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    LAS AYAS Y NODRIZAS AFRICANAS Y SUS DESCENDIENTES:

    APORTES CULTURALES TANTO EN LA VENEZUELA COLONIAL COMO DURANTE EL SIGLO XIX .

    Jos Marcial Ramos Gudez (*)

    ...las negras eran parteras y ayas. Todo blanco llegaba al mundo en manos de la partera negra. Todava dur estohasta el primer cuarto del presente siglo. Y el aya, la criadora, siempre fueron negras [] Muchos blancos tenan sus hermanos de leche. El ama negra tena bajo su custodia la educacin del nio por la confianza que a travs de los aos se fue depositando en ella; sin existir promiscui- dad, se notaba una impalpable plasmacin del espritu infantil a travs de esta segunda mam que fue la escla- va. Acosta Saignes, Miguel.Estudios en antropo- loga, sociologa, historia y folclore. pp. 266-267.

    Introduccin

    A partir de 1492 se inicia en el continente americano, un paulatino exter-minio de la poblacin autctona y dicho fenmeno ocurri tanto por losenfrentamientos blicos entre los conquistadores y los indgenas como por laexpansin en el nuevo mundo, de mltiples enfermedades tradas por loseuropeos, las cuales ocasionaron la muerte a millones de seres humanos na-

    tivos del continente antes mencionado. En tal sentido, vemos que para sus-tituir a la poblacin indgena, los europeos fomentaron la trata de africanos

    (*) Profesor y doctor en Historia.

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    en calidad de mano de obra esclavizada, para trabajar en la pesca de perlas,en la minas, en la agricultura, en la ganadera, en los oficios artesanales y enel servicio domstico. Siendo en ste ltimo sector, donde encontramos a lasnodrizas y ayas africanas y sus descendientes, quienes ocuparon una funcinde gran importancia, ya que sobre ellas, recay la responsabilidad de atenderno solamente las tareas y menesteres de las casas de sus amos, sino tambin,la ardua labor de amamantar y criar a los hijos e hijas de las familias mantuanaso grandes cacaos. En sus efectos, apreciamos que las nodrizas y ayas negras,zambas y mulatas, intervinieron en el proceso de transculturacin einterculturalidad que aconteci en la Venezuela colonial y sus superviven-cias en nuestra poca contempornea, pues ellas, adems, se vieron obliga-das a fomentar el mestizaje tnico, el arte culinario, la difusin de mitos-

    leyendas, el pensamiento mgico-religioso en el contexto del santoral catli-co; sin omitir sus mltiples enseanzas en torno a las ideas de libertad eigualdad entre todos los seres humanos.

    I. Ayas y nodrizas en el servicio domstico

    En la Venezuela colonial y durante gran parte del siglo XIX, observamosla presencia de negras, mulatas y zambas, quienes sometidas a la esclavitudo como mujeres libres, ejercieron las funciones de nodrizas y ayas, las pri-meras les daban la leche de sus senos a los hijos e hijas de las mujeres blan-cas pertenecientes a las clases sociales dominantes y las segundas, estabandestinadas al cuidado y proteccin de los infantes y jvenes nacidos en lasfamilias aristocrticas antes mencionadas. Segn la acertada opinin de Mi-guel Acosta Saignes : Mientras la madre achacosa, remilgada, o deseosade conservar los dones de la juventud, encargaba a la criadora el amaman-tamiento del hijo; ste llegaba a ver en su mma negra como todava hacepocos aos se deca en Venezuela, a su verdadera mam, a su efectiva ma-dre1. Asimismo, podemos ampliar lo antes sealado, al tomar en consi-deracin la siguiente cita:

    Las mujeres, que vienen en calidad de esclavas, en gran parte sustituye- ron a las indias en el servicio domstico, utilizndose como cocineras, la-

    1. Acosta Saignes, Miguel La Negra Matea En:Dialctica del Libertador . p. 56.

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    vanderas, planchadoras, criadoras y ayas de los nios blancos. [] El aporte femenino de los grupos negros provenientes del continente africano fue importante y marc un hito en la estructuracin socioeconmica de estos tiempos 2.

