Juan Borchers

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Texto por María Berrios.Después publicado por ediciones Vaticano chico.

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  • Arquitecturas invisibles y poesa de la accin

    mara berros

    Yo soy como una ciudad nueva trazada en una regin desconocida, siempre en trance de desaparecer y sucumbir abandonada. juan borchersNos parece que la condicin humana es potica, vale decir que por ella el hombre vive libremente y sin cesar en la vigilia y coraje de hacer un mundo. alberto cruz

    IEn 1950, Juan Borchers (1910 1975), instalado en algn lugar de Sevilla, escriba en una de sus libretas de viaje acerca del documento.1 Borchers se encontraba trabajan-do en el Archivo de Indias, revisando cartografas y otros materiales vinculados a las ciudades de fundacin espa-ola, indagando acerca de la germinacin y morfologa de las urbes americanas.2 En sus apuntes describe el do-cumento como el retrato de algo, que me permite entre-abrir una rendija sobre eso que era objeto viviente y del cual queda algo ya movido o no queda nada. La ruina que ello significa: algo as como la Ilada respecto a la guerra. El documento como poema.3 Borchers considera el do-cumento como organismo natural, un objeto que vibra del mismo modo que aqul desenterrado por la picota en un sitio de excavacin arqueolgica.4 El archivo aparece en las notas de Borchers como un lugar que alberga via-jes potenciales y desconocidos, en que los materiales son descritos como planos de piratas para explorar y hallar tesoros ocultos. En estos pasajes de su libreta deja entre-ver su fascinacin por la cercana a esos objetos vivos. Su breve reflexin sobre los archivos termina con una sen-tencia que imaginamos acompa su vida rodeada de papeles, dedicada a revisar y generar una magnitud importante de estos objetos animados: Sentido enigm-tico del documento: Poesa.5

    Quince aos despus, en Punta Arenas, la ciudad natal de Borchers, un grupo de arquitectos, poetas, filsofos y escultores, autoproclamados delegacin Universitaria en representacin de la Escuela de Arquitectura de Val-paraso emprendern otro tipo de investigacin, ahora sobre la cartografa viva del continente sudamericano. En un viaje geo-potico se dirigen hacia Tierra del Fuego, para posteriormente subir a travs de la Pampa, rumbo a la ciudad que el grupo haba declarado capital potica de Amrica: Santa Cruz de la Sierra, frontera con la cuenca amaznica. Esta expedicin, por la violenta topografa y el paisaje imponente del sur, se abre adems a otro riesgo: el de lo colectivo, el de la mutua exposicin de unos a otros. En travesa ldica el grupo navegar por lo que

    denomina el mar interior de Amrica, alejndose de la seguridad de las orillas en que se fundaron las ciudades del continente para penetrar su interior oscuro: mar en tanto misterio potico de una Amrica que no logra ser reducida ni sometida.6 Para ellos, el descubrimiento no fue ms que un invento de la imaginacin e idiosincra-sia de los conquistadores europeos.7 La Travesa de 1965 pretende fundar poticamente Amrica a travs de la ex-periencia misma de su expedicin, para encontrar en ese andar un lenguaje propio, que aparecer y revelar una nueva palabra: Amereida, una Eneida para Amrica.

    En su camino van dejando signos vinculados a la reali-zacin de diversos actos poticos, ms y menos efmeros, aunque siempre cargados del valor de la espontaneidad y la improvisacin. El primer documento de la Travesa de Amereida es un poema colectivo publicado en 1967, en cuya ltima hoja casi en blanco una frase solita-ria afirma, en una suerte de axioma potico-pedaggico, que El camino no es el camino.8 A pesar de las huellas trazadas en su expedicin, el grupo descubre que no hay planificacin ni cartografa posible. La Travesa revela que la ley del meandro, detectada por Le Corbusier mien-tras sobrevolaba el continente y visualizaba su topografa desde el aire, estaba en realidad impregnada en el suelo americano; la experiencia de Amereida demuestra que se trata de una marca propia del territorio. En tanto irrup-cin potica, la Travesa celebra y perpeta el poder enig-mtico de Amrica en el libro-documento que deja como manifiesto de su aprendizaje arquitectnico en formato de expedicin colectiva.

