La Alegría de Iniciar Discípulos Misioneros

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    Documento CELAM No. 1??

    LA ALEGRA DE INICIARDISCPULOS MISIONEROSEN EL CAMBIO DE POCA

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    CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO

    Departamento de Misin y Espiritualidad

    Bogot, D.C., Colombia

    2015

    LA ALEGRA DE INICIARDISCPULOS MISIONEROSEN EL CAMBIO DE POCA

    Nuevas perspectivas para la Catequesisen Amrica Latina y El Caribe

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    Con las debidas licencias eclesisticas.

    Reservados todos los derechos, esta publicacin no puede ser reproducida,ni en todo ni en parte, por cualquier medio sin el permiso previo por escrito

    del CELAM.

    Consejo Episcopal Latinoamericano, CELAM

    Departamento de Misin y Espiritualidad

    Carrera 5 N 118-31

    Apartado Areo 51086

    Tel: (571) 587 97 10

    Fax: (571) 587 97 17

    [email protected]

    Bogot, D.C., 2015

    ISBN:

    Centro de Publicaciones

    Avenida Boyac N 169D-75

    Tel: (571) 587 97 10 Exts. 1-307 y 1-562

    Fax: (571) 587 97 12

    [email protected]

    Coordinadores: S.E. Mons. Vctor Snchez Espinosa (CELAM - Mxico)

    Pbro. Felipe de J. de Len Ojeda (CELAM - Mxico)

    Colaboradores:

    S.E. Mons. Orlando Romero Cabrera (Uruguay)

    Magtr. Gladys Carmita Coronado Nuez (Ecuador)

    Hna. Mara Irene Nesi, fma (Venezuela)

    Hno. Enrique Garca Ahumada, F.S.C. (Chile)

    Hno. Balbino Jurez Ramrez (Puerto Rico)

    Pbro. Jos Luis Quijano (Argentina)

    Pbro. Jnison de S Santos (Brasil) Pbro. Luiz Alves de Lima, SDB (Brasil)

    Pbro. Omar Osiris Lpez Garca (Mxico)

    Diseo de cartula:

    ???

    [email protected]

    Diagramacin:

    Doris Andrade B.

    [email protected]

    Impresin:

    ???

    [email protected]

    Impreso en Colombia - Printed in Colombia

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    IIIPROPONER:

    Nuevos horizontes para la catequesis

    III.1. En orden a la Iglesia: Optar por una comunidadcatequizadora en salida misionera y dispuestaa la conversin pastoral

    III.2. En orden a la Catequesis: Optar por una Catequesis alservicio de la iniciacin a la vida cristiana

    III.3. En orden al catequizando: Optar por la catequesis

    de iniciacin a la vida cristiana prioritariamentecon adultosIII.4. En orden al catequista: Optar por un catequista

    testigo, comunicador, acompaante y mistagogo

    CONCLUSIN

    SIGLAS

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    PRESENTACIN

    Aqu est el reto fundamental que afrontamos:mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y

    formar discpulos y misioneros que respondan a lavocacin recibida y comuniquen por doquier, pordesborde de gratitud y alegra, el don del encuentro

    con Jesucristo (DA, n 14).

    El Consejo Episcopal Latinoamericano - CELAM,consciente de su misin de servir a la Iglesia que pere-grina en Amrica Latina y El Caribe, desde sus inicios haprestado una gran atencin y cuidado a la Catequesis,

    ofreciendo en diversos momentos orientaciones para eldesarrollo de la misma, buscando as responder a lasnecesidades de nuestras comunidades y al magisterio dela Iglesia.

    El Documento de Aparecida y, ms recientemente, elPapa Francisco, en su Exhortacin apostlica Evangelii

    gaudium, nos invitan a afrontar el reto de promover yformar discpulos y misioneros que respondan a la voca-cin recibida y comuniquen por doquier, por desbordede gratitud y alegra, el don del encuentro con Jesu-cristo, ante el cambio de poca que nos ha tocado vivir(cf. DA14).

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    Es por ello que el CELAM, por medio del Departa-mento de Misin y Espiritualidad, pone en sus manoseste documento titulado La alegra de iniciar discpulosmisioneros en el cambio de poca. Nuevas perspectivaspara la Catequesis en Amrica Latina y El Caribe.

    Esta publicacin se enmarca en la tradicin de losdocumentos publicados con anterioridad por el DECAT:Lneas Comunes de Orientacin para la Catequesis enAmrica Latina (1986) y La Catequesis en Amrica

    Latina. Orientaciones comunes a la luz del DirectorioGeneral para la Catequesis (1999), los cuales complementay enriquece con el magisterio reciente de la Iglesia univer-sal (Exhortacin apostlica post sinodal Verbum DominiyExhortacin apostlica Evangelii gaudium) y de la IglesiaLatinoamericana (Documento de Aparecida).

    La publicacin es fruto de los encuentros regionales delas Comisiones Episcopales de Catequesis realizados en elpresente cuatrienio y de la profunda reflexin y generosotrabajo del equipo de asesores del rea de Catequesis delDepartamento de Misin y Espiritualidad del CELAM.

    El texto est estructurado en tres grandes apartados

    o captulos:I. ContemplarII. DiscernirIII. Proponer

    En el primer apartado contemplamos el camino queha recorrido la Catequesis en Amrica Latina y El Caribe

    desde el impulso dado a la misma por el Concilio VaticanoII y asumido en las Conferencias Generales del EpiscopadoLatinoamericano y en las Semanas Latinoamericanasde Catequesis. As mismo, observamos el desafo queimplica anunciar la Buena Nueva del Evangelio en este

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    cambio de poca con todos los fenmenos que implica.En medio de este panorama nos descubrimos llamadosa superar la crisis en la transmisin de la fe, impulsandola conversin pastoral y el ardor misionero a travs de laMisin Continental.

    En el apartado del discernir ofrecemos algunos cri-terios de iluminacin en torno a la catequesis. Partimos deun nuevo paradigma: la catequesis es ante todo un procesode iniciacin a la vida cristiana, que busca integrar todas

    las dimensiones de la persona, teniendo como fuente deinspiracin el catecumenado de los primeros siglos, comolo sealan los documentos ms recientes del magisterio.En este nuevo paradigma, el kerigmaes el hilo conductorde todo el proceso catequtico que tiene como finalidadprincipal llevar a la persona al encuentro con Jesucristovivo. De dicho encuentro brota el mpetu misionero de la

    persona. Por tanto, la catequesis en el nuevo paradigmatiene un marcado talante misionero. El desarrollo delnuevo paradigma catequstico exige un nuevo catequista,nuevo tambin en su formacin, para hacer de l un comu-nicador por excelencia de su propia experiencia y relacincon Jess, y tambin exige una comunidad cristiana que

    juegue un papel preponderante en el proceso de fe.

    Finalmente, en el apartado del proponer hacemosalgunas formulaciones entorno a:

    la Iglesia: optar por una comunidad catequizadoraen salida misionera y dispuesta a la conversinpastoral;

    la catequesis: optar por una catequesis al serviciode la iniciacin a la vida cristiana;

    los catequizandos: optar por la catequesis deiniciacin a la vida cristiana prioritariamente conadultos;

    Presentacin

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    los catequistas: optar por un catequista testigo,comunicador, acompaante y mistagogo.

    Ponemos en las manos de Santa Mara de Guadalupe,catequista por excelencia de este Continente, los esfuerzosque en cada Iglesia particular se realizan por impulsar laCatequesis y la formacin de los Catequistas.

    + SANTIAGOSILVARETAMALESObispo Auxiliar de Valparaso, Chile

    Secretario General del CELAM

    Bogot, D.C. mayo de 2015.

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    I

    CONTEMPLAR:Una mirada de fe sobre nuestro tiempo

    Y mir Dios todo lo que haba hecho,y he aqu que era bueno en gran manera.

    (Gn 1, 31)

    1. Como discpulos misioneros de Cristo en AmricaLatina y El Caribe, al inicio del tercer milenio queremoscontemplar nuestra realidad como agentes portadoresde la Buena Noticia del Evangelio. Queremos fijarnos enella desde la perspectiva amorosa del Padre quien busca

    transformarla de tal manera que resurja la bondad conque la cre.

    2. Nos sentimos llamados desde el encuentro conJess a discernir los signos de este tiempo y con la ayudadel Espritu Santo construir la Civilizacin del Amor.

    I.1. ELCAMINOPOSTCONCILIARDELACATEQUESISENAMRICALATINAYELCARIBE

    3. Partimos haciendo memoria agradecida delesfuerzo de tantos evangelizadores, laicas, laicos, consa-

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    grados y presbteros que han hecho posible que la luz delEvangelio siga viva en nuestras tierras1.

    4. La catequesis ha ocupado un lugar destacado ennuestra historia, desde los inicios ha contribuido no slo ala difusin de la Buena Nueva de Jesucristo sino tambina la configuracin y acompaamiento de las comunidadescristianas.

    5. A partir del Concilio Vaticano II, la reflexin cate-

    qutica adquiri un gran impulso que se ha visto refor-zado en la temtica desarrollada por las cuatro siguientesConferencias Generales del Episcopado Latinoamericanoy por la reflexin de las Semanas Latinoamericanas deCatequesis.

    6. La Primera Semana Latinoamericana de Cateque-

    sis, La comunidad catequizadora en el presente y en elfuturo de Amrica Latina, realizada en Quito (1982),intent hacer una lectura catequtica del Documento dePuebla y enfatiz el valor de la comunidad como agenteprimordial de la catequesis. Centrada en la Palabra deDios y con una clara opcin por los pobres, la comunidadse compromete a cuidar la formacin de sus catequistas,

    a asumir la cultura y religiosidad popular, a celebrar sufe en Asamblea Litrgica y a formar cristianos compro-metidos con la liberacin integral, utilizando los mediosms adecuados para esta tarea.

    7. La 18 y 19 Asambleas Ordinarias del CELAMpidieron al Departamento de Catequesis elaborar unaslneas comunes de orientacin para la regin que reco-

    gieran el espritu del Directorio Catequstico General y delas Conferencias de Medelln y Puebla. Dicho documento

    1 Cfr. FRANCISCO. Exhortacin Apostlica Evangelii Gaudium sobre elanuncio del Evangelio en el mundo actual, 13. En adelante: EG.

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    Contemplar: Una mirada de fe sobre nuestro tiempo

    fue presentado en 1986 con el ttulo de Lneas comunesde orientacin para la catequesis en Amrica Latina.Enfatiz la necesidad de una pedagoga propia en lacatequesis basada en la pedagoga de Dios con su pueblo;la importancia de la comunidad en el proceso evangeli-zador, la formacin del catequista, la organizacin de lacatequesis dentro de la pastoral de conjunto y la respuestaa los desafos dentro del contexto socio-histrico y culturallatinoamericano y caribeo.