    En el caso especfico de Venezuela bajo el dominio de la Corona Espa-ola, encontramos que las esclavizadas empleadas en el trabajo domstico,cumplan tareas como lavar, cocinar, coser, planchar, amamantar y cuidar alos nios, cargar el agua3, buscar la lea y la atencin general de la casa,donde realizaban el llamado servicio de adentro [adems] actuaban comoasistentes de las nias y jvenes de los amos4. Tambin, observamos lapresencia de esclavizados y esclavizadas en las faenas domsticas que se

    llevaban a cabo en las unidades de produccin: haciendas de cacao, de caade azcar, de ail, en los hatos de ganado vacuno, etc.5 Sin olvidar que mu-chos negros y negras sometidos al rgimen de la esclavitud, fueron destina-dos como sirvientes en los hospitales, en los seminarios y en los conventos.Con relacin a esta ltima institucin veamos el siguiente ejemplo:

    2. Troconis de Veracoechea, Ermila. El papel de la mujer en la conquista y la colonia. En:Sartenejas.Organo de difusin de la Fundacin de Investigacin y Desarrollo FUNINDES-USB y Direccin de ExtensiUniversitaria. Sartenejas, Baruta (Edo. Miranda), N 7, marzo de 1992. p. 11; Herrera Salas, Jess

    Mara.De cmo Europa se apropi de la leche de las madres africanas en el Caribe: un ensayo sobre barbaricivilizacin.pp. 19-51, Ramos Gudez, Jos Marcial Las Ayas Negras y sus aportes a la cultura en Venezuela colonial En:Conferencia Internacional presencia de frica en Amrica.p. 299 y Ramos Gudez, Jos Marcial El trabajo de los esclavos negros en el Valle de Caracas y zonas adyacentes en el sigloXVIII En:Primer Congreso de la Cultura Negra de las Amricas. Cali-Colombia [1977].pp.134-137.

    3. Con respecto a las mujeres esclavizadas cargadoras de agua, veamos el siguiente testimonio: enla conduccin a la nueva ciudad situada en el valle de este nombre de San Felipe que dista de estaciudad [Barquisimeto] un da y medio de camino y donde las sementeras de cacao se aumentan cadaao considerablemente por la excelente disposicin de su terreno. Los vecinos viven lo ms deltiempo en sus haciendas de azcar y cortijos de maz que llaman los primeros retiros y los segundosconucos de que cogen abundante cosecha [] no tiene otra agua que la del ro y as es grande eltrajn de negras que van en cntaros por ella Ver: Santiesteban, Miguel de. Viaje muy puntualy curioso que hace por tierra [] desde Lima hasta Caracas, el ao de 1740 En:Boletn de la Academia Nacional de la Historia.Caracas, Tomo XLVIII, N 191, julio-septiembre de 1965. p. 450.

    4. Acosta Saignes, Miguel,Vida de los esclavos negros en Venezuela.p. 201.

    5. Un ejemplo concreto sobre el servicio domstico en las reas rurales, lo podemos apreciar en el casode la faena pecuaria que se realizaba en los llanos, en la cual los esclavos se localizaban en [dicho]servicio [] y salvo el mayordomo figura especial en el contexto ocupaban los escalones inferio-res de esta organizacin interna del hato. Ver: Rodrguez Mirabal, Adelina C.La formacin del latifundio ganadero en los llanos de Apure. 1750-1800.p. 285.

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    El 18 de octubre de 1611, los Frailes de la orden de Santo Domingo del convento de San Vicente de Ferrer de Predicadores de Mrida, extendie- ron un poder en el nombre del Padre Fray Miguel de Rojas, superior y vicario provincial y del padre Fray Cristbal Surez, sacerdote conven- tual, a Juan de Teydra vecino de la ciudad de San Antonio de Gilbraltar, para comprar una esclava negra para el servicio del convento, en los puer- tos de Gibraltar o en otros de la Laguna de Maracaibo, en Cartagena oen cualquier que hubiere comodidad para hacerlo. En esa ocasin, el con- vento de Santo Domingo ofreci como hipoteca en la compra de la esclava negra el estipendio que reciba ese convento con el adoctrinamiento religiosoque impartan a los indgenas del pueblo de Torondoy 6.