    IIEn mltiples sentidos, la investigacin curatorial para esta muestra realizada a lo largo de un ao de recorridos se-manales entre la orilla oriente y poniente de la zona cen-tral de Chile se aliment continuamente de ese poder que tienen los documentos para hilar historias que, ade-ms de desobedecer los cauces que la historiografa les tena trazados, dejan en claro que el propsito de la bs-queda no es comprobar hiptesis predeterminadas sino

    72 escuela de valparaso. Acto potico recorrido de los terrenos I, Ciudad Abierta, ca.1970. Archivo Histrico Jos Vial, pucv, Valparaso.| 73

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  • sino abrirse a la irrupcin de nuevos problemas. Toman-do como punto de partida el viaje exploratorio de la Tra-vesa de Amereida de 1965, me fui encontrando con las pistas enigmticas de dos constelaciones de la arquitec-tura situadas en los bordes del canon modernista latino-americano: la Escuela de Valparaso y el Taller de Juan Borchers.9 En la travesa de la investigacin, deb hacer frente al estallido de ambos universos que se fueron abriendo y revelando como vastos y profundos terri-torios vivos, organismos que exigan la creacin de he-rramientas y sistemas de trabajo a su medida. Esto no slo en relacin a su pensamiento y praxis arquitectnica, sino tambin a la vida y morfologa heterognea de sus

    documentos y archivos.El Taller de Juan Borchers y, en menor medida, la Es-

    cuela de Valparaso (sobre todo entre las dcadas de los cincuenta y los setenta) aportan con un volumen signifi-cativo de su trabajo al inmenso acervo de las arquitecturas de papel, proyectos utpicos no realizados. Pertenecen a aquella produccin repartida en archivos y frecuentemen-te tambin en repisas, closets o junto a las fotografas fa-miliares, debajo de los muebles, en los espacios ntimos de las colecciones domsticas. No obstante la invisibilidad de estas dos heterodoxias de la arquitectura chilena de los aos cincuenta,10 su vitalidad actual como documen-tos de archivo no se debe nicamente al sntoma eviden-te de su carcter marginal a la historiografa oficial. Sin pasar por alto el legtimo deseo de reconocimiento que se manifiesta de modo oscilante en las trayectorias par-ticulares de ambos casos, hay una intencionalidad y con-viccin tras esta ausencia de formas rgidas y funcionales al canon modernista. Conscientes de su situacin aislada, alejados de los referentes metropolitanos que conocan y admiraban, cada uno asume, no sin conflicto e incluso a veces con algo de melancola, su lejana como condi-cin pero tambin como posibilidad de un leguaje propio y transformador. En parte, la invisibilidad relativa de su arquitectura fue resultado de su respectiva y divergente insistencia en la elaboracin de una semntica propia. Ca-lificados frecuentemente como hermticos, por motivos radicalmente distintos,11 tanto Borchers como la Escuela de Valparaso consideran el paisaje cultural y geogrfico del sur como un estimulante campo de aprendizaje y ac-cin. Para ambos grupos el mundo entero est poblado de lecciones arquitectnicas y cada uno convierte esa porcin del mundo que la cercana pone a su disposicin como laboratorio para la experimentacin inventiva.

    Los cuadernos de viaje de Juan Borchers revelan de una manera muy ntima el modo en que l transforma la experiencia del paisaje en un sistema de aprendizaje arquitectnico itinerante. A partir de la observacin me-ticulosa de diversos fenmenos en parajes de Amrica,

    frica y Europa desarrolla, a lo largo de los aos, estudios acerca de las lneas de horizonte, los bordes costeros, los vegetales, la morfologa de las nubes, los infinitos perfi-les de las piedras, las puestas de sol y la alteracin de las formas en la lejana, por mencionar slo algunas mate-rias relacionadas al desarrollo de una teora orgnica en busca de las formas elementales de la arquitectura. Los cuadernos son pequeas brjulas que permiten navegar por su concepcin de la arquitectura como un animal vi-viente que comprueba en cada detalle del entorno, desde la membrana de una hoja hasta un mapa de los movi-mientos geo-arquitectnicos de los continentes, la mxima organicista de que todo est en todo. De esta manera, el proyecto de arquitectura pasa a ser tambin un campo de investigacin autopedaggica para todos los involucrados.

