Kukul no puede morir

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KUKUL NO PUEDE MORIR LEYENDA DE GUATEMALA

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KUKUL NO PUEDE MORIR

LEYENDA DE GUATEMALA

-He ahí el símbolo de tu hijo. Él será valiente entre los valientes así como este colibrí es el de más sedoso plumaje entre

sus iguales..

Y así fue. En las continuas luchas con los pueblos enemigos, Kukul siempre

luchaba el primero y nunca resultó herido.

Cuando Kukul llegó a la mayoría de edad, los ahuaes de la tribu se

reunieron para predecir su destino.

Reunidos bajo el Tzité, el árbol de color coral, el más anciano de los brujos

arrojó los granos mágicos, que quedaron esparcidos por el suelo.

-Tu destino está echado Kukul. Nunca morirás. Vivirás para siempre a través de generaciones de quichés.

Toda la tribu se alegró mucho por Kukul. Bueno, tosa no, el éxito de

Kukul llenaba de envidia a una persona..

Era Chirumá, su tío, hermano de su padre.

Chirumá tenía la misma edad que Kukul y había soñado toda su vida con suceder a su hermano, el cacique, como jefe de la tribu.

Ahora, tras la profecía del brujo, estaba convencido que sería Kukul y

no él el nuevo jefe.

-¿Será cierta la profecía?

No, es imposible.¿Cómo va a vivir Kukul a través de

generaciones?Y, de pronto, Chirumá

tuvo una idea.

-Ya sé por qué la muerte respeta Kukul. Seguro que tiene algún

amuleto poderoso.

Por la noche, mientras Kukul dormía, Chirumá se acercó a él en silencio y

registró todas las cosas de Kukul, pero no encontró nada.

Ya se retiraba cuando vio que, bajo la estera sobre la que dormía Kukul, asomaba una pequeña pluma de

colibrí.La cogió y se alejó de

allí.

Pasaron los años y el cacique, padre de Kukul, murió. Los ahuaes se reunieron

de nuevo para elegir un nuevo jefe.

Todos estuvieron de acuerdo en que el nuevo cacique fuera Kukul, pues la

profecía decía que no moriría nunca. Y así se hizo.

Un día que Kukul paseaba por la

selva, un revuelo de ramas lo sorprendió.

De repente. Vio un hermoso colibrí

que se posó en una rama junto a él.

Kukul se sorprendió muchísimo al oír que aquel bello animal le

hablaba:-Escúchame Kukul, soy tu protector y vengo a

prevenirte. La muerte te acecha Kukul. Guárdate

de los hombres.

Y el colibrí se alejó antes de que Kukul pudiera preguntar nada.

Al principio, Kukul estuvo preocupado pero, con el paso del tiempo y viendo que

nada pasaba, olvidó el asunto.

Mientras tanto, Chirumá seguía

haciendo planes para ser el jefe de la tribu.

Ahora, con el amuleto de Kukul en su poder, estaba convencido de

poder matarlo de modo que, una tarde,

lo siguió cuando Kukul se fue a pasear

por la selva.

Kukul escuchó un ruido entre la maleza. Se paró y dispuso su arco y sus flechas, creyendo que era

alguna alimaña, pero todo permaneció en la más absoluta quietud.

De pronto, un agudo silbido llegó hasta él y una flecha quedó clavada en su pecho.

Kukul recordó las palabras del colibrí pero, ¿de quién iba a defenderse si el

enemigo no aparecía por ninguna parte.

Kukul se arrancó la flecha y corrió entre la maleza de la selva en busca del río para

lavarse la herida pero, a medida que caminaba se iba quedando sin fuerzas. La

sangre llenaba todo su pecho.

Kukul, exhausto, se apoyó en el árbol Tzité.

Se dejó caer sobre la hierba verde y húmeda y cerró los ojos, dispuesto a

morir.

Pero los dioses habían decretado la inmortalidad de Kukul y así,

comenzó a transformarse en un hermoso pájaro con el cuerpo verde

como la hierba sobre la que había caído y el pecho rojo como la sangre de su

herida.

Cuando Chirumá llegó al lugar, no vio más que un hermoso pájaro

que emprendía el vuelo.

Aunque Chirumá fe el cacique de la tribu algunos años, el pájaro

Kukul se convirtió desde entonces en el símbolo de Guatemala…

…cumpliéndose así la profecía de los ahuaes, que decía que Kukul viviría a

través de todas las generaciones de Guatemala.