    Con la finalidad de ampliar lo antes aludido, debemos tomar en conside-racin que durante el perodo colonial la Iglesia Catlica tambin tuvo susesclavos para cumplir con las diversas labores de ayuda al culto y mu-chos fueron los donantes de esclavos quienes, en un acto de fe cristiana, losregalaban a santos, capillas e iglesias7. En torno a los esclavizados dedica-dos al servicio domstico, el cientfico y viajero Alejandro de Humboldt nosseala que cuando visit a Cuman (1800) conoci a un viejo comisario dela marina, quien viva en dicha ciudad con una negra y dos negros, adems el viajero alemn agrega que l y Aim Bonpland alquilaron por 20 pesos almes una casa agradable del todo nueva, con dos negras, de las que una sirvela cocina8.

    Segn el viajero francs Francisco Depons ...los esclavos domsticosson muy numerosos en Caracas. Se cree que la riqueza de una casa est enproporcin al nmero de esclavos de ella. En cada casa debe de haber cuatro veces ms que los realmente necesarios. Lo contrario pasa por tacaeradenunciadora de pobreza y sta se ha de esconder cuanto se pueda. Cual-quier blanca, aunque su fortuna no se lo permita, va a misa seguida de dos

    6. Samudio de Chaves, Edda O. Los esclavos negros en la Mrida colonial. En: El Nacional.Caracas,18 de noviembre de 1981. pp. II-12. Edicin Especial Da de la Chinita. (Se conserva la ortografade la poca)

    7. Troconis de Veracoechea, Ermila. Aspectos generales de la esclavitud en Venezuela. En:Tierra firme. Revista de historia y ciencias sociales.Caracas, Ao 2 Vol. III, N 8, octubre-diciembre de 1984.p. 448.

    8. Humboldt, Alejandro de. Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente hecho en 1799,1800,1801,1802, 1803 y 1804. Tomo I, p.462.

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    esclavas o mulatas. Las verdaderas ricas llevan cuatro o cinco esclavos, y siuna persona de la misma casa va a otra iglesia lleva consigo igual nmero deesclavos9.

    En la compresin del fenmeno relacionado con los esclavos en el servi-cio domstico, debemos sealar que stos gozaron de muchos privilegios adiferencia de los esclavos localizados en las faenas agrcolas, pues, la cerca-na a los amos les permita crear lazos de afectos y confianza que enmuchas oportunidades determinaron clusulas a favor del esclavo en lostestamentos o ciertas ventajas a la hora de la manumisin o la coartacin.De hecho, puede afirmarse que, invariablemente, los esclavos a los cualeslos amos otorgan su libertad en sus testamentos son esclavos domsticos10.

    Observamos que en la Venezuela colonial, hubo un predominio de muje-res negras en el servicio domstico principalmente en la ciudades, pues, lasfuentes consultadas sealan presencia de esclavizadas negras, mulatas o zam-bas en centros urbanos como Caracas, Mrida, Coro, Maracaibo, San Carlos,Barquisimeto, Cuman, San Felipe, Valencia, Maracay, La Victoria, SanSebastin de los Reyes, Angostura (actual Ciudad Bolvar), Barcelona, etc.En el caso especfico de la ciudad de Caracas, podemos apreciar el conteni-do de la siguiente cita:

    En Caracas hay casas que tienen doce o quince esclavas, sin contar con los sirvientes de los hombres 11.

    Segn comentarios de Wilmer E. Gonzlez Lucero la poblacin es-clava en la ciudad de Caracas promedia un 64,13% de elementos femeninoses decir, que dos terceras partes de la poblacin esclava total estuvo confor-mada por mujeres, lo cual como ya dijimos, da visos de especificidad []Dentro de la ciudad, encontramos una gran concentracin de esclavos dedi-cados a oficios que inclusive escapan de los criterios racionales de produc-

    9. Depons, Francisco. Viaje a la parte oriental de tierra firme en la Amrica Merdidional Tomo II, pp. 232-233.

    10. Duharte Jimnez, Rafael. El negro en la sociedad colonial. p. 26.

    11. Depons, Francisco de.Ob.Cit. Tomo II, pp. 232-233.

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    cin. Fundamentalmente la forma de trabajo o de explotacin esclavista se vincula a la explotacin del trabajo domstico12.

