808.831D119j2008

INSTITUTODE LAMUJEROAXAOUENAEDleroNEs

generaci ónfeminista

JUANITA, LAS POCHOTAS

y UNA BOLSADE PREGUNTAS

Mónica Mayer

¡mOl j i I ...

Juunita. lu» pOc/wta5 y Ullll bolsa de prryuIlI Cl .'·, lue publicado por d Instituto de la MujerOaxaqucña lid Gohh-mo Cnnsti tucional del Esta do de Oaxaca. en la colecci ón ..Instituto de laMujer Oaxaqueña Ediciones». serie Generación Feminista

lJlJSES RlJlZ ORTIZGolu-madur Constitucional del Estado de Oaxaca

NORMA REYES TERÁNüln-ctom General del Instituto (k 1;1 Mujer Oaxuqucña

AUTORAM ónica Maycr Lucido

CONSEJO EDITORIALAlicia Miyarcs. Daniel C;)Zl~S Ml'naciw, Estela Scrret Bravo, Francisco Cos-Monticl. GloriaCarcaga Pl~rez, José Ramón Ramircz PC't1'I, Luisa Posada Kuhissa, Marcela l.agardc y de losRíos, María Luisa Tarr és, Rosa Coho Bcdia

ASISTENTE DEL CONSEJO EDITORIAL

Clau dia Gu ichard Hello

DISTRIBUCiÓNMnn'dl's Adriann Vasq ucz Ram ircz

FIJICIÓNMari a Conc epció n Pinclo Ser rct

DISEÑO E II.USTRACIONESMn. de los Án ~l'!l's G ómez Ortiz

BOll.1l31MJ44J

Mayer, M ónicaJuaním, IlI.'~ ¡mclW1ll5 y UIlO bols« dc pn'!JlllltClS/ Mónica Mayer - - Oaxaca. M éxico : Instituto

ele la MIUn Oaxaq ue ña. 2008.2B p, : 2 1,5 x J ] cm - -IColecció n Instituto de la Mujer üaxaqucña Ediciones: serieGeneraci ón

Femi nista].IS"N: 978 968 5799 2 1 8

1, Mujeres / Problemas soc iales y murales,2. Roles sexuales - México ,J. Derechos de la mujer / México.4, Mujerl's - Violencia contra las mujeres ,5. Cuentos infantiles.

D. R. 2008 M ónica Mayer LucirloD. R. 2008 lnstitu to de la Mujer Oaxaqucñ aEuca liptos No. 422 . Colon ia Reforma . CI' (,8050. Cen tro . Oaxaca. Tel. 0 1951 5159386

ht1p : //www. il11 o.~nh.m x

ISBN de obra co mple ta : 968-5799- 04-0ISBN de obra relacionada: 978 % 11 5799 2 1 8Imp res o eu Ouxaca. M éxico

l.a reproducci ón total o parci al dv csta ohra (incluido el dise ño tipogr áfrco y de port ada) s"'arunl fuere el medi o. clcc t r ón lco o mec ánico, 110 cst¡i autorizado, salvo aprobación acordada

con el IMO. ro n cl co mpromls o obli gad o de c itur la fu ent e.

Este l ih ro SI' termi nó oc imprim ir en diciembre de 2008. en Oaxaca, M éxi co, m los ta lleres de

Opción Gr áfica In tegral . sita en Carte ros 104, Col. Postal. üaxaca, Oaxa ca. El cu ida do dl' laimpresión es tuvo a cargo de María Concepción Pinclo Sc rret .

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¿Conoces el nombre deuna científica,de una pintora, deuna abogada y de unafutbolista?

• V ámonos, Juanital, dijo doña Francisca, pero suj hÜa no respondió.

La niña tenía los brazos recargados en la mesa y lacabeza escondida. Estaba triste y no quería acompañar asu mamá a vender chapulines.

Esa mañana el director de la escuelala había regañado de nuevo. Niña -ledijo- deja de soñar. Nunca vas a sercientiñca, ni pintora, ni abogada, [nifutbolista! -exclamó furioso-o Esas sontonterías. Las mujeres sólo sirven paratener hijos, pero tú eres tan respondona que nadie se vaa querer casar contigo.