    El proyecto del Taller de Juan Borchers en el fundo de Los Canelos consiste en mltiples intervenciones a pe-quea escala que buscan articular el territorio mediante

    cortaduras del espacio arquitectnico. El proyecto es

    una experimentacin basada en el modo de trabajo local (artesanal) y el estudio de una especie de rbol para el moldeamiento del terreno. A partir del examen y medi-cin de una nica especie de rbol, el Eucaliptus revi-sando su crecimiento, las variaciones de su forma y sus cualidades materiales en relacin a los movimientos y actos del cuerpo humano, propone una serie de proyec-tos mnimos: puentes, escaleras, sillas, estacas y figuros que buscan crear en el lugar una nueva conectividad, mar-cando los momentos significativos del paisaje. Borchers consider Los Canelos una obra rstica que germina el territorio a partir del paradigma de un solo rbol. Este modo de concebir el trabajo de la arquitectura en tanto organismo vivo entendido en su cuerpo carnal comple-to, implica tambin considerar su potencialidad como sistema autodidctico.12

    74 (arriba) juan borchers. Proyecto Los Canelos, Fundo Los Canelos. Cuaderno con anotaciones sobre terreno, 19571958. Tinta sobre papel, 17 x 22 cm. Archivo de Originales, puc, Santiago de Chile. (abajo) juan borchers. Diario, 1954, Font Romeu. Estudio morfolgico de las nubes. Tinta sobre papel, 10,5 x 15,5 cm. Archivo de Originales, puc, Santiago de Chile.| 75 juan borchers. Diario, 1959, Santiago de Chile. Estudio lejana y horizonte. Tinta y lpices de colores sobre papel, 10,5 x 15,5 cm. Archivo de Originales, puc, Santiago de Chile.

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  • Fue el propio Borchers quien intent articular el com-plejo punto de encuentro entre la actividad de su taller y la Escuela de Valparaso, proponiendo para ello la adherencia de ambos grupos a lo que llam el fenmeno potico de la arquitectura, en tanto los dos aceptan la destruccin del formalismo externo buscando una forma interna lo que los hace difciles para quien mira el exterior como nico resultado, que ellos abandonan fros y sin remordi-miento, hasta con agresividad involuntaria por perseguir una lgica interna y un coraje moral de extraa calidad.13 Borchers traza tambin la diferencia entre ambos, plan-teando que, mientras la Escuela se libera de las trampas de la forma exponindose a lo accidental, abrindose a lo vago, lo indeterminado, lo inmaterial entendido como hechos voluntarios y positivos, disolviendo el objeto, su taller afirma el objeto y lo desnuda de lo accidental evi-tando la prisin de la forma a travs de la abstraccin, pero una abstraccin metafsica e interior.14 La arquitectura como fenmeno potico se distancia no slo del racional funcionalismo de una tecnocracia arquitectnica, sino que adems es reacia al reduccionismo de una nocin visual o meramente esttica de la arquitectura moderna, inclu-so de una nocin espacial: la arquitectura es una presencia continua, un cuerpo vivo, que no se agota en las masas inertes de los edificios. Lo que tiene cierta consonancia con lo que plantea la Escuela de Valparaso, en tono de manifiesto, cuando proclama con tiza sobre pizarrn: no a las viviendas, y s al habitar.15 La interrelacin entre arquitectura y poesa est en su poiesis. La poesa como accin y la arquitectura como acto de vida colectiva.