    Con relacin al excesivo nmero de esclavizadas que generalmente po-sean las familias caraqueas o las de otras ciudades de Venezuela, observa-mos que muchos amos, permitan que ellas realizaran oficios domsticos enotras casas y recibieran un salario, el cual deban compartir con sus propie-tarios y con la parte que les quedaba, podan comprar su propia carta delibertad, y optar a la condicin de mujeres libres13.

    En muchos testamentos elaborados en la Venezuela Colonial, encontra-mos datos sobre la utilizacin de esclavizadas en el servicio domstico. Un

    ejemplo concreto de lo antes mencionado, vemos en el Testamento de DonFeliciano Palacios y Sojo (abuelo materno del Libertador Simn Bolvar),quien seala entre otras cosas que su hija Doa Mara de Jess Palacios,tom estado de matrimonio con Don Juan Nepomuceno de Ribas el aopasado de mil setecientos ochenta y tres a la cual he mantenido siempre enmi Casa para que me ayudase a llevar la carga y gobierno de mi familia ha-ciendo las funciones de madre para con sus hermanas Doncellas, y cuidadode todo la casa por cuyo motivo, y por especial amor que le tengo y serviciosque me ha hecho la he mantenido dndole solo alimentos a ella y a su fami-lia, es mi voluntad que nada se le compute, ni cargue en cuenta pues aun escorta gratificacin para tanto servicio que me ha hecho y mas teniendo comotengo obligacin de alimentarla como a mi hija que es declrolo as para queconste y ser mi voluntad [] Item declaro que desde tierna edad le apliqupara su servicio una esclavita de nombre Silvestre y otra nombrada Encarna-cin, luego que se cas, es mi voluntad mejorarla en estas dos esclavas y lodeclaro para que conste14.

    12. Gonzlez Lucero, Wilmer E. La esclavitud domstica al servicio del prestigio social en el Valle deCaracas (Finales del siglo XVIII principios del siglo XIX) En: Tiempo y espacio. Publicacin del Centro de Investigaciones Histricas Mario Briceo Iragorry . Caracas, Ao VIII, N 15, enero-junio1991. pp. 43-44.

    13. Troconis de Veracoechea, Ermila. Indias, esclavas, mantuanas y primeras damas.p. 118.

    14. Testamento de Don Feliciano Palacios Sojo ao de 1796. En:Boletn de la Academia Nacional de la Historia.Caracas, Tomo XXXIX, N 113, enero-marzo de 1946. p.69. (Se conserva la ortografade la poca).

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    Para ampliar el anlisis relacionado con los esclavizados negros y mulatosen el servicio domstico, apreciamos que en la Provincia de Caracas, se evi-dencia que la proporcin de hijos, familiares, esclavos y sirvientes varia-ba segn el oficio que desempeara el cabeza del hogar [] En efecto, si sedirige la atencin hacia la composicin de los hogares y se concentra espe-cialmente sobre los esclavos y sirvientes, resulta evidente que los bodegue-ros y pulperos, a excepcin de los hogares ricos, tenan ms esclavos y sir- vientes que los otros grupos [] sera vlidos argumentar que si bien escierto que los bodegueros y pulperos tenan ms esclavos y sirvientes queotros sectores de la sociedad, no menos cierto es que tambin tenan la me-nor proporcin de esposas, hijos y familiares, y que por ello es por lo quepodan comprar esclavos y contratar sirvientes15. Con respecto a los bode-

    gueros y pulperos en la Venezuela colonial, existe un libro16

    , el cual nos su-ministra informacin sobre sus orgenes, clasificacin, legislacin, licenciasy patentes, regulacin de precios, registro de comercio (1793-1810) y casosconcretos de personas dedicadas a dicha actividad econmica.

