 [01-03-10 / 15-03-10]156

24

«Es deber del Estado proveer a la defensa y tutela de los bienes colectivos (…) cuya salvaguar-da no puede estar asegurada por los simples mecanismos de mercado (…) el Estado y la socie-dad tienen el deber de defender los bienes colectivos, que, entre otras cosas, constituyen el úni-co marco dentro del cual es posible para cada uno conseguir legítimamente sus finesindividuales».

(Juan Pablo II, «Centesimus annus», 40)

Page 7: La comunidad politica

gados a intervenir con más fre-cuencia en materia social, econó-mica y cultural para crear condi-ciones más favorables, queayuden con mayor eficacia a losciudadanos y a los grupos en labúsqueda libre del bien completodel hombre» (GS, 75c). Un Estadodemocrático no es, por tanto, el«Estado mínimo» que propugna elneoliberalismo.

El Concilio pidió, sin embargo,que en sus intervenciones socialesel Estado respete el principio desubsidiaridad (GS, 75b). Esto esimportante. Muchas veces la ex-cesiva intervención del Estado esconsecuencia de una dimisión delos ciudadanos ante sus propiasresponsabilidades (1).

De ahí que para la DSI los tresgrandes peligros que hay que com-batir para lograr un cada vez me-jor servicio del Estado a la socie-dad son el economicismo, laburocratización y la falta de prota-gonismo de la sociedad. Son ennuestra sociedad realidades muyextendidas que desvirtúan el papeldel Estado y debilitan todo el fun-cionamiento del sistema social.Frecuentemente dan lugar a unaperversión del mismo papel del Estado que no presta sudebido servicio a la sociedad.

El economicismo, que se extiende cada vez más ennuestra sociedad y que somete las instituciones sociales ydel Estado a la lógica económica del mercado capitalista,negando en la práctica que el Estado deba intervenir en lavida social en defensa del bien común, pues su funciónconsiste fundamentalmente en facilitar que la sociedad seadapte a las demandas del mercado.

La burocratización del Estado, que es el resultado deuna excesiva dimensión de las instituciones del Estado,que tiende a convertirse en un fin en si mismo, que lohace ineficaz en su servicio a la sociedad y que entorpeceel dinamismo de la vida social.

La falta de protagonismo de la sociedad, que se traduceen una ciudadanía pasiva (o en la ausencia de una auténti-ca ciudadanía) y que se extiende cada vez más por influen-

cia tanto del economicismo, que alienta el individualismoque encierra a personas y grupos en la defensa de sus inte-reses particulares con olvido del bien común, como por laburocratización, que diluye la responsabilidad social depersonas y grupos alentando la pasividad.

La comunidad política necesita deuna sociedad civil activa yresponsable

Precisamente como forma de superar esos tres peligros,que pervierten en su raíz el papel del Estado, la DSI subra-ya con mucha insistencia que la comunidad política nece-sita de una sociedad civil activa y responsable. La vertebra-ción de la sociedad civil es condición necesaria para unacomunidad política sana y para conseguir su objetivo deconstruir el bien común.

Porque una sociedad civil activa es la mejor forma decontrolar el poder y de situar en su debido lugar la acción

TTeemmaa ddee llaa qquuiinncceennaa

1.499 [01-03-10 / 15-03-10] 157

25

«Una vida democrática sana cuyo verdaderoprotagonista sea la sociedad, tiene que contar

con una amplia red de asociaciones por mediode las cuales los ciudadanos hagan valer en el

conjunto de la vida pública sus propiospuntos de vista y defiendan sus legítimos

intereses materiales o espirituales»

Page 8: La comunidad politica

del Estado. Pero, sobre todo, porque es la mejor forma deexpresar y realizar la responsabilidad de las personas y gru-pos hacia la vida social y en la construcción del bien co-mún. Sin una sociedad civil bien formada se debilita elejercicio de la libertad, porque se favorece el individualis-mo y la indiferencia hacia lo común. Y la libertad es bási-ca y fundamental para que la sociedad sirva a la dignidadde la persona.

En este sentido, la DSI insiste en dos cosas. Por una par-te, en la importancia de la educación y formación para vi-vir como ciudadanos responsables de la vida política, asícomo en el fundamento ético de la comunidad política.Por otra, en la gran importancia y valor que tienen las or-ganizaciones y asociaciones de todo tipo que vertebran lavida social. La DSI considera que todo esfuerzo dirigido aafianzar el papel de las organizaciones sociales es una con-tribución decisiva al bien común y por ello hay que prestartoda la atención a esta tarea. Sin organizaciones cívicas,culturales, económicas, sindicales, políticas…, que funcio-nen de forma activa y participativa, no es posible orientarla comunidad política hacia el bien común. Las organiza-ciones sociales son decisivas para encauzar la responsabili-dad de las personas hacia el bien común y su participaciónen la vida social, haciendo posible aportar desde diversasperspectivas a la construcción de una sociedad más justa yhumana.

Pero, para ello, es decisivo que las organizaciones socia-les no se conviertan en corporativas, es decir, no se mue-van exclusivamente desde la perspectiva de los interesesparticulares. Para que esto sea así es fundamental, por unaparte, el papel del Estado en el sentido que antes hemosindicado. Y, particularmente, que respetando y promovien-do la iniciativa, la libertad y la responsabilidad de las orga-nizaciones sociales, se preocupe de orientar y animar suactuación desde la perspectiva del bien común. Y, porotra, es imprescindible que las propias organizaciones so-ciales crezcan en voluntad de actuar desde la perspectivadel bien común y cuiden la formación de sus miembros enese sentido, es decir, que contribuyan, cada una desde su

perspectiva y funciones, a la formación de una ciudadaníaética y responsable. ■

Notas:

(1) Luis González-Carvajal Santabárbara, «Iglesia en el corazóndel mundo», HOAC, Madrid 2005, pág. 140.

TTeemmaa ddee llaa qquuiinncceennaa

1.499 [01-03-10 / 15-03-10]158

26

«El servicio a la sociedad y el desarrollo de las libertades requiere alentar y favorecer la exis-tencia de asociaciones civiles encaminadas a fortalecer el ejercicio de los derechos y el cumpli-miento de las responsabilidades de los ciudadanos en el campo de las realidades sociales y po-líticas. Cualquier esfuerzo encaminado a fomentar y vigorizar asociaciones cívicas, culturales,económicas, laborales y profesionales, sociales y políticas (…) ha de ser recibido y apoyado comoun verdadero servicio al enriquecimiento cualitativo de nuestra sociedad»

(Conferencia Episcopal Española, «Los Católicos en la Vida Pública», 72, 125 y 127)

«Una sociedad en la que esdeficiente la vida asociada de los

ciudadanos es una sociedadhumanamente pobre y poco

desarrollada, aunque seaeconómicamente rica y

poderosa»