    III.A fines de los aos treinta, Godofredo Iommi (19172001), junto a un grupo de cinco jvenes poetas argentinos y brasileos, planificaban un viaje de espritu similar: jun-tos en Buenos Aires crean la Santa Hermandad de la Or-qudea.16 En un acto celebrado en una plaza de la ciudad en 1939, los miembros de la Hermandad quemaron sus incipientes obras poticas: Todo comenz una larga noche en un bar de Buenos Aires, tenamos veinte aos. Salimos con los brazos entrelazados, encendimos una fogata en medio de la plaza, y quemamos centenares de versos. En el aire qued la frase de Godo: no afirmo nada, no niego nada, celebro [] quemamos todo el poder en la plaza pblica, se hizo una hoguera como se queman las naves.17 Sellaron, en este rito de no retorno, el Pacto de la Victoria (en honor al bar en que se tom la deter-minacin), en que adscriben a la liberacin de la poesa de la escritura y se comprometen con el vivir potico. En 1941, realizan un viaje, cuyo difuso itinerario inicial que aparentemente inclua Tahit es modificado de-bido al estallido de la guerra, por lo que se parti en una

    expedicin colectiva a la Amazona. Perdidos en los mis-terios de los ritos del cosmos amaznico, los hermanos orqudeos Godofredo Iommi, Efran Bo, Juan Ral Young, Napolen Lpez Fili y Abdas Nascimento, vais una vez embarcados en la aventura pre malograda de descifrar lo indescifrable, enigma de lo humano de la naturaleza fren-te a lo divino.18 La malaria que contrae Iommi durante el viaje lo oblig a desertar del grupo y descender, va Per, hacia el sur en direccin a Argentina. En su esfuerzo falli-do por regresar a Buenos Aires, el poeta queda varado en Chile debido a las exigencias de reposo impuestos por la enfermedad. Esta primera errancia de Iommi puede con-siderarse uno de los desvos originarios de la historia mul-tiforme de la Escuela de Valparaso. En la Hermandad de la Orqudea encontramos ya la desmaterializacin como una de las posibilidades abiertas e incluso necesarias de la improvisacin colectiva.

    As, la nocin de acto potico formaba parte de la genealoga de la Escuela de Valparaso incluso antes de

    1952, cuando el grupo liderado por el arquitecto Alber-to Cruz (1917) y el poeta Godofredo Iommi se reubica definitivamente en el puerto. En ese entonces Cruz tra-bajaba como profesor en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Catlica de Santiago y enviaba a sus alum-nos a observar la vida de la ciudad, al mismo tiempo que junto a Iommi y otros colaboradores realizaban recorri-dos urbanos informales por la capital. En esos aos ya estaba claro el peso que el grupo le atribua a la obser-vacin y a la experiencia de la urbe, considerados como formas privilegiadas de reflexin arquitectnica.

    En referencia al carcter efmero de actos poticos rea-lizados por l y otros miembros de la Escuela de Valpara-so a mediados de los cincuenta y principio de los sesenta, Iommi recordar que toda la vida pblica son actos que

    76 juan borchers, jess bermejo, isidro surez. Proyecto Los Canelos, Fundo Los Canelos. Pruebas sillas y Ramas para sillas noruega, bastones, curvas, 19571958. Fotografas b/n, 7 x 10 cm y 6,5 x 9 cm. Archivo de Originales, puc, Santiago de Chile.| 77 escuela de valparaso. Maqueta de estudio Casa Olivetti, 1972. Presentada en la Exposicin de los 20 aos de la Escuela de Arquitectura de la ucv, Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago de Chile, 1972.

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  • se deshacen mientras que se hacen.19 La nocin potica de lo colectivo se basa en la irrupcin ldica del acto, que requiere ser gil y movediza. El poeta plantea la desapa-ricin como forma en s misma, una forma radicalmente moderna: La modernidad es esa cuota de desconoci-do.20 Estas exploraciones del acto potico se puntualizan a partir de los aos cincuenta en la Phalne.21 sta nace en los diversos recorridos y acciones realizados por miembros de la Escuela y por transentes desconocidos en campos, puentes, plazas, trenes, playas y bosques de Amrica y Europa.22 Es un tipo especfico de acto potico que, en cierta afinidad con la deambulacin surrealista, expande el campo de la poesa a la escritura en el espacio, pero se diferencia en tanto es una intervencin concreta aqu y ahora, y como tal es un anti-sueo. Aunque la phalne, ms que liberar a la poesa del mbito de la lite-ratura, busca desatar la accin en un anti-teatro que da lugar al juego potico.23 Intenta activar la participacin de todos y se abre al resultado indeterminado de lo colecti-vo. El acto puede tener ciertas directrices pero sobre todo est abierto a la improvisacin. La phalne irrumpe en el espacio para transformarlo a travs del juego ldico de la poesa en accin. Constituye as una clave para compren-der el aspecto ms experimental de la propuesta arquitec-tnica de la Escuela de Valparaso.24