    II. Cuatro nodrizas y ayas reconocidas en la historia de Venezuela

    Para comprender a cabalidad la propuesta antes mencionada, debemosdestacar que el fenmeno etnohistrico de las nodrizas y ayas africanas, fuecomn en la mayora de las familias mantuanas o de los grandes cacaos,lamentablemente los nombres y apellidos de muchas de esas mujeres escla- vizadas o en situacin de libertad, quedaron omitidos tanto en la Venezuelacolonial como durante el siglo XIX. Sin querer agotar, en ningn momentodicha temtica, hemos seleccionado en esta ocasin cinco casos de nodrizasy ayas, que gracias a diferentes fuentes documentales y bibliogrficas, hemospodido localizar. En sus efectos veamos los siguientes ejemplos:

    Elena Cornieles (caso ocurrido en la ciudad de Mrida el 17 de marzo de1671). Se le menciona como una mujer de color pardo, sin hogar reconocidoy fue acusada de ocasionar escndalo con su mal vivir por no estar reco-

    15. Almcija B. Juan.La familia en la Provincia de Venezuela, 1745-1798.pp. 78-79.

    16. Castellanos, Rafael Ramn.Historia de la pulpera en Venezuela.pp. 31-189 y 231-254.

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    gida en donde sirva y tenga el salario de que sustentarse17. Adems, aca-baba de parir y por tal motivo, el Capitn Francisco de Uzctegui le solicital Alcalde Ordinario de Mrida, Capitn Sebastin de Soto, que le entregaraa la susodicha Elena Cornieles por concierto para criar un nio nietosuyo y, a quedado hurfano por haver fallecido su madre Doa Catalina deUsctegui luego que lo pari y no ha hallado en esta ciudad persona quepueda acudir a la dicha crianza18. Vemos en esta ocasin como funcionel ejercicio del poder poltico, para utilizar los servicios de una nodriza enlas circunstancias relacionadas con un nio hurfano, perteneciente a unafamilia de destacada influencia econmica y militar en la Mrida colonial.

    Socorro Gmez ( aya del General Manuel Carlos Piar). Se seala que fue

    esclava de Doa Mara Isabel Gmez, madre de Carlos Manuel Piar(Willemstad, Curazao-28-04-1774-Angostura, estado Bolvar, 16-10-1817)(19). Con relacin a la esclavizada aludida, la escritora Carmen Clemente Travieso, entre otras cosas nos dice: -Socorro, negrita, dame un vaso deagua, me muero de sedY la negra esclava-su preferida-aparece por la puer-ta del comedor con el vaso de agua fresca llenado en la tinaja, que ofrece aIsabel [Gmez] Despus que se toma el ltimo trago, pregunta: Dnde estManuel? Ah mismito queust se fue cogi para la marIba a jugar con unbarquitocontesta la negra. Ve a buscarlo, SocorroEse nio tan des-obediente, tan insubordinado. No voy a sacar nada de l, Socorro, y t queme lo concientes tantoPara ti, todo lo que hace Manuel es una gracia, y me lo tienes perdido-Pero si es un angelito, su merc, qu quiere ust?...Legusta el mar, la libertad, el juegoEl no hace nada malo20. Vemos endicho texto, la interconexin existente entre la aya esclavizada y el nio,quien siempre recibe de esta ltima, un gran afecto e infinita proteccin,evitando que los padres les puedan aplicar algn tipo de castigo.

    17. Documento N 20. Escritura de concierto para criar un nio hurfano, nieto del Capitn FranciscoUsctegui En: Ramos Gudez, Jos Marcial.Contribucin a la historia de las culturas negras en Venezue- la colonial.pp. 406-407. Texto localizado inicialmente en : Samudio A., Edda O. El trabajo y los trabajadores en Mrida Colonial. Fuentes para su estudio.pp. 149-150

    18.Idem (se conserva la ortografa de la poca).

    19. Gonzlez, Asdrbal. Manuel Piar.pp. 40-43

    20. Clemente Travieso, Carmen. Mujeres de la independencia (Seis biografas de mujeres venezolanas).p. 25.

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    La Negra Hiplita ( naci en San Mateo, estado Aragua, el 13 de agosto de1763 y muri en la ciudad de Caracas el 26 de junio de 1835)21. Fue la nodri-za que amamant y arrull con sus cantos infantiles al nio Simn Bolvary Palacios (1783-1830). La negra Hiplita, durante varios aos, permaneciesclavizada en la hacienda-trapiche de caa de azcar El Ingenio de SanMateo, en los Valles de Aragua pero la vida rutinaria de trabajo en su larnativo se suspende cuando, en los das finales del mes de julio de 1783, se letrae a Caracas para que sirva de nodriza a un nio recin nacido en la casa desus amos, vendr a desempear la obra que significar su grandeza y harperdurable su nombre [] Hiplita no solamente hizo de madre alimentn-dolo, sino que como fiel y abnegada servidora de la familia se encarg com-pletamente del nio dirigiendo y cuidando sus primeros pasos, ensendole

    las primeras palabras, sustituyendo al padre y compensando los mimos quela madre enferma no poda prodigarle [] Entre los pocos personajes delrecuerdo de aos infantiles que aparecen mencionados en los escritos deBolvar destaca la figura de la negra Hiplita, a la que considera y reconocecomo madre y padre22.

