La CIA Planeó Un Atentado Contra Franco

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 ESPAÑA / LA EXCLUSIVA QUE «PUEBLO» NO PUDO PUBLICAR EN 1975 La CIA planeó un atentado contra Franco GONZALO DE BETHENCOURT / CALÍ (COLOMBIA) Día 16/02/2015 - 10.58h Gonzalo de Bethencourt, corresponsal del diario «Pueblo», envió desde Colombia en abril de 1975 la siguien te crónica per iodístic a, que h a permanecido inédita hasta ho y 

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ABC de Sevilla

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  • ESPAA / LA EXCLUSIVA QUE PUEBLO NO PUDO PUBLICAR EN 1975

    La CIA plane un atentado contra FrancoGONZA LO DE BETHENCOURT / CA L (COLOMBIA )

    Da 16/02/2015 - 10.58h

    Gonzalo de Bethencourt, corresponsal del diario Pueblo, envi desde Colombia enabril de 1975 la siguiente crnica periodstica, que ha permanecido indita hasta hoy

  • ABC

    El periodista cubano Jos Pardo Llada fue el garganta profunda de esta historia

    Los ojos se me vinieron a abrir del todo ms tarde, apenas hace unos das, pero la primera pista me la

    entreg, en una capital iberoamericana por encima del Ecuador, un viejo compaero de moceros -veinte

    aos sin vernos no lograron entibiar nuestra amistad-, convertido en vuelta y revuelta de sucesos y

    profesiones por todo el continente. No podra decir si haba sido, es o ser agente de la CIA mi amigo de la

    juventud, puedo decir que hoy es un intelectual que, cuando la noche comienza a saltar de su negro

    consustancial al blanco de la amanecida y el trago vuela alto, a veces hace confidencias. As salt aquella.

    -Sabes que la CIA plane atentar contra Franco?

    Pero aquella noche habamos hablado de todo lo divino y de todo lo humano y uno tampoco andaba como

    para clavar su atencin en las cosas. Adems, por aquellos das, los peridicos del mundo entero descubran

    demasiado que detrs de las mayores barrabasadas del maquiavelismo internacional apareca siempre la

    Central Intelligence Agency norteamericana. Que si la muerte de Kennedy; que si la cada y martirio de

    Salvador Allende; que si El Chacal intentando asesinar a De Gaulle... Pero me qued con la copla de mi

    amigo.

    Por eso y desde entonces indagu cerca de las personas que cre podan conocer algo del asunto, siempre

    con resultados negativos. As, hasta que en Cali (Colombia), me encontr con Jos Pardo Llada, 52 aos,

    periodista a vena abierta, poltico de primera fila que fue en su patria, capitn del fidelismo, de la primera

    poca antimarxista furibundo, hombre en corazn baado, conocedor por el haz y el envs de casi todo lo

    acontecido en la Amrica que fue espaola, sajona, portuguesa o gala. Jos s saba de qu iba la cosa cuando

    le pregunt sobre la maquinacin citica contra Franco.

    -Tanto s, que a m me toc danzar en esa historia, afirm Pardo Llada, sonriendo. La cosa, segn uno de los

    mejores periodistas que se expresan en castellano, fue as.

  • Invitacin a Espaa

    Pardo Llada, despus de ser diputado de enorme tirn y el periodista ms seguido en Cuba, se meti en la

    guerrilla de Fidel. Cay Batista y Jos ocup puestos principales en aquella inicial administracin,

    revolucionara mas an no definida como marxista, de Fidel Castro. Misiones Importantes junto a Ernesto

    Che Guevara e incluso al lado de Fidel y de Ral. Pero para Pardo, anticomunista visceral, la nueva Cuba

    se deslizaba por caminos que l todava rechaza.

    Total, el exilio para Pardo Llada, quien abandona su patria -nunca desde entonces volvi- la vspera de su

    santo, el 18 de marzo de 1961. La esposa, Mara Luisa, asturiana ella, se queda por el momento en Cuba.