    8. La Segunda Semana Latinoamericana de Cate-quesis, Hacia una catequesis inculturada realizada enCaracas (1994) tuvo como objetivo presentar a las Confe-rencias Episcopales criterios de inculturacin del mensajeevanglico en la catequesis como propone el Documentode Santo Domingo. Acentu las dimensiones metodol-gica, kerigmtica, antropolgica, social y solidaria de la

    catequesis. El compromiso fue apostar por el esfuerzo deinculturacin de la fe, por una atencin permanente a larealidad concreta, por una conversin personal y comuni-taria y por el compromiso por una Nueva Evangelizaciny promocin humana.

    9. El Directorio General para la Catequesis2 (1997)

    es el punto de llegada de un movimiento catequtico quecomenz a fines del siglo XIX, integrando en s las grandesintuiciones del Concilio Vaticano II y el rico magisteriopostconciliar. Se consider a la catequesis dentro de ladinmica de la evangelizacin del mundo de hoy, a talpunto que ella misma, frente a la descristianizacin, sevolvi evangelizadora. La catequesis es considerada comoun servicio a la Palabra de Dios, el centro de la transmisin

    de la fe; a dar importancia a la dimensin experiencial y

    2 CONGREGACINPARAELCLERO. Directorio General para la Catequesis.1997. En adelante: DGC.

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    a enfatizar la vivencia comunitaria. Propone cumplir larestauracin del catecumenado como itinerario para lograrla verdadera iniciacin a la vida de fe, superando la tradi-cional dimensin meramente intelectual y doctrinal de lasprcticas catequsticas de los ltimos siglos. Da criteriospara presentar el mensaje evanglico, recuerda la finalidaddel Catecismo de la Iglesia Catlica y la necesidad de loscatecismos locales. El Directorio solicit a las ConferenciasEpiscopales elaborar sus propios directorios catequsticos,y de hecho varias lo hicieron.

    10. El Departamento de Catequesis del CELAMpublic en 1999 el texto denominado La Catequesis enAmrica Latina: Orientaciones comunes a la luz del Direc-torio General para la Catequesis aplicando el DirectorioGeneral a la realidad de la Iglesia en Amrica Latina y ElCaribe.

    11. Entre los aos 2000 y 2005, se han realizadovarios encuentros sub-regionales (pases de Centroam-rica y Mxico, Bolivarianos, Cono Sur y Caribe) con lasComisiones Episcopales de Catequesis, sobre los temasde Kerigma e Iniciacin Cristiana a la luz del Ritual deIniciacin Cristiana para los Adultos (RICA).

    12. La Tercera Semana Latinoamericana de Cateque-sis, que se efectu en Bogot (2006), en vez de ser un ecode las Conferencias Generales del Episcopado Latinoame-ricano y Caribeo, fue una anticipacin y expres la volun-tad de contribuir a la reflexin de la Quinta Conferenciade Aparecida3, a partir de la catequesis. Su documento

    3 V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.Discpulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en ltengan vida. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14, 6). Aparecida.Documento Conclusivo. Santuario Nuestra Seora Aparecida, Brasil, 13 al31 de mayo 2007. En adelante: DA.

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    final, Hacia un nuevo paradigma de la catequesis4, esrico en reflexiones y propuestas en relacin a la iniciacincristiana dentro del proceso de formacin del discpulo,a la formacin del catequista discpulo misionero, a larelacin entre iniciacin y comunidad cristiana y a lanecesidad de una catequesis de inspiracin catecumenal.En cierta manera, el documento fue proftico, pues susintuiciones se acogieron en el texto final de Aparecida.

    13. La Conferencia de Aparecida (2007), reconoce un

    cambio de poca notable sobre todo en lo cultural. Sinti laurgencia de recuperar el impulso misionero, que consisteen el anuncio de Jesucristo con la palabra y el testimoniopersonal y comunitario. La catequesis en Aparecida sereviste de una naturaleza ms evangelizadora, misionera,en el sentido de estar siempre volviendo al ncleo centralde la fe, al anuncio de Jesucristo, a la propuesta de un

    itinerario experiencial de la fe, catecumenal en su meto-dologa. La iniciacin a la vida cristiana ha sido asumidacomo modelo y forma habitual de catequesis para todoel Continente y El Caribe.

    14. Los conceptos que expresan con mayor claridad elrostro del nuevo paradigma de la catequesis en nuestrosdas son: encuentro con Jess, misionariedad, discipulado,conversin, iniciacin a la vida cristiana, kerigma, primeranuncio, mistagoga, catecumenado, dimensin litrgico-celebrativa, orante y simblica en la transmisin de la fe.

    I.2. ELDESAFODEANUNCIARLABUENANOTICIAENUNCAMBIODEPOCA

    15. La ltima dcada del siglo pasado y la primera deeste nuevo siglo han sido testigos de cambios vertiginosos

    4 III Semana Latinoamericana de Catequesis. Hacia un nuevo paradigmade la catequesis. Bogot, Departamento de Publicaciones del CELAM, 2006.En adelante: III SLAC.

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    en todas las dimensiones del quehacer humano. Los para-digmas que sostenan nuestra formas de pensar, valorary relacionarnos han sido cuestionados y sustituidos porotros creando en todos sensaciones de inseguridad, ines-tabilidad, desorientacin, cuestionamiento y crisis.

    16. En este contexto la catequesis afronta tambinnuevos desafos: las prcticas que hemos aplicado y loscaminos de crecimiento en la fe que hemos recorridomuestran un desgaste con el paso de los aos y requieren

    un nuevo diseo de evangelizacin.

    17. Frente a este cambio de poca estamos llamados ahacer una lectura crtica y esperanzada de aquellos aspec-tos que inciden de manera directa en la transmisin dela fe a fin de encontrar nuevas formas que nos permitancompartir la alegra del encuentro con Jess que nos dice

    no teman (Jn 16, 33).18. A nivel cultural nos encontramos en una sociedad

    que promueve una visin de la felicidad alcanzable sinreferencia a Dios5. La pluralidad de ideas ha llevado a pri-vilegiar el relativismo y a relegar nuestra vivencia cristianaal plano ntimo y personal. En la catequesis ha llevadoa un cuestionamiento en la densidad y profundidad delos contenidos y prcticas haciendo del acto catequsticoun evento social superficial no precedido de conversin,ni conducente a la vivencia comunitaria. Un cambio deparadigma nos lleva a afrontar el reto de testimoniar connuestra vida que seguir a Jess en comunidad ciertamentees exigente pero a la vez provoca una verdadera alegraque es duradera.

    19. Gente de nuestros pueblos se ve en la necesidadde dejar su lugar de origen para buscar nuevas oportuni-

    5 Cfr. EG 62-63.

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    dades de vida y trabajo. El traslado conlleva por un ladola prdida de valores y costumbres culturales y religiosaspero por otro el enriquecimiento con otras formas de viviry pensar que amplan el universo propio. La experienciade desarraigo provoca la necesidad del encuentro. Nopocas veces nuestras comunidades eclesiales se han vistourgidas a redoblar su capacidad de acogida, de solidari-dad y denuncia de injusticias ante el drama del que emi-gra6. Nuestra catequesis ha debido afrontar el desafo dela movilidad abriendo el horizonte de comprensin de lo

    que ha significado ser comunidad territorial a ser comu-nidad de referencia ofreciendo a todos la oportunidad deencuentro con Jess desde diferentes situaciones de vida.Los itinerarios lineales de preparacin sacramental exigennuevos caminos personalizados que permitan acompaarel crecimiento en la fe y afronten la fragilidad con queviven muchas personas.

    20. La globalizacin ha evidenciado la estrechez denuestras fronteras y la pequeez del planeta en que vivi-mos, convirtindonos en ciudadanos del mundo. Si biensentimos sus efectos en el campo econmico, nos permiteabrir el horizonte de nuestros esfuerzos catequsticos enclave de misin dirigida no solamente a aquellos con

    quienes compartimos la fe en nuestras localidades sinocon aquellos que estn relativamente lejanos a noso-tros en forma fsica o bien porque profesan diferentescreencias.

    21. Los avances tecnolgicos7 han abierto a toda la

    humanidad a un nuevo continente, el virtual. Como cate-quistas podemos aprovechar este universo como fuente

    6 Cfr. Snodo de los Obispos, La nueva Evangelizacin para la transmisinde la fe cristiana, Instrumentum Laboris, 55. En adelante: Instrumentum Laboris.7 Cfr. Snodo de los Obispos, La nueva Evangelizacin para la transmisinde la fe cristiana. Lineamenta, 6. En adelante: Lineamenta.

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    de acceso a la informacin8y como lugar de interaccin.Las nuevas generaciones han desarrollado destrezas queles permiten hacer de internet su casa y lugar de encuen-tro y a menudo se desenvuelven y expresan sus ideas ysentimientos con ms facilidad en el mundo virtual queen el real, constituyendo una cultura comunicacional.Es un desafo para la catequesis incorporar los nuevoslenguajes9y ofrecer la buena noticia de Jess a quienesatraviesan estos mundos an poco explorados. Comocatequistas tenemos el reto de discernir qu contenidos

    y qu mtodos son los ms adecuados para acompaarlos procesos de iniciacin a la vida cristiana de aquellosque se acercan a la fe desde estos arepagos virtuales.

    22. La economa que genera exclusin e inequidad10sigue afectando a nuestras naciones ahondando la sepa-racin entre quienes viven en la abundancia y quienes

    sobreviven en la escasez. Los anuncios publicitarios inci-tan cada vez ms a incorporarse a la cultura del consumo ydel descarte viviendo por encima de sus posibilidades. Enla catequesis vemos un desfase entre los esfuerzos hechospor ofrecer subsidios econmicamente accesibles junto aexperiencias de solidaridad y concientizacin acordes a larealidad econmica del lugar, y los gastos que las familias

    hacen para la celebracin social posterior a la recepcinsacramental. En no pocos lugares la catequesis se percibesocialmente como una estacin de servicio donde el clientecon prisas, busca la mejor oferta, paga y exige una aten-cin inmediata descuidndose la calidad del proceso demaduracin de la fe.

    23. La ciencia ha realizado descubrimientos y avances

    que permiten una mejor calidad de vida. Sin embargo

    8 Cfr. EG 52.9 Cfr. EG 33.10 Cfr.EG 53.

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    corre el peligro de ser percibida como respuesta distintay alternativa a la ofrecida por el cristianismo. Ms quepara ayudar a una mejor comprensin, algunos se hanaprovechado de la ciencia para negar o poner en duda ladimensin religiosa del ser humano. La catequesis no hasido suficientemente capaz de incorporar los aportes de laciencia y entrar en dilogo crtico con ella11para enriquecerla comprensin de los contenidos del mensaje y del actuartico del cristiano.