    La dimensin exploratoria de los actos poticos est presente en la orgnica misma de la Escuela, por ejem-plo en la idea de que la arquitectura no se aprende en las aulas sino en la experiencia de recorrer y conocer n-timamente la vida de la ciudad. Los actos poticos son, de esa manera, motor de las estrategias constructivas y de diseo. En el caso del proyecto para la Escuela Naval (1956), las experiencias de investigacin elicas sobrepa-san el proyecto profesional y continan como laboratorio pedaggico en el Taller de los Vientos. El aspecto ldico de la phalne se desarrolla y sistematiza en los Cursos de Cultura del Cuerpo y sus Torneos.25 Asimismo, el trabajo en ronda de los actos poticos, en que cada uno de los par-ticipantes es convocado a intervenir en la accin colectiva, forma parte de la metodologa constructiva de la Escue-la. A este respecto, un caso paradigmtico es Casa Cruz (1958 1961), el primer proyecto efectivamente construi-do por miembros de la Escuela. Su proceso de edifica-cin es simultneamente una metodologa de diseo procesual y un trabajo colaborativo abierto, permitien-do la toma de decisiones in situ a partir de proyecciones parciales pensadas para ser ejecutadas en etapas. Se par-te de la construccin en un extremo del sitio avanzando, creciendo orgnicamente, hacia el otro. La nocin de la ciudad como laboratorio de experimentacin potica se convierte en estrategia constructiva en cuanto las deci-siones se van tomando y trasformando en el transcurso

    de la edificacin. El carcter ensaystico, casi paratctico, de la obra permite que el proyecto sea al mismo tiem-po una investigacin, en tanto se va alimentando de los problemas arquitectnicos que se van manifestando a lo largo del proceso. La escala humana del proyecto pasa a ser una suerte de laboratorio artesanal, por ejemplo las decisiones respecto a la localizacin de las entradas de luz y la ubicacin de las ventanas se toman colgando pliegos de cartn. El aspecto aglomerado de la casa tiene relacin con las huellas de estos juegos de ensayo y error, que se convertirn en una caracterstica visible de las construc-ciones de Ciudad Abierta en su desplazamiento orgnico y ligero por la topografa de las arenas de Ritoque.26

    Casa Cruz estaba ubicada en la calle Jean Mermoz, de hecho el proyecto tambin es conocido por ese nom-bre, casualmente fue Mermoz quien pilot el avin a Le Corbusier cuando sobrevolaba el paisaje topogrfico americano que tanto lo afect. Poco ms de dos dcadas despus, Alberto Cruz pareciera responder a esta anc-dota de la aeronutica, cuando escribe sobre la marcha de la modernidad que, jugando con la semntica racio-

    nal-funcional, la somete a una edicin potica: Aviones: posibilidades que estamos cumpliendo ac abajo? S. Es-tamos cumpliendo. Bajo el vuelo de los aviones estamos realizando otro vuelo ac abajo, estamos empeados en una gigantesca empresa: renovar el mundo. Renovacin. Eficiencia en la renovacin, la magia de la eficiencia. Todo est transido por el placer, por el goce de la eficiencia que grita que la renovacin se est llevando a cabo, que las posibilidades estn tomando carne.27

    Notas Le doy las gracias a aquellos cuya generosidad intelectual y humana

    hicieron posible la investigacin y rastreo de las huellas de estas arqui-tecturas invisibles, especialmente a Fernando Prez Oyarzun, Manuel Casanueva y Lisette Lagnado. Dedico esta pequea reflexin a los ar-chivos abiertos.

    1 Borchers estuvo entre 1950 y 1951 en Sevilla investigando la ciudad colonial en el Archivo de Indias.

    2 Respecto a este trabajo, Ricardo Astaburuaga, colaborador que conoci a

    78 fabio cruz y escuela de valparaso. Casa Cruz, primer anteproyecto de 1956, proyecto y obra de 1958 1961. lbum de Fabio Cruz. Fotografas y texto manuscrito sobre papel, 37,3 x 35,5 cm. Archivo Histrico Jos Vial, pucv, Valparaso.| 79 escuela de valparaso. Phalne de Horcn, 1964. Archivo Histrico Jos Vial, pucv, Valparaso.