    Ahora bien, no podemos omitir en este estudio, la descripcin que realizel sacerdote Carlos Borges (1867-1932) en torno a la Negra Hiplita :Hermoso tipo de su raza, inteligente, vigorosa, limpia, honesta, de carc-ter dulce y jovial, Hiplita es la flor de las esclavas. Tiene veintiocho aos y est avaluada en trescientos pesos [] Hiplita desempea sus funciones deaya. Vedla qu mona y qu galana, con ms adornos que la palma del arzo-bispo el Domingo de Ramos, con su blanca risa de negra, cien cocuyos encada ojo, en la mano una onza de oro, regalo del padrino, y el Sol del Per,limpio de toda mancha, amaneciendo entre sus negros brazos!23. Observa-mos en el texto citado, la voz de un poeta romntico, quien concibe a losesclavizados como seres humanos llenos de virtudes y una gran alegra en eldesempeo de sus oficios, segn el Padre Borges, no hay oprimidos ni dife-rencias de clases sociales, solamente impera la galantera y la blanca risade las negras y negros sometidos al rgimen de la esclavitud.

    21. Paiva Palacios, Carmelo.La negra Hiplita: nodriza del Libertador.pp. 8-9.

    22.Ibdem.p. 8.

    23. Borges, Carlos Discurso del Pbro. Dr. Carlos Borges en la Inauguracin de la Casa de Bolvar En:Mosqueda Surez, Miguel.Vida y obras completas de Carlos Borges.pp. 578-579 y Borges, Carlos.Discurso en la Casa Nata del Libertador.pp. 25-28.

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    Observamos, que nuestro Libertador Simn Bolvar, jams olvid a lanegra Hiplita, tal como lo demostr en varias oportunidades, siendo algu-nas de ellas, cuando estaba en la ciudad del Cuzco (Per) y le escribi a suhermana Mara Antonia, el da 10 de julio del ao 1825 y le recomiendaque le des todo lo que ella quiere; para que hagas por ella como si fueratu madre, su leche ha alimentado su vida y no he conocido ms padre queella24. Posteriormente, vemos que cuando Bolvar realiza su ltimo viajea Venezuela en el ao de 1827, no desatiende a su antigua nodriza y aya,pues, le escribe de nuevo a su hermana Mara Antonia, el da 2 de junio delao aludido, sealndole que Del dinero que queda en tu poder proce-dente de la letra, tendrn la bondad de dar a Hiplita cuarenta pesos. Yo te larecomiendo25.

    Advertimos, que en los mltiples escritos de Simn Bolvar plasmadosen cartas, discursos, proclamas, decretos y otros26, no hemos encontrado nin-guna referencia emitida por nuestro Libertador sobre lanegra Matea,quiensegn muchos historiadores, bigrafos y aficionados a los estudios de losanales patrios, tambin fue aya del mximo hijo de la ciudad de Caracas. Adems, algunos autores27 consideran que lanegra Matea,aunque fue unaesclavizada de la familia de Bolvar, sin embargo no estuvo vinculada con lacrianza del nio Simn y fue identificada como la susodicha aya por el Gene-ral Antonio Guzmn Blanco (1829-1899), durante los actos oficiales conmotivo a la celebracin del Centenario del Nacimiento de Simn Bolvar enel ao de 188328.

    24. Ramos Gudez, Jos Marcial .Bolvar y la abolicin de la esclavitud En:Revista de la Sociedad Bolivariana.rgano de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.Caracas, Ao 55, Vols. LVII-LVIII, Nos. 183-184, 17 de diciembrede 2001. p. 75.