    24. Los proyectos polticos12de la ltima dcada hanexperimentado un giro a favor de la promocin socialy la interrelacin entre naciones pero no consiguen darrespuestas convincentes y durables a las necesidades dela Regin. No ha habido un relevo significativo de lde-res polticos con nuevas ideas o enfoques y ello ocasionadesencanto en la poblacin. La bsqueda del poder, la

    perpetuacin en l y el enriquecimiento personal son lospeligros de quienes dirigen los destinos de nuestras nacio-nes. En el campo catequstico es tambin un desafo contarcon proyectos unificados de largo alcance13, que seancompartidos por las parroquias, movimientos y escuelascatlicas de una misma dicesis y por las dicesis de unamisma provincia eclesistica, que no sean interrumpidos

    por la movilidad y el cambio de los responsables. Si biense cuenta con catequistas de amplia experiencia se adolecede un sano relevo que convoque a nuevas generaciones.

    25. La toma de conciencia mundial de que somos losprimeros responsables de cuidar de los recursos naturalesnos ha recordado el mandato divino de proteger lo creadoy la biodiversidad14. La catequesis no puede quedarse

    11 Cfr. EG 132.12 Cfr. Instrumentum Laboris57.13 Cfr. DGC 274.14 Cfr. DA 83-87.

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    ajena a esta realidad y debe pasar de los contenidos a lasacciones. El cuidado de la tierra, de plantas y animalesva unido al cuidado de la salud fsica, emocional, mentaly espiritual de las personas como un conjunto armnico.No pocas veces la catequesis ha olvidado que la BuenaNueva de Jess es que el Padre quiere nuestra vida y vidaen abundancia.

    26. Nuestra Regin mantiene sus races religiosas15si bien estas se han diversificado, sea en diferentes

    confesiones cristianas, sea en nuevas formas de vivir latrascendencia o prescindir de ella16, sea de bsqueda deaparente xito y prosperidad, o en acentuaciones funda-mentalistas, apologticas, proselitistas. Ello repercute enque nuestros destinatarios de catequesis ya no provienende un mismo contexto catlico sino de una variedad deprcticas religiosas vividas en el entorno familiar y social.

    Nuestra catequesis no ha logrado ofrecer los fundamen-tos necesarios para que el interlocutor sepa dar razonesadecuadas de por qu es cristiano catlico y de cules sonlos principios morales que definen su actuar en un mundoreligiosamente secularizado y ticamente relativizado.Tampoco hemos logrado crear un sentido de pertenenciaa la comunidad ya que, centrados en una sacramentacin

    fuera de la comunidad, hemos descuidado tambin lainiciacin a otros aspectos que constituyen la vida cris-tiana. La burocratizacin y en muchos casos la inadecuadaestructuracin de nuestros procesos de catequesis se hanconvertido en muros y no en puertas de acceso a quienes

    buscan respuestas al sentido de la vida. Ha pasado eltiempo en que la gente acuda a la catequesis. El cambiode poca nos exige salir al encuentro de los dems17.

    15 Cfr. DA 98.16 Cfr. EG 63.17 Cfr. EG 46-47.

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    I.3. LLAMADOSASUPERARLACRISISENLATRANSMISINDELAFE

    27. En el cambio de poca que vivimos, la continuidadde tradiciones sufre una ruptura. Nuestras races familia-res, sociales, histricas, religiosas y culturales cuando seencuentran en situaciones nuevas nos provocan crisis yponen en jaque nuestra identidad. Corremos el riesgo deperder nuestros referentes vitales y de no transmitirlos alas nuevas generaciones.

    28. En el terreno religioso, las instituciones encargadasde transmitir la herencia espiritual han sufrido cambiosque dificultan ese traspaso. La parroquia18ha dejado de serel lugar geogrfico donde las personas viven su fe. Dif-cilmente podemos encontrar comunidades slidamenteconstituidas. La escuela catlica no siempre consiguefacilitar el dilogo entre fe y cultura que le es propio19

    y en no pocas ocasiones se ha convertido en alternativaparalela y no complementaria del esfuerzo pastoralparroquial. Los movimientos eclesiales20han aportado larenovacin espiritual a muchos cristianos alejados perocorren el riesgo de perder su vinculacin a la Iglesia local.El ncleo familiar21se ha visto modificado en su consti-tucin y encontramos conviviendo bajo el mismo techo

    diferentes creencias religiosas. Los padres han delegadola responsabilidad de educar en la fe a los abuelos u otrosfamiliares en primer trmino; a la catequesis parroquial,la escuela catlica u otras instituciones en segundo lugaro bien a la propia decisin de los hijos en ltima opcin.

    29. La misma catequesis pasa por situaciones deinsatisfaccin. Sus destinatarios habituales, nios y ado-

    18 Cfr. DA 172-173; EG 28.19 Cfr. DGC 73; DA 335-337.20 Cfr. DA 99e, 446b; EG 29.21 Cfr. Lineamenta, 15; EG 66.

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    lescentes, disminuyen en su participacin. La catequesisdirigida a los adultos es an insuficiente.

    30. La preparacin sacramental como objetivo funda-mental de la catequesis se ha constituido en el punto decierre de la vida cristiana de quienes participan en ella22.Los intentos de una catequesis de perseverancia, postsa-cramental o de mantenimiento no han logrado solidificaruna catequesis permanente. Quienes no pueden participarde los sacramentos se ven excluidos de toda forma de

    educacin de la fe como oportunidad de crecimiento enla vida cristiana.

    31. La metodologa basada en el sistema escolar enlas comunidades parroquiales, si bien ha permitido laconformacin de grupos de catequesis homogneos poredades, la labor educativa de los catequistas y la adqui-

    sicin de conocimientos han desdibujado la necesidad deprocesos personales de conversin, la implicacin directade la familia y la vinculacin con la comunidad cristiana.Hemos desarrollado con ello procesos de evangelizacinfragmentados y no integrales ni integradores.

    32. Los catequistas han privilegiado el uso y la depen-

    dencia de los subsidios por encima del acompaamientopersonal de los interlocutores. La catequesis aparecetambin desvinculada de la realidad que viven los desti-natarios y de la pastoral orgnica.

    33. La formacin ofrecida a catequistas tiene un nfa-sis teolgico-doctrinal23 quedando debilitado el campopedaggico, metodolgico y espiritual. La formacin cate-

    qutica impartida en los seminarios y casas de formacin

    22 Cfr. DA 298.23 Cfr. DA299.

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    Contemplar: Una mirada de fe sobre nuestro tiempo

    religiosas es insuficiente y no prepara adecuadamentea la animacin, a la planificacin u organizacin de lacatequesis a nivel general.

    I.4. LACONVERSINPASTORALESCONDICINPARALAMISINCONTINENTAL

    34. Cuestionados por la situacin sociocultural,econmica, poltica y religiosa antes descrita, nuestrosObispos reunidos en Aparecida asumen el compromiso

    de promover y formar discpulos misioneros como tareafundamental de la Iglesia que peregrina en Amrica Latinay El Caribe.

    35. Fruto de esta reflexin surge el proyecto de laMisin Continental24que exige profundizar y enriquecerlas razones y motivaciones para formar al discpulo misio-

    nero. Quiere ser un esfuerzo por poner a toda la pastoralde la Regin en estado permanente de misin. DichaMisin parte de la necesidad de salir al encuentro de otrospara compartir el don del encuentro con Cristo, convoca atodas las fuerzas vivas del Pueblo de Dios, quiere ser undespertar misionero permanente y profundo e involucrarcomo destinatarios a personas, familias, comunidades ypueblos, sean catlicos, alejados o los que conocen pocoo nada de Jess.

    36. La Misin Continental se propone generar unproceso de conversin personal, pastoral y misionera25que parta del encuentro con Cristo. La frase recomenzardesde Cristo26expresa el deseo de llevar a cabo una evan-gelizacin (y en ella una catequesis de carcter inicitico)

    24 Cfr. DA 547-553.25 Cfr. EG 30.26 Cfr. DA 12, 41, 549.

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    que no repita el modelo histrico de cristiandad sino quevuelva a la fuente, al punto de partida original que es

    Jesucristo y las primeras comunidades de donde parte laexperiencia cristiana genuina y autntica.

    37. El cambio de paradigma catequtico exigir, por lotanto, buscar y discernir nuevas formas de acompaar elcamino de fe, no solo de los que se adhieren a Cristo comodiscpulos por primera vez, sino de aquellos que, habiendorecibido este don en la infancia, no lo han desarrollado

    en su vida. Aparecida hace su apuesta por el modelooperativo de iniciacin cristiana como manera ordinariae indispensable para llevar a cabo la evangelizacin27.

    27 Cfr. DA 294.

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    II

    DISCERNIR:Algunos criterios de iluminacin

    l da ciencia a los que saben discernir.(Dn2,21)

    II.1. NUEVOPARADIGMADELACATEQUESIS

    38. El Documento de Aparecida pide un nuevoparadigma de la catequesis como una de las grandesconversiones pastorales de nuestra Iglesia. Naturalmenteste integra todos los grandes cambios que la renova-

    cin catequtica conquist, sobre todo en el Concilio ypostconcilio28. El nuevo paradigma propuesto, siguiendolas orientaciones del Directorio General para la Cateque-sis29, de la III Semana Latinoamericana de Catequesis30yde Aparecida31 consiste en concebir la catequesis como

    28 Por ejemplo, el giro radical de centrar la atencin de la catequesis de lo

    nocional-doctrinal a lo personal-vivencial; adems asume la Biblia comotexto fundamental, desarrolla la dimensin comunitaria, da gran valor a lapersona del catequista y su testimonio de vida, integra la catequesis en elconjunto de la pastoral, entre otras conquistas.29 Cfr. DGC 65-66, 172, 178, 256.30 Cfr. III SLAC 31-40.31 Cfr. DA 286-294.

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    un verdadero proceso de iniciacin a la vida cristiana. Talproceso de iniciacin tiene en el catecumenado primitivosu fuente de inspiracin y un modelo todava vigente,sobre todo por su vigor y carcter mistaggico integrador.

    La catequesis de Iniciacin Cristiana entendidacomo formadora de discpulos busca ser un iti-nerario pedaggico que permita aprender a vivirconforme a la fe cristiana. Esta catequesis deproceso busca integrar todas las dimensiones de

    la persona, atender sus bsquedas y necesidades,avanzando a travs de sucesivas etapas del reco-rrido espiritual; recorrido siempre singular, segnlas personas y los grupos32.