    Primera etapa, Mxico. Pocos das en la tierra azteca. El abandono de la revolucin por parte de Pardo Llada

    ha sido demasiado sonado para que en Mxico -la tierra de donde zarp el Granma para cuajar con unos

    pocos guerrilleros civiles el nico xito, hasta la fecha, iberoamericano de la conquista del estado por un

    puado de jvenes alzados en armas- la estancia del exilado transcurriera sin problemas.

    Hay que marcharse a otra parte. Pardo est pensando en viajar a Brasil, cuando recibe una visita.

    Luis ngel de laViuda

    -Se trataba -me cuenta Jos- de un periodista cuyo nombre olvid pero del que s recuerdo que me dijo que

    trabajaba en ABC de Sevilla. Hombre muy correcto, me explic que era mensajero de una sugerencia para

    que, si quera, me fuese a vivir a Espaa. Me extra la propuesta porque yo no me haba distinguido por mis

    elogios al Gobierno espaol. As se lo expres.

    Su rplica -Precisamente se la hacemos para que usted, Pardo, conozca, al mismo tiempo que la hidalgua

    espaola, la realidad del rgimen que tan duramente critic- termin por convencerme. Adems, estaba el

    que mi mujer es espaola y yo saba que desde La Habana a Madrid se viajaba con facilidad.

    Pardo Llada llega a la capital espaola en los das postreros de marzo de 1961. De inmediato, la Polica le

    protege porque en ciertos crculos oficiales se estimaba que Pardo, fidelista arrepentido, poda tener

    problemas graves con los exiliados batistianos.

    -En esos das conoc al comisario Vicente Reguengo. O Fernndez Reguengo, que creo que acab al frente de

    la Brigada Social de la polica espaola, asegura el periodista cubano.

    El exilado cubano se instala en una pensin cercana a la avenida del Generalsimo. Sale poco. La casa que

    ms visita es la del general Pern -tambin exilado-, con quien mantiene una vieja y buena amistad y a quien

    ayuda en trabajos periodsticos.

  • Que sea Pardo Llada quien hable:

    -Llevara como mes y medio en Madrid cuando una maana recib una llamada de un tal mster Williamson

    quien, por el telfono, me asegur que perteneca a la representacin diplomtica de Estados Unidos en

    Espaa. Quera verme cuanto antes. Acud a la cita en la Embajada. Mr. Williamson -su nombre ahora se me

    escapa de la memoria- era un tipo simptico, rubicundo, de unos 45 aos entonces, con pinta de hroe. Me

    pidi que intercambisemos puntos de vista sobre el periodismo cubano, tanto del fidelista como del

    antifidelista, del que posea un excelente conocimiento. En quince das me llam unas seis veces. De todas

    esas visitas dos cosas me sorprendieron: que me recibiera en el despacho del embajador, quien an no haba

    presentado cartas credenciales y que, una de las veces, me cruzara en la puerta de la oficina con dos

    conocidos comunistas espaoles exilados. Uno de ellos era Jos Luis Glvez, catedrtico en una Universidad

    del sur de Espaa durante la Repblica y que se exil en Cuba despus de la Guerra Civil. Glvez fue -y no s

    si lo seguir siendo- uno de los jerarcas de la poltica educacional de Fidel Castro. Conoc a los dos

    comunistas espaoles en la Casa de la Cultura, situada en la calle del Prado de La Habana. Le salud en la

    Embajada USA de Madrid y a nadie comuniqu mi extraeza, pero por dentro qued convencido de que el

    Gobierno de Franco haba dictado una amnista y que por eso andaban en Madrid, Glvez y su compaero.