    25. Idem.

    26. Bolvar, Simn. Escritos del Libertador 30 tomos.

    27. Rivero, Manuel Rafael. Matea Bolvar La negra Matea.pp. 7-8; N.E.A. La negra Matea En:Revista de la Sociedad Bolivariana. rgano de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.Caracas. Ao 54, Vols. LV-LVI, Nos. 179-180,24 de julio de 1999. pp. 237-244, Herrera Salas, Jess Mara.De cmo Europa se apropi de la leche de las madres africanas en el Caribe: un ensayo sobre barbarie y civilizacin.pp. 55-57 y Bolvar, Reinaldo Jos. Simn Bolvar: hijo de Hiplita, pupilo de Matea y otros discursos afrodescendientes..pp. 55-71.

    28. Acosta Saignes, Miguel La Negra Matea En:Dialctica del Libertador.pp. 55-56 y Sanz Roz, Jos Nopodemos andar enseando embustes como en la IV: La Negra Matea no fue nodriza del Libertador(Datos en Lnea) Disponible: http/:www. Aporrea.org.Consulta: 2009, Julio, 26.

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    Mara Josefa (de eslavizada a manumisa, encargada del servicio domsticode la familia Pardo Monsanto, segunda mitad del siglo XIX)29. El matrimonioentre Isaac Pardo (comerciante de origen judo) y Mara de Jess Monsanto(caraquea tambin de origen israel), se consolid durante varias dcadas y tuvieron trece hijos, muchos de ellos se dedicaron a las actividades comer-ciales y otros se destacaron en las profesiones liberales de la poca: el dere-cho, la medicina y otras30. Sobre el caso especfico de Mara Josefa, Isaac J.Pardo, nos seala lo siguiente En aquella casa, despus de don Isaac y doa Jesusita, la persona ms importante fue una negra, esclava, manumisa, denombre Mara Josefa, a quien los nios llamaban Pepa. En principio, susfunciones fueron las de cocinera [] Mi abuela fue una persona extremada-mente delicada, extremadamente sensible, extremadamente mimada por su

    marido [] Mara Josefa la protega con una sombrilla de los quemantesrayos del sol tropical cuando la abuela cruzaba el patio de la casa. La inquie-tud y las voces de sus numerosos hijos la hacan sufrir, y quien se ocupaba deellos era Mara Josefa. Y as, de detalle en detalle, el gobierno de la casa fuedescargado en Mara Josefa [] Yo o decir a mi padre con un ligero temblorde emocin en la voz : Aquella negra fue nuestra madre! Y uno de mis tos,ya anciano, clamaba por Pepa, en su agona, Es explicable que aquellos hi-jos de Mara Josefa le proporcionaran todo el bienestar posible hasta el finde su vida31. En el caso citado, observamos a una mujer, negra y manumisa,quien se entreg de lleno a la crianza y proteccin de una familia adineradade la Caracas de finales del siglo XIX, situacin que generalmente era fre-cuente entre las mujeres, pertenecientes a las clases sociales dominadas y ms an si eran descendientes de los africanos que llegaron a nuestro pas encondicin de esclavizados.

    Finalmente, podemos sealar que tanto en la Venezuela colonial como enla del siglo XIX, los esclavizados africanos y sus descendientes, fueron piezasfundamentales en el desarrollo de las faenas agropecuarias, los oficios artesanalesy los servicios domsticos, tal como lo vimos a lo largo del presente estudio.Esas actividades productivas sustentaron las clases dominantes de la poca,tanto a nivel nacional como internacional; todo ello en el contexto del comer-

    cio triangular de esclavizados y las relaciones Europa, frica, y Amrica. Asi-

    29. Pardo, Isaac J. Cdula de identidad de Isaac Jos Pardo Soublette En: A la cada de las hojas. p 16.

    30. Ibdem.p. 18.

    31. Ibdem.pp. 20-21.

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    mismo, pudimos apreciar el papel de las nodrizas y ayas, como smbolos deprestigio social y al mismo tiempo como seres humanos que se entregaron encuerpo y alma a la alimentacin y crianza de los hijos e hijas de sus amos,sacrificando en muchas ocasiones a sus propios nios o nias; sin olvidar enningn momento su labor educativa en la transmisin de tradiciones, mitos,leyendas y otras expresiones culturales originarias del continente africano.

    Fuentes consultadas

    Bibliogrficas

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