    39. La novedad absoluta de este paradigma inici-tico, o de inspiracin catecumenal, consiste en ubicar a

    la catequesis, tal como la concebimos hoy, en el lugardonde ella naci, o sea, dentro del catecumenado. Ahla catequesis encuentra su verdadero lugar y alcanza unmayor equilibrio entre sus varios elementos. As, aquelloque es especficamente catequtico, o sea, el anuncio dela Palabra, la enseanza doctrinal, la profundizacin dela fe, el ejercicio de la vida cristiana, queda inmerso en

    un clima mucho ms propicio al cultivo del crecimientode la fe: la oracin, la celebracin litrgica, los ritos, losescrutinios y otras prcticas propuestas por el RICA: es lamistagoga, o sea, la accin de introducir a los catecme-nos y catequizandos en los misterios de la fe a travs de lascelebraciones y la enseanza. Este proceso ser conducidono slo por el catequista, sino por otras muchas personasque, en la comunidad, deben participar en el proceso

    inicitico. Ese nuevo paradigma, conforme a Aparecida33

    32 III SLAC 35, Cfr. 38.33 Cfr. DA 286-300.

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    llevar a una verdadera formacin de discpulos misio-neros de Jess, perseverantes en la fe y miembros activosde la comunidad.

    40. El nuevo paradigma catequtico ofrece al serhumano contemporneo, centrado en s mismo, y a par-tir de la situacin de crisis de la transmisin de la fe, laposibilidad de encontrarse personalmente con Cristo en elcontexto de una comunidad eclesial. El catequista con lacatequesis provoca, favorece, acompaa y gua el encuen-

    tro con Jess34. Este encuentro no es un hecho espectacularcomo el relatado en la conversin de Pablo, sino una rela-cin interpersonal creciente con el Seor, conocido cadavez mejor en el Nuevo Testamento, reconocido presente demltiples formas con su compaa permanente, con quiense dialoga en la oracin, a cuya amistad se correspondecon gestos y acciones que le agraden, cuyo amor salvador

    compartimos al comer su Cuerpo entregado y beber suSangre derramada por la salvacin del mundo.

    II.1.1. El catecumenado y la inspiracin

    catecumenal de la catequesis

    41. La catequesis nace dentro del catecumenado comosu segunda y ms importante etapa o tiempo. El catecume-

    nado, como proceso de verdadera iniciacin cristiana, esconsiderado una de las mayores instituciones de la Iglesiade todos los tiempos. Con la implantacin de la cristian-dad y la consiguiente desaparicin del catecumenado enlos siglos V - VI, la catequesis, a lo largo de los siglos, sevolvi una actividad independiente dentro de la Iglesia,reducida casi exclusivamente a la doctrina. Este modelo

    fue muy eficaz, sobre todo despus del Concilio de Trento,porque todava subsista el fervor de la cristiandad y lamisma sociedad cristiana ejerca una especie de catecu-

    34 Cfr. DA 243.

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    menado social. Con la renovacin catequtica de iniciosdel siglo XX se procur superar la aridez de la catequesisdoctrinal, amplindola con nuevas dimensiones: bblica,antropolgica, cristocntrica, litrgica, comunitaria, loque fue ratificado en el Concilio Vaticano II. Por otro lado,la catequesis, se fue ampliando de tal modo que abarcinnumerables aspectos y el catequista lleg a ser un supe-ragente de pastoral. Frente a una sociedad descristianizaday al pluralismo de hoy, la propuesta de la Iglesia es volveral catecumenado, ese eficaz proceso inicitico de la Iglesia

    primitiva. Entonces la catequesis volver a su verdaderolugar y no ser una actividad independiente dentro dela Iglesia, como sucede hoy. Adems del anuncio de laPalabra de Dios y de la enseanza de la doctrina condu-cidos por los catequistas, el proceso de iniciacin cristianaabarca muchas otras fuerzas de la comunidad (iniciadores,acompaantes, padrinos, apoyo de la familia) y sobre todo

    la liturgia, pues en ella se hace la verdadera experiencia delmisterio de Cristo Jess. Se puede concluir: la verdaderacatequesis es aquella que est al servicio de los procesosde iniciacin cristiana.

    42. La inspiracin catecumenal para toda catequesispermite, en el marco de la realidad latinoamericana y del

    Caribe, superar una catequesis meramente intelectuali-zada o ritualista como tambin, una mentalidad de cursospara la preparacin inmediata de los sacramentos sinuna referencia y participacin de la comunidad eclesial,y ofrece el modelo de autnticos procesos de iniciacin ala vida cristiana.

    43. Se entiende como iniciacin a la vida cristiana el

    proceso por el cual una persona es introducida en el mis-terio de Jesucristo y en la vida de la Iglesia a travs de laPalabra de Dios y de la mediacin sacramental y litrgica,que va acompaando el cambio de actitudes fundamenta-les de ser y existir con los dems y con el mundo, en una

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    Discernir: Algunos criterios de iluminacin

    nueva identidad como persona cristiana que testimoniael evangelio inserta en una comunidad eclesial viva ytestimonial.

    44. Toda catequesis ha de inspirarse en el modelocatecumenal, como afirma el Directorio General para laCatequesis35. Para una ms clara comprensin del caminode iniciacin a la vida cristiana que tiene el catecumenadocomo modelo, es necesario volver al Ritual para la Ini-ciacin Cristiana de Adultos (RICA)36. El Ritual presenta

    un camino litrgico-sacramental y, a la vez, indica queen cada etapa del itinerario se desarrolle creativamenteel proceso catequstico necesario para el crecimiento ymaduracin en la fe que habilita al sacramento37. Estapropuesta de itinerario est bien articulada y tiene comofinalidad profundizar la fe de los que han aceptado seguira Jesucristo, y llevarla a la madurez en el seguimiento y en

    la comunidad eclesial. Los signos litrgicos, por obra delEspritu, tocan el corazn y el ser ms que las palabras.

    45. Este itinerario descrito en el Ritual38se desarrollaen cuatro tiempos o etapas, tal como se detalla a continua-cin. Entre una etapa y otra se celebran los ritos de pasajeo grado.

    46. Precatecumenado. Es tiempo de testimonio, dilogo,de bsqueda y anuncio explcito de la persona de Cristo.No tiene una duracin definida, pues es perodo de acer-camiento a la experiencia de vida cristiana. Durante estaetapa tiene lugar el primer anuncio y, en el momentoadecuado, ser proclamado el kerigma a aquellos que seacercan atrados, aun sin saberlo, por la fascinacin del

    35 DGC 90-91.36 Cfr. DA 293.37 Cfr. DGC 88-91.38 Cfr. tambin AG 11-18, EN 21-24, y DGC 47-49 y 88.

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    Evangelio. Los que reciben el kerigma sienten la llamada ala conversin y la fe por el primer encuentro con Jesucristovivo. Al finalizar esta etapa se verifica la idoneidad y eldeseo del candidato de continuar el itinerario comenzado.Se celebra el primer paso: ingreso al catecumenado, sig-nacin en la frente y tambin, entrega de los Evangelios.

    47. Catecumenado. Es el tiempo dedicado a la catequesisy a la experiencia integral de la vida cristiana: confesinde fe, celebracin, oracin y cambio de vida personal y

    social. La catequesis es integral, centrada en la Palabrade Dios y en el conocimiento de la historia de salvacin.Desde la Palabra el catecmeno ir descubriendo losdogmas de la fe, la forma de vida segn el evangelio, lacelebracin y oracin cristiana. Es tiempo de cambio devida, por eso no se tiene prisa y puede durar un tiempoprolongado. Las celebraciones que acompaan ese tiempo

    estn descritas en el RICA. El segundo grado o paso seda cuando el catecmeno pide a la Iglesia ser admitido alos sacramentos de la iniciacin y se celebra el rito de laeleccin.

    48. Iluminacin y purificacin. Es tiempo dedicado apreparar ms intensamente el espritu y el corazn del

    catecmeno y se desarrolla de preferencia durante lacuaresma. Es un tiempo de conversin ms intenso, derenovacin espiritual y preparacin a la Pascua paraacoger los sacramentos de la iniciacin cristiana que secelebrarn en la noche pascual. Es un camino espiritualacompaado de varios ritos que se realizan dentro de lascelebraciones litrgicas de la cuaresma: los escrutinios ylas entregas del smbolo y de la oracin dominical.

    49. En la Vigilia Pascual los catecmenos son acogidosen la comunidad para la celebracin de los sacramentosde la iniciacin cristiana con toda la solemnidad y riquezade la liturgia pascual, es el tercer paso.

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    50. Mistagogia. Se desarrolla sobre todo, en el tiempode Pascua. Durante esta etapa aquellos que recibieron lossacramentos de la iniciacin hacen experiencia de vidacristiana activa, participativa y sacramental con el apoyode nuevas catequesis. Se puede concluir la mistagogiapropiamente dicha, con la solemnidad de Pentecosts. Eneste proceso es necesario que la comunidad sea realmenteacogedora y est preparada para recibir a los nuevos cris-tianos. Se espera que sea una comunidad de fe, misionera,testimonial y servidora del mundo.

    51. La Iglesia, con el catecumenado genera nuevoshijos y al mismo tiempo se va renovando internamente conel surgimiento de otros miembros que darn continuidadal mandato de Jess: Vayan por todo el mundo y anun-cien la buena nueva a toda la creacin (cfr. Mc 16,15).La comunidad eclesial a la luz del mandato misionero

    de Jesucristo procura estar siempre abierta a la acogidade nuevos miembros y confa a los catequistas y a otrosministros la misin de introducirlos en el misterio de lavida cristiana para extender el Reino de Dios y su justicia(cfr. Mt 6, 33).

    II.1.2. Anuncio del kerigma y encuentro

    con Jesucristo vivo52. Facilitar el encuentro y experiencia con Jesucristo

    como fundamento de la fe, conlleva la necesidad de darespacio al anuncio kerigmtico, creando condicionesprevias para su acogida gozosa. A la conversin y des-pertar de la fe, corresponde una formacin seria y slidaen la fe. El Directorio General para la Catequesis39y los

    documentos posteriores, hacen hincapi en este retornoal primer anuncio que culmina en el kerigma, como pasoindispensable para el desarrollo posterior de la cateque-

    39 DGC 47; AG 11-18, EN 21-24.

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    sis, entendida como proceso de iniciacin, crecimiento ymaduracin de la fe inicial. Dice Francisco:

    El kerigma es trinitario. Es el fuego del Esprituque se dona en forma de lenguas y nos hacer creeren Jesucristo, que con su muerte y resurreccinnos revela y nos comunica la misericordia infinitadel Padre40.