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  • Borchers en ese perodo, y que posteriormente continuar con dichas investigaciones, seala en una entrevista: La ciudad es un ser vivo, que

    pre-nace, nace y se desarrolla. En su fundacin est el germen. Bien vale revisar las condiciones del germen y verificar su origen, mnimo a veces, pero que est cargado de futuro. Marcelo Somavarra, Ricardo Astaburuaga. La Potica de la Fisiognmica. Diario El Mercurio, do-mingo 4 de febrero de 2001.

    3 Libreta de viaje 10 (19481950). Fondo documental Juan Borchers, Centro de Investigacin y Documentacin Sergio Larran Garca Mo-reno. Facultad de Arquitectura, Diseo y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Catlica de Chile, Santiago.

    4 Ibid. 5 Ibid. 6 Vase, en el presente volumen, en las pginas 128138, los extractos de

    la bitcora de este viaje, en que se detallan las reglas del juego poti-co. Amereida volumen segundo. Via del Mar: Taller de Investigaciones Grficas, Escuela de Arquitectura, Universidad Catlica de Valparaso, 1986.

    7 En esto siguen libremente al historiador Edmundo OGorman, consi-derado uno de los precursores de la teora poscolonial latinoamerica-na. Edmundo OGorman. La invencin de Amrica. Mxico: fce, 1995 (1 edicin 1958).

    8 Se trata de un documento que, desde entonces y hasta el da de hoy, se entrega a los alumnos de la Escuela de Valparaso, y en base al cual se trabaja en Taller de Amereida, curso comn a toda la Escuela. Aunque Amereida, el poema, se le suele atribuir exclusivamente a Godofredo Iommi, su redaccin fue colectiva, sin embargo no participaron todos los que estuvieron en la Travesa sino Boulting, Simmons, Fedier, De-guy, Iommi y Cruz. En el volumen segundo, publicado en 1986 junto con la bitcora del viaje, pero redactado muy probablemente al mismo tiempo o poco tiempo despus que el primero (antes de 1968), habran colaborado todos los que participaron en la Travesa. Amereida. Santia-go de Chile: Ediciones Lambda, 1967. Para la cita, p. 287.

    9 El Taller de Juan Borchers lo conformaron los arquitectos Isidro Surez y Jess Bermejo adems del propio Borchers. Su perodo ms activo fue la dcada del sesenta en que construyeron sus dos obras conocidas: Casa Meneses (1962 1965) y el Edificio para la Cooperativa Elctrica de Chilln (1960 1967). Respecto al taller vase el ensayo de Fernando Prez en este volumen y la edicin de CA dedicada al Taller de Juan Borchers. CA. Santiago de Chile, n 98, 1999.

    10 Fernando Prez Oyarzun, Ortodossia/eterodosia. Architettura Moder-na in Chile. Casabella n 650, noviembre 1997, pp. 816.

    11 Ambos fueron objeto de una multiplicidad de malos entendidos y pre-juicios. Entre otras cosas, a la Escuela de Valparaso se le acus de una admiracin absurda por poetas adolescentes que escriben sobre bar-quitos ebrios como dijo el arquitecto y decano histrico de la Facultad de Arquitectura y Bellas Artes de la Universidad Catlica de Santiago, Sergio Larran Garca-Moreno. Esto, segn Carlos Covarrubias, habra sucedido en algun evento vinculado a la Escuela en el Museo Nacional de Bellas Artes, posiblemente con motivo de la exposicin realizada ah por la Escuela en 1972. A Borchers se le acusar de una relacin excesi-vamente intelectual y abstracta respecto a la arquitectura.

    12 Sobre el proyecto de Los Canelos, vase: Fernando Prez Oyarzun. Juan Borchers en los Canelos, potica rstica o el rbol de la arquitectura. block, nmero 2, Buenos Aires, mayo de 1998.