Esta vez la habían llevado a la dirección porque a la horadel recreo los niños no la dejaron jugar futbol y les quitóla pelota. Corrió tan rápido que ninguno la alcanzó.

Pero no era la primera vez que la reprendían. Unasemana antes la maestra la había castígado porgritarle a un niño que le estaba alzando la falda a unacornpañerita del salón. Y la anterior a esa la habíandejado sin recreo, pues la maestra había dicho que lasniñas tenían que ayudar a sus mamás en la casa y sehabía molestado mucho cuando Juanita le preguntóque por qué los niños no.

La lista de sus castigos ya era tan larga, que el directorla había amenazado con llamar a su mamá. Eso eralo último que quería Juanita, porque doña Franciscatrabajaba mucho y estaba muy preocupada. Hacía dosaños que su papá se había ido a Estados Unidos y sumamá se quedó haciéndose cargo de los gastos de lacasa, pues querían ahorrar dinero para abrir una tienda

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de abarrotes. Lo malo es que no habían tenido noticiasde él en los últimos meses. Lo extrañaban mucho.

Su mamá insistió: ándale mi chiquita, hoy voy al centro yyo sé que te gusta mucho ir allá.

La niña alzó la cabeza un poco.

Cuando su mamá trabajaba en el centro de Oaxaca, sela pasaba en el patio de una casa de la cultura que teníaun jardín muy bonito, había un estanque con peces ymuchos árboles llamados pochotas. También pasabanpelículas que le gustaban mucho.

¿o prefieres quedarte? -dijo su mam á-, volviendo lacabeza lentamente hacia un enorme cesto de ropa ajenaque todavía tenían que planchar; sonreía porque sabíaque a la niña le fastidiaba ese trabajo.

Antes de que la mamá cambiara de opinión, Juanitapegó un brinco, recogió la mercancía y salió de la casa.

La tarde era tibia y tranquila, aunque Juanita seguíaafligida.

Se sentó junto al estanque, pero esta vez ni siquierabuscó a sus amigas: la ruidosa rana Rufma y doñaDemiana, que era una carpa roja, gorda y cariñosa.

En lugar de saludarlas, la niña se dedicó a refunfuñar:¿Por qué no me dejan jugar futbol si corro más que losniños y paro todos los goles? ¿Por qué dicen que lasniñas tenemos que quedarnos quietecitas? ¿Por qué nopuedo ser alcaldesa o presidenta? ¿Por qué siempre meregaña el director? ¿Por qué no me dejan decir lo quepienso? ¿Por qué siempre me dicen que me tengo que

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¿Sabes quién fue laprimera presidenta enel mundo y la primeragobernadoraen México?

casar? ¿Por qué dicen que nadie me va a querer? ¿Porqué me regañan por hacer preguntas? ¿Por qué no meha escrito mi papá? ¿Por qué soy niña?

Rufma y Derniana se volvieron para verse una a la otra,preocupadas. Nunca habían visto asu amiguita así. Siempre estaba feliz:echaba carreras con Rufma y juntabaramitas para construir torres, la cuales,cuando se caían, le daba tanta risaa Derniana que sus carcajadas seconvertían en burbujas en el agua. Juanita era como unsol radiante, pero hoy parecía que traía una nube negra ycargada sobre la cabeza.

De repente, a la niña se le llenaron los ojos de lágrimasy empezó a llorar; las lágrimas corrían por sus mejillassin parar. Lloraba y lloraba, cada vez más fuerte. Llorabaporque estaba triste y lloraba porque estaba enojada.Pronto se empezaron a formar delgados hilillos delágrimas que serpentearon por todo el jardín.

Preocupada, la rana Rufma le dijo a doña Derniana queera momento de despertar a las pochotas y pedirles suconsejo.

-¿A las pochotas? ¿Para qué?