    Alude al pregn global de la salvacin formulado por

    Jesucristo, presidido por el amor donde descubrimos alEspritu Santo en accin: Tanto am Dios al mundo quele dio a su Hijo nico para que todo el que crea en l nomuera, sino que tenga vida eterna(Jn 3, 16), que involucradesde la creacin a la escatologa iluminando y alegrandotoda la catequesis41.

    53. El kerigma es esencial al ser y misin de la Iglesia,nada de lo que ella hace puede desviarla del anuncio siem-pre nuevo de Jesucristo muerto y resucitado42. Se entiendepor kerigma el anuncio central de la fe: la salvacin enCristo a los hombres y mujeres que viven un contextocultural, social, religioso y poltico determinado.

    54. El kerigma se proclama desde la experiencia deencuentro con Cristo: Lo que hemos odo, lo que hemosvisto, lo que contemplaron y tocaron nuestras manosacerca de la Palabra de vida (I Jn 1,1). Es un anunciorespaldado por el testimonio personal del catequista ycon el ardor de la santidad. El mejor evangelizador es elsanto, la persona de las bienaventuranzas43.

    40 EG 164.41 Comentado tambin por el Directorio Nacional de Catequesis de Brasil,N 32, al explicar los elementos esenciales del kerigma segn el DGC 102.42 Cfr. I Co 15, 3.43 IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Nueva evange-lizacin, promocin humana, cultura cristina. Jesucristo ayer, hoy y siempre

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    55. Antes de educar en la fe y de cualquier otra accineclesial y pastoral, es necesario asegurar la experienciade fe en los creyentes, porque la aceptacin del kerigmaes anterior a la comunin con Cristo, y a la insercin dela persona en la comunidad. Es anterior al despertar almisterio y a la iniciacin litrgica, previo a la formacinmoral, a la oracin y a la vida interior. El kerigma hacearder el corazn de las personas, confiando en la fuerzaamorosa de Jess en el Evangelio que llama a cada serhumano a la conversin y lo acompaa en todas las etapas

    de la vida.

    II.1.3. La dimensin misionera

    de la catequesis

    56. La catequesis, parte indispensable del procesoevangelizador, da continuidad a la actividad misionerade la Iglesia44. Tal afirmacin se vincula a la urgenciaque sealaba Aparecida45 y recuerda constantementeel papa Francisco: no se puede permanecer a la esperapasiva de los que acuden a las parroquias, es necesaria lasalida misionera, ir a las esquinas y los cruces de caminopara anunciar que el mal y la muerte no tienen la ltimapalabra, que el amor es ms fuerte que la muerte, que lavictoria pascual de Cristo es nuestra victoria, y que todos

    estamos convocados a la Iglesia para ser discpulos misio-neros que trabajen en la extensin del Reino.

    57. Este llamado a estar dispuestos a la salida misio-nera hace que la catequesis sea ella misma misionera,porque acoge a los que se alejaron y estn en bsqueda,

    (cfr. Hebreos 13, 8), Santo Domingo, Repblica Dominicana, 12-28 octubrede 1992. Santaf de Bogot, Centro de Publicaciones del CELAM, 1992. 28.En adelante, DSD.44 Juan Pablo II, Exhortacin Apostlica Catechesi Tradendae sobre la cate-quesis en nuestro tiempo, 1979, 18. En adelante CT.45 Cfr. DA 548.

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    y tambin porque genera nuevos dinamismos misionerosen los catequizandos. Cuando la Iglesia convoca a la tareaevangelizadora, no hace ms que indicar a los cristianosel verdadero dinamismo de la realizacin personal46.

    58. En la catequesis misionera todo discurso transpa-renta el primer anuncio, como afirma Francisco:

    Toda formacin cristiana es ante todo la profun-dizacin del kerigma que se va haciendo carne

    cada vez ms y mejor, que nunca deja de iluminarla tarea catequstica, y que permite comprenderadecuadamente el sentido de cualquier tema quese desarrolle en la catequesis. Es el anuncio queresponde al anhelo de infinito que hay en todocorazn humano47.

    59. La catequesis como parte de la Misin Continentalhace tomar conciencia de que la vocacin misionera eselemento constitutivo de la identidad de la Iglesia y deldiscpulo de Jess. La conversin al Reino de Dios se viveen la incorporacin y pertenencia a la Iglesia evangeliza-dora y dispone a la gozosa salida misionera.

    II.1.4. La catequesis al serviciode la iniciacin a la vida cristiana

    60. Una catequesis inspirada en el proceso catecume-nal ante todo es procesual, gradual, integral y mistag-gica48. En la actual sociedad secularizada bajo el influjo de

    46 EG 10.47

    EG 165.48 Cfr. DGC 68, El III Congreso Internacional del Catecumenado, La ini-ciacin cristiana en el cambio de poca realizado en Santiago de Chile del21 al 25 de julio de 2014 auspiciado por el CELAM aport reflexin sobre elcambio de poca en cuatro continentes y experiencias innovadoras en cursode catecumenado y de catequesis de inspiracin catecumenal. Cfr. www.congresodelcatecumenado.cl

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    una cultura globalizada laicizante no puede presuponer lafe y por lo tanto ha de dar el espacio y tiempo necesariosal primer anuncio y al kerigma. Es un tiempo anterior ala catequesis (o precatequesis) que despierte los interro-gantes profundos del ser humano y permite que se abraal encuentro con la realidad de la fe en el contacto con laPalabra revelada y su mxima expresin que es Cristo.

    61. La catequesis de inspiracin catecumenal es unaexperiencia de vida cristiana que parte del testimonio de

    la comunidad y lo explica por la revelacin de Dios en lahistoria de la salvacin. Es una formacin para la vidacristiana y por lo tanto es ms que una enseanza. Estllamada a poner las bases de la vida cristiana y por lo tantose centra en lo nuclear y comn de la fe. Su trmino es lacomunidad eclesial que vive, celebra y testimonia la fe. Sedirige en primer lugar a los adultos y es modelo del que

    se derivan los itinerarios de los adolescentes y nios.

    62. Los procesos de iniciacin cristiana teolgicamentetienen algunas caractersticas, que encontramos tambinen el ejercicio de la catequesis como se concibe hoy, cuyascaractersticas evidencian mejor los procesos iniciticos:

    a) La iniciacin es obra del amor inmenso de Dios que senos manifiesta en el misterio de Cristo Jess: este es elobjetivo de la iniciacin cristiana, su origen y contenido.A travs de los tres sacramentos de la iniciacin, en unaunidad indisoluble, se expresa la unidad de la Trinidad:el bautismo nos hace hijos del Padre, la Eucarista nosalimenta con el Cuerpo de Cristo y la Confirmacinnos unge con la uncin del Espritu Santo.

    b) Esta obra divina se realiza en la Iglesia y por la media-cin de la Iglesia: es en la Iglesia y por su mediacinque la Palabra de Dios es anunciada, ella es la queacoge y hace posible un camino de fe, coloca los fun-

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    damentos de la vida cristiana e incorpora a los nuevosmiembros a ella, hacindolos miembros del CuerpoMstico de Cristo. La accin de los catequistas y deotros ministros junto a los catequizandos y catecme-nos, enriquecida con sus dones personales, es siemprepalabra (enseanza, comunicacin) y gestos (ritos,celebraciones) de la Iglesia.

    c) El proceso de iniciacin cristiana requiere de la libredecisin de la persona: es el sentido de los escrutinios.

    Por la obediencia de la fe los interlocutores de la inicia-cin cristiana se entregan entera y libremente a Dios.En los procesos de iniciacin cristiana se involucrantodas las esferas y dimensiones de su ser. Las personasque, terminada la catequesis, abandonan la Iglesia,ciertamente fue porque su libertad no se involucr total-mente en la confrontacin con la Palabra de Dios. Los

    escrutinios, elecciones y otras acciones dentro del cate-cumenado facilitan la libre respuesta de las personas.

    d) En los procesos de iniciacin cristiana se manifiestala participacin humana en el dilogo de la salvacin.Somos llamados a tener una relacin personal conDios. Con los procesos iniciticos la persona comienza

    a caminar desde Dios que irrumpe en su vida y caminacon l en lo cotidiano. Lo que a veces afirmamos comoverdad abstracta que la persona pregunta y Diosresponde sucede casi visiblemente a lo largo de losprocesos iniciticos.

    63. Los sacramentos son de gran valor para la Igle-sia, signos eficaces de la gracia y de la presencia de Dios

    entre su pueblo. Jesucristo expresa sacramentalmente lavoluntad del Padre. l es la plenitud de la revelacin delPadre, con la encarnacin, vida, pasin, muerte y resurrec-cin, contina presente sacramentalmente con hombres ymujeres de fe en la comunidad cristiana.

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    64. Cuando las comunidades eclesiales se renen parala celebracin de los sacramentos, celebran la Pascua de

    Jesucristo, muerto y resucitado, en la realidad humanaconcreta de la vida cotidiana. Todo verdadero procesocatequstico conduce a la celebracin de los sacramentos,como el momento culminante de la participacin en elmisterio de Cristo.

    65. La iniciacin cristiana, que incluye el kerigma,es la manera prctica de poner a alguien en

    contacto con Jesucristo y hacerlo discpulo.Nos da tambin la oportunidad de fortalecer launidad de los tres sacramentos de la iniciacin

    y profundizar en su rico sentido49.

    Por lo tanto, la catequesis no podr polarizarse enuno de los tres sacramentos de la iniciacin ni ignorar la

    celebracin de los otros sacramentos.

    66. La Catequesis est al servicio de la Iniciacin a laVida Cristiana en su conjunto. Celebrar un sacramentoes creer y asumir la misin de Jess en la realidad enque vivimos. La actividad catequtica como un elementoimportante de la iniciacin a la vida cristiana implica

    un largo proceso vital, de introduccin de los cristianostodava no plenamente iniciados, sea cual fuere su edad,en diversos aspectos esenciales de la fe cristiana.

    La vida sacramental se empobrece y se conviertemuy pronto en ritualismo vaco, si no se fundaen un conocimiento serio del significado de los

    sacramentos y la catequesis se intelectualiza, sino cobra vida en la prctica sacramental50.