    Conferencia poltica entre las delegaciones de EE.UU. y Espaa en1959

    Contina Pardo Llada en su relato:

    -As se desenvolvieron las cosas hasta que, a los quince das, recuerdo que mi mujer haba llegado aquella

    maana a Barajas, recib una orden de Fernndez Reguengo para que me presentase de inmediato en la

    Puerta del Sol, en la Direccin General de Seguridad. Obedec la orden. Fernndez Reguengo no era ese da el

    polica amigo de otras veces, sino el funcionario distante que framente cumple con un deber. Me dijo: Se

    tiene que ir de Espaa maana mismo y no me pregunte por qu; no se lo puedo decir. Me retuvieron all,

    en el despacho del comisario durante dos horas. Me dijeron que me marchase a la pensin para hacer mis

    maletas y salir del pas lo antes posible. No fui a mi casa. Por el contrario, acud a la residencia de Pern para

    contarle mi caso.

    El general investig entre sus amistades y aquella misma tarde, en el hogar del presidente argentino,

    dialogu con un general, cuyo nombre he olvidado pero que era bastante joven y haba combatido en Rusia

    con la Divisin Azul. Al final de nuestra charla, el general me asegur:

  • -No; lo que sucede, Pardo, es que usted es muy amigo del presidente Kennedy. Ese es el informe que de

    usted ha dado nuestra representacin diplomtica en La Habana.

    Pens -y sigue el relato del periodista cubano- que si hubiera estado el embajador Logendio en Cuba -ya

    haba ocurrido el clebre incidente de la televisin- lo de mi amistad con Kennedy podra haber quedado

    bien claro. Cierto que haba hecho dos entrevistas -una que pas por el canal de Televisin a color, que fue

    de Pumarejo, y otra, publicada en Bohemia, a Kennedy cuando todava era candidato. Tambin era el

    responsable de ordenar la publicacin contra el criterio de Fidel, de algn discurso de quien acabara

    acribillado en Dallas. Aunque todo lo que me suceda en Madrid era muy extrao, record que Kennedy se

    haba distinguido por su antifranquismo porque, siendo joven cuando su padre era embajador en Londres, l

    haba estado en Espaa visitando a sus compatriotas de la brigada Abraham Lincoln e inmediatamente

    despus de tomar posesin de la Casa Blanca, organiz un concierto con la intervencin nica de Pablo

    Casals, el violoncelista espaol exilado que muri en Puerto Rico sin retornar a la Patria.

    Snchez Bella aclara

    A pesar de que Pardo Llada argument en casa de Pern, ante el general que haba peleado en la Divisin

    Azul, la realidad de su amistad con John F. Kennedy, se tuvo que largar a toda prisa de Madrid, donde qued

    Mara Luisa, su mujer, con un encargo concreto; averiguar como pudiera las razones verdaderas de la

    expulsin del fidelista arrepentido. La asturiana Mara Luisa logra conectar con Gastn Baquero, tambin

    exiliado cubano, por aquel entonces trabajando como articulista de ABC, destino que creo conserva hoy.

    El texto original dela exclusiva

    Baquero y Pardo mantenan unas correctas relaciones, aunque no ntimas, porque ambos polticamente

    andaban en paralelos muy alejados. Gastn Baquero aclar a la mujer del periodista cubano, tan bien

    recibido y tan mal despedido de Madrid: El problema es -dice Pardo que le dijo Baquero a su esposa- que

    Jos tena relaciones muy cercanas y misteriosas con Mr. Williamson y ste se encuentra en una situacin

    muy difcil con el Gobierno espaol.

    Ando en dilogo con Jos Pardo Llada en Cali. Insiste Jos en el tema con precisiones de profesional que no

    quiere dejar un solo cabo suelto:

    -De Madrid viaj a Pars. All me enter de algo que no haba publicado la prensa espaola, pero s la del

    resto del mundo. En aquellos das finales de junio de 1961, segn la prensa extranjera, intentaron atentar

    contra Franco volando un puente en la carretera Madrid-Cdiz, cuando el generalsimo viaj al sur de

    Espaa. Entonces, record que durante las dos horas que permanec en el despacho de Fernndez Reguengo

    llamaban a ste desde larga distancia y el comisario responda a sus interlocutores: Entonces ah tenis a

    tres o a cinco. Al conocer la noticia del atentado frustrado la relacion con la otra, que tambin

  • conoc en Pars, por aquel entonces detuvieron en Espaa a unos 150 izquierdistas en redadas simultneas.