Rufma se acercó a doña Demiana y le susurró al oído:como sabes, son árboles altos y frondosos cuyos troncosestán llenos de espinas, por lo que muchos creen que noson amistosos; pero, cuando sopla el viento, sus hojassuenan como las olas de mar acariciando la arena. Alas pochotas nunca hay que abrazarlos, pero siemprehay que escucharlos. Para ello hay que dormir bajo susombra. Dicen que quien lo hace -corno la princesa

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¿Conoces la leyenda dela princesa Donají? neparece que su destinofue justo?

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Donají de la leyenda zapoteca-, cuando despierta,realmente sabe 10 que debe hacer.

La carpa era más vieja que la rana y conocía muchasleyendas, pero nunca había oído la leyenda de esosárboles. Como no tenía una mejor idea y las lágrimas dela niña estaban salando su estanque,doña Demiana aceptó la sugerencia.

Rufma y doña Demiana empezarona brincar 10 más alto que podían enel agua para salpicar a los árboles yllamar su atención. No era fácil, pueslas pochotas siempre estaban dormidas o mirando haciael cielo; rara vez ponían atención a 10 que sucedía a rasdel suelo. Hicieron tanto alboroto que hasta las hormigasy las abejas dejaron de trabajar un momento paradetenerse a ver qué sucedía.

La pochota más grande, que era la abuela, por fin abrióun ojo. Parecía que acababa de despertarse, como eratan vieja dormía poco y se entretenía escuchando todaslas conversaciones en su jardín. Por eso, antes de queempezaran a explicarle 10 que sucedía, ella agitó susramas suavemente para despertar a las demás.

Una a una reaccionó.

¿Qué pasó abuela? -dijo cariñosa la pochota máschiquita, sacudiéndose de encima a una familia deurracas enanas que quería anidar entre sus ramas-o¿Otravez te atacó la polilla?

No seas grosera -le llamó la atención su tía, dándoleun coscorrón socarrón que acabó de espantar a lospajaritos-o Hermana: qué le das de comer a tu hija para

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que sea tan confianzuda -düo la tía pochota, riéndose yestirándose.

¿Qué pasa? -preguntó la pochota mamá bostezandoy tallándose los ojos. Tan a gusto que hubiera seguidosoñando con el arco iris y las estrellas fugaces- o¿Para quéme despertaron? ¿Está lloviendo? Huele a tierra mojada.

La pochota abuela les explicó que el alboroto venía deabajo, donde había una niña que no dejaba de llorar. Lesdijo que por lo pronto había que arrulla rla para que sedurmiera mientras averiguaban bien qué le pasaba. Losarboles empezaron a frotar sus ramas cada vez más rápidohasta que el jardín se inundó con sonidos de cascada.

Juanita se durmió y dejó de llorar.

¿Qué pasa con esta niña? -quiso saber la pochotaabuela-. No es bueno que una criatura esté tan triste.Cuando se amarga el corazón, las ra íces se pudren.

Doña Derniana les explicó que Juanita era una niñainteligente y valerosa, que se daba cuenta de lasinjusticias que ocurrían a su alrededor y trataba decombatirlas.

También es persistente - coment óla rana Rufma: luegoagregó- : hay hasta quienes dirían que es terca . Deberíanverla cuando construye torres de ramitas para hacer reíra Demiana. Se puede quedar horas trabajando y no sedetiene hasta termina r, aunque acabe con los dedosrasguñados. Es de las personas que tiene que derrumbarlos muros que le ponen enfrente, aunque sea a topes.

Ah - dijo la tía, pensativa-, así son las Juanas, Juana deArco encabezó al ejérci to fra ncés cuando apenas tenía

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diecisiete años y la quemaron en la hoguera antes decumplir los veinte. O Sor Juana Inés de la Cruz, la granpoetisa mexicana, que tenía tantas ganas de ser escritoraque prefiri ó ingresar a un convento antes que casarse.Casi al final de su vida, por escribir lo que pensaba, laobligaron a deshacerse de su biblioteca.

Pues a mí no me gustaría acabarhecha carbón o que me obligarana deshacerme de mis hojas -dijo lapochotita .