    49 DA 288.50 CT 23.

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    II.1.5. La iniciacin a la vida cristiana

    en el magisterio eclesial reciente

    67. Un itinerario de iniciacin a la vida cristiana nopuede perder de vista las orientaciones emanadas por losltimos Snodos, las Exhortaciones Apostlicas de Bene-dicto XVI y Francisco y de la V Conferencia General delEpiscopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida.En una visin de conjunto, el magisterio reciente nosofrece entre otras, estas indicaciones:

    68. Iniciar al encuentro con Jess que se manifiesta en suPalabra. La comunidad acompaa al catequizando ofre-cindole uno de sus tesoros ms preciados: La Palabra deDios. Por medio de la escucha atenta y la memorizacininteligente51el catequizando descubre cmo Dios buscaa la persona y le ofrece su amistad. Progresivamente, elcatequista le ayudar no solo a reconocer figuras, hechosy expresiones propias del texto sagrado sino a compren-derlas desde la Tradicin de la Iglesia. A la Palabra acogidaseguir la iniciacin a la respuesta de fe personal y comu-nitaria partiendo de las mismas oraciones contenidas en laBiblia y siguiendo con su lectura y meditacin sistemtica,aprovechando tambin el potencial educativo de la piedadpopular mariana52, que se funda en Mara, Madre de lafe53. La apropiacin del mensaje llevar al catequizandoa reexpresar su contenido de manera significativa para lasociedad de hoy54.

    69. Iniciar al encuentro con Jess que se manifiesta en

    la belleza de lo creado por Dios y por la humanidad.La vainiciada a partir de la Palabra de Dios encuentra otro

    51 Cfr. VD 74.52 Cfr. DA 298, 300.53 Cfr. VD 27.54 Cfr. EG 154.

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    camino complementario en el itinerario del asombro antela belleza presente en el mundo. La comunidad ayuda alcatequizando a percibir con ojos de nio la majestuosidadde lo creado por Dios y el ingenio y laboriosidad de lasobras humanas cuya belleza desborda toda comprensin55.Esta evangelizacin que toca el corazn invita al catequi-zando a trascender la obra y acercarse a su autor y a lainspiracin divina que la hizo posible. Informada la mentey agudizados los sentidos, el camino de encuentro llevaa la contemplacin y al dilogo. Belleza y verdad llegana encontrarse. Iniciar tambin a la comprensin de la ico-nografa y simbologa religiosas56presentes en nuestrostemplos y ciudades, en nuestras costumbres y tradicionesculturales, en la produccin audiovisual, permite captarel misterio de la encarnacin. Particular atencin deberaprestarse dentro de la iniciacin sacramental al descubri-miento, asombro, acompaamiento y celebracin de Jesspresente en la Eucarista57.

    70. Iniciar al encuentro con Jess que se manifiesta comobuena noticia de vida y esperanza. La comunidad cristianapromueve experiencias creativas que suscitan el encuen-tro con Cristo58quien ofrece a cada persona motivos paravivir a plenitud el proyecto de felicidad que Dios tiene

    prometido. Esta dinmica kerigmtica de propuestacercana, abierta al dilogo, paciente y cordial debe sus-citar en quien la recibe una actitud de cambio inicial yun deseo de perseverar junto a otros en este camino deseguimiento. Ratificado este encuentro inicial con Jessy el misterio trinitario, la comunidad ofrecer un itinera-

    55 Cfr. EG 167.56 Cfr. DA 499.57 Cfr. DA 446d y BENEDICTOXVI, Exhortacin Apostlica SacramentumCaritatis, 67, en adelante SCa.58 Cfr. SCa 64, DA 243, 278a.

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    rio de crecimiento orgnico y progresivo inspirado en elmodelo catecumenal de los primeros siglos59. Clave deeste itinerario es la verificacin del crecimiento que, porobra del Espritu, se va suscitando en el catequizando.

    71. Iniciar al encuentro con Jess que se manifiesta en elmisterio celebrado. La tradicin de la Iglesia ha expresadode diversas formas el encuentro con Jess. La comuni-dad introduce al catequizando en la comprensin de lossignos, smbolos y ritos presentes en las celebracionescristianas60situndolos dentro de la Historia de Salvaciny explicando su relacin con la vida cristiana cotidiana.La dimensin mistaggica permite dar sentido pleno almisterio que se revela en el encuentro sacramental con

    Jess.

    72. Iniciar al encuentro con Jess que se manifiesta en elpobre y en la comunidad. No se puede desligar la relacincon Jess de la comunidad que se rene en su nombrey del proyecto del Reino. La comunidad debe ser cons-ciente de que el proceso de iniciacin no es meramentedoctrinal61sino experiencial, que parte de la experienciafamiliar62y lleva a promover una cultura del encuentro63.La iniciacin a la vida en comunidad se complementa con

    la iniciacin al descubrimiento de Dios presente en lospobres64, en las periferias humanas y urbanas65y en losnuevos mbitos socioculturales. La comunidad acompaa

    59 Cfr. DA 294.60 Cfr. SCa 64.61 Cfr. DA 299; EG 161.62 Cfr. SCa 19, DA 302,JUANPABLOII, Exhortacin Apostlica PostsinodalEcclesia in America sobre el encuentro con Jesucristo vivo, camino para laconversin, la comunin y la solidaridad en Amrica 34, en adelante EAm63 Cfr. EG 87, 220.64 Cfr. EG 177; 186-196.65 Cfr. EG 30, 46, 63, 191.

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    al catequizando en el ejercicio de las virtudes evanglicas,sociales y polticas66que le permitan mostrar que siguea Jess dentro de las instituciones de base: matrimonio,familia, comunidad cristiana y sociedad.

    73. Iniciar al encuentro con Jess que se encarna en lacultura y piedad de un pueblo. La comunidad presta aten-cin a las necesidades y potencialidades de su entornoy utiliza aquellos medios que le permitan presentar laBuena Nueva con los lenguajes ms adecuados y signifi-cativos en que se encuentra. La piedad popular marianay los centros educativos y universitarios catlicos siguenteniendo un potencial pedaggico evangelizador que nodebe desaprovecharse67.

    74. Iniciar a quienes acompaan procesos de iniciacin. Lacomunidad debe preocuparse por contar con catequistas,hombres y mujeres que evangelicen con su fe, su testimo-nio y una escucha compasiva y respetuosa. Partiendo desus necesidades e inquietudes debe proveerles experien-cias formativas que les permitan vivir en primera personael proceso de conversin, iniciacin e incorporacin a lavida cristiana de tal manera que ellos puedan acompaarcompetentemente a otros68. La comunidad que delega

    en sus catequistas los procesos de iniciacin se compro-mete tambin a darles acompaamiento continuo paraque ellos, a su vez, acompaen a otros, especialmente aaquellos que avanzan dbilmente en el camino de la fe oexperimentan la fragilidad y la pobreza69.

    66 Cfr. DA 100, 385, 505.67 Cfr. DA 300, 338.68 Cfr. DA.69 Cfr. EG 209.

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    II.2. LACATEQUESIS, MOMENTOENELITINERARIODELAFORMACINDELOSALEGRESDISCPULOSMISIONEROS

    75. La misin continental promovida en AmricaLatina es un fuerte llamado a la Iglesia a salir de sus estre-chos lmites para abrirse al encuentro de todos aquellosque se fueron alejando o nunca escucharon la voz delSeor que los llam, para hacerlos discpulos misionerosdel Seor Resucitado.

    76. Esta accin, fruto de la misin, requiere de uncamino formativo gradual y progresivo que de la fe inicial,descubierta nuevamente, acompae al convertido a lamadurez de la fe en la integridad de la experiencia cris-tiana en la comunidad eclesial. Como ya se ha afirmado,es a travs de la catequesis de iniciacin a la vida cris-tiana como se logra esta meta. Esto implica un itinerario

    descrito en sus condiciones y caractersticas en el Docu-mento de Aparecida70, y que implica tareas posterioresirremplazables.

    77. La Tercera Semana Latinoamericana de Catequesisseala la estrecha e ineludible relacin entre la catequesisy el itinerario formativo del discpulo misionero.

    Para iniciar el itinerario de formacin del discpulo,muchas veces se hace necesario un nuevo anuncioque permita al bautizado experimentar a Jess vivocomo Seor y Salvador de toda la vida y dadordel Espritu Santo y profundizar, mediante lacatequesis y los sacramentos de iniciacin, el cre-

    cimiento en la fe que pone en comunin con Cristoe introduce al creyente a la comunidad eclesial 71.

    70 DA 276-278.71 III SLAC, 28.

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    78. La realizacin de un itinerario formativo es partede la misin de la Iglesia, que a travs del primer anun-cio, de la proclamacin gozosa y testimonial del kerigma,llama a todos a escuchar la voz de Jess que invita a suseguimiento.

    79. En este proceso se destaca que hay una gradualidady distintos momentos, marcados por finalidades muy claras.

    El itinerario formativo del seguidor de Jess hunde

    sus races en la naturaleza dinmica de la personay en la invitacin personal de Jesucristo, que llamaa los suyos por su nombre, y estos lo siguen porqueconocen su voz72.

    La misin principal de toda la formacin del creyentees ayudarlo a vivir en plenitud este llamado, que consisteen encontrarse siempre con Cristo, y, as reconocer, aco-

    ger, interiorizar y desarrollar la experiencia y los valoresque constituyen la propia identidad y misin cristianaen el mundo73en continuidad con su incorporacin a lacomunidad creyente.

    80. La catequesis por tanto ha de tener en cuenta elmarco ms amplio del itinerario formativo del discpulo

    misionero. Porqueformar discpulos y misioneros en Amrica Latinasignifica (tambin) animar a hombres y mujeres acomprometerse con su realidad social, poltica, ycultural; a estar abiertos al dilogo con el mundo ya ser defensores de la vida, de los derechos humanos

    y de la naturaleza, conforme a la doctrina social

    de la Iglesia74.

    72 DA 277.73 Cfr. DA 273.74 III SLAC, 135.

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    II.3. LAFORMACINPARAELMINISTERIODELACATEQUESISENELNUEVOPARADIGMA

    81. El Magisterio posconciliar sobre la tarea del cate-quista destaca la importancia de su formacin. En el con-texto de la Nueva Evangelizacin, la formacin del cate-quista busca que sea lo ms apto posible para realizar unacto de comunicacin; desarrollar aptitudes, habilidadesy destrezas para comunicar el mensaje evanglico desdesu propia experiencia de encuentro y relacin con Jess75.

    82. Habiendo descrito el nuevo paradigma de lacatequesis se concluye que ste requiere de un nuevo cate-quista, y de una nueva formacin, en clave inicitica, queempieza con una presentacin adecuada del kerigma, afin de favorecer en los catequistas, primero, un verdaderoencuentro con el Misterio de Cristo y su Persona, fortale-ciendo su discipulado y su misin, como soportes de su ser

    de catequista. En esta nueva visin de catequesis precisaque el catequista redescubra la experiencia sacramentalde su iniciacin cristiana; desde la novedad de vida quetal experiencia le proporcion76.

    83. Esta formacin debe ser permanente atendiendoa las dimensiones fundamentales de su ser,

    saber, saber hacer y saber convivir; debe pri-vilegiar el aspecto de proceso, la capacitacinpara la responsabilidad y para vivir y celebrarla fe en las acciones litrgicas; ha de contarcon el aporte siempre necesario de las cienciashumanas77.