    13 Borchers no firmaba los proyectos que realizaba. Aqu se refiere a la arquitectura de Isidro Surez, su colaborador ms constante. Su an-lisis de la arquitectura de Surez hace alusin, sin mencionar la obra explcitamente, al edificio para la Cooperativa de Chilln; en el caso de la Escuela de Valparaso se refiere a Alberto Cruz e incluye tambin, entre los adherentes al fenmeno potico, al arquitecto Enrique Gebhard, quien haba participado junto a l, siendo estudiante, en un fallido intento de Reforma Universitaria de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile el ao 1933, inspirados en principios moder-nos corbuseanos, lo que les cost a ambos la expulsin. Vase: Juan Borchers. Institucin Arquitectnica. Santiago de Chile: Editorial Andrs Bello, 1968, p.78.

    14 Ibid. 15 Texto en Pizarrn exhibido en la Exposicin 20 aos de la Escuela de

    Arquitectura de la ucv, Museo Nacional de Bellas Artes, 1972. Texto disponible en el sitio web de la Bibioteca Constel de la pucv. 16 Vase: El poeta itinerante Godofredo Iommi. Qu Pasa, 22 de enero,

    2002. 17 Gerardo Melo en homenaje a Godofreto Iommi realizado tras su falle-

    cimiento en el ao 2001, en Ciudad Abierta. Gerardo Melo. Alocucin en Homenaje a Godofredo Iommi. Valparaso, 2001, s/p.

    18 Texto de Abdas de Nascimento, ledo por Gerardo Melo en el homenaje a Godofredo Iommi. Ibid.

    19 En rigor, Iommi hace referencia a la desaparicin como forma moderna de la belleza. Entrevista a Godofredo Iommi en teleduc, s/f. Material en vhs disponible en Biblioteca de la Escuela de Arquitectura y Diseo, pucv, Valparaso.

    20 Ibid. 21 Existen diversas historias respecto al origen del nombre de la Phalne,

    segn algunos fue una palabra elegida al azar en el diccionario. El testi-monio de Francisco Mndez es el siguente: En una reunin, el filsofo Francisco Fedier propone el nombre Phalne (polilla) para nombrar ese acto potico. G. Iommi y otros participantes acordaron ese nom-bre porque era algo que el vuelo de esta mariposa es lo que el poeta pretende. En: Francisco Mndez. La Phalne, Santiago de Chile, 2004. (texto indito faciliado por el autor).

    22 Respecto a la phalne vase el captulo dedicado a los actos poticos de la Escuela de Valparaso en: Alejandro Crispiani. Objetos para transformar el mundo. Buenos Aires/Santiago: Ediciones Universidad Nacional de

    Quilmes/ Ediciones arq (a publicarse el segundo semestre de 2010). 23 Vase: Godofredo Iommi. Carta del Errante. Valparaso: Edicin Talle-

    res de Investigaciones Grficas, Escuela de Arquitectura, Universidad Catlica de Valparaso, 1976. Publicado por primera vez en: Ailleurs, n1, Pars, verano 1963.

    24 Vase el texto de Alberto Cruz publicado en este volumen en las pginas 158 166.

    25 Respecto a la dimensin ldica de la Escuela de Valparaso vase el ensayo de Rodrigo Prez de Arce en este volumen, como tambin: Ma-nuel Casanueva. Libro de Torneos. Valparaso: e(ad) Ediciones Universi-tarias de Valparaso, Taller de Investigaciones Grficas, 2009.

    26 Vase: Anne Pendleton-Jullian. The Road That is Not a Road and the Open City, Ritoque, Chile. Cambridge: mit Press, 1996.

    27 Alberto Cruz. Proyecto Achupallas y Capilla Pajaritos. Anales de la Universidad Catlica de Valparaso. Valparaso, n 1, Escuela de Arquitec-tura, Universidad Catlica de Valparaso, 1954.

    80 escuela de valparaso. Acto potico de los ttulos, s/f. Archivo Histrico Jos Vial, pucv, Valparaso.| 81 escuela de valparaso. Ciudad Abierta, Ritoque. Igloo, 1971. Archivo Histrico Jos Vial, pucv, Valparaso.

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