Tienes razón -respondió la abuela-,los pochotes, como nos llama la gente, somos seresmuy antiguos. Por eso sabemos que la libertad esfundamental. Cada quien tiene que ser y hacer 10 quequiere. Los árboles entendemos eso bien porque tenemosraíces profundas que nos dan mucha fuerza. Por eso nosencanta que nuestras ramas crezcan libremente. Pero

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las humanas y los humanos son una especie joven, conmucho por aprender. Además, tienen piernas y caminanpor el mundo sin arraigo. Para sentirse seguras, algunaspersonas tratan de hacer que la humanidad entera seporte de la misma manera. Es como si quisieran que susramas fueran todas iguales.

Sí -reiter ó muy seria la tía pochota- y como no puedenponerse de acuerdo sobre cómo deberían de ser, porquecada persona es única, se dividen en grupos y se peleanunos con otros para ver quién es más fuerte. El grupoque gana impone su punto de vista. A veces se agrupanpor el color de su piel o por el lugar en donde viven, opor sus creencias.

¿Y esto qué tiene que ver con Juanita? -preguntóimpaciente la Rana Rufma, que estaba a punto decomerse un mosquito que no dejaba de zumbarle en eloído.

Es sencillo -contestó la abuela- hace mucho, peromucho tiempo, algunos humanos decidieron que lasmujeres y los hombres eran completamente diferentes.Como en su especie las mujeres gestan a sus bebés en suspancitas y cuando nacen los amamantan, organizarontodo para que ellas se quedaran en casa a atender ala familia, mientras ellos salían a cazar. El trabajo deambos era importante. Pero, siendo como son, al ratoquerían que TODAS las mujeres se dedicaran a tenerdescendencia y TODOS los hombres a cazar. Ellos teníanque ser fuertes y ellas delicadas. Ellos valientes y ellasabnegadas. No han entendido que la gente tiene derechoa decidir cómo quiere ser. Por eso el director de la escuelade Juanita no se pregunta ¿cómo es ésta niña?, sino¿cómo la moldeo para actúe como 10 que yo creo que es

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una niña? Sé que todo esto es dificil de entender porquelas pochotas y los pochotas no pensamos así, pues cadaespecie es diferente.

Ya entendi -dijo la pochotita- ¡Juanita es tan sabia queve al mundo como si fuera pochota! Pues que se venga avivir con nosotras. Aq ui la vamos a querer mucho.

Yla trataríamos muy bien -respondió lapochota mamá- pero Juanita necesitael cariño de otras humanas y otroshumanos, igual que tú necesitas elnuestro.

Para ti, écuáles son lasdiferencias entre lasmujeres y los hombres?

Entonces que obedezca al director y deje de jugar futbol-d ijo la rana Ru fm a, mientras brincaba entre los lirios delestanque.

Si eso es 10 que ella verdadera mente desea, está bien-comentó la pochota mamá ; luego agregó- : pero sideja de hacer 10 que quiere sólo por complacer a mediomundo y ser aceptada, sería tan triste como que austedes y a mi nos cortaran las ramas.

Todas imaginaron a la niña como un tronco pelón llenode espinas y a nadie le gustó la imagen.

Juanita necesita nuestra apoyo -prosiguió la pochotaabuela-oYo propongo que cada una de nosotras,incluyéndolas a ustedes doña Demiana y Rufma, ledemos un regalo que la ayude a decidir 10 que ella enverdad quiera hacer.

Todas estuvieron de acuerdo, así es que pusieron ancas,aletas y ramas a la obra .

¿Has oído hablar de lasororidad? Es posibleque no, por lo que seríamuy bueno que inves­tigaras a qué se refiere.

A esa niña hay que fortalecerle las raíces -expresó latía pochota- . Tiene que saber que muchas otras niñasy mujeres han defendido sus sueños y no todas hanacabado en la hoguera o el convento. Si yo pudieracaminar, la llevaría a una biblioteca a buscar informaciónsobre otras mujeres fuertes, porque los libros, ademásde las ideas de la humanidad, tienen la sabiduría de losárboles. Yo le regalo el don de la curiosidad.