    84. El serdel catequista: ayudar al catequista a madu-rar, ante todo, como persona, como creyente y como

    75 Cfr. DGC 235.76 III SLAC, 81.77 III SLAC,87.

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    apstol; un elemento importante es la afectividad, tantoen autodominio evanglico como en generosidad. Si hayalgo que es propio de su misin es aprender a amar al serhumano, capaz de acoger y dotado de una amabilidad sinlmites, como autntica expresin de la Buena Noticia.No debern faltar frecuentes momentos de escrutinio(discernimiento) que le ayuden a descubrirse como serhumano en busca de madurez. Para que sea el catequistael primer convencido del significado profundo de losmisterios de la fe, debe recuperar la dimensin mistag-

    gica del ministerio catequstico, llegando a interpretarla experiencia humana a la luz de la divina revelacin,pues, para que la catequesis sea efectiva debe iluminar ala persona, empezando por el catequista.

    85. El saberdel catequista: apropiacin de contenidosesenciales que le posibilitarn fidelidad al mensaje y a la

    persona humana en el contexto social y religioso; hacer unaprendizaje eminentemente pastoral y sapiencial ligadoa la vida. Conocimiento bsico de las ciencias humanas,formacin bblica-teolgica, cristologa, eclesiologa,documentos doctrinales y de orientacin as como las exi-gencias ticas y las dimensiones sociales del Evangelio78.

    86. El saber hacerdel catequista: la catequesis como actode comunicacin requiere de un catequista que conozcalenguaje, pedagoga, y otros auxiliares que le permitancomunicar el mensaje cristiano. Esta dimensin implicauna exigencia particular en su formacin para que superela improvisacin o la simple buena voluntad. Este campopertenece a la pedagoga de Jess que la liturgia recogesabiamente en los signos, smbolos, los gestos, las pala-

    bras, los ritos y las narraciones. Recordar adems, que laeducacin de la fe pasa por la comunicacin y la ternura:

    78 DGC 238-239.

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    Jess mostr relacin afectuosa, acogedora, de misericor-dia que permitan a las personas mayor proximidad. Lashabilidades en comunicacin, pedagoga, metodologarequieren de un acompaamiento permanente.

    87. El saber convivir 79del catequista: la formacin ini-citica y su insercin en una comunidad eclesial, comodiscpulo de Jess, que vive en comunidad y en ella puedehacer la experiencia y dar testimonio del mandamientonuevo; tambin es urgido a vivir segn el estilo de vida

    del Maestro. La formacin en relaciones humanas, capa-cidad de convivencia, experiencia comunitaria en que lafraternidad, la iluminacin de la Palabra, los contenidosesenciales de la fe, el compartir y el celebrar la vida, laoracin y la orientacin tica conformen una unidad queforje esta imagen de catequista iniciado.

    88. Dentro de estas dimensiones de la formacin delcatequistas se puede considerar de forma nueva cincocompetencias fundamentales80:

    89. Competencia bblico-teolgica: capacidad de hablarde la fe de forma correcta y coherente, de manera dinmicay significativa, con claridad y simplicidad, sin caer en

    simplismo. El catequista debe ser capaz de leer las Escri-turas de forma correcta, de comprender el dinamismo dela historia de la salvacin, de comprender y saber explicarlas afirmaciones fundamentales del Credo; debe estarinsertado en la vida diaria, interesarse por lo que sucedecon sus interlocutores; como Jess con los discpulos de

    79 Los cuatro pilares de la educacin: aprender a conocer, aprender a hacer, aprendera convivir, aprender a ser, en: Informe a la UNESCO de la Comisin Internacionalsobre la educacin para el siglo XXI presidida por Jacques Delors, La educacinencierra un tesoro. 1996.80 BIEMMI E, La formacin de los catequistas en un contexto de nueva evange-lizacin. Madrid, 2011.

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    Emas De qu hablaban por el camino?. O como Felipeal eunuco Entiendes lo que lees?.

    90. Competencia pedaggica: el catequista es un peda-gogo; su arte consiste en introducir en la fe por medio deun proceso pedaggico siguiendo el camino que utilizel Maestro (metodologa de acompaamiento); ser maes-tro inspirador de cmo vivir, a veces un animador queprovoca la Palabra, a veces un facilitador de aprendizajespor medio del uso correcto de los documentos de la fe, a

    veces un testigo o incluso un mediador que hace descu-brir la vida eclesial. Especialmente es capaz de proponerexperiencias de oracin, de fraternidad, de celebracin, decompromiso, para extraer enseanzas y marcar con ellasla vida personal, y construir identidad comunitaria de lafe. Estamos hablando de una pedagoga inicitica.

    91. Competencia comunicativa: capacidad de conocera fondo el mensaje que debe comunicar y la forma dehacerlo amigablemente, expresndolo con un lenguaje quetoque el corazn de sus interlocutores; que sea capaz decomunicar lo trascendente de los sacramentos, la liturgiay la vida as como de ejercitarse en el arte de escuchar81.

    92. Competencia espiritual: capacidad para orientar laactividad catequtica con espritu evanglico. Esto suponeque los catequistas no vivan slo la espiritualidad comnde los cristianos sino que cultiven actitudes espiritualesespecficas propias de la tarea catequtica: escucha delotro, respeto de la libertad, confianza en la persona,paciencia, espritu de servicio y de ayuda recproca.

    93. Competencia para el acompaamiento: tiene que vercon el ejercicio de contemplar, conmoverse y detenerse

    81 EG 171.

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    ante el otro cuantas veces sea necesario; de mirar al otrocomo prjimo. La experiencia de acompaamiento implicaprudencia, capacidad de comprender, el arte de esperar,tener docilidad al Espritu e infundirlo en el otro, as comotambin, el arte de escuchar que ayuda a encontrar el gestoy la palabra oportuna para acompaar en un genuinocrecimiento y despertar el deseo del ideal cristiano82. Poreso se hace necesario que en la formacin, adems delaprendizaje y la elaboracin de itinerarios catecumenales,se capacite tambin a los catequistas para que acompaen

    los procesos educativos para distintas situaciones de lavida83.

    II.4. LACOMUNIDADCRISTIANAFUENTE,LUGARYMETAPARALACATEQUESIS

    94. La palabra comunidad puede abrazar todos los

    grupos humanos por diferentes medios. Lo que la carac-teriza es el hecho de dar a sus miembros una identidadcolectiva. Generalmente comunidad significa teneralgo en comn. Forman comunidad aquellos que tienenen comn lo que son y lo que tienen. Teolgicamente lapalabra comunidad, koinona, significa la unin ntimao la comunin de las personas entre s y con la Trinidad.

    95. La Iglesia ha sido deseada y proyectada por elPadre. Es creatura del Hijo y constantemente es vivifi-cada por el Espritu Santo. La dimensin comunitaria esfundamental en la Iglesia, pues se inspira en la SantsimaTrinidad, la perfecta comunidad de amor. Sin comunidadno se puede vivir autnticamente la experiencia cristiana.En la Iglesia, la diversidad de dones y carismas propone la

    unidad del Pueblo de Dios en la variedad de las dicesis,

    82 EG 169, 171.83 III SLAC,89.

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    parroquias y comunidades, que expresan su recprocacomunin84.

    96. No hay comunidad cristiana madura que no seamisionera y que no forme a quienes recibe. Si ella olvidala misin, deja de ser cristiana. Por eso, la comunidadvive la comunin en la diversidad, sale a las periferiasa buscar a los alejados, abierta a acoger a quien se apro-xima y posibilita que muchos participen, es decir, tomenparte en la comunidad que se compromete en vivir en

    la comunin. La accin pastoral debe mostrar mejortodava que la relacin con nuestro Padre exige y alientauna comunin que sane, promueva y afiance los vnculosinterpersonales85.

    97. La comunidad cristiana es el origen, lugar y meta dela catequesis86. Ella acompaa a los catecmenos y cate-

    quizandos en su itinerario catequstico y, con solicitudmaternal, les hace partcipes de su propia experiencia defe y les incorpora a su seno87. La comunidad es el espaciopara integrar la fe y la vida. Es hogar, clido y acogedorde vivencia de la fe.

    98. La Comunidad es origenporque el catequista no acta

    en nombre propio sino en nombre de la Iglesia que lo enva.Su tarea tiene origen en el envo de la comunidad. Es en elladonde se ha hecho y ha crecido como testigo del Evangelio.Ella le confa la misin de anunciar e invitar a hombres ymujeres a la conversin y al seguimiento de Jess.

    99. La comunidad es lugar, mbito natural de la cate-quesis. Es donde resuena el mensaje que se ha confiado

    84 DA 304.85 EG 67.86 I SLAC, 4.87 Cfr. DGC, 254; CT 24.

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    al catequista: hagan discpulos ensendoles a ponerpor obra (Mt 28, 25-26). Es el seno materno donde segesta el hombre nuevo por la Palabra incorruptible ypermanente del Dios vivo88. La comunidad cristiana estestimonio vivo que constituye de por s una proclamacinsilenciosa, pero muy clara y eficaz de la Buena Noticia:espejo donde se mira el catecmeno y referencia e inspi-racin del catequista.

    100. La comunidad es meta de la catequesis que acoge

    a los que desean conocer al Seor y adentrarse en unavida nueva. La catequesis corre el riesgo de esterilizarsesi una comunidad de fe y de vida cristiana no acoge alcatecmeno y al catequizando en cierta fase de su cate-quesis. Por eso la comunidad eclesial, a todos los niveleses doblemente responsable respecto de la catequesis:tiene la responsabilidad de atender a la formacin desus miembros y de acogerlos en un ambiente dondepuedan vivir, con la mayor plenitud posible, lo quehan aprendido89. Y encaminarlos a ministerios eclesia-les y servicios al mundo segn la vocacin que han dedescubrir.

    101. La dicesis es la comunidad referencial que se

    hace cercana y se visibiliza en la rica variedad de comu-nidades en las que los cristianos nacen a la fe, se educany viven: la familia, la parroquia, las asociaciones y movi-mientos, y las pequeas comunidades eclesiales. Ellasson los lugares de la catequesis, es decir, los espacioscomunitarios donde la catequesis de inspiracin catecu-menal y la catequesis permanente se realizan. La escuela

    catlica ha de ofrecer mltiples formas del ministerio de

    88 Cfr. 1 Pe 1, 23.89 Cfr. CT 24.

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    la Palabra a los alumnos, padres, y miembros del personalescolar catlicos, y a los no catlicos al menos las etapasiniciales de la evangelizacin90.