    Entonces entrev algo del por qu me haban obligado a salir de Madrid con tantas prisas.

    El periodista cubano vuela de Pars a Cali (Colombia), donde acabar, residencindose. Tiempos despus, un

    buen da Pardo est sentado en el bar del hotel Alfrez Real caleo. Entra Alfredo Snchez Bella, entonces

    embajador de Espaa en Colombia. Pardo es buen amigo del que luego sera ministro de Informacin y

    Turismo, a quien haba conocido cuando visit La Habana como director de Cultura Hispnica. Se ven dos

    viejos amigos. Se abrazan. Snchez Bella pregunta a Pardo Llada:

    El presidente Kennedy, en 1963 en su discurso en Berln

    -Y t, qu haces aqu en Cali?

    -El que debe saber la razn eres t, porque de tu pas me echaron

    Snchez Bella sonre. Durante dos das los encuentros entre el embajador y el hombre de prensa cubano

    resultan frecuentes. El tema de la expulsin de Pardo sale a relucir en varias ocasiones. Hasta que Snchez

    Bella aclara:

    -Es que t, Pardo, tienes cada amigo, exclama el diplomtico.

    Extraeza en Pardo. Snchez Bella puntualiza:

    -S, s, entre ellos, Mr. Williamson. T sabes que era el Jefe de la CIA en Europa, con base en Madrid, y que

    andaba conspirando contra Franco, por orden de Kennedy?

    El cubano replica rpido. -Y por qu no botaron a Williamson y a m s?

    -Porque -fue la respuesta del embajador- la cuerda siempre se rompe por lo ms flojo. Adems, Williamson

    sali de Espaa poco despus por va diplomtica.

    En aquel momento Pardo Llada otorg vigencia a un consejo que, en los das madrileos del fidelista de las

    primeras horas le dio el cnsul cubano en Madrid, Antonio Matos: Te debes marchar de aqu y muy pronto;

    hay quien a nivel oficial te considera elemento muy peligroso. Pardo Llada obedeci el consejo no por

  • voluntad propia, sino por insinuaciones clarsimas y policiacas.

    Alfredo Snchez Bella, embajador de Espaa en Colombia / ABC

    La ficha de Williamson

    Ahora, este Mr. Williamson, jefe de la CIA en Europa con sede en Madrid el ao 1961, ya jubilado, se dedica

    al negocio de inversiones en Puerto Rico. Pero, y antes? Que se sepa fue el director financiero de la

    sublevacin en la ciudad cubana de Cienfuegos, contra el Gobierno de Batista. Esto ocurri en 1958. Hubo

    de treinta a treinta y cinco muertos y en la accin participaron comandos fidelistas y tambin miembros del

    Partido Autntico de Carlos Pro Socarrs. De dicha sublevacin s que, en su vertiente civil, estuvo dirigida

    por Emilio Aragons, hoy embajador de Cuba en la Repblica Argentina, y personaje que se halla dentro del

    crculo de amigos ntimos de Fidel.

    Tambin s que Williamson poco antes de organizar, segn Pardo Llada, el fallido atentado de la CIA contra

    el jefe del Estado espaol, mont con xito, en la Europa socialista, otra operacin subversiva contra el

    Gobierno hngaro.

    Todo comenz por una frase en una madrugada cargada de dilogos, de recuerdos sevillanos, de tratar que,

    de pronto a miles de kilmetros, estallasen los melismas de una sole de Triana dicha por Pepe el de la

    Matrona, por ejemplo. Meses despus, en la ciudad colombiana de Santiago de Cali, aquella afirmacin de

    la CIA plane un atentado contra Franco, hall amplia confirmacin por boca de uno de los rozados ms

    directamente por el asunto: Jos Pardo Llana, cubano y periodista.

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