También hay que endurecerle las ramas -agregó lapochota mamá- yeso sólo se logra ejercitándolas yestirándolas mucho, hasta que lleguen a tocar a otrosárboles. Por 10 pronto, tiene que conseguirse por 10 menosa diez amigas.

¡Así pueden formar su propio equipo de futbol! -gritóemocionada la pochotita-, [estoy segura de que ellas vana ganar!

Oja lá se acerque a doña Francisca -düo la pochota mamá,acurrucándose entre las ramas de lapochota abuela, quien la abrazó conternura-oYo sé que está muy ocupaday tiene muchas preocupaciones, peronada le daría más gusto que aconsejary apapachar a su hija. Yo le regalo aJuan ita el don de la sororídad para que

sepa darla y aceptarla .

Doña Demiana estaba a punto de decir cuál sería suregalo, cuando la pochoti ta interrumpió.

Mamá - dijo, acurrucándose entre las ramas de suprogenitora- , ¿qué las niñas y niños humanos no puedenhacer amistad? ¿Juanita nada más va a tener amigas?

¿Qué le regalarías tú aJuanita y cuál de susdones crees que ella tedaría a ti?

La pochota mamá sonrió. Le encantaban las ideas desu hija, Le contestó que tenía razón y que tambiénera importante que Juanita buscara amiguitos, porquehabía niños sabios que comprendían que las niñas eraninteligentes y podían jugar futbol muy bien.

Pues yo le regalo a Juanita 10 mismo que ella me ha dadoa mí: alegria -düo doña Demiana, que como todas lascarpas sabía que la alegría era tan importante para la vidacomo el agua.

y como yo tengo ancas de rana para brincar muy, peromuy alto, le regalo el don de la ambición, para quesiempre trate de llegar más lejos -confesó Rufma.

Ya nada más faltaba el don de la pochota abuela y el dela pochotita.

AJuanita yo le regalo paciencia -expresó la más sabiade las pochotas-; la va a necesitar para lidiar con las

personas que la lastiman, como eldirectoryesos niños que no la dejaronjugar. Este don le ayudará a entenderpor qué se comportan así y a encontrarla mejor manera de hacerlos ver su error.

La pochota abuela, la pochota mamá, la pochota tía, larana Rufma y la carpa doña Demiana se volvieron hacia lapochotita y le preguntaron: ¿:y tú que le vas a regalar?

Mi regalo para Juanita es: [una bolsa de porqués!

¿¡Qué, qué!?, dijeron todas al mismo tiempo.

Una bolsa llena de porqués - repitió la pochotita yaclaró -: una bolsa grande, enorme, de preguntas paraque nunca se le acaben las ganas de cuestionar todo,

hasta que esté satisfecha de qué es 10 correcto y lo queella quiere.

Cuando doña Francisca terminó de vender sus chapulines,ya empezaba a caer la noche.

Entró por Juanita y la encontró dormida apaciblemente.Se quedó observándola con tanto amor que la niñadespertó con el corazón calientito y le dio un abrazo a sumamá.

Te quedaste dormida debajo de los pochotes, mi tesoro- dijo su mamá, tratando de peinar con la mano lacabellera rebelde de la niña.

Son pochotas, mamá, no pochotes, contestó la niña.

Doña Francisca no entendió por qué había dicho eso suhija, pero le dio la mano y salieron jun tas del jard ín.

Oye, mamá - preguntó la niña-, cuando eras niña,¿alguna vez te regañaron en la escuela? Fíjate que...

En el camino a casa, Juanita le contó a su mamásus problemas. Doña Francisca la escuchó atenta y leprometió que iría a hablar con el director para defenderla,porque no había hecho nada malo. También le dijo queestaba muy orgullosa de tener una hija tan inteligente ytan decidida.

Juanita estaba a punto de llegar a su casa, cuandoescuchó el sonido de las ramas de las pochotas a 10 lejos.Al volverse y mirar hacia atrás, sonrió. Sabía que todo ibaa estar bien.

FIN

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