    102. En sntesis afirmamos, con Aparecida:

    La maduracin en el seguimiento de Jess y lapasin por anunciarlo requieren que la Iglesiaparticular se renueve constantemente en su vida

    y ardor misionero. Slo as puede ser, para todoslos bautizados, casa y escuela de comunin, departicipacin y solidaridad. En su realidad socialconcreta, el discpulo hace la experiencia delencuentro con Jesucristo vivo, madura su voca-cin cristiana, descubre la riqueza y la gracia deser misionero y anuncia la Palabra con alegra91.

    90 Cfr. DGC 259-260. Congregacin para la educacin catlica. La escuelacatlica (1977), 59-61. III SLAC 65, 67.91 DA 167.

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    CUADRO

    GENERAL

    DE

    LAI

    NICIACINC

    RISTI

    ANA

    (catecumen

    adopre-bautism

    al)

    conformea

    lRICA

    Lasetapassonlosperodosbiendeterminados.Losgradossonla

    sgrandescelebracionesdepasajedeunaetapala

    siguiente

    1ETAPA

    Pre-Catecume

    nadoo

    PrimerAnu

    ncio

    (Kerigma

    )

    1GRADO-RitodeAdmisindelosCandidatosalCatecumenado(entrada)-Prroco

    2ETAPA

    Ca

    tecumenado

    (tiem

    pomslargo

    detodos)

    2GRADO-PreparacinparalosSacramentos(eleccin)-Prroco

    3ETAPA

    PurificacineIlumi-

    nacin

    (Cuaresma)

    3

    GRADOCelebracindelossacramentosdeIniciacin:VigiliaPascual-Prroco/Obispo

    4ETAPA

    Mistagog

    ia

    (Tiempopas

    cual)

    Tiempodeaco

    gidaen

    lacomunidadc

    ristiana

    1aEvangelizacino

    1o.

    Anuncio

    Inscripciny

    coloquio

    conelcatequista.

    Ritoscateq

    uistas+

    equiposdeLiturgia

    Tiemposuficientemente

    largopara:

    CATEQUESIS

    -REFLEXIN

    PROFUNDIZACIN.

    Vivenciacristiana,

    Conv

    ersin

    ParticipacinenlaIgle-

    sia(c

    omunidad).

    Ritoscatequistas+

    equi

    posdeLiturgia

    Preparacinprxima

    paralosSacramentos

    Escrutinios,

    EntregasdelSmboloy

    delaOracindelSeor

    CATEQUESIS

    Prcticascuaresmales

    Ritoscatequistas+

    equiposdeLiturgia

    CATEQUESIS

    Mayorprofund

    izacin

    enelmisterioc

    ristiano,

    enelmisterio

    pascual,enlavida

    nueva.Vivenc

    iaenla

    comunidadcristiana.

    Findelperodo

    catecu-

    menal,inicitico.

    Elcristianosiguelafor-

    macinpermanenteenla

    comunidad,alo

    largode

    todadavida.

    Cfr.CNBB,

    IniciaoVidaCrist.Braslia,200

    9.

    EstudosdaCNBB97,2009

    ,p.49.

    Pe.LuizAlvesde

    Lima,sdb-CursosobreIniciacinalaVidaCristiana-ITEPAL05-07-2011.

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    III

    PROPONER:Nuevos horizontes para la catequesis

    Lleven la barca mar adentroy echen las redes... (Lc5, 4)

    103. El Proponer se refiere a nuevos horizontespara la catequesis, ante un futuro que viene cargadode esperanza, sin olvidar que toda renovacin implicatiempo y paciencia. El cambio de poca trae nuevas opor-tunidades y nuevos desafos para la evangelizacin. ste,implica una catequesis que no slo busque la conversinde sus interlocutores, sino que se convierta ella misma atravs del dinamismo del Espritu y transforme a todala Iglesia.

    104. La Iglesia, al evangelizar, impulsa un procesocontinuo de conversin pastoral. No asumir esta exigen-cia es reducirnos a una mera pastoral de conservacin.

    La conversin pastoral consiste fundamentalmente en lafirme decisin, tanto a nivel personal como comunitario,de estar siempre en marcha, bajo la gua de Jesucristo,

    buscando los medios necesarios para realizar la evan-gelizacin segn el Espritu y no segn las modas del

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    momento, gustos o caprichos92. Esta conversin pastoralgenera, entre otras cosas, un cambio de mentalidad y unamentalidad de cambio; nuevas actitudes; aceptacin denuevos mtodos y estructuras.

    105. Lo anterior, constituye para la catequesis un grandesafo que cuestiona a fondo la manera cmo estamoseducando en la fe y cmo estamos alimentando la vivenciacristiana; un desafo que debemos afrontar con decisin,con valenta y creatividad93.

    III.1. EN ORDEN A LA IGLESIA: Optar por unacomunidad catequizadora en salida misionera ydispuesta a la conversin pastoral.

    106. Todo proceso de inspiracin catecumenal ha deentenderse, a partir de Aparecida y de Evangelii Gaudium,

    desde una Iglesia profundamente misionera que tienecomo tarea primordial la formacin inicial y permanentede sus discpulos misioneros94.

    107. Proponemos que: La Iglesia pase de un modelode cristiandad a un modelo eminentemente misionero,es decir, que no se cierre sobre s misma en una pastoral

    centrpeta, sacramental y devocional, sino que se abra ala evangelizacin como un proyecto orgnico, global yunitario para manifestar, construir y hacer presente elReino de Dios entre todos los hombres95.

    108. Las comunidades crezcan en la conciencia de sufuncin proftica. De este modo, la catequesis no quedar

    92 Cfr. DA 370.93 DA 287.94 Cfr. Mensaje a las Conferencias Episcopales, a las Comisiones Nacionalesde Catequesis de Sudamrica y a la Seccin de Catequesis del CELAM, 21de octubre de 2010, Bogot, 10. III SLAC 48.95 Cfr. DA 279; 358.

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    Proponer: Nuevos horizontes para la catequesis

    reducida a un mbito cerrado y reservado a unos deter-minados especialistas del anuncio.

    109. La comunin entre las Iglesias particulares deAmrica Latina y El Caribe, se manifieste en la bs-queda de caminos comunes para la Catequesis, ya quetenemos una historia comn los que formamos la PatriaGrande96.

    110. La Iglesia en cada uno de sus miembros est en un

    estado permanente de conversin pastoral97y desarrollelas siguientes actitudes: estar atenta a Jesucristo, apertura,dilogo, disponibilidad, corresponsabilidad, participaciny testimonio98.

    111. En este proceso de conversin se superen lasestructuras pastorales caducas que no favorecen la trans-

    misin de la fe99.

    112. La Iglesia vaya al encuentro del otro, sea casa aco-gedora y escuela permanente de comunin misionera100.

    113. La conversin de los pastores promueva y animeuna espiritualidad de comunin y participacin101.

    114. La Parroquia se renueve para ser comunidad cate-quizadora y planifique cuidadosamente su accin, comorespuesta a las exigencias del contexto geogrfico y socio-cultural, dentro de los planes de pastoral diocesanos102.

    96 Cfr. DA 525.97 Cfr. DA 366.98 Cfr. DA 362.99 Cfr. DA 365.100 Cfr. DA 370.101 Cfr. DA 368.102 I SLAC Apartado 3.2.

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    115. Cada Iglesia particular aliente el uso de las bellasartes y la tecnologa en su proyecto evangelizador103.

    III.2. EN ORDEN A LACATEQUESIS: Optar poruna Catequesis al servicio de la iniciacin a la vidacristiana.

    116. La iniciacin cristiana exige no solamente unarenovacin de la catequesis sino tambin una reestructu-racin de toda la vida pastoral de la Iglesia. La catequesis

    en clave inicitica y catecumenal, entendida como forma-dora de discpulos, es un itinerario pedaggico que acom-paa el caminar de la persona hasta llegar a la madurezen la fe.

    Proponemos que:

    117. La catequesis ocupe el lugar que le correspondedentro del proceso de la iniciacin cristiana. De hecho, laverdadera catequesis es aquella que est al servicio de losprocesos de iniciacin cristiana104.

    118. El proceso catequstico de formacin adoptadopor la Iglesia primitiva para la iniciacin cristiana seaasumido en toda Latinoamrica y El Caribe como lamanera ordinaria e indispensable de introduccin ala vida cristiana y como forma de catequesis bsica yfundamental105.

    119. Se asuma el catecumenado bautismal para los nobautizados y post-bautismal para los bautizados no sufi-cientemente iniciados, en calidad de cuasi-catecmenos106.

    103 EG 167.104 Cfr. DGC 65-66.105 Cfr. DA 294.106 Cfr. DA 288; DGC 172.

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    Proponer: Nuevos horizontes para la catequesis

    120. La catequesis sea concientizadora, liberadora,crtica de la sociedad actual y constructora de formas msfraternas de convivencia, poniendo de relieve la fuerzatransformadora del Evangelio.

    121. La preocupacin primera no sea sacramentarsino recorrer un itinerario en orden a la vivencia de lafe cristiana dentro del cual se celebren los sacramentos.

    122. El proceso de iniciacin cristiana tenga en cuenta

    los siguientes aspectos:

    a) Privilegie el uso de la Sagrada Escritura107.

    b) Acompae la bsqueda del sentido de la vida.

    c) Se fundamente en el kerigma, anuncio central al que

    siempre hay que volver108

    .

    d) Favorezca la conversin en un proceso por etapas.

    e) Valore la dimensin mistaggica de la catequesis,como iniciacin al misterio y su celebracin, privile-giando los sacramentos de la iniciacin cristiana y su

    unidad109

    .f) Asuma una clara dimensin diaconal, misionera y

    vocacional.

    g) Se site en el contexto comunitario-eclesial y en el con-texto social, econmico, poltico, cultural y religiosode la cultura contempornea.

    107 Cfr. VD 74.108 Cfr. EG 164-165.109 Cfr. EG 166.

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    h) Haga intervenir en la comunidad otros acompaan-tes de los interlocutores: iniciadores, padrinos, lafamilia110.

    i) Verifique si los interlocutores, captan el corazn delEvangelio y no solo aspectos secundarios111.

    j) Conecte siempre las verdades con la belleza del amorsalvfico de Dios112.

    k) Oriente la enseanza de las virtudes a la fe que obrapor el amor113.

    l) Se ubique la doctrina en la actitud evangelizadora,que despierta la adhesin del corazn con la cercana,el amor y el testimonio114.

    m) Acompae la fe ya presente en la religiosidadpopular115.

    n) Tenga como matriz a la comunidad cristiana, desdedonde se vive la experiencia de comunin eclesial.

    o) Sea parte del proyecto